GRACIAS A DIOS QUE ES LUNES
El acrónimo GDQV («gracias a Dios que es viernes»*) se considera que refleja la
actitud típica o el estado de ánimo de la mayoría de los trabajadores
estadounidenses. Esperamos con ansia que llegue el fin de semana por el respiro y el
descanso que estos dos días conllevan. Este deseo no tiene nada de censurable,
puesto que tenemos todo el derecho del mundo a disfrutar de nuestros días de asueto.
Sin embargo, no todo el mundo piensa igual;
la gente de éxito y ambiciosa no ven el momento en que llegue el lunes para poder
reanudar su trabajo.
Mucha gente habla de la «depresión de los lunes» y hay que decir que esta gente
se ha resignado ya a lo que le depare el «destino» y ha comenzado a bloquear sus
respectivas vidas. El lunes suele llegar con un cierto aire de resignación. El domingo
esta gente decreta conscientemente su futuro y su subconsciente responde en
consecuencia. Lo más seguro es que estas personas ni siquiera sepan que han estado
planeando con antelación y que, por tanto, han creado su «destino». Si tú reemplazas
esta resignación por pensamientos positivos acerca del trabajo que haces y piensas
en los retos y oportunidades que este trabajo conlleva, eliminarás de una vez para
siempre las mañanas depresivas de los lunes.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES
El pensamiento positivo comienza con el conocimiento del poder del
subconsciente.
Controla tu carrera profesional. No dejes que tu jefe, tus compañeros o
cualquier otra persona determinen el rumbo que ha de tomar tu trayectoria
laboral. No te olvides nunca de que posees la facultad de contrarrestar aquellas
influencias negativas que podrían obstaculizar la proyección ascendente de tu
carrera.
Para progresar sin contratiempos, no hay nada mejor que observar una actitud
optimista y esperanzadora —la actitud de quien siempre busca lo mejor, lo más
alto y lo más gratificante—, y no permitirte nunca caer en el pesimismo y en el
desaliento.
Nunca termines un comentario negativo, dale inmediatamente la vuelta y verás
cómo en tu vida sucederán cosas maravillosas. Tu mente subconsciente, al ser
reproductora, procederá igualmente a reproducir en tu vida los atributos que, de
modo tan reiterativo, has pensado o proclamado.
Imagínate de qué modo te enfrentarás con los desafíos que se te presentan a
diario. Si, por ejemplo, vas a hacer la presentación de un producto, preparar un
informe para una reunión de dirección o dedicarte a cualquier otra actividad
productiva, hazte una composición mental de lo que vas a decir, cómo lo vas a
decir y qué es lo que harás para lograrlo.
* En inglés, TGIF («thank goodness it’s Friday»). [N. del T.]
4
Dominio de la ley de atracción
En nuestras relaciones, los humanos nos comportamos como imanes.
Si hacemos pasar un imán por encima de un montón heterogéneo de
cosas, el imán sólo extraerá de este montón aquellos materiales que
posean unas determinadas características físicas para ser atraídos por
él; pues bien, lo mismo sucede con los contactos humanos, que
constantemente estamos atrayendo hacia nosotros —-y, por tanto,
estableciendo relaciones— personas y cosas que tienen una cierta
afinidad con nosotros, sobre todo estética e ideológica.
¿Por qué algunas personas llaman fácilmente la atención, hacen amistades con
naturalidad y se ganan sin esfuerzo alguno la admiración del prójimo, mientras que
otras, por el contrario, mantienen a duras penas relaciones con los demás?
Cuando conocemos a ciertas personas, quedamos impresionados por su agradable
«personalidad». Algo que emana de estas personas nos mueve a depositar en ellas
nuestra confianza, a admirarlas y a sentirnos cómodos a su lado. Son personas que
dominan la ley de atracción. Es gente que llama la atención de sus jefes, de sus
clientes y de cualquier persona con que se relacione. Estos hombres y mujeres son
los que normalmente elegimos como mentores nuestros. Forman un grupo que sirve
de cantera a las empresas para contratar a sus directivos, y suele ser gente que sube
con suma facilidad la escalinata del éxito.
El psicólogo estadounidense William James define la personalidad como un
conjunto de patrones de conducta —característicos y de evolución personal— que
determina el funcionamiento diario de los niveles consciente e inconsciente. Se dice
que la personalidad representa el equilibrio entre los impulsos innatos y una
combinación de controles externos y conscientes.
Lo importante aquí es recordar que las características atractivas pueden cultivarse
y desarrollarse. Algunas de nuestras facetas son connaturales —la apariencia física,
la inteligencia básica y algún que otro talento—, si bien todos tenemos capacidad
para perfeccionar y desarrollar al máximo nuestras cualidades innatas con el fin de
conseguir ese tipo de personalidad que será la admiración de los demás. En resumen,
podemos aprender a utilizar la ley de atracción.
No es fácil convertirse en la persona que uno quiere ser; para empezar, hay que
tener como mínimo un ferviente deseo y una decidida disposición para potenciar lo
más posible nuestras facultades innatas. De ti depende observar de forma natural un
comportamiento sociable, alegre, optimista y positivo; o sea, una personalidad que
merezca la aprobación de las mujeres y de los hombres con que te relaciones.
LOS RASGOS DE PERSONALIDAD SE ADQUIEREN
William James sostiene que la personalidad es la suma total de todos los rasgos
del individuo. Esto incluye, además de los poderes del cuerpo y de la psique de la
persona, sus vestidos, su casa, su esposa e hijos, sus ancestros y amigos, su
reputación y su actividad profesional, sus posesiones y su cuenta bancaria. Todas
estas cosas producen la misma diversidad de sentimientos o sensaciones. Si
aumentan y prosperan, tendrás un sentimiento de triunfo; si menguan y languidecen, te
sentirás desalentado o vencido. Puede ser que en cada caso difiera la intensidad de
los sentimientos, si bien su naturaleza será en todos muy parecida.
La personalidad es la forma con la que solemos expresarnos hacia fuera, hacia el
mundo externo. No solamente somos animales sociables que gustamos de la
compañía y del trato con los demás, sino que además tenemos una propensión
congénita a hacernos notar —sobre todo de manera favorable— entre los de nuestra
clase.
Ciertas personalidades son más poderosas y valiosas que el mero atractivo físico
y, en determinadas ocasiones, que el mismísimo saber. Poseer una personalidad de
aceptación general es un don divino, puesto que con ella podemos influir en los
caracteres más fuertes, escalar hasta los puestos más altos de las empresas y, a
veces, incluso controlar el destino de las naciones.
Las personas que poseen este carisma influyen en nosotros de un modo
inconsciente. En el momento en que estamos en su presencia nos invade un
sentimiento de grandeza. Son un ejemplo para sus subordinados y clientes, y la
mayoría ve en ellas un modelo a imitar, tanto en el trabajo como en la vida en
general. Despliegan ante nosotros posibilidades que ni siquiera sabíamos que
existían. Nuestro horizonte se ensancha; sentimos cómo nuestro ser se va haciendo
con un nuevo poder; experimentamos una sensación de alivio, como si nos quitaran
un gran peso de encima que ha estado oprimiéndonos durante largo tiempo.
Gran parte del encanto de una persona carismática se debe a sus maneras finas y
educadas. El tacto es también un elemento muy importante, quizá el que más. Eso de
saber con exactitud qué es lo adecuado que hay que hacer y ser capaz de hacerlo en
el momento oportuno, es algo que tiene un gran valor. Un buen juicio y una dosis
idónea de sentido común son indispensables para todo aquel que trate de adquirir
este mágico poder. El buen gusto es también uno de los ingredientes del encanto
personal. No es posible ofender el gusto de los demás sin herir su susceptibilidad.
Una de las mejores inversiones que uno puede hacer es adquirir, y luego prodigar,
buenas maneras, un trato cordial y unos sentimientos pletóricos de generosidad; en
suma, pujar sobre el precio del delicioso arte de complacer. Es una inversión mucho
más rentable que la que se haga en bienes materiales, ya que todas las puertas se
abren de par en par a una personalidad brillante y atractiva. Más que bien recibidas,
son buscadas por todas partes.
Los rasgos de personalidad pueden adquirirse. Aunque convengamos que todos
los seres humanos deben tener los mismos derechos y oportunidades, tenemos que
reconocer que no todos tienen la misma inteligencia, la misma fuerza física e
idénticos niveles de energía; no obstante esto, y con independencia de su estatus
social, cualquier ser humano puede mejorar los anteriores atributos por medio del
autoaprendizaje y el autodesarrollo. Como es natural, las personas más ansiosas por
aprender y más deseosas de sobresalir serán las que tomarán la delantera. Tras
elegir los rasgos de personalidad que se desea adquirir, uno puede trabajar sobre
ellos para desarrollarlos. En estos casos, el interés y la perseverancia son los
elementos clave.
Las principales cualidades que determinan al ser humano perfecto es la paciencia,
la generosidad, la humildad, la cortesía, el desprendimiento, el buen carácter y la
sinceridad. Estos rasgos no son innatos, pueden adquirirse. Considéralos como el
marco de la personalidad que deseas crear a partir de las cualidades encontradas en
tu propia y compleja naturaleza.
Es de lamentar, sin embargo, que haya personas que posean todas estas cualidades
y no sean vistas como poseedoras de una agradable personalidad; la razón: no tener
una buena apariencia. No me estoy refiriendo a la belleza física. No tienes por qué
haber nacido con una cara o una psique hermosa para proyectar hacia los demás una
buena apariencia; ahora bien, como no vayas vestido pulcra y adecuadamente, lleves
siempre en la cara una sonrisa en vez del ceño fruncido y seas limpio y bien hablado,
tus excelsas cualidades no serán percibidas.
La apariencia personal es importante porque es la primera impresión que la gente
tiene de ti; impresión ésta que determina que te den o no la oportunidad de demostrar
tus inmejorables cualidades.
No sólo te juzgará tu prójimo por tu aspecto externo, sino que tú mismo te fijarás
en la apariencia para juzgar a los demás. Hay una tendencia instintiva en la gente a
adoptar para sí misma la estética externa que ve en las personas que admiran. Y así
vemos que se viste con el mismo estilo de ropa, que imita sus peinados y cortes de
pelo o que anda, habla o se comporta como sus modelos. Pues bien, algo muy
parecido puede hacerse con otras cualidades. Así que fíjate en los rasgos de
personalidad de la gente que respetas y procura hacerlos tuyos. En esta gente puedes
encontrar la persona que deseas ser. No te fijes solamente en los hombres y mujeres
que conozcas, sino que debes ampliar tu búsqueda a personas, tanto del presente
como del pasado, que tengan lo que para ti es la personalidad ideal y que, por
consiguiente, anheles adquirir.
BUSCA LO MEJOR
Es muy fácil; todo estriba en ir por la vida buscando lo bueno y lo bello en vez de
lo feo y lo desagradable, lo noble en vez de lo rufianesco, lo resplandeciente y
alegre en vez de lo oscuro y triste, lo esperanzador en vez de lo desesperante; en
suma, buscar el lado bueno de la vida y desechar el malo. Dirigir siempre tu rostro
hacia la luz del sol es tan fácil como mirar siempre las sombras y, sin embargo, esto
tan simple es lo que marca la diferencia en tu carácter entre estar contento o
descontento, entre ser feliz o desgraciado, y en tu vida entre disfrutar de prosperidad
o entrar en decadencia, entre tener éxito o sufrir un fracaso. Introduce estos
pensamientos en tu mente subconsciente. Es así cómo se pone en práctica la ley de
atracción.
Aprende, pues, a buscar la luz. Rechaza de plano dar albergue en tu mente a
sombras, borrones, imágenes negativas o a cualquier otra cosa que resulte
discordante; no te desprendas, en cambio, de todo lo que sea placentero, útil y
edificante. Esto, además de transformar tu personalidad en muy poco tiempo, le dará
un cambio radical a tu forma de mirar las cosas.
Un modo de desarrollar en ti mismo los mejores rasgos de personalidad es fijarse
en los mejores rasgos de los demás. Si adoptas una actitud magnánima con respecto a
todas las personas que conoces, si tratas de horadar la máscara con la que se cubre
tu prójimo con el fin de llegar hasta lo más hondo de sus entrañas y si cultivas
sentimientos bondadosos para ofrecérselos a todo el mundo, puedes adquirir el
inapreciable don que es la afabilidad de carácter.
