La palabra «órgano» en inglés se refiere a un fragmento
identificable de carne, y por tanto la idea del órgano de
Gödel podría sorprender a algunos lectores, que
supondrían que Gödel imaginaba una zona concreta del
cerebro (viene a la mente la tristemente famosa glándula
pineal de Descartes) que, al contrario que el resto del
cerebro, poseyese el otro tipo de relación con el Mundo
Matemático Platónico y sería por tanto capaz de recibir los
datos del segundo tipo. Hay que tener en cuenta que el
inglés no era la lengua materna de Gödel y que hasta
principios de los años sesenta manifestó reservas sobre su
fluidez (véase por ejemplo la nota de Gregory H. Moore
en 1947 y 1964 a las obras completas de Gödel).
Sospechando que se trataba de un problema de
traducción, consulté a Verena Huber‐Dyson, hablante
nativa de alemán y dedicada a la lógica que se cruzó con
Gödel en Princeton (aunque no habló con él de este tema
en concreto), y confirmó mis sospechas de que en alemán
la palabra órgano puede referirse a una facultad o
capacidad. Por tanto, la lectura correcta de (2c) es
probablemente que el cerebro, como un todo, y no una
parte específica del mismo, posee la facultad o la
capacidad en cuestión.
Gödel no parece haber suministrado información
detallada sobre cómo podría operar ese órgano, y por
tanto, para un metafísico que quiera seguir la ruta que
inició, el camino parece terminar en un callejón sin salida.
1501
Los puntos (2a) y (2b) aparecen en el artículo de 1964
«What is Cantorʹs Continuum Problem?», que es una
versión ampliada y revisada del artículo de 1947 con el
mismo título, y por tanto es seguro deducir que Gödel ya
pensaba en esas cuestiones a mediados de los años
cuarenta y que las tema en mente a finales de los años
cincuenta y principios de los sesenta. Hao Wang afirma
que en el periodo 1953‐1959 Gödel invirtió mucho
esfuerzo en su artículo sobre Carnap «en el que intenta
demostrar que la matemática no es la sintaxis de un
lenguaje y argumenta a favor de alguna forma de
platonismo» y que en 1959 inició sus estudios de la obra
de Edmund Husserl (1859‐1938), que le ocupó hasta el
final de su vida. La importancia de Husserl para el
programa metafísico de Gödel la resume Hao Wang de la
siguiente forma: «Para realizar su programa [para
encontrar una teoría exacta de la metafísica, estructurada
según la monadología de Leibniz —NS] Gödel debía tener
en cuenta la crítica kantiana a Leibniz. Vio en el método
de Husserl una forma prometedora de enfrentarse a las
objeciones de Kant.» Véase también Un mundo sin tiempo,
de Palle Yourgrau, para obtener una explicación mucho
mejor que la que yo puedo ofrecer aquí.
Husserl es famoso por ser difícil de leer (sus libros son el
material de lectura más difícil al que me haya enfrentado
en toda mi vida), pero penetrar en sus obras puede
volverse algo más apetecible si uno las concibe como una
1502
especie de historia de detectives, siendo la meta descubrir
qué vio Gödel en esas páginas que creyó que le ayudaría a
resolver el problema metafísico que se había planteado.
Por suerte, la amplitud de esta búsqueda puede reducirse
prestando atención a la sección 5.3 (la página 164 de mi
edición) de A Logical Journey, de Hao Wang, en que cita a
Gödel diciendo que las obras más importantes de Husserl
eran Ideas relativas a fenomenología pura y filosofía
fenomenológica (978‐84‐375‐0255‐7) y Meditaciones
cartesianas (978‐84‐309‐4366‐1).
Incluso con esa reducción, intentar resumir en este
contexto semejantes obras es una inutilidad. Es digno de
mención, sin embargo, que en la quinta y última
meditación cartesiana, Husserl se ponga de pronto a
hablar de mónadas e invoque a Leibniz. Exactamente
cómo llega ahí y lo que pretende decir no se puede
comprender sin adentrarse en el pensamiento de Husserl.
Pero la Navaja de Occam sugiere que se trata de la pista
más prometedora en la historia de detectives mencionada
más arriba.
Husserl terminó sus Meditaciones cartesianas allá por 1933,
y Gödel publicó su último trabajo en 1974, cuatro años
antes de su muerte. Uno podría preguntarse qué habrá
estado pasando en ese campo en los últimos treinta años.
