Mi presentación
como Ministra de
Educación.
Tras conocerse el éxito de la primera promoción de la transformación Curricular, se
organizó una conferencia de prensa en la que participaron, de izquierda a derecha, el
profesor Nicolás Samaniego, profesor de la UTP, yo como Ministra de Educación, la
profesora Marcela Paredes de Vásquez, entonces rectora de la Universidad Tecnológica
y la directora de Currículum, la profesora Isis Xiomara Núñez.
Parte de la Primera Generación de estudiantes Equipos de trabajo de docentes de la
Transformación Curricular. organizando la Transformación
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Curricular.
Informes de gestión
pormenorizado a la
sociedad civil, los
meses de febrero de
cada año.
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Programa de Vacantes en Línea (PROVEL)
Fuera de concurso, se mueven anualmente
alrededor de tres mil vacantes, entre licencias de
gravidez, jubilaciones, defunciones, traslados,
etc. Todas eran enviadas a las comisiones de
Selección de Personal. Allí, a diario, todo docente
que necesitaba un puesto de trabajo tenía que
pasar largas horas mendigando la oportunidad
de una plaza, sujeto a tráfico de influencias,
cobros en
efectivo y en especies…
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Red Nacional de Docentes de Español (REDNADE)
… invitado especial el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa; figura
inalcanzable para muchos que durante el evento fue, sin embargo, de lo más sencillo,
cordial y entusiasta. No siempre se tenía la posibilidad de compartir con un maestro de
las letras, el hombre que había escrito novelas de influencia en tantas generaciones, que
se universalizaban a partir de la realidad Latinoamericana: La ciudad y los perros, La
guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo, Conversación en la catedral, y tantas otras.
Estas vistas sobre las distintas regionales educativas fueron tomadas durante la
premiación del Festival de Cuentos (FESTICREC)
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El príncipe Felipe, hoy Rey de España, en
el Congreso de la lengua.
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Red Nacional de Ciencias (RENACI)
A través de la Red Nacional de Ciencias (RENACI) se logró que todos los estudiantes
hicieran experimentos científicos, que todas las escuelas tuvieran su mini feria científica,
donde los padres pudieran admirar el trabajo de sus hijos, bajo la metodología
aprender-haciendo, de una de las franquicias que me tocó suspender por costosa y
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porque el trabajo lo hacían los mismos docentes pagados por el MEDUCA. En su lugar,
esos docentes constituyeron la red y multiplicaron el concepto a todos en el sistema,
porque: «Había que
vivir la ciencia…».
Tanto como en
Informática, en
Ciencias Naturales el
sistema educativo
panameño posee un
potencial que podía o
puede proyectarse
de manera más
efectiva a partir de un
buen nivel de
organización.
Robótica
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Los proyectos iban desde sistemas de detección de sismos para centros escolares,
grúas de dos metros de alto, equipos y estructuras a escala como el Caterpillar
Bulldozer, la esclusa de Agua Clara y un auto eléctrico solar.
las. Nos apoyaron decididamente desde la Facultad de Educación de la
Universidad de Panamá, desde todas sus sedes. Los directores y supervisores
de cada región dieron esa milla extra para apoyar a los centros educativos.
Cada visita fue una fiesta académica. Luego de revisar los planes de mejora,
recibían de buen agrado las sugerencias de los evaluadores, generalmente
expertos universitarios de trayectoria. No fue perfecto, hubo errores, era un
proceso perfectible, como toda obra humana; era la primera vez que el
sistema se enfrentaba a un proceso de tanta envergadura.
Comprobamos que los centros educativos evidenciaban una nueva vida,
un entusiasmo colectivo que daba gusto testificar. Una docente comentó en
voz alta:
—Ahora sabemos para dónde vamos y cómo vamos a llegar allá. —
¿Para dónde? —le pregunté.
—En busca de la excelencia —fue su respuesta.
No puedo ocultarlo, la emoción fue muy grande; hicimos actos formales
de entrega de la certificación a más de mil colegios; y todo lo que recibíamos
era: compromiso, entusiasmo y esperanza en un futuro. Un futuro que ya
tenía perfil definido en cada escuela, con hoja de ruta, metas, plazos y
responsabilidades para cada uno de los actores del proceso: estudiantes,
profesores, administrativos, padres de familia y comunidad.
Para ese momento ya habíamos mejorado el sistema de nombramiento
de docentes, dentro y fuera de concurso. El educador no tenía que solicitar
favores ni a políticos, ni a contactos, ni a dirigentes gremiales; había docenas
de proyectos, redes por especialidad, nuevas metodologías, nuevo
currículum. Estábamos listos para dar ese salto cualitativo.
Cuando cambió el Gobierno, circuló una instrucción que dejó sin efecto
la puesta en marcha de los planes de mejora de todos los centros educativos
del país, aun cuando más del 80% ya estaba implementándolos. ¿Qué daño
podía representar eso a alguien? Se trataba de implementar un plan de
mejoras, de ser mejor…
En 2016 montaron una huelga y forzaron al Gobierno a sacar un nuevo
decreto en el que el aumento se desvinculaba, ya formalmente, de la
evaluación. No lo olvido, ese día me cansé de llamar a tantos preocupados
por la educación del país, para que ayudaran al Gobierno a mantenerse firme
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con la necesidad de evaluación, pero la respuesta era la misma: es que el
Gobierno quiere tener la fiesta en paz; es que un mal arreglo, es mejor que
un buen pleito; es que…
Eran los mismos que después de cada prueba PISA 200 salían a decir
que la educación era un desastre, que había que cerrar el sistema y traer
docentes del cosmos…
Hablé con el presidente y con más de dos de los cinco ministros que
estaban negociando con la dirigencia. La respuesta siempre fue la misma.
Circuló, incluso en las redes sociales, el mensaje de uno de los dirigentes,
que les decía a sus miembros que ya habían conseguido absolutamente
todo: «Ya no sé ni que decirles compañeros, el Gobierno ha cedido en todo
lo que hemos pedido. Tenemos que finalizar la huelga, porque no hay
excusas para estar parados». Un gran esfuerzo tirado a la basura.
Red Nacional de Docentes de Español (REDNADE)
—Buenos días ministra, la estamos llamando para recordarle que el
Ministerio debe pagar para la realización del XIV Congreso de la Asociación
de Academias de la Lengua Española…
La voz siguió explicándome los pormenores de un evento, de cuya
magnitud yo no tenía idea. Lo que si tuve claro desde el principio fue que
debíamos sacarle el mayor provecho, así que pedí toda la información sobre
el mismo.
Se trataba del XIV Congreso de la Asociación de Academias de la
Lengua Española (ASALE), que en 2011 sería antesala del Congreso
Iberoamericano de la Lengua Española, a realizarse en noviembre de 2013,
y para el cual propuse, ante el asombro de nuestros invitados, una
participación de mil docentes.
Fue histórico ese XIV Congreso, porque junto a la capacitación de los
cincuenta docentes de Español de todo el país, fue invitado especial el
premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa; figura inalcanzable para
muchos que durante el evento fue, sin embargo, de lo más sencillo, cordial
y entusiasta. No siempre se tenía la posibilidad de compartir con un maestro
de las letras, el hombre que había escrito novelas de influencia en tantas
generaciones, que se universalizaban a partir de la realidad latinoamericana:
La ciudad y los perros, La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo,
Conversación en la catedral, y tantas otras.
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Cuando terminó el acto de clausura, de los mismos educadores surgió
la idea de crear una red que les permitiera un contacto permanente. Así
nació la Red Nacional de Docentes de Español (REDNADE), que vendría a
servir como modelo para las redes de otras disciplinas.
En aquel momento, el entusiasmo fue tal que, con cierta imprudencia,
llegué a decir que los cincuenta educadores asistentes a aquel congreso
representaban lo mejor en docencia en esa materia.
—Usted disculpe —me reprochó el director de un colegio—, pero allí no
estaban los mejores docentes de Español del país, porque no había ninguno
de mi colegio y esos si son buenos…
Tiene usted toda la razón—le dije—. Por favor, dígales a sus docentes
que serán mis invitados especiales...
El reclamo de ese director me hizo ver la trascendencia que había tenido
el evento, al final del cual organizamos una sesión de fotografías de nuestros
docentes con el premio Nobel. Vargas Llosa cooperó totalmente, y el
congreso fue un éxito, pero lo mejor estaba por venir.
Una vez finalizó el cónclave, se retomó la iniciativa de organizar una red
de docentes de Español, con el propósito de promover una formación
sostenida, así como de actividades creativas para el fortalecimiento y
enseñanza del idioma.
Escuché detenidamente aquella lluvia de ideas que, con una u otras
variantes, se enfocaban en la misma dirección, sin dimensionar su alcance;
así que cuando tomé la palabra, les pregunté si estaban seguros de lo que
querían hacer; por respuesta, obtuve un sí rotundo. Mi tarea fue entonces
buscar a quien designar como responsable de la Red Nacional de Docentes
de Español (REDNADE).
Quien se hiciera cargo, debía poseer un perfil que le permitiera motivar
e involucrar a muchos docentes en los procesos de cambios, que tuviera
energía para impulsar semejante tarea, pero de momento me encontré con
que había muchos que aspiraban a hacerlo.
Después de muchas consultas, le pedí a la profesora Érida Morales que
se hiciera cargo de la empresa. Resultó un verdadero huracán. Lo primero
que hizo fue abrir un grupo de WhatsApp con los coordinadores por
provincias, en el cual me incluyó. Érida escribía a los educadores a las diez de
la noche, a las tres de la mañana, a las nueve de la mañana o a las cinco de
la tarde. Para ella, la hora era solo una referencia y no los límites de una
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EL SILENCIO DE LOS
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jornada. Llena de proyectos, era una verdadera fuerza de trabajo. En poco
tiempo, logró articular un esquema que permitió identificar hasta el último
docente de Español en cualquier rincón del país.
Érida impulsó capacitaciones virtuales, presenciales, mesas didácticas…
Impuso una nueva mística, con un objetivo básico pero decisivo: buena parte
del fracaso de los estudiantes estriba en que no entienden lo que leen y/o
no saben comunicar lo que aprenden, eso se conoce como habilidades
comunicativas. Mejorar ese aspecto en la formación delos estudiantes sería
la gran meta.
Cuando veía trabajar a Érida, pensaba en los pregoneros del apocalipsis:
«Qué bueno sería si pudieran conocer el equipo de trabajo que formamos,
si pudieran ver por un huequito el tiempo y la pasión que le ponen a la red»,
me decía.
La efectividad de esa labor sería puesta a prueba en enero de 2012,
cuando fui invitada al lanzamiento del Plan Nacional de Lectura y Escritura,
de Colombia, que se realizó en Cartagena de Indias, en el Teatro Adolfo
Mejía. El punto central de la presentación sería la lectura de cuentos para
niños, por el presidente Juan Manuel Santos.