Nada te proporcionará beneficios más altos que adquirir la facultad de hacer que
los demás se sientan cómodos, felices y satisfechos consigo mismos. Del mismo
modo que el Sol ahuyenta las tinieblas, las personas luminosas disipan la
melancolía, la tristeza, la preocupación y la ansiedad de todos aquellos seres con los
que entran en contacto. Si estas personas se incorporan a un grupo de gente cuya
conversación ha languidecido y todos sus componentes parecen aburridos, lo más
seguro es que le den una nueva luminosidad a la situación del mismo modo que el
Sol se la da al paisaje cuando, después de una tormenta, se abre paso a través de las
densas y plomizas nubes. Inmediatamente, todo el mundo se contagia del espíritu
jovial del alegre ser que acaba de unirse al grupo; las lenguas se desatan, la
conversación que languidecía cobra vivacidad y animación, y en el ambiente
predomina el regocijo y el buen talante.
Procura ser empático. La gente empática es la que se pone en el lugar de la
persona con la que se interrelaciona. Esta gente no sólo escucha lo que la otra
persona le dice, sino que en ese momento siente lo que ella siente. ¿Cómo puede
alguien no reaccionar positivamente ante gente de esta clase?
MANTÉN UN TALANTE JOVIAL
A menos que tengas una actitud mental exenta de amargura y doblez, y estimes que
cada día es una bendición divina que merece ser disfrutada y saboreada, arrastrarás
una vida infeliz y poco productiva.
No podemos hacer un buen trabajo si en nuestro pecho tienen cobijo sentimientos
de venganza o animadversión hacia nuestro prójimo. Para que nuestras facultades
den lo mejor de sí mismas, tienen que trabajar en un clima de perfecta armonía.
Nuestro corazón debe estar henchido de buena voluntad si queremos realizar un buen
trabajo, ya sea con las manos o con la cabeza. El odio, la venganza y los celos son
venenos tan letales para todo lo bueno que hay en nuestro interior, como lo es el
arsénico para nuestra existencia física.
Una actitud amable, un detalle de buena voluntad hacia alguien, es nuestra mejor
protección contra pensamientos amargos, de odio o injuriosos de cualquier clase.
En toda personalidad agraciada existe un encanto al que es muy difícil sustraerse.
Cuesta mucho despreciar a la persona que lo posee. Hay algo en ella que te atrae.
Aunque estemos ocupados, preocupados o nos disguste mucho ser interrumpidos, no
tenemos fuerza moral para despedir con cajas destempladas a alguien que tenga una
personalidad agradable.
EL SECRETO DE SER AGRADABLE
Emerson * solía decir: «Lo que eres habla tan alto que no puedo oír lo que dices.»
En efecto, no podemos disimular lo que somos y lo que sentimos porque irradiamos
hacia fuera nuestro hálito, nuestra personalidad; y ésta, según sean los rasgos y las
cualidades que predominen en nosotros, se mostrará fría o cálida, atractiva o
repelente.
La persona que sea egoísta siempre pensará en ella y buscará su propio provecho,
mientras que la que sea desapegada, antipática o codiciosa nunca podrá irradiar un
hálito cálido y tierno. Si el egoísmo, la indiferencia, la avaricia y la codicia son los
elementos dominantes de tu forma de ser, más tarde o más temprano los sacarás a
relucir, con lo cual te ganarás el rechazo de los demás, ya que son cualidades que la
gente instintivamente detesta.
Las cualidades que atraen tienen mucho que ver con la extroversión y el amor al
prójimo, mientras que las que repelen son todo lo contrario: introvertidas y
representativas de un amor a sí mismo. Es decir, la gente que no tiene magnetismo es
egocéntrica y, por tanto, piensa demasiado en ella y sólo en ella. Le cuesta
desprenderse de alguna cosa en beneficio de los demás, es absorbente y siempre
intenta sacar tajada de lo que sea. Carece de simpatía, de cordialidad y de
compañerismo. Es gente solitaria.
Un imán sólo atrae los objetos de hierro. De aquí que no atraiga a la madera, al
cobre, al caucho o a cualquier otra sustancia que no contenga nada de hierro. Siendo
un niño pudiste comprobar que a tu pequeño imán se pegaba una aguja pero no un
mondadientes. Sólo atrae lo que le es afín.
Las personas son imanes humanos. Si hacemos pasar un imán por encima de un
montón heterogéneo de cosas, el imán sólo extraerá de este montón aquellos
materiales que posean unas determinadas características físicas para ser atraídos por
él; pues bien, lo mismo pasa con los contactos humanos, que constantemente estamos
atrayendo hacia nosotros —y, por tanto, estableciendo relaciones— personas y cosas
que tienen una cierta afinidad con nosotros, sobre todo estética e ideológica.
Nuestro entorno, nuestras amistades o nuestra condición general son el resultado
de nuestra atracción mental. Estos elementos han llegado a nosotros en el plano
físico porque nos hemos concentrado en ellos, porque nos hemos relacionado
mentalmente con ellos; esto es, que nos son afines y, por tanto, permanecerán con
nosotros en tanto en cuanto dure en nuestra mente esta afinidad.
APLICACIÓN DE LA LEY DE ATRACCIÓN
Hay personas que poseen un magnetismo natural, y si analizamos su carácter
descubrimos que poseen determinadas cualidades que todos admiramos por instinto.
Hablamos de las cualidades que atraen a todo ser humano, como son la generosidad,
la magnanimidad, la cordialidad, la simpatía desbordante, una filosofía amable de la
vida, el afán de ayudar y el optimismo. Todas estas personas son seguidoras de la
ley de atracción.
Estas cualidades, sin excepción, son susceptibles de ser adquiridas, cultivadas y
perfeccionadas en sumo grado. Y si los haces, conseguirás que te escuchen en
lugares en los que otros no serán escuchados.
Tus negocios, tu reputación y tu éxito dependerán en gran medida de la clase de
impresión que causes a los demás. Por consiguiente, si se trata de gente joven,
aplicar la ley de atracción para desarrollar una personalidad magnética, convincente
y atractiva es de todo punto importante. Cultiva las cualidades relacionadas con los
sentimientos y las emociones. El intelecto y el poder mental tienen poco o nada que
ver con el magnetismo personal. Es el corazón, y no el cerebro, el que arrastra y
engancha a la gente.
Cabe señalar que conseguir lo anterior no es algo que sea muy difícil. Todo el
mundo está llamado a cultivar la facultad de complacer y la fortaleza de carácter que
harán que se sienta en este mundo como un verdadero elemento activo. Si se conoce
la ley de atracción —las cualidades y características que diferencian la personalidad
magnética de la no magnética—, es relativamente fácil cultivar el primer tipo de
personalidad y desechar el segundo. Es decir, podemos adquirir y perfeccionar las
cualidades mentales relativas a la generosidad, a la magnanimidad, a la jovialidad y
a la solidaridad, y olvidarnos de sus opuestas; y así, mientras realizamos esto,
comprobaremos que nos vamos interesando más por los demás y que éstos, en justa
correspondencia, se interesan más por nosotros. A medida que nos vamos
convirtiendo en imanes humanos (o sea, a medida que vamos dotando a nuestro hálito
de pensamientos benévolos y de palabras e ideas que paulatinamente nos acercan
más a lo que es una personalidad aceptada y atrayente), nos damos cuenta de que
cada vez somos mejor recibidos en los sitios a los que vamos, como así mismo más
solicitados. Nuestro poder de atracción va in crescendo.
Mediante la incorporación a tu mente subconsciente de las cualidades que tú
admiras en otras personas —las cualidades que más te gustan—, tú mismo te harás
atractivo a los ojos de los demás. En cuanto estas cualidades calen en ti, empezarán
a caracterizarte y, por consiguiente, a dotarte de una personalidad arrebatadora y
atractiva.
VIVE UNA VIDA SANA
El primer paso para hacerte con el magnetismo que necesitas es mejorar tu salud,
si ello fuese necesario. Una buena salud, acompañada por una adecuada actitud
mental y por una mente optimista, esperanzada, jovial y feliz, aumentarán tu
magnetismo hasta cotas insospechadas.
Una persona saludable da sensación de fortaleza, vigor y coraje, mientras que
aquella a la que le falte vitalidad parece que necesita más de los demás que los
demás de ella. La fortaleza física y una salud exuberante contribuyen a la creación de
una personalidad atractiva y vigorosa. Las personas que poseen una mentalidad
entusiasta, que tienen ojos chispeantes, andares elásticos y que, además, bullen de un
lado para otro haciendo alarde de una gran vitalidad física, cuentan con una enorme
ventaja sobre aquellas otras que son enfermizas y físicamente débiles.
ADMITE TUS ERRORES
Una forma de ganarte la antipatía de la gente es comportarte como una persona
engreída, presuntuosa y dogmática que nunca reconoce sus propios errores.
El genio de la inversión financiera Warren Buffett, probablemente uno de los
hombres más ricos del mundo, no sólo sabía sacarle partido a sus «fracasos» y
«errores», sino que llegó incluso a hacer publicidad de ellos.
En 1989, en su publicación periódica «Carta a los inversores», inauguró la
práctica formal de hablar de sí mismo incluyendo una lista de sus errores. En esta
carta, Buffett no sólo confesaba los errores en los que había incurrido, sino que
también daba pelos y señales de las oportunidades que había perdido por no actuar
de manera apropiada. Buffett es del parecer que la sinceridad beneficia por igual al
directivo y al accionista. Y lo expresaba en estos términos: «El consejero delegado
que engaña a los demás en público, puede terminar engañándose a sí mismo en
privado.» Buffett cree en la conveniencia de analizar las equivocaciones propias en
vez de centrarnos sólo en los aciertos.
Quizá sea este grado de franqueza o sinceridad lo que hace que Warren Buffett
disfrute tanto trabajando. Tiene fama de estar siempre contento y dispuesto a apoyar
a quien sea, de estar verdaderamente entusiasmado de tener que ir a trabajar cada
día. La gente se siente atraída por él. ¿Será porque es rico? ¿O más bien por todo lo
contrario?
BRÍNDALE AYUDA A LA GENTE QUE CONOZCAS
Haz lo necesario para que la gente piense que ha conocido a una persona sincera.
De entrada, no saludes a la gente con un seco «¿cómo está usted?» o «mucho gusto en
conocerle», ya que, por regla general, ninguno de estos saludos expresa algún tipo de
sentimientos. Procura ser lo más sociable que puedas. Mira a la gente directamente a
la cara y haz que sienta tu personalidad. Extiéndele gustosamente una mano
acompañada de una sonrisa y una palabra amable; de esta forma le darás a entender a
la gente que se ha puesto en contacto con una fuerza auténtica, a la par que le
imbuirás el deseo de verte de nuevo.
Si quieres contar con la amistad de todo el mundo, tienes que cultivar la
cordialidad. Debes abrir de par en par la puerta de tu corazón y no dejar abierta,
como hacen muchos, sólo una pequeña rendija, como si le dijeran a la gente: «Podéis
mirar un poco, pero no entraréis hasta que yo no sepa si me interesa o no vuestra
amistad.» Muchas personas se muestran poco generosas en lo que toca a la
cordialidad; es como si quisieran reservarla para una mejor ocasión o para los
amigos íntimos. Piensan que es demasiado valiosa como para dilapidarla
concediéndosela a todo el mundo.
Te sorprenderá comprobar lo que este apretón de manos cálido y jovial, y este
saludo cordial, harán en cuanto a crear un lazo de buena voluntad entre la persona
que ves por vez primera y tú mismo. Esta persona dirá para sus adentros: «He aquí
una personalidad realmente interesante. Me gustaría saber más acerca de esta señora
o caballero. El saludo que me ha dispensado se sale de lo corriente. Evidentemente,
esta persona ve algo en mí que no ve la mayoría de la gente.»
