camente inferiores, como son la metamemoria, Evaluación de la función neurocognitiva / 201
la atención, la resolución de problemas, la co- cial, cómo piensan que ha afectado a los otros y
rrección de errores o el control ejecutivo (Fle- qué papel consideran que tendrá en su futuro.
ming y Dolan, 2012). Una vez obtenida la narración del individuo, la
información cualitativa se ordena y cuantifica
4.2. Instrumentos de evaluación con la Escala abreviada de evaluación de la me-
de la metacognición tacognición (Metacognition Assessment Scale-
Abbreviated, MAS-A). Las MAS-A es una escala
En comparación con la cognición social, toda- que ha sido específicamente desarrollada por
vía no se dispone de tantos instrumentos para Lysaker et al. (2005) para cuantificar las habili-
evaluar los procesos metacognitivos que requieren dades metacognitivas implícitas en las respuestas
atender a cómo los individuos integran y respon- verbales de la IPII. Este instrumento es una
den en situaciones interpersonales con elevado adaptación breve de la Escala de evaluación de la
contenido emocional. Por lo general, los instru- metacognición (Metacognition Assessment Scale,
mentos disponibles utilizan la entrevista para MAS) (Semerari et al., 2003). Como puede ob-
obtener la información de la actividad metacog- servarse en la tabla 5.5, la MAS-A consta de
nitiva que los individuos despliegan en aconteci- cuatro subescalas que miden cuatro habilidades
mientos interpersonales relevantes. Por ejemplo, metacognitivas: «autorreflexividad» (Self-reflec-
la Entrevista de evaluación de la metacognición tivity), que incluye nueve niveles sobre la capaci-
(Metacognition Assessment Interview, MAI) (Se dad para pensar y formar ideas cada vez más
merari et al., 2013) es una entrevista semiestruc- plausibles e integradas sobre uno mismo; «dife-
turada de 30 a 60 minutos de duración en la que renciación» (Understanding of Other’s Mind), que
se solicita a los examinados que relaten la expe- consta de siete niveles sobre la capacidad para
riencia o el suceso más desagradable experimen- pensar y formar ideas cada vez más complejas y
tado en los últimos seis meses. Los requisitos son plausibles sobre los demás; «descentramiento»
que el episodio sea relevante y de naturaleza au- (Decentration), compuesta por tres niveles que
tobiográfica y que incluya interacciones con otras miden la capacidad para formar ideas integradas
personas. En un primer momento, las preguntas sobre uno mismo y los demás, y, por último, «do-
son intencionalmente abiertas para permitir la minio» (Mastery), que incluye nueve niveles so-
narración libre; esto permite que las habilidades bre la capacidad de utilizar los estados mentales
metacognitivas puestas en marcha por el entrevis- propios y ajenos para responder a problemas psi-
tado en el suceso afloren espontáneamente. Pos- cológicos y sociales. A mayores puntuaciones en
teriormente se hacen preguntas concretas con el las subescalas, mayor capacidad para crear repre-
objetivo de valorar específicamente cada habili- sentaciones amplias sobre uno mismo, los demás
dad metacognitiva. y el mundo, así como para utilizar estas represen-
taciones para responder adecuadamente a desa-
Similar a la MAI, la Entrevista de enfermedad fíos de tipo psicológico y social.
de Indiana (Indiana Psychiatric Illness Interview,
IPII) (Lysaker, Clements, Plascak-Hallberg, Los datos obtenidos hasta la fecha con la ver-
Knipscheer y Wright, 2002) ha sido utilizada en sión estadounidense de la MAS-A sugieren unos
muestras psiquiátricas. La IPII es una entrevista valores de consistencia interna y fiabilidad test-
que examina las habilidades metacognitivas de retest e interjueces aceptables, con coeficientes
los individuos a través de una narración detalla- intraclase entre 0,71 y 0,91 (Lysaker et al., 2005;
da de la propia historia de vida y de su trastorno Lysaker y Salyers, 2007). En cuanto a las eviden-
mental actual, incluyendo lo que piensan que lo cias de validez sobre el constructo teórico, las
provocó, cómo les afecta en su trabajo y vida so- puntuaciones de la MAS-A correlacionan signifi-
cativamente con otros test que miden conciencia
© Ediciones Pirámide de enfermedad, insight cognitivo, complejidad de
202 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
TABLA 5.5
Estructura de la Escala abreviada de evaluación de la metacognición (MAS-A; Lysaker et al., 2005)
Nivel Autorreflexividad (S) Diferenciación (O) Descentramiento (D) Dominio (M)
0 Ausencia total de con- Ausencia total de con- Considerar que uno es Ausencia de conciencia
ciencia sobre la propia ciencia de la actividad el centro de todo lo que de los problemas.
actividad mental. mental de otros. ocurre.
1 Ligera conciencia sobre Ligera conciencia de la Reconocer que los otros Conciencia de los pro-
la propia actividad men- actividad mental de tienen vidas indepen- blemas como irresolu-
tal. otros. dientes. bles.
2 Conciencia de que los Conciencia de que los Conciencia de que exis- Conciencia de los pro-
pensamientos son pro- otros tienen actividad ten formas diferentes de blemas como resolubles
pios. mental propia. entender un mismo su- pero con ausencia de
ceso. respuesta.
3 Distinción de diferentes Distinción de diferentes Conciencia de que los Respuestas pasivas.
operaciones cognitivas operaciones cognitivas hechos son el resultado
propias (pensamientos, en los otros (pensamien- de factores múltiples y
fantasías, recuerdos...). tos, fantasías, recuer- complejos.
dos...).
4 Distinción de diferentes Reconocimiento de di- Respuestas de búsqueda
estados emocionales. ferentes estados emo- — de ayuda.
cionales en los otros.
5 Reconocimiento de que Suposiciones plausibles Respuestas con accio-
los propios pensamien- sobre el estado mental — nes específicas.
tos son falibles. de los otros.
6 Reconocimiento de que Descripciones comple- Respuestas con cam-
el deseo no es la reali- tas del pensamiento de — bios.
dad. los otros a lo largo del
tiempo.
7 Integración de los pro- Descripciones comple- Respuestas basadas en
pios pensamientos y tas del pensamiento de — los propios conocimien-
emociones en una na- los otros a lo largo de tos.
rración. sus vidas.
8 Integración de varias Respuestas basadas en
narraciones reconocien-
do patrones a lo largo — — el conocimiento de los
del tiempo otros.
9 Reconocimiento de pen- Respuestas basadas en
samientos y emociones
conectadas a través de — — una comprensión am-
su propia vida. plia de la vida.
© Ediciones Pirámide
los esquemas sociales o la preferencia por estra- Evaluación de la función neurocognitiva / 203
tegias activas de afrontamiento en personas con drome Scale, PANSS) (Kay, Fiszbein y
psicosis (Lysaker et al., 2015). Las MAS-A ha Opler, 1987).
sido utilizada en nuestro país en una amplia mues- 2. La Escala para evaluar la falta de con-
tra clínica de pacientes con trastornos del espec- ciencia del trastorno mental (Scale to As-
tro psicótico, trastornos de ansiedad y trastornos sess Unawareness of Mental Disorder,
por consumo de sustancias, obteniendo propie- SUMD) (Amador et al., 1993).
dades psicométricas similares a las de la versión 3. La Escala de insight cognitivo de Beck
original estadounidense, con una fiabilidad inter- (Beck Cognitive Insight Scale, BCIS)
jueces de 0,91 (Inchausti et al., 2017). (Beck, Baruch, Balter, Steer y Warman,
2004).
Dentro de las habilidades metacognitivas, el El ítem 12 de la PANSS (Kay et al., 1987) ha
constructo de insight o nivel de conciencia de en- sido utilizado en ensayos clínicos y en investi-
fermedad ha recibido una especial atención en el gación para la valoración de la pérdida de juicio
estudio de la psicosis (Mintz, Dobson y Romney, e introspección definida como «trastorno de la
2003). En los trastornos psicóticos, el insight se conciencia o comprensión del propio trastorno
considera un fenómeno multidimensional y con- psiquiátrico y situación vital». Se manifiesta por
tinuo que hace referencia a la conciencia de tener una dificultad para reconocer la presencia de un
un trastorno mental, de necesitar un tratamiento trastorno mental y una negativa a ser hospitaliza-
y de las consecuencias sociales del trastorno, así do o a ponerse bajo tratamiento. La valoración
como de la capacidad para conceptualizar los se realiza en una escala del 1 al 7, donde una ma-
síntomas como patológicos o realizar una atribu- yor puntuación indica una mayor alteración o
ción adecuada de ellos (Ruiz et al., 2008). Aproxi- falta de conciencia.
madamente la mitad de los pacientes psicóticos La SUMD (Amador et al., 1993) es una escala
no institucionalizados presentan un déficit entre estandarizada que se puntúa basándose en una
moderado y grave de la conciencia de enferme- entrevista semiestructurada con el paciente. Se
dad, mientras que un tercio de ellos manifiestan compone de tres ítems generales que tratan de
una marcada alteración respecto a las consecuen- evaluar: la conciencia de tener un trastorno men-
cias sociales de su enfermedad. La falta de intros- tal, la conciencia de los efectos de la medica-
pección se ha asociado con diferentes variables ción y la conciencia de las consecuencias sociales
clínicas, como por ejemplo un pobre cumplimien- del trastorno mental. Además, consta de 17 ítems
to terapéutico, un peor funcionamiento social y/o destinados a evaluar síntomas específicos. De
una peor evolución. En este sentido, la falta de cada uno de estos 17 ítems síntoma se evalúa la
conciencia y sus posibles consecuencias (por conciencia y la atribución que el paciente realiza
ejemplo, en el cumplimiento terapéutico) supo- de él. Así, se conforman dos subescalas: concien-
nen una faceta interesante a considerar en la eva- cia de los síntomas y atribución de los síntomas.
luación de este conjunto de pacientes. Cabe men- La SUMD permite dar un total de cinco puntua-
cionar que el cuidado de pacientes con escaso ciones, una por cada uno de los tres ítems gene-
insight suele requerir de un mayor apoyo y super- rales, una cuarta para la subescala de conciencia
visión psicosocial, de programas de psicoeduca- y una quinta para la subescala de atribución. La
ción y del uso de antipsicóticos intramusculares SUMD se encuentra adaptada y valida al espa-
de acción prolongada. ñol en pacientes con trastornos del espectro es-
quizofrénico (Ruiz et al., 2008).
Los instrumentos de medida que se suelen uti- La BCIS (Beck et al., 2004) es un autoinforme
lizar para evaluar el insight son, entre otros: frecuentemente utilizado en la literatura para va-
lorar las habilidades de autorreflexividad y des-
1. El ítem 12 de la Escala de síndrome posi-
tivo y negativo (Positive and Negative Syn-
© Ediciones Pirámide
204 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
centramiento en los trastornos psicóticos (Mar- caracterizado por cuatro síntomas fundamentales
tin, Warman y Lysaker, 2010). La BCIS consta o primarios: las alteraciones en la capacidad de
de 15 ítems que evalúan cómo los individuos re- asociación, la afectividad, el autismo y la ambi-
flexionan sobre su propio razonamiento. Incluye valencia. Bleuler es considerado, en este sentido,
dos dimensiones, autorreflexión (R) (nueve ítems) un pionero al señalar la necesidad de tratar no
y autocerteza (C) (seis ítems), con las que se ob- solo los síntomas clínicos del trastorno, sino tam-
tiene un índice compuesto de insight cognitivo. bién los procesos psíquicos que permiten la for-
Los ítems presentan un formato de respuesta con mación e integración de ideas complejas sobre
cuatro alternativas tipo Likert: nada de acuerdo uno mismo y los demás.
(0), un poco de acuerdo (1), bastante de acuerdo
(2) y totalmente de acuerdo (3), con un rango de Cuando se examinan las habilidades meta-
respuestas posibles de 0 a 45 (véase el apartado cognitivas en individuos con trastornos del es-
A). La adaptación al castellano llevada a cabo en pectro psicótico, la literatura pone de relieve la
una muestra de 129 pacientes con esquizofrenia presencia de importantes déficits en las habilida-
presentó niveles de consistencia interna superio- des de autorreflexividad, diferenciación, descen-
res a 0,59, coeficientes de correlación intraclase tramiento y dominio (Bacon y Izaute, 2009).
mayores de 0,69, así como una estructura bidi- Estos déficits son, además, detectables a lo largo
mensional (Gutierrez-Zotes et al., 2012). de todo el espectro de la psicosis (Hillis et al.,
2015; Tas, Brown, Aydemir, Brune y Lysaker,
Una clara limitación de este tipo de pruebas es 2014; Vohs et al., 2015) y fluctúan en el trans-
que se basan en informaciones proporcionadas curso clínico del trastorno (Vohs et al., 2014).
por los propios individuos. Esto implica que no Por ejemplo, se ha observado que tras un primer
puede descartarse que existan discrepancias signi- episodio psicótico las puntuaciones en las subes-
ficativas entre las habilidades metacognitivas des- calas de autorreflexividad, diferenciación y des-
critas en las entrevistas o autoinformes y las real- centramiento de la MAS-A son significativa-
mente puestas en marcha o presentes. Además, el mente inferiores a las obtenidas por pacientes
nivel de desarrollo actual en el campo de la meta- crónicos. Este resultado sugiere que el debut del
cognición coincide en señalar que ningún instru- trastorno provoca una ruptura en los procesos
mento por sí solo es suficiente para valorar estos metacognitivos y que, posteriormente, estos se
procesos y es preciso utilizar varios marcadores restablecen o mejoran como consecuencia del
metacognitivos. Por este motivo, suele recomen- tratamiento (Vohs et al., 2014). Frente a contro-
darse el uso de varias técnicas de evaluación con- les sanos, los hallazgos demuestran sistemática-
vergente, tales como las basadas en el análisis de mente que los individuos con psicosis tienen di-
la interacción social o las técnicas individuales no ficultades para percibirse como agentes de su
verbales, donde es posible inferir el uso de estrate- propia conducta, monitorizar sus errores, ser
gias metacognitivas a partir de patrones repetidos conscientes de sus propios conocimientos, nom-
de la conducta manifestada mientras se realizan brar sus emociones, analizar sus propios estados
determinadas tareas (Inchausti et al., 2017). internos e integrar la información intersubjetiva
para crear representaciones complejas sobre uno
4.3. Déficits metacognitivos en psicosis mismo (Lysaker et al., 2015).
El primer autor en introducir la idea de la
Los déficits metacognitivos parecen ser bue-
existencia de déficits metacognitivos en la psico- nos predictores del nivel de funcionamiento psi-
sis fue Bleuler (1911) con su conocido modelo de cosocial, del curso clínico de los síntomas y de la
las 4 aes. En este modelo, Bleuler considera que capacidad neurocognitiva en la psicosis (James et
la esquizofrenia es un trastorno del pensamiento al., 2016; Lysaker et al., 2014). Cuando se anali-
zan por separado los procesos asociados con la
cognición social (o de orden «inferior») y la me-
© Ediciones Pirámide
tacognición (o de orden «superior»), se ha encon- Evaluación de la función neurocognitiva / 205
trado que la cognición social suele asociarse más Brekke et al. (2009) examinaron los efectos a ni-
con los síntomas negativos, un bajo nivel educa- vel neurocognitivo y funcional de un año de reha-
tivo y peores índices de funcionamiento intelec- bilitación psicosocial para personas con trastor-
tual premórbido. Por el contrario, la metacogni- nos psicóticos. Estos autores encontraron una
ción parece relacionarse más con los síntomas relación directa entre el nivel de funcionamiento
desorganizados, la frecuencia de los contactos neurocognitivo y el psicosocial. Se observaron,
sociales, las habilidades sociales y la flexibilidad además, efectos significativos de interacción entre
en el pensamiento abstracto (Lysaker et al., las variables progreso neurocognitivo, intensidad
2013). Por último, la literatura existente hasta la del tratamiento y nivel funcional, de tal forma
fecha sugiere que incluir algún tipo de entrena- que solo los individuos que mejoraron su funcio-
miento metacognitivo en los tratamientos actua- namiento neurocognitivo aumentaron su funcio-
les para la psicosis, incluidos los tratamientos namiento psicosocial. El resultado de este estudio
dirigidos a los déficits neurocognitivos, puede y de otros (Mehta et al., 2013) sugieren que me-
aportar beneficios significativos, sobre todo para jorar el funcionamiento neurocognitivo es un re-
mejorar su eficacia y la generalización de sus re- quisito necesario aunque no esencial para mejo-
sultados (De Jong, Van Donkersgoed, Pijnenborg rar el funcionamiento psicosocial de los pacientes
y Lysaker, 2016; Hillis et al., 2015). con trastornos del espectro psicótico.
