Samuel Sánchez Gálvez
1878-1902, y las consecuencias que de ello se derivaron para
la sociedad cienfueguera, constituye una necesidad para de-
terminar el lugar de estos talleres y sus miembros en la his-
toria local.
Los mazos y los cinceles: profesionales y hombres de ciencia
El análisis de la composición profesional de la membrecía
de estas dos logias, hace visible una sustancial representa-
ción en ellas de las condiciones socio-económicas caracterís-
ticas de la localidad entre 1878 y 1902. La presencia entre
sus miembros de profesiones y oficios relacionados con la
agricultura, la industria azucarera, el comercio y la juris-
prudencia, junto a otros representativos de la economía de
servicios preponderante en el centro urbano cienfueguero,
se corresponde con las principales razones económicas de la
región en el período.
Considerando la destacada actuación social y el liderazgo e
influencia que ejercieron en su desempeño profesional y, a
partir de él, dentro de sus logias algunos miembros de Asilo
de la Virtud y, en mayor medida de Fernandina de Jagua, así
como el protagonismo que ejercieron en los debates intelec-
tuales realizados en los talleres durante el período, juzgamos
necesario examinar el quehacer individual de los fundamen-
tales entre ellos.
Con tal fin seleccionamos a aquellos miembros cuya actividad
científica, económica o cultural se hallaba entre las de mayor
trascendencia para el desarrollo económico, social y cultural
de Cienfuegos. El análisis no estuvo dirigido a un grupo pro-
fesional específico, dado que en el período las cifras totales de
quienes practicaron en Cienfuegos cualquiera de las profesio-
nes seleccionadas nunca fueron grandes, la representación de
la mayoría de ellas en los talleres no fue siempre próvida, en
específico en Asilo, y no siempre quienes las ejercieron coinci-
dieron en las fechas de su afiliación y vida en ellos.
151
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Por su vinculación laboral a las fincas rurales y urbanas, al
trazado de los pueblos y sus barrios, la agrimensura fue uno
de los oficios con mayor preeminencia en Cienfuegos duran-
te todo el siglo XIX. La responsabilidad de los agrimensores
en la disposición fisonómica de las poblaciones de la región
y en la ordenación de sus memorias documentales y estruc-
turales fue relevante. Fueron ellos portadores y ejecutores
de las ideas más avanzadas de urbanización del período, re-
sultando determinantes conformadores de los espacios de la
ciudad, poblados y caseríos del territorio cienfueguero y de
los perímetros de las propiedades en la región.
La influencia de los agrimensores -basada en sus preceptos y
normas de actuación profesional y conocimiento del medio
natural y social en que actuaban-, sobre los diversos poderes
regionales, en ocasiones fue decisiva en el debate y concre-
ción de los conceptos y formas que asumieron las comunida-
des cienfuegueras y en los códigos tecnológicos y culturales
aplicados en cada caso.
A Fernandina de Jagua pertenecieron varios agrimensores,
dentro de ellos Adolfo García Barrera, quien, considerado el
agrimensor mayor de Cienfuegos,295 laboró en casi todos los
centrales azucareros de la región y dirigió el departamento
de Obras Públicas municipal, luego de 1902. Elaboró cuatro
planos de la ciudad, en los años 1879, 1887, 1905 y 1914. Este
último fue considerado el Plano Oficial de Cienfuegos. Los
mapas de Cienfuegos elaborados por Barrera permiten apre-
ciar la evolución histórica de la ciudad y son de obligada
referencia para el estudio de la ciudad como paradigma ur-
banístico del siglo XIX en América. Sus planos, en especial
el del año 1905, constituyeron basamentos para la conforma-
ción del expediente presentado ante la UNESCO, en aras de
obtener la declaración del Centro Histórico de Cienfuegos
295 Luis J. Bustamante, op.cit., pp. 97-98.
152
Samuel Sánchez Gálvez
como Patrimonio Cultural de la Humanidad.296 García Barre-
ra diseñó y dirigió las obras de construcción del Sanatorio de
la Colonia Española y fue miembro fundador del Colegio de
Ingenieros y Arquitectos de Cienfuegos.
Compartió esa profesión el miembro de Asilo de la Virtud,
Rafael Ruíz González, logia que contó también con un agró-
nomo, Federico Fernández de Pereira. De ambos no se halla-
ron datos que ilustren sobre sus labores.
Tuvieron una considerable influencia en la industria azucare-
ra regional los ingenieros químicos y maestros de azúcar. La
procedencia de quienes entre ellos estaban afiliados a las lo-
gias fue múltiple -Cienfuegos, Sagua la Grande, Puerto Prín-
cipe y los Estados Unidos. Constituían una burguesía media,
y, aunque residían en la ciudad, por lo general laboraban en
la industria y la agricultura, en centrales y bateyes, lugares
donde, por la importancia económica y tecnológica de su que-
hacer, gozaban de gran prestigio científico y social, con lo que
contribuyeron a modelar la forma de ejercicio de la profesión
en aquellos hombres con quienes interactuaban.
Sobresalen dentro de los ingenieros miembros de Fernandi-
na, Manuel Chao Pagola,297 quien ejercería como tal en los
centrales Narcisa, Constancia, Dos Hermanas y Parque Alto
y, además, tendría el cargo de Ingeniero Municipal entre
1899 y 1907 y Fernando Figueredo Socarrás.298 Este último
no ejerció en la ciudad como tal, sino que fue vicejefe de la
Aduana de Cienfuegos, la cual cumplía funciones comercia-
les e industriales, vinculadas en lo esencial a la industria del
296 Proclamado como tal por la UNESCO, en reunión efectuada en Durban,
República de Sudáfrica, el 15 de julio de 2005.
297 Luis J. Bustamante: op. cit., p 56.
298 Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera Parte (1510- 1898)
Tomo I, Biografías, Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2005, pp. 134-135.
153
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
azúcar. En Asilo militaron dos ingenieros: el cienfueguero
Manuel González Fernández y el estadounidense John F.
Knighs.
Los mecánicos y maquinistas constituyeron un grupo sus-
tancial de la membrecía en ambas logias. En Fernandina
militaron 35, y en Asilo 28. Los mecánicos trabajaban en los
centrales azucareros en los procesos tecnológicos de la pro-
ducción del azúcar -de los más avanzados del mundo en la
mayoría de los casos. Mientras, los maquinistas combinaban
la explotación de las locomotoras -también en la vanguardia
tecnológica de su tipo en el período-, con la reparación e in-
novación de estas. Una justa comprensión de la importancia
de su labor, debe tomar en cuenta el papel que jugó el ferro-
carril cienfueguero en el desarrollo regional. Era este uno de
los más vitales del país por su extensión, multiplicidad de
acceso y ramales así como volúmenes de transportación de
las más variadas cargas. Sin él resultan impensables la in-
dustria y la exportación del azúcar a través del puerto local,
entre 1880 y 1920, cuando Cienfuegos no sólo se convirtió en
una de las principales regiones productoras de esa mercan-
cía a nivel mundial sino que recepcionaba y expedía la de
otras, así como comercializaba e importaba, a través de él,
otra muy variada gama de cosechas, manufacturas, artículos
y tecnología.
Otro segmento profesional con una alta representación de
miembros en los talleres -14 en Fernandina y 6 en Asilo-, y de
ingente importancia e influencia en el Cienfuegos comercial
e industrial del período, es el de los abogados y notarios.
Muchos de ellos fueron importantes figuras de la historia
local y regional. Como parte de su labor se encargaron de
registrar la memoria histórico-documental de la región, en
sus dimensiones económicas, sociales y políticas. Sus escri-
tos expresan el pensamiento del período y reflejan la distri-
bución y posesión de la propiedad y la riqueza, así como
154
Samuel Sánchez Gálvez
sus movimientos entre personas naturales y jurídicas. Con
frecuencia descansaba en ellos la declaración patrimonial de
su clientela, con fines tributarios. Su labor incluía la conseje-
ría y toma de decisiones junto a los clientes para elegir con
quiénes organizar asociaciones comerciales e industriales, a
quiénes vender y comprar, dónde ubicar las ganancias, así
como la definición del destino de los patrimonios familiares.
El hecho de que para la realización de sus asesorías, precisa-
ran dominar y debatir no sólo asuntos relacionados con las
leyes, sino conocer de la actualización e innovación tecnoló-
gica y los estudios de transacciones, inversiones y tasaciones,
hizo de este grupo un elemento socializador y rector de las
novedades científicas y los procesos tecnológicos a implan-
tarse en la localidad y región. En las logias, muchos de ellos
ejercieron como conferencistas y oradores en una amplia
gama de temas culturales. Donaron a la biblioteca de Fer-
nandina un fondo muy copioso de obras relacionadas con la
jurisprudencia, sólo equiparado con el de la materia médica.
Entre los abogados y notarios de Fernandina de Jagua se
hallaron José Gregorio Verdaguer y Kiernan299, Manuel Vi-
llalón Verdaguer300 y José Fernández Pellón. Villalón fue
Registrador de la propiedad de Santa Clara, Concejal del
Ayuntamiento, Consejero Provincial, Secretario, gobernador
de la provincia y Representante a la Cámara. Otro abogado
del taller lo fue Rafael Cabrera López-Silverio, discípulo de
José de la Luz y Caballero en el Colegio El Salvador y gene-
ral del Ejército Libertador.301 En Asilo destaca el abogado y
notario Felipe Silva Gil, Catedrático Auxiliar del Instituto de
Santa Clara, de 1885 a 1898, y Fiscal Municipal de esa ciudad
de 1892 a 1898.
299 Luis J. Bustamante: op. cit., pp. 257-258.
300 Ibídem, pp. 259- 260.
301 Ibídem, pp. 35-36.
155
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Ineludible resulta mencionar la presencia en la logia de fle-
botomianos, farmacéuticos, médicos y dentistas, -37 en Fer-
nandina, 22 en Asilo-, quienes, dados los estrechos vínculos
entre sus respectivos procesos investigativos, se constituye-
ron en ejes de la producción de conocimientos científicos y
la implementación de nuevas tecnologías en la región. Por
las funciones que cumplían las farmacias y droguerías, tanto
en la atención médica como en la elaboración de los medi-
camentos, la labor de los farmacéuticos en el perfecciona-
miento sistemático de tecnologías, procedimientos e instru-
mental farmacéutico se manifestó en su forma primaria en
la sociedad. Ello se hacía visible, de manera medular, en la
evaluación de las causas principales de insalubridad en la
ciudad y en la definición de los tratamientos a aplicar ante
las numerosas epidemias. Despunta entre ellos el masón de
Fernandina Manuel R. Gatell y García de Quevedo, dueño
de La Cosmopolita, una de las principales farmacias de la
ciudad.302
Una posición más elitista ocupaban los médicos. La divul-
gación y publicación de trabajos científicos, la fundación de
clínicas y hospitales -en los que a menudo ocuparon cargos
directivos-, y el acentuado carácter social de su labor favore-
ció que ejercieran una gran influencia no sólo en la atención
profiláctica y médica, sino en la vida pública de la ciudad.
Por otra parte, la presencia entre ellos de distintas escuelas
médicas -cubana, española, estadounidense, entre otras-, en
un servicio concurrente a lo cienfueguero, reforzó la plurali-
dad de los códigos científicos actuantes en la ciudad.
La ética y el pensamiento científico de estos hombres se ma-
nifestaron en las numerosas iniciativas que a título personal
propugnaron en la localidad en el campo de la salud. Ello se
aprecia en especial en la atención y el servicio gratuitos a nu-
302 Ibídem, p. 102.
156
Samuel Sánchez Gálvez
merosos pacientes; acciones que, como se vio antes, promo-
vían y auspiciaban los talleres. Los médicos combatieron las
numerosas epidemias que se padecían, realizaron campañas
de vacunación, introdujeron en la práctica de la región los
últimos adelantos de la ciencia médica y fundaron, en Ci-
enfuegos, lo que en un inicio sería el primer Centro Médico
Farmacéutico de Cuba, y más tarde el Colegio Médico. Sus
trabajos, estudios y debates científicos, reflejos de sus preo-
cupaciones ante las problemáticas más acuciantes de la so-
ciedad cienfueguera y cubana en general, exigían las obliga-
das mejorías que la salud pública precisaba. En varios casos,
libros de la autoría de miembros del taller se utilizaban como
manuales de estudio en las escuelas de la ciudad y el país.