Practica la buena costumbre de ser cordial, de recibir a la gente con el corazón en
la mano, de otorgarle un saludo caluroso y sincero, y verás cómo este gesto tan
simple hará maravillas en tu favor. Te darás cuenta de que la frialdad, la inseguridad
y la indiferencia de tus contactos personales, o ese distanciamiento con que tratabas
a todo el mundo y que tantos quebraderos de cabeza te ha dado, desaparecerán como
por arte de magia. La gente verá que tú realmente evidencias un franco interés y que
de verdad deseas conocerla, complacerla y relacionarte con ella. La práctica de la
cordialidad incrementará de forma espectacular tu capacidad social. Desarrollarás
unas cualidades de atracción personal que ni siquiera soñabas tener. No faltarán
personas que quieran asociarse contigo, que soliciten tu opinión o que te ayuden a
hacer realidad tus sueños.
ELIGE UN MENTOR. SÉ UN MENTOR
Una forma estupenda para progresar en tu carrera profesional es buscar el amparo
de un mentor. Este hombre o mujer suele poseer todos los atributos analizados con
anterioridad y no sólo puede, sino que también está dispuesto a compartirlos con los
demás.
Los mentores son personas que han llegado a dominar la ley de atracción. Además
de proporcionar los conocimientos adecuados, ayudan a sortear los intríngulis
propios de la idiosincrasia de cada empresa.
Y cuando hayas logrado el éxito y accedido a un puesto de dirección, puedes
recompensar a tu mentor convirtiéndote a tu vez en el mentor de un empleado recién
ingresado en la compañía.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES
A menos que tengas una actitud mental exenta de amargura y doblez, y estimes
que cada día es una bendición divina que merece ser disfrutada y saboreada,
arrastrarás una vida infeliz y poco productiva. Elimina la negatividad de tus
pensamientos.
Si se conoce la ley de atracción —las cualidades y características que
diferencian la personalidad magnética de la no magnética—, es relativamente
fácil cultivar la primera y desechar la segunda. Es decir, podemos adquirir y
perfeccionar las cualidades mentales relativas a la generosidad, a la
magnanimidad, a la jovialidad y a la solidaridad, y olvidarnos de sus opuestas;
y así, mientras realizamos esto, comprobaremos que nos vamos interesando más
por los demás y que éstos, en justa correspondencia, se interesan más por
nosotros.
Estudia a aquellos hombres y mujeres —personas que conozcas personalmente
o que hayas leído sobre ellas— cuya personalidad te produzca admiración.
Toma todas y cada una de estas personalidades como modelo de conducta.
Aprende a irradiar alegría y generosidad. Reparte felicidad sin reserva alguna.
Procura ser empático. La gente empática es la que se pone en el lugar de la
persona con la que se interrelaciona. Esta gente no sólo escucha lo que la otra
persona le dice, sino que siente lo que ella siente en ese momento. Las
personas, por regla general, tienen a esta gente en muy buena estima.
Procura tener entusiasmo. La gente que está entusiasmada consigo misma y que
emprende cualquier trabajo con decisión y sin la menor duda acerca de su éxito,
tiene todas las posibilidades de lograr su objetivo. El entusiasmo multiplica tu
poder y eleva a su más alto nivel cualquier talento que tengas.
Un modo de aplicar la ley de atracción en tu lugar de trabajo es estimular a tus
empleados a que expresen sus ideas, sobre todo cuando éstas difieran de las
tuyas. Esto no sólo te proporcionará una mayor abundancia de ideas nuevas,
sino que comprobarán que tienes en cuenta sus propuestas y los consideras
como colegas, no como subordinados.
Agénciate un mentor y sigue su consejo. Procura que sea una persona que
admires y de la que puedas aprender. Cuando hayas logrado el éxito,
arréglatelas para ser el tutor de otra persona.
* El autor quizá se refiera a Ralph Waldo Emerson (Boston, 1803-Concord, 1882), escritor, filósofo y poeta.
5
Conviértete en una persona más entusiasta
El entusiasmo siempre ha sido el ingrediente secreto de la fórmula
que emplearon las personas que consiguieron el éxito; además, es uno
de los máximos artífices de la felicidad de aquellos que lo poseen.
El término entusiasmo procede del griego y literalmente significa «estar poseído
por Dios». En realidad se trata de una posesión absorbente o controladora de la
mente por parte de un determinado interés o de cualquier actividad profesional. Para
ello, debes creer que te anima la energía del Poder Infinito y que las ideas creativas
que se despliegan en tu interior desvelan todo lo que necesitas saber. Asimismo,
debes tener fe en que la respuesta del Poder Infinito te ayudará a conseguir tu
objetivo. Esto genera un entusiasmo que es alentado y sostenido por el positivismo
de tu fe. Paulatinamente se abre ante ti un nuevo mundo de posibilidades de logros.
La gente que cuenta con una personalidad agradable es entusiasta con respecto a
su vida, a su trabajo, a sus relaciones y a sus objetivos. El entusiasmo se origina en
los estratos más profundos de nuestro ser. El entusiasmo es algo que no se puede
fingir. El entusiasmo fingido mediante gestos falsos, sonrisas forzadas y comentarios
exagerados se nota muy fácilmente. Si estás convencido de que lo que haces vale la
pena, que tiene sentido, que es interesante y que es susceptible de logro, este
convencimiento tendrá su debido reflejo en tus acciones y en tu forma de
comportarte.
SÉ ENTUSIASTA ACERCA DE TU TRABAJO
¿Qué es lo que hace que un empleado, por regla general, consiga tres o cuatro
veces más cosas que otro? Esta diferencia no siempre es debida a una cuestión de
pericia o capacidad personal, pues a menudo tiene que ver con el carácter del
esfuerzo. La gente de éxito suele poner más celo que los demás en todo lo que hace.
Aporta a su trabajo tal entusiasmo y brío que, casi sin notarlo, incrementa tanto su
calidad como su cantidad.
Con bastante frecuencia, y a primera hora de la mañana, he oído a empleados
decir lo mucho que temían a la jornada laboral que tenían por delante, que las horas
transcurrían con exasperante lentitud y que sentían una gran alegría cuando su vía
crucis terminaba. Estaba claro que no estaban entusiasmados lo más mínimo con su
empleo. ¿Puede alguien que considera un martirio una simple jornada de trabajo, o
que la ve con ojos de esclavo, triunfar en la vida?
Los que de verdad están hechos de una pasta triunfadora son los empleados que se
responsabilizan de su trabajo como si fuese algo propio y aquellos otros que se
sienten orgullosos por el mero hecho de realizarlo. Nada molesta tanto a un
empleador que ver a sus empleados realizando sus tareas con indiferencia y desgana,
como si para ellos el trabajo fuese un mal necesario, algo que inevitablemente hay
que sufrir para no morirse de hambre.
Por el contrario, los trabajadores que llevan a cabo sus tareas con energía,
determinación y entusiasmo le están asegurando a su patrono que las faenas que
tienen asignadas no sólo las harán, sino que las harán bien.
Cuando los empleados se arrastran de un lado para otro como si la existencia
fuese una gran carga, cuando emprenden su trabajo con reparo o repugnancia, el
empresario sabe que nunca llegarán a ser algo en la vida.
EL ENTUSIASMO ES CONTAGIOSO
El entusiasmo siempre ha tenido su expresión en el mundo. No en vano multiplica
nuestras fuerzas y eleva nuestra capacidad hasta niveles insospechados.
El entusiasmo es una cualidad de gran aceptación en el mundo empresarial. Es
también tan contagioso que, aunque no queramos y antes de que nos demos cuenta, ya
estamos contagiados de él. Si pones demasiado corazón en tu trabajo, tu entusiasmo
podría ser el causante de que un posible cliente olvidase de que estás tratando de
realizar una venta.
Hay personas que realizan un espléndido trabajo cuando su entusiasmo está por
las nubes. Si están entusiasmadas, son fecundas, prolíficas en ideas, originales,
creativas, fuertes y efectivas; sin embargo, no tienes nada más que esperar a que su
entusiasmo se enfríe un poco para ver cómo se desinflan como un globo. Todo su
empuje se viene abajo y, mientras duran estas horas bajas, no sirven prácticamente
para nada. Sólo les cabe esperar a que lleguen de nuevo las horas altas. Te las
encuentras un día y te parecen que se van a comer el mundo, pero te las encuentra al
día siguiente y ves, no sin sorpresa, que están descorazonadas y pesimistas. Su
trabajo avanza a trancas y barrancas, y su pujanza se ve notablemente disminuida
hasta que no reciben un nuevo suministro de energía.
Krista Hawkin es una mujer que nunca pierde su entusiasmo. Toda las semanas se
las compone para avivar el interés de centenares de posibles clientes, y es famosa
por ello. En un sentido estricto, no puede decirse que sea una directiva, una líder, ni
tampoco una agente comercial; se dedica a guiar a las visitas por las dependencias
de la fábrica de Hyundai Motors en Montgomery (Alabama), una de las instalaciones
fabriles técnicamente más avanzadas del mundo y que produce al día miles de
coches.
Todo el mundo sabe que Krista, con su pasión y entusiasmo, es maestra en eso de
convertir visitantes en clientes. Muestra un personal interés por los hombres y las
mujeres que componen sus grupos de visitantes y los anima a que formulen preguntas,
que contesta con largueza, entusiasmo y sin emplear palabras técnicas.
Los expertos saben que todo aquel que trabaja para una marca comercial la lleva
de alguna manera consigo mismo y la proyecta hacia el mundo exterior; por esto
también saben que cada interacción personal que este trabajador efectúe es una
oportunidad para dar a la marca una imagen enérgica y entusiasta. Krista es un
ejemplo modélico de esto, de ahí que sea tan efectiva. Asegura que sabe
perfectamente lo que la factoría ha hecho por la comunidad y por el estado de
Alabama, y que, por ello, es feliz desviviéndose por ella. Nunca utiliza la palabra
«empleados»; para ella, cada cual es un miembro del equipo y la calidad de los
vehículos está directamente relacionada con la energía de la gente que los fabrica.
Nunca inicia una visita con el propósito de vender coches; su meta es entretener e
informar a los visitantes, algo que indirectamente le ha valido para incrementar las
ventas.
MANTÉN VIVO TU ENTUSIASMO
El entusiasmo es inconstante; puede desaparecer con facilidad. Es un arte
aprender cómo podemos conservar el entusiasmo en medio del abatimiento, aunque,
a pesar de esta grandeza, este aprendizaje no envuelve muchas dificultades.
Simplemente es cuestión de controlar el pensamiento, de mantener a toda costa los
pensamientos negativos fuera de nuestra mente. No hay nada que quite con más
rapidez el entusiasmo y las ganas de emprender algo que atiborrar la mente con
pensamientos destructivos y discordantes. Sin duda alguna podemos controlar
nuestro talante, y el mejor modo de ahuyentar las tinieblas es anegar la mente con luz
del Sol.
Una manera de generar entusiasmo es asumir el papel que deseas representar y
representarlo con entusiasmo. Si eres ambicioso y pretendes hacer grandes cosas,
debes estar siempre entusiasmado contigo mismo.
Tom J. sabía que sería una ardua tarea convencer a su jefe de que modernizara el
sistema electrónico. Para disipar de algún modo la preocupación de su jefe por el
coste adicional que dicha modernización implicaría, preparó una documentada
presentación en la que explicaba de qué forma el nuevo sistema aceleraría el trabajo
y reduciría los errores. Sabía que por norma su jefe era reacio a aceptar ideas, por
lo que de entrada pensó que ni siquiera valía la pena intentarlo, ya que, sin
pensárselo dos veces, rechazaría de plano la propuesta. Pero Tom estaba tan
entusiasmado con el proyecto, que decidió no amilanarse y llevar a cabo la
presentación; puso tal empeño en ella, que logró el consentimiento de su jefe en
cuanto a la instalación del nuevo sistema.
Hay algo tan peculiar en la atmósfera que rodea a las personas entusiastas que
hace que las veamos como indiscutibles ganadoras; algo en su misma apariencia que
consigue que antes de que suenen los primeros tiros, tengan la mitad de la batalla
ganada.
Enfila tu mente hacia el objetivo que quieras lograr, pero hazlo con tal resolución,
con tales bríos, de forma tan definitiva y con una determinación tan entusiasta, que
nada en el mundo te pueda privar de su consecución.
