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Published by mauroluri, 2023-04-03 08:36:24

antologia2009_10

antologia2009_10

99 Al hijo del colono Pelos color fuego corriendo por el maizal camisa de chala prendida en des-ojal Pantalón tronco quemado atado con isipó. Sueñas volar los cielos piloteando un avión. Arroyo Garupá Corre, corre burbujeante manantial es la hora de la siesta es la hora de jugar. Nuestros papis dormidos no nos pueden pillar. Bañarnos en tus aguas arroyo Garupá envueltos en minerales del vampiro tropical con las ropas al costado nos ponemos a jugar. Zambulle Pedro Zambulle Juan Zambulle Martita Yo no zambullo más Corro a mi casa Antes de que despierte má. Poemas Ana BARCHUK Ana BARCHUK


100 Paraná Remolino del camino un brazo del mar Tu dulce agua tiembla con las piedras al chocar. No gires remolino corre hacia el mar que en aguas saladas tu dulzura olvidarás. Tu camino remolino no lo saben trazar por que al intentarlo eres otra gota del mar. Tu camino remolino yo lo voy a dibujar con acuarelas invisibles en los celos del mar. Peluquero del mar Quiero ser peluquero del agua del mar cortar con mis tijeras las olas al pasar. Quiero ser peluquero del agua del mar modelar con mi peine los rulos al formar. Quiero ser peluquero del agua del mar una a una ir secando las lágrimas al besar. Quiero ser peluquero del agua del mar y de tanto peinarlo al mundo carcajear. Las Malvinas Me ha contado mi maestra que allá muy lejos en el mar hay dos pequeñas Islas que no debemos olvidar. Una es Gran Malvina. Otra es Soledad. Aunque hablen otro Idioma ¡Siempre Argentinas serán! Inéditos


101 O filho do colono Cabelos cor de fogo Correndo pelo milharal Camisa de palha Abotoada em des - ojal Calça tronco queimado Amarrado com cipó. Sonhas voar os céus Pilotando um avião. Rio garupá Corre, corre Espumante manancial É a hora da sesta É a hora de brincar. Nossos pais dormidos Não nos pode encontrar. Banho-nos em tuas águas Arroio Garupá Enrolados em minerais Do vampiro tropical Com as roupas de lado Começamos a jogar. Mergulha Pedro Mergulha João Mergulha Martinha Eu não mergulho mais Corro a minha casa Antes que acorde mamãe. Cabeleireiro do mar Quero ser cabeleireiro Da água do mar Cortar com minhas tesouras As ondas ao passar. Quero ser cabeleireiro Da água do mar Modelar com meu pente Os cachos a formar. Quero ser cabeleireiro Da água do mar Uma a uma ir enxugando As lágrimas ao beijar Quero ser cabeleireiro Da água do mar E de tanto penteá-lo Ao mundo gargalhar. Poemas


102 Paraná Redemoinho no caminho Em braço do mar Tua doce água treme Com as pedras ao tocar. Não gires redemoinho Corre até o mar Que em águas salgadas Tua doçura esquecerás Teu caminho redemoinho Não sabes traçar Por que ao tentá-lo És outra gota do mar. Teu caminho redemoinho Eu vou desenhar Com aquarelas invisíveis Nos ciúmes do mar. As malvinas Contou-me minha professora Que lá bem longe no mar Tem duas pequenas ilhas Que não devemos esquecer Uma é Grande Malvina. A outra é solidão. Embora fale outro idioma Sempre argentinas serão!


103 Margarita es una gota de agua que viaja desde hace mucho por el mundo. Ella decidió ponerse ese nombre porque cuando caía desde una nube y daba contra un paraguas, o los vidrios de las ventanas, siempre tomaba la forma de esa flor, de una pequeña margarita. Después juntaba sus pequeños pétalos y volvía a transformarse en una gota gordita que resbalaba para unirse con otras y seguir su viaje sin parar jamás. Eso hacía hasta que le ocurrió algo que cambió su vida. Por eso cada vez que llueva miren atentamente las ventanas mojadas. Ya verán por qué. Margarita ha visitado muchos lugares porque se traslada con las nubes junto a millares de gotas como ella, y como las nubes son muy andariegas y les gusta dejarse llevar por el viento, a veces van muy lejos, volando sobre las montañas, los ríos, los bosques, por sobre campos y ciudades, pero pocas veces sobre los desiertos, porque a las nubes no les gusta volar sobre ellos aunque los desiertos les hagan señas para que las gotas caigan allí, porque el suelo de los desiertos está muy caliente y ninguna quiere caer y quemarse. Cuando la nube está preparada, todas dicen ¡vamos! y se lanzan en forma de gotas. Caen, luego se evaporan, forman entre todas otra nube y si el viento las quiere llevar vuelven a caer en otra parte siempre al grito de ¡vamos! Margarita algunas veces se ha lanzado como nieve, y otras como granizo, pero prefiere hacerlo como gota de lluvia. Junto con sus hermanas riega la tierra, limpia los tejados, llena bebederos o tamborilea de noche sobre los techos para que los niños duerman mejor. A lo largo de su vida le tocó ser absorbida por las raíces de las plantas y escapar por las hojas, caer sobre plazas, sobre chapas de cinc, sobre sombreros, sobre alas de palomas, sobre el ojo de un señor que miraba el reloj de la iglesia y sobre la cola de un perro que justo la movía cuando ella cayó. Margarita tiene muchos años, pero parece siempre joven porque cuida Los viajes de Margarita Rodolfo CAPACCIO Rodolfo CAPACCIO


104 su imagen para estar impecable, limpia y transparente, sin embargo presten atención a lo que le ocurrió hace poco. Las gotas de lluvia una vez que se desprenden de la nube no eligen donde van a caer, así que varias veces le tocó entrar por los desagües de la calle. Eso le resultó siempre una aventura divertida: entrar por una boca de tormenta, correr gritando por las cañerías oscuras como en un tren fantasma, salir a un canal, a un arroyo y luego esperar el sol de la mañana para, como vapor, formar la niebla y elevarse. Alguna veces pudo llegar hasta al mar. Durante su vida le tocó entrar por muchas cañerías, pero nunca había caído sobre una gran ciudad. Por eso el día que se soltó de la nube sobre aquellos altos edificios lo hizo gritando como loca, gritando de alegría, pero a poco de correr por una avenida ya no pudo seguir. Las gotas que formaban el torrente estaban allí, detenidas, dando vueltas, formando un lago de agua estancada, y seguían llegando más, más y más, hasta que la calle fue un río y ese río creció e inundó las casas y desde dentro de las casas salieron objetos que flotaban, un gato mojado y gente con el agua a las rodillas. -¿Por qué no avanzamos? -preguntaba Margarita- y otras le contestaban: -Porque las tuberías están obstruidas y no podemos pasar… -Dicen que hay amontonadas latas de gaseosas y bolsas de plástico que tiran las personas cuando van por la calle… -y papeles… -y botellas… -y envoltorios de alfajores… -y millones de chicles… A poco, desde el fondo de la cañería se corrió la voz: -Parece que también hay un muerto… -¿Un muerto…? -¡Socorro…! –gritaron algunas gotas- -¡Socorro! -comenzó a gritar la multitud que formaba el agua estancada y que de puro miedo formaba un remolino- -Si, parece que es un perro muerto… -¿Muy muerto? -Completamente muerto. -¡Sálvennos, no queremos morir ahogadas como el perro…! Y de pronto, ocurrió lo peor: todas comenzaron a teñirse de negro y a impregnarse con un olor insoportable. La suciedad producida por la gente comenzó a mancharlas. Era el combustible de automóviles, los ácidos de pilas arrojadas a la calle, los detergentes, todo confluía en ese lugar… y había grasa, y espuma, y vapores venenosos… -Voy a morir, -pensó Margarita- todas nosotras moriremos envenenadas si no salimos de aquí… pero…


105 ¿Cómo haría para salir de esa situación? Margarita recordó de pronto cómo eran de pequeños los poros de las raíces y las hojas y cómo, sin embargo, ella podía entrar y salir a través de ellos cuando las plantas la bebían. Entonces nadó hasta el fondo del desagüe, hasta lo más oscuro, el lugar donde toda la basura de la ciudad formaba un tapón… y comenzó a alargarse y a filtrarse, en tanto daba ánimo a sus compañeras para que la siguieran. -¡Vamos chicas! ¡Podemos hacerlo, podemos hacerlo…! Poco a poco, con la fuerza de todas hicieron tanta presión que forzaron la obstrucción y salieron otra vez corriendo, liberadas, pero por dentro de una cañería oscura y maloliente… Así anduvieron mucho tiempo bajo la ciudad, pero cuando salieron otra vez a la luz y pudieron verse, ya no eran las mismas gotas, limpias y movedizas que reflejaban la luz. Ahora estaban dañadas, enfermas y ninguna soportaba el olor de la otra. Estaban cargadas de aceite y de sustancias capaces de matar las plantas y los peces. Al fin, después de muchos días, extenuadas, Margarita y sus amigas pudieron llegar al mar. Estaban tan sucias que formaban una mancha que flotaba sobre la superficie y que podía verse desde los aviones. Les costó mucho tiempo, con ayuda del mar, deshacerse de aquellos venenos, pero muchas no pudieron hacerlo y murieron en las playas donde los restos que dejaron ahuyentaban a los pájaros y las personas. Pero Margarita sobrevivió y un día, con el primer calor de la mañana, puedo alzar de nuevo el vuelo convertida en niebla haciéndose una promesa: en adelante, cada vez que le tocara caer sobre los ventanales de las casas, no desparramaría sus pétalos dibujando una margarita por vanidad, sino que escribiría un mensaje para la gente. Así ocurre desde entonces. Por eso, cuando vean llover, miren atentamente las ventanas mojadas y descubran qué escribe Margarita. Lo hace con los minúsculos pétalos de su cuerpo que al chocar contra los vidrios distribuye en palabras para que todos entendamos. Es necesario buscar ese mensaje que nos deja esta gota sabia que ha viajado tanto. El mensaje dice: “Cuídenme, no me ensucien, porque la vida depende del agua”. Hay que leerlo en los vidrios los días de lluvia, y recordarlo. Cuento inédito


