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Published by mauroluri, 2023-08-30 09:26:46

Candelaria.2023

Candelaria
Candelaria



ayer, hoy y siempre...
ayer, hoy y siempre...

Nidia Beatriz De Simón


GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE MISIONES
Dr. Oscar Herrera Ahuad
VICE-GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE MISIONES
Dr. Carlos Arce
PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE REPRESENTANTES DE MISIONES
Ing. Carlos Eduardo Rovira

Sociedad del Conocimiento SAPEM
Presidenta
Dra. Claudia Noemí Gauto
Vice-Presidente
Lic. Sergio Libutti
Directorio
Arq. Alejandro Rodríguez
CPN María Elena Cury
Hernán Corrales

BIBLIOTECA PÚBLICA DE LAS MISIONES
Directora
Arq. Iris Alejandra Gómez
Coordinadora técnica
Lic. Lorena Beatriz Leguizamón

EDITORIAL DE LAS MISIONES
Coordinadora
DG. Andrea Kozusny







Diseño y diagramación
DG. Andrea Kozusny
Corrección
Prof. Roxana Iberti
Prof. Macarena González Stempel
De Simón, Nidia Beatriz
Candelaria : ayer, hoy y siempre / Nidia Beatriz De Simón. - 1a ed. - Posadas : Editorial
De Las Misiones, 2023.
Libro digital, PDF
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-631-90021-0-2
1. Historia Regional. I. Título.
CDD 306.0982

PARQUE DEL CONOCIMIENTO: Ulises López y RN12 (Acceso Oeste) / 0376 459-7565


Candelaria, a y er , ho y y siempr e...
Candelaria, ayer, hoy y siempre...
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Indice
Indice




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Candelaria,
Candelaria, ayer, hoy y siempre............................................. 8
Candelaria, un pedazo de tierra colorada ............................ 10
Candelaria, un pedazo de tierr a c ol or ada ............................ 10
Andresito en Candelaria ............................................................. 20
..........................................................
Candelaria, t opogr af ía, l e y endas y actualidades .............. 32
Candelaria, topografía, leyendas y actualidades .............. 32
La r efundación: orig en de la actual Candelaria ............. 42
La refundación: origen de la actual Candelaria ............. 42
Las primeras instituciones de la colonia agrícola .......... 46
.......
Nombre de la colonia ............................................................... 48
............................................................
La r efundación: Las primer as instituciones .................... 52
La refundación: Las primeras instituciones .................... 52
........................................
Fundación de la primera escuela ........................................... 62
Construcción del puente sobre el Arroyo Garupá ............. 72
..........
Primera línea telefónica ............................................................... 78
............................................................
La Iglesia ......................................................................................... 80
......................................................................................
Ocupación de l os habitant es en la r efundación .......... 82
Ocupación de los habitantes en la refundación .......... 82
La plaza ......................................................................................... 90
......................................................................................
Colonia Penal de Candelaria U 17 del Servicio Penitenciario
......................................................................
Federal Argentino ......................................................................... 92
El alumbrado público ............................................................... 96
............................................................
La Primera Escuela de Nivel Medio: Sus orígenes ......... 100
..................................................
Su esencia como identidad ..................................................... 106
Casa con misterios .................................................................... 112
..................................................................
Primera Ordenación Sacerdotal en Candelaria ............. 114
..........
Repercusión de la noticia de la Guerra de Malvinas en
................................................................................
Candelaria ................................................................................... 116
Candelaria, los entierros ......................................................... 120
......................................................
Los clubes ...................................................................................... 122
...................................................................................
..........................................
Los carnavales en Candelaria ............................................ 128
Episodios de recuerdos del Barrio Anselmo ............... 132
............
............................................
Un padrinazgo presidencial ............................................... 134
1983: Retorno a la democracia ............................................ 136
..........................................
Personas y personajes en su paso por Candelaria ... 140

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Los médicos ............................................................................... 150
............................................................................
La docencia en Candelaria ..................................................... 158
..................................................
..............................
Personas y vecinos caracterizados ................................ 160
La Provincialización y sus efectos en Candelaria ....... 162
............................................
Candelaria en la actualidad ............................................... 166
Continúan encontrándose vestigios jesuíticos ............. 168
..........
Gobierno Municipal en la actualidad ................................ 170
..............................
....................
Trascendencia de las Alfombras Florales ....................... 172
Candelaria siempre................................................................... 174
...............................................................
Conclusión .................................................................................... 175
..................................................................................
Agradecimientos ........................................................................ 176








































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Para mi esposo Roberto Ignacio,
mis hijas Alejandra Beatriz y Gabriela,
también para Pablo y Marcelo, y mis

nietos Pablo Alberto (Pablito), Lara Ailén,
Jeremías Mateo, Lucas Ignacio, Camila
Thais, Juan Martín y bisnieto Pedro.

































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Candelaria,
Candelaria,

ayer, hoy y siempre...
ayer, hoy y siempre...




Introducción



En homenaje a los fundadores y pioneros que hicie-
ron posible con valor y en condiciones adversas los cimien-
tos de nuestra sociedad candelariense.

En reconocimiento a aquellos hombres que con es-
fuerzo desinteresado, trabajo y honestidad, poblaron nues-
tra tierra, erigieron las primeras casas, delinearon las prime-
ras calles, construyeron vías y puentes para la comunicación
y escuelas para afianzar la cultura y las tradiciones.


En memoria a los cuatro siglos de historia de esta
comunidad, desde la lejana Candelaria Jesuítica hasta la
actual, llena de posibilidades e integrada a la Patria.









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Candelaria,un pedazo
Candelaria,un pedazo
de tierra colorada
de tierra colorada


Es el terruño que, con su sencillez y modestia cons-
tituye un importante trozo de la historia de Misiones y de
la patria.

Todo aquel que ha vivido en este lugar conoce y sabe
de sus tardes apacibles, del rumor del río que tiene su len-
guaje, del canto en sus bosques, del perfume de sus flores.

Su nombre proviene de la virgen de la Candelaria,
cuya fiesta religiosa se celebra el dos de febrero y cuyos
devotos suman miles.

La población dispuesta a resurgir sobre uno de
los itinerarios que tiene la provincia, a 24 kilómetros de
Posadas, cerca como para no sentirse en soledad pero
lejos para conformar su propio espíritu.

Es tan rica en los acontecimientos de su vida histó-
rica, que es necesario establecer etapas, por ello comenza-
remos con la de su origen: el Jesuítico.
Reseña Jesuítica


En 1616, durante el predominio jesuítico, fue un
paraje conocido con el nombre de Yagua Pochi (perro
malo), sede general de la compañía de Jesús y capital de
los pueblos primitivos de las Misiones.

Los padres Roque González y Pedro Romero le die-
ron existencia en el año 1627, en el Caá Zapá Miní hacia
la cabecera del Pirayú, entre el río Ijuí afluente del Alto
Uruguay donde hoy está San Luis.

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Según Azara, en el año 1637, fue trasladada al norte
del río Paraná ubicándose cerca del pueblo de Itapúa. En
1665, pasó a la costa sur del Paraná estableciéndose cerca
del arroyo Garupá.