No me cabe la menor duda de que el presidente Juan Manuel Santos
lee muy bien, pero me entusiasmaba más la idea de que los niños fueran los
protagonistas, mucho más que meros espectadores.
Le di vuelta al tema. Poner a leer a los muchachos me parecía trillado.
Ya otras escuelas y otros países lo habían hecho, pero concebía un evento
donde los estudiantes fueran las estrellas. Un escenario donde las
autoridades fuéramos los observadores. Si escogíamos algunos estudiantes
por escuela, la gran mayoría quedaba por fuera, no se hacía parte del
esfuerzo. Mientras transcurría el acto en Cartagena, yo le daba vuelta al
tema…
—Un festival de cuentos —me dije.
Uno donde los estudiantes panameños escriban cuentos. Sin escoger a
nadie, que todos escriban, sin reglas, que escriban el cuento que
consideren…
¿Novedad sin precedentes? ¿Misión imposible? O en última instancia,
¿una locura de tantas? La verdad, en ese instante no tenía la menor idea de
cómo lo haríamos, pero había aprendido a desarrollar una confianza sin
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EL SILENCIO DE LOS
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límites en el equipo que me acompañaba, así que llamé a Panamá y hablé
con la licenciada Victoria Tello.
—Ponte creativa —le dije; y a continuación le fui desgranando la idea.
¡Ponte creativa! era una especie de voz motivacional, que ponía en
tensión a quien se la dijera. El equipo sabía que cuando les decía así, era
porque la maquinaria de un sector del Ministerio, o del Ministerio en pleno,
se disponía a trabajar imparable, hasta conseguir los objetivos trazados. Y
aquel «festival de cuentos» no fue la excepción.
La voz corrió por la REDNADE y, en abril de 2012, se inauguró el Festival
de Creación de Cuentos (FESTICREC). Los años siguientes, la tercera semana
de ese mes se repitió, dejando huellas inolvidables.
Recuerdo, como si fuera hoy, haber pedido algo muy sencillo, pero no
negociable: la única regla era que no hubiese reglas, que el estudiante se
sintiera libre en medio de la intimidad que produce estar a solas frente a una
página en blanco; como tener una válvula de escape, un torrente por el que
fluyera todo lo que llevaba dentro.
Claro que hubo reglas, aquel grupo de profesores no podía
desaprovechar la oportunidad para poner alguna. El primer año, el 100% de
los estudiantes escribió su cuento, en lo que con toda exactitud fue una fiesta
literaria, con disfraces, con decoración y alegría…
—¡Ojalá hiciéramos esto todas las semanas! —me expresó por teléfono
el director de una escuela totalmente entusiasmado.
Otrora conflictivo, sus palabras me sirvieron para tener una idea de lo
que estaba ocurriendo en los colegios del país:
—El colegio está vestido de fiesta —me dijo—, en este momento usted
tira un clavo en medio del patio y hace eco. Hay un silencio sepulcral, los
muchachos se han tomado muy en serio el ejercicio y los profesores están
muy entusiasmados.
Aprovechando que patrocinaríamos la Feria del Libro, solicitamos la
ampliación de nuestro estand para mostrar los cuentos ganadores del
festival a nivel nacional. Se dispuso una zona por región educativa. ¡Qué
orgullo ver familias completas que venían a la feria a tomarse fotos con el
cuento de su hijo expuesto en un mural…!
Fue toda una celebración que casi se empaña por la molestia de quienes
criticaron la iniciativa, cuando anunciamos que los ganadores del primer año
formarían parte del primer libro oficial de cuentos del MEDUCA.
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EL SILENCIO DE LOS
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—¿Cómo van a cambiar a Rogelio Sinán, Darío Herrera o a Ricardo Miró
por un chiquillo de estos? —dijeron algunas voces.
En realidad, no se trataba de reemplazar a nadie, sino de estimular un
acto creativo del cual, quién sabe cuántos nuevos talentos podían surgir. Lo
que buscábamos era entusiasmar a los muchachos con la lectura, a través de
la escritura; si lográbamos que se apasionaran con escribir, era más fácil
llevarlos a leer.
Independientemente de las repercusiones, había una realidad:
habíamos logrado movilizar conciencias, a favor o en contra, no importaba,
porque en la escritura de los cuentos aparecieron relatos muy interesantes,
mediante los cuales los propios educadores aprendieron a conocer a sus
estudiantes.
El año siguiente, incluimos nuevos actores: dos nuevas categorías, la de
profesores y padres de familia. Aquí el idilio superó cualquier programación
genial, como cuando después de tanto mirarlo, por fin te puedes subir al
arcoíris.
Una foto inolvidable puede resumir la felicidad que me llena, cuando
recuerdo esa experiencia. Es la de un padre que, durante el festival, en una
modesta escuela del interior de la República, está sentado, con su machete
en la cintura, escribiendo su cuento al lado de su hijo… ¿Puede haber
satisfacción más grande que escenas como esas? ¿Podrían mis detractores
entender que entre un logro como ese y sus acusaciones falsas hay un
abismo insalvable?
El segundo año participaron cerca de 16 mil docentes y más de 45 mil
padres de familia.
Cumplimos el compromiso de hacer el libro anual de FESTICREC con 96
obras de estudiantes, desde preescolar hasta duodécimo, profesores y
padres de familia. Los cuentos eran ilustrados y traducidos al inglés. Cada
cuento tenía la foto y los datos de los ganadores de cada región educativa,
en cada categoría: preescolar, primero a tercero, cuarto a sexto, pre-media,
media y educación de adultos, así como las nuevas categorías de padres de
familia y docentes. Los muchachos que trabajaban en la imprenta de la
institución le dieron varias veces la vuelta al reloj, entusiasmados porque ese
año compramos equipos nuevos para tener con qué continuar a lo largo de
los años este hermoso ejercicio.
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EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 119
Todo este esfuerzo llamó la atención de los académicos de la lengua y
del Instituto Cervantes, cuando en 2013 nos visitaron para el Congreso
Iberoamericano de la Lengua. Estaban encantados de ver el impulso que se
le daba a la lectura y escritura, al punto de que REDNADE recibió una
condecoración especial de la Real Academia Española y un reconocimiento
del príncipe Felipe, actual rey de España, quien en su discurso valoró el
esfuerzo.
Como esta fue la primera red, hubo más espacio para desarrollar
capacitaciones, foros… Recuerdo un taller con caricaturistas nacionales, para
ayudar a los estudiantes a contar historias con dibujos; en fin, toda una
maquinaria imparable de actividades.
En mayo de 2014, como una de las últimas acciones de Gobierno, debí
viajar a España para a firmar un convenio de cooperación con el Instituto
Cervantes de apoyo a REDNADE, que garantizara su sobrevivencia.
Estuvieron como testigos el presidente Ricardo Martinelli y su esposa Marta
Linares.
Hoy REDNADE no existe, tal pareciera que allí había demasiada huella
de Lucy Molinar. La nueva administración transformó en desperdicio un gran
esfuerzo.
Las otras redes
El ejemplo de REDNADE transitó por el sistema como la emoción que sacude
a un cuerpo, como un acto de fe que conmueve a una montaña; y antes de
que se desarrollara, docentes de otras disciplinas comenzaron a organizarse.
Aun cuando también habíamos pensado en eso, antes de lo esperado,
teníamos redes de ciencia, inglés, matemáticas, ciencias sociales, arte,
técnica.
Entonces hicimos un experimento, en ocasión del 50 aniversario de la
gesta del nueve de enero de 1964; cuando se produjeron los
enfrentamientos entre panameños que querían izar la bandera nacional en
la llamada Zona del Canal, y la forma violenta como fueron atacados por el
Ejército de Estados Unidos, que para esos años mantenía en esa área 14
bases militares con 10 mil efectivos.
Los profesores de Ciencias Sociales dieron el contenido, los de Español
la forma; y entre ambas redes se coordinaron para hacer un concurso de
videos sobre los acontecimientos que habían estudiado en clase. Contenido
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 120
evaluado por los profesores de Ciencias Sociales, guion actuación y forma
por los profesores de Español, quienes con anterioridad habían participado
en una capacitación sobre conceptos básicos de producción audiovisual con
connotados profesionales panameños. Fue una experiencia fantástica, en la
que los estudiantes de todo el país mostraron su creatividad. Uno de los
trabajos que ganó, por ejemplo, realizado por niños de noveno grado de la
provincia de Veraguas, usó como escenario el potrero vecino a la escuela y
los recursos del entorno para simular el acontecimiento; fue tan creativo,
que pudieron ganarles a miles de trabajos con muchísimo más recursos
técnicos y visuales. El jurado lo integraron, entre otros, los cineastas Delfina
Vidal, Gerardo Maloney y Ricardo Aguilar.
Fue reveladora y efectiva la forma cómo esas redes permitieron activar
el sistema, y transmitir a nivel nacional una comunicación que llegaba a todas
partes del país; pero, sobre todo, concitar a los estudiantes para que
expusieran sus talentos.
Los profesores de la red de Ciencias Sociales, con Esther Torres al frente,
una docente entregada como la que más a su trabajo, logró organizar a todas
las regiones y activar un canal de comunicación muy eficaz entre ellos que
permitió, el desarrollo de su congreso anual, la ley de historia de la que
hablaré más adelante, y las actividades contempladas en el plan operativo
anual que se logró construir por primera vez para 2014. Ella y su grupo se
convirtieron en otra maquinaria, que me permitió confirmar la tesis de que:
«El país tiene con quien construir un mejor sistema educativo».
Red Nacional de Ciencias (RENACI)
A través de la Red Nacional de Ciencias (RENACI) se logró que todos los
estudiantes hicieran experimentos científicos, que todas las escuelas
tuvieran su mini feria científica, donde los padres pudieran admirar el
trabajo de sus hijos, bajo la metodología aprender-haciendo, de una de las
franquicias que me tocó suspender por costosa y porque el trabajo lo hacían
los mismos docentes pagados por el MEDUCA. En su lugar, esos docentes
constituyeron la red y multiplicaron el concepto a todos en el sistema,
porque: «Había que vivir la ciencia…».
Tanto como en Informática, en Ciencias Naturales el sistema educativo
panameño posee un potencial que podía o puede proyectarse de manera
más efectiva a partir de un buen nivel de organización. El Ministerio de
Educación había venido realizando actividades aisladas, que, si bien
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
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comprometían fundamentalmente al estudiante de primaria con jornadas
que se aproximaban hacia la denominación citada, la dispersión limitaba
esas posibilidades.