Dado que mi objetivo ha sido escribir una novela
interesante, y no realizar una investigación filosófica seria,
no puedo decir que haya realizado una búsqueda rigurosa
1503
y sistemática de la literatura. Pero los trabajos de Edward
N. Zalta, de la Universidad de Stanford, y de varios de sus
colaboradores que se mencionan más abajo son un tesoro
en lo que se refiere a investigación seria y documentada
que trata muchos de los temas mencionados antes.
Filósofos en activo, Zalta y sus colaboradores son capaces
de mejorar y avanzar ideas que yo sólo puedo leer como
«artefactos» históricos. Los artículos escritos por Zalta,
solo o en colaboración, tratan específicamente de Platón,
la teoría de conceptos de Leibniz, la fenomenología de
Husserl y la explicación de Gödel para el Platonismo
Matemático. Por tanto, cuando Steven Horst me dio a
conocer a Zalta, confieso que experimenté un momento de
cierta angustia ante el abismo. Se trata de una obra
inmensa, y en lugar de intentar resumirla, voy a destacar
dos puntos.
Metafísica computacional. Zalta cree firmemente en
formalizar la filosofía, es decir, en traducir las
afirmaciones filosóficas en prosa a expresiones escritas
empleando los símbolos de la lógica formal. Una vez
hecho eso, resulta posible comparar distintas ideas
filosóficas de la misma forma que un físico puede
comparar dos teorías diferentes escribiéndolas en forma
de ecuaciones para luego emplear las reglas de la
matemática y determinar si se contradicen o se reducen a
lo mismo. Vale igual para la matemática y la lógica formal
decir que las reglas son pocas y simples, pero que
1504
aplicarlas al tipo de ecuaciones y afirmaciones que surgen
de la práctica puede llegar a ser asombrosamente
complicado… en algunos casos, demasiado complicado
para que los humanos puedan hacerlo sin cometer errores.
Zalta ha estado usando código de ordenador —un
«sistema automático de razonamiento» llamado
PROVER9— para resolver ese problema. Lo que recuerda
el plan de Leibniz para su characteristica universalis y,
efectivamente, Zalta y su coautor, Branden Fitelson, citan
a Leibniz en el párrafo inicial de su artículo de 2007 «Steps
Toward a Computational Metaphysics». Más tarde, en ese
mismo artículo, aluden a un trabajo actual, que consiste en
emplear el sistema para demostrar teoremas del artículo
de Zalta de 2000 llamado «A (Leibnizian) Theory of
Concepts», en el que reduce afirmaciones de la metafísica
de Leibniz a una serie de teoremas expresados en lógica
formal. En otros artículos, Zalta y sus colaboradores,
Francis Jeffry Pelletier y Bernard Linsky, se enfrentan a la
obra de Platón, Husserl, Gödel y David Lewis, del que
hablaré más adelante. Por tanto, esto responde a la
pregunta anterior sobre lo que ha estado pasando en los
últimos treinta años. Como nota adicional, la metafísica
computacional ofrece también la idea de parte de la
música a la que se alude en Anatema. Específicamente, los
fras que viven en los árboles y visten taparrabos, que
aparecen durante el auto de Prohijar en Tredegarh,
ejecutan —aunque muy lentamente— una computación
1505
en la línea de lo que hace PROVER9. Intentan resolver un
problema complejo de metafísica y les está llevando
mucho tiempo porque no tienen acceso a ordenadores.
David Lewis y la pluralidad de los mundos. Zalta ha
realizado muchos trabajos filosóficos que le ponen en
contacto con la obra del filósofo David Lewis. Zalta y
Linksy tratan la ontología de Lewis en su artículo de 1991
«Is Lewis a Meinongian?». Creo que es correcto decir que
se toman a Lewis en serio pero no están de acuerdo con él.
Lewis escribió un libro llamado On the Plurality of Worlds
que podría sonar a los lectores de Anatema, ya que fra
Erasmas asiste al Mensal del mismo nombre. En él, Lewis
expone una metafísica llamada realismo modal que (para
resumirla muy toscamente) afirma que los mundos
posibles existen realmente y que son tan reales como el
mundo en el que vivimos. La importancia del realismo
modal para Anatema es evidente. Como he dicho antes,
David Deutsch menciona la obra de Lewis cuando escribe
sobre la interpretación de muchos mundos de la mecánica
cuántica.
