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ARTICULOS PUBLICADOS
-La formación del Gran Oriente Latinoamericano
-El gatiguampo y las leyendas urbanas de la masonería
-El luminoso mundo iniciático y el nefasto mundo profano
-Los santos coronados:
Los cuatro santos coronados
Conoce quienes son los cuatro santos coronados
La leyenda de los cuatro mártires coronados
-Solsticios:
Las puertas solsticiales
Solsticio de invierno, iniciación y masonería
Acerca de los dos San Juan
Comentarios sobre las puertas solsticiales
Las puertas solsticiales del inca
-Hiram Abif: Disección de un mito a través de varias lecturas
-Algunas virtudes que todo masón debería tener

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Published by HERBERT ORE BELSUZARRI, 2020-09-18 19:50:29

DIALOGO ENTRE MASONES N° 42

ARTICULOS PUBLICADOS
-La formación del Gran Oriente Latinoamericano
-El gatiguampo y las leyendas urbanas de la masonería
-El luminoso mundo iniciático y el nefasto mundo profano
-Los santos coronados:
Los cuatro santos coronados
Conoce quienes son los cuatro santos coronados
La leyenda de los cuatro mártires coronados
-Solsticios:
Las puertas solsticiales
Solsticio de invierno, iniciación y masonería
Acerca de los dos San Juan
Comentarios sobre las puertas solsticiales
Las puertas solsticiales del inca
-Hiram Abif: Disección de un mito a través de varias lecturas
-Algunas virtudes que todo masón debería tener

Keywords: MASONERIA,HERBERT ORE

La venganza no se haría esperar. Las huacas “habían sembrado muchas
chacras de gusanos, para plantarlos en los corazones de los españoles,
ganados de Castilla y los caballos y de los indios que permanecen en el
cristianismo”. Para evitar tamaña desgracia había que renunciar a todo
lo aprendido en la doctrina, solo así “vivirían en prosperidad, gracia y
salud”.

El mismo océano, la Mamacocha de los andinos, ahogaría con sus aguas
a los individuos y a sus cultivos para lavar de la faz de los Andes su enfer-
miza presencia. Pero el castigo y la redención comenzaban por el cuerpo:
los gusanos, es decir la condición de podredumbre, atacarían al motor
de la vida y receptáculo de lo espiritual, el sonqo (corazón) del quechua
hablante: “conciencia, juicio, razón, memoria”.

El camino de la salvación comenzaba con repetir fórmulas conocidas en
los antiguos rituales prehispánicos: ayuno de varios días que implicaba
no comer sal, ají ni maíz de colores y no tener relaciones sexuales. Ade-
más convenía evitar todo trato con la parroquia, no comer alimentos de
origen europeo, ni vestir ropas ajenas a su tradición -”camisa, sombrero,
alpargatas”-, desoír el llamado de los sacerdotes católicos ausentándose
de la Misa, olvidar el nombre de bautismo y, por supuesto, no practicar

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ninguno de los sacramentos de la iglesia católica.

Los andinos se retraían del trato con los europeos pensando que los ma-
tarían para robarles el “unto” o grasa del cuerpo. Esto probablemente sea
el origen remoto de las modernas versiones de lik’eri okharisiri entre los
aymaras y de los pishtacos o ñacaq entre los quechua hablantes. Se trata
de seres fantasmales, ajenos a las comunidades, que trafican con la grasa
del cuerpo de quienes son sorprendidos en parajes alejados de su pueblo.
El producto, extraído mágicamente del cuerpo es vendido para su uso
industrial; de acuerdo a los relatos recogidos hace un siglo el unto hacía
sonar mejor las campanas de las iglesias, años después se suponía que
eran parte de la tecnología que permitía el vuelo de los satélites.

Aun cuando son pocos las proclamas del taki onqoy que llegaron a nues-
tra época, podemos apreciar lo que quería el hombre andino sobre su
situación, los españoles y sus dioses en la siguiente proclama reflexiva
en un álbum musical del argentino Víctor Heredia, en homenaje al mo-
vimiento milenarista, político-religioso (1,560 – 1,572) contra la acultu-
ración española, que recuerda este movimiento y la lucha de los pueblos
americanos por su libertad.

¿DÓNDE ESTÁN NUESTROS HIJOS AHORA
QUE VIENTO LOS BARRIO?
¿DÓNDE NUESTROS MAIZALES DE ORO
MECIÉNDOSE EN EL SOL?
¿QUE FUE DE NUESTRAS HUACAS SAGRADAS
QUE FUE DE NUESTRA PAZ?
LLORO POR TITICACA Y LA LUZ AMADA
DE PACHACAMAC
DIGO TAKI ONGOY,
SUEÑO UN CAMINO,
VIRACOCHA ENTENDERÁ
CUANTO DOLOR ENCIERRA MI CORAZÓN.
GRITO TAKI ONGOY,
PREPARO MIS ARMAS
MANCO INCA SONREIRÁ

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LAS FLORES EN LOS VALLES REVIVIRÁN
HABRÁ EN SUS OJOS TAL REGOCIJO TANTA FELICIDAD
QUE NUESTRAS ALMAS DE LAS ESTRELLAS AL MUNDO BA-
JARAN.
Y EN MACHU-PICCHU, CIUDAD SAGRADA SE CORPORIZARÁN:
AZTECAS, MAYAS, INCAS, CHIMÚES. CONVOCARÁN AL SOL.
ESTE ES EL DÍA DEL AÑO JUSTO. YA TERMINO EL DOLOR.
VENGO A CANTARLES LA PROFECÍA. EL INDIO NO MURIÓ.
El nombre del movimiento y en general todo su discurso califican de
enfermedad a todo lo que había arribado con Pizarro; no debe sorpren-
dernos las ceremonias de adhesión al taki onqoy, a la danza de tijeras.

Esta forma de entender las fuerzas del mal y del bien, las características
de los dioses andinos, lo acercan más a las culturas primigenias más an-
tiguas del mundo: los sumerios, egipcios e hindúes y naturalmente a su
esoterismo y escuelas de misterios, que fueron las más adelantadas e imi-
tadas en todo el orbe, llegando incluso a la actualidad a través de diversas
escuelas iniciáticas, donde en complejas explicaciones, alegorías y sim-
bolismo llegan a similar conclusión sobre el significado y valor de este,

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en el mundo iniciático, que las religiones por sus propias conveniencias
han distorsionado a través del tiempo.
La noche del 21 de junio, millones de hogueras se encienden en todo el
mundo lanzando su cántico de fuego a la Luna, con la finalidad de darle
fuerza al sol ya que a partir de esa fecha los días serán más cortos. Todas
las culturas y pueblos celebran el solsticio desde la Mesopotamia, el An-
tiguo Egipto, el Lejano Oriente, el mundo celta de los druidas y otros. Es
la noche mágica por excelencia, de los milagros y de las curaciones; la
noche del amor, en la que todos los ritos y encantamientos son pocos para
conseguir todo aquello que se desea...

En el mundo andino es la noche en que los huaqueros buscan las hogue-
ras de fuego que producen los tesoros escondidos de los “gentiles”, la
danza alrededor del fuego para purificarnos ahuyentando el mal, la que-
ma de todo lo inservible para auspiciar la llegada del bien, mientras los
quechuas festejen el Inti Raymi, para rememorar sus antiguas tradiciones
y su fe religiosa a sus milenarios dioses.

HOB.
104

105



HIRAM ABIF: DISECCIÓN DE UN
MITO A TRAVÉS DE VARIAS
LECTURAS...

Victor Guerra.

-.-
Nuestra francmasonería, como dice André Kervella, «posee una tradición
que tiende a ocultar su historia, lo cual es su mayor problema»[1], y no
le falta razón, sí a ello unimos la permanente tentación de levantar iconos
tópicos acerca de la historia masónica, por parte de escritores, ensayistas,
masones y profanos, metidos todos ellos en el laburo de la construcción
mítica masónica.

En este sentido, por ejemplo, hay un libro editado en España, el cual se
ha conformado en el libro de cabecera de la masonería adogmática, y se
puede decir que incluso lo empiezan a manejar masones dogmáticos, los
cuales hasta ahora estaban un tanto alejados de los temas de sociabilidad
masónica. Pero se conoce que ciertos marchamos dan prestigio y ahí te-
nemos el libro: La Masonería, Escuela de Formación del Ciudadano, el

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cual ha pasado a constituirse en un texto esencial para muchos masones,
sin que haya habido hasta ahora una revisión crítica, sobre esa construc-
tione que ha hecho su autor el jesuita Pedro Alvarez Lázaro, sobre los
grados masónicos del REAA, a modo de una idealizada construcción ma-
sónica del ciudadano.

Es muy posible que Alvarez Lázaro esté en lo cierto, pero es curioso que
nadie haya puesto objeción alguna, o se hayan abordado reseñas críticas
al texto, y eso que han mediado veintiún años de su edición y, por tanto, a
mí me extraña que hoy se siga indicando tal obra como el culmen, de una
cabal construcción mítica proveniente del REAA, de cara a la conforma-
ción de una «cierta» ciudadanía.

Toda esta reflexión que expongo, proviene de la lectura de una serie de
textos que están sobre mi mesa, y que versan sobre la mítica masónica, y
sobre manera sobre aquella, tal vez la más importante de la historia de la
francmasonería: Hiram Abif y la leyenda del Tercer Grado.

Algo que, para mí, desde que me inicié me ha suscitad dudas e interro-
gantes acerca de los claros y oscuros que se dan con relación a las miti-
ficaciones masónicas, y en concreto con respecto al modelo arquetípico
de Hiram Abif.

Hasta ahora era difícil de encarar, al menos en España, estos temas dada
la falta de bibliografía erudita al respecto, más allá de las cuatro notas
tópicos al uso, y también como no, a la falta de preparación para poder
plantear adecuadamente tan complejas, como controvertidas cuestiones.

La Bibliografía española

Han pasado los años, y las lecturas se han ido acumulando, y por tan-
to, no deja de ser una realidad que la mítica del Maestro Hiram Abif,
cuenta hoy por hoy, con una serie de materiales bibliográficos, capaces
de aportar muy diversos enfoques y orientaciones, e incluso situarnos
ante perspectivas novedosas, y hasta provocativas, sí en verdad queremos
traspasar algunos umbrales prospectivos.

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Entre el monto bibliográfico que expongo, indicar que los textos en len-
gua castellana son más que escasos, ya que solo contamos, desde ape-
nas hace tres años, con un texto que publicó la Editorial Masónica. Es:
¿Quien fue Hiram Abif?, de JSM. Ward, traducido por Manuel Corral
Baciero.

Libro que una vez introducido en él, pronto nos remite a las antiguas
tradiciones y ser pierde en los mil y un vericuetos de las hipotéticas tradi-
ciones simbólicas de la antigüedad, en las cuales, según Ward, pudieran
rastrearse míticas paralelas o restos de la existencia de un Gran Arquitec-
to o Jefe de Obra, al estilo de Hiram Abif.

Y poco más tenemos, más allá de lo que expone el Museo Virtual de la
Masonería en su página web, eso sí, al margen de los miles de ríos de
tinta sobre tal mítica, plasmado en varias y variadas reflexiones, planchas
y otros quehaceres expositivos.

Es más, si vamos a la ficha de la Wikipedia de Hiran Abif, nos daremos
cuenta de la dificultad del tema, con tan solo ver las referencias bibliográ-
ficas y citas, ya podemos tener una idea de las dificultades.

Bibliografía Francesa

En cambio, la bibliografía francesa, es mucho más rica y madura que la
nuestra, ya que huye en buena medida, de los entusiasmos universitarios
tan en boga en España de querer explicar desde la profanidad la historia
masónica.