Larga es la lista de los médicos de Fernandina que desco-
llaron en su profesión. Entre ellos están Leopoldo Díaz de
Villegas y Santacruz303 e Isidoro Castiñeira Cintra,304 quien,
militó también en Asilo, y en 1858 instaló una Casa de Salud
y en 1889 publicó en La Habana el libro Nociones de Anato-
mía para las niñas; fue Isidoro un médico muy popular por
su prestación gratuita de servicios. Militó en Fernandina Ra-
món Benigno de la Caridad Mazarredo Corneill,305 quien, en
1880, presentó al gobierno de los Estados Unidos un estudio
sobre la fiebre amarilla y, en 1881, sustituyó al galeno Ramón
Torrado y Quiroga306 como presidente del recién constituido
entonces Centro Médico Farmacéutico, institución que, entre
otras acciones, durante años celebró y auspició actividades
de carácter científico en la ciudad.307
303 Ibídem, p. 66.
304 Ibídem, pp. 46-47.
305 Ibídem, p. 148.
306 Vero Edilio Rodríguez Orrego: “Hombres, ideas y loables intenciones”. Inédito.
307 Enrique Edo y Llop: Memoria histórica de Cienfuegos y su jurisdicción, Imprenta
Nueva de J. Andreuy Gp., Cienfuegos, 1888, p. 205.
157
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Otros médicos de esa logia fueron Gonzalo García Vieta,308
nombrado, en 1899, Director General de Sanidad de Cienfue-
gos y en 1901 alcalde municipal; Sotero Ortega Bolaños,309 Di-
rector del Hospital Municipal en 1898 y luego Médico Muni-
cipal. Ortega Bolaños fundó y dirigió durante dieciséis años
la Casa de Salud de la Asociación de Dependientes, presidió
el Colegio Médico de Cienfuegos, el Centro de Profesionales
y el Comité Local de la Cruz Roja Cubana; Manuel Antonio
Modesto Leal y Catalá,310 discípulo de Ginés Escaverino,311
considerado uno de los más notables clínicos de Cuba, mé-
dico de casi todas las instituciones obreras y gremiales de la
ciudad, era célebre por su habitual atención gratuita a todos
los segmentos de la población.
Se hallan también Manuel Enrique Altuna Frías,312 quien se
licenció además en Ciencias Naturales; durante más de vein-
ticinco años ejerció como Médico de Visitas del Hospital Mu-
nicipal, en 1905 resultó elegido Vicepresidente del Congreso
Médico celebrado en la capital cubana y luego miembro de
la Sociedad de Estudios Clínicos y de la Academia de Cien-
cias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, publicó con
asiduidad trabajos científicos y literarios; y Oscar Alcalde Ra-
mos,313 entre 1902 y 1906 Director del Hospital de Cienfuegos.
También militó en Fernandina el médico Carlos J. Marsillán
Berrayarza,314 graduado en la Universidad de Filadelfia.
Dos de los médicos más sobresalientes de Fernandina fueron
308 Luis J. Bustamante: op. cit., p. 101.
309 Ibídem, pp. 165-166.
310 Ibídem, pp. 133-134.
311 Ibídem, pp. 72-73.
312 Ibídem, p. 12.
313 Ibídem, 1931, p. 11.
314 Ibídem, p. 143.
158
Samuel Sánchez Gálvez
Enrique Buenaventura Barnet y Roque de Escobar315 y Luis
Perna de Salomó.316 El primero de ellos ejerció desde 1876 en la
ciudad de Cienfuegos y en Cruces. A partir de 1881 se estable-
ció en Lajas, donde laboró como médico interno y más tarde
como Médico Municipal. Allí fue propietario, en 1889, de una
Casa de Salud. En el periódico lajero El Crepúsculo, aparecen
artículos de su autoría y sobre su actuación social y su fami-
lia.317 Barnet integró el grupo de higienistas cubanos que junto
con Carlos J. Finlay y Juan Guiteras Gener, organizó e impulsó
la sanidad cubana. En la Secretaría de Sanidad editó un boletín
y publicó numerosos trabajos. En 1900 fundó la Revista de la
Asociación Médico-Farmacéutica de la Isla de Cuba, y en 1902 par-
ticipó en el Congreso Sanitario Internacional, celebrado en La
Habana. Fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos
del País, titular de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Ha-
bana y miembro de número de la Academia de Ciencias.
Por su parte el médico forense Luis Perna de Salomó fue di-
rector del Sanatorio de la Colonia Española y del Hospital
Civil. Realizó estudios demográficos y estadísticos de la sa-
lud pública en Cienfuegos y fundó el Boletín Científico, una
de las primeras publicaciones médicas de la ciudad. Fue
miembro de la Sociedad Médica de Estudios Clínicos de La
Habana, socio corresponsal de la Academia de Ciencias Mé-
dicas Físicas y Naturales de La Habana, miembro fundador
del Colegio Médico Farmacéutico de Cienfuegos, directivo
del Liceo cienfueguero y Vocal del Consejo Escolar en la
ciudad. Escribió numerosos libros y folletos de su especiali-
315 Roberto A. Verrier Rodríguez: “Doctor Enrique Buenaventura Barnet Roque
de Escobar (1855-1916): científico y patriota matancero”, Revista de la Biblioteca
Nacional José Martí, Enero-Junio 1993, pp. 70-76 y Logia Fernandina de Jagua.
Archivo de la logia Fernandina de Jagua, Expediente Nº 2.
316 Luis J. Bustamante: op. cit., pp. 180-181.
317 Son ejemplos de ello: El Crepúsculo Nº 40, julio 1 de 1883, p. 3, El Crepúsculo Nº
43, julio 22 de 1883, pp. 3 y 4, El Crepúsculo Nº 44, julio 29 de 1883, p. 3, y El
Crepúsculo Nº 47, agosto 19 de 1883, p. 3.
159
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
dad.318 Los trabajos de Salomó, profusos en estadísticas, son
inapreciable fuente de información primaria de los temas
que le ocuparon.
De los médicos de Asilo de la Virtud, con la excepción de
Castiñeira Cintra, no se halló datos. Entre sus miembros es-
tuvo el cirujano dentista Domingo Urquiola Boerio, gradua-
do en París, quien ejerciera como tal en la Clínica de la Colo-
nia Española de la ciudad.
La presencia de médicos, dentistas y farmacéuticos prestigió
a las logias. En el caso de Fernandina de Jagua, convirtieron
al taller en un respetado centro de proyección científica en la
localidad en el campo de la salud. Fernandina pudo actuar
con una sólida base científica en proyectos ya vistos, como
la vacunación antivariólica, e, incluso, le permitió convertir
parte de su biblioteca pública en una biblioteca científica, en
la cual resaltaban la calidad y el contenido de sus textos. La
interacción entre esa logia en su conjunto y la labor de sus
médicos masones en su esfera profesional, le dio un peso ca-
racterístico al taller en el desarrollo de la sociedad cienfue-
guera.
Varios de los educadores de Fernandina de Jagua y Asilo
de la Virtud, como los de Cienfuegos en general, se halla-
ron inmersos en el período en los procesos fundacionales
que tenían lugar en la localidad en el campo de la educa-
ción, en especial en la constitución y formación de colegios
de instrucción laicos en todos los niveles educacionales, así
318 Entre las obras de Luis Perna de Salomó se encuentran: Etiología y profilaxis
de la fiebre amarilla (1884), Notas o nociones de higiene. Escritas expresamente para
los colegios de señoritas (1885), Naturaleza e higiene de la difteria (1886), Memoria
histórica y científica de la epidemia de viruelas que ha sufrido la población de Cienfuegos
desde agosto 1887 hasta julio 1888 (1888), Nacimientos y defunciones ocurridos en
Cienfuegos durante la década 1880-1889 (1893), Higiene y saneamiento de Cienfuegos
(1894), Profilaxis y tratamiento de la fiebre amarilla (1896), Estudio médico quirúrgico
(1899), Pasado, presente y porvenir sanitario de Cienfuegos (1902).
160
Samuel Sánchez Gálvez
como en la enseñanza tecnológica y profesional. El grupo de
educadores e intelectuales de la logia resultó básico por su
vinculación con la cultura y el desarrollo de las Ciencias Pe-
dagógicas y Artísticas en la región. Asumieron la pedagogía
del período y la atemperaron a las condiciones cubanas y
locales, introdujeron en sus lecciones y en las escuelas un
pensamiento científico de avanzada; establecieron planteles
únicos en la ciudad como fue el Colegio de Instrucción Pri-
maria El Salvador, perteneciente a Amelio de Luis Vela de
los Reyes,319 maestro de la escuela que la logia masónica Ar-
monía sostuvo en Madrid. Su colegio cienfueguero, de nom-
bre idéntico al dirigido por José de la Luz y Caballero en La
Habana, perseguía los mismos objetivos: la enseñanza laica,
científica y patriótica; formar ciudadanos de manera alter-
nativa a los clásicos colegios preferenciados por la política
colonial española, creadores de súbditos, dirigidos por las
órdenes católicas y con un sello monárquico y Peninsular.
Ello explica que la matrícula del colegio de Vela de los Reyes
proviniese, en su mayoría, de hijos de familias cubanas. A
partir de 1899, la labor de estos educadores estuvo encami-
nada a reforzar y de una vez instaurar un modelo cubano de
educación para la formación del nuevo ciudadano, basado
en una enseñanza adecuada a la cultura e historia patria.
Dentro de los educadores de Fernandina vale citar, además,
a Fidel Miró320 y a Carlos Toledo Pérez.321 Este último en 1867
fundó un Colegio para niños considerado, por sus métodos
de enseñanza, el mejor de la antigua provincia Las Villas.
319 La inscripción del título de Maestro de Instrucción Primaria de Amelio de Luis
Vela de los Reyes se halla en el Archivo Provincial de Cienfuegos. Tomo 7, Folio
02. Fondo Actas capitulares.
320 Logia Fernandina de Jagua: Expediente Nº 183.
321 Luis J. Bustamante: Diccionario Biográfico Cienfueguero, Imp. R. Bustamante,
Cienfuegos, 1931, pp. 238.
161
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
También a Alberto Martínez Blanchard,322 fundador del Co-
legio Cienfuegos de Primera y Segunda Enseñanzas; a José
María Soler Fernández,323 Director de la Escuela Pública Nº
3, y, en 1900, presidente del Comité de Maestros de Las Vi-
llas que asistió a Harvard. Soler, doctorado en Pedagogía,
fue autor de varios libros de texto y profesor de Pedagogía
en la Universidad de La Habana.
