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576661089-Referencias-Publicaciones-Libro-Precurso

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Published by cerillito.am, 2022-06-06 22:16:22

576661089-Referencias-Publicaciones-Libro-Precurso

576661089-Referencias-Publicaciones-Libro-Precurso

Referencias Bíblicas

 LECCION 1(a)

* W80 1/11 pág. 12 parrs 5,6

5 Una regla que oímos repetida con frecuencia es que sacamos de una cosa determinada lo que dedicamos a ella. Jesús indicó el
beneficio que obtendríamos de prestar la atención merecida a lo que él decía. Lo indicó por medio de añadir las siguientes palabras a su
amonestación sobre la atención: “Con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes, sí, aun se les añadirá. Porque al que
tiene se le dará más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”—Mar. 4:24, 25.
6 Por consiguiente, si le medimos a Jesús poco interés y atención, no podemos esperar que hayamos de recibir mucho de él, por lo
menos de lo que está diciendo para nuestra guía, para nuestro beneficio. Pero si mostramos que realmente le tenemos aprecio como
Maestro nuestro y le damos nuestra mayor medida de atención, entonces él responderá por medio de darnos una cantidad comparable
de información e iluminación. Sin embargo, a este respecto, a él no le interesa simplemente igualar las cosas y equilibrar las cuentas.
Más bien, por su generosidad, y en conformidad con su capacidad, nos favorece con más de lo que esperamos. Así se nos enriquece y
estamos en mejor posición para compartir con otros nuestra abundancia, impartiéndoles el entendimiento de las cosas.

 LECCION 1 (b)

*Cf pág. 132 párr. 11
11 En cierto modo, el amor que anida en nuestro corazón podría compararse a un ser vivo. Como en el caso de una hermosa planta de
interior, hay q ue nutrir y cuidar ese amor para que crezca; de lo contrario, languidece y muere. Jesús no dio por sentado su amor a
Jehová, sino que lo mantuvo vivo y fuerte durante su vida en la Tierra. Veamos cómo lo hizo
* it-2 págs. 353,354
Acción de aplicar con intensidad el pensamiento y la reflexión al conocimiento y consideración de una cosa, bien experiencias del
pasado, asuntos del presente o posibles acontecimientos futuros.
A fin de meditar debidamente, es necesario estar libre de distracciones, estar a solas con los pensamientos. Por ejemplo, al caer la
tarde, Isaac salió a pasear solo con el fin de meditar, posiblemente sobre su inminente matrimonio con Rebeca. (Gé 24:63.) Durante la
soledad de las vigilias nocturnas, el salmista meditó sobre la grandeza de su magnífico Creador. (Sl 63:6.) La meditación del corazón
debe dirigirse hacia cosas beneficiosas, como el esplendor y las obras de Jehová y las cosas que le agradan a Él (Sl 19:14; 49:3; 77:12;
143:5; Flp 4:8), no hacia los ardides de los inicuos. (Pr 24:1, 2.)
La meditación provechosa evita las respuestas necias. Supone pensar seriamente en los asuntos de importancia para dar respuestas
desde el corazón que no haya que lamentar más tarde. (Pr 15:28.)
Cuando a Josué se le puso al frente de la nación de Israel, se le mandó que hiciese una copia de la ley de Jehová, y se le dijo (como
leen muchas traducciones de la Biblia) que meditara en ella día y noche. (Jos 1:8; BJ, CI, DK, Val.) El término hebreo para “meditar” en
este texto es ha·gháh. Significa básicamente “emitir sonidos inarticulados”, y se traduce ‘aullar’, ‘gruñir’, ‘chirriar’ y ‘hablar entre dientes’.
(Isa 16:7; 31:4; 38:14; 59:3.) Ha·gháh también significa ‘proferir en voz baja’ y ‘meditar’. (Sl 35:28; Pr 15:28.) Por ello la Traducción del
Nuevo Mundo traduce el término hebreo ha·gháh de Josué 1:8 ‘leer en voz baja’. (Véase también Sl 1:2.) La lectura en voz baja
grabaría en la mente de manera más indeleble el objeto de la meditación. La obra Gesenius’s Hebrew and Chaldee Lexicon (traducción
al inglés de S. Tregelles, 1901, pág. 215) dice sobre ha·gháh: “Estrictamente, hablar con uno mismo, susurrando en voz baja, como
suelen hacer los que meditan”. (Compárese con Sl 35:28; 37:30; 71:24; Isa 8:19; 33:18.)
El apóstol Pablo le dijo a Timoteo que debería reflexionar o meditar en su conducta, ministerio y enseñanza. Como superintendente,
debería asegurarse de que enseñaba la doctrina sana y de que su modo de vivir era ejemplar. (1Ti 4:15.)
Meditación incorrecta. Después que el capitán del templo detuvo a los apóstoles Pedro y Juan, y los gobernantes judíos los
amenazaron y les ordenaron que no hablasen más sobre la base del nombre de Jesús, los apóstoles regresaron a donde se hallaban
los otros discípulos. Allí oraron a Dios, aludiendo a las palabras proféticas de David: “‘¿Por qué se pusieron tumultuosas las naciones, y
los pueblos meditaron cosas vacías?’ [...] De veras, pues, tanto Herodes como Poncio Pilato con hombres de naciones y con pueblos de
Israel realmente fueron reunidos en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, a fin de hacer cuantas cosas tu mano y
consejo habían predeterminado que sucedieran”. (Hch 4:1-3, 18, 21, 23-28.)
El contexto muestra que las “cosas vacías” de las que se habla en este pasaje no son las que buscan las personas habitualmente en la
vida, sino aquellas desprovistas de toda bondad, como pensamientos, habla y acciones en contra de Jehová y de sus siervos, empeños
completamente vanos. (Hch 4:25.)
El rey David dijo de los que le odiaban e intentaban matarle: “Siguen hablando engaños entre dientes [una forma de ha·gháh] todo el
día”. (Sl 38:12.) Estas meditaciones no eran simples pensamientos pasajeros. Estaban profundamente arraigadas en el corazón y
orientadas hacia iniciativas inicuas. El escritor de Proverbios dice en cuanto a tales hombres: “Despojo violento es lo que su corazón
sigue meditando, y gravoso afán es lo que sus propios labios siguen hablando”. (Pr 24:2.)
Jesús dijo a aquellos que le odiaban: “¿Por qué razonan estas cosas en sus corazones?”. (Mr 2:8.) De todos los que “suprimen la
verdad de un modo injusto”, el apóstol Pablo dice: “Se hicieron casquivanos en sus razonamientos, y se les oscureció su fatuo corazón”.
(Ro 1:18, 21.)

* W13 15/10 pág. 27 parr 7
7 De acuerdo con algunos estudiosos del idioma griego, la expresión que se traduce “que estén adquiriendo conocimiento” también se
puede traducir “que sigan conociendo”. Estas dos ideas tienen un significado parecido y son necesarias para llegar al fin deseado. En la
Biblia con referencias, la nota al pie de página para Juan 17:3 ofrece esta opción: “[que] te conozcan”. Por tanto, la expresión “que estén
adquiriendo conocimiento” se refiere a un proceso continuo que nos lleva a conocer a Dios. Pero conocer al Ser más grandioso del
universo implica mucho más que entender su voluntad y sus cualidades. Implica tener una relación cercana con él y con nuestros
hermanos en la fe, una relación basada en el amor. Bien dice la Biblia: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios” (1 Juan 4:8).
Conocerlo también significa obedecerlo (lea 1 Juan 2:3-5). ¡Qué honor es estar entre quienes conocen a Jehová! Ahora bien, esa
hermosa relación se puede perder, como lo demuestra el caso de Judas Iscariote. Esforcémonos por conservarla. Así, cuando llegue el
momento, podremos recibir el don inmerecido de la vida eterna (Mat. 24:13).

*W10 1/10 pags 14-18
Ejemplos de fe

“Continuó creciendo con Jehová”

ERA el mes de mayo o junio —según el calendario moderno—, y los dorados campos de trigo estaban listos para la siega. Había
comenzado la temporada seca. Samuel, un hombre fiel que llevaba décadas sirviendo como profeta y juez, había convocado a la nación
de Israel en la ciudad de Guilgal. Observando los rostros de la muchedumbre, que ya sehabía aquietado, se preguntaba cómo lograría
sensibilizar sus corazones.
El pueblo no se daba cuenta de la gravedad de su situación. Se empeñaban en tener un rey humano. No entendían que esta petición
suponía una descarada falta de respeto a su Dios, Jehová, y al profeta que él les había enviado. Estaban rechazando a Jehová como su
rey. ¿Podría Samuel convencerlos de que se arrepintieran?
Al dirigirse a la multitud, el profeta dijo: “He envejecido y encanecido”. Su cabello blanco sin duda infundía respeto y daba peso a sus
palabras. A continuación añadió: “Yo he andado delante de ustedes desde mi juventud hasta este día” (1 Samuel 11:14, 15; 12:2).
Aunque habían pasado muchos años, sus días de juventud estaban frescos en su memoria. Gracias a las decisiones que tomó mientras
todavía era un muchacho, llegó a ser un hombre de fe, un fiel siervo de Dios.
Samuel tuvo que fortalecer y proteger su fe constantemente, pues vivía rodeado de personas impías y desleales. Puesto que nosotros
vivimos en un mundo de gente infiel y corrupta, también nos resulta difícil cultivar la fe. Veamos lo que podemos aprender del ejemplo
de Samuel, comenzando por su infancia.

“Ministrando delante de Jehová, como muchacho”
Samuel tuvo una infancia fuera de lo común. Poco después de ser destetado, como a los cuatro años de edad, comenzó a servir en el
tabernáculo de Jehová, en Siló, a más de 30 kilómetros (20 millas) de Ramá, su ciudad natal. Los padres de Samuel, Ana y Elqaná, lo
habían apartado para un servicio especial a Jehová: sería nazareo de por vida. ¿Por qué lo hicieron? ¿Acaso no lo querían?
En lo absoluto. Ellos sabían que su hijo estaría bien atendido en Siló. Elí, el sumo sacerdote, sin duda supervisó su cuidado, pues
Samuel trabajaba con él. Y en el tabernáculo contaban con la colaboración de algunas mujeres que servían allí de forma organizada
(Éxodo 38:8).
Lo que es más, Ana y Elqaná nunca se olvidaron de su querido hijo, el primero que les había nacido. Él fue la respuesta a una oración
en la que Ana le pidió a Dios un hijo varón y le prometió entregárselo para el servicio sagrado. Todos los años, cuando lo visitaban, Ana
le llevaba una vestidura sin mangas que ella misma había confeccionado para que la usara en el tabernáculo. De seguro el muchacho
esperaba con anhelo las visitas de sus padres, quienes le daban consejos y ánimo, a la vez que lo ayudaban a valorar el gran privilegio
que tenía de servir a Jehová en aquel lugar tan especial.
He aquí una lección para quienes tienen hijos. Muchos padres suelen preocuparse más por las necesidades materiales de sus hijos que
por su salud espiritual. No obstante, Ana y Elqaná dieron prioridad a las necesidades espirituales de Samuel, lo cual determinó en
buena medida la clase de persona que llegó a ser (Proverbios 22:6).
Es muy probable que, mientras iba creciendo, el pequeño Samuel explorara las colinas aledañas a Siló. Desde lo alto podía divisar el
pueblo y el valle que más abajo se extendía, y sin duda se llenaba de orgullo y satisfacción cada vez que fijaba la vista en el tabernáculo
de Jehová. Este sagrado lugar, que había sido construido unos cuatrocientos años antes bajo la dirección del propio Moisés, era el
único centro de adoración a Jehová en todo el mundo.
El joven Samuel llegó a amar su servicio en el tabernáculo. En el relato que escribió luego dice que “estaba ministrando delante de
Jehová, como muchacho, y tenía ceñido un efod de lino” (1 Samuel 2:18). El hecho de que Samuel llevara un efod —una prenda de
vestir simple y sin mangas— indica que ayudaba a los sacerdotes. Aunque no pertenecía a la clase sacerdotal, estaba a cargo de
ciertas tareas, entre ellas, abrir las puertas del patio por las mañanas y asistir al envejecido Elí. Samuel disfrutaba mucho de sus
privilegios, pero algo malo que estaba pasando en la casa de Jehová comenzó a perturbar el buen corazón de este muchacho.
Conserva la pureza en un ambiente inmoral
Desde muy joven, Samuel tuvo que presenciar terribles actos de maldad y corrupción. En el libro de Samuel leemos que los dos hijos de
Elí —Hofní y Finehás— “eran hombres que no servían para nada; [que] no reconocían a Jehová” (1 Samuel 2:12). Estas dos ideas van

de la mano. Hofní y Finehás eran “hombres que no servían para nada” (literalmente, “hijos de la inutilidad”) porque “no reconocían”, o
respetaban, a Jehová. Su desprecio por las justas normas de Dios los llevó a cometer graves pecados.
La Ley de Dios regulaba las tareas de los sacerdotes y la manera en que debían ofrecerse los sacrificios. Y con razón: aquellos
sacrificios representaban los medios que Dios dispuso para perdonar los pecados de las personas a fin de que estuvieran limpias ante
él y pudieran recibir su guía y bendición. El mal ejemplo de Hofní y Finehás hizo que otros sacerdotes trataran con falta de respeto las
ofrendas del pueblo.
Imaginemos lo conmocionado que debió de sentirse el joven Samuel al ver que en el tabernáculo ocurrían tales abusos sin que nadie
hiciera nada. ¡A cuántas personas habrá visto salir de allí desmoralizadas y humilladas! Entre ellas se contaba gente pobre, humilde y
oprimida que había ido en busca de alivio y fortaleza espiritual. Y para colmo, más tarde se enteró de que Hofní y Finehás se burlaban
de las leyes divinas sobre la moralidad sexual teniendo relaciones con las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo (1 Samuel
2:22). ¿Cómo cree que se sintió entonces? Tal vez esperaba que Elí hiciera algo al respecto.
De hecho, Elí era la persona indicada para atender este problema, que iba de mal en peor. Como sumo sacerdote, era responsable por
lo que sucedía en el tabernáculo. Y como padre, tenía la obligación de corregir a sus hijos. Después de todo, no solo se estaban
perjudicando a sí mismos, sino también a un sinnúmero de habitantes del país. Pero Elí fracasó como sumo sacerdote y como padre,
pues se limitó a darles una leve reprimenda a sus hijos (1 Samuel 2:23-25). Ellos necesitaban una disciplina mucho más severa. Por sus
pecados, se merecían la muerte.
Tanto se agravó la situación que Jehová envió a “un hombre de Dios”, un profeta cuyo nombre no se menciona, para transmitir a Elí una
fuerte condena. Primero, Jehová le dijo a Elí: “Sigues honrando a tus hijos más que a mí”. Luego le informó que sus perversos hijos
morirían en un mismo día y que su familia sufriría intensamente y hasta perdería su privilegiada posición en la clase sacerdotal. ¿Tuvo
algún efecto este contundente aviso? El relato muestra que no (1 Samuel 2:27–3:1).
Y Samuel, ¿se dejaría corromper? De ninguna manera. En esta sombría historia nos encontramos de vez en cuando con alegres
destellos de luz: comentarios positivos sobre el desarrollo de Samuel. Recordemos que, en medio de todo esto, él siguió “ministrando
delante de Jehová, como muchacho” (1 Samuel 2:18). Desde muy pequeño se concentró en su servicio a Jehová. Más adelante, el
relato nos dice algo todavía mejor: “El muchacho Samuel continuó creciendo con Jehová” (1 Samuel 2:21). En efecto, el paso de los
años no hizo más que estrechar su relación con Dios. ¡Y qué mejor antídoto puede haber contra la corrupción moral que una estrecha
amistad con Jehová!
Para Samuel habría sido muy fácil pensar: “Si hasta el sumo sacerdote y sus hijos pecan contra Jehová, yo puedo hacer lo que se me
antoje”. Pero los errores ajenos, aun los de personas con autoridad, no nos dan permiso para pecar. Actualmente, muchos jóvenes
cristianos imitan a Samuel y continúan “creciendo con Jehová” a pesar de que haya gente a su alrededor que les dé un mal ejemplo.
¿Y qué recompensa obtuvo Samuel? La Biblia dice: “Mientras tanto, el muchacho Samuel iba creciendo y haciéndose más agradable,
tanto desde el punto de vista de Jehová como del de los hombres” (1 Samuel 2:26). Así que este joven fiel se labró una buena
reputación, al menos a los ojos de quienes realmente importaba. De hecho, Jehová mismo llegó a tenerle cariño. Y Samuel albergaba la
esperanza de que Dios eliminaría la maldad de Siló. Ahora bien, tal vez se preguntaba cuándo lo haría.

“Habla, porque tu siervo está escuchando”
Cierta noche se disiparon sus dudas. Era de madrugada y todavía estaba oscuro. La temblorosa llama de la lámpara del tabernáculo
aún seguía encendida. En el silencio, Samuel escuchó una voz que lo llamaba y pensó que Elí, quien ya era muy viejo y se había
quedado prácticamente ciego, precisaba ayuda. Samuel se levantó y “fue corriendo” donde él. Imaginemos al muchachito descalzo
yendo a toda prisa hasta donde dormía su amo. ¡Qué escena tan bonita! Samuel trataba a Elí con mucha consideración y respeto.
Después de todo, Elí seguía siendo el sumo sacerdote de Jehová (1 Samuel 3:2-5).
Samuel despertó a Elí con estas palabras: “Aquí estoy, pues me llamaste”. Elí le contestó que él no lo había llamado y lo mandó a
dormir. Esto sucedió dos veces más. Pero a la tercera, Elí se dio cuenta de lo que estaba pasando. En aquel tiempo, Jehová no solía
comunicarse con su pueblo por visiones o mensajes proféticos, y las razones eran obvias. No obstante, Elí comprendió que Jehová
deseaba hacerse oír mediante este muchachito. Por tanto, le ordenó que regresara a su cama y le indicó lo que debía responder. Pronto
la voz se volvió a escuchar: “¡Samuel, Samuel!”. Y él, siguiendo las instrucciones de Elí, respondió: “Habla, porque tu siervo está
escuchando” (1 Samuel 3:1, 5-10).
Por fin había alguien en Siló que le prestara atención a Dios. A partir de ese momento, Jehová le hablaba a Samuel, y este siempre lo
escuchaba. ¿Lo hacemos nosotros? Para escuchar a Jehová, no hace falta que una voz sobrenatural nos hable durante la noche.
Él siempre nos habla mediante su Palabra escrita, la Biblia. Mientras más escuchemos a Dios y lo obedezcamos, mayor será nuestra fe.
Eso fue precisamente lo que le sucedió a Samuel.
Aquella noche le cambió la vida a Samuel. Desde entonces llegó a conocer a Jehová de una manera especial, pues se convirtió en su
profeta y vocero. Ahora le tocaba transmitir a Elí un aviso final: el cumplimiento de la profecía contra su familia era inminente.
Al principio, Samuel se retrajo, pero luego se armó de valor. Cuando por fin habló, Elí se resignó humildemente a la voluntad divina. Con
el tiempo se cumplió todo lo que Jehová predijo. Los israelitas emprendieron una guerra contra los filisteos, y en un mismo día cayeron
Hofní y Finehás. El propio Elí murió tras enterarse de que el arca de Jehová había sido tomada (1 Samuel 3:10-18; 4:1-18).
Mientras tanto, la fama de Samuel como profeta fiel fue consolidándose. La Biblia dice que “Jehová mismo resultó estar con él” y nunca
dejó que fallaran sus predicciones (1 Samuel 3:19).
“Samuel clamó a Jehová”
¿Quiere decir entonces que Israel siguió la dirección de Samuel y se convirtió en un pueblo fiel y espiritual? Para nada. Llegó el
momento en el que la nación no se conformó con que un simple profeta los dirigiera. Querían un rey como las demás naciones. Samuel
accedió a su solicitud por mandato divino. Sin embargo, tenía que advertirles de la gravedad de aquel pecado. No estaban rechazando
a un simple hombre, sino a Jehová mismo. Así que convocó al pueblo en Guilgal.
Allí se respiraba un ambiente tenso. El envejecido Samuel repasó su historial de fe e integridad con el pueblo. Entonces “clamó a
Jehová” y le pidió que enviara una tormenta (1 Samuel 12:17, 18).
¿Una tormenta en la temporada seca? ¡Aquello era algo inconcebible! Pero cualquier indicio de incredulidad o ánimo de burla pronto
desaparecería. De repente, oscuras nubes cubrieron el cielo y un fuerte viento doblegó el trigo de los campos. Retumbaron truenos
ensordecedores y finalmente comenzó a llover. ¿Cómo reaccionó el pueblo? “Tuvo gran temor de Jehová y de Samuel.” Por fin se
daban cuenta de la gravedad de su pecado (1 Samuel 12:18, 19).
Fue Jehová, no Samuel, quien logró sensibilizar el corazón de aquel pueblo rebelde. Desde la infancia hasta la vejez, Samuel ejerció fe
en su Dios y fue bendecido por ello. Jehová no ha cambiado: podemos estar seguros de que si cultivamos una fe como la de Samuel,
contaremos con su apoyo.
[Notas]
El voto de nazareato incluía, entre otras cosas, no tomar ninguna bebida embriagante ni cortarse el cabello. Por lo general, se hacía por
un tiempo limitado, pero Samuel, al igual que Sansón y Juan el Bautista, fue nazareo de por vida.
En esencia, el santuario era una amplia tienda rectangular con estructura de madera. Sin embargo, estaba hecho con materiales de la
más alta calidad: pieles de foca, hermosas telas bordadas y maderas nobles laminadas con oro y plata. Se encontraba en un patio
rectangular en el que también había un precioso altar para los sacrificios. Todo parece indicar que con el tiempo se erigieron cámaras
para uso de los sacerdotes, seguramente a los lados del tabernáculo. Es probable que Samuel durmiera en una de esas cámaras.
El relato nos proporciona dos ejemplos. Por un lado, la Ley dejaba claro cuáles eran las porciones del sacrificio que le correspondían al
sacerdote (Deuteronomio 18:3). Pero los sacerdotes corruptos instituyeron una práctica muy diferente: hacían que sus servidores
metieran un tenedor grande en la olla hirviendo y tomaran cualquier porción de carne que saliera. Por otro lado, cuando la gente llevaba
sus ofrendas, los servidores —siguiendo las órdenes de los sacerdotes— exigían que se les entregara la carne cruda, incluso antes de
que la grasa se ofreciera a Jehová sobre el altar (Levítico 3:3-5; 1 Samuel 2:13-17).

*W13 15/7 págs. 15-19
Jesús alimenta a muchos por medio de unos pocos
“Después de partir los panes, [Jesús] los distribuyó a los discípulos, y los discípulos a su vez a las muchedumbres.” (MAT. 14:19)
IMAGINE la escena (lea Mateo 14:14-21). Justo antes de la Pascua del año 32, una muchedumbre de unos cinco mil hombres, además
de mujeres y niños, ha seguido a Jesús y sus discípulos a un lugar solitario cerca de Betsaida, población situada en la orilla norte del
mar de Galilea.
2 Al ver a todas aquellas personas, Jesús se compadece de ellas, así que les enseña muchas cosas sobre el Reino de Dios y cura a las
que están enfermas. Cuando se hace tarde, los discípulos le dicen que despida a la gente para que pueda ir a los pueblos vecinos y
comprarse algo de comida. Pero él les responde: “Ustedes denles de comer”. Seguramente, estas palabras los confunden, pues las
provisiones que tienen a mano son insignificantes: tan solo cinco panes y dos pescados pequeños.
3 La compasión que Jesús siente lo impulsa a realizar un milagro, el único del que dejaron constancia los cuatro evangelistas (Mar. 6:35-
44; Luc. 9:10-17; Juan 6:1-13). Tras ordenar a los discípulos que les pidan a todos que se recuesten en la hierba en grupos de 50 y 100,
eleva una oración a Dios y empieza a partir el pan y los peces en trozos. Luego, en vez de darles la comida él mismo, se la distribuye “a
los discípulos, y los discípulos a su vez a las muchedumbres”. Milagrosamente, todos tienen más que suficiente para comer. Fíjese en
este hecho: Jesús ha alimentado a miles por medio de sus discípulos, que solo son unos pocos.
4 Pero lo que más le preocupaba a Jesús era proporcionar a sus seguidores alimento espiritual. Sabía que alimentarse espiritualmente,
es decir, con las verdades de la Palabra de Dios, lleva a la vida eterna (Juan 6:26, 27; 17:3). Impulsado por la misma compasión que lo
motivó a saciar a la multitud con el pan y los peces, pasó muchas horas enseñándoles a sus discípulos (Mar. 6:34). Ahora bien, él sabía
que iba a estar poco tiempo en la Tierra y que tendría que regresar al cielo (Mat. 16:21; Juan 14:12). Una vez allí, ¿cómo los mantendría
bien nutridos espiritualmente? Seguiría un patrón similar: alimentaría a muchos por medio de unos pocos. ¿Quiénes serían esos pocos?
Examinemos cómo empleó a unos pocos para alimentar a los numerosos cristianos ungidos del siglo primero. Después, en el artículo
siguiente, analizaremos una pregunta de vital importancia para todos nosotros: ¿cómo podemos identificar a los pocos que Cristo utiliza
para alimentarnos hoy en día?