106 Margarida é uma gota de água que viaja há muito tempo pelo mundo. Ela decidiu se chamar assim colocando-se esse nome por que quando caía desde uma nuvem e batia em um guarda-chuva, ou nos vidros das janelas sempre ficava com a forma desta flor, de uma pequena Margarida. Depois juntava suas pequenas pétalas e voltava a transformar-se em uma gota gordinha que descia para unir-se com outras e seguir sua viagem sem parar jamais. Por isso cada vez que chova olhem atentamente as janelas molhadas. Já saberão por quê. Margarida tem visitado muitos lugares porque se traslada com as nuvens junto com milhares de gotas como ela, e como as nuvens são muito viajadas e gostam se deixar levar pelo vento, às vezes vão muito longe, voando sobre as montanhas, sobre rios e bosques ou sobre campos e cidades, mas poucas vezes sobre os desertos, porque as nuvens não gostam de voar sobre eles embora os desertos façam sinais para que as gotas caiam ali, porque o solo dos desertos está muito quente e nenhuma quer cair e queimar-se. Quando a nuvem está preparada, todas dizem: Vamos! e se jogam em formas de gotas. Caem, logo se evaporam, formam entre todas, outra nuvem e se o vento as quer levar voltam a cair em outra parte sempre com o grito de VAMOS!. Margarida algumas vezes se jogou como neve e outras como granizo, mas prefere fazê-lo como gota de chuva. Junto com suas irmãs rega a terra, limpa os telhados, enche bebedouros ou tamborejea de noite sobre os telhados para que as crianças durmam melhor. Ao longo de sua vida pôde ser absorvida pelas raízes das plantas e fugir pelas folhas, cair sobre praças, sobre chapas de zinco, sobre chapéus, sobre asas de pombas, sobre o olho de um senhor que olhava o relógio da igreja e sobre a calda de um cachorro que justo a movia quando ela caiu. Margarida tem muitos anos, mas parece sempre jovem porque cuida seu visual para estar sempre limpa e transparente, porém prestem atenção ao que aconteceu faz pouco tempo. As gotas de chuva uma vez que se desprendem da nuvem não escolhem onde vão cair, assim que várias vezes aconteceu que entraram pelo esgoto das ruas isso resultou sempre uma aventura divertida: entrar por um esgoto, correr gritando pelos encanamentos escuros como em um trem fantasma, e sair a um canal de um arroio e depois esperar o sol da manhã para, como vapor, formar a neblina e levantar-se. Algumas vezes conseguiram chegar até o mar. Durante sua vida aconteceu muitas vezes entrar pelos encanamentos, As viagens de Margarida As viagens de Margarida


107 mas nunca tinha caído sobre uma grande cidade. Por isso o dia que se soltou da nuvem sobre aqueles altos edifícios gritou como louca, gritando de alegria, mas pouco depois de correr por uma avenida já não pôde seguir. As gotas que formavam a corrente estavam ali, detidas, e dando voltas, formando um lago de água estagnada, e continuavam chegando mais e mais e mais até que as ruas se transformaram em um rio e esse rio cresceu e alagou as casas e desde dentro delas saíram objetos que flutuavam, um gato molhado e gente com água pelos joelhos. -Porque não vamos em frente?- perguntava Margarida e as outras respondiam: - Porque os encanamentos estão entupidos e não podemos passar... - “Dizem que tem montanhas de latas de refrigerantes e sacolas plásticas que a pessoas jogam quando vão pela rua”. - “E papéis... - “E garrafas... - “E pacotes de bolachas... - “E milhões de chicletes... Pouco depois do fundo do encanamento se escutou uma voz - “Parece que também tem um morto...” - “Um morto...? - Socorro...! - gritaram algumas gotas - - Socorro...! começou gritar a multidão que formava a água estagnada e que de puro medo formou um remoinho. - Sim, parece que é um cachorro morto... - Muito morto? - Completamente morto. - Salvem-nos não queremos morrer afogadas como o cachorro...! De repente, aconteceu o pior: todas começaram ficar pintadas de preto e impregnar-se com um cheiro insuportável. A sujeira produzida pelas pessoas começou manchá-las. Era o combustível dos automóveis, os ácidos das pilhas atiradas na rua, os detergentes, tudo confluía nesse lugar... e tinha graxa, e espuma, e vapores venenosos... - Vou morrer, - pensou Margarida- todas nos morreremos envenenadas se não saímos daqui... mas... Como faria para sair dessa situação? Margarida em seguida lembrou-se como eram pequenos os poros das raízes e das folhas e como ela podia sair e entrar através deles quando as plantas as bebiam. Então nadou até o fundo do esgoto, até o mais escuro, no lugar onde todo o lixo da cidade formava uma tampa... E começou alongar-se e filtrar-se, enquanto dava ânimo a suas companheiras para que a seguissem. -Vamos meninas! Podemos conseguir, podemos conseguir...! Pouco a pouco, com a força de todas fizeram tanta pressão que forçaram a obstrução e saíram outra vez correndo, liberadas, mas por dentro de um


108 encanamento escuro e com cheiro ruim... Assim andaram muito tempo embaixo da cidade, mas quando saíram outra vez na luz e puderam ver-se, já não eram as mesmas gotas, limpas e leves que refletiam a luz. Agora estavam estragadas, doentes e nenhuma suportava o cheiro da outra. Estavam carregadas de azeites e de substâncias capazes de matar as plantas e os peixes. Ao final, depois de muitos dias, cansadíssimas, Margarida e suas amigas puderam chegar ao mar. Estavam tão sujas que formaram uma mancha que flutuava sobre a superfície que se podia ver desde os aviões. Tardou muito tempo, com ajuda do mar, limpar aqueles venenos, mas muitas não puderam e morreram nas praias onde os restos que deixaram espantavam aos pássaros e às pessoas. Mas Margarida sobreviveu e um dia, com o primeiro calor da manhã, pôde levantar de novo o vôo convertida em neblina fazendo uma promessa: daqui para frente, cada vez que acontecesse cair sobre as janelas das casas, não deixaria espalhadas suas pétalas desenhando uma margarida por vaidade, porém escreveria uma mensagem para as pessoas. Assim acontece desde então. Por isso quando vejam chover, olhem atentamente as janelas molhadas e descubram o que escreve Margarida. Fá-lo com as minúsculas pétalas de seu corpo que quando ao cair contra os vidros distribuem em palavras para que todos entendam. É necessário buscar esta mensagem que nos deixa esta gota sabia que tem viajado tanto. A mensagem diz: “Cuidem- me, não me sujem, porque a vida depende d’água” Têm que ler nos vidros nos dias de chuva e lembrá-lo. “CUIDEM-ME!”


109 En un remoto lugar donde muchos o quizás nadie conozca, vivía en una casita muy pobre ¡¡que digo pobre!!! ¡¡¡pobrísima!!! un niño llamado Juan. Juan se levantaba muy temprano, antes del gallo “Pepe” que cantaba antes que nadie. Al despertarse Juan, avisaba que era hora de levantarse a su fiel y gran amigo”Pulgas”. - Despiertate Pulgas, es hora de ir a trabajar. Y Pulgas remoloneando y moviendo la cola asentía el pedido de juan. ¿Pero en que trabajaba juan? Era botellero; iba de casa en casa, de restaurantes a restaurantes, de hoteles a hoteles, de bares a bares; no dejaba lugar donde buscar botellas.- que por supuesto a esa hora todos los lugares estaban cerrados.-y antes de cerrar dejaban las botellas vacías en un lugar donde Juan y Pulgas podían ver. Botellas verdes, rojas, transparentes, de gaseosas… todo servia para vender. Y si había otra cosa que a Juan le interesaba también la llevaba. Por ejemplo: juguetes rotos que luego arreglaba. - Parece que todos celebraron algo- se dijo. Porque encontró diversas botellas de distintas formas: alargadas, redondas, cuadradas, chiquitas, grandes. Pulgas movía contento su cola al ver la carga tan pesada de botellas que llevaban. Digo bien “llevaban” porque Pulgas colaboraba tirando con sus fuertes dientes, y una soga del improvisado carrito. Al llegar con su pesada carga al negocio de don Beto, Juan golpeaba las manos mientras que Pulgas se rascaba tratando de sacarse las pulgas. (Y valga la redundancia). De repente de la casa apareció un hombre regordete con cara de bonachón. Era don Beto. Él se hacia llamar “Beto, el empresario” pues destinaba las botellas que le juntaba Juan a alguna fábrica para reciclarlas y hacer diferentes cosas. Juan el botellero Juan Carlos Juan Carlos NUÑES NUÑES


110 Beto traía dos pedazos grandes de pan que había hecho su señora, que más que dedicarse a los temas vítreos, se dedicaba más a la cocina y lo hacia muy bien. - Toma Juan, un pedazo de pan -dijo Beto. - ¡¡¡Guauuuu…!!! -exclamó Pulgas. - Sí, sí, para vos Pulgas este otro. Y mientras saboreaban sus calentitos panes, Beto se dirigió a ver la pesada carga que traía Juan. - Bien, Juan. Bajaré las botellas y las contaré. Te daré las que estén sucias para que las laves en el arroyo. El arroyo quedaba a unos metros de la casa de Beto “el empresario”, a quien le gustaba que las botellas estuvieran limpias por dentro y por fuera. Juan tomó las más sucias. Pero una sobresalía por lo tan sucia que estaba -era tan pero tan sucia, que Juan decidió dejarla para lo último. Una vez en la orilla, se recostó panza para abajo y comenzó a limpiarlas una por una y, luego de una ardua tarea, miró la mas sucia y comenzó a lavarla con el agua fría. Le costaba sacar esa costra de tierra. Había pasado una hora cuando el material vidrioso comenzó a verse. - ¡Por fin! –se dijo. Y frotó con más entusiasmo y fuerza, cada vez más fuerte y más rápido, hasta que de repente comenzó a brillar y no exactamente de limpia. Hasta que un resplandor que duró un segundo, y un humo que salía de la botella, dejó asombrado, asustado ¡¡¡qué digo!!! petrificados a Juan y a Pulgas. Al irse disipando el humo, una figura se recortó ante los ojos de los humildes trabajadores. Esa figura era de un genio. O algo parecido. Pero por las apariencias, era un genio. -¡¡¡Iuuuuujuuuuuuu!!! -gritó el genio- ¡¡¡estoy liiiibreeeee!!! Gracias, gracias. Después de 5000 años he vuelto a saborear la libertad, el aire fresco, jajajaja. Gracias a ti amo. - ¿A..amo? Sorprendido y todavía asustado preguntó Juan. - ¡Guauu! -preguntó (creo) Pulgas. - ¡Claro! Soy el genio de una tierra tan lejana que ya ni me acuerdo donde estaba. Y tengo poderes que nadie los tiene. Porque soy genio. Y las escrituras dicen que aquel que me libere, tiene la oportunidad de pedirme tres deseos que al instante se cumplirán. - ¿Tr..tres deseos…? Paralizado Juan preguntó. Asi es -afirmó el genio- si quieres dinero, mucho dinero te daré. Si quieres oro, mucho oro tendrás. Y si quieres el reinado de algún lugar, también. Pide lo que quieras. - Pero…¿cualquier cosa? - Siiiii. Cualquier cosa.