Por otro, lado el caudal bibliográfico francés nos aporta interesantes tra-
bajos, de los cuales reseño aquellos que tengo al alcance de la mano: Le
Mythe d’Hiram - J P Login; Le Chantier de Maître Hiram de Yann Druet;
Maître Hiram et le Roi Salomon, de Christian Jacq ; Le Plan Secret d’Hi-
ram de Marc-Reymond Larose; La Légende d´ Hiram et les Initiations
Traditionnelles de Daniel Béresniak; Le Livre d’Hiram de Christopher
Knight, Robert Lomas; Le pardon d’Hiram de Hervé Ghannard; Michel
Barone Hiram et le enfants del a Veuve ; o los trabajos de Gérard de

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Nerval; La clé d’Hiram revisitée de Christopher Knight ; Hiram de Jean
Nomis ; La Ballade d’Hiram de Pierre Davy; Hiram et le temple de Salo-
mon de Marc Halévy .

En fin, como se puede ver hay una importante pléyade de trabajos de muy
distinta tendencia y profundidad, materiales ideales para poder confron-
tar y contrastar informaciones, y poder de este modo obtener las nociones
básicas, y no tan básicas, a la hora de comprender la complejidad de una
figura, por otro lado, tan controvertida como es la de Hiram Abif, que está
directamente relacionada con la aparición del grado del Maestro Masón.

Aunque para mí, los libros más interesantes de toda esta saga que expon-
go, y que son las pieza claves para entender la mítica de Hiram Abif y sus
proyecciones, tergiversaciones, desde la perspectiva masónica son:

La Légende d ´Hiram par les textes - Guy Chassagnard ; Roger Dachez,
Hiram Abif y sus fréres; Hiram et le Temple de Salomón de Marc Ha-
lévy; La Légende d’Hiram de Claude Guérillot; y sobre todo el trabajo
Philippe Langlet: Les Sources chrétiennes de la légended´Hiram, toda
esta batería bibliográfica la completaría a modo de provocación, con el
libro de Cavaignac, François, sobre Les Mythes Maçonniques revisités.

Ni que decir, que es importante tener claras tales referencias, aunque sea
extranjeras, dada la permanente tentación que existe por parte de los ela-
boradores de panegíricos que nos vamos encontrando a nuestro paso y en
nuestro país, que, bajo la firma de pomposos cursos y másteres, con un
temita y tres citas bibliográficas ya hacen una ponencia, y con cinco citas
bibliográficas más el prólogo de un ilustre, ya publican una tesis.

Tal vez por eso, la bibliografía española tiene esos rasgos tan cuartelaria-
mente salmantinos, a lo que hay que sumar el cuño de algunas escuelas
que ha marcado tendencia, y tal vez por eso, y claro está por la interven-
ción del GADU, temas tan complejos como el de Hiram Abif, quedan
fuera del alcance de aplicados cursillistas masónicos de tres semanas y
cuarto.

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Roger Dachez y la leyenda Hirámica

Volviendo al tema que nos interesa, decir que la mítica de Hiram Abif, no
aparece en el origen de la francmasonería, lo que lleva a Roger Dachez
rastrear su figura a través de los viejos manuscritos, los Old Charges de
los siglos XVI y XVII, cuya búsqueda nos pone en comunicación con
otros conceptos a tener en cuenta como Incorporación, o la Aceptación,
o las simples ceremonias de trasmisión de la Mason´s Word, haciendo
mención de las alusiones indirectas o alusivas de las distintas divulga-
ciones sobre la mítica del Hiram Abif, lo cual ya de buenas a primeras,
presenta algunos problemas de manejo, y sobre todo con relación a la
pretendida coherencia con el tercer grado, que muchos autores dan por
hecho como una temática coherentemente bien explicada.

Sobre el tema primero: Hiram Abif, pese a la intensa búsqueda de pa-
ralelismos por parte de Ward, a través de las antiguas tradiciones, la
conclusión primera es que estamos ante una mítica masónica con poca
sustentabilidad, sobre la cual los distintos documentos, en general muy
fragmentarios, son por lo general muy alusivos, incluso con informacio-
nes hasta contradictorias.

Entre aquellos materiales que aportan parte de un relato tendríamos el
Dumfries 1390, o el Cooke, 1420 los cuales «indican numerosas citas
bíblicas y patrísticas, pero no mencionan la existencia de un arquitecto
del Templo de Salomón, y menos con ese nombre» (DACHEZ 2,010).
El Cooke, lo presenta de forma alusiva como el hijo del Rey de Tiro, era
de Maestro masón; el Grand Lodge, por su parte indica que el hijo del
rey Iram se llamaba Aynone y que era Maestro geómetra; y el Dumfries,
habla de un artista sabio de valor excepcional y de una generosidad extre-
ma, él era el Maestro del temple de Salomón. Pero siempre se le presenta
de una forma alusiva.

Otras fuentes, nos hablan de la existencia de un «Maestro en Geometría»,
que algunos autores refieren como alusivo a Hiram Abif, a este respecto
me pregunto: ¿Podría ser, que esa referencia no fuese sobre Hiram Abif,
sino sobre el maestro Euclides?

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En este sentido es interesante leer la reseña del provocativo libro de
François Cavaignac, y sobre cuyo trabajo publiqué en el Blog Masone-
ría Siglo XXI. Revisión de las míticas masónicas, cuando nos habla del
Maestro Euclides y su desaparición del cartulario masónico, que empieza
a denotarse a partir de Ms Cooke de 1400.

En esas variadas fuentes que maneja Dachez, aparecen eso sí, otros nom-
bres como Amon, Aynon, Aymon y hasta un tal A Man, etc, cuyas corrup-
ciones lingüísticas, retorciendo bastante el tema, pudieran llevarnos hasta
el Hiram bíblico, las cuales, por otro lado, sitúan a tal personaje dentro
del modelo, en tanto que son materiales antiguos empelados tras diversos
procesos de simplificación o condensación, de los cuales en masonería
parecen quedarnos bastantes restos.

Entre esos restos del personaje del que trato, este empieza tomar carta de
naturaleza, primero en las Constituciones de Roberts 1722, y luego en
una cita en las Constituciones de Anderson de 1723, por primera vez con
su nombre Hiram Abi, como el «masón más cumplidor de la tierras[…]
como un hombre hábil e inteligente[…] universalmente apto para toda
especie de masonería» , para finalmente aparecer como un modelo ya
consolidado en Masonry Dissetecd, de 1730, eso sí tras un intenso pe-
riplo como fundidor de bronce, arquitecto, rey de Tiro, etc. Aquí en el
Masonry…, ya es Maestro Masón situado al frente de la construcción
del Templo de Salomón, cuyos trabajos suele visitar de forma habitual al
mediodía, etc., y en cuyo emplazamiento se desarrolla la mítica hirámica.

Por otro lado, hay quien se empeña en legitimar el modelo, en base a
buscar y hallar los aspectos formales, como la tipología del personaje, su
genealogía etc. Dejando de lado, que tal vez sea conveniente considerar a
Hiram y su muerte, como la metáfora de un síntoma presente en todas las
civilizaciones, como es la maldad, puesto que el personaje se resiste, a la
luz de muy diversos materiales expuestos por importantes masonólogos,
a ser tratado bajo los actuales enfoques, a un plano más hagiográfico, lo
cual, por otra parte, resiste pocas lecturas críticas.

Quien nos va situando en la raíz de esa búsqueda de los orígenes, es pre-

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cisamente Roger Dachez, y lo hace mediante un libro que publicó en el
2,010, en el cual llegar a situar la figura de Hiram a modo de un Cristo, lo
cual parece «perfectamente coherente en el seno de la literatura tipológi-
ca medieval […] las glosas, los comentarios alegóricos bíblicos» al igual
que se hizo con Adonhiram, lo que llevó a Walafried Strabo a escribir de
una manera directa Hic est Christus.

Hiram y sus Hermanos: la fundación de la leyen-
da

Pero independientemente de estas aserciones tal vez un tanto crísticas,
nada extrañas por otro lado, teniendo en cuenta las incardinaciones de
R. Dachez, en la rama masónica rectificada, aunque no por ello, hay que
negar que este autor deja bien planteadas las fuentes y algunas dudas en
cuanto a la mítica de Hiram Abif.

Claude Guérillot y Guy Chassagnard, a modo de
notarios

Unos años antes, Claude Guérillot (2003) escribió un intenso librito La
leyenda de Hiram. Según el rito de Perfección y el REAA.

En este caso se encuadra la figura de Hiram, en un marco ritual muy
determinado, y por tanto, incide en que la «leyenda mítica del Maestro
tiene un trasfondo histórico: David, Salomón, Hiram de Tiro, que son los
actores de la historia», por tanto, el gran trabajo de Guérillot, está basado
tanto en el manuscrito Francken 1783, y los Cuadernos del REAA de
1085, bajo la forma de la Leyenda de Grado, y el Discurso Histórico.

De hecho, repasa en su libro, las signaturas historicistas de David, Sa-
lomón y el Templo de Jerusalén, para situarse en la leyenda de Nuestro
Maestro Hiram (pag 51), al cual sitúa dentro de las Escrituras, según el
Libro I de Reyes, y el II de Crónicas. Digamos que Guérillot, no se plan-
tea ninguna duda, tan solo expone lo que hay en torno al personaje Hiram
Abif, y sus contornos, aunque a veces sean fuentes o cuestiones más bien
alusivas.

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Fuera de ese contexto, y yendo a los manuscritos masónicos, indicar que
al Maestro Hiram, se le encuentra, como ya nos advertía Roger Dachez,
de una forma sugerida tanto en el Dumfries nº 4 de 1710, incluso el autor
busca dichos ancestros míticos en el libro del Éxodo, bajo la fórmula de
Betsabel , en parte siguiendo la estela que desarrolla Ward en su libro, sin
olvidar el manuscrito Graham de 1726, donde se hace una vaga referen-
cia alusiva, y por tanto reinterpretable.

Esta situación, se rompe en 1730 con la aparición del Masonry Dissected
de Prichard, que recoge los rituales de la logia de los «Modernos» de
Londres, pero evidentemente en dicha divulgación, Hiram Abif desarro-
lla un rol diferente al que le otorga el relato bíblico, aunque en el caso
de Guérillot no se adentra en más tesituras, digamos que levanta acta
notarial del estado de la cuestión, y ahí lo deja, en tanto que el estudioso
francés (Dachez) tiene otra idea, la cual expone de tal modo, que Hiram
«forma parte de un todo armonioso, que nos conduce progresivamente a
una leyenda iniciática, a un mito esotérico»

Otro texto referencial, más cercano en el tiempo, es el de Guy Chas-
sagnard: La leyenda de Hiram (2013). Guy, a diferencia de Guérillot,
nos traslada a la mítica de Hiram a través de los documentos ya citados,
pero también lo presenta dentro de otras fuentes, como son los rituales:
Parfait Maçon de 1744, el Sceau Rompu 1745, o en los rituales como el
Élus Parfaits 1750; Les Trois Coups Distincts 1765; el Marquis de Gages
(1765), Rite Ecossais Rectifie 1782; Ancienne Maitrise 4º-12º de 1783;
Ancienne Maitrise Royal Arche 1783; Rituel de Duc de Chartres 1784,
Les Trois Premiers Grades 1788; Le Régulateur du Maçon 1801; Régu-
lateur du Maçon Élu 1801; Régulateur du Maçon Ecossais 1801; Rituel
Ecossais Ancien 1805; Le Voyage en Orient 1853; REAA 1991; Rituel
Français (GODF) 2002.