La fecha de fundación coincidió con la de la purifi-
cación de la virgen de la Candelaria, por tal motivo se esta-
bleció a la misma como patrona del pueblo y como deno-
minación “De la Candelaria”. Compuesta por 30 pueblos, 15
de los cuales estaban en lo que es hoy territorio patrio. En
la construcción de la reducción se observó la distribución
y arquitectura clásica de los pueblos fundados por los je-
suitas. Ello obedecía primordialmente al concepto de “co-
munidad” y “fortificación”, facilitándose en su distribución
arquitectónica racional y funcional, el adoctrinamiento de
los naturales y también afianzándose la enseñanza agríco-
la, manual y artesanal.

El padre Roque González poco tiempo estuvo en
Candelaria ya que todo el quehacer quedó bajo la respon-
sabilidad de Pedro Romero.

























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Roque González siguió en su misión de fundación y es
así que el próximo pueblo sería el de Todos Los Santos del
Caaró, proyecto que se concretó en noviembre de 1628 junto
a Alonso Rodríguez, días antes de su fallecimiento. En esa
región tenía gran influencia el cacique Ñeezú quien tramó
una conspiración contra todos los jesuitas a quienes llama-
ba ropas negras, establecidos en las proximidades del Uru-
guay. Comenzaron con la muerte de los dos que se hallaban
en el Caaró (yerba amarga). El 15 de noviembre, después de
la misa y atando a un palo la campana de la capilla, atacó al
padre Roque González con ayuda de un indígena cómplice,
quien lo hirió con golpe de hacha de piedra en la cabeza,
causándole la muerte inmediata. Minutos después asaltaron
al padre Rodríguez haciendo lo mismo. Los cuerpos fueron
arrojados a la hoguera en la que quedó sumida la capilla. Al
día siguiente, regresaron los indígenas asesinos y oyeron la
voz del padre Roque que les recriminaba y les decía: “yo me
apartaré pero volveré para estar con ustedes”. Muy asusta-
dos les pareció que la voz salía del pecho del difunto, para
callarlo le arrancaron el corazón y lo traspasaron con una
flecha echándolo al fuego nuevamente. Dos días después,
aconteció el martirio del padre Juan del Castillo en Asun-
ción del Ijuí. Recogidos los restos de los misioneros fueron
llevados a Concepción y allí comprobaron que el corazón de
Roque González estaba entero pero atravesado por la flecha.

En el año 1633, el padre Romero, Superior de las Re-
ducciones y sucesor del mártir envió éste a Roma con toda
la documentación testimonial e informativa, con la que se
inició el proceso de beatificación de los mártires. Ésta tuvo
lugar en el año 1934, más adelante fue concretada la santi-
ficación de Roque González. El corazón se guardó durante
años en la Iglesia del Salvador de Buenos Aires. En 1959, se
lo llevó a la iglesia de Cristo Rey en Asunción.El 16 de mayo
de 1988, Juan Pablo II procedió a su canonización.

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La Reducción de Todos los Santos del Caaró fue la
última morada de Roque González. El lugar fue abandona-
do después del martirio de los sacerdotes y se volvió a es-
tablecer con el nombre de Tres Mártires del Caaró. Por su
actuación en los inicios de Candelaria es importante des-
tacar esta parte de vida y fin de la misma. Con respecto al
padre Pedro Romero, quien quedó a cargo de la misión en
Candelaria, creemos que nuestra ciudad tiene una deuda
de reconocimiento y recordación ya que no se registra su
nombre en instituciones, calles u otros.


Bucarelli en Candelaria
El gobernador de Buenos Aires, don Francisco de Pau-
la Bucarelli fue el encargado de hacer cumplir la Real Cédula
de Carlos III que ordenaba la expulsión de los Jesuitas.

Considerando la delicada misión, personalmente y
bien escoltado con fuerzas regulares se hizo presente en
las Misiones.

De esa forma, el gobernador de Buenos Aires aseguró
el cumplimiento de la Orden Real y la efectiva evacuación de
las poblaciones misioneras. En el año 1770, terminó su misión.

Cabe la reflexión de cómo quedaron librados prácti-
camente a su suerte los naturales con asiento en Candela-
ria, acostumbrados al trato de quienes los dirigía y con los
que había una comunicación y afecto mediante las cuales
los jesuitas lograban su cometido. Conocían perfectamen-
te el guaraní, tenían predisposición al arte, sobre todo la
música, es así que, terminada su jornada de trabajo les
eran permitidas prácticas de música en la guitarra, violín
y también el arpa clásica, reemplazada de alguna manera
por el arpa guaraní con cuerdas limitadas donde no habían


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bemoles, pero sí construidas por ellos mismos con made-
ras donde podían obtener buenos sonidos. Con esos dos
instrumentos pasaban sus horas de ocio, descanso y es-
parcimiento, necesarios para cada ser humano.
Candelaria, asiento de gobernadores

La ubicación estratégica de Candelaria, llevó al
gobernador Bucarelli a designarla como capital y asiento
de autoridades. Los gobernadores fueron: el capitán Juan
Francisco de la Riva Herrera, con autoridad política y fun-
ciones de organización y administración, luego Francis-
co Bruno de Zavala, más tarde en forma interina, Joaquín
Spria, y posteriormente, en 1802, don Santiago de Liniers,
quien se desempeñó en el gobierno por breve tiempo, ya
que el 17 de mayo fue designado Bernardo de Velazco. To-
dos estos hombres estuvieron radicados en Candelaria. En
1805, el último abandonó su residencia para hacerse cargo
del gobierno de Paraguay.

Antes de la Revolución de Mayo, fue designado por
el Virrey de Buenos Aires, Tomás de Rocamora como gober-
nador provisional de Misiones.

Al producirse, en Mayo de 1810, la revolución en
Buenos Aires, el gobierno de Misiones adhirió a la Jun-
ta Revolucionaria, sin embargo, la influencia de Velaz-
co amenazó seriamente la autonomía al desconocer al
gobierno provisional.

Misiones puede estar orgullosa por haber sido la
primera región que se sumó a la Revolución de Mayo, re-
conociendo a la Primera Junta como autoridad autónoma,
esto ocurrió a pesar de ser una de las más alejadas del
centro del poder que desde la etapa colonial estuvo asen-
tado a orillas del Río de la Plata.

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La Junta General de Candelaria se reunió el 8 de Julio
de 1810, entonces se reconoció la superioridad de la Junta
Provisional como también las providencias adoptadas por
el gobernador en defensa de la causa revolucionaria.