111 - Son tres deseos y no puedo desperdiciarlos. ¿Puedo pensar un poquito? - Por supuesto. Tómate tu tiempo, y dímelo. Juan comenzó a pensar, y a pensar. Pasaron treinta minutos, una hora, una hora y cuarto, una hora y media, ¡¡¡puf!!! dos horas y Juan exclamó: -¡lo tengo! - Bien -dijo el genio- vamos con el primer deseo. - Quiero paz en el mundo!!! - Esta bi…¿¿¿paaaaazzz??? ¿no quieres dinero? - No. Por el dinero se hacen las guerras. - ¡Cooonnnncedidooooo! Ya hay paz en la tierra. Ahora tu segundo deseo. - ¡Quiero amor! - ¿Amooor? ¿No quieres oro? - No. porque muchos mataron a miles para sacarle el oro. - ¡Esta bien! ¡cooonceeeedidooooo! ahora tu tercer y último deseo. Piénsalo bien. - ¡¡¡Quiero que no haya niños desnutridos en el mundo!!! - ¿Niños desnutridos? ¿No quieres un reinado y poder reinar sobre todo un pueblo? - No. porque muchos reinados abandonan a su pueblo por codicia y avaricia. - ¡Esta bien! ¡coooonncedidoooo! No habrá más niños desnutridos en el mundo. - Y ahora que te he concedido tres deseos como las escrituras pedían, me voy a mi tierra (que todavía no me acuerdo donde quedaba) pero veré si encuentro algún genio que me indique el camino.¡¡chau, Juan!! - Chau, genio. - ¡Chau Juan! ¡Juan, Juan, Juan…!!! Y de repente el genio desapareció en un resplandor que cegaba, pero se sentía como un eco el nombre de Juan. - Juan, Juan… ¡despierta, Juan! Era la voz de don Beto “el empresario” que preocupado fue al arroyo a ver por qué demoraba y lo encontró durmiendo placidamente. - Te quedaste dormido, Juan. No lavaste ninguna botella. - ¿Y el genio? - ¿Genio? Juan, aquí no hay ningún genio. Y ahora lava las botellas así te vas a tu casa. - Si… si don Beto. -con voz todavía confusa asintió Juan. Y comenzó a lavar las botellas. Una por una. Por dentro y por fuera, pensando en el lindo sueño que había tenido. Hasta que agarró la botella que estaba re-sucia…recontra sucia. Luego de tanto lavarla tratando de sacarle la tierra, comenzó a ver el vidrio que de repente dio un brillo intenso -“Es el sol”-pensó Juan. ¿O no? Ilustrador: Núñes, Juan Carlos Cuento inédito


112 Num lugar muito longe daqui onde muitos ou talvez ninguém conheça, morava numa casinha muito pobre que digo pobre! Paupérrima! um menino chamado João. João levantava-se muito cedo antes do galo “Pepe” que cantava antes que ninguém. Ao despertar-se João, avisava que era hora de levantar-se para seu fiel e grande amigo “Pulgas”. - Acorda pulgas, é hora de ir trabalhar. E pulgas abando o rabo obedecia ao pedido de João. Mas onde trabalhava João? Era juntador de garrafa; ia de casa em casa, de restaurantes a restaurantes, de hotéis a hotéis, de bares em bares; não deixava lugar onde buscar garrafas - logicamente a essa hora todos os lugares estavam fechados - e antes de fechar deixavam as garrafas vazias em um lugar donde João e Pulgas podiam ver. Garrafas verdes, vermelhas, transparente, de refrigerantes… tudo servia para vender. E se tinha outra coisa que a João lhe interessava também a levava. Por exemplo: brinquedos quebrados que depois arrumava. - Parece que todos comemoraram alguma coisa - se disse- porque encontrou varias garrafas de diferentes formas: compridas, redondas, quadradas, pequenas, grandes. Pulgas abanava feliz seu rabo quando viu a carga tão pesada de garrafas que levavam. Digo bem “levavam” porque Pulgas colaboravam puxando com seus fortes dentes, uma corda improvisada do carrinho. Ao chegar com sua pesada carga no comercio de Seu Beto, João batia as mãos enquanto Pulgas se coçava para tirar as pulgas. (desculpe a redundância). De repente de dentro de casa apareceu um homem fofinho com cara de gente fina. Era Seu Beto. Ele fez chamar “Beto o empresário”, pois destinava as garrafas que lhe juntava João a alguma fabrica de reciclagem para fazer diferentes coisas. Beto trazia dois pedaços grandes de pão que tinha feito sua esposa, que mais que se dedicar-se aos vidros, se dedicava mais à cozinha e cozinhava muito bem. - Toma, João um pedaço de pão - disse Beto. - Guauuuuu!- reclamou Pulgas. - Sim, sim pra você Pulgas é este outro. E enquanto saboreavam seus quentes pãezinhos, Beto dirigiu-se para ver a pesada carga que trazia João. Bem, João. Baixarei as garrafas e as contarei. Te darei as que estão sujas Joao o garrafeiro João o garrafeiro


113 para que você as lave no arroio. O arroio ficava a metros da casa de Beto “o empresário”, quem gostava que as garrafas estivessem limpas, por dentro e por fora. João pegou as mais sujas. Mas uma chamava sua atenção de tão suja que estava, era tão suja, que João decidiu deixá-la por ultima. Uma vez na beira do arroio, se deito barriga para baixo e começou a limpar uma por uma, e depois de muito trabalho, olhou à mais sujas e começou lavá-la com água fria. Era muito difícil de tirar a terra, tinha passado uma hora quando o material de vidro começou a ver-se. - Até que em fim! – disse. E esfregou com mais entusiasmo e força, cada vez mais forte e mais rápido, até que de repente começou a brilhar, mas não era exatamente de limpa. Até que uma luz muito clara que durou um segundo, e uma fumaça que saia da garrafa, deixou assombrado, assustado, melhor dito, aterrorizados a João e as Pulgas. Quando se foi despeitando a fumaça, uma figura apareceu na frente dos olhos dos humildes trabalhadores Essa figura era um gênio. Ou algo parecido. Mas pelas aparências, era um gênio. - Bravooo, gritou o gênio! Estou liiivreeeeee! Obrigado, obrigado. Depois de 5000 anos voltei a saborear a liberdade, o ar fresco hã, hã, hã. Obrigado meu amo. - A… amo? Surpreendido e ainda assustado perguntou João. - Guauuu! - perguntou (acho) Pulgas. - Claro! sou o gênio de uma terra tão longe que já não me lembro mais onde estava. E tenho poderes que ninguém tem. Porque sou gênio. E as escrituras dizem que aquele que me liberte, tem a oportunidade de me pedir três desejos que logo se cumprirão. - Tre... três desejos? Paralisado João perguntou. - Isso mesmo- confirmou o gênio- se você quer dinheiro, muito dinheiro te darei. Se quiser ouro, muito ouro, te darei. E se quer um reinado de algum lugar, também. Peça o que quiser. - Mas... qualquer coisa? - Sim. Qualquer coisa? - São três desejos e não posso desperdiçá-los? Posso pensar um pouquinho? -Por favor, tome o tempo necessário e depois me diga. João começou a pensar, e a pensar. Passaram trinta minutos, uma hora, uma hora e quinze, uma hora e meia, duas horas e João disse: já tenho! - Bem- disse o gênio- vamos com o primeiro desejo. - Quero paz no mundo! - Muito be... paaazzzzz? Não queres dinheiro?


114 - Não, pelo dinheiro se produzem as guerras. - Cooooooonnnnnnnncedidoooo! Já há paz na terra. E agora o segundo desejo. - Quero amor! - Amooor? E não queres ouro? - Não por que muitos mataram a milhões para roubar o ouro. - Esta bem! Foi concedidooooo! Agora o terceiro e último desejo pode pedir, pense bem. - Quero que não tenha crianças desnutridas em todo o mundo! - Crianças desnutridas? Não queres um reinado para poder reinar sobre todo o povo? - Não, por que muitos reis abandonam o seu povo por cobiça e avareza. - Esta bem! Coooncediiidooooo! Não terá mais crianças desnutridas no mundo. Agora que estão concedido três desejos como as escrituras pediam, vou para minha terra (que ainda não lembro onde fica), mas vou ver se encontro algum gênio que me indique o caminho. - Tchau João. - Tchau gênio! - Tchau, João! João, João, João…! E de repente o gênio desapareceu em uma luz muito clara que se cegava, mas se sentia como um eco o nome de João - João, João… acorda João! Era a voz do Seu Beto “o empresário” que preocupado foi até o arroio para ver porque demorava e o encontrou dormindo tranqüilamente. - Ficou adormecido, João. Não levou nenhuma garrafa. - E o gênio? - Gênio? João, aqui não tem nenhum gênio. E agora lava as garrafas e depois vai para tua casa. - Sim... Sim Seu Beto - com a voz confusa respondeu João. E começou a lavar as garrafas. Uma por uma. Por dentro e por fora, pensando no lindo sonho que teve. Até que pegou a garrafa que estava muito suja… super suja… depois de tanto lavá-la tentando tirar a terra, começou a ver o vidro que de repente deu brilho intenso. -É o sol- pensou João. Ou não?


115 Parece ser que a todos los perros le asignan el nombre de acuerdo a las funciones que van a cumplir. Por eso el perro de este cuento hizo honor a su nombre y llevó a cabo hasta las últimas consecuencias las tareas que se le habían encomendado. Como primera misión desde muy pequeño le enseñaron a acompañar al dueño al lugar que este fuera. Siempre la cumplió, ya no como una obligación sino más bien por placer. Donde su dueño se bajaba del caballo, allí estaba él, a veces jadeando, cansado, por haber andado muchos kilómetros tras el galope del alazán. Pero en fin, siempre lo alcanzaba en algún lugar. La fidelidad que demostró este noble animal creó asombro en quienes lo conocieron. Los especializados en la raza canina aseguran que estos actúan por instinto, pero existen algunas acciones que a veces nos permiten dudar de esas hipótesis. Especialmente cuando el animal demuestra entender nuestro lenguaje, nuestro idioma. Y esto ocurrió con Capitán. Cuando su dueño salía de la casa en algunas ocasiones en vez de acompañarlo se quedaba a cuidar la casa ¡ Echate a la puerta y quedate aquí hasta que vuelva! le decía a veces su dueño, entonces Capitán se echaba ante la puerta y no se levantaba ni para beber agua. En una ocasión cuando el hombre estaba carpiendo su chacra Capitán se había echado bajo una planta de yerba, cuando de repente el zarpazo que dio el animal hizo caer al hombre que se quedó atónito. Pero al ver al perro con una enorme yarará en la boca, a la que sostenía de la cabeza, comprendió. Comprendió y agradeció. Una vez más quedó demostrada su fidelidad y compañerismo al salvarlo casi por milagro de la picadura del enorme reptil. Fue para un mes de Septiembre que el hombre enfermó. Las cabalgatas, los paseos al almacén de ramos generales, las carpidas en los yerbales y todas las cosas que el animal estaba acostumbrado a realizar acompañando a Capitán Lelis Lelis DUARTE DUARTE