Por último, Pedro Modesto Hernández y Hernández,324 fue
maestro, presidente del Consejo Escolar de Cienfuegos y
miembro de la Sociedad Económica Amigos del País. Fue él
quien organizó el sistema de escuelas públicas de la ciudad,
creando sus primeras aulas de kindergarten. Colaboró en la
redacción de la Memoria, descriptiva, histórica y biográfica de
Cienfuegos de Pablo Rousseau y Pablo Díaz de Villegas, pu-
blicó una obra sobre Ciencias Naturales, una geografía des-
criptiva, histórica y política de la Isla, titulada Las seis provin-
cias de Cuba, y auxilió a Adrián del Valle en la preparación de
su libro Tradiciones y leyendas de Cienfuegos. A finales de 1899,
propuso fundar un museo étnico-histórico en Cienfuegos, el
cual, creado el 24 de febrero de 1900, resultó el primer museo
de la ciudad.325
Fueron maestros de Asilo, entre otros nueve, Manuel Muñiz
García, quien, en 1868, fundó en Cienfuegos la primera escue-
la de la ciudad para niños negros y mulatos,326 Pedro Tellería,
fundador de la escuela San Pedro, también para niños negros;327
322 Luis J. Bustamante, op. cit., pp. 144-145.
323 Ibídem, p. 228.
324 Ibídem, pp. 120-122.
325 Luis J. Bustamante, op. cit., p. 252 y Pablo L. Rousseau y Pablo Díaz de
Villegas: Memoria, descriptiva, histórica y biográfica de Cienfuegos, Establecimiento
Tipográfico “El Siglo XX”, La Habana 1920, p. 270.
326 Luis J. Bustamante, op. cit., p. 158
327 Ibídem, p. 235.
162
Samuel Sánchez Gálvez
Félix Valdés Morillo, creador, en 1888, de un Colegio de Prime-
ra y Segunda Enseñanza titulado San Carlos328 y Manuel Anto-
nio Carbonell Pascual, maestro de Instrucción Primaria, autor
de un libro de texto para la enseñanza del Sistema Métrico De-
cimal y, además, inventor de un aparato para utilizar el chapa-
pote como combustible. Fue también agrimensor.329
Ejercieron ocasionalmente como maestros, o tributaron con
su obra a la labor educativa, varios intelectuales de la logia
vinculados a la enseñanza privada y estatal y a escuelas pro-
movidas por instituciones culturales como el Liceo de Cien-
fuegos, así como artistas, profesores de artes y periodistas,
de gran influencia en la formación de varias generaciones de
artistas e intelectuales cienfuegueros.
Uno de los campos de mayor trascendencia en la obra de
los intelectuales masones cienfuegueros fue el estudio, in-
vestigación y publicación de obras vinculadas a la historia
de la ciudad y de la región. Con letras mayúsculas destaca el
nombre de uno de los padres fundadores de la historiografía
cienfueguera, el masón de Fernandina Enrique Edo y Llop,330
quien no sólo publicó una de las primeras y más completas
historias regionales de Cuba, sino que además definió un
método y un pensamiento histórico para el estudio integral
de la historia cienfueguera en su obra Memoria histórica de Ci-
enfuegos y su jurisdicción, publicada en 1862 y luego reeditada
a su cargo, con aumentos y correcciones. Edo fue líder indis-
cutible de definitorias asociaciones e instituciones culturales
en Cienfuegos. Fundó en 1862 el semanario El Chismoso y
en 1866 El Fomento y El Telégrafo. Escribió también libretos
teatrales. Su labor en la biblioteca pública de la logia, como
se vio, favoreció el desarrollo de sus colecciones y reforzó su
328 Ibídem, p. 252.
329 Ibídem, p. 41.
330 ibídem, pp. 71-72.
163
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
presencia en la ciudad.
La línea de trabajo en el campo de los estudios históricos cien-
fuegueros fue continuada por los historiadores miembros de
Asilo de la Virtud, Pablo Díaz de Villegas y Pablo L. Rousseau,
con su Memoria, descriptiva, histórica y biográfica de Cienfuegos, y
con posterioridad por el miembro de Fernandina, Luis J. Busta-
mante, autor del Diccionario Biográfico Cienfueguero y la Enciclo-
pedia Popular Cubana. Sus obras conforman, junto a la de Edo y
Llop, el patrimonio monumental historiográfico cienfueguero.
Entre los periodistas que militaron en Fernandina se desta-
can Ricardo E. García, como se apuntó, director del El Siglo y
Florencio Rafael Velis y Mojena, fundador primero del dia-
rio La Correspondencia, imprescindible órgano de prensa del
interior del país y luego de La Opinión. Velis, asimismo fue
Presidente de la Asociación de la Prensa de Cienfuegos y Se-
cretario del Liceo.331
Miembros de Asilo que ejercieron el periodismo lo fueron
el ya citado Manuel Muñiz García, quien publicó el Boletín
Mercantil, La Retreta, El Boletín Oficial de la Provincia, El Anun-
ciador Comercial y El Día; el también mencionado Pablo Díaz
de Villegas y Díaz de Villegas -discípulo de Don José de la
Luz y Caballero en el colegio El Salvador, un defensor de
la clase obrera, simpatizante con las ideas anarquistas, que
colaboró con varios órganos de prensa y dirigió el periódico
La Aurora-,332así como Martín Morúa Delgado, León Ichaso
-quien en 1900 se declaraba en la logia como empleado, y
años más tarde ejercería un periodismo de connotación na-
cional- y José Nazario Rodríguez Feo, líder de las publicacio-
nes masónicas de ese taller.
Destaca la presencia en Asilo de la Virtud de varios escrito-
331 Ibídem, pp. 254-255.
332 Ibídem, pp. 64-65.
164
Samuel Sánchez Gálvez
res como el periodista Benigno Nochea, autor de un poema-
rio, Majaderías;333 Isidro Castiñeira y Carbó, colaborador de
los periódicos La Opinión, El Tiempo y otros con el seudónimo
Luciano de Nazareno, dramaturgo y también poeta, a él se
debe Un Himno a la paz, cantado al Generalísimo Máximo
Gómez, en su visita a Cienfuegos, ya terminada la Guerra
del 95334 y Francisco Cañellas Martí, quien publicaría ya en el
siglo XX, en la Habana, A través de mis lentes, y en Valencia,
La vida que pasa. 335
Cultivaron el arte e hicieron de profesores el escultor Miguel
Valls Lladó,336el músico Agustín Sánchez Planas, fundador y
director de la Banda de Cienfuegos, una de las mejores del
país, y promotor en la ciudad del centro docente y de recreo
Minerva337 y Marino Coímbra, 338 profesor de música y di-
rector de orquesta, padre de la periodista y escritora negra
Úrsula Coímbra de Valverde.
Los profesionales, intelectuales y artistas de Fernandina de Ja-
gua y Asilo de la Virtud, abrieron espacios para la aceptación
de novedosos postulados culturales y científicos entre la mem-
brecía de sus logias, en sus áreas de actuación profesional y en
la sociedad. Sostenidos por un pensamiento ético, permeado
del ideario masónico, sentaron pautas de progreso en sus res-
pectivas praxis sociales, científicas y culturales, por lo cual,
algunos de ellos, llegaron a constituirse en paradigmas de la
cultura y la ciencia en la localidad y por tanto en propulsores
y fortalecedores del desarrollo de la región y la nación.
333 Ibídem, p. 161.
334 Ibídem, p. 46. con obras como Don Segundo, Veleidades de Cupido, El Triunfo de
los Centenes o La razón se abra paso, Dengue, Gripe o Trancazo, La fuerza del dinero
335 Luis J. Bustamante, op. cit., p. 40.
336
337 Ibídem, pp. 213-214.
338 Ibídem, p. 52.
165
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Los debates científicos y culturales en las logias
Al analizar las actividades y debates científicos y culturales
desarrollados por Fernandina de Jagua y Asilo de la Virtud
en el período 1878-1902, se revelan las preocupaciones funda-
mentales de sus miembros y las prioridades de dichos talleres
en los campos de la ciencia y la cultura. Estas actividades y de-
bates -sostenidos, hasta donde pudo comprobarse, en mayor
número en Fernandina de Jagua-, estuvieron dirigidos en dos
sentidos: hacia su membrecía y hacia el exterior de la logia.
Para promover sus ideales culturales y científicos Fernandi-
na costeó varias publicaciones.339 Un ejemplo de ello fue la
que, junto al taller Convención, dedicó a historiar de mane-
ra crítica a la Compañía de Jesús.340 Esa logia publicó entre
los años 1879-1883, con carácter quincenal, el ya mencionado
periódico, La Unión. Por su parte Ricardo E. García, desde
El Siglo, mantuvo secciones con temáticas de interés de la
masonería y de la logia en particular. Asimismo, artículos
de miembros de ambos talleres aparecieron en los órganos
masónicos cienfuegueros La Escuadra y La Revista Masónica.
Durante la investigación, como se indicó, fue imposible lo-
calizar algún ejemplar del periódico La Unión. Sí se accedió
al total de los números publicados entre 1899 y 1902 de los
órganos sostenidos por Asilo de la Virtud, La Escuadra y La
Revista Masónica. Ambas revistas, con salida quincenal,341 se
339 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 5, p. 8. El Venerable
Maestro, tras la muerte del miembro de la logia, Amelio de Luis Vela de los
Reyes, pronunció un discurso sobre la vida del mismo, “con muy extensas
consideraciones científicas y fisiológicas acerca del origen del hombre, de su
organismo y de sus tendencias en la tierra”. El taller acordó “la impresión del
discurso en forma de folleto para enviarlo a las logias de la jurisdicción y aún a
algunos amigos no masones”.
340 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 8, p. 152.
341 Ejemplo de estos autores y artículos son: Manuel Villalón Verdaguer:
166
Samuel Sánchez Gálvez
hallaban animadas por las que Fernandina consideró como
“palancas poderosísimas para derribar los escollos que obs-
truyen el progreso: la ciencia, el trabajo y la virtud”.342
En cuanto a la forma en que transcurrieron en las logias los
debates científicos y culturales, se determinó que en un ini-
cio se impartían las conferencias o se leían trabajos y dis-
cursos de la autoría de miembros destacados de la logia. A
ellas seguía el debate abierto por el resto de los miembros.
De forma paralela los talleres auspiciaron la celebración de
veladas culturales a las cuales, de manera asidua, eran invi-
tados individuos no masones de ambos sexos.
En el caso de Fernandina, al redactar las actas los secretarios
de la logia se limitaban las más de las veces a señalar el título
del discurso o temática tratada, sin desarrollar el curso que
el conferencista u orador tomaba. Sólo en ocasiones, cuando
el tema era objeto de discrepancias, detallaban acerca de las
discusiones sostenidas, registrando las ideas vertidas a tenor
de ellas. En los debates culturales y científicos polemizaban
en lo fundamental los masones de mayor nivel cultural y
profesional, resultando escasa la participación activa de los
miembros con niveles más bajos de instrucción. Para estos
últimos tales debates constituyeron ocasión de ampliar sus
horizontes educacionales y culturales, con lo cual se cumplía
uno de los objetivos de su realización.
“Importante proyecto”, La Escuadra, 10 de septiembre de 1899, p. 3.; Enrique Edo
y Llop: “¡Más Allá!”, La Escuadra, 25 de octubre de 1899, p. 4; José Fernández
Pellón: “No hacemos nada”, La Escuadra, 20 y 28 de febrero de 1901, pp. 1-3; José
Fernández Pellón: “Importante informe”, La Escuadra, 10 de marzo de 1901, pp.
1-5; Luis Morell: “Los tres pasos”, La Escuadra, 30 de abril de 1901, pp. 1-3; Luis
Perna de Salomó: “El patriotismo y la masonería”, La Revista masónica, Abril 1º
de 1902, pp. 4-5; Luis Morell: “Influencia de la masonería en los pueblos”, La
Revista masónica, Mayo 1º de 1902, pp. 3-5; Francisco Silva López Silverio: “El
aluminio”, La Revista masónica, Junio 15 de 1902, p. 8; Francisco Silva López
Silverio: “La Aluminiotermia”, La Revista masónica, Junio 15 de 1902, pp. 8-9.
342 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 1, p. 38.
167
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
En el período estudiado se logró diferenciar dos etapas en las
cuales los debates y discursos constituyeron parte importante
de la actividad de Fernandina. La primera se inicia en 1880 y cul-
mina en 1887. La segunda, abarca desde 1899 hasta 1902. Resul-
tan muy disímiles las materias tratadas en los discursos y deba-
tes, sin embargo, las cuestiones relativas a las Ciencias Sociales y
a la divulgación científica ocuparon preferente espacio en ellos.
