PREHISTORIA
DE CALAMA
OSVALDO ROJAS MONDACA
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PREHISTORIA
DE CALAMA
Autor Osvaldo Rojas Mondaca
Dibujo Jannice Rojas Vásquez
Diagramación Eduardo Aballay Yañez
Ediciones Museo de Historia Natural y Cultural del desierto de
Atacama
Calama – Región de Antofagasta
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Dedicado a mi Padre
Osvaldo Rojas Ortiz
Quien llegó en tren siendo niño,
a esta tierra generosa.
Sentado en una maleta llena de
esperanzas, tratando de descubrir
que había detrás del próximo cerro.
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UMBRAL
Calama, en la inmensidad de los andes, acompañada
por el viento y el silencio del vasto desierto de Atacama
coronado con su red de volcanes, vestigios de fuerzas
pretéritas que modelaron con sus manos de tiempo, el gran
escenario del hombre.
Los caminos, que surcan las arenas que llevan al oasis
al viajero alucinado, el guanaco que paciente renueva en el Loa
sus fuerzas para lanzarse nuevamente a la conquista del
desierto, el cántaro roto que dejaste a la vera del camino, la
pintura que tus manos grabaron en un lugar oculto de Calama,
esperan al viajero que vuelva, más, el Atacama de ayer retorna
cada año en el brote del maíz, a regocijar su sed en las
cristalinas aguas del Loa.
La tierra y el hombre, conjunción eterna que eleva el
alma y desde las alturas de “Topáter”, visualizamos los
senderos de “Chunchuri”, la senda del “Ojo de la tierra”, (Ojo
de Opache), la densa Vega de Calama, con sus “Juncales”
cortados por el paso de la llama, y la columna de humo lejana
que indica la presencia del hombre en “Yalquincha”.
Calama en su génesis, en el inicio del tiempo del
hombre, es el viaje que iniciamos en este libro a descubrir el
origen, a interpretar una herencia ancestral, para encontrarnos
con los hombres del ayer para que nos cuenten nuestra propia
historia.
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INTRODUCCIÓN
En el horizonte de los primeros hombres en la región,
nuestros antepasados exploraban la actual cordillera de los
Andes y se dedicaron a recorrer las quebradas, bofedales, e
inmensas lagunas producidas por los deshielos de las últimas
glaciaciones, estos, tras la recolección y la caza, sistema de
vida de remotos tiempos.
Hace muy pocos años se ha comenzado a conocer el
hombre Andino de estas etapas y a reconstruir por medio de la
ciencia la forma de vida de nuestros ancestros, tales
conocimientos han contribuido a conocer el hombre antiguo en
nuestra zona, con sus especiales formas de adaptación a un
medio cambiante que comienza a fines del plehistoceno.
La región de Calama no estuvo ausente en estos
escenarios. En las lomas de “Topáter” encontramos sus toscas
piedras labradas, evidencias del comienzo de los tiempos del
hombre en Calama, nos entrega una evolución cultural
ininterrumpida que nos presenta el inicio de la agricultura, la
cerámica, complejas textilerías, elaborados elementos
metalúrgicos, la utilización con técnica, racionalidad y ciencia
del agua, frente al avance arrollador del desierto, sistemas de
vida que se mantienen en las ultimas comunidades de
raigambre andina que existen en la cuenca del actual Calama.
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“KHURI-ARA” (CALAMA)
Donde vive el viento.
Sus ojos fueron los primeros en descubrir la gran
laguna, escudriñaron la gran masa azul hasta perderla
entremezclada con la vegetación en el horizonte, se encontraba
en lo alto de la gran cuenca, en donde con el brazo en alto
alcanzaría el sol.
Un lagarto se ocultó bajo la roca y observó sus pies
envueltos en pieles que se sujetaban con tiras de cuero
semihundidos en las costras, estaba sorprendido ante su gran
descubrimiento, soñaba y observaba todo con aquellos ojos
semihundidos en sus prominentes órbitas, bajo unas cejas
salientes y espesas para protegerlo del implacable resplandor
del sol y de los densos salares y arenas de los Andes.