5. Influencia sobre La estrecha relación entre la neurocognición y
el funcionamiento psicosocial el funcionamiento psicosocial ha provocado que
en psicosis la mayoría de los tratamientos actuales para la
psicosis centren su atención en mejorar los dé
Tras varias décadas de investigación, se ha de- ficits neurocognitivos (Gold, 2004; Keshavan,
mostrado de forma consistente la relevancia de Lawler, Nasrallah y Tandon, 2016). El uso de los
los procesos de neurocognición, cognición social neurolépticos atípicos como potenciadores de la
y metacognición en el funcionamiento psicoso- neurocognición no ha cumplido con las expecta-
cial de los pacientes con psicosis. Además de es- tivas generadas (Davidson et al., 2009; Keefe y
tos factores, también se han estudiado otros de Harvey, 2012), por lo que la opción que más apo-
tipo subjetivo y ambiental, como la motivación o yo empírico ha recibido hasta la fecha es la tera-
el estigma social. Todos ellos pueden funcionar pia de remediación o rehabilitación cognitiva
como predictores, mediadores o moderadores del (abreviada CRT por sus siglas en inglés, Cognitive
funcionamiento psicosocial en la psicosis en de- Remediation Therapy). Varios metaanálisis (Mc-
terminadas condiciones. A continuación se anali- Gurk, Twamley, Sitzer, McHugo y Mueser, 2007;
zan brevemente los hallazgos sobre el impacto de Wykes, Huddy, Cellard, McGurk y Czobor, 2011)
cada uno de ellos. han indicado que la CRT produce efectos entre
pequeños y moderados sobre la neurocognición,
5.1. Neurocognición tanto a nivel global como en funciones específi-
La influencia de la neurocognición sobre el cas (por ejemplo, en la memoria de trabajo ver-
bal). No obstante, la relación entre ambos cons-
funcionamiento se ha estudiado principalmente tructos es modesta, y la neurocognición solo es
mediante los cambios neurocognitivos asociados capaz de explicar entre un 20 y un 40 % de la va-
con los programas de rehabilitación neuropsi- rianza total asociada al funcionamiento (Green
cológica (Roder y Medalia, 2010). Por ejemplo, et al., 2004). Además, el impacto de la RCT sobre
los síntomas positivos es todavía escaso (Wykes
© Ediciones Pirámide et al., 2011), y tampoco ha logrado mejorar per
se el nivel de funcionamiento de las personas so-
metidas a este tipo de intervenciones (Piskulic,
206 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
Barbato, Liu y Addington, 2015). Por este moti- 5.3. Metacognición
vo, ha sido necesario examinar el efecto de otras Al igual que con la cognición social, cuando se
variables, ya sean mediadoras o moderadoras,
para aclarar esta relación. examina el impacto de la metacognición sobre el
funcionamiento psicosocial, se han descrito evi-
5.2. Cognición social dencias tanto de su efecto mediador entre la capa-
La cognición social ha sido estudiada tanto cidad neurocognitiva y el nivel de funcionamien-
to, como predictor de este último. La habilidad
como variable predictora del funcionamiento metacognitiva que mayor atención ha recibido en
que como mediadora entre la neurocognición y la literatura es la de dominio; por ejemplo, varios
el funcionamiento psicosocial (Brekke et al., estudios han encontrado que esta habilidad actúa
2007; Vauth, Rusch, Wirtz y Corrigan, 2004). como una variable mediadora entre la neurocog-
Existen datos que apoyan su relación con las va- nición y el funcionamiento social, sobre todo en
riables de neurocognición y nivel de funciona- lo referido a la cantidad y calidad de las interac-
miento (Penn, Sanna y Roberts, 2008). También ciones sociales, tanto transversal (Lysaker, Erick-
ha quedado demostrado su papel como variable son, Ringer et al., 2011) como longitudinalmente
mediadora entre la neurocognición y el funciona- (Lysaker, Erickson, Buck et al., 2011). Además,
miento psicosocial (Horton y Silverstein, 2008). se han descrito relaciones significativas entre las
Algunos aspectos de la neurocognición, como el habilidades de dominio, evaluadas con la MAS-
procesamiento visual temprano, la memoria de A, y la capacidad para comprender y planificar
reconocimiento verbal o la vigilancia visual, se tareas funcionales cotidianas, como pagar factu-
ha encontrado que correlacionan significativa- ras, programar citas médicas o cumplir con un
mente con la percepción emocional y social (Ser- horario de trabajo (Lysaker, Erickson, Ringer et
gi, Rassovsky, Nuechterlein y Green, 2006). Otras al., 2011). Otros estudios han analizado la rela-
investigaciones han demostrado la existencia de ción entre la metacognición y la capacidad para
una relación consistente entre la percepción so- establecer una alianza terapéutica. Por ejemplo,
cial y diversos aspectos del funcionamiento psi- Davis et al. (2011) examinaron ambas variables
cosocial, como la resolución de problemas socia- en 63 adultos con esquizofrenia, clínicamente es-
les, el comportamiento social o el funcionamiento tables y bajo tratamiento psicoterapéutico indivi-
en comunidad (Hooker y Park, 2002). La rela- dual. Los resultados demostraron que la calidad
ción entre la percepción social y las habilidades de la alianza terapéutica se relacionaba de mane-
sociales ha sido inconsistente pero significativa ra directa con las habilidades de dominio obteni-
(Couture et al., 2006). La percepción emocional das en la MAS-A.
parece tener una relación bastante consistente
con el funcionamiento en comunidad (Brekke, Se ha sugerido, por tanto, que la frecuencia y
Hoe, Long y Green, 2007), el comportamiento capacidad para relacionarse con éxito dependen
social (Hooker y Park, 2002) y el desempeño la- en mayor medida de las habilidades para integrar
boral (Kee, Green, Mintz y Brekke, 2003). La de forma adecuada la información intersubjetiva
percepción emocional también parece mediar la (metacognición) y no tanto para procesar o ma-
relación entre la neurocognición y el nivel de fun- nejar adecuadamente esta información o para
cionamiento (Brekke, Kay, Lee y Green, 2005). hacer inferencias específicas sobre las emociones
Se ha investigado en menor medida el impacto de o intenciones de los demás (James et al., 2016).
la ToM (Brüne, 2005) o el estilo de atribución Por último, también se ha investigado la relación
(Lysaker et al., 2004) sobre el nivel de funciona- entre la metacognición y la motivación intrínse-
miento, con resultados prometedores. ca, una variable altamente predictiva del funcio-
namiento psicosocial en los trastornos psicóticos
(Fervaha, Foussias, Agid y Remington, 2014). En
© Ediciones Pirámide
este sentido, estudios recientes han encontrado Evaluación de la función neurocognitiva / 207
que los niveles bajos de dominio correlacionan cional y el resultado funcional. La capacidad
significativamente con una menor motivación in- funcional se refiere al grado de competencia para
trínseca (Vohs y Lysaker, 2014), incluso cuando llevar a cabo las tareas de la vida diaria (por
se controlan los niveles de motivación basal, la ejemplo, preparar la comida o coger el transporte
anticipación del placer y las dosis de antipsicóti- público) en entornos controlados y artificiales de
co utilizadas (Luther et al., 2016). laboratorio. Esta capacidad es la que habitual-
mente evalúan los test de neurocognición y cog-
5.4. Factores ambientales y subjetivos nición social, y suele reflejar las habilidades mi-
Las variables de tipo ambiental (por ejemplo, cro necesarias en las tareas de la vida diaria sin la
influencia del ambiente. La capacidad funcional
la presencia de refuerzos o el estigma social) y es el nivel donde los factores neurocognitivos
subjetivo (por ejemplo, la motivación, empodera- ejercen mayor influencia (véase la figura 5.1). El
miento, esperanza, satisfacción con la vida, cali- desempeño funcional alude a la capacidad para
dad de vida, autoestima o autoeficacia) desempe- llevar a cabo las actividades de la vida diaria en
ñan un papel determinante a la hora de predecir el mundo real, es decir, en los entornos habituales
el nivel de funcionamiento de los pacientes con del individuo. Por último, el resultado funcional
psicosis (Roder y Medalia, 2010). La motivación es el balance de la capacidad y el desempeño fun-
es la variable que mayor atención ha recibido en cional, y suele medirse con variables de logro
la literatura por su relevancia en los síntomas ne- como, por ejemplo, el nivel de independencia, el
gativos (Fervaha et al., 2014). Por ejemplo, el uso tipo de trabajo, el dinero ganado o la amplitud y
de incentivos externos, como el dinero, se ha ob- el tipo de redes sociales. Tanto el desempeño
servado que produce mejoras significativas en la como el resultado funcional están más condicio-
motivación extrínseca y la neurocognición, inclu- nados por los factores ambientales (figura 5.1).
so en los dominios más afectados en la psicosis,
como son la atención/vigilancia, memoria de tra- Por ejemplo, Brekke et al. (2001) encontraron
bajo y reconocimiento de emociones faciales en que la neurocognición solo moderaba la relación
rostros (Summerfelt et al., 1991). entre el resultado funcional y las variables de au-
toestima y satisfacción con la vida. En concreto,
Para examinar la influencia de los factores estos autores observaron que presentar rendimien-
ambientales y subjetivos en el funcionamiento, tos neurocognitivos bajos no implicaba tener peo-
conviene diferenciar tres niveles de funcionali- res resultados funcionales en los casos en los que
dad: la capacidad funcional, el desempeño fun- los niveles de autoestima y satisfacción con la vida
eran altos. Cuanto más se investigan las variables
ambientales y subjetivas en la recuperación de la
Capacidad funcional Desempeño funcional Resultado funcional
Factores cognitivos Factores ambientales
Figura 5.1.—Influencia de los factores cognitivos y ambientales sobre los niveles de funcionamiento.
© Ediciones Pirámide
208 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
psicosis, menor es el impacto directo de la neuro- que miden los procesos de teoría de la mente,
cognición, la cognición social y la metacognición. procesamiento emocional, percepción social, co-
Por este motivo, es necesario dirigir mayores es- nocimiento social y los estilos de atribución. En
fuerzos a investigar las relaciones entre la neuro- resumen, este tipo de pruebas suelen evaluar el
cognición, la cognición social, la metacognición y nivel de precisión y/o flexibilidad a la hora de
los factores ambientales y subjetivos en la recupe- emitir determinados juicios sobre aspectos socia-
ración de la psicosis. Poder entender cómo estas les, tales como por ejemplo la capacidad para re-
variables interactúan con la neurocognición y los conocer diferentes emociones en rostros.
resultados funcionales tiene importantes implica-
ciones a nivel teórico y en la rehabilitación de los Dentro del constructo de metacognición, por
pacientes con trastornos del espectro psicótico. el contrario, se han agrupado los procesos men-
tales más complejos y dinámicos que implican la
6. Conclusiones construcción de representaciones holísticas e in-
El presente capítulo ha pretendido profundi- tegradoras sobre uno mismo, los demás y el mun-
do. La metacognición incluiría de forma específi-
zar en la literatura reciente más destacada sobre ca los procesos ejecutivos de orden «superior»
neurocognición y psicosis, así como describir los que nos permiten integrar y sintetizar la informa-
principales instrumentos disponibles en España ción intersubjetiva de orden «inferior» (o cogni-
para su evaluación. Adicionalmente, y con el ob- ción social). Los déficits metacognitivos pueden
jetivo de unificar los ámbitos clínico y científico, incluir, por ejemplo, las dificultades para discer-
se han descrito por separado los hallazgos más nir entre la realidad y la fantasía en contextos
representativos bajo los constructos de cognición emocionalmente relevantes, así como para desa-
social y metacognición. A pesar de que ambos rrollar narrativas plausibles y coherentes sobre la
términos prestan atención a fenómenos coinci- propia historia de vida o la de los demás. Puesto
dentes acerca de cómo los individuos forman que evaluar los procesos metacognitivos implica
ideas sobre las relaciones interpersonales, su uso atender a cómo los individuos integran y respon-
en la literatura actual apunta principalmente a den en situaciones interpersonales complejas, aún
dos acepciones diferentes. Además, mientras que no se dispone de tantos instrumentos para su
los procesos relacionados con la metacognición evaluación en comparación con la cognición so-
han recibido una mayor atención en los contextos cial. Por lo general, los instrumentos disponibles
clínico y aplicado, los de la cognición social han utilizan el formato de entrevista, por lo que se
sido más estudiados en los contextos básico y de basan en la información verbal aportada por el
investigación. propio paciente. A pesar de las limitaciones inhe-
rentes a los autoinformes, la literatura señala que
Bajo el término «cognición social» se suelen las puntuaciones obtenidas con este tipo de ins-
incluir aquellos procesos cognitivos o afectivos de trumentos, como la MAS-A, son capaces de pre-
tipo automático y voluntario. Dentro del epígrafe decir el nivel de funcionamiento psicosocial, el
de cognición social se han descrito las pruebas curso clínico de los síntomas y la capacidad neu-
rocognitiva en los pacientes con psicosis.