Lucy A. intentaba iniciar su vida laboral ocupando un puesto de auxiliar
administrativo en un establecimiento médico. Un certificado, emitido por una escuela
de la comunidad, acreditaba que había cursado estudios de administración clínica;
no obstante esto, era rechazada una y otra vez por falta de experiencia laboral. Para
no caer en el desánimo, se dio a sí misma una charla reconfortante: «Quiero este
trabajo. Desde un punto de vista académico estoy preparada. Soy una trabajadora
concienzuda y diligente, por lo que seré de gran ayuda a los doctores.» Cuando hizo
la siguiente entrevista, estaba totalmente decidida a conseguir el puesto vacante.
Mientras se dirigía a la consulta del doctor, estuvo repitiéndose una y otra vez la
charla reconfortante compuesta por ella. Entró en la consulta destilando confianza
por todos sus poros, y contestó a las preguntas del doctor con tal soltura y
entusiasmo que éste no tuvo inconveniente alguno en adjudicarle el puesto. Algunos
meses más tarde, el doctor le comentó que cuando se enteró por su solicitud de que
no tenía experiencia, decidió hacerle una entrevista de cortesía y rechazarla; pero
que luego, al percatarse de su entusiasmo, cambió de parecer y decidió darle una
oportunidad para ver que tal se defendía en el puesto. Lucy volcó también su
entusiasmo en el propio trabajo y se convirtió en la mano derecha del doctor.
¿ERES LOCOMOTORA O VAGÓN?
Sólo hay dos clases de sujetos y sólo dos. No podemos hablar de buenos y malos,
porque es bien sabido que los buenos son medianamente malos y los malos
medianamente buenos. Tampoco podemos hablar de felices y desgraciados, ni de
ricos y pobres ni de humildes y pretenciosos. No, nada de esto. Las dos clases de
gente que pueblan el mundo son los que tiran y los que se dejan llevar. Vayas
donde vayas, te encontrarás con que las poblaciones se dividen precisamente en
estas dos clases de personas. Y por muy raro que parezca, también descubriremos
que, por lo visto, hay veinte vagones por cada locomotora. ¿Eres una locomotora o,
por el contrario, eres un vagón que se deja arrastrar? ¿Sueles apoyarte en cualquiera
que sea más dinámico que tú? Estás aquí para desarrollar, para trascender. Estás
aquí para enfrentarte a problemas, dificultades y desafíos, y por supuesto para
superarlos. No estás aquí para darles la espalda y salir corriendo. Lo meritorio es
salir airoso de cualquier problema o contratiempo. Si hay alguien que te haga el
crucigrama, la cosa no tendría gracia, sería demasiado insípida. La gracia está en
solucionar uno mismo el crucigrama.
Para el ingeniero constituye una gran satisfacción superar o solucionar todos los
obstáculos, fallos y problemas que se le presenten durante la construcción de un
puente. Estás aquí para afilar tus herramientas mentales y espirituales a la par que
creces en sabiduría, fortaleza y comprensión. Estás aquí para añadirle entusiasmo a
tu vida y a las vidas de aquellos con los que te relacionas.
EL ENTUSIASMO CONDUCE AL LOGRO
Cuando estamos entusiasmados con algo que hacemos, toda la actividad,
cualquiera que ésta sea, se empapa de nuestra animación, de nuestra dicha y de
nuestro sentimiento interno de satisfacción. No siempre es fácil ilusionarse con
muchas de las cosas que tenemos que hacer diariamente; no obstante, si nos
esforzamos un poco es posible que lo logremos.
Lo que sucede en la mente es lo que determina los resultados. Si estás realmente
entusiasmado, puedes verlo perfectamente en el brillo de tus ojos, en tu despierta y
vibrante personalidad. Puedes verlo en tu forma de andar, incluso en la energía de
todo tu ser. El entusiasmo marca la diferencia en tu actitud con respecto a los demás,
a tu trabajo y al mundo en general. Es el gran determinante de la animación y el
deleite de la existencia humana.
Por supuesto que debes estar entusiasmado contigo mismo y con tus habilidades
personales, pero también es necesario que lo estés con lo que estás haciendo; es
decir, con el producto que estás fabricando o vendiendo, con la música que estás
componiendo y con el ensayo que estás escribiendo.
¿Cómo puedes llegar a entusiasmarte con algo? Antes que nada, tienes que creer
en lo que estés haciendo. Entérate lo más posible de todo lo relacionado con el
producto, con la idea o con el concepto que en ese momento acapare tu atención y tu
tiempo. Consigue toda la información que puedas. Investiga a fondo el objeto de tu
dedicación. Vívelo. Cuanto más sepas de él, más formará parte dicho objeto de tu
vida, y, lógicamente tu entusiasmo por él crecerá.
Si indagamos en la vida de los grandes hombres y mujeres —ya hayan destacado
en el campo de la política, de la empresa, de las ciencias o de las artes—, enseguida
descubrimos en ellos un rasgo común: todos, sin excepción, estuvieron o están
entusiasmados con su trabajo y con su vida. El entusiasmo hizo posible que
Beethoven compusiera sus más grandes sinfonías a pesar de su sordera. El
entusiasmo hizo posible que Colón convenciera a la reina Isabel de que costease el
viaje que le supuso descubrir un nuevo continente, y también el entusiasmo fue el que
le permitió resistir cuando las posibilidades de éxito parecían casi inexistentes.
Tú también tienes este poder. Así que dales salida a tus talentos y habilidades,
ármate de entusiasmo y procura enterarte de todo lo que puedas acerca de tus
poderes internos. Si lo haces así, podrás elevarte hasta alturas insospechadas. Pídele
a la Inteligencia Suprema que albergas en tu interior que te provea de todo lo
necesario, y verás cómo ella atiende tu petición. Sé enteramente consciente de que es
la Inteligencia Infinita la que te está ayudando, la que te está revelando talentos
ocultos, la que te está abriendo nuevas puertas y la que te está mostrando el camino
que debes seguir. Además, el Principio Orientador, que está también dentro de ti, te
conducirá y te guiará en todos los caminos que tengas que recorrer.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES
Enfila tu mente hacia el objetivo que quieras lograr, pero hazlo con tal
resolución, con tales bríos, de forma tan definitiva y con una determinación tan
entusiasta, que nada en el mundo te pueda privar de su consecución.
La gente de éxito suele poner más celo que los demás en todo lo que hace.
Aporta a su trabajo tal entusiasmo y brío que, casi sin notarlo, incrementa tanto
su calidad como su cantidad.
Cuando estamos entusiasmados con algo que estamos haciendo, toda la
actividad, cualquiera que ésta sea, se empapa de nuestra animación, de nuestra
dicha y de nuestro sentimiento interno de satisfacción. No siempre es fácil
ilusionarse con muchas de las cosas que tenemos que hacer diariamente; no
obstante, si nos esforzamos un poco es posible que lo logremos.
El entusiasmo es contagioso. Cuando estás entusiasmado, tus ojos relucen, tu
voz vibra y tus andares se vuelven más elásticos. El entusiasmo empapa todos
los aspectos de tu conducta y de tu personalidad. Tu jefe lo nota, tus
subordinados y tus colegas se dan cuenta de ello y tus clientes son
favorablemente influidos por él.
El entusiasmo es inconstante; se puede perder con facilidad. Es un gran arte
aprender cómo podemos conservar el entusiasmo en medio del abatimiento,
aunque, a pesar de esta grandeza, este aprendizaje no envuelve muchas
dificultades. Simplemente es cuestión de controlar el pensamiento, de mantener
a toda costa los pensamientos negativos fuera de nuestra mente. No hay nada
que quite con más rapidez el entusiasmo y las ganas de emprender algo que
atiborrar la mente con pensamientos destructivos y discordantes. Sin duda
alguna podemos controlar nuestro talante, y el mejor modo de ahuyentar las
tinieblas es anegar la mente con luz del Sol.
6
Hazte más flexible y adaptativo
El condicionamiento y las convicciones subconscientes dictan y
controlan todas nuestras acciones conscientes. Puedes condicionar de
nuevo tu mente identificándote con las verdades eternas. Puedes hacerte
con una personalidad maravillosa y prodigiosa si introduces en tu mente
conceptos relacionados con la paz, con la alegría, con el amor, con el
buen humor, con la felicidad y con la buena voluntad. Ocupa tu mente
con estas ideas. Si lo haces, estos conceptos descenderán hasta el nivel
subconsciente.
Seguramente habrás oído ese viejo refrán que dice que «si algo no está roto, no lo
arregles». Como todo refrán, hay en él algo de verdad. En efecto, cambiar las cosas
por el gusto de cambiarlas no supone ventaja alguna, no se gana nada con ello. No
obstante, para seguir adelante, para ver las cosas a través de nuevos prismas, a
menudo es necesario un cambio. Es fácil y cómodo hacer la misma cosa repetidas
veces. Si lo que hacemos ha sido desarrollado por nosotros mismos, hay incluso más
propensión a resistirse al cambio. Muchas veces nos enamoramos de nuestras
propias ideas y somos reacios a cambiarlas, aunque se vea que ello implicaría una
clara mejora.
Otra razón por la que muchas personas se niegan a considerar la posibilidad de un
cambio es el miedo al fracaso. A nadie le gusta sufrir los sinsabores de la derrota,
pero ninguna empresa puede llegar a un buen final si no se intenta por lo menos, aun
cuando cada intento lleve aparejado el riesgo de que el asunto no funcione.
Para asegurarte de que estás dispuesto a revisar y reevaluar todo lo que haces con
miras a realizar los cambios necesarios, debes darle a tu mente subconsciente un
carácter adaptativo. Si aprovechas cualquier oportunidad para reforzar la apertura
de tu mente y tu flexibilidad, tu mente subconsciente, en vez de resistirse al cambio y
optar por el statu quo, se convertirá en un vehículo para la adaptación de nuevos
conceptos. La gente de éxito asume riesgos; no se ciñe a los métodos y
procedimientos que ya ha utilizado.
Es verdad que corres el albur de fallar, pero para contrarrestar esto de alguna
manera debes procurarte la dosis adecuada de flexibilidad que te haga encajar los
reveses y te anime a intentarlo otra vez. Tenemos que aprender de nuestros yerros y
aprovechar lo que hemos aprendido para orillar nuevos fracasos. R. H. Macy tuvo
que cerrar sus primeros siete grandes almacenes, pero en vez de considerar esto
como un fracaso «definitivo», continuó intentándolo y hoy en día es uno de los
detallistas que más venden en los Estados Unidos. El jugador de béisbol Babe Ruth
falló bateando más de mil trescientas veces; sin embargo, estos fallos quedaban
olvidados por las setecientas catorce carreras que hizo a lo largo de su vida
deportiva. Thomas Edison nunca se dio por vencido, pero la perseverancia no lo es
todo. Cada vez que fallaba uno de sus experimentos, estudiaba la causa y seguía
buscando soluciones. Sus fracasos lo único que hacían era agudizar su flexibilidad y
adaptabilidad. En vez de desengañarle, le motivaban para seguir intentándolo.
SÓLO TÚ PUEDES CAMBIARTE
Si eres rígido en tu forma de pensar y te cuesta adaptarte a lo nuevo, debes
corregir tu rigidez y tu falta de adaptabilidad. Y ninguna otra persona puede hacerlo
por ti. Lo primero que tienes que aceptar es que eres el único (o la única) que puedes
cambiarte. Esto es el comienzo de un cambio real que afecta a toda tu personalidad.
Divídete mentalmente en dos yoes: el que eres ahora y el que desearías ser.
Échale un vistazo a los pensamientos que envuelvan temores, preocupaciones, celos,
ansiedades u odios que pudieran estar esclavizándote o aprisionándote. Te has
desdoblado en dos con el propósito de disciplinarte tú mismo. Una parte de tu ser es
la mente humana que trabaja en ti, y la otra es lo Infinito buscando expresión a través
de ti. Todo depende de cómo te veas tú mismo.
En un país asiático circula una leyenda que habla de un granjero que fue a un
pueblo a ver a un hombre sabio con la intención de contarle su vida y las penurias
que estaba pasando. No sabía cómo iba a salir adelante, le confesó al sabio. El
miedo al futuro dominaba su mente. Quería abandonarlo todo; estaba harto de luchar
contra las adversidades. Parecía que en cuanto solucionaba un problema, enseguida
aparecía otro nuevo.