La Junta General del departamento de Candelaria,
en su acta dice: “En este pueblo de Nuestra Señora de la
Candelaria, a los 8 días del mes de Julio de 1810, esta sala
Capitular en Junta Extraordinaria y en cumplimiento de lo
mandado el 25 próximo pasado, don Francisco Martínez de
Lobato, Teniente Coronel de Milicias e Infantería y subde-
legado de ese departamento de Candelaria, hallándose en
ella el Corregidor y Cabildo de este pueblo, los Corregido-
res, individuos de Cabildo y Caciques principales de pue-
blos de Santa Ana, Loreto, San Ignacio Miní, Corpus, Jesús,
Trinidad e Itapúa y demás citados en lo que antecede pro-
cedí, yo el referido subdelegado a leer en voz alta la copia
del oficio de la Junta de la capital de estas provincias in-
serta en el oficio del señor gobernador interino don To-
más de Rocamora, la que escuchada con la mayor atención,
por los inteligentes en el idioma castellano, pero procedió
inmediatamente y en los mismos términos, a traducirlo al
idioma guaraní, que es el del país, el intérprete del gobier-
no don Antonio Morales para los mismos fines a los demás
que ignoran el castellano, lo que ejecutados e impuestos
unos y otros de lo dispuesto por la Junta Provisional y mo-
tivos de su instalación, respondieron todos juntos y cada
uno por sí que la reconocían y obedecían y luego unían sus
sentimientos llenos del más tierno afecto, a los de la Exce-
lentísima Junta y reconocían a la misma, uniendo sus vo-
tos a los de ellos como verdaderos fieles y firmes vasallos,
seguían siendo fieles al rey don Fernando VII…”. Todo se
leyó a los que se respondió con mucha alegría. Se escucha-
ron salvas de bombas, repiques de campanas. Después la


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concurrencia a la parroquia donde se cantó misa de gracia,
realizada por un vicario foráneo llamado don José Jacinto
Núñez. Los responsables del acto fueron el vicario foráneo,
el Corregidor y Cabildo de este pueblo se dejaron anotados
ya que no había escribano. Este documento está suscripto
de la siguiente manera: Francisco Martínez de Lobato, José
Jacinto Núñez, Manuel Hidalgo, Bartolomé Coronil, Rafael
Díaz de los Ríos, Luis Chivé, Francisco Cambiró, José Pancia,
Fructuoso Vera Poty, Benedicto Yué, Valeriano Mbacai, Cri-
santo Chiyú, Mariano Arendá, Francisco Taberacuá, Ignacio
Abañerú, Fulgencio Yaparí, Pedro Pascual Yarupá, Gregorio
Cariyú, Juan Angel Yrarobí, Fabián Acuarí, José Ñandubay,
José Añegará, Eusebio Güirapepó y Domingo Pereira.

Una copia del acta se remitió al gobernador y otra
se la hizo circular en los pueblos del departamento para su
conocimiento.

El subdelegado del departamento de Concepción,
don Pablo Thompson, respondió en forma incierta refle-
jando la actitud adversa que después tendría en relación a
la Revolución de Mayo. Desde Candelaria, se dieron estos
primeros pasos para ser realmente liberados de la corona
española.

Pr
esencia de Belgr
ano
órica
, segunda etapa hist
Presencia de Belgrano, segunda etapa histórica
La junta Revolucionaria designó al General Manuel
José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano para realizar la
campaña al Paraguay, con el fin de obtener la adhesión del
gobierno paraguayo.
Esa circunstancia dio nueva notoriedad a Candelaria
al ser utilizada como centro de operaciones, y trampolín
para el cruce del río Paraná para llegar al pueblo paragua-
yo con función auxiliadora y no conquistadora.

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Belgrano cruzó el Paraná desde el lugar donde estuvie-
ra el viejo puerto de Candelaria, en la zona de remansos con
canoas y caballos. Allí estaba el Sarandí, símbolo y leyenda.
Los testimonios aseguran que el ejército acampó en una zona
más alta, donde hoy se encuentra la Colonia Penal pertene-
ciente al Servicio Penitenciario Federal en las inmediaciones
de las Ruinas Jesuíticas. Durante su esta día en campamen-
to pudo observar la tristeza y soledad de los guaraníes, en
su mayoría enfermos sin atención médica, educación, ni de-
rechos, totalmente abando nados. El corazón bondadoso de
Belgrano y su condi ción humana lo llevaron a tener presente
esa imagen de injusticia a través de su campaña.

Cruzado el río Paraná y en Campichuelo, Belgrano
ganó su única batalla. A partir de ahí, su paso por territo-
rio paraguayo fue difícil y doloroso. Pudo acercarse hasta
Asunción, a un lugar que gracias a él lleva el nombre de
Cerro Porteño. Desde allí, volvió con las tropas maltrechas
atravesando los mayores obstáculos. Es así como acampó




























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junto al río Tacuarí, en inmediaciones de la actual localidad
de Carmen del Paraná, en donde trató con los dos jefes
del ejército paraguayo, Cabaña y Gamarra. El primero de
ellos era gran terrateniente/dueño de importantes campos
y propiedades, quien se había hecho prácticamente cargo
del ejército que venció a Belgrano.

Allí fue la última batalla conocida como la de Tacuarí,
con la capitulación de Belgrano. En ese lugar, entabló amis-
tad con los jefes paraguayos con más poder. Esto le permitió
volver con la gente y las tropas que quedaban en Candela-
ria y sus alrededores. Cabe destacar que durante el tiempo
que debió quedarse en su sede de campaña en Paraguay, sin
haberse olvidado del abandono e inmensa tristeza de los
naturales, redactó el conocido Reglamento Provisorio para
la Administración de las Provincias de Misiones, que se dió
a conocer el 30 de diciembre de 1810. Fue el primer antece-
dente constitucional, que asignó derechos sobre la libertad,
la propiedad, la seguridad, la educación, la salud inherente
a los nativos de nuestra tierra, reconocidos y ampliados de-
finitivamente en la Asamblea del año XIII.

Lo que estableció ese año para los 30 pueblos de
las Misiones, los liberó de la opresión sometida al régimen
colonialista de los españoles, siendo la base para el inicio
de toda una campaña de apoyo a la lucha por la posesión
de estas tierras, librada por los naturales en defensa de
la heredad y determinación firme de sus reivindicaciones
como seres iguales a los demás. El documento otorgó al
aborigen derechos que nunca tuvieron durante la domina-
ción hispánica: la libertad, asistencia al desvalido, promo-
ción de la educación popular, castigo a la deshonestidad,
la inmoralidad y el vasallaje, normas para el comercio y la
agricultura, relación armónica basada en el respeto mutuo
y obediencia justa a las autoridades constitucionales.

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Fracasada la acción militar de Belgrano, el gobierno
paraguayo dispuso la ocupación de los pueblos ribereños
y aquí debemos ocuparnos de la actuación de un héroe
local, Andresito.






















































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Andresito en

Candelaria



Andrés Guacurarí o Guazurarí, originario de San Bor-
ja, nació un 30 de noviembre de 1778 según algunos auto-
res, otros dicen en 1783. Cariñosamente se lo conoce con el
apodo “Andresito”.
Su esposa se llamaba Melchora Caburú, quienes la
describen dicen que era modesta, afable y muy bonita. Sin
duda sufrió las largas ausencias de su esposo quien toda
su vida se dedicó a resguardar estas tierras y la de los gua-
raníes. No se sabe si tuvieron descendencia.
Desde muy joven estuvo cerca del entorno de José
Gervasio Artigas, patriota que luchó en contra de la domi-
nación española en estos lugares.

Andresito fue adoptado como hijo del caudillo
oriental, quien al instante de conocerlo observó su clara
inteligencia, condiciones humanas especiales y valentía,
para que más adelante pudiera ser un defensor de la re-
gión misionera. Este territorio era codiciado por sus recur-
sos naturales (yerba mate, maderas, campos de pastoreo) y
los guaraníes no sólo constituían la mano de obra para las
explotaciones, sino que también eran requeridos por los
ejércitos de la revolución y de la independencia. La fuerza
del Litoral Federalista de Artigas enfrentó al centralismo de
Buenos Aires y al Directorio.