Sobre la historia de la masonería, su funcionamiento y lugar
en la sociedad disertaron varios oradores entre los años 1880
y 1881 con temas tales como: La masonería y el siglo XIX,343 El
masón dentro y fuera de la logia, El socorro y la protección mutua
y la beneficencia constituyen a un masón, ¿Qué concepto tiene
formado de la ilustración masónica?,344 ¿Cómo debe enten-
derse y practicarse la protección en masonería?, Importancia
de la asistencia a los trabajos, Historia de la masonería, Considera-
ciones acerca de la Caridad, Virtudes que deben adornar al masón,
El Honor,345 Discurso sobre los beneficios que reporta la institución
masónica a la humanidad,346 ¿Qué es la masonería? –en el que
se usó como texto básico la obra El consultor del masón de Au-
relio Almeida-,347 e Influencia moral de la masonería en la vida
práctica de los pueblos.348
El tema de la familia se introdujo en muchos de los debates
a lo largo del período, aunque su interés arreció en los años
1881-1882. Preocupaba cómo debía conducirse el masón en
el seno familiar ante el ataque de que era objeto la institu-
ción. Así el 17 enero de 1881 se orientó a un miembro prepa-
rar una conferencia sobre la temática: Reglas y consejos á que
343 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 4, p. 54.
344 Ibídem, pp. 73-74.
345 Ibídem, p. 83.
346 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 5, p. 66.
347 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 8, p. 19.
348 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 3, p. 161.
168
Samuel Sánchez Gálvez
deben sujetarse los miembros de esta Logia para contrarrestar en el
seno de la familia la propaganda antimasónica que con tanto em-
peño vienen haciendo los desafectos a la institución.349 En marzo
de ese propio año se impartió una conferencia sobre el tema
El masón en el seno de la familia.350 Al respecto, se discutían
también con frecuencia artículos aparecidos en la prensa de
la Isla y del extranjero. Por ejemplo, en mayo de 1882, se leyó
un artículo de El Voto Nacional, “referente a ciertos consejos
dados por un padre a su hijo”.351
El trabajo fue una preocupación de los miembros de esa lo-
gia. La visión que sobre el mismo se observó en ellos, toda
vez que lo honraba, no fue la promovida por el sistema es-
clavista y colonial. En conferencia de febrero de 1880, El
trabajo lo vence todo,352 se define a este como la única fuente
de riqueza individual y social. El 13 de diciembre de 1899,
durante una iniciación, Perna de Salomó enfatizó en “la im-
portancia de que seamos trabajadores tanto en el sentido
masónico como en el profano, puesto que el trabajo, puede
considerarse como una virtud que dignifica y ennoblece al
hombre”.353
Aunque este tipo de actividad tuvo mayor atención en Fer-
nandina de Jagua que en Asilo de la Virtud, tanto por el nú-
mero como por la variedad de temas tratados, en esa última
logia, se distinguen tres etapas en lo referido al desarrollo
de los debates y discursos. La primera, tuvo inicio y final el
último trimestre de 1878, la segunda se circunscribe al año
1882, y la tercera se limitó a 1901. Esta última resultó la más
productiva.
349 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 4, p. 12.
350 Ibídem, Nº 4, pp. 73-74.
351 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 5, p. 66.
352 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 4, p. 54.
353 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 12, p. 230.
169
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Valgan algunos ejemplos de lo discutido en Asilo. Muy
pronto tras su fundación, el 28 de octubre de 1878, su ora-
dor de propuso “celebrar discusiones de temas sociales de
carácter general.354 La primera de ellas abarcó el tiempo de
dos sesiones, cuando se examinó la existencia y aplicación
de la pena de muerte. El taller resolvió, de manera unáni-
me, “hacer campaña por la abolición de tan horrible, como
afrentosa, pena”.355 Era la aplicación de la pena de muerte un
tema espinosos de tratar en ese momento, como es sabido,
España, antes, durante la contienda recién concluida, y aún
entonces, hacía uso preponderante de la pena máxima para
reprimir los delitos, con especial énfasis cuando se trataba de
hechos políticos. 356
Años después, en marzo 13 de 1882, el Diputado del Serenísi-
mo Gran Oriente Español, Mariano Ramiro, brindó en Asilo
una conferencia literaria bajo el título de La masonería ante el
criterio Moderno y recitó un poema de su autoría. Al siguiente
día ofreció una segunda, esta con el tema Las Heregías (sic). 357
Por último, en 1901, todo un ciclo de charlas tuvo lugar en la
logia. Entonces se debatió acerca de: Los principios de Libertad,
Igualdad y Fraternidad, Demostración de la existencia del Supremo
Artífice, Necesidad de conocerse a sí mismo, Consideraciones sobre el
juramento prestado ante el Ara, Constitución de la Patria, Necesidad
y ventajas de combatir la ignorancia y Consideraciones sobre la mar-
cha del Progreso universal. 358
354 Vicente Rumbaut y Yanes: op. cit. 21-22.
355 Ibídem, p. 22.
356 No olvidar que Cuba se hallaba aún del todo pacificada, ni que tocaba a
sus puertas la llamada Guerra Chiquita, iniciada el 24 de agosto de 1879 y
culminada en mayo de 1880.
357 Vicente Rumbaut y Yanes: op. cit, pp. 54-55.
358 Ibídem, p. 112.
170
Samuel Sánchez Gálvez
La educación, el centro del interés
La logia Fernandina de Jagua mantuvo en los debates prio-
ridad por la temática de la educación, a tono con la preemi-
nencia que a esta da la masonería y con las ideas de muchos
en esos años que la consideraban como una de las princi-
pales vías de solución de los graves problemas sociales que
azotaban al país. Se sometían a la reflexión propuestas sobre
las posibles acciones a tomar por el taller para propulsar la
educación entre quienes carecían de acceso a ella. En enero
de 1881, se disertó sobre el tema: ¿Debe la logia apoyar una
proposición que se presente para que en el local que esciste
(sic) vacante en este edificio se den clases de instrucción a
los pobres, especificando cuáles clases deben preferirse? Se
reforzaba la intencionalidad en la introducción del tema en
los debates, cuando le pidieron al orador designado para ello
“determinar en forma de presupuesto los gastos que podría
proporcionarnos a la logia el sostenimiento de las clases de
instrucción a los pobres”.359
Poco después, en noviembre de 1881, preocupados porque la
logia no encausara correctamente su labor en el campo de la
enseñanza, se leyó “un discurso ensalzando los beneficios de
la instrucción y señalando algunos defectos de que adolece
entre nosotros tan importante trabajo”.360
Años más tarde, el 14 de noviembre de 1900 -cuando se deba-
tía con algidez el modelo de educación a implantar en Cuba y
maestros cienfuegueros, algunos de la propia logia, se habían
preparado en universidades estadounidenses y en Cuba con
tales fines-, Enrique Edo criticaba “la frecuencia con que se ve-
nía repitiendo que lo único importante en instrucción pública
es lo que se está haciendo actualmente, que es echar sobre los
359 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 4, p. 12.
360 Ibídem, p. 168.
171
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
profesores toda la responsabilidad”. Consideraba Edo que en
educación “no había que fiarlo todo al maestro, que este debía
instruir, pero que la verdadera debe inculcársele a los niños en
el seno de la familia; y que esta propaganda debíamos princi-
palmente hacerla nosotros los masones”.361
Los masones del taller consideraban medular el lugar de la fa-
milia en la educación, percibiendo en ella mayores posibilida-
des que en el sistema escolar público y privado para inculcar
en los niños los necesarios valores humanos. El criterio de Edo,
compartido por la logia, permite valorar que sus miembros di-
ferenciaban los procesos de la instrucción y la educación. Resul-
ta notoria la consideración de que la masonería estaba llamada
a realizar la principal labor divulgativa en aras de que las fami-
lias se convirtiesen en las primeras escuelas de sus hijos, pro-
blemática aún con plena vigencia en el campo de la pedagogía.
Los miembros de Fernandina conocían de distintas teo-
rías pedagógicas. El 12 de marzo de 1902, Luis Perna de
Salomó, al impartir una conferencia sobre educación, se
refirió a “la importancia de las reformas que en esta mate-
ria introdujeron Pestalosí (sic) primero y Febrel (sic) des-
pués”.362 La equívoca ortografía del Secretario de la logia
permite no obstante reconocer en estas figuras a Johann
Pestalozzi y Friedrich Fröbel. Las teorías y las prácticas
de ambos, habían sido objeto de estudio y aplicación en
Europa, y alcanzaban para la fecha determinado auge en
Estados Unidos y América Latina. En Cuba, ya el obispo
de Espada había promovido el estudio de sus métodos,
aunque consideraba que eran demasiado selectivos y re-
querían demasiados recursos.363
361 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 14, p. 73.
362 Ibídem, p. 225.
363 Eduardo Torres-Cuevas: Historia del pensamiento cubano, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 2004, p. 410.
172
Samuel Sánchez Gálvez
Los principales presupuestos teóricos de ambos coincidían
con los patrones educacionales de la Ilustración europea y
de la masonería. Las ideas de Johann Pestalozzi,364 influyente
seguidor de Rousseau, ejercieron gran influencia en las es-
cuelas del período. Por su parte Friedrich Fröbel,365 introdujo
los principios de la psicología y la filosofía en las ciencias de
la educación. La atención a los estudios de ambos en la lo-
gia, revela en sus miembros la búsqueda de enlaces entre el
pensamiento pedagógico universal y el cubano.
La relación masonería-mujer y tácitamente el lugar que ésta
ocupaba en la sociedad, acaparó temprano la atención de
los masones del taller. El 15 de noviembre de 1880, se orien-
tó debatir el tema La mujer en la masonería.366 El tratamiento
de la temática en la logia tenía como antecedentes una con-
ferencia impartida en febrero de ese año titulada Influencia
de la mujer en la masonería o influencia de la masonería en la
mujer367 y un debate realizado en el mes de junio en el cual,
desde un punto de “vista histórico y apoyándose en hechos
de muy reciente acontecimiento”, se propuso “la formación
de una logia de señoras”.368
364 Heinrich Pestalozzi (1746-1827) pedagogo italiano, construyó su obra a partir
múltiples ensayos, a esta la llamó una “educación de la humanidad”. Su
propuesta pedagógica estaba dirigida a crear una educación popular, basada en
una reforma completa de todas las instituciones de enseñanza que propiciaran
una educación más democrática con el objetivo de integrar a niños de escasos
recursos a la vida social en escuelas que para él más que todo eran talleres de
oficios.
365 Augusto Guillermo Federico Fröebel, (1782-1852) pedagogo alemán, discípulo
de Pestalozzi consideraba el juego como el medio más adecuado para introducir
a los niños al mundo de la cultura, la sociedad, la creatividad y el servicio a
los demás. Fröbel fundó los jardines de infancia o kindergarden, creados
especialmente para la educación del niño preescolar.
366 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 3, p. 161.
367 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 4, p. 53.
368 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 3, p. 107.
173
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Derivó del debate el nombramiento de una comisión para
que estudiase “qué señoras ó señoritas desean integrar la lo-
gia de señoras”.369 Entre sus tres miembros destaca Amelio
de Luis Vela de los Reyes. La idea, adelantada en Cuba en
esos años, de crear una logia femenina no prosperó por cau-
sas que no se lograron determinar.
Preciso es apuntar que ni la discusión la temática ni la idea
de crear una logia femenina fue una primicia en Fernandi-
na. Ya antes, los masones de Asilo de la Virtud habían dado
muestras de que el ideario avanzado de dar, siquiera limi-
tada, participación a la mujer en el proyecto masónico era
asunto priorizado por ellos para llevar a la práctica. El he-
cho es que el 12 de enero de ese propio año, el taller había
fundado una logia de mujeres. La nombraron de Hijas de
Memphis.