El sabio le rogó que bajase al lago y trajese un cubo lleno de agua. Cuando tuvo el
cubo delante de él, vertió el agua dentro de tres cacharros y colgó cada uno de un
gancho para colocarlos sobre el fuego. Pronto el agua de los cacharros empezó a
hervir. En el primero de los cacharros echó un manojo de zanahorias, en el segundo
unos huevos y en el tercero un puñado de hojas de té.
Dejó que todo hirviese durante una media hora, al cabo de la cual retiró los
cacharros del fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en una escudilla; cogió los
huevos y los puso en otra escudilla, empleando una tercera para verter el té.
Volviéndose hacia el granjero, le preguntó: «Dime, ¿qué es lo que ves?»
«Pues zanahorias, huevos y té», le contestó el granjero. A renglón seguido, el
sabio dijo: «Coge las zanahorias y dame tu impresión.» El granjero las tuvo un
instante en sus manos y dijo: «Las zanahorias se han reblandecido.» Entonces el
sabio le pidió al granjero que cogiese un huevo, lo rompiese y le quitase la cáscara.
Una vez que hizo estas operaciones, el hombre observó que el huevo se había
endurecido. Por último, el sabio le rogó al visitante que sorbiera un poco de té. El
granjero sonrió al paladear su rico sabor. El granjero no pudo contenerse más y
preguntó: «Pero ¿qué significa todo esto?»
El hombre sabio le explicó entonces que cada uno de estos elementos había
sufrido la misma adversidad: el hervor del agua. Sin embargo, cada uno de ellos
había reaccionado de un modo distinto. La zanahoria había entrado en el agua fuerte
y dura, pero expuesta a la acción del agua hirviendo se había vuelto débil y blanda.
El huevo, por el contrario, había entrado extremadamente vulnerable y frágil, pero su
cáscara externa lo había protegido y había hecho que el agua caliente endureciese su
interior. Las hojas de té eran un caso único, ya que ellas solas habían cambiado el
agua.
«¿Cuál de estos elementos eres tú? —le preguntó al granjero—. Cuando la
adversidad llama a tu puerta, ¿de qué formas la recibes? ¿Eres una zanahoria, un
huevo o una hoja de té?»
Cuando recapacites acerca de los problemas que te acosan en la vida, pregúntate
lo siguiente: «¿Quién soy yo? ¿Soy la zanahoria que parece fuerte, pero que con el
dolor y la adversidad me reblandezco y pierdo mi fortaleza? ¿Soy el huevo que
comienza con un corazón frágil y un espíritu fluido, pero que con la pérdida de un
trabajo, una ruptura matrimonial, un revés financiero o cualquier otra descarnada
prueba me vuelvo duro y rígido? ¿O soy una hoja de té?» La hoja de té cambia
realmente las características del agua caliente; es decir, la propia circunstancia que
produce el dolor. Cuando el agua se calienta, desprende fragancia y sabor. Si eres
una verdadera hoja de té, cuando las cosas presentan su peor cara, tú te creces y
cambia la situación a tu alrededor. Cuando llega la hora de la verdad y se exige lo
máximo de ti mismo, ¿te pones a la altura de las circunstancias?
¿De qué forma le haces frente a la adversidad? ¿Como una zanahoria, un huevo o
una hoja de té?
EL PENSAMIENTO POSITIVO FAVORECE LA ADAPTABILIDAD
Ten siempre presente esta gran verdad: no tienes por qué aprobar los
procedimientos o sistemas de uso común, ni tampoco reaccionar mecánicamente
como tú hacías anteriormente; reacciona y piensa de manera distinta. Tienes que ser
una persona de éxito. Por consiguiente, a partir de este momento debes dejar de
identificarte con aquellos pensamientos negativos que suelen desmoralizarte y, en su
lugar, encauzar tus pensamientos a solventar, de una forma nueva y diferente, los
problemas que te acucian.
SÉ PERSEVERANTE
La historia de uno de los estadistas más grandes de los Estados Unidos no se
caracteriza precisamente por ser un ejemplo de fácil éxito, sino más bien de
contumaz perseverancia. Fracasó en los negocios a la edad de veintiún años y salió
derrotado en las elecciones de 1833 como candidato para una legislatura estatal. Fue
elegido en 1834. Su prometida murió en 1835. Tuvo una crisis nerviosa en 1836. Fue
derrotado en 1838 cuando presentó su candidatura para presidente del Congreso. En
1840 no consiguió el nombramiento de compromisario electoral. En 1843 fue
derrotado en su candidatura para el Congreso. En 1846, finalmente, fue elegido para
una sola legislatura del Congreso, siendo derrotado de nuevo en 1848. En 1855 no
pudo conseguir un escaño en el Senado; en 1856 no pudo ver cumplido su deseo de
ser vicepresidente, y en 1858 fue de nuevo vencido en unas elecciones para el
Senado. Por fin, en 1860 fue elegido presidente de los Estados Unidos. No podemos
negar que hubo grandes contratiempos en la vida de Abraham Lincoln.
No hay nada en este mundo que pueda sustituir a la perseverancia. Desde luego, el
talento no. Estamos hartos de ver cómo fracasan gente de talento. La genialidad
tampoco. Es casi proverbial la imagen del genio recluido en su torre de marfil. El
conocimiento académico por sí solo tampoco es suficiente. El mundo está lleno de
gente con grandes conocimientos y que, sin embargo, van de un lado para otro sin
oficio ni beneficio. La perseverancia y la determinación por sí solas son
omnipotentes.
En nuestro universo todo cambia y no podemos hacer nada al respecto. Los
gobiernos también cambian. No es raro que te despiertes una mañana y compruebes
que hay un nuevo presidente o un nuevo rey, o que una revolución haya puesto lo de
arriba abajo, y viceversa. Todo está sujeto a mutación.
Cuando nos enfrentamos con serios contratiempos, somos dados a hacer dejación
de todo y sumirnos en la depresión; en casos como éstos, debemos tener presente una
antigua leyenda que tiene como protagonista al rey Salomón.
Encontrándose triste y deprimido, el rey les pidió a sus chambelanes que le
buscasen un anillo que había visto una vez en sueños.
«Si estoy contento y satisfecho, me asalta el temor de que mi dicha dure poco, y si
no lo estoy, también me asalta el temor de que mi pesar me va a durar para siempre.
Encontradme el anillo que mitigará mi sufrimiento», pidió con desesperación.
Todos los chambelanes de Salomón salieron a recorrer el reino con ánimo de
encontrar el anillo. Finalmente, uno de ellos encontró un viejo joyero, que grabó
sobre un sencillo arete de oro esta inscripción: «Esto también pasará.» Cuando el
rey recibió el anillo y leyó la inscripción, su pesar se trocó en alegría y su alegría en
pesar, y luego ambos estados dieron paso a la ecuanimidad.
Efectivamente, el problema que ahora tanto te desazona pasará. No puedes estar
frustrado toda tu vida. Hay, sin embargo, algo que tú y yo podemos hacer en lo
relativo a nuestra actitud hacia estos cambios constantes. Debemos pensar que «lo
que importa no es en sí lo que ocurre, sino lo que nosotros pensemos de lo que
ocurre».
No todos nuestros esfuerzos pueden tener éxito. Intercalada con la alegría del
éxito está la amargura del fracaso. Si abordamos los fracasos con espíritu
constructivo, no pocas veces podremos convertir un fracaso en un éxito.
El punto más bajo que tuvo la carrera de Lee Iacocca fue cuando lo despidieron de
la empresa automovilística Ford. De todos es sabido cómo él convirtió su derrota en
una victoria en su nuevo puesto de consejero delegado de Chrysler. En su
autobiografía, Iacocca declaró que inmediatamente después de que él ocupara el
nuevo puesto, tuvo que enfrentarse con la posibilidad de una nueva y sonada derrota.
Chrysler estaba al borde de la bancarrota. Una persona de menos talla hubiese
dejado el puesto ipso facto en vez de exponerse otra vez a la triste contingencia de
un nuevo fracaso.
Pero Iacocca no se dejó amedrentar por esto e hizo acopio de todos sus recursos
internos. Ya había probado antes los sinsabores del fracaso y no iba a permitir ahora
que la situación le hiciera morder otra vez el polvo. Para afrontar la crisis, canalizó
sus dotes de adaptabilidad, innovación, pensamiento creativo y perseverancia, y lo
hizo de tal forma que logró vencerla.
LOS PENSAMIENTOS MAESTROS
Las actitudes son las canteras inmateriales de las cuales extraemos la habilidad, la
ecuanimidad y la prosperidad. Ellas son las que, a través de nosotros, dirigen nuestra
vida, puesto que si cambian las actitudes cambia todo lo demás. ¿Cuál es tu actitud
mental? En esta actitud tienen cabida, cómo no, los pensamientos que llamamos
maestros, que son aquellos que pueden dar lugar a grandes y maravillosas
experiencias y resultados. Porque si cambias tu mente cambias tu cuerpo, ya que tu
cuerpo es una sombra de tu mente. Tu cuerpo es la mente condensada. Está hecho en
ti conforme a lo que tú crees.
Los pensamientos negativos son los culpables de que muchas personas flaqueen
cuando las cosas no marchan bien. Son ellos los que no permiten que la mente
subconsciente se movilice para hacer las necesarias adaptaciones y cambios.
Tus pensamientos maestros te permiten conjurar los efectos dañinos de estas
negatividades. Puedes hacerlo si piensas que puedes. Tienes dentro de ti la semilla
de la resistencia y puedes germinarla mediante el Poder Infinito, que es el que te da
fuerzas. Casi todo el mundo sabe lo dificilísimo que es luchar contra un pensamiento
o un sentimiento negativo y dominante, pero si te pones, tú puedes. Cuando te asalte
un pensamiento negativo —ya sea de miedo, resentimiento, repulsión, odio o de
cualquier otra clase—, enfréntate a él inmediatamente. Aplástalo. No dejes que
crezca, ya que si lo dejas se hará más fuerte, pondrá en peligro tu supremacía, te
desquiciará, te vencerá y te llevará al fracaso. Porque si, por ejemplo, llegara a
ocupar tu mente el resentimiento, éste comenzaría a dominarte, y si lo consigue
teñiría de temor todos los acontecimientos de tu vida. Teñiría cualquier cosa que
hicieras, dijeras o pensaras, y por si fuese poco te impediría emplear tu creatividad
para innovar y adaptarte a nuevas situaciones.
Antes de conseguirlo, se dice que Thomas Edison fracasó miles de veces en su
intento de inventar la lámpara incandescente; sin embargo, a pesar de tantos fracasos,
nunca permitió que los pensamientos negativos le impidiesen continuar adaptando y
perfeccionando su modus operandi. Como ya hemos comentado anteriormente en este
capítulo, Lee Iacocca se valió de su adaptabilidad y creatividad para convencer al
Congreso a que le proporcionase los fondos necesarios para salvar a Chrysler de la
quiebra.
AMPLÍA TUS RECURSOS INTERNOS
Los hombres y las mujeres que intentan sacarle el máximo partido a sus
respectivas vidas nunca cesan de aprender y perfeccionarse. Son personas que
siempre se hallan de camino, ya que, cuanto más preparadas están y más eficientes
son, parece que su meta se encuentra más alejada. Solamente paran en algunas
estaciones del trayecto para desembarazarse de algunas cosas que no necesitan más y
que son un estorbo para ellas; hecho esto, reanudan el viaje enseguida. Es un trayecto
que coincide en su totalidad con el sendero de la vida.
Si quieres llegar hasta tus recursos más recónditos, estimula tu crecimiento y tu
poder. Además, tienes que estar perfeccionándote continuamente, sea en el aspecto
que sea. Tienes que incrementar tu inteligencia practicando una observación más
detallada y aguda, mejorando tu bagaje de conocimientos, ampliando tu perspectiva
mental y espiritual, apartándote de tu yo y agrandando tu esfera de servicio y
utilidad. Deja de tenerle miedo al cambio. Ten confianza en tu habilidad para salir
bien parado de los retos con nuevas e imaginativas ideas.
La consejera delegada de Burberry, Angela Ahrendts, atribuye su éxito a su
costumbre de observar y emular a las personas que más sobresalían en su sector de
actividad. Solía comentar que aprendió de Linda Wachner —máxima responsable de
las operaciones de Warnaco, el gigante de la industria del vestido— la pericia en el
manejo de los números, mientras que sus habilidades creativas las aprendió de
Donna Karan, otra figura destacada de la moda. Linda era una experta en cuestiones
contables y Donna le enseñó mucho sobre el diseño de trajes.