La importancia del texto de Chassagnard, se basa fundamentalmente en
que, para los trabajos comparativos para buscar las diferencias o conver-
gencias, este libro es esencial, porque nos presenta los textos más repre-
sentativos a la hora de ir comparando, cómo cada rito y cada ritual, tratan
la leyenda de Maestro Hiram, que, por cierto, no es igual para todos, ni se

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conforma la hagiografía de la misma manera, a veces la leyenda de unos
y otros, no contienen ni los mismos elementos simbólicos.

En ese sentido es una obra interesante, para poder ver y contrastar los de-
talles de cómo los rituales más representativos, tanto «Modernos» como
«Antiguos» tratan la figura del Hiram y el Tercer Grado.

La visión masónica regular de Marc Halévy

En el año 2016, el Hermano Marc Halévy, que viene de la regularidad
masónica, digamos que de la esclarecida, y no de la ultramontana pe-
ninsular que sigue levantando panteones de masones y logias, en este
caso Halévy marca la diferencia en la reflexión filosófica, presentando
esta obra: Hiram y el templo de Salomón, en la cual el autor en una nota
Avertissement, nos anuncia que los puntos vertidos en el libro «son fruto
de una francmasonería regular y universal, en lucha por la laicidad, con
lo que se nos macha a tontas y a locas».

Como podemos ver Halévy, no se esconde para decir que «la laicidad,
es un juego institucional típicamente francés entre la Iglesia y el Estado,
herencia de la neurosis del siglo XIX republicano y cientifista».

Partiendo de estas posiciones, podemos leer en su denso trabajo que los
«francmasones son los vehículos de una espiritualidad cristiana anclada
en el esoterismo, es decir de la hermenéutica adogmatica de los textos de
los signos, de las obras y de las imágenes».

Parece claro que Halévy, debe ser algo así como un talibán, al menos para
los masones regulares españoles, [los cuales no acaban de encontrar su
identidad perdida entre el deseo y la realidad], puesto que el masonólogo
francés indica que la «francmasonería regular no es universal y por su-
puesto no es igualitarista, ya que se basa en una aristocracia basada en la
coaptación, la excelencia y la ejemplaridad» e indica que el objeto de esta
«masonería no es salvar al género humano, sino construir el Templo del
Gran Arquitecto del Universo a su gloria y a la del hombre»

114

Desde esta perspectiva Halévy, ya marca su particular acercamiento
al mito de Hiram, desde una peculiar vertiente filosófica lo cual hace
complementando dicho acercamiento con las temáticas de Salomón, el
Templo, y la elevación al grado de Maestro Masón, contextual con otros
autores, aunque este finaliza su aproximación, con el desarrollo de un ca-
pítulo dedicado al Desarrollo del Escocismo, digamos que Hiram Abif, le
sirve a Halévy para dar un repaso a todo un conglomerado de cuestiones
que tienen bastante que ver con la filosofía que mantiene la masonería
regular continental.

Aunque no por ello, deja de hace un acercamiento importante a algunos
momentos, como por ejemplo el momento luctuoso de la mítica hirámica
¿quién mata al Maestro, porqué y en qué forma?, no hace una reflexión
profunda al respecto, pero deja de manifiesto algunas incongruencias, y
que parecen importantes, cuando uno se adentra en la mítica hirámica.

Lo que estoy exponiendo, es a la vez mi propia evolución lectora y de
comprensión de la mítica hirámica, y tal como fue aconteciendo…

Philippe Langlet, una verdadera disección del
mito y el modelo.

Quien en parte culminó este contexto de conocimiento, y también de du-
das, y de nuevas incógnitas, fue Philippe Langlet, quien dio vuelta como
a un calcetín al tema de Hiram Abif, por cierto, un investigador que pese
a su peso y conocimiento paradójicamente su libro no está en casi ningu-
na relación bibliográfica de los autores antes mencionados, pese a que lo
publicó en el 2009, siendo reeditado en el 2014: Les sources chétiennes
de la légende d´ Hiram.

En este sentido lo que hizo de diferente, fue acometer una compleja disec-
ción completa tanto del modelo como de la leyenda, de tal manera que de
buenas a primeras en la introducción del libro nos advierte acerca de los
distintos ángulos de ataque, que hay o que se están dando, con relación a
las cuestiones míticas y la construcción de los modelos en cuestión.

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Realiza en su libro, una interesante reflexión y exposición al respecto
de Hiram Abif como figura central, eso sí se puede decir que no solo
es larga, sino muy minuciosa, compleja y profunda, en estructura y en
la lectura, puesto que aborda una paciente disección en la que nos van
planteando a lo largo de casi 400 páginas el cuadro puzle que conforma
la mítica hirámica en su conjunto, luego en un CD adjunto al libro aporta
otras 400 páginas de documentos anexos: manuscritos, rituales, etc.

Tanto, Philippe Langlet, como François Cavaignac, insertan variantes,
novedosas, y no previstas, a modo de realidades o propuestas de estudio
que están fuera de las ópticas del resto de los investigadores, como es el
tema del Compañerismo, no tanto como grado, sino como función masó-
nica operativa, y lo hacen claro está, fuera de la «inflamada imaginación
romántica de la llamada vulgata de la transición».

Langlet, en primer lugar, se va a remitir al rito de fundación, en el sentido
de la construcción, en un intento de la presentar la leyenda de Hiram,
como la «inmolación de una víctima que deviene en el genio protector de
una construcción, cuestión muy frecuente en las leyendas occidentales».

Sin embargo, pese a que el ritual del Maestro y la leyenda de Hiram
conservan una importante pero aparente unidad, hasta tal punto que «dos
Maestros, no se darán cuenta de que han practicado dos ritos diferentes»
(C. GAGNE).

Realmente el modelo, de Hiram reúne muchas concomitancias con los
presupuestos míticos de otras culturas: la violencia sagrada, que reúne en
torno a sí mismo y su muerte, la dimensión iniciática, que en el caso de
Hiram, vendrá a explicarnos que su condena morir, se realiza como vícti-
ma de un sacrificio para redimir toda la violencia de la sociedad, lo cual
también es un tema muy universal, de tal modo que E. P. Muller, sostenía
en un texto publicado por la Ars Quatuor Coronatorum (1978) que le idea
de la leyenda de Hiram, estaba inspirada en la historia y muerte del 4º
Califa del Islam.

En esa misma corriente de universalidad pretendida, se haya el arquetipo

116

de la tumba desaparecida, lo cual también se haya implícito Hiram Abif,
así como la propia muerte y la resurrección, que nos llevaría a la mítica
del Pelícano, que tanta omnipresencia tiene en la masonería, proveniente
yo creo, que, del entorno universal, y no del religioso, tal y como otros
autores pretenden.

Aunque en el caso de Hiram, sí que hay una singularidad y sería el pan-
demónium contrastable en la presencia de un cadáver-una marcha- y el
levantamiento mediante los 5 puntos, que como indica Langlet, nos po-
dría llevar al Crimen Fundador, que para culturas más paganas vendría
a ser el renacimiento anual del dios- el sol adorado, planteado por Max
Müller y Depuis. (1859).

Hay otro tema interesante, y es el clivaje en como Hiram se divide, por
efecto del estudio exhaustivo que se realiza Langlet, en el marchamo
de varias doctrinas que van de desde el arquetipo antimasónico con la
representación de Hiram a modo del arquetipo luciferino, pasando por
las doctrinas secretas cristianas, en parte representadas por la leyenda de
origen medieval francesa, que tiene su origen en la obra los cuatro hijos
de Aymon.

Tanto es así que sobre 1720, se difunde una cierta corriente de opinión
acerca de la leyenda de Hiram, a modo de una «historia secreta trabajada
en el interior de la francmasonería».

Lo cual lleva a algunos eruditos, a plantear la necesidad de examinar la
leyenda de Hiram y la del Tercer Grado, en el seno de los rituales masóni-
cos, desde otras perspectivas, en base a los métodos antropológicos, pero
también teológicos, con el objeto de obtener cuantas más piezas posibles
de este complejo puzle que es Hiram Abif.

En este contexto en el que nos estamos desenvolviendo, nos tropezamos
de nuevo con la Geometría, y por tanto volvemos a la noria que presen-
taba François Cavaignac, de cómo las artes liberales que tanto predica-
mento habían tenido en la primigenia masonería operativa, de las cuales,
según él, se desprendía un cierto estatus de agnosticismo, mediante la

117

racionalización del ensayo y el error, estas artes habían sido e sucumbien-
do paulatinamente frente a otras propuestas, digamos más, espiritualistas.

Lo que nos envía de algún modo a una cuestión esencial, ya tratada, como
es la masonería de práctica, y la masonería de teoría, y no se debieran
perder de vista estos dos niveles, que volveremos a recuperar a la hora de
analizar la muerte del Maestro Hiram.

Y no debemos olvidar que hay dos concepciones dentro de esas siete ar-
tes liberales, una la que permitiría al alma liberarse del cuerpo, a modo de
un concepto neoplatónico (methodus Hybernica) (masonería de practica)
y la otra, la que recogen los rituales masónicos, fundada sobre la mani-
pulación de los objetos de la lengua, sobre una práctica de la palabra,
fin último del conocimiento de las realidades espirituales. (Masonería de
teoría), cuestión esta que está inserta en el ritual de los Modernos, y su
codificación de 1785, conocida como el Régulateur du Maçon.

Frente a la leyenda de Hiram Abif

Indica muy lucidamente P. Langlet que «lectura literal de la leyenda con-
duce a numerosos masones a considerar los personajes como personas,
como un cuento de hechos concretos, y las peripecias como realidades,
la lejanía de la cultura religiosa refuerza esta actitud ya que se carece de
las herramientas de abstracción del entorno cristiano, donde la enseñanza
reposa sobre el uso constante de las parábolas, o de la pasajes parabó-
licos, y su lectura a partir de las los cuatro sentidos tradicionales de la
exégesis».

Es evidente que esto conlleva a muchas confusiones en el seno del entor-
no logial y lo que enseña la leyenda, sin olvidar, el peso que tiene la teoría
de la transición masónica, en la filiación directa entre los constructores de
catedrales, (operativos), y los constructores del Ser, (especulativos ma-
sones simbólicos).

Una realidad, que por otra parte vemos y palpamos a diario en nuestras
logias, con esa permanente búsqueda por iglesias y catedrales de posibles

118

restos o marcas de los masones.

El trabajo que desarrolla Philippe Langlet, le lleva a diseccionar aquellas
partes de la leyenda que no varían, lo que él denomina «invariants» lle-
gando a constatar hasta 35 puntos inventariados en el conjunto de textos
anexados a su trabajo, entre los que se encuentran:

1. El cuadro principal de la leyenda es la construcción del Templo de
Salomón.
2. El fin de la obra.
3. Hiram se define como Maestro Masón.
4. Definición de los obreros: Masones, Compañeros.
5. El secreto de Hiram Abif, la «palabra de los maestros».
6. La costumbre habitual de entrar solo en la construcción del templo.
7. La presencia de los 3 criminales, no maestros
Y así hasta 35 cuestiones más…

De este modo Langlet, va diseccionando la estructura de la leyenda y la
v confrontado entre los distintos documentos y rituales, hallando tanto
las convergencias o como las discordancias, por ejemplo, en algunos tex-
tos se nos habla de un incierto número de Hermanos que se lanzan a la
búsqueda `del Maestro], otras indican que 15 Hermanos devotos, otros
que doce (textos ingleses) o en número de, nueve, muy específico de los
textos franceses.