Exploraba su nueva tierra, tierra que se encontraba muy
lejos de sus selvas ancestrales, las cuáles lo habían hecho de
rasgos duros, con gruesos músculos y manos peludas y fuertes
para empuñar sus armas, gruesos dientes desgastados por su
uso como herramienta, y su frente oscura formaba un cerrado
Angulo con su chato cráneo.
Era el horizonte de nuestros primeros hombres, con sus
movimientos repentinos, ágil a veces, debilitado en su aspecto
producto del largo viaje y el hambre pasado, así guiaba a su
pequeño grupo familiar cuenca abajo, siguiendo el curso de las
aguas, la denominaba “Lai” (Loa), estas corrientes liquidas, las
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cuáles como la sangre trasladaban la vida y le habían permitido
sus amplios desplazamientos, con su vista entumecida por el
viento helado y alertando el oído al peligro, observaba a su
familia seguirlo, buscando el fruto del Chañar, Maíz salvaje o
deteniéndose para cavar la tierra en busca de tubérculos.
La gran laguna cristalina, parecía esperar a aquel
hombre, rodeada de cerros y horizontes ocres silenciosos,
observaba las grandes manchas de parinas que marcaban
las aguas, e innumerables patos que en formación rasgaban el
aire a los cuales niños y mujeres hurtaban los huevos de sus
nidos de juncos ocultos en la Ciénaga, en las llanuras los
cérvidos y guanacos huían con sus crías ante la extraña
presencia, eran las riquezas que le entregaba Madre tierra, el
silencio, el frió, el viento se presentaban ante un espectador
maravillado, el cuál indicaba a su grupo que se quedarían en
“Khuri-ara” (Calama) donde vive el viento, era la tierra que
muchas generaciones buscaron, y que hoy los recibía con una
sonrisa de cielo.
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“TOPATER” Y LA CONQUISTA DE LAS VEGAS DE
CALAMA
(Primeros Talleres Líticos)
El tiempo transcurre, cuál artífice que modela la vida y
acondiciona la presencia de sus hijos en una tierra
maravillosa, el hombre sin conocimientos del uso de la
cerámica, la agricultura y otros elementos culturales
avanzados, se desplazaba dentro de la cuenca de un área a otra
en busca de la caza y la recolección, obligado, por las
condiciones climáticas locales.
Sus primeros refugios y talleres para el trabajo de la
piedra se encuentran en el actual sector “Topáter” y “Lomas de
Montecristo” con muestras de desarrollo de antiguas
tecnologías en la fabricación de artefactos en piedra
elaborados por percusión, los cuáles ocuparon zonas
circundantes a la gran laguna Plehistocénica que ocupó la
actual cuenca Calama, ganaron las regiones altas con claros
fines defensivos y de observación para la caza, los grandes
bofedales productos de la acumulación del Loa, permitió el
desarrollo de una variada fauna, gran parte de la cual hoy está
extinta, pero que propició estas antiguas ocupaciones.
El viento era bajo, las gotas de lluvia herían su curtido
rostro, y la mirada turbia escudriñaba el horizonte, su circular
habitación cubierta de toscas y mal curtidas pieles parecían
sucumbir a un viento feroz, el fuego cuidado celosamente en
un rincón del refugio por su mujer era la llave que los
conduciría al futuro, las últimas tormentas de fines del
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pleistoceno se dejaban sentir en estas soledades andinas con
más fuerzas, las noches con su manto de hielo, cubría los
precarios toldos de esta pequeña horda que se asentaba en las
pequeñas quebradas ubicadas en las alturas de “Topáter”,
grande es su alegría cuando comienza a clarear anunciando un
amanecer por todos esperados, se atiza un gran fogón con
troncos y ramas de sus refugios para secar las pieles y los fríos
cuerpos, se preparan los grandes núcleos pétreos para obtener
los toscos pero funcionales artefactos con que apoyaran sus
faenas de caza, se atiesan las puntas de sus lanzas de madera al
fuego y se flotan sus collares de dientes de animales y huesos
sagrados, implorando la protección de sus Dioses los cuales los
guían y los protegen, en el horizonte, los grandes mastodontes,
deambulan despreocupadamente por las ciénagas del Loa, y
con seguridad lograran empantanar algún ejemplar
desprevenido, que les permitirá alimento a estos primeros
conquistadores en este rincón de los Andes.