En los albores de su carrera, dejó la empresa de Donna Karan para colaborar en
la apertura de cincuenta tiendas Bendel por todo el territorio de Estados Unidos,
pero al cabo de ocho meses el consejo de administración canceló el proyecto.
Angela Ahrendts se refiere a este episodio como «el más duro golpe recibido en su
carrera profesional». La verdad es que no tardó mucho tiempo en recuperarse al ser
contratada por Liz Claiborne. En esta firma, tuvo ocasión de emplear sus aptitudes
empresariales y creativas para persuadir a sus dirigentes a que emprendieran un
proceso de expansión mediante la compra de Juicy Couture; compra ésta que, en su
momento, la gente de Karan no quiso llevar a cabo.
Cuando, después de estar mucho tiempo en el puesto, la consejera delegada de
Burberry —una cadena internacional de boutiques— se retiró, contrataron a
Ahrendts para sustituirla. Los conceptos innovadores y la buena disposición a
aceptar nuevas ideas de la recién llegada, permitieron la expansión y la prosperidad
de la compañía.
Si te sientes abrumado por los problemas, piensa en el manojo de posibilidades
que casi indefectiblemente suelen presentárseles a personas como Angela Ahrendts.
Existen miles de hombres y de mujeres que porque tuvieron retos similares al de
Ahrendts y salieron adelante, aparecen a los ojos de todos como excelentes
abogados, médicos y estadistas. No hay un método mejor para descubrir nuestras
propias aptitudes que leer un buen libro o escuchar a un gran orador. Estas sencillas
acciones remueven con frecuencia los centros más profundos de nuestro ser,
despertando en nosotros nuevas motivaciones y determinaciones que hasta entonces
habían permanecidos en estado de latencia; esto es, poderes internos que hasta ese
momento habían estado hurtados a nuestro conocimiento y utilización. Quizá al
escuchar a un gran predicador o conferenciante, tú mismo hayas tenido la experiencia
de sentir cómo se abrían en tu naturaleza unos campos que, de otro modo, hubiesen
permanecidos ocultos para siempre.
Cuanto mejor cultivemos todas nuestras facultades, cuanto con más profundidad
hagamos uso de nuestros recursos, cuanto mayor sea el número de yoes ocultos que
descubramos, más amplia será nuestra visión. La vida se convierte en un continuo
progresar.
Hay personas que no se percatan de sus posibilidades hasta que no es de mediana
edad. De improviso, la lectura de un libro sugerente, la audición de un sermón o de
una conferencia, o el encuentro con un amigo —alguien con altos ideales— que las
comprenda y las estimule, las hace resurgir como si despertaran de un largo sueño.
Esto hace que haya una gran diferencia entre que te rodees de gente que esté al
tanto de la evolución de tus aptitudes, que confíe en ti, que te estimule y te alabe, o
que tengas a tu alrededor gente que esté siempre echando por tierra tus ideales,
haciendo trizas tus esperanzas y arrojando agua fría a tus aspiraciones.
Un buen ejemplo de esto es Andrea Wong, presidenta y consejera delegada de
Lifetime Television. Esta mujer cree que fue muy importante que sus padres no
evitaran sus fracasos mientras estaba en un proceso de desarrollo y maduración.
Según ella, esto le dio una fortaleza enorme. Cuando en la escuela perdió las
elecciones para delegada de curso, supo cómo levantarse del suelo, quitarse el polvo
y seguir adelante. Se cuidó de llevar consigo estas cualidades cuando inició su
carrera en el proceloso mar de la producción televisiva, en el que por cada
programa de éxito hay un sinnúmero de otros programas que nunca aparecen en la
pantalla. Cuando concibió la idea de traerse a Estados Unidos el programa de la
televisión británica Dancing with the Stars, la gente más significativa de la industria
pensó que se había vuelto loca; sin embargo, ella tenía fe en el programa y persuadió
a la cadena de que lo emitiese. No se equivocó, pues fue uno de los programas más
vistos ese año. En su flamante puesto de directora de su nueva cadena, su objetivo
era promocionar y darle auge a la marca Lifetime, y para conseguirlo recurrió a la
confianza mental que comenzó a desarrollar siendo aún una niña y a esa continua
inquietud para aprender y mejorar.
APRENDE DE TUS ERRORES
Si entrevistaras a la gran masa de fracasados, te enterarías que una gran cantidad
de ellos han fracasado porque nunca han vivido en un entorno estimulante y
prometedor, porque su afán por conseguir cosas no fue nunca avivado o porque no
fueron lo suficientemente fuertes como para desenvolverse en ambientes depresivos,
desalentadores o inhumanos. La mayoría de las personas que encontramos en las
cárceles y en las instituciones benéficas son víctimas de la influencia de un ambiente
que saca lo peor del ser humano en vez de lo mejor.
Cualquiera que sea tu cometido en la vida, no escatimes sacrificio alguno para
situarte dentro de un entorno que aliente el deseo de llegar a lo más alto en cualquier
actividad lícita; es decir, dentro de un ambiente que estimule el autodesarrollo.
Mantente siempre cerca de gente que te comprenda, que crea en ti, que te ayude a
descubrirte a ti mismo y que te anime a aspirar a lo mejor. Esto marca la diferencia
entre una existencia jalonada de éxitos y una existencia mediocre e insulsa. Únete a
aquellos que intentan hacer algo y de ser alguien en el mundo; o sea, a gente con
alteza de miras y grandes aspiraciones. La alteza de miras es contagiosa; se te pegará
el espíritu que domine en tu entorno. El éxito de aquellos que estén cercanos a ti y
que, como tú, están tratando de alcanzar cimas más altas, te animará a luchar todavía
con más denuedo si, hasta el momento, no te ha ido tan bien como a ellos.
Nicholas Hall está convencido de que el fracaso es un término relativo. Tanto es
así, que incluyó el vocablo «fracaso» en el nombre de su compañía. Hall es un
empresario de consultoría y fundador de StartupFailures.com, una página web
inaugurada para registrar las vicisitudes de la actividad empresarial. Dice que
triunfar no es otra cosa que recobrarse de los descalabros y superar las dudas
propias o íntimas. Considera que el fracaso es un pariente cercano del éxito y cree
que él está bastante familiarizado con ambos. También se dedica a proporcionar
estímulo y asesoramiento sobre cómo debemos encarrilar nuestros pasos después de
un tropiezo.
La creencia esencial de Hall es que el único y verdadero fracaso es no
intentarlo. Asimismo, dice que hay una cierta concomitancia entre el éxito y el
fracaso; que cualquiera que haya tenido éxitos, ya sean personales o profesionales,
también ha tenido fracasos. Asegura que sólo la voluntad de recuperación es la que
te da la oportunidad de participar otra vez en el juego.
Aunque una puesta en marcha tenga éxito, él no conoce a ningún fundador que no
haya rozado el fracaso o haya temido su presencia. En este sentido, ni Microsoft ni
Apple pueden considerarse una excepción. Hall opina que muchas personas que
inician un negocio saben que el fracaso forma parte del proceso, pero confían en
poder evitarlo.
Lo que más dificulta la recuperación es la duda íntima o la falta de confianza en
uno mismo. No obstante, es reconfortante pensar que aunque el fracaso no se encaja
con más facilidad con el paso del tiempo, la recuperación sí que se hace más fácil.
El truco está en ver al fracaso como una parte del proceso; idea ésta que es la clave
para seguir en el juego.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES
Ten siempre presente esta gran verdad: no tienes por qué aprobar los
procedimientos o sistemas de uso común, ni tampoco reaccionar mecánicamente
como tú hacías antes; reacciona y piensa de manera distinta. Tienes que ser una
persona de éxito. Por consiguiente, a partir de este momento debes dejar de
identificarte con aquellos pensamientos negativos que suelen desmoralizarte y,
en su lugar, encauzar tus pensamientos a solventar, de una forma nueva y
diferente, los problemas que te acucian.
No temas el cambio. Que no te frene la suposición de que lo que tú propongas
no será aceptado por tu jefe o por otras personas. Tienes que estar dispuesto a
adaptar, crear, enmendar y perfeccionar tus ideas si quieres salir triunfante de
los desafíos de tu trabajo.
No hay nada en este mundo que pueda sustituir a la perseverancia. Desde luego,
el talento no. Estamos hartos de ver cómo fracasa gente de talento. La
genialidad tampoco. Es casi proverbial la imagen del genio recluido en su torre
de marfil. El conocimiento académico por sí solo tampoco es suficiente. El
mundo está lleno de gente con grandes conocimientos y que, sin embargo, van
de un lado para otro sin oficio ni beneficio. La perseverancia y la
determinación por sí solas son omnipotentes.
Cuando te asalte un pensamiento negativo, enfréntate a él inmediatamente. No
dejes que te venza. Si el resentimiento llegara a ocupar tu mente, éste
comenzaría a dominarte y, si lo consigue, teñiría de temor todos los
acontecimientos de tu vida.
Si piensas constantemente en procedimientos positivos para solucionar
problemas, y si alimentas tu mente subconsciente con pensamientos de
flexibilidad y voluntad de adaptación, vencerás tu recelo a hacer cambios y te
harás resistente a los pensamientos negativos.
Cualquiera que sea tu cometido en la vida, no escatimes sacrificio alguno para
situarte dentro de un entorno que te estimule a autodesarrollarte. Mantente
siempre cerca de gente que te comprenda, que crea en ti, que te ayude a
descubrirte a ti mismo y que te anime a aspirar a lo más alto. Esto marca la
diferencia entre una existencia jalonada de éxitos y una existencia mediocre e
insulsa.
Los fracasos pueden suceder, pero no dejes que te destruyan. Todo pasa. Lo que
importa no es en sí lo que ocurre, sino lo que nosotros pensemos de lo que
ocurre.
7
Sobreponte a las preocupaciones y al estrés
Ni toda el agua del mar podría hundir al más pequeño de los barcos a
no ser que entrara en él y lo inundase. Lo mismo podríamos decir de los
problemas, desafíos y dificultades: que por muy numerosos e
importantes que éstos fuesen, no podrían hundirte a menos que
permitieras que invadiesen tu interior
Las preocupaciones duraderas te restan vitalidad, entusiasmo y energía, dejándote
en un estado de postración física y mental. Los profesionales de la medicina
sostienen que la preocupación crónica está detrás de gran cantidad de dolencias,
tales como el asma, las alergias, las cardiopatías, la hipertensión y algunas más que
no queremos mencionar por ser su número demasiado alto.
La mente preocupada es una mente confusa, carente de unidad y que piensa de
manera errática en un sinfín de cosas que no son ciertas. Aunque muchos de nosotros
sepamos lo que es pasarlo realmente mal, como en el caso de enfermedad de un
familiar o pérdida de un empleo, lo cierto es que muchas preocupaciones son
producto de la indolencia, la pereza, la apatía y la indiferencia. Cuando te
despiertas, no tienes por qué pensar en cosas inquietantes; puedes pensar en cosas
que evoquen armonía, paz, belleza, aciertos, amor y comprensión. Puedes muy bien
sustituir un pensamiento negativo por otro constructivo.
Steve L. estaba preocupado por su salud; sin embargo, después de un exhaustivo
reconocimiento, su médico le dijo que desde un punto de vista físico estaba
totalmente sano, si bien añadió que le notaba síntomas de neurosis ansiosa. La
neurosis ansiosa es la denominación médica de lo que vulgarmente se conoce como
preocupación crónica. Y si buscas la raíz original de la palabra preocupación,
descubrirás que significa «ahogar» o «asfixiar», que es más o menos lo que Steve se
estaba haciendo a sí mismo.
Siempre andaba preocupado por cuestiones relacionadas con el dinero, el trabajo
y el futuro. Su preocupación crónica le impedía ver el menor atisbo de éxito y
prosperidad, y la inquietud le estaba consumiendo toda su energía. Se sentía
constantemente cansado y deprimido.