Caso clínico
G. es un varón de 24 años, el segundo de tres ni laboral alguna. Tiene estudios de Formación
hermanos, que convive con sus padres y su her- Profesional en mecánica. Su primer contacto con
mano pequeño. No realiza actividad académica Salud Mental fue hace 2 años, cuando es valo-
© Ediciones Pirámide
rado a nivel ambulatorio por iniciativa propia al Evaluación de la función neurocognitiva / 209
sentirse observado por otros, tener la sensación que ellos quieren. No trabaja ni estudia nada
de que los demás podían leer sus propios pensa- desde su vuelta de Barcelona. Niega alucinacio-
mientos y de que él mismo tenía la capacidad nes, aunque describe una posible ideación deli-
para saber lo que los demás pensaban. Desde rante de perjuicio por parte de sus padres: «con
aquel momento ha mantenido un seguimiento mi hermano no son así, pero a mí me hacen la
ambulatorio caracterizado por la escasa adhe- vida imposible», «sé quién es bueno y quién es
rencia a los tratamientos farmacológicos y psico- malo, a los hechos me remito»... Cuando se con-
terapéuticos prescritos. Reconoce antecedentes trasta la información con sus padres, estos refie-
de consumo de cannabis desde hace años, apare- ren haberle denunciado por agresiones constan-
ciendo lo que retrospectivamente apunta a un tes en el domicilio y califican la situación de
episodio psicótico breve en el contexto de estos insostenible tras su regreso de Barcelona, hace
consumos cuando tenía 17 años y que no precisó unos tres meses. Relatan que todos los días son
de atención médica. Niega consumos en la ac- problemáticos, con continuas provocaciones y
tualidad. En un informe social se describe una burlas; se ríe de ellos, realiza gestos obscenos...
situación familiar caracterizada por una elevada y describen un cumplimiento errático del trata-
emoción expresada, que oscila desde la hostili- miento psicofarmacológico. No han objetivado
dad y el criticismo hasta la sobreimplicación soliloquios aunque sí refieren una idea de perjui-
emocional. Ha mantenido tratamiento con di- cio hacia ellos; les culpa de todo y siente «celos»
versos antipsicóticos: sulpiride, pimozide, rispe- constantes de sus hermanos. Desconocen si hay
ridona, olanzapina, aripiprazol, quetiapina y consumo de tóxicos en la actualidad. Por últi-
asenapina. mo, cuentan que hoy ha regresado de la calle y
ha comenzado a agredirles. Su madre ha podido
Hace aproximadamente un año y medio G. se llamar al 112 porque, según expresa, «no sé qué
traslada a Barcelona para cursar estudios de au- hubiera podido pasar».
tomoción, momento en el cual deja de acudir a
consultas de salud mental. Tras este período, Se llevaron a cabo dos valoraciones neurocog-
G. acude al Servicio de Urgencias trasladado nitivas y metacognitivas de G. con la Batería de
por una UVI-móvil por presentar un episodio de screening del deterioro cognitivo en psiquiatría
agitación en el domicilio familiar, con conductas (SCIP) y la Escala de insight cognitivo de Beck
heteroagresivas hacia sus padres. En la explora- (BCIS). La primera evaluación se realizó durante
ción psicopatológica hospitalaria, G. se encuen- un seguimiento ambulatorio habitual, cuando G.
tra tranquilo y colaborador. Refiere que hace tenía 23 años y se encontraba clínicamente esta-
unos tres meses ha abandonado los estudios que ble. La segunda evaluación se hizo durante el in-
cursaba en Barcelona. Cuenta que se vio obliga- greso hospitalario descrito anteriormente. La fi-
do a hacerlo porque la persona que vivía en la gura 5.2 muestra las puntuaciones obtenidas por
habitación contigua a la suya en la residencia de G. en ambos test en las dos evaluaciones (fase
estudiantes «no le dejaba dormir». Según descri- estable y aguda). Como puede apreciarse, en la
be, encendía y apagaba las luces toda la noche, fase aguda del trastorno G. presenta un declive
ponía alarmas a altas horas de la madrugada, muy significativo en las habilidades metacogniti-
etcétera. Prefiere no dar muchos detalles sobre vas de autorreflexión y descentramiento frente a
el tema pero impresiona por la ocultación de sus puntuaciones en un estado de estabilidad psi-
sintomatología de tipo delirante. Refiere, asimis- copatológica. Con respecto a su funcionamiento
mo, que desde su vuelta al domicilio familiar la neurocognitivo, se observa un descenso ligero y
situación es insostenible puesto que sus padres generalizado en todas las pruebas de la SCIP y en
le «amenazan» y «manipulan» para que haga lo la puntuación total, si bien estos no son significa-
tivos.
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210 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
Per l de puntuaciones
Percentil 50 Fase estable Fase aguda
45 SCIP total BCIS-R
40 SCIP MT SCIP FV SCIP AV-D SCIP VP BCIS-C BCIS insight
35 Subtest
30
25
20
15
10
5
0
SCIP AV-I
Figura 5.2.—Perfil de puntuaciones en los subtest de la Batería de screening del deterioro cognitivo en psiquiatría (SCIP)
y la Escala de insight cognitivo de Beck (BCIS) en fase de psicosis aguda y de estabilización. AV-I = Aprendizaje verbal
inmediato; MT = Memoria de trabajo; FV = Fluencia verbal; AV-D = Aprendizaje verbal diferido; BCIS-R = Autorre-
flexión; EICB-C = Autocerteza, y BCIS insight = Índice compuesto de insight cognitivo.
Apartado A. Instrumentos de medición
Escala de insight cognitivo de Beck (BCIS; Beck et al., 2004)
A continuación encontrará una lista de frases ción. Indique hasta qué punto está de acuerdo
sobre cómo piensan y sienten las personas. Por con cada frase marcando con una X la columna
favor, lea cada frase de la lista con mucha aten- correspondiente.
Nada Un poco Bastante Totalmente
de acuerdo de acuerdo de acuerdo de acuerdo
1. Algunas veces he malinterpretado las actitudes que los
demás tienen hacia mí.
2. Las interpretaciones que hago de mis experiencias son
sin duda correctas.
3. Otras personas pueden entender mejor que yo la causa
de mis experiencias raras.
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Evaluación de la función neurocognitiva / 211
Nada Un poco Bastante Totalmente
de acuerdo de acuerdo de acuerdo de acuerdo
4. Llego a conclusiones demasiado rápido.
5. Algunas de mis experiencias que me han parecido muy
reales pueden haberse debido a mi imaginación.
6. Algunas de las ideas que tenía como ciertas acabaron
siendo falsas.
7. Si siento que algo es correcto, significa que es correcto.
8. Aunque me siento muy seguro/a de estar en lo cierto,
podría estar equivocado/a.
9. Conozco mejor que nadie cuáles son mis problemas.
10. Cuando los demás no están de acuerdo conmigo, nor-
malmente están equivocados.
11. No puedo fiarme de lo que opinan los demás sobre
mis experiencias.
12. Si alguien comenta que mis creencias son erróneas, es-
toy dispuesto/a a considerar su opinión.
13. Puedo confiar en mi propio juicio siempre.
14. Suele haber más de una explicación posible sobre por
qué la gente actúa de la manera en que lo hace.
15. Mis experiencias raras pueden deberse a que esté muy
alterado/a o estresado/a.
Corrección
Autorreflexividad (R) = ítems 1, 3, 4, 5, 6, 8, 12, 14, 15.
Autocerteza (C) = ítems 2, 7, 9, 10, 11, 13.
Índice compuesto de insight cognitivo (IC) = ∑R − ∑C.
Apartado B. Términos clave cia, la velocidad de procesamiento, la memoria
Neurocognición. Alude a aquellos procesos de trabajo, el aprendizaje verbal y visual, el razo-
namiento y la resolución de problemas.
mentales que nos permiten conocer, aprender y
comprender el mundo exterior. Los procesos con Cognición social. Se refiere a aquellos proce-
más interés en la psicosis son la atención/vigilan- sos mentales que subyacen a las interacciones so-
© Ediciones Pirámide
212 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
ciales, tales como la percepción, la interpretación dirse con variables de logro como el nivel de in-
y la puesta en marcha de conductas como respues- dependencia, el tipo de trabajo, el salario o la
ta a las intenciones, emociones o comportamien- amplitud y el tipo de redes sociales.
tos de los demás. Los procesos de cognición social
con más interés en la psicosis son los de teoría de Apartado C. Enlaces web de interés
la mente, procesamiento emocional, percepción y — Página web del test informatizado CogTest
conocimiento social y estilos de atribución. para la evaluación de las funciones cogni-
tivas de mayor interés en la psicosis: www.
Teoría de la mente. Capacidad para inferir cogtest.com.
emociones, creencias o intenciones en los demás. — NeuronUp es una plataforma web con
También denominada «atribución de estados abundante material y recursos para diseñar
mentales» o «mentalización». y gestionar sesiones de rehabilitación y es-
timulación cognitiva: www.neuronup.com
Procesamiento emocional. Se refiere a la ca- — Modelo MATRICS: http://www.matrics-
pacidad de percibir y usar las emociones para inc.org/.
responder de manera adecuada. También deno- — Revista Schizophrenia Research: cognition:
minado «inteligencia emocional». https://www.journals.elsevier.com/schizo-
phrenia-research-cognition/.
Estilo de atribución. Se refiere a la forma en
la que habitualmente los individuos explican las Apartado D. Bibliografía comentada
causas de los acontecimientos positivos y negati- Lezak, M. D., Howieson, D. B., Loring, D. W.,
vos de su vida.
Hannay, H. J. y Fischer, J. S. (2004). Neuropsy-
Metacognición. Incluye todo el espectro de chological assessment. Oxford: Oxford Univer-
procesos mentales que permiten sintetizar e inte- sity Press.
grar la información intersubjetiva en representa- Este manual es un clásico de la neuropsicolo-
ciones complejas y dinámicas sobre uno mismo y gía clínica. Proporciona una revisión actualiza-
los demás para resolver problemas complejos. La da de las técnicas de evaluación y tratamiento
metacognición incluye procesos mentales más con- más relevantes en el campo de la investigación
trolados, creativos, imaginativos y sensibles a la en neurociencias y de la práctica profesional
influencia del contexto que los de cognición social. en neuropsicología clínica.
Lysaker, P. H., Dimaggio, G. y Brüne, M. (2014).
Capacidad funcional. Se refiere al grado de Social cognition and metacognition in schizo-
competencia para llevar a cabo las tareas de la phrenia. San Diego: Academic Press.
vida diaria en entornos controlados y artificiales. Este manual examina en detalle la literatura
Es lo que habitualmente miden los test psicomé- sobre los déficits de cognición social y meta-
tricos. cognición en los trastornos del espectro psicó-
tico, sus efectos sobre el nivel de funciona-
Desempeño funcional. Se refiere a las habili- miento social, psicológico y vocacional y las
dades del individuo para poner en marcha su ca- intervenciones disponibles para abordar estos
pacidad funcional en el mundo real. Su evalua- déficits. Hasta la fecha, este manual es el único
ción implica observar directamente el nivel de
funcionalidad cotidiana.
Resultado funcional. Es el balance entre la
capacidad y el desempeño funcional. Suele me-
© Ediciones Pirámide
que integra teóricamente los hallazgos más re- Evaluación de la función neurocognitiva / 213
levantes en cognición social y metacognición, Geyer, A. y Gross, G. (2012). Novel Antischizo-
así como los tratamientos disponibles para el
abordaje de sus déficits asociados. phrenia Treatments. Berlín: Springer Berlin
Roder, V. y Medalia, A. (2010). Neurocognition Heidelberg.
and social cognition in schizophrenia patients: Este manual presenta los logros, deficiencias
Basic concepts and treatment. Nueva York: y necesidades de los tratamientos actuales
Karger. para la esquizofrenia. Se examinan asimismo
Este manual recopila los hallazgos más rele- los retos surgidos como consecuencia de los
vantes en el campo de la evaluación y trata- hallazgos en el campo de la neurogénesis y la
miento de los déficits neurocognitivos en los fisiopatología de la esquizofrenia. También se
trastornos del espectro psicótico. Cabe desta- describe la metodología clínica y experimen-
car, además, la extensa presentación de los tra- tal, así como el tipo biomarcadores utilizados
tamientos actuales enfocados al trabajo sobre en el estudio de los nuevos antipsicóticos. Fi-
la cognición social. nalmente, se revisa de manera extensa la lite-
ratura dirigida a identificar nuevos tratamien-
tos para los déficits neurocognitivos y los
síntomas negativos de la esquizofrenia.
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6Evaluación de la dimensión afectiva
RAÜL VILAGRÀ RUIZ
MANEL MONSONET BARDAJÍ
LÍDIA HINOJOSA-MARQUÉS
NEUS BARRANTES-VIDAL
1. INTRODUCCIÓN tamente, se dificulta poder caracterizar perfiles
La psicopatología de las psicosis se caracteri- diagnósticos afectivos dentro de las psicosis «no
afectivas». En estos casos, si el paciente presenta
za por una compleja variedad de síntomas y fe- síntomas depresivos, estos deberán concebirse
nómenos que afectan a prácticamente todos los como un fenómeno sintomático comórbido. Esto
dominios de la experiencia. Entre ellos se en- implica que la sintomatología afectiva queda re-
cuentra la afectividad, que se podría definir ducida a un fenómeno accesorio del trastorno
como «un conjunto de experiencias que definen principal, y que desde esta ordenación jerárquica
y limitan la vida emocional de una persona, del síntoma prevalecen los síntomas de tipo es-
como las emociones, los sentimientos o los de- quizofrénico (positivos, negativos y desorganiza-
seos» (Crespo, 2002, p. 220). Sin embargo, y dos) sobre los puramente afectivos, pudiendo
pese a la omnipresencia de los afectos, hoy en quedar estos relegados. Esta separación entre am-
día sigue habiendo elementos de controversia bos dominios puede fomentar que se opte por
respecto al papel de las disfunciones afectivas en clasificaciones espurias y por formatos de trata-
el ámbito de las psicosis, especialmente en la miento unimodales en detrimento de una visión
orientación diagnóstica de las psicosis de tipo idiográfica y multidimensional que capte todas
esquizofrénico. las facetas sintomáticas y de experiencia subje
tiva, lo que facilitaría el diseño de tratamientos
Es conocida la histórica distinción entre psico- pers onalizados.
sis no afectivas y afectivas, sustentada en gran
parte en la conceptualización kraepeliniana de Si bien esta tendencia clínica es predominante,
las psicosis (Kraepelin, 1919). Esta definió dos su validez sigue siendo muy cuestionada. De he-
cuadros separados dentro de las llamadas psico- cho, se está imponiendo cada vez más una con-
sis funcionales, diferenciando categóricamente ceptualización de la psicosis como un fenotipo
entre la llamada dementia praecox, de curso pre- extendido cuya caracterización precisa vendría
suntamente crónico, y las psicosis de tipo mania- determinada por el curso y la predominancia de
co-depresivo, las cuales presentaban un curso ciertas dimensiones sintomatológicas, incluyendo
más fluctuante y con mayor predominio de sínto- la dimensión afectiva. La figura 6.1 proporciona
mas afectivos. Esta «clasificación fundacional» un ejemplo visual de esta propuesta multidimen-
ha tenido una clara influencia en los criterios sional, mostrando dos perfiles típicos según una
diagnósticos actuales y, por consiguiente, en la representación psicopatológica categorial y di-
forma en que frecuentemente se evalúan, tratan y mensional (Van Os y Kapur, 2010). Este modelo
estudian los trastornos esquizofrénicos. Concre- multidimensional del fenotipo psicótico se co-
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226 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
Esquizofrenia Bipolar
Psicosis
Dé cit cognitivo Síntomas negativos
Depresión Manía
Figura 6.1.—Representación categorial y dimensional de los trastornos psicóticos (ilustración modificada de Van Os y
Kapur, 2010).