116 su dueño, se vieron interrumpidas abruptamente. Triste, Capitán recorría y recorría la casa, miraba a las gallinas en el gallinero, los chanchos en los chiqueros, las vacas en el corral, los caballos dentro del alambrado y luego como cumpliendo con alguna tarea encomendada iba adonde su dueño estaba echado en un catre, cada vez más enfermo. Es allí cuando el escepticismo nos rodea generando en derredor ciertas dudas ¿cómo puede un perro percibir la muerte de algunas personas? Todas las mañanas cuando la mujer del hombre abría la puerta de la casa, Capitán entraba a ella e inmediatamente se dirigía al lugar donde el dueño estaba postrado. Este al verlo musitaba algunas palabras y pasaba su huesuda mano por el lomo del animal como si fuera un saludo. El perro salía entonces a hacer su acostumbrada recorrida por el campo y luego volvía como diciendo al dueño que todo estaba en orden. Esa mañana del 23 de Septiembre la puerta de la casa se abrió a las tres de la mañana. El hombre luego de una corta agonía había dejado de respirar. No pasó más de cinco minutos y el perro entró. Echó un vistazo al hombre muerto en el catre y se le erizó el pelo, desde la cola hasta la cabeza. Luego se echó a un costado y pasó escondido todo el tiempo que duró el velatorio. Llegó el tiempo de trasladar el cadáver del hombre a su última morada y allí estaba el animal a pocos metros de su dueño muerto. Luego del entierro, todos volvieron, todos, menos el perro... Muchos fueron los vecinos que en varias ocasiones buscaban al animal y lo ataban con cadenas, le daban buena alimentación y abundante agua, y cuando parecía que el perro ya estaba aquerenciado, nuevamente lo soltaban, con la sorpresa de que Capitán siempre volvía a ocupar su lugar en el cementerio, al lado de su dueño. Y así terminó su vida. Cuando ya nadie se acordaba del perro, unos obreros municipales que carpían el cementerio porque se aproximaba la fecha de los santos difuntos, encontraron la osamenta del animal, junto a la tumba del hombre. De: “La tristeza del río”


117 Parece ser que a todos os cachorros lhe dão o nome segundo com as funções que vão cumprir. Por isso o cachorro deste conto fez honrar o seu nome e levou a cabo até as últimas conseqüências as tarefas que lhe tinham encomendo. Como primeira missão desde muito pequeno ensinaram-lhe acompanhar o dono a todo lugar que fosse. Sempre obedeceu já não como uma obrigação mais sim por prazer. Onde seu dono descia do cavalo ali estava ele, às vezes suspirando, cansado por ter andado muitos quilômetros atrás do galope do alazão. Mas em fim, sempre o alcançava em algum lugar. A fidelidade que demonstrou este nobre animal criou assombro em quem o conhecia. Os especializados na raça canina asseguram que estes atuam por instinto, mas existem algumas ações que às vezes não permitem duvidar dessa hipótese. Especialmente quando o animal demonstra entender nossa linguagem, nosso idioma. E isto aconteceu com Capitão. Quando seu dono saia de casa em algumas ocasiões em vez de acompanhá-lo fica cuidando a casa Fique deitado aqui até que eu volte! lhe dizia às vezes seu dono, então Capitão se deitava em frente da porta e não se levantava nem para beber água. Numa ocasião quando o homem estava capinando sua chácara Capitão tinha se deitado em baixo de uma planta de erva, quando de repente o salto que deu o animal fez cair o homem que ficou atônito. Mas quando viu o cachorro com uma enorme jararaca na boca, que assegurava pela cabeça, compreendeu. Compreendeu e agradeceu. Uma vez mais ficou comprovada sua fidelidade e companheirismo ao salvá-lo quase por milagre da mordida do enorme réptil. Foi para um mês de Setembro que o homem ficou doente. As cavalgadas, os passeios ao armazém, as capinadas nos ervais e todas as coisas que o animal estava acostumado a realizar acompanhado seu dono, foram interrompidas repentinamente. Triste Capitão percorria e percorria a casa, olhava às galinhas nos galinheiros, os porcos nos chiqueiros, as vacas no curral, os cavalos dentro do potreiro e depois como cumprindo com um trabalho encomendado ia onde seu dono estava deitado numa rede, cada vez mais doente. É ali quando o ceticismo nos rodeia gerando em redor certas dúvidas. Como pode um cachorro perceber a morte de algumas pessoas? Todas as manhãs quando a mulher do homem abria a porta da casa, Capitão entrava e imediatamente dirigia-se ao lugar onde o dono estava invalido. Este ao vê-lo sussurrava algumas palavras e passava sua ossuda mão no lombo do animal como se fosse um cumprimento. Capitãão


118 O cachorro saia então para fazer a sua acostumada percorrida pelo campo e depois voltava como dizendo para o dono que tudo estava em ordem. Essa manhã do dia 23 de Setembro aporta da casa se abriu às três da manhã. O homem depois de uma curta agonia tinha deixado de respirar. Não passou mais de cinco minutos e o cachorro entrou. E olhou o homem morto na cama e se arrepiou o pêlo, desde o rabo até a cabeça. Depois se atirou a um lado e passou escondido todo tempo que durou o velório. Chegou o tempo de trasladar o cadáver do homem a sua última morada e ali estava o animal a poucos metros do seu dono morto. Depois do enterro, todos voltaram, todos, menos o cachorro... Muitos foram os vizinhos que em varias ocasiões buscavam ao animal e o seguravam com correntes, lhe davam boa alimentação e abundante água, e quando parecia que o cachorro já estava costumado, novamente o soltavam, com surpresa de que Capitão sempre voltava a ocupar seu lugar no cemitério ao lado do seu dono. E assim terminou sua vida. Quando já ninguém se lembrava do cachorro uns trabalhadores municipais que capinavam o cemitério porque se aproximava a data do dia dos mortos, encontraram o animal, junto ao túmulo do homem.


119 Aquel bosque estaba densamente poblado con todo género de árboles de tupido follajes. Pero en este otoño relativamente tibio la temperatura se habría creído estar en verano; solo que todo el bosque parecía tener un colchón de hojas caídas; de todos los colores del otoño cubriendo el suelo de una alfombra. Ellas se habían secado, las hojas exhalaban un agradable aroma. El sol se filtraba sobre ellas a través de las ramas del viviente árbol. En la copa de un árbol que había perdido todas sus otras hojas, dos permanecían aún colgadas de una ramita; eran Ale y Ani. Sin que supieran por qué, Ale y Ani habían sobrevivido a todas las lluvias y a los vientos. ¿Quién sabe la razón de que una hoja caiga y otra permanezca en la rama? Pero Ale y Ani creían que la explicación de ello residía en el gran amor que se profesaban mutuamente. Ale era un poco más grande y unos cuantos días mayor que Ani, pero Ani era más bonita y delicada. Poco puede hacer la hoja por otra cuando sopla el viento, arrecia la lluvia o golpea con fuerza el granizo. No obstante, Ale anima constantemente a Ani. Durante las peores tormentas, en que el rayo retumbara, el relámpago fulguraba y el viento no sólo arrancaba las hojas, sino también las ramas enteras, Ale instaba a Ani: “no te sueltes, ¡Aférrate con todas tus fuerzas!” - Llegó mi hora, -Ale, ¡pero tú no te sueltes! - Para qué –replica Ale. - Sin ti, mi vida no tiene objeto, si tú caes, yo caeré contigo. - ¡No, Ale! ¡No hagas eso! Mientras una hoja pueda sostenerse, no debes ceder. - Todo depende de que sigas tú a mi lado -insistía Ale. - Te veo a la luz del día y admiro tu belleza. De noche aspiro tu fragancia. ¿Ser yo la única prendida a un árbol? ¡Jamás! Tus palabras son muy dulces, Ale, pero no verdaderas. Bien sabes que ya no soy bonita, ¡mira cuántas arrugas Aurora BIT Aurora BITóóNN Ale y Ani


120 tengo, y cuanto me he marchitado! Sólo una cosa me queda: mi amor por ti. - Te diré una cosa, Ani: jamás te he amado como te amo ahora. ¿Por qué Ale? ¿Por qué? - Mira: estoy toda amarilla - ¿Quién dice que el verde es bonito y feo el amarillo? Todos los colores son igualmente hermosos. Acababa Ale de pronunciar estas palabras, cuando surge una ráfaga de viento y arrancó a Ale de la rama. Ani empezó a temblar y oscilar, hasta que parecía que también ella pronto seria arrancada de la planta: pero se sostuvo con firmeza. Vio que Ale caía y oscilaba en el aire, y le gritó en el lenguaje de las hojas: - ¡Ale! ¡Ale! Regresa ¡Ale! ¡Ale! Ale se perdió de vista. Se mezcló con las hojas esparcidas por el suelo y Ani se quedó asida por el árbol, completamente sola. Ani se desperezó, sintió que el árbol, el tronco y aquellas potentes ramas eran culpables de todo infortunio de las hojas. Las hojas caían y el tronco seguía erguido. ¿Qué le importaba al árbol el destino de las hojas? Para Ani el tronco es una especie de Dios. Se cubría de follaje unos cuantos meses y luego le desechaba. Con su savia nutria las hojas el tiempo que le placía hacerlo y después las dejaba morir de sed. Ani dijo al árbol: “puesto que has apartado a Ale de mi, llévame a mi también”. Pero el árbol no le escuchó tampoco este ruego. Poco después Ani se adormeció. No era un sueño normal, sino una extraña languidez. Al despertar Ani advirtió asombrada que ya no estaba colgada del árbol. El viento le había arrancado de un soplo mientras dormía. Aquel despertar le trajo una toma de conciencia que jamás había sentido. Ahora comprendía que no era sólo una hoja sujeta a los caprichos del viento, sino que formaba parte del universo. Merced a alguna fuerza misteriosa. Ani comprendió el milagro de sus moléculas, átomos, protones y electrones: la enorme energía que ella representaba y el plan divino del que formaba parte. Ale yacía a su lado; se saludaron con un amor que ni siquiera habían sospechado. No era amor de dependencia, de capricho o de casualidad, sino un amor poderoso y eterno como el universo mismo. En eso llegó una brisa que alzó en el aire a Ale y a Ani y ambos se elevaron juntos, sintiendo el éxtasis que sólo conocen quienes se han liberado unidos a la eternidad.