JESÚS SELECCIONA A LOS POCOS

5 Todo buen cabeza de familia se encarga de que los suyos no pasen necesidad si él fallece. De igual modo, Jesús, quien llegaría a ser
Cabeza de la congregación cristiana, se encargó de que sus seguidores estuvieran bien alimentados espiritualmente cuando él ya
no estuviera en la Tierra (Efes. 1:22). Por ejemplo, unos dos años antes de morir, tomó una decisión importante. Seleccionó a los
primeros de aquellos pocos mediante los cuales alimentaría más tarde a los muchos. Veamos lo que ocurrió.
6 Después de orar toda la noche, reunió a sus discípulos y eligió 12 apóstoles de entre ellos (Luc. 6:12-16). Por los siguientes dos años
se apegó de un modo especial a los apóstoles, enseñándoles con sus palabras y su ejemplo. Sabía que tenían mucho que aprender; de
hecho, se les siguió llamando “discípulos” (Mat. 11:1; 20:17). Les dio valiosos consejos y una buena preparación para el ministerio (Mat.
10:1-42; 20:20-23; Luc. 8:1; 9:52-55). Obviamente, los estaba capacitando para desempeñar un papel clave cuando él muriera y
regresara al cielo.
7 ¿Qué papel cumplirían los apóstoles? A medida que se acercaba el Pentecostés del año 33, se hizo evidente que ocuparían un
“puesto de superintendencia” (Hech. 1:20). Sin embargo, ¿cuál sería su principal interés? Jesús, ya resucitado, lo dio a entender en una
conversación con el apóstol Pedro (lea Juan 21:1, 2, 15-17). En presencia de otros apóstoles le dijo: “Apacienta mis ovejitas”. Así indicó
que sus apóstoles estarían entre los pocos mediante quienes él alimentaría espiritualmente a los muchos. ¡Qué prueba tan
conmovedora del cariño que siente Jesús por sus “ovejitas”!
SE ALIMENTA A LOS MUCHOS DESDE EL PENTECOSTÉS EN ADELANTE
8 A partir del Pentecostés del año 33, Cristo resucitado utilizó a sus apóstoles como conducto para alimentar al resto de sus discípulos
ungidos (lea Hechos 2:41, 42). Los judíos y prosélitos que ese día llegaron a ser cristianos ungidos por espíritu reconocieron ese
conducto con total claridad. Plenamente convencidos, “continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles”. Según cierto erudito,
el verbo griego que se traduce “continuaron dedicándose” denota “una permanencia persistente y absoluta, una adhesión total de un
grupo orientado hacia un fin común”. Los nuevos creyentes tenían hambre de alimento espiritual y sabían exactamente dónde obtenerlo.
Con completa lealtad, escuchaban a los apóstoles mientras estos explicaban lo que Jesús había dicho y hecho y esclarecían el
significado de pasajes de las Escrituras relacionados con él (Hech. 2:22-36).
9 Los apóstoles tuvieron siempre muy presente su responsabilidad de alimentar a las ovejas de Jesús. Observe, por ejemplo, cómo se
encargaron de un incidente que podría haber causado divisiones en la recién formada congregación. Curiosamente, el problema tenía
que ver con alimento, en este caso alimento físico. A diferencia de las viudas de habla hebrea, las de habla griega no eran tenidas en
cuenta al repartir diariamente la comida. ¿Cómo resolvieron los apóstoles esta delicada cuestión? “Los doce” nombraron a siete
hombres capacitados para supervisar aquel “asunto necesario”, la distribución de la comida. Los apóstoles —la mayoría de los cuales
sin duda participaron en repartir la comida a las multitudes a las que Cristo alimentó— vieron que era más importante concentrarse en
alimentar a los hermanos espiritualmente. Por ese motivo, se dedicaron “al ministerio de la palabra” (Hech. 6:1-6).
10 Ya para el año 49, otros ancianos capacitados se habían unido a los apóstoles que quedaban (lea Hechos 15:1, 2). “Los apóstoles y
ancianos en Jerusalén” formaban una junta directiva, o cuerpo que gobernaba la congregación cristiana. Como Cabeza de la
congregación, Cristo se valió de este pequeño grupo de hombres para aclarar cuestiones doctrinales, así como para supervisar y dirigir
la tarea de predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino (Hech. 15:6-29; 21:17-19; Col. 1:18).
11 ¿Bendijo Jehová el sistema que su Hijo empleó para alimentar a las congregaciones del siglo primero? No cabe la menor duda.
El libro de Hechos informa: “A medida que [el apóstol Pablo y sus acompañantes] iban viajando por las ciudades entregaban a los de
allí, para que los observaran, los decretos sobre los cuales habían tomado decisión los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén.
Por lo tanto, en realidad, las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día” (Hech.
16:4, 5). Note que aquellas congregaciones florecieron por cooperar lealmente con el pequeño grupo de hombres que dirigía la obra
desde Jerusalén. ¿Acaso no prueba eso que Jehová bendijo el conducto mediante el que su Hijo alimentaba a las congregaciones?
Claro que sí, pues la prosperidad espiritual solo es posible con la bendición divina (Prov. 10:22; 1 Cor. 3:6, 7).
12 Hasta ahora hemos visto que Jesús siguió un patrón al alimentar a sus seguidores: alimentó a muchos por medio de unos pocos.
El conducto que empleó para nutrir espiritualmente a sus discípulos era fácil de reconocer. Al fin y al cabo, los apóstoles —que fueron
los primeros miembros de aquella junta directiva de Jerusalén— podían aportar pruebas visibles de que contaban con el apoyo de Dios.
Hechos 5:12 señala: “Mediante las manos de los apóstoles continuaron efectuándose muchas señales y portentos presagiosos entre el
pueblo”. Por consiguiente, no había ninguna razón para que quienes se hicieran cristianos se preguntaran: “¿A través de quiénes
alimenta Cristo a sus ovejas?”. Pero a finales del siglo primero, la situación cambió.
MUCHA MALA HIERBA Y POCO TRIGO
13 Jesús predijo que la congregación cristiana sería blanco de ataques. Recuerde que, en una ilustración profética, advirtió que en un
campo recién sembrado de trigo (los cristianos ungidos) se sembraría después mala hierba (los cristianos falsos). Entonces indicó que
se dejaría que ambos grupos crecieran juntos hasta la siega, la cual vendría en “una conclusión de un sistema de cosas” (Mat. 13:24-
30, 36-43). No tuvo que pasar mucho tiempo para que sus palabras se cumplieran.
14 En el siglo primero hubo algunos brotes de apostasía, pero los fieles apóstoles de Jesús actuaron de “restricción” y mantuvieron a
raya la contaminación e influencia de las doctrinas falsas (2 Tes. 2:3, 6, 7). Sin embargo, cuando murió el último de los apóstoles la
apostasía echó raíces y se propagó durante un período de crecimiento que abarcó muchos siglos. En ese tiempo, la mala hierba se hizo
mucha pero el trigo fue escaso. No existía ningún conducto organizado que proporcionara alimento espiritual de manera constante.
Llegaría el momento en que eso cambiaría. Pero ¿cuándo?
¿QUIÉN ALIMENTARÍA A LAS OVEJAS DURANTE LA ÉPOCA DE LA SIEGA?

15 Según se acercaba el fin de la temporada de crecimiento, surgieron vigorosos brotes de interés por la verdad bíblica. En la década
de 1870, un pequeño grupo de personas que buscaban la verdad formaron clases de estudio de la Biblia separadas de la mala hierba,
esto es, de los cristianos falsos afiliados a las iglesias y sectas de la cristiandad. Con un corazón humilde y una mente abierta, los
Estudiantes de la Biblia —como a sí mismos se llamaban— examinaron las Escrituras con devoción y esmero (Mat. 11:25).
16 Su estudio concienzudo produjo mucho fruto. Aquellas personas sinceras pusieron al descubierto doctrinas falsas y difundieron
verdades espirituales editando y distribuyendo ampliamente publicaciones bíblicas. Su labor iluminó el corazón y la mente de muchos
que tenían hambre y sed de la verdad. Por eso surge esta interesante pregunta: ¿fueron los leales Estudiantes de la Biblia de aquellas
décadas anteriores a 1914 el conducto nombrado por Cristo para alimentar a sus ovejas? La respuesta es no. Todavía se hallaban en la
temporada de crecimiento, y el sistema que iba a utilizarse para proporcionar alimento espiritual aún estaba cobrando forma. No había
llegado el momento de que los cristianos falsos semejantes a mala hierba fueran separados de los verdaderos, representados por el
trigo.
17 Como aprendimos en el artículo anterior, la época de la cosecha empezó en 1914. Ese año marcó el inicio de una serie de sucesos
importantes. Jesús fue coronado Rey y comenzaron los últimos días (Rev. 11:15). Desde 1914 hasta principios de 1919, Cristo
acompañó a su Padre al templo espiritual para realizar una obra muy necesaria de inspección y limpieza (Mal. 3:1-4). A continuación, a

partir de 1919, se empezaría a recoger el trigo. ¿Había llegado por fin el momento de que Cristo nombrara un conducto organizado para
proveer alimento espiritual? ¡Ahora sí!
18 En su profecía sobre el tiempo del fin, Jesús predijo que nombraría un conducto para dar “alimento al tiempo apropiado” (Mat. 24:45-
47). ¿Qué conducto sería ese? Siguiendo el patrón que él mismo estableció en el siglo primero, volvería a alimentar a muchos por
medio de unos pocos. Por eso, apenas comenzaron los últimos días, la pregunta clave era quiénes serían esos pocos. En el siguiente
artículo veremos la respuesta a esta y otras cuestiones relacionadas con la profecía de Jesús.
NOTAS FINALES: (Deben leerse como notas a pie de página en los párrafos correspondientes.)
[Notas]
Párrafo 3: En una ocasión posterior en la que Jesús alimentó milagrosamente a cuatro mil hombres, además de mujeres y niños,
también distribuyó la comida “a los discípulos, y los discípulos a su vez a las muchedumbres” (Mat. 15:32-38).
Párrafo 7: Durante la vida de Pedro, todas las “ovejitas” que debían ser alimentadas abrigaban la esperanza celestial.
Párrafo 8: El hecho de que los nuevos creyentes “continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles” implica que los apóstoles
les enseñaban con regularidad. Algunas de sus enseñanzas quedaron registradas en los libros inspirados que ahora forman parte de las
Escrituras Griegas.
Párrafo 12: Aunque aparte de los apóstoles hubo otros discípulos que recibieron dones milagrosos del espíritu, parece que en la
mayoría de los casos tales dones se transmitían en presencia de alguno de los apóstoles o directamente mediante ellos (Hech. 8:14-18;
10:44, 45).
Párrafo 13: Las palabras del apóstol Pablo que se hallan en Hechos 20:29, 30 muestran que la congregación sería atacada desde dos
ángulos. En primer lugar, cristianos falsos (“mala hierba”) “entrar[ían]” entre los verdaderos. Y en segundo lugar, algunos “de entre” los
cristianos verdaderos se harían apóstatas y hablarían “cosas aviesas”, o torcidas.
Párrafo 17: Vea el artículo “Estoy con ustedes todos los días” en esta misma revista, página 11, párrafo 6.

* W13 1/8 pág. 11
ACÉRQUESE A DIOS
“Las cualidades invisibles de él se ven claramente”
¿Cree usted que Dios existe? Si así es, ¿podría demostrarlo? A nuestro alrededor hay infinidad de pruebas de que existe un Creador
sabio, poderoso y lleno de amor. ¿A qué pruebas nos referimos? ¿Son confiables? Para encontrar la respuesta, analicemos lo que el
apóstol Pablo escribió a los cristianos de Roma.
Él dijo: “Las cualidades invisibles de [Dios] se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las
cosas hechas, hasta su poder [eterno] y Divinidad, de modo que ellos son inexcusables” (Romanos 1:20). Tal como señala Pablo, la
creación lleva la firma de su Creador. Analicemos un poco más estas palabras.
Pablo escribió que las cualidades de Dios pueden verse “desde la creación del mundo”. En este caso, la palabra griega que se traduce
“mundo” se refiere a la humanidad, no al planeta Tierra. Lo que Pablo estaba diciendo es que desde el momento en que fue creada, la
humanidad ha podido percibir las cualidades de Dios en la creación.
Las pruebas no están ocultas; “se ven claramente” a nuestro alrededor. Las creaciones —desde la más grande hasta la más pequeña—
revelan la existencia de un Creador que posee cualidades maravillosas. Pensemos, por ejemplo, en el inteligente diseño de la
naturaleza. ¿Acaso no demuestra lo sabio que es Dios? ¿Y los cielos estrellados? ¿Y las fuertes olas del mar? ¿No dan prueba de su
poder? ¿Qué hay de la variedad de sabores que deleitan nuestro paladar, o de la belleza de los amaneceres y las puestas de sol?
¿Verdad que dejan ver el amor que Dios siente por la humanidad? (Salmo 104:24; Isaías 40:26.)
Son tan claras las pruebas que quienes no las ven y se niegan a creer en Dios “son inexcusables”. Un erudito lo explica de la siguiente
manera. Imagine que un conductor ve una señal de tránsito que dice: “Desvío. Gire a la izquierda”, pero no le hace caso. Cuando un
policía lo detiene para darle una multa, el conductor le dice que no vio la señal. La excusa no convence al policía porque la señal está a
plena vista y el conductor no tiene problemas de visión. Además, este tiene la responsabilidad de fijarse en todas las señales y
obedecerlas. Del mismo modo, las pruebas de la existencia de Dios que hay en la naturaleza están a plena vista. Y nosotros, que
somos seres racionales, podemos verlas. No tenemos motivos para ignorarlas.
En efecto, la creación revela mucho acerca de nuestro Creador. Pero hay un libro que revela aún más sobre él, la Biblia. En sus páginas
se responde esta importante pregunta: ¿cuál es el propósito de Dios para la Tierra y la humanidad? Saber la respuesta nos ayudará a
tener una buena relación con Dios, cuyas “cualidades invisibles [...] se ven claramente” en el mundo que nos rodea.
Lectura bíblica recomendada para este mes
Romanos 1 a 16
[Nota]
La Biblia también dice que el “mundo” es culpable de pecado y que necesita un salvador, lo cual demuestra que, en estos casos, el
término se refiere a la humanidad y no a la Tierra (Juan 1:29; 4:42; 12:47).
[Comentario de la página 11]
La creación lleva la firma de su Creador

* Cf págs. 133, 134 parrs 14,15
14 Otra forma en que Jesús mantuvo fuerte su amor a Jehová fue orando de continuo. Aunque era un hombre amigable y disfrutaba de
estar con otras personas, es interesante notar lo mucho que valoraba la soledad. Por ejemplo, Lucas 5:16 dice que “continuaba en retiro
en los desiertos áridos [...] orando”. Asimismo, Mateo 14:23 relata: “Por fin, habiendo despedido a las muchedumbres, subió solo a la
montaña a orar. Aunque se hizo tarde, estaba allí solo”. Jesús buscó la soledad en estas y en otras ocasiones, no porque fuera un
ermitaño ni porque rehuyera la compañía de los demás, sino porque deseaba estar a solas con su Padre y hablar libremente con él
mediante la oración.
15 En sus oraciones, Jesús empleó a veces la expresión “Abba, Padre” (Marcos 14:36). En aquel entonces, Abba era una palabra
cariñosa para “padre”, muy común en el uso familiar; figuraba entre las primeras palabras que aprendían los niños. Al mismo tiempo, era
un término respetuoso. Si bien revelaba la intimidad del Hijo que habla a su Padre amado, también indicaba profundo respeto por la
autoridad paterna de Jehová. Tal combinación de intimidad y respeto se percibe en todas las oraciones de Jesús registradas en la
Biblia. Por ejemplo, en el capítulo 17 de Juan, el apóstol puso por escrito la larga y sincera oración que Jesús hizo la última noche de su
vida humana. Cuando la estudiamos, nos sentimos profundamente conmovidos. Pero es fundamental que hagamos algo más: que
imitemos dicha oración. ¿Cómo podemos hacerlo? No repitiéndola, por supuesto, sino buscando la forma de hablar desde el corazón
con nuestro Padre celestial cuantas veces sea posible. Al hacerlo, mantendremos vivo y fuerte nuestro amor por él.

* W14 15/2 pág. 25 parrs 18-21
LOS AMIGOS SE COMUNICAN

18 La amistad se hace más profunda cuando hay una buena comunicación. En esta era de Internet y tecnología, las redes sociales y los
mensajes de texto se han vuelto muy populares. Pero ¿qué lugar ocupa en nuestra vida la comunicación personal con Jehová, nuestro
mejor Amigo? Sabemos que él es el “Oidor de la oración” (Sal. 65:2). ¿Con cuánta frecuencia tomamos la iniciativa y le hablamos?
19 A algunos siervos de Dios les cuesta abrir su corazón y expresar sus sentimientos más profundos. Sin embargo, eso es precisamente
lo que Jehová quiere que hagamos al orar (Sal. 119:145; Lam. 3:41). Y si no encontramos palabras para describir lo que sentimos, la
Biblia nos ayuda. Pablo escribió a los cristianos de Roma: “El problema de lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo
no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados. Sin embargo, el que escudriña los corazones
sabe cuál es la intención del espíritu, porque este aboga en conformidad con Dios por los santos” (Rom. 8:26, 27). Meditar en las
palabras contenidas en libros bíblicos como Job, Salmos y Proverbios nos ayudará a expresarle a Jehová nuestros sentimientos más
íntimos.
20 Cuando afrontemos situaciones penosas, sigamos el consejo que Pablo escribió por inspiración divina a los cristianos filipenses:
“No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a
Dios”. Esa comunicación sin trabas con nuestro mejor Amigo nos dará fuerzas y consuelo, pues Pablo añadió: “Y la paz de Dios que
supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filip. 4:6, 7).
Atesoremos siempre la incomparable “paz de Dios” que verdaderamente protege nuestra mente y nuestro corazón.
21 La oración nos permite estrechar la amistad con Jehová. Por lo tanto, “ore[mos] incesantemente” (1 Tes. 5:17). Que este artículo
fortalezca la valiosa relación que tenemos con Dios y nuestra determinación de cumplir sus justos requisitos. Y pensemos en cuánto nos
beneficia que Jehová sea nuestro Padre, nuestro Dios y nuestro Amigo.

* W02 15/10 pág. 17 parr 16
16 ¿Está usted convencido de que Jehová tiene poder para salvarnos? ¿Siente su protección angélica? ¿Ha gustado y visto
personalmente que Jehová es bueno? ¿Cuándo fue la última vez que percibió que Jehová había sido bueno con usted? Haga memoria.
¿Fue en aquel último hogar que visitó en el ministerio, justo cuando creía que no podía más? Quizá en ese momento tuvo una
magnífica conversación con el amo de casa. ¿Se acordó de darle gracias a Jehová por haberle proporcionado las fuerzas que
necesitaba y por bendecirlo de esa forma? (2 Corintios 4:7.) Por otra parte, es posible que le resulte difícil recordar algún acto
bondadoso que Jehová haya efectuado por usted. Tal vez tenga que retroceder en el tiempo una semana, un mes, un año o incluso
más. En ese caso, ¿por qué no se esfuerza por acercarse más a Jehová y ver cómo él lo guía y dirige? El apóstol Pedro aconsejó a los
cristianos: “Humíllense [...] bajo la poderosa mano de Dios, [...] a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por
ustedes” (1 Pedro 5:6, 7). Le asombrará ver cuánto se interesa él por usted (Salmo 73:28).

* W12 15/02 pag 7 parrs 16,17
16 Cuando Jesús afrontó situaciones difíciles, se negó rotundamente a confiar en su propio entendimiento. ¡Imagínese! El hombre más
sabio que ha pisado la Tierra no se fió de su propia sabiduría. Por citar un caso, cuando Satanás lo tentó, usó varias veces la frase:
“Está escrito” (Mat. 4:4, 7, 10). Más bien, se apoyó en la sabiduría de su Padre para resistir la tentación, mostrando así la humildad que
Satanás tanto desprecia y de la que carece totalmente. ¿Actuamos nosotros igual que Jesús? El cabeza de familia que imita su actitud
vigilante se guía por la Palabra de Dios, en particular cuando pasa por dificultades. Y eso es precisamente lo que están haciendo miles
de cristianos por todo el mundo. Con fidelidad, buscan primero el Reino de Dios y la adoración pura, anteponiendo estas cosas a los
intereses materiales. De este modo, brindan el mejor cuidado a sus familias. Jehová, por su parte, bendice los esfuerzos que realizan
para sostener a los suyos, tal como promete Su Palabra (Mat. 6:33).
17 No cabe duda: Jesús nos dio el mejor ejemplo posible de vigilancia, un ejemplo que es provechoso y que puede hasta salvarnos la
vida. Recordemos que Satanás quiere dormirnos espiritualmente, pues en ese estado tendremos una fe débil, nuestro deseo de adorar
a Jehová irá languideciendo y nuestra lealtad a él se verá comprometida (1 Tes. 5:6). No le demos ese gusto. Mantengámonos
vigilantes como Jesús: vigilantes en la oración, en el ministerio y en la adversidad. Así disfrutaremos de una vida rica, plena y feliz aun
en las horas agonizantes de este mundo. Tendremos asimismo la seguridad de que cuando el Amo venga a destruir este sistema de
cosas, nos encontrará alerta y activos, efectuando la voluntad de su Padre. ¡Qué contento se pondrá Jehová cuando nos premie por
nuestra fidelidad! (Rev. 16:15.)

* Cf pág. 72 parrs 15,16
15 Aunque Jesús era el Hijo perfecto de Dios, no confió en sus propias fuerzas para aguantar, sino que acudió a su Padre celestial por
ayuda. El apóstol Pablo escribió: “Cristo ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de la muerte, con fuertes
clamores y lágrimas” (Hebreos 5:7). Observe que Jesús “ofreció” no solo peticiones, sino también ruegos. El término ruego se refiere a
una súplica especialmente sincera e intensa; significa implorar ayuda. La palabra “ruegos”, en plural, indica que Jesús le imploró a
Jehová en más de una ocasión. De hecho, en el jardín de Getsemaní, él oró con fervor una y otra vez (Mateo 26:36-44).
16 Jesús tenía plena confianza en que Jehová escucharía sus ruegos, pues sabía que su Padre es el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2).
Durante su existencia prehumana, el Hijo primogénito había visto al Padre contestar las oraciones de sus siervos fieles. Él estaba en los
cielos cuando Jehová envió a un ángel para responder a la oración sincera del profeta Daniel, incluso antes de que terminara de orar
(Daniel 9:20, 21). ¿Cómo, entonces, no iba a contestar el Padre a su Hijo unigénito cuando este le abriera su corazón “con fuertes
clamores y lágrimas”? Jehová respondió a las súplicas de su Hijo y mandó a un ángel para que lo fortaleciera y así pudiera resistir la
prueba (Lucas 22:43).

 LECCION 2 (a)

* jv pág. 608 párr. 1
¿Hacía falta realmente otra traducción? La Biblia entera ya estaba publicada en 190 lenguas, y por lo menos había partes de ella
traducidas a otros 928 idiomas y dialectos. En diferentes ocasiones los testigos de Jehová han usado muchas de esas traducciones.
No obstante, la realidad es que la mayor parte de ellas son obra de clérigos y misioneros de las sectas de la cristiandad, y en mayor o
menor grado manifiestan la influencia de las filosofías paganas y tradiciones antibíblicas que sus sistemas religiosos heredaron del
pasado, así como del prejuicio de la alta crítica. Además, estaban apareciendo manuscritos bíblicos más antiguos y fiables. Los
hallazgos arqueológicos contribuían a que se comprendiera mejor el griego del siglo I. También, los idiomas de las versiones han sufrido
cambios con el paso de los años.