10
17cm
7,9cm
Bifaz
Parte punteada sin retoque
Lomas de Topáter
Colección Museo de Historia Natural de Calama
11
19 cm
9,5 cm
Bifaz
Parte punteada sin retoque
Lomas de Topáter
Colección Museo de Historia Natural de Calama.
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LA DOMESTICACIÓN DE LA TIERRA,
LAS ALDEAS EN CALAMA.
Las condiciones climáticas se estabilizan, se propaga el
descubrimiento de la agricultura y se evidencian las primeras
aldeas en la zona de Calama.
A orillas del Loa, se ubican las primeras ocupaciones y
sectores como “Yalquincha”, “Topáter”, “Chunchuri”,
presentan el hábitat propicio para iniciar su sedentarismo,
trasformándose en pobladores que asimilan los conocimientos
de la agricultura y el manejo del ganado, los cuáles se sitúan
aproximadamente dos mil quinientos años atrás evidenciados
en los fechados radiocarbónicos obtenidos de los sitios
“Topáter” y vestigios materiales rescatados desde las aldeas de
“Yalquincha” y “Ojo de Opache”, lugares que igualmente
fueron utilizados como refugio por las caravanas que surcaban
el desierto, unían la costa con el altiplano y regiones
limítrofes, lo que sin duda permitió un desarrollo especial de
estas comunidades locales, destacan en esta característica los
cementerios de “Chunchuri” y “Topáter” los cuáles nos
muestran el grado de intercambio y asimilación que
alcanzaron estos grupos a través de las textilerías, uso de los
metales, técnicas agrícolas uso de los colores y vestigios de
animales de fauna Amazónica en los cuales destacan pieles de
Jaguar, Plumas de loros, maderas y otros.
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LOS HOMBRES DEL VALLE
DE “YALQUINCHA”
Ubicado al oriente de Calama siguiendo el curso del
Loa, aproximadamente a 12 km. del área urbana, sector del
Valle que encajona el Loa, y crea en sus riveras extensas
planicies propicias para ejercer la agricultura, en períodos
precolombinos, con seguridad estas condiciones fueron mas
benignas y permitieron el desarrollo de pequeños caseríos en
los períodos tardíos Atacameños ( 900 – 1400 dC.), según las
tipologías de las evidencias materiales de superficie de las
construcciones correspondientes a este período que se
encuentran en el área.
Sus construcciones presentan la típica técnica
del doble muro, de amplia aplicación el las estructuras
habitacionales del Loa medio, con techos de totora, brea, y
soportes de algarrobo o chañar, su característica principal lo
pequeño de sus recintos y su distribución sin patrones
definidos de calles o lugares de uso común, su economía se
sustenta en el maíz, y otros vegetales locales en menor escala,
como el algarrobo y el chañar, elementos que se encuentran en
gran cantidad en la superficie de estos sitios.
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LAS PINTURAS DE LOS DIOSES EN ”YALQUINCHA”
La comunicación por los portales pintados en la roca
con los Dioses, el tiempo los conserva, y especial atención,
amerita el “Alero Yalquincha”, panel que reúne un complejo
conjunto de expresiones del arte rupestre local, con las más
variadas escenas y motivos de compleja interpretación, éstas
pictografías (pinturas) fueron elaboradas con minerales de
color rojo y negro, igualmente se utilizó posiblemente sangre,
con fijadores de origen vegetal y animal, componentes
mezclados hasta formar pastas la cuál aplicada en las rocas se
fusionó a tal grado que su permanencia se mantiene por miles
de años.
