Herbert Oré Belsuzarri
Mario López Rico
Vicente Alcoseri
Julio Villarreal III
-La formación del Gran Oriente Latinoamericano…3
-El gatiguampo y las leyendas urbanas de la
masonería………………………………………………………….6
- El luminoso mundo iniciático y el nefasto mundo
profano…………………………………………………………… 10
- Los santos coronados……………………………………..19
Los cuatro santos coronados……………………………….20
Conoce quienes son los cuatro santos coronados…..26
La leyenda de los cuatro mártires coronados………..31
-Solsticios………………………………………………………… 36
Las puertas solsticiales……………………………………….38
Solsticio de invierno, iniciación y masonería………..44
Acerca de los dos San Juan………………………………….51
Comentarios sobre las puertas solsticiales……………55
Las puertas solsticiales del inca………………………….60
-Hiram Abif: Disección de un mito a través de varias
lecturas…………………………………………………………. 106
-Algunas virtudes que todo masón debería tener.129
La revista agradece la difusión de los artículos
publicados, mencionando la fuente y la autoría.
Valle de Lima Junio 2017
LA FORMACION DEL GRAN ORIENTE
LATINOAMERICANO
Francisco Ortiz Espinoza
Homenaje escrito a Don Edgardo Enríquez Frodden desde una perspec-
tiva mitológica.
Siempre han existido héroes, que han sido la envidia de los grandes dioses,
o guardianes del Olimpo. El Gran Oriente Latinoamericano (G:.O:.L:.A)
es fundamentalmente una creación humana; de un semidiós, más humano
que divino que supo triunfar y sobreponerse a las peores adversidades
que nos pudiera brindar la vida; demostrando con ello, valentía y he-
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roísmo, virtudes que a su vez dependen de una gran fuerza colosal VO-
LUNTAD, de bellos rasgos de la personalidad TENACIDAD y de una
sabiduría ancestral INTELIGENCIA. (TRIADA)
¿Cómo puede un hombre e iniciado en nuestros misterios formar tan vas-
ta y maravillosa obra?
¿Qué lo hace levantarse después de saber que su hijo ha muerto, producto
de la brutalidad humana y la intolerancia política?
¿Cuáles serán los móviles psicológicos para mantener fraternidad pese al
exilio y la tortura?
¿Por qué sigue creyendo en el ideal iniciático de la Masonería, pese al
cierre de varias puertas en templos europeos?
Quizás hubiera contestado raudamente hace 20 años, pero actualmente,
reflexiono sobre tal hazaña. Siendo padre de dos hermosos varones... mis
respuestas, creo, son insuficientes, y más bien dudosas.
Es por eso que he querido representar la formación del G:.O:.L:.A:. como
se hubiera representado un verso o una tragedia en la Grecia de Home-
ro. El anfiteatro serán ustedes, los lectores de este pequeño homenaje al
forjador y creador del G:.O:.L:.A:. o Gran Oriente chileno en el exilio
como partió nombrándose esta magna obra. Don Edgardo Enríquez Fro-
dden representa ese arquetipo ancestral del HEROE materializado en un
hombre que vivió intensamente los años finales del siglo XX. El héroe
griego, y posteriormente romano que simboliza, desde mi perspectiva,
la unidad humana- divina que puede ser entendida y descrita mediante
las respuestas al cuestionario antes propuesto CUATERNARIO. No es
el verbo el que define al quijote sino sus actos. Es la acción GENERA-
DORA y REGENERADORA que nos despoja del manto pútrido de una
sociedad corrupta y nos da luces para actuar frente a vicisitudes que nos
enfrentamos a diario.
¿Cuándo se inicia verdaderamente un Francmasón?
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La respuesta es inmediata: si actuamos en sociedad como Don Edgardo
Enríquez Frodden.
Este médico, no se convierte en HÉROE hasta que encarniza y demuestra
en hechos como un verdadero FRANCMASON, enfrenta la INTOLE-
RANCIA, VIOLENCIA, EXILIO y ASESINATO
No se puede trascender sino no nos replanteamos y a su vez contestamos
las tres grandes preguntas que caracterizan la existencia humana:
1 ¿Quién soy?
2 ¿De dónde vengo?
3 ¿Y Hacia dónde voy?
Estas tres preguntas representan para muchos iniciados las tres grandes
cabezas de Cerbero, el famoso perro guardián del Hades (infierno) de-
rrotado por Hércules en su última tarea. ¿No es eso el G:O:.L:.A::? La
gesta heroica del señor Enríquez.
Finalmente el G:.O:.L:.A:. representa una institución viva y progresista
que constantemente evita el anacronismo mediante la práctica de sus no-
bles ideales de FRATERNIDAD, LIBERTAD , IGUALDAD, LAICICI-
DAD, y VERDAD.
Nuestros bellos rituales, encriptados en hermosísimas liturgias nos re-
fuerzan el egregor de nuestro origen a través de un acondicionamiento
adquirido y el reflejo masónico en sociedad.
No venimos de discursos fantasiosos y ostentosos que nos remontan a
ciertas ordenes caballerescas y monárquicas. No nos originamos de la
fastuosidad QQHH:. sino de la VERDAD histórica, de una sólida MO-
RAL y de principios impresos mediante la experiencia vivida por nues-
tro Hércules, por nuestro fundador.
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EL GATIGUAMPO Y LAS LEYENDAS
URBANAS DE LA MASONERIA
Julio Mario Villarreal III
El escritor Francés, Montaigne, en una ocasión afirmó que “Las perso-
nas por lo general creemos ciegamente en las afirmaciones de temas que
desconocemos”. Ciertas afirmaciones y creencias pasan de generación en
generación, por lo que la gente las repite automáticamente sin un razona-
miento lógico.
Internet se ha convertido en “El Mataburros Electrónico” por excelencia
por casi todas las personas que tienen acceso a una computadora y a la
Red Global de Comunicación, sobre todo para las personas crédulas y
estudiantes perezosos.
No todo lo que aparece en Internet es cierto, por muy veraz que parezca,
en especial en temas de Masonería. Ya he perdido la cuenta de las veces
que he leído y escuchado presentaciones y trazados por parte de aprendi-
ces y compañeros respecto a algún tema que les haya sido dejado por sus
respectivos vigilantes. En ellas he me he percatado algunas veces de la
mezcolanza de conceptos de diferentes ritos que no tienen nada que ver
con el rito del taller donde se presenta la plancha, incluyendo en algunos
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casos exposiciones donde se presentan posturas de logias irregulares que
confunden al que escucha o lee estas planchas.
Nuestra razón de ser y de nuestro deber es muy sencillo, pues se fun-
damenta en que venimos a la Masonería a dominar nuestras pasiones e
instruirnos para ser mejores hombres, buscando la luz de la divina sa-
biduría, trabajando por la Gloria del Gran Arquitecto del Universo y en
beneficio de la Humanidad, sin embargo los antiguos enemigos de siem-
pre no cesan de su tarea como Teóricos de la Conspiración en contra
nuestra fraternidad y cuelgan en el Internet información falsa sobre los
masones. Estos grupos se han vuelto cada vez más sutiles y si no pueden
con el enemigo, tratan de unirse a él para destruirlo por dentro y esto lo
realizan sembrando malas semillas entre la buena cimiente, introducien-
do conceptos errados a lecturas que parecen llevar el correcto sentir del
Arte Real pero con elementos equívocos que poco a poco confunden,
desvirtúan y tratan de oscurecer la luz de la sabiduría que pretendemos
alcanzar. Por todo lo anterior, es un deber ineludible de los vigilantes de
cada taller el supervisar, analizar y aclarar a los aprendices y compañeros
cualquier duda que pueda afectar el nivel o la plomada, no sea que este-
mos construyendo un edificio espiritual desaplomado.
Recuerdo todavía la siguiente anécdota de una vieja revista Selecciones
que trataba sobre un maestro que enseñaba ciencias naturales y medio
ambiente en el colegio, quien un día de clases cualquiera le presentó a sus
alumnos el tema de una criatura llamada “Gatiguampo”, un animal adap-
tado al medio biológico, que se extinguió durante la era de glaciaciones.
El maestro hizo pasar un cráneo de mano mientras explicaba el tema.
Todos tomaban notas y, más tarde contestaron un cuestionario sobre la
lección.
Luego del examen, uno de los alumnos quedó boquiabierto al observar
una enorme equis roja que tachaba cada una de sus respuestas.
¿Calificación?: ¡Reprobado!
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Luego supo que todos sus compañeros
de clase habían reprobado la misma
lección.
¡Debía de haber algún error! - se decía
- En las respuestas había repetido al
pie de la letra las palabras del maestro.
- ¿Qué había ocurrido? - se atrevieron
algunos a preguntar.
- Muy sencillo -, les explicó el maes-
tro:
Él había inventado ese cuento del
“Gatiguampo”. Jamás había existido
tal especie. Por lo tanto, cada uno de
los datos de las notas tomadas por los
estudiantes era incorrecto. Y agrego:
- ¿Acaso… querían que los aprobara
por contestar falsedades? –
Sobra decir que los estudiantes se pu-
sieron furiosos, y se preguntaban:
- ”¿Qué clase de prueba era esa? ¡Y
qué clase de Maestro era ese?”
El maestro prosiguió,
- Tendrían que habérselo imaginado:
mientras circulaba entre ustedes el
cráneo, que era de gato, ¿Acaso no les
había dicho que: “¿No había quedado
ningún vestigio del animal? ¿No les
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hable de su asombrosa visión noc-
turna, del color de su piel y de otras
muchas características de las que no
podía haberme enterado? Para colmo,
siguió - le puse un nombre ridículo, y
ni siquiera maliciaron la artimaña.
Recuerdo, y a veces se me olvida, que
el maestro agregó que esperaba que
hubieran aprendido algo de la expe-
riencia:
“Los maestros, los entrenadores y los
libros de texto no son infalibles. Y na-
die lo es. Y les recomendó no permitir
que sus mentes se adormecieran y te-
ner siempre el valor de expresar nues-
tra inconformidad cuando el maestro.
