176 • Psicología jurídica Iberoamericana
Investigaciones según su alcance
El alcance de una investigación debe ser entendido como su límite explicativo, no
como su derrotero u objetivo. Este depende principalmente del avance previo en la
investigación y conocimiento del fenómeno u objeto de estudio. El alcance relativo
de una investigación no la invalida e incluso, en muchos casos, es precisamente la
capacidad de limitar o de dar perspectiva a la investigación lo que define a un buen
investigador. Por su alcance, las investigaciones pueden ser: exploratorias, descripti-
vas, correlacionales y explicativas.
Desde este punto de vista las investigaciones pueden ser exploratorias cuando
“el objetivo es examinar un tema o problema de investigación poco estudiado, del
cual se tienen muchas dudas o no se ha abordado antes” (Hernández, Fernández y
Baptista, 2010; p. 79). El hecho de que este tipo de investigación se relacione con
un fenómeno, objeto, tema o problema poco estudiado o conocido, no significa
que se trate de estudios superficiales o faltos de rigor. Según Suárez (2002), “el
interés de una investigación exploratoria es descubrir preguntas, hipótesis, nuevas
variables no observadas previamente que requieren una pregunta, o unas categorías
previas que guíen la observación y la información necesaria” (p. 109). De ahí la re-
levancia de la investigación exploratoria en la psicología jurídica, especialmente en
aquellos aspectos preeminentes que han sido poco estudiados. El psicólogo jurídico
puede comenzar con una investigación de este alcance que le permita luego llegar
incluso al nivel de las explicaciones y predicciones de las conductas, las cogniciones
y las emociones en ambientes enmarcados por la ley o la norma.
Por su parte, “los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, las
características y los perfiles de personas, grupos, comunidades, procesos, objetos
o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis” (Hernández, Fernández
y Baptista, 2010; p. 80). Este tipo de investigación busca exclusivamente detallar
situaciones, hechos, fenómenos o acontecimientos; “básicamente no está interesa-
do en comprobar explicaciones, ni en probar determinadas hipótesis, ni en hacer
predicciones” (Tamayo, 1995; p. 41). Según Montero y León (2007), las inves-
tigaciones descriptivas pueden subdividirse en estudios descriptivos a través de
observación sistemática (observación natural; observación estructurada) y estudios
descriptivos de las poblaciones a través de encuestas con muestreo de probabilidad
(estudios transversales y longitudinales). En todo caso, los estudios descriptivos
no se quedan en la mera observación sistemática, sino que parten de un problema
definido que permite la formulación de hipótesis o postulados que determinen la
caracterización del fenómeno en relación con ciertas variables las cuales, a su vez,
parten de un conocimiento de base (Suárez, 2002).
Según Suárez, en el estudio correlacional se “indaga por la forma como varía
una variable en relación con la otra pero sin que exista una variable dependiente y
otra independiente” (p. 110). En la investigación correlacional “se persigue funda-
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 177
mentalmente determinar el grado en el cual las variaciones en uno o varios factores
concomitantes con la variación en otro u otros factores” (Tamayo, 1995; p. 44). El
propósito de los estudios correlacionales es “conocer la relación que exista entre
dos o más conceptos, categorías o variables en un contexto en particular”, en otras
palabras, los estudios correlacionales miden el grado de asociación entre esas dos o
más variables (cuantifican relaciones). Es decir, miden cada variable presuntamente
relacionada y, después, miden y analizan la correlación (Hernández, Fernández y
Baptista, 2010).
Finalmente, los estudios explicativos están dirigidos a responder por las causas de
los eventos y fenómenos físicos o sociales. Como su nombre lo indica, su interés se
centra en explicar por qué ocurre un fenómeno y en qué condiciones se manifiesta, o
por qué se relacionan dos o más variables (Hernández, Fernández y Baptista, 2010).
En esta clase de estudio el investigador, a través de diseños cuantitativos como los
experimentos de campo y la investigación ex-postfacto, siguiendo un razonamiento
hipotético deductivo, controla deliberadamente algunas condiciones del objeto o del
tema de investigación y manipula la variable independiente para verificar una cierta
clase de efectos sobre otra variable que depende de la primera (Suárez, 2002).
Investigaciones según su aporte
Básicamente, las investigaciones pueden aportar de manera teórica al ensancha-
miento de la explicación conceptual, en cuyo caso se denominan investigaciones
básicas; o pueden ser destinadas de forma directa a resolver alguna problemática
en la sociedad o como respuesta práctica a una necesidad humana, en cuyo caso se
denomina investigación aplicada. Para Suárez (2002), “la investigación básica está
teóricamente orientada y tiene como finalidad la producción de nuevos conoci-
mientos teóricos; a esta misma investigación algunos la denominan investigación
pura” (p. 113). De otro lado, “la investigación aplicada tiene como propósito funda-
mental dar solución a problemas prácticos y solo indirectamente se interesa en la
obtención de un conocimiento nuevo” (Suárez, 2002, p. 113).
Investigaciones según el aporte al avance teórico
Los estudios teóricos son aquellos que presentan algún tipo de aporte teórico,
sistémico o conceptual a cualquiera de los campos de conocimiento. Tales aportes
pueden ser: “avances teóricos, estudios de revisión, actualización, comparación y
análisis crítico de teorías o modelos en un determinado campo” (Montero y León,
2007; p. 849).
Los estudios teóricos pueden ser clásicos o metaanálisis.
Las investigaciones teóricas de corte clásico “incluyen los estudios que gestio-
nan la revisión de ideas sin utilizar estadísticos para llevar a cabo la fundamen-
178 • Psicología jurídica Iberoamericana
tación de sus tesis” (Montero y León, 2007; p. 849). Es decir, que el interés de
la investigación no desborda lo teórico-conceptual y por ello el autor se apoya
en literatura de investigación ya existente para avanzar teóricamente en cualquier
área del conocimiento. En algunos casos, se puede presentar información empírica
cuando esta afecta aspectos teóricos. El objetivo de la investigación teórica clásica
es, pues, analizar una teoría ya existente señalando fallas o mostrar la superioridad
de unas teorías sobre otras.
Dentro de los estudios teóricos clásicos se encuentra el ensayo, escrito en pro-
sa que presenta la interpretación personal sobre un tema con base en elementos
teóricos, empíricos, hechos o informaciones reales. El objetivo es discutir un tema
desde una perspectiva eminentemente teórica aunque se utilicen datos empíri-
cos. El documento contiene los siguientes aspectos: resumen, introducción, cuerpo,
conclusión y referencias.
Otro estudio teórico clásico es la monografía. Esta hace énfasis en una cuestión
muy específica; el investigador tiene un interés reflexivo determinado sobre una
idea, un concepto, una definición, un constructo. En la monografía se evidencia de
forma clara la posición del autor. El documento monográfico contiene: resumen,
introducción, cuerpo, conclusión y referencias y se diferencia del ensayo principal-
mente en su extensión pero también en su alcance explicativo.
El Metaanálisis es un tipo de estudio teórico que utiliza diferentes estimadores
del tamaño del efecto para estudiar la evidencia acumulada sobre un determinado
problema de investigación (Montero y León, 2007). Como su nombre lo indica, en
el metaanálisis, hay una revisión interpretativa o analítica de una serie de estudios
sobre una temática específica. Esta técnica metodológica propia de las ciencias
sociales puede referirse a la visión panorámica sobre un tema o a la revisión crítica
del avance de una teoría, un concepto, una intervención, etc.
Así, son metaanálisis los estudios panorámicos, los estados del arte y las reseñas,
entre otras.
La panorámica o estudio panorámico tiene un carácter descriptivo o com-
pilativo, lo que no impide su interés científico si logra reunir materiales hasta
entonces dispersos y dan lugar a nuevas síntesis de los mismos (Sierra-Bravo,
1996). Es una investigación en la que se recogen todas las posturas posibles so-
bre un tema y se describe la tendencia explicativa. El documento presenta una
estructura básica compuesta por resumen, introducción, cuerpo, conclusión y
referencias.
El estado del arte, por su parte, versa sobre un tema particular haciendo énfasis
en un periodo de tiempo y su objetivo es evidenciar el desarrollo de un tema, pro-
ducto, idea o concepto en particular. Como todos los estudios teóricos, consta de:
resumen, introducción, cuerpo, conclusión y referencias.
La reseña es un metaanálisis propiamente dicho, cuyo interés es hacer una
evaluación crítica de material, teórico o empírico, ya publicado. En este estudio,
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 179
Tabla 7.4. Criterios para la clasificación del diseño experimental
Criterio Estrategia Diseño Subclasificaciones
Intergrupos o
A. Estrategia Cada tratamiento se intersujetos o de VI con dos niveles: D. bivalentes
de comparación administra a un grupo medida única (en caso de ser intergrupos se
entre distinto de sujetos Intrasujeto o de denominan D. de dos grupos)
tratamientos medidas repetidas VI con más de dos niveles: D.
Cada tratamiento se o tratamientos x funcionales, multivalentes o mul-
administra al mismo sujetos tinivel (en caso de ser intergrupos
grupo de sujetos Mixto o de medidas se denominan D. multigrupos)
parcialmente En función de la cantidad de
Combinación de las repetidas valores adoptados por cada VI y
estrategias intergrupos de otros criterios taxonómicos
e intrasujeto Simples o
unifactoriales
B. Cantidad Una sola variable
de variables independiente Complejos
independientes factoriales
o factores
De grupos
Dos o más variables completamente
independientes aleatorizados
Diseños con una o
Técnica de control: más dimensiones de
aleatorización bloqueo. Diseños
emparejados.
Técnica de control: Diseños jerárquicos
equilibración
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. C. Técnica de Técnica de bloqueo Diseños de bloques
control asociada simple aleatorios
a la estructura Técnica de doble Diseños de cuadrado
del diseño bloqueo latino
Técnica de triple Diseños de cuadrado
D. Cantidad de bloqueo grecolatino
variables Técnica de Diseños empa-
dependientes emparejamiento rejados. Diseños
Técnica de jerárquicos
nidamiento
Diseños intrasujeto
Técnica de control: el
propio sujeto Univariantes o
univariados
Una variable
dependiente Multivariantes o
multivariados
Varias variables
dependientes
180 • Psicología jurídica Iberoamericana
Criterio Estrategia Diseño Subclasificaciones
Completo
Presencia de unidades • Ausencia por imposibilidad de
experimentales en administrar tratamientos:
todas las combinacio- D. accidentalmente incompletos
nes de tratamientos • Ausencia con justificación me-
todológica: D. estructuralmente
E. Configura- Ausencia de unidades Incompleto incompletos:
ción completa experimentales en una – Los niveles de un factor
o incompleta o varias combinacio- (anidado) están representados
de las nes de tratamientos en un solo nivel de otro factor
combinaciones (experimental): D. jerárquico o
experimentales con variables anidadas.
– Inclusión de dos variables de
bloqueo: D. de cuadrado latino
intersujetos
– Inclusión de tres variables de
bloqueo: D. de cuadro greco-
latino
– Omisión de determinados
efectos factoriales (control):
D. de bloques incompletos
– Reducción del número de
combinaciones factoriales a
una fracción de la cantidad
total: D. fraccionado.
F. Tipo de téc- Basada en escritos Paramétrico
nica utilizada supuestos acerca de
para el análisis los parámetros No paramétrico
de datos poblacionales o de distribución
libre.
G. Control Supuestos menos
estadístico severos sobre los pará- Con covariables o
metros poblacionales de covarianza
H. Constancia
en el número Mediante ajuste Sin covariables
de observacio- estadístico de variables
nes perturbadoras
No utilización de
ajuste estadístico
Mismo número Equilibrado
de sujetos por
tratamiento
Diferente número No equilibrado
de sujetos por
tratamiento
Nota: Tomado de la Tabla 4.1 de Balluerka y Vergara (2002, pp. 25-26).
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 181
el investigador organiza, evalúa e integra material ya publicado, con el objetivo de
aportar al avance en la clarificación de un problema. En este tipo de investigación
impera más la relación temática de los componentes de estos artículos publicados,
que su orden cronológico.
Investigaciones según el diseño utilizado
Como ya se mencionó más arriba, el diseño es el formato usado para aproxi-
marse a la realidad. Desde el punto de vista empírico, los diseños se diferencian por
el tipo de variable en que recae el énfasis y por el relativo control que puede tener
el investigador sobre las mismas; esto determinará a su vez una clasificación de
los estudios. En este caso, recurriremos a la clasificación propuesta por Montero y
León (2007), debido a que es una de las más completas actualmente. Sin embargo,
para que el lector tenga algún grado de claridad al momento de escoger el diseño
que aplicará a su investigación, en la Tabla 7.4 se exponen algunas de las clasifica-
ciones de los diseños en psicología, más usadas.
Experimentos
Para catalogar una investigación como experimental es necesario que al menos una
de las variables independientes estudiadas haya sido manipulada explícitamente
por el investigador. Así, como bien lo advierte Suárez (2002):
Realizar un experimento significa tomar una acción para luego observar y extraer
unas conclusiones. El término experimento se refiere a un estudio de investigación
en el que se manipulan deliberadamente una o más variables independientes para
analizar las consecuencias de esa manipulación sobre una o más variables dependien-
tes dentro de una situación controlada por el investigador (p. 124).
Experimentos con grupos distintos (inter-sujeto). Para probar el efecto de cada
nivel de la variable independiente se asigna al azar, y uno a uno, a los participantes
a cada uno de los niveles; de esta forma las variables extrañas quedan equilibradas
en los distintos grupos. La eficacia máxima de este procedimiento de control se
alcanza cuando los grupos formados son grandes. Se recomienda que se especifique
cómo se ha materializado la adscripción. La mera utilización de la palabra “alea-
torio” no garantiza el proceso (Montero y León, 2007). Aquí, los sujetos o grupos
diferentes son esencialmente comparables a cada uno de los cuales se aplica un solo
nivel de la variable independiente o un solo tratamiento, si las variables son dos o
más (Sierra, 1996).
1. Diseño con una variable independiente, grupos aleatorios. Plan de investigación ba-
sado en la manipulación de una única variable independiente formando tantos gru-
pos al azar (inter-sujeto) como niveles tenga la variable (Montero y León, 2007). La
característica de incluir sujetos distintos en los grupos del experimento hace que el
182 • Psicología jurídica Iberoamericana
diseño se considere de grupos independientes, pero los sujetos son asignados al azar
a cada uno de los grupos por lo que estamos frente a un diseño de grupos aleatorios
(León y Montero, 1997; León y Montero, 2003).
2. Diseño con una variable independiente, grupos aleatorios y una variable bloqueada.
Experimentos inter-sujeto en los que, además, se ha controlado una variable extraña
mediante la formación de bloques (grupos de participantes con valores semejantes
en una variable extraña). Conviene analizar estadísticamente e informar del efecto
de la variable bloqueado (Montero y León, 2007). El bloqueo de una variable con-
siste en una técnica mediante la cual se pretende emparejar u homogeneizar los
grupos experimental y control con respecto a una variable anteriormente medida;
“los grupos se pueden emparejar atendiendo a la propia variable dependiente en
una medición previa al experimento” (León y Montero, 1997, p. 139).
3. Diseño con una variable independiente, grupos ya formados. Experimentos con va-
rios grupos en los cuales los participantes no han sido asignados de forma individual a
las condiciones, sino que, al no poderse desligar de su grupo, se adscribieron -al azar-
completos a las condiciones experimentales (Montero y León, 2007).
Experimentos con el mismo grupo (intrasujeto). Cada uno de los participantes
ha recibido todos los niveles de la variable independiente en todos los órdenes
(completo) o sólo en un orden (incompleto). La eficacia de este diseño depende
de haber controlado el efecto de la práctica acumulado por la repetición de tareas,
por lo que se debe indicar la forma utilizada, junto a la denominación del diseño
(Montero y León, 2007).
1. Diseño con una variable independiente, intrasujeto (el tratamiento se administra al
mismo grupo de sujetos), con ordenación aleatoria simple (completo). En este plan
experimental, la naturaleza de la variable independiente ha permitido muchas repe-
ticiones de cada nivel, por lo que la presentación final de los niveles y sus repeticiones
se ha hecho de forma aleatoria simple (Montero y León, 2007).
2. Diseño con una variable independiente, intrasujeto, con orden aleatorio por blo-
ques (completo). Según Montero y León (2007), el tiempo de ejecución de cada
presentación de los niveles de la variable independiente ha permitido hacer un
número moderado de repeticiones. Para asegurarse la compensación del efecto de
la práctica, la ordenación al azar de los niveles se ha hecho por bloques en los que,
en cada uno de ellos, aparecen todos los niveles. Cada participante ha pasado por el
total de repeticiones (completo).