Pretendiendo situarnos en los tiempos del hombre
de “Yalquincha” frente a este majestuoso panel, habrían
entrado en un inframundo; haber compartido con sus Dioses un
diálogo místico, a través de estas puertas de comunicación con
su mundo inmaterial, hoy esos espíritus se revelan en estas
pinturas que hieráticas nos quieren entregar los mensajes que
guardan, la sonrisa del sacerdote que radiado nos observa, los
guerreros en formación mantienen su espera, donde quiera
que se mire con atención, se descubren llamas, personajes,
figuras geométricas, no se repiten, cada una está pintada con
sus detalles, creo que los auquénidos no representan la
domesticación, si no, vínculos simbólicos entre hombres y
animales, nunca conoceremos sus ceremonias – pero nada es
evidente cuando se trata de seres humanos. ¿Quién pensaría al
observar una pintura de cristo en la cruz, torturado, flagelado?,
que su esencia es el amor.
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Nuestros antiguos pintores de valles y cerros de nuestro
desierto, con seguridad mantenían una comunicación profunda
con su entorno, con sus Dioses, el alero de “Yalquincha”,
mantiene en su planicie superior concentraciones de vegetales
que corresponden a antiguas fogatas, y restos de talleres de
fabricación de cuentas de collares en malaquita, lo que nos
indica que era necesario destacar el lugar, hacerlo visible, el
taller evidencia la larga permanencia de personas en este lugar
de observación, el sacerdote radiado que se conserva en la
pared inferior presenta una flecha en el centro de su tocado
cefálico, señal que indica alguna dirección, algún lugar y que
es similar a un petroglifo (tallado en la piedra) que se
encuentra en el Valle de Lasana.
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Alero de “Yalquincha” lugar ceremonial
Representación del sol deidad protectora
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Sacerdote
Figura Antropomorfa
Color Rojo
Yalquincha
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Guerrero?
Motivo Antropomorfo
Color Negro
Yalquincha
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Danzarín?
Motivo Antropomorfo
Color Rojo
Yalquincha.
20
Figura Antropomorfa
Cráneo deformado?
Color Rojo
Yalquincha.
21
Secuencia de Guerreros
Color Negro
Yalquincha.
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Secuencia de Guerreros y motivos geométricos
Color Negro
Yalquincha
23
Sacerdotes?
Figuras Antropomorfas
Color Negro
Yalquincha.
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“CHORRILLOS” Y LOS SACERDOTES,
DEL CIELO Y LA TIERRA
Aquí se refleja la profunda religión de los hijos de la
tierra, sus elementos alucinógenos y extraños cultos a la
muerte, nos hablan de hombres excepcionales, sitio
arqueológico descubierto por Don Ricardo E. Latcham, en el
año 1900 dentro de los recintos del entonces Regimiento
Andino de la ciudad de Calama, destacado en la rivera oriente
en las cercanías del Loa.
Este yacimiento se encontraba intacto y en el excavó 26
tumbas, denunciando un resultado muy pobre producto de la
destrucción de sus contenidos por la prolongada exposición al
agua producto de haber sido el área ocupada en tiempos
posteriores con fines agrícolas, se rescataron tabletas para
rape, tubos, cucharas y espátulas fabricadas en hueso, arcos
completos, flechas, cuentas de collar, abundantes elementos
para la textilería y varias piezas cerámicas del tipo utilitario,
destaca dentro de los contextos fragmentos textiles con dibujos
tiahuanaco. Antecedente importante de este sitio es la
presencia de cuerpos sin cabeza, estos eran a veces colocados
de espalda y a veces recostados, siempre con las piernas
recogidas, presentando la mayor parte de sus cráneos
deformados, a veces exagerada, se describe un cuerpo con la
cabeza cubierta por un turbante formado por hebras de gruesos
hilos de lana negra, tipo de atuendo que se repite mas tarde en
las excavaciones del cementerio Topáter.
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Actualmente este sitio fue levantado en su totalidad, producto
de los complejos inmobiliarios que se construyeron en la
ciudad, sus colecciones se encuentran en custodia en unidades
de la Municipalidad de Calama.
26
Textil
Motivo Geométrico
Colección Latcham
Museo Histórico nacional Santiago.