El profesor, el entrenador, el portal
del Internet o el libro de texto nos pa-
recieran errados.”
Recordemos las palabras de Rene
Descartes: “La Duda es el Método del
Conocimiento”.
Si tienen dudas de vuestra instruc-
ción, de las lecturas que encuentran
en Internet, o de algún libro en parti-
cular, consulten a un Maestro Mason
de vuestra confianza, y si aún no se
sienten cómodos con las respuestas,
indaguen otras fuentes y continúen la
búsqueda de la verdad.
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El Luminoso Mundo Iniciático
y el
Nefasto Mundo Profano
Vicente Alcoseri
Se cuenta que hace milenios en la antigua Babilonia el Sabio Shamash
empezó a reflexionar por cuenta propia, por decirlo así. Y llegó a la con-
clusión que todas las enseñanzas precedentes eran erradas, y finalmente
estableció una crítica y una nueva técnica para realmente ayudar al ser
humano.
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Fue digamos su auto descubrimiento. Descubrió cuál era su meta en la
vida por medio de sus propios esfuerzos y auto observaciones llegó a
Conocerse a Sí Mismo ; y se puso a trabajar para inventar el medio más
eficiente para llevar a cabo un cambio que impactaría en el futuro de la
Humanidad. Esto digamos fue un esfuerzo consciente". "El sistema del
Antiguo Héroe Babilónico Solar llamado Shamash define una meta su-
perior para cada individuo, que es: el logro de la conciencia de sí y cierto
grado de razón objetiva. La idea es, en última instancia, poder relacionar
toda acción con la conducta intencional, que puede, ella sola, dar sentido
a una vida que de otro modo sería mecánica e inconsciente. El orgullo
legítimo comienza con el trabajo del 'Yo Interior'. Esta es la 'satisfacción
de Ser' de haber realizado un esfuerzo".
"El Mítico Héroe Solar Shamah comenzó a cuestionar su propia capaci-
dad para formular un método para salvar a los seres del planeta Tierra de
una degeneración que va en aumento. Después de mucho trabajo sobre sí
mismo, después de mucha reflexión y dándose cuenta que él mismo había
sido condicionado por la sociedad, la religión, la ciencia y la política , fue
capaz de traspasar las capas de su educación deformada y, en un estado
de objetividad y de imparcialidad, comenzó a formular su misión.
Shamash creó la Antigua Sociedad Secreta Sarmung, la más antigua de
las sociedades de su tipo que existe hasta el día de hoy; dejó una en-
señanza especializada para un linaje de iniciados, de los cuales quedan
hoy representantes en varios lugares del planeta". "Recuerden que, todas
las enseñanzas iniciáticas, todo tiene tres significados y siete aspectos".
"Shamash fue el fundador de lo que diríamos la casta de iniciados' ".
Shamash se liberó de todas las asociaciones, y pudo ser imparcial. Exami-
nó los resultados de las religiones fundadas sobre la Fe, el dogmatismo y
el error, y vio que los seres humanos ya no tenían la posibilidad de recibir
sus influencias iniciáticas con facilidad; y que ya no era posible recurrir a
fórmulas para hacerlos reflexionar. Se dijo a sí mismo – Es inútil predicar
la cordura a los fanáticos. Cuestionó todas nuestras emociones así como
nuestras ideas fijas respecto a la ciencia y el arte; y llegó a la conclusión
de que aún quedaba, sepultado en la esencia del ser humano, algo que no
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es adquirido, sino que es nues-
tro y no ha sido corrompido: la
Conciencia Objetiva".
"Shamash el Héroe Solar eli-
gió treinta y tres seres humanos
provenientes de diferentes es-
cuelas monásticas, pensadores
independientes individuales. La
palabra "monasterio" procede
del griego monasterion, de la
raíz mono ("uno solo"), es de-
cir monásticos capaces de pen-
sar en contra de las tendencias
sociológicas en curso, en contra
de las tendencias de su propio
organismo y de las del mundo
alrededor de ellos. (Todo pen-
sador independiente vive en un
'monasterio').
Shamash enseñó el Método a
los treinta y tres, de manera que
fueran capaces de hablar desde
su propia experiencia, no basán-
dose en los libros; y que fueran
capaces de ayudar a otros a ha-
cer lo mismo". "Durante un lar-
go período su organización flo-
reció, ya que sus ideas seguían
siendo transmitidas por los ini-
ciados.
Finalmente las ideas de Sha-
mash fueron deformadas, pero
siempre quedaron quienes res-
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guardaron las enseñanzas tal cual fueron dichas por él. En cada uno de
nosotros hay una parte que rechaza las idas iniciáticas. Así llegará un
tiempo en que algunas personas se interesen del sistema enseñado por
Shamash , pero sin la comprensión necesaria, harán uso de las ideas para
sus propios propósitos subjetivos; las distorsionarán y las cambiarán, en-
gañándose a sí mismas en cuanto a que están en el 'Camino Correcto'.
Pero, siempre, permanecerá un núcleo de los que comprenden verdade-
ramente y que mantendrán el Método y el Sistema tal como Shamash el
iniciado los enseñó".
"En nuestro tiempo, todos los llamados a la Fe, la Esperanza y el Amor
tienen un tono de sentimentalismo y fanatismo, y provocan cierto asco;
intelectualmente estamos en guardia contra ellos. Pero somos tan civili-
zados como los babilonios de su tiempo e igualmente corruptos, y exi-
gimos pruebas racionales y convincentes de lo que es la religión, pero
entendemos que la religión es una forma para regular la sociedad".
"Con respecto al llamado a la razón ordinaria tenemos, por ejemplo, a
Buda, reconocido como el mayor dialéctico, razonador sutil y lógico del
mundo, que fue tan malentendido por la segunda o tercera generación de
sus seguidores comenzaron a malinterpretarlo".
"Shamash se dio cuenta de que los maestros que le habían precedido, y
que habían recurrido a la Fe, a la Esperanza y al Amor habían fracasado;
al igual que los que vinieron después y que recurrieron a lo mismo fra-
casaron, y propuso recurrir a algo que no hemos racionalizado todavía,
y de lo cual pocos, salvo en circunstancias desesperadas, tendríamos ex-
periencia".
“¿Por qué un fanático político o religioso es siempre un fanático? ¿Por
qué se comporta como un fanático de ideas políticas tontas? ¿Por qué
no se comporta, por decirlo así, razonablemente? Se comporta como lo
hace porque está obligado a ser lo que es un fanático, cualquiera sea el
resultado.
Si está subiendo o cayendo en la escala del fanatismo político, a si está
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multiplicándose o extinguiéndose, o si está mutando de fanático político
por la mañana y fanático religioso por la tarde. Es fanático por igno-
rancia, o fanático por conveniencia"." El fanático es como el mineral,
el vegetal, el animal, obedecen a la ley de su especie- ser siempre lo que
son. 'Todos inclinan la cabeza bajo el yugo que la Naturaleza impone en
su subordinados'.
Para ellos no hay mal en significado de la palabra fanático, no hay nece-
sidad para ellos de esfuerzo psicológico; su especie es fanática por na-
turaleza. El hombre es inalterable exteriormente, pero psicológicamente
tiene en sí todas las especies de fanatismo. Puede ser fanático, según la
ocasión, un fanático de la ciencia, un fanático de algún partido político,
un fanático deportivo; obsérvese a sí mismo y a sus amigos.
El fanático es la nota 'discordante ' en el concierto. Esta nota es preca-
ria, es un estado de responsabilidad, una octava en la que el fanático
puede ya sea subir o bajar en la escala. ¿Puede hacerse el esfuerzo por
medio del cual ascenderá al nivel siguiente? Esto es el Horror de la
Situación del Fanatismo, porque si no se hace el esfuerzo, el fanático
puede descender y degenerar”.
"Shamash introduce la idea de un Dios No Antropomórfico -lo cual deter-
mina que el hombre debería desarrollar sus potencialidades en dirección
ascendente-.Las especies por debajo del hombre no necesitan esto. El
hombre es la primera especie biológica en ocupar este punto crucial en la
evolución interior, y su función cósmica es cooperar en el plan impuesto
al Universo por el Creador: la evolución de este mismo Universo".
"Shamash enseñó un método, el Método por medio del cual el hombre
podría llegar a ser un hombre normal, un ser despierto, en vez de existir,
como hace ahora, como una simple máquina para la formación de ideas
absurdas. Parte del plan requería que en cierto momento debería apare-
cer una cierta cantidad de agentes conscientes de sí mismos, no simples
sirvientes, que cooperarían en llevar a cabo este plan arbitrario. Shamash
el héroe solar de la antigua Babilonia proponía traer conciencia a la vida,
y partir de allí".
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"El diagnóstico del hombre y su condición psíquica es que, como raza,
está sufriendo, en diversos grados, de una personalidad dividida y ador-
mecida. Por ejemplo, es imposible recordarle a un hombre su condición
normal cuando está ebrio o bajo la influencia de una droga, o de una
fuerte emoción como el amor o el odio. Es meta y propósito de todos
los maestros iniciados verdaderos recordarle al hombre su estado normal
-un estado en el cual la persona promedio tiene, a veces, al menos una
vislumbre momentánea y un momento de recuerdo parcial de un estado
de conciencia verdadera-.
Hay una historia hindú sobre un niño en el vientre que cantaba: 'Déjenme
recordar quién soy yo'. Y su primer grito después de nacer fue: '¡Oh, lo he
olvidado!' Esta idea le es familiar a los seguidores de la religión cristiana
en la historia del Hijo Pródigo, basada en el antiguo 'Himno de la Túnica
de la Gloria' gnóstico, el cual, como otras historias, consideramos que
sucede en los 'tiempos bíblicos'. No lo aplicamos a nosotros mismos, o lo
vemos a la luz de la moral subjetiva".