El examen no se queda ahí, sino que se introduce en los elementos bíbli-
cos que presenta la leyenda, y que el autor remarca como se marcan los
conceptos, al modo de que Hiram es un personaje de la biblia, al igual
que Salomón, o que Jerusalén en la villa santa por excelencia, o que la
esencialidad en la construcción es el Santo de los Santos.

Sin dejar de lado, los temas «reinvertidos» como la confusión de dos
personajes en los entornos masónicos como Hiram y Adoniram, o la
semejanza con Noé, que se presenta como un elemento esencial en la
construcción de la mítica hirámica, uno construye el Arca (un premodelo
arquitectónico del templo), y el otro el Templo en sí mismo, uno realiza

119

una alianza con Dios, y porta una nueva filosofía equilibrada de derechos
y deberes, y el otro posee la palabra, que es el nombre de Dios en hebreo;
y lo que hace, en este caso Hiram es relevar el marchamo noaquita en la
masonería por el hirámico.

El erudito francés, analiza a su vez, los puntos de convergencia, aunque
lo interesante es cuando nos plantea que detrás de esta leyenda, hay una
doble trama, en tanto que las reformas calvinistas han incidido en las
tramas bíblicas, y por tanto presentan la ֿ «leyenda de Hiram como un
cuento redactado de manera deliberada, con todo conocimiento de causa,
y no como la relación de una historia de verdad en un mundo real y luego
alegorizado».

Para completar el inventario diseccionador, presenta a Hiram Abif, como
un mártir de la fé, describiendo a su vez lo que para Langlet, son las esta-
ciones de su pasión, con el triunfo de la vida, a la vez que lo desentierra
para el estudio al modo de una cierta mítica de fundador de una comuni-
dad, puesto que Hiram es la pieza fundamental de la masonería especu-
lativa y que transforma de forma radical a la masonería de cuño escocés
(1690-1720) agrupada en dos grados, y cuya leyenda crea un modelo en
tres grados, con una reorientación como es el tema de la iniciación, y
cuya mítica va a ser adoptada por toda la masonería universal. Aunque el
trabajo no deja de recordarnos, que hay una parte de la trama, que tiene
fragmentos de una historia inventada, que el autor se encarga de presen-
tarnos y describirnos analizando sus orígenes.

El trabajo de Philippe Langlet, diría que es inabarcable, en tanto que su
disección entra en aspectos casi que secundarios, que no se dejan de lado
como las reliquias, la sustitución, los poderes de la tumba, el templo en
sus distintos conceptos tanto bíblico como simbólico, sin menospreciar
temas menos apreciables como la recuperación del cadáver, la arquitectu-
ra de la muerte y la gloria y sus dos concepciones, y dedicando finalmen-
te un largo capítulo a Hiram y la palabra, con subcapítulos más cortos,
sobre temáticas como la rama de acacia, las herramientas de la muerte,
los impactos sobre el Maestro, etc. Temas si se quiere menores, pero no
exentos de peculiaridades y de pautas de conocimiento.

120

Un intenso inventario de situaciones, que puedo decir que es la primera
vez que veo plasmada todas esas variantes que uno entrevé en la lectura
de los rituales, pero el gran trabajo de Philippe Langlet, es haber descuar-
tizado todo el trama en piezas a modo de un puzle, cuyo cuadro a modo
de leyenda no dejaba traslucir nada más que una determinada concepción
de la leyenda, casi que univoca, solo en ocasiones alterada en base a
ciertas disonancias cuando este cuadro se comparaba con algo otro gran
cuadro de la leyenda hirámica, procedente de otro rito o texto.

Lo que ha hecho Langlet, es trocear cada parte de la leyenda, de tal modo
que cada objeto, cada concepto, es una pieza, que se analiza por separa-
do, buscando sus significados y sus simbólicas: masónica, hermenéutica,
o bíblica, heréticas, etc., de tal modo que al final lo que se obtiene es un
atlas de posibles explicaciones, que, una vez conjuntado todo el puzle, ya
podamos entender algunos aspectos, los cuales no eran visibles, o per-
ceptibles debido a la contundencia del modelo mítico. Lo cual hace del
libro de P. Langlet un trabajo notable sobre su capacidad de disección, de
análisis y de conocimiento, para recomponer todo el cuadro de la leyen-
da, y que este pueda arrojarnos nuevos mensajes.

Los Compañeros «Malvados» o la defensa del
trabajo

Uno de los capítulos que más me ha llamado la atención es el que Langlet
dedica, no solo al asesinado del Maestros Hiram, sino a las figuras de los
Compañeros, ya que en dicho momento se desarrollan, depende de los
ritos, variadas cuestiones, que por ejemplo François Cavaignac, les da la
vuelta y nos deja perplejos, porque en parte ello nos invita a revisar las
míticas masónicas al uso.

Escribe Langlet que en el Rituel de Prince de Clermont 1765, « hiram
n’est plus, les mauvais compagnons l’ont tué», en cambio para el Rituel
Des Etangs 1858, se habla de «bons compagnons», y los primeros textos
de Rito Frances, califican a dichos Compañeros de malvados o pérfidos, y
en el REAA se acentúa con los calificativos de pasiones malvadas, 1843,
de malvadas inclinaciones… 1880; más adelante con la renovación ritual

121

en el REAA de 1960, se retorna a los tres malvados Compañeros. Aunque
lo cierto, es que lo rituales en suma no son nada esclarecedores al menos
en lo que refiere al papel de esos Compañeros, ya que la leyenda en los
rituales, nos dice Langlet, viene a confundir el rol con los actores (Oficia-
les), en ese intento de situar el plano moral y persistir en enseñar al nuevo
Maestros esta interpretación como justa, pese a los vicios redhibitorios,
de tal modo que de un rol triple que representan los tres Compañeros, se
pasa a una triada de defectos, de imperfecciones y de oscuros designios,
que obliga además a tres Oficiales (Maestros) de la logia a jugar un rol
que no existe en ciertos ritos.

Sin olvidar, las confusiones que de hecho produce la denominación de
Compañeros, y los debates que desierta el papel que juega el Maestro que
a su vez encarna la palabra, digamos que hay como un choque mental en
esa representación donde se muestra una construcción trinitaria, pues el
Secreto es el nombre del Maestro, o el Nombre es el Maestro?; o el tema
de la palabra perdida, a la que no pueden acceder los Compañeros, o los
15 Hermanos que envía Salomón, ¿Por qué Hermanos, y no Compañe-
ros? Y por tanto ya se está condenando en tanto, ¿Qué ya de por sí los
Compañeros son malvados?

Es un tema complejo, como el resto de los temas que nos está describien-
do Philippe Langlet, que nos presenta en este caso una serie de situacio-
nes, a modo de matrioskas rusas, cada parte se desdobla cuasi que hasta
casi el infinito.

Indicar que los rituales de Rito Francés por lo general en cuanto a la
búsqueda de la tumba del maestro Hiram, la hacen «Maestros», ¿Por qué
este cambio...?, ¿Si son Maestros Masones, la palabra no estaría perdida?
Toda una paradoja, pero de este modo se estaría significando también el
choque entre Maestros y Compañeros, y la mentalidad reinante a cerca
del Compañerismo

La revisión de los mitos. Cavaignac

Es hora de dejar a Langlet, y adentrarnos en el enredo que nos prepara

122

François Cavaignac, cuando nos lleva con su libro Les Mythes Maçonni-
ques Revisités, y a los problemas típicos de la revisión de los mitos, tal
y como hace cuando se adentra en el capítulo 3, hablando de Hiram. Del
Sacrificio a la lucha de clases.

La muerte del Maestro Hiram por tres malvados Compañeros colocados
en las tres puertas del templo, hace que se desdoble para Cavaignac toda
una nueva situación, primero porque después de ese episodio del ase-
sinato por 3 Compañeros, que luego es buscado por 9 Hermanos, y sin
embargo cuando se encuentra la tumba del Maestro, es desenterrado por
15 Compañeros, con guantes y mandiles blancos, y siendo resucitado
mediante los 5 puntos del Compañerismo, lo cual con la llegada de la
leyenda del Tercer Grado, se convertirá en los 5 Puntos de la Maestría.

O sea que tenemos a Hiram Abif que es Maestro Masón, o sea un Her-
mano, y los agresores son Compañeros del Oficio, y los que han partido
son Hermanos, ¿también Maestros? y luego aparecen otros Compañeros.
Tal y como se nos explica este mito, «no es una invención ex nihilo, es
una interpretación cuya raíz es un episodio bíblico», tal vez la leyenda de
los Cuatro Santos Coronados. O las canciones de gesta del siglo XII con
Aymon y sus hijos de por medio.

Hay que tener en cuenta que hay variantes y variaciones para todos los
gustos, Joannes Snoek, en su trabajo sobre la Evolución del mito de Hi-
ram en Inglaterra y Francia,[2] recoge unas 50 versiones diferentes del
mito de Hiram.

Es en 1730 cuando se libra la primera versión del mito hirámico, que
hace referencia a otra anterior, aunque aquí la «esencialidad, digamos
que es el asesinato del Maestro Hiram por tres malvados Compañeros»,
componiendo de este modo, el cuadro cuasi prefecto de un Hiram de
composite, fabricado por las circunstancia de la creación moderna de la
masonería y rellenado con elementos clásicos y tradicionales del Oficio,
para de este modo componer un personaje específico, aunque como nos
indica Cavaignac «esta leyenda un tanto lisa esta incompleta, ya que no
se menciona, la existencia de la naturaleza que puede modificar sensi-

123

blemente la interpretación del mito. Sin olvidar en tanto que remarcable
que dichos eventos reposan sobre hechos históricos difícilmente contras-
tables».

Por otra parte, la presencia de los gremios operativos en el siglo XI dan
una nueva dimensión a la historia del Alto Medievo y van a incidir en el
desarrollo de la masonería moderna, dado que ello se enclava a su vez
en la renovación integral: cultural, religiosa e intelectual, y en cuyos en-
tornos las agrupaciones del Oficio se fueron organizando de una forma
progresiva alrededor de las villas, y por tanto, como todo buen gremio
se articuló en base a una serie de libertades y privilegios, que llegarán a
tener una importancia vital lo cual se prolonga hasta las postrimerías en
el siglo XVII y comienzos del XVIII, y aunque como tales gremios están
subordinados a los señores, no por ello van a dejar de desarrollar una
cultura propia.

O sea una estructura interna «jurada», en la cual los miembros artesanos
del mismo Oficio deviene en jurar real compromiso a sus estatutos y a
la comunidad, lo cual irá deviniendo en una estructura cada vez más je-
rarquizada, con un desarrollo estricto y hasta represiva, introduciendo en
el siglo XII el «reparto de las labores entre Aprendices y Compañeros,
y Maestros que son aquellos que dirigían los talleres y la contratación,
estos últimos van deviniendo en un cierto autoritarismo en función de la
demanda económica», lo cual les hace también agruparse siendo el espí-
ritu del Oficio «jurado» excluirles como tales Maestros, pues de hecho
son un cuerpo anexo.

Su articulación como tal cuerpo permitía una cierta situación de bloqueo
en el acceso a la Maestría, en función del alza indiscriminada de la coti-
zación en los derechos de entrada en el Oficio, y la reducción de los tiem-
pos de aprendizaje, estableciéndose una barrera profesional y técnica,
siendo costosa la formación como Jefe de Obra, con lo cual tales cargos
fueron deviniendo en una suerte de herencia familiar, esto no tendría más
consecuencias «si no contrajera el hecho que la cualidad de Compañero
, una etapa intermedia entre el aprendizaje y la maestría, no quedara a
modo de un función ad vitam», que además se va a a reproducir en la

124

masonería especulativa hasta bien entrado el siglo XVIII, recuérdese el
nombramiento de Clermomt.