menta con más profundidad en el primer capítulo cionada, y que ya empieza a recoger el nuevo
del presente manual. DSM-5, estaría enfocada no solo en desentrañar
la heterogeneidad sintomática de la esquizofrenia
En esta línea, el nuevo manual diagnóstico en el ámbito clínico, sino también en fomentar
DSM-5 (APA, 2013) capta estos avances infor- nuevas líneas de investigación de la etiopatogenia
mando de que «existen cada vez más datos de de las psicosis en población general y no clínica.
que el trastorno esquizoafectivo no es una enti-
dad nosológica diferenciada» (pp. 89-90), o que Existe evidencia en muestras clínicas de que el
«la evaluación dimensional de la depresión y la síntoma más frecuente en las manifestaciones ini-
manía, en todos los trastornos psicóticos, hace ciales de la esquizofrenia es el ánimo deprimido.
que el clínico se mantenga alerta ante la presen- En pacientes con primer episodio de psicosis, al-
cia de patología afectiva y la necesidad de tratar- rededor de un 70 % presenta síntomas depresivos
la si fuera adecuado» (p. 90). Coherentemente, el clínicamente relevantes, y la intensidad de estos
propio DSM-5 proporciona al clínico un capítulo varía en relación con la intensidad de los sínto-
dedicado a medidas de evaluación (sección III) mas positivos (Häfner et al., 2005; Siris y Bench,
donde realizar evaluaciones dimensionales de la 2003). Además, tras un primer brote psicótico,
depresión y la manía, además de los síntomas tí- también se han encontrado porcentajes de hasta
picamente psicóticos. Esta aproximación multidi- un 40 % de depresión pospsicótica (Birchwood,
mensional del fenotipo esquizofrénico antes men- Iqbal, Chadwick y Trower, 2000). Estos datos evi-
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Evaluación de la dimensión afectiva / 227
dencian que los trastornos de la afectividad im- las experiencias subclínicas y el amplio espectro de
pregnan de forma frecuente la experiencia psicó- trastornos psicóticos (Claridge, 1997; Barrantes-
tica grave tanto en el inicio como en la resolución Vidal, Grant y Kwapil, 2015; Mason y Claridge,
de la crisis. 2015; Van Os et al., 1999). Respecto al papel de la
vertiente afectiva, se ha encontrado que la psicosis
En referencia a la detección precoz de psicosis, subclínica y la depresión son dos fenómenos fuer-
focalizada en identificar a participantes con Esta- temente interrelacionados a lo largo del tiempo en
dos Mentales de Alto Riesgo (EMAR) mediante cohortes longitudinales (Wigman et al., 2011), y
la evaluación de síntomas psicóticos atenuados, que la desregulación emocional podría tener un
no es infrecuente encontrar niveles altos y pro- rol mediador en la emergencia de los síntomas psi-
longados de síntomas generales, destacando las cóticos (Smeets et al., 2012; Kuipers et al., 2006;
alteraciones del ánimo, ansiedad, trastornos del Thewissen et al., 2011; Van Rossum, Domínguez,
sueño, irritabilidad o problemas atencionales Lieb, Wittchen y Van Os, 2009).
(Yung, Phillips, Yuen y McGorry, 2004; Yung,
2007). Estos hallazgos sugieren la existencia de Los datos citados reafirman la importancia de
una heterogeneidad sintomática muy importante la identificación y evaluación de la sintomatolo-
en aquellas personas que todavía no han desarro- gía afectiva en el contexto de la clínica psicótica
llado un trastorno psicótico diagnosticable. incluso cuando esta no sea muy evidente o parez-
ca confundirse o solaparse con la sintomatología
Por último, las investigaciones centradas en de tipo negativo o somática. Este capítulo se cen-
muestras de la población general y no psicótica tra en la revisión de los principales instrumentos
están viviendo un importante y prometedor creci- utilizados para el diagnóstico y cuantificación de
miento (véase capítulo 1). Están basadas mayori- las dimensiones de depresión e hipo/manía y se
tariamente en una aproximación dimensional en contextualiza en el ámbito del espectro de las psi-
la cual las esquizofrenias serían la expresión más cosis. Una revisión de los principales instrumen-
grave e infrecuente de un rasgo, la esquizotipia, tos recogidos en el presente capítulo se muestra
que se distribuye en la población a lo largo de un en la tabla 6.1.
continuo que abarca las diferencias individuales,
TABLA 6.1
Resumen de algunos de los instrumentos más relevantes para la evaluación de la dimensión afectiva
Nombre Área que evalúa Finalidad Formato aplicación Número Formato
ítems respuesta
Entrevista clínica estructurada Depresión, distimia, ma- Diagnóstico categorial Heteroaplicado/
para los trastornos del eje I nía e hipomanía estructurado — Dicotómico
(SCID-I)
Entrevista diagnóstica interna- Depresión, distimia, ma- Diagnóstico categorial Heteroaplicado/ — Dicotómico
18 5 puntos
cional compuesta (CIDI 3.0) nía e hipomanía estructurado
Versión española de la Clinica- Depresión y distimia Diagnóstico y valora Autoaplicado
lly Useful Depression Outcome ción de gravedad
Scale (CUDOS)
Escala de evaluación psiquiá- Sintomatología general Valoración dimensional Heteroaplicado/ 18 7 puntos
30 7 puntos
trica breve (BPRS) gravedad semiestructurado
Escala de síndromes positivo y Esquizofrenia/ Valoración dimensional Heteroaplicado/
negativo (PANSS) sintomatología general gravedad semiestructurado
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228 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
TABLA 6.1 (continuación)
Nombre Área que evalúa Finalidad Formato aplicación Número Formato
ítems respuesta
Escala de depresión de Calgary Depresión en esquizofre- Valoración dimensional Heteroaplicado/ 9 4 puntos
para la esquizofrenia (CDSS) nia gravedad estructurado
Escala de evaluación de la de- Depresión Valoración dimensional Heteroaplicado/ 17 3 o 5 puntos
presión de Hamilton (HDRS) (más usada)
gravedad estructurado
Escala de evaluación de la de- Depresión Valoración dimensional Heteroaplicado/ 10 7 puntos
presión de Montgomery-Ås-
berg (MADRS) gravedad estructurado
Escala de evaluación de la me- Depresión Valoración dimensional Heteroaplicado/ 11 5
lancolía de Bech-Rafaelsen
(BRMES) gravedad estructurado
Inventario de depresión de Depresión Valoración dimensional Autoaplicado 21 4 o 7 puntos
Beck (BDI-II) gravedad
Escala de manía de Young Hipomanía/manía Valoración dimensional Heteroaplicado/ 11 5 o 9 puntos
(YMRS)
gravedad estructurado
Escala de manía de Bech-Ra- Hipomanía/manía Valoración dimensional Heteroaplicado/ 11 5
faelsen (BRMAS)
gravedad estructurado
Escala de evaluación de la de- Depresión/ Valoración dimensional Heteroaplicado/ 20 4
presión bipolar (BDRS) estados mixtos gravedad semiestructurado
Entrevista de evaluación de los Ritmos biológicos Valoración dimensional Heteroaplicado/ 18 4
ritmos biológicos en neuropsi-
quiatría (BRIAN) gravedad estructurado
Evaluación de los trastornos Trastornos mentales Cribado Autoaplicado y he- 25 Dicotómico
mentales en la atención prima- teroaplicado/
ria (PRIME-MD) semiestructurado
Cuestionario de salud del pa- Trastorno depresivo Cribado/ Autoaplicado 9 4 puntos
ciente (PHQ)
Valoración dimensional
gravedad
Cuestionario de trastornos del Trastorno bipolar Cribado Autoestructurado 15 Dicotómico
humor (MDQ)
Listado de síntomas de hipo- Hipomanía/tipología Cribado Autoestructurado 32 Dicotómico
manía - 32 trastorno bipolar
2. Evaluación diagnóstica vos, es decir, de los episodios depresivos, manía-
de los síndromes afectivos cos, hipomaníacos y mixtos. Estos instrumentos
son excelentes herramientas para asistir al profe-
En este apartado se revisan los principales ins- sional en el diagnóstico diferencial, incrementan-
trumentos de evaluación de los síndromes afecti- do de forma notable su fiabilidad. A pesar de los
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problemas asociados a la todavía imprecisa y Evaluación de la dimensión afectiva / 229
provisional nosología psicopatológica, la evalua- de los episodios psicóticos, y cuyo diagnóstico es
ción categorial permite resumir la compleja in- extremadamente sensible a la evolución temporal
formación clínica de un caso y hacerla manejable, de la expresión sintomatológica (APA, 2013).
así como ayudar en la toma de decisiones prácti- Además, cada vez existe mayor evidencia en con-
cas, que suelen ser de naturaleza dicotómica (por tra de su validez como entidad nosológica dife-
ejemplo, prescripción de un tratamiento psicoló- renciada, poniendo de manifiesto los estrechos
gico y/o farmacológico u otro). Entre otras ven- vínculos entre entidades históricamente «antagó-
tajas, el uso de entrevistas diagnósticas mejora nicas»: neurosis y psicosis (Bentall et al., 2009;
significativamente el rigor en la: Freeman y Garety, 2003).
i) Comprobación de los criterios diagnósti- Las entrevistas diagnósticas descritas en este
cos (asegurando la aplicación sistemática apartado permiten evaluar la expresión y la evo-
de parámetros como la exigencia de gra- lución temporal sintomatológica para su correcta
vedad y duración). categorización, así como aquellas características
o rasgos subyacentes específicos de los episodios
ii) La identificación en el ciclo vital de los afectivos (gravedad, remisión, recurrencia, etc.).
distintos síndromes psicopatológicos (evi- Un posible aspecto problemático del uso de estos
tando así la focalización en la clínica más instrumentos es el habitualmente elevado coste
llamativa y transversal). temporal de su aplicación, lo cual supone que el
clínico experimentado raramente utilice estos ins-
iii) La aplicación de los algoritmos de diag- trumentos y los reserve para casos de duda diag-
nóstico diferencial. nóstica. Sin embargo, son una excelente fuente de
formación y consolidación en las habilidades
Este último aspecto es particularmente com- diagnósticas para el profesional menos experi-
plejo en el caso de los trastornos afectivos y psi- mentado y de obligado uso en los estudios que
cóticos dado su enorme solapamiento clínico y requieran aportar datos sobre fiabilidad diagnós-
probablemente etiológico (tal y como queda pa- tica (como en los proyectos de investigación). Por
tente en el hecho de que las formas «mixtas», último, enfatizar la necesidad de una correcta y
como el trastorno esquizoafectivo, son tan preva- exhaustiva evaluación de la sintomatología afec-
lentes como lo pueden ser las formas «puras» de tiva en los trastornos psicóticos, ya que esta no
ambos grupos diagnósticos). solo posee un importante valor pronóstico, sino
que además es fundamental en el diseño del tra-
La comorbilidad de los síntomas afectivos con tamiento.
los psicóticos plantea una dificultad notable en el
esquema nosológico actual. Ello es debido a que A continuación se destacan aquellas entrevis-
el diagnóstico diferencial entre entidades como la tas estructuradas o semiestructuradas más actua-
depresión con síntomas psicóticos, el trastorno les o de mayor uso en los contextos clínicos y de
esquizoafectivo y el trastorno psicótico con sin- investigación.
tomatología depresiva es especialmente comple-
jo, basando la diferenciación entre los trastornos Entrevista clínica estructurada
afectivos y los del espectro de la esquizofrenia en para los trastornos del eje I (SCID-I)
su relación y presentación temporal, en una valo- Esta completa entrevista semiestructurada,
ración cuantitativa (predominio de unos sín basada directamente en el manual DSM, propor-
tomas u otros) y en una valoración cualitativa ciona criterios diagnósticos sobre la mayoría de
(mayor gravedad). Mención aparte merece el trastornos del eje I. Está disponible en dos ver-
trastorno esquizoafectivo, con un complejo algo- siones, una para investigación (First, Spitzer, Wi-
ritmo diagnóstico que incluye criterios específi- lliams y Gibbon, 1995) y otra de enfoque clínico
cos para distinguirlo de los episodios afectivos y
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230 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
(First, Spitzer, Williams y Gibbon, 1997), y dis- mientras que Lobbestael, Leurgans y Arntz
pone de adaptación española (First, Spitzer, Wi- (2010) encuentran unas puntuaciones kappa en
lliams y Gibbon, 1999). acuerdo interjueces de 0,81 para la distímia y de
0,66 para el episodio depresivo mayor. Respecto
La sección inicial de la SCID-I consiste en re- a la validez de la SCID-I, mencionar que fue di-
cabar información de tipo sociodemográfico, de señada precisamente para mejorar la precisión
historia de trastornos psiquiátricos y tratamien- del diagnóstico clínico, y que no existe un gold
tos, y una valoración global del funcionamiento. standard de referencia con el que comparar; es
A nivel diagnóstico posee nueve módulos inde- más, a menudo se utiliza la SCID-I como elemen-
pendientes de entrevista para evaluar distintos to de referencia en la validación de otras entrevis-
trastornos, entre los que destacamos aquí los epi- tas. Aunque en algunos casos existe poca concor-
sodios afectivos y los trastornos psicóticos. En dancia entre la SCID-I y el diagnóstico clínico
esta parte el tipo de entrevista es más estructura- habitual, hay estudios que demuestran la superio-
da, pero se requiere cierta formación, además de ridad de la SCID-I sobre la entrevista clínica es-
juicio clínico experto. Se compone de preguntas tándar (Basco et al., 2000; Kranzler et al., 1996).
clave para valorar si la persona cumple los crite-
rios de un trastorno concreto, más las preguntas El tiempo de administración total de la entre-
de seguimiento para continuar con la valoración vista puede variar mucho en función del tipo de
del trastorno, en el caso que proceda. Las pre- población que se evalúe. En población psiquiátri-
guntas permiten valorar episodios en la actuali- ca, la entrevista puede demorarse por más de dos
dad, así como los ocurridos durante todo el ciclo horas. Una de sus ventajas es que se pueden eva-
vital. Su puntuación es dicotómica y se basa en si luar trastornos de forma independiente; por ejem-
el síntoma está presente (+), ausente o no llega al plo se pueden diagnosticar solo trastornos afecti-
umbral (–), y también existe la opción de señalar vos (depresión, manía e hipomanía) en unos pocos
que la información es insuficiente o inadecuada minutos. A día de hoy existe ya una versión en
(?). Se recomienda utilizar todos los datos dispo- inglés para la SCID basada en el DSM-5 (APA,
nibles, no solo la información aportada por el 2013), y en español están disponibles las versiones
entrevistado, aunque para ello se requiera a ter- comentadas anteriormente más una versión en
ceras personas. No son necesarios algoritmos in- formato Microsoft Word. Se pueden adquirir en:
dependientes para el diagnóstico, simplemente https://secure.cumc.columbia.edu/scid/.