Se le aconsejó que tuviese sesiones tranquilizantes consigo mismo tres o cuatro
veces al día y que, además, declarara solemnemente que el Todopoderoso le había
otorgado inspiración y esperanza; así que lo único que le quedaba por hacer era
sintonizar con lo Infinito y dejar que la armonía, la paz y el amor de esta fuente
circularan a través de él. Se le recomendó la siguiente meditación.
Dios, o la Sabiduría Suprema, me concedió este deseo. El Poder
Omnipotente está dentro de mí y me permite ser, hacer y tener. Esta
Sabiduría y Poder del Todopoderoso me respalda y me permite alcanzar
todas mis metas. He dejado definitivamente de pensar en obstáculos,
demoras, impedimentos y fracasos. Sé que si pienso esto mientras medito
estas líneas, estoy fortaleciendo mi fe y mi confianza, a la par que
incremento mi poder y mi ecuanimidad, porque Dios no nos ha dado el
espíritu del miedo, sino del poder, del amor y el de una mente lógica.
Steve meditó estas palabras de manera regular y sistemática. Estas verdades
penetraron en su mente consciente y luego su cerebro distribuyó estas vibraciones
sanadoras por todo su organismo. Entraron en su mente subconsciente y, a modo de
penicilina espiritual, destruyeron las bacterias de la preocupación, del miedo, de la
ansiedad y de las de todos los pensamientos negativos. En cuestión de un mes llegó a
tener una conciencia de su fortaleza, de su poder y de su inteligencia idéntica a la
que se le implantó en el momento de su nacimiento. Se había desecho de sus
preocupaciones al participar de la medicina espiritual y de la Inteligencia Infinita
encerrada en las profundidades del subconsciente.
HAZ PEDAZOS TUS PREOCUPACIONES
Andy F., ingeniero de profesión, nos informó que él veía sus preocupaciones como
si fuesen un problema de ingeniería. «Cuando tengo un problema técnico en el
trabajo —decía—, lo aíslo y lo divido en pequeñas partes. Hecho esto, me pregunto:
“¿De dónde proceden? ¿Qué significa cada una de ellas? ¿De qué modo puedo
encajarla en todo el problema?” Con las preocupaciones lo que me pregunto es:
“¿Poseen estas preocupaciones algún poder? ¿Están sostenidas por algún
principio?”»
Con este análisis frío, racional y lógico, Andy desmembra sus preocupaciones y se
percata de que son sombras, falacias y espejismos que pululan por su mente. No son
reales, son sombras en la mente.
¡Las sombras están desprovistas de todo poder! Así que lo que tanto te preocupa
son sólo sombras en tu mente. No son realidades ni tampoco están sustentadas por un
principio o una verdad. Estas preocupaciones tan sólo son un conglomerado de
sombras siniestras. Puedes deshacerte de estas sombras haciéndolas realidades y
enfrentándote a ellas.
TU CUERPO REFLEJA LO QUE HAY EN TU MENTE
Los doctores te dirán que muchos de sus pacientes se preocupan tanto por
enfermedades que no padecen que hasta llegan a tener sus síntomas. Los doctores los
llaman síntomas «psicosomáticos». Esta palabra está compuesta por los vocablos
psico y soma, que significan, respectivamente, «mente» y «cuerpo». Lo que tú
piensas en tu mente queda reflejado en la reacción de tu cuerpo.
El vicepresidente de una importante compañía de seguros con sede en Hartford
(Connecticut), estaba preocupado porque creía que tenía una lesión de corazón. Su
amigo más íntimo, un hombre veinte años mayor que él, acababa de tener un infarto y
temía que él estaba a las puertas de tener otro. Fue a ver a un especialista de
corazón, quien tras hacerle un electrocardiograma llegó a la conclusión de que su
corazón funcionaba con normalidad y que su problema era de índole psicosomática.
El ataque al corazón que sufrió su amigo hizo que se despertara en él una
desmesurada preocupación por su propio corazón, lo cual dio lugar, a su vez, a que
experimentase realmente espasmos en el pecho y otros síntomas propios de una
cardiopatía. El doctor le dijo que la cura de esta dolencia no estaba en los libros de
medicina, sino en su mente subconsciente. Le prescribió que meditara sobre el
estado de buena salud hasta que su falsa creencia desapareciera de su «psico», ya
que entonces, y sólo entonces, su «soma» reaccionaría consecuentemente. Para llegar
a esta reacción somática sólo necesitó unas pocas semanas. Nuestro hombre practicó
la recomendable ley de sustitución repitiendo una y otra vez la idea beneficiosa hasta
que su mente la aceptó como verdad, lo cual dio lugar a que quedara liberado y
sereno.
Cuesta algo de trabajo, pero puedes hacerlo. Es cuestión de disciplina y también
de voluntad para llevarlo a cabo. «Voy a superar esto. Me voy a enfrentar con esto
ahora mismo. Es sólo una sombra en mi mente y, por supuesto, no estoy dispuesto a
darle poder a una sombra.» Los espasmos emocionales del directivo de seguros se
producían porque estaba obsesionado con la idea de que padecía una lesión de
corazón, pero en realidad no era así. Por consiguiente, quedó totalmente curado.
Pero ¿de qué fue curado? Pues de una falsa creencia de su propia mente.
EL PODER ESTÁ EN TU INTERIOR
Siempre que te asalte algún temor o preocupación, o siempre que pienses que no
puedes llevar a cabo algo, no te alteres, estate tranquilo, limítate a reconocer que la
Infinitud está en tu interior; que Dios es amor inconmensurable, Inteligencia Infinita,
Vida Infinita, sabiduría maravillosa, poder absoluto y armonía absoluta.
Si tú Lo llamas, Él te contestará. La Inteligencia Infinita responde a tu
pensamiento. Esta clase de rezo o meditación te producirá una relajación completa;
aquietará tu mente. Cuando estés en este estado de relajamiento, plantéate lo que
quieres ser, hacer o tener y verás cómo el Espíritu Infinito que está dentro de ti
responderá a tu fe y a la confianza que le dispensas. Esta fe se filtrará y descenderá
hasta tu subconsciente, aumentando así esa poderosa fuerza que te sirve para afrontar
cualquier problema que se te presente.
Durante años, Carlos J. dibujó mapas y gráficos en el departamento de ventas de
su compañía. Después de que fuese repetidas veces encomiado por la limpieza y
exactitud de sus trabajos, Carlos se sentía muy seguro en su puesto de trabajo. No
obstante, a raíz de que su departamento adoptara las nuevas tecnologías, éste dejó de
necesitar una persona de las características de Carlos. En lugar de despotricar por la
injusticia que se le hacía, o de lamentarse por su mala suerte, Carlos persuadió a su
compañía de que lo sometiese a un proceso de reciclaje de dibujo asistido por
ordenador. Se dedicó con entusiasmo al aprendizaje y pronto llegó a dominar las
nuevas técnicas. Su experiencia previa en la confección manual de gráficos le
facilitó en gran medida su incursión en el ámbito informático, por lo que no tuvo que
pasar mucho tiempo para que se convirtiera en un perito en la materia.
No permitas que nada te moleste, no permitas que nada te atemorice, no permitas
que nada te desquicie, no permitas que nada te enoje. Eres un maestro. Eres el gestor
de tu propio acervo conceptual; esto es, de tus pensamientos, sentimientos,
emociones y reacciones. Eres el rey de tu propio reino conceptual. Cuando estés
sugestionado por algo negativo, puedes decirte: «Dentro de mí tengo la capacidad y
la fuerza para superar esto. Con la ayuda del Poder Infinito, podré encontrar un modo
de reaccionar ante esto.»
INYECTA PENSAMIENTOS POSITIVOS EN TU MENTE CONSCIENTE
La preocupación y el temor dominarán tu vida sólo si tú se lo permites. Tú mismo
tienes la facultad de eliminarlos de tu existencia. Dentro de ti está la Presencia, la
fortaleza para cambiar tu vida. Mediante la oración y la meditación, mediante tu
entrega a tu yo espiritual, mediante tu confianza en lo Divino, superarás tus temores y
tus inquietudes. Si inyectas pensamientos positivos en tu mente consciente, tu mente
subconsciente, además de reaccionar positivamente ante cualquier problema,
encontrará soluciones que harán tu vida más feliz, más pacífica y mucho más
gratificante.
Muchas personas fallan porque con frecuencia hacen un alto para preguntarse qué
es lo que les deparará el destino: si tendrán éxito o no. Este constante preguntarse
sobre los resultados de las cosas alimenta la duda, la cual es fatal para la
consecución de algo.
La clave para lograr alguna cosa, ya sea en el ámbito laboral o en cualquier otro
aspecto de la vida, reside en la concentración. La preocupación o el temor de
cualquier clase es funesto para la concentración y reduce a cero la capacidad
creativa. Una de las razones más comunes por las que los empleados sufren en sus
puestos de trabajo es el miedo causado por un jefe tiránico; o sea, un jefe que esté
constantemente amenazándoles con un castigo, o incluso con el despido, si hacen
algo que no le complazca. Siempre es penoso trabajar en estas condiciones, y hay
muchas personas que lo pasan muy mal. El organismo mental de estas personas se
estremece con sentimientos encontrados, por lo que es imposible que alcancen un
grado mínimo de eficiencia.
Es muy improbable que puedas cambiar la personalidad de tu jefe, pero sí puedes
arreglártelas para salir adelante sin que él (o ella) consiga hundirte. Cada vez que te
sorprendas a ti mismo preocupándote, desquiciado o temblando de miedo por su
despótico proceder, tómate un respiro y di para tus adentros: «Ésta no es la vida que
se merece un ser inteligente y pensante, ni tampoco la vida que debe llevar una
verdadera persona.» Ni que decir tiene que si puedes cambiar de puesto de trabajo
—bien dentro de la misma empresa, bien marchándote a otra—, hazlo sin pensarlo
dos veces. Pero si esto no es viable, entonces cada vez que sufras una vejación por
parte de tu jefe, repítete lo siguiente: «No permitiré que esto amargue mi existencia.
A pesar de la actitud de mi jefe, no cambiaré mi buena disposición con respecto a mi
trabajo y seguiré dando en él lo mejor de mí mismo. No dejaré que esto termine
conmigo.» Puede que este pensamiento no alivie la situación, pero por lo menos te
permitirá aceptarla y buscar oportunidades —al margen de tu trabajo, claro está—
para disfrutar de algunas satisfacciones y logros.
RELAJA TU CUERPO, SOSIEGA TU MENTE
Tienes una entrevista mañana por la mañana con tu jefe para revisar, evaluar y
calificar tu modo de desempeñar las tareas de tu puesto de trabajo. ¿Cómo te tomarás
el asunto? ¿Te preocupará lo que tu jefe pueda decirte? ¿Recordarás los errores
cometidos, los plazos no cumplidos o cualquier otra deficiencia por tu parte? ¿Se
cargará tu mente subconsciente de tanta negatividad que te impedirá dormir la noche
anterior?
Supongamos ahora que conoces las leyes de la mente y la forma de actuar del
espíritu. En vez de inquietarte por la entrevista, te sientas en tu sillón o en tu sofá y
pones en marcha tu atención. Primero te relajas. Cuando tu cuerpo esté relajado, la
mente se tranquiliza. Entonces te dices a ti mismo: «Los dedos de mis pies están
relajados, mis pies están relajados, mis músculos abdominales están relajados, mi
corazón y mis pulmones están relajados, mi espina dorsal está relajada, mi cuello
está relajado, mis manos y brazos están relajados, mi cerebro está relajado, mis ojos
están relajados, todo mi ser está totalmente relajado de pies a cabeza.»
Si estás relajado, tu cuerpo tiene que obedecerte. Si estás relajado y crees, tus
oraciones serán atendidas. Si no estás relajado, no obtendrás resultado alguno.
Relájate y cree. Cuando relajas tu cuerpo, estás relajando tu mente. Tu mente se
tranquiliza y se aquieta. Por consiguiente, ¿qué harías para prepararte para lo que
siempre ha sido una terrible experiencia para ti? Deberías concentrarte en todos los
logros achacables a tu actividad laboral del año pasado: los costes que redujiste, las
innovaciones que propusiste y los clientes que satisficiste, así como en todas las
acciones meritorias en las que participaste. Si te proyectas esta película en tu mente
y no dejas de hacerlo, conseguirás estar preparado para tu entrevista.