3. Diseño con una variable independiente, intrasujeto, con orden reequilibrado AB, BA
(completo o incompleto). Las tareas correspondientes a cada uno de los dos niveles
(A, B) de la variable independiente necesitan un tiempo de ejecución que no permite
hacer repeticiones. La mitad de los participantes (al azar) ha realizado el experimento
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 183
en la secuencia AB y la otra mitad en la forma BA (incompleto). Si el investigador ha
usado el diseño completo, ABBA, deberá justificar que los efectos de la práctica sobre
la variable dependiente son lineales (Montero y León, 2007).
4. Diseño con una variable independiente, intrasujeto, con orden en cuadrado latino
(incompleto). La variable independiente, con tres o más niveles, tiene un tiempo de
presentación que no permite repeticiones. Los participantes se han dividido en gru-
pos al azar; cada grupo se ha asignado a cada una de las permutaciones de órdenes
de los niveles elegidos para configurar el cuadrado latino (Montero y León, 2007).
En el diseño de cuadrado latino, el control del efecto de la práctica (relacionado
con el orden de presentación del nivel de la variable independiente), se lleva a cabo
mediante la selección de un grupo de secuencias de presentación de entre todas las
posibles, lo que lo hace incompleto es el hecho de que los sujetos reciben todos los
niveles de la variable independiente una única vez (León y Montero, 2003).
Experimentos factoriales. Experimentos con más de una variable independiente,
en los que los niveles de las variables se presentan combinados entre sí. Pudiendo
ser, por ejemplo, factoriales completos, anidados, con reducción de grupos, etc., lo
cual se habrá de anotar en el nombre del diseño. Además del número de variables
independientes y sus niveles, se indicará la forma de estudiar cada variable: inter o
intrasujeto. Se señalarán, asimismo, las variables que no hayan sido manipuladas, en
el caso de que el diseño incluya alguna. (Montero y León, 2007) Por un lado, “en
el diseño factorial más sencillo, ambas variables independientes pueden ser experi-
mentales”; (León y Montero, 2003, p. 268) pero “en un diseño complejo se pueden
mezclar variables independientes sólo experimentales, sólo cuasiexperimentales o
experimentales y cuasiexperimentales” (León y Montero, 1997, p. 192).
Cuasiexperimentos
En estos casos, se trata de experimentos no puros en los cuales no se tiene el
control total de las variables. En los cuasiexperimentos, los sujetos no son asignados
al azar a los grupos ni emparejados u homogeneizados, sino que los grupos pue-
den incluso estar formados antes del experimento (Suárez, 2002). Dentro de esta
categoría y la de estudios ex post facto se han incluido todos aquellos estudios que,
aún teniendo el objetivo de contrastar una hipótesis de relación causal, tienen limi-
taciones –más o menos serias– para conseguirlo con éxito. Dentro de este primer
grupo se incluyen los diseños con intervención en los que se hacen aplicaciones en
situaciones naturales, en las cuáles es imposible asignar al azar a los participantes o
controlar el orden de aplicación de los niveles de la variable independiente. Dentro
de los diseños con intervención se pueden dar las variantes que se detallan a conti-
nuación (Montero y León, 2007).
184 • Psicología jurídica Iberoamericana
Pre-post. Se toma una medida antes de la intervención y otra después. Dentro de
esta categoría se han podido utilizar varios diseños (Montero y León, 2007). Aquí
los términos pre y post hacen referencia a las evaluaciones que se aplican a los su-
jetos; si se quiere se puede usar el término más amplio observación antes y después
de aplicar una intervención o tratamiento.
1. Pre-post, un grupo. El tratamiento se ha aplicado a un único grupo. Se aconseja que
el investigador argumente contra las amenazas de este diseño tan débil (Montero
y León, 2007). En este caso se hace una observación previa, luego se aplica la va-
riable independiente (tratamiento o intervención) y finalmente, se mide la variable
dependiente para ver el efecto o cambio posterior.
2. Pre-post, dos grupos, uno de cuasicontrol. Además del grupo al que se ha apli-
cado el tratamiento, se ha medido en la variable dependiente, en los dos mismos
momentos, a otro grupo de participantes similar, no tratado y no formado al azar.
Por no tener las garantías de los grupos control formados al azar es por lo que se
denomina “cuasicontrol” (Montero y León, 2007). Según Kerlinger y Lee (2002),
a diferencia del diseño de dos grupos (o grupo control) con pretest y postest, en
el diseño pre-post de dos grupos, lo cuasiexperimental consiste en que no hay una
asignación aleatorizada de los participantes a los grupos, ni hay apareamiento de los
participantes para luego repartirlos aleatoriamente en los grupos, de aquí deviene
la debilidad del diseño debido a la imposibilidad de determinar el verdadero efecto
sobre la variable dependiente.
3. Pre-post, dos grupos, uno de una cohorte anterior. En este diseño se ha mejorado el
control de variables al utilizar como cuasicontrol un grupo de una cohorte anterior.
El investigador deberá señalar cuáles son las variables institucionales que permiten
argumentar la equivalencia de los grupos (Montero y León, 2007).
4. Pre-post, un grupo, con cuasicontrol en una segunda variable dependiente. Al no
ser posible utilizar un grupo de cuasicontrol, el investigador ha utilizado otra medi-
da dependiente para mostrar que la intervención ha sido eficaz. Para que la segunda
variable sirva de comparación es necesario justificar que no está conectada con la
dependiente principal (Montero y León, 2007). El principio sobre el que descansa
este diseño es que si disponemos de una intervención que puede modificar dos
conductas, al aplicarlo a una sí y a otra no, podemos esperar el registro de cambios
en una de las variables mientras la otra queda intacta (León y Montero, 1997; León
y Montero, 2003).
Solo post. Estos planes corresponden a situaciones en las que únicamente se pue-
den tomar medidas tras la intervención, la cual ha podido hacer el propio inves-
tigador o no. Dentro de esta categoría figuran los siguientes diseños (Montero y
León, 2007). Las restricciones de los diseños sólo post son muy altas ya que no hay
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 185
medidas previas; hay menos controles, más amenazas y por ende las interpretacio-
nes causales deben ser más cautas (León y Montero, 1997; León y Montero, 2003).
1. Solo post, dos grupos, uno de cuasicontrol. El investigador ha utilizado el más sim-
ple de los esquemas: un grupo que fue tratado y después medido se compara con
otro cuasicontrol que no fue tratado. Dada la gran cantidad de amenazas de esta
estrategia, se deberá argumentar, fundamentalmente, sobre la equivalencia de los
grupos (Montero y León, 2007).
2. Solo post, dos grupos, uno de una cohorte anterior. Investigación cuasiexperimental
solo post, con dos grupos, donde el de cuasicontrol se mejora al provenir de una
cohorte anterior (Montero y León, 2007).
3. Solo post, grupos duplicados, con cuasicontrol simultáneo. El plan solo post simple
se ha mejorado al duplicar tanto el grupo experimental como el cuasicontrol. El
investigador deberá mostrar la semejanza de resultados entre los grupos experi-
mentales frente a la diferencia respecto al conjunto de los cuasicontrol (Montero y
León, 2007).
4. Solo post, grupos duplicados, con cuasicontrol en cohortes sucesivas. Diseño solo
post en el cual se ha buscado incrementar la validez, además de con la duplicación
de grupos, con el control de variables institucionales; por eso, el grupo cuasicontrol
(dividido) se ha tomado en una cohorte del mismo centro (Montero y León, 2007).
5. Solo post, con dos o más tratamientos. En este plan, el investigador ha trabajado
con una variable independiente con dos o más modalidades; en consecuencia se
tiene información sobre la variable dependiente en grupos que han sido sometidos
a diferentes modalidades de tratamiento (Montero y León, 2007).
Serie temporal interrumpida. La naturaleza de la variable dependiente ha permi-
tido tomar repetidas puntuaciones antes y después de la intervención. Dentro de
esta categoría se han podido usar diferentes diseños (Montero y León, 2007). El
empleo de este diseño permite separar los efectos reactivos de medición del efecto
de la variable independiente, es decir, determinar que es más efectivo si las reac-
ciones ante la medición o el efecto de la variable experimental (Kerlinger y Lee,
2002). Las características comunes a los diseños de serie temporal interrumpida
son: “repetición en el tiempo de las observaciones antes y después de la interven-
ción y prueba del efecto absoluto de la intervención con los mismos sujetos” (León
y Montero, 2003).
1. Serie temporal interrumpida, un grupo. A un único conjunto de participantes se le
aplica un tratamiento, pero se toman varias medidas de la variable dependiente a lo
largo de un periodo previo y a lo largo de un periodo posterior (Montero y León,
2007).
186 • Psicología jurídica Iberoamericana
2. Serie temporal interrumpida, con dos grupos, uno de cuasicontrol. Igual que en el
caso anterior, pero con el añadido de que al mismo tiempo se toman las mismas
medidas en otro grupo de comparación que no ha sido formado al azar (Montero
y León, 2007). Este diseño de series de tiempo múltiple “tiene la ventaja de que
elimina el efectos de la historia al incluir un grupo control compuesto de un grupo
equivalente de participantes –o por lo menos comparable– que no recibe la condi-
ción de tratamiento (Kerlinger y Lee, 2002, p. 493).
3. Serie temporal interrumpida, un grupo, con cuasicontrol en una segunda variable
dependiente. En este caso, el grupo de comparación no está constituido por otras
personas sino por las medidas en otra variable dependiente no sometida a trata-
miento (Montero y León, 2007).
4. Discontinuidad en la regresión. La intervención se ha producido a partir de un va-
lor pre en la muestra y se han estudiado los valores post en el entorno de ese punto
(Montero y León, 2007).
Estudios ex post facto
La expresión ex post facto es clara al advertir que el investigador es un extraño que
llega a observar el hecho después que ha tenido lugar. Por esto, en este grupo se
incluyen aquellos estudios en los que las limitaciones para el contraste de las rela-
ciones causales vienen dadas por la imposibilidad de manipular la variable indepen-
diente. En otros sistemas de clasificación se usa la etiqueta de correlacionales para
hacer referencia a algunos de los que se presentan. Aquí se prefiere no utilizarla
porque hace mención a un índice estadístico y porque es imprecisa con respecto
a algunos elementos del plan de investigación (por ejemplo, la distinción entre
estudio prospectivo y retrospectivo de grupo único). Dentro de esta categoría se
han podido seguir los siguientes planes de investigación (Montero y León, 2007).
Retrospectivos. Se comienza estudiando la variable dependiente y después se prue-
ban posibles variables independientes. Dentro de esta categoría se han podido usar
algunas variantes (Montero y León, 2007). Según León y Montero (1997), “una for-
ma de resumir en qué consiste la estrategia retrospectiva sería señalando que primero
medimos la variable dependiente y, después, buscamos hacia atrás posibles explica-
ciones de la misma, es decir, medimos las posibles variables independientes” (p. 304).
1. Retrospectivo, un grupo, simple. Esta categoría implica que el investigador ha elegi-
do un grupo (clave) de participantes por poseer todos una “característica” (síndro-
me clínico, historia personal, etc.) cuyas posibles causas se quieren estudiar (Mon-
tero y León, 2007).
2. Retrospectivo, dos grupos, uno de cuasicontrol. En este caso se ha añadido un grupo
de participantes que poseen los mismos valores que el grupo clave en un conjunto
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 187
de variables que se quieren controlar, pero que no poseen esa “característica” cuya
causa se estudia (Montero y León, 2007).
3. Retrospectivo, un grupo, múltiples medidas. Esta última categoría implica que el
investigador ha tenido la posibilidad de incluir en su muestra participantes que
-además de determinados valores en la variable dependiente- poseen la mayor he-
terogeneidad posible en todas las variables potencialmente independientes (Mon-
tero y León, 2007).
4. Estudios historiográficos bibliométricos. Según Montero y León (2007), son estu-
dios que ponen a prueba relaciones entre variables en una situación ya pasada (ex
post facto), pero en los que las unidades de análisis no son personas sino objetos
(habitualmente documentos).
Prospectivos. Se comienza estudiando una variable independiente y después se
mide la dependiente. Hay que tener en cuenta que la simple ordenación temporal
del registro de las variables independiente y dependiente no permite considerar
un diseño como prospectivo. El lapso temporal entre variables independiente y
dependiente debe permitir que la primera actúe sobre la segunda. Dentro de esta
categoría se han podido usar distintos diseños (Montero y León, 2007; León y
Montero, 2003; León y Montero, 1997).
1. Prospectivo, una variable independiente, simple. Se ha estudiado el efecto de una
única variable independiente que no se manipula sino que ha actuado de forma
natural. El investigador se ha limitado a seleccionar participantes por poseer un
determinado valor en la misma (Montero y León, 2007).
2. Prospectivo, con más de una variable independiente, factorial. Se ha estudiado el
efecto de una variable independiente, que se presenta combinada con los niveles de
otra/s variable/s independiente/s, sobre una dependiente. Ninguna de las variables
independientes ha sido manipulada, sino que se han elegido grupos de participan-
tes que poseían combinaciones de valores en ellas (Montero y León, 2007).
3. Prospectivo, un grupo, múltiples medidas. Se ha estudiado el efecto de un conjun-
to de variables independientes que fueron medidas en una única muestra, lo más
grande y representativa posible, antes de que aparecieran sus valores en la variable
dependiente (Montero y León, 2007).
4. Prospectivo, con más de un eslabón causal. Se ha estudiado el efecto de un conjun-
to de variables independientes en, al menos, dos eslabones causales, de tal modo
que existen variables que son a la vez independientes con respecto a la dependien-
te y dependientes con respecto a las que aparecen en un eslabón causal anterior
(Montero y León, 2007).
188 • Psicología jurídica Iberoamericana
Evolutivos. Diseños en los que la variable independiente es el paso del tiempo, va-
riable que no se puede manipular. Dentro de esta categoría se han podido utilizar
diferentes diseños (Montero y León, 2007).
1. Evolutivo, transversal. Se han comparado grupos que tienen diferentes valores en la
variable edad en un único momento temporal (Montero y León, 2007).
2. Evolutivo, longitudinal. Se ha comparado al mismo grupo de participantes en una
determinada variable dependiente según pasa el tiempo (Montero y León, 2007).
Este diseño consiste pues, “en la medida o registro de las respuestas de uno o más
individuos, en diferentes intervalos de tiempo, a lo largo de un determinado espacio
de tiempo” (Anau, 1997, p. 62).
3. Evolutivo, secuencial. Se estudia el efecto de la variable edad combinando un dise-
ño longitudinal con la comparación entre, al menos, dos cohortes distintas (Monte-
ro y León, 2007).
Experimentos de caso único
En esta categoría se incluirán todos los estudios experimentales en los que un solo
individuo es su propio control. Se han recogido ocho variantes (Montero y León,
2007).
Diseño sin retirada, AB. Diseño en el que no se puede retirar el tratamiento.
Diseño de retirada, ABAB. Diseño básico de caso único con retirada del tratamien-
to y finalización con intervención (Montero y León, 2007). La repetición del tra-
tamiento proporciona al investigador información adicional sobre la fortaleza de la
intervención del tratamiento, al tiempo que da evidencia de que fue el tratamiento
el que generó el cambio en el comportamiento (Kerlinger y Lee, 2002).
Diseño con dos tratamientos, ABACA. Con este plan se ha comparado la eficacia
de dos tratamientos distintos sobre el mismo paciente. En el esquema general B y
C representan a los tratamientos (Montero y León, 2007).
Diseño con tres niveles de tratamiento, ABAB’AB’’. Con esta estrategia se han
comparado las diferencias en eficacia entre varios niveles de intensidad creciente
de una intervención (Montero y León, 2007).
Diseño para contrastar la interacción, A-B-A-C-A-B-BC-C. Con este diseño se ha
estudiado la interacción de dos tratamientos (B y C en este caso). Cualquier otra
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 189
variante de este plan debe incluir intervenciones y retiradas de cada terapia, más la
presentación conjunta de ambas (Montero y León, 2007).
Línea base múltiple, varias conductas, el mismo paciente. Con esta estrategia, varias
conductas son registradas de forma simultánea; a continuación, de forma escalonada
en el tiempo, se intervienen cada una de ellas. Las comparaciones se realizan entre las
fases tratadas con las que permanecían en línea base (Montero y León, 2007).
Línea base múltiple, varios pacientes, la misma intervención. En este diseño el
escalonamiento temporal se ha aplicado a los pacientes, los cuales recibieron la in-
tervención de forma secuencial, mientras los otros fueron registrados en línea base
(Montero y León, 2007).