Se pensó entonces en jornadas de mayor alcance, que abarcaran más
docentes y estudiantes, y que tuviesen un impacto que permitiera
entusiasmar a sus actores. Pero hacía falta alguien que se encargara de
poner en marcha un proyecto que, en principio, contaría con el respaldo
significativo de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT).
Como la creación de redes por especialidad había sido parte de la
estrategia que nos habíamos trazado, a mediados de 2011 estuve buscando
candidatos para esa tarea y fue la profesora Gloria Moreno, directora de
Educación Básica Regional, quien me recomendó a Yadira Esquivel; una
joven educadora, con especialidad en química, que para ese momento
contaba con catorce años en el sistema.
Cada propuesta o idea que surge requiere siempre de alguien que se
responsabilice, que sea el motor o nervio de ese camino que se comienza a
labrar, pero fundamentalmente de una estructura que armonice sus
componentes. Así que el compromiso con la profesora Esquivel consistió en
organizar, primeramente, una Red Nacional de Ciencias a la que se
adscribieran todos los docentes de esa materia, y a través de la cual se
conocieran sus inquietudes y se les transmitiera respuestas.
La profesora Esquivel quedó a cargo de una red compuesta por más de
300 docentes, que a su vez estaban organizados en 13 direcciones
regionales, cada una con su coordinador, entre las cuales figuraban las
comarcas indígenas, lo que rompía con su marginalidad habitual.
La meta de esa red era… vivir la ciencia, mediante la estrategia de
indagación científica y desarrollando competencias; mejorar la calidad de la
enseñanza de las ciencias y beneficiar a todos los estudiantes.
La red estuvo lista para el año 2012, organizamos ese año dos eventos
en septiembre, junto a la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología
(SENACYT), y uno por nuestra cuenta en noviembre.
Ambos eventos le dieron un giro significativo a la forma como el MEDUCA
había venido abordando ese tema. A partir de su creación, se hacían ferias
científicas en las escuelas, en las que participaban todos los estudiantes en
grupo, los mejores iban a las ferias regionales y de allí se seleccionaba los
que iban a la Feria Científica Nacional.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
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Hasta la conformación de la red, las jornadas de ciencias naturales solo
cubrían el nivel primario. Pero a partir de 2012, alcanzó hasta el duodécimo
grado, y la capacitación de docentes incorporó conferencias sobre los
hallazgos científicos encontrados en el Sagrado Manto, entre otros, un
Primer Encuentro de la Red Nacional de Ciencias y cursos de Introducción a
los Ecosistemas Costeros de Panamá.
Bajo esa divisa, se realizó en los terrenos de la Feria de David, Chiriquí,
la primera Feria de la Ciencia y Tecnología Meduca-Virtual que incluyó al
Centro de Educación de la Provincia de Cartago, de Costa Rica; y dos días
después, del 23 al 25 de septiembre, se llevó a cabo la Feria Científica del
Ingenio 2012, en el Centro de Convenciones Vasco Núñez de Balboa del Hotel
El Panamá. Allí fueron expuestos 190 proyectos científicos realizados por
estudiantes de escuelas de todo el país, que compitieron en el concurso
«Desafío científico».
La Feria Científica Nacional de 2013 fue extraordinariamente buena, tan
sorprendente, que motivó a mis hijos a donar parte de sus ahorros navideños
y colectar dinero entre sus amigos; en total 16 mil balboas, y 16 proyectos
premiados con un capital semilla para desarrollar lo que con tanta pasión
expusieron en la feria. Una profesora de la Universidad Santa María la
Antigua, como labor social, se fue a todas las provincias para capacitarlos en
desarrollo de micro proyectos.
Con esta experiencia pudimos comprobar que una formación activa,
haciendo, divertida, logra interesar hasta a los menos aplicados en las
materias. De allí la ilusión con la que apoyamos todas las actividades de las
redes, en este caso la de Ciencias.
Con la Red de Docente de Inglés se articuló un plan piloto y muchos
colegios presentaron sus proyectos en español y en inglés. Daba gusto
escuchar a los estudiantes en sus esfuerzos por hablar fluido… Ese mismo
empeño lo pusieron en el concurso de Spelling B. Fueron dos versiones
ganadas por niños de escuelas públicas. Era fascinante, increíble verlos en
una ronda, y luego en otra, defendiendo los colores de su salón, de su
escuela y finalmente de su región. Confirmado, los estudiantes aprenden
más y mejor para competir entre ellos, que para ejercicios convencionales…
Hubo también dos versiones del concurso de oratoria nacional en inglés,
que generó grandes entusiasmos y una gran movilización.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
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Robótica
He creído siempre en las posibilidades tecnológicas de mi país. Cada vez que
veía programas o podía asistir a eventos donde jóvenes genios construían
máquinas o eran expertos manejándolas, me preguntaba si era imposible
hacer eso en Panamá. ¿Qué lo impedía? Tener la posibilidad de poner en
marcha la Transformación Curricular fue mi apuesta a esa posibilidad.
Varios ministros habían puesto empeño en esa ruta. Además de las
dificultades que implica vender una idea, poner en marcha algo novedoso,
me hace pensar que se enfrentaron a cierta incomprensión.
Bajo ese criterio y a partir de la transformación del contenido curricular,
fuimos proponiendo algunas novedades. Entre ellas, y por primera vez, la
Robótica, una materia destinada a despertar en los estudiantes el interés
por crear tecnología. ¿Podían? ¿Podíamos? ¿Podíamos extraer esos sueños
de la pantalla y convertirnos en actores de los mismos?
Cuando hacía este libro, busqué a uno de esos estudiantes que resultó
premiado en la Feria Científica del Ingenio del año 2012, en la categoría
«Desafío científico». Se llama Gustavo Dufan. Yo quería saber lo que había
significado para él haber incursionado en ese mundo, lo que le había
gustado, o las posibilidades que se le habían abierto. Confieso que mi
primera intención era conocer solo su versión para contarla, pero lo que me
envió es tan humanamente significativo, que he preferido transcribir parte
de su respuesta:
Cuando inició el grupo de Robótica, fui uno de los pocos
escogidos, y me sentí orgulloso de aquel momento sin haber
logrado nada aún. Empezamos por crear un trabajo de
investigación y exponer nuestras ideas para la creación de dicho
proyecto. Una vez escogido el tema, iniciamos a trabajar; nos
metimos en un mundo desconocido, donde empleamos todo lo
que pudimos haber aprendido desde que iniciamos la escuela:
Física, Matemáticas, materia en la que, debo reconocer, no era
muy bueno; pero me sentía por primera vez en un mundo que
me gustaba.
Aunque estuviese en clases, no podía dejar de pensar en
volver al laboratorio y continuar con el proyecto; mis días
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EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 124
empezaban con Robótica y terminaban con Robótica. De lo cual
jamás me arrepentiré.
Nunca abandoné mis estudios, ni dejé ninguna de las
materias a un lado, porque sabía que al final no podía escoger
entre dos partes que eran enteramente mías. [...] Este trabajo
tubo un lapso de dos meses y medio hasta la primera feria,
donde debíamos participar mi compañero y yo; tuvimos muchos
retos y realizamos cambios de diseño, ya que una vez construido,
siempre hubo algo que nos daba algún tipo de problema, que
debíamos solucionar, hasta que el mismo fuera perfecto. Los
últimos tres días, trabajamos de ocho de la mañana hasta las
doce de la madrugada, quizás más.
Llegó el gran día. Nuestra primera participación fue en la
Feria de David. Empezamos a trabajar desde las ocho de la
mañana hasta las diez de la noche; fueron los días más
agotadores, expliqué el proyecto unas 900 veces, a cada una de
las personas que nos visitaron, más el trabajo instantáneo que
hacíamos mi compañero y yo para corregir cualquier fallo.
Debíamos viajar desde una feria hasta la otra en tan solo
horas. Al final, la noche antes de viajar a Panamá para el
concurso de Desafío Científico y Tecnológico de SENACYT, le
comenté a mi profesor que me sentía mal, me resfrié. A la
mañana siguiente, desperté con 41 grados de fiebre; recuerdo
bien que me senté en el borde de mi cama, mientras temblaba
por el frío, y allí recordé todo el esfuerzo y las horas de trabajo
que habíamos empeñado; decidí no dejarme vencer por ninguna
adversidad y seguir adelante, me puse de pie y seguí adelante.
Viaje medicado y sin dormir; mi compañero no pudo viajar
junto a nosotros, así que al llegar al Hotel El Panamá tuve que
armar todo con ayuda de mis profesores.
El primer día no puedo calcular cuántas personas, de todas
las edades, se me acercaron para preguntar cómo funcionaba mi
proyecto; fue cuestión de horas hasta que me evaluaron y mi voz
ya no daba más, las palabras de buenas noches de mi profesor,
que siempre estuvo allí acompañándonos, eran: «Dufan, ¿ya
tomaste las pastillas?».
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 125
Era mi primera evaluación, me mataban los nervios, pero le
dije a mi compañero que reiniciara todo y explicara todo desde
cero; las personas se sumaron a ver nuestro proyecto, y no tengo
palabras para describir lo orgulloso que me sentí de mí mismo
en esos momentos. La gran sorpresa llegó cuando un tercer
jurado se acercó a mí y me indicó que había un empate y que
debían evaluarme una vez más; nuevamente empecé de cero.
Fueron días de fotografías, televisión, revistas etc. A esto se
había sumado mi gripe y también que enfermé por la comida, así
que tampoco podía comer y el último día solo tomé agua.
La gran noche de premiación llegó y allí estaba yo, después
de muchas noches sin dormir y días sin descansar. El momento
en que escuché el nombre de mi colegio, seguido del mío, más
el de mi compañero, fue el instante más hermoso del mundo,
porque todo el esfuerzo, las luchas y el tiempo dedicado, habían
dado su fruto. Esa dedicación que un estudiante le da a algo tan
hermoso como la Robótica es algo inolvidable, una experiencia
que no se compara; un estudiante con tan corta edad creando
algo tan grande.
Como parte del premio, llevé hasta Panama Ports el proyecto de ese
grupo. Alejandro Barranco Candanedo, profesor de esos muchachos de
Chiriquí, en el IPT Arnulfo Arias, hablaba sobre cómo trabajaban en las
innovaciones con un proyecto que automatizaba las operaciones en el
puerto de contenedores de Balboa. Los proyectos iban desde sistemas de
detección de sismos para centros escolares, grúas de dos metros de alto,
equipos y estructuras a escala como el Caterpillar Bulldozer, la esclusa de
Agua Clara y un auto eléctrico solar.