"Shamash el Maestro Solar de Justicia enseñó a sus alumnos un método
por medio del cual podían 'despertar' al hecho de que estaban viviendo
en el remoto país del Hijo Pródigo, el cuerpo planetario, y por medio del
cual, con el tiempo, podrían dejar de identificarse con sus innumerables
deseos y anhelos, y regresar a su verdadero ser. El Método era lo que
llamamos la técnica de la sensación de sí, del recuerdo de que el Ser
Humano es Luz, de la observación constante sobre uno mismo; es el
despertar; un método muy simple y, sin embargo, al mismo tiempo muy
difícil. ¿Por qué? Porque la totalidad de la vida, junto con otras cosas
en nosotros mismos, es una conspiración para hacernos olvidar quienes
somos en realidad, para mantenernos en un estado de sueño. Igualmente,
es peligroso que una persona intente siquiera usar el Método a partir de
una descripción verbal parcial, sin mencionar cualquier tipo de texto; sin
embargo, lo encontrarán registrado en todas las grandes enseñanzas".
"Si recordamos al grupo original que fundó los Caballeros Templarios, o
la Orden de Caballería, cuando los grandes nobles consideraban un pri-
vilegio recibir el permiso para trabajar siquiera en la cocina, o al grupo
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desconocido de albañiles que, con herramientas e instrumentos sencillos
pero con un saber secreto, construyeron el milagro de la catedral de Ely
en una ciénaga de una isla en un remoto lugar de Inglaterra, tendremos
algo comparable al grupo de Shamash".
"Los fundadores de estos grupos templarios y masónicos tenían, en un
alto grado, voluntad verdadera, conciencia verdadera, individualidad
verdadera –el triángulo del Eneagrama, contra el flujo que desciende la
escala de la ley de octava-"."En los relatos masónicos que circulan por las
logias se cuenta de , un personaje que caminaba por una calle de Reforma
por la ciudad de México , , y vio en una placa sobre una puerta: Martin
Gómez , Deseducador'. La profesión Martin Gómez era ayudar a la gente
a que desaprendiera la basura que habían acumulado con la educación en
la UNAM Universidad Nacional Autónoma de México. Nosotros como
masones tenemos que desaprender, y ser reeducados si es que pretende-
mos llegar a algo como masones".
"Shamash enseñaba que un hombre debería tener el sentido de la obli-
gación de cumplir el deber para el cual ha sido creado, y que tal hombre
evolucionaría sólo hasta el grado en el cual cumpliera esta obligación. Al
hacer esto tendría que abandonar todo tipo de cosas que estimaba necesa-
rias para una 'buena vida' -puntos de vista, poder exterior, conocimiento,
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vanidad, falso orgullo, egoísmo- los cuales, además del amor por el di-
nero y el sexo, constituyen la verdadera lujuria de la carne". "La crítica
del mundo profano departe de Shamash fue la de un buen filósofo y, sin
embargo, un racionalista puro: Razón Objetiva sin Conciencia Objetiva.
Su opinión era que si un hombre era creado para servir era, en consecuen-
cia, un esclavo. Verosímil y astutamente, propuso repudiar este servicio y
alcanzar la libertad absoluta. Consideraba posible alcanzar esto sin hacer
el esfuerzo vinculado al trabajo consciente y al logro voluntario.
En un sentido, Shamash fue el precursor de nuestros ancestros espiri-
tuales, los griegos y los romanos, que nosotros consideramos como el
principio de la civilización -poco antes que fueran bárbaros e inhumanos-
Pero la Historia es Clara y dice que la antigua civilización babilónica fue
anterior y muy superior a la griega, de la cual ésta desciende.
De nosotros los masones, lo profano trata de deshacer el trabajo iniciá-
tico- lo profano una fuerza inconsciente que trabaja contra una fuerza
consciente-"."En este Trabajo Masónico, el trabajo en sí cual estamos
comprometidos, algunas personas en las que el conocimiento ha dejado
rezagada a la comprensión pueden no ser capaces de soportar la fuerza
que viene después si dejan de lado lo inicíatico: sentimiento de culpa,
remordimiento, reproche a sí mismas, desesperación de sentir que son
incapaces de hacer algo con respecto a sí mismas.
Esta es la noche obscura del alma. Algunos pueden irse por la tangente,
buscando un camino más fácil en lo profano, el camino de una escuela
filosófica, por ejemplo; o un culto oriental no adaptado para la psiquis
occidental; o pueden volverse antimasónicos y, con las mejores razones
egoisticas, oponerse en realidad al trabajo masónico. Este trabajo es un
positivo fuerte y, como se dice, 'un fuerte positivo provoca un fuerte ne-
gativo".
"El Mundo Profano es la personificación en nosotros de la renuencia a
soportar el duro esfuerzo que es necesario para obtener la Conciencia
Objetiva paralela a la obtención de la Razón Objetiva"."Dios tiene un
plan. En este plan están involucrados los seres humanos, y parte del plan
consiste en dar al elegido la oportunidad de trabajar para sí mismo y al
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mismo tiempo para El. Es un elevado y vasto plan; y el nivelde sufri-
miento está en proporción a la importancia de dicho plan.
¿Quiénes son los elegidos? Todo aquel que está dispuesto a pagar el pre-
cio del esfuerzo consciente y el sufrimiento voluntario”.
“El Mundo Profano decidió trabajar con gente sencilla, de buenos senti-
mientos, que no habían alcanzado la Razón Objetiva –los insatisfechos
que empezaban a pensar que no había esperanza de acceder a la Razón
Objetiva en base al esfuerzo-. En lugar de la gran meta, enseñó que la
cosa más importante en la vida era la búsqueda de la felicidad, y la fe-
licidad consistía en no ser obligado a hacer esfuerzos constantes e ince-
santes. En ciertos estados de ánimo podemos sentirnos dispuestos a estar
de acuerdo.
El Mundo Profano recurrió a dos características de personas: el que de-
sea obtener algo por nada, y que tiene la idea de ser libre sin alcanzarlo
nunca, o de una libertad para lograr la felicidad en el futuro. El Mundo
profano no es un monstruo ni un traidor consciente, sólo es un mecanis-
mo ideado hace milenios para que el ser humano no se convierta en un
riesgo para la estabilidad de otros seres.
No tomemos en cuenta el plano emocional superior. En tal estado un
hombre no puede hacer el mal; la Conciencia Objetiva está despierta; se
halla en un estado de recuerdo de que somos luz-de recogimiento de sí-.
En nuestra razón profana ya hay lo suficiente para derrotar a Buda, a Je-
sucristo, y cualquiera que trate de enseñar algo superior, y hacernos creer
que las Universidades son necesarias y que la Religión es indispensable.
La debilidad del Mundo Profano fue no tener la urgente necesidad de
comprender el 'por qué', por estar satisfecho con el saber parcial y con
lo que es 'cómo se dice que el 'por qué' es para lo que se desconoce, aun-
que al mismo tiempo exista" la gente por ello se siente satisfecha con
morir sin haber obtenido absolutamente nada, pero hay algunos que no
soportan el sentido ordinario del mundo profano y es cuando buscan algo
más, y es por insatisfechos por las explicaciones del mundo profano que
surgieron los Masones.
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LOS CUATRO SANTOS CORONADOS
Las fiestas de los dos San Juan, el Evangelista y el Bautista de la tradición
cristiana, identificados con los solsticios de invierno y verano, el “Juan
que ríe” y el “Juan que llora” de la tradición popular, y con el dios Jano
de la tradición romana de los collegia fabrorum, son las dos fiestas que
aún conserva la Masonería moderna, heredadas de la antigua Masonería
medieval.
Los cuatro Santos Coronados. Esculturas de Nanno di Banco, iglesia de Orsanmichele,
siglo XIV, Florencia
Sin embargo, otra celebración importante para la antigua Masonería de
oficio fue, hasta el mismo siglo XVIII, la fiesta de los Santos Coronados,
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también conocidos como los Cuatro Santos Coronados, por ser cuatro, de
nombres Severo, Severiano, Carpóforo y Victorino, los santos mártires
que murieron en tiempos del emperador Diocleciano, azotados con plo-
madas por negarse a esculpir ídolos paganos; esto según cuenta la Leyen-
da dorada del dominico Jacobo de la Vorágine, escrita en el siglo XIII,
junto a la del martirologio cristiano del monje inglés Beda el Venerable,
del siglo VIII, que fueron las versiones que eligieron para sí los gremios
de constructores, pese a que la advocación, dada su antigüedad, tuvo tam-
bién otras variantes en su origen y otros nombres que dejaremos aparte.
Su festividad fue fijada en el siglo IV por el Papa Melquíades en el oc-
tavo día tras la fiesta de Todos los Santos, o sea el 8 de noviembre, sien-
do representados con los útiles propios de su oficio, es decir, escuadra,
compás, escoda de picapedrero, etc., pues según dice su hagiografía eran
trabajadores de las canteras que el emperador Diocleciano poseía en Pa-
nonia, en la región del Danubio medio.