* jv pág. 607 párr. 5
Se produce la Traducción del Nuevo Mundo

A principios de octubre de 1946 Nathan H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, propuso por vez primera que la
Sociedad produjera una nueva versión de las Escrituras Griegas Cristianas. La traducción misma empezó el 2 de diciembre de 1947. El
texto finalizado fue sometido a cuidadosa revisión por todo el comité de traductores, formado íntegramente por cristianos ungidos con
espíritu. El 3 de septiembre de 1949 el hermano Knorr convocó una reunión de las juntas directivas de las corporaciones de Nueva York
y Pensilvania de la Sociedad. Les anunció que el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo había finalizado una versión en
idioma moderno de las Escrituras Griegas Cristianas y la había entregado a la Sociedad para que esta la publicara. Era una versión
totalmente nueva traducida del griego original.

* si pág. 324 parrs 18,19
18 El 3 de septiembre de 1949, en las oficinas centrales de la Sociedad en Brooklyn, el presidente anunció a la Junta Directiva la
existencia del Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo, y que aquel comité había completado una traducción moderna de las
Escrituras Griegas Cristianas. Se leyó el documento del comité, mediante el cual el comité asignaba a la Sociedad la posesión, el
control y la publicación del original de su traducción, en reconocimiento de la obra no sectaria de la Sociedad de fomentar la educación
bíblica por toda la Tierra. También se leyeron porciones del original, como ejemplos de la naturaleza y calidad de la traducción. Los
directores aceptaron unánimemente el regalo de la traducción, y de inmediato se hicieron planes para imprimirla. La composición
empezó el 29 de septiembre de 1949, y a principios del verano de 1950 decenas de millares de ejemplares quedaron completos y
encuadernados.
19 Presentación de la Traducción del Nuevo Mundo en partes. El miércoles 2 de agosto de 1950, en el cuarto día de su asamblea
internacional en el Estadio Yanqui, de Nueva York, un auditorio totalmente sorprendido de 82.075 testigos de Jehová aceptó
gustosamente la presentación de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en inglés. El Comité de
traductores, estimulado por aquella acogida entusiástica inicial y por expresiones posteriores de aprecio por los méritos de la traducción,
enseguida emprendió la extensa obra de traducir las Escrituras Hebreas. Estas se publicaron en otros cinco tomos, que se presentaron
en sucesión desde 1953 hasta 1960. El conjunto de seis tomos formó una biblioteca de la Biblia entera en inglés moderno. Cada tomo
contenía también ayudas valiosas para el estudio de la Biblia. Así se le hizo accesible al estudiante de la Biblia de nuestros días un
inmenso almacén de información bíblica. Se habían hecho esfuerzos diligentes para usar toda fuente confiable de información textual,
de manera que la Traducción del Nuevo Mundo expresara clara y acertadamente el vigoroso mensaje de las Escrituras inspiradas
originales.

* jv pág. 609 parrs 3,4
Tras esto, se tradujeron al inglés las Escrituras Hebreas y se publicaron paulatinamente, en cinco tomos, a partir de 1953. Al igual que
con las Escrituras Griegas Cristianas, se dio atención a comunicar de la manera más literal posible lo que decía el idioma original. Se
ejerció especial cuidado para traducir con uniformidad, comunicar con exactitud la acción o el estado de los verbos y utilizar lenguaje
sencillo que fuera entendible para el lector moderno. Siempre que aparecía el Tetragrámaton en el texto hebreo se traducía
correctamente por el nombre personal de Dios, en vez de reemplazarlo por otro término, costumbre que siguen muchas versiones. Los
artículos de los apéndices y las notas de estos tomos permitían al estudiante cuidadoso examinar la razón de las traducciones
empleadas.
El 13 de marzo de 1960 el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo concluyó la lectura final de la porción de la Biblia que se
publicaría en el quinto tomo. Habían transcurrido doce años, tres meses y once días desde el comienzo de la traducción de las
Escrituras Griegas Cristianas. Unos meses después se presentó el quinto tomo impreso de las Escrituras Hebreas para su distribución.

* NWT-E pág. 1718
* w08 1/5 pags 19-21
¿Son mejores las traducciones palabra por palabra?
Traducir estrictamente una palabra por otra no suele ser la mejor manera de expresar el significado de un pasaje bíblico. ¿Por qué no?
Aunque hay varias razones, analicemos dos de ellas:
1. No hay dos idiomas que tengan exactamente la misma gramática, vocabulario y forma de expresar las ideas. El profesor de
hebreo S. R. Driver señala que las lenguas “no solo difieren en su gramática y vocabulario, sino también [...] en la manera de construir
las frases para expresar las ideas”. Las personas que hablan un idioma no piensan igual que las que hablan otro. “Por consiguiente —
añade el profesor Driver—, las formas que adoptan las frases no son las mismas.”
Puesto que ningún idioma refleja exactamente el vocabulario y la gramática del hebreo y el griego bíblicos, una traducción palabra por
palabra sería poco clara y hasta podría transmitir un significado erróneo. Veámoslo en los siguientes ejemplos.
En su carta a los Efesios, el apóstol Pablo utilizó una expresión que literalmente se traduce “en el juego de dados de los hombres”
(Efesios 4:14, Jünemann, nota). Esta expresión alude a la práctica de hacer trampas en los dados. Sin embargo, en la mayoría de los
idiomas, una traducción literal no tendría ningún sentido. Por lo tanto, una manera más clara de transmitir el significado de esta
expresión es traduciéndola “las tretas de los hombres”.
Al escribir a los romanos, Pablo empleó una expresión griega que significa literalmente “en el espíritu, hirvientes” (Romanos 12:11,
Bover-Cantera). ¿Le suena a usted natural esta expresión? En realidad, la frase original transmite la idea de estar radiantes, o
fulgurantes, con el espíritu.
Observe este otro ejemplo. En uno de sus más famosos discursos, Jesús empleó una expresión que a menudo se traduce así:
“Bienaventurados los pobres de espíritu” (Mateo 5:3). En numerosos idiomas, una traducción literal como esta oscurecería el significado
original. De hecho, en algunos casos incluso implicaría que “los pobres de espíritu” son personas que sufren un desequilibrio mental o
que carecen de vitalidad y determinación. Sin embargo, Jesús usó esa expresión para enseñar a la gente que su felicidad no dependía
de satisfacer sus necesidades físicas, sino de reconocer que necesitaban la guía divina (Lucas 6:20). De modo que traducciones como
“los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” o “los que reconocen su necesidad espiritual” comunican con mayor exactitud el
verdadero significado (Mateo 5:3; Versión Popular, también conocida como Dios habla hoy).
2. El significado de una palabra o expresión puede variar dependiendo del contexto en que se use. Tomemos por caso la
expresión hebrea que normalmente alude a la mano. Tal expresión puede adoptar una amplia variedad de significados, dependiendo del
contexto. Puede, por ejemplo, traducirse por “control”, “a mano abierta” o “poder” (2 Samuel 8:3; 1 Reyes 10:13; Proverbios 18:21).
De hecho, este término en particular se vierte de más de cuarenta maneras distintas en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras en inglés.
Puesto que el contexto puede influir en el significado de una palabra, la Traducción del Nuevo Mundo en inglés emplea cerca de 16.000
expresiones para traducir unos 5.500 vocablos griegos, así como más de 27.000 expresiones para traducir unas 8.500 palabras
hebreas. ¿A qué se debe esa variedad en la traducción de las palabras? El comité de traducción consideró que transmitir su sentido

más exacto de acuerdo con el contexto era más importante que producir una versión estrictamente literal. Aun así, la Traducción del
Nuevo Mundo en inglés emplea, siempre que es posible, las mismas palabras al traducir los términos hebreos y griegos.
Pero está claro que no basta con traducir de la misma manera un término del idioma bíblico original cada vez que aparezca. Por eso, los
traductores deben seleccionar con buen criterio las palabras que comuniquen las ideas con exactitud y claridad. Además, han de
combinar las palabras y frases según las reglas gramaticales del idioma al que traducen.

* NWT-E págs. 1718-1720
* w08 1/5 págs. 19-20
¿Son mejores las traducciones palabra por palabra?
Traducir estrictamente una palabra por otra no suele ser la mejor manera de expresar el significado de un pasaje bíblico. ¿Por qué no?
Aunque hay varias razones, analicemos dos de ellas:
1. No hay dos idiomas que tengan exactamente la misma gramática, vocabulario y forma de expresar las ideas. El profesor de
hebreo S. R. Driver señala que las lenguas “no solo difieren en su gramática y vocabulario, sino también [...] en la manera de construir
las frases para expresar las ideas”. Las personas que hablan un idioma no piensan igual que las que hablan otro. “Por consiguiente —
añade el profesor Driver—, las formas que adoptan las frases no son las mismas.”
Puesto que ningún idioma refleja exactamente el vocabulario y la gramática del hebreo y el griego bíblicos, una traducción palabra por
palabra sería poco clara y hasta podría transmitir un significado erróneo. Veámoslo en los siguientes ejemplos.
En su carta a los Efesios, el apóstol Pablo utilizó una expresión que literalmente se traduce “en el juego de dados de los hombres”
(Efesios 4:14, Jünemann, nota). Esta expresión alude a la práctica de hacer trampas en los dados. Sin embargo, en la mayoría de los
idiomas, una traducción literal no tendría ningún sentido. Por lo tanto, una manera más clara de transmitir el significado de esta
expresión es traduciéndola “las tretas de los hombres”.
Al escribir a los romanos, Pablo empleó una expresión griega que significa literalmente “en el espíritu, hirvientes” (Romanos 12:11,
Bover-Cantera). ¿Le suena a usted natural esta expresión? En realidad, la frase original transmite la idea de estar radiantes, o
fulgurantes, con el espíritu.
Observe este otro ejemplo. En uno de sus más famosos discursos, Jesús empleó una expresión que a menudo se traduce así:
“Bienaventurados los pobres de espíritu” (Mateo 5:3). En numerosos idiomas, una traducción literal como esta oscurecería el significado
original. De hecho, en algunos casos incluso implicaría que “los pobres de espíritu” son personas que sufren un desequilibrio mental o
que carecen de vitalidad y determinación. Sin embargo, Jesús usó esa expresión para enseñar a la gente que su felicidad no dependía
de satisfacer sus necesidades físicas, sino de reconocer que necesitaban la guía divina (Lucas 6:20). De modo que traducciones como
“los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” o “los que reconocen su necesidad espiritual” comunican con mayor exactitud el
verdadero significado (Mateo 5:3; Versión Popular, también conocida como Dios habla hoy).

* NWT-E pág. 1720
* w08 1/5 pág. 22 (….)
Cómo hallar la mejor traducción
La Biblia fue escrita en el lenguaje cotidiano de personas comunes y corrientes, como agricultores, pastores y pescadores (Nehemías
8:8, 12; Hechos 4:13). Por lo tanto, una buena traducción de la Biblia es la que pone su mensaje al alcance de personas sinceras de
todo nivel social. He aquí otros requisitos:
◗ Transmitir con exactitud el mensaje original que fue inspirado por Dios (2 Timoteo 3:16)
◗ Traducir literalmente el significado de las palabras siempre y cuando la redacción y la estructura del texto original se puedan
reproducir en la lengua a la que se traduce
◗ Comunicar el sentido correcto de una palabra o frase cuando una traducción literal distorsionaría u oscurecería el significado.
◗ Emplear un lenguaje sencillo que invite a la lectura.
¿Existe una traducción que cumpla con todos estos requisitos? Millones de lectores de esta revista prefieren la Traducción del Nuevo
Mundo. ¿Por qué? Porque comparten los puntos de vista de su comité de traducción, expresados en el prólogo de la primera edición en
inglés: “No ofrecemos una paráfrasis de las Escrituras. Desde el principio hasta el fin nos hemos esforzado por recurrir a la traducción
más literal posible, siempre que lo permita el modismo moderno inglés y que la traducción literal no oculte las ideas”.
La Traducción del Nuevo Mundo se ha impreso entera o en parte en más de 60 idiomas, con una tirada total que supera los 145
millones. Si está disponible en su idioma, ¿por qué no les pide un ejemplar a los testigos de Jehová y comprueba por sí mismo las
ventajas de esta traducción exacta?
Los estudiantes sinceros de la Biblia desean comprender el mensaje que Dios inspiró y obrar en consecuencia con él. Si usted es una
de tales personas, necesita una traducción de la Biblia que sea exacta. En realidad, no debería conformarse con menos.

* NWT-E pág. 1721 (….)
* W97 1/10 pág. 14
12 Otros intentos de cambiar las Escrituras supusieron más que modificar la redacción de algunos versículos. Constituyeron un ataque a
la identidad del Dios verdadero. La misma naturaleza y extensión de estos cambios puso de manifiesto con claridad la influencia de una
fuente más poderosa que cualquier hombre individual u organización humana, sí, la del archienemigo de Jehová, Satanás el Diablo.
Cediendo a tal influencia, los traductores y copistas —algunos con entusiasmo, otros a su pesar— empezaron a suprimir el propio
nombre personal de Dios, Jehová, de su Palabra inspirada en los miles de lugares donde aparecía. Desde fechas tempranas, algunas
traducciones del hebreo al griego, latín, alemán, inglés, italiano y holandés, entre otros, omitieron el nombre divino completamente o lo
conservaron solo en algunos lugares. También se eliminó de las copias de las Escrituras Griegas Cristianas.
13 No obstante, ese glorioso nombre no se borró de la memoria humana. Algunas traducciones de las Escrituras Hebreas al español,
portugués, alemán, inglés, francés y muchos otros idiomas incluyeron con honradez el nombre personal de Dios. Para el siglo XVI, el
nombre personal de Dios también empezó a aparecer de nuevo en varias traducciones hebreas de las Escrituras Griegas Cristianas;
para el siglo XVIII, en alemán; para el siglo XIX, en croata e inglés. Aunque la gente intente arrinconar el nombre de Dios, cuando llegue
el “día de Jehová”, según él mismo dice, ‘las naciones tendrán que saber que yo soy Jehová’. Este propósito declarado de Dios
no fallará. (2 Pedro 3:10; Ezequiel 38:23; Isaías 11:9; 55:11.)
El mensaje llega a todo el globo terráqueo
14 A principios del siglo XX, la Biblia ya se imprimía en 94 idiomas europeos. Puso sobre aviso a los estudiantes de la Biblia de esa parte
de la Tierra que al fin de los Tiempos de los Gentiles, en 1914, ocurrirían sucesos que sacudirían al mundo, como de hecho aconteció.
(Lucas 21:24.) Antes de terminar el año crucial de 1914, la Biblia se publicaba, entera o en parte, en 157 lenguas africanas, además del

inglés, francés y portugués, idiomas muy extendidos en aquel continente. De este modo, se puso el fundamento para enseñar las
verdades bíblicas espiritualmente liberadoras a las personas humildes de las muchas tribus y grupos nacionales que allí habitan.
15 Cuando el mundo entró en los predichos últimos días, la Biblia estaba muy extendida en América. Los inmigrantes europeos la habían
llevado consigo en sus diferentes idiomas. Se estaba llevando a cabo un extenso programa de educación bíblica, con discursos públicos
y una distribución intensiva de publicaciones bíblicas editadas por los Estudiantes Internacionales de la Biblia, como se conocía
entonces a los testigos de Jehová. Además, las sociedades bíblicas imprimían la Biblia en otros 57 idiomas para satisfacer las
necesidades de la población multinacional del hemisferio occidental.
16 Cuando llegó el tiempo de efectuar una predicación mundial de las buenas nuevas antes de que ‘viniera el fin’, la Biblia no era
desconocida en Asia ni en las islas del Pacífico. (Mateo 24:14.) Ya se publicaba en 232 idiomas de esa zona del mundo. Algunas eran
Biblias completas; muchas eran traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas; en otros casos se trataba de un solo libro de las
Sagradas Escrituras.
17 Está claro que la Biblia no se había conservado como una simple pieza de museo. De todos los libros existentes, era el más traducido
y más distribuido. Para constatar esta prueba del favor divino, su contenido se estaba cumpliendo. Sus enseñanzas y el espíritu que la
respalda también producían un efecto duradero en la vida de la gente en muchos países. (1 Pedro 1:24, 25.) Pero había de venir más,
mucho más.

* w08 1/5 pág. 22 (….)
* NWT-E pág. 1721 (….)
* w08 1/5 pág. 22 (….)
* NWT-E pág. 1726 nota
* w98 1/4 pág. 11 párr. 7
7 Según parece, los escritores bíblicos escribieron sus palabras con tinta en papiros (que se elaboraban con la planta egipcia del mismo
nombre) y en pergaminos (que se preparaban con la piel de animales) (Job 8:11). Tales materiales de escritura, sin embargo, tenían
enemigos naturales. El docto Oscar Paret explica: “Estos dos materiales de escritura están igualmente amenazados por la humedad, el
moho y varios tipos de gusanos. Conocemos por la experiencia cotidiana la facilidad con que se deteriora el papel, e incluso el cuero
resistente, cuando se coloca a la intemperie o en una habitación húmeda”. Así que poco sorprende que no se conozca la existencia de
ninguno de los escritos originales; probablemente se desintegraron hace mucho tiempo. Pero si los escritos originales sucumbieron a
sus enemigos naturales, ¿cómo ha sobrevivido la Biblia?

* NWT-E pág. 1726 (….)
* w90 15/7 págs. 28,29
Manuscritos enterrados
En 1896 cierto erudito que registraba una guenizá en El Cairo descubrió 90.000 manuscritos antiguos que revolucionaron el estudio de
la historia del Oriente Medio. ¿Qué es una guenizá? ¿Y qué tiene que ver esto con los manuscritos originales de la Biblia?
Una guenizá es un cuarto donde los judíos de la antigüedad colocaban los manuscritos gastados por el uso. El erudito Paul E. Kahle
escribe: “Los judíos acostumbraban depositar toda clase de material escrito e impreso en aquellos cuartos en sus sinagogas o cerca;
esto no se hacía para archivarlos; solo habían de permanecer allí sin ser tocados por algún tiempo. Los judíos temían profanar por un
uso indebido aquellos escritos que quizás contuvieran el nombre de Dios. Por eso aquel material escrito —y en tiempos posteriores
también el impreso— se llevaba de vez en cuando a terreno consagrado y se enterraba; esto lo echaba a perder. Fue por simple
casualidad que se pasó por alto la guenizá de El Cairo, y a los manuscritos que había allí no les sucedió lo mismo que a los de otras
guenizás”. (The Cairo Geniza, página 4.)
¿Qué hay si un manuscrito bíblico original hubiera durado hasta el tiempo en que empezó a desarrollarse aquella costumbre? Sin duda,
el manuscrito se habría gastado por el uso y habría sido enterrado.
Desenvolvimientos históricos
Al considerar lo que pudo haberles sucedido a los manuscritos bíblicos originales, un último factor que debe recordarse es la agitada
historia de las tierras bíblicas. Por ejemplo, considere lo que les pasó a aquellos libros escritos por el envejecido Moisés. Se nos dice:
“Aconteció que, tan pronto como Moisés hubo acabado de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta dejarlas completas, Moisés
se puso a mandar a los levitas, los transportadores del arca del pacto de Jehová, y dijo: ‘Tomando este libro de la ley, ustedes tienen
que colocarlo al lado del arca del pacto de Jehová su Dios’”. (Deuteronomio 31:24-26.)
El arca del pacto era un cofre sagrado que simbolizaba la presencia de Dios entre los israelitas. Fue introducida en la Tierra Prometida
(junto con los manuscritos de Moisés), donde estuvo en diversos lugares. Por algún tiempo los filisteos se apoderaron de ella. Más tarde
David, el rey de Israel, llevó el Arca a Jerusalén, y con el tiempo fue colocada en el templo que el rey Salomón edificó allí. Pero el rey
Acaz construyó un altar pagano en el templo, y con el tiempo clausuró aquel edificio. El rey Manasés lo llenó de adoración pagana.
Mientras tanto, ¿qué pasó con el arca del pacto y los escritos de Moisés? No sabemos, pero por lo menos algunos de aquellos escritos
se perdieron. Para los tiempos del rey Josías unos artesanos del templo hallaron por casualidad “el mismísimo libro de la ley”, quizás el
documento original escrito por Moisés. (2 Reyes 22:8.) Gran parte de su contenido le había sido desconocido al rey, y su lectura dio
comienzo a un gran despertamiento espiritual. (2 Reyes 22:11–23:3.)
Después de la muerte de Josías la gente de Judá se hizo infiel de nuevo, y con el tiempo el pueblo fue deportado a Babilonia. El templo
fue destruido, y todo objeto valioso en él fue llevado a Babilonia. No hay registro de lo que le sucedió entonces al Arca ni del valioso
documento que fue descubierto en los tiempos de Josías. Con todo, años después, cuando a muchos judíos que habían regresado a su
tierra de origen se les animó a reedificar a Jerusalén y restablecer la adoración limpia, el sacerdote Esdras y otros les leyeron
públicamente del “libro de la ley de Moisés”. (Nehemías 8:1-8.) Así que había copias de los escritos originales. ¿De dónde vinieron
estas?
El copiar la Palabra de Dios
Moisés predijo el tiempo en que la nación de Israel sería gobernada por un rey, y escribió este mandato especial: “Cuando se siente
sobre el trono de su reino, tiene que escribir para sí en un libro una copia de esta ley, de aquella que está a cargo de los sacerdotes, los
levitas”. (Deuteronomio 17:18.) Como se ve, se habrían de hacer copias de las Escrituras.
Con el tiempo el copiar las Escrituras se convirtió en una profesión en Israel. De hecho, Salmo 45:1 dice: “Sea mi lengua el estilo de
copista hábil”. A copistas como Safán y Sadoc se les menciona por nombre. Pero el copista mejor conocido de los tiempos antiguos fue
Esdras, quien también contribuyó a los escritos originales de la Biblia. (Esdras 7:6; Nehemías 13:13; Jeremías 36:10.) Aun mientras se
escribían porciones posteriores de la Biblia, los libros que ya se habían completado se copiaban y distribuían.
Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra había copias de las Escrituras Hebreas (Génesis hasta Malaquías) disponibles no solo en
Jerusalén, sino también aparentemente en sinagogas de Galilea. (Lucas 4:16, 17.) Pues, ¡hasta en la distante Berea de Macedonia
judíos de disposición noble podían ‘examinar las Escrituras diariamente’! (Hechos 17:11.) Hoy existen unas 1.700 copias manuscritas de

libros bíblicos que se escribieron antes del nacimiento de Jesús, así como unas 4.600 de los que compilaron sus discípulos (Mateo
hasta Revelación).
¿Eran exactas aquellas copias? Sí; sumamente exactas. Los copistas profesionales de las Escrituras Hebreas (llamados soferim) se
preocupaban mucho por evitar equivocaciones. Para revisar su trabajo contaban las palabras y hasta las letras de cada manuscrito que
copiaban. Por eso Jesús, el apóstol Pablo y otros que solían citar de los antiguos escritores bíblicos no dudaban de la exactitud de las
copias que utilizaban. (Lucas 4:16-21; Hechos 17:1-3.)
Es cierto que los copistas judíos y los copistas cristianos posteriores no eran infalibles. Cometían errores, pero las muchas copias que
todavía existen nos ayudan a encontrar esos errores. ¿Cómo? Pues los diferentes copistas cometían errores diferentes. Por eso, por la
comparación de la obra de diversos copistas podemos determinar muchas de sus equivocaciones.
Por qué podemos estar seguros
En 1947 hubo un descubrimiento sorprendente de unos rollos antiguos en ciertas cavernas del mar Muerto. Aquellos rollos mostraron
precisamente cuán exactas eran las copias que se habían hecho de las Escrituras. Entre los rollos había una copia del libro bíblico de
Isaías cerca de mil años más antigua que cualquier manuscrito previamente disponible. Sin embargo, una comparación mostró que las
únicas diferencias entre el manuscrito del mar Muerto y copias posteriores eran de asuntos como el orden de las palabras y la
gramática. ¡El significado del texto no había cambiado tras mil años de copiar! Por eso el erudito William Henry Green pudo decir
respecto al texto de las Escrituras Hebreas: “Puede decirse con seguridad que ninguna otra obra de la antigüedad se ha transmitido con
tanta exactitud”. Se han hecho comentarios parecidos sobre la exactitud con que se han transmitido las Escrituras Griegas Cristianas.
Por supuesto, sería emocionante hallar el documento original escrito por Moisés o por Isaías. Pero en realidad no necesitamos los
originales. Lo importante no es el documento, sino su contenido. Y, milagrosamente, a pesar del transcurso de muchos siglos
turbulentos y mucho copiar y recopiar, podemos estar seguros de que la Biblia todavía contiene la información que había en aquellos
antiguos manuscritos originales. Como se ve, esta declaración bíblica ha resultado cierta: “Toda carne es como hierba, y toda su gloria
es como una flor de la hierba; la hierba se marchita, y la flor se cae, pero el dicho de Jehová dura para siempre”. (1 Pedro 1:24, 25.)