121 Aquele bosque estava densamente povoado com todo gênero de árvores de espessa folhagem. Mas neste outono relativamente morna a temperatura teria acreditado estar no verão; só que todo o bosque parecia ter um colchão de folhas caídas; de todas as cores do outono cobrindo o chão como um tapete. Elas tinham se secado, as folhas exalavam um cheiro agradável. O sol se filtrava sobre elas através dos galhos da vivente árvore. Na copa de uma árvore que tinha perdido todas suas folhas, duas permaneciam ainda penduradas de uma raminha; eram Ale e Ani. Sem que soubessem porquê, Ale e Ani tinham sobrevivido a todas as chuvas e aos ventos. Quem sabe a razão de que uma folha caia e outra continue no galho? Mas Ale e Ani acreditavam que a explicação de isso estava no grande amor que tinham um pelo outro. Ale era um pouco maior e uns quantos dias mais velho que Ani, mas Ani era mais bonita e delicada. Pouco pode fazer uma folha por outra quando sopra o vento, a chuva é forte ou bate com força o granizo. Porém, Ale anima constantemente a Ani. Durantes as piores tormentas, em que o raio retumbava, o relâmpago resplandecia e o vento não só arrancava as folhas, senão que também os galhos inteiros, Ale animava a Ani: “ Não te soltes, segura com todas tuas forças!” - Chegou minha hora- Ale, mas você não se solte! -Para que- responde Ale. Sem você, minha vida não tem sentido, se você cai, eu caio com você. - Não Ale! Não faça isso! Enquanto uma folha possa segurar-se, não deve desistir Tudo depende de que você continue a meu lado- insistia Ale. Vejo-te à luz do dia e admiro tua beleza. De noite aspiro tua fragrância. - Ser a única presa à árvore? Jamais! Tuas palavras são muito doces, Ale, mas não verdadeiras. Você sabe que já não sou bonita, veja quantas rugas tenho, e quanto estou murcha! Só uma coisa tenho: o amor por você. - Vou te dizer uma coisa, Ani: jamais amei como amo agora. - Por que Ale? Por quê? Olha estou toda amarela. - Quem disse que o verde é bonito e feio o amarelo? Todas as cores são iguais de lindas. Terminou Ale de dizer estas palavras, quando um pé-de-vento e arrancou a Ale do galho. Ani começou a tremer e oscilar, até que parecia que também ela seria arrancada da planta: mas se segurou com firmeza. Viu que Ale caia e oscilava no ar, e gritou, na linguagem das folhas: Ale! Ale e Ani Ale e Ani


122 Ale! Regessa Ale! Ale! Ale se perdeu de vista. Misturou-se com as folhas espalhadas pelo chão e Ani ficou presa pela árvore, completamente sozinha. Ani ficou desesperada, sentiu que a árvore, o tronco e aqueles potentes galhos eram os culpados de todo infortúnio das folhas. As folhas caíam e o tronco continuava erguido. Que lhe interessa à árvore, o destino das folhas? Para Ani o tronco é como um Deus. Cobria-se de folhas uns meses, e depois as descartava. Com sua seiva nutria as folhas o tempo que ele desejasse fazê-lo e depois as deixava morrer de sede. Ani disse à árvore: “Como tens afastado a Ale de mim, deixa que eu vá também. Mas a árvore não ouviu esta sua suplica. Pouco depois Ani adormeceu. Não era um sonho normal, senão uma estranha languidez. Ao acordar, Ani advertiu surpreendida que já não estava mais pendurada da árvore. O vento a tinha arrancado de um sopro enquanto dormia. Aquele despertar lhe fez tomar consciência de que jamais sentiu. Agora compreendia que não era só uma folha presa à obstinação do vento, senão que formava parte do universo. Mercê a alguma força misteriosa. Ani compreendeu o milagre de suas moléculas, átomos, prótons e elétrons: a enorme energia que ela representava, e o plano divino do qual formava parte. Ale jazia a seu lado; se cumprimentaram com um amor que nunca tivessem imaginado. Não era um amor de dependência, de obstinação ou de casualidade, porém um amor poderoso e eterno como o universo mesmo. Enquanto isso chegou a brisa que levantou no ar a Ale e Ani e ambos se elevaram juntos, sentindo o êxtases que só conhecem aqueles que se liberaram à eternidade.


123 Escritores 2010 Escritores 2010


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125 A Matías le habían prometido una mascota para su cumpleaños. Su papá le trajo un perro, que se llamó “Cuco” porque era muy negro. Pero su tío Juan, le trajo un mono. Sí, ¡un monito! Le pusieron el nombre de “Yuyo”, porque comía solo plantas. Al principio Matías jugaba con los dos animalitos. Pero al ponerse grandes, las cosas cambiaron. El problema no era Cuco; era Yuyo, ya que el monito se portaba un tanto agresivo. Trepaba en el techo. Había que atarlo. Se prendía de los pelos de la gente… Bueno hacía todo lo que un monito feliz haría en la selva. Un día, la abuela vino de visita. – ¡Qué es esto! –gritó al ver a Yuyo. – Es mi mascota, me la regaló el tío Juan. – Pero…pero… ¡Mati, es un animal silvestre! –dijo la abuela. – ¿Y? – Cómo ¿y?, es que los animales silvestres o salvajes, no son buenas mascotas. – ¡Pero es un regalo de Juan! –protestó la mamá de Matías defendiendo el obsequio. – Sí, hijita, pero ese animal está fuera de su hábitat y está sufriendo. – Su habi…¿qué? –preguntaron. La abuela se sentó y con paciencia reflexionó con los dos sobre las diferencias entre vivir en la selva y en la ciudad. La crueldad que sufren al ser cazados y vendidos. Y que esto, con el tiempo puede causar la extinción de esa especie. – Seguro que Yuyo les está causando problemas, ¿no? –interrogó la anciana. – Y… si… algunos –respondieron Matías y su mamá. – Sí, es lógico. Este animalito está acostumbrado a andar suelto en el monte y saltar de árbol en árbol. Mirá acá lo tienen atado. Por más cariño que Lourdes TARNOWSKI


126 le den, este no es su lugar. Matías y su mamá comprendieron que Yuyo no debía estar allí. – Pero y ahora ¿qué podemos hacer con él? – Yo conozco a un Guardaparques, lo voy a llamar para preguntarle –dijo la abuela sacando una agenda de su cartera. – Chau Yuyo –dijo, triste Matías. – No te pongas así. Este no es su ambiente –dijo su mamá tratando de consolarlo. Al otro día llevaron al monito a una reserva donde lo cuidarían hasta liberarlo en la selva. Dicen que cuando Matías fue grande, un día visitó las Cataratas y un monito lo seguía, saltando en la copa de los árboles, como si lo conociera… ¿Sería Yuyo? Chicos: ¿Ustedes tienen mascotas? ¿Las cuidan? ¿Por qué los animales silvestres no son buenas mascotas? Cuento inédito


127 Ao Matias lhe prometeram uma mascote para seu aniversário. Seu pai lhe trouxe um cachorro, que se chamou “Cuco” porque era muito preto. Mas seu tio João, lhe trouxe um macaco. Sim, um macaquinho! Puseram-lhe o nome de “Jujo”, porque comia muitas plantas. No começo Matias brincava com os dois animaizinhos. Mas quando foi ficando mais velho, as coisas mudaram. O problema não era Cuco; era Jujo, já que o macaquinho se comportava um tanto agressivo. Subia no telhado. Tinha que amarrá-lo. Agarrava-se dos cabelos das pessoas… Bem, fazia tudo o que um macaquinho feliz faria na floresta. Um dia, a vovó veio de visita. - O que é isto!- gritou ao ver a Jujo. - É minha mascote, me deu de presente o tio João. - Mas... mas... Mati, é um animal silvestre! - disse a vovó. - E? - Como... E? É que os animais silvestres ou selvagens, não são boas, mascotes. - Mas é um presente do João! - reclamou a mamãe de Matias defendendo o obséquio. - Sim, filhinha, mas esse animal está fora de seu hábitat e está sofrendo. -Seu habi…quê? - perguntaram. A vovó se sentou com uma paciência reflexionou com os dois sobre a diferença entre viver na floresta e na cidade. A crueldade que sofrem ao serem caçados e vendidos. E que isto, com o tempo pode causar a extinção desta espécie. -Tenho certeza que Jujo está lhe causando problemas, não é? - interrogou a velhinha. - E… sim… alguns- responderam Matias e sua mãe. - Sim, é lógico. Este animalzinho está acostumado a andar solto pelo mato e saltar de uma árvore para outra. Olha! Aqui ele está amarrado. Por muito carinho que vocês lhe dêem, este não é seu lugar. Matias e sua mãe compreenderam que Jujo não devia estar ali. - Mas agora que podemos fazer com ele? - Eu conheço a um guarda-parque, e vou chamar para perguntar-lhe – disse a avó tirando uma agenda de seu bolso. - Tchau Jujo- disse, triste Matias. - Não fique assim, este não e seu ambiente - disse sua mamãe tenO macaco Jujo O macaco Jujo


128 tando consolá-lo. No dia seguinte levaram o macaquinho para uma reserva onde o cuidaram até liberá-lo na floresta. Dizem que quando Matias foi adulto, um dia visitou as Cataratas e um macaquinho o seguia, saltando na copa de uma árvore, como se o conhecesse… seria Jujo? CRIANÇAS: Vocês têm mascote? Cuidam bem delas? Por que os animais silvestres não são boas mascotes?


129 Marisol es una mujer de edad indefinida. No es vieja. Habita una casita semi derruida cercana a un arroyo. Sus escasos muebles, utensilios y ropas son precarios y se los provee la comunidad. Enarbola con orgullo un equipo de mate, compañero fiel de cada amanecer y de cada ocaso. El fuego en el viejo fogón negro le da calor. Su nombre sugerente Mar como el infinito y misterioso brillo de sus ojos. Sol su fuente de vida al que conoce en todas las estaciones, tórrido en verano, tibio en otoño, benigno en primavera y pálido en invierno. Sol símbolo de salud, de vida. Marisol camina desde su choza hacia el centro de la ciudad todos los días, cumple al pie de la letra su oficio de esperar en la esquina de Mariano Moreno y avenida Belgrano, desafiando la lluvia, al frío y calor. ¿Quién es ella? Todos la conocemos en Leandro N. Alem, es la mujer siempre abrigada, de cabellos canosos y enmarañados, de pies delgados con zapatos grandes. Es la mujer del bastón o mejor dicho del palo retorcido que usa para apartar los yuyos mojados por el rocío del trillo por donde sale hasta el camino empedrado y para amenazar a los niños y no tanto que le gritan ¡Marisol loca! Su trabajo es esperar, horas y horas, mirando al sur sin pestañear; de a ratos establece un monólogo que para ella es diálogo ya que ve a un imaginario y bello interlocutor. Entonces es cuando se transforma y sonríe con los ojos, con los labios, con el alma. Ella era muy hermosa, trabajadora, metódica y puntual. Un día encontró a un hombre del que se enamoró, como en las novelas, “perdidamente” y concibió un hijo. Él no la quería para siempre y la abandonó. Ella con su vientre palpitante casi murió de amor, perdió al niño, sumiéndose en el mundo ideal de los que no piensan, su corazón estigmatizado sólo sabe amar. La verdad nadie la sabe, es su secreto de amor, pasión, olvido y muerte. Todos la miran, se preguntan quién es, qué hace, qué espera. Sí, ella espera, hace mucho que espera y sólo Dios sabe cuánto tendrá que esperar para reunirMirtha Ester LORENZETTI