Fue su presidenta Adela Colomines, esposa de Luis Armada,
un masón del taller. No se alcanzó a precisar cuántas muje-
res integraron esa logia ni quiénes eran ellas. El hecho de su
presidenta fuese la esposa de un masón podría indicar, como
dirección inicial de búsqueda en tal sentido, a las esposas del
resto de los masones locales.
Tampoco se consiguió determinar con exactitud cuánto tiem-
po funcionó Hijas de Memphis, aunque sí que apenas sub-
sistió unos pocos meses. Tampoco se dilucidó el porqué de
su desaparición. 370Vale preguntarse si los “hechos de muy
reciente acontecimiento” a que se refirieron en Fernandina
en noviembre de ese año, al momento de proponerse fundar
otra logia de mujeres, guardaban relación con su cesación.
Lo cierto es que la idea de acercar a la mujer a la masonería
369 Ibídem, p. 112.
370 Vicente Rumbaut y Yanes: op. cit., p. 46.
174
Samuel Sánchez Gálvez
perduró en Asilo de la Virtud. Tanto que cuatro años des-
pués, el 1 de enero de 1884, cuando esa logia adoptó por
primera vez luvetones, de su número total de 28, once eran
niñas y jóvenes cienfuegueras hijas o familiares de masones
de la logia.371
Prueba de dicho acto de adopción contó con determinada
aceptación social es que al mismo acudieron invitados veci-
nos no masones de la ciudad y ejercieron como madrinas un
grupo de mujeres cienfuegueras. Entre ellas aparece Adela
Colomines de Armada, la entonces ex presidenta de la lo-
gia femenina auspiciada por Asilo. El resto de los nombres
de las madrinas, insertos a pie de página, es un indicio que
se suma para investigar quiénes integraron la logia Hijas de
Memphis.372
Los intentos de Asilo -con más éxitos, pese al fracaso de la
logia femenina que logró crear-, y de Fernandina por darle
un sitio a la mujer en los quehaceres masónicos resultaban
manifestación de la presencia de ideas de vanguardia entre
los masones de esas logias en el período, con relación al lugar
a ocupar por ésta en la sociedad. No se localizaron tentativas
similares por parte de la masonería, durante el siglo XIX, en la
macro región central de la Isla.
En Fernandina se daba a conocer el pensamiento de filóso-
fos y pensadores liberales. Se leyeron páginas de la obra de
Juan Jacobo Rousseau.373 Cuatro años después de haberse
pronunciado se leía el discurso del “poeta Victor Hugo en el
centenario de Voltaire celebrado en París”.374 Luis Perna de
371 Ibídem, p. 57.
372 Ibídem. Eran estas madrinas: Juana Díaz de Pérez, Gertrudis Figueredo de
Pino, María Díaz de Aguado, Flora Alegría Orozco y Rafaela Losa de Falco.
373 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 4, p. 126.
374 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 5, p. 47.
175
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Salomó leyó el prólogo a Las conversaciones fraternales, expli-
cando “el origen del mundo que habitamos”.375
El 15 de mayo de 1882, se dio lectura en el taller al prólogo del
libro Los mandamientos de la humanidad de Krause, y en sesio-
nes siguientes se leyeron y analizaron varios de sus capítu-
los.376 La obra del filósofo Krause, masón él mismo, encarna
una de las corrientes fundamentales dentro del pensamiento
masónico. La discusión de un texto sobre su obra, en una
logia de provincias, constata que este no era un desconocido
para los masones cubanos del período.
Los postulados de Krause contribuyeron a que, dentro de la
masonería, en correspondencia con el desarrollo de la cien-
cia histórica, se fortaleciese la tendencia a asumir con discer-
nimientos históricos comprobados la historia institucional.
Que en Fernandina de Jagua se estudiase la obra de Krause,
indica que a su membrecía tampoco le era ajena la polémica
entre los defensores de la llamada “continuidad iniciática de
la masonería” y los “revisionistas”, o sea entre quienes re-
montaban la historia institucional a los orígenes de la huma-
nidad y los que la consideraban una creación muy posterior.
La aceptación de los axiomas de este filósofo, testimonia a
favor de cuál corriente de pensamiento se hallaba el taller en
este debate y, por otra parte, muestra la presencia y discu-
sión alrededor de las tesis educacionales del mismo, en una
proyección independiente a la efectuada en España, a partir
de la creación de la Institución Libre de Enseñanza, de Giner
de los Ríos.377
375 Ibídem, p. 132.
376 Ibídem, p. 66.
377 Francisco Giner de los Ríos, pedagogo y filósofo español. Seguidor de las ideas de
Krause, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Madrid.
Tras el derrocamiento de Isabel II, participó intensamente en el esfuerzo
modernizador de la enseñanza que impulsaron los discípulos krausistas de
Sanz del Río. En 1876 fundó la Institución Libre de Enseñanza. Para Giner de
176
Samuel Sánchez Gálvez
Es de destacar que al tomar ese taller partido por Krause,
compartía su consideración de que la humanidad es una uni-
dad orgánica, así como su crítica a la visión fragmentada de
la sociedad. En su defecto, Krause creía que sólo el ideal ma-
sónico ofrecía posibilidades para enmendar tal enfoque. El
filósofo especulaba sobre una gran superestructura política
mundial, sustentada por las logias; discurría que para ello,
estas debían asumir la modernidad; introducir los métodos
científicos, y separarse de las cuestiones esotéricas, que im-
pedían la tarea de unir a los hombres. Krause rechazaba las
concepciones carentes de verosimilitud de los rituales y le-
yendas masónicos, apelaba a que la masonería reconstruye-
se su historia de manera racional, negaba su origen en los
cultos iniciáticos esenios, griegos y egipcios y descreía de la
vinculación de esta con la orden de los templarios. Al exami-
nar con un enfoque crítico la historiografía masónica, Krause
demandó la investigación histórica seria, dirigida a la bús-
queda de los verdaderos orígenes institucionales.
La connotación de que a Krause se le estudiase en Fernandi-
na, y se compartiesen sus criterios, no gravita sólo alrededor
de sus valores como filósofo o pedagogo. Con ello la maso-
nería de esa logia, asumía posiciones adelantadas con rela-
ción a otras, ajenas todavía por muchos años a la intención
de establecer sobre sí y su historia una mirada científica, a la
vez que se adhería a los mejores ideales progresistas y éticos
del período.
Otros debates significativos en Fernandina de Jagua
También en Fernandina se debatieron cuestiones teóricas
los Ríos la educación era la única vía para formar al hombre que requería la
sociedad de su época. Una educación en la cual se integraran la personalidad,
el activismo del alumno y las normas éticas, en una escuela laica y tolerante.
Escribió, entre otras obras, Estudios sobre educación (1886), Educación y enseñanza
(1889) y en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza.
177
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
y prácticas acerca de la relación masonería-religión. Una
muestra de ello fue un discurso “sobre los males ocasionados a
la humanidad por la intolerancia y el exclusivismo de las religiones
positivas esparcidas por el mundo”, realizado el 18 de noviem-
bre de 1882.378
E
n la logia se leyó un trabajo bajo el tema: El origen del hombre
según Darwin y cómo piensa la masonería sobre el particular.379
Sobre la cuestión el Secretario no realizó ninguna anota-
ción, señal de que no debió haber discrepancias sobre la
misma. El evolucionismo, al que la masonería fue tan afín,
con cierta frecuencia se revelaría en los discursos de la lo-
gia.
En agosto de 1899, en una intervención de Luis Perna de Sa-
lomó, aparecía la concepción evolucionista, aplicada a los
procesos de la naturaleza y el pensamiento. Decía Perna de
Salomó: “todo existe en continua transformación en la natu-
raleza; lo único que hay de estabilidad es lo inestable”. Un
poco más adelante, al hablar sobre el cambio de ideas, ex-
ponía: “Entendemos por apostasía,…los cambios que traen
aparejadas las inspiraciones ruines del interés, de la pasión
ó del egoísmo”. Y estableció lo que para él era la diferencia
entre quien traiciona y quien rectifica ideas, indicando que
“pierde la convicción el apostata, pero nunca la pierde el
converso y pone como único juez del cambio á la conciencia.
Esto os demostrará que las ideas, las opiniones, no se petri-
fican, sino evolucionan. Cuando el cambio es hijo no de la
convicción sino del interés bastardo, el hombre que lo hace
es un apostata; cuando la evolución es hija de las conviccio-
nes el hombre es un converso”.380
378 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 5, p. 93.
379 Ibídem, p. 80.
380 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 12, p. 159.
178
Samuel Sánchez Gálvez
En las concepciones de Perna de Salomó aparece, a la som-
bra, el Locke concesionario con el idealismo cuando hablaba
del cambio de las ideas a consecuencia sólo de la atención
del hombre hacía el estado y la actividad del alma, obviando
la cuestión social del asunto. Resulta además, cuando me-
nos, interesante la manifestación de tales concepciones en el
contexto cubano del fin del dominio español sobre Cuba y
la ocupación estadounidense, momento en el cual abundó el
cambio de casaca ideológico y de partido.
El idealismo de Perna de Salomó y sus ideas en cuanto a la
existencia de Dios, se aprecian en una intervención dirigida
a los recién iniciados. Entonces se refería a la armonía que
reina en la naturaleza, que: “prueba evidentemente la exis-
tencia de un ser todo poderoso. Explicó puntos de la Astro-
nomía para establecer comparaciones sobre la existencia de
Dios, indicando que otros soles y otros mundos mayores que
el nuestro y examinados por el telescopio están constituidos
todos de una materia igual a la de nuestro planeta y por tan-
to si la existencia de un reloj indica la de un relojero, la de
estos astros indica también la existencia de su creador”.381
En su discurso, Perna aludía el argumento del reloj del teó-
logo Paley, razonamiento en boga antes de Darwin, quien
decía que si paseando por el bosque se encontrase de impro-
viso un reloj, de ello se debía concluir que existía un reloje-
ro. Dicho de otro modo: Dios existe, y en los procesos de la
naturaleza no hay caos ni desorden. Se identifican también
en su discurso algunas ideas de Newton, quien estableció
similitudes entre la mecánica del movimiento del mundo y
el mecanismo de un reloj, así como sus nociones acerca del
reconocimiento de la realidad objetiva y la cognoscibilidad
del mundo. Las ideas de Perna de Salomó, a la larga sugieren
el sostenimiento de concepciones deístas.
381 Ibídem, p. 177.
179
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
Fue Perna de Salomó uno de quienes centró la actividad
científica de la logia en esa etapa. Su amplia cultura y mul-
tiplicidad de intereses hicieron que en el taller se le escu-
chara con preferencia sobre otros. Discurría, en 1900, sobre
un folleto escrito por varios médicos habaneros, “conte-
niendo un estudio del cráneo del General Antonio Maceo,
cuyos merecimientos encomió”.382 Denota en las palabras
de Perna un matiz racista, toda vez que hace suyo el criterio
sostenido por algunos en esos años que pretendían justi-
ficar la grandeza de Maceo a partir de la similitud de sus
parámetros craneales con los del hombre de raza blanca.
Salomó participó en el Congreso Médico Panamericano, ce-
lebrado en La Habana, en febrero de 1901,383 junto a Enrique
Buenaventura Barnet y Roque de Escobar, este último ya
entonces militando en otra logia. El hecho fue reconocido
por Fernandina cuando el Venerable Maestro, a su regreso,
lo felicitó ante sus miembros.
Entonces se refirió “á la discusión habida en el expreso con-
greso sobre la transmisión de la fiebre amarilla por medio
de la picada del mosquito, dijo que él había tomado parte en
aquella discusión defendiendo la moral médica que no pue-
de admitir que se hagan pruebas de esa clase en el cuerpo
del hombre”.384 Aludía Salomó a las pruebas de auto conta-
gio con la picada de mosquitos a que se sometieron médi-
cos cubanos y estadounidenses y al debate que sobre tales
procedimientos tuvo lugar en esos años. A tenor de ello, en
esa misma sesión se introdujo el tema de la deficiente higie-
382 Ibídem, p. 251.
383 Reinaldo Funes Monzote: Despertar del asociacionismo científico en Cuba.1876-
1920. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello,
La Habana, 2005.