Vale la pena señalar que llegué a las obras de Deutsch y
Zalta siguiendo vías completamente diferentes. Mi interés
por la física me llevó al primero. Mi interés por la tradición
de Platón‐Leibniz‐Husserl‐Gödel, al segundo. Cuando los
dos acabaron hablando del mismo filósofo, David Lewis,
tuve la sensación —aunque posiblemente no fuese más
1506
que autoengaño— de que un círculo se había cerrado
mágicamente.
Pero quedan más círculos. En su artículo de 1995,
«Naturalized Platonism vs. Platonized Naturalism», Zalta
y Linsky exponen la teoría del «Platonismo Sistemático»
en oposición al «Platonismo Desordenado», siendo este
último un término para referirse al platonismo
matemático defendido por muchos matemáticos. Éste no
es el lugar para explicar el Platonismo Sistemático, pero
creo que es razonable decir que posee ciertas resonancias
del realismo modal de Lewis al postular una plenitud de
objetos matemáticos abstractos, en oposición al modelo
disperso (de ahí lo de «desordenado») que tienden a
asumir los otros platónicos matemáticos.
El cosmólogo del MIT Max Tegmark, trabajando a partir
de un conjunto completamente diferente de premisas, ha
estado diciendo algunas cosas que encajan muy bien con
la obra de Zalta y Linsky. Aunque la mayor parte de la
obra de Tegmark se relaciona con el campo de la
cosmología, ha escrito varios artículos que con justicia
podrían llamarse metafísicos. El más importante y reciente
es «The Mathematical Universe», en el que postula que el
mundo físico es una estructura matemática abstracta. En
la sección sobre lo que él denomina multiverso de Nivel
IV, también invoca a David Lewis y describe una hipótesis
asombrosamente similar al Platonismo Sistemático de
Zalta.
1507
Otras fuentes de inspiración e ideas
La línea electrodinámica empleada por nuestros héroes
para propulsarse en el espacio es una invención legítima,
propuesta por el doctor Robert Forward y actualmente en
desarrollo por parte del doctor Rob Hoyt y sus colegas de
Tethers Unlimited. Estoy en deuda con Hoyt por un
intercambio de correos en los que me explicó lo que podía
y no podía hacerse con ese dispositivo. Sin embargo,
cualquier error técnico en las páginas de la novela debe
atribuirse a una combinación de licencias artísticas e
incapacidad para comprender y no debe achacarse a Hoyt
o Forward.
Jaron Lanier y yo mantuvimos varias conversaciones
que, de una forma u otra, ayudaron a mejorar Anatema.
De la misma forma, debo dar las gracias a varios amigos
a los que siento la tentación de llamar «los sospechosos
habituales», ya que se ha convertido en una especie de
tradición que lean mis manuscritos y me hagan valiosos
comentarios: Jeremy Bornstein, Steven Horst, Alvy Ray
Smith y Jaime Taaffe.
Jeremy Bornstein también se ha dedicado a establecer
reglas gramaticales y vocabulario para el orto. Steve
Wiggins inventó un alfabeto cuneiforme en el que
escribirlo, y David Stutz lo ha empleado en el proyecto
musical de Anatema.
1508
The Theory Group de Microsoft Research, inaugurado
por Nathan Myhrvol en 1997 y dirigido, hasta hace poco,
por Jennifer Chayes y Christian Borgs, ha traído a muchos
matemáticos hasta Seattle, algunos para tener un empleo
permanente y otros para visitas que van de unas horas
hasta varios años. No tengo ninguna relación formal con
esa organización y no tuvo ninguna influencia definitiva
en el desarrollo de Anatema, y sin embargo hay una
relación intangible que es lo suficientemente importante
como para que merezca comentarse. De la misma forma
que el pan sube mejor cuando está caliente, la simple
presencia de tantos matemáticos de talento ha cambiado
mi entorno social de tal forma que me resulta más fácil
concebir y escribir un libro como Anatema.
Sería fácil entender Anatema como un ataque consistente
y estridente contra la religión. Yo propongo una
interpretación más ambigua. El libro está escrito por
completo desde el punto de vista de un avoto, que por lo
habitual no tiene muy buena opinión de las personas
religiosas, sobre todo porque las que tienden a llamar su
atención son precisamente las que provocan reacciones
más intensas de miedo o desprecio: los fraudes evidentes,
los payasos y charlatanes tan habituales en Arbre como en
la Tierra. En las páginas de la novela he intentado dar a
entender la existencia de otras personas religiosas que
pasan muy desapercibidas debido a la dignidad
comparativa de sus creencias y prácticas. Lo que también
1509
pretende reflejar la situación en la Tierra. Si hubiese
pretendido que Anatema fuese un texto antirreligioso, no
se lo habría dedicado a mis padres, que llevan toda la vida
asistiendo a una iglesia protestante en una pequeña
ciudad universitaria cuyos feligreses creen todos ellos
básicamente en la evolución y a quienes jamás se les
ocurriría interpretar literalmente las Escrituras.