Esta región amenazada por pretensiones paragua-
yas y portuguesas, constituyeron un espacio para que An-
dresito se desempeñara como defensor de la integridad de
este territorio y en especial Candelaria.

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Hagamos una breve reseña de quién fue Andresi-
to: sabía leer y escribir, era músico. Podemos citar algu-
nas de sus expresiones que reflejan su pensamiento y
personalidad “Jamás seré desconfiado de mis hermanos
aunque hayan hecho rejunta de gente porque me pare-
ce que las armas se obtienen no para los propios sino
para los enemigos” ; “Me quitaran la vida por justiciero
y perseguidor de la inequidad, pero no por traicionero”;
“En ningún tiempo mejor que ahora debemos todos los
hijos de la patria hacer mayor esfuerzo en obsequio de
nuestro país y si así no lo verificamos se perderá todo
lo trabajado”.

Testimonio de que tenía habilidad para la música
fueron los pedidos que permanentemente le hacía a su
padre adoptivo solicitando instrumentos musicales. José
Artigas le escribía a Andresito: “No eche usted en olvido
los músicos que le tengo pedidos, ellos tendrán que venir
con sus instrumentos. Así podremos celebrar los triunfos
de la patria”. También le mencionaba en la Proclama a
las tropas misioneras, el 23 de septiebre de 1815: “Vuestro
entusiasmo por la libertad de nuestro patrio suelo se ha
hecho glorioso en el 1er encuentro. El 12 del corriente os
cubriréis de gloria...Hoy felizmente el cuidado de vuestros
pueblos está fiado a vosotros mismos. Estáis con las ar-
mas en las manos para sostener vuestros derechos, y os
haréis dignos de la memoria de vuestros hijos si llenáis
este deber…”. El 22 de noviembre del mismo año, escribió:
“Celebro usted haya recibido cuanto le llevó la carretilla,
también el sable y la bandera, y cuando ella sea enarbo-
lada que sea para no bajarla con deshonra de los orienta-
les. Viva la patria y mueran los tiranos”.






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El nombramiento de Andrés Guacurarí y Artigas
como comandante general de Misiones no estuvo limi-
tado únicamente a los diez pueblos de los departamen-
tos de Yapeyú y Concepción, sino también los de Can-
delaria que hasta ese momento estuvieron sujetos a las
autoridades de Buenos Aires.

A fines de mayo de 1815, el comandante de las
Misiones Orientales, en poder de los portugueses des-
de 1801, informó tal circunstancia a sus superiores, ofi-
ciando que Andresito había sido enviado como Teniente
Gobernador de los territorios y pueblos guaraníes entre
Uruguay y Paraná. La orden enviada por el protector de
los pueblos libres al comandante guaraní el 16 de julio,
decía: “Apure usted al Paraguay para que deje libre al
pueblo de Candelaria y ellos repasan el Paraná que es
la línea de su demarcación”, esta no era una situación
motivada por un rompimiento con esa provincia, sino
que se apoyaba en una realidad geopolítica heredada
del tratado del 12 de octubre de 1811.

La mala experiencia desde el punto de vista militar de
la expedición de Belgrano hacía que Candelaria en todo su
departamento estuviese en la mira de posibles conquistas.

En septiembre de 1812, Manuel de Sarratea realizó
un informe reservado a Buenos Aires aludiendo a la pre-
cariedad de la misma en cuanto a la legitimidad de seguir
perteneciendo a estos territorios. De alguna manera, Pa-
raguay la consideraba como su pertenencia. Entonces, en
1813, el gobierno porteño envió a Asunción la llamada Mi-
sión Herrera, que no fue presentada con instrucciones de
reclamar enérgicamente la restitución. Artigas sin lugar
a dudas tenía conocimiento de los derechos misioneros.



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Recuperación de Candelaria

No podemos olvidar que desde la expulsión de los
Jesuitas, los territorios abandonados quedaron expuestos
a los ataques y ambiciones de pueblos vecinos, privando
a los incansables fundadores de vivir libremente. Frente
a esta situación la acción de Andresito tuvo dos objetivos
bien definidos:

a) La lucha contra las fuerzas extranjeras
que invadieran la franja misionera.
b) La defensa de los principios federalis-
tas sustentados por Artigas.
Sus campañas fueron cuatro en total, a saber:


Primera: Campaña del Río Paraná contra la invasión
paraguaya en 1815.

Segunda: Campaña del Río Uruguay contra la inva-
sión Luso Brasileña en 1816.

Tercera: Campaña de Corrientes en defensa del fe-
deralismo entre 1818 y 1819.

Cuarta: Segunda Campaña del Uruguay contra la in-
vasión Luso Brasileña.
Antes de intentar narrar lo que fue el Combate
de Candelaria, debemos mencionar lo que se llamó La
Campaña del Río Paraná y contar la actuación del doctor
José Gaspar Rodríguez de Francia, quien fue un extraño
dictador del Paraguay. Él mismo se definía como “yo, el
dictador”. Rodríguez de Francia dispuso la ocupación de
los pueblos misioneros de la Banda Oriental del Paraná.



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Queremos hacer una breve descripción de la perso-
nalidad del “Dictador”. Sin dudas tenía firme decisión de
anexar Candelaria a sus conquistas. Rodríguez de Francia
fue un extraño y oscuro personaje reconocido y temido
tanto por sus compatriotas como extranjeros. Siempre soli-
tario, vestido de negro, la leyenda dice que usaba una capa

realizada con piel de murciélagos. Le apodaban el “Caraí
Guazú”, que significa entre los suyos hombre temido, hom-
bre grande y respetado. No se le conocía familia pero sí sus
actos de vivencia casi siempre violentos. De todos modos,
Andresito controló las ambiciones del “Dictador”.

En agosto de 1815, pasó a Misiones una columna de
tres armas al mando del capitán Francisco Antonio Gonzá-
lez que se apoderó violentamente de los pueblos de Can-
delaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio y Corpus.

Debemos recordar que Candelaria fue la capital de la
provincia Jesuítica de Misiones, y luego de la Hispánica. En
el año 1815, se la designó residencia del Teniente Goberna-
dor de Corrientes conforme al decreto del Primer Director
de Las Provincias Unidas del Río de la Plata, don Gervasio
Antonio Posadas, quien hizo desaparecer a la antigua y leal
Provincia de Misiones, creando la de Corrientes sobre la
base de la ciudad del mismo nombre y con la incorporación
íntegra del territorio.

Al enterarse Artigas de la invasión de los paragua-
yos, primero intentó solucionar el problema por las vías
pacíficas. En una carta del 31 de agosto de 1815 a su ahijado
Andresito mencionó: “Los paraguayos si quieren vivir tran-
quilos con nosotros, deben repasar el Paraná y ponerse en
la frontera de la república. Nadie ha reconocido como fron-
tera al pueblo de Candelaria y mucho menos desde que
los naturales buscan, desengañados nuestra protección.

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Candelaria, ayer, hoy y siempre...

Dígale escribiendo a González que nada tiene que hacer en
el pueblo de Candelaria y mucho menos de nuestro lado,
es el modo de conservar la armonía”.