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“CHUNCHURI”, LOS HOMBRES DEL SENDERO
DE LOS ANDES AL MAR
“Chunchuri”, “Chunchor” conjunto humano de
compleja cosmovisión del mundo andino, su iconografía
dejada en sus calabazas, nos anuncian una elevada
espiritualidad en conjunción eterna entre el hombre y los
elementos, los primeros antecedentes que se tienen sobre este
yacimiento, se remontan al año 1912, producto de los trabajos
de excavación realizados por el Señor Max Uhle, por
disposición de nuestro Gobierno, cuyas colecciones se
conservan en el Museo Nacional de Historia natural de
Santiago, que están conformadas por elementos ricamente
pirografiados (calabazas), textilerías y cerámicas, éstas, con
patrones de fabricación propios los que se denominan más
tarde “Cerámica Tipo”.
El yacimiento que corresponde a cementerio, se ubica
al Sur Oeste de Calama, sector denominado “Chunchuri” (22°
28´Lat. S 68° 58´ Long W.), en tiempos recientes se le llama
“Dupont”, por la instalación de una planta de elaboración de
explosivos en sus cercanías, inclusive encontramos con esta
denominación su tipo cerámico. Esta región corresponde a los
sistemas ecológicos de los valles medios de la puna
Atacameña, sus fechados radiocarbónicos se aproximan a los
mil años de antigüedad, indicándonos una ocupación de
agricultores tardíos, con compleja iconografía en sus elementos
para insuflar rapé, evidenciando no estar ajeno a la
religiosidad de la cosmovisión andina, la cerámica como
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se indicara anteriormente, tiene rasgos propios, principalmente
los platos muestran un interior negro engobado y pulido, su
exterior generalmente de color café o negro alisado y sin pulir,
llama la atención la cantidad de cráneos deformados,
costumbre que indica una clara diferenciación social, dentro
de las mismas comunidades primitivas, no podemos dejar de
pensar en las antiguas leyendas de los habitantes andinos, que
indicaban que esta costumbre de deformar sus cráneos, era una
forma de imitar los cerros o volcanes, de donde según la
leyenda estos grupos humanos provenían, “de él salieron
todos ellos con sus armas, atuendos y tocados; y bajaron por
las faldas de los nevados y conquistaron la región”, un rasgo
que los caracterizaba era la singular forma aguzada, achatada,
o circular de sus cabezas, deformadas poco después de su
nacimiento para imitar la figura de los cerros y conos
volcánicos, al que consideraban “Apu”, deidad tutelar.
“Chunchuri”, sorprende por su diversidad, a la luz de
las evidencias, sin duda, una de las más importantes
ocupaciones precolombinas en Calama, deben haber estado
ubicadas en este sector con una prolongada ocupación, zona
donde faltan investigaciones sistemáticas y catastros
exhaustivos. A la llegada de la conquista hispana, este sector
concentraba la mayor población en Calama, y se instalaron a la
vera de sus rutas, que unían la costa y el altiplano con su
tráfico incesante de caravanas, según los primeros antecedentes
eclesiásticos de la conquista.
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“TOPATER”, LA COLONIA VENIDA
DESDE EL OTRO LADO DE LA MONTAÑA
La prehistoria del hombre se ha logrado reconstruir en
gran medida en base a los elementos culturales que ha dejado
en el desarrollo de su cultura en los diversas geografías que
habitó, zonas que mantenían las condiciones ecológicas
favorables para su desarrollo, dentro de la variedad de estos
“nichos” propicios, el área “Topáter” no estuvo ausente, y
aprovechando la extensión del valle, ocupó sus fértiles tierras
creando una cultura única, con rasgos propios que recién se
comienza a interpretar.
Topáter, se nos presenta como un grupo humano
precolombino con rasgos muy propios, lo que nos permite
distinguir una acentuada influencia Tiahuanaco asimilada con
elementos propios lo que se refleja en los ricos decorados, y
altas técnicas de elaboración que muestran los innumerables
vestigios conocidos de este yacimiento, ubicado a cuatro
kilómetros al Noroeste de Calama en las riberas del Loa.