384 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 14, p. 120.
180
Samuel Sánchez Gálvez
nización de la ciudad.385 En ambas oportunidades, en las in-
tervenciones de Perna de Salomó, se aprecia el sostenimiento
de posiciones científicas conservadoras.
El mismo Perna, en una conferencia acerca de la Influencia en
la inteligencia del niño de la clase de lactancia a que se le somete,
explicó “bajo el punto de vista científico las observaciones y
estudios que sobre esta materia había hecho, manifestando
que como resultado de sus investigaciones podía asegurar
que no ejerce influencia alguna en la inteligencia del niño el
sistema de lactancia al que se le somete”.386
La cuestión ética era dilucidada también en el terreno social.
Así el médico Sotero Ortega Bolaños, en septiembre de 1902,
llevó a discusión en la logia un proyecto para una Reglamen-
tación de la prostitución, a la cual calificó de “dañina”.387 Su
intervención provocó otras participaciones. En sesiones si-
guientes Enrique Edo declamó un poema de su autoría, titu-
lado La prostituta y Francisco Silva leyó un trabajo en prosa
sobre “los inmensos males” de la prostitución, reclamando
que “la sociedad hiciera todos los esfuerzos posibles por evi-
tar la propagación de ese vicio y procurara proporcionar a
esas desgraciadas mujeres ocupación honrada fuera de esa
vida de corrupción”.388 Aunque en las intervenciones no se
menciona de manera directa el germen social del fenómeno
de la prostitución, la solución propuesta dejaba implícita la
identificación de una de sus raíces y una de sus vías de so-
lución, al concebir su desaparición garantizándoles trabajo a
esas mujeres.
La confianza en el Hombre y en la Ciencia como elementos
385 Ibídem, pp. 218-219.
386 Ibídem, p. 277.
387 Ibídem, p. 289.
388 Ibídem.
181
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
claves del desarrollo, así como la preocupación por el futuro
de la especie humana, también tuvieron espacio en los deba-
tes de la logia. El mismo Salomó, en una intervención que a
la luz de la realidad a que se asiste hoy día se antoja ingenua,
expresó sus opiniones acerca de un estudio sobre los peli-
gros que un grupo de astrónomos estadounidenses creían
que amenazaban al planeta, “con motivo de la gran cantidad
de hielo que viene aglomerándose en el polo sur”, manifes-
tando que teniendo en cuenta los movimientos de la tierra
ese peligro era muy remoto, y que abrigaba la esperanza de
que la generación que viniera a sentirse amenazada de ese
gran peligro contaría entonces con los recursos necesarios
para defenderse de él, “como lo hicieron otras generaciones
anteriores y como lo ha hecho la actual defendiéndose de los
desprendimientos eléctricos por medio del pararrayos y de
los ciclones por medio del barómetro”.389
Se discutían otras temáticas como, Diferencias que existen en la
vida de los cuerpos orgánicos e inorgánicos,390 Los fenómenos tele-
páticos391 y el Origen y propiedades del aluminio y sus aplicaciones
a las distintas industrias más importantes de la época actual.392 El
tema de la utilización y aplicación industrial del aluminio
era en extremo novedoso. Apenas medio siglo antes, por pri-
mera vez, había podido obtenerse este metal en su estado
puro y demoraría hasta entrado el siglo XX, para que con el
desarrollo de las industrias automovilísticas y de la aviación,
llegara su amplia introducción y empleo prácticos en la in-
dustria.
En la acción cultural y científica de la logia lugar protagó-
nico ocupó la Biblioteca Pública de la institución, aspecto
389 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 14, p. 255.
390 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 6, pp. 152-153.
391 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 14, p. 236.
392 Ibídem, p. 255.
182
Samuel Sánchez Gálvez
ya desarrollado en momento anterior. El taller, no obstante
la prioridad que le dio al incremento de sus fondos, donó
obras de carácter científico al Centro Médico Farmacéutico
de la ciudad.393
El estudio y análisis realizado a las actividades divulgativas
y los debates científicos y culturales desarrollados por Fer-
nandina de Jagua en el período 1878-1902, permite concluir
que estos le permitieron al taller forjar un vinculo tangible
con los procesos culturales y científicos de la ciudad e incidir
por tanto en los enfoques de sus miembros, y en los de la
localidad, en estos campos.
La actualización que varios de sus miembros tenían sobre
algunos adelantos de la cultura, la ciencia y la técnica, jugó
un importante papel en la calidad de los debates en él rea-
lizados y coadyuvó a elevar los niveles educativos y cultu-
rales de su membrecía, a la par que creó vías alternativas a
las establecidas por tradición para la promoción cultural y
científica en la ciudad en el período.
Trasciende además tal actividad de Fernandina, por la difi-
cultad de encontrar en la ciudad otra institución donde pu-
diera discutirse, con igual libertad, la variedad de temáticas
objeto de polémica en él en esos años; con criterios tratados
con más o menos acierto, pero siempre dirigidos al aprendi-
zaje y la modernización del pensamiento. Da aún más valor
a esta realidad, que ello se produjera en el contexto de la co-
lonia, en una logia no capitalina y con la intervención activa
de individuos no especializados en los temas debatidos.
El marcado interés de Fernandina por la discusión, aprehen-
sión, divulgación cultural e introducción en la práctica de
los avances de la ciencia y la cultura constituyó uno de los
393 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 7, p. 183.
183
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
pilares básicos de su labor. Su estudio deja sentado que el
taller fue un activo elemento en el proceso de conformación
de una actitud, y relación, objetivas hacía la ciencia y la cul-
tura, tanto en sus miembros, como en otros ciudadanos de la
localidad.
Dos ejemplos reveladores de la presencia del discurso científico
Consideramos obligado detenernos en dos de las conferen-
cias o discursos realizados por miembros de Fernandina de
Jagua entre 1878 y 1902, en aras de aproximarnos al pensa-
miento de la membrecía de la logia. Su selección para el aná-
lisis obedeció tanto a que ambos constituyen ejemplos tipo
de esta actividad desarrollada en el taller, como a la singula-
ridad de sus planteamientos.
A los dos manuscritos de estos discursos, bien conservados,
les caracterizan regulares caligrafía, ortografía y redacción.
Uno tuvo como tema los derechos de la mujer, el otro, la for-
mación de valores, la educación y la democratización de la
sociedad. (Anexos X y XI)
La conferencia sobre los derechos de la mujer fue impartida
en alguna sesión de las realizadas entre septiembre y diciem-
bre de 1887 y es una ampliación de las ideas expuestas por
su autor en anteriores intervenciones al respecto en el taller.
De su examen se deduce que fue leído en la logia, pero con
la asistencia de invitados, entre los cuales hubo presencia fe-
menina.
A su autor Marcelo E. Houillón, no se le menciona en las
historias locales o en el Diccionario Biográfico Cienfueguero. En
la prensa aparece como dueño, en 1887, de un Hotel Restau-
rante de nombre De París.394 Los datos de su expediente ma-
sónico lo registran como un comerciante argelino, de origen
394 Durante el segundo semestre de 1887, el Hotel-Restaurante De París se anunció,
en la primera página de casi todos los números del periódico El Siglo.
184
Samuel Sánchez Gálvez
francés, afiliado en 1886, con treinta y un años de edad. Para
1887 había sido elegido como Maestro de Ceremonias, cargo
que como generalidad lo ocupan miembros de cierta cultura
y capacidad para memorizar largos textos. Los problemas
gramaticales aparecidos en su escrito podrían justificarse
porque no escribía en su idioma materno.
El antecedente primero de su disertación se halla en el acta
de la sesión del 18 de mayo de 1887. Entonces Houillón afir-
mó que la mujer debía poseer iguales derechos que el hom-
bre. Su tesis fue rebatida por algunos, calificándolo de “revo-
lucionario”, y apoyada total o parcialmente por otros.395 La
situación y lugar secundarios de la mujer en la sociedad eran
absolutas y un pronunciamiento como el suyo presuponía
en él posiciones adelantadas para el período. La lucha de la
mujer por la conquista de iguales derechos a los de los hom-
bres, apenas tomaba fuerza en Europa y los Estados Unidos,
donde los movimientos femeninos organizados con tales fi-
nes surgirían mucho más tarde. Que el debate fue tórrido y
trascendió el discurso de Houillón, lo prueba que se llegó a
poner en entredicho las causas por las cuales las mujeres no
podían pertenecer a la institución.396
La discusión continuó durante meses. El 21 de septiembre de
1887, Ricardo E. García leyó otro discurso a favor de los de-
rechos que debería disfrutar la mujer en la sociedad. El Pri-
mer Vigilante lo impugnó y Houillón le apoyó, prometiendo
una réplica refutando los argumentos en contra.397
Este último, en momento posterior, trajo a la logia la réplica
anunciada sobre el tema, la cual se reproduce en su totalidad
en los anexos del presente estudio. (Anexo X) En su discur-
395 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 9, pp. 156-157.
396 Ibídem.
397 Logia Fernandina de Jagua: Libro de Actas de las Sesiones, Nº 9, p. 186.
185
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
so Houillón aseguraba que no pretendía abogar porque la
mujer y el hombre intercambiasen roles sociales ya determi-
nados. Sin embargo, defendía que la mujer debía asumir los
roles que por derecho y por su naturaleza le correspondían.
Afirmaba que las mujeres, “tienen los mismos derechos, la
misma inteligencia, la misma fuerza intelectual y los mismos
deberes para desempeñar sus diversas atribuciones socia-
les.” Aseveraba no querer rebajar al hombre, pues este “por
desgracia se ha rebajado bastante negándose á educar á la
mujer para que ambos unidos pudieran cosechar los adelan-
tos de la ciencia y de la sabiduría”.
A partir de sus experiencias en la construcción de carreteras
en Argelia, donde la mujer ejercía los trabajos más duros -lo
que calificaba como “infamia antisocial del trabajo”-, criti-
caba que sólo se le concediese a ésta igualdad para ejecutar
los trabajos materiales y no los de carácter intelectual, a tono
con los adelantos de la ciencia y el progreso, considerando
esto “un retroceso y un horror”. Contrastaba la tradicional
nobleza y humildad femeninas con la altanería, la soberbia y
el despotismo masculinos. Al mismo tiempo exhortaba a que
esta recibiese la educación necesaria. Decía, que para ello el
hombre debía empezar a instruirse “para poder instruir á
estas mujeres que forman la mitad del género humano”.
Houillón veía en la instrucción y educación de la mujer la
vía para que esta ocupase el espacio social que le pertene-
cía, razonando, que no se debía limitarla a la conquista de
la igualdad formal de trabajo, sino concederle igualdad de
posibilidades formativas “para levantar este gran templo de
la sabiduría donde deben brotar los derechos sociales, al fin
que cada uno goze en libertad en medio de una sociedad cul-
ta y científica”. Más adelante decía: “cuando la mujer ha(ya)
recibido la instrucción que le corresponde llegará á pensar
más que el hombre, el más culto”.
186
Samuel Sánchez Gálvez
En lo que a derechos se refiere iba lejos. Mencionaba las ven-
tajas obtenidas por la mujer en la vida social, pública y políti-
ca en lugares como los Estados Unidos -situando como ejem-
plo al senado de Albany, donde las mujeres habían obtenido
recién en esa fecha el derecho al voto en las elecciones mu-
nicipales-, e infería que muy pronto obtendrían el derecho
más amplio al sufragio y a tomar parte activa en el gobierno
mismo. Creía a la mujer a la altura de desempeñar cualquier
cargo intelectual y político, articulando su desarrollo intelec-
tual con la conquista del espacio social y adhiriéndose abier-
tamente a la causa del republicanismo democrático.