repasando las puntaciones anotadas se realiza el
diagnóstico, recayendo sobre el entrevistador la E ntrevista diagnóstica internacional
toma de decisión final sobre si la información compuesta (CIDI 3.0)
disponible es suficiente para realizarlo. Está dis- La Composite International Diagnostic Inter-
ponible en tres ediciones distintas en función del view (CIDI; Kessler y Ustün, 2004), impulsada
tipo de población que se quiera investigar: pobla- por la Organización Mundial de la Salud (OMS),
ción general, pacientes psiquiátricos ambulato- es la sucesora de la Diagnostic Interview Schedule
rios y pacientes psiquiátricos internos. Existe (DIS) (Robins, Helzer, Croughan y Ratcliff, 1981),
también un módulo opcional para trastornos en pero con algunas modificaciones y mejoras. Por
vías de investigación (por ejemplo, trastorno mix- ejemplo, existe la posibilidad de inclusión y com-
to ansioso-depresivo). paración de diagnósticos DSM-IV (APA, 2000) y
CIE-10 (OMS, 1992). Fue diseñada principalmen-
Respecto a sus propiedades psicométricas, son te con fines epidemiológicos y para poder ser apli-
numerosos los estudios que indican una fiabili- cada a diferentes culturas; además, elimina la ne-
dad excelente o buena de la entrevista. Por ejem- cesidad de ser utilizada solo por personas expertas
plo, Zanarini et al. (2000) encuentran una estabi- y no es necesario consultar a otras fuentes más
lidad test-retest en un intervalo de siete a diez
días de 0,61 para el trastorno depresivo mayor,
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allá de la persona entrevistada. Existe una adap- Evaluación de la dimensión afectiva / 231
tación española realizada a partir de una adapta- Versión española de la Clinically Useful
ción latinoamericana reciente (Navarro-Mateu et Depression Outcome Scale (CUDOS)
al., 2013). Se trata de una escala autoadministrada, ex-
clusiva para la depresión, con fines diagnósticos
Se trata de una entrevista totalmente estructu- pero que a la vez permite valorar gravedad. La
rada: su aplicación requiere la lectura textual de CUDOS (Zimmerman, Chelminski, McGlinchey
las preguntas y su repetición en caso de no obte- y Posternak, 2008) es además una medida sensi-
ner la respuesta adecuada. En cada síntoma se ble al cambio.
explora la posibilidad de que este no tenga un La CUDOS está compuesta por 18 ítems, 16
origen orgánico ni sea causado por el uso de me- de los cuales permiten cubrir los nueve diagnósti-
dicamentos u otras drogas, lo cual descartaría cos DSM-IV de trastorno depresivo mayor y dis-
puntuar el síntoma como tal. La entrevista cons- timia. Los otros dos ítems restantes evalúan cali-
ta de alrededor de 5.000 preguntas repartidas en dad de vida y disfunción psicosocial. Una de sus
42 secciones. Empieza recabando información ventajas es la brevedad (se responde en unos tres
sociodemográfica y haciendo un primer cribado, minutos), y permite valorar la gravedad del sínto-
independientemente de qué secciones de diag- ma y su remisión. Entre los síntomas que se eva-
nóstico se vayan a aplicar, por lo que permite la lúan destacan: ánimo deprimido, falta de interés,
aplicación de secciones de forma independiente. alteraciones psicomotoras, pensamientos de
Entre las 42 secciones destacan las puramente muerte, alteraciones en el sueño y apetito, etc. Las
clínicas (depresión, manía, psicosis, etc.), más respuestas están estructuradas en una escala
algunas de carácter epidemiológico y de funcio- Likert de 5 puntos (0-4) y el rango de puntuacio-
namiento (fármaco-epidemiología, funciona- nes totales es de 0 a 64. Uno de sus inconvenien-
miento en el último mes, etc.). En la sección de tes es que solo se valora la sintomatología de la
cribado se formulan las preguntas clave de la ma- semana anterior, por lo que pueden existir dife-
yoría de los trastornos, permitiendo al entrevista- rencias diagnósticas con los criterios DSM-IV
dor hacerse una idea de las posibles anomalías (dos semanas previas). Se puede encontrar más
psicológicas para centrarse en ellas y reducir así información en: http://bi.cibersam.es/busqueda-
el tiempo de administración. Su duración media de-instrumentos/ficha? Id = 351.
total es de dos horas si se aplica a población no La versión española (Trujols et al., 2013) pre-
clínica, y el diagnóstico se realiza por ordenador senta los siguientes datos psicométricos: consis-
a través de algoritmos computacionales. Existe tencia interna, 0,93 (alfa de Cronbach); fiabilidad
un listado breve de síntomas, así como una ver- test-retest, 0,84 (coeficiente de correlación intra-
sión computarizada de la entrevista. Para obte- clase), y correlaciones de validez convergente con
nerla es necesario realizar una formación previa otros instrumentos, 0,89 para el BDI y 0,78 para
(consultar en http://www.hcp.med.harvard.edu/ la HDRS.
wmhcidi/index.php). Finalmente, no podíamos cerrar esta sección
sin mencionar algunos de los instrumentos en
En cuanto a sus propiedades psicométricas, psicodiagnóstico disponibles en castellano que
cabe destacar que la primera versión presentó también creemos relevantes: MINI International
buena concordancia con los diagnósticos DSM y Neuropsychiatric Interview (MINI; Ferrando, Bo-
CIE (índices kappa de 0,78-0,84 para los trastor- bes, Gibert, Soto y Soto, 1998); Schedules for Cli-
nos depresivos y de 0,78 para todos los trastor- nical Assessment in Neuropsychiatry (SCAN; Váz-
nos en general). Respecto a la fiabilidad, mostró quez-Barquero et al., 1994); Schedule for Affective
unos índices de acuerdo superiores al 85 % en las Disorders and Schizophrenia for School-Age Chil-
pruebas test-retest, y una excelente fiabilidad in-
terjueces, con índices kappa superiores a 0,90
para la mayoría de los trastornos.
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232 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
dren (K-SADS-PL.; Ulloa et al., 2006), y Diag- co psiquiátrico» fue adecuado (0,45), mientras
nostic Interview Schedule for Children (DISC-IV; que los índices de concordancia para los diagnós-
Bravo et al., 2001). ticos individuales solo fueron satisfactorios para
los trastornos del estado de ánimo (0,50) y para
3. Instrumentos de cribado los trastornos de ansiedad (0,35). Los valores de
de la sintomatología afectiva sensibilidad y especificidad de la versión españo-
la fueron de 81,4 y 66,1 % respectivamente. El
Se relacionan en este apartado aquellos instru- coste temporal de la administración del PRIME-
mentos breves de cribado orientados a la identi- MD ha limitado su utilidad en el campo médico
ficación de clínica afectiva en el contexto de otros asistencial, por lo que sus autores desarrollaron y
diagnósticos o la provisión de un perfil sintoma- validaron nuevamente la versión totalmente au-
tológico generalista en la fase inicial del proceso toaplicada del PRIME-MD, el Patient Health
de evaluación. Por otro lado, y también dentro de Questionnaire.
la línea de la detección de la sintomatología afec-
tiva, se encuentran los instrumentos de cribado Cuestionario de salud del paciente (PMQ)
para el trastorno bipolar (TB). El Patient Health Questionnaire (PMQ; Spit-
zer, Kroenke y Williams, 1999) es un cuestionario
Evaluación de los trastornos mentales autoaplicado, producto de la combinación de los
en la atención primaria (PRIME-MD) dos componentes principales del PRIME MD. El
El Primary Care Evaluation of Mental Disor- PHQ evalúa el umbral diagnóstico del trastorno
ders (PRIME-MD; Spitzer et al., 1994) es un ins- depresivo mayor, el trastorno de pánico, otros
trumento diseñado para la detección de los tras- trastornos de ansiedad y bulimia nerviosa, así
tornos mentales dentro del ámbito de la atención como diferentes trastornos subumbrales: otros
primaria mediante los criterios DSM-IV-TR trastornos depresivos, probable abuso o depen-
(APA, 2000). dencia del alcohol y trastorno por atracón. Auto-
En la primera etapa de evaluación del instru- res como Kroenke, Spitzer y Williams (2001) va-
mento el paciente completa un cuestionario de 26 lidaron una versión reducida del PHQ, el PHQ-9,
ítems denominado «el cuestionario del pacien- que contempla únicamente los nueve ítems del
te» (CP), dirigido a evaluar la presencia de signos cuestionario que evalúan la presencia de sínto-
y síntomas durante el último mes de cinco gran- mas depresivos en las últimas dos semanas.
des áreas diagnósticas: trastornos del estado de Las propiedades psicométricas de la valida-
ánimo, de ansiedad, de la conducta alimentaria, ción española en pacientes hospitalizados (Díez-
somatoformes y de abuso o dependencia del al Quevedo, Rangil, Sánchez-Planell, Kroenke y
cohol. En la segunda etapa el clínico realiza al Spitzer, 2001) arrojaron valores de sensibilidad
paciente una entrevista estructurada denominada del 87 % y de especificidad del 88 %, resultados
Guía de evaluación para el médico (GEM). Esta comparables a los hallados por la versión origi-
guía, integrada por los mismos cinco módulos nal del instrumento.
diagnósticos que el CP, permite explorar y reco-
ger información complementaria en aquellos mó- Cuestionario de trastornos del humor (MDQ)
dulos en los que el paciente respondió de forma El Mood Disorder Questionnaire (MDQ; Hirs-
positiva en el CP. chfeld, Williams y Spitzer, 2000) es un cuestiona-
Por lo que respecta a las propiedades psicomé- rio diseñado para la detección del TB. En la pri-
tricas de la validación española (Baca et al., mera parte se evalúa la presencia/ausencia de 13
1999), el índice kappa para «cualquier diagnósti- estados susceptibles de ser relacionados con sín-
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tomas hipomaníacos; posteriormente, el ítem 14 Evaluación de la dimensión afectiva / 233
evalúa si los síntomas se produjeron de forma el perfil de dimensiones evaluadas la depresión y
concomitante y, finalmente, en el ítem 15 se exa- que pueden ser utilizados en el contexto de una
mina el grado de limitación o disfunción que pro- evaluación psicométrica breve para obtener un
vocaron dichos síntomas. La puntuación total perfil sintomatológico del paciente: Symptom
deriva de la suma de las respuestas afirmativas a Checklist-90-Revised (SCL-90-R; González de
los 13 síntomas valorados. Rivera et al., 1989); General Health Questionnai-
re-28 (GHQ-28; Lobo, Pérez-Echeverría y Artal,
La validación española (Sánchez-Moreno et 1986); Short-Form Health Survey-36 (SF-36; Ayu-
al., 2008) arrojó una validez concurrente basada so-Mateos, Lasa, Vázquez-Barquero, Oviedo y
en el diagnóstico mediante criterios DSM-IV-TR Díez-Manrique, 1999); Clinical Analysis Ques-
de 0,83. Los coeficientes de sensibilidad y de es- tionnaire (CAQ; Forns, Amador, Abad y Marto-
pecificidad fueron de 0,60 y 0,98 respectivamente. rell, 1998); Hospital Anxiety and Depression Scale
En pacientes psiquiátricos ambulatorios, siete (HAD; Herrero et al., 2003); Goldberg Depression
respuestas positivas a los síntomas hipomaniacos and Anxiety Scales (GDAS; Montón, Pérez-
indicaron una buena capacidad discriminativa, Echeverría, Campos, García-Campayo y Lobo,
incrementando la sensibilidad a 0,81 y la especi- 1993); Depression Anxiety Stress Scale (DASS;
ficidad a 0,95, por lo cual los autores proponen Bados, Solanas y Andrés, 2005), y Brief Symptom
este punto de corte para la detección del trastor- Inventory (BSI; Ruipérez, Ibáñez, Lorente, Moro
no bipolar en este tipo de población. y Ortet, 2001).
Listado de síntomas de hipomanía - 32 (HCL-32) 4. Evaluación de la sintomatología
El Hypomania Checklist-32 (HCL-32; Angst et depresiva
al., 2005) es un instrumento autoaplicado diseña-
do para la identificación de los síntomas hipoma- En este apartado se presentan diferentes ins-
níacos en pacientes con trastorno depresivo mayor trumentos dirigidos a evaluar sintomatología
(TDM) con el fin de ayudar al clínico a detectar depresiva en psicosis según una perspectiva di-
el trastorno bipolar II (TB-II) y otros trastornos mensional. Esta aproximación, complementaria
del espectro bipolar. a la diagnóstica, facilita cuantificar la intensi-
Esta escala se compone de una lista de 32 sín- dad y la frecuencia de los principales síntomas
tomas hipomaníacos de respuesta dicotómica sí/ que constituyen el trastorno. Esto favorece lle-
no a la que se suman ocho secciones que evalúan var a cabo una descripción del cuadro clínico
la gravedad y el impacto de los síntomas en dife- mucho más compleja e individualizada, facili-
rentes áreas vitales. En la validación española tando la evaluación longitudinal, la selección de
(Vieta et al., 2007) se halló una validez concu- las técnicas de tratamiento y el establecimiento
rrente de 0,72 utilizando la variable de diagnósti- de criterios de eficacia de las técnicas terapéuti-
co, y una sensibilidad (0,85) y especificidad (0,79) cas aplicadas.
adecuadas que permiten la detección de ocho de
cada diez pacientes con TB. El formato actual de Existen algunos instrumentos de evaluación
la versión española discrimina adecuadamente psicopatológica de la esquizofrenia que, aunque
entre TB y unipolar o individuos sanos, pero no predominantemente cubren sintomatología psi-
garantiza una buena capacidad discriminatoria cótica, también incluyen síntomas que evalúan
entre el TB-I y el TB-II. la dimensión afectiva. Entre ellos destacan la
Para finalizar, se citan aquellos cuestionarios, Escala de evaluación psiquiátrica breve (BPRS)
escalas e inventarios generalistas que incluyen en y la Escala de los síndromes positivo y negativo
(PANSS). Se comentan brevemente a continua-
© Ediciones Pirámide ción.