—Al final —me indicó Barranco—, el objetivo principal de la Robótica es
impulsar las actividades extracurriculares y fomentar la Ingeniería como una
carrera profesional, que con la transformación curricular y el anexo de clases
de Robótica, abría aún más la posibilidad de hacer proyectos más
innovadores y tecnológicos con mayor complejidad.
Panamá Ports decidió apoyarlos muchísimo, a partir de ese momento.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 126
Encuentro Internacional sobre Tecnología Educativa
En el MEDUCA realizamos nuestras tareas, siempre bajo la decisión firme de
separar la política de la educación, y fue eso lo que se reflejó del 18 al 22 de
junio, en el Primer Encuentro Internacional sobre Tecnología Educativa,
donde fueron nervio y motor los líderes del programa Entre Pares.
Otra vez cambiamos la dinámica, innovamos. En lugar de las
tradicionales palabras de apertura de la ministra, dejamos el espectáculo en
manos de la generación Transformación Curricular Uno (GTC1), donde un
estudiante de cada provincia representaba los valores que necesitaba el país.
Construían el Decálogo del estudiante panameño que fue leído en medio de
música, bailes y mucha alegría, y que al final arrancó una ovación de pie por
parte de los asistentes. Aquellos que estaban en primera fila, entre los que
figuraba el secretario general de la Organización de Estados Americanos
(OEA), José Miguel Insulza, y el propio presidente Martinelli, terminaron
bailando.
Era el XIII Encuentro Internacional Virtual Educa, que realizamos en el
centro de convenciones ATLAPA, bajo el patrocinio de la OEA, el MEDUCA y
Benefactores Virtual-Educa; como socios estratégicos teníamos a empresas
como PEARSON, INTEL, DELL, BLACKBOARD, PROMETHEAN, HP, OPERACIÓN
EHITO, PEPSICO, MICROSOFT, IDEL y CACECA; además, contamos con socios
colaboradores, entre los que figuraban el Instituto Tecnológico de Monterey
y la Universidad Oberta de Cataluña.
Durante los cuatro días que duró, hubo talleres de Tecnologías
aplicadas a la educación, a cargo de los líderes del programa Entre Pares de
Panamá; Guías prácticas para integrar tecnología en el aula, ofrecidas por
el gerente regional de Educación de Microsoft en América Central; Uso de
software educativo para la reducción de desastres, dictado por un equipo
integrado por representantes de la Dirección Nacional de Educación
Ambiental, UNICEF, MEDUCA, TACRO/UNOSAT/RET; así como de Integración
de las TIC en la enseñanza de las Ciencias Naturales. Cada día fue un
programa distinto. Los integrantes del Equipo Nacional de Innovación y
Actualización Curricular (ENIAC) presentaron el proceso de transformación
curricular panameño ante los ministros de Educación de los Estados
miembros de la OEA.
No pretendo reproducir aquí todo el programa, pero cito algunas de sus
partes, para que el lector pueda dimensionar el alcance del evento:
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 127
En este tránsito hacia un mundo mejor, que es nuestro
empeño conjunto, permítanme señalar que Panamá ha sido para
mí una experiencia única. Estamos acostumbrados a que en
nuestros encuentros se reúnan expertos procedentes de muchos
países, pero Panamá ha tomado Virtual Educa 2012 como un
proyecto país, donde literalmente decenas y decenas de
personas llevan meses trabajando y esperándolos a ustedes,
para mostrarles sus proyectos y sus realidades; sostuvo José
María Antón, secretario general de Virtual Educa.
Está claro que la educación y la innovación son elementos
esenciales y deben ir de la mano para impulsar una
competitividad sostenible o sustentable que comprende
crecimiento y desarrollo económico, con elementos de inclusión
social y respecto ambiental. La educación virtual es una forma
innovadora que ofrece grandes oportunidades para que los
esfuerzos de los países e instituciones tengan un mayor impacto
y alcance, y haya cada vez más ciudadanos capacitados para
crear, trabajar y emprender; afirmaba en su bienvenida al
encuentro, Jorge Saggiante, secretario ejecutivo de Desarrollo
Integral, de la OEA.
Esta vitrina permitirá no solo que nuestros expertos en el
área virtual entren en contacto con los mejores exponentes de
la innovación tecnológica internacional, sino que en esta ocasión
se ha priorizado la presencia de académicos, profesores y
estudiantes panameños, los cuales en cinco días y bajo un solo
techo podrán interactuar con los actores principales de la toma
de decisión de los ámbitos de gobierno, academia, empresa y
sociedad; dije, en mi saludo a la gran reunión.
Lastimosamente, para esos días los medios de comunicación estaban
muy ocupados en su cruzada contra el Gobierno, como para informar al país
sobre una cita de semejante proyección, que al parecer palidecía ante las
urgencias de sus líneas editoriales.
Las conferencias, capacitaciones, eventos y expertos que nos visitaban
no fueron noticia. Ah, pero del evento los medio si desplegaron titulares e
imágenes sobre… el baile Berni por Martinelli.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 128
Red Nacional de Docentes de Arte
Ellos dijeron: «No queremos quedarnos atrás».
Para ese momento, sentía que ya no podía con más, pero una profesora
de Veraguas, Isis Caballero (por cierto, representante de esa provincia en el
primer Maestro Estrella), junto al director de Educación Media Académica,
Euribíades Chérigo, decidieron desarrollar un congreso para la capacitación
de docentes de arte, en conjunto con el Instituto Nacional de Cultura.
La sede de este congreso fue el Museo Reina Torres de Arauz. Una
instalación emblemática, con espacios adecuados para tales efectos. Hubo
módulos de danza, pintura, teatro, música... y jornadas maratónicas de
capacitación teórica y práctica, que concluyó con el compromiso de repetir
la experiencia anualmente y, lo más importante, articularse con las otras
redes para sacarle mejor provecho al ya limitado horario de clases.
Educación física
Ese año también se reunieron los profesores de Educación Física, con el
objeto de articularse y trabajar con mayor coordinación la organización de
competencias y la propia formación de los estudiantes. Ese encuentro se
desarrolló en la provincia de Colón, fue auspiciado por el Instituto Panameño
de Deportes. Trajeron un grupo de entrenadores cubanos que ofrecieron
una capacitación extraordinaria. Los acompañé en la clausura, estaban
emocionados porque se sentían tomados en cuenta y querían emular el
ejercicio de las otras redes. Me quedaba poco tiempo en la institución asi
que les dije luchen, trabajen duro y construyan su espacio…
Red Nacional de Matemáticas
Ni hablar del ambiente positivo que producía la conformación de redes en
los colegios. Un día visité el Instituto David, en Chiriquí; justo el día en que
se desarrollaban las Olimpiadas de Matemáticas, y pude escuchar a dos
estudiantes en esta conversación:
—Yo pilé [estudié] como loco; yo no voy a ser el peor del salón, no voy
a ser el último.
—¡Ja, ja, ja! —replicó el otro—. Tú no llevas chance, yo soy un crack en
matemáticas.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 129
La Red Nacional de Matemáticas nació, impulsada por un grupo
de docentes de Veraguas, una iniciativa que emprendieron solos; y cuando
solicitaron ayuda, ya tenían todo estructurado. Solo faltaba darle dimensión
nacional y el apoyo administrativo necesario. Esa era otra razón para una
fiesta académica, llena de entusiasmo, sin suponer todavía las atractivas
oportunidades que surgen de iniciativas como estas.
Precisamente, el profesor Jorge Batista nunca supuso que, desde esa
profesión, se le abriría la oportunidad de conocer el viejo Imperio de
Cipango. En una ocasión, se realizaba en Japón un encuentro internacional
de docentes de Matemática; y cuando pasé la información a la red, a sus
integrantes les pareció increíble que hasta las bases llegara una posibilidad
como esa. Generalmente, viajes de ese nivel estaban reservados para las
altas esferas burocráticas. Esta vez, sin embargo, el único problema era
tener un representante con un perfil que incluía hablar inglés. De todos ellos,
solo Batista manejaba ese idioma, y por supuesto que él fue seleccionado. A
su regreso, el entusiasmo, la felicidad y las ganas de hacer cosas, se le salía
por los ojos y por cada poro de su piel.
Esa red tuvo dirigida por la profesora Gibzca de Bernier. Cuando
recuerdo cada uno de los congresos y las proyecciones que salían de allí, y el
optimismo con que todos quedaban después de cada evento, no puedo
menos que resentir el silencio que guardó el sector privado el día que
decidieron suspender la Transformación Curricular.
El compromiso era que todos los años se debían hacer una actualización
a los contenidos, en función de la evolución tecnológica. El 85% de
aprobación del proceso, de acuerdo con el estudio realizado por un grupo
de universidades contratadas para tal efecto por la administración Varela,
no fue suficiente para privilegiar la continuidad de la transformación.
Se impuso el capricho de quienes se empeñan en condenar a nuestros
jóvenes a quedar anclados en el pasado; una actitud radicalmente
contrastante con la capacidad de emprender y el compromiso de quienes se
atrevieron a trabajar en el proceso de cambios. Sucede que estos no hacen
ruido, no amenazan con voltear el país, trabajan en silencio... demasiado
silencio diría yo… tanto, que ni siquiera defendieron sus propios logros, no
pudieron imponerse para ser escuchados.
Una situación terrible, injusta; no alcanzan estas páginas para narrar en
detalle lo que costó emprender ese proceso; enfrentando huelgas, gritos,
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 130
derrotando una larga lista de mentiras: desde la supuesta privatización del
sistema, hasta el supuesto peligro de la estabilidad docente. Nada sucedió,
absolutamente nada, de lo que gritaban los señores.
Un día tuve la visita de un prominente empresario que quería conocer
la Transformación Curricular. En ese momento, un grupito de Veraguas
protestaba, porque ellos querían llevar equipaje, familia y cuanta cosa se le
puede ocurrir, en el avión que los trasladaba a un área cercana a sus puestos
de trabajo, desde donde serían conducidos a sus escuelas. Tanto los pilotos
como el Departamento Legal, les explicó las razones técnicas y jurídicas del
impedimento. Entonces alegaron que si no conseguíamos un avión de 32
personas no se iban… Este empresario les explicó que no existen en el
mercado aviones con esa capacidad. Hay de menos o de mucho más, pero
no con esa capacidad; entonces, la razón de la protesta se convirtió en un
«No» a la Transformación Curricular. Los gritos e insultos eran
memorables…
El empresario regresó a mi oficina con las manos en la cabeza y una larga
lista de preguntas: «¿Cómo los aguantas? ¿Cómo pueden ser docentes…?».
Unidad de idiomas
Una mañana de finales de julio de 2009, me visitaron algunos miembros de
la Asociación de Profesores de Inglés, de cuya directiva era miembro la
profesora Davina Cole. Se destacaba en el grupo, no solo por su elegante
estatura, sino por la forma delicada y respetuosa como administraba sus
intervenciones en la reunión. Desde que la vi me dije: «Esta es la persona
que necesito…».