Más adelante, agregó: “En caso contrario marche con
toda su gente hasta el punto de obligarlos que desamparen”.

Combate de Candelaria

Acatando las órdenes de su jefe, Andresito empren-
dió la marcha desde su campamento en la costa occiden-
tal del Río Uruguay, los primeros días de septiembre de
1815. Sus fuerzas se componían de 500 hombres de infan-
tería y caballería, llevaba como segundo al capellán de la
tropa, Fray José Acevedo, quien lo acompañó hasta el final
de su gesta. La vanguardia era comandada por el famoso
capitán español Manuel Miño, estaba compuesta por 250
hombres entre infantes y jinetes.

Desde San Carlos (actual provincia de Corrientes)
donde enfermó, Andresito intimó al jefe paraguayo que
se encontraba en Candelaria a que se retirara del lugar.
José Isasi, quien había reemplazado a González, dirigió a
una guarnición de 300 hombres con dos cañones y trató
de alargar las tratativas esperando el auxilio solicitado.
El jefe guaraní percibió la maniobra y ordenó la acción
que fue ejecutada por Miño y secundada por Fray José
quien vino con la mitad del ejército. El asalto tuvo lugar
el 16 de septiembre de 1815, fue duro, encarnizado y lar-
go porque los adversarios tenían abundante munición.
Terminó con la rendición incondicional de Isasi, quedan-
do en el poder de los vencedores los cañones, más de
100 fusiles y 200 lanzas.





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Cumpliendo con lo prometido, la vida de los paragua-
yos fue rigurosamente respetada. Bajo el mando directo de
Andresito, ya restablecido, los guaraníes, tras entablar com-
bates con las respectivas guarniciones paraguayas, retoma-
ron los pueblos de Santa Ana, Loreto y San Ignacio Miní.


Andresito, Gobernador



Estuvo al mando del gobierno
de Misiones con el cargo de Coman-
dante General de la provincia con sede
en Candelaria, donde permaneció has-
ta septiembre de 1816. Su gobierno fue
equitativo, correcto y sobre todo gene-
roso. Su larga y fructífera trayectoria
es difícil traducirla en pocas palabras
pero lo que sabemos es que siempre
fue un patriota defendiéndo lo justo,
se mantenía en contacto con Artigas
quien le pedía vigilar los pueblos con-
quistados, los ubicados sobre el río
Paraná y Candelaria. Podemos afirmar
que Andresito solucionó el problema
con Paraguay, cuya frontera quedó fija-
da provisionalmente. Sin embargo, una
y otra vez las tropas del dictador trata-
ron de eliminar la delimitación.

Sin duda, Andresito es el gran héroe de estos luga-
res, de raza guaraní, respetuoso de las formas y valiente
como ninguno, encarnó el sentimiento de su pueblo que,
cuando fue necesario, lo guió para comprometerlo en el
afianzamiento de los derechos.


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Candelaria, ayer, hoy y siempre...

Lamentablemente, su vida estuvo signada por gran-
des sufrimientos. Sus valientes hazañas sólo fueron reco-
nocidas en la posteridad.

Su vida sigue siendo una incógnita, en 1819 trató de
contactarse con su padre adoptivo, Artigas, pero chocó con
las poderosas fuerzas brasileñas en el Itacurubí.

En julio de 1819, en violento combate, debió retirarse
con la consigna de reunirse en otra banda del Río Uruguay,
no lo consiguió porque cuando se preparaba para cruzarlo,
en una jangada, fue tomado prisionero por una patrulla. Lo
llevaron a cárceles de Porto Alegre, de Río de Janeiro y a las
islas de las Cobras en medio del sufrimiento. Después del
3 de julio de 1821, desapareció de forma misteriosa y hasta
hoy no se encontraron sus restos.

Los investigadores aún no se han puesto de acuerdo
sobre el desenlace de éste. Hoy Misiones orgullosamente
pertenece a la Argentina, enclavada en el corazón de Amé-
rica, como un apéndice geopolítico entre países vecinos,
es por esto que debemos enfatizar las luchas emprendidas
por Andrés Guacurarí. Uno de los más claros hijos, fue pro-
tagonista para que esta provincia pertenezca a la patria.

El valiente guaraní cuya raza dio al litoral argentino
y en especial a Candelaria lo mejor de su espíritu, idioma,
música, plasticidad y heroísmo, merece el homenaje y or-
gullo de la Nación, eterno recuerdo y agradecimiento.

En honor a Andresito queremos transcribir algunas
de las hermosas estrofas escritas por el profesor Antonio
Hernán Rodríguez:






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Ay Andrés, compañero
Ay Andrés, decime si merecías
morirte entre barrotes

o látigos
o serpientes,
esclavo para siempre, Andrés

corazón deshabitado
cáscara sin sol.



No, Andrés, no merecías
cadenas ni traiciones

hermano fronterizo,
compaisano

del viento, del árbol, de la flor,
corazón ardiente en una mano
y tu amor enamorado en el aire

que crece
y se inflama
por los tuyos y en los tuyos,

por nosotros.


No, compañero

en el nombre de tantos
te recuerdo,

te rescato.

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Candelaria, ayer, hoy y siempre...

Andrés,
en el nombre de un pueblo
leal y castigado

te convoco a las lanzas
y a las crines para siempre,
al relincho y al grito te reclamo

a regresarte
te mando, compañero

que hay muchos injustos en tu suelo
y el protector te espera todavía.



Aquí y allá, hermano, te buscamos
el Río de los pájaros es

basalto interminable desde entonces,
murmullo ausente, agua irrepetida,
caudillo libre de estos pueblos

no podés morirte ahora, nuevamente
en esta hora.



A esta encendida tierra que es tu tierra
te demando compañero
a esta necesidad de tu grito

a esta fuerza que nos falta
a esta falta de todo

que nos sobra.


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Candelaria, a y er , ho y y siempr e...
Candelaria, ayer, hoy y siempre...

Andrés
raíz fuerte de la patria
de nuevo en esta hora

te esperamos.


Vamos a hacer esta tierra

pasito a paso
pero con tu voz y con tu aliento

con tu sed
de una patria nueva y verdadera
que tengan un sitio

en su mejor costado,
El sitio de sus hijos más queridos

y un sol de repuesto
para todos los que un día
se quedaron lejos.



No, no podés morirte ahora
nuevamente

en esta hora.














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Candelaria,topografia,
Candelaria,topografia,
leyendas y actualidades
leyendas y actualidades



Candelaria, su paisaje

En todos los tiempos de su existencia Jesuítica, de la
gesta de mayo, de la Refundación y aún hoy, presenta un
paisaje único.

El majestuoso río Paraná, al norte, ha sido el esce-
nario natural de importantes y variados acontecimientos
históricos pero su paisaje ha sido y es bellísimo.

La arboleda que aún hoy se conserva es autóctona,
lapachos, cañafístolas, cedros, pitanga, guabirá, ubajay, ce-
rella, loro blanco, cancharana, sarandí, helechos y sobre
los árboles se observan güembé y algunas especies de or-
quídeas (plantas epífitas), todo en un verde de distintos
tonos que contrasta con la tierra colorada. A partir de sep-
tiembre y a veces antes, florece el lapacho en rosa violáceo,
también amarillo y, a veces, blanco, esto visto desde las ba-
rrancas constituye un paisaje único con insolente belleza.




