Temas variados
Cualquiera que esté interesado en «La Conjetura de Sante
Mandarast» puede leer Rare Earth: Why Complex Life is
Uncommon in the Universe, de Peter Ward y Donald
Brownlee.
El concepto conocido en Arbre como «Brazo de Gardan»
es el equivalente aproximado a la Navaja de Occam.
1510
SOBRE EL AUTOR
Neal Stephenson, nacido la noche de Halloween de 1959,
empezó su carrera literaria con THE BIG U (1984), un thriller
con algunos elementos de ciencia ficción, y ZODIAC: THE ECO‐
THRILLER (1988) de contenidos explícitos en su título.
Su primera novela de gran éxito en la ciencia ficción fue
SNOWCRASH (1992) que, según parece, va a ser pronto llevada
al cine. Etiquetada como postciberpunk, narra las aventuras de
un repartidor de pizza en un futuro complejo y bien imaginado
en muchos de sus detalles.
Sólo tres años después, Stephenson alcanzó ya el mayor
reconocimiento de la ciencia ficción mundial con LA ERA DEL
DIAMANTE: MANUAL ILUSTRADO PARA JOVENCITAS (1995,
NOVA, número 101, que obtuvo los premios Hugo y Locus de
1996, siendo, además, finalista del premio Nebula. Se trata de la
compleja historia de un Shanghai del futuro cercano, escindido
en «phyles» o tribus (Nippon, Han y los neovictorianos de
Atlantis), donde, con voz casi dickensiana, se muestran los
futuros prodigios de la nanotecnología (ese maravilloso manual
interactivo para la formación de una joven) sin olvidar sus
posibles consecuencias en lo social.
También, en colaboración con su tío George F. Jewsbury,
Stephenson ha escrito otros dos thrillers: INTERFAZ (1994,
NOVA, número 203) y LA TELARAÑA (1996, NOVA, número
212) presentados primero con el pseudónimo «Stephen Bury» y,
1511
en la reedición de 2005, firmados por Neal Stephenson y J.
Frederick George (pseudónimo de George F. Jewsbury).
Su obra más reciente en solitario, convertida ya en un libro de
culto en el complejo mundo de los hackers y aficionados a la
informática, es una macronovela de más de mil páginas. A partir
de personajes y problemas reales en la Segunda Guerra Mundial
(Alan Turing, su calculadora universal y la máquina
criptográfica alemana Enigma,), la novela de Stephenson trata
de la criptografía, la matemática y los hackers. La novela obtuvo
el premio Locus de 2000 y, en Europa, se ha optado en diversos
países por publicarla en tres volúmenes. En España fueron:
CRIPTONOMICÓN I: EL CÓDIGO ENIGMA (NOVA, número
148), CRIPTONOMICÓN II: EL CÓDIGO PONTIFEX (NOVA,
número 151), CRIPTONOMICÓN III: EL CÓDIGO ARETUSA
(NOVA, número 154).
Para continuar CRIPTONOMICÓN, Stephenson ha optado
por escribir tres macrovolúmenes de más de mil páginas cada
uno que componen el llamado CICLO BARROCO. Sus títulos
son AZOGUE (2003), LA CONFUSIÓN (abril de 2004) y EL
SISTEMA DEL MUNDO (octubre de 2004). Describen, al principio,
el nacimiento de la ciencia moderna en la segunda mitad del siglo
XVII con la intervención estelar de diversos miembros de la
Royal Society británica creada por John Wilkins. Junto a los
antepasados de los protagonistas de CRIPTONOMICÓN,
intervienen directamente en la acción Newton, Leibniz, Hooke,
Boyle y otras figuras históricas.
1512
Para la edición española de AZOGUE, el volumen uno del
CICLO BARROCO, se ha optado por hacerlo en tres libros,
respondiendo a la estructura explícita del original y respetando
sus títulos internos: AZOGUE: LIBRO I: AZOGUE (NOVA,
número 164), AZOGUE: LIBRO II: EL REY DE LOS
VAGABUNDOS (NOVA, número 171) y AZOGUE: LIBRO III:
ODALISCA (NOVA, número 173).