Su devoción, extendida pronto por toda Europa, y su oficio, talladores de
piedra o escultores, hizo que fueran adoptados como santos patronos de
las corporaciones de constructores, de tal modo que es posible rastrear la
importancia de su festividad y de su culto, entre los gremios de masones
a través de sus antiguos textos y estatutos, conocidos como Old Charges,
en inglés, o “Antiguos Deberes”. En los Estatutos de la Asociación de
Talladores de Piedras de Ratisbona, de 1459, se dice: «En el nombre de
Dios, Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y Santa María, madre de Dios,
de sus bienaventurados santos servidores, los cuatro santos coronados
de eterna memoria, consideramos que para conservar la amistad unión y
obediencia, fundamento de todo bien, de toda utilidad y provecho para
todos, príncipes, condes, señores, localidades y conventos, en el presente
y en el futuro, Iglesias, edificios de piedra o construcciones, debemos
constituir una comunidad fraternal». También son citados en los Esta-
tutos de la Compañía de Constructores de Londres, redactada en 1481,
donde se especifica que en el día de su festividad todos los miembros del
gremio están obligados a celebrarla con una misa. Pero donde aparecen
nombrados con mayor extensión y prolijidad es en el manuscrito Regius,
fechado en 1390 dice así:
21
Virgen con el niño rodeado de los santos Claudio, Castorio, Martino y Girolamo. En lo
alto, Cristo entre María y san Juan. Tabla pintada por el Maestro della Pala dei Mura-
tori (1476). Pinacoteca Nacional de Bolonia
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“Oremos a Dios omnipotente y su madre María, a fin de que podamos
seguir estos artículos y los puntos, todos juntos, como hicieron los cuatro
santos mártires, que en este oficio tuvieron gran estima. Fueron ellos tan
buenos masones como pueda hallarse sobre la tierra, escultores e imagi-
neros también eran, por ser de los obreros los mejores, y en gran estima
el emperador los tenía; deseó éste que hicieran una estatua que en su
honor se venerara; tales monumentos en su tiempo poseía para desviar
al pueblo de la ley de Cristo. Pero ellos firmes permanecieron en la ley
de Cristo, y sin compromisos en su oficio; amaban bien a Dios y a su en-
señanza, y se habían volcado a su servicio para siempre. En aquel tiem-
po fueron hombres de verdad, y rectamente vivieron en la ley de Dios;
ídolos se negaron a erigir, y por muchos beneficios que pudieran reunir;
no tomaron a este ídolo por su Dios y rechazaron su construcción, pese
a su cólera; por no renegar de su verdadera fe y creer en su falsa ley,
sin demora el emperador los hizo detener, y en una profunda cárcel los
encerró; cuanto más cruelmente los castigaba, más en la gracia de Dios
se regocijaban. Viendo entonces que nada podía les dejo ir a la muerte;
quien lo desee, en el libro puede leer de la leyenda de los santos, los
nombres de los Cuatro Coronados. Su fiesta es bien conocida por todos,
el octavo día tras Todos los Santos”.
Aún hoy día se pueden ver multitud de restos y detalles de su iconografía
en las capillas de catedrales e iglesias de toda Europa construidas desde
la Edad Media hasta el siglo XVIII.
Uno de los rasgos más significativos de la advocación de los Cuatro San-
tos Coronados es justamente la elección precisa de su número, sobre todo
cuando diferentes versiones iniciales de la leyenda varían de entre 5 y 9
los nombres de los santos que se barajan, hasta que su culto queda final-
mente reducido y fijado a 4 mártires.
Los ritos que se llevan a cabo a la hora de diseñar y construir un edificio,
tales como la colocación de la primera o la última piedras, son una imita-
ción del orden y los ritmos del Cosmos, así como de la labor y sacrificio
del Principio divino al dar lugar a la manifestación, lo cual se refleja
en la dimensión cósmica que toma cuerpo a su vez en múltiples formas
23
arquitectónicas, haciendo de la construcción del edificio una verdadera
imitación de la creación del mundo. Así, mientras las formas circulares,
o esféricas relacionadas con el arco o la cúpula se identifican con el cielo,
las formas cuadradas o cúbicas, relacionadas con la base y los cimientos
del edificio se relacionan con la tierra.
La construcción del edificio se ve entonces como el retorno y dependen-
cia de la multiplicidad de la manifestación, equivalente a los 4 ángulos
o piedras de fundación de la base, con la unidad del Principio creador,
equivalente a la clave del arco o la piedra angular de la sumidad de la cú-
pula, siendo esta operación la inversa al paso de la unidad del Principio a
la multiplicidad de la manifestación, obra directa del Gran Arquitecto del
Universo en la Creación.
Estas dos operaciones, solidarias de la solución y la coagulación hermé-
ticas, se asociaban en Geometría a los problemas de la circulación del
cuadrado y la cuadratura del círculo, respectivamente. Y, de igual manera
que los 4 elementos de la naturaleza, fuego, tierra, aire y agua, que com-
ponen el mundo parten o se reúnen en una quintaesencia, las 4 piedras
fundamentales sobre las que se asienta el edificio, orientadas según los
ángulos intermedios a los 4 puntos cardinales, deben reunirse y ordenarse
en la sumidad de la piedra angular donde el conjunto del edificio encuen-
tra su trabazón y es llevado a su perfección; piedra angular que, como
dice la Sagrada Escritura, había sido rechaza por los albañiles al inicio de
la construcción.
La colocación por tanto de la primer piedra del edificio, o piedra fun-
damental, se llevaba a cabo en el ángulo noreste, lugar donde hoy se
sitúa en nuestra logia el aprendiz masón al término de su iniciación, re-
presentando la salida del sol; el resto de las 3 piedras de fundación que
delimitaban el contorno y la base del edificio eran colocadas siguiendo el
recorrido del sol: la segunda al sureste, la tercera al suroeste y la cuarta
al noroeste.
Lejos por tanto del capricho, o del azar, el hecho de que la advocación
señale a 4 el número de los Santos Coronados y no otro, obedece a la
24
identificación de estos mártires, patrones del oficio de la masonería, con
el simbolismo y rito de la colocación de las 4 piedras de fundación, iden-
tificadas con el simbolismo de la tierra y con el arte de la escuadra, que
es la herramienta con la que se escuadran los bloques de piedra, sobre los
que se alza la base de la edificación; mientras el compás se dedica a las
labores del trazado de arcos, bóvedas y cúpulas, las cuales representan el
cielo en la construcción.
Precisamente, en la antigua Masonería de oficio, existían dos grandes
divisiones, recibiendo el nombre de Masonería de la Escuadra, aquella en
la que sus miembros solamente dominaban los conocimientos que permi-
tían establecer los cimientos, en base a la orientación sobre los 4 puntos
cardinales y la correspondiente delimitación de los Landmarks, o postes,
de la edificación sobre el terreno, realizando luego las elevaciones sobre
esta base; mientras que se conocía con el nombre de Masonería del Arco,
a aquellos masones, que habiendo pasado del dominio de la escuadra al
compás, poseían además los conocimientos para edificar la techumbre
que cubriría el edificio, mediante arcos, bóvedas y cúpulas.
Esta identificación de los Cuatro Santos Coronados con las 4 piedras de
fundación del edificio aparece señalada en muchas de las capillas dedicas
a éstos, donde sus efigies aparecen representadas, reunidas los 4, en la
piedra angular que corona la cúpula de tales capillas, dando precisamen-
te a entender que esta piedra, identificada según los 4 Evangelios con
Cristo, o con el Gran Arquitecto del Universo, supone la reunión de las
4 piedras de fundación del edificio, cuyo entramado está ordenado a ella,
representando el retorno a la unidad del Principio, y reconociendo que el
mundo encuentra sus fundamentados gracias a Él, el Principio del que
depende todo.
Tomado de:
http://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/4orige-
nes_masoneria/los%204%20santos%20coronados.htm
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Hay en Roma según se va del Coliseo hacia la basílica de San Juan de
Letrán, una estrecha callejuela que lleva el nombre de los Cuatro San-
tos Coronados. Viene a terminar en una pequeña plaza, donde se eleva
un edificio característico que tiene el aspecto de una fortaleza medieval.
Pasando por debajo de esta torre, se llega a un primer pórtico, y después
a un segundo, en el que son visibles las columnas de la iglesia anterior,
que era más amplia que la actual, la de los Cuatro Santos Coronados.
Levantada en el siglo IV y destruida por los normandos, fue levantada
de nuevo, reduciendo sus dimensiones, por el papa Pascual II en 1111, y
finalmente restaurada en el año de 1914.
El interior tiene tres naves y su ábside está decorado con notables frescos
de Juan de San Giovanni (1630), representando la Historia de los Cuatro
Coronados y la Gloria de todos los santos. Y allí mismo, en la confesión,
se halla la tumba de los Cuatro Santos. Mucho se ha discutido sobre
quiénes fueran estos Santos, a quienes los cristianos dieron en un princi-
pio el nombre genérico de Coronados. Por tradición se sabe que fueron
revelados sus nombres en tiempos del papa Honorio, quien les mandó
erigir una iglesia, a la que más tarde San Gregorio el Grande (590-604)
iba a elevar a la dignidad de título cardenalicio. En el pontificado de León
IV (847-855), en las reparaciones que se hicieron en el templo, fueron
encontradas las santas reliquias, que fueron colocadas debajo del altar,
donde hoy día se veneran. Los nombres de los cuatro, según la revela-
ción, son los de Severo, Severino, Carpóforo y Victorino.
La historia de estos mártires ha ofrecido siempre no pequeñas dificulta-
des. En el mismo día celebra la Iglesia la fiesta de otros cinco, que pade-
cieron martirio casi por los mismos años en la Panonia, en tiempos del
emperador Diocleciano. Tal vez habría que distinguir, por tanto, en este
día tres grupos de mártires y no cuatro mártires; primeramente los cinco
canteros de Panonia: Simproniano, Claudio, Nicóstrato, Cástor y Simpli-
cio. Luego cuatro Cornicúlarii, o, como diríamos hoy, cuatro suboficiales
de caballería, martirizados por la fe; finalmente, otros cuatro santos de
Albano, los nuestros, que se conocen con el nombre de Coronados. Las
actas de estos últimos aparecen alteradas en algunos puntos, pero no de-
jan de tenerse como antiguas y auténticas.
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Diocleciano
Era por el año de 304, cuando arreciaba con más encono en Roma la per-
secución contra los cristianos. Se habían dado decretos para que todos los
súbditos del imperio sacrificasen públicamente a los dioses, pero donde
el emperador Diocleciano había mostrado más interés era en lo que toca-
ba a las clases militares, especialmente, en aquellos que tocaban más de
cerca su misma guardia y persona.
Muy conocidos eran en la ciudad cuatro hermanos, que militaban todos
ellos bajo las águilas imperiales, y que eran tenidos como unos excelentes
servidores y soldados. Los cuatro tenían sendos puestos honoríficos en la
corte, pero llevaban consigo una tacha en aquellos tiempos imperdona-
ble: los cuatro, Severo, Severiano, Carpóforo y Victorino, eran cristianos.