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Hoy el antiguo puerto está solo y silencioso, el simbó-
lico Sarandí ha sido trasladado al centro de la ciudad, sacán-
dolo de la costa del río, su hábitat natural. Tampoco está la
obra de Gastaldo ni el edificio que pertenecía a la sede de la
1
Prefectura Naval Argentina. En ese mismo lugar, antes y ahora,
las claras aguas del río se convierten en balnearios a pesar de
la profundidad del cauce, los espacios para nado están deli-
mitados. El sol ardiente de Misiones y el calor de diciembre,
enero, febrero y marzo, hace que familias de la localidad y de
otros lugares acudan a disfrutar de la naturaleza.

Pese a todas las transformaciones la belleza del Pa-
raná permanece.

La sede nueva de la Prefectura Naval, con su fla-
mante edificio, está ubicada en lo que antaño se llamaba
La Corredera de Bordón. Sus alrededores conservan la na-
turaleza del lugar, sin embargo, se observan excavaciones
que se realizaron para determinar el proyecto de la repre-
sa de Corpus. Éste no se concretó porque la ciudadanía
misionera fue convocada a votar por su realización, sien-
do rechazada por amplia mayoría.

Camino al Puerto Viejo existió un arroyo llamado
Niño Perdido que desembocaba en el río Paraná. Sus aguas
actualmente son muy poco caudalosas y a veces se con-
vierten en un hoyo cubierto de vegetación. Antes, con las
crecientes del Paraná y en épocas de lluvia se desbordaba.
Su nombre proviene de un episodio o leyenda que se repi-
te, desde antaño se cuenta que un pequeño niño de entre
ocho y nueve años había salido con su caballo a realizar
las compras para su familia que vivía en las inmediaciones

1 Gastaldo, Arturo Luís, escultor misionero (1931-1995). Es autor del ba-
jorrelieve en homenaje al Gral. Belgrano en el sitio que cruzó el Paraná
para tomar la plaza realista de Campichuelo.

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del puerto. Al pretender cruzar el arroyo muy crecido, se
cree que la corriente los arrastró y nunca más aparecieron.
Sólo quedó como rastro una bolsa de lienzo con galletas
adentro.
En esa zona, se observan residencias veraniegas de
bella arquitectura, rodeadas de jardines, algunas con pi-
letas de natación, conservan la arboleda autóctona. Esas
familias habitan en ellas los fines de semana, feriados, los
meses de verano y se pueden ver sus botes y lanchas en
busca del esparcimiento que les brinda el entorno.

El arroyo Garupá, que envuelve casi en su totalidad
al municipio de este a sur, es donde se ubicó antes el bal-
neario local. Antes de erigirse la represa de Yacyretá, exis-
tió un viejo puente de madera por el que se trasladaban a
lugares cercanos, entre ellos a la localidad de Profundidad.

Las aguas eran muy limpias y estaban pobladas
de peces: bogas, doradillos, sábalos, mojarras. Estas
especies están prácticamente desaparecidas. En la ac-
tualidad el balneario ya no se puede disfrutar pero en
ambas márgenes se encuentra el monte bajo y árboles
de gran tamaño.

El paisaje que circunda las ruinas jesuíticas es dife-
rente: las mismas están dentro del predio que pertenece al
Servicio Penitenciario Federal.

Muchos de los terrenos próximos, en su mayoría,
están desocupados. Allí vemos al ya mencionado monte
con pocos árboles de altura considerable y algunas ca-
sas hechas con piedras de las ruinas jesuíticas que aún
se conservan.




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En las proximidades al predio de una de las entradas
al Servicio Penitenciario Federal hay edificaciones añosas
que pertenecen a familias antiguas y conocidas: los Lagier,
Lombardini, Báez. Algunos de sus descendientes todavía
residen en ellas.

También se construyeron viviendas en los llamados
barrios, en las proximidades de las ruinas sobre el camino
al cementerio y en el Barrio Anselmo. Todo esto ha modifi-
cado el aspecto geográfico y sociocultural de la localidad.
En los barrios viven familias de distintos lugares de Misio-
nes y del país. La clásica tonada regional de pronto desa-
parece y se escuchan el yeísmo porteño o la pronunciación
de otras provincias argentinas.

El centro hasta hace muy poco tiempo conservaba
edificios muy antiguos, por ejemplo, frente a la plaza exis-
tía una vieja vivienda en la que, afirmaban antiguos pobla-
dores, habitó Santiago de Liniers : tenía base de ladrillos
2
asentados en barro y mucha madera en puertas ventanas,
rejas, tablones y el cielorraso. Más tarde, se convirtió en
una galería comercial pero el señor Guido Lagier rescató
una de las rejas de madera originales.

En la misma zona, se encontraba una casa en la que
funcionaba La escuela de Tarelli, contaba con este nombre
en honor a su director Carlos Tarelli.







2 Santiago de Liniers (1753-1810) noble y militar de origen francés, sirvió
a la Corona española. Derrotó a los ingleses en las dos invasiones de
Buenos Aires. Se desempeñó provisoriamente como Gobernador de las
Misiones Guaraníes. Fue virrey del Río de la Plata, fusilado en 1810 por
apoyar a los realistas.

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Además, allí se ubica una vivienda que perteneció a
Basilio De Simón, quien fuera vocal de obras públicas del
primer consejo municipal de la Refundación. Esta se con-
serva intacta y pasó a manos de uno de sus nietos, Julio De
Simón, actualmente reside en Oberá.

También existe el local donde funcionó la escuela
Numero 8 (Ex Nacional) y, en un terreno donde en principio
vivió Basilio De Simón, está hoy transformado el local que
fuera donado por don Basilio para el funcionamiento de
las primeras aulas de la escuela Número 8.










































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La Costanera

Una agradable sorpresa de la actualidad es la cos-
tanera de Candelaria. La represa de Yacyretá transformó el
Paraná casi en un espejo de agua. A la vera del mismo una
acera de cemento invita a las caminatas. Un parque infan-
til constituye la alegría de los niños y los mayores pueden
contemplar sentados la calma del paisaje y soñar...

Hay que reconocer que la planta urbana tiene la
ventaja de estar enclavada en una pequeña colina con sua-
ve declive al río Paraná a 24 kilómetros de Posadas y a 18
kilómetros por vía fluvial. Candelaria se está volviendo lu-
gar de recreo y hasta de residencia de los habitantes de la
capital provincial.




































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Miscelánea
Desde la costanera se realizan diversos campeona-
tos: de natación y de remo hasta la ciudad de Posadas. Es-
tas circunstancias atraen a público de la localidad y a fami-
liares que acompañan a los deportistas. El acontecimiento
es una verdadera fiesta que convoca a casi toda la ciudad,
es seguido por la prensa televisiva y gráfica que después se
refiere a la fiesta y a los ganadores de esa justa.


Simplemente Lara


Lara es una joven con
Síndrome de Down que hace
honor a su nombre: famosa. Se
desenvuelve bien en cualquier
desafío, es cuidadora del ho-
gar y de los lares. Su epíteto,
remadora Hassan alude a su
prestigiosa ascendencia. Gen-
te de río, pescadores, remeros,
constructores de canoas.
Lara no sólo compite
con su kayak sino que ade-
más es incansable, solidaria y
servicial con todos los partici-
pantes y, pese a todo, clasifica
en buenas posiciones en los
desafíos. Mujer de temple de
acero y modelo de conducta.
Como muy bien dicen es una
remadora de la vida.