El segundo volumen, LA CONFUSIÓN, mezcla intercalada
de dos relatos Bonanza y Juncto, aparece en España en dos
libros LA CONFUSIÓN: PRIMERA PARTE (NOVA, número
178) y LA CONFUSIÓN: SEGUNDA PARTE (NOVA, número
182).
El tercer y último volumen, EL SISTEMA DEL MUNDO, se
ofrece de nuevo en tres volúmenes respetando los títulos internos
del original: EL SISTEMA DEL MUNDO: LIBRO 1: EL ORO DE
SALOMÓN (NOVA, número 190), EL SISTEMA DEL
MUNDO: LIBRO 2: MONEDA (NOVA, número 191) y EL
SISTEMA DEL MUNDO: LIBRO 3: EL SISTEMA DEL MUNDO
(NOVA, número 193).
Su novela más reciente es ANATEMA (2008). Concebida, tal
vez, como una space opera «distinta» con retazos de diálogos
sobre matemáticas, física y filosofía. Stephenson imagina un
planeta alienígena con una curiosa organización cenobítica y el
primer contacto con una misteriosa nave de origen desconocido
en una novela irrepetible, que mezcla elementos de Dune, El
nombre de la rosa e incluso de la obra teatral Copenhagen de
Michael Frayn.
1513
1514
TEXTO DE CONTRAPORTADA
El planeta Arbre estuvo al borde del colapso hace miles
de años‐ Los nuevos intelectuales, los avotos, se reunieron
en monasterios para iniciar un nuevo tipo de vida
cenobítica sin elemento religioso alguno. El ritmo de
evolución y cambio de los avotos es lento, mientas el
planeta sufre todo tipo de transformaciones.
Ahora, casi cuatro mil años después de la Reconstitución
y la fundación del sistema cenobítico, el Poder Secular
parece ocultar que hay una nave alienígena orbitando el
planeta. Descubrirla, establecer contacto y comprender a
esos extraños seres procedentes de otro lugar es el gran
trabajo que espera al protagonista, fra Erasmas, discípulo
del heterodoxo Orolo.
Tras grandes éxitos indiscutibles como Criptonomicón, La
era del diamante, la brillante trilogía del Ciclo Barroco o
Snow Crash, Neal Stephenson vuelve a sorprendernos con
una excepcional e inesperada novela. Esta vez,
Stephenson ha creado un nuevo mundo mezclando
elementos de la mejor aventura futurística con retazos de
matemáticas, física y filosofía. Con elementos de Dune, El
nombre de la rosa o la serie Fundación de Isaac Asimov, y
llena de ricas ideas nacidas en el Congreso de Hackers de
1999, Anatema es una novela exigente, entretenida, amena
y adictiva, cuya única pega es que, después de leerla,
1515
durante un tiempo todo te parecerá poco en comparación
con ella.
Una novela imprescindible para entender el siglo XXI.
«Es como leer una versión de El nombre de la rosa de
Umberto Eco revisada por Roger Penrose o Douglas
Hofstadter.»
Gary K. Wolfe, Locus
«Stephenson construye con éxito una gran saga narrativa
usando elementos de las novelas de misterio, los thrillers,
la filosofía y un poquito de misticismo New Age.»
M.E. Collins, Sunday Chicago Times
«Stephenson ha sido comparado... con Charles Dickens,
Thomas Pynchon, Don DeLillo, William Gibson, Michael
Crichton e Isaac Asimov, lo que sugiere el amplio
espectro que cubre.»
Atlanta Journal‐Constitution
«[Stephenson] se preocupa tanto por contar buenas
historias como por cosechar y obtener brillantes ideas...
Quiere sorprender a las mentes mientras las mantiene
alimentadas y felices.»
The New York Times Book Review
1516
«Stephenson muestra un intelecto incansable... Y resulta
también divertido de manera sumamente consistente.»
The Daily Telegraph
«Anatema es un logro brillante y lúdico, donde la lógica,
las matemáticas, la filosofía y la física cuántica se
encuentran, una novela de ideas por excelencia, que
funde juegos de palabras y teoría matemática con una
absorvente aventura humana.»
The Times
«Te encontrarás envuelto en el ambiente de una buena
biblioteca, habitada por un elenco de personajes cuyas
palabras son iluminadoras. Fabuloso.»
Jonathan Wright, SFX Magazine
1517