234 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
Escala de evaluación psiquiátrica breve (BPRS) una descripción comprehensiva del trastorno psi-
La Brief Psychiatric Rating Scale (BPRS; cótico. La adaptación y validación española de la
Overall y Gorham, 1962) es una entrevista se- BPRS ha sido realizada por Peralta y Cuesta
miestructurada con gran predominancia de sínto- (1994) usando la escala PANSS, la cual está basa-
mas afectivos. La versión más conocida y usada da en la BPRS.
de la BPRS es la de 18 ítems, aunque existe una
versión breve de diez ítems y otra expandida de E scala de síndromes positivo y negativo
24. Esta escala se dirige a evaluar gravedad psico- (PANSS)
patológica en la actualidad mediante una escala La Positive and Negative Syndrome Scale
tipo Likert de 7 puntos (de no presente a muy (PANSS; Kay, Fiszbein y Opler, 1987) destaca
grave). Contiene seis ítems que evalúan la dimen- por ser un instrumento de amplísima difusión
sión depresiva: preocupación somática, ansiedad que, de forma parecida a la BPRS, también reco-
psíquica, autodesprecio y sentimientos de culpa, ge fenomenología depresiva.
ansiedad somática, humor depresivo y enlenteci- Esta entrevista semiestructurada permite eva-
miento psicomotor. luar dimensionalmente tres áreas psicopatológicas
En un metaanálisis de la BPRS de 18 ítems de la esquizofrenia (positiva, negativa y general)
(Shafer, 2005) se encontraron cinco factores cen- mediante 30 ítems. Los síntomas de la dimensión
trales: síntomas positivos, síntomas negativos, re- afectiva se encuentran distribuidos en la subesca-
sistencia, activación y afecto, formada esta última la de psicopatología general de 16 ítems. Cada
por los ítems de ansiedad psíquica, sentimientos síntoma debe ser puntuado en una escala de gra-
de culpa, humor depresivo y preocupación somá- vedad de 7 puntos según la última semana. Los
tica. Otro metaanálisis con la versión extendida estudios dirigidos a contrastar la validez factorial
de 24 ítems halló una estructura similar en el fac- de la PANSS han encontrado, predominante-
tor afectivo, pero sustituyendo la preocupación mente, un modelo pentagonal compuesto por los
somática por tendencia suicida (Dazzi, Shafer y factores de síntomas positivos, negativos, desor-
Lauriola, 2016). ganizados/cognitivos, excitación y depresión/an-
En cuanto a sus propiedades psicométricas, y siedad. Los síntomas que suelen conformar el
según una magnífica revisión de Lako et al. factor depresión/ansiedad corresponden a los
(2012) centrada en promediar las características ítems de depresión, sentimientos de culpa y an-
psicométricas de varios instrumentos de medi- siedad, aunque otros estudios también han in-
ción de la depresión en esquizofrenia en un con- cluido las preocupaciones somáticas y la tensión
junto de 48 publicaciones, se refieren los siguien- motora (Emsley, Rabinowitz y Torreman, 2003;
tes datos de fiabilidad para la subescala de la Lako et al., 2012; Levine y Rabinowitz, 2007). Es
depresión de la BPRS (BPRS-D): consistencia interesante constatar que el estudio de Emsley et
interna a = 0,67, acuerdo interjueces de 0,74 y al. (2003) analizó la estructura factorial de la
estabilidad test-retest de 0,72. En cuanto a indi- PANSS en una muestra de primeros episodios de
cadores de validez, es una subescala con validez psicosis, en lugar de la acostumbrada muestra de
divergente, esto es, la BPRS-D no se solapa con pacientes con esquizofrenia crónica, consiguien-
los síntomas negativos; también presenta validez do separar el factor depresión/ansiedad en dos,
concurrente (0,60) con otras escalas que miden uno para ansiedad (ansiedad, preocupaciones so-
sintomatología depresiva y que serán descritas máticas y tensión motora) y otro para depresión
más adelante. (depresión y sentimientos de culpa).
La BPRS abarca con amplitud la dimensión Las propiedades psicométricas de la subescala
depresiva, lo que convierte esta escala en una para la depresión (PANSS-D) (Lako et al., 2012)
buena opción cuando se tiene por objetivo hacer describen una consistencia interna (a = 0,77) y
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un acuerdo interjueces (0,80) satisfactorios. En Evaluación de la dimensión afectiva / 235
cuanto a la validez divergente, muestra escasa co- semanas: humor depresivo, desesperanza, auto-
rrelación con los síntomas negativos (0,19) y una depreciación, ideas culpables de referencia, culpa
media de validez concurrente de 0,54 con otras patológica, depresión matutina, despertar precoz,
medidas de la depresión. ideación de suicidio y un ítem de depresión ob-
servada. Ofrece una puntuación dimensional to-
Aunque la PANSS está más focalizada en las tal de gravedad (0-27) y un punto de corte orien-
dimensiones psicóticas de la esquizofrenia, tam- tativo de posible presencia de trastorno depresivo
bién es una herramienta útil para evaluar otras (puntuación igual o superior a 5) (Addington et
áreas psicopatológicas de los trastornos psicóti- al., 1993). Un aspecto muy relevante de la CDSS
cos, como la depresión y la ansiedad. No obstan- es que sus ítems están muy centrados en la viven-
te, resulta recomendable incluir otras medidas cia cognitiva de la depresión.
específicas para la depresión que permitan refi-
nar la evaluación de este constructo tan rico en Con frecuencia se ha comparado la CDSS con
matices. la Hamilton Depression Rating Scale (HDRS; Ha-
milton, 1967), una de las escalas más usadas para
A continuación se describen las escalas espe- evaluar depresión. En este sentido, la CDSS es una
cíficamente enfocadas en la evaluación cuantita- medida más específica e idónea para evaluar sinto-
tiva de la dimensión depresiva, haciendo especial matología depresiva en pacientes con esquizofre-
énfasis en aquellas que han sido ampliamente nia que la HDRS (Addington, Addington y At-
utilizadas en el ámbito de la esquizofrenia. La kinson, 1996; Collins et al., 1996; Kim et al., 2006),
mayoría de las escalas disponibles fueron diseña- incluso en aquellos pacientes sumidos en la fase
das para la evaluación de la dimensión depresiva aguda del trastorno (Schennach et al., 2012). Otro
en el contexto de los trastornos afectivos, no psi- estudio que compara la CDSS con la BPRS-D, la
cóticos, lo que puede afectar a la validez de la HDRS y la PANSS-D reafirma la potencialidad
medida por el posible solapamiento entre sínto- de la CDSS, junto con la BPRS, cuando se trata de
mas genuinamente depresivos y síntomas negati- discriminar entre el fenómeno depresivo y los sín-
vos o los efectos secundarios de los tratamientos tomas negativos en comparación con las otras es-
farmacológicos (Collins, Remington, Coulter y calas (Kontaxakis et al., 2000). La consistencia
Birkett, 1996; Fitzgerald et al., 2002; Siris y interna de la CDSS es alta (a = 0,82), y ofrece ni-
Bench, 2003). veles de acuerdo interjueces (0,86) y fiabilidad test-
retest (0,83) satisfactorios, así como validez diver-
E scala de depresión de Calgary gente respecto a los síntomas negativos (0,10) y
para la esquizofrenia (CDSS) concurrente (0,77) con medidas similares (Lako et
La Calgary Depression Scale for Schizophrenia al., 2012). En la validación española (Sarró et al.,
(CDSS; Addington, Addington y Maticka-Tyn- 2006) se hallaron datos psicométricos similares,
dale, 1993a) es una escala heteroaplicada para con una consistencia interna alta (a = 0,81), una
adultos específicamente diseñada para evaluar buena validez concurrente con la HDRS y la
sintomatología depresiva en el contexto de la es- PANSS-D y divergente con medidas de síntomas
quizofrenia, mejorando así los problemas de va- negativos, extrapiramidales y de acatisia. Actual-
lidez encontrados en otros instrumentos de eva- mente, la CDSS está siendo muy usada, no solo en
luación de la depresión no específicos para las muestras de pacientes con esquizofrenia, sino tam-
psicosis. bién en muestras de primer episodio de psicosis
Contiene un total de nueve síntomas puntua- (Sönmez et al., 2016) y en estados mentales de alto
dos en una escala de gravedad de 4 puntos (au- riesgo —EMAR— (Addington, Shah, Liu y Ad
sente-leve-moderado-grave) según las dos últimas dington, 2014).
© Ediciones Pirámide La CDSS demuestra ampliamente su fiabili-
dad y capacidad discriminativa con otras áreas
236 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
psicopatológicas problemáticas por su solapa- estudios ponen en cuestión la HDRS en el con-
miento con la depresión, lo que la convierte en texto de la esquizofrenia (Goldman, Tandon, Li-
una escala de primera elección en la evaluación berzon y Greden, 1992; Kontaxakis et al., 2000).
transversal y longitudinal de la depresión en el
espectro de las psicosis. La HDRS sigue siendo una escala de referencia
para la evaluación de la depresión; sin embargo,
E scala de evaluación de la depresión en el contexto de la esquizofrenia, la gran presen-
de Hamilton (HDRS) cia de síntomas de tipo somático puede complicar
La Hamilton Depression Rating Scale (HDRS; su puntuación en ciertos perfiles psicóticos.
Hamilton, 1967) es probablemente la escala hete-
roadministrada más difundida, teniendo también Escala de evaluación de la depresión
un gran protagonismo en los estudios con mues- de Montgomery-Åsberg (MADRS)
tras de pacientes esquizofrénicos. La Montgomery-Åsberg Depression Rating
La versión de 17 ítems es la más usada y con- Scale (MADRS; Montgomery y Åsberg, 1979) es
tiene los siguientes síntomas: humor deprimido, una escala heteroaplicada concebida como medi-
sensación de culpabilidad, suicidio, insomnio pre- da sensible al cambio en pacientes con trastorno
coz, insomnio medio, insomnio tardío, trabajo y depresivo.
actividades, inhibición, agitación, ansiedad psíqui- La MADRS se estructura en diez síntomas
ca, ansiedad somática, síntomas somáticos gas- evaluados según una escala de gravedad tipo
trointestinales, síntomas somáticos generales, sín- Likert de 7 puntos (0 a 6). Los ítems abarcan las
tomas genitales, hipocondría, pérdida de peso y siguientes áreas: tristeza observada, tristeza de-
conciencia de enfermedad. Destaca en esta escala clarada por el paciente, tensión interna, sueño
la gran presencia de síntomas de tipo vegetativo o reducido, apetito reducido, dificultades para con-
fisiológico. El marco temporal se centra preferen- centrarse, lasitud, incapacidad para sentir, pensa-
temente en la última semana, salvo para los ítems mientos pesimistas y pensamientos suicidas. La
de insomnio, focalizados en los dos últimos días. puntuación posible es de 0 a 60 puntos. De 0 a 10
La escala de puntuación va de 0 (ausente) a 4 (gra- se considera ausencia de depresión. Los síntomas
ve) o de 0 a 2 (ausente-dudoso-presente) depen- que conforman la MADRS están muy focaliza-
diendo del ítem. La versión de 17 ítems tiene un dos en el estado de ánimo y la experiencia cogni-
rango posible de puntuaciones de 0 a 52, especifi- tiva de la depresión.
cándose los siguientes puntos de corte: 0-6 (sin La validación más reciente de Lobo et al.
depresión), 7-17 (depresión ligera), 18-24 (modera- (2002) consiguió niveles satisfactorios de consis-
da) y 25-52 (grave) (Vázquez y Jiménez, 2000). tencia interna (a = 0,88) y de fiabilidad test-retest
En la validación en muestra española de la y acuerdo interjueces, además de validez divergen-
HDRS de 17 ítems (Ramos-Brieva y Cordero, te y concurrente. La MADRS es una escala fre-
1986) se destacaron buenas cualidades psicomé- cuentemente usada en muestras de pacientes con
tricas entre pacientes con diagnóstico de trastor- esquizofrenia (Lee, Harris, Loughland y Williams,
no depresivo. En muestras de pacientes con es- 2003). En lo que refiere a su validez divergente en
quizofrenia, la HDRS presenta una media en esquizofrenia, Wolthaus et al. (2000) hallaron co-
fiabilidad interna de a = 0,75, un alto acuerdo rrelaciones moderadas (0,51) con la dimensión ne-
interjueces (0,94) y una correlación test-retest de gativa de la PANSS, lo que indica que la MADRS
0,75. En cuanto a su validez, presenta una media no garantiza una separación completa entre am-
de validez divergente y concurrente de 0,18 y 0,68 bos fenómenos. En general, y según la revisión de
respectivamente (Lako, et al., 2012). Pese a que Lako et al. (2012) de varios estudios que usan
estos valores globales no son negativos, algunos MADRS, esta consigue una consistencia interna
alta (a = 0,91), y niveles de acuerdo interjueces
© Ediciones Pirámide
(0,81) y estabilidad test-retest favorables (0,71); Evaluación de la dimensión afectiva / 237
presenta una adecuada validez concurrente (0,75) depresión en esquizofrenia es mucho más hetero-
y una divergente conservadora (0,36). génea que en muestras de pacientes con trastorno
depresivo aislado, y que la BRMES puede captar
Dado que esta escala no evalúa ampliamente dicha heterogeneidad (Müller, Wetzel, Szeqedi y
sintomatología somática, puede resultar útil cuan- Benkert, 1999). También existen ensayos clínicos
do se desea evaluar síntomas anímicos en perso- que la usan como medida sensible al cambio en
nas con enfermedades somáticas (Vázquez y Jimé- pacientes con esquizofrenia (por ejemplo, Sechter,
nez, 2000). En el ámbito de las psicosis, también Peuskens, Fleurot, Rein y Lecrubier, 2001).
puede resultar adecuada para captar la experien-
cia cognitiva de la depresión. Inventario de Depresión de Beck (BDI)
El Beck Depression Inventory (BDI; Beck,
E scala de evaluación de la melancolía Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961) es una
de Bech-Rafaelsen (BR-MES) escala autoadministrada ampliamente difundida
La Bech-Rafaelsen Melancholia Scale (BR- basada en la teoría cognitiva para la depresión de
MES; Bech y Rafaelsen, 1980) es una escala he- Aaron T. Beck.
teroadministrada basada en la HDRS concebida Se han desarrollado diversas versiones del
para evaluar y cuantificar sintomatología grave BDI (para una revisión, Sanz, 2013), siendo la
de la depresión. más reciente la segunda edición (BDI-II; Beck,
Evalúa 11 áreas: actividad social e intereses, Steer y Brown, 1996). Incluye un total de 21 sín-
humor disminuido, trastornos del sueño, ansie- tomas compatibles con los criterios diagnósticos
dad, introversión emocional, dificultades de con- para depresión del DSM-IV o la CIE-10. Eva-
centración, cansancio, sentimientos de culpabili- lúan las siguientes áreas: tristeza, pesimismo, sen-
dad, actividad verbal disminuida, pensamientos timientos de fracaso, pérdida de placer, pérdida
suicidas y actividad motora disminuida. Cada de interés, sentimientos de culpa, sentimientos de
síntoma se puntúa en una escala de 5 puntos (0 castigo, insatisfacción personal, autocriticismo,
ausente-4 grave), teniendo un rango de puntua- ideación suicida, llanto, agitación, sentimientos
ción total posible de 0 a 44. El marco temporal de inutilidad, indecisión, pérdida de energía,
abarca los últimos tres días; los puntos de corte cambios en patrón de sueño, cambios en apetito,
clasifican cuatro perfiles distintos: ausencia de de- irritabilidad, dificultades concentración, cansan-
presión (0-5), depresión ligera (6-14), moderada cio/fatiga y hipodeseo sexual. El sujeto debe va-
(15-25) y grave (26-44) (Vázquez y Jiménez, 2000). lorar la gravedad sintomatológica durante las dos
La escala ha sido adaptada y validada en Es- últimas semanas, puntuándola en una escala de 4
paña por Vieta et al. (2006), encontrando valores puntos de 0 a 3 (salvo dos ítems de 7 puntos), con
de consistencia interna (a > 0,80), estabilidad un rango de puntuaciones total de 0 a 63. En la
test-retest (0,94) y acuerdo interjueces (0,80) sa- validación española del BDI-II (Sanz, Perdigón y
tisfactorios, así como valores apropiados de vali- Vázquez, 2003) se sugieren los siguientes puntos
dez concurrente y divergente. Estos resultados de corte: 0-13 (depresión mínima), 14-18 (leve),
reafirman los ya encontrados en la revisión de 19-27 (moderada) y 28-63 (grave).