130 se con sus dos amores. Ella es famosa, todos la observan, le escriben, la pintan. Marisol, seguí mirando al sur, por donde entran todos los colectivos y esperando a tu amor, seguí amando hasta morir aunque ya sos inmortal. Marisol é uma mulher de idade indefinida. Não é velha. Mora uma casinha semi destruída perto de um arroio. Seus escassos móveis objetos e roupas são precários e se os oferece a comunidade. Ergue com orgulho uma equipe de chimarrão, companheira fiel de cada amanhecer e de cada pôr - do- sol. O fogo no velho fogão preto lhe dá calor. Seu nome sugestivo Mar como o infinito e misterioso brilho dos seus olhos. O sol sua fonte de vida ao que conhece em todas as estações, quente no verão, morno no outono, leve na primavera e pálido no inverno. Sol símbolo de saúde, de vida. Marisol caminha desde sua choça até o centro da cidade todos os dias, cumpre com seu oficio ao pé da letra de esperar na esquina de Mariano Moreno e Avenida Belgrano, desafiando a chuva, o frio e o calor. Quem é ela? Todos a conhecem em Leandro N. Além, é a mulher sempre agasalhada, de cabelos grisalhos e despenteada, de pés magros com sapatos grandes. É a mulher de bastão, ou melhor dito, de pau torcido que usa para afastar a grama molhada pelo orvalho do trilho por onde sai até o caminho empedrado e para ameaçar as crianças que tanto gritam Marisol Louca! Seu trabalho é esperar, horas e horas, olhando ao sul sem cochilar; de repente estabelece um monologo que para ela é um dialogo, já que vê um imaginário e belo interlocutor. Então é quando se transforma e sorri com os olhos, com os lábios, e com a alma. Ela era muito linda, trabalhadora, responsável e pontual. Um dia encontrou um homem do qual se apaixonou, como nas novelas, “perdidamente” e concebeu um filho. Ele não a queria para sempre e a abandonou. Ela com seu ventre pulsando quase morreu de amor, perdeu seu filho, afundando-se no mundo ideal dos que não pensam, seu coração estigmatizado só sabe amar. A verdade ninguém a sabe, é o segredo de amor, paixão, esquecimento e morte. Todos a olham, se perguntam quem é, o que faz, o que espera. Sim, ela espera, faz muito tempo que espera e só Deus sabe quanto vai ter que esperar para reunir-se com seus dois amores. Ela é famosa, todos a observam, lhe escrevem, a pintam. Marisol continue olhando ao sul, por onde entram todos os ônibus e Marisol imortal Marisol imortal De: “Mujeres de mi alma”...


131 Nací en Colonia Caá-Guazú, es un lugar donde predomina el monte, los cerros, las vertientes cristalinas. Allí en una casita muy humilde y sin piso vivían Antonio Méndez y Natalia Larrea, mis padres, con sus once hijos. Yo era la número siete comenzando por el mayor. Nuestra chacra era la del lote 63. Todos mis hermanos y yo cursamos los estudios primarios en la Escuela Nº 166. Llegué a 5º grado. Recuerdo a mis maestros: Esther Chamorro de Serra, Gabino Serra. Nos enseñaban a leer y escribir, también trabajos manuales; las niñas aprendíamos a coser y a bordar, los varones nociones de carpintería, huerta y limpieza de parques y jardines y tratamiento de la tierra. En la escuela jugábamos al tejo, saltos con la soga, rondas y otros. También aprendíamos a recitar poesías, cantar y bailar el Pericón. Aprovechábamos el tiempo que estábamos en la escuela para jugar ya que en casa teníamos que trabajar para la subsistencia, éramos muchos. Plantábamos maní (mamá hacía ricos turrones), algodón. Era una fiesta cosechar algodón, toda la familia juntando capullos blancos, que no pesaban nada pero todo junto se llegaba hasta los mil kilos. Llegamos a levantarnos a las cuatro de la mañana para jugar con un carretón en la bajada, al alba nos lavábamos en el arroyo, a esa hora invierno y verano el agua era tibia. Nuestra alimentación era totalmente natural: arroz pisado en el mortero, miel de caña y de abejas, leche, pollos, lechones. Mi mamá asaba el pan en una olla de hierro, al rescoldo (fuego en el suelo, entre las brasas). Entre el arrullo del arroyo, el canto de yasí, el aullido lastimero del aguará guazú, el presagio de la lechuza, fuimos creciendo. Papá y mamá nos acompañaban a los bailes. Íbamos caminando, a veces papá encendía la linterna para cruzar los charcos. Los bailes eran en el Club y al son de guitarras y bandoneón. Así lo conocí a mi esposo Mario Pereira, con el que tuve tres hijos: Ramón, Mirta y Sulma. Mirtha Ester LORENZETTI


132 Recuerdo a mamá y a una vecina velando los acontecimientos de Semana Santa, hacían altares, ponían santitos, encendían velas y amanecían rezando. Ellos nos enseñaron muchas tradiciones y costumbres que aún hoy me cuesta no practicarlas. Hoy vivo sola, me acompañan mucho mis hijos y mis seis nietos. Deseo que los jóvenes se esfuercen como lo hicimos nosotros y sean honestos con todos, en especial con sus padres. De: “Mujeres de mi alma”...


133 Nasci em Colônia Caá-Guazú, é um lugar onde predomina o mato, os cerros, e as vertentes cristalinas. Ali numa casinha muito humilde e sem chão morava Antonio Méndez e Natalia Larrea, meus pais, com seus onze filhos. Eu era a número sete começando pelo maior. Nossa chácara era a do lote 63. Todos meus irmãos e eu cursamos os estudos primários na Escola Nº 166. Cheguei a 5° grau. Lembro dos meus mestres: Esther Chamorro de Serra, Gabino Serra. Ensinavam-nos a ler e escrever, também trabalhos manuais; as meninas aprendíamos a costurar e bordar, os meninos noções de carpintaria, horta e limpeza de parques, jardins e tratamentos da terra. Na escola brincávamos de amarelinha, de pular corda, de rodas e outros. Também aprendíamos a recitar poesias, cantar e dançar o Pericón . Aproveitávamos o tempo que estávamos na escola para jogar já que em casa tínhamos que trabalhar para a subsistência, éramos muitos. Plantávamos amendoim (mamãe fazia gostosos pés de moleque), algodão. Era uma festa colher algodão, toda a família juntando botões brancos, que não pesavam nada, mas tudo junto alcançava até os mil quilos. Chegamos a levantar-nos às quatro da manhã para jogar com um carretão na baixada, ao amanhecer nos lavávamos no arroio, a essa hora inverno e verão a água era quentinha. Nossa alimentação era totalmente natural: arroz feito no pilão, mel de cana e de abelha, leite, frango, e porcos. Minha mãe azava o pão em uma panela de ferro, ao “rescoldo” (fogo no chão, entre as brasas). Entre o arrulho do arroio, o canto do Sasí, o queixoso gemido do Aguará Guazú, o presságio da coruja, fomos crescendo. Papai e mamãe nos acompanhavam aos bailes. Íamos a pé, às vezes papai acendia a lanterna para cruzar as poças. Os bailes eram no clube som de violão e gaita. Assim o conheci a meu esposo Mario Pereira, com ele é que teve três filhos: Ramón, Mirta e Sulma. Lembro a mamãe e a uma vizinha velando os acontecimentos da Semana Santa, faziam altares, colocavam santinhos, acendiam velas e amanheciam rezando. Eles nos ensinaram muitas tradições e costumes que ainda hoje me custa não praticá-las. Hoje moro sozinha, me acompanham muito dos meus filhos e meus seis netos. Desejo que os jovens se esforcem como nos fizemos e sejam honestos com todos, e em especial com seus pais. Fala uma vovozinha: Clementina Méndez * Pericón: Dança folclórica nacional da Argentina.


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135 Ha perdido a su amiga. Se murió. Una mañana de sol propicia para un paseo, para caminar juntos, ella, su amiga, ha muerto. “Y no era ella sólo una amiga, era mi única amiga”, piensa mientras hunde los dedos en sus cabellos rojizos, se tira de ellos y aspira hondo el perfume de jazmín que impregna el aire diáfano de la mañana. Eso le evita el sollozo y puede gritar con todas sus fuerzas, “¿Alguien sabe qué es una única amiga?” Un suave eco surge de las habitaciones abiertas a la galería donde han compartido comidas, juegos, tiempo libre para comunicarse con palabras o sin ellas, para oír música o disfrutar del silencio. Desde donde se encuentra puede ver su cuerpo; el cadáver está aún tibio y es bello como lo era ella en vida. “Es extraño como así inmóvil, silenciosa, endureciendo inexorablemente, la veo tan hermosa y hasta puede parecerme tan vivaz, alegre; retozona y dulce como antes”, piensa. Mirándola fijamente a los ojos inmóviles, vidriados, intentó un alarido pero solamente hinchó su pecho como para descender a las profundidades marinas más recónditas y peligrosas y en cambio se sintió volando a un extraño y alto sitio azul, luminoso, en el que reinaba un absoluto silencio. Allá, abajo, el cadáver se veía en toda su extensión y se notaba incluso que empezaba a oler mal, con el hedor incomparable de la muerte. Entre vaporosas nubes de colores tenues y pálidos, la vio, a lo lejos, comenzaba a desprendérsele el pelo, las moscas zumbaban sobre ella ávidas de atiborrarse con sus despojos, mientras él iba aún más arriba, tan alto como para ver el mundo del tamaño de un garbanzo grande y azul, desde allí y sin verla, él no perdía la esperanza. Entonces surgió la voz. “Has venido desde tan lejos para quedarte a ver tu mundo con sorpresa y arrobamiento. ¿No vas a hablarme?” decía el Invisible. Él, sorprendido, se oyó decir: “No. Sólo quiero hacer un pedido. Ella…” Esteban ABAD


136 La etérea presencia recurrió a la voz nuevamente y lo interrumpió: “… era tu única amiga. Lo sé. Pues bien humano de cabello de color rojo. Cómo soy quien en verdad puede decirte qué es una única amiga te devolveré su vida. Pero vas a prometerme que ni bien llegado a la tierra te comportarás con ella como si nada hubiera pasado y, mejor aún, te comportarás con ella de manera tal que te vea y sienta como si fueras como ella ¿Prometes?”. Él no dudó. “¡Prometo!”, respondió, y se sintió transportado, quizá al lugar desde donde vino no sabía como o tal vez a donde hubiera ido su amiga muerta. Faltaba saber si la voz era verosímil o nada más una alucinación. Como quien despierta de un sopor febril, abrió los ojos y se halló en la galería. Una perra boxer, marrón, de orejas cortadas y hocico chato estaba sobre él y lo lamía cariñosamente. Él quiso extender los brazos pero no pudo, de igual modo se incorporó y en los vidrios del ventanal alcanzó a ver a la perra, su única amiga, revivida, a salvo y mordisqueando alegremente a un perro boxer que le devolvía las caricias y que, curiosamente, tenía el pelo del color de sus cabellos rojizos.