* ba pág. 7 nota
Los masoretas (término que significa “los maestros de la tradición”) fueron copistas de las Escrituras Hebreas que vivieron entre los
siglos VI y X E.C. Sus copias manuscritas se denominan textos masoréticos.
* NWT-E pág. 1726 (….)
* W05 15/7 págs. 12,13
Tesoros bíblicos de Crimea
En la introducción de este artículo mencionamos a otro erudito que buscaba tesoros bíblicos. ¿Quién era? Unos años antes de que
Tischendorf regresara a Rusia, se ofreció a la Biblioteca Imperial una colección de textos tan increíble que despertó el interés del zar y
atrajo a estudiosos de toda Europa. Era difícil creer lo que tenían ante sus ojos: una enorme colección de manuscritos y otros
materiales. Constaba de 2.412 piezas, incluidos 975 manuscritos y rollos. Entre estos figuraban 45 manuscritos de Biblias anteriores al
siglo X. Por increíble que parezca, todo lo había recopilado un solo hombre, Abraham Fírkovich, un estudioso caraíta que en aquel
tiempo tenía más de 70 años. Pero ¿quiénes eran los caraítas?
Esta pregunta fue de gran interés para el zar. Rusia había extendido sus fronteras hasta abarcar territorios anteriormente ocupados por
otros países, por lo que el imperio contaba con nuevos grupos étnicos. La pintoresca región de Crimea, a orillas del mar Negro, estaba
habitada por un pueblo que parecía judío, pero que tenía costumbres turcas y hablaba un idioma emparentado con el tártaro. Estos
caraítas decían ser descendientes de los judíos exiliados a Babilonia tras la destrucción de Jerusalén en 607 antes de nuestra era. Sin
embargo, a diferencia de los judíos rabínicos, rechazaban el Talmud y recalcaban la lectura de las Escrituras. Los caraítas de Crimea
estaban deseosos de probar ante el zar que eran diferentes de los judíos rabínicos, lo que les daría un estatus distinto. Con la
presentación de manuscritos antiguos que eran propiedad de los caraítas, esperaban demostrar que descendían de los judíos que
habían emigrado a Crimea tras el destierro en Babilonia.
Cuando Fírkovich emprendió su búsqueda de documentos y manuscritos antiguos, empezó con las viviendas en los acantilados de
Chufut-Kale, en Crimea. Durante generaciones, estas pequeñas edificaciones construidas con rocas excavadas de los acantilados
habían sido la morada y el lugar de adoración de los caraítas. Este pueblo nunca destruía las copias gastadas de las Escrituras donde
apareciera el nombre divino, Jehová, por considerarlo un sacrilegio. Los manuscritos se guardaban cuidadosamente en un pequeño
almacén llamado guenizá, que en hebreo significa “escondite”. En vista del profundo respeto que los caraítas le tenían al nombre divino,
tales pergaminos rara vez se tocaban.
Sin desanimarse por el polvo acumulado durante siglos, Fírkovich examinó con cuidado las guenizás. En una encontró un manuscrito
del año 916 de nuestra era. Este famoso manuscrito, llamado Códice de Petersburgo de los Últimos Profetas, es una de las copias más
antiguas que existen de las Escrituras Hebreas.
Fírkovich acumuló una gran cantidad de manuscritos, y en 1859 decidió ofrecer su inmensa colección a la Biblioteca Imperial. En 1862,
Alejandro II ayudó a comprar la colección para la biblioteca por la entonces enorme suma de 125.000 rublos. En aquel tiempo, el
presupuesto de toda la biblioteca no ascendía a más de 10.000 rublos al año. La compra incluyó el famoso Códice de Leningrado
(B 19A), que data del año 1008 y es la copia completa más antigua del mundo de las Escrituras Hebreas. Un estudioso comentó que es
“probablemente el manuscrito de la Biblia más importante, pues estableció el texto de la mayoría de las ediciones críticas modernas de
la Biblia hebrea” (véase el recuadro). Aquel mismo año, 1862, se editó el Códice Sinaítico de Tischendorf, elogiado mundialmente.
Iluminación espiritual hoy día
La biblioteca, que se conoce hoy como la Biblioteca Nacional de Rusia, alberga una de las colecciones más grandes de manuscritos
antiguos de todo el planeta. Reflejando la historia de Rusia, el nombre de la biblioteca se ha cambiado siete veces en el transcurso de
dos siglos. Un nombre bien conocido es el de Biblioteca Estatal Pública Saltikov-Shedrin. Aunque la biblioteca no salió indemne del
caos del siglo XX, los manuscritos sobrevivieron a ambas guerras mundiales y al sitio de Leningrado. ¿Cómo nos benefician dichos
manuscritos?
Los manuscritos antiguos han sido la base confiable para muchas traducciones modernas de la Biblia. Permiten que las personas
sinceras que buscan la verdad puedan disponer de una versión clara de las Santas Escrituras. Los códices Sinaítico y de Leningrado
han contribuido considerablemente a la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, editada por los testigos de Jehová y
presentada al público de forma completa en inglés en 1961. Por ejemplo, la Biblia Hebraica Stuttgartensia y la Biblia Hebraica de Kittel,
utilizadas por el Comité de la Traducción del Nuevo Mundo, se basan en el Códice de Leningrado y utilizan el Tetragrámaton, o nombre
divino, 6.828 veces en el texto original.
Relativamente pocos lectores de la Biblia son conscientes de la deuda que tienen con la apacible biblioteca de San Petersburgo y sus
manuscritos, algunos de los cuales llevan el anterior nombre de la ciudad, Leningrado. No obstante, nuestra mayor deuda es con el
Autor de la Biblia, Jehová, la fuente de luz espiritual. Por eso, el salmista le suplicó: “Envía tu luz y tu verdad. Que estas mismas me
guíen” (Salmo 43:3).

* NWT-E págs. 1726,1727 (….)
* W01 15/02 pág. 6
¿Por qué deben interesarnos los Rollos del mar Muerto?
Antes del descubrimiento de los Rollos del mar Muerto, los manuscritos más antiguos de las Escrituras Hebreas databan de los siglos IX
y X E.C. Dado que el texto de las Escrituras Hebreas se había terminado más de mil años antes, ¿se podía confiar en que esos
manuscritos transmitieran fielmente la Palabra de Dios? El profesor Julio Trebolle Barrera, del equipo internacional de editores de los
Rollos del mar Muerto, declaró: “El Rollo de Isaías [de Qumrán] ofrecía la prueba irrefutable de que la transmisión del texto bíblico a lo
largo de más de mil años a manos de los copistas judíos había sido sumamente fiel y cuidada”.
EL ROLLO al que se refiere el profesor Barrera contiene el libro completo de Isaías. Hasta la fecha, entre los más de doscientos
manuscritos bíblicos hallados en Qumrán se han identificado porciones de todos los libros de las Escrituras Hebreas a excepción de
Ester. Pero salvo el rollo de Isaías, la mayoría son solo fragmentos que contienen menos de una décima parte de cada libro. Los
escritos bíblicos más populares en Qumrán eran los Salmos (36 copias), Deuteronomio (29 copias) e Isaías (21 copias), que son
también los citados con mayor frecuencia en las Escrituras Griegas Cristianas.
Aunque los rollos demuestran que la Biblia no ha sufrido alteraciones sustanciales, también revelan que, hasta cierto grado, los judíos
de la época del segundo templo empleaban distintas versiones de los textos hebreos de la Biblia, cada una con sus propias variaciones.
No todos los rollos son idénticos al texto masorético en redacción y ortografía, algunos se aproximan más a la Septuaginta griega.
Anteriormente, los eruditos pensaban que las diferencias de la Septuaginta tal vez se debían a errores o hasta invenciones deliberadas
del traductor. Ahora, los rollos revelan que muchas de esas discrepancias en realidad fueron provocadas por modificaciones en el texto
hebreo, lo cual quizá explique algunos casos en los que los cristianos primitivos citaron textos de las Escrituras Hebreas sin usar las
mismas palabras del texto masorético (Éxodo 1:5; Hechos 7:14).
Por tanto, este tesoro escondido de rollos y fragmentos bíblicos suministra una excelente base para estudiar la transmisión del texto
hebreo de la Biblia. Los Rollos del mar Muerto han confirmado el valor para la comparación textual tanto de la Septuaginta como del
Pentateuco samaritano. Proporcionan una fuente adicional para que los traductores de la Biblia estudien posibles enmiendas del texto
masorético. En muchos casos, confirman la decisión adoptada por el Comité de Traducción del Nuevo Mundo de volver a poner el
nombre Jehová en los lugares donde había sido suprimido del texto masorético.

* NWT-E pág. 1727 (….)
* ba pág. 9
Se corrigen los errores de los copistas
Supongamos que se pidiera a 100 personas que copiaran a mano un documento extenso. Sin lugar a dudas, por lo menos algunos
copistas cometerían errores, aunque no todos incurrirían en los mismos. Si se compararan minuciosamente las 100 copias, podrían
aislarse los errores y determinar el texto exacto del original aun sin haberlo visto.
Así mismo, no todos los copistas de la Biblia cometieron las mismas equivocaciones. Con los miles de manuscritos bíblicos que ahora
pueden someterse a análisis comparativo, los críticos textuales han logrado aislar los errores, determinar el texto original y anotar las
correcciones precisas. El fruto de su estudio cuidadoso son los textos maestros en los idiomas originales. Estas ediciones depuradas de
los textos hebreo y griego recogen las palabras que, a juicio de la mayoría de los expertos, formaron parte del texto original, y suelen
incluir al pie de la página todas las variantes o lecturas alternativas que hay en los manuscritos. Los traductores de la Biblia utilizan las
ediciones depuradas de los críticos textuales para traducir la Biblia a los idiomas actuales.
De modo que cuando leemos una versión moderna de la Biblia, tenemos fundadas razones para confiar en que los textos hebreo y
griego que toma como base reflejan con notable fidelidad las palabras de los escritores originales de la Biblia. La historia de la
supervivencia de la Biblia tras haberse copiado a mano durante milenios es realmente extraordinaria. Por esa razón, sir Frederic
Kenyon, quien fue por mucho tiempo conservador del Museo Británico, dijo: “Hay que hacer especial hincapié en la seguridad sustancial
del texto de la Biblia. [...] No es posible decir lo mismo de ningún otro libro antiguo del mundo”.10

* g 11/07 pág. 13
Traducción
El segundo factor decisivo para que la Biblia llegara a ser el libro más conocido de todos es su existencia en innumerables idiomas. Esto
concuerda con el propósito de Dios de que todas las naciones y lenguas lo conozcan y lo adoren “con espíritu y con verdad” (Juan
4:23, 24; Miqueas 4:2).
La primera traducción conocida de la Biblia hebrea fue la versión griega de los Setenta, o Septuaginta. Realizada por judíos de lengua
griega que vivían fuera de Palestina, quedó terminada unos dos siglos antes del ministerio terrenal de Jesús. La Biblia entera, en
especial las Escrituras Griegas Cristianas, se vertió a muchos idiomas pocos siglos después de completada. Pero luego surgieron reyes
y hasta sacerdotes que en lugar de hacer todo lo que estuviera en su poder para ponerla al alcance de la gente —como era su deber—,
hicieron justo lo contrario: procuraron mantener a sus rebaños sumidos en la oscuridad espiritual impidiendo la traducción de la Palabra
de Dios a las lenguas vulgares.
Desafiando a la Iglesia y el Estado, hombres valientes arriesgaron su vida para traducir la Biblia en la lengua del pueblo. Por ejemplo,
William Tyndale, un inglés formado en Oxford, produjo en 1530 una edición del Pentateuco (los cinco primeros libros de las Escrituras
Hebreas). Pese a la enconada oposición de sus adversarios, fue el primero en verter la Biblia del hebreo directamente al inglés y el
primer traductor inglés en usar el nombre de Jehová. Digno de mención es también el erudito español Casiodoro de Reina, quien vivió
constantemente amenazado de muerte por sus perseguidores católicos mientras preparaba una de las primeras Biblias en castellano.
Para llevar a cabo su obra, tuvo que viajar a Inglaterra, Francia, Holanda y Suiza.
La Biblia sigue traduciéndose a cada vez más idiomas, y aún se imprimen millones de ejemplares. El hecho de que haya sobrevivido
hasta convertirse en el libro de mayor circulación en el mundo demuestra lo ciertas que son estas palabras inspiradas del apóstol Pedro:
“La hierba se marchita, y la flor se cae, pero el dicho de Jehová dura para siempre” (1 Pedro 1:24, 25).

* W09 1/11 pág. 14
Por qué sobrevivieron los manuscritos bíblicos
Los libros bíblicos originales fueron escritos en materiales tan frágiles como los que usaban los fenicios, los egipcios y los romanos.
Entonces, ¿cómo es posible que el mensaje divino haya sobrevivido hasta nuestros días? Una de las razones es que los escritos
originales fueron reproducidos una y otra vez. Como indica el profesor James L. Kugel, “se copiaron muchísimas veces, incluso durante
el mismo período en que se escribió la Biblia”.
Ahora bien, ¿podemos confiar en que las traducciones modernas de la Biblia transmiten fielmente el mensaje original? El profesor Julio
Trebolle Barrera, miembro del equipo de expertos que ha estudiado y publicado los Rollos del mar Muerto, señala: “La transmisión del

texto de la Biblia hebrea es de un rigor extraordinario, sin parangón en la literatura clásica grecorromana”. Por su parte, el prestigioso
biblista Frederick F. Bruce indica: “La evidencia existente de los escritos del Nuevo Testamento es [...] mayor que la que existe de
muchos autores clásicos, la autenticidad de quienes nadie sueña en poner en tela de juicio”. Y añade: “Si el Nuevo Testamento fuera
una colección de escritos seculares, su autenticidad sería aceptada generalmente sin sombras de dudas de ninguna especie”.
Como hemos visto, la Biblia es un libro fuera de lo común. ¿Verdad que vale la pena esforzarse por leerla todos los días? (1 Pedro
1:24, 25.)

* NWT-E pág. 1729 (….)
* Rbi8 pág. 6 (….)
* NWT-E pág. 1729 (….)
* Rbi8 pág. 6 (….)
* NWT-E pág. 1731
* Sgd pág. 1 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* NWT-E págs. 1731-1733
* sgd págs. 1-3 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* NWT-E 1733-1735
* Sgd págs. 3-5 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* Sgd pág. 5 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* Sgd pág. 5 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* NWT-E pág. 1736 (….)
* Sgd pág. 6 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* NWT-E pág. 1736 (….)
* Sgd pág. 6 (….)
* NWT-E págs. 1736-1743
* Sgd págs. 6-13 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)

 LECCION 2 (b)

* Rbi8- pág. 8
* Rbi8-págs. 1489-1151
* NWR-E págs. 1744-1747
* Sgd págs. 14-17 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* NWT-E págs. 1748-1763
* Sgd págs. 18-33 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* NWT-e pág. 1749
* Sgd pág. 19 (FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS)
* FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS Sección 4
* FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS contraportada
* NWT-E págs. 1765
* Sgd contraportada
* NWT-E págs. 1766, 1767
* Sgd págs. 34,35
* FOLLETO GUIA PARA EL ESTUDIO DE LA PALABRA DE DIOS

 LECCION 3 (a)

*W00 15/03 pág. 10 párr. 1
LA FORMA en que Jehová da a conocer sus propósitos a sus siervos demuestra gran consideración. En vez de revelar toda la verdad
de una vez, en un destello de luz cegador, nos ilumina de manera progresiva. Nuestra andadura por el camino de la vida puede
compararse con la caminata de un excursionista por un largo sendero. Cuando este parte por la mañana temprano, ve poco. Pero el Sol
se eleva lentamente sobre el horizonte y el caminante empieza a distinguir algunos perfiles. Lo demás son aún contornos nebulosos.
Ahora bien, con la ascensión paulatina del Sol, cada vez ve más lejos en la distancia. Así sucede con la luz espiritual que Dios provee.
Él nos permite entender las ideas una tras otra. El Hijo de Dios, Jesucristo, suministró el conocimiento espiritual de manera similar.
Veamos cómo Jehová iluminó a su pueblo en tiempos antiguos y cómo lo hace hoy.

* W14 15/1 pág. 13 párr. 6
6 Jesús entonces usó su autoridad real para nombrar un “esclavo fiel y discreto”. Este esclavo suministraría regularmente alimento
espiritual nutritivo a todos los miembros del “solo rebaño” que está bajo el cuidado de Jesús (Mat. 24:45-47; Juan 10:16). Desde 1919,
un pequeño grupo de hermanos ungidos ha cumplido fielmente con la gran responsabilidad de alimentar a los “domésticos”.
El abundante alimento espiritual que nos llega por ese canal fortalece nuestra fe y nuestra determinación de mantenernos limpios en
sentido espiritual, moral, mental y físico. También nos educa y nos prepara para participar en la obra más importante que se está
realizando en la Tierra: la predicación. ¿Aprovechamos al máximo este alimento espiritual?

* W13 15/7 pág. 22 párr. 10
10 ¿Quién, entonces, es el esclavo fiel y discreto? Según el patrón que Jesús fijó de alimentar a muchos por medio de unos pocos, ese
esclavo está compuesto por un pequeño grupo de hermanos ungidos que participan directamente en preparar y proveer alimento
espiritual durante la presencia de Cristo. A lo largo de los últimos días, estos hermanos ungidos que constituyen el esclavo fiel han
estado sirviendo juntos en la sede mundial. Hoy, ese esclavo es el grupo de cristianos ungidos que forman el Cuerpo Gobernante de los
Testigos de Jehová. Ahora bien, note que, aunque se trata de un esclavo compuesto por más de una persona, la palabra esclavo está
en singular. En armonía con este hecho, el Cuerpo Gobernante actúa como uno solo, es decir, toma sus decisiones de manera
conjunta.

* W10 15/7 pág. 22 recuadro

[Recuadro de la página 22]
El espíritu revela el significado del templo espiritual
Una de “las cosas profundas de Dios” que se revelaron en el siglo primero fue el hecho de que el antiguo tabernáculo y los templos que
posteriormente hubo en Jerusalén simbolizaron una realidad espiritual muy superior. A esta realidad, Pablo la llamó “la tienda
verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre” (Heb. 8:2). Se trata de un gran templo espiritual, el cual representa el sistema que Dios
ha establecido para que podamos acercarnos a él gracias al sacrificio y el sacerdocio de Jesucristo.
“La tienda verdadera” surgió en el año 29, cuando Jesús se bautizó y fue reconocido por Jehová como aquel que llegaría a ser un
sacrificio perfecto (Heb. 10:5-10). Una vez que murió y resucitó, Cristo entró en el Santísimo del templo espiritual y presentó el valor de
su sacrificio “delante de la persona de Dios” (Heb. 9:11, 12, 24).
Pablo ya había dicho en otra de sus cartas que los cristianos ungidos estaban “creciendo para ser un templo santo para Jehová” (Efe.
2:20-22). ¿Sería este templo lo mismo que “la tienda verdadera” de la que el apóstol habló después en su carta a los Hebreos? Por
décadas, los siervos de Jehová creyeron que sí. Les parecía que los cristianos ungidos estaban siendo preparados en la Tierra para
llegar a ser “piedras” del templo celestial de Jehová (1 Ped. 2:5).
No obstante, alrededor del año 1971, los representantes de la clase del esclavo comenzaron a entender que el templo mencionado en
Efesios no podía ser el gran templo espiritual de Jehová. Si “la tienda verdadera” hubiera estado formada por cristianos ungidos
resucitados, no habría podido existir sino hasta “la presencia del Señor”, pues durante ese período empezaron a resucitar (1 Tes. 4:15-
17). Sin embargo, Pablo indicó lo siguiente sobre el tabernáculo: “Esta misma tienda es una ilustración para el tiempo señalado que está
aquí ahora” (Heb. 9:9).
Al comparar detenidamente estos y otros pasajes, se comprendió que el templo espiritual no está en proceso de construcción y que los
cristianos ungidos no son “piedras” que estén siendo preparadas en la Tierra para formar parte de dicho templo. Más bien, ellos están
sirviendo en el patio y en el Santo del templo espiritual y ofrecen a diario “sacrificio de alabanza” a Dios (Heb. 13:15).

* W94 15/2 pág. 19,20 parrs 14-18
14 El cumplimiento de la profecía de Joel, en armonía con otras profecías que emplean expresiones semejantes, nos ayuda a
comprender el significado de Mateo 24:29. Evidentemente, lo que Jesús dijo concerniente a ‘la oscuridad del sol y la luna y la caída de
las estrellas’ no se refiere a sucesos que ocurrirían durante las muchas décadas de la conclusión del presente sistema, tales como
lanzamientos espaciales, alunizajes, etc. No; él aludió a sucesos relacionados con “el día de Jehová, grande e inspirador de temor”, es
decir, la destrucción que ha de venir.
15 Esto nos permite entender mejor cómo es que los fenómenos celestes ocurrirían “inmediatamente después de la tribulación”. Jesús
no se estaba refiriendo a la tribulación que culminó en 70 E.C. Más bien, aludía al comienzo de la gran tribulación que le sobrevendrá al
sistema mundial en el futuro, con la cual finalizará su prometida “presencia”. (Mateo 24:3.) Dicha tribulación no ha llegado aún.
16 ¿Qué puede decirse de las palabras de Marcos 13:24: “Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y
la luna no dará su luz”? Las palabras “aquellos” y “aquella” son formas del pronombre demostrativo griego e·keí·nos, que indica algo
distante en el tiempo. Puede usarse para señalar un suceso que pertenece al pasado distante (o mencionado anteriormente), o algo que
sucederá en el futuro lejano. (Mateo 3:1; 7:22; 10:19; 24:38; Marcos 13:11, 17, 32; 14:25; Lucas 10:12; 2 Tesalonicenses 1:10.) Así,
cuando Marcos 13:24 habla de “aquella tribulación”, no se refiere a la que trajeron los romanos, sino a la acción poderosa de Jehová
que marcará el fin del presente sistema.
17 Los capítulos 17 a 19 de Revelación armonizan con Mateo 24:29-31, Marcos 13:24-27 y Lucas 21:25-28, y confirman la explicación
actualizada de estos últimos. ¿De qué manera? Los Evangelios muestran que esta tribulación no comenzará y terminará de una vez.
Después del inicio de la tribulación, todavía habrá humanos desobedientes vivos que verán “la señal del Hijo del hombre”, se
lamentarán y, como dice Lucas 21:26, ‘desmayarán por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada’. Se
sobrecogerán de terror al ver “la señal” que presagia su inminente destrucción.
18 Según la Revelación, el ataque de los “cuernos” militarizados de la “bestia salvaje” internacional contra “la gran ramera”, Babilonia la
Grande, marcará el comienzo de la venidera gran tribulación. (Revelación 17:1, 10-16.) No obstante, quedarán con vida muchas
personas, pues los reyes, los comerciantes y los capitanes de barco, entre otros, lamentarán el fin de la religión falsa. Sin duda, muchos
se percatarán de que su juicio se ha acercado. (Revelación 18:9-19.)

* W95 15/5 págs. 21,22 parrs 4,5
Aclaración sobre “las potestades superiores”
4 Se recibió un brillante destello de luz en 1962 con respecto a Romanos 13:1, que dice: “Sométase toda persona a las potestades
superiores [“autoridades superiores”, Traducción del Nuevo Mundo]”. (Versión Moderna.) Los primeros Estudiantes de la Biblia
entendían que “las potestades superiores” mencionadas aquí eran las autoridades mundanas. Pensaban que, en conformidad con este
versículo, si el cristiano era reclutado en tiempo de guerra, estaba obligado a ponerse el uniforme, llevar un arma e ir al frente, a las
trincheras. Se pensaba que, como el cristiano no puede matar a su prójimo, en el peor de los casos tendría que disparar al aire.
5 Los números de La Atalaya del 15 de mayo y del 1 de junio de 1963 (en inglés, 15 de noviembre y 1 de diciembre de 1962) arrojaron
luz clara sobre este asunto al analizar las palabras de Jesús recogidas en Mateo 22:21: “Paguen a César las cosas de César, pero a
Dios las cosas de Dios”. Relacionado con esa postura está lo que los apóstoles dijeron en Hechos 5:29: “Tenemos que obedecer a Dios
como gobernante más bien que a los hombres”. Los cristianos estamos en sujeción a César —“las potestades superiores”— siempre
que no nos exija desobedecer la ley de Dios. Se entendió que la sujeción a Cesar era relativa, no absoluta. Los cristianos pagamos a
César únicamente lo que no está en conflicto con los requisitos de Dios. Fue una gran satisfacción entender con claridad ese asunto.