El mito «Maldito» del Compañerismo

La situación del blocaje de la Maestría, traerá como consecuencia la or-
ganización paralela de los «Compagnons», especialmente en Francia, los
cuales se enfrentaran a los Maestros, tanto por los salarios como por las
fórmulas de contratación, de tal forma que los desencuentros se dejaron
notar a partir de 1175, y salpicarán dicha situación, tanto a Francia como
a Inglaterra hasta al menos finales de 1418.

Con el alzamiento de la burguesía dominando toda la esfera económica,
va emergiendo cada vez más el fuerte encontronazo entre Maestros y
Compañeros, que a su vez van deviniendo en lo que finalmente será la
clase obrera, pero con un largo historial de conflictos que se prolongan
hasta el siglo XVII, logrando de este modo que el Compañerismo, fue-
se una pujante organización capaz de ir ensayando nuevos modelos de
contratación, haciéndose fuertes frente a la represión y la fuerza de los
llamados «Maestros Recalcitrantes»

Esa situación estallará produciendo diferentes conflictos entre 1680-
1715. Tan importantes fueron estas revueltas, que terminará reflejado en
un pasaje del Manifiesto del Partido Comunista, de la mano del propio
Karl Marx.

¿Y todo esto a que viene, se preguntaran los lectores?, Pues hay una
situación de paralelismo, pero eso sí a cambio de salimos del marco pre-
fijado, y cambiamos de óptica y vemos a Hiram como Jede de Obra con-
frontado con los Compañeros, lo cual ese conflicto del salario y reivin-
dicaciones de los Compañeros, va a ser una constante que se recoge en
los Old Charges (Regius 1390, Cooke 1410, Grand Lodge 1583; Walsón
1687, Dunfries 1710, Graham 1726, o los Estatutos de Ratisbona 1459 ,
o Estrasburgo 1563) y no deja de ser paradójico entonces el olvido siste-
mático de esta situación, con digamos que es necesario una revisión de
algunos puntos de la construcción histórica de la propia masonería, pues

125

aunque parece olvidada, sí que ha quedada reflejada en alguna nota ritual
en catecismos, y demás de la prohibición del Compañerismo.

Porque la leyenda de Hiram Abif, no va más allá de los aspectos románti-
cos, y en que se nos suele situar, al menos, tal y como expone Cavaignac,
ante una visión más profana y prosaica del hecho, tal y como lo muestra
Prichard en 1730, con la construcción de un templo en cual, en plena
actividad, tres Compañeros del Oficio se presentan ante el Jefe de Obra
al que matan…

No cabe duda que hemos visto siempre la misma historia, y en los mis-
mos formatos y directrices, y tal vez haya otra visión, o sea la del Maestro
recalcitrante, que se guarda la palabra para sí, palabra que que permite el
acceso a la Maestría, y que solo parecen tenerla Salomón e Hiram Abif,
y por tanto los Compañeros se revuelven ante esa situación, de como un
malvado Maestro se resiste a compartir el secreto y dar acceso a la con-
dición de iguales a otros…, lo cual es desde luego una «interpretación
menos espiritualista del mito, pero más plausible» tal vez estemos ante el
Error communis fácil jus…

Por otro lado, no deja de ser curiosa la inexistente explicación en los
rituales sobre los conflictos del Oficio, que por cierto duraron casi 700
años, de los cual Prichard no se hace eco, pero sí que encontramos, como
ya he dicho, en los rituales una ofensiva contra los Compañeros del Ofi-
cio, prohibiéndoles entrar en logia, tal y como muestran desde las Consti-
tuciones e incluso los rituales, tal vez por el hecho de protagonizar las re-
vueltas contra los Maestros, que es lo que hace que se construya un relato
en los cuales los buenos son los Masones, y los malos los Compagnons,
pese al continuo intento por otro lado muy paradójico de operativizar la
masonería, y de masonizar la clave operativa, tal vez de la mano de esa
intensa cadena de la concepción tradicional dominante como es la teoría
de la Transición, tan defendida por tantos y tantos masones.

Este problema de la demonización del Compañerismo se puede ver en
este trabajo de La Tradición Operativa en el Rito Francés: Luces y som-
bras:

126

Recapitulando….

A estas alturas queda claro, que la leyenda de Hiram es la transposición
de un arquetipo de múltiples materiales, los cuales van desde Isis y Osi-
ris, que proponen algunos autores, con la intención de lograr una cierta
transcendencia ante la finitud de la vida humana, y de este modo abrir un
camino de esperanza en una resurrección, tal y como propone el Tercer
Grado Añadiendo, claro está, añadiendo el gran factor caballeresco que
se va introduciendo dentro de ensamblaje de la masonería, en favor de
enriquecer esta leyenda hacerla amable y muy notable para las mentali-
dades de la época.

Tal y como nos resume Philippe Langlet, cerrando su gran trabajo. ¿Se
puede pensar que el 3º Grado fuera solo un Grado principal inicial, a
modo de preparación a otros grados, heredados o prestado por la ma-
sonería operativa? Puesto que la leyenda de Hiram, no es exactamente
superponible a la historia del Tercer Grado.

La leyenda de Hiram, traduce una revancha de una voluntad, ya que es
un hecho radicalmente nuevo, y por supuesto es un desarrollo consciente
y calculado con una elaboración de contenidos renovados al «servicio de
una visión diferente de la institución masónica, con la idea de estructura
un grado tendente a crear una aristocracia masónica, al modo y manera
de un instrumento político que necesitaba la Gran Logia de Londres»
(DACHEZ 2002), pero que se va elaborando, y eso se vez en el cam-
bio continuo de algunas partes de la leyenda, cuya variedad recogen los
rituales, que presentan partes, y momentos muy diferentes de la mítica
hirámica, desde sus inicios hagiográficos, desde las alusiones, hasta los
momentos claves, o más accesorios.

Cabría pensar que desde este otro lado de la visión del mito, la leyenda
de Hiram vendría a ser algo así como la gran revancha contra el Compa-
ñerismo, o sea de nuevo la recuperación de la Maestría, la consumación
del logro de la figura del Maestro, como un nuevo grado y una nueva
palabra, y por tanto un nuevo estatus, al cual no podrían subir al grado los
Compañeros, salvo que la comunidad de Maestros, lo validara.

127

Con lo que no se contaba en esos momentos es que la universalización
democrática, y las imposiciones reglamentarias con la necesidad de con-
tar con un determinado número de Oficiales/Maestros para la Apertura
de los trabajos, o favoreció romper el numerus clausus impuesto por los
Maestros, y el acceso a la Maestría ya fue un hecho universal reconocido
para todos los masones una vez aceptados.
En todo caso todas estas lectura en combinación y con el apoyo del libro
de Hugues Berrón Les Enfants de Salomón, Aproches históriques at ri-
tuelles sur ls Compagnnonages et la franc-maçonnerie, es todo un apren-
dizaje final para subir a la Maestría, a modo de tesis final
En fin, son nuevas preguntas y nuevos escenarios, que se han ido abrien-
do camino tras las intensas lecturas de libros como los mencionados, que
tiene la virtud de abrir la mente a nuevas proposiciones intelectuales y
romper con marcos establecidos en los cuales nos deberíamos enmarcar
nuestros trabajos los Maestros Masones para dar luz, y para abrir nuestras
mentes más allá de los procustos tan al uso en masonería.

128

129

Dedicado
Al Dios que habita en mi interior y guía en todo momento mis actos

en la esperanza de que comprenda sus dictados,
lo cual no siempre consigo

A todo aquellos que buscan explicaciones
a lo que no conocen.



130

“Solo te pido que entres a mi casa con respeto. Para servirte no necesito tu devoción,
sino tu sinceridad. Ni tus creencias, sino tu sed de conocimiento. Entra con tus vicios,
tus miedos y tus odios, desde los más grandes hasta los más pequeños. Puedo ayudarte
a disolverlos. Puedes mirarme y amarme como hembra, como madre, como hija, como
hermana, como amiga, pero nunca me mires como a una autoridad por encima de ti
mismo. Si la devoción a un dios cualquiera es mayor que la que tienes hacia el Dios que
hay DENTRO de TI, les ofendes a ambos y ofendes al UNO.”

Escrito en oro está en la puerta de Sekhmet – Templo de Karnak

Sobre el autor:

Mario López Rico es maestro masón y tra-
baja actualmente en su logia madre Rena-
cimiento 54 – La Coruña – España, bajo la
Obediencia de la Gran Logia de España,
donde fue iniciado el 20 de Noviembre de
2007 y fue reconocido como maestro el 22
de Abril de 2010.

Maestro de la Marca
Nauta del Arco Real
Compañero del Arco Real de Jerusalén.
Super excelent master (grado cuarto y último de los Royal & Select Master –
Rito york)
Miembro Fundador:
Capitulo Semper Fidelis nº 36 de Masones del Arco Real el 18–Oct–2014
Consejo Mesa de Salomón nº 324 de Maestros Reales y Selectos el 20–Feb–
2016
Logia de Marca Magister Matthaeus nº 1694 el 10–Sep-2016 

131

Índice

1 – Vicios y virtudes. 133
2 - Fraternidad 138
3 - Igualdad 141
4 - Lealtad 146
5 - Tolerancia 148
6 - Sinceridad. 152
7 - Tenacidad. 154
Bibliografía y fuentes 157

132

1 – Vicios y virtudes.

“¿Qué venís a hacer aquí?
Vencer mis pasiones, someter mi voluntad
y hacer un nuevo progreso en la masonería”

[Instrucción aprendriz del REAA]

Hablar de virtudes es algo indis-
pensable en el ambiente masóni-
co. Ya desde el grado de aprendiz
se nos enseña en todos los rituales
e instrucciones masónicas que el
masón ha de forjar cadenas para
los vicios y coronas para las vir-
tudes dejando así claro que, por
obligación, hemos de ser virtuo-
sos en todo lo que hagamos.

En esta presentación intentaré definir los conceptos de vicio y virtud
para, en los siguientes capítulos, tratar sobre determinadas virtudes como
la fraternidad, la igualdad o la tolerancia. El lector – inteligente como es
– se estará preguntando porque no tratar algunos vicios. Lo cierto es que
siguiendo los principios de la gran obra hermética “El Kybalion” 19 he de-

19 El Kybalión es un documento del siglo XIX que resume las enseñanzas del her-

metismo, también conocidos como los siete princi-pios del hermetismo. Su autoría se
atribuye a un grupo anónimo de personas autodenominados Los Tres Iniciados, aunque
las bases del hermetismo se atribuyen a un alquimista místico y deidad de algunas logias
ocultistas llamado Hermes Trismegisto, cuya existencia se estima en Egipto antes de la
época de los faraones y, según la leyenda, fue guía de Abraham.
Los “tres iniciados” que escribieron El Kybalión decidieron permanecer en el anonima-
to. Esto ha generado muchas espe-culaciones sobre quién escribió realmente el libro.
Hay varias escuelas de pensamiento que se atribuyen su autoría. La teoría más popular
es que está escrito por miembros de la Sociedad Teosófica, pues su traductor del inglés
al español, como comprobamos en todos las ediciones españolas desde la primera, fue
Federico Climent Terrer, fundador de la Sociedad Teosófica en Barcelona, España, quien
realizaría esta traducción por orden exclusiva de la Sociedad Teosófica. Otras teorías
dicen que podrían ser Paul Foster Case, Michael Whitty y William Walker Atkinson los
“tres iniciados” que escribieron el libro. Estas teorías es a menudo expuesta por miem-
bros de Builders of the Adytum, la Escuela de Misterios que fundó Case, aunque el gru-

133

cidido no hacerlo. Según el principio de los opuestos, si quieres eliminar
algo no te opongas a ello, simplemente haz lo contrario. Si quieres elimi-
nar un vicio haz lo opuesto, su virtud. Si quieres impedir la intolerancia
se tolerante. Así pues, hablar de virtudes ayuda a eliminar los vicios de
modo automático.