137 Perdeu sua amiga. Morreu. Em uma manhã ensolarada e própria para um passeio, para caminhar juntos, ela, a sua amiga morreu. “E ela não era só uma amiga, era minha única amiga,” pensa enquanto afunda os dedos em seus cabelos ruivos, tira deles e aspira fundo o perfume de jasmim que impregna o ar diáfano da manhã. Isso lhe evita o soluço e pode gritar com todas as suas forças, alguém sabe o que é uma única amiga? Um suave eco surge dos quartos abertos ao corredor onde compartiram comidas, jogos, e tempo livre para comunicar-se com palavras ou sem elas, para ouvir música ou desfrutar do silêncio. Desde onde se encontra pode ver seu corpo; o cadáver esta ainda quentinho e é lindo como ela era em vida. “É estranho como assim imóvel, silenciosa, endurecendo inexoravelmente, vejo-a tão linda e até pode parecer tão vivaz, alegre; brincalhona e doce como antes”, pensa. Olhando fixamente os olhos imóveis, vidrados, tentou um gemido mas somente inchou seu peito como para descender às profundidades marinhas mais escondidas e perigosas e em troca sentiu-se voando a um estranho e alto lugar azul, luminoso, no qual reinava um absoluto silêncio. Lá, embaixo, o cadáver se via em toda sua extensão e se notava incluso que começava a cheirar mal com o cheiro incomparável da morte. Entre vaporosas nuvens de cores suaves e pálidas, viu-a, ao longe, começava a desprender-se o pêlo, as moscas zumbavam sobre ela com vontade de empanturrar os despojos, enquanto ele ia ainda mais alto, tão alto o suficiente para ver o mundo do tamanho de uma ervilha grande e azul, de lá e sem vê-la, ele não perdia a esperança. Então surgiu a voz. “Você veio de tão longe para ficar e ver teu mundo com surpresa e arrobamento. Não vais falar comigo? dizia o invisível. Ele, surpreendido, ouviu-se dizer, “Não. Só quero fazer um pedido. Ela... A etérea presença recorreu à voz novamente e interrompeu... Era tua única amiga. Eu sei. Pois bem humano de cabelo ruivo. Como sou quem em verdade pode dizer-te que é uma única amiga te devolverei sua vida. Mas vai prometer-me assim que chegues à terra te comportarás com ela como se nada tivesse acontecido e, melhor ainda, te comportarás com ela de maneira tal que te veja e sinta como se fosses como ela. Prometes? Ele não duvidou “prometo!”, respondeu e se sentiu transportado, talvez ao lugar de onde veio não sabia como ou aonde tivesse ido sua amiga morta. Faltava saber se a voz era credível ou nada mais que uma alucinação. Como quem acorda de um estado febril, abriu os olhos e encontrou-se A unica amiga A unica amiga


138 no corredor. Uma cadela boxe, marrom, de orelhas cortadas e focinho chato estava em cima dele e lhe lambia carinhosamente. Ele quis estender os braços mas não pôde, mesmo assim se incorporou e nos vidros da janela alcançou a ver a cadela sua única amiga, revivida e salva e mordiscando alegremente a um cachorro boxe que lhe devolvia as caricias e que, curiosamente, tinha pêlo de cor de seus cabelos ruivos.


139 La carencia asociada a una verdadera economía de guerra era prioridad uno en la familia de los Bergara. Los calzados cuídenlos para la escuela y para la doctrina de los sábados. Sabias palabras las de mi padre, pero ¿cómo hacemos con las duras piedrecillas de los caminos y las punzantes espinillas de los toritos, siempre decididos a perforar? Era verano y cada matita de ese cruel yuyito tenía unas ganas locas de completar el ciclo de transformar a cada inflorescencia en cruel y perforante elemento. Bueno, eso sin tener en cuenta el reseco entoscado de los caminos que nos llevaban a la laguna donde abrevaban las vacas lecheras. Todo se soportaba, hasta las grietas filosas de la senda del mandiocal y las prominentes piedras moras que utilizábamos para treparnos y avistar a los terneros mamones. La piel de los pies todo lo soportaba endureciéndose de tal forma en los talones y en la planta que se nos parecía tener una plantilla natural, si hasta podíamos aferrarnos a los duros pedales de la vieja bici para correr el desafío de los domingos contra los polacos de la chacra del fondo. Lo que en realidad temíamos era transitar por el camino de las tunas cuadradas porque las lacerantes espinas se confundían con la roja polvareda y guay si se nos prendían a los dedos de los pies. Demás está decir que según los dichos de la abuela, los dolorosos filamentos no solamente perforaban nuestras carnes y músculos, sino que gustaban viajar despacito hasta llegar a nuestro corazón. Pero bueno, si viajaban tan lentamente, nos dejaban el tiempo necesario para saborear las carnosas frutas de sus troncos. Pero no todo estaba perdido, ya que la solución aguardaba en las enormes estanterías del correo local. Encomienda para la familia Bergara, fue el aviso del jefe de la institución al cruzarse con mi padre en la cantina del pueblo. Tina Gómez De NESTERUK


140 Esa tardecita, mis hermanos y yo nos vestimos como para misa, pollera tableada, pantalones con raya y las blancas zapatillas escolares que nos llevaron sin ensuciarse, hasta el correo central. Dos voluminosas cajas quedaron en nuestras manitas de niños que apenas las podían contener y así llegamos a la casa. En el camino, fueron varias las veces que las dejamos reposar sobre los muros de las veredas para desentumecer los brazos endurecidos por el peso. Era entonces cuando aprovechábamos para jugar a quien hallaba más estampillas raras en las cajas. Cuando nuestros padres desenvolvieron los fuertes papeles engomados y quedaron a la vista una serie de regalos, nos enteramos que nos los enviaban los hermanos mayores de la capital federal. El contenido, seriamente rotulado para cada destinatario, provocó alboroto, alegrías y dudas. “Qué me corresponderá a mí “ nos preguntábamos internamente mientras mi madre leía lenta y contenida, la extensa carta manuscrita de los hijos más grandes. Al término de la misma, puso en mis manos una caja que parecía contener zapatos. Y vaya si lo era, un hermoso par de calzados marrones de goma con hebillas y todo. Para la hermanita escuelera, rezaba el cartelito con moño rojo. Por supuesto que se trataba de mi persona, que con seis añitos, ingresaría al primer grado. Como tenia los pies limpios, allí mismo me los probé, abrochándome con dificultad la dura hebilla. La inquietud me llevó a caminar y a correr, mientras un sospechoso plush, plush se dejaba oír, eran mis extremidades húmedas que no se terminaban de acomodar al ahogo de mis amados zapatos de goma. Cuento inédito


141 Sapato plush plush Sapato plush plush A carência associada a uma verdadeira economia de guerra era prioridade um na família Bergara. Os calçados cuidem-nos para a escola e para a doutrina dos sábados. Sabias palavras do meu pai, mas como fazemos com as duras pedrinhas dos caminhos e os pungentes espinhos sempre decididos a perfurar? Era verão e cada plantinha dessa cruel graminha tinha uma louca vontade de completar o ciclo de transformar a cada inflorescência em cruel e perfurante elemento. Bem, isso sem ter em conta o resseco dos caminhos que nos levavam à lagoa onde bebiam as vacas leiteiras. Tudo se suportava, até as rachaduras do trilho do mandiocal e as proeminentes pedras que utilizávamos para subir e avistar aos terneiros lactantes. A pele dos pés tudo o suportava ficando cada vez mais dura nos calcanhares e na sola que se nos parecia ter uma palmilha natural, se até podíamos aferrar-nos nos duros pedais da velha bicicleta, para correr o desafio dos domingos contra os polacos da chácara dos fundos. O que em verdade temíamos era transitar pelo caminho das tunas quadradas porque a quantidade de lacerantes espinhos se confundiam com o pó vermelho e cuidado se nos prendia nos dedos dos pés. Por demais está dizer que segundo os ditos da vovó, as dolorosas pontas não somente perfuravam nossas carnes e músculos, senão que também gostavam de viajar devagar até chegar ao nosso coração. Pois bem, se viajavam tão lentamente nos deixava o tempo necessário para saborear as carnosas frutas de seus troncos. Mas nem tudo estava perdido, pois a solução aguardava nas enormes estantes do Correio local. Encomenda para a família Bergara foi o aviso do chefe da instituição ao cruzar-se com meu pai no boteco do povoado. Essa tardinha meus irmãos e eu nos vestimos para ir à missa, saia com pregas, calça com listras, e os brancos tênis escolares que nos levaram sem sujar até o correio central. Duas luminosas caixas ficaram em nossas mãozinhas de crianças que mal as podiam conter e assim chegamos a casa. No caminho, foram varias as vezes que as deixamos repousar sobre os muros das calçadas para esticar nossos braços endurecidos pelo peso. Era então quando aproveitamos para brincar quem achava mais selo raro nas caixas. Quando nossos pais desenvolveram os fortes papéis emborrachados e ficaram à vista uma serie de presentes, não soubemos que foi enviado pelos seus irmãos maiores da Capital Federal.


142 O que continha seriamente estava no rotulo para cada destinatário, provocando alvoroço, alegrias e dúvidas. “O que me corresponderá a mim” nos perguntamos mentalmente enquanto minha mãe lia lentamente o que dizia a extensa carta escrita pelos filhos maiores. Quando termino de ler a mesma, pus em minhas mãos uma caixa que parecia conter sapatos. E era mesmo, um lindo par de sapatos marrons de borracha com fivela e todo. “Para a irmãzinha que começa a escola” rezava o bilhete com tope vermelho. Com certeza se tratava de minha pessoa que com seis anos ingressaria no primeiro grau. Como tinha os pés limpos, ai mesmo experimentei amarrando com dificuldade a dura fivela. A inquietude me levou a caminhar e correr, enquanto um suspeitoso plush plush se deixava ouvir, eram as extremidades úmidas que não se terminavam de acomodar ao afogo dos meus amados sapatos de borracha.