Al final del encuentro, les informé que necesitaba con urgencia a una
profesora de Inglés para la Unidad de Idiomas. Un silencio breve, voces bajas,
algunas miradas, y alguien rompió la espera al decir: —La profesora Cole.
—Es perfecta para la responsabilidad —dijo otro de los presentes.
En broma, alguien dijo que era la menos ocupada de todos. En medio de
la camaradería, pregunté quién era; y con la misma discreción, casi que con
una pena solo opacaba por su sonrisa amplia, me indicó que era ella.
Después que entramos en confianza, supe que a Davina no le había
caído nada bien la propuesta. Era una mujer sumamente formal, que en
aquellos momentos se preguntaba cómo se atrevían a proponerla, sin
siquiera haberle consultado.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 131
La profesora Cole llevaba 22 años como docente de Inglés en un
prestigioso colegio de la ciudad capital. Nunca había desempeñado cargo
alguno en una entidad oficial, pero su impecable hoja de vida confirmaba mi
intuición. Era la persona que necesitaba en la Unidad de Idiomas del
MEDUCA.
Con Davina Cole al frente, pusimos en marcha un programa destinado
a ampliar la cobertura de la enseñanza del inglés en la Escuela Normal de
Santiago de Veraguas. Más de dos mil horas debían recibir los que aspiraban
a graduarse. Es evidente que no se puede enseñar un idioma sino se conoce
con la profundidad adecuada. Necesitábamos que los docentes manejaran
el inglés a la perfección y, una vez certificados, pudieran ser considerados en
los programas de perfeccionamiento en el exterior. Atentar contra ese
esquema fue un desperdicio de recursos y esperanzas.
Muchas personas que siguen la historia de Panamá, no se explican
cómo, la mayoría de los panameños no habla inglés, pese a la presencia de
Estados Unidos en nuestro territorio por más de un siglo. Claro que hay una
explicación que quizás la dé en otra ocasión. Pero aquel día, ante las
desafortunadas preguntas de la fiscal, pensaba en cómo en ese quinquenio
aumentamos las horas de enseñanza de ese idioma, la intensidad del
aprendizaje y el entusiasmo entre los estudiantes.
Yo le había pedido a Davina un proyecto que pudiese alcanzar a todos
los estudiantes; y ella lo resumió en cuatro puntos: aumento de horas para
los niños de nivel primario, reorientación de contenidos y metodología del
programa de inglés, después de clases, para los estudiantes de media, de
décimo a duodécimo grado; un programa de bachillerato pedagógico
bilingüe en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena de Santiago de
Veraguas, cuna de la docencia panameña; y que mediante concursos de
oratoria y deletreo, los estudiantes se sintieran parte del English Speaker.
La participación, a partir de 2010, creció de escuela a región; y de esta,
a nivel nacional. La organización de una gran cantidad de conferencias, con
expositores en distintas áreas, nacionales e internacionales, con el apoyo de
universidades locales y extranjeras, fue parte de todo un ambiente que se
creó para mejorar la formación docente y lograr el entusiasmo de convertir
el Inglés en una materia atractiva y deseada. La meta era lograr que el
estudiante entendiera la importancia del idioma y motivarlo a ir más allá de
las horas disponibles en el horario para sus clases.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 132
No fue fácil, sin embargo, llegar hasta allí. La primera resistencia a los
cambios la encontramos, nuevamente, en el sector docente; para Davina era
lógico que así fuera, porque la implementación de un programa que añadía
horas podría implicar reducción de horas en otras materias. Así que la
implementación de este programa comenzó por demostrarle a los docentes
que no era así; y que, si se presentaba algún caso, el MEDUCA asumiría la
responsabilidad.
Hasta ese momento, pese a su importancia en el comercio mundial, el
Inglés en la educación panameña era una materia bastante discreta, y aun
cuando su implementación sugería esfuerzos importantes, dos horas a la
semana no se correspondían con esa expectativa, por lo menos en la mayoría
de nuestros establecimientos educativos. Muy distinto eran las escuelas de
excelencia China Taiwán y Guillermo Endara Gallimany, donde el concepto
era distinto desde su formulación.
Hubo que sortear muchos obstáculos. Con anterioridad, existían
programas de inglés muy buenos, que se circunscribían a las posibilidades de
acción de las organizaciones que los dirigían. Un ejercicio muy caro para el
ritmo de desarrollo del mismo. Fue toda una odisea transitar desde un
espacio privado hasta integrar el esfuerzo para darle carácter y alcance
nacional. Aquí la resistencia al cambio llegó hasta palacio… quienes llevaban
este y otros programas que fueron integrados a la estructura institucional,
maniobraron con fuerza para mantenerse como hasta entonces. Nos animó
el respaldo del cuerpo docente, que asumía la nueva fórmula como buena.
Otro elemento adverso fue, lo que Davina llamaba el: «a nosotros
nunca».
—A nosotros nunca nos habían obligado a asistir a tantas
capacitaciones; a nosotros nunca nos habían implementado este tipo de
conferencias de manera regular; a nosotros nunca…
Davina siempre rememora una de esas pequeñas pero grandes
recompensas que marcan la diferencia entre una gratificación salarial y el
placer de ver realizado un proyecto, y que la profesora Cole explica así:
Un día cualquiera, llegué al aeropuerto internacional de
Tocumen para viajar. En el tablero de atención una chica me
miró y me dijo:
—Usted es la profesora Cole.
—Sí —le dije sorprendida.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 133
—Usted dirigía el programa de perfeccionamiento de inglés en el
Ministerio de Educación.
Volví a decirle que sí; pero esta vez noté su desempeño
perfecto en el uso del inglés, y fue cuando me dijo que ella era
el producto de uno de esos programas.
Pero no terminaron los contratiempos. En una ocasión, un alto
funcionario de la Embajada de Estados Unidos trató de implementar uno de
esos programas al margen de las normas que teníamos establecidas y la
profesora Cole le dijo que era imposible.
El funcionario pidió cita a mi despacho, me informó sobre aquella
situación. Lo escuché larga y detenidamente, hasta que entendí que su
propósito era que yo desautorizara a la profesora Cole y que accediera a su
petición. Rechacé su pedido y aquel funcionario salió de mi despacho muy
contrariado. Tampoco supimos más de aquel programa.
Tenía que ser así de tajante, había muchos grupos con programas
particulares que habían atomizado el sistema. Cada uno era una estructura
burocrática que, en ocasiones, pretendían mandar en los colegios más que
los directores y, lo más grave, era que alteraban el funcionamiento de los
colegios y creaban parcelas de poder sobre el resto. Decidimos suspenderlos
todos.
Entre Pares
El maestro miró largamente la computadora portátil. Era una de aquellas
que les habíamos entregado a todos los educadores que participaban en la
capacitación en informática. Para iniciar, el instructor pidió al grupo que por
favor abrieran una ventana; y aquel maestro que ya andaba cerca de la
jubilación, se levantó de su silla, fue hasta la ventana del salón y la abrió…
No había novedad en aquel acto. Hubo otro que, cuando le dijeron que
agarrara el ratón, comenzó a mirar hacia el piso en busca del roedor. Cuando
comenzaron esos cursos, muchos docentes desconocían una tecnología que,
casi siempre, sus alumnos administraban mejor que ellos.
Ismael Ábrego, uno de los capacitadores del proyecto, recuerda que
algunos de esos docentes lloraron los primeros días, porque se enfrentaban
a una tecnología a la que muchos habían evitado por años. De ese tamaño
era el atraso que había en informática, en la educación panameña.
Decidimos colocar el proyecto, primero, bajo la dirección de la profesora
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 134
Marisín Chanis, por entonces directora general; y luego, bajo la
responsabilidad de la Dirección de Currículum que, como he dicho, estaba
dirigida por la doctora Isis Xiomara Núñez.
Una mañana de mayo 2010, organizamos una conferencia de prensa en
la Escuela Profesional Isabel Herrera de Obaldía para lanzar el proyecto de
informática para profesores del sector educativo, y que comenzaría con un
seminario para 300 educadores, que serían capacitadores de sus propios
compañeros.
En abril de 2010, el presidente Martinelli me invitó a una reunión en
México con Steve Ballmer17, el director ejecutivo de Microsoft, con cuya
empresa establecimos un convenio, mediante el cual ellos se comprometían
a entrenar a los 300 educadores. Tuve la percepción de que Ballmer dudaba
de nuestras posibilidades en aquella empresa.
Fue tan evidente su desconfianza, que el propio presidente le dijo:
—No dudes, ella es más capaz de lo que imaginas.
Las risas de inmediato ratificaron mi sospecha: mujer, negra, sin
genealogía… en medio de un poder mundial en tecnología y el poder de los
poderes del país. Pero mi determinación no podía frenarse por una mala
mirada, había mucho en juego.
Al fin llego el día, en la Escuela Juan Demóstenes Arosemena, en
Santiago de Veraguas, Microsoft empezaba el entrenamiento de los 300
docentes de las quince regiones educativas, durante diecisiete días. Por eso
se llamó: Entre pares.
Aquellos docentes tendrían la responsabilidad de capacitar a más de 40
mil de sus colegas en el uso de tecnología en el aula. Una tarea que
obligatoriamente iba a impactar en la calidad de la formación de los
estudiantes. El domingo que finalizaba el proceso de certificación, hicimos
una misa de acción de gracias y tuvimos un almuerzo para cerrar una etapa
y abrir un camino hacia la mejora educativa. Hasta por los poros se respiraba
ilusión, era indescriptible la sensación y la alegría que me daba ver tanta
gente decidida a romper una barrera, no importaban los sacrificios.
Las primeras noticias confirmaban lo que vi. Hubo líderes de Entre Pares
que tuvieron que enfrentar fuertes arranques de ansiedad ante lo
desconocido, como llegaron muchos docentes al curso que duraba dos
semanas exclusivamente dedicados a la capacitación: mañana y tarde, un
programa exigente, clases, tareas, prácticas, jornadas intensas que
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 135
generalmente terminaban con un: necesitamos más tiempo, más clases.
Cada cierre de capacitación era un desborde de agradecimiento de los
participantes por la paciencia y la entrega de los líderes; sobre todo, porque
muchos fueron francamente impertinentes. Al final, fuimos el primer país
del continente en tener el 100% de los docentes certificados en IC-3 y
segundos en el mundo. En esa fase, nuestros educadores aprendieron
aplicaciones básicas: Word, Excel, Power Point, uso de portales, blogs,
mensajerías y desarrollo de proyectos de aulas.