Bech (2002). En el contexto de la esquizofrenia, La validación española en muestra psicopatoló-
Müller y Wetzel (1998) evaluaron factorialmente gica (Sanz, García-Vera, Espinosa, Fortún y Váz-
la escala en una muestra de pacientes con esqui- quez, 2005) confirmó una alta fiabilidad interna
zofrenia aguda, encontrando un modelo de tres (a = 0,89), así como validez concurrente y discri-
factores (retardo, síntomas depresivos centrales y minante. En relación con el uso del BDI en mues-
síntomas depresivos inespecíficos). Este dato in- tras de pacientes con esquizofrenia, se ha determi-
dicaba que la representación del fenómeno de la nado una media de validez divergente con síntomas
© Ediciones Pirámide
238 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
negativos satisfactoria (0,10) y concurrente con mensiones sintomáticas pueden configurar perfi-
medidas similares (0,63) (Lako et al., 2012). Al ser les afectivos como el trastorno esquizoafectivo y
un instrumento autoadministrado, puede ser útil los diversos tipos de episodios mixtos y bipolares
para acceder a la vivencia subjetiva de la depre- con síntomas psicóticos.
sión, complementando la información recabada
mediante escalas heteroadministradas, aunque 5.1. Evaluación de la manía
puede resultar dificultoso completar el test para Escala de manía de Young (YMRS)
algunos pacientes con esquizofrenia (Addington, La Young Mania Rating Scale (YMRS; Young,
Addington y Maticka-Tyndale, 1993b).
Biggs, Ziegkr y Meyer, 1978) es una escala hete-
A continuación se citan otros instrumentos es- roadministrada muy difundida que evalúa la gra-
pecíficos para la depresión de tipo autoadminis- vedad de los síntomas maníacos, aunque también
trado, referenciándose la validación en muestra permite recoger la presencia de algunos síntomas
española correspondiente si existe: Center for primarios, como alucinaciones y delirios.
Epidemiologic Studies-Depression Scale (CES-D;
Soler et al., 1997); The Carroll Scalle-Rating for Consta de 11 ítems, siete de los cuales se valo-
Depression (CRS) (Carroll, Feinberg, Smouse, ran en una escala de 0 a 4 (euforia, hiperactivi-
Rawson y Greden, 1981); Zung Self-Rating De- dad, apariencia, etc.). Los cuatro restantes (irrita-
pression Scale (ZRS; Conde, Escribá e Izquierdo, bilidad, agresividad, trastornos del contenido del
1970), y Quick Inventory of Depressive Symptoma- pensamiento y expresión verbal) se puntúan en
tology-Self Report (QIDS-SR; Gili et al., 2014). una escala de 0 a 8 como compensación a la falta
de colaboración mostrada en los episodios más
Por último, es de crucial importancia señalar agudos. La puntación total abarca de 0 a 60, don-
que el suicidio es uno de los principales factores de mayor puntación es equivalente a mayor gra-
que contribuyen a la morbimortalidad en esqui- vedad. Su interpretación difiere según los casos,
zofrenia. Numerosos estudios longitudinales han pero en general puntuaciones superiores a 6 ya
informado de que la tasa de suicidio en pacientes indicarían sintomatología subclínica; mayores de
con primer episodio psicótico es aproximada- 12, gravedad ligera o hipomanía, y a partir de 20,
mente doce veces mayor que en la población ge- episodio maniaco. Para puntuar se deben de tener
neral (Dutta et al., 2010). Por esta razón, se men- en cuenta los síntomas de los dos últimos días
cionan las siguientes escalas de riesgo suicida manifestados por el paciente, pero también es pri-
validadas en nuestro medio: Suicide Intent Scale mordial la observación de su conducta.
(SIS; Díaz et al., 2003); Self-Injurious Thoughts
and Behaviors Interview (SITBI; Díaz de Neira et La validación española (Colom et al., 2002),
al., 2015), y Columbia Suicide Severity Rating realizada con una muestra de 541 pacientes, arro-
Scale (C-SSRS; Al-Halabi et al., 2016). ja datos psicométricos satisfactorios (fiabilidad
test-retest 0,76, consistencia interna a = 0,88).
5. Evaluación de la manía Además, tanto los autores originales de la escala
e hipomanía, estados mixtos como los de la validación española confirman
y factores asociados que la YMRS es una medida sensible al cambio.
a la dimensión afectiva
Escala de manía de Bech-Rafaelsen (BRMAS)
De forma similar al anterior apartado, a con- La Bech-Rafaelsen Mania Scale (BRMAS;
tinuación se presentan las principales escalas que Bech, Rafaelsen, Kramp y Bolwig, 1978) es una
cuantifican sintomatología hipertímica, esto es, escala heteroadministrada derivada del instru-
manía, hipomanía y episodios mixtos. Estas di-
© Ediciones Pirámide
mento de evaluación del estado maníaco (Beigel, Evaluación de la dimensión afectiva / 239
Murphy y Bunney, 1971). La BRMAS fue origi- de especial interés porque incluye un ítem para
nalmente diseñada para cuantificar y evaluar la síntomas de tipo psicótico, cuya asociación con
gravedad de los síntomas maníacos, así como la manía es considerablemente mayor respecto a
para valorar la evolución sintomática del sujeto a la depresión (Mitchell et al., 2001).
lo largo del tiempo.
Consta de 20 ítems, entre los que destacan: la-
La BRMAS se compone de 11 ítems que eva- bilidad del humor, alteraciones del sueño, irrita-
lúan la gravedad del comportamiento maníaco de bilidad, aumento del discurso, inquietud, humor
los últimos tres días en las siguientes áreas: acti- depresivo, etc. Se puntúan en una escala Likert
vidad motora, actividad verbal, fuga de ideas, de 4 puntos (0-3) con una puntuación máxima de
volumen de voz, hostilidad-agresividad, estado 60, donde los valores más altos indican mayor
de ánimo (sensación de bienestar), autoestima, gravedad. Se toman en cuenta los síntomas ac-
contacto (familiaridad), sueño, interés por el sexo tuales o de los últimos días, prevaleciendo los ac-
y actividad laboral. La valoración de cada ítem tuales en caso de discordancia. La entrevista per-
se realiza en una escala de 5 puntos (0 ausente-4 mite cierto margen de decisión en favor del
grave) y el rango de puntuación oscila entre 0 y entrevistador, tanto por lo que se refiere a cómo
44. Los puntos de corte establecidos para la ver- formular las preguntas como en lo relativo a la
sión original son: ausencia de manía (0-5), hipo- puntuación final de los ítems, pero para ello se
manía leve (6-9), manía probable (10-14) y una requiere entrenamiento y juicio clínico experto.
puntuación mayor a 15 indica un estado definiti- Se remarca estar alerta con el error de puntuar la
vamente maníaco. tendencia central.
Las propiedades psicométricas obtenidas en la La validación española del instrumento
validación española (Vieta et al., 2006) del instru- (BDRS-S; Sarró et al., 2015) presenta los siguien-
mento reportan valores adecuados en los índices tes datos psicométricos: elevada consistencia in-
de consistencia interna (a > 0,80), estabilidad test- terna a = 0,87 y buena validez de constructo al
retest (0,69) y fiabilidad interexaminadores (> 0,80). mostrar las siguientes correlaciones con otras
Asimismo, también se describieron valores satis- medidas: HDRS (0,87) y YMRS (0,80).
factorios de validez concurrente y divergente, ade-
más de una adecuada sensibilidad para detectar 5.3. Aspectos asociados a la dimensión
cambios clínicos a las cuatro semanas de trata- afectiva
miento. Los autores de la validación concluyeron
que las estimaciones psicométricas halladas en la Diversas líneas de evidencia apuntan a una
versión española son muy comparables a las obte- asociación entre el trastorno bipolar y la existen-
nidas por la YMRS como escala de referencia. cia de anomalías en los ritmos circadianos del
organismo que pueden conducir al individuo a
5.2. Evaluación de estados mixtos presentar nuevos episodios de enfermedad (Mal
Escala de evaluación de la depresión bipolar koff-Schwartz et al., 2000). De ahí se deriva la
(BDRS) importancia del uso de herramientas que permi-
La Bipolar Depression Rating Scale (BDRS) es tan evaluar los ritmos biológicos en este tipo de
pacientes.
una entrevista semiestructurada, original de Berk
et al. (2007), que, aunque fue diseñada inicial- En esta línea se encuentran instrumentos
mente para valorar los síntomas depresivos (típi- como la Biological Rhythms Interview of As-
cos y atípicos) en los trastornos bipolares, también sessment in Neuropsychiatry (BRIAN; Giglio et
permite evaluar los episodios mixtos. Además, es al., 2009). Es una escala heteroaplicada de 18
ítems que permite evaluar las alteraciones de los
© Ediciones Pirámide ritmos biológicos en tres áreas específicas: sueño,
240 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
actividades y patrón de alimentación. Los ítems Disorder Questionnaire (MDQ; Sánchez-Moreno
se puntúan en una escala de 4 puntos (1, sin difi- et al., 2008) o el Hypomania Checklist-32 (HCL-
cultades-4, dificultades serias) y el rango de pun- 32; Vieta et al., 2007).
tuación puede variar entre 1 y 72 puntos, donde
las puntuaciones más altas sugieren una pertur- 6. Conclusiones
bación más grave del ritmo circadiano. Este capítulo hace hincapié en la importancia
La validación española del instrumento (Rosa de la dimensión afectiva en psicosis y la necesi-
et al., 2013) ofreció valores adecuados en los ín- dad de su correcta evaluación, incluso en los cua-
dices de consistencia interna (a > 0,70) e índi- dros de psicosis «no afectivas», analizando los
ces satisfactorios de validez concurrente toman- principales instrumentos de evaluación de la di-
do como referencia diversas escalas reconocidas mensión afectiva en el espectro psicótico. Se dis-
dentro del campo. pone de una gama amplia de entrevistas y escalas
validadas en población española, ya sea para es-
Para finalizar, se citan una serie de instrumen- tablecer diagnósticos categoriales o cuantificar
tos que tienen especial interés en el ámbito de específicamente síntomas depresivos y maniacos,
evaluación del espectro bipolar, contemplándose y de cuestionarios de cribado de la sintomatolo-
escalas que evalúan la gravedad de los episodios gía afectiva en cualquier contexto psicopatológi-
agudos del TB, como la Clinical Global Impres- co. Aunque muchos de los instrumentos son de
sion (CG-BM-P; Vieta et al., 2002); instrumentos tipo heteroadministrado, también resulta intere-
aptos para medir los déficits cognitivos en el TB sante complementar la evaluación con otras esca-
como la escala de disfunciones cognitivas (CO- las de tipo autoadministrado para captar mejor
BRA; Rosa et al., 2013); cuestionarios para me- la experiencia subjetiva del síntoma. Una evalua-
dir los cambios en el humor y la conducta en ción detallada de todas las facetas sintomáticas
función del cambio estacional, como el Cuestio- de las psicosis, con especial énfasis en la afectiva,
nario de evaluación del perfil estacional (SPAQ; puede enriquecer de forma notoria la prevención
Goikolea et al., 2003), o instrumentos, ya citados y la intervención terapéutica.
anteriormente en este capítulo, para detectar el
riesgo bipolar o identificar en una fase previa de
cribaje los síntomas hipomaníacos, como el Mood
Caso clínico
D atos del caso, procedencia, aspectos Antecedentes personales y familiares
sociobiográficos Eva acudió entre los 10 y 13 años a un Centro
Eva es una estudiante universitaria de filosofía de Salud Mental infanto-juvenil por retraimien-
de 23 años de edad, la menor de cuatro herma- to y disminución del rendimiento académico. Se-
nos. Sus padres se separaron cuando Eva tenía 11 gún el informe clínico, Eva refería sentirse triste
años. Aunque la custodia fue compartida, Eva y enfadada y sufrir de ansiedad en el instituto,
perdió gran parte del contacto con su padre, el donde permanecía en segundo plano a nivel re-
cual se trasladó a otra ciudad. Actualmente vive lacional. Se le asignó el diagnóstico de «Otros
sola con su madre en una zona urbana con alta trastornos de las emociones en la infancia»
densidad de población, en un contexto socioeco- (F93.8). Asistió periódicamente a visitas psicote-
nómico medio. rapéuticas y familiares, primero con sus padres y
© Ediciones Pirámide
más tarde solo con su madre tras el divorcio. Se Evaluación de la dimensión afectiva / 241
refiere una evolución «favorable». No se indican
otros antecedentes médicos ni psiquiátricos de Primera evaluación psicométrica
interés. La paciente, además del cuadro ansioso-de-
presivo, expresaba ideas inestables de referencia y
A nivel familiar se constatan antecedentes de suspicacia. Debido a esto, en el CSM se conside-
«depresión» en el padre, pero sin mayor detalle ra que podría presentar un estado inicial de psi-
acerca de la entidad del fenómeno y de si recibió cosis, por lo que en septiembre de 2015 realiza-
o no ayuda profesional. mos la primera exploración clínica y psicométrica
de Eva, determinando que cumple criterios de
H istoria del trastorno y exploración estado mental de alto riesgo (EMAR) para psico-
psicopatológica sis según el modelo de riesgo clínico de síntomas
Acude por primera vez a un Centro de Salud psicóticos atenuados (Yung, 2007). En la ta-
Mental (CSM) en junio de 2015, presentando di- bla 6.2 se pueden consultar los resultados de la
ficultades en el eje social-relacional que cursan evaluación clínica de la sintomatología psicótica
con leve aislamiento y problemas interpersona- (PANSS), así como afectiva (depresión y manía),
les, además de estado de ánimo bajo y dificulta- mediante la CDSS, BDI y YMRS. Su puntuación
des de concentración de varios meses de evolu- en las escalas BDI y CDSS muestra la presencia
ción. En un principio, su diagnóstico se aplazó de leves síntomas depresivos, sin puntuaciones
en el eje I hasta que la evolución de los síntomas significativas en la escala de manía de Young. En
permitiera ofrecer información adicional; aun esta primera evaluación, la paciente no cumple
así, su sintomatología es compatible con un sín- criterios de ningún trastorno afectivo ni psicótico
drome ansioso-depresivo. Posteriormente a la según la entrevista estructurada SCID-I. En la
primera visita, se inicia una terapia psicológica PANNS se observan puntuaciones en grado leve
individual que después de dos meses se alterna en los ítems de retraimiento emocional, ansiedad,
con terapia familiar. preocupación y evitación social activa, y en gra-
do moderado en los ítems de suspicacia y depre-
sión. En cuanto a la evaluación de los trastornos
TABLA 6.2
Resultados de las puntuaciones directas obtenidas en las evaluaciones psicométricas de línea base,
seis meses y 24 meses
Puntuaciones directas
LB Seis meses Doce meses Rango
PANSS-P 11 14 11 7-49
PANSS-N 13 16 20 7-49
PANSS-G 33 41 39 16-112
CDS 7 14 12 0-27
BDI 14 24 21 0-63
YMRS 2 4 4 0-60
Abreviaciones: PANSS: Escala del síndrome positivo (PANSS-P) y negativo (PANSS-N); PANSS-G: Escala de sintomatología gene-
ral; CDS: Escala de depresión de Calgary; BDI: Inventario de depresión de Beck; YMRS: Escala de manía de Young.
Puntos de corte orientativo: CDS: > 5; BDI: depresión ligera: 10-18; moderada: 19-29; grave: 30-63; YMRS: > 6 síntomas subclínicos;
> 12 hipomanía; > 20 manía.