* W95 15/5 págs.25 párr. 17
17 Durante mucho tiempo los Testigos hablaron de la vindicación del nombre de Jehová. Ahora bien, ¿había puesto Satanás en tela de
juicio el nombre de Jehová? ¿Lo había hecho alguno de sus agentes, como si a Jehová no le correspondiera ese nombre? De ninguna
manera. No fue el nombre de Jehová lo que se desafió y lo que necesitaba ser vindicado. Por eso, las publicaciones actuales de la
Sociedad Watch Tower no mencionan la vindicación del nombre de Jehová, sino la vindicación de la soberanía de Jehová y la
santificación de su nombre. Tal proceder está en conformidad con lo que Jesús nos dijo que pidiéramos en oración: “Santificado sea tu
nombre”. (Mateo 6:9.) Jehová dijo en muchas ocasiones que santificaría su nombre, el cual los israelitas habían profanado,
no desafiado. (Ezequiel 20:9, 14, 22; 36:23.)

* W13 15/7 págs. 20 -25

¿Quién es “el esclavo fiel y discreto”?
“¿Quién es, verdaderamente, el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos [...]?” (MAT. 24:45)

“HERMANOS, he perdido la cuenta de las veces que han llegado a mis manos artículos que decían justo lo que yo necesitaba
cuando más lo necesitaba.” Así expresó una hermana su gratitud en una carta dirigida a nuestra sede mundial. ¿Le ha pasado a
usted lo mismo que a ella? A muchos de nosotros sí. Y eso es algo que no debería sorprendernos.
2 El oportuno alimento espiritual que recibimos es prueba de que Jesús, Cabeza de la congregación, está cumpliendo su

promesa de alimentarnos. ¿Por medio de quién lo hace? Cuando dio la señal de su presencia, dijo que usaría al “esclavo fiel y
discreto” para darles “alimento al tiempo apropiado” a sus domésticos (lea Mateo 24:45-47). Ese esclavo fiel es el conducto
mediante el cual Jesús alimenta a sus verdaderos discípulos en este tiempo del fin. Es vital identificarlo: nuestra salud espiritual y
nuestra amistad con Dios dependen de ese conducto (Mat. 4:4; Juan 17:3).
3 Entonces, ¿cómo debemos entender la ilustración sobre el esclavo fiel y discreto? En el pasado, nuestras publicaciones han
explicado lo siguiente: Jesús nombró al esclavo fiel sobre sus domésticos en el Pentecostés del año 33; el esclavo representa al
conjunto de cristianos ungidos que a partir de ese año han vivido en la Tierra en cualquier momento dado; los domésticos son
esos mismos ungidos, pero vistos como individuos, y en 1919 Jesús nombró al esclavo fiel “sobre todos sus bienes”, es decir,
sobre todos los intereses del Reino en la Tierra. Sin embargo, después de volver a estudiar y meditar cuidadosamente este
asunto con la ayuda de la oración, vemos necesario modificar nuestra forma de entender las palabras de Jesús sobre el esclavo
fiel y discreto (Prov. 4:18). Examinemos dicha parábola y veamos qué tiene que ver con nosotros, sea que abriguemos la
esperanza celestial o la terrenal.
¿CUÁNDO SE CUMPLE LA ILUSTRACIÓN?
4 El contexto muestra que la ilustración del esclavo fiel y discreto no empezó a cumplirse en el Pentecostés del año 33, sino en
este tiempo del fin. Veamos cómo nos llevan las Escrituras a esa conclusión.
5 Esta parábola forma parte de la profecía de Jesús sobre “la señal de [su] presencia y de la conclusión del sistema de cosas”
(Mat. 24:3). La primera sección de la profecía, registrada en Mateo 24:4-22, tiene dos cumplimientos. El primero tuvo lugar en los
años que transcurrieron desde el 33 hasta el 70, y el segundo —mucho más abarcador— lo estamos viendo en nuestros días.
¿Significa esto que la parábola de Jesús sobre el esclavo fiel también tendría dos cumplimientos? En realidad, no.
6 A partir de las palabras que leemos en Mateo 24:29, Jesús se refirió principalmente a sucesos que ocurrirían en nuestros días
(lea Mateo 24:30, 42, 44). Hablando de la gran tribulación, dijo que los habitantes de la Tierra “verán al Hijo del hombre viniendo

sobre las nubes del cielo”. Luego exhortó a quienes vivieran en los últimos días a mantenerse alerta con estas palabras:
“No saben en qué día viene su Señor [...], porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre”. En este contexto
—al hablar de sucesos que ocurrirían en los últimos días—, Jesús relató la parábola del esclavo fiel. Así pues, podemos concluir
que sus palabras sobre ese esclavo fiel solo empezaron a cumplirse después de 1914, cuando comenzaron los últimos días.
¿Por qué es lógica esta conclusión?
7 Piense en la pregunta que planteó Jesús: “¿Quién es, verdaderamente, el esclavo fiel y discreto[?]”. En el siglo primero no tenía
sentido hacerla. Como vimos en el artículo anterior, los apóstoles realizaban milagros y hasta transmitían dones milagrosos, así
que estaba claro que eran ellos los que tenían el apoyo divino (Hech. 5:12). Por eso, ¿por qué iba alguien a preguntar quién
había sido nombrado por Jesús para dirigir a sus ovejas? Sin embargo, en 1914 la situación era muy distinta. La temporada de la
cosecha había empezado ese año. Por fin era hora de separar la mala hierba del trigo (Mat. 13:36-43). Pero al empezar la
temporada de la cosecha, había muchos cristianos falsos que afirmaban ser los verdaderos seguidores de Jesús. Así que surgió
esta cuestión fundamental: ¿cómo podría reconocerse el trigo, es decir, los cristianos ungidos? La ilustración de Jesús dio una
clave. Los cristianos ungidos serían aquellos que estuvieran bien alimentados espiritualmente
¿QUIÉN ES EL ESCLAVO FIEL Y DISCRETO?
8 El esclavo fiel debe estar compuesto por cristianos ungidos que vivan en la Tierra. A ellos se les llama “un sacerdocio real”, y
se les ha encomendado que “‘declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa”
(1 Ped. 2:9). Por esta razón resulta apropiado que miembros de ese “sacerdocio real” participen directamente en enseñar la
verdad a sus hermanos en la fe (Mal. 2:7; Rev. 12:17).
9 ¿Componen el esclavo fiel todos los ungidos que viven en la Tierra? No, la realidad es que no todos los ungidos participan en
proveer alimento espiritual a sus compañeros de creencia de todo el mundo. Es cierto que entre el trigo hay hermanos ungidos
que son siervos ministeriales o ancianos. Ellos enseñan de casa en casa y en sus congregaciones y apoyan con lealtad las
instrucciones que recibimos de la sede mundial, pero no participan en proveer alimento espiritual a la hermandad. Además, entre
los ungidos hay hermanas humildes que nunca intentarían asumir la función de maestros de la congregación (1 Cor. 11:3;
14:34).
10 ¿Quién, entonces, es el esclavo fiel y discreto? Según el patrón que Jesús fijó de alimentar a muchos por medio de unos
pocos, ese esclavo está compuesto por un pequeño grupo de hermanos ungidos que participan directamente en preparar y
proveer alimento espiritual durante la presencia de Cristo. A lo largo de los últimos días, estos hermanos ungidos que constituyen
el esclavo fiel han estado sirviendo juntos en la sede mundial. Hoy, ese esclavo es el grupo de cristianos ungidos que forman el
Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. Ahora bien, note que, aunque se trata de un esclavo compuesto por más de una
persona, la palabra esclavo está en singular. En armonía con este hecho, el Cuerpo Gobernante actúa como uno solo, es decir,
toma sus decisiones de manera conjunta
¿QUIÉNES SON LOS DOMÉSTICOS?
11 Debe destacarse que, en la ilustración de Jesús, el esclavo fiel y discreto recibe dos nombramientos distintos. En primer lugar,
se le pone a cargo de los domésticos, y en segundo lugar, de todos los bienes del amo. Puesto que la parábola se cumple
exclusivamente en este tiempo del fin, ambos nombramientos tendrían que producirse después de 1914, cuando comenzó la
presencia de Cristo como Rey.
12 ¿Cuándo nombró Jesús al esclavo fiel sobre sus domésticos? Para averiguar la respuesta, debemos retroceder al año 1914, al
comienzo de la temporada de la cosecha. Como ya aprendimos, en ese entonces había muchos grupos que afirmaban ser
cristianos. ¿De entre cuál de ellos seleccionaría y nombraría Jesús al esclavo fiel? La pregunta se respondió una vez que él y su
Padre vinieron a inspeccionar el templo —el sistema de adoración que Dios ha establecido—, lo que tuvo lugar desde 1914
hasta principios de 1919 (Mal. 3:1). ¡Cuánto se alegraron al ver a un pequeño grupo de leales Estudiantes de la Biblia que
demostraban un profundo amor por Jehová y su Palabra! Por supuesto, necesitaban pulirse en algunos aspectos, pero
humildemente se dejaron moldear durante un breve período de prueba y limpieza (Mal. 3:2-4). Aquellos fieles Estudiantes de la
Biblia eran auténtico trigo. En 1919, año en que experimentaron un resurgimiento espiritual, Jesús seleccionó de entre ellos
algunos hermanos ungidos capacitados para que compusieran el esclavo fiel y discreto y los nombró sobre sus domésticos.

13 ¿Quiénes, entonces, son los domésticos? Dicho sencillamente, los que son alimentados. Al comienzo de los últimos días,
todos los domésticos eran cristianos ungidos. Pero más tarde, el grupo de los domésticos llegó a incluir a la gran muchedumbre
de otras ovejas. Estas componen ahora la inmensa mayoría del “solo rebaño” que sigue a Cristo (Juan 10:16). Tanto los ungidos
como las otras ovejas se benefician del mismo alimento espiritual que el esclavo fiel proporciona “al tiempo apropiado”. ¿Y qué
puede decirse de los miembros del Cuerpo Gobernante que hoy componen ese esclavo fiel y discreto? Ellos también necesitan
alimentarse espiritualmente, así que con humildad reconocen que a nivel individual son domésticos como todos los demás
cristianos verdaderos.
14 Jesús puso una seria responsabilidad sobre los hombros del esclavo fiel y discreto. En tiempos bíblicos, un esclavo de
confianza, o mayordomo, tenía a su cargo a todos los siervos de la casa de su amo (Luc. 12:42, nota). De igual modo, el esclavo
fiel y discreto tiene a su cargo a todos los siervos de Jehová. Entre sus deberes figura supervisar el uso de bienes materiales, la
obra de predicar, la preparación de asambleas y la producción de las publicaciones bíblicas que se emplean en el ministerio, en
el estudio personal y en las reuniones cristianas. Los domésticos dependen de todos los recursos espirituales que proporciona
este esclavo compuesto
¿CUÁNDO SE LE NOMBRA SOBRE TODOS LOS BIENES DEL AMO?
15 ¿Cuándo hace Jesús el segundo nombramiento, el que consiste en poner al esclavo a cargo de “todos sus bienes”? Él dijo:
“¡Feliz es aquel esclavo si su amo, al llegar [o, literalmente, “habiendo venido”, según la nota], lo hallara haciéndolo así!
En verdad les digo: Lo nombrará sobre todos sus bienes” (Mat. 24:46, 47). Observe que Jesús efectúa el segundo nombramiento
después de llegar y ver que el esclavo ha estado “haciéndolo así”, es decir, que ha estado suministrando fielmente alimento
espiritual. Así que habría un intervalo entre los dos nombramientos. Entonces, ¿cómo y cuándo nombra Jesús al esclavo sobre
todos sus bienes? Para contestar esta pregunta, debemos saber dos cosas: cuándo llega él y cuáles son esos bienes.
16 ¿Cuándo llega Jesús? El contexto lo aclara. Recuerde que cuando los versículos previos dicen que Jesús “viene”, esa palabra
se refiere al tiempo en que llega a dictar y ejecutar su sentencia al final de este sistema (Mat. 24:30, 42, 44). Por lo tanto, la
llegada, o venida, de Jesús mencionada en la ilustración del esclavo fiel tiene lugar durante la gran tribulación.
17 ¿Cuáles son “todos [los] bienes” de Jesús? Él no dijo que fueran únicamente sus bienes en la Tierra. En realidad, Jesús tiene
una inmensa autoridad en los cielos. “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra”, declaró (Mat. 28:18; Efes.
1:20-23). Ahora sus bienes incluyen el Reino mesiánico, que le ha pertenecido desde 1914 y que compartirá con sus discípulos
ungidos (Rev. 11:15).
18 ¿A qué conclusión nos llevan estos hechos? Cuando Jesús venga como Juez durante la gran tribulación, verá que el esclavo
fiel ha estado suministrando lealmente alimento espiritual a los domésticos al tiempo apropiado. Entonces se complacerá en
efectuar el segundo nombramiento: lo nombrará sobre todos sus bienes. Quienes componen el esclavo fiel recibirán ese
nombramiento cuando obtengan su recompensa celestial y lleguen a ser reyes con Cristo.
19 ¿Es la recompensa que el esclavo fiel recibe en los cielos mayor que la del resto de los ungidos? La respuesta es no. Aunque
una recompensa se le haya prometido a un grupo pequeño en un momento determinado, también pueden acabar recibiéndola
otras personas. Por ejemplo, piense en lo que Jesús les dijo a sus 11 apóstoles fieles la noche antes de morir (lea Lucas 22:28-
30). Él le prometió a ese pequeño grupo de hombres una magnífica recompensa por su lealtad: compartiría con ellos su
autoridad de Rey. Sin embargo, años después indicó que todos los ungidos, los 144.000 sin excepción, se sentarían en tronos y
reinarían con él (Rev. 1:1; 3:21). De modo parecido, según indica Mateo 24:47, Jesús le prometió a un pequeño grupo de
hombres —los hermanos ungidos que componen el esclavo fiel— que lo nombraría sobre todos sus bienes. Pero, realmente, son
los 144.000 en su totalidad los que compartirán la inmensa autoridad celestial de Cristo (Rev. 20:4, 6).
20 Mediante el esclavo fiel y discreto, Jesús está siguiendo el mismo patrón que estableció en el siglo primero: alimentar a
muchos por medio de unos pocos. Nombró a ese esclavo para asegurarse de que en estos últimos días sus verdaderos
discípulos —sean de los ungidos o de las otras ovejas— tuvieran un suministro constante de alimento espiritual “al tiempo
apropiado”. ¡Cuánto lo agradecemos! Pues bien, demostremos nuestra gratitud apoyando lealmente a los hermanos ungidos que
componen ese esclavo fiel y discreto (Heb. 13:7, 17).
[Notas]
Párrafo 2: En una ocasión anterior, Jesús relató una parábola similar en la que se refirió al “esclavo” como un “mayordomo” y a
los “domésticos” como “su servidumbre” (Luc. 12:42-44).
Párrafo 6: La “venida” (del verbo griego érkjomai) de Cristo es distinta de su “presencia” (parousía). Su presencia invisible
comienza antes de que venga a ejecutar su sentencia
Párrafo 12: Vea el artículo “Estoy con ustedes todos los días” en esta misma revista, páginas 10 a 12, párrafos 5 a 8.
Párrafo 16: Vea el artículo “¿Cuándo serán estas cosas?” en esta misma revista, páginas 7 y 8, párrafos 14 a 18.

* Jv pág. 172-175
Capítulo 13
Se nos conoce por nuestra conducta
VIVIMOS en una era en la que grandes sectores de la humanidad han descartado las normas morales que habían sido respetadas por
mucho tiempo. La mayoría de las religiones de la cristiandad han hecho lo mismo, ya sea en nombre de la tolerancia o arguyendo que
los tiempos han cambiado y que ya no tienen vigencia los tabúes de generaciones pasadas. En cuanto al resultado de esto, Samuel
Miller, un deán del Colegio Teológico de la Universidad de Harvard, dijo: ‘Lo que pasa es que la Iglesia ya no lleva la delantera. Ha
aceptado y absorbido la cultura de nuestro tiempo’. El efecto de esto en la vida de los que buscaban guía en esas iglesias ha sido
devastador.
En cambio, con referencia a los testigos de Jehová L’Eglise de Montréal (La Iglesia de Montreal), boletín semanal de la archidiócesis de
Montreal (Canadá), dijo: “Tienen extraordinarios valores morales”. Muchos maestros, patronos y funcionarios gubernamentales
concuerdan en esto. ¿Qué da cuenta de esta reputación?
Ser testigo de Jehová implica mucho más que sencillamente adoptar cierto conjunto de creencias doctrinales y testificar a otros acerca
de ellas. El cristianismo primitivo era conocido como el “Camino”, y los testigos de Jehová reconocen que hoy la religión verdadera debe
ser un modo de vivir. (Hech. 9:2.) Sin embargo, como sucedió con respecto a otras cuestiones, a los Testigos modernos les tomó algún
tiempo llegar a tener una comprensión equilibrada de lo que esto implica.
“Carácter o pacto, ¿cuál?”
Aunque comenzaron con consejo bíblico bien fundado sobre la necesidad de imitar a Cristo, el énfasis que pusieron algunos de los
primeros Estudiantes de la Biblia en lo que llamaban “desarrollo del carácter” tendió a minimizar ciertos aspectos del cristianismo
verdadero. Parece que algunos opinaban que el ser de disposición gentil —presentar siempre la apariencia de ser amables y buenos,
hablar con dulzura, evitar todo despliegue de ira, leer las Escrituras diariamente— les garantizaría la entrada al cielo. Pero perdían de
vista el hecho de que Cristo había comisionado a sus discípulos para efectuar una obra.

Este problema se trató con seriedad en el artículo “Carácter o pacto, ¿cuál?” de la revista The Watch Tower del 1 de mayo de 1926. El
artículo mostraba que el intento de los Estudiantes de la Biblia por alcanzar un “carácter perfecto” mientras estaban en la carne hacía
que algunos se desanimaran y se dieran por vencidos, pero a la misma vez llevaba a otros a una actitud santurrona que resultaba en
que perdieran de vista el mérito del sacrificio de Cristo. Después de recalcar la importancia de tener fe en la sangre derramada de
Cristo, el artículo destacó que era fundamental ‘hacer cosas’ en el servicio divino como prueba de que se seguía un camino que
agradaba a Dios. (2 Ped. 1:5-10.) En aquel tiempo, cuando gran parte de la cristiandad aún pretendía apegarse a las normas morales
de la Biblia, lo que intensificó el contraste entre los testigos de Jehová y la cristiandad fue el énfasis que estos dieron a la importancia de
actuar. El contraste se notó aún más a medida que todo el que decía ser cristiano tuvo que enfrentarse con cuestiones de moralidad
que iban haciéndose comunes.
‘Absténganse de la fornicación’
La norma cristiana relacionada con la moralidad sexual se expuso con claridad hace mucho tiempo en la Biblia. “Esto es la voluntad de
Dios: la santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación [...]. Porque Dios nos llamó, no con permiso para inmundicia, sino
con relación a santificación. Así, pues, el hombre que muestra desatención, no está desatendiendo a hombre, sino a Dios.” (1 Tes. 4:3-
8.) “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a
los adúlteros.” (Heb. 13:4.) “¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, [...] ni
adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, [...] heredarán el reino
de Dios.” (1 Cor. 6:9, 10.)
Ya para noviembre de 1879 la Watch Tower había señalado esta norma a los cristianos verdaderos. Sin embargo, no se trató con
frecuencia ni extensamente como si fuera un problema grave entre los primeros Estudiantes de la Biblia. No obstante, a medida que la
actitud del mundo se hacía más permisiva, hubo que dar más atención a este requisito, especialmente para el tiempo de la II Guerra
Mundial. Esto se hizo necesario debido a que algunos testigos de Jehová estaban empezando a creer que, con tal de ocuparse en dar
testimonio, cualquier tipo de laxitud en cuestiones relacionadas con la moralidad sexual era solo asunto personal. Es cierto que en
agosto de 1935 La Torre del Vigía había dicho con claridad que el participar en el ministerio del campo no autorizaba la conducta
inmoral. Pero no todos tomaron a pecho lo que se dijo. De modo que en el número de septiembre de 1941 La Atalaya analizó de nuevo
el asunto con bastante detenimiento en el artículo “El día de Noé”. Este señaló que el libertinaje sexual de los días de Noé fue una de
las razones que llevaron a Dios a destruir al mundo de entonces, y mostró que lo que Dios hizo en aquella ocasión fijó un patrón para lo
que haría en nuestro tiempo. Con franqueza advirtió que un siervo íntegro de Dios no podía dedicar parte de su día a hacer la voluntad
del Señor y luego, el resto del tiempo, entregarse a “las obras de la carne”. (Gál. 5:17-21.) A este siguió, en La Atalaya de octubre
de 1942, otro artículo que condenaba la conducta que no armonizara con las normas morales que la Biblia da a personas solteras y
casadas. Nadie debería pensar que su participación en la predicación pública del mensaje del Reino como testigo de Jehová le daba
permiso para llevar un estilo de vida relajado. (1 Cor. 9:27.) Con el tiempo se tomarían medidas aún más estrictas para proteger la
limpieza moral de la organización.
Algunos de los que entonces expresaban el deseo de ser testigos de Jehová se habían criado en lugares donde se permitía el
matrimonio de prueba, se toleraban las relaciones sexuales entre personas comprometidas, o se veía como algo normal una relación
consensual entre gente que no estaba casada legalmente. Algunos matrimonios procuraban abstenerse de las relaciones íntimas. Otras
personas, aunque no se habían divorciado, habían dado un paso imprudente al separarse de sus cónyuges. Con el fin de proveer la
dirección necesaria, durante los años cincuenta La Atalaya trató todas estas situaciones, analizó las responsabilidades maritales,
enfatizó la prohibición bíblica de la fornicación y, para evitar malentendidos, explicó en qué consistía. (Hech. 15:19, 20; 1 Cor. 6:18.)
Este asunto recibió atención especial en lugares donde los que empezaban a asociarse con la organización de Jehová no tomaban en
serio las normas morales de la Biblia. Así, cuando N. H. Knorr, tercer presidente de la Sociedad Watch Tower, visitó Costa Rica
en 1945, dijo en un discurso sobre la moralidad cristiana: “Voy a darles un consejo a todos los que están aquí esta noche y viven con
una mujer sin haber legalizado su matrimonio. Vayan a la Iglesia Católica e inscríbanse en ella, porque allí pueden seguir con esa
práctica. Pero esta es la organización de Dios, y aquí eso no se permite”.
A partir de los años sesenta, cuando los homosexuales comenzaron a manifestar abiertamente sus prácticas, muchas iglesias
decidieron aceptarlos en su seno después de debatir el asunto. En la actualidad, ciertas iglesias ordenan incluso clérigos que son
homosexuales. Las publicaciones de los testigos de Jehová también trataron estas cuestiones con el fin de ayudar a la gente sincera
que tenía preguntas al respecto. Pero los Testigos nunca tuvieron dudas en cuanto a cómo ver la homosexualidad. ¿Por qué no?
Porque para ellos los requisitos bíblicos no son simples opiniones de hombres de otra época. (1 Tes. 2:13.) Con gusto dan lecciones
bíblicas a homosexuales para que aprendan los requisitos de Jehová; y esas personas pueden asistir a las reuniones de los Testigos
para escuchar; sin embargo, nadie que siga practicando la homosexualidad puede ser testigo de Jehová. (1 Cor. 6:9-11; Judas 7.)
En los últimos años se ha hecho común en el mundo el que jóvenes no casados se entreguen a la satisfacción de sus deseos sexuales.
El mundo ejerció presión sobre los jóvenes de familias de los testigos de Jehová para inducirles a seguir ese proceder, y algunos de
ellos comenzaron a adoptarlo. ¿Qué hizo la organización al respecto? En La Atalaya y ¡Despertad! se publicaron artículos para ayudar a
los padres y a sus hijos a tener el punto de vista bíblico. En las asambleas se presentaron dramas de la vida real con el fin de ayudar a
todos a darse cuenta de lo que sucede cuando se rechazan las normas morales de la Biblia y de los beneficios que resultan al obedecer
los mandamientos de Dios. Uno de los primeros dramas, presentado en 1969, fue “Espinas y trampas hay en el camino del
independiente”. Se prepararon libros especiales que ayudaban a la juventud a apreciar la sabiduría del consejo bíblico. Entre estos
estuvieron Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera (publicado en 1976) y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas
prácticas (publicado en 1989). Los ancianos locales dieron consejo espiritual a individuos y familias. También se protegió a las
congregaciones de los testigos de Jehová expulsando de ellas a los pecadores que no se arrepentían.
El derrumbe moral del mundo no ha hecho que los testigos de Jehová adopten una actitud permisiva. Antes bien, el Cuerpo Gobernante
de los Testigos de Jehová ha recalcado aún más lo imprescindible de evitar no solo los actos sexuales ilícitos, sino también las
influencias y situaciones que socavan los valores morales. Durante las tres últimas décadas ha provisto instrucción para fortalecer
contra “faltas secretas” como la masturbación, y ha advertido del peligro de la pornografía, las telenovelas y la música que degrada. Así,
aunque en el mundo la moralidad ha ido en decadencia, entre los testigos de Jehová ha subido.