Definir lo que es el vicio y la virtud parece cosa sencilla, pero un simple
vistazo a los diccionarios nos abre los ojos y percibimos que la cosa no
es tan simple como parece. Tanto para uno como para otro término nos
ofrecen muchas interpretaciones que no siempre se ajustan a lo que noso-
tros creemos que debe de ser.

Ambos conceptos resultan un tanto complicados de analizar para que la
definición nos sirva a todos por lo que siempre se hace una interpretación
personal que puede desvirtuar las cosas. Lo que para uno es un vicio para
otro puede no serlo tanto o no serlo en absoluto. Se hace necesario, por
lo tanto, intentar marcar una linea divisoria entre ambos conceptos que
nos permita, al menos en la mayor parte de los casos, coincidir en los
criterios.

La palabra “virtud” deriva del latín “virtus, virtutis”, que significa fuer-
za, poder o potestad. Es por lo tanto una capacidad espiritual, una fuerza
esencial divina por excelencia, que crece y se aviva con la actividad, y
por lo tanto alienta al iniciado mientras lo capacita para la lucha interior
contra las bajas pasiones y tendencias, los malos hábitos y las inclinacio-
nes negativas. Para realizar el bien y perfeccionar la naturaleza inferior
el camino de la virtud es absoluto por cuanto conduce a una realidad
espiritual que lleva el signo de la perfección.

Vicio deriva de la lengua latina “vitium”, como voz que significa imper-
fección, defecto físico o moral. Es el hábito que se adquiere para obrar
mal, se refiere también, a la falsedad, al engaño o a la mentira para emitir
cualquier opinión o hacer alguna proposición; es el acto de ejecutar una
acción frecuentemente o en demasía; es la afición por determinadas cos-
tumbres, que incitan a excederse en el goce de los deleites.

po en sí no se hace eco públicamente de la misma; de hecho, parece que esta historia se
originó en un grupo escindido de B.O.T.A., la Fraternidad de la Luz Oculta

134

El tema está presente en el código moral de todas las religiones y ge-
neralmente se asume como sinónimo de pecado dentro del vocabulario
profano, que a fin de cuentas por su definición, “pecado” es un hecho,
dicho, deseo, pensamiento o acción contra la ley de Dios.

Pecado (del latín peccātum) es la trans-
gresión voluntaria y con conocimiento
de un precepto religioso. En Teología
moral se lo considera “un acto malo,
o la omisión culpable de un acto bue-
no obligatorio”. Por extensión, se de-
nomina pecado a todo aquello que se
aparta de lo recto y justo, o que falta a
lo que es debido. El concepto religio-
so aún vigente de pecado como ‘delito
moral’ alude a la trasgresión volunta-
ria de normas o preceptos religiosos.
Dado que existen innumerables nor-
mas de este tipo, existen innumerables
pecados, a los cuales se les asigna mayor, menor o ningún castigo según
las distintas creencias

Si nos fijamos bien, el vicio puede ser incluso el exceso de una virtud. Es
bueno comer y alimentarse, disfrutar de una buena cena entre amigos es
maravilloso; pero si en esa cena abusamos del vino y llegamos al punto
de la embriaguez ya estamos en el vicio. Si abusamos de la comida esta-
remos en el vicio de la gula. Así pues, como ya dijimos, la linea divisoria
entre vicio y virtud puede ser muchas veces demasiado ténue o depender
del pensamiento de cada uno. ¿Qué es lo correcto? Una copa, dos, cin-
co…comer un trozo de tarta, tres, media tarta…¿dónde está la frontera
del comportamiento vicioso? ¿Dónde se encuentra la frontera entre lo
normal y el pecado capital 20 de la gula?

20 Los siete pecados capitales son una clasificación de los vicios mencionados en

las primeras enseñanzas del cristianismo para educar a sus seguidores acerca de la moral
cristiana. La lista de los pecados capitales engloba siete vicios que son: lujuria, pereza,
gula, ira, envidia, avaricia y orgullo.

Aristóteles (Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C.) fue un polímata: filósofo, lógico y

135

Tan poco claro esta todo esto que ya Aristóteles trató de marcar una
pauta. Según él, la virtud es el justo medio entre dos tendencias humanas
opuestas que llamamos exceso y defecto. De hecho, hoy dia es lo mismo,
pues todos hemos dicho o oido alguna vez que se puede pecar tanto por
exceso como por defecto. Así el valor es una virtud porque su defecto
(cobardía) y su exceso (temeridad) son malos. El valiente no es un teme-
rario ni un cobarde, sabe cuando hay que arriesgar y sabe también cuando
lo prudente es retirarse para evitar peligros innecesarios. Si usted ha leido
lo anterior con calma se habrá dado cuenta que tenermos tres valores y
el bueno es el del medio, el punto central, el punto de equilibrio. Ya no
estamos hablando de vicio y virtud, sino de una escala tal que en un sen-
tido nos vamos hacia el vicio y en otro nos vamos también al vicio. En un
caso por defecto y en otro por exceso.

La masonería entiende por virtud la capacidad de hacer el bien en su más
amplio sentido. La virtud también nos obliga al cumplimiento de nues-
tros deberes para con la sociedad y la familia sin egoísmo ni vanidad. La
masonería enseña a practicar la virtud como calidad suprema de la moral
y como lealtad de la conducta para el ideal, que debe conducir hasta el
sacrificio cuando sea necesario para el cumplimiento del deber.

Sin embargo, la masoneria sabe que la virtud siempre es perfecionable
dado que los masones no dejan de ser una representación de la humani-
dad. Son hombres en un mundo llenos pasiones y por lo tanto, sometidos
a ellas, pueden caer en sus vicios. El vicio tiene el poder de pervertir

científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la
historia intelectual de Occidente por más de dos milenios.
Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo nos han llegado 31) sobre
una enorme variedad de temas, en-tre ellos: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia,
ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología. Aristó-teles trans-
formó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que abordó. Es reconocido como
el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos
previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles, donde se encuentran las
primeras investigaciones sistemáticas al respecto.
Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación es-
pontánea, el principio de no contradic-ción, las nociones de categoría, sustancia, acto,
potencia y primer motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la
filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas.

136

los instintos humanos y llevarnos a buscar solo nuestra satisfacción en
lugar de la social y la Universal que engloba a toda la humanidad. Es de
destacar que uno de los principales ideales de la masonería universal es
precisamente la erradicación de los vicios y, por ende, conducir el espíri-
tu del hombre para elevarlo hasta la virtud. Nada podemos decir de mal
sobre este ideal. El hombre virtuoso siempre procurará el bienestar o la
tranquilidad de todos – incluso de quien le haya perjudicado o causado
algún mal. Para el virtuoso todos son iguales. Todos son hermanos. Y los
males causados – ya sean voluntarios o involutarios – no deben influir en
ese trabajo. Se han de dejar a un lado rencores, enemistades y venganzas
en contra de las personas cuya maldad sea manifiesta en todos sus actos.

Desde luego no es fácil actúar así – nadie lo ha dicho – y por ello debe-
mos también admitir que solamente entre las personas que poseen un
alma noble y fuerte es donde indudablemente se alberga la virtud y en
donde se puede encontrar algo de perfeccionamiento.

Lograr ese punto de virtuosismo no
es nada sencillo, necesitamos varias
cosas para ello; pero lo más impor-
tante es comenzar por conocernos a
nosotros mismos. Determinar nues-
tros vicios y nuestra virtudes. Alen-
tar las virtudes y sofocar los vicios;
porque las virtudes, con su práctica
continua y perseverante, ayudan a eliminar los vicios. Este proceso es
un renacimiento paulatino del hombre, del Ser Interior que busca la Luz
y la Unión con el Gran Arquitecto. Es, en cierto modo, el auténtico VI-
TRIOL, el descenso a la tierra, a los infiernos de los vicios, para renacer
como el Ave Fenix 21, majestuoso y poderoso, libre de vicios y lleno de

21 El mito del ave Fénix, alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de

supervivencia en el Más allá, pues el Fénix muere para renacer con toda su gloria. Según
el mito, poseía varios dones extraños, como la virtud de que sus lágrimas fueran cura-
tivas, fuerza descomunal, control sobre el fuego y gran resistencia física. En el Antiguo
Egipto se le denominaba Bennu y fue asociado a las crecidas del Nilo, a la resurrección,
y al Sol. El Fénix ha sido un símbolo del cuerpo físico y espiritual, del poder del fuego,
de la purificación, y la inmortalidad. Para Heródoto, Plinio el Viejo y Epifanio de Sala-

137

virtudes para derramar sobre toda la Humanidad y ayudarla en su avance
intelectual, social y espiritual.

Todo ser humano puede realizar este trabajo si lo desea, la única dife-
rencia entre un profano y un masón es que este no puede desearlo sino
que está obligado a hacerlo por sus juramentos. Juramentos que le ligan
a la lucha contra el vicio y, por lo tanto, acercarse a la virtud en todo
momento, no solo con el pensamiento sino también con sus palabras y,
lo más importante de todo, con sus actos diarios. No lo olvidemos nunca,
ya lo decían los sabios de los tiempos antiguos, solo hay un camino para
lograrlo: librar al hombre de la ignorancia y, para ello, los masones nos
reunimos en logia para levantar templos a la virtud y cavar pozos sin
fondo a los vicios. No olvidemos nuestros deberes y como practicarlos.

¿Cuáles son los deberes de un masón?
Huir del vicio y practicar la Virtud
¿Cómo debe practicar la Virtud un masón?
Prefiriendo la Justicia y la Verdad a todas las cosas.

2 - Fraternidad

“No se puede promover la fraternidad
y el progreso de la humanidad

promoviendo e incitando al odio de clases”
[Abraham Lincoln]

Si existe una virtud que todos po-
nemos como primordial esta es la
fraternidad. El término fraternidad
deriva de la palabra latina frater, que
quiere decir hermano. Por ello, cuan-
do hablamos de fraternidad también
hablamos de hermandad, lo cual im-
plica un lazo o nexo de unión entre
los miembros, ya sean dos o cinco

mina, esta sagrada ave viajaba a Egipto cada quinientos años, y aparecía en la ciudad de
Heliópolis, llevando sobre sus hombros el cadáver de su padre, a donde este iba a morir,
para depositarlo en la puerta del templo del Sol.

138

mil. Estos lazos serán de sangre en el caso de hermanos reales, pero otras
veces – las más de las veces – serán creencias religiosas, morales o filo-
sóficas las que harán que varios seres se reúnan y conformen una frater-
nidad o hermandad para compartir sus ideales. De no hacerlo así, lo más
probable es que todos ellos hubiesen permanecidos alejados unos de los
otros y jamás se hubiesen conocido.

La fraternidad implica buscar algo común que nos una, un origen co-
mún más allá de todo lo que sea biológico. Tener un ideal común no es
suficiente. La amistad o el amor tampoco. Es necesario poseer algo que
solo la pertenencia a la fraternidad pueda dar y eso solo es posible si la
fraternidad o hermandad es iniciática. En la iniciación uno deja de ser
una persona para renacer como otra. Dicho de otro modo, deja se ser
profano para ser iniciado. En cierto modo, la madre “real” pasa a un se-
gundo lugar y surge una madre “espiritual” común a todos los iniciados
y, teniendo una madre común, pasamos a ser hermanos.