Como la Iglesia había llegado a tener unos días de paz y de apogeo, tanto
éstos como sus hermanos de Roma se dedicaban al culto del verdadero
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Dios con toda entereza y valentía. Asistían a las reuniones y a los oficios
divinos. Socorrían a los pobres, se comunicaban con los presbíteros, y
ora en las catacumbas, donde de ordinario se solían tener los divinos mis-
terios, ora en algunas iglesias, que ya entonces se habían edificado en la
misma ciudad, no se desdeñaban nunca de asistir aun con las insignias de
los soldados del emperador. Esto provocaba, sin embargo, la indignación
de los paganos y más aún de los que merodeaban con altos puestos en los
aledaños del Palatino y de las oficinas imperiales.
Cuando por fin salen los decretos de persecución, son en seguida apresa-
dos los cuatro Santos para ser llevados a la presencia del emperador. Este,
siguiendo una política de atracción, prefiere mostrarse condescendiente
con los cuatro jóvenes, a quienes estimaba, por otra parte, por su lealtad
y buenos servicios. No le interesaba, sin embargo, sembrar la desolación
entre sus mismas filas de soldados, pues bien sabía que en aquellos tiem-
pos eran muchos los que, sin el menor miedo a la muerte, seguían las
doctrinas del Crucificado, y era necesario andar en este asunto con suma
cautela.
Diocleciano les hace ver la locura con que procedían al mantenerse afe-
rrados a una secta que nunca les podría ofrecer las ventajas que él les
prometía de seguir a su servicio. Los hermanos no aceptan tales ofreci-
mientos, y entonces, como último recurso, manda que les lleven delante
de una estatua del dios Esculapio, donde, ante toda la multitud, era difícil
que se negaran a sacrificar, si bien fuera por las insignias militares que
llevaban consigo.
Tampoco le resulta la estratagema, pues los heroicos mártires se niegan
en absoluto a tomar unos granos de incienso para arrojarlos en los pebe-
teros encendidos. Solamente aquello les hubiera justificado ante el em-
perador, pero no quieren contaminar con la menor sombra de cobardía la
clara fe que habían manifestado ante todos. Es más, allí mismo procla-
man abiertamente sus doctrinas y hacen desprecio de la estatua del dios,
que era para ellos un medio más de la maldad y de la astucia del demonio.
Enterado el emperador, no solamente ordena que sean relevados de todos
sus puestos y degradados de sus honores militares, sino que ordena que,
29
en caso de pertinacia, sean allí mismo azotados hasta que fueran cam-
biando de parecer. No contaba con la fortaleza de estos héroes, que ya de
antes estaban dispuestos a dar toda su sangre hasta el último sacrificio.
Como resultaran infructuosas todas las invitaciones, les arrastran despe-
chados hacia una de las columnas del templo, les despojan de sus vesti-
duras, y, llamados los verdugos, empiezan a infligir a los cuatro herma-
nos el tremendo suplicio de la flagelación. Ya no les bastan las correas
ordinarias y los látigos, que hacen salir la sangre a borbotones. Para más
ensañarse les aplican los terribles azotes de púas lacerantes, las ploma-
das, las largas varas de acero, que se incrustan en su piel, arrancándoles
trozos de carne ensangrentados. Cuando se dan cuenta, ya la vida se les
va saliendo a los cuatro Santos, y de este modo, entre espasmos de do-
lor, entregan su alma al cielo. Cuando los verdugos se han cansado de
martirizar aquellos cuerpos ensangrentados, les llevan a empujones hasta
la misma plaza, donde los exponen a la voracidad de los hambrientos
perros. Pero, prodigio de Dios, éstos no se atreven a tocar las sagradas
reliquias, y allí permanecen durante cinco días, hasta que fueron recupe-
rados por los cristianos.
Una noche, en el sigilo de la persecución, logran sacarlos de Roma y los
llevan a dar sepultura a tres millas de ésta en un arenal de la vía Labicana.
Allí estaban enterrados también los restos de los cinco mártires esculto-
res, que desde este momento iban a seguir la misma ruta que la de los
Santos Cuatro Coronados.
La fama de estos cuatro soldados se había extendido por Roma. Con la
paz empiezan a darles culto y el papa Melquiades manda que se celebre
su fiesta el 8 de noviembre. Las reliquias son llevadas al templo que es-
taba construyendo en su honor el papa Honorio. Después de las repetidas
restauraciones de la basílica, todavía en tiempos del papa Paulo V fueron
encontradas en la misma situación, como un homenaje que el cielo había
reservado a la valentía de estos esforzados hermanos.
http://reportecatolicolaico.com/2015/11/conoce-quienes-son-los-cua-
tro-santos-coronados/
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LA LEYENDA DE LOS
CUATRO MÁRTIRES CORONADOS
(que fueron Nueve)
José Schlosser
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El nombre de Quatuor Coronati es famoso en los medios masónicos por
llevar ese nombre la primera y más importante Logia de Investigación
del mundo, la No. 2076 de Inglaterra, fundada en 1886 y cuyo primer
Venerable fue Sir Charles Warren. En sus "Transactions" publicadas bajo
el título de "Ars Quatuor Coronatorum" figuran importantes trabajos y
las consiguientes discusiones a que estos dieron lugar, contribuyendo de
manera decisiva al conocimiento histórico y doctrinario de la Orden.
Sin embargo, no es muy conocido el origen del nombre que adoptó esta
Logia, sumido en la historia del primitivo arte de la construcción en Eu-
ropa. He aquí pues la leyenda de los "Cuatro" Mártires Coronados "Ars
Quatuor Coronatorum", Vol. XXXI, art. de Gordon Hills.
Los cinco santos escultores
32
Los Cinco
Claudio, Nicóstrato, Sinforiano, Castorio (y el ayudante de este último
Simplicio) eran cristianos secretos y destacados operarios en las cante-
ras de piedra de Diocleciano, en Panonia, región del Danubio medio. La
leyenda agrega el romántico detalle de que su excelente trabajo se expli-
caba por que era hecho en honor a Dios.
Recordemos que Diocleciano fue emperador romano desde el 284 al 305
d.C. y que reorganizó el Impero de acuerdo a un sistema jerárquico, la
Tetrarquía. Su yerno y luego Emperador Valerio Maximiliano Galerio lo
instaron a desatar una dura persecución contra los cristianos.
Diocleciano ordenó a estos expertos que tallasen una estatua en honor a
Esculapio (dios pagano de la medicina, hijo de Apolo). Firmes en su fe,
ellos se negaron perdiendo el favor del emperador. Fueron condenados a
una horrible muerte: se los encerró vivos en ataúdes de plomo, lanzándo-
los al río el 8 de noviembre del 287 d.C.(?). Un correligionario escondió
los restos en su propia casa.
Los Cuatro
Cuando Diocleciano regresó a Roma edificó un templo para el culto de
Esculapio, ordenando que los soldados romanos y especialmente los Mi-
licianos de Roma le rindieran culto y quemaran incienso ante su imagen.
Cuatro soldados cristianos que se negaron fueron azotados hasta morir y
sus cuerpos arrojados a los perros. Los cadáveres de Severus, Severianus,
Corpophorus y Victorinus, -nombres con los que se les conoció posterior-
mente,- fueron sin embargo rescatados y enterrados junto a otros Santos.
Los Nueve
Continúa la leyenda contando que pasaron doce años y el Obispo edificó
en memoria de los nueve una Iglesia con el nombre de Cuatro Mártires
Coronados. Como lo dice el título, los Cuatro Mártires fueron en realidad
nueve!
33
Veneración
Los relatos dicen que "reliquias" de los Santos fueron depositadas en la
Iglesia: sierra, martillo, mazo, compás y escuadra (los gremios de carpin-
teros también tenían a estos Santos por Patronos: recordemos que gran
parte de los edificios de la época se construían con madera). Estas mis-
mas herramientas junto a una corona y a la imagen de un perro o un lobo
(que rehusaron comer los cuerpos y los defendieron de otros carniceros)
forman la insignia de los Santos. La Iglesia Católica dedicó el 8 de no-
viembre para homenajearlos y los santificó. San Jerónimo (Sofronio Au-
relio Jerónimo, autor de la versión latina "Vulgata" de la Biblia, 347-420)
ya se refiere a ellos.
Masonería
En siglos posteriores (VI) se organizan los Collegia Fabrorum: sus inte-
grantes ocupaban la retaguardia de los ejércitos romanos que destruían a
su paso todo lo existente en sus acciones de conquista por Europa, Asia
y el norte de Africa. La misión de los "collegiati" era la de reconstruir.
Dentro de esos Collegii, se veneró la memoria de los Santos y sus herra-
mientas se convirtieron en sus emblemas.
A simple efecto informativo y si quisiéramos aceptar una línea de con-
tinuidad, -muchas veces argumentada pero totalmente infundada,- entre
hechos históricos cuyo origen, causa y estructura son totalmente distin-
tos, cabría mencionar que los Maestros "Comacinos" (arquitectos aisla-
dos en el Lago de Como en la época en que se disgrega el Imperio, legen-
darios precursores de los masones medievales), el franco (francos: tribus
de Germania, hoy Alemania) Carlomagno (742-814), Emperador de Oc-
cidente, el Reino Germánico (843), el Sacro Imperio Romano (962), fue-
ron los puentes por lo que pasó la leyenda para llegar a los "freemasons"
ingleses (s. XII, "guildas", que para complacer a la Iglesia se colocaban
bajo la amparo de un rey o un santo) y a los "steinmetzen" (canteros
alemanes) del medioevo (s. XII, quienes bajo la maestría de Erwin de
Steinbach construyeron la Catedral de Estrasburgo), que adoptaron a los
Quatuor Coronati como patrones santos del Gremio Operativo.
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Documentos
El "Manuscrito Regio" es el más antiguo documento normativo masó-
nico conocido hasta ahora, data de 1390 y fue encontrado por Jones O.
Haliwell, de quien toma su nombre, en 1839. Es un poema de 794 versos
conteniendo ricas lecciones éticas y armonizadas enseñanzas de toleran-
cia y fraternidad, tendiendo un puente entre la masonería operativa, a la
que se refiere, y la especulativa que practicamos.