Línea base múltiple, varias situaciones, la misma intervención. En este diseño el
escalonamiento temporal se ha aplicado a diferentes contextos. El propósito ha
sido observar el cambio en diferentes ambientes, cuando la conducta recibe el re-
fuerzo adecuado. Se puede estudiar tanto a un paciente como a un grupo. (Mon-
tero y León, 2007) La clave del diseño está en que “si los cambios en las conductas
coinciden con la introducción del tratamiento, eso proporciona evidencia de que el
tratamiento es eficaz” (Kerlinger y Lee, 2002, p. 502).
Investigación histórica
Hay dos aproximaciones históricas a la realidad: la historia y la historiografía. El
método propio de la investigación histórica es analítico y sintético; en su aspecto
analítico, la descomposición del hecho histórico es básicamente reflexiva e inter-
pretativo-hermenéutica. Lo sintético está relacionado con la capacidad explicativa
de las conclusiones de la investigación. La investigación histórica se organiza a
través de métodos de reorganización de la realidad del tipo cronológico, geográfico
y etnográfico. En ocasiones será necesario recurrir a otras ciencias auxiliares, tales
como: arqueología, paleografía, numismática, epistemología, sigilografía, diplomá-
tica, heráldica, iconografía y otras.
Investigación de corte psicométrico
En palabras de Coolican (1997), “la precisión en muchas áreas de investigación
requiere mediciones cuantitativas, mismas que se conducen a varios niveles” (p.
223). A lo que hace referencia este autor es que aunque en psicología se pue-
de investigar desde el enfoque cualitativo, también es viable e incluso a veces
necesario estudiar variables desde un punto de vista cuantitativo. Los estudios
psicométricos también han sido considerados instrumentales por cuanto apuntan
190 • Psicología jurídica Iberoamericana
a la construcción, validación, estandarización y revisión de herramientas o ins-
trumentos evaluativos. En este lugar se pueden investigar aspectos propios de los
instrumentos de medición y evaluación como: dilucidación del constructo (aunque
en este lugar se puede optar por un estudio de corte teórico), construcción de
instrumentos, adaptación de instrumentos, análisis de reactivos o ítems, validez,
confiabilidad, estandarización.
Antes de seguir adelante, y en lo que respecta a la medición de las variables,
es necesario recordar que los datos se pueden medir en cuatro niveles o escalas:
nominal, ordinal, de intervalo y de razón (Runyon y Haber, 1987; Coolican, 1997;
Hopkins, Hopkins, y Glass, 1997; Siegel y Castellán, 1998; Cohen y Swerdlik,
2001; Hogan, 2004; Coolican, 2005). La escala nominal implica el uso de un ró-
tulo extraído a partir de una serie de características que generan la clasificación
o asignación de categorías (la variable género, por ejemplo, asume los valores fe-
menino y masculino); en el caso de las escalas ordinales, el cambio es la inclusión
de la posibilidad de orden o jerarquía sin que esto implique una distancia o una
medida igual entre diferentes valores en la jerarquía y sin que implique un valor
cero; en las escalas intervalares las distancias entre valores son iguales o, lo que es
mejor, las unidades de medida son idénticas sin importar si se trata del primer valor
en comparación con el segundo o si es más bien entre los valores que ocupan los
lugares décimo y decimoprimero (este nivel de medida es propio de las escalas de
inteligencia); finalmente, en las escalas de razón se combinan las bondades de los
niveles ya explicados, lo cual unido a la existencia de un cero o punto absoluto, le
da el poder para realizar cualquier tipo de operación matemática.
Adicionalmente, cada investigación debe ser contextualizada a la luz de la Teo-
ría Clásica de los Test y/o de la Teoría de la Respuesta al Ítem, así como las demás
teorías de corte psicométrico.
La Teoría de Respuesta al Ítem (TRI) “intenta brindar una fundamentación
probabilística al problema de medir constructos latentes (no observables) y con-
sidera al ítem como unidad básica de medición” (Cortada, N., 2004, p. 95). Por su
parte, la Teoría Clásica de los Test (TCT) es un modelo estadístico que fundamenta
de manera adecuada las puntuaciones de los test y permite la estimación de los
errores de medida asociados a todo el proceso de medición (Muñiz, 2000).
Aunque existe tal diferencia, Cortada (2004) resalta que:
La teoría de la respuesta al ítem así como la teoría clásica de los tests consideran que
cada individuo lleva asociado un parámetro individual, que en la teoría de la respues-
ta al ítem se denomina aptitud, incluyendo cualquier rasgo psicológico y se simboliza
por la letra griega θ (zeta), y en la teoría clásica se denomina puntaje verdadero (V),
que es inobservable pero que se puede estimar por sus manifestaciones observables
que son los puntajes originales, X1, X2 ....Xn, de los tests (p. 97).
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 191
En la Tabla 7.5 se pueden evidenciar las diferencias postulares entre los
dos modelos, la TCT y la TRI. Tales postulados nacen de modelos matemáticos
explicativos muy distintos: el modelo lineal clásico en lo que respecta a la TCT
y en el caso de la TRI, los modelos son funciones matemáticas que relacionan
las probabilidades de una respuesta particular a un ítem, con la aptitud general
del sujeto.
De otro lado, la Teoría de Respuesta al Ítem ha desarrollado tres modelos ex-
plicativos: el modelo logístico de un parámetro, más conocido como modelo de
Rasch; el modelo de dos parámetros de Lord, elaborado a partir de la distribución
normal; y el modelo de tres parámetros, donde se inserta una cuantificación del
seudo azar.
Frente al constructo, se puede decir que es el concepto que da base a la me-
dición que se pretende hacer. Es común que la construcción teórica en psicología
esté atravesada por entidades hipotéticas de difícil o controvertida definición. Para
Kerlinger y Lee (2002), “un constructo es un concepto con el significado adicio-
nal de haber sido creado o adaptado para propósitos científicos especiales” (p. 4).
Mientras un concepto es una palabra que expresa una abstracción a partir de ele-
mentos particulares, un constructo es un concepto pero con una intencionalidad
científica específica. El que el constructo sea de manera deliberada y conciente
usado en ciencia implica que: se incorpore en los sistemas teóricos y se relacione de
múltiples formas con otros constructos, y el constructo se define y especifica de tal
manera que pueda ser medido (Kerlinger y Lee, 2002). De tal suerte que el inves-
tigador en psicología jurídica tiene aquí la fuente de los instrumentos de medida
más importantes de su campo de desempeño.
Tabla 7.5. Comparación entre los supuestos de la TCT y la TRI
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Supuestos TCT Postulados TRI
La puntuación verdadera (V) es la es- El resultado de un examinado en un ítem
peranza matemática de la empírica: V puede ser explicado por un conjunto de
= E(X), donde X es la variable aleatoria factores llamados rasgos latentes o aptitu-
“puntuación empírica del sujeto”. des que se simbolizan por θ.
Se asume que no existe correlación La relación entre la respuesta de un sujeto
entre las puntuaciones verdaderas de a un ítem y el rasgo latente que subyace
los sujetos en un test y sus respectivos puede describirse como una función mo-
errores de medida: p(v, e) = 0. notónica creciente que se llama función
característica del ítem o curva caracterís-
tica del ítem (CCI).
192 • Psicología jurídica Iberoamericana
Los errores de medida de los sujetos en Las estimaciones de la aptitud (θ) obteni-
das con distintos ítem serían iguales y las
un test no correlacionan con sus erro- estimaciones de los parámetros de los ítem
obtenidos en distintas muestras de exami-
res de medida en otro test distinto: p(ej, nados serán iguales.
ek) = 0.
Nota. Esta tabla fue construida con base en Muñiz (2000, p. 29) y Cortada (2004, pp. 98-99).
En lo que respecta a la confiabilidad de los instrumentos, esta refiere a la capa-
cidad inalterable de la medida, de una situación a otra, de un sujeto a otro. Pense-
mos en una cinta métrica hecha de un material que se expande con el incremento
de la temperatura ambiente. Tal cinta métrica sería nada confiable ya que a medida
que aumenta la temperatura, ésta se estira y la medida sobre un mismo sujeto varía.
Son varias las fuentes de disminución de la confiabilidad en los instrumentos psico-
lógicos (Adkins, 1996), pero a través de los procedimientos estadísticos de confia-
bilidad podemos superar estas dificultades. Desde el punto netamente estadístico,
“el término confiabilidad se refiere a la proporción de la varianza total atribuida a
la varianza verdadera” (Cohen y Swerdlik, 2001, p. 155).
De tal manera que “un instrumento de medida, en nuestro caso un test o una
escala, se considera fiable si las medidas que se hacen con él carecen de errores
de medida, son consistentes” (Muñiz, 2000, p. 33). Confiabilidad es sinónimo de
consistencia de las medidas obtenidas por una persona cuando se le aplica la misma
prueba, una y otra vez (Anastasi y Urbina, 1998; Hogan, 2004); también se puede
entender como la precisión con la que mide la prueba (Cohen y Swerdlik, 2001).
Sin embargo, no se puede confundir la confiabilidad del instrumento de medida
con la estabilidad o modificabilidad del constructo medido (Muñiz, 2000); es decir
que la variabilidad en la medida del constructo debe ser claramente determinada a
través de un instrumento confiable, ya que la estabilidad de la medida se relaciona
con la fiabilidad del instrumento mientras no existan razones, ni empíricas ni teó-
ricas, que nos hagan suponer un cambio en el constructo medido.
La confiabilidad de un instrumento está dada por un coeficiente estimado a
partir del cálculo estadístico de la correlación entre las puntuaciones de los sujetos
en un par de test paralelos. Por esto, se suelen utilizar tres formas empíricas para
calcular la fiabilidad del instrumento: Método de las formas paralelas que consiste
en construir dos instrumentos paralelos para aplicarlos a una muestra representati-
va de la población de interés, para calcular la correlación entre los puntajes obteni-
dos por los grupos en las dos versiones del test. El método Test-Retest, consiste en
calcular el coeficiente de correlación entre los puntajes obtenidos por los mismos
sujetos en dos momentos diferentes en los cuales les fue aplicada la misma versión
del instrumento. Debido a que el transcurso del tiempo es uno de los factores de
maduración (una fuente principal de error en la investigación), “el margen tem-
poral entre las dos ocasiones –de aplicación– suele ser desde un día hasta un mes”
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 193
(Hogan, 2004, p. 98). El coeficiente de confiabilidad consiste en una medida de
correlación entre las dos ocasiones en que se aplicó el instrumento y generalmente
recibe el nombre de coeficiente de estabilidad (Cohen y Swerdlik, 2001; Hogan,
2004). Para Anastasi y Urbina (1998), “la confiabilidad del retest muestra el grado
en el que los resultados de una prueba pueden generalizarse en otras ocasiones”;
es una relación inversa en la que a mayor confiabilidad de la prueba, menor efecto
sobre los resultados, de los cambios en la condición de los examinados o del entor-
no de aplicación. Quizá las dificultades más relevantes que se presentan con el uso
de la técnica de Test-Retest son: que la medida no nos dice nada sobre el error no
sistemático debido a las variaciones en el contenido de la prueba; generalmente, los
sujetos no están totalmente dispuestos a repetir la prueba sobre todo si esta es muy
extensa; además es posible que se genere un efecto de la primera presentación de la
prueba sobre la segunda, incluso hasta el nivel del recuerdo parcial de su contenido
por parte del sujeto (Hogan, 2004).
Para evitar las dificultades expuestas, se utiliza el método de la confiabilidad de
formas alternas o equivalentes. Básicamente, “las mismas personas pueden ser eva-
luadas con una forma en la primera ocasión y con otra equivalente en la segunda”
(Anastasi y Urbina, 1998, p. 93). En este caso, también se calcula un coeficiente de
correlación pero entre los puntajes obtenidos en dos formas de la misma prueba, lo
cual constituye el coeficiente de confiabilidad del instrumento, generalmente de-
nominado coeficiente de equivalencia, “que no sólo mide la estabilidad temporal,
sino también la consistencia de las respuestas a diferentes muestras de reactivos (o
formas de la prueba), lo que permite combinar dos tipos de confiabilidad” (Anas-
tasi y Urbina, 1998, p. 93). La aplicación de este método no está exenta de difi-
cultades que pueden sesgar el valor obtenido para el coeficiente de confiabilidad:
puede haber reticencia por parte de los sujetos, a presentar la segunda versión de
la prueba; la motivación, la fatiga, la práctica, el aprendizaje, el efecto de la terapia;
también puede sobrevenir una fuente de error en la muestra de reactivos ya que
algunos de ellos pueden resultar dificultando o favoreciendo la respuesta por parte
del sujeto; económicamente requiere del doble de tiempo y trabajo lo cual lo hace
costoso. Sin embargo, “una ventaja primordial de usar una forma alternativa o pa-
ralela de una prueba es que minimiza el efecto de la memoria para el contenido de
una forma de prueba aplicada con anterioridad” (Cohen y Swerdlik, 2001).
En el Método de Dos Mitades, se aplica el test a un único grupo de sujetos
a quienes se les deducen dos medidas (una por cada mitad del instrumento) y
luego se calcula el coeficiente de correlación entre las puntuaciones de las dos
mitades. Esta es una forma muy útil y menos costosa que puede usarse con tran-
quilidad, como forma alternativa al de las dos pruebas equivalentes y al método
de test-retest. Quizá la advertencia más seria es que la confiabilidad en este caso,
no la arroja la correlación entre los puntajes de las dos mitades de la prueba (no
sólo debido a que no siempre se trata de la mitad exacta). Por esto, será necesario
194 • Psicología jurídica Iberoamericana
aplicar a la correlación obtenida, una corrección estadística conocida como co-
rrección Spearman-Brown, cuya fórmula general incluso nos permite calcular el
efecto estimado en la confiabilidad de la consistencia interna de cualquier cambio
en la longitud del instrumento (Hogan, 2004; Cohen y Swerdlik, 2001; Anastasi
y Urbina, 1998).
La validez hace referencia a que el instrumento mide lo que dice medir. El ter-
mómetro mide la temperatura; el barómetro mide la presión atmosférica; el instru-
mento psicológico debiera medir un constructo específico. Así, “si una prueba no
está midiendo aquello que pretende medir consistentemente, entonces no puede
ser válida para proceso alguno” (Adkins, 1996, p. 31). El procedimiento estadístico
para establecer la validez de un instrumento, es toda una investigación que bien
puede llevar a cabo el psicólogo jurídico tras la construcción o traducción de un
instrumento que pretende medir un constructo de su interés. De tal manera que,
para Muñiz (2000):
La validez se refiere al conjunto de pruebas y datos que han de recogerse para garanti-
zar la pertinencia de tales inferencias. El problema de hallar la validez de un test es el
problema general de la ciencia para validar una teoría, implica, por tanto, la utilización
de los métodos y procedimientos habituales de la investigación científica (p. 152).
Dentro del proceso de validación de un instrumento, deben distinguirse tres
bloques: la validez de contenido que se refiere a la necesidad de que el test sea una
muestra apropiada y representativa de los contenidos que se pretenden evaluar con
él (que cubra suficientemente el constructo); la validez predictiva o grado de efica-
cia con la que se puede predecir o pronosticar una variable criterio (o de interés)
a partir de los puntajes en el instrumento validado; y la validez de constructo, re-
lacionada con el hecho de que el instrumento supera la mera conjunción de ítems,
convirtiéndose en una medida de un concepto, una teoría, un constructo.
Algunos autores (Anastasi y Urbina, 1998; Cohen y Swerdlik, 2001, Hogan,
2004), llaman la atención sobre la validez aparente o de facie, es decir sobre lo que
a primera vista parece medir la prueba; los observadores de la prueba (evaluados,
personal administrativo, aplicadores de la prueba), pueden considerar que el ins-
trumento mide la variable, o se acerca al constructo que se desea medir, pero no
pueden dar por sentado su validez sin someterlo al procedimiento adecuado.
En cuanto a la validez de contenido, esta hace referencia a la relación entre el
contenido de una prueba y cierto campo de conocimiento, como es el caso de la
prueba que pretende medir alienación parental y en sus reactivos incluye aquellos
que den cuenta de la presencia de este fenómeno a la luz del desarrollo teórico
actual, al tiempo que desecha aquellos que pueden estar referidos a otros temas.
Generalmente, el método más común para determinar el valor de la validez de
contenido de un instrumento se relaciona con la consulta a expertos en el tema
o jueces y con ayuda del estadístico se calcula la Razón de validez de Contenido
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 195
para cada reactivo, de tal manera que “si la cantidad de acuerdo observado tiene
una probabilidad de más de 5% de ocurrir al azar, el reactivo debería eliminarse”
(Cohen y Swerdlik, 2001, p. 189).