Avanzamos a una segunda fase más exigente, incoamos la tercera,
y dejamos en planificación la cuarta y la quinta, porque entendimos que
ningún Gobierno querría interrumpir un programa que nos había significado
tantos avances reconocidos nacional e internacionalmente.
El MEDUCA le daba a cada docente una computadora portátil (laptop),
cuyo costo en el mercado podía superar los 800 balboas. Pero como era
subsidiada, el docente solo pagaba cien. Varios de ellos terminaron
elaborando proyectos educativos sobre tecnología. Durante los siguientes
cuatro años, los proyectos de los docentes panameños en esa materia, se
ganaron la representación de América Latina para concursos mundiales
organizados por Microsoft e Intel, en Sudáfrica, Nueva York, Praga y
Barcelona.
Desde los primeros seminarios, el grupo de capacitadores recibió
certificaciones superiores para pasar a nuevos niveles. Las primeras se las
entregó Microsoft, pero solicité que la última la diera Intel. Quería confirmar
que la evaluación alcanzada en el marco de una buena relación con
Microsoft fuera validada por Intel, y así fue. Nuestros educadores salieron
bien. Ambas empresas hicieron control de calidad de los procesos de
capacitación, con resultados que nos llenaron de mucho orgullo. Una vez
más, noticias tan significativas como estas estuvieron ausente de las
primeras planas de los impresos locales y de los reportajes de las televisoras
y las emisoras de radio.
En enero de 2013, cuando se realizó la Conferencia Mundial de
Tecnología en Londres, a la cual asistí invitada por Intel, uno de los temas
centrales fue cómo Panamá había logrado convencer al cien por ciento de
sus educadores sobre la necesidad de acceder a estas nuevas herramientas.
Yo figuraba en el programa para ofrecer una conferencia sobre ese tema, y
al final debí hacer cinco exposiciones en las que explicaba nuestro modelo
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 136
de Entre Pares y CSI. Aquella conferencia había validado nuestro proyecto,
y me pidieron que contara cómo lo habíamos hecho.
Cuando algunos países hablan de tecnología, y algunos Gobiernos
nuestros también, comienzan por comprar computadoras, pero nosotros no
partimos por allí. Decidimos, primero, entrenar a los docentes, bajo la
decisión de que haríamos las compras cuando tuviésemos entrenado al 50
por ciento de los educadores. Para la capacitación sí compramos las laptops.
Lamentablemente, el equipo de Entre Pares fue disuelto por la
Administración que nos reemplazó en julio de 2014. Internamente, los
profesores intentaron presionar para que no desapareciera el programa,
pero las amenazas los hicieron desistir.
Cuerpo de Solidaridad Informática (CSI): una formación con
estatus
Pedro Ortega Castro18 se despertó eufórico aquella mañana; respiraba una
sensación de victoria. Cuando la alarma de su reloj sonó, él salía del baño y
su mamá que, lo oyó trastear tan temprano, le preguntó en voz alta:
—¿Te caíste de la cama?
Él sonrió y terminó de ponerse la camisa del uniforme. Entonces, como
quien comienza la ceremonia preparativa de una gran misión, tomó la
camiseta negra de mangas cortas y cuello ceñido, y se lo fue poniendo
lentamente. Era como si disfrutara el placer de colocársela sin perderse un
solo movimiento. Se miró ante el espejo de cuerpo entero, vio sus zapatos,
que la noche anterior había limpiado hasta sacarle el mejor de los brillos, su
pantalón perfectamente planchado, su camiseta que le hacía parecer más
grande y fornido de lo que era, y entonces miró hacia su cama donde había
colocado aquella gorra, negra también, que daba el toque final a la
indumentaria de ese día. La colocó sobre su cabeza con los ojos cerrados, y
cuando los abrió miró ante el espejo aquellas letras que eran el motivo de la
alegría de esa mañana: CSI.
Pedro era uno de los diez estudiantes por escuelas de todo el país, que
el Ministerio había escogido para integrar el Cuerpo de Solidaridad
Informática (CSI), después de las jornadas de capacitación. A diferencia de
otros países o administraciones, que compraban primero los equipos para
luego capacitarlos, el proceso en Panamá había transcurrido de manera
contraria: primero fueron capacitados y luego se les compró el equipo. Había
sido el mismo procedimiento utilizado con los docentes, mediante el
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 137
programa Entre Pares, y de igual manera, aquellos estudiantes capacitados
habían sido integrados en ese organismo que se llamaba CSI, cuya misión era
capacitar al resto de los estudiantes de sus respectivas regiones.
EL CSI actuaba con cierta distinción, que hacía del estudiante uno
diferente entre sus iguales, como los que integraban los Cuerpos de Orden y
Disciplina (COD). Así que pertenecer al CSI incorporaba a los muchachos una
dosis de compromiso y disciplina.
La empresa que se ganó la venta de las computadoras patrocinó
también la primera capacitación de los CSI con profesionales nacionales y
extranjeros. Una mañana, en la primera jornada, reunimos en el gimnasio
Roberto Durán a más de mil 500 alumnos de todo el país, luego hubo otra.
Cuando todo eso estuvo listo, le dije al presidente: —Ahora sí estamos listos
para comprar las computadoras.
Imposible hacerlo de otra manera. Comprarlas sin que estuvieran
capacitados era botar el recurso. En las regionales manteníamos una
capacitación virtual dada por los expertos, que entrenaban jóvenes en redes
sociales, quienes armaban y desarmaban las computadoras, o aprendían
cómo desbloquear las computadoras cuando los estudiantes se metían en
páginas de pornografía.
Cuando abrimos la licitación, partimos de un precio unitario de 240
balboas. Nadie asistió. Los proveedores consideraron el precio demasiado
bajo, así que en el próximo evento le subimos 20 balboas y solo asistió una
empresa, que fue la que finalmente ganó el concurso.
El diseño se había coordinado con la Secretaría de Innovación, con
muchas previsiones: se podía caer de más de un metro de altura sin
romperse; la tapa se podía mojar sin que se dañara el equipo, se bloqueaba
al primer contacto con páginas vinculadas a pornografía, y una serie de
condiciones más que facilitaban su uso adecuado.
Esa fue la primera computadora que llegó a muchos hogares en el país.
Me tocó escuchar conmovedoras historias de padres que aprendían a usarla
con el apoyo de sus hijos. Entre ellas, la de la madre de Raquel, una
empleada doméstica que solo iba a su casa los fines de semana.
Raquel era la mayor de cuatro hermanos y, tras recibir su computadora,
llegó feliz a su casa. Desde entonces los trabajos de todos se hacían en la
nueva herramienta, la vida familiar giraba en torno a esto que parecía un
juguete nuevo. Hasta su mamá descubrió la conveniencia de aprender.
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 138
Raquel le mostró cómo podía conseguir nuevas recetas de cocina por
internet; al principio estuvo un poco recelosa, pero pronto permitió dejarse
enseñar por su hija y aprendió. Hoy es una experta buscadora y ha hecho
recetas con las que ha sorprendido a todos en su trabajo. Raquel, en broma
y en serio, le dijo:
—Pide un aumento de sueldo y me lo das a mí, en pago por enseñarte…
Para nuestra relación con los jóvenes no nos bastaba partir de los
preceptos y las formalidades de adultos. Era necesario sentarse en su
escenario y tratar de soñar con ellos, y CSI resultó uno de los mejores sueños.
Raquel era una de los mil 400 y tantos CSI que vivieron grandes experiencias
durante los años del programa… Claro está, hasta julio de 2014…
Líderes Dejando Huellas
Durante el quinquenio que estuve al frente del MEDUCA, cada proyecto que
impulsé fue concebido para levantar la moral del «sí podemos ser mejores»,
en un colectivo nacional de docentes y estudiantes señalados por muchos,
criticados por muchos, pero con pocas propuestas para salir de esa especie
de marasmo al que contribuyen aquellos que solo saben subrayar lo malo.
Soy de las que sostienen que el entorno negativo tiene mucho que ver
con ciertas consecuencias, como la maternidad adolescente o los
muchachos captados por una ruta de violencia y actos ilícitos que a menudo
están vinculados a una baja autoestima o a presiones de grupo que
distorsionan conductas y tuercen personalidades.
Pero esa puede ser la apreciación de un adulto o de un profesional que
estudia esos casos. ¿Y cuál es la de los propios muchachos? ¿Qué tienen que
decir ellos?
Bajo esa incógnita, a mediados de 2009 comencé a reunirme de manera
informal, durante tres meses cada sábado, con unas cincuenta muchachas
representativas de varias regionales educativas y a conversar sobre distintos
temas, pero orientando el diálogo hacia las causas de la conducta de la
juventud. ¿Por qué eran de una manera o de otra? ¿Eran así o era una
máscara tras la cual ocultaban su identidad?
Nos reuníamos en restaurantes o colegios. Desarrollábamos distintos
temas en medio de una fraternidad que fue rompiendo el hielo. Buscaba
abrir camino hacia sus formas de ver y sentir las cosas. No fue fácil, porque
de alguna manera cuando esa juventud sospecha que alguien se acerca a las
Lucy Molinar
EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 139
fronteras de su intimidad, o se escurre o cierra las puertas, así que me tocó
entrar un poco en su psicología hasta que se hizo la luz.
Uno de esos sábados, estábamos reunidas en el Instituto Fermín
Naudeau, cuando en medio del ruido que dejan las bromas y las risas, una
de aquellas chicas dijo de una forma tan espontánea que sentí como que me
halaban por una oreja:
—Lo que pasa es que usted no entiende que ser decente da pena, que
ser decente significa ser excluidas, que nos ignoren, que nos marginen…
Como si con lo dicho hubiera resumido lo que pensaban las otras 49
muchachas allí reunidas, un silencio reflexivo e íntimo copó el salón, se
fueron las sonrisas y la algarabía. Me sentí sobrecogida… con un deseo
incontrolable de abrazarla y decirles a todas que la decencia era posible, que
no había por qué avergonzarse. En minutos llegué a sentir por ellas tal
compasión, que solo quería tomarlas de las manos y pedirles que salieran
del rincón donde las habían metido, que podían salir y mostrarse tal cual
eran, sin avergonzarse ni temer. Me contuve, y pasado esos minutos todas
comenzaron a hablar. Lo que había requerido por semanas apareció de
repente y se transformó en una lluvia de razones. —¿Quieres explicarlo con
más detalles? —le pregunté.
Fue como si le hubieran abierto la puerta a una especie de secreto
enjaulado, guardado como esos pensamientos que se esconden en el fondo
del baúl para que nadie se entere.