Las diferencias con los sitios locales son variadas, y lo
que se presenta como mayor problemática, es la interrupción
del desarrollo de este grupo, no encontrándose su continuidad
en otros sectores del valle de Calama, lo más cercano se
encontraría en el área "Chunchuri", lo que nos presenta un
contexto cultural totalmente divergente, lo más relevante en
diferencias culturales se resume en lo siguiente:
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• Los cuerpos fueron enterrados en forma horizontal y
no vertical como las encontradas en la región
Atacameña.
• Los cuerpos fueron envueltos en cueros de vicuña,
guanaco y alpacas, las cabezas fueron cubiertas a modo
de turbante con hilos negros, y no se han presentado
cuerpos con túnicas o camisas como es genérico en la
zona.
• Los fechados logrados para estos contextos, se
remontan a los 800 a.c. y corresponden a restos
orgánicos asociados a fragmentos cerámicos, lo que nos
indica una muy antigua ocupación y utilización de la
cerámica en el área.
• Sin duda este sitio fue un gran centro de apoyo al
tráfico de caravanas que surcaban el desierto en esa
época, esto se comprueba con el gran número de
conchas marinas del litoral Pacífico, plumas de aves
exóticas de las regiones Amazónicas, y evidencias
cerámicas del Noroeste Argentino y región Lípez, estos
hallazgos confirman la teoría sobre la interacción que
existió entre las múltiples etnias en los Andes del Sur
meridional, con sus enclaves en territorios
circunstanciales que conformaron grupos que producto
de las gran cantidad de elementos aloctonos los
asimilan y adquieren una personalidad propia.
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Las tejedoras de “Topáter”
y sus senderos de tramas por el desierto
Las condiciones climáticas del área Topáter han sido
sumamente favorables para la conservación textil del
yacimiento,, estos elementos en su mayoría constituidos por
mantas ,bolsas, cordelería, y elementos de uso ritual los cuales
fueron ricamente decorados y por las condiciones de
conservación es posible analizar sus coloraciones en una forma
poco común para este tipo de elementos.
Las bolsas fueron utilizadas como receptáculos para
guardar principalmente, quínoa, maíz o harina de maíz,, la
decoración nos presenta listados de los más variados colores,
en múltiples casos mezclados con figuras geométricas e
incorporando representaciones antropomorfas, y zoomorfas.
El tejido por su complejidad, no puede ser el resultado
de la improvisación, y por lo mismo es hoy utilizado como un
elemento de interpretación cultural, de su análisis se puede
obtener conclusiones valederas acerca de la posición social de
quien los utilizó, de la personalidad de los tejedores, del
contacto con otras comunidades, de los conocimientos técnicos
y del medio ambiente en que tuvieron lugar.
El proceso seguido para la fabricación de estos tejidos
consistía primero en la elección de la materia textil a emplear,
teñido de las fibras cuando era necesario, y aplicación de un
mordiente para fijar el color obtenido generalmente del
extracto de vegetales,
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transformación de la hebra en un hilo continuo mediante el
hilado con uso y finalmente, la elaboración del tejido con
simples nudos o torcidos o en base al telar con el enlace
ordenado de uno o varios hilos, producto de esta habilidad e
ingenio son las múltiples piezas textiles que se han rescatados
de este sitio, testigos de una industria y un arte que fué común
en las cultura del área Andina meridional.
El barro que se hizo arte en “Topáter”
Este elemento se encuentra en forma escasa dentro de
los contextos, es un patrón de comportamiento en los grupos
dedicados a los grandes viajes, el cuál lo reemplazan con la
cestería, elemento mas liviano y de menor fragilidad, la
cerámica en su mayoría corresponde a elementos utilitarios
muy afín con la cerámica tipo "Dupont", representada en
tiestos de burda fabricación, existen en el yacimiento algunas
cerámicas aloctonas que son el producto del intercambio esta
se evidencia con algunas representaciones zoomorfas y
fragmentos de pipas de origen quebradeño Argentino.