* W95 15/5 pág. 13 párr. 15
15 Se toleraban casos flagrantes de inmoralidad sexual en la congregación cristiana de Corinto. Un hombre había tomado a la
esposa de su padre, practicando así ‘fornicación como ni siquiera la había entre las naciones’. Pablo escribió claramente:
“Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes”. (1 Corintios 5:1, 11-13.) La acción de expulsar era nueva para la congregación
cristiana. Otro proceder inapropiado sobre el que la congregación de Corinto también necesitaba esclarecimiento era que
algunos de sus miembros llevaban a sus hermanos espirituales ante los tribunales mundanos para resolver sus diferencias.
Pablo los reprendió enérgicamente por hacer esto. (1 Corintios 6:5-8.)

* Km 8/02 págs. 3,4
Demostremos lealtad cristiana cuando se expulsa a un pariente
1 Los vínculos familiares pueden ser muy fuertes. Este hecho supone una prueba para el cristiano cuando su cónyuge, un hijo, un padre
u otro pariente cercano es expulsado o se desasocia de la congregación (Mat. 10:37). ¿Cómo debe el cristiano leal tratar a ese
pariente? ¿Es diferente el trato que se le da si dicha persona vive en la casa del Testigo? Pues bien, repasemos lo que dice la Biblia al
respecto, y tengamos presente que sus principios son aplicables tanto a los que han sido expulsados como a los que se han
desasociado.
2 Cómo tratar a los expulsados. La Palabra de Dios manda a los cristianos que no se relacionen con alguien que ha sido expulsado de
la congregación al decir: “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona
dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre. [...]
Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes” (1 Cor. 5:11, 13). Las palabras de Jesús anotadas en Mateo 18:17 también son

aplicables: “[Que el expulsado] sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos”. Quienes
oyeron a Jesús sabían muy bien que sus contemporáneos judíos no confraternizaban de modo alguno con los gentiles y evitaban a los
recaudadores de impuestos como si fueran marginados. Con estas palabras, Jesús ordenó a sus seguidores que no se relacionaran con
los expulsados (véase La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, págs. 12-14).
3 Eso significa que los cristianos leales no tienen trato espiritual con nadie que ha sido expulsado de la congregación. Pero hay más
implicado. La Palabra de Dios dice que ‘ni siquiera comamos con tal hombre’ (1 Cor. 5:11). De modo que también evitamos el trato
social con tal persona, lo que descartaría ir con ella a una comida campestre, a una fiesta, a un partido, al centro comercial, al cine o
sentarnos a comer con ella, sea en el hogar o en un restaurante.
4 ¿Se puede hablar con un expulsado? Aunque la Biblia no menciona todas las situaciones que pudieran surgir, 2 Juan 10 nos ayuda a
comprender cómo ve Jehová el asunto: “Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un
saludo”. La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, página 19, comenta: “Decir un sencillo ‘¡Hola!’ a alguien puede ser el primer paso que
lleve a una conversación y tal vez hasta a una amistad. ¿Quisiéramos dar ese primer paso respecto a una persona expulsada?”.
5 El mismo número de La Atalaya, en la página 25, agrega: “La realidad es que cuando un cristiano se entrega al pecado y se le tiene
que expulsar, pierde mucho: la posición aprobada que tenía delante de Dios; [...] el grato compañerismo de los hermanos, que incluye
mucha de la asociación que tenía con parientes cristianos”.
6 Cuando se vive en la misma casa familiar. ¿Significa esto que los cristianos que viven en la misma casa con un familiar expulsado
no pueden hablar ni comer ni relacionarse con él mientras realizan sus actividades diarias? La nota al pie de la página 22 de La Atalaya
del 15 de abril de 1991 señala: “Si en un hogar cristiano hubiera un familiar expulsado, este todavía formaría parte de los tratos y
actividades normales y cotidianos de la casa”. Por lo tanto, les toca a los miembros de la familia decidir hasta qué grado lo incluirán
cuando coman o participen en otras actividades domésticas. Sin embargo, no querrán dar a los hermanos con quienes se relacionan la
impresión de que todo marcha igual que antes de la expulsión.
7 Ahora bien, La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, página 22, menciona lo siguiente en cuanto al expulsado o desasociado: “Los
vínculos espirituales anteriores han sido rotos por completo. Esto es cierto aun respecto a los parientes del expulsado, entre ellos los de
su círculo familiar inmediato o cercano. [...] Eso significa cambios en el compañerismo espiritual que haya existido en el hogar. Por
ejemplo, si al esposo se le ha expulsado, su esposa e hijos no se sentirían cómodos si él condu[jera] el estudio bíblico de la familia o
toma[ra] la delantera en la lectura de la Biblia y en orar. Si él quiere hacer una oración, como, por ejemplo, a la hora de comer, él tiene
derecho a hacerlo en su propio hogar. Pero los demás pueden hacer sus propias oraciones a Dios en silencio. (Pro. 28:9; Sal. 119:145,
146) ¿Qué hay si algún expulsado que vive en el hogar quiere estar presente cuando la familia lee la Biblia junta o tiene un estudio
bíblico? Los otros pudieran permitirle estar presente para escuchar con tal que no tratara de enseñarles o compartir con ellos sus ideas

religiosas”.
8 Si se expulsa de la congregación a un hijo menor que vive en el hogar, los padres cristianos aún son responsables de su crianza.
La Atalaya del 15 de noviembre de 1988, página 20, aclara: “Tal como continuarán suministrándole alimento, ropa y abrigo, tienen que
instruirle y disciplinarle en conformidad con la Palabra de Dios. (Proverbios 6:20-22; 29:17.) Por eso, los padres amorosos quizás
adopten la medida de conducir un estudio bíblico en el hogar con él, aunque esté expulsado. Puede que el estudio le sea del mayor
beneficio como fuente de corrección si es un estudio con él solo. O quizás los padres decidan que el joven implicado puede continuar
participando en el estudio de la familia” (véase también La Atalaya del 1 de octubre de 2001, págs. 16, 17).
9 Familiares que no viven en la misma casa. “La situación es diferente si el expulsado o desasociado es un pariente que vive fuera del
círculo familiar y el hogar inmediatos —señala La Atalaya del 15 de abril de 1988, página 28—. Pudiera ser posible eliminar casi todo
contacto con tal pariente. Aun cuando hubiera ciertos asuntos de familia que exigieran comunicación, ciertamente esto se mantendría al
mínimo”, en armonía con el mandato divino de “ces[ar] de mezclarse en la compañía de cualquiera” que sea un pecador impenitente
(1 Cor. 5:11). Los cristianos leales deben esforzarse por evitar todo trato innecesario con tal pariente, hasta el punto de mantener al
mínimo absoluto las relaciones comerciales (véase también La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, págs. 23, 24).
10 La Atalaya dirige nuestra atención a otra situación que pudiera surgir: “¿Qué hay si se expulsa[ra] a algún pariente cercano de una
familia, como a un hijo o a un padre que no viviera con ellos en su hogar, y más tarde éste quisiera mudarse al hogar de la familia de
nuevo? La familia podría decidir qué hacer, según las circunstancias. Por ejemplo, puede que una madre o un padre expulsado esté
enfermo o ya no esté en condiciones económicas o físicas que le permitan cuidar de sí [mismo]. Los hijos cristianos tienen una
obligación bíblica y moral de prestar ayuda. (1 Tim. 5:8) [...] Lo que se haga puede depender de factores como las verdaderas
necesidades del padre, su actitud y la consideración que el cabeza de la familia le tenga al bienestar espiritual de los miembros de su
casa” (véase La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, págs. 22, 23).
11 Respecto a un hijo, el mismo artículo pasa a decir: “A veces los padres cristianos han permitido que un hijo expulsado que haya
enfermado física o emocionalmente regrese al hogar por un tiempo. Pero en cada caso los padres pueden pesar las circunstancias
individuales. ¿Ha vivido por su propia cuenta un hijo expulsado, y ya no puede hacerlo, o quiere volver al hogar principalmente porque

sería una vida más fácil? ¿Qué se puede decir acerca de su moralidad y de su actitud? ¿Introducirá ‘levadura’ en el hogar?—Gál. 5:9”.
12 Los beneficios de ser leales a Jehová. Cooperar con la disposición bíblica de la expulsión y evitar a los pecadores impenitentes nos
reporta beneficios. Conserva la limpieza de la congregación y nos caracteriza como apoyadores de las elevadas normas morales de la
Biblia (1 Ped. 1:14-16). Nos protege de las influencias corruptoras (Gál. 5:7-9). Además, da al pecador la oportunidad de beneficiarse

plenamente de la disciplina recibida, la cual puede ayudarle a producir “fruto pacífico, a saber, justicia” (Heb. 12:11).
13 Tras escuchar un discurso en una asamblea de circuito, un cristiano y su hermana se dieron cuenta de que tenían que hacer cambios
en la manera de tratar a su madre, quien no vivía con ellos y llevaba seis años expulsada. Tan pronto terminó la asamblea, él la llamó y,
luego de confirmarle su amor, le explicó que ya no le hablarían a menos que surgieran asuntos importantes de familia que los obligaran
a ponerse en contacto. Poco después, la madre empezó a asistir a las reuniones y con el tiempo fue restablecida. Además, su esposo
no creyente comenzó a estudiar la Biblia y se bautizó.

14 Apoyar lealmente la disposición bíblica de la expulsión es una demostración de nuestro amor a Jehová y suministra una respuesta
para el que lo desafía con escarnio (Pro. 27:11). A cambio, podemos contar con la bendición divina. El rey David escribió lo siguiente
acerca de Jehová: “En cuanto a sus estatutos, no me desviaré de ellos. Con alguien leal tú actuarás en lealtad” (2 Sam. 22:23, 26).

* W12 15/3 págs. 30,31
Puede un cristiano llegar tan bajo en el vicio de ver pornografía que termine siendo expulsado de la congregación?
▪ La respuesta es sí. Esto subraya la importancia de rechazar de plano cualquier clase de pornografía, ya sea en forma de texto o de
imágenes en revistas, películas, videos o Internet.
La pornografía ha llegado hasta el último rincón de este mundo. Internet la ha puesto al alcance de la gente como nunca antes, y
personas de todas las edades se han visto infectadas por esta terrible plaga. Hay quienes se han topado con páginas pornográficas sin
pretenderlo. Otros, sin embargo, han accedido a ellas a propósito, tal vez en el hogar o la oficina, donde les resulta más fácil leer o ver
pornografía en secreto. Este es un asunto que los cristianos debemos tomar muy en serio. ¿Por qué?
Jesús indicó una de las principales razones cuando advirtió: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella
ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mat. 5:28). Por supuesto, las relaciones sexuales normales no tienen nada de malo
cuando sirven como fuente de placer dentro del matrimonio (Pro. 5:15-19; 1 Cor. 7:2-5). Pero la pornografía muestra relaciones
inmorales que estimulan los malos pensamientos condenados por Jesús. Dicho sin rodeos, quien lee o ve pornografía viola este
mandato divino: “Amortigüen [o “den muerte a”] [...] los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación,
inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría” (Col. 3:5; Traducción en lenguaje actual).
¿Qué hay si un cristiano ha mirado pornografía en una o dos ocasiones? En cierto sentido, se encuentra en una situación tan peligrosa
como la de Asaf, quien admitió: “En cuanto a mí, mis pies casi se habían desviado, casi se había hecho que mis pasos resbalaran”.
Si ha estado viendo imágenes pornográficas de hombres o mujeres desnudos o de una pareja teniendo relaciones, no puede tener la
conciencia tranquila ni estar en paz con Dios. Más bien, se sentirá como Asaf: “Llegué a ser plagado todo el día, y la corrección mía es
cada mañana” (Sal. 73:2, 14).
Si un cristiano ha caído en este pecado, es vital que abra los ojos y comprenda que necesita ayuda espiritual. La Biblia indica que
puede conseguirla en la congregación: “Aunque un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que
tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, vigilándote a ti mismo” (Gál. 6:1).
En efecto, uno o dos ancianos pueden prestarle asistencia, lo que incluye orar con él teniendo fe en que Jehová “sanará” al enfermo
espiritual y “le perdonará” (Sant. 5:13-15). Quienes han buscado ayuda para romper con el vicio de la pornografía se sienten hoy como
Asaf, quien afirmó: “Acercarme a Dios es bueno para mí” (Sal. 73:28).
No obstante, el apóstol Pablo explicó que algunos no se arrepintieron “de su inmundicia y fornicación y conducta relajada [o
desvergonzada]” (2 Cor. 12:21). Según explica el lexicógrafo Marvin R. Vincent, el término griego traducido “inmundicia” en este caso
“se refiere a la impureza en su sentido más sucio”. La triste realidad es que ciertos tipos de pornografía son mucho peores que unos
cuantos desnudos o escenas de un hombre y una mujer cometiendo fornicación. En algunos casos se presentan actos tan sucios y
repugnantes como relaciones homosexuales, sexo en grupo, contacto sexual con animales, pornografía infantil, violaciones en grupo,
maltrato de mujeres y diversos tipos de sadomasoquismo. Según indicó Pablo, algunos que estaban “mentalmente [...] en oscuridad”
fueron “más allá de todo sentido moral, [y] se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez” (Efe.
4:18, 19).
Pablo también mencionó la “inmundicia” en Gálatas 5:19. Un teólogo británico señala: “En este caso, el término puede referirse más
especialmente a todos los deseos antinaturales”. Sin duda, ningún cristiano puede negar que los actos anteriormente citados son
“deseos antinaturales” sucios, repugnantes y depravados. En Gálatas 5:19-21, el apóstol dejó claro que “los que practican” este tipo de
inmundicia “no heredarán el reino de Dios”. Por lo tanto, ¿qué sucedería si un cristiano llevara cierto tiempo —tal vez un período
considerable— viendo pornografía repugnante y sexualmente degradante? Si no se arrepintiera y dejara ese vicio, tendría que ser
expulsado para conservar la pureza y el buen espíritu de la congregación cristiana (1 Cor. 5:5, 11).
Es bueno saber que algunos que han estado viendo estos tipos repugnantes de pornografía han pedido ayuda a los ancianos y han
hecho cambios drásticos. Jesús advirtió a ciertos cristianos de la antigua Sardis: “Fortalece las cosas restantes que estaban a punto de
morir, [...] continúa teniendo presente cómo has recibido y cómo oíste, y sigue guardándolo, y arrepiéntete. Ciertamente, a menos que
despiertes [...,] no sabrás de ningún modo a qué hora vendré sobre ti” (Rev. 3:2, 3). No hay duda de que es posible arrepentirse y
escapar del “fuego” de la pornografía (Jud. 22, 23).
No obstante, será mucho mejor si cada uno de nosotros toma la firme resolución de no correr el más mínimo riesgo en este campo. Por
lo tanto, ¡mantengámonos lo más lejos posible de cualquier tipo de pornografía!
[Nota]
Las diferencias entre inmundicia, fornicación y conducta relajada se explican en La Atalaya del 15 de julio de 2006, páginas 29 a 31.
[Comentario de la página 30]
Si un cristiano cae en un pecado, es vital que abra los ojos y comprenda que necesita ayuda espiritual

* W06 15/7 págs. 30,31
¿Puede alguien ser expulsado de la congregación cristiana por ser culpable de inmundicia, tal como puede ocurrir si es
culpable de fornicación o conducta relajada?
La respuesta es sí. La persona puede ser expulsada de la congregación si practica fornicación, conducta relajada o algunas clases de
inmundicia, y no se arrepiente. El apóstol Pablo menciona estos tres pecados junto con otros males que pueden llevar a la expulsión, al
escribir: “Las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia, conducta relajada [...;] les aviso de antem ano [...] que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21).
El término fornicación (en griego por·néi·a) abarca toda relación sexual ilícita fuera del matrimonio, lo que incluye el adulterio, la
prostitución y las relaciones sexuales entre personas no casadas, así como el sexo oral y anal y la manipulación sexual de los órganos
genitales de una persona que no sea su cónyuge. Quienes practican fornicación y no se arrepienten no pueden permanecer en la
congregación cristiana.
La expresión conducta relajada (en griego a·sél·guei·a) denota “desenfreno [...], vida licenciosa, depravación”. El Léxico Griego-Español
del Nuevo Testamento, de Alfred E. Tuggy, la define así: “descaro, grosería, desvergüenza, libertinaje, insolencia”. Otro léxico la define
como una forma de “conducta que traspasa todos los límites socialmente aceptables”.
Como indican estas definiciones, en la “conducta relajada” se dan dos elementos: 1) la conducta en cuestión constituye una violación
grave de las leyes de Dios, y 2) la actitud del pecador es irrespetuosa e insolente.
Por lo tanto, la expresión “conducta relajada” no se refiere a mala conducta de poca importancia, sino a actos que constituyen graves
violaciones de las leyes de Dios y que reflejan una actitud descarada o un atrevimiento irreverente, es decir, una actitud que revela falta
de respeto o hasta desprecio por las leyes, normas y autoridad. Pablo también relaciona la conducta relajada con el coito ilícito

(Romanos 13:13, 14). Puesto que en Gálatas 5:19-21 se incluye la conducta relajada entre algunas de las prácticas pecaminosas que
impedirían que se heredara el Reino de Dios, esta es motivo suficiente para que una persona sea censurada y hasta expulsada de la
congregación cristiana.
La palabra inmundicia (en griego a·ka·thar·sí·a) es, de los tres términos que se traducen “fornicación”, “inmundicia” y “conducta
relajada”, el que tiene el sentido más amplio. Abarca cualquier clase de impureza, sea en asuntos sexuales, en el habla, en la conducta
o en las relaciones espirituales. “Inmundicia” incluye una amplia variedad de pecados graves.
En 2 Corintios 12:21, Pablo alude a los que ‘pecaron antes, pero que no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y conducta
relajada que han practicado’. Puesto que la “inmundicia” aparece junto con la “fornicación” y la “conducta relajada”, es evidente que
algunas clases de inmundicia son motivo para formar un comité judicial. Claro está, el término “inmundicia” es amplio y abarca asuntos
que no ameritan la formación de un comité judicial. Tal como una casa puede estar un poco sucia o sumamente asquerosa, también hay
diversos grados de inmundicia.
En Efesios 4:19, Pablo habla de algunas personas que habían “llegado a estar más allá de todo sentido moral” y que “se entregaron a la
conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez”. Así pues, Pablo sitúa la “inmundicia con avidez” en la misma
categoría que la conducta relajada. Si un cristiano bautizado practica “inmundicia con avidez” y no se arrepiente, puede ser expulsado
de la congregación por ser culpable de inmundicia grave.
Supongamos que una pareja de novios se acariciara apasionadamente en numerosas ocasiones. Podría ser que los ancianos
determinaran que, aunque la pareja no manifestó una actitud de descaro —característica de la conducta relajada—, sí hubo cierta
avidez en su conducta. Por lo tanto, los ancianos formarían un comité judicial, pues se produjo inmundicia grave. Si alguien mantuviera
repetidas conversaciones telefónicas de índole sexual con otra persona, también se podría tratar el caso sobre la base de la inmundicia
grave, sobre todo si se le había aconsejado anteriormente.
Los ancianos deben ser discernidores al atender casos como estos. Tienen que analizar con cuidado lo que ha sucedido y el grado al
que se llegó. No es cuestión de concluir que alguien es culpable de conducta relajada porque no aceptó el consejo bíblico. Tampoco se
trata de establecer de manera sistemática el número de veces que puede cometerse un pecado antes de que se forme un comité
judicial. Los ancianos deben pedir la ayuda de Jehová y pesar cuidadosamente cada situación; también han de averiguar lo que ocurrió,
la frecuencia, la naturaleza y el grado del mal comportamiento, así como las intenciones y los motivos del pecador.
La inmundicia grave no solo se manifiesta en pecados sexuales. Por ejemplo, imagínese a un jovencito bautizado que se fuma unos
cuantos cigarrillos en un corto espacio de tiempo. Él confiesa el pecado a sus padres y está decidido a no volver a hacerlo. Se trata de
un caso de inmundicia en el que no ha llegado a haber “inmundicia con avidez”. Bastaría con que el joven recibiera los consejos bíblicos
de uno o dos ancianos y el apoyo de sus padres. Ahora bien, ¿y si el joven fumara habitualmente? Esto constituiría una contaminación
deliberada de la carne, y se formaría un comité judicial para que atendiera el asunto sobre la base de inmundicia grave (2 Corintios 7:1).
Si el muchacho no se arrepintiera, habría que expulsarlo.
Algunos cristianos han comenzado a ver pornografía. Aunque esto ofende a Dios, y es normal que los ancianos se sorprendan si se
enteran de que un hermano en la fe ha estado viendo pornografía, no siempre es necesario formar un comité judicial. Por ejemplo,
supongamos que un hermano ha visto pornografía “blanda” en varias ocasiones. Como se siente avergonzado, lo confiesa a un
anciano, resuelto a no repetir este pecado. El anciano bien podría llegar a la conclusión de que su conducta no ha llegado al punto de
ser “inmundicia con avidez”. El hermano tampoco mostró una actitud descarada, y por lo tanto no constituiría conducta relajada. Aunque
no sea necesario emprender ninguna acción judicial, este tipo de inmundicia exigirá sólidos consejos bíblicos y, quizás, la ayuda
continuada de los ancianos.
Ahora bien, supongamos que, durante años, un cristiano ha visto en secreto pornografía repugnante y sexualmente degradante, y ha
hecho todo lo posible por ocultar este pecado. Dicho material pornográfico pudiera abarcar violaciones en grupo, sadomasoquismo,
tortura sádica, maltrato de mujeres o hasta pornografía infantil. Cuando su conducta sale a la luz, se siente profundamente
avergonzado. Aunque no tenga una actitud descarada, los ancianos tal vez determinen que ‘se ha entregado’ a un vicio repugnante y
que ha practicado “inmundicia con avidez”, es decir, inmundicia grave. En ese caso, se formaría un comité judicial porque su conducta
implica inmundicia grave. El pecador sería expulsado si no demostrara que está sinceramente arrepentido y que ha tomado la
determinación de nunca más volver a ver pornografía. Si hubiera invitado a alguien a ver pornografía en su casa —lo que equivaldría a
promoverla—, sería prueba de que tal persona tenía una actitud descarada, característica de la conducta relajada.
El término bíblico “conducta relajada” siempre se refiere a un pecado grave, normalmente de índole sexual. Para ver si se trata de
conducta relajada, los ancianos deben analizar si hay descaro, desenfreno, grosería y desvergüenza, y si se atentó contra la decencia
pública. Por otro lado, las transgresiones graves de la ley de Jehová que comete una persona que no manifiesta una actitud de descaro

pudieran implicar “avidez”. Tales casos tienen que ver con inmundicia grave, y deben tratarse sobre esa base.
Es una seria responsabilidad tener que determinar si alguien ha llegado al punto de hacerse culpable de inmundicia grave o de
conducta relajada, pues hay vidas en juego. Por eso, quienes tengan que juzgar estos casos deben pedir a Jehová espíritu santo,
discernimiento y entendimiento. Los ancianos han de mantener la pureza de la congregación, y sus decisiones deben basarse en la
Palabra de Dios y en las instrucciones del “esclavo fiel y discreto” (Mateo 18:18; 24:45). Más que nunca, en estos días malvados, los
ancianos querrán tener presentes las siguientes palabras: “Vean lo que hacen, porque no es para el hombre que ustedes juzgan, sino
que es para Jehová” (2 Crónicas 19:6).