Su título es "HIC INCIPIUNT CONSTITUTIONES ARTIS GEOME-
TRAE SECUNDUM EUCLIDEM". En su conclusión dice: "Roguemos
ahora al Dios Todopoderoso y a su madre la dulce Virgen María, que
nos ayuden a observar estos artículos y estos puntos en todas sus partes,
como lo hicieron otras veces los Cuatro Coronados, santos mártires, que
son la gloria de la comunidad. Buenos masones, elegidos, tambien ellos
fueron escultores y tallistas de piedra. Eran obreros dotados de todas las
virtudes. El emperador los llamó cerca de sí, y les mandó que labrasen la
imagen de un falso dios y que la adorasen como si fuera el Dios supremo
..." Tras relatar la leyenda, dice: "Su fiesta se festeja ocho días después de
la de Todos los Santos ..."
Los "Estatutos de los Canteros Alemanes", constituciones de los Stein-
metzen, "jurados en la Asamblea de Ratisbona (Regesburg, Alemania)
en 1459 y aprobados por el Emperador Maximiliano I, comienza con la
siguiente invocación: "En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu San-
to, y de nuestra Madre la graciosa María, y de sus santos servidores, los
Cuatro Mártires Coronados de perdurable memoria".
La constancia de la Leyenda en estos dos documentos constituye una
prueba terminante del origen común de la masonería operativa en Ingla-
terra y el continente.
35
SOLST
36 Varios A
TICIO
Autores 37
LAS PUERTAS SOLSTICIALES 1
Rene Guenon
Hemos dicho que las dos puertas zodiacales, que son respectivamente
la entrada y la salida de la “caverna cósmica” y que ciertas tradiciones
designan como “la puerta de los hombres” y la puerta de los dioses”,
deben corresponder a los dos solsticios, debemos ahora precisar que la
primera corresponde al solsticio de verano, es decir, al signo de Cáncer, y
la segunda al solsticio de invierno, es decir, al signo de Capricornio. Para
comprender la razón, es menester referirse a la división del ciclo anual en
dos mitades, una “ascendente” y otra “descendente”: la primera es el pe-
ríodo del curso del sol hacia el norte (uttaràyana), que va del solsticio de
invierno al de verano; la segunda es la del curso del sol hacia el sur (daks-
hinàyana), que va del solsticio de verano al de invierno 2 . En la tradición
hindú, la fase “ascendente” está puesta en relación con el deva-yâna [‘vía
de los dioses’], y la fase descendente con el pitr-yâna [‘vía de los padres
(o antepasados)’] 3, lo que coincide exactamente con las designaciones
1 Publicado en É. T., mayo de 1938
2 Cabe notar que el Zodiaco figurado frecuentemente en el portal de las iglesias
medievales está dispuesto de modo de señalar netamente esta división del ciclo anual.
3 Véase especialmente Bhágavad-Gîtâ, VIII, 23-26; cf. L’Homme et son devenir
selon le Vêdânta, cap. XXI. Una correspondencia análoga se encuentra en el ciclo men-
sual, pues el período de la luna creciente está también en relación con el deva-yâna,
y el de la luna menguante con el pitr-yâna; puede decirse que las cuatro fases lunares
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de las dos puertas que acabamos de recordar: la “puerta de los hombres”
es la que da acceso al pitr-yâna, y la “puerta de los dioses” es la que da
acceso al deva-yâna; deben, pues, situarse respectivamente en el inicio de
las dos fases correspondientes, o sea la primera en el solsticio de verano
y la segunda en el solsticio de invierno. Solo que, en este caso, no se trata
propiamente de una entrada y una salida, sino de dos salidas diferentes:
esto se debe a que el punto de vista es otro que el referente de modo es-
pecial al papel iniciático de la caverna, bien que en perfecta conciliación
con éste. En efecto, la “caverna cósmica” está considerada aquí como el
lugar de manifestación del ser: después de haberse manifestado en ella en
cierto estado, por ejemplo en el estado humano, dicho ser, según el grado
espiritual al que haya llegado, saldrá por una u otra de las dos puertas; en
un caso, el del pítr-yâna, deberá volver a otro estado de manifestación,
lo que estará representado, naturalmente, por una nueva entrada en la
“caverna cósmica” considerada así; al contrarío, en el otro caso, el del
deva-yâna, no hay ya retorno al mundo manifestado. Así, una de las dos
puertas es a la vez una entrada y una salida, mientras que la otra es una
salida definitiva; pero, en lo que concierne a la iniciación, esta salida de-
finitiva es precisamente la meta final, de modo que el ser, que ha entrado
por la “puerta de los hombres”, debe salir, si ha alcanzado efectivamente
esa meta, por la “puerta de los dioses” 4.
Hemos explicado anteriormente que el eje solsticial del Zodíaco, rela-
tivamente vertical con respecto al eje de los equinoccios, debe conside-
rarse como la proyección, en el ciclo solar anual, del eje polar norte-sur;
según la correspondencia del simbolismo temporal con el simbolismo
espacial de los puntos cardinales, el solsticio de invierno es en cierto
modo el polo norte del año y el solsticio de verano su polo sur, mientras
corresponden, en un ciclo más restringido, a las cuatro fases solares que son las cuatro
estaciones del año.
4 La “puerta de los dioses” no puede ser una entrada sino en el caso de descenso
voluntario, al mundo manifestado, sea de un ser ya “liberado”, sea de un ser que repre-
senta la expresión directa de un principio “supracósmico”. [Sobre este punto, ver Initia-
tion et réalisation spitituelle, cap. XXXII: “Réalisation ascendante et descendante”]. Pero
es evidente que esos casos excepcionales no entran en los procesos “normales” que aquí
encaramos. Haremos notar solo que se puede comprender fácilmente así la razón por la
cual el nacimiento del Avatâra se considera como ocurrido en la época del solsticio de
invierno, época que es la de la fiesta de Navidad en la tradición cristiana.
39
que los dos equinoccios, el de primavera y el de otoño, corresponden
respectivamente, y de modo análogo, al este y al oeste 5. Empero, en el
simbolismo védico, la puerta del deva-loka [‘mundo de los dioses’] está
situada al noreste, y la del pitr-loka al sudoeste; pero esto debe consi-
derarse solo como una indicación más explícita del sentido en que se
efectúa la marcha del ciclo anual. En efecto, conforme a la correspon-
dencia recién mencionada, el período “ascendente” se desarrolla de norte
a este y luego de este a sur; análogamente, el período “descendente” se
desarrolla de sur a oeste y luego de oeste a norte 6; podría decirse, pues,
con mayor precisión aún, que la “puerta de los dioses” está situada al
norte y vuelta hacia el este, que se considera siempre como el lado de la
luz y de la vida, y que la “puerta de los hombres” está situada al sur y
vuelta hacia el oeste, que, análogamente, se considera como el lado de la
5 En el día, la mitad ascendente es de medianoche a mediodía, la mitad des-
cendente de mediodía a medianoche: medianoche corresponde al invierno y al norte,
mediodía al verano y al sur; la mañana corresponde a la primavera y al este (lado de la
salida del sol), la tarde al otoño y al oeste (lado de la puesta del sol). Así, las fases del día,
como las del mes, pero en escala aún más reducida, representan analógicamente las del
año; ocurre lo mismo, de modo más general, para un cielo cualquiera, que, cualquiera
fuere su extensión, se divide siempre naturalmente según la misma ley cuaternaria. De
acuerdo con el simbolismo cristiano, el nacimiento del Avatâra ocurre no solamente en
el solsticio de invierno, sino también a medianoche; está así, pues, en doble correspon-
dencia con la “puerta de los dioses”. Por otra parte, según el simbolismo masónico, el
trabajo iniciático se cumple “de mediodía a medianoche”, lo que no es menos exacto si
se considera el trabajo como una marcha efectuada de la “puerta de los hombres” a la
“puerta de los dioses”; la objeción que se podría estar tentado de hacer, en razón del ca-
rácter “descendente” de este período, se resuelve por una aplicación del “sentido inverso”
de la analogía, como se verá más adelante.
6 Esto está en relación directa con la cuestión del sentido de las “circumambu-
laciones” rituales en las diferentes formas tradicionales: según la modalidad “solar” del
simbolismo, ese sentido es el que indicamos aquí, y la “circumambulación” se cumple
teniendo constantemente a la derecha el centro en torno del cual se gira; según la moda-
lidad “polar”, se cumple en sentido opuesto al anterior, o sea teniendo el centro siempre a
la izquierda. El primer caso es el de la pradákshinâ, tal como está en uso en las tradicio-
nes hindú y tibetana; el segundo se encuentra particularmente en la tradición islámica;
quizá no carezca de interés señalar que el sentido de esas “circumambulaciones”, res-
pectivamente de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, corresponde igualmente
a la dirección de la escritura en las lenguas sagradas de dichas formas tradicionales. En
la masonería, en su forma actual, el sentido de las “circumambulaciones” es solar; pero
parece, al contrario, haber sido “polar” en el antiguo ritual “operativo”, según el cual el
“trono de Salomón” estaba además situado a occidente y no a oriente.
40
sombra y la muerte; y así quedan exactamente determinadas las dos vías
permanentes, la una clara, la otra oscura, del mundo manifestado; por la
una, no hay retorno (de lo no-manifestado a lo manifestado); por la otra,
se vuelve atrás (a la manifestación) 7.
Falta aún, empero, resolver una apariencia de contradicción, a saber: el
norte se designa como el punto más alto (úttara), y, por lo demás, hacia
este punto se dirige el curso ascendente del sol, mientras que su curso
descendente, se dirige hacia el sur, que aparece así como el punto más
bajo; pero, por otra parte, el solsticio de invierno, que corresponde al
norte en el año y señala el inicio del movimiento ascendente, es en cierto
sentido el punto más bajo, y el solsticio de verano, que corresponde al
sur, donde ese movimiento ascendente concluye, es, en el mismo respec-
to, el punto más alto, a partir del cual comenzará en seguida el movimien-
to descendente, que concluirá en el solsticio de invierno.