Al hablar de validez de criterio, se debe tener en cuenta que “un criterio puede
definirse en forma amplia como la norma contra la cual es valorada una prueba
o una puntuación de prueba” (Cohen y Swerdlik, 2001, p. 191). Se puede decir,
entonces, que el interés estaría en establecer la relación entre el desempeño en
una determinada prueba y un criterio previamente establecido. Aquí emergen dos
aspectos importantes: la validez predictiva o capacidad del instrumento para pre-
decir a partir de su aplicación lo que podría suceder con un sujeto, en un futuro
cercano, con respecto al constructo que mide; la validez concurrente entendida
como la posible relación entre dos instrumentos diferentes que miden el mismo
constructo, o dos instrumentos que miden diferentes constructos cada uno. Según
Hogan (2004), los tres usos más comunes de la validez relacionada con el criterio,
se refieren a: “a) un criterio externo y realista que defina el criterio de interés, b)
contraste del grupo, y c) otra prueba” (p. 126).
En lo que respecta a la validez de constructo, ésta “es un juicio de lo apropiado
de las inferencias extraídas de las puntuaciones de prueba respecto a posiciones in-
dividuales en una variable llamada ‘constructo’” (Cohen y Swerdlik, 2001, p. 206).
Para evidenciar la validez de constructo se pueden usar diferentes procedimientos:
evidencia de homogeneidad, evidencia de cambios con la edad, evidencia de cam-
bio preprueba/posprueba, evidencia de grupos distintos, evidencia convergente y
evidencia discriminante.
BIBLIOGRAFÍA
Adkins, D. (1996). Elaboración de test. Desarrollo e interpretación de los test de aprovechamiento. (2ª
ed., R. Díaz-Guerrero, Trad.). México: Trillas. (Trabajo original publicado en 1965).
Agreda, E. J. (2004). Guía de investigación cualitativa interpretativa. San Juan de Pasto, Colombia:
I.U. CESMAG.
Aguirre, Á. (2009). Estudios de etnopsicología y etnopsiquiatría. Barcelona: Marcombo. Versión
electrónica consultada el 12 de abril de 2010, disponible en: http://site.ebrary.com/lib/cor-
punitecsp/Doc?id=10280094
Arnau, J. (1997). Diseños de investigación aplicados en esquemas. Barcelona: Universitad de Bar-
celona.
Balluerka, N. y Vergara, A. I. (2002). Diseños de investigación experimental en psicología. Madrid:
Prentice Hall.
Bonilla-Castro, E. y Rodríguez, P. La investigación en ciencias sociales. Más allá del dilema de los
métodos. (2ª ed.). Bogotá: Uniandes-Norma.
Carvajal, L. (1996). Metodología de la investigación. Curso general y aplicado. (13ª ed.). Cali: FAID.
196 • Psicología jurídica Iberoamericana
Cohen, E. y Nagel, M. (1990). Introducción a la lógica y al método científico. 2. Lógica aplicada y
método científico. (N. A. Míguez, Trad.). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabajo original publicado
en 1961).
Cohen, R. J. y Swerdlik, M. E. (2001). Pruebas y evaluación psicológicas. Introducción a las prue-
bas y a la medición. (4° ed.; J. A. Velásquez, Trad.). México: McGraw-Hill. (Trabajo original
publicado en 1996).
Congreso de la República de Colombia (2006). Ley 1090 de 2006. Diario Oficial No. 46.383 de
06 de septiembre de 2006. Recuperado el 21 de febrero de 2010, del sitio Web del Colegio
Colombiano de Psicólogos COLPSIC: http://www.colpsic.org.co/resources/Ley1090-06.pdf
Coolican, H. (2005). Métodos de investigación y estadística en psicología. (G. Padilla Sierra, S. M.
Olivares Bari y J. L. Núñez Herrejón, Trads.; 3° ed.). México: Manual Moderno.
Coolican, H. (1997). Métodos de investigación y estadística en psicología. (M. García Mulsa, Trad.;
2° ed.). México: Manual Moderno.
Corbetta, P. (2003). Metodología y técnicas de investigación social. (M. Díaz & S. Díaz, Trads.).
Madrid: McGraw-Hill/Interamericana.
Cortada, N. (2004). Teoría de Respuesta al Ítem: Supuestos Básicos. [Versión electrónica], Eva-
luar, 4, 95-110.
Currás, E. (1985). Documentación y metodología de la investigación científica. Cuaderno de trabajo.
Madrid: Paraninfo.
De La Torre, E. y Navarro, R. (1990). Metodología de la investigación bibliográfica, archivística y
documental. México: McGraw-Hill.
García, E. A. (1992). Iniciación a la investigación científica. Historia, método y formalidad. Bogotá: G. E.
Hammersley, M. y Atkinson, P. Etnografía. Métodos de investigación. (2ª ed.; J. Trejo, Trad.). Barce-
lona: Paidós Ibérica. (Trabajo original publicado en 1995).
Hogan, T. P. (2004). Pruebas psicológicas. Una introducción práctica. (J. L. Núñez, Trad.). Méxi-
co: Manual Moderno. (Trabajo original publicado en 2003).
Hopkins, K. D., Hopkins, B. R. y Glass, G. V. (1997). Estadística básica para las ciencias sociales
y del comportamiento. (3° ed.; R. Cruz, Trad.). México: Pearson Educación. (Trabajo original
publicado en 1996).
Kerlinger, F. N. y Lee, H. B. (2002). Investigación del comportamiento. Métodos de investigación
en ciencias sociales. (4ª ed.; L. E. Pineda & I. Mora, Trads.). México: McGraw-Hill. (Trabajo
original publicado en 1986).
Kuhn, T. S. (2004). La estructura de las revoluciones científicas. (A. Contin, Trad.). Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica – Breviarios (Trabajo original publicado en 1962; Posdata de
1969).
Ladrón de Guevara, L. (1978). Metodología de la investigación científica. Bogotá: Universidad
Santo Tomás.
León, O. G. y Montero, I. (1997). Diseño de investigaciones. Introducción a la lógica de la investiga-
ción en psicología y educación. (2ª ed.). Madrid: McGraw-Hill.
León, O. G. y Montero, I. (2003). Métodos de investigación en psicología y educación. (3ª ed.).
Madrid: McGraw-Hill.
Mardones, J. M. (1991). Filosofía de las ciencias humanas y sociales. Materiales para una funda-
mentación científica. Barcelona: Anthropos.
Méndez, C. E. (2009). Metodología. Diseño y desarrollo del proceso de investigación con énfasis en
ciencias empresariales (4ª ed.). México: Limusa.
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 197
Montero, I. y León, O. G. (2007). A guide for naming research studies in Psychology. International
Journal of Clinical and Health Psychology, 7 (3), 847-862.
Muñiz, J. (2000). Teoría clásica de los test. Madrid: Pirámide.
Real Academia Española (s.f.). Diccionario de la Lengua Española (22ª ed.). Recuperado el 10 de
abril de 2010, del sitio Web de la Real Academia Española (RAE): http://www.rae.es/rae.html
Runyon, R. P. y Haber, A. (1987). Estadística para las ciencias sociales. (H. Pereyra y C. González,
Trads.). México: Addison-Wesley Iberoamericana. (Trabajo original publicado en 1980).
Sabino, C. A. (1980). El proceso de investigación. Bogotá: El Cid.
Siegel, S. y Castellán, N. J. (1998) Estadística no paramétrica. Aplicada a las ciencias de la conduc-
ta. (L. E. Aragón & L. E. Fierros, Trads.; 4° ed.). México: Trillas. (Trabajo original publicado
en s.f.).
Strauss, A. y Corbin, J. (2002). Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para
desarrollar la teoría fundamentada (E. Zimmerman, Trad.). Medellín: Universidad de Antio-
quia. (Trabajo original publicado en 1998).
Suárez, P. A. (2002). Metodología de la investigación. Diseños y técnicas. Bogotá: Orión.
Tamayo y Tamayo, M. (1998). El proceso de la investigación científica. (3ª ed.). México: Limusa.
Valdez, J. L. (2005). Las redes semánticas naturales, uso y aplicaciones en psicología social. México:
UNAM.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. 8
La psicología del testimonio
Adriana Espinosa
La psicología del testimonio, entendida como una subespecialidad de la psicología
jurídica y que denota su campo de aplicación dentro de la psicología forense, es
actualmente el producto de múltiples trabajos de investigación formal que se ori-
ginaron a partir del año 1900 aproximadamente (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2005). Estos
mismos autores señalan que la psicología del testimonio encuentra sus orígenes en
los trabajos de Alfred Binet, en relación con la sugestionabilidad de la memoria de
los niños, y otros autores franceses como Claperède y Duprée, con trabajos que es-
tudiaron la psicología del testigo. Otra de las figuras, sobresalientes de Europa para
esta época, es el psicólogo alemán William Stern, quien como uno de los pioneros
de la psicología aplicada se interesó de igual manera en las declaraciones de los tes-
tigos; así mismo, lo hicieran Karl Marbe y Hugo Münsterberg, quienes por su parte
en varios de sus trabajos hicieron alusión a los problemas de la vulnerabilidad de
los testigos, la falibilidad frecuente de los mismos, los errores perceptivos y de me-
moria de quien presencia un delito, entre otros. Por otro lado, la labor del psicólogo
americano Whipple en sus diferentes artículos publicados a principios del siglo
XX, sugieren el interés que en esta parte del mundo estaba también suscitando el
estudio del testigo y sus reportes, de igual forma se cuenta como uno de los clásicos
la obra del psicólogo español Emilio Mira y López, Manual de Psicología Jurídica
(1932), quien para esa época planteó los principales factores que tenían influencia
en el testimonio de una persona (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2005).
A lo largo de la historia y en la actualidad, la investigación sobre este tema sigue
suscitando especial interés. Sporer (2008 citado en Granhag & Vrij, 2010) afirma,
con posterioridad a un juicioso estudio sobre los orígenes de la investigación del
testimonio en Europa, que aunque el término del psicólogo investigador emergió
recientemente dentro del campo más amplio de la psicología legal, varios temas no
son nuevos, por ejemplo, la investigación sobre el testimonio del testigo presencial
y la detección del engaño que datan en la parte más lejana de la historia de la psico-
199
200 • Psicología jurídica Iberoamericana
logía legal. Es así, que ante tan importante tema de estudio dentro de la psicología
jurídica y forense se siga invitando por parte de las figuras más representativas a
nivel internacional de la psicología del testimonio a plantear investigaciones que
en un futuro resuelvan los interrogantes de hoy, resaltando que este campo es in-
agotable y que como en la mayoría de las temáticas propias de la psicología todo
está sujeto a revisión, actualización y discusión teórica y académica, partiendo de
los aportes de la investigación científica.
Considerando los principales aportes históricos producto de la investigación,
la psicología del testimonio es una subespecialidad de la psicología jurídica que
denota su campo de aplicación dentro de la psicología forense, que tiene como
objeto de estudio el testimonio y los factores que median en su exactitud, teniendo
en consideración la forma como los procesos superiores, en especial la memoria, la
percepción y la atención influyen en el mismo; de igual manera se nutre constante-
mente de la investigación científica que le ha aportado diferentes herramientas de
validación de los testimonios y detección de engaño.
PERSPECTIVA JURÍDICA DE LOS TÉRMINOS: TESTIGO Y TESTIMONIO
Varios autores desde el derecho se han pronunciado sobre estos dos términos, Parra
(2009) señala: “El testimonio es un medio de prueba que consiste en el relato que un
tercero le hace al juez sobre el conocimiento que tiene de hechos en general” (p. 268);
en el mismo sentido Liebman (1980 citado en Parra, 2009) sostiene: “Testimonio
es la narración que una persona hace de los hechos por ella conocidos, para dar
conocimiento de los mismos a otros” (p. 268).
Azula (1998) esgrime frente a estos conceptos:
Se denomina testimonio o declaración de terceros la que hace una persona natural,
ajena al proceso, ante el juez competente en ejercicio de sus funciones sobre hechos
de los cuales se supone tiene conocimiento.
Se le llama declaración de terceros o testimonio, pues ambos términos tienen
aplicación en nuestro ordenamiento positivo, por emplear el primero el código de
procedimiento civil y el segundo el código de procedimiento penal.
Se distingue el testimonio del testigo. Este es el órgano de prueba, la persona
por cuyo conducto llega la información al juez; aquel, la declaración que hace el
testigo (p. 75).
Por su parte Dellepiane (2009) denomina a los testigos de la siguiente forma:
[...] aquellos que declaran sobre hechos que hayan podido caer directamente bajo la
acción de sus sentidos. Se ha dicho que los testigos son los ojos y oídos de la justicia;
pero con ello, sólo se quiere dar a entender que las percepciones visuales y auditivas
desempeñan el principal papel en el testimonio, el cual puede, no obstante versar
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 201
sobre percepciones olfativas, gustativas, táctiles y musculares […] La fe en el testi-
monio humano desempeña un enorme papel en la ciencia y en toda la vida humana.
Para comprenderlo, basta recordar que la mayor parte de las nociones y verdades
que guían nuestra conducta tienen como origen la creencia en el testimonio de los
hombres [….] el verdadero fundamento racional de la creencia en el testimonio se
encuentra, simplemente en la convicción que, después de un estudio crítico, más o
menos rápido, de las condiciones del testigo y de las circunstancias del relato, llega-
mos a formarnos; de hallarse eliminadas las dos hipótesis que podrían explicar, la
realidad del hecho atestiguado, la declaración del testigo, estas dos hipótesis elimina-
das por la crítica son: 1) la de insanidad de la declaración, producida por un estado
de locura, alucinación, perturbación de los sentidos o de la inteligencia por beodez,
sonambulismo o sugestión y 2) la falsedad de la declaración, originada por el interés,
la afección o la desafección, en las múltiples formas que son susceptibles de revestir
estos tres sentimientos (pp. 141, 142, 143).
Los doctrinantes especifican cuando una persona adquiere la calidad de testigo,
Parra Quijano (2009) al respecto dice:
[…] la calidad de testigo se adquiere cuando el juez decreta la práctica de la prueba,
a petición de parte o de oficio […] significa, entonces, lo anterior, que no se adquiere
por la simple circunstancia de que una persona presencie unos hechos, pues puede
suceder que no sea llamada a declarar, o sencillamente que no se tramite un proceso
que exija la prueba de esos hechos presenciados o conocidos (p. 283).
Para el derecho el testimonio tiene un especial tratamiento, los juristas han defi-
nido diferentes aspectos en relación a éste y al testigo dependiendo de la aplicación
que tenga en cada una de las ramas del derecho; por ejemplo sus requisitos, sus ca-
racterísticas, sus clases, su manejo procedimental y protocolario, sus obligaciones, sus
excepciones, las sanciones frente a la inobservancia al deber de testimoniar, tachas, al-
cances, limitaciones, valor probatorio, la forma en que debe ser apreciado, entre otros.
El código de procedimiento penal colombiano que rige el sistema acusatorio
(ley 906 de 2004), frente a la apreciación del testimonio, señala lo siguiente:
Para apreciar el testimonio, el juez tendrá en cuenta los principios técnico-científicos
sobre la percepción y la memoria y, especialmente, lo relativo a la naturaleza del
objeto percibido, al estado de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la
percepción, las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se percibió, los pro-
cesos de rememoración, el comportamiento del testigo durante el interrogatorio y
el contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y su personalidad (Artículo 404).
Los señalamientos que hace el legislador frente a la apreciación del testimonio,
invita al juzgador a considerar los aportes que la ciencia ofrece a la administración
de justicia a través de algunas de sus disciplinas forenses; muchos de los términos
202 • Psicología jurídica Iberoamericana
empleados obedecen a constructos psicológicos, en los que por supuesto se espe-
ra que sea un profesional en esta disciplina con la formación y experticia en este
campo quien asuma la responsabilidad de ilustrar y asesorar al juzgador frente
a estas exigencias. La entrada en vigencia de sistemas de corte adversarial en la
administración de justicia de un país genera cambios radicales en la forma de per-
cibir, analizar, aprehender y tratar los fenómenos inmersos en contextos jurídicos
a la espera de una toma de decisión judicial que dirima el conflicto. Tratándose de
testimonio el gran cúmulo de investigación aportada por estudiosos de diferentes
latitudes, entendiendo los fenómenos que se dan en la psicología del testimonio
como de carácter universal, genera y estructura postulados teóricos de los cuales la
comunidad científica confía que hagan parte de la dinámica jurídica y judicial de
los sistemas administradores de justicia.