* g 11/13 págs. 4,5
AYUDA PARA LAS FAMILIAS | LA CRIANZA DE LOS HIJOS
Cómo advertirles sobre el sexteo
EL PROBLEMA
Puede que haya escuchado que el sexteo (o sexting) es muy común entre los jóvenes, y tal vez se pregunte si su hijo o su hija sería
capaz de hacer algo así.
¿Cómo puede abordar el asunto? Antes de responder la pregunta, veamos por qué sextean algunos jóvenes y por qué debería
preocuparle.
LAS CAUSAS
• Algunos adolescentes envían mensajes sexuales para coquetear con la persona que les gusta.
• Hay chicas que envían fotos de ellas desnudas debido a que se sienten presionadas por un muchacho.
• Puede que un chico reenvíe una foto explícita de una chica para entretener a sus amigos o para vengarse de ella por terminar con él.
En cualquier caso, un teléfono en manos de un adolescente es como un arma que podría meterlo en muchos problemas. “Basta con
oprimir un botón para arruinarle la vida a alguien”, comenta el libro CyberSafe (Ciberseguros).
Pocos saben que cuando ponen una foto en línea no pueden controlar la manera en que otros la usarán. En un informe, el FBI dijo que
una joven de 18 años “se suicidó después de que una foto en la que aparecía desnuda y que le había enviado a su novio terminó en
manos de cientos de compañeros de escuela. Al parecer, los estudiantes siguieron reenviando la foto y la estaban acosando”.

El sexteo también tiene consecuencias legales. En algunos lugares, por ejemplo, los menores que han enviado imágenes sexuales a
otros menores han sido acusados de producir y transmitir pornografía infantil y han sido registrados como delincuentes sexuales.
Además, usted puede verse en aprietos si el teléfono del cual se envía el mensaje está a su nombre o si no hace nada para que su hijo
deje de sextear.
LO QUE PUEDE HACER
Póngale reglas claras. Es cierto que no podrá controlar totalmente lo que su hijo o hija hace con el teléfono, pero sí podrá ponerle
reglas y explicarle las consecuencias de romperlas. Recuerde también que como padre tiene derecho a supervisar el uso que le da a su
teléfono. (Principio bíblico: Efesios 6:1.)
Ayúdelo a entender la gravedad del problema. Puede decirle: “La gente dice muchas cosas acerca del sexteo. ¿Para ti qué es eso?”.
“¿Qué tipos de fotos dirías que son inapropiadas?” “En algunos lugares, la ley castiga a los menores que envían fotos sexuales a otros
menores. ¿Crees que están exagerando?” “¿Crees que el sexteo es inmoral?” Escuche sus opiniones y ayúdelo a pensar en las
consecuencias. (Principio bíblico: Hebreos 5:14.)
Preséntele situaciones imaginarias. Si tiene una hija, podría decirle algo como: “Imagínate que un chico está presionando a una chica
para que le envíe una foto de ella desnuda. ¿Qué debería hacer ella? ¿Hacerle caso para no perder su amistad? ¿No hacer lo que dice,
pero seguir coqueteando con él? ¿Terminar la relación? ¿Hablar con un adulto?”. Ayúdela a reflexionar en el asunto. Si tiene un hijo,
podría preguntarle algo parecido (Principio bíblico: Gálatas 6:7.)
Apele a su sentido del bien y del mal. Pregúntele: “¿Es importante tener una buena reputación? ¿Por cuáles cosas quieres ser
conocido? ¿Cómo te sentirías si humillas a alguien enviando alguna foto inapropiada de él? ¿Cómo te sentirías si haces lo correcto?”.
Ayude a su hijo o hija a “ten[er] una buena conciencia” (1 Pedro 3:16).
Ponga el ejemplo. La Biblia dice que la sabiduría de Dios es “casta, [...] sin ser hipócrita” (Santiago 3:17). ¿Practica usted lo que
enseña? El libro CyberSafe comenta: “[Los padres] tenemos que poner el ejemplo y evitar las imágenes y los sitios de Internet inmorales
o ilegales”.
[Nota]
El sexteo es la práctica de enviar mensajes, fotos o videos íntimos o de claro contenido sexual a través del teléfono. Si desea más
información, visite www.jw.org/es, haga clic en ENSEÑANZAS BÍBLICAS > JÓVENES y lea el artículo “Los jóvenes preguntan: ¿Tiene
algo de malo el sexteo?”.
[Comentario de la página 5]
Ayúdelo a pensar en las consecuencias
[Recuadro de la página 5]
TEXTOS CLAVE

“Hijos, sean obedientes a sus padres.” (Efesios 6:1)
“[Las] personas maduras [...] tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto.” (Hebreos
5:14)

“Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gálatas 6:7)
[Recuadro de la página 5]
SUGERENCIA
Si se le hace incómodo hablar con su hijo del sexteo, intente esto:

Pregúntele qué cosas hacen los muchachos en la escuela. Entonces diga: “He oído mucho acerca del sexteo. ¿Está de moda?”.
Trate de averiguar su opinión al respecto. Podría preguntarle: “¿Crees que los muchachos se dan cuenta de que sextear tiene
consecuencias?”.
Pregúntele qué haría si le sextearan, y luego explíquele lo que debería hacer.
Un consejo: Utilizar una noticia le ayudará a iniciar la conversación. Por ejemplo, podría decir: “Leí que las fotos que una chica se
tomó desnuda terminaron en manos de todos sus compañeros de clase. ¿Ha pasado eso en tu escuela?”.

* W97 1/1 págs. 26-29
Aborrezcamos lo que es inicuo
JEHOVÁ es un Dios santo. En tiempos antiguos él era el “Santo de Israel”, y como tal, exigía que Israel fuera limpio, inmaculado.
(Salmo 89:18.) Dijo a su pueblo escogido: “Tienen que resultar santos, porque yo soy santo”. (Levítico 11:45.) Cualquiera que deseara
“ascender a la montaña de Jehová” debía ser “inocente de manos y limpio de corazón”. (Salmo 24:3, 4.) Estas palabras implicaban más
que evitar los pecados. Querían decir “odiar lo malo”. (Proverbios 8:13.)
En muestra de su amor, Jehová promulgó leyes detalladas para que la nación de Israel pudiera reconocer y evitar la maldad. (Romanos
7:7, 12.) Estas leyes incluían directrices estrictas sobre moralidad. El adulterio, las prácticas homosexuales, las relaciones incestuosas y
la bestialidad se señalaron como contaminantes inmundos de la espiritualidad. (Levítico 18:23; 20:10-17.) A las personas culpables de
esos actos degradados se las cortaba de la nación de Israel.

Cuando la congregación de cristianos ungidos llegó a ser “el Israel de Dios”, se promulgaron para ellos estas mismas normas morales.
(Gálatas 6:16.) Los cristianos también tenían que ‘aborrecer lo que es inicuo’. (Romanos 12:9.) Lo que Jehová le dijo a Israel les
aplicaba asimismo a ellos: “Tienen que ser santos, porque yo soy santo”. (1 Pedro 1:15, 16.) Las prácticas inmundas, como la
fornicación, el adulterio, la homosexualidad, la bestialidad y el incesto, no debían corromper la congregación cristiana. Los que
no quisieran abandonarlas serían excluidos del Reino de Dios. (Romanos 1:26, 27; 2:22; 1 Corintios 6:9, 10; Hebreos 13:4.) Las “otras
ovejas” deben cumplir las mismas normas en estos “últimos días”. (2 Timoteo 3:1; Juan 10:16.) Por consiguiente, los cristianos ungidos
y las otras ovejas componen un pueblo limpio y sano, en condición de llevar el nombre de su Dios como testigos de Jehová. (Isaías
43:10.)
Se mantiene limpia la congregación
En cambio, el mundo aprueba todo tipo de inmoralidad. Aunque los cristianos verdaderos son distintos, no deben olvidar que muchos de
los que ahora sirven a Jehová estuvieron alguna vez en el mundo. Hay gran cantidad de personas que antes de conocer a nuestro
santo Dios, no veían ninguna razón para no satisfacer los deseos y las fantasías de su carne caída, y se revolcaban en un “bajo
sumidero de disolución”. (1 Pedro 4:4.) Después de hablar de las prácticas repugnantes de la gente degradada de las naciones, el
apóstol Pablo dijo: “Eso era lo que algunos de ustedes eran”. No obstante, siguió diciendo: “Pero ustedes han sido lavados, pero
ustedes han sido santificados, pero ustedes han sido declarados justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el espíritu de
nuestro Dios”. (1 Corintios 6:11.)
Palabras reconfortantes, sin duda. No importa lo que alguien haya hecho en el pasado, esa persona cambia cuando las gloriosas
buenas nuevas acerca del Cristo tocan su corazón. Entonces ejerce fe y se dedica a Jehová Dios. De ese momento en adelante vive
una vida pura moralmente, limpia a los ojos de Dios. (Hebreos 9:14.) Los pecados que cometió anteriormente le son perdonados, y
puede ‘extenderse hacia adelante a las cosas más allá’. (Filipenses 3:13, 14; Romanos 4:7, 8.)

Jehová perdonó a David, arrepentido, su asesinato y adulterio, y perdonó a Manasés, también arrepentido, su idolatría inmoral y su
mucho derramamiento de sangre. (2 Samuel 12:9, 13; 2 Crónicas 33:2-6, 10-13.) Podemos estar verdaderamente agradecidos de que él
esté dispuesto a perdonarnos a nosotros también si nos arrepentimos y nos acercamos a él con sinceridad y humildad. Ahora bien,
aunque Jehová perdonó a David y Manasés, estos dos hombres, y todo Israel, tuvieron que sufrir las consecuencias de sus pecados.
(2 Samuel 12:11, 12; Jeremías 15:3-5.) Del mismo modo, aun cuando Jehová perdona a los pecadores que se arrepienten, tal vez haya
consecuencias de sus acciones que estos no puedan eludir.
Consecuencias inevitables
Por ejemplo, puede ocurrir que un hombre que lleva una vida desenfrenada moralmente y contrae el sida, acepte la verdad y cambie
hasta el punto de dedicarse y bautizarse. A partir de entonces es un cristiano limpio espiritualmente que tiene una relación con Dios y
una maravillosa esperanza para el futuro; pero sigue estando enfermo de sida. Puede que con el tiempo muera de esa enfermedad, una
consecuencia triste, aunque ineludible, de su conducta pasada. En el caso de algunos cristianos, los efectos de la grave inmoralidad de
su vida pasada tal vez persistan de otras maneras. Puede que años después de su bautismo, quizá durante el resto de su vida en este
sistema de cosas, tengan que seguir luchando contra los impulsos carnales por volver a su anterior modo de vida inmoral. Muchos han
logrado resistir gracias a la ayuda del espíritu de Jehová. Pero tienen que pelear una batalla constante. (Gálatas 5:16, 17.)
Tales personas no pecan siempre y cuando controlen sus impulsos. Pero, si se trata de varones, tal vez decidan sabiamente
no ‘procurar’ una responsabilidad en la congregación mientras tengan que luchar contra los fuertes impulsos carnales. (1 Timoteo 3:1.)
¿Por qué? Porque son conscientes de la confianza que la congregación deposita en los ancianos. (Isaías 32:1, 2; Hebreos 13:17.) Se
dan cuenta de que a estos se les consultan muchos asuntos íntimos y de que tienen que tratar casos delicados. No sería ni amoroso
ni sabio ni razonable que la persona que tiene una lucha constante contra los deseos carnales inmundos, procure alcanzar tal posición
de responsabilidad. (Proverbios 14:16; Juan 15:12, 13; Romanos 12:1.)
En el caso de un hombre que haya sido corruptor de menores antes de bautizarse, tal vez haya otra consecuencia. Cuando aprende la
verdad, se arrepiente y se vuelve, de modo que no introduce ese horrible pecado en la congregación. Quizá después progrese bien,
venza completamente sus malos impulsos y quiera ‘alcanzar’ un puesto de responsabilidad en la congregación. ¿Qué ocurre, sin
embargo, si la comunidad todavía no ha olvidado la mala reputación que se ganó cuando abusó sexualmente de menores? ¿Sería
“irreprensible”? ¿Tendría un ‘excelente testimonio de los de afuera y estaría libre de acusación’? (1 Timoteo 3:1-7, 10; Tito 1:7.) No, en
absoluto. Por lo tanto, no llenaría los requisitos para tener privilegios en la congregación.
Cuando peca un cristiano dedicado
Jehová comprende que somos débiles y que podemos caer en el pecado incluso después del bautismo. El apóstol Juan escribió a los
cristianos de su día: “Les escribo estas cosas para que no cometan un pecado. Y no obstante, si alguno comete un pecado, tenemos un
ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo”. (1 Juan 2:1, 2.) En efecto, sobre la base del sacrificio de Jesús, Jehová perdonará a
los cristianos bautizados que caigan en el pecado, siempre y cuando se arrepientan de verdad y abandonen su mal proceder.
Vemos un ejemplo de lo susodicho en lo ocurrido en la congregación de Corinto del siglo primero. Cuando llegó a oídos del apóstol
Pablo que había en la joven congregación un caso de fornicación, dio instrucciones de que se expulsara al culpable. Tiempo después, el
pecador se arrepintió, y Pablo exhortó a la congregación a que lo restableciera. (1 Corintios 5:1, 13; 2 Corintios 2:5-9.) Así, gracias al
poder sanador de la bondad amorosa de Jehová y al gran valor del sacrificio de rescate de Jesús, se limpió a ese hombre de su pecado.
Hoy pudiera ocurrir lo mismo. Por otra parte, sin embargo, aunque la persona bautizada que ha cometido un pecado serio se haya
arrepentido y Jehová la haya perdonado, tal vez aún tenga que afrontar las consecuencias de su pecado. (Proverbios 10:16, 17; Gálatas
6:7.)
Pongamos por caso el de una joven dedicada que ha cometido fornicación; quizá sienta profundamente haberlo hecho y con el tiempo
recobre la salud espiritual con la ayuda de la congregación. Ahora bien, ¿qué pasa si está embarazada como consecuencia de su acto
inmoral? En ese caso, lo que hizo cambia inevitablemente toda su vida. Un hombre que haya cometido adulterio pudiera arrepentirse y
no ser expulsado, pero el cónyuge inocente tendría fundamento para divorciarse de él, y tal vez decidiera hacerlo. (Mateo 19:9.) Si este
fuera el caso, ese hombre, aunque Jehová lo hubiera perdonado, viviría el resto de su vida con esta grave consecuencia de su pecado.
(1 Juan 1:9.)
¿Qué ocurre en el caso del hombre cuya falta de amor lo lleva a divorciarse de su esposa para casarse con otra mujer? Quizá con el
tiempo se arrepienta y sea restablecido a la congregación. Puede que con el paso de los años, progrese y ‘pase adelante a la madurez’.
(Hebreos 6:1.) Pero mientras su primera esposa no se case de nuevo, él no llenará los requisitos para servir en una posición de
responsabilidad en la congregación. No es “esposo de una sola mujer” porque se divorció de la primera sin base bíblica. (1 Timoteo
3:2, 12.)
¿No son estas razones poderosas para que un cristiano aborrezca lo que es inicuo?
¿Qué ocurre con los que abusan de menores?
¿Qué pasa si un cristiano adulto bautizado abusa sexualmente de un niño? ¿Es el pecador tan malvado que Jehová no lo perdonará
nunca? No necesariamente. Jesús dijo que ‘la blasfemia contra el espíritu santo’ era imperdonable. Y Pablo dijo que no queda sacrificio
por los pecados del que practica voluntariosamente el pecado a pesar de conocer la verdad. (Lucas 12:10; Hebreos 10:26, 27.) Pero la
Biblia no dice en ningún lugar que no pueda perdonarse a un cristiano adulto que abuse sexualmente de un niño, se trate de incesto o
no. En efecto, se pueden lavar sus pecados si se arrepiente con sinceridad desde el corazón y cambia su conducta, si bien tal vez tenga
que seguir peleando contra los impulsos carnales impropios que fomentó. (Efesios 1:7.) Y quizá haya consecuencias que no pueda
evitar.
Dependiendo de la ley del país donde viva, es probable que lo encarcelen o que el Estado le imponga otras sanciones. La congregación
no lo protegerá de estas consecuencias. Además, ese hombre ha demostrado una seria debilidad que en lo sucesivo tendrá que

tomarse en cuenta. Si parece estar arrepentido, se le animará a progresar espiritualmente, a salir al servicio del campo e incluso a
participar en la Escuela del Ministerio Teocrático y tener asignaciones que no impliquen enseñanza en la Reunión de Servicio. Eso
no quiere decir, sin embargo, que llenará los requisitos para ocupar una posición de responsabilidad en la congregación. ¿Cuáles son
las razones bíblicas para ello?
Por una parte, los ancianos deben tener “autodominio”. (Tito 1:8.) Es cierto que nadie tiene un autodominio perfecto. (Romanos 7:21-
25.) Pero un cristiano adulto dedicado que cae en el pecado de abusar sexualmente de un menor demuestra una debilidad carnal
anormal. La experiencia muestra que esos adultos probablemente abusen de otros niños. Es cierto que no todos los que abusan de un
menor vuelven a cometer ese pecado, pero muchos lo hacen. Y la congregación no puede leer el corazón para decir quién
probablemente abusará de un niño de nuevo y quién no. (Jeremías 17:9.) Por lo tanto, el consejo de Pablo a Timoteo es aplicable con
especial fuerza en el caso de los adultos bautizados que hayan abusado de menores: “Nunca impongas las manos apresuradamente a
ningún hombre; ni seas partícipe de los pecados ajenos”. (1 Timoteo 5:22.) Para la protección de nuestros hijos, un hombre que haya
abusado de menores no llena los requisitos para ocupar una posición de responsabilidad en la congregación. Además, no puede ser

precursor ni participar en ningún otro aspecto del servicio especial de tiempo completo. (Compárese con el principio de Éxodo
21:28, 29.)
Puede que alguien pregunte: ‘¿No ha habido casos en que quienes cometieron otros tipos de pecado y parecieron arrepentirse,
volvieron a cometer el mismo pecado más tarde?’. Sí, eso ha ocurrido, pero hay otros factores que analizar. Si, por ejemplo, un individuo
se acerca a otro adulto con intenciones inmorales, este puede oponer resistencia. A los niños es más fácil engañarlos, confundirlos o
aterrorizarlos. La Biblia habla de su falta de sabiduría. (Proverbios 22:15; 1 Corintios 13:11.) Jesús utilizó a los niños como un ejemplo
de inocencia y humildad. (Mateo 18:4; Lucas 18:16, 17.) Su inocencia implica una total falta de experiencia. La mayoría de los niños son
abiertos, están deseosos de agradar, y por ello son más vulnerables a que abuse de ellos un adulto malintencionado a quien conocen y
en quien confían. Por lo tanto, la congregación tiene ante Jehová la responsabilidad de proteger a los niños.
Los niños bien educados aprenden a obedecer y honrar a sus padres, a los ancianos y a otros adultos. (Efesios 6:1, 2; 1 Timoteo 5:1, 2;
Hebreos 13:7.) Sería una horrible perversión que una de estas personas con autoridad se aprovechara de la confianza inocente de un
niño para seducirle o forzarle a someterse a actos sexuales. Los que han pasado por esta experiencia con frecuencia luchan durante
años para superar el consiguiente trauma emocional. Por tanto, quien abusa de un niño tiene que afrontar disciplina severa de parte de
la congregación y algunas restricciones. Lo que debe importar no es su posición como persona con autoridad, sino la pureza sin tacha
de la congregación. (1 Corintios 5:6; 2 Pedro 3:14.)
Si una persona que ha abusado de un menor se arrepiente sinceramente, reconocerá la sabiduría de aplicar los principios bíblicos. Si
en verdad aprende a aborrecer lo que es inicuo, rechazará el pecado cometido y luchará por no repetirlo. (Proverbios 8:13; Romanos
12:9.) Además, seguramente agradecerá a Jehová la grandeza de Su amor, gracias al cual un pecador arrepentido, como él, puede
seguir adorando a nuestro Dios santo y tener la esperanza de ser uno de “los rectos” que residirán en la Tierra para siempre.
(Proverbios 2:21.)
[Nota]
Véase la sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 1 de mayo de 1996.
[Comentario de la página 28]
Aun cuando Jehová perdona a los pecadores que se arrepienten, tal vez haya consecuencias de sus acciones que estos no puedan
eludir

* W06 15/2 págs. 26-28 parrs 1-12
Caminemos en la senda de la iluminación progresiva
“La senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente
establecido.” (PROVERBIOS 4:18.)
¿QUIÉN mejor que la propia Fuente de la luz, Jehová Dios, para describir el efecto que la salida del Sol produce en la oscuridad de la
noche? (Salmo 36:9.) Cuando el alba “se [ase] de las extremidades de la tierra”, dice él, esta “se transforma como barro bajo un sello, y
las cosas toman su puesto como en la ropa” (Job 38:12-14). Según aumenta la luz del día, los objetos terrestres van adquiriendo forma
y se hacen reconocibles, tal como la blanda arcilla se transforma cuando se estampa en su superficie el emblema de un sello.
2 Jehová es también la Fuente de la iluminación espiritual (Salmo 43:3). Mientras el mundo permanece sumido en densas tinieblas, el
Dios verdadero continúa arrojando luz sobre su pueblo. ¿Con qué resultados? La Biblia responde: “La senda de los justos es como la
luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido” (Proverbios 4:18). Mediante su luz
cada vez más brillante, Jehová sigue iluminando la senda de su pueblo y refinándolo en lo relativo a la organización, la doctrina y la
moralidad.
Iluminación que lleva al refinamiento de la organización
3 Jehová anunció por medio del profeta Isaías: “En vez del cobre traeré oro, y en vez del hierro traeré plata, y en vez de la madera,
cobre, y en vez de las piedras, hierro” (Isaías 60:17). Tal como reemplazar un material de calidad inferior por uno de mayor calidad
supone una mejora, así los testigos de Jehová han experimentado mejoras en su organización durante “la conclusión del sistema de
cosas”, o “los últimos días” (Mateo 24:3; 2 Timoteo 3:1).
4 Al comienzo de los últimos días se elegía democráticamente a los ancianos y los diáconos de las congregaciones de los Estudiantes
de la Biblia (como se conocía entonces a los testigos de Jehová). Sin embargo, había ancianos que carecían del verdadero espíritu
evangelizador; otros no solo eran reacios a predicar, sino que intentaban disuadir a los demás de que lo hicieran. Por lo tanto, en 1919
se creó una nueva función en las congregaciones: la de director de servicio. En vez de ser elegido por la congregación, el director de
servicio era nombrado de manera teocrática por la sucursal de los siervos de Dios. Entre sus deberes figuraban organizar la
predicación, asignar territorios y fomentar la participación en el ministerio del campo. Dicho cambio dio a la obra de evangelizar un
extraordinario impulso en los años siguientes.
5 Los miembros de las congregaciones cobraron nuevos bríos en 1922, cuando, en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia
celebrada en Cedar Point (Ohio, EE.UU.), se les exhortó: “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”. Para 1927 se había
organizado hasta tal punto el servicio del campo, que se designó el domingo como el día más conveniente para predicar de casa en
casa. ¿Por qué el domingo? Porque para la mayor parte de la gente era su día de descanso. En la actualidad, los testigos de Jehová
demostramos el mismo espíritu al visitar a las personas en los momentos en que es más probable que estén en casa, como los fines de
semana y al anochecer.
6 La predicación del Reino recibió gran ímpetu la tarde del domingo 26 de julio de 1931 al adoptarse una resolución, primero en una
asamblea realizada en Columbus (Ohio, EE.UU.), y luego en todo el mundo. La resolución decía en parte: “Somos siervos de Jehová
Dios comisionados a hacer una obra en su nombre, y, en obediencia a su mandamiento, a entregar el testimonio de Jesucristo, y dar a
conocer a la gente que Jehová es el verdadero y Omnipotente Dios; por lo tanto gozosamente aceptamos el nombre que la boca de
Jehová Dios ha pronunciado, y deseamos ser conocidos como y llamados por el nombre de testigos de Jehová” (Isaías 43:10). ¡Con
cuánta claridad definió el nuevo nombre cuál era la principal actividad de sus portadores! En efecto, Jehová tenía mucho trabajo para
todos sus siervos, y la respuesta general fue muy entusiasta.
7 Aun cuando muchos ancianos se dedicaron humildemente a predicar, hubo algunos que opusieron bastante resistencia a la idea de
que todos los miembros de la congregación debían participar en el ministerio público. Pero aún vendrían otras mejoras. Mediante la
revista La Torre del Vigía, las congregaciones recibieron en 1932 la directriz de que cesaran de elegir a los ancianos y los diáconos, y
que, en su lugar, eligieran un comité de servicio formado por hombres espirituales que predicaran públicamente. De este modo, la
superintendencia quedó a cargo de quienes participaban activamente en el ministerio, y la obra siguió adelantando.
La luz más clara trae nuevas mejoras
8 La luz iba “haciéndose más y más clara”. En 1938 se eliminaron por completo las votaciones. Todos los siervos de la congregación
serían nombrados de manera teocrática bajo la supervisión del “esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47). Prácticamente todas las
congregaciones de los testigos de Jehová aceptaron el cambio de buena gana, y la obra de dar testimonio continuó produciendo fruto.