Y así, cuando te reúnas con tu jefe a la mañana siguiente, lo harás con una actitud
marcadamente positiva. La confianza habrá reemplazado a la zozobra. Lo más seguro
es que tu jefe señale algunos aspectos en los que sean necesarias algunas mejoras, ya
que éste es su cometido. Además, todo es factible de mejora. Por tanto, cualquier
indicación en este sentido debes tomarla como una sugerencia constructiva, no como
una crítica. Tendrás que programar tu subconsciente para sustituir tu inquietud y tu
preocupación laboral por el convencimiento de que estás desempeñando bien tu
trabajo y de que estás dispuesto a hacerlo incluso mejor.
¿PIENSAS QUE TIENES PROBLEMAS?
Hay un cuento muy antiguo que habla de un hombre muy sabio, amante de los
misterios de la vida; un místico que logró que todos los habitantes de la Tierra
formaran un gran círculo. Estaba mandado que en el centro de este enorme círculo se
depositaran todos los problemas, quejas, malentendidos, angustias, dolencias,
carencias y limitaciones; es decir, cualquier problema sin tener en cuenta su clase y
naturaleza.
A continuación, les dieron permiso a los componentes del círculo —en realidad se
lo ordenaron— a que examinaran todo el depósito de desventuras, o conglomerado
de dificultades, y seleccionaran de entre ellas las que desearan para sí mismos. Las
multitudes quedaron enmudecidas; el mundo se sumió en un completo silencio. Nadie
osaba moverse.
Tras mucha reflexión y deliberación, todos los habitantes del planeta se dirigieron
al centro del círculo y cada uno de ellos, después de recuperar sus mismos y antiguos
problemas, se marchó a casa. Ni uno solo de ellos optó por seleccionar, escoger o
tomar para sí las penas, las aflicciones, los agobios y las tribulaciones de los demás.
Es bonito intentar solucionar los problemas de los demás, pero a decir verdad es
una falacia y una total pérdida y disipación de nuestras energías. Aunque nos sobre
la buena voluntad, aunque tengamos la mejor intención del mundo y aunque lo
deseemos de todo corazón, no estamos en disposición de resolver las situaciones
adversas de nuestro prójimo.
Somos nosotros, sólo nosotros, los que en definitiva estamos equipados para hacer
frente a los avatares de nuestra vida, la cual, bien mirado, es el producto de nuestra
creación. Podemos alterarla y mejorarla cambiando nuestras creencias, recordando
quiénes somos en realidad. Debemos recordarnos continuamente que aceptemos
nuestro legado, nuestra herencia, y que extraigamos de ella todo lo que sea bueno,
verdadero y bello.
¡FUERA PENAS!
En la vida laboral de la mayoría de la gente hay veces en que no sale una a
derechas. El trabajo se acumula, los plazos no se cumplen y, por mucho que trabajes,
no hay modo de ponerte al día. Por muy entero que seas, esto te deprime.
Si ves que la depresión se te viene encima, haz todo lo que puedas para concentrar
tu mente en situaciones opuestas. Recuerda, por ejemplo, que has tenido otras crisis
en tu trabajo y que pudiste salir de ellas. Trata a todo el mundo con simpatía,
confianza, deferencia y buen talante, y tendrás la sorpresa de comprobar con qué
rapidez desaparecen —como desaparece la oscuridad de una habitación cuando se
descorren las cortinas y penetra la luz— los enemigos que te acosaban y te hacían la
vida imposible. En realidad nosotros no hacemos desaparecer la oscuridad, lo que
hacemos es introducir su antídoto, que es la luz, para que ésta se encargue de
neutralizarla al instante. Cuando tengas la imperiosa necesidad de cumplir un plazo
determinado, cuando tu jefe te rechace un trabajo y te diga que lo rehagas, cuando
pierdas una venta que era esencial para cubrir tu cuota de ventas, cuando todo parece
que te va mal y sientes que el desaliento se apodera poco a poco de ti, deja lo que
estés haciendo y acomete la empresa de expulsar estos enemigos de tu mente,
contrarrestándolos y exterminándolos con pensamientos de signo contrario. Tú sabes
perfectamente bien que un pensamiento optimista y placentero, por muy difícil que te
resulte su evocación en momentos de apuro, te producirá un alivio inmediato. Si
todavía no la tienes, practica con frecuencia la virtud del optimismo y la esperanza, y
verás cómo pronto te haces con ella.
Si eres una víctima de tus estados de ánimo, no te amilanes, di aquí estoy yo, toma
parte activa en todos los asuntos e interésate de verdad por todo lo que suceda a tu
alrededor. Tómate un respiro y aparta de tu lado momentáneamente tus problemas
laborales. A menudo una corta pausa te refresca la mente y contribuye a que pienses
con más claridad cuando vuelvas a considerar el asunto. Sé feliz e interésate por los
demás. No pienses en ti; aléjate de ti mismo. Para ello organiza, junto con parientes
o amigos, cualquier actividad recreativa que te haga olvidar tus cuitas; asimismo,
puedes unirte a proyectos o entretenimientos planeados por otras personas.
No les prestes atención a tus actuales tribulaciones; piensa en tus pasados éxitos y
en cómo conseguiste alcanzarlos. Recréate recordando ese difícil trabajo que
lograste culminar cuando otros lo habían dejado por imposible. Trae a tu memoria
esas ocasiones en las que tu jefe te felicitó por tu creatividad, diligencia o lealtad.
Rememora tus victorias y deja de quemarte la sangre pensando sólo en tus fracasos.
Esto aclarará tu mente y te ayudará a idear procedimientos para solventar tus
problemas actuales.
No valores tu futuro a tenor de los pequeños inconvenientes que puedas tener
ahora. Los nubarrones negros que velan hoy tu sol pueden desaparecer mañana.
Procura mirar la vida a largo plazo y darle el verdadero valor a todo lo que te
suceda.
Eres el amo de tus reacciones mentales. Puedes priorizar tus pensamientos de la
forma que más te apetezca y elegir aquéllos sobre los que deseas meditar en primer
lugar. Eres el monarca de tu reino conceptual. Puede ordenar tu actividad mental —
pensamientos y sentimientos— según tus deseos, y ella debe obedecerte. Como
hemos dicho anteriormente, eres el monarca absoluto de tu reino mental y posees el
poder necesario para eliminar cualquier enemigo dentro de sus límites.
La preocupación y el temor son falsas creencias de la mente, y las falsas creencias
están llamadas a desaparecer si tú no les prestas atención. La preocupación de
cualquier clase es una señal de alarma de la naturaleza para indicar que crees de
manera equivocada. En estos casos, un cambio de pensamiento te sacará de tu
equivocación. La gente que se preocupa siempre espera que las cosas salgan mal. En
efecto, esta gente te dará mil razones por las que puede ocurrir algo malo, y ni una
sola por la que puede ocurrir algo bueno. Puesto que una actitud de este tipo suele
producir exactamente las condiciones que se temen, esta gente se agota y se hace
menos idónea para enfrentarse a cualquier situación comprometida que surja
inesperadamente.
La actitud pusilánime y preocupada que inculcamos en nuestra mente
subconsciente garantiza, casi con toda seguridad, la aparición de una situación
delicada o difícil.
He aquí nueve formas de reducir el estrés y la ansiedad en el trabajo:
1. Aprende a relajarte. Dedica unos cortos períodos de tiempo, a lo largo de tu
jornada de trabajo, a realizar meditación profunda o ejercicios programados de
relajación. Una breve pausa refresca la mente y te ayuda a pensar con más
soltura y claridad cuando reanudes tu trabajo.
2. Date un paseo. Si puedes alejarte de tu despacho o de tu cubículo, date un
paseo. Sal del edificio. Da una vuelta al edificio o anda un poco por el
aparcamiento. Toma un poco de aire fresco. En caso de que no pudieses salir
del edificio, pasea por su interior. Dejar durante un momento el lugar del estrés
contribuye a aliviarlo.
3. Cree en ti. No permitas que la presión o la crítica de los otros controlen tus
emociones.
4. Analiza tu espiritualidad. Siempre que comiences a sentirte estresado, recurre
a tus creencias religiosas o espirituales para que te ayuden a alcanzar la paz
mental.
5. No dejes de aprender. La experiencia de un aprendizaje continuo te mantiene
alerta, receptivo de mente y estimulado.
6. Organiza un equipo de apoyo. Para evitar que el estrés vaya a mayores,
procura tener amigos y compañeros de trabajo que te apoyen cuando las cosas
no vayan bien.
7. Acepta sólo compromisos que sean importantes para llevar a cabo la misión
de tu puesto de trabajo. Rechaza educadamente cualquier proyecto que mine tu
tiempo y tu energía.
8. Busca nuevas formas de utilizar tu creatividad. Repensar la forma en que tú
desempeñas las tareas rutinarias es un modo de hacerlas menos aburridas y
estresantes. Si desarrollas modos innovadores para llevar a cabo nuevas
asignaciones de trabajo, te serán éstas menos estresantes.
9. Acoge los cambios con agrado. Considéralos como nuevas oportunidades y no
como amenazas al statu quo.
RESUMEN Y PUNTOS ESENCIALES
Cuando estás preocupado por tu trabajo, te imaginas muchas cosas que son
extremadamente improbables que sucedan; aunque, eso sí, esta actitud produce
una merma considerable de tu vitalidad, entusiasmo y energía.
Si perseveras en tus preocupaciones, es muy probable que te suceda lo que
tanto te preocupa.
La preocupación y el temor son falsas creencias de la mente, y las falsas
creencias están llamadas a desaparecer si tú no les presta atención. La
preocupación de cualquier clase es una señal de alarma de la naturaleza para
indicar que crees de manera equivocada. En estos casos, un cambio de
pensamiento te sacará de tu equivocación.
8
Vence al miedo
Si te sientes dominado por un miedo anormal, dedica toda tu atención
a la cosa deseada en esos momentos. Déjate absorber y fascinar por tu
deseo. Esta actitud mental te proporcionará confianza y te levantará el
ánimo. El Poder Infinito de tu mente subconsciente se mueve en tu
nombre y no puede fallar; de aquí que la paz y la seguridad sean tuyas.
El mismo temor al fracaso crea la propia experiencia del fracaso.
A la mayoría de nosotros nos preocupan los problemas que nos surgen en el
trabajo y en nuestra vida, y tal como apuntábamos en el capítulo anterior podemos
aprender a hacerles frente y solucionarlos. No obstante, hay veces en que los
problemas parecen de tal gravedad que somos incapaces de enfrentarnos a ellos.
Esto sucede cuando en nuestra mente subconsciente el miedo desplaza a la confianza.
Por su morbidez y por ser el estado mental más extendido, el miedo causa estragos
en el ser humano. Sus manifestaciones presentan numerosos grados: desde una ligera
sombra de aprensión por un posible mal inmediato hasta un estado de extrema
alarma, espanto o terror. Sin embargo, cualquiera que sea su gravedad, su naturaleza
es siempre la misma: una impresión paralizante sobre los centros de la vida que
puede producir —a través del entramado del sistema nervioso— una amplia
variedad de síntomas patológicos en todos y en cada uno de los tejidos del cuerpo.
El miedo es como si bombearan en nuestra atmósfera un peligroso gas. Este gas
podría causarnos una asfixia mental, moral y espiritual, y bajo determinadas
condiciones la muerte; sí, la muerte de nuestra energía, de nuestra naturaleza y de
todo nuestro desarrollo.
Innumerables son las personas que están atenazadas por el miedo de sufrir alguna
desgracia inminente. Su felicidad está empañada por este temor, por lo que están
condenadas para siempre a no tener un verdadero disfrute de las cosas buenas de la
vida. Son los malos augurios que nos asaltan cuando nos disponemos a pasar un rato
agradable. Es el miedo enquistado en la propia vida de estas personas. Es el miedo
que se magnifica cuando los que lo sufren son apocados, aprensivos o retraídos.
No es raro que después de tomar una decisión en el trabajo, nos asalte el temor de
que ésta sea equivocada, de que no le guste al jefe o que sea tan desastrosa que nos
trasladen a un puesto de menor categoría o incluso que nos despidan. Esto nos puede
producir dolores de cabeza, úlceras y desestabilidad psíquica. El miedo es una de