PERCEPCIÓN Y MEMORIA
El testimonio, considerándolo como un término jurídico, tiene su correspondencia
para la psicología con el reporte que hace cualquier persona acerca de lo que le
ocurrió, de lo que percibió; se pueden manejar como sinónimos: narración, infor-
mación aportada, relato, descripción, discurso, todos términos relacionados con la
manifestación a través del lenguaje de múltiples procesos superiores que se articu-
lan entre sí, especialmente la percepción y la memoria.
Los postulados teóricos desarrollados a lo largo de la historia de la psicología en
relación con la percepción y la memoria encuentran un punto de encuentro en la
separación de estos procesos en fases, y por supuesto en el contexto psicojurídico
tratándose de testimonio aplica en igualdad de condiciones.
Primero, el testigo percibe el suceso, y la información entra en el sistema de
memoria. Se llama la fase de adquisición. Después, pasa un tiempo antes de que el
testigo intente recordar el suceso; esto es la fase de retención. Finalmente, el testigo
intenta recordar la información almacenada; se llama la fase de recuperación (Lof-
tus, Greene & Doyle, 1994, p. 21).
Esta delimitación por fases permite una mejor comprensión del funcionamien-
to del proceso de memoria humana, no sólo para los psicólogos, también para dis-
ciplinas afines, especialmente para los profesionales del derecho.
En la primera fase llamada de adquisición, el sujeto recibe la información del
medio haciendo uso de procesos superiores como conciencia, sensopercepción,
atención y concentración, que le permiten atender a los estímulos a través de los
sentidos e integrarlos, sin embargo esa atención se encuentra limitada. Ante la in-
numerable cantidad de estímulos que se encuentran en el exterior, el ser humano
sólo atiende a aquellos que son de su interés para ese preciso momento, el sistema
atencional funciona de manera selectiva, captando únicamente ciertos estímulos
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 203
que son seleccionados para su posterior codificación. La selección perceptiva de los
estímulos se realiza de manera casi automática y depende de las características de
los estímulos, de la situación y de las características del propio sujeto. (Pozo, 2007)
En la segunda fase denominada retención: Una vez que se produce la selección
de los estímulos, éstos interactúan con la información previa del sujeto (esquemas)
y son interpretados, codificados y almacenados en el cerebro, donde esta infor-
mación permanecerá hasta que sea requerida. Durante este período, la informa-
ción puede ser sometida a alteraciones o reconstrucciones, ya sea por la entrada
de nueva información que la modifique o por el paso del tiempo. Por otra parte,
la recuperación de la información dependerá de la forma en que se acceda a ella,
así como también de los factores contextuales y personales que faciliten o no su
recuperación (Pozo, 2007, p. 98).
En esta tercera fase de recuperación, la forma como el interlocutor accede a la
información es de vital trascendencia ya que de la utilización de estímulos, ya sean
verbales o no verbales, sugestivos y/o inductivos la posibilidad de contaminación
del testimonio es ilimitada.
El paso de un suceso a la memoria conlleva la superación de las tres fases
enunciadas (adquisición, retención y recuperación), en cada una de estas fases
se pueden presentar alteraciones que dan paso a la distorsión o la falla de la me-
moria, que principalmente se presentan en deficientes codificaciones o en difi-
cultades en el acceso posterior a la información, o también se debe a ajustes que
modifican la información original de acuerdo con conocimientos o experiencias
almacenadas previamente. Frente a la exactitud de la memoria Sáiz, Baqués y
Sáiz (2006) indican:
[…] entenderemos que una memoria es exacta cuando reproduce de forma correcta
y completa los hechos originales. Sin embargo, siguiendo lo que hemos manifestado
hasta este momento, sabemos que la memoria humana es vulnerable y es falible. Así
en el caso de la memoria de los testigos se dan habitualmente dos tipos de errores: a)
errores de comisión, que aparecen cuando se recuerda algún dato que nunca ocurrió,
y b) errores de omisión, que se dan cuando no se recuerda algún detalle. Los fallos o
lapsus en la memoria se deberán a los diferentes factores que inciden en el proceso
de codificación, retención y recuperación […] Las variables a estimar sobre las cir-
cunstancias en las que se producen los sucesos son aquellas variables que sabemos o
intuimos que deben afectar a la exactitud de los testimonios, pero de las que única-
mente podemos hipotetizar su influencia. Son variables que, en principio, nadie elige
ni puede controlar, ya que vienen determinadas por el azar de los sucesos.
Estas variables se pueden subdividir en:
Factores de la situación. Dentro de esta categoría encontramos aspectos como:
a) las condiciones ambientales en las que se desarrollo el incidente (condiciones de
luz, velocidad, distancia, color); b) el tipo de suceso que se trate (accidente, viola-
ción, robo, etc.); c) el tiempo de que dispone el testigo para observar el hecho, etc.
204 • Psicología jurídica Iberoamericana
Factores de los testigos. Se refieren a las características propias de cada testigo,
como la edad, el sexo, estrés, expectativas, estereotipos, entrenamiento, etc, de las que
cabe suponer tienen un efecto sobre la exactitud de los testigos (p. 132).
Pozo (2007) expone en la misma línea las variables a estimar en: a) Factores
de codificación: condiciones de iluminación, duración del suceso, tipo de suceso,
violencia del suceso, estrés y miedo, focalización en el arma, estrés crónico, expec-
tativas y estereotipos, edad, género y entrenamiento; b) Variables de retención y
recuperación (variables del sistema): olvido, información postsuceso, método de in-
terrogación y recuperación múltiple. Muchas son las variables que afectan la exac-
titud de un testimonio y estas se pueden clasificar de acuerdo con las diferentes
fases del proceso de memoria (Alonso-Quecuty, 1998; Kassin et al., 2001; Loftus
et al., 1979, 1990, 1994; Manzanero, 1996; Pozo, 2007; Sáiz, Baqués & Sáiz, 2006;
Trillo, 2002; Tulving, 1979; Wells, 1978; Yarmey, 1990).
Teniendo en cuenta lo anterior no es posible desconocer el papel que estas
múltiples variables juegan en el momento de apreciar un testimonio, tampoco
desestimar las altas probabilidades de contaminación a las que esta expuesto y
que sólo tomando las medidas preventivas especialmente en la responsabilidad
de acceder a esa información, se puede minimizar en cierta medida este fenóme-
no; es decir, que aquellos que se involucran en la fase de recuperación hagan lo
propio considerando la gran responsabilidad que implica la obtención y valida-
ción de un testimonio.
DIFERENCIAS ENTRE ENTREVISTA, VALORACIÓN PSICOLÓGICA Y
EVALUACIÓN PSICOLÓGICA FORENSE
En la praxis, se encuentra que el psicólogo en escenarios contenciosos responde
a las preguntas que en sus contextos le formula la autoridad competente, convir-
tiendo su labor en una actividad forense, aunque en muchos de los casos adolece
del rigor que en este medio se exige y requeriría para tal fin. Además, sigue siendo
clara la dificultad que existe para consolidar el que las características particulares de
cada profesional, el manual de funciones, las instituciones y las poblaciones objeto,
confluyan de manera armónica en un rol estructurado por parte del profesional de
la psicología, ajustado a la norma y sobre todo ajeno a la probabilidad de incurrir en
faltas éticas y jurídicas. En instancias judiciales se ve la falta de correspondencia en-
tre las labores solicitadas a los psicólogos, su rol, sus límites y alcances, entre otros
aspectos, con los lineamientos y responsabilidad que implica un concepto forense;
es así que se ven psicólogos con formación y funciones relativas a la psicología clí-
nica en escenarios judiciales y compareciendo ante los estrados judiciales, pasando
por alto incluso obligaciones éticas.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 205
En el mejor de los casos, esta situación genera ambivalencias, dudas y dilemas
por parte de quienes se ven enfrentados a realizar las labores que de su trabajo se
derivan, cuestionándose constantemente desde una perspectiva teórica, metodoló-
gica y ética sobre el desarrollo de su ejercicio profesional y las implicaciones que
este conlleva y buscando de manera vehemente un punto de equilibrio entre el
rol asignado, el rol asumido y el rol posible, que le permitan manejar el conflicto
generado por esta falta de correspondencia. Pero lamentablemente se encuentra la
otra postura frente a la misma situación y es la alienación al contexto en el que se
opera, la vivencia patológica de un síndrome de institucionalización que castra la
mirada crítica y objetiva de las cosas y que establece de manera mecánica, obtusa y
absoluta el manejo de su labor. Esto se espera que se maneje y resuelva en un futu-
ro cuando haya una comunicación fluida y acompañamiento ininterrumpido de la
academia y la investigación científica en el aparato legislativo y judicial de un país.
Desde esta perspectiva el manejo que le dan algunos psicólogos encargados de la
obtención y validación de un testimonio en países en vía de desarrollo y con órganos
acusatorios, de defensa y asistenciales aún incipientes, es preocupante, en la medida
que actúan completamente alejados de los postulados teóricos y metodológicos plan-
teados por la comunidad científica internacional y lo peor, haciendo incurrir en error
a los operadores judiciales y por ende al sistema administrador de justicia.
Precisamente en este contexto, y en relación con lo anterior, en muchos casos
no se marca contraste entre las diferentes posibilidades de abordaje que puede
desarrollar un psicólogo tratándose de necesidades forenses. Es así, que se denota la
imperiosa necesidad de conceptualizar y establecer las diferencias entre entrevista,
valoración psicológica y evaluación psicológica forense, términos que se manejan
erróneamente de manera indistinta, y que en el ámbito judicial requieren un ma-
nejo claro y responsable.
Entrevista
“La entrevista es un proceso complejo que a veces se topa con oposición. Es
posible que los entrevistados consideren que la entrevista invade su intimidad, que
los priva de sus derechos y constituye una intromisión injustificada en sus secretos”
(Yeschke, 2006, p. 17).
La entrevista debe ser entendida como el desarrollo de un proceso de comu-
nicación y por ende de interacción entre dos o más personas, en donde existe un
objetivo, un contexto, un código, un mensaje y una estructura específica, cuyo fin
es la obtención de información. Dependiendo de los elementos nombrados, la en-
trevista tiene múltiples clasificaciones, entre ellas: entrevista de selección o laboral,
entrevista clínica, entrevista periodística, entrevista judicial, entrevista semiestruc-
turada, entrevista forense, etc.; en esta clasificación cada una de ellas tiene una
definición, identificación de roles, códigos, mensajes y/o canales específicos para su
206 • Psicología jurídica Iberoamericana
buen desarrollo, habilidades y competencias en quien recae la responsabilidad de
adelantarla, objetivos, límites y alcances, entre otros. En contexto judicial y forense
la entrevista es un medio que reviste especial valor.
La Fiscalía General de la Nación de Colombia en su manual de procedimientos
de policía judicial indica lo siguiente:
La importancia de la entrevista y/o interrogatorio radica en la obtención de infor-
mación veraz, certera y eficaz para la investigación. Lo anterior implica hablar y
escuchar, clasificar y analizar, seleccionar y evaluar la información y al entrevistado o
interrogado. Su éxito depende de los objetivos y la planeación.
La entrevista y/o interrogatorio es el método más directo y económico para
obtener información, no puede basarse en parámetros rígidos por cuanto cada hecho
a investigar es diferente, así como la persona a entrevistar o a interrogar. Por tanto el
servidor debe identificar y aplicar correctamente las técnicas de la entrevista.
La entrevista y/o interrogatorio más que una ciencia, es un arte, por lo cual es
importante que el investigador descubra y practique sus habilidades en este campo
(p. 129).
La entrevista esta dentro de las actuaciones de la policía judicial en indagación e
investigación que se pueden presentar por iniciativa propia y con control posterior
del fiscal. Así la Policía Judicial podrá: “Entrevistar a presuntas víctimas o testigos
presenciales de un delito observando las reglas técnicas de rigor y registrarlas en
grabación magnetofónica o fonóptica o en cualquier otro medio que la ciencia ofrez-
ca” (“Manual de procedimiento de Fiscalía en el sistema penal acusatorio” p. 45).
Este señalamiento igualmente tiene correspondencia con lo expuesto en el código
de procedimiento penal colombiano que regula el sistema acusatorio: “[…] La en-
trevista se efectuará observando las reglas técnicas pertinentes y se emplearán los
medios idóneos para registrar los resultados del acto investigativo […]” (Artículo
206). De esta forma se deja claridad que las entrevistas en escenario judicial deben
ser debidamente registradas, esto permite básicamente dos cuestiones, a saber: uno,
la prevención de futura revictimización a través de nuevas entrevistas por parte de
otros funcionarios y/o profesionales y dos, la posibilidad de pleno ejercicio de ve-
rificación y/o controversia y contradicción de la contraparte dentro del marco que
exige el principio de lealtad procesal.
Según las disposiciones normativas de un país, este tipo de labor se le enco-
mendará a determinados servidores que en función de su cargo tengan la tarea de
adelantar investigaciones dentro de unos hechos materia de investigación jurídica;
tratándose del ente acusador a este servidor se le atribuyen funciones de policía
judicial, y en este sentido denominan a la entrevista adelantada por estos funcio-
narios como entrevista judicial. Dependiendo de los criterios de selección de estas
instituciones, diferentes tipos de profesionales pueden ser vinculados para asumir
estas tareas, por ejemplo los psicólogos asumiendo un cargo de investigador adelan-
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 207
tan este tipo de labores. Si bien se espera que estos profesionales por su formación
académica y entrenamiento tenga determinadas habilidades y destrezas que lo con-
vierten en un actor mucho más eficiente y efectivo no por ello están adelantando
procesos mucho más complejos dentro de la psicología como la valoración o la
evaluación, términos a definir más adelante.
En una entrevista judicial, por solicitud del representante del ente acusador o
con el control posterior de éste, el investigador adelanta este procedimiento con
el fin de recuperar información que permita establecer circunstancias de tiempo,
modo y lugar de unos hechos, por supuesto esto hace que lo recuperado adquiera
en muchas ocasiones naturaleza de testimonio, pero esto no significa que dentro
de la dinámica de una entrevista judicial se adelante un ejercicio de evaluación de
credibilidad, no por lo menos desde la perspectiva de la psicología jurídica y fo-
rense y mucho menos desde los postulados teóricos de la psicología del testimonio.
En definitiva, una entrevista judicial practicada por un profesional de la psicología,
sigue siendo una labor de investigación criminal de un funcionario adscrito al ente
acusador con funciones de policía judicial, tendiente a la recuperación de una in-
formación judicialmente relevante, más no una labor de valoración y/o evaluación
psicológica propiamente dicha, que le permita a este profesional ofrecer conceptos
u opiniones avaladas metodológica y teóricamente por la comunidad científica.
Otro término que tiene cabida en este escenario es el de entrevista forense.
Este tipo de entrevista es la utilizada por los profesionales de diferentes disciplinas
forenses independientemente de la parte procesal para la cual trabajen o incluso
desde el ejercicio privado, que asumiendo un rol de peritos deben interactuar con
un testigo para obtener de ellos información relevante para el cumplimiento de su
labor que eventualmente puede ser tenida en cuenta como medio de conocimiento
dentro del acervo probatorio de un proceso.
Franco (2008), al respecto afirma:
Al igual que las anteriores, la entrevista forense tiene como objetivo obtener infor-
mación, pero su fin varía radicalmente ya que ésta no busca, como en la entrevista
de selección, determinar cuál es la persona adecuada para un cargo, o como en la
entrevista psicológica que tiene fines terapéuticos. En la entrevista forense se busca
obtener información respecto a hechos relacionados con conductas punibles. El en-
trevistador no se “involucra” con el entrevistado, pues su único fin es la obtención de
información, la cual servirá para esclarecer la comisión de un delito.
En esta entrevista el entrevistador no actúa como terapeuta, no da por “cierta”
o definitiva la información recibida que, a diferencia del terapeuta en la entrevista
psicológica, asume como real y verídica la información suministrada por el paciente.
En la entrevista forense no se pretende ayudar al testigo, víctima o acusado, se busca
analizar y evaluar la probabilidad que tenga el relato de ser verídico. Esta veracidad
no hace referencia al criterio de certeza con respecto a la verdad o el engaño en un
relato, sino que se enfoca a la probabilidad de lo creíble en un testimonio (p. 26).
208 • Psicología jurídica Iberoamericana
Cada una de estas entrevistas se desarrollan en diferentes fases lo que invita a la
planeación de las mismas. De igual manera se esperan adecuadas habilidades y
condiciones personales del entrevistador como: capacidad de escucha, flexibilidad,
perseverancia, integridad, objetividad, autocontrol, sagacidad, planeación, perti-
nencia, verificación, comprensión, entre otros (Franco, 2008).