—Cuando no eres desordenada, ni vulgar, ni tomas hasta quedar ebria,
ni te dejas manosear o «vas pa’lante» con cualquier pelao19; cuando
estudias, tienes buenas notas y no hablas con palabrotas, te excluyen, es
como si no existieras; te tratan mal, eres como un cero a la izquierda, te
sientes ridícula, invisible, no existes... por eso dije que a veces me
avergüenza ser decente —aclaró la joven.
Empezaba a entender: presión de grupo, moda, aceptación. Claro, nos
hemos resignado a la idea de que para bailar hay que parecer trabajadora
(sin sueldo) de prostíbulo, mucha música parece escrita por hombres que no
tuvieron madre, que no tienen hermanas ni hijas, ni esposa a la que quieran
para algo distinto a «te subo, te bajo; te meto, te saco», etc.
La moda nos ha llevado a vestirnos como si estuviéramos a la venta
barata. Perdón por el lenguaje, pero intento plasmar aquí lo que siento y
cómo lo siento. Mientras más argumentos daban ella y las otras, más me
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EL SILENCIO DE LOS
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avergonzaba de la clase de sociedad que estamos dejando a nuestros hijos.
Nos hemos dejado arrastrar por una corriente que todo lo convierte en
negocio hasta hacerlo banal; incluso, aquello que debería pertenecer a lo
más íntimo, a lo que más vale: nuestra propia condición de persona.
Tras escucharlas, necesité con urgencia un canal donde, además de
expresarse, ensayaran acciones, tareas, proyectos que las pusieran en
condiciones de vencer aquellas barreras que hasta ese momento habían
frenado lo bueno que había en ellas. Así nació el programa que llamamos:
Líderes Dejando Huellas.
Al frente de este designé, para todo el quinquenio, a la licenciada Crista
Tejada, una mujer apasionada que conocía este trabajo, porque lo había
hecho en su país y que asumió la tarea con entusiasmo. En la coordinación
institucional quedó la licenciada Yamileth Yau.
Ese primer grupo se encargó del reclutamiento de nuevas estudiantes
de media y premedia, cuyas edades oscilaban entre 15 y 18 años. Propósito:
formar y desarrollar sus cualidades de liderazgo, para lo cual se integró un
equipo con docentes y supervisores, miembros de los gabinetes
psicopedagógicos. Recibían un entrenamiento intensivo con dinámicas y
actividades; luego, aquellas estudiantes dictaban charlas, hacían marchas,
fomentaban debates y organizaban representaciones artísticas.
Eran ágiles, dispuestas y motivadoras. Ellas definieron su lema: «Soy
decente y qué».
Ese «y qué», llevaba un movimiento de cuello y una actitud de fuerza.
El programa buscaba devolverles la autoestima, empoderarlas de los valores
que acompañan la dignidad de la persona, estimularlas hasta contagiar, y
poner de moda que «valía la pena ser decente». Empezaron a dejar huella
en sus entornos. Con orgullo, huellas de lo actuado, sobre todo porque
además de liderazgo se trataba de fortaleza, familia, trabajo y estudio,
dignidad, sexualidad, autocontrol y valores universales20.
La preparación incluía conferencias sobre identidad, acoso escolar
(bullying), robo, adicciones (alcohol, drogas), pornografía, autoestima, sexo
precoz, violencia, manejo adecuado de las redes sociales, imagen personal y
organización del tiempo.
Culminada esa fase, el objetivo era entonces la cobertura. La tarea de
cada una era multiplicar la formación recibida en sus escuelas, entre sus
compañeras. Pero, sobre todo, cómo atenderlos para que el proyecto no
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EL SILENCIO DE LOS
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quedara en la formulación de un entusiasmo pasajero. Y aquí entra ese
proceso que, como retroalimentación, habíamos aplicado entre docentes,
en el programa de informática y al que habíamos llamado Entre Pares;
docente educando docente. Líderes Dejando Huellas se tradujo en
estudiantes educando a estudiantes.
Recuerdo que las primeras 50 Líderes Dejando Huellas, a nivel nacional,
sumaron luego a 500 nuevas integrantes en un primer foro en el año 2010,
que fue organizado por las propias estudiantes con el apoyo de sus docentes.
De las mesas redondas y dinámicas de grupo, se acordó institucionalizar la
actividad. Las estudiantes más destacadas, egresadas del 2010, se
convirtieron en facilitadoras; las contratamos oficialmente, y se creó un
vínculo memorable entre jóvenes, como consta en la memoria del
quinquenio antes citada.
En 2011 hubo otro foro en el que participaron 750 estudiantes; en el
2012, otro con asistencia de mil jóvenes; y en el 2013, aun cuando la
asistencia superó las expectativas, el gran detalle, sorpresivo para algunos,
fue la petición de los líderes de incorporar a los padres de familias. La idea,
según dijeron, era que ellos también recibieran capacitaciones. Más allá de
la asistencia o las temáticas, lo que aquellos eventos dejaron como ganancia
efectiva fue el vínculo y la dinámica que comenzó a registrarse entre
estudiantes, docentes y padres de familia.
En este momento siento la tentación de mostrar una publicación de
estadísticas que indicaba que, en 2010, había cerca de 13 mil embarazos
adolescentes. Para 2014, ese mismo medio publicó, como gran noticia, que
la cifra para ese año era poco más de 8 mil niñas embarazadas.
No obstante, consciente del debate que este tema produce, y de la
desventaja que tiene el lector al no poder ripostar, creo que me quedo con
la certeza que da comprobar lo que en la estadística mundial es un hecho
incuestionable: embarazos no deseados y enfermedades de transmisión
sexual se estrellan contra un muro insuperable cuando la formación en
valores es sólida.
Nunca olvidaré las conclusiones de una mesa en uno de los foros: «Es
que somos personas, la cabeza está arriba para dirigir el cuerpo, las
emociones y los instintos. Es que somos personas, seres racionales, eso es lo
que nos distingue de los animales. ¡Tenemos que devolverle al mundo su
condición humana!». Toda una declaración de principios que dista mucho
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EL SILENCIO DE LOS
BUENOS 142
de lo que piensan aquellos que solo hablan de la juventud para decir lo mal
que está.
¿Qué se logró, además?: disminución de los niveles de violencia verbal
y física en las escuelas, disminución del bullying, aumento de la confianza y
autoestima, comunicación para buscar apoyo ante conflictos familiares o
personales, mejoramiento en el nivel académico, y aumento de
participación en las actividades extracurriculares, generando un sentido de
pertenencia con su escuela. Desde 2009 hasta 2014, en los foros de Líderes
Dejando Huellas, participaron tres mil 500 estudiantes de 235 colegios.
Eventos que fueron realizados con fondos del propio Ministerio y a costos
sumamente bajos. ¿Se podía? Sí, se podía.
Pero nada de eso le interesaba a la fiscal que me había convocado al
Ministerio Público por las demandas que ya he descrito. Su interés era
meterme presa y llevarme a juicio, ¿por qué? El fallo del Juez 15 demuestra
que nunca hubo hecho punible que le permitiera hacer tal cosa, como
demuestro más adelante.
Gabinetes Psicopedagógicos
Creados en 1986, los gabinetes psicopedagógicos tenían como misión:
«Promover el desarrollo integral del estudiante, facilitando su adaptación al
contexto escolar, y potenciando la diversidad de sus capacidades sociales,
afectivas y cognitivas21. Cuando los crearon, eran 17 repartidos en cinco
regiones.
Esas estructuras daban apoyo técnico a la educación, para la
prevención, detección y atención de los problemas que afectaban la
adaptación de los estudiantes al contexto escolar, familiar y social.
Estaban integrados por sicólogos, trabajadores sociales y especialistas en
dificultades en el aprendizaje. Cuando inicié mi gestión, de aquellos 17
gabinetes existentes inicialmente, solo quedaban ocho en todo el país, e
integrados de forma incompleta.
Entender su papel era asistir a uno de los componentes más
importantes del sistema, si se considera que muchos estudiantes incurren en
comportamientos inapropiados, mediante los cuales canalizan frustraciones,
carencias, necesidades culpas, que afectan no solo su adaptación sino su
rendimiento en las jornadas escolares. Una realidad que no pueden atender
los docentes regulares, dado que muchas de las aulas de clases van de 30 a
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EL SILENCIO DE LOS
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40 estudiantes. Los gabinetes psicopedagógicos eran entonces estratégicos,
de importancia vital.
En la primera reunión que tuve con el equipo de la oficina central, se
plantearon las dificultades con que operaban. Había que darles un respaldo
decidido, por lo que pedí que se empezara un reclutamiento masivo de
profesionales para conformar al menos 200 gabinetes nuevos, debidamente
integrados. Había que hacer una especie de clínica en las escuelas, atender
correctamente a cada niño, colaborar con las Escuelas para Padres y
tratarlos si era necesario.
El primer año logramos armar cerca de 5722 equipos. Hubo una
capacitación general antes de empezar y les solicité que actuarán con
generosidad, porque probablemente no se les estaba pagando el salario que
merecían, pero era necesario que volvieran su tarea imprescindible, que
hicieran sentir el impacto de su presencia y lo demás se podía resolver.
Por supuesto que, como en toda obra humana, se produjeron
desencuentros; hubo colegios en los que funcionaron de inmediato y bien,
otros donde costó más, y otros donde no funcionaron del todo.
Sin embargo, el balance general fue positivo. Muchos estudiantes, por
el solo hecho de tener quien los escuchara, empezaron a suavizar modos, a
replantear conductas; algunos padres que entendieron la rebeldía de los
hijos; maestros que se sintieron apoyados para lograr objetivos concretos...
Fue una gran experiencia...
Inolvidable para mí, resultó la experiencia de un colegio en el que había
mucha violencia. El gabinete implementó un programa de recreos activos,
en los que los grupos competían por el mejor proyecto para pasarla bien. De
allí empezó una dinámica que mantuvo a todos muy ocupados y disminuyó
las peleas, al tiempo que permitió identificar aspectos en la formación del
carácter de los estudiantes de ese centro educativo. Puedo decir, sin lugar a
dudas, que les cambió la vida. Nunca logramos instalar los 200 gabinetes
propuestos, pero llegamos a más de 160. Todos los colegios querían contar
con uno, pero fuimos cuidadosos en la selección, porque no todos estaban
contemplados en el presupuesto de la institución.
Era un volumen importante de nuevos funcionarios, y como
administrativamente habíamos logrado ahorros importantes, solicitamos
traslados de partidas internas para cubrir esas posiciones.
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Juegos florales
Hacía 33 años que no teníamos juegos florales. La directora de Arte y
Cultura, Elizabeth Villamil, una mujer activa, llena de vida, me recibió con un
largo discurso que ella misma resumió así:
—Hagamos de nuevo los juegos florales. Es un trabajo muy duro, pero
vale la pena.
Nuestra primera conversación me devolvió a mis años de estudiante.