9 A partir del 1 de octubre de 1972 rigió un nuevo cambio en la supervisión de las congregaciones de los testigos de Jehová por todo el
mundo: se sustituyó al siervo, o superintendente, de congregación por un cuerpo de ancianos. Dicho sistema se ha convertido en un
poderoso incentivo para que hermanos maduros reúnan las condiciones necesarias para dirigir a la congregación (1 Timoteo 3:1-7).
En consecuencia, cada vez más hermanos adquieren experiencia en atender las obligaciones de la congregación. ¡Cuánto valoramos
su contribución en el pastoreo de la multitud de personas nuevas que han aceptado la verdad bíblica!
10 El Cuerpo Gobernante fue organizado en seis comités, los cuales asumieron desde el 1 de enero de 1976 la supervisión de todas las
actividades de la organización y de las congregaciones del mundo. ¿Acaso no ha sido sumamente beneficioso contar con una “multitud
de consejeros” que dirija todo aspecto de la obra del Reino? (Proverbios 15:22; 24:6.)
11 El año 1992 fue testigo de otro refinamiento, uno comparable a lo que ocurrió después de que los israelitas y otras personas
regresaron del exilio en Babilonia. Como hacían falta levitas que sirvieran en el templo en ese entonces, se asignaron más tareas a los
netineos, que no eran israelitas. De manera parecida, en 1992 se dieron mayores responsabilidades de servicio a algunos miembros de
las “otras ovejas” para que colaboraran con la clase del esclavo fiel y discreto en el cuidado de los intereses terrestres, que van en
aumento. Se les nombró ayudantes de los comités del Cuerpo Gobernante (Juan 10:16).
12 ¿Qué efecto ha producido todo lo anterior? “Nombraré la paz como tus superintendentes, y la justicia como los que te asignan tus
tareas”, dice Jehová (Isaías 60:17). Hoy día reina “la paz” entre los siervos de Jehová, y el amor a “la justicia” ha llegado a ser ‘el que
les asigna sus tareas’, es decir, la fuerza que los impulsa a servir a Dios. Están muy bien organizados para realizar la obra de predicar el
Reino y hacer discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20).

* W95 15/5 pág. 22 parrs 6-8
Destellos de luz sobre asuntos de organización
6 También surgió la cuestión de quiénes debían ser ancianos y diáconos de la congregación. Para evitar la estructura jerárquica común
en la cristiandad, se llegó a la conclusión de que los miembros de cada congregación debían elegirlos democráticamente por votación.
No obstante, la nueva luz que apareció en The Watchtower del 1 de septiembre y 15 de octubre de 1932 (en español se publicó una
porción de dicha información en el número de enero de 1933) señaló que no había base bíblica para elegir a los ancianos por votación.
De modo que estos fueron sustituidos por un comité de servicio, y la Sociedad nombró un director de servicio.
7 Los números de La Torre del Vigía de noviembre y diciembre de 1938 (en inglés, 1 y 15 de junio) contenían destellos de luz que
mostraban que los siervos de congregación no debían ser elegidos, sino nombrados, es decir, nombrados teocráticamente. En 1971,
otro destello de luz mostró que la congregación no debía ser dirigida únicamente por un siervo de congregación, sino por un cuerpo de
ancianos, o superintendentes, a quienes nombraría el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. Por tanto, gracias a este aumento
de luz producido durante un período de unos cuarenta años, quedó claro que los ancianos y los diáconos, conocidos hoy como siervos
ministeriales, debían ser nombrados por “el esclavo fiel y discreto” a través de su Cuerpo Gobernante. (Mateo 24:45-47.) Tal
procedimiento estaba en armonía con lo que se hacía en tiempos apostólicos. El cuerpo gobernante del siglo primero nombró
superintendentes a hombres como Timoteo y Tito. (1 Timoteo 3:1-7; 5:22; Tito 1:5-9.) Todo esto cumplió de manera notable las palabras
de Isaías 60:17: “En vez del cobre traeré oro, y en vez del hierro traeré plata, y en vez de la madera, cobre, y en vez de las piedras,
hierro; y ciertamente nombraré la paz como tus superintendentes, y la justicia como los que te asignan tus tareas”.
8 Otra cuestión era el funcionamiento de la Sociedad Watch Tower. Durante muchos años se identificaba al Cuerpo Gobernante de los
Testigos de Jehová con la junta de directores de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, y muchos asuntos se dejaban
en manos del presidente. El Anuario de los testigos de Jehová para 1977 (páginas 258, 259) indica que en 1976 se formaron seis
comités del Cuerpo Gobernante, cada uno de los cuales atiende ciertos aspectos de la obra mundial. El Comité de Personal se encarga
de todo lo relacionado con el personal, que incluye los intereses de todos los miembros de la familia mundial de Betel. El Comité de
Publicación se ocupa de todos los asuntos seculares y legales, como los relacionados con propiedades e imprentas. El Comité de
Servicio se encarga de la obra de predicar y supervisa a los superintendentes viajantes, los precursores y la actividad de los
publicadores de congregación. El Comité de Enseñanza es responsable de las reuniones de congregación, los días especiales de
asamblea, las asambleas de circuito, de distrito y las internacionales, así como de las diversas escuelas para la educación espiritual del
pueblo de Dios. El Comité de Redacción supervisa la preparación y traducción de todas las publicaciones, y se asegura de que toda la
información esté en conformidad con las Escrituras. El Comité del Presidente atiende emergencias y otros asuntos urgentes. Desde los
años setenta, las sucursales de la Sociedad Watch Tower han estado bajo la dirección de un comité y no de un superintendente.

* g 1/14 págs. 2-6
TEMA DE PORTADA
Un sitio único en Internet
LEA la Biblia en unos 50 idiomas, así como publicaciones bíblicas en más de 500.
DESCUBRA información bíblica en casi 70 lenguajes de señas.
NAVEGUE por el sitio en cientos de idiomas.
ESCUCHE lecturas bíblicas dramatizadas.
VEA cómo cobran vida los relatos de la Biblia leyendo historias bíblicas ilustradas.
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vida.
DESCARGUE gratis libros, artículos de revistas y archivos de audio.
INVESTIGUE un sinnúmero de temas con la ayuda de la BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower, la cual abre la puerta a un caudal
de información en más de 100 idiomas.
PARA LOS MATRIMONIOS
“Quiero que mi familia sea feliz. A mi esposa y a mí se nos ha complicado la vida, especialmente desde que nacieron nuestros hijos.
Nos vendría bien un poco de ayuda”
LA BIBLIA DICE:
“Con sabiduría se edifica la casa, y con discernimiento resulta firmemente establecida.” (Proverbios 24:3.)
ASPECTOS SOBRESALIENTES DE NUESTRO SITIO
• En la sección “Matrimonios y padres” hallará artículos útiles como los siguientes:
Sugerencias prácticas para los recién casados
Cómo llevarse bien con los suegros
Cómo corregir a los hijos
Cómo dejar de discutir
Cómo afrontar las deudas
(Haga clic en la sección ENSEÑANZAS BÍBLICAS > MATRIMONIOS Y PADRES)

• El secreto de la felicidad familiar es un libro que contiene una amplia variedad de temas relacionados con las familias, desde cómo
prepararse para el matrimonio hasta cómo cuidar de los padres ancianos.
(Haga clic en la sección PUBLICACIONES > LIBROS Y FOLLETOS)
PARA LOS PADRES
“Mis hijos son mi vida, y quiero que cuando crezcan sean personas de bien”
LA BIBLIA DICE:
“Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.” (Proverbios 22:6.)
ASPECTOS SOBRESALIENTES DE NUESTRO SITIO
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hijos...
... a ser obedientes.
... a mostrar bondad.
... a llevarse bien con los demás.
... a decir “gracias”.
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• Mi libro de historias bíblicas y Aprendamos del Gran Maestro son libros repletos de ilustraciones hermosas y están diseñados para
que pueda leerlos con sus hijos.
(Haga clic en la sección PUBLICACIONES > LIBROS Y FOLLETOS)
PARA LOS JÓVENES
“Necesito ayuda para resolver los problemas que tengo en la escuela, con mis padres, mis amigos y las muchachas. Pero quiero
consejos, no sermones. Ya no soy un bebé”
LA BIBLIA DICE:
“Vive feliz en los días de tu juventud.” (Eclesiastés 11:9, Serafín de Ausejo, 1975.)
ASPECTOS SOBRESALIENTES DE NUESTRO SITIO
• La sección “Jóvenes” contiene artículos y videos para ayudar a los jóvenes a...
... dejar de sentirse solos.
... resolver problemas en la escuela.
... seguir las reglas de la casa.
... saber qué hacer si se burlan de ellos o los acosan sexualmente.
(Haz clic en la sección ENSEÑANZAS BÍBLICAS > JÓVENES)
• Los volúmenes 1 y 2 de Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas contestan 77 preguntas que suelen hacerse los
jóvenes.
(Haz clic en la sección PUBLICACIONES > LIBROS Y FOLLETOS)
PARA LOS QUE QUIEREN APRENDER DE LA BIBLIA
“Quisiera entender la Biblia, pero no sé por dónde empezar”
LA BIBLIA DICE:
“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar.” (2 Timoteo 3:16.)
ASPECTOS SOBRESALIENTES DE NUESTRO SITIO
• La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras es una versión bíblica exacta y fácil de leer.
(Haga clic en la sección PUBLICACIONES > BIBLIA)
• En la sección “Preguntas sobre la Biblia” hallará respuestas a preguntas tan variadas como: “¿Es Dios culpable del sufrimiento?” o
“¿Cuándo nació Jesús?”.
(Haga clic en la sección ENSEÑANZAS BÍBLICAS > PREGUNTAS SOBRE LA BIBLIA)
• Si desea estudiar la Biblia, vaya a la página “Reciba un curso bíblico gratuito”.
(Haga clic en el vínculo “Solicite un curso bíblico” que está en la página de inicio)
“Dejé de leer la Biblia porque no la entendía. Cuando empecé a estudiarla con el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, me di cuenta
de lo sencilla y clara que es.” (Christina.)
¿TIENE ALGUNA PREGUNTA SOBRE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ?
• En la sección “Preguntas frecuentes” hallará respuestas a preguntas que se hace la gente sobre los testigos de Jehová. Por
ejemplo: “¿Por qué visitan a personas que ya tienen una religión?” y “¿Cómo se sostiene su obra?”.
(Haga clic en la sección SOBRE NOSOTROS > PREGUNTAS FRECUENTES)
Diariamente, unas 700.000 personas visitan el sitio de Internet jw.org. ¿Por qué no hace usted lo mismo?

* Km 10/13 pág. 2
El sitio jw.org: útil para educar a los hijos
1 Nuestro sitio de Internet, jw.org, está dirigido a personas de todas las edades. Por ejemplo, la sección “Niños” (vaya a Enseñanzas
bíblicas > Niños) contribuye a que hijos y padres se mantengan unidos y estrechen su relación con Jehová (Deut. 6:6, 7). ¿Cómo puede
usted valerse de esta sección para educar a sus hijos?
2 Sea flexible. Cada niño es diferente (1 Cor. 13:11). Entonces, ¿cómo se puede determinar lo que conviene estudiar con cada uno?
Pues bien, se deben tener en cuenta su edad y sus gustos. Además, hay que pensar en lo que es capaz de entender y en el tiempo que
puede permanecer atento. La serie de jw.org “Mis primeras lecciones de la Biblia” es ideal para niños de tres años o menos. Y las
historias bíblicas de la sección “De padres a hijos” son amenas y entretenidas. Veamos a continuación otros recursos que tiene a su
disposición.
3 Ideas para la adoración en familia. Esta sección contiene sugerencias prácticas para los cabezas de familia. Haga clic en el botón
“Descargar” y consulte la “Guía para los padres” a fin de saber cómo aprovechar mejor las historias y actividades. Con los niños
pequeños se recomienda usar las actividades ilustradas, como las páginas para colorear. Y a los niños más grandes se les puede
ayudar a realizar los proyectos de investigación. Todas las actividades que se hallan en la hoja “Guía para los padres” están
relacionadas con la misma historia o lección bíblica. De este modo, todos en la familia tienen la oportunidad de participar.
4 Hazte amigo de Jehová. Los videos, canciones y actividades de esta sección de jw.org ayudan a los padres a inculcar la Palabra de
Dios en sus pequeñines (Deut. 31:12). Los videos de dibujos animados les enseñan a los niños valiosas lecciones, y los juegos de la
página de actividades se las recalcan. Como a la mayoría de ellos les gusta cantar —y las canciones son herramientas muy útiles para
recordar lo aprendido—, cada cierto tiempo se publican en esta sección cánticos del Reino y canciones infantiles.

5 Padres, Jehová desea que tengan éxito y logren enseñar la verdad a sus hijos. Por eso, no duden en pedirle su guía y dirección (Juec.
13:8). Así podrán ayudar a sus hijos a hacerse “sabio[s] para la salvación mediante la fe relacionada con Cristo Jesús” (2 Tim. 3:15;
Prov. 4:1-4).

* Km 12/12 pág. 3-6
Nuestro sitio oficial de Internet: útil para todo el mundo
Jesús nos encomendó la tarea de predicar las buenas nuevas del Reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones”
(Mat. 24:14). Y a fin de efectuar nuestro ministerio más plenamente, se ha creado un nuevo sitio jw.org que reúne el contenido de
watchtower.org, jw-media.org y del antiguo jw.org (2 Tim. 4:5).
“Toda la tierra habitada.” Casi una tercera parte de la población mundial utiliza Internet. Para muchos, sobretodo para los jóvenes, se
ha convertido en la principal fuente de información. Nuestro sitio le ofrece al público en general respuestas confiables a preguntas
bíblicas. Mediante él podrán conocer la organización de Jehová y solicitar fácilmente un curso bíblico gratuito. Esto contribuirá a que las
buenas nuevas lleguen a personas que viven en partes de la Tierra donde es poco probable que escuchen el mensaje.
“Todas las naciones.” Para poder dar testimonio a gente de “todas las naciones”, los testigos de Jehová tenemos que presentar la
verdad bíblica en muchos idiomas. Por eso, en nuestro sitio hemos puesto al alcance de todo el mundo información en unos
cuatrocientos idiomas, como ninguna otra página de Internet.
Sáquele provecho. El nuevo sitio jw.org no solo está diseñado para dar testimonio al público en general. También se ha creado
pensando en los testigos de Jehová. Si usted tiene acceso a Internet, le invitamos a explorar cada rincón del sitio jw.org. A continuación
se dan algunas sugerencias para sacarle provecho a esta útil herramienta.
[Ilustración de la página 3]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Inténtelo
1 Escriba www.jw.org/es en el campo de dirección del buscador de Internet.
2 Explore la página haciendo clic en las distintas secciones, las opciones de los menús y los vínculos.
3 Visite el sitio jw.org desde su dispositivo móvil. La configuración de la página cambiará para ajustarse al tamaño de la pantalla, pero
la información será la misma.
Nuestro sitio oficial de Internet: útil para el estudio personal y en familia
Lea las revistas más recientes en línea. En el sitio encontrará las revistas La Atalaya y ¡Despertad! varias semanas antes de que
lleguen a su congregación. También hallará la grabación en audio. (Vaya a “Publicaciones/Revistas”.)
Vea los artículos que solo están en Internet. Algunos artículos se publicarán únicamente en nuestro sitio de Internet. Entre estos
figuran “El rincón del joven”, “Mis primeras lecciones de la Biblia”, “Actividades para la familia” y “Los jóvenes preguntan”. Analice
algunos de estos artículos en su estudio personal o en su adoración en familia. (Vaya a “Enseñanzas bíblicas/Niños” o a “Enseñanzas
bíblicas/Jóvenes”.)
Entérese de las últimas noticias. Benefíciese de alentadores informes y experiencias, y disfrute de videoclips que muestran el
progreso de la obra en distintas partes del mundo. Las noticias sobre desastres naturales o casos de persecución contribuirán a que sus
oraciones a favor de la hermandad sean más específicas (Sant. 5:16). (Vaya a “Noticias”.)
Utilice la herramienta Biblioteca en línea. Si esta herramienta está disponible en su idioma, utilícela para leer el texto diario o buscar
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* W11 15/4 págs. 3-5
¿Reconocemos el medio que Dios usa para guiarnos?
NI LOS israelitas ni los egipcios habían visto nunca nada semejante. Cuando el pueblo de Dios abandonó Egipto, comenzó a
acompañarlos una columna de nube que por la noche se volvía de fuego. ¡Qué impresionante! Pero ¿de dónde salió? ¿Qué finalidad
tenía? Y hoy, tres mil quinientos años más tarde, ¿qué aprendemos de la manera en que Israel veía “la columna de fuego y nube”?
(Éxo. 14:24.)
La Biblia revela el origen y el propósito de este milagro: “Jehová iba delante de ellos durante el día en una columna de nube para
guiarlos por el camino, y durante la noche en una columna de fuego para darles luz, para ir de día y de noche” (Éxo. 13:21, 22). Como
vemos, desde que los israelitas salieron de Egipto, la columna fue el medio que Dios usó para guiarlos por el desierto. Siempre tenían
que estar listos para seguirla tan pronto se movía. Jehová también la utilizó para protegerlos colocándola entre ellos y el ejército
del faraón cuando este se preparaba para atacarlos (Éxo. 14:19, 20). Aunque la columna no les indicó el camino más corto, la única
forma que tenían de llegar a la Tierra Prometida era dejándose dirigir por ella.
La columna era una garantía de que Dios estaba con los israelitas. Representaba a Jehová, quien a veces les hablaba desde ella (Núm.
14:14; Sal. 99:7). Además, fue el medio que identificó a Moisés como el caudillo elegido por Jehová (Éxo. 33:9). De igual modo, sirvió
para confirmar el nombramiento de Josué como sucesor de Moisés, tal como indica el último pasaje donde se la menciona (Deu.
31:14, 15). Ciertamente, el éxito de los israelitas durante el éxodo dependía de que reconocieran el medio visible que Dios estaba
usando para dirigirlos y siguieran su guía.
Perdieron de vista el propósito de la columna
Cuando los israelitas vieron por primera vez aquella señal milagrosa, debieron de quedar maravillados. Lamentablemente, su presencia
constante no bastó para infundirles confianza plena en Jehová. De hecho, llegaron a cuestionar la guía divina en varias ocasiones. Por
ejemplo, cuando los egipcios salieron tras ellos, no creyeron que Dios pudiera salvarlos. Más bien, acusaron a su representante,
Moisés, de haberlos metido en una trampa mortal (Éxo. 14:10-12). Después de atravesar el mar Rojo, lo criticaron a él, a Aarón y al
propio Jehová porque pensaron que no tendrían comida ni agua (Éxo. 15:22-24; 16:1-3; 17:1-3, 7). Y unas semanas más tarde,
presionaron a Aarón para que les fabricara un becerro de oro. Imagínese la situación. En un sector del campamento se alcanzaba a ver
la columna de fuego y nube, la majestuosa prueba de que estaba con ellos su Libertador, Jehová. Pero al mismo tiempo, no lejos de allí,
los israelitas estaban adorando a un ídolo sin vida mientras decían: “Este es tu Dios, oh Israel, que te hizo subir de la tierra de Egipto”.
¡Qué “actos de falta de respeto” tan horribles! (Éxo. 32:4; Neh. 9:18.)
Con su rebeldía, los israelitas estaban demostrando desprecio por la guía de Jehová. Tenían un problema de visión, pero no era físico,
sino espiritual. Contemplaban la columna, pero ya no significaba nada para ellos. Sus acciones le “causaban dolor [...] al Santo de
Israel”, pero aun así, él fue misericordioso y continuó dirigiéndolos mediante la columna hasta que llegaron a la Tierra Prometida (Sal.
78:40-42, 52-54; Neh. 9:19).
Reconozcamos el medio que Dios usa para guiarnos hoy
En la actualidad, Jehová sigue guiando a su pueblo. Tal como no esperaba que los israelitas trazaran su propia ruta en el desierto,
tampoco nos pide a nosotros que nos las arreglemos solos para alcanzar el prometido nuevo mundo. Ha nombrado Cabeza de la
congregación a Jesucristo (Mat. 23:10; Efe. 5:23). Este ha delegado parte de su autoridad en el esclavo fiel, el grupo de cristianos
ungidos de nuestros días. Y ellos, a su vez, nombran superintendentes para cuidar de las congregaciones (Mat. 24:45-47; Tito 1:5-9).
¿Cómo podemos estar seguros de que hemos logrado identificar al esclavo, o mayordomo, fiel? Jesús mismo dio la clave al decir:
“¿Quién es verdaderamente el mayordomo fiel, el discreto, a quien su amo nombrará sobre su servidumbre para que siga dándoles su
medida de víveres a su debido tiempo? ¡Feliz es aquel esclavo, si al llegar su amo lo halla haciéndolo así!” (Luc. 12:42, 43).
Para empezar, el grupo de cristianos ungidos es fiel. Siempre ha sido leal a Jehová, a Jesús, al pueblo de Dios y a la Biblia. También es
discreto, como lo demuestra la prudencia y buen juicio con que dirige la importantísima obra de predicar las “buenas nuevas del reino” y
hacer “discípulos de gente de todas las naciones” (Mat. 24:14; 28:19, 20). Además, distribuye obedientemente alimento espiritual
saludable y nutritivo “a su debido tiempo”. Está claro que cuenta con la bendición divina. ¿Cómo lo sabemos? Para empezar, porque
Jehová está haciendo crecer a la congregación. Además, porque brinda a su pueblo la sabiduría que necesita para tomar decisiones
importantes y una comprensión cada vez más clara de las verdades bíblicas. Y también porque impide que sus enemigos lo destruyan y
lo colma de paz y tranquilidad (Isa. 54:17; Fili. 4:7).
Agradezcamos la guía divina
¿Cómo podemos demostrar gratitud por la guía de Dios? El apóstol Pablo nos da la respuesta: “Sean obedientes a los que llevan la
delantera entre ustedes, y sean sumisos” (Heb. 13:17). Claro, esto no siempre es fácil. Para ilustrarlo, imagínese que usted es un
israelita de la época de Moisés. Lleva días caminando por el desierto detrás de la columna. De repente, esta se detiene. “¿Por cuánto
tiempo se quedará aquí? —piensa—. ¿Un día? ¿Una semana? ¿Varios meses?” Entonces se pregunta si valdrá la pena deshacer el
equipaje. Por si acaso, saca solo lo imprescindible. Sin embargo, pasan varios días y se harta de estar buscando entre los bultos, de
modo que decide sacar el resto. Pero cuando está acabando, la columna se levanta, ¡y usted tiene que volver a guardarlo todo! ¡Qué
fastidio! Sin embargo, no le queda otra opción que partir “inmediatamente después”, igual que el resto del pueblo (Núm. 9:17-22).
¿Cómo reaccionamos hoy cuando Dios nos da su guía? ¿La seguimos “inmediatamente después” de recibirla, o continuamos haciendo
las cosas como siempre? ¿Estamos al día con las últimas instrucciones, como por ejemplo, las relacionadas con los estudios bíblicos, la
predicación a extranjeros, la adoración en familia, la conducta durante las asambleas y la colaboración con los Comités de Enlace con
los Hospitales? Otra manera de agradecer la dirección divina es aceptando los consejos que se nos den. Por eso, al tomar decisiones
importantes, no confiamos en nuestro propio criterio, sino que acudimos a Jehová y su organización. Y tal como un niño corre a sus
padres cuando azota una tormenta, buscamos la seguridad que ofrece la congregación cuando azotan los problemas de este mundo.

Por supuesto, ninguno de los cristianos que están al frente de la parte terrestre de la organización es perfecto. Moisés tampoco lo era, y,
sin embargo, la columna de nube y fuego era una indicación constante de que había sido nombrado por Jehová y contaba con su
aprobación. Además, cabe notar que los israelitas solo levantaban el campamento “por orden de Jehová, mediante Moisés”; nadie
decidía por su cuenta cuándo trasladarse (Núm. 9:23). Por lo visto, Moisés, el intermediario entre Dios y la nación, era quien daba la voz
de partida.
Hoy día, el mayordomo