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Casas con historia

Visitamos al Sr. Guido Lagier en su domicilio particular,
3
generosamente nos abrió las puertas de una antigua casa ale-
daña a la suya llena de testimonios históricos de la época de la
Refundación. La familia Lagier conservó su estructura edilicia y
lo constituyente a su interior, incluyendo el mobiliario.

Intentaremos describirla: paredes de barro con revo-
ques bien conservados, techos de chapa de cinc -nos aclaró
Guido- que en los primeros tiempos de su construcción eran
de paja. Inicialmente, el formato de la casa era en forma de
“H” y los espacios se comunicaban desde los pasillos a las
distintas habitaciones. Los tirantes del techo son de tacuara
Alto Paraná, muy fuertes, de estructura cilíndrica y de co-
lor amarillento. El piso del interior está cubierto de antiguas
baldosas de color rojizo. Consta de 5 amplias habitaciones
además del baño y de una enorme cocina.

Dentro de la casa existen muebles de época intac-
tos, de belleza excepcional, como la cabecera de las ca-
mas de dos plazas y media talladas y lustradas a mano.
Hay espejos de cuerpo entero con marcos originales. Si-
llas y sillones, cuadros y libros escritos en francés en una
muy amplia biblioteca. Un enorme reloj con base propio
del siglo XIX y una araña colgante en la sala principal.
En la vivienda habitó Carlos Bosetti quien, recorde-
4
mos, recibió semillas de eucaliptus y paraísos del entonces
presidente Domingo Faustino Sarmiento. En el predio toda-
vía se observan añosos árboles provenientes de éstas.
3 La familia Lagier de origen suizo arribó a estas tierras para fundar
colonias.
4 Viajero y explorador lombardo que anduvo por estos pagos hacia 1860.
Fue ilustre ciudadano de Candelaria. Un salto de las Cataratas lleva su
nombre.

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Don Basilio De Simón, integrante del primer consejo
municipal de Candelaria, también vivió en esta casa, lugar
en el que nacieron sus hijos. Más adelante, el terreno fue
comprado por el ingeniero agrónomo Eugenio Lagier, padre
de Guido: la familia se ocupó de resguardar estas importan-
tes huellas de la historia de la Refundación de Candelaria.



















































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La refundacion:
La refundacion:
origen de la actual Candelaria
origen de la actual Candelaria
De aquella primera fundación jesuítica sólo quedan
las ruinas, remontémonos a la fecha en la que aparecen los
documentos. Con el surgimiento de las primeras institucio-
nes vamos a reconstruir el pasado de la población que se
formó a través de una colonia agrícola.

Durante la presidencia de Julio Argentino Roca, pri-
mer gobierno, se declaró a Misiones Territorio Nacional
en el año 1881. Al año siguiente, el 1 de enero, su herma-
no, el coronel Rudecindo Roca, fue designado goberna-
dor. A mediados de 1882, fundó el ingenio azucarero San
Juan, dándole gran impulso económico al departamento.
La planta contó con construcciones adecuadas, ferroca-
rril Decauville y 300 hectáreas cultivadas de caña de azú-
car que llevaron a la producción de enormes cantidades
de azúcar y miles de litros de alcohol. El paraje donde se
asentaba se llamaba Las Minas, el nombre hacía referen-
cia a las explotaciones de metales que se realizaban en
la época jesuítica tales como el cobre, además, se creía
que de allí se podía extraer oro.

El ingenio azucarero significó mano de obra para
muchos pobladores de la colonia, sin embargo, su con-
tinuidad se interrumpió por la competencia con Tucu-
mán. Se cuenta que los dueños de los ingenios tucu-
manos lo compraron para después dejarlo abandonado.
Sin duda, estos hechos perjudicaron el surgimiento de
la economía candelariense.






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Comenzado el siglo XX, hacia el año 1900, Cande-
laria fue visitada por Juan Bautista Ambrossetti, uno de
los primeros en recorrer la región y dejar testimonio de
lo que vió, escuchó y experimentó. Fue un gran investiga-
dor, folklorológo e historiador, dedicado a la arqueología
y antropología del Alto Paraná.

Antes de su recorrido por esta zona, Ambrossetti vi-
sitó en Candelaria a su amigo Carlos Bossetti, ubicado en
una casa aún existente, pertenencia de la familia Lagier.
Hablaron de lo que más les interesaba: cómo trasplantar
la yerba mate. El cultivo y la elaboración de la misma sería
uno de los productos básicos de la economía misionera.
Conversaron de Amadeo Bonpland y de su inmenso aco-
5
pio de datos acerca de los medios agrícola-industriales
de los que se valieron los jesuitas para sostener y hacer
progresar las reducciones. La plantación de la yerba mate
y su reproducción era una gran preocupación porque vis-
lumbraba riqueza para el presente y el futuro pero, por
diversos motivos, los yerbales naturales habían sido des-
truidos y era necesaria su sustitución.

Figura clave en la plantación de la hoja verde fue
el coronel Telémaco Morosini Borba , oriundo de una pro-
6
vincia cercana al Paraná en la que ya existía experiencia
respecto a esta tarea. En esa ocasión, Borba explicó el
procedimiento que empleaba, después lo publicó para
que fuera ensayado por los habitantes de Misiones espe-
rando buenos resultados: “Se coloca en un recipiente un


5 Celebre médico, naturalista y botánico francés (1773-1858). Viajó en su
juventud por medio mundo con el famoso naturalista alemán Von Hum-
boldt. Su obra enriqueció la botánica. Gran científico premiado en Eu-
ropa en numerosas ocaciones, que prefirió quedarse en el Alto Paraná.
Falleció en Santa Ana.
6 Militar, escritor, político, antropólogo y productor brasileño (1840-1918).

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poco de tierra, luego se echa agua a la que se le va agre-
gando potasa hasta que tome la densidad de hacer boyar
un huevo de gallina; se echa dentro de este las semillas
de yerba dejándolas en ese baño 24 horas, pasadas las
cuales se procede a plantarlas en líneas a 3 metros de
distancia en todo sentido”.

Revelado el secreto de la germinación y trasplante
de la yerba indicaba cómo continuar para lograr buenos
resultados y decía “que el agricultor que cultive mil plantas
tendría después de 4 o 5 años lo que hoy sería 20 o 30 kilo-
gramos”, y agregaba “como la yerba tiene buen precio y se-
guramente lo tendrá siempre, ya que se trata de un artículo
de primera necesidad, casi puede contarse con seguridad
con dos pesos de ganancia por cada 10 kg, de modo que
de las mil plantas, en una zafra producirán de 4 a 6 mil pe-
sos”. En su reflexión afirmó: “con un yerbal de mil plantas
anuales, en pocos años tendrá una renta que muy pocos
productos pueden igualar”.

En 1900, habían en Candelaria importantes planta-
ciones de yerba cubiertas de espeso bosque, Bossetti, con
la ayuda de un machete, abrió camino para mostrar la cer-
canía a los restos de las Misiones Jesuíticas. Estas plantas
se convirtieron en un producto fundamental para los lo-
cales y los cuidados se hicieron de acuerdo a lo descripto.