7 Bhágavad-Gitâ, VIII, 26. Puede observarse que la “claridad” y la “oscuridad”,
que caracterizan respectivamente a estas dos vías, corresponden exactamente a los dos
principios complementarios, yang y yin, de la tradición extremo-oriental.
41
La solución de esta dificultad reside en la distinción que cabe establecer
entre el orden “celeste”, al cual pertenece el curso del sol, y el orden “te-
rrestre”, al cual pertenece, al contrario, la sucesión de las estaciones; se-
gún la ley general de la analogía, ambos órdenes deben, en su correlación
misma, ser mutuamente inversos, de modo que el más alto para un orden
es el más bajo para el otro, y recíprocamente; así, según la expresión
hermética de la Tabla de Esmeralda, “lo que está arriba (en el orden ce-
leste) es como lo que está abajo (en el orden terrestre)”, o también, según
las palabras evangélicas, “los primeros (en el orden principial) serán los
postreros (en el orden manifestado)” 8 . No por eso es menos cierto, por lo
demás, que en lo que concierne a los “influjos” vinculados a esos puntos
siempre el norte permanece “benéfico”, ya se lo considere como el punto
hacia el cual se dirige el curso ascendente del sol en el cielo o, con rela-
ción al mundo terrestre, como la entrada del deva-loka; y análogamente,
el sur permanece siempre “maléfico”, ya se lo considere como el punto
hacia el cual se dirige el curso descendente del sol en el cielo, o, con rela-
ción al mundo terrestre, como la entrada del pitr-loka 9. Ha de agregarse
8 A este doble punto de vista corresponde, entre otras aplicaciones, el hecho de
que en figuraciones geográficas o de otro orden el punto situado arriba pueda ser el
norte o el sur; en China es el sur, y en el mundo occidental ocurrió lo mismo entre los
romanos y durante parte del Medioevo; este uso, en realidad, según lo que acabamos de
decir, es el más correcto en lo que concierne a la representación de las cosas terrestres,
mientras que al contrario, cuando se trata de las cosas celestes, el norte debe normal-
mente situarse arriba; pero va de suyo que el predominio de uno u otro de esos dos
puntos de vista, según las formas tradicionales o según las épocas, puede determinar la
adopción de una disposición única para todos los casos indistintamente; y, a este respec-
to, el hecho de situar el norte o el sur arriba aparece generalmente vinculado sobre todo
con la distinción de las dos modalidades, “polar” y “solar”, siendo el punto que se sitúa
en lo alto el que se tiene orientándose según una u otra de ellas, como lo explicaremos
en la nota siguiente.
9 Señalemos, incidentalmente, otro caso en que un mismo punto conserva tam-
bién una significación constante a través de ciertos cambios que constituyen aparentes
inversiones: la orientación puede tomarse según una u otra de las dos modalidades,
“polar” y “solar’, del simbolismo; en la primera, mirando hacia la estrella polar, o sea vol-
viéndose hacia el norte, se tiene el este a la derecha; en la segunda, mirando el sol sobre
el meridiano, o sea, volviéndose al sur, se tiene el este a la izquierda; las dos modalidades
han estado en uso, particularmente, en China en épocas diferentes; así, el lado al cual
se dio la preeminencia fue a veces la derecha y a veces la izquierda, pero, de hecho, fue
siempre el este, o sea el “lado de la luz”. Agreguemos que existen además otros modos de
orientación, por ejemplo volviéndose hacia el sol levante; a éste se refiere la designación
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que el mundo terrestre puede considerarse aquí, por transposición, como
una representación del “cosmos” en conjunto, y que entonces el cielo,
según la misma transposición, representará el dominio “extracósmico”;
desde este punto de vista, la consideración del “sentido inverso” deberá
aplicarse al orden “espiritual”, entendido en su acepción más elevada,
con respecto no solamente al orden sensible sino a la totalidad del orden
cósmico 10.
sánscrita del sur como dákshina o ‘lado de la derecha’; y es también el que, en Occidente,
fue utilizado por los constructores de la Edad Media para la orientación de las iglesias.
[Sobre todas las cuestiones de orientación de que se trata en este capítulo, se re-
mite a La Grande Triade, cap. VII].
10 Para dar un ejemplo de esta aplicación, por lo demás en relación estrecha con
aquello de que aquí se trata, si la “culminación” del sol visible ocurre a mediodía, la del
“sol espiritual” podrá considerarse simbólicamente como ubicada a medianoche; por
eso se dice de los iniciados en los “grandes misterios” de la Antigüedad que “contempla-
ban el sol a medianoche”; desde este punto de vista, la noche no representa ya la ausencia
o privación de la luz, sino su estado principal de no-manifestación, lo que por lo demás
corresponde estrictamente a la significación superior de las tinieblas o del color negro
como símbolo de lo no-manifestado; y también en este sentido deben entenderse ciertas
enseñanzas del esoterismo islámico según las cuales “la noche es mejor que el día”. Se
puede notar además que, si el simbolismo “solar” tiene una relación evidente con el día,
el simbolismo “polar”, en cambio, tiene cierta relación con la noche; y es también muy
significativo a este respecto que el “sol de medianoche” tenga literalmente, en el orden
de los fenómenos sensibles, su representación en las regiones hiperbóreas, es decir, allí
mismo donde se sitúa el origen de la tradición primordial.
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SOLSTICIO DE INVIERNO, INICIACIÓN
Y MASONERIA
Carlos Flores Herrera.
Es fácil y sencillo bajar a las profundidades del Averno, pues la tenebrosa
puerta del sepulcro está abierta día y noche; sin embargo, el regreso hacia
arriba, a la clara atmósfera del cielo, pasa por un sendero duro y doloroso
Virgilio: La Eneida VI
Desde los inicios del tiempo, para la humanidad, conocer la magnitud del
cosmos, sus fenómenos y sus misterios, ha constituido fuente de curiosi-
dad inagotable y, en este ejercicio de conocimiento, empírico primero y
luego científico, el hombre ha encontrado las respuestas para desarrollar
diversas prácticas, tanto productivas, como ritualísticas, lúdicas, poéti-
cas, entre otras. Estas prácticas cognitivas, empezaron hace 5 mil años,
aproximadamente, cuando descubrieron que en determinada época del
año, el Sol se movía y cambiaba de posición. En las dos posiciones de
solsticio (invierno y verano) la declinación del sol se mantiene durante
varios días casi sin moverse; de ahí el nombre de "solsticio", que significa
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en latín "Sol quieto" o “Sol Invictus.”El solsticio de invierno, que es el
que ahora estamos tratando, ocurre el 21 de diciembre, momento en el
que el sol en su movimiento aparente por la eclíptica, alcanza el punto de
mayor declinación sur sobre el ecuador terrestre y comienza a ascender
nuevamente. Este punto es el que se identifica en la tierra como Trópico
de Capricornio; en esta época los días son cortos y las noches largas y
frías en el hemisferio norte. La importancia de este fenómeno cósmico
fue asumida por diversas culturas que desarrollaron prácticas mágico –
religiosas de veneración al Sol, visto como benefactor y dador de vida y,
como constancia histórica, dejaron elementos arquitectónicos, pictóricos
y ritualísticos, todos ellos amalgamados con otros elementos que posibi-
litaron la construcción de una visión mítica del Sol
Las culturas agrarias precristianas, como la egipcia o la griega, ubicaron
el nacimiento de sus principales dioses Osiris y Baco- en el solsticio de
invierno. No es casual que se haya fijado también el nacimiento de Jesús
por estas mismas fechas y que hasta el siglo IV se haya conmemorado
el nacimiento del Sol Invictus en el imperio romano; aspecto del cual
podemos inferir que existió una clara intencionalidad mítica religiosa en
el sentido de englobar a los mitos solares como aquellos centrados en la
presencia de un dios joven, que cada año muere y resucita encarnando en
sí los ciclos de la vida en la naturaleza. Además de los dioses citados, está
también el Mitra hindú, el Huitzilopochtli azteca y el Shiva y, por supues-
to, esta similitud la encontramos de igual forma en la cultura incásica. En
el solsticio de invierno, los romanos, celebraban las fiestas religiosas en
honor a Saturno, dios de la agricultura. Popularmente, estas fiestas serán
conocidas como saturnales y duraban una semana, obviamente estas fes-
tividades estaban vinculadas a la recolección. Después de las ceremonias
y banquetes del primer día se intercambiaban visitas y regalos, posible-
mente este sea el origen de las costumbres navideñas actuales. En estas
fecha, los romanos acostumbraban a conceder a los esclavos libertades
poco corrientes, como la de ocupar la cabecera de la mesa para ser ser-
vidos por sus amos (no sé por qué me recuerda la fiesta del aprendiz); es
decir, en estos banquetes se suprimían las distinciones de clases. Sinte-
tizando, podemos decir que todos los pueblos encontraron puntos en el
tiempo, que celebraban de acuerdo a sus calendarios ritualísticos. Era
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en esos puntos significativos cuando se realizaban los ritos, vivificando
con ellos los mitos y trayendo al presente aquel tiempo perdido en que la
tierra se regía por las leyes del cielo. Estos pueblos antiguos sacralizaron
esos puntos y los representaron de forma física a través de templos y ciu-
dades, construcciones que guardaban armonía con los puntos cardinales
y con las estaciones, aspecto que la masonería ha tomado en cuenta al
momento de construir sus templos.
La celebración del solsticio en la masonería y al-
gunos elementos relevantes.