Ya no es necesario haber sido amigos antes, ni que las ideas coincidan,
ni cuarenta mil cosas más; desde el momento de la iniciación somos her-
manos porque tenemos una misma madre. Pero es necesario hacer algo
para perpetuar dicho conocimiento, dicho recuerdo de fraternidad y así
surge el ritual.

El ritual no es una simple ceremonia que debemos realizar de modo au-
tomático como para salir del paso. No. El ritual es más, mucho más. Por
medio del ritual recordamos lo que somos, lo que éramos y lo que sere-
mos. El ritual nos ordena y nos guía en el mismo sentido y siempre, siem-
pre, tendrá un momento donde se destaque la pertenencia a la hermandad
y el amor, respeto, cariño…que debemos tenernos todos.

Así pues, no caigamos en el error común de acudir a las reuniones para
leer el ritual, acabar pronto, tomar algo en el ágape y volver a casa. Si
no hemos interiorizado el ritual, si no hemos recordado que estamos allí
para renovar nuestra fraternidad, el haber ido o no poca diferencia hará.

Volviendo a lo que es la fraternidad, algunos se preguntan por qué se

139

la considera tan importante. Lo cierto es que podríamos afirmar que la
fraternidad es una virtud madre que da lugar a otras virtudes hijas. Sin
fraternidad es imposible la tolerancia, la justicia, el respeto…con su falta
surge el autoritarismo y la dominación de los individuos por parte de
otros, se conculcan derechos humanos, se pierde el respeto a la natura-
leza y un largo etc. Pero, alerta, no caigamos en el error de hacernos tan
fraternos con nuestros hermanos que se genere un núcleo cerrado que
nos aislé de los que no lo son. Eso no es fraternidad, al menos la que
nosotros buscamos. No podemos crear grupos, corpúsculos fraternos que
defienden sus propios intereses, eso es una mafia que defiende solo a los
amigos. Nuestro trabajo es defendernos, si, es verdad; pero también de-
fender a todos los demás. La fraternidad ha de ser universal

Tenemos una meta que lograr. Es muy sencillo de exponer pero no tanto
de lograr. El trabajo consiste en lograr que cada persona de la Humanidad
identifique y se identifique como hermano de todos los demás. No como
un igual porque todos somos diferentes en nuestras individualidades,
sino como un ser humano con los mismos derechos y deberes y que me-
rece todo nuestro respeto, amor y compresión. Debemos poner el espíritu
común por encima de todo lo material y superar todas las diferencias que
podamos tener.

La consciencia humana – vista desde el punto de vista espiritual – es co-
mún a todos. Todos estamos conectados y todos debemos reconocernos
como parte del Universo en el cual moramos. Nuestro cuerpo físico es
material y mortal, más pronto que tarde para los tiempos universales des-
aparecerá. Nada quedará del mismo. Solo la parte espiritual perdurará.
Solo lo que realmente somos seguirá su curso por el Universo. Un curso
que no conocemos: podremos reencarnar o no, podremos hacerlo en la
Tierra o en otro planeta habitado en una galaxia que ni siquiera conoce-
mos. Sol nuestra consciencia humana existe por siempre.

Solo si hablamos de la existencia de la conciencia fuera de nuestro cuer-
po podemos hablar de Humanidad, en ese instante seríamos humanos ya
que existiría un lazo real entre todos los hombres. Y solo aceptando esto
podemos ser capaces de comprender la gran importancia de la Fraterni-

140

dad entre todos los humanos.

3 - Igualdad

“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando.
Soñar con la libertad, soñar con la justicia,
soñar con la igualdad y ojalá
ya no tuviera necesidad de soñarlas”
[Martin Luther King]

Antes de tratar el tema de la igual-
dad hemos de tener claro lo que
es la igualdad. Como siempre, un
buen comienzo es el análisis eti-
mológico de la palabra. Igualdad
deriva del término latino aequali-
tas formado por el adjetivo aequus
(igual, justo, equilibrado, equitati-
vo) y el sufijo tat (denota calidad). Lo que nos indica que lo que hacemos
es comparar varias cosas y determinar que en determinada cualidad son
equiparables. Así tenemos la igualdad de derechos entre hombres y muje-
res o entre las diferentes razas. Y vemos, sin tener que mirar mucho, que
puede existir igualdad en algo y desigualdad en “otro algo”.

¿Pero realmente a que nos referimos con Igualdad?, porque la definición
etimológica no es muy clara para saberlo y dado que esta palabra se ha
puesto de moda es vital conocerlo. Veremos que diferentes autores han
dado diferentes explicaciones y futuros autores seguro que harán lo pro-
pio.

El diccionario María Moliner22 menciona la igualdad como:
22 María Juana Moliner Ruiz (Paniza, Zaragoza, 30 de marzo de 1900 – Madrid,

22 de enero de 1981) fue una bibliotecaria, filólo-ga y lexicógrafa española. Propuesta
para ocupar un sillón en la Real Academia de la Lengua Española, su condición de mujer
(sería la primera en ocupar un puesto) pesó en su contra. El académico Miguel Delibes,
tras el fallecimiento de la antigua candidata, opinó que: “es una lástima que, por esas
circunstancias especiales en que se han desenvuelto siempre los temas que rodean a la
presencia de mujeres en la Academia, María Moliner no haya podido ocupar un sillón

141

“Cualidad de igual. Circunstancia de ser iguales las cosas. Circunstancia
de ser tratadas de la misma manera las personas de todas las categorías
sociales.”.

Mucha gente tiende a pensar que la Igualdad conduce automáticamente
a la Justicia pero no siempre es así. Por ejemplo, si tengo tres manzanas
y tres personas y le doy una a cada uno podré decir que he realizado un
reparto igualitario pero puede ser que no haya sido justo. Si una de esas
tres personas acaba de comer y las otras dos tienen hambre, puede que no
sea muy igualitario pero si sería justo darle a cada uno de los hambrientos
manzana y media y que el ya satisfecho no comiese ninguna.

Lelande distingue varios tipos de Igualdad:

a) Jurídica: La ley (defensa, penas, juicios…) son iguales para todos los
ciudadanos sin excepción de nacimiento, situación o fortuna.
b) Política: Todos los ciudadanos pueden acceder en igualdad de con-
diciones, y en la medida de sus capacidades, a las funciones, grados y
dignidades públicas sin distinción de clase o fortuna
c) Real: El hecho que dos o más hombres tengan la misma fortuna, ins-
trucción, inteligencia, salud, etc.

Es importante fijarse en la opción tercera pues la dos primeras no dejan
de ser meras utopías ya que todos sabemos que no es cierto. En un juicio
podemos salir culpables o inocentes en virtud del abogado que tengamos
y disponer de un buen abogado depende casi siempre del poder adquisi-
tivo del denunciado. La igualdad, por lo tanto, es teórica pero no es real
Quizás el mayor ejemplo de igualdad real es que todos los hombres na-
cen, crecen y mueren, nadie se libra del ciclo de la vida. Es una igualdad
“natural” donde no importa sexo, color, religión, escala económica…
nadie, absolutamente nadie, escapa. Tema aparte es como uno vivirá o
morirá, pero el hecho en sí se producirá.

Antes de comenzar a tratar el tema de porque la igualdad no existe en el
mundo actual me permito recordarles que el primer artículo de la Decla-

en la entidad “ 142

ración Universal de los derechos humanos 23 hace hincapié en la igual-
dad, lo cual nos da idea de la gran importancia de la misma.

“Art 1° Todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y concien-
cia, deben comportarse fraternalmente los
unos con los otros”.

Resulta cuando menos irónico que los
hombres tengamos la Declaración de los
Derechos Humanos y hayamos escrito
este primer artículo cuando la desigual-
dad es y ha sido la base de los diferentes
conflictos a lo largo de la historia. El tra-
tado de Versalles 24 o el reparto del territorio Palestino entre los árabes
y los judíos25 tras el fin de la Segunda Guerra Mundial son ejemplos
de desigualdades generadas por el ser humano y que dieron lugar – con
otros motivos añadidos – al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en
el primer caso, y al aún sin resolver enfrentamiento en los territorios de
Israel en el segundo.

Pero quizás, el mejor ejemplo de lo ridículo de todo esto se da en la Reli-
gión. Todas dicen tener un origen común en la existencia de un Gran Ser
Supremo que nos ha creado a todos. Por lo tanto, todos somos hermanos.

23 La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documen-

to declarativo adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolu-
ción 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París; en ésta se recogen en sus 30 artícu-
los los derechos humanos considerados básicos, a partir de la carta de San Francisco (26
de junio de 1945).

24 El Tratado de Versalles fue un tratado de paz que se firmó en la ciudad de Ver-

salles al final de la Primera Guerra Mundial por más de 50 países. Este tratado terminó
oficialmente con el estado de guerra entre la Alemania del segundo reich y los Aliados
de la Primera Guerra Mundial.

25 En 1948 nace el Estado de Israel. La ONU determinó sobre Palestina, que el

territorio fuera dividido en dos Estados, uno judío y otro árabe. Comienza así un pro-
longado conflicto, en 40 años Israel ha sufrido cuatro guerras con los países árabes. Más
infor-mación en: http://html.rincondelvago.com/conflicto-arabe-israeli_9.html

143

Lejos de vernos como tales solo se ven así los que son de la misma idea
religiosa, los demás son enemigos a los que se puede eliminar sin proble-
mas. Parece que se hubiese adaptado la famosa frase que George Orwell
dejó para la posteridad en su obra “Rebelión en la granja26 ”:

“Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales
que otros”

Por causa de esa forma de pensar hemos vivido las cruzadas entre cristia-
nos y musulmanes o el más reciente crecimiento de los grupos Yihadistas
como el Daesh27 . En resumidas cuentas, se nos llena la boca al hablar de
igualdad pero hacemos todo lo contrario para lograrlo.

¿Y qué sucede en las logias masónicas? Pues en teoría somos defensores
a ultranza da la Igualdad, pero todos conocemos logias donde unos cuan-
tos imponen su criterio a los demás basándose en “usos y costumbres”
de esa logia sin pararse a pensar que los usos y costumbres de una época
pueden no ser los adecuados para otra y que un debate constructivo es lo
mejor para saberlo. No. Se niegan en redondo. Imponen su antigüedad
como si eso fuera garantía de veracidad y otorgase a todo lo que dicen
carácter de Ley indiscutible.

No toquemos ya el tema de los ritos, ¿Cuántos hermanos niegan a los ri-
tos que ellos no practican el ser, por decirlo de alguna manera, correctos?
Olvidan estos hermanos que lo importante no es el rito que se practique
sino que se haga correctamente y lleve al hermano hacia un perfecciona-
26 Rebelión en la granja (también conocida como La granja de los animales) es

una novela satírica del británico George Orwell. Publicada en 1945, la obra es una fábula
mordaz sobre cómo el régimen soviético de Iósif Stalin corrompe el socialismo. En la
ficción de la novela un grupo de animales de una granja expulsa a los humanos tiranos
y crea un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en otra tiranía brutal. La
novela fue escrita durante la Segunda Guerra Mundial y, aunque publicada en 1945, no
comenzó a ser conocida por el público hasta finales de los años 1950.

27 Estado Islámico de Irak y el Levante o EIIL, conocido en ocasiones como Esta-

do Islámico o EI o como Dáesh o Daish, es un grupo terrorista insurgente de naturaleza
fundamentalista yihadista wahabita formado por radicales fieles a Abu Bakr al-Bagh-
dadi que en junio de 2014 autoproclamó el califato desde la ciudad iraquí de Mosul
pidiendo lealtad a todos los musulma-nes del mundo

144

miento de sí mismo. No importa el camino, importa la meta Pero muchos
parecen tan preocupados por el camino que olvidan la meta y no llegan
a ella. Son como el profano que mira a un maestro cuyo dedo apunta al
cielo en vez de mirar a las estrellas que brillan con esplendor en la bóveda
celeste.