De todos modos, eran muchas las familias de agri-
cultores que también se dedicaron a la horticultura, citri-
cultura y, en especial, a la plantación de tomates. Cultiva-
ban mandioca y fabricaban almidón y farinha, lo que no se
podía vender era consumido por las familias diariamente.







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Las primeras
instituciones de la
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colonia agricola

El 27 de septiembre de 1877, durante la presidencia
de Avellaneda, se promulgó la Ley de Fundación de pue-
blos Agrícolas y, de acuerdo a ella, Candelaria fue declara-
da Colonia Nacional en el año 1882.

Rafael Hernández realizó la mensura delimitándola
de la siguiente manera: al norte el Río Paraná y el arroyo
Anselmo, al sur y al oeste el arroyo Garupá, al este el arroyo
San Juan. Según la agrimensura, el pueblo de aquel entonces
contaba con 480 hectáreas y la colonia con 3450 hectáreas.

Con estos datos pasamos a tratar el origen de las pri-
meras instituciones iniciando con la comisaría. Fue creada
por el decreto del 20 de febrero de 1883 y sus funciones
empezaron inmediatamente. El 1 de junio de 1884, se reu-
nieron pobladores y vecinos de la colonia, previa citación
del primer comisario don Gregorio Horne.

Este manifestó por decreto del 12 de marzo que estaría
a cargo de la parte administrativa, militar y política del centro
agrícola. Declaró, en esa oportunidad, que la institución es-
taría dedicada a cumplir la difícil misión de propender al
engrandecimiento y adelanto de la colonia, garantizando los
intereses de todos los pobladores sin más régimen que la
equidad y la norma de la ley y la justicia. Además, dijo: “…la
nueva condición en que van a encontrarse, no significa otra
cosa que la afirmación de la libertad individual y de los de-
rechos de la Ley Nacional de Colonización la que sólo exige
a las poblaciones de todas las colonias la subordinación a la
honradez y laboriosidad constante”.

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Se vislumbró en este funcionario el espíritu honesto
y solidario para bien de la comunidad.

En esta primera reunión, concurrieron numerosos
vecinos a quienes se les explicó, en forma exhaustiva, los
diversos privilegios y derechos que la ley de colonización
brindaba.


En el acta se registraron más de 150 firmas: hacemos
notar que en aquel entonces la población no era nume-
rosa, no más de 300 habitantes que se hallaban cerca del
puerto en las inmediaciones de las ruinas.









































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Nombre de la colonia

En una de las primeras reuniones realizadas por los
vecinos, propusieron hacer llegar al superior gobierno de
Buenos Aires una moción para matener el nombre de la
localidad: hubo acuerdo total. También se solicitó el padri-
nazgo del ministro del Interior, don Bernardo de Irigoyen.
Las autoridades accedieron a lo solicitado y este envió un
telegrama firmado cuyo texto decía: “… comunico a los ve-
cinos de ese punto que he recibido la nota del 8 de junio,
en el que se me designa para padrino en el bautismo de
la colonia, consignando su antiguo nombre de Candelaria,
cuyo nombramiento acepto agradeciendo la deferencia de
la que soy objeto y que para ser representado en sociedad
nombro al señor gobernador del territorio al Coronel don
Rudecindo Roca. Comunico igualmente a los firmantes de
la nota que ha sido aceptada la indicación de mantener ese
nombre histórico a ese punto por ser de prosperidad. Hago
votos, saludo a usted atentamente”.

El telegrama fue dado a conocer públicamente el 8
de junio de 1884 y, a partir de ese día, se conservó el nom-
bre histórico.

Para el digno acontecimiento, al que se llamó Bau-
tismo de la Refundación de la Colonia, se celebró una gran
fiesta el 3 de agosto del mismo año aunque fue postergada
en varias oportunidades. Se comunicó a todos los presen-
tes que sería realizada más adelante porque la creación de
una escuela, totalmente costeada por el superior gobierno,
era una necesidad.





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Este tema fue motivo de atención de los pobladores
que estaban en distintos espacios y se agruparan paulati-
namente en los lotes urbanos. En esa época, las zonas más
habitadas eran: inmediaciones de las ruinas, el puerto y el
ingenio azucarero de San Juan.

Los primeros colonos y vecinos de la colonia

Pedro Faccioli, Walter Roux, Leandro Llamas, Basilio
De Simón, Martiniano Méndez, José Lobos, Honorio Dave-
rede, Carlos Bosetti, Pedro Miño, Serapio Ruiz Díaz, Lino
Carbonell. Los tres últimos fueron los primeros pobladores
del campo perteneciente a Cataldo o Catalino Biondi. Hoy
es propiedad del Establecimiento Santa Cecilia y parte del
predio está ocupado por el cementerio local.

Existen narraciones de antiguos vecinos contando que
Carbonell pertenecía al ejército de la Triple Alianza, por esto
tenía en el cuerpo numerosas cicatrices y recibía una pensión
de $20 mensuales. Además, decían que guardó durante toda
su vida un traje de soldado que lucía con orgullo en las fiestas
patrias del 25 de mayo y del 9 de julio en las que encabezaba
los desfiles portando estandartes y lanzas de soldado.

También, fue notable el trabajo del español don Ho-
norio Daverede, de profesión médico. Fue el primero de la
naciente colonia agrícola y consta en las actas de la refun-
dación que ejerció con enorme dedicación y esfuerzo y, que
la mayoría de las veces, no eran pagados sus honorarios.

La peste de la fiebre amarilla

La peste de la fiebre amarilla azotó a otros lugares
del mundo, llegó a la Argentina y Candelaria no fue la ex-
cepción. En 1886 y los siguientes años, una gran cantidad
de personas murieron sin tener ninguna posibilidad de

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salvación. Los cuerpos fueron cargados en carros o ca-
rretas y llevados a las afueras de la localidad a grandes
zanjones utilizados como fosas comunes. Una vez en ellas
se descargaban damajuanas de caña, alcanfor y pólvora.

Los que realizaban este trabajo estaban alcoholiza-
dos la mayor parte del día y trabajaron hasta que terminó
la epidemia, recrudecida en 1891. Esta situación maltrató
la salud de todos, significando para Candelaria un enorme
atraso socio-económico. Cuando la salud se resquebraja,
en ningún lugar ni época, puede haber progreso.

Ambrossetti citó que Candelaria fue azotada por di-
versas pestes, estas se hacían notar por la fiebre, se vincu-
laban con la picadura de mosquitos o con la gravedad de
la fiebre amarilla. Sin embargo, casi todos los pobladores
se referían a las enfermedades diciendo “está con chucho”,
lo que les brindaba certeza y seguridad. Más de una vez, el
llamado chucho provocó la muerte.

No se debía perder de vista que el clima húmedo
de Misiones propicia la existencia de mosquitos e insectos
transmisores de numerosas y, a veces, mortales enferme-
dades. En los inicios de Candelaria de la Refundación, los
pocos médicos o boticarios no lograban que sus diagnós-
ticos y tratamientos tuvieran un feliz término como sucede
actualmente con prevenciones acertadas.















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