No podemos hablar del simbolismo del solsticio, particularmente del de
invierno, sin asociarlo al de verano; pues, en términos masónicos están
indisolublemente unidos y son parte constitutiva de una estructura sim-
bólica asociada a la tradición iniciática, es por esto que en el desarrollo
de la plancha, necesariamente tendré que referirme también al solsticio
de verano, a fin de tener una visión integral del simbolismo solsticial. Las
dos fiestas más importantes que se celebran en nuestra Orden son las de
los dos solsticios, de verano y de invierno, que corresponden respecti-
vamente al Sur y al Norte, al mediodía y a la medianoche y a los signos
zodiacales de Cáncer y de Capricornio. Estos dos puntos del tiempo eran
llamados por los griegos Puerta de Los Hombres (verano) y Puerta de Los
Dioses (invierno). La tradición hindú los identificaba como el Pitr-Loka y
el Deva-Loka y también están relacionados con los dos perfiles del Jano
de los romanos y con los dos Juan (bautista y evangelista) de la tradición
cristiana. Se decía que por la primera de las puertas salían las almas de
los no iniciados que después de la muerte habrían de retornar a otro es-
tado de manifestación y que, por la segunda, las de los que, gracias a la
muerte y al proceso iniciático, habían conocido los estados múltiples del
ser y las diversas dimensiones del tiempo y el espacio; logrando de este
modo realizar el retorno a la Unidad, donde se recuperaba la inmovilidad
del Origen y se obtenía la Gran Luz, oculta en la inmanifestación. A esto
se debe el sentido esotérico de nuestros trabajos que van de mediodía a
medianoche; según Rene Guénon, “para el profano, la mayor luz se halla
en el mediodía o en el solsticio de verano..., para el iniciado, la Gran Luz
la encuentra en el solsticio de invierno, pues en su búsqueda interna se
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ha dirigido hacia el conocimiento del Sol de Medianoche”...... Traspo-
lando este argumento, encontramos que en la tradición cristiana esto se
refleja..... “en el sentido simbólico de que el Cristo nazca justamente a las
cero horas, en el solsticio invernal de Capricornio y que, a partir de ese
nacimiento, el tiempo comience a contarse de nuevo”.
Por otra parte, el simbolismo griego de las dos puertas solsticiales, fue
asumido particularmente por los pitagóricos y entre los latinos, estaba
esencialmente vinculado con el mito astronómico de Janus, que se cons-
tituyó en uno de los símbolos fundamentales de las tradiciones gnóstica
e iniciática de la antigüedad y, de manera particular, del cristianismo, en
donde, el Jano romano, dios bifronte, patrón de los constructores, se des-
dobla en los dos San Juanes: San Juan Bautista, que preside el solsticio
de verano y San Juan Evangelista, que preside el solsticio de invierno, o
el que abre la puerta de los dioses, que según Julio Pauls “representa la
salida de la cueva iniciática, cuyo acceso sólo es posible para aquellos
que han realizado la primera parte de la iniciación, lo que se conviene en
llamar los pequeños misterios" o los misterios menores. Este desdobla-
miento, mediatizado por razones principalmente teológicas, permitió a la
tradición juanítica y al esoterismo cristiano, señalar una estrecha relación
entre Jesús, nacido en el solsticio de invierno y San Juan Evangelista, as-
pecto que marcó un giro en la estructura de significación cristiana El cris-
tianismo, según José González, adaptó la tradición Juanítica primitiva a
la mitología Crística, logrando con esto ocupar un lugar preponderante.
Paralelamente, suprimió o eliminó las fiestas “saturnales” de invierno
para cambiarlas por las fiestas de San Juan Evangelista. Con lo men-
cionado hasta aquí, se evidencia esa estrecha relación simbólica entre
solsticio e iniciación, en donde Jano, con sus llaves –símbolo axial por
excelencia- cumplía la función de abrir y cerrar las puertas solsticiales
que daban acceso a las dos mitades, ascendente y descendente, del ciclo
zodiacal o a “las dos vías”, que los pitagóricos representaban con la letra
Y. Estas dos llaves, una de oro y otra de plata, representaban a los “gran-
des misterios” y a los “pequeños misterios”, respectivamente. En efecto,
Jano era el dios de la iniciación y esta atribución era de las más importan-
tes, porque existía una conexión manifiesta sobre la función propiamente
iniciática de la caverna y las puertas solsticiales. Debido a esta atribu-
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ción, Jano presidía los Collegia Fabrorum romanos, que eran depositarios
de las iniciaciones y estaban dedicados al arte de la construcción; aspecto
que, lejos de desaparecer con la antigua civilización romana, continuó en
el Cristianismo.
Como todos sabemos, la tradición de los antiguos Collegia Fabrorum, se
transmitió a las corporaciones medievales, las que conservaron el mismo
carácter iniciático, en especial la de los constructores; que posteriormen-
te, asumirían como patronos a los dos San Juanes, de lo cual proviene
la expresión de “Logia de San Juan” que la masonería moderna todavía
conserva. Es por esto que la Orden, en su etapa especulativa, conserva
como uno de los testimonios más explícitos de su origen las fiestas sols-
ticiales, consagradas a los dos San Juanes, después de haberlo estado
a los dos rostros de Jano; así, la doctrina tradicional de las dos puertas
solsticiales, con sus conexiones iniciáticas, se ha mantenido viva a través
de dos elementos fundamentales: el rito y el símbolo.
Las fiestas solsticiales tienen su presencia en la iconografía de los tem-
plos masónicos, de ahí la presencia del sol, la luna y la bóveda celeste.
Los solsticios están representados por las dos columnas que figuran a
Occidente, estas marcan la marcha del sol durante los doce meses del
año, representados por los doce signos zodiacales que se encuentran al-
rededor del templo, que a su vez representan en su aspecto numérico los
doce trabajos de Hércules, cuyos viajes tienen igualmente por límite dos
columnas semejantes a las que adornan la entrada de la Logia.
Solsticio y tradición iniciática
Como hemos visto, existe un paralelismo entre estos dos elementos sim-
bólicos, y me parece importante detenernos a señalar ciertos aspectos
sobre la tradición iniciática y la relación con la masonería, además que
esto nos permitirá recordar que la iniciación es un proceso en constante
movimiento. La iniciación, del latín “initium”, es, por definición, el co-
mienzo o la entrada en algo. Es el paso de lo profano a lo sagrado, en tér-
minos simbólicos; es decir, es la regeneración del Ser. Según Parraguéz,
“el conjunto de los ritos, simbolismos, alegorías y lecciones iniciáticas
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tienen.... como finalidad la mutación radical en la experiencia espiritual
del sujeto iniciado”. El proceso iniciático, desde sus orígenes, ha estado
mediatizado por pruebas de carácter simbólico que guardaban caracterís-
ticas similares en los distintos ritos de la antigüedad.
Al respecto M. Eliade señala: “las pruebas de la iniciación revelan, en
forma plástica y dramática, el acto mismo por el que el espíritu trasciende
un cosmos condicionado y fragmentario, para volver a la unidad fun-
damental. Equivale a una mutación ontológica del régimen existencial,
de manera que al final de las pruebas el neófito goza de una vida total-
mente diferente a la que tenía antes de la iniciación, se ha convertido en
otro”. Las bases de la tradición iniciática en Occidente las encontramos
en diversas fuentes que van desde los misterios egipcios, fenicios y los
de Eleusis, hasta la doctrina pitagórica, pasando por los esenios, la Kab-
balah e incluso por la tradición alquímica. Por lo mencionado, podemos
afirmar que toda iniciación en los misterios es una reactualización del
mito, visto como estructura de sentido y que la iniciación, como tal, es
la estructuración en torno a la muerte y a la resurrección, el paso de la
oscuridad a la Luz. En síntesis, la construcción de la tradición iniciática
tiene como basamento diferentes elementos que la Orden ha sabido amal-
gamarlos, formando de esta manera una estructura simbólica de carácter
ecléctico. Es decir, recoge los elementos más sobresalientes y de mayor
fuerza simbólica, para incorporarlos en los rituales de los diferentes gra-
dos existentes.
Conclusiones
Las leyendas sobre las que reposan los misterios y cultos de los antiguos
pueblos están fundadas en la marcha aparente del Sol declinando hacia el
ocaso, como expresión figurada de que es vencido por las tinieblas, para
luego reaparecer vencedor y resucitado, esto no es más que una represen-
tación alegórica de la lucha eterna entre la vida y la muerte, entre el día y
la noche, principios presentes en todas las religiones. Todo esto no hace
más que demostrar la universalidad del culto solar y la importancia que
adquirió en la antigüedad.
Al celebrar y simbolizar el solsticio, los masones sacralizamos el tiempo
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en nuestras tenidas, al trabajar ritualísticamente de mediodía a mediano-
che, nos salimos del tiempo uniforme del mundo profano e ingresamos a
otro tiempo en el que todo se hace simbólico.
El proceso iniciático de nuestra Orden recrea simbólicamente muchas de
las claves de los mitos y leyendas de la Tradición; es convertir al Iniciado
en alguien que ha vencido a la muerte, entendida como la superación de
la condición profana. La representación del solsticio y otros símbolos
que encontramos en la Logia, simbolizan el Orden y el misterio que reve-
lan, debe cumplirse en el interior del iniciado.
En la masonería, el rito es el símbolo mismo en movimiento, que tiene la
finalidad de hacer participar al iniciado en el misterio de la muerte y la
resurrección.
El simbolismo del solsticio o el Jano bifronte, encierra un aspecto de
temporalidad, es la representación del pasado y el porvenir; es decir, en
términos masónicos, el Reconocimiento y la Esperanza.
Finalmente, QQ:. HH:. Es nuestro deber como masones buscar la verdad,
descubrir, mediante la develación de los símbolos, los auténticos signifi-
cados y virtudes del proceso iniciático.
Bibliografía
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Rene Guénon SÍMBOLOS FUNDAMENTALES DE LA CIENCIA SAGRADA, Eu-
deba, Buenos Aires, 1976
Pedro Rodríguez, RITOS Y MITOS DE LA NAVIDAD, Ediciones Barcelona, Barce-
lona, 1997
Galo Flor Pinto, MUERTE DE ISIS, Quito, 1986
Frau Abrines, DICCIONARIO ENCICLOPEDICO DE LA MASONERIA, 1ra.Edi-
ción, México, 1989
Mircea Eliade, TRATADO DE HISTORIA DE LAS RELIGIONES, 3ra Edición, Edi-
ciones Moreta, Madrid, 1974
González José, MITOS Y SÍMBOLOS, México 2003
Luis Parraguéz, LA INICIACIÓN, UN ESTADO DE LA CONCIENCIA, doc. 2001
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