A partir de enunciar las obligaciones, desempeño y recono-
cimiento de una reina, evidenciando su rechazo a la monar-
quía, denunciaba las divisiones sociales y criticaba no se viera
bajo el mismo prisma al resto de las mujeres; responsabilizaba
con ello a la sociedad. Decía: “somos nosotros que hemos es-
tablecido esta ley absurda, respetando á unas, despreciando
las otras” y “admitimos que una mujer siendo reina, pueda
tenerlo todo, virtud, educación, virilidad, ciencia, genio políti-
co mientras que la otra no puede tenerlo por no ser coronada”.
Al final hacía un llamado a las mujeres presentes en la logia re-
afirmándoles contar con el apoyo de muchos de los presentes:
“tarde es verdad habéis abierto las puertas á vuestros derechos
y á vuestra inteligencia, pero en vuestra empresa no desma-
yéis…al fin de alcanzar los derechos sociales que corresponden
á vuestra inteligencia y á vuestra educación”. A las claras lla-
maba a las mujeres a la lucha por sus derechos individuales.
Mencionar el derecho femenino al sufragio en una sociedad
colonial, en la cual ni siquiera el voto masculino era reco-
nocido para todos, sin dudas era un enfoque relativamente
singular, y explica la reacción de algunos en la logia.398 Para
398 Wyoming concedió el voto a la mujer en 1869. Se admitió el sufragio femenino
187
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
valorar cuán adelantados eran sus planteamientos debe re-
cordarse que no sólo, como ya se apuntó antes, los movi-
mientos por la igualdad de la mujer entonces recién nacían
en el mundo, sino además, es preciso tomar en cuenta el con-
texto cubano, donde apenas comenzaban a manifestarse las
inquietudes sobre el tema.
Además del valor per se de las ideas de Houillón, debe dis-
tinguirse que la logia admitiera sus pronunciamientos en
reiteradas oportunidades, que se estableciera el debate y se
consintiese su manifestación pública. Que en el taller se haya
mantenido la discusión de la temática, es prueba de que sus
ideas contaban no sólo con críticos sino con adeptos.
La segunda de las conferencias examinadas versó sobre la
formación de valores, la educación y la democratización de
la sociedad. Esta fue impartida por el agrimensor español
José Antonio Álvarez Cabrera, en un momento no precisado
entre los años 1885-1890, y tuvo como auditorio sólo a los
miembros de la logia. (IX) Del discurso es notable que en él
se proyectara la creación de una escuela para niños pobres,
bajo la tutoría directa de Fernandina de Jagua.
Álvarez Cabrera, calificaba a la instrucción como un bien ge-
neral que debía ser propagado por la masonería, porque la
misma “podrá regenerar la sociedad”. Consideraba que, si
desaparecía la ignorancia, cesarían los vicios y males que co-
rrompían la sociedad y al hombre. Asociaba la persistencia
de la incultura a los regímenes despóticos, porque los tiranos
“comprendían que solamente a merced de la ignorancia po-
drían ejercer su funesta tiranía”. Al contraponer la educación
en Colorado en 1893, en Utah e Idaho en 1896 y en Washington en 1910. En
1897, varios grupos feministas británicos se unieron para formar la Unión
Nacional de Sociedades a favor del Sufragio de la Mujer. Hasta finales del siglo
XIX e inicios del XX no se incluyó este derecho en las Constituciones de varios
países occidentales. En Cuba se aprobó el voto femenino en 1934.
188
Samuel Sánchez Gálvez
al despotismo, señalaba a la primera como una senda demo-
cratizadora de la sociedad.
Para Álvarez Cabrera, la masonería estaba llamada a contribuir,
“por deber y conveniencia”, a la generalización de un grupo de
derechos individuales como “la instrucción, la escuela, la pren-
sa, la lectura, el estudio”. Dentro de todos estos derechos pro-
pugnados por el liberalismo, veía en la escuela el medio ideal
para la lucha particular de la logia por su conquista.
El miembro de Fernandina criticaba el estado de la educa-
ción en Cuba. Al hablar de la situación de la escuela y la en-
señanza en el país, consideraba que estas habían alcanzado
una fase superior con respecto al pasado pero denunciaba
que estas seguían siendo escasas y la “apatía de los padres
mucha”, que la libertad del profesor para la enseñanza era
“estrecha” y su dignidad estaba “comprometida por sus
escasos haberes”, lo que redundaba en el poco aprovecha-
miento escolar e intelectual por parte de los educandos. La
formación ética de estos últimos resultaba incompleta, “por
el ejemplo triste que á su pesar ofrecen los mentores”. Men-
cionaba Álvarez Cabrera los muchos pretextos esgrimidos
en las escuelas para no impartir clases: “pascuas, fiestas, ani-
versarios, calores, humedad, truenos, tempestad”, afectando
con ello el aprovechamiento intelectual de los niños y pro-
moviendo la vagancia, mal social denunciado en Cuba desde
tiempos de José Antonio Saco.
Comparaba la situación de la educación cubana con la de los
Estados Unidos. Contraponiendo ambas, reflexionaba que
los cambios que la educación cubana precisaba debían tomar
como referente a modelos como el de ese país. Para demos-
trarlo hacía uso de un artículo publicado en un periódico ha-
banero, en el cual se enaltecía el modelo educativo de los Es-
tados Unidos, el afán de superación y la autogestión por los
jóvenes, mediante el trabajo, del caudal necesario para el pago
189
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
de sus estudios. Álvarez Cabrera no veía contradicción alguna
entre el estudio y el trabajo, todo lo contrario, encomiaba la
estrecha unión de ambos.
Tomaba como modelo de ciudadanos a destacadas figuras de
la ciencia, la industria y la política estadounidense y a partir
de los logros obtenidos por estos señalaba un grupo de los
valores que inculcaba la educación norteamericana, en esos
años, en sus estudiantes. A dichos valores los consideraba be-
neficiosos no sólo para la educación de los ciudadanos de ese
país, sino también para Cuba. Mencionaba entre ellos la su-
peración, la inventiva, el empleo de la fortuna personal en la
educación gratuita de otros, el sacrificio por el país, el culto al
trabajo. Resaltaba que, como resultado de la educación impar-
tida, la sociedad recibía ciudadanos preparados para asumir
los más altos puestos del gobierno. Decía: “De pueblos como
ese,…y de juventudes como esa puede esperarse mucho”.
Refiriéndose a la fundación de un nuevo pueblo en los Esta-
dos Unidos introducía de manera subrepticia en medio de la
conferencia, unas líneas imposibles de pasar por alto. Decía:
“los hombres libres á lo primero que atienden en esos casos
es á redactar una constitución ó pacto que les permitan sa-
ber á cada cual hasta donde llegan sus deberes y derechos y
hasta donde los del vecino”. El elogio de Álvarez Cabrera al
sistema político estadounidense, llevaba implícito el rechazo
al de la Isla; aflorando en ello el anhelo cubano de disponer
de constitución y orden propios.
Cuando mencionaba los logros del pueblo recién fundado en
ese país, se refería a la inmediata creación, tras su estableci-
miento, de un periódico. Concluía: “donde todos saben leer,
la lectura es una necesidad; que el pueblo que lee aprende, se
ilustra, se engrandece, progresa y triunfa”.
Pedía la manifestación pública de la masonería pues el desco-
190
Samuel Sánchez Gálvez
nocimiento de la institución permitía se le atacara. Culpaba de
tal hostilidad a la Iglesia Católica y en lo fundamental a la figu-
ra del sacerdote. Decía: “Nos combate el sacerdote católico y el
sacerdote de la ignorancia, el primero porque vé contrariadas
sus miras de llegar á la dominación por medio del fanatismo y
el segundo porque no se le presenta la ocasión de conocernos
y acepta como cierto lo que de nosotros asegura aquel”. Emer-
gían en su discurso las antiguas y discrepantes relaciones en-
tre ambas instituciones, que tenían en la educación uno de los
principales campos de beligerancia en la ciudad en esos años.
Dada la situación de extrema pobreza de muchas familias,
que impedía el acceso de sus hijos a los colegios, Álvarez
Cabrera proponía fundar “una escuela modelo, donde se
refleje nuestro espíritu”. La escuela tendría una matrícula
compuesta en sus dos terceras partes por niños pobres, a
quienes la logia garantizaría ropa, calzado y alimentación,
instituyendo un modelo de convivencia, entre educadores y
alumnos, diferente a los existentes. El horario programado
para la escuela era de seis de la mañana a seis de la tarde. La
estancia durante tantas horas en ella, compartiendo alimen-
tación y estudio, permitiría alejar a los niños de la pobreza
material y espiritual y, a la vez, enriquecerlos con verdade-
ros principios, útiles para su futura actuación como ciuda-
danos capaces de contribuir a su propio bienestar, el de sus
familias y el de la sociedad en general.
En la escuela se impartirían las asignaturas lectura, escritura,
gramática, aritmética y dibujo lineal, cesando las clases sólo
en los días de las grandes festividades. Como maestros ejerce-
rían los masones de la logia, quienes a la vez realizarían con el
alumnado todas las actividades extraescolares. Tal programa
de asignaturas no contenía en su concepción ningún elemento
pedagógico novedoso. Sin embargo, la proyección de a quié-
nes dirigir la matrícula y la propuesta de unir como iguales a
maestros, mentores y estudiantes para compartir la alimen-
191
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
tación y la vida interna del colegio, sí resultaba inédita en la
práctica educacional cienfueguera.
Acentúa la atención por último, la unidad e identificación que
establecía entre pueblo y masonería al considerar que, lo que
era provechoso para el primero lo era para la segunda, la fun-
dación de la escuela “Conviene al pueblo, nos conviene a no-
sotros”. Al propio tiempo, veía en su instauración un medio
al alcance del taller para acrecentar su caudal social, dado que
la misma aumentaría el “capital moral de la logia”, así como
comprensión de los intereses y objetivos de la masonería, toda
vez que con la fundación del colegio “se nos conocerá mejor,
se nos apreciará por lo que valemos”. Quiméricamente consi-
deraba entonces que “todos los buenos vendrán con nosotros”.
Ambos discursos muestran la disposición de los miembros de
Fernandina de asumir la discusión de temas culturales, cien-
tíficos y sociales necesarios para la comunidad, litigando, en
ocasiones, con códigos sociales de antaño establecidos, con
tolerancia suficiente para admitir criterios distintos e incluso
divergentes.
Los discursos y debates en los talleres, dotaban de nuevos co-
nocimientos a sus miembros y elevaban su nivel cultural, al
promover temas de trascendencia social; y, al propio tiempo,
favorecían la confrontación con verdades oficiales, o asumi-
das por tradición y costumbre. Ello daba cauce a la difusión
de ideas novedosas tanto en Fernandina como en Asilo, y en
los distintos ámbitos sociales en que actuaban sus hombres.
Fernandina de Jagua y Asilo de la Virtud, dadas sus carac-
terísticas y bases asociativas e integradoras, fueron sitios de
enlace entre los hombres de la cultura y las ciencias de la ciu-
dad. El ejercicio del libre pensamiento, la ética institucional,
las ideas que propugnaron sobre la educación y las relacio-
nes entre los hombres, hicieron de ellas espacios de encuen-
tro para un grupo destacado de intelectuales de la localidad,
192
Samuel Sánchez Gálvez
representativos de diferentes medios sociales y con idearios
filosóficos e ideológicos diversos. La congregación de estos
hombres, preocupados por implementar y divulgar la cul-
tura, la ciencia y la técnica, favoreció el desarrollo de la vida
científica y cultural de Cienfuegos en el período.