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242 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
de la personalidad, los resultados advierten de la cuanto a las ideas de muerte, siguen estando pre-
presencia de rasgos de personalidad paranoide. sentes, pero sin dominar el cuadro clínico, mien-
tras que los niveles de ansiedad bajan considera-
Evolución y segunda evaluación psicométrica blemente, por lo que a la semana se le retira la
Seis meses más tarde se constata un empeora- benzodiacepina. La paciente permanece una se-
miento de la situación: marcada suspicacia con mana más ingresada y se mantiene estable, si
mayor aislamiento social, deterioro de las relacio- bien verbaliza la negativa a seguir tomando me-
nes familiares, aumento de la ansiedad, reducción dicación antipsicótica; no obstante, accede a se-
del funcionamiento global e intensa disforia. Eva guir tomando dicha medicación por consejo del
es derivada al servicio de psiquiatría, donde se le psiquiatra. Finalmente, el informe de alta de ur-
prescribe un eutimizante, que más adelante reco- gencias introduce un diagnóstico de trastorno
noce que nunca llegó a tomar. Paralelamente al delirante y se la deriva a su respectivo CSM para
agravamiento de los síntomas, repetimos una se- seguimiento.
gunda evaluación clínica y psicométrica que, esta
vez, confirma la presencia de un episodio depre- Una vez en el CSM, la paciente pide cambio de
sivo mayor según la SCID-I y el diagnóstico de medicación otra vez. Refiere marcada apatía y
trastorno de personalidad paranoide, además de abulia, hipersomnia y cambios metabólicos. Su
seguir cumpliéndose criterios EMAR para psico- psiquiatra de referencia, debido a la insistencia de
sis. Se hallan también puntuaciones más elevadas la paciente y a que su evolución ha resultado fa-
en las escalas BDI y CDSS (véanse los resultados vorable, accede a un cambio de antipsicótico por
de la tabla 6.2 referidos a los seis meses), reflejan- otro de mejor tolerabilidad, además de aplicar
do en ambas escalas un grado de depresión signi- una reducción en la dosis. Posteriormente, en el
ficativo. En la escala PANSS se encuentran pun- CSM se le diagnostica trastorno esquizoafectivo y
tuaciones en grado leve para retraimiento trastorno de la personalidad no especificado.
emocional, tensión motora y preocupación,
mientras que puntúa en grado moderado en re- Tercera evaluación psicométrica y propuesta
traimiento social, ansiedad y evitación social ac- diagnóstica final
tiva. En los ítems de suspicacia y depresión su Justo un mes después del ingreso realizamos la
puntuación aumenta a grado moderado-grave. tercera y última evaluación clínica y psicométrica
de Eva (tabla 6.2: 12 meses). Sigue cumpliendo
Ingreso psiquiátrico y posterior evolución criterios para el episodio depresivo mayor según la
En julio de 2016, cuatro meses más tarde, la SCID-I, y obtiene puntuaciones significativas en
paciente acude de forma voluntaria a urgencias la CDSS y el BDI. Las puntaciones en la Escala
de un centro hospitalario por incremento de los de manía de Young siguen siendo bajas, descar-
niveles de ansiedad, síntomas somáticos (palpi- tándose la presencia de síntomas hipertímicos o
taciones, cefaleas, etc.), aumento de la ideación cuadro mixto. De la escala positiva de la PANSS
paranoide respecto a los vecinos y a la propia es destacable la puntuación en el ítem de suspica-
familia, disfunción del funcionamiento global, cia, donde puntúa moderadamente, y cuyo conte-
desesperanza e ideación suicida. Allí se le propo- nido no parece especialmente congruente con su
ne un ingreso voluntario, a lo que la paciente estado de ánimo según la narrativa de la paciente;
accede. Durante la primera semana se le admi- respecto a la escala negativa de la PANNS, se ob-
nistran benzodiacepinas y antipsicóticos en dosis serva un aumento considerable de las puntaciones,
moderadamente altas. A los pocos días remite de reflejando posiblemente los efectos secundarios de
forma significativa la ideación paranoide. En los neurolépticos. Finalmente, aunque sigue cum-
pliendo criterios para EMAR, durante la última
evaluación no se encuentran evidencias para diag-
© Ediciones Pirámide
nosticar ningún trastorno psicótico según la Evaluación de la dimensión afectiva / 243
SCID-I, esto es, no cumple criterios diagnósticos
para trastorno psicótico según DSM. Concreta- Este caso permite observar la utilidad de la
mente, Eva no ha sufrido delirios francos, de per- cuantificación de las dimensiones afectivas, así
juicio o referenciales, ya que siempre ha tenido como de su monitoreo longitudinal, tanto para la
ciertas dudas sobre estas ideas, sin mantener una definición fenomenológica del caso como para la
fuerte convicción delirante sobre ellas. Según el orientación diagnóstica.
informe de urgencias y la valoración realizada por
el CSM, la paciente ha sido diagnosticada de dos Apartado A. Instrumentos de medición
importantes cuadros clínicos: trastorno delirante y Escala de depresión de Calgary
trastorno esquizoafectivo. Sin embargo, ambos para esquizofrenia (CDSS)
diagnósticos clínicos no contemplaron la existen- Reproducida con el permiso del doctor Do-
cia de un trastorno depresivo mayor en la paciente
a la hora de delimitar sus respectivas conclusio- nald Addington (Universidad de Calgary).
nes diagnósticas. Si tomamos en consideración la 1. Depresión
presencia del cuadro depresivo, detectado en la ¿Cómo describiría usted su humor durante las
segunda y tercera evaluaciones clínicas y psicomé-
tricas que hemos llevado a cabo, se podrían cues- dos últimas semanas: se ha mantenido razonable-
tionar los diagnósticos antes mencionados puesto mente alegre o ha estado muy deprimido o bajo
que no se cumpliría el criterio D del DSM-5 para de ánimo recientemente?
trastorno delirante debido a la presencia de un
episodio depresivo de mayor intensidad y dura- ¿En las dos últimas semanas con qué frecuen-
ción que las ideas delirantes, ni tampoco se cum- cia ha estado... (propias palabras)? ¿Todos los
pliría el criterio B del trastorno esquizoafectivo a días? ¿Durante todo el día?
causa de la existencia de síntomas afectivos acusa-
dos durante el período en el que tiene lugar la 0. Ausente.
ideación delirante. Por todo ello, otra orientación 1. Leve. Expresa alguna tristeza o desaliento
diagnóstica a considerar según criterios DSM-5 de
la situación actual de Eva sería: sobre la pregunta.
2. Moderado. Claro humor deprimido que
— Eje I
• 296.32 (F33.1) trastorno depresivo ma- persiste menos de la mitad del tiempo du-
rante las dos últimas semanas; presencia
yor; episodio recurrente; gravedad mo- diaria.
derada. 3. Grave. Marcado humor deprimido que
Especificadores: persiste diariamente más de la mitad del
• C on ansiedad moderada. tiempo e interfiere en el funcionamiento
• Con características psicóticas incon- motor y social normal.
gruentes con el estado de ánimo. 2. Desesperanza
— Eje II ¿Cómo ve su propio futuro? ¿Puede ver algún
• 301.0 (F60.0) trastorno paranoide de la futuro, o la vida le parece sin esperanza?
personalidad. ¿Se ha rendido o aún le queda alguna razón
para seguir?
© Ediciones Pirámide 0. Ausente.
1. Leve. Ha sentido alguna vez desesperanza
durante la última semana pero aún tiene
algún grado de esperanza para el futuro.
244 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
2. Moderado. Sentimiento de desesperanza 0. Ausente.
persistente y moderado durante la última 1. Leve. El sujeto a veces se siente excesiva-
semana. Puede ser persuadido a recono-
cer la posibilidad de que las cosas vayan mente culpable de algún pequeño error,
mejor. pero menos del 50 % del tiempo.
2. Moderado. El sujeto normalmente (más
3. Grave. Sentimiento de desesperanza per- del 50 % del tiempo) siente culpa acerca
sistente y doloroso. de hechos pasados cuya importancia exa-
gera.
3. Autodepreciación 3. Grave. El sujeto normalmente cree que es
¿Cuál es la opinión acerca de sí mismo compa- culpable de todo lo que ha ido mal, inclu-
rado con las demás personas? ¿Se siente usted so cuando no es por su culpa.
mejor, peor o similar a la mayoría? 6. Depresión matutina
¿Se siente usted inferior e incluso inútil? Cuando se ha sentido deprimido durante las
0. Ausente. dos últimas semanas, ¿ha notado que la depresión
1. Leve. Algún sentimiento de inferioridad empeoraba en algún momento concreto del día?
0. Ausente. No depresión.
pero sin llegar a sentirse inútil. 1. Leve. Depresión presente pero sin varia-
2. Moderado. El sujeto se siente inútil, pero ciones diurnas.
2. Moderado. Se menciona espontáneamen-
menos del 50 % del tiempo. te que la depresión es peor por la mañana.
3. Grave. El sujeto se siente inútil más del 3. Grave. Depresión marcadamente peor du-
rante la mañana, con funcionamiento di-
50 % del tiempo. De otra manera, puede ficultado que mejora por la tarde.
ser cuestionado a reconocerlo. 7. Despertar precoz
4. Ideas culpables de referencia ¿Se despierta más temprano por la mañana de
¿Tiene la sensación de que está siendo culpado lo que es normal en usted? ¿Cuántas veces a la
de algo o incluso erróneamente acusado? ¿De semana ocurre esto?
qué? (No incluir culpas o acusaciones justifica- 0. Ausente. No hay despertar precoz.
das. Excluir delirios de culpa.) 1. Leve. Ocasionalmente (hasta dos veces a
0. Ausente. la semana) se despierta una hora o más
1. Leve. El sujeto se siente culpado, pero no tiempo antes de la hora normal de desper-
acusado, menos del 50 % del tiempo. tarse o de que suene el despertador.
2. Moderado. Sentimiento persistente de ser 2. Moderado. A menudo (hasta cinco veces
culpado y/o sentimientos ocasionales de a la semana) se despierta una hora o más
ser acusado. tiempo antes de la hora normal de desper-
3. Grave. Sentimiento persistente de ser acu- tarse o de que suene el despertador.
sado. Cuando se le cuestiona, reconoce 3. Grave. Diariamente se despierta una hora
que no es así. o más tiempo antes de la hora normal de
5. Culpa patológica despertarse o de que suene el despertador.
¿Tiende a culparse usted mismo por pequeñas
cosas que pudo haber hecho en el pasado? ¿Cree
usted que merece estar tan preocupado por ello?
© Ediciones Pirámide
8. Suicidio Evaluación de la dimensión afectiva / 245
¿Ha sentido que la vida no merecía la pena? ca mediante entrevista verbal y herramientas de
¿Alguna vez sintió como si todo terminara? ¿Qué evaluación con el fin de cuantificar y clasificar
pensó que debería hacer? ¿Realmente lo intentó? síntomas y síndromes psicopatológicos.
0. Ausente.
1. Leve. Frecuentes pensamientos de estar Psicosis. Fenómeno psicopatológico que pue-
de estar caracterizado por alteraciones percepti-
mejor muerto o pensamientos ocasionales vas del curso y contenido del pensamiento, del
de suicidio. lenguaje, de la conducta, de las emociones y de la
2. Moderado. Ha pensado deliberadamente consciencia.
en el suicidio, con un plan, pero no ha he-
cho ningún intento. Esquizofrenia. Trastorno mental de tipo psi-
3. Grave. Intento de suicidio aparentemente cótico asociado a discapacidad que en sus diver-
diseñado para acabar en muerte (por sos subtipos puede presentar ideas delirantes,
ejemplo, descubrimiento accidental o me- alucinaciones, lenguaje y comportamiento desor-
dios ineficaces). ganizado y sintomatología negativa.
9. Depresión observada
Basado en las observaciones del entrevistador Depresión. Estado afectivo de gravedad va-
durante la entrevista completa. riable caracterizado por la vivencia de tristeza
La pregunta «¿Se siente con ganas de llorar?» profunda, disminución o ausencia de interés o
usada en momentos apropiados de la entrevista pue- capacidad para sentir placer, cansancio, senti-
de aportarnos información útil para esta valoración. mientos y pensamientos de culpa, desesperanza,
0. Ausente. inutilidad y/o muerte, alteraciones del sueño o del
1. Leve. El sujeto aparece triste y afligido in- apetito y falta de concentración.
cluso durante las partes de la entrevista
en las que se tratan temas afectivamente Manía. Estado de ánimo asociado a los tras-
neutros. tornos de tipo bipolar caracterizado por euforia,
2. Moderado. El sujeto aparece triste y afli- irritabilidad, verborrea, hiperactividad o agita-
gido a lo largo de toda la entrevista, con ción, falta de sueño, autoestima elevada y posi-
una voz triste y monótona, y está lloroso bles alteraciones de tipo psicótico.
o próximo a llorar por momentos.
3. Grave. El sujeto se sofoca con temas dolo- Hipomanía. Presenta características similares
rosos, con frecuencia suspira profunda- al estado maníaco, pero sin llegar a la gravedad y
mente y llora abiertamente o permanece frecuencia de un episodio de manía.
persistentemente en un estado de comple-
ta desdicha. Episodio mixto. Estado afectivo caracteriza-
do por la presencia tanto de un episodio depresi-
Apartado B. Términos clave vo mayor como de uno maniaco casi cada día
Evaluación psicológica. Procedimiento dirigi- durante al menos una semana.
do a recoger información psicobiográfica y clíni- Apartado C. Enlaces web de interés
— Banco de instrumentos del Centro de In-
© Ediciones Pirámide vestigación Biomédica en Red Salud
Mental (CIBERSAM), donde se recogen
246 / Evaluación de los trastornos del espectro psicótico
y explican numerosas escalas y test de El artículo titulado «A systematic review of
evaluación en castellano: http://bi.ciber- instruments to measure depressive symptoms
sam.es/busqueda-de-instrumentos. in patients with schizophrenia» de Lako y co-
— Web oficial de la American Psychiatric As- laboradores (2012) revisa varios instrumentos
sociation (APA) donde se pormenorizan de medición de la depresión en esquizofrenia
las distintas versiones de la Structured Cli- en un conjunto de 48 publicaciones.
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— Completo sitio web que explica uno de los emotion on delusions and hallucinations. Beha-
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rados en España (Cantabria) http://www.p3- Este artículo conceptual argumenta empíri-
info.es/. También es posible descargar al- camente la influencia de los trastornos afecti-
gunos instrumentos de medida relevantes. vos sobre el desarrollo y mantenimiento de las
— En este portal se pueden consultar los cri- psicosis.
terios diagnósticos del DSM-IV y la CIE- Keefe, R. y Addington, J. (2012). Guide to as-
10: http://www.psicomed.net/. sessment scales in schizophrenia (3.a ed.). Lon-
— Web oficial de la Universidad de Calgary dres: Springer Healthcare.
donde se especifican las características de La tercera edición de la Guide to assessment
la Calgary Depression Scale (CDSS). Es scales in schizophrenia es un manual breve de
posible descargar el instrumento en diver- referencia para el clínico en el que se proponen
sos idiomas: http://www.ucalgary.ca/cdss/. numerosos instrumentos de evaluación de las
psicosis.
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