Y que podemos pensar de aquellos hermanos que creen que los masones
son más iguales que los no masones sin darse cuenta que es justo contra
eso que luchamos. Ser Masón es un “accidente” como lo es ser arquitecto
o abogado. Unos lo somos y otros no. Lo que nunca debe olvidar un ma-
són es que toda la humanidad ha de ser igual para nosotros.

Todos y cada uno de los individuos que formar la raza Humana son her-
manos y como tales han de ser tratados. Existe una frase muy interesante
que dice: “Me han enseñado a tratar con igual respeto al conserje del
hotel y al director del mismo” y así debería ser. ¿Por qué razón hemos de
tratar diferente a un hermano y a un profano? Ambos son humanos, am-
bos son hijos del mismo GADU, ambos deben ser iguales ante nosotros.
No caigamos en la frase escrita por George Orwell

“Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales
que otros”

Analizado todo lo dicho parece que la igualdad no existe en el mundo
y, siendo sincero, creo que así es. No podemos hablar de igualdad real
mientras nos creamos mejores o superiores a otras personas, mientras
discriminemos por razones de sexo, raza, ideales políticos, religiosos o
cualquier otro motivo. Pero cada uno de nosotros puede poner su pe-
queño grano de arena porque hasta la montaña más alta se compone de
minúsculos granos de arena que suman.

Tenemos que ver la Igualdad como un derecho inalienable de todo ser
humano sin el cual no es posible construir una sociedad justa y recta. Sin
igualdad es imposible que el ser humano pueda marcarse un plan de vida
a futuro en el cual el acceso a las oportunidades sea justo y equitativo. Sin
igualdad no se puede lograr el respeto ni la tolerancia…

145

Queda mucho por hacer, pero estamos en el camino. Caminemos pues.

4 - Lealtad

“La Lealtad es cosa de la que todo el mundo habla y muy pocos la practican,
por la sencilla razón de que no es una posición espiritual al alcance
de todo el mundo, ni todo el mundo está preparado para ser leal”
[Ramón Carrillo]

Cuando se habla de lealtad siempre aparece
una palabra asociada: compromiso. Habla-
mos de compromiso de lealtad, es decir, nos
comprometemos a ser leales.

El compromiso describe una obligación
contraída y el empeño para cumplirla En
cierto modo es la antesala del honor, de lo
que se conoce como "palabra de honor" y,
visto desde este ángulo, podemos decir también que el compromiso de
lealtad es base ineludible para el honor.

Ser leal o poseer la virtud de la lealtad implica una voluntad que permita
decidir y ordenar nuestros actos, lo cual hace necesaria la fuerza en el
sentido de cumplir con unas normas de conducta o vida que permita tra-
bajar nuestra piedra bruta en dicho sentido.

La lealtad está reservada a las grandes personas, capaces de superar las
dificultades de la vida, con la cabeza bien alta, conocedores de ellos mis-
mos y que actúan de modo correcto siempre, conscientes como están de
su gran compromiso para con los demás.

Porque ser leal no es proteger contra lo que sea a los demás. Si alguien se
equivoca no se es leal tapándolo; sino diciéndoselo. La lealtad no puede
servir ni cubrirse con el velo de la corrupción o cualquier otro acto inno-
ble. No podemos decir que por haber jurado lealtad a una persona vamos
a permitir o estamos obligados a tapar todo lo malo que esta haga. Eso no
es lealtad real. El que es leal a una persona la defiende de todo mal que

146

puedan hacerle y evita que esta pueda hacer mal a los demás.

Por lo dicho arriba es fácil ver que no es sencillo tener amigos leales. Un
amigo realmente leal debe conocernos casi como a él mismo, debe saber
dónde fallamos y nos equivocamos y tener el valor suficiente para no
callarse y decirnos en donde fallamos.

Somos lo que hacemos. Nos conocen por nuestros actos. Si actuamos
bien seremos bien vistos, si actuamos mal nos odiarán. ¿Qué mejor forma
de ser leal a alguien que indicarle sus fallos antes de que sus actos modi-
fiquen la visión que los demás tienen sobre él y puedan llegar a odiarle?

Definitivamente, la lealtad no es fácil pues a nadie gusta que le marquen
sus fallos. Pero no es esta parte la más difícil de cumplir. Lo más com-
plicado es ser leal con uno mismo. Tener unos principios propios, actuar
de acuerdo con ellos, modificarlos cuando vemos que son equivocados y
regresar a la senda correcta no es tarea sencilla.

En la sociedad actual no se fomenta la lealtad, hemos caído en el co-
mercio y el imperio del dinero. Somos como los mercaderes que Jesús
expulsó del templo. Todo vale ante el poderoso caballero llamado dinero.
Por él la gente se vende, se corrompe, cambia sus principios por los nece-
sarios y no por los correctos, dejamos de ser leales en el trabajo, con los
amigos, con nuestra familia y, al final, con nosotros mismos.

Hablamos mucho de lo leales que somos pero ¿actuamos lealmente? La
respuesta suele ser que sí, pero la realidad es que no.

Se supone, como masones que somos, que defendemos la Libertad, la
Igualdad y la Fraternidad. Debemos ser leales a esos preceptos.

• ¿Somos fraternos con todos nuestros hermanos?
• ¿Tratamos por igual a todos los hermanos?
• ¿Defendemos la libertad hasta sus últimas consecuencias?

Y luego extrapolemos esto a todos los ciudadanos, porque recordemos

147

que los preceptos que juramos defender son aplicables a todo el mundo,
no solo a los hermanos. Recuerde lo que hablamos al tratar el tema de la
igualdad.

La realidad nos dice que no los cumplimos. Siempre hay "excepciones".
Hermanos que no "tragamos", gente que no es "igual" que los demás...
no aplicamos la llana, ni el nivel, ni la escuadra, ni un largo número de
herramientas por las cuales medir a los demás con corrección y sin privi-
legios sobre nadie. Fallamos en la tolerancia muchas veces, y sin ella no
es posible ni la igualdad, ni la fraternidad, ni la libertad.

En resumidas cuentas, ¿somos realmente leales a nuestros principios ma-
sónicos? Mirémonos a nosotros mismos por un momento y si nos cree-
mos mejores que los que no son masones algo va mal. Estaremos fallan-
do porque no somos mejores ni peores, simplemente somos masones.

Y esto debemos tenerlo claro: hemos de ser leales a nuestros princi-
pios....y no es nada fácil

5 - Tolerancia

"La tolerancia es una virtud que hace la paz posible.”
[Kofi Annan 28]

Cuando hablamos de Masonería solemos
afirmar que esta se asienta en tres pilares bá-
sicos que son la Libertad, la Igualdad y la
Fraternidad. Por otro lado estos principios
son entendidos por la mayor parte de los ciu-
dadanos como pilares básicos sobre los que
es posible asentar un gobierno democrático.

Sin embargo, no ocurre lo mismo con la to-
lerancia, pues la intolerancia ha sido y sigue siendo la regla de la huma-
28 Kofi Atta Annan fue el séptimo Secretario General de las Naciones Unidas,

cargo que ocupó entre 1997 y 2006, y fue galardona-do, junto a la ONU, con el Premio
Nobel de la Paz de 2001

148

nidad; y créanme cuando les digo que sin Tolerancia nada de lo anterior-
mente hablado será posible. Al hombre, en su concepto más amplio de
Ser Humano, es decir, hombres y mujeres de todas las razas, le cuesta
entender la tolerancia y más aún practicarla, pues creemos que nos obli-
ga a soportar estoicamente cualquier cosa que diga o haga el otro. Esta
afirmación es falsa. Lo que siempre debemos respetar son las personas,
no sus opiniones.

Podríamos definir la Tolerancia como una disposición para convivir de
modo pacífico y armonioso con otras personas cuyas creencias, ideas o
costumbres son diferentes a las nuestras.

Este punto es clave pues permite respe-
tar al otro y al mismo tiempo expresar
nuestro punto de vista. De todo debate,
de todo intercambio de ideas se aprende
y ambas personas saldrán enriquecidas
en conocimientos si aplican la toleran-
cia mutua. En virtud de esta tolerancia,
ambas personas no tienen por qué con-
vencerse mutuamente o una cambiar de
idea para adecuarse a las ideas de la otra. Puede suceder o no. Lo impor-
tante es que ambas se respeten y, dicho de otro modo, respeten el derecho
de que cada uno piense y opine lo que desee.

Cada uno de nosotros tiene el derecho a tener sus propias convicciones,
creencias, ilusiones y esperanzas. Ser tolerante no nos obliga a silenciar
nuestra forma de pensar para no "herir" a quienes piensan de otro modo.
Si, nos obliga a respetar a las personas, para lo cual es recomendable ser
cortés.

Fíjese el amable lector que de todo lo dicho se deduce claramente que la
tolerancia es de doble dirección, es decir que el precio de no prohibir la
conducta del prójimo tiene como contrapartida que éste haga lo mismo.
Ser tolerante no implica ser complaciente, ni ser débil. Lo único que no
podemos tolerar es la intolerancia.

149

La intolerancia religiosa, política o de cualquier otro tipo ha llevado a la
humanidad a cometer los más horrendos crímenes en nombre de un Dios,
de un ideal o de la pertenencia o no a una raza. Ahí están las cruzadas, el
holocausto 29 o, más recientemente, los atentados cometidos por el Daesh.

Solo fomentando una educación cuya base sea la libertad de conciencia
30 podremos avanzar en el campo de la tolerancia. Mientras las institu-
ciones religiosas o políticas muestren más interés en que las personas
sean leales a lo que ellas promulgan mal vamos pues ello impide la libre
expresión de ideas contrarias, del pensamiento propio y de las conviccio-
nes que cada cual pueda poseer. No se trata de anular la religiones, los
partidos políticos o cualquier otra instituciones, se trata de verlas como
opciones posibles que convencerán a unos y no a otros y de ver a quienes
formen parte de ellas como iguales a nosotros en derechos y obligaciones
de modo que cada cual pueda hablar y defender sus ideas libremente.

Lo que realmente se opone a la tolerancia es el fanatismo, propio muchas
veces no de los más convencidos, sino de quienes pretenden acallar sus
propias dudas cerrando la boca y maniatando a los demás. El tolerante
suele ser un convencido real de sus ideales que no precisa acallar a los
demás para no verse superado. Permite la libre exposición de otras opi-
niones sin miedo a que estas puedan hacerle cambiar de idea porque sabe
que si eso llega a suceder lo haría sin problemas. El intolerante se afianza
a su dogma como a un clavo ardiendo, cree a pie juntillas y no permite
que nadie ponga en duda sus creencias...no sea que estas desaparezcan
y quede huérfano de ideales y de ahí al fanatismo hay tan solo un paso.

Veamos que no es tolerancia

29 Definimos el holocausto como un antiguo sacrificio religioso, especialmente

entre los judíos, en que se quemaba la víc-tima propiciatoria, generalmente un animal,
o una gran matanza de personas, especialmente la que tiene como fin exterminar un
grupo social por motivos de raza, religión o política. Por ello, como extensión de esta
última definición, al hablar de holocausto se suele entender el llevado a cabo contra los
judíos por los nazis durante la 2ª Guerra Mundial.

30 El derecho de libertad de conciencia es el derecho fundamental básico de los

sistemas democráticos. El resto de derechos funda-mentales de la persona se sustentan
en él.

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