Valoración psicológica en contexto judicial
Se trata de aquella acción emitida por el profesional en donde aprecia a través de
los órganos de los sentidos aspectos que tienen relación con materias propias de
la disciplina de la psicología, haciendo una cuidadosa observación del comporta-
miento del sujeto, de su lenguaje verbal y no verbal, y de los procesos superiores a
través del barrido general que permite hacer el examen del estado mental, además
aborda aspectos inherentes al sujeto a través de entrevista semiestructurada, con
el fin de facilitar el acercamiento y obtención de la información mínima requerida
para estos fines.
Según Flaherty, Channon y Olson (1991) el examen del estado mental se
centra en los hechos observables más que en la información histórica. Dentro del
examen se incluye la exploración del aspecto general del examinado; el estado
afectivo-anímico; discurso; procesos de pensamiento: forma, contenido, capacidad
de abstracción; percepción, área cognoscitiva: conciencia, orientación, memoria y
dentro de ella memoria inmediata, recuerdo, memoria reciente y memoria remota;
función intelectual: conocimientos generales, cálculo, juicio y comprensión, entre
otras.
Este ejercicio es limitado en tiempo y en recursos, razón por la cual sólo le
permite al profesional tener una impresión sobre un fenómeno en particular, sin
que ello le habilite para ofrecer un diagnóstico estudioso y preciso del fenómeno
abordado y mucho menos de una entidad clínica, si fuera el caso. La no utilización
de herramientas de evaluación en este tipo de abordajes exige del profesional de la
psicología mesura en sus apreciaciones y conciencia frente a sus limitaciones.
En relación con la obtención y validación de un testimonio, sería viable que en
este tipo de actuaciones, el profesional encargado recuperara con la ayuda de un
protocolo de abordaje (tratándose específicamente de testimonio infantil) el repor-
te que frente a unos presuntos hechos materia de investigación jurídica posee el
niño. La selección de este protocolo de abordaje debe obedecer a las características
propias del testigo infantil, a la ausencia de sesgos y/o reactivos o pasos que impli-
quen sugestión o inducción, entre otros factores que pudieran llegar a contaminar
el testimonio. Es importante resaltar que la utilización de estos protocolos per se, no
faculta al encargado para hacer pronunciamientos sobre la credibilidad del testimo-
nio, a lo sumo podrá emitir una impresión frente a la solidez del relato en cuanto
a estructura, vocabulario empleado, ubicación espacio temporal, correspondencia
entre lenguaje verbal y no verbal y comprensión de preguntas.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 209
Evaluación psicológica forense
Este tipo de abordaje, del cual se encarga un profesional de la psicología con for-
mación académica y experticia en el área, obedece al planteamiento riguroso que
el modelo ideal ofrecido por la comunidad científica y la academia espera se de-
sarrolle en contextos judiciales y en función de una labor forense. Según Grisso
(1986, 1987 citado en Ávila & Rodríguez - Sutil, 1998) es tarea prioritaria de la
psicología forense:
Establecer nuevos modelos conceptuales, diferentes de los que están en uso en la clí-
nica. El psicólogo forense tiene que establecer los objetivos de la evaluación y cons-
truir procedimientos que sean legalmente relevantes. Se debe esforzar en traducir los
conocimientos psicológicos para que sean útiles desde el punto de vista legal. Como
es obvio, el psicólogo o psicóloga forense debe poseer conocimiento suficiente de las
características del Sistema Jurídico en el que va a operar […] (p. 149).
En la evaluación psicológica forense se hace un despliegue de protocolos, téc-
nicas e instrumentos de evaluación psicológica que respondan a las necesidades de
la labor encomendada a través de recursos idóneos que cumplan con tal fin. Estos
deben hacer parte de una planeación previa de dicho procedimiento con miras a
responder a la pregunta judicial dependiendo de diferentes variables como edad
del evaluado, condición dentro del proceso, tipo de proceso, constructos psicológi-
cos a evaluar, entre otros. Las etapas de las cuales consta un proceso de evaluación
psicológica forense, en el concepto de quien escribe, son:
1. Recepción de la solicitud por parte de autoridad competente.
2. Puntualización de los objetivos de la evaluación.
3. Revisión de documentos allegados al proceso.
4. Generación de hipótesis forenses (transversal y dinámica).
5. Estructuración de la evaluación. Selección de estrategias (protocolos, técnicas e
instrumentos de evaluación psicológica).
6. Consecución de los elementos de logística y batería de instrumentos de evaluación
(validez y fiabilidad).
7. Puesta en marcha del proceso de evaluación.
210 • Psicología jurídica Iberoamericana
8. Recogida de datos no obtenidos de las fuentes de información hasta el momento
agotadas. Entrevistas colaterales. Trabajo interdisciplinario con investigador y/o de-
más profesionales.
9. Análisis e interpretación de resultados.
10. Interconsulta (colegas y/o profesionales forenses afines).
11. Confirmación y/o descarte de hipótesis forenses.
12. Elaboración de informe pericial.
13. Preparación de la sustentación en Audiencia de Juicio Oral (eventual).
Tratándose de testimonio, este tipo de actuaciones obedece a la solicitud que
se emanaría de la autoridad competente en relación con la determinación de cre-
dibilidad o no de un testimonio, y se enmarcaría entonces dentro de un proceso
de evaluación psicológica forense compleja entendiendo las dificultades y respon-
sabilidades que implica este tipo de labor. En este ámbito el concepto último será
en relación con credibilidad y no con verdad-mentira, entendiendo lo intangible y
etéreo de este binomio. Al respecto Urrá (2002) indica: “recordemos que es distin-
to que una revelación resulte creíble a que sea válida y veraz, es decir que además
de ser coherente en lo verbalizado (cogniciones, emociones y conductas) sea un
recuerdo correcto de lo sucedido, mostrando la realidad acontecida” (p. 432).
El encargado de una evaluación psicológica forense en relación con la credibili-
dad de un testimonio, dispondrá entonces, desde los recursos logísticos como espa-
cios adecuados, medios idóneos de filmación, entre otros; hasta de instrumentos de
evaluación psicológica que permitan explorar y estimar los constructos asociados o
directamente relacionados con el fin de la evaluación y con el escenario jurídico en
el que se esté desarrollando.
El Committee on Ethical Guidelines for Forensic Pshychologists (1991, citado en
Hilterman & Andrés-Pueyo, 2005) señala:
[…] los evaluadores forenses deben emitir juicios rutinariamente acerca de la cre-
dibilidad de diversas fuentes de información, intentar conciliar informaciones con-
tradictorias, y determinar si la información es o no suficientemente comprensible
para permitir una toma de decisiones ajustada a la información de que se dispone.
Se deben incluir y contrastar en un informe oral o por escrito las decisiones tomadas
acerca de la precisión de la información recogida (p. 15).
Este señalamiento confirma la rigurosidad exigida a un evaluador en ámbito
forense y la necesidad de adelantar los pasos enumerados con anterioridad.
Protocolos de abordaje de testimonios
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 211
Teniendo en cuenta lo anterior, grupos de investigación científica, la academia y al-
gunas instituciones, entendiendo las dificultades de recibir un testimonio han pro-
puesto diferentes alternativas para el manejo de este tipo de labores. Estos proto-
colos actúan como guías, como instructivos, más no como técnicas ni instrumentos
de evaluación per se. Su aporte está en indicarle paso a paso al entrevistador como
debe adelantar su labor de recogida de un testimonio, pero esto no le permite hacer
pronunciamientos acerca de la credibilidad del testimonio, ni al psicólogo que los
utilice la competencia para hacer un diagnóstico o emitir un concepto definitivo a
la luz de una evaluación psicológica forense.
Los protocolos encontrados están todos relacionados con manejo de testigos
infantiles presuntas víctimas de algún tipo de maltrato especialmente de delitos
sexuales, muy seguramente esta situación obedece a que en primer lugar el abor-
daje de población infantil posee una complejidad especial y en segundo lugar que
la problemática de abuso sexual infantil cada vez va en aumento exigiendo de los
sistemas administradores de justicia exclusivo tratamiento. Steller (1992 citado en
Garrido & Massip, 2005) al respecto afirma:
A lo largo de estos últimos años, el abuso sexual infantil se ha convertido en un
tema de gran preocupación pública y profesional. Algunos países (p.e. EUA) han
experimentado un enorme incremento en el número de denuncias. En muchos
países, el número creciente de publicaciones relevantes, las noticias de los medios
de comunicación, congresos, así como la creación de instituciones para el apoyo
del niño, se pueden considerar signos de que se empieza a tener conciencia de que
el abuso sexual infantil es un tema que merece los máximos esfuerzos posibles, a
nivel interdisciplinario, para su prevención y tratamiento. Desde el punto de vista
de los problemas comunes a las áreas del derecho y la psicología, las influencias
psicológicas potencialmente negativas en niños que actúen como testigos en ca-
sos de abuso sexual infantil parecen ser de especial importancia. Considerando
la práctica jurídica en la mayoría de los países, la provocativa pregunta de si los
tribunales abusan de los niños todavía no se puede responder satisfactoriamente
con un simple “no” (p. 25).
Arruabarrena y De Paúl (2005) por su parte indican:
Una vez que se establecen las diferentes tipologías de maltrato infantil se debe tener
en cuenta que en un importante porcentaje de casos se produce cierto solapamiento
entre ellas. Es frecuente que se den casos en los que aparezcan simultáneamente el
maltrato y el abandono físico, o el maltrato físico y el abuso sexual […] (p. 35).
Desde la perspectiva clínica terapéutica que estos mismos autores manejan advier-
ten lo siguiente:
212 • Psicología jurídica Iberoamericana
Una de las premisas básicas para desarrollar una intervención eficaz, o cuando menos
apropiada, en las situaciones de maltrato infantil consiste en haber realizado previa-
mente una valoración adecuada de qué es lo que ha sucedido, cuáles han sido exac-
tamente sus consecuencias, por qué se ha producido y qué es lo que sería necesario
para su corrección o resolución. Tal valoración es en realidad un proceso en el que se
ha de dar respuesta de manera sucesiva a una serie de preguntas con un contenido
claramente diferente. Así, preguntarse acerca de las causas del maltrato en una fami-
lia no tiene sentido alguno si no se ha confirmado previamente que se ha producido,
ni tampoco sería necesario preguntarse cómo modificar o corregir un determinado
comportamiento parental si éste no resulta en absoluto dañino para el niño (p. 67).
A partir de esta misma necesidad terapéutica como fuentes y métodos de reco-
gida de información es necesario adelantar: entrevistas; observación; cuestionarios,
inventarios o escalas autoaplicadas y registros conductuales (Arruabarrena & De
Paúl, 2005).
En escenario jurídico y forense se manifiestan otro tipo de preocupaciones re-
lacionadas específicamente con la emisión de conceptos sesgados y por supuesto
erróneos, y por la tasa de denuncias falsas. “Esta preocupación ha suscitado un in-
terés cada vez mayor por la fiabilidad y la validez de los procesos de evaluación del
abuso sexual infantil” (Wood et al., 1996 citados en Cantón, 2004, p. 288).
Según Cantón (2004) la entrevista para conseguir que el niño revele el abuso sexual
ha sido objeto de duras críticas, fundamentalmente por la posible influencia del en-
trevistador en la declaración del niño. Policías y abogados defensores se quejan con
frecuencia de que el entrevistador pone las palabras en la boca del niño, poniendo
en duda la validez de estas entrevistas como pruebas en un proceso legal (p. 289).
Justamente este tipo de dificultades se encuentran dentro de la mayoría de los sis-
temas administradores de justicia y se ven de manera más crítica en aquellos países
en donde se encuentran manejos precarios de este tipo de fenómenos. Investiga-
ciones judiciales en donde se realizan tres y más entrevistas por parte de diferentes
funcionarios y/o profesionales, con diferentes objetivos, diferentes metodologías,
entre otros factores, se convierten en el mejor espacio de contaminación de testi-
monios y revictimización. Entendiendo precisamente estos aspectos de difícil ma-
nejo se han estructurado diferentes guías y protocolos que pretenden minimizar
muchas de estas variables además de considerar aspectos psicológicos inherentes
en un testigo infantil. Al respecto Berliner y Conte (1993 citados en Cantón, 2004)
señalan:
Todas las guías y protocolos pretenden mejorar la validez de los juicios emitidos
por los profesionales incorporando los conocimientos científicos relevantes y reco-
nociendo la importancia de acomodarse al nivel de desarrollo social, emocional y
cognitivo de los niños. La mayor parte del debate sobre la competencia de los niños
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 213
pequeños para prestar declaración se ha centrado en cuatro temas fundamentales,
concretamente en la fantasía (capacidad para distinguir fantasía y realidad), el len-
guaje (incapacidad para expresarse de manera clara y sin ambigüedad), la memoria y
la sugestionabilidad (incapacidad para resistirse a las sugerencias). Los resultados de
los estudios indican que los niños pueden recordar detalles importantes de incidentes
que hayan observado o experimentado. Además, aunque sus explicaciones puedan
ser manipuladas bajo ciertas circunstancias, un entrevistador que sea consciente de
las capacidades y deficiencias de los niños puede evitar muchos de los problemas que
surgen por plantearles preguntas que los fuerzan a operar en el límite o más allá de
sus capacidades (p. 289).
En esta misma línea Lamb, Sternberg y Esplin (1994 citados en Cantón, 2004)
indican:
Las dificultades lingüísticas y de memoria de los niños pequeños no los convier-
ten en testigos incompetentes; por el contrario, una comprensión adecuada de sus
capacidades y limitaciones debería influir en la forma en que se les entrevista y
en que se interpretan sus explicaciones […] será más probable que el niño aporte
una información exacta cuando se encuentre en una situación confortable y sin
que el entrevistador lo presione, pudiendo describir lo sucedido con un mínimo
de preguntas sugerentes por parte del entrevistador y concentrar su atención en lo
que está contando sin que lo distraigan muñecos, juguetes y otro tipo de materiales
(p. 290).
Otros autores que han investigado y se han pronunciado acerca de estas temá-
ticas han sido Goodman y Clarke-Stewart (1991 citados en Cantón, 2004) quienes
exponen factores que afectan los testimonios infantiles en relación con la inexac-
titud de sus declaraciones, entre ellos enumeran: niños muy pequeños, entrevistas
realizadas después de mucho tiempo en relación con el incidente, intimidación por
parte del entrevistador, comentarios y preguntas planteados con fuerza y de mane-
ra reiterativa por más de un entrevistador. Por su parte, en la revisión de la literatura
sobre la sugestionabilidad del niño, Ceci y Bruck (1993 citados en Cantón, 2004)
concluyeron que los niños de preescolar son mucho más vulnerables a la sugestión
que los niños de edad escolar o que los adultos.
Teniendo en cuenta lo anterior, un abordaje a un testigo infantil debe realizarse
considerando los postulados teóricos y científicos relacionados con esta población
y esperando del entrevistador total neutralidad y objetividad. A continuación se
exponen de manera breve los protocolos que más se utilizan en la obtención de
testimonios infantiles.
214 • Psicología jurídica Iberoamericana
ENTREVISTA PASO A PASO
Según Garrido y Masip (2006) el objetivo esencial de la entrevista consiste en
obtener el máximo de información que el entrevistado pueda ofrecer sobre lo suce-
dido, y que esta información sea lo más exacta posible. Se trata fundamentalmente
de aprovechar al máximo las capacidades del entrevistado, evitando las dificultades
derivadas de sus limitaciones. Dicho entrevistado puede ser un niño, una persona
con dificultades cognitivas o con patología psiquiátrica, o un adulto sin ninguna
problemática en especial (p. 385).
Yuille, Hunter, Joffe y Zaparniuk (1993 citados en Cantón & Cortés, 2007)
indican que el formato global de la entrevista paso a paso implica nueve pasos
básicos:
construcción del rapport, pedir que recuerde dos sucesos específicos, explicarle al
niño la necesidad de decir la verdad, introducir el tema objeto de la entrevista, esti-
mular una narración libre, plantear preguntas generales, plantearle preguntas espe-
cíficas (si es necesario), utilización de instrumentos de ayuda en la entrevista (si es
necesario) y conclusión de la entrevista (p. 131).
Varios autores coinciden en indicar que la entrevista debe hacerla un entrevistador
adecuadamente entrenado y con experiencia (Cantón, 2004, 2007; Garrido, 2005,
2006; entre otros).