Siempre me encantó participar en esas actividades: poesía, oratoria, folclor,
música… Claro que valía la pena ofrecer esos espacios para que los jóvenes
pudieran expresarse.
—Manos a la obra —le dije—. En 2010 tendremos juegos florales.
Cada año íbamos incorporando nuevas ideas y mejorábamos la
organización. La meta era que en la primera semana de receso fueran los
juegos florales en las regiones y el nacional fuera en la segunda semana de
receso. Era la meta, pero, aunque hicimos los juegos todos los años, no
siempre logramos hacerlos en esas fechas.
Queríamos lograr que, en la competencia de teatro, los colegios
presentaran obras inéditas y que la música fuera interpretada por sus
bandas en vivo. El primer colegio en lograrlo fue el Instituto Urraca de
Veraguas, dieron un espectáculo maravilloso aquel año.
Para promover el teatro y la expresión oral, contratamos un equipo de
cubanos, liderado por Huberto Llamas, un director de teatro reconocido
internacionalmente. Junto a su grupo, recorrieron casi todo el país.
Entrenaron cerca de 2,000 docentes en técnicas de teatro para la creación
de clubes en las escuelas. Cada capacitación terminaba con una obra creada,
producida e interpretada por los docentes.
Dicen que el premio más grande para un artista es el aplauso; y que es
mejor, si se trata de un público tan exigente como tus propios estudiantes.
Fueron jornadas extraordinarias, de Chiriquí y Bocas del Toro a Darién, cada
una mejor que la otra y, aunque algunos al principio llegaban tímidos,
renuentes a algunos ejercicios, pero al final salía la casta que nos dejó ver
cuánta gente valiosa y con talento había en el sistema. Era necesario hacer
una segunda ronda de capacitación en todo
el país; pero, como todo lo anterior, se suspendió y nadie dijo nada, nadie
hizo nada.
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Escuela para Padres
Más que de un espacio físico, hablábamos del concepto. Aplicable solo a
partir de la integración de los padres de familia a la gestión educativa;
porque si la escuela y el hogar hablan el mismo idioma, el sistema funciona
mejor.
Materializarlo, parecía un esfuerzo difícil. Al menos así lo veía la
dirigencia de ese sector, según la cual, los padres solo acudían a los colegios
cuando tenían algún conflicto con los docentes. Aquella fractura solo podía
ir en contra del producto final, el estudiante. Los docentes también se
quejaban de esa ausencia.
—Si no se les da algo, no vienen —me decían.
En 2010, cuando se acercaba el primer período escolar en el que
participábamos, el presidente y el vicepresidente dispusieron entregarles a
los padres de familia un bono, para ayudarlos con los gastos escolares; y
mientras el presidente Martinelli pensaba en pagarlo, yo buscaba la forma
de sacarle provecho. Y se hizo la luz.
—Ya sé lo que vamos a hacer con el bono —le dije al presidente. —
¿Qué? —me preguntó.
—Los padres solo recibirán el bono, ese primer día de clases, si van con
sus hijos a la escuela —le indiqué.
Aquel lunes, 8 de marzo de 2010, recorrí catorce escuelas de las
jornadas matutina y vespertina y, en todas, los directores me decían que
hacía mucho tiempo no veían tantos padres de familia.
Así que cuando Martinelli y Varela hablaron de implementar la beca
universal, por haber sido una promesa de campaña, expuse mi condición:
Bajo la responsabilidad de Isabel de Gaitán, los padres solo recibirían la
beca si asistían a esa Escuela.
Como la beca se entregaba tres veces al año, la primera condición
consistía en asistir a la charla que se dictaba en el contexto de la Escuela
para Padres; la cual abarcaba una variedad de temas que iban, desde las
relaciones con los hijos, hasta la participación de los padres en la formación
de estos, incluyendo temas relacionados con drogas y sexualidad. Nos
esforzábamos por aportar herramientas útiles para ejercer la profesión para
la que nadie nos prepara: ser padres. Primero la charla, la beca después.
La charla era simultánea en todas las escuelas del país, y el solo
imaginarme la cantidad de acudientes sentados en los salones de clases
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escuchando aquellas exposiciones, me hacía pensar que el esfuerzo valía la
pena.
Lo más valioso, entre tanto, estaba por venir. Después de cada charla,
yo realizada una gira por las regionales de cada provincia e indagaba sobre
los resultados. Me reunía con los directores, los padres de familia, e incluso
con los estudiantes; pero las revelaciones más importantes venían de los
padres de familia.
Uno de los primeros temas que abordamos fue: ¿Cómo hablar de sexo
con tus hijos? La verdad, propuse ese tema para desmontar la tesis de
quienes planteaban que yo me negaba a que los estudiantes recibieran
educación sexual. Quería que los padres y docentes rompieran con el
prejuicio sobre ese tema.
Terminadas las jornadas, me reuní con las expertas de los gabinetes
psicopedagógicos y el balance fue negativo. Teníamos que dar un paso atrás,
porque los padres no hablaban, no tenían canales de comunicación efectiva
con sus hijos. Creo que sigue siendo un paso pendiente.
Decidimos entonces desarrollar otro tema: ¿Cómo hablar con tus hijos?
Cómo involucrarte en sus vidas sin ser invasivos; cómo hacer que sientan
que los quieres, que te importan sin coartar su libertad, sin dictar cátedra,
pero con un sentido de respeto profundo.
Esta vez, el resultado fue mucho mejor. Yo diría que edificante. En cada
región que visité, me encontré con experiencias preciosas de papás que
volvían a serlo, de familias que volvían la mirada puertas adentro para
evaluar cómo ser mejores; y eso, ya era ganancia…
Luego seguimos con: ¿Construyes una casa o un hogar? En una casa se
comparte un techo, una mesa y unos espacios. Un hogar es un lugar cálido
donde todos quieren estar, porque se sienten queridos, acogidos,
imprescindibles…
A continuación, hablamos de drogas con el apoyo de la Policía y otras
instituciones, y expusimos una serie de temas relacionados con la vida de los
estudiantes. Poco a poco, lo que era una obligación, casi una carga, se
convirtió en una experiencia que muchos padres valoraron.
Se hicieron unas guías para las charlas con todo muy detallado: las
explicaciones gráficas, los ejemplos, las dinámicas en el salón, las
conclusiones, los propósitos. Toda una experiencia que muchísimos padres
agradecieron.
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En todo el país había charlas. En Darién, una de las regiones con más
analfabetismo, los profesores jugaron un papel muy importante: las charlas
tenían que hacerse o no recibían la beca universal.
La Escuela para Padres abrió un espacio de mayor y mejores relaciones
entre educadores y acudientes, padres e hijos; empezó a sellar la fractura que
existía, y los resultados podían verse en un estudiante más comprometido con
sus tareas. Sería incapaz de afirmar que aquello fue una solución definitiva,
pero era innegable que se había dado un paso en el sentido correcto; que, de
mantenerse con el mismo impulso, prometía excelentes resultados a largo
plazo.
Un padre me dijo un día:
—Yo soy un hombre en todo el sentido de la palabra, entiéndame. Pero
usted no se imagina cómo ha sido la relación con mis hijos desde que yo
entendí lo que vale un abrazo.
—Gracias, muchas gracias —le conteste—. Si todo este esfuerzo
produjo esos resultados en su hogar, entonces ha valido la pena.
De estas experiencias me nutro cuando recuerdo las citas de las fiscales
a propósito de los procesos que me inventaron.
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9-Programa de Vacantes en Línea (PROVEL)
La maestra Tita nació y se crio en la comarca Ngäbe-Buglé. Desde que se
graduó, prestó servicios en Darién, cerca de la frontera con Colombia.
—¿Cuándo pensaba yo salir de allí? —me comentó, el día que la
encontré en una escuelita muy cerca de su casa.
Resulta que, con el PROVEL, ella logró el traslado que tanto soñaba; le
dejó su código de acceso a su hijo de 16 años y él, cada vez que podía, la
llamaba para contarle sobre las vacantes que se subían al sistema. Un día, él
vio que había una vacante en el colegio que estaba muy cerca de su casa y,
sin dudarlo, postuló a su madre. Ya en la noche, la maestra le dijo a su hijo
que no le dijera nada a nadie, que sería el secreto de los dos, que no quería
hacerse ilusiones, porque le parecía un milagro muy grande: «Volverían a
estar juntos como familia».
—Eso sí —le dijo—, vamos a rezar con todas las fuerzas para que se haga
el milagro.
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Luego de casi diez años visitando a su familia en vacaciones y una o dos
veces al año, en abril de 2013, fue su mismo hijo quien le dio la noticia:
—Mamá fuiste seleccionada para la escuela que querías. Los milagros
existen.
La maestra Tita me contó cómo les cambió la vida, a su esposo, a sus
hijos y a los abuelos que, en los diez años anteriores, habían construido una
rutina en la que ella no estaba incluida. Tuvo que echar mano de sus
habilidades en mediación para administrar esa nueva realidad que
emprendía, pero que pronto tomaba forma y construía una nueva dinámica.
PROVEL fue el resultado de una búsqueda por terminar años de
irregularidades en los nombramientos. Una o dos veces al año, de acuerdo
con las circunstancias, se sacaban a concurso las posiciones que, según las
previsiones de los directores de cada colegio, se planteaban para el año
siguiente.
Fuera de concurso, se mueven anualmente alrededor de tres mil
vacantes, entre licencias de gravidez, jubilaciones, defunciones, traslados,
etc. Todas eran enviadas a las comisiones de Selección de Personal. Allí, a
diario, todo docente que necesitaba un puesto de trabajo tenía que pasar
largas horas mendigando la oportunidad de una plaza, sujeto a tráfico de
influencias, cobros en efectivo y en especies…
Los gremios y algunos políticos habían hecho de esas comisiones otro
bastión. A pesar de que en cada una había un representante del Ejecutivo y
uno de los padres de familia, una vez instalados, se convertían en una
especie de logia en la que se repartían en partes equitativas las vacantes; y
como si se tratara de un código del silencio, nadie se refería ni invadía el
territorio vecino. Fuera dinero, fuera cuotas políticas o gremiales, nadie
denunciaba ni se inmiscuía en lo que hacía el otro. Salvo honrosas
excepciones, esa era la práctica que prevalecía.
En los días de la transición, el dirigente de un gremio me citó con su
representante en la comisión, para explicarme el modus operandi de esta
estructura funesta. Ellos mismos me ayudaron a conseguir unas maestras
que colaborarían en una investigación que solicité al Ministerio Público.
Sorpresivamente, esta representante, antes asqueada, ya no respondía
llamadas, ni se presentó el día en que estaba citada a declarar. No me
sorprendía. En la forma cómo se hacían aquellos trámites en la comisión
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