Las logias no sólo dieron cabida a un pensamiento que per-
mitió el deliberar científico, sino que preconizaron actuar
en coherencia con él y buscar su utilidad social. A juicio del
masón Aurelio Almeida una de las principales tareas de la
masonería es cumplir “su misión científica vulgarizando
constantemente, desde la logia de Aprendiz hasta el Supre-
mo Consejo de 33º, todas las verdades, todos los adelantos,
todas las aplicaciones prácticas de la Ciencia”.399 Con su des-
empeño en tal sentido, Fernandina y Asilo, aún con las des-
iguales dimensiones en lo realizado por cada una de ellas,
fueron consecuentes con tal ideario institucional.
399 La Gran Logia, Marzo 15 de 1884, p. 3.
193
En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
194
Samuel Sánchez Gálvez
Capítulo IV
Las posiciones ideológicas y políticas de los
masones cienfuegueros
Las tendencias ideológicas y políticas de las membrecías
de las logias Fernandina de Jagua y Asilo de la Virtud,
durante el período 1878-1902, se hallaban inmersas en
un contexto internacional muy peculiar. En 1876, en Espa-
ña triunfó el Régimen de la Restauración, el cual tuvo como
base legal la Constitución promulgada ese propio año. La
Carta Magna había sido elaborada por el conservador Anto-
nio Cánovas del Castillo, quien encabezaba, en esos últimos
años, la tendencia que tomaría forma con el nombre de Par-
tido Conservador.
La nueva Ley de leyes, inauguró un sistema constitucional,
monárquico parlamentario, que, aunque por una parte otor-
gaba un grupo de derechos a los súbditos del rey, por otra
restringía en forma notable el alcance de los mismos. Por
ejemplo, para ser elegido o elegir debían reunirse un grupo de
características, entre ellas, la posesión de determinadas rentas.
Por otra parte, la Constitución no otorgaba el libre ejercicio de
la religión. España era denominada Nación Católica. Eran in-
separables el Estado y la Iglesia. En consecuencia, las acciones
políticas de la monarquía española se hallaban asociadas con
la jerarquía eclesiástica española.
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En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
En el caso específico de las tres últimas posesiones colonia-
les, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, sólo se les permitía parti-
cipar con una minoría ínfima de miembros en el parlamento
español. José Antonio Saco apuntaba que era una nueva for-
ma de dominio colonial, en tanto los escasos delegados de
las colonias no podrían cambiar el pensamiento colonialista
de la mayoría peninsular de los miembros del parlamento.
Como el sistema se concebía como bipartidista, se logró que
el polémico y cambiante Práxedes Mateo Sagasta constituye-
ra una unidad política que llevó el nombre de Partido Libe-
ral, complemento del Partido Conservador de Cánovas.
Una vez concluido el Pacto del Zanjón, Arsenio Martínez
Campos promovió el funcionamiento de las estructuras del
Régimen de la Restauración en Cuba. De ahí que surgieran,
en 1878, un Partido Conservador, con el nombre de Partido
Unión Constitucional y un Partido Liberal con el nombre de
Autonomista. Ambos, no sólo expresaban los contenidos de
las corrientes políticas que le daban nombre, sino, más bien,
la contraposición entre peninsulares y criollos y las aspira-
ciones de ciertos sectores económicos dominantes en la Isla.
Dentro del espacio creado por el Régimen de la Restauración
y el Pacto del Zanjón, se concebía la legalización de socieda-
des e instituciones de diversos tipos; desde las profesionales
hasta las de recreo y beneficencia. Las sociedades masónicas
fueron entendidas como parte de estas últimas. El gobier-
no español condescendió a su existencia, con la voluntad de
que contribuyesen a superar las diferencias entre españoles
y cubanos y, a la vez, incidieran en el mejoramiento social de
la comunidad donde se asentaran. En ese contexto político
surgieron Fernandina de Jagua y Asilo de la Virtud.
Un aspecto de especial importancia en las polémicas ideoló-
gicas de esos años en Europa, y muy en particular en España,
en las décadas finales el siglo XIX, fue el enfrentamiento en-
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Samuel Sánchez Gálvez
tre las tendencias conservadoras, monárquicas y partidarias
de las religiones oficiales y el amplio movimiento de ideas
vinculadas al republicanismo, al liberalismo y al pensamien-
to laico. Estas tendencias se centraron en dos aspectos funda-
mentales: el problema de la educación y el de la relación de
las iglesias oficiales con el poder político.
Mientras la primera tendencia tenía como núcleos funda-
mentales de teóricos a los miembros de las iglesias oficiales,
a la nobleza cortesana dominante y a los intelectuales de-
fensores del tradicionalismo; la segunda, agrupaba a repu-
blicanos, socialistas, masones y librepensadores. La pugna
llegó a ser tan enconada que se denominaron, en sus versio-
nes extremas, como antimasónica, la primera, y, la segunda,
como anticlerical. En España, el enfrentamiento fue intenso.
La Iglesia Católica, iglesia oficial, llevó a cabo una campaña
que se centró, más que contra otras tendencias sociales y po-
líticas, contra la masonería.
Como parte de estas campañas antimasónicas, en 1884, el
papa León XIII condenó a la masonería con su bula Secta
Massonum -en 1892 lo haría de nuevo mediante una encícli-
ca-, y se creó la Unión Antimasónica; la cual, en 1896, convo-
có al Congreso Antimasónico de Trento, apoyada por León
XIII y las iglesias católicas europeas. Contribuyó a fortalecer
esta empresa la incorporación a ella de algunas figuras no
eclesiásticas, entre las cuales se destacó a partir de 1885 y
durante varios años, Gabriel J. Pagés. León Taxil, seudónimo
empleado por Pagés, difamó con sistematicidad a la maso-
nería tanto con su actuación pública internacional, como me-
diante una extensa maniobra propagandística en periódicos
y libros.
Taxil, presentándose como un disidente de la masonería,
acusó a esta de haber constituido un centro luciferino, pre-
sidido por una dirección secreta universal, desde el que sus-
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En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
tentaba un plan para destruir a la Iglesia Católica. Coinci-
dentemente, esa supuesta masonería luciferina tenía como
máxima figura al norteamericano Albert Pike, quien, como
se ha anotado con anterioridad, fue quien dio las cartas pa-
tentes de creación de la masonería cubana. Cuando en 1895
estalló la Guerra de Independencia en la Isla, los obispos
católicos españoles, tanto en Cuba como en España, acusa-
ron a la masonería de querer destruir a la iglesia y estado
españoles, lanzando sobre el movimiento independentista
la falsa acusación de que era un movimiento dirigido por
la masonería. Gabriel J. Pagés, terminó su campaña con un
espectacular golpe de efecto en París: declaró que todo lo
que había dicho era una invención y que lo había hecho más
para divertirse que para producir los efectos causados sus
escritos.
La institución masónica resistió tal cruzada, defendiendo su
doctrina social y propugnando el modelo de sociedad laica y
republicana que implicaba la separación de la Iglesia y el Es-
tado, la enseñanza pública, gratuita y laica y la separación de
los poderes del estado. Es de señalar que el ideario masónico
se enriqueció, a la vez que complejizó el debate institucio-
nal interno en la segunda mitad del siglo XIX, con diversas
corrientes ideológicas y filosóficas del período. Entre ellas
destacan el positivismo, el evolucionismo, el mecanicismo, el
feminismo, el espiritualismo y el socialismo. De igual forma,
tuvo una relación compleja con sociedades y organizaciones
como el llamado “espiritismo científico” de Alán Kardec, el
rosacrucismo y la teosofía.
Además, precedió a todo este mencionado contexto la suce-
sión de revoluciones burguesas de carácter liberal de 1848,
acaecidas en varios países de Europa tras el fracaso en ellos
de diversas tentativas de reformas económicas y políticas.
Con sus demandas de gobiernos constitucionales y repre-
sentativos, esas revoluciones ejercieron gran influencia al
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Samuel Sánchez Gálvez
socavar el poder de las monarquías absolutas y promover
una corriente en favor del liberalismo y el socialismo. Con
ellas se manifestaba el advenimiento de la modernidad en el
continente europeo.
Manifestaciones del pensamiento social en Fernandina y Asilo
La investigación comprobó que en la actuación de las logias
locales, lideradas por Fernandina de Jagua, así como la de
varios de sus principales miembros en el período, primó la
defensa del ideario laico, humanista y anticlerical. En el caso
de Fernandina, la logia criticó la educación impartida en los
colegios católicos de la ciudad, reclamó la propagación de la
educación laica y exigió derechos como la inhumación uni-
versal en los cementerios, el divorcio y la libertad religiosa
del individuo. Los intentos de esa logia por reducir el espa-
cio ocupado por la Iglesia Católica en la sociedad cienfue-
guera, le trajeron como resultado el establecimiento con ésta
de numerosas controversias, tanto a nivel institucional como
individual.
En el desarrollo de ese conflicto la Iglesia Católica cienfue-
guera sustentó sus posiciones apoyada en el poder emanado
de su lugar dentro del estado español, su fuerza económica,
numeroso clero, varias iglesias e instituciones, sus devotos
más ortodoxos y la tradición. Por su parte, Fernandina de Ja-
gua, y el resto de las logias masónicas cienfuegueras, aunque
con menos miembros y recursos, contaron con la presencia
en ellas de un notable grupo de profesionales, estudiosos,
maestros y personas autodidactas cuyas posiciones eran re-
sultado de la evolución de un pensamiento cubano propio
nacido de las escuelas laicas, como la de Luz y Caballero, la
del colegio matancero La Empresa, de los hermanos Guite-
ras, la de Juan Bautista Sagarra y, en Cienfuegos, la de Vela
de los Reyes. Este pensamiento coherente ponderaba los va-
lores que la masonería también hacía suyos.
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En Tenida Blanca. Historia de la masonería en una ciudad cubana. Cienfuegos (1819-1902)
En dicha contienda los talleres masónicos no estuvieron
solos, contaron con el hecho de que, entre 1886 y 1899, se
establecieron en la ciudad varias congregaciones de igle-
sias protestantes. Estas, constituidas en alternativas a la
religión católica oficial, promovieron algunos de los idea-
les compartidos por la masonería.400 La fundamental en-
tre ellas fue la Iglesia Bautista, asentada en Cienfuegos en
diciembre de 1886. También -expuesto por sus seguidores
como una religión moderna-, proliferó en la localidad el
espiritismo.
Fernandina tuvo en sus filas varios miembros fundadores de
la congregación bautista en Cienfuegos, predicadores de la
Iglesia Metodista como Francisco Castro y destacados espiri-
tistas como Eulogio Horta, quien en 1885 publicó en la ciudad
una revista con ese perfil -La Nueva Alianza-, y en 1889 repre-
sentó a las sociedades espiritistas cienfuegueras en un congre-
so celebrado en París.401
Sin embargo, la primera nota en las actas de las sesiones de
esa logia, que refleja la pugna entre el pensamiento liberal y
librepensador y su contrario, el conservador, no tuvo como
contendientes a la masonería y la Iglesia Católica, sino a los
propios miembros del taller. Nos referimos a los largos de-
bates que tuvieron lugar en Fernandina cuestionando la ubi-
cación de la Biblia en el Ara de la logia.
Ubicar la Biblia en el Ara del taller responde a una costum-
bre introducida por la masonería anglosajona en sus logias.
400 Enrique Edo y Llop: Memoria histórica de Cienfuegos y su jurisdicción, Imprenta
Nueva de J. Andreu y Gp., Cienfuegos, 1888, pp. 660 y 777 y Marco Antonio
Ramos: Panorama del Protestantismo en Cuba, Editorial Caribe, San José, 1996,
p. 119. Edo menciona la existencia en la ciudad de dos templos católicos, dos
parroquias y dos parroquias auxiliares. A ellas súmense varias escuelas y
colegios. La iglesia Católica cienfueguera obedecía al Obispado de la Habana.
401 Luis J. Bustamante: op. cit., p. 122.
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