De otro lado, Yuille et al. (1993 citado en Garrido & Masip, 2006) indica:
La entrevista se grabará, a ser posible, en video. Esta grabación permitirá: a) examinar
si realmente la entrevista se ha hecho de forma correcta, b) disponer de un registro
literal de lo sucedido durante la misma y de lo dicho por el entrevistado, y c) hacer
que el entrevistado no deba ser sometido a sucesivos interrogatorios. Una fuente de
incomodidad para muchas víctimas consiste en tener que ser entrevistadas repetida-
mente (p. 386).
Guía de Poole y Lamb. Protocolo de Michigan
Poole y Lamb (1998 citados en Cantón, 2007) recomiendan que el entrevistador
debe prepararse para hablar con los niños procurando obtener el máximo de infor-
mación sobre su situación; también debe familiarizarse con temas que faciliten la
construcción del rapport; además de conocer datos de utilidad dentro de la entrevista
como conformación del núcleo familiar, custodia, nombres de sus familiares y amigos,
entre otros datos que deben recuperarse a través de entrevistas colaterales, revisión
de documentos, revisión de informes policiales, entre otras fuentes de información.
Los postulados teóricos producto de la investigación científica y la guía pro-
puesta por Poole y Lamb fueron adoptados por el grupo de trabajo del gobernador
para la justicia del menor y la agencia para la independencia de la familia del estado
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 215
de Michigan, razón por la cual la propuesta de estos autores es también conocida
como el Protocolo de Michigan (1998), esta guía tiene los siguientes componentes:
preparar el entorno, presentación del entrevistador, exploración de la competencia
legal (identificación y diferenciación del entrevistado frente al binomio verdad/
mentira), establecimiento de reglas de base, completar el establecimiento del rap-
port con una entrevista de práctica, introducción del tema, narrativa libre, interro-
gatorio y clarificación, y cierre.
Protocolo NICHD
Orbach, Hershkowitz, Lamb, Sternberg, Esplin y Horowitz (2000) investigado-
res del National Institute of Child Health and Human Development (NICHD),
propusieron una guía para facilitar el abordaje a menores presuntas víctimas, ésta
tiene muchos aspectos en común con los demás procedimientos empleados para
estos fines. Según Cantón (2007):
el protocolo NICHD esta diseñado para que los niños practiquen explicando con
detalle sucesos que hayan experimentado, antes de que el entrevistador les pida que
narren el suceso objeto de la entrevista. Se les advierte que deben decir la verdad, al
tiempo que se les estimula para que corrijan al entrevistador o para que contesten
con un “no lo sé” cuando sea pertinente. También incluye técnicas de reconstrucción
del contexto, como visitar la escena de los sucesos denunciados.
El protocolo NICHD incluye una secuencia de dieciocho fases para la celebra-
ción de la entrevista: presentación de las partes y sus funciones, la cuestión de la
verdad y la mentira, la construcción del rapport, un muestreo del lenguaje, descri-
bir un suceso importante reciente, la primera narración explicativa del suceso ale-
gado, explicación del último incidente (si ha informado de múltiples incidentes),
realizar preguntas aclaratorias […], hacer preguntas abiertas complementarias
sobre el último incidente, narración del primer incidente, preguntas indicio sobre
el primer incidente, preguntas abiertas/cerradas complementarias sobre el primer
incidente, narración de otros incidentes que el niño también recuerde, pregun-
tas aclaratorias, preguntas directas complementarias sobre el incidente, plantea-
miento de preguntas conductivas sobre detalles importantes desde un punto de
vista judicial y que el niño no hubiera mencionado, invitación para que aporte
cualquier otra información que estime oportuna y, finalmente, volver a un tema
neutro (p. 142).
Entrevista de Corner House SATAC-RATAC
216 • Psicología jurídica Iberoamericana
Con la puesta en marcha de programas de cooperación internacional, América La-
tina y en especial Colombia se ha visto beneficiada de capacitación en diferentes
temas relacionados con el fortalecimiento de la administración de justicia, uno de
ellos ha sido la entrevista a testigos infantiles presuntas víctimas de abuso sexual,
en donde las agencias encargadas de cumplir con este objetivo han impartido la
utilización de guías como el SATAC. Esta entrevista comparte, como la mayoría de
estos modelos, unos pasos a seguir dentro del abordaje a menores presuntas vícti-
mas de delito sexual, a saber:
Simpatía, el propósito es el establecimiento de la comodidad, la comunicación
y la competencia (según el desarrollo cognitivo y la habilidad del niño); identifi-
cación de anatomía: tiene dos propósitos, uno para determinar el entendimiento
del niño y su habilidad de distinguir entre los sexos, y dos para llegar a un idioma
común referente a los nombres de las partes del cuerpo; la indagación del tacto o
de tocamientos: el propósito es el ensayo de la habilidad del niño para entender
y comunicar acerca de los toques que recibe y da; escenario del abuso: tiene dos
objetivos: permitir al menor relatar los detalles de su experiencia y explorar hipó-
tesis alternativas y la clausura o cierre: el cual tiene tres objetivos a cumplir, educar
al menor con relación a su seguridad personal, explorar opciones de seguridad y
proveer un fin adecuado a la entrevista (“Curso de entrevistas forenses a niños y su
preparación para el juicio”, 2007).
Es importante recordar que estos protocolos tienen, como objetivo principal,
ofrecer un instructivo a las personas encargadas de abordar testigos infantiles
pero no se convierten en la herramienta que permite ofrecer un concepto de
credibilidad de testimonio, ni mucho menos un diagnóstico en relación con el
entrevistado.
Entrevista Cognitiva
La entrevista cognitiva fue diseñada en el año de 1984 por Geiselman y Fisher
en la universidad de California en Los Ángeles como una técnica para obtener
información de testigos adultos con el propósito de subsanar las deficiencias de
la psicología de testigos. Geiselman y Fischer (1994 citados en Manrique, 2006)
desarrollaron un completo procedimiento de entrevista dirigido a la obtención de
información cuantitativa y cualitativamente superior a la que es posible obtener
mediante las entrevistas estándar.
“La entrevista cognitiva consta de cuatro técnicas generales de incremento de
la memoria, más varios métodos específicos para aumentar el recuerdo del testigo
de los sucesos” (Geiselman & Fisher, 1994, p. 170). Dentro de estas técnicas en la
propuesta original de los autores se encuentra: reconstrucción de las circunstancias,
compleción, recordar en diferente orden y cambiar de perspectiva; además invitan
al uso de otras técnicas mnemónicas específicas para obtener datos específicos de
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 217
información como: apariencia física, nombres, números, características del habla y
conversación; todas ellas llevadas a cabo a través de preguntas cerradas y secuencia-
les que le permiten al entrevistado evocar la información.
Debido a la gran acogida que ha tenido la entrevista cognitiva desde sus inicios,
con el respaldo en términos de eficacia que ha dado la investigación, se ha demos-
trado que la utilización de la entrevista cognitiva permite obtener más información
de los testigos que una entrevista estándar, sin que se incremente la información
incorrecta (para extensos estudios sobre la temática ver Köhnken, 1995, 1999 ci-
tado en Cantón, 2007 y Garrido & Masip, 2006; Geiselman & Fisher, 1994; Poole
& Lamb, 1998, entre otros). Sin embargo, a pesar de las ventajas de la entrevista
cognitiva pueden resultar algunas de las técnicas problemáticas cuando se aplican
con niños menores de siete u ocho años de edad (Poole & Lamb, 1998 citados
en Cantón, 2007). Ante la posibilidad de que los niños no entiendan bien deter-
minados procedimientos de la entrevista cognitiva, algunos autores han optado
por darles un entrenamiento especial, modificando para ello la entrevista cognitiva
(Geiselman, Saywitz & Bornstein, 1993 citados en Cantón, 2007).
Para evitar las dificultades que plantean determinados componentes de la entre-
vista cognitiva cuando se usan con los niños, un equipo de investigadores ingleses y
alemanes ha llevado a cabo una serie de estudios para la elaboración de la Entrevista
Estructurada (por ejemplo, Memon, Holley, Wark, Bull & Koehnken, 1996; Memon,
Wark, Bull & Koehnken, 1997; Memon, Wark, Holley, Bull & Koehnken, 1997). Bá-
sicamente se trata de aplicar sólo aquellos componentes de la entrevista cognitiva
que presentan menos dificultades, aunque manteniendo los elementos esenciales que
permitan la obtención de una descripción detallada (Cantón, 2007, p. 126).
La entrevista cognitiva y la investigación derivada de ella han tenido gran in-
fluencia en la elaboración de los demás protocolos, la mayoría de los cuales reco-
miendan el seguimiento de una determinada secuencia: construcción del rapport,
suministrar instrucciones claras sobre el objetivo y las reglas de la entrevista, cen-
trarse en la obtención de una narración libre sin interrupciones por parte del en-
trevistador, la clarificación y el cierre de la entrevista (Poole & Lamb, 1998 citados
en Cantón, 2007).
EVALUACIÓN DE LA CREDIBILIDAD Y
DE LA VALIDEZ DE LAS DECLARACIONES
Desde los tiempos más remotos acceder a la misteriosa naturaleza del binomio ver-
dad-mentira ha llamado la atención de la humanidad. Desde aquellos que carecen
de conocimiento hasta los más notables exponentes de la ciencia en algún momento
de su vida personal, social, familiar y/o laboral fantasean con palpar de una u otra
forma la esencia de este binomio. ¿Quién no ha mentido?, ¿quién no se ha imaginado
218 • Psicología jurídica Iberoamericana
descifrando si el dicho de quien es su interlocutor es verdadero o falso?, ¿quién no se
ha preguntado si creer o no, antes de dar un voto de confianza, en quien solicita su
condescendencia?, ¿quién no se ha visto involucrado en relaciones en donde las ver-
dades y las mentiras se entretejen?; éstas, entre muchas otras situaciones evidencian
el papel cotidiano que tiene este tema en la vida de todo ser humano.
La mayoría de los trabajos relacionados con testimonio dedican especial aten-
ción a la revisión del constructo mentira, engaño y/o comunicación engañosa, tér-
minos encontrados en la literatura científica. Vrij (2001, citado en Armas & García,
2009) señala en relación con la mentira que suele ser propia de determinados seres
humanos bajo circunstancias en las que encuentran razones para justificar tales
conductas o respuestas, como ofrecer una impresión positiva, autobeneficiarse y
beneficiar a otros, evitar un castigo potencial o simplemente mantener una buena
interacción social procurando no herir innecesariamente los sentimientos de los de-
más. En esta misma línea Saarni y Lewis (1993 citados en Armas & García, 2009)
señalan que debe considerarse natural y adaptativo mentir, en algunas ocasiones
cuando la consecuencia de decir la verdad sería dolorosa. Resumiendo, “de alguna
forma queda patente que la persona que miente lo hace queriendo evitar un daño
mayor” (Armas & García, 2009, p. 126).
Sin embargo, es necesario aclarar que no sucede lo mismo en la estructura
psicológica de quien evidencia un trastorno antisocial de la personalidad o una
psicopatía, en donde uno de los criterios diagnósticos es precisamente la men-
tira patológica. En cuadros clínicos como los mencionados, además se tiene una
completa desconsideración de las necesidades e intereses de los demás, falta de
remordimientos, indiferencia o justificación de haber hecho daño a otros, entre
otra sintomatología que no permite dar aplicación a los postulados teóricos arriba
mencionados. Por esta razón, entre muchas otras, es necesario ante la intención de
evaluar un testimonio descartar la existencia de psicopatología.
Miller y Stiff (1983, 1993 citados en Armas & García, 2009) en una definición
más ajustada indican:
El engaño se define como el intento deliberado, exitoso o no, de ocultar, generar
y/o manipular de algún otro modo información factual y/o emocional, por medios
verbales y/o no verbales, con el fin de crear o mantener en otra(s) persona(s) una
creencia que el propio comunicador considera falsa (p. 126).
Reconociendo que la mentira es propia de la condición humana, que como
indica Vrij, Fisher, Mann y Leal (2008) requiere de una exigencia cognitiva mucho
más alta que decir la verdad, y que tiene estrecho vínculo con estrategias de per-
suasión y manipulación por parte de quien las emite, éstas adquieren pretensiones
distintivas en el campo de lo jurídico. Allí la distorsión de la información adquiere
otros matices y busca otros fines de mayor complejidad que las mentiras de la coti-
dianidad. La pugna de derechos, la ganancia y/o pérdida de garantías, obligaciones
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 219
y/o deberes, el descontento de quien no logra sus pretensiones, entre otros aspectos,
todos ellos como parte de la dinámica de una rivalidad dentro del marco de un
conflicto judicial a dirimir por la competencia de un juez o jurado, es decir por la
convocatoria de un(os) tercero(s), convierten este escenario en un laboratorio so-
cial. Por lo expuesto, es que con insistencia a lo largo de la historia de la humanidad,
especialmente por la complejidad y trascendencia que la mentira adquiere en el
ámbito de la administración de justicia, se han desarrollado técnicas (desde las más
rudimentarias hasta las más sofisticadas) encargadas de la detección del engaño.
Lewis y Cuppari (2009) referencian como hacia el 300 a. C. en el desarrollo de
formas de detección de mentiras, los beduinos de Arabia desarrollaron el método
del hierro caliente donde el acusado tenía que lamer dicho hierro para determinar
si él o ella decía la verdad, si la lengua no se quemaba era porque la boca no se
secaba para mentir y la persona podría ser considerada como sincera. Es más, en la
antigua China se desarrollo el método del polvo de arroz, basado en este, los chinos
decidían sobre la honestidad del testigo haciéndolo masticar polvos de arroz, para
posteriormente escupirlos. Si el polvo de arroz estaba seco quedaba probado que
el testigo había mentido; si por el contrario lo escupía húmedo, se daba por hecho
que había dicho la verdad.
Estos métodos estaban basados en la creencia de que las personas nerviosas
(quienes mienten) tienen la boca más seca y menos saliva que aquellos quienes no
están nerviosos y dicen la verdad (Bartol & Bartol, 2004 citados en Lewis & Cuppari,
2009). Otro infortunado método consistió en que el acusado metía su mano en una
olla de agua hirviendo y si su mano se quemaba, el individuo era considerado como
mentiroso. De manera similar, la prueba que usaba piedras calientes encontraba que
si el pie de la persona acusada se quemaba en ellas, se consideraba que no era sincera.
El primer dispositivo moderno de detección de mentiras llamado “El Guante de
Lombrosso” fue creado en 1881 por el médico, criminólogo y antropólogo italiano
Cesare Lombrosso. Él intentó medir los cambios en la presión sanguínea de las per-
sonas acusadas, los cuales eran registrados en un gráfico. Durante la Primera Guerra
Mundial, una tecnología posterior en detección de mentiras fue desarrollada por
el médico y abogado William Marston para interrogar a prisioneros de guerra. Esta
tecnología llegó a ser muy popular en investigación criminal, especialmente después
de que el estudio de Marston encontró una correlación positiva entre la presión san-
guínea sistólica y la mentira. El primer polígrafo fue desarrollado por el médico John
Larson y el psicólogo Leonarde Keele, midiendo y registrando presión sanguínea,
respiración y pulso (Bartol & Bartol, 2004 citados en Lewis & Cuppari, 2009).
La historia permite ver el desarrollo de unas técnicas no menos crueles, pero
aparentemente más efectivas para “estimular” el testimonio verídico y que fueron
ampliamente usadas a través de las guerras: la utilización de fármacos que buscaban
sobrepasar la capacidad de ocultar la mentira y que se conocen ampliamente como
220 • Psicología jurídica Iberoamericana
“Sueros de la verdad”. De ellos el más utilizado fue el pentotal sódico que en dosis
inferiores a las utilizadas actualmente por los anestesiólogos, lograba su propósito.
Gran parte de los estudios y testimonios logrados con estas medicaciones fue-
ron ampliamente descalificados, puesto que no contaban con la aprobación del
“paciente” y además en muchos casos se presentaban reacciones alucinatorias que
impedían evaluar la “veracidad” de la información suministrada (Castro, 2008).
De otro lado, ni la literatura infantil se escapa del interés de tratar la mentira
y detectarla, Collodi (1974 citado en Grubin & Madsen, 2005) famoso periodista
italiano autor del libro Pinocho, de manera metafórica escribía que las mentiras
pueden ser fácilmente reconocidas, ya que las hay de dos tipos: aquellas con piernas
cortas y aquellas con narices largas.