143 Una de las peores fobias de Anastasia era ser gorda. Le molestaba tanto la obesidad de su cuerpo, que había probado todas las dietas habidas y por haber. Pero su peor pesadilla comenzó un miércoles. En principio, Rufino, su marido, culpó al exceso de pan en las comidas. Fácilmente había subido unos dos kilos en un día. Parecía mucho, y así se lo hizo saber ella preocupada. Rufino no le dio mucha importancia al tema. Después de todo, había comenzado justamente un día antes un tratamiento con el doctor Acevedo, ella misma le había comentado sobre la posibilidad de un efecto “colateral”, según le había definido el mismo médico. Trató de no hablar del tema durante el transcurso de esa noche. Al otro día, cuando Rufino llegó de trabajar al departamento -vivían en un quinto piso- encontró a Anastasia llorando en el baño. Golpeó la puerta pero ésta no paraba de llorar. - No entres, no entres. –le decía sollozando - ¿Qué te ocurre Anastasia? – preguntaba desesperado Rufino, pero ella solo seguía llorando. Cuando Rufino entró, no podía creer lo que veían sus ojos: Anastasia estaba enormemente gorda, tanta era su obesidad que daba un paso hacia atrás o hacia delante y chocaba con cualquiera de las paredes del baño. Él no cabía en su asombro, pero de todos modos reaccionó de la forma más coherente: le ayudó a Anastasia a pasar al living del departamento, claro que para eso tuvo que romper el marco de la puerta. Ya en el living, Rufino trató de consolarla, aunque inútilmente. Después se fue corriendo a la casa del doctor Acevedo. Cuando el doctor terminó de escuchar a Rufino, pegó un salto. - Cómo, no puede ser! exclamó, algo salió mal en el experimento! - ¿De qué experimento me habla? preguntó Rufino asombrado. Pero el médico no le respondió, tomó su teléfono celular e hizo una Aníbal SILVERO


144 llamada. Luego salió corriendo hacia la calle. Cuando Rufino llegó a su departamento, el despliegue que se había llevado a cabo era impresionante: había una grúa gigantesca, máquinas demoladoras, patrulleros, gente del ejército y cientos de curiosos que no paraban de hablar del fenómeno. Una de las máquinas gigantescas rasgaba delicadamente el departamento de Rufino, desde abajo se podía ver una de las enormes manos de Anastasia salir por la ventana. Obviamente, la mujer había crecido en forma manifiesta. Cerca de dos horas tardaron en sacar con todas las maquinarias a la enorme mujer del edificio, la colocaron en la gigantesca grúa y la llevaron a las afueras de la ciudad, donde había una inmensa llanura. Cuando Rufino corría tras la grúa, uno de los hombres con traje gris lo detuvo. - Venga, quiero hablar con usted. – le dijo. Ya en una oficina perfectamente adornada, Rufino pidió todo tipo de explicaciones sobre el tema. - Mire – le dijo pacientemente el hombre de gris a Rufino- el caso es bastante complicado. Lo que yo le voy a decir espero que lo guarde en la más absoluta confidencialidad. Rufino miraba a este misterioso personaje de la forma más asombrada posible. - Usualmente, el gobierno hace una cantidad enorme de experimentos en pro del avance tecnológico. Estos resultados se aplican tanto a perfeccionar la medicina, otras áreas de la ciencia, y de vez en cuando también fortalecemos el armamento nacional. El doctor Acevedo, que no es tal su nombre, llevaba a cabo bajo licencia nuestra la experimentación de una teoría que no quisimos creer hasta hoy, y queríamos saber qué efectos producía en las personas. - De qué se trata exactamente, preguntó Rufino, mientras le asomaba una crisis de furia. - Mire, voy a tratar de hacerlo fácil: así como existe un universo existe un anti-universo, y así como existe la materia, existe la antimateria. Esto es necesario para que exista el equilibrio cósmico. El invento de Acevedo es filtrar parte de la energía de la antimateria hacia nuestro universo, en principio para obtener una fuente de energía inagotable. - Y qué tiene que ver mi esposa con esto, insistió Rufino, ya un poco malhumorado. - Hubo un error de cálculo por parte de Acevedo, su mujer debía absorber parte de la antimateria en el experimento, quizá engordar uno o dos kilos, pero por alguna razón el efecto no está parando, y por lo tanto se puede volver algo monstruoso, dado que el proceso se va acelerando. - ¿Qué significa eso? – gritó ya casi fuera de sí Rufino.


145 El hombre de gris se comunicó por la video-cámara con Acevedo. - Hola Acevedo, aquí estoy con Rufino, cómo van las cosas por ahí? – preguntó - Muy mal Gutierrez, la mujer no para de absorber antimateria, fijese esto, dijo: y corriéndose un poco dejó ver una gigantesca forma humana sentada sobre la llanura. Ya tiene unos tres kilómetros de diámetro y sigue engordando. - Qué pasará ahora- le preguntó Gutierrez, mientras Rufino no podía cerrar la boca del asombro. -Me temo que una tragedia, señor. Pronto tendremos que llevarla a una isla del Pacífico, por dos días podrá seguir allí. Pero si continúa engordando en progresión geométrica, en una semana su tamaño será igual a la mitad del océano. Entonces el planeta se desviará de su recorrido e impactará con el sol, sacando de su órbita a Mercurio, Venus y quizás también a Marte. Se hizo un largo silencio en la oficina del hombre de gris. – Eso es grave- exclamó finalmente éste. - Pregúntele a Rufino si quiere venir a verla –dijo Acevedo- quizá ella lo necesite ahora. Por lo menos, en los cuentos de hadas suele suceder eso. Rufino salió corriendo de la oficina, asustadísimo. Unos días más tarde, Anastasia fue llevada al Océano Pacífico y allí siguió engordando tremendamente hasta que, como había predicho el doctor Acevedo, la Tierra salió de su órbita y se fue a chocar directamente con el sol. El sol daba de lleno en la cabeza de Anastasia cuando se despertó, sudaba a granel, obviamente se había roto el aire acondicionado del departamento y había tenido la peor pesadilla de su vida. Se bañó de prisa y salió a correr. Rufino nunca entendió por qué Anastasia tiró en el inodoro todas las pastillas del tratamiento que inició con el doctor Acevedo. Tanto que le molestaba ser gorda. De: “Cagliostro y el museo de piedras”


146 Uma das piores fobias de Anastácia era ser gorda. Incomodavalhe tanto a obesidade do seu corpo, que já tinha experimentado todas as dietas existentes. Mas seu maior pesadelo começou uma quartafeira. No começo, Rufino, seu marido, culpou ao excesso de pão junto nas comidas. Facilmente tinha aumentado uns dois quilos em um dia. Parecia muito, e assim se o fez saber ela muito preocupada. Rufino não deu muita importância ao assunto. Depois de tudo, tinha começado justamente um dia antes o tratamento com o Dr. Acevedo, ela mesma tinha comentado sobre a possibilidade de um efeito “colateral”, segundo lhe tinha definido o mesmo médico. Tentou de não falar do assunto durante o transcurso dessa noite. Ao outro dia, quando Rufino chegou de trabalhar ao apartamento - moravam no quinto andar- encontrou a Anastácia chorando no banheiro. Bateu a porta, mas ela não parava de chorar. - Não entres, não entres- lhe dizia soluçando. - Que acontece com você Anastásia?- perguntava desesperado Rufino, mas ela só continuava chorando. Quando Rufino entrou, não podia acreditar o que viam seus olhos: Anastácia estava excessivamente gorda, tanta era sua obesidade que dava um passo para trás ou para frente e batia com qualquer uma das paredes do banheiro. Ele não acreditava no que estava vendo, mas de todas maneiras reagiu da forma mais coerente: ajudou a Anastácia a passar à sala do apartamento, claro para conseguir isso teve que quebrar o marco da porta. Já na sala, Rufino tentou de consolá-la, mas inutilmente, depois foi correndo até a casa do Dr. Acevedo. Quando o Doutor acabou de escutar ao Rufino, deu um pulo. - Como, não pode ser! exclamou, alguma coisa saiu mal no experimento. - De que experimento está falando? perguntou Rufino assombrado. Mas o medico não lhe respondeu, pegou seu telefone celular e fez uma ligação. Depois saiu correndo até a rua. Quando Rufino chegou ao seu apartamento, o movimento que se tinha levado a cabo era impressionante: tinha um guindaste gigantesco, máquinas demolidoras, patrulheiros, pessoas do exército e centenas de curiosos que não paravam de falar do fenômeno. Uma das maquinas gigantescas demolia suavemente o apartamento de Rufino, desde baixo se podia ver uma das enormes mãos de Anastácia sair pela janela. Obviamente, a mulher tinha crescido em forma assombrosa. Perto de duas horas tardaram para tirar com todas as maquinas a enorme mulher do edifício, a colocaram no gigantesco guindaste e a levaram para A gorda Anastacia A gorda Anastacia


147 fora da cidade, onde tinha uma imensa planície. Quando Rufino corria atrás do guindaste, um dos homens de terno cinza o deteve. - Venha, quero falar com o Senhor- lhe disse. Já num escritório perfeitamente arrumado, Rufino pediu todo tipo de explicações sobre o assunto. -Olhe- lhe disse pacientemente o homem de cinza a Rufino - o caso é bastante complicado. O que lhe vou dizer espero que o guarde na mais absoluta confidencialidade. Rufino olhava a este misterioso personagem da forma mais assombrada possível. - Usualmente, o governo faz uma quantidade enorme de experimentos em pro do avanço tecnológico. Estes resultados se aplicam tanto para se aperfeiçoar a medicina, outras áreas da ciência, e de vez em quando também fortalecem o armamento nacional. O doutor Acevedo, que não é seu nome verdadeiro, levava em frente com licença nossa a experimentação de uma teoria que não quisemos acreditar até hoje, e queríamos saber que efeitos produzia nas pessoas. De que se trata exatamente, perguntou Rufino, enquanto se aproximava uma crise de fúria. - Olhe, vou tentar de fazê-lo fácil: assim como existe um universo existe um anti-universo, e assim como existe a matéria, existe a anti-matéria. Isto é necessário, para que exista o equilibro cósmico. O invento de Acevedo é filtrar parte da energia da anti-matéria para nosso universo, em principio para obter uma fonte de energia inesgotável. - E que tem a ver a minha esposa com isso, insistiu Rufino, já com mal humor. -Houve um erro de calculo de parte do Dr. Acevedo, sua mulher devia absorve parte da anti-matéria no experimento, talvez engordar um o dois quilos, mas por alguma razão o efeito não esta parando, e por tanto pode voltar-se algo monstruosa, já que o processo vai acelerando. - O que significa isso? gritou já quase fora de si Rufino. O homem de terno cinza se comunicou pelo vídeo câmara com Acevedo. - Olá Acevedo, aqui estou com Rufino, como vão as coisas por ai?- perguntou. - Muito mal Gutierrez, a mulher não para de absorver anti-matéria, olhe isto- disse - e correndo-se um pouco e deixou ver uma gigantesca forma humana sentada na planície. Já tem uns três quilômetros de diâmetros e continua engordando. Que vai acontecer agora- lhe perguntou Gutierrez, enquanto Rufino não podia fechar a boca do assombrado. - Acho que uma tragédia, senhor. Logo teremos que levá-la a uma ilha do Pacífico, por dois dias poderá ficar ali. Mas se continua engordando em


148 progresso geométrico, em uma semana seu tamanho será igual à metade do oceano. Então o planeta se desviara do seu recorrido e impactara com o sol, tirando de sua orbita a Mercúrio, Venus e talvez também a Marte. Fez-se um longo silencio no escritório do homem de terno cinza. Isso é grave disse finalmente este. -Pergunte-lhe a Rufino se quer vir vê-la - disse Acevedo- talvez ela o precise agora. Pelo menos, nos contos de fadas acontece isso. Rufino saiu correndo do escritório, assustadíssimo. Uns dias mais tarde, Anastácia foi levada para o oceano Pacífico e ali continuou engordando tremendamente até que, como tinha dito o Dr. Acevedo, a terra saiu de sua orbita e foi bater diretamente com o sol. O sol batia em cheio na cabeça de Anastácia quando acordou, suava muito, obviamente se estragou o ar acondicionado do apartamento e teve o pior pesadelo da sua vida. Tomou banho depressa e saiu correndo. Rufino nunca entendeu por que Anastácia atirou no vaso sanitário todas as pastilhas que lhe receitou o Dr. Acevedo. Tanto lhe incomodava de ser gorda.


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