Los cestos milenarios de “Topáter”
La cestería es uno de los elementos mas abundantes
dentro del contexto cultural, esta se presenta en forma de
canasto, y tiestos algunos de los cuales presentan una rica
decoración de elementos antropomorfos, zoomorfos y
geométricos, que presentan alguna similitud con expresiones
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rupestres de la región, lo cuál refuerza la teoría del fuerte
intercambio cultural a través de los viajeros que formaron este
grupo étnico con características tan propias.
Este elemento en su fabricación es universalmente
conocido, el sistema discoidal en el manejo de su trama, el
teñido con otros vegetales, y elementos minerales ha
permitido la creación de los más variados colores que con
especializados fijadores ha permitido a lo largo de cientos de
años mantener sus colores y diseños intactos .
Topáter, una de las colonias Atacameñas con rasgos
propios, su arqueología recién se esta conociendo y sin duda su
interpretación nos permitirá conocer antecedentes
sorprendentes y desconocidos del hombre precolombino en la
zona
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LOS HIJOS DEL OJO DE LA TIERRA
“OJO DE OPACHE”
Madre tierra acuna a sus hijos en los bofedales y valle
de Calama, las aguas del ojo de “Pacha”, fecunda la profunda
quebrada que nace al oriente del oasis y sigue la senda del sol
en su camino eterno que transitan sus aguas hacia el mar.
Aquí, en este fantástico escenario que ofrece este valle,
con sus paredes de cientos de colores y el capricho de natura
hecho arte en sus rocas, se quedo el hombre, cultivo la tierra,
cosecho el maíz y en sus altares de altura agradeció a sus
Dioses, la entrega de sus tierras, el agua, su ganado y su vida.
Pequeñas estancias a la vera de las grandes rutas que
surcaban los desiertos, ubicadas en lugares estratégicos que
solo conocían los navegantes del inhóspito desierto de
Atacama, así, se fue consolidando en el tiempo el “Ojo de
Opacha”, sus aguas permitían el cultivo de variados vegetales,
especialmente el maíz, sus granos como mudos testigos los
encontramos hoy en sus ruinas, nos entregan antecedentes
únicos sobre el intenso tráfico que se apoyaba en estas “postas”
de tránsito al mar, sus fragmentos cerámicos nos hablan de
ocupaciones tardías, su arte rupestre con fuerte influencia Inca
avalan esta cronología ubicada entre el 1200 al 1400 d.C.
En la superficie del área que ocupaba la Aldea, se
encuentran grandes moledores perforados de lado a lado
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producto de una utilización prolongada, los vestigios de sólidas
construcciones con depósitos agrícolas bien definidos, nos
evidencian una permanencia de tiempos y desarrollos
significativos, existen caminos que nos conducen al borde
superior del valle, lugares destinados a ceremonias, donde los
viajeros que retomaban sus rumbos ofrecían ofrendas a sus
Dioses, concentraciones de crisocolas, fragmentos cerámicos,
restos de conchas marinas esparcidas en torno a las “Cajas”,
receptáculos de piedra en forma rectangular, guardaban estos
agradecimientos y peticiones a pretéritas deidades que se
lanzaban al mar de arena en busca de sus lugares de origen en
regiones remotas, así, estas aglomeraciones humanas conforma
a través del tiempo el gran centro agrícola que da origen a
Calama.
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Croquis Topográfico
Aldea Opache II
Sin escala.
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40
41
Puntas de flechas encontradas en “Opache I”
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Pictografía
Guerreros con tocado cefálico
Color Rojo
Apache I
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Jubones (Ponchos)
Tocados Cefálicos
Color Rojo
Opache I
44
Guerreros
Color Rojo
Opache I
45
Llamas, caravana?
Color Rojo
Opache I
46
Sacerdote?
Hombre con tocado cefálico
Color Rojo
Opache I
47
Motivos Geométricos
Color Rojo
Opache I
48
Figuras Antropomorfas
Color Rojo
Opache I
49
Felino?
Motivo Zoomorfo
Color Rojo
Opache I
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