Como se puede apreciar la búsqueda de los medios confiables de detectar el
engaño tiene una larga historia. La relación entre quienes emiten reportes men-
daces y quienes intentan detectarlos genera de manera paulatina nuevos retos; se
habla de personas que desarrollan ciertas habilidades que los convierten en ver-
daderos experimentados en el arte de mentir y algunos, incluso, versados en la
manipulación de las “técnicas de detección de mentiras”; por otro lado, como en
todo binomio, por diferentes motivaciones hay personas que se entrenan en la di-
fícil labor de detectar engaños. Algunos autores como Grubin y Madsen (2005)
señalan que la necesidad de buscar y estructurar estos métodos radica en el interés
que tienen muchas personas de adquirir la capacidad de reconocer reportes falsos
y personas mentirosas, para ser denominados incluso como “lie catchers” y hacer su
trabajo efectivo dentro del sistema de administración de justicia.
En general, para Masip y Garrido (2000), entre otros autores, el estudio del
engaño y su detección puede estructurarse dentro de tres perspectivas generales: la
psicofisiológica, la de los indicadores no-verbales (o conductuales) del engaño y la
de los indicadores verbales de la mentira. Para el desarrollo de este trabajo, dentro
de la primera de estas perspectivas se hace una revisión de las siguientes técnicas:
el famoso polígrafo, el análisis tónico de la voz o VSA, imágenes térmicas de alta
definición-HDTI (high-definition thermal-imaging), el estudio de la onda cerebral
p300 y técnicas de resonancia magnética nuclear. En la segunda de estas perspecti-
vas se encuentra una relación somera de los indicadores conductuales del engaño y
finalmente se explora la tercera de estas perspectivas, la de los indicadores verbales
de la mentira en donde se hará un recorrido acerca de la técnica del Control de la
Realidad (Reality Monitoring o RM) y el SVA (Statment Validity Analysis) con su
principal componente el CBCA.
Técnicas psicofisiológicas
La ciencia se ha concentrado en documentar la activación del sistema nervio-
so autónomo (SNA) mediante sistemas objetivos y cuantificables de análisis que
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 221
permitan identificar quién dice la verdad y quién no. La evaluación objetiva de la
respuesta del SNA a través del polígrafo consiste en la medición de varios paráme-
tros biométricos que se modifican ante la presencia de neurotransmisores liberados
en el torrente sanguíneo como consecuencia de una percepción de amenaza. Dada
la evaluación simultánea de múltiples patrones biométricos como presión, respi-
ración, sudoración, tono muscular y ondas cerebrales que reciben influencia no
sólo del SNA sino también de enfermedades sistémicas, sustancias y medicaciones,
razón por la cual se hace necesario contar con la asistencia de un poligrafista con
amplia experiencia, que esté en capacidad de analizar en conjunto las mediciones
obtenidas (Castro, 2008).
El poligrafista no sólo debe poseer experiencia en el funcionamiento y mane-
jo del polígrafo, de las medidas que toma, de la interpretación de los resultados
que arroja sino un adecuado entrenamiento en entrevista, ya que finalmente es de
este proceso que depende la presentación de estímulos verbales precedentes a la
emisión de respuesta. La utilización de un instrumento como el polígrafo, sin la
interpretación que hace un poligrafista experto, daría la razón a muchos de los opo-
sitores, cuando sostienen que estas técnicas no evalúan en realidad el testimonio del
interrogado, sino su sistema nervioso autónomo. Base de la cual parten las antítesis
de esta técnica y por la cual muchos de los sistemas de administración de justicia
no aceptan los resultados de esta técnica como medio de conocimiento dentro del
acervo probatorio de un proceso judicial.
En general, los hallazgos del polígrafo son el resultado de muchos factores que
deben ser cuidadosamente examinados, como las técnicas implementadas, la po-
blación a examinar, el contexto, el entrenamiento del poligrafista, objetivos de de-
tección, estatus del examinado, entre otros. El polígrafo, como otras muchas herra-
mientas, es una técnica complicada y sus resultados son producto de la ciencia y de
la habilidad del examinador para considerar muchos factores psicológicos antes de
hacer una determinación individual de la verdad (Lewis & Cuppari, 2009).
Otra de las herramientas tecnológicas desarrolladas es el sistema de análisis
tónico de la voz o VSA por sus siglas en inglés, esta técnica consiste en el análisis de
la voz en la búsqueda de microvibraciones originadas en las cuerdas vocales como
consecuencia de la estimulación del sistema nervioso autónomo que las inerva. Esta
técnica ha sido utilizada en investigaciones médicas relacionadas con la detección
de ansiedad como mecanismo de seguimiento en el tratamiento de patologías psi-
quiátricas. La implementación de esta técnica requiere un particular cuidado en
el diseño de los cuestionarios, teniendo en cuenta las técnicas recomendadas de
interrogación con el fin de asegurar buena calidad en la entrevista. Al igual que con
las pruebas de poligrafía y en general cualquier técnica que involucre el desarrollo
de interrogatorios, es recomendable contar con la presencia de un profesional en el
campo de la evaluación del comportamiento y la salud mental, como es el caso de
un psicólogo o un psiquiatra (Castro, 2008).
222 • Psicología jurídica Iberoamericana
Existen además sistemas que han sido probados en los Estados Unidos para
la detección ultrarrápida de mentiras como el uso de imágenes térmicas de alta
definición-HDTI (high-definition thermal-imaging). Este sistema permite evidenciar
el enrojecimiento facial momentáneo que ocurre en un individuo segundos antes
de mentir. La técnica de HDTI fue desarrollada para identificar el rostro de per-
sonas y sus rasgos que podrían estar encubiertos por cicatrices o disfraces, y se ha
propuesto como una medida de seguridad en aeropuertos. Aunque la técnica arrojó
resultados positivos, con una confiabilidad del 80%, sus detractores sostienen que
no distingue entre un individuo ansioso de uno mentiroso y, al igual que con todas
las otras técnicas, es objeto de intensos debates (Castro, 2008).
Castro (2008) en la misma línea de revisión de tecnologías al servicio del
estudio del engaño y su detección, señala que los críticos de los sistemas basados
en la evaluación de estrés mediante la medición de parámetros de activación del
SNA, han estimulado el desarrollo de otras técnicas que dependen menos de la
evaluación indirecta del stress y se concentren en ubicar los centros de la mentira a
nivel cerebral. El principio de funcionamiento de estas técnicas, consiste en expo-
ner a una persona a “algo” que se encuentra almacenado en su memoria y esperar
que el cerebro emita una respuesta eléctrica conocida como onda p300. Esta onda
ocurre aproximadamente 300 milisegundos después de un estímulo y la “p” resalta
el hecho de que se trata de una onda con polaridad positiva. La onda es registrada
por electrodos adheridos en la zona parietal cero ubicada en la parte superior de
la cara posterior de la cabeza. Los resultados han sido prometedores con valores
superiores al 99% en las pruebas realizadas, desafortunadamente con la onda p300
sucede un paradigma aun no resuelto: la onda se genera ante la presencia de estí-
mulos con gran significancia para el sujeto, así como ante la presencia de estímulos
infrecuentes, por lo que sus críticos afirman que lo único que la onda p300 detecta
es la presencia de actividad de la memoria.
Sin embargo, Rosenfeld (2008) indica que la p300 siendo una onda cerebral
derivada del electroencefalograma (EEG), se ha utilizado recientemente como un
canal de información nuevo en la detección del engaño. Investigadores coreanos,
se encuentran a la vanguardia de los resultados que puede arrojar el estudio de la
onda p300 en temas relacionados con lo forense y la postulan como alternativa en
la investigación científica que permite minimizar la manipulación encubierta de
los participantes.
La actividad cognitiva relacionada con el engaño puede ser evaluada con téc-
nicas de imagen cerebral que examinan la actividad eléctrica dentro del sistema
nervioso central. Los potenciales de eventos relacionados (ERPs) se registran desde
el sistema nervioso central y son afectados por el reconocimiento de eventos im-
portantes, los cuales determinan mayor actividad cognitiva que las respuestas auto-
nómicas. Al resaltar que la onda p300 es un potencial eléctrico positivo particular
que se evidencia aproximadamente 300 milisegundos después de que se presenta
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 223
un estímulo; lo cual es visto como una respuesta extraña ante un estímulo signifi-
cativo. En consecuencia, los investigadores han tomado ventaja de los indicadores
cognitivo-fisiológicos al usarlos para señalar el reconocimiento que una persona
tiene de los ítems de información oculta relacionada con un crimen u otras situa-
ciones legales; como una pérdida fingida de la memoria (Hahm et al., 2009).
Estudios más especializados de imagen cerebral, mediante técnicas de re-
sonancia magnética nuclear (MRI por su sigla en inglés), han sido realizados por
el doctor Langleben, quien sostiene haber encontrado la parte del cerebro que
se activa cuando una persona miente de forma voluntaria. La zona se encuentra
en la corteza cingulada anterior. Este descubrimiento podría ser alentador en la
búsqueda del detector infalible, pero diferentes especialistas expertos en fisiología
cerebral, afirman que por su alto costo y en especial porque esa zona del cerebro
está relacionada con el proceso de conflicto y no con la determinación acerca de
algo, este método podría dar origen a falsos resultados (Castro, 2008).
Indicadores no verbales o conductuales del engaño
En desarrollo de las tres perspectivas del estudio del engaño y su detección, a con-
tinuación se hará referencia a la segunda de ellas, la de los indicadores no-verbales
(o conductuales) del engaño. DePaulo y Rosenthal (1979 citados en Masip & Ga-
rrido, 2000) conceptualizaron la investigación dentro de esta área en tres grandes
líneas. La primera atiende a la capacidad del emisor de mentir y la del receptor para
detectar la mentira. Desde este enfoque se ha estudiado la influencia de diversas
variables sobre la precisión del receptor en sus juicios de credibilidad: variables del
comunicador y/o del receptor, como por ejemplo su sexo, edad, rasgos de perso-
nalidad y variables de la situación o contexto de engaño (motivación para mentir,
familiaridad entre emisor y receptor, consecuencias de que se descubra el engaño,
entre otras).
La segunda línea de investigación examina el efecto del acceso a diferentes cana-
les de comunicación (escrito, auditivo y/o visual del contenido de la declaración) so-
bre la precisión al juzgar la credibilidad. La tercera línea de investigación consiste en
la identificación de las conductas concretas indicadoras de engaño, en esta aproxima-
ción cobra especial importancia la distinción entre los indicadores reales del engaño,
los percibidos y las creencias sobre los indicadores del engaño (DePaulo & Rosenthal,
1979; Garrido & Masip, 1999, 2000; Masip & Garrido, 2000; Masip, Garrido & Rojas,
2000; Zuckerman, Koestner & Driver, 1981 citados en Masip & Garrido, 2000).
Los indicadores reales del engaño son aquellas conductas cuya ocurrencia es
mayor cuando los emisores mienten que cuando dicen la verdad, los indicadores
percibidos del engaño son las conductas ante cuya presencia los observadores tien-
den a considerar que el emisor está mintiendo, y las creencias o estereotipos sobre
224 • Psicología jurídica Iberoamericana
los indicadores del engaño son las conductas que los potenciales observadores di-
cen creer que indican engaño.
En un estudio de Vrij et al (2000 citado en Masip, Garrido & Herrero, 2002)
se expone la operacionalización que en las investigaciones científicas los autores
han otorgado a los indicadores no verbales de la mentira, entre ellos aparecen:
desviación del contacto ocular, ilustradores, adaptadores, movimientos de manos
y dedos, movimientos de piernas y pies, pausas llenas (“aaaahhh”, “mmhhh”, etc.),
otras alteraciones del habla, periodo de latencia (entre la pregunta y el inicio de la
respuesta) y ritmo del habla. Los participantes entrenados en dichos indicadores
conductuales ofrecieron como resultado a la investigación, que en las declaracio-
nes falsas se hacían menos movimientos de manos y de pies que en las verdaderas,
había menos ilustradores, más pausas llenas en el habla, y un mayor periodo de
latencia; no se encontraron diferencias en las otras variables no verbales. Aunque
para la investigación referenciada como para la mayoría de investigaciones en
este campo el objetivo y verdadero interés es explorar el impacto de una variable
(entrenamiento de los observadores) en la discriminación de declaraciones falsas
de verdaderas; para los efectos de este trabajo permite acceder a la operaciona-
lización que los investigadores han hecho frente a los indicadores conductuales
de la mentira.
Frente a este enfoque de evaluación de la credibilidad del testimonio, Bembibre
e Higuera (2010) exponen:
[…] supone que hay una serie de manifestaciones asociadas a la mentira que no
pueden ser controladas de forma voluntaria, al menos no todas simultáneamente
o durante un período indeterminado de tiempo: el continuo movimiento corporal,
en especial de las manos, pero también la inexpresividad y la escasez de gestos, la
constante manipulación de objetos, los tocamientos adaptativos del pelo o la ropa, la
evitación del contacto ocular, el aumento de movimientos oculares, la dilatación de
la pupila, el rubor, la palidez…, así como diversos elementos del habla: lenguaje in-
directo, circunstancial o evasivo, titubeos, inseguridad, tardanza en contestar las pre-
guntas, autocorrecciones, pausas excesivas, habla más lenta, más rápida, alteraciones
en el tono de voz, tono de voz elevado. Sin embargo, cuanto mayor es el refinamiento
de estos estudios con tanta más fuerza aparece la necesidad de considerar las dife-
rencias individuales o la de establecer una adecuada línea base con la que comparar
el comportamiento mentiroso del sujeto, es decir, un exhaustivo conocimiento de su
conducta anterior (p. 1).
Masip y Garrido (2000), establecen dos líneas más de investigación en este
acercamiento a discernir la verdad de la mentira con base en los indicadores con-
ductuales: lo que denominan aproximación de los canales, en el cual se compara
la precisión obtenida por los observadores con acceso a distintos canales de comu-
nicación (auditivo, visual y/o escrito), y la que denominan aproximación de los
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. La psicología del testimonio • 225
indicadores discretos, en la cual se compara la conducta de una muestra de sujetos
al mentir con su conducta al decir la verdad.
En la primera de ellas, entre más acceso a los diferentes canales de comuni-
cación pueda llegar a tener contacto el receptor, de mejor manera se esperaría
que se pudiera llegar a realizar un análisis riguroso de precisión. Sin embargo, los
resultados, no obstante, no se ajustan a esta hipótesis. Los índices de precisión ha-
llados por Maier y Thurber (1968 citados en Masip & Garrido, 2000) fueron del
77.3% para la condición verbal (transcripción), 77% para la auditiva, y 58.3% para
la audiovisual. Así, al contrario de lo esperado, la adición de información visual no
incrementa la precisión de los juicios, sino que la reduce.
Dentro de esa primera aproximación investigativa existen dos premisas de tra-
bajo, la primera, la hipótesis de la distracción e hipótesis de la sobrecarga informa-
cional, expone que con mucha información y distractores se tiende a no prestar
atención al testigo que miente porque el receptor no está concentrado en atender
a sus reportes, además la sobrecarga de información al elaborarla sobrepasa los
recursos cognitivos del individuo. Y la segunda de las hipótesis es la de la familia-
ridad situacional, específicamente esta hipótesis propone que en situaciones poco
familiares los observadores confían más en las claves visuales que en las verbales
(Masip & Garrido, 2000).
Vrij (2000 citado en Masip, Garrido & Herrero, 2002) ofrece razones de la
poca precisión de las personas al efectuar juicios de credibilidad, entre ellas se en-
cuentran: las personas no desean descubrir la verdad, no hay ninguna conducta que
en sí misma indique engaño, las diferencias conductuales entre quienes mienten
y quienes dicen la verdad son muy pequeñas, las reglas conversacionales impi-
den que los potenciales detectores puedan escudriñar adecuadamente al potencial
mentiroso, los juicios de los observadores a menudo se ven afectados por diversos
errores y sesgos, ni siquiera el que una persona muestre indicadores de nerviosismo
o complejidad del contenido implica necesariamente que esté mintiendo; a la hora
de juzgar la credibilidad, los observadores no suelen tener en cuenta las diferencias
conductuales que hay entre las personas.
Estas razones entre muchos otros datos de investigación empírica posicionan
estas técnicas de detección de engaño basadas en indicadores no verbales o con-
ductuales en límites de desesperanza, “…ha llevado a algunos autores que trabajan
desde la orientación no-verbal a sugerir que la investigación de la precisión desde
dicha orientación es una línea de indagación sin futuro” (Masip, Garrido & Herrero,
2000, p. 43). La precisión de los detectores humanos de mentiras es baja; entre los
estudios publicados en que figura la precisión en términos de porcentaje, los valo-
res de precisión raramente superan el 65%, donde el 50% es lo esperado por azar
(Kraut, 1980 citado en Masip, Garrido & Herrero, 2002).
Sin embargo, en este contexto el trabajo de Levine et al. (1999 citado en Masip,
Garrido & Herrero, 2002) arroja que los índices de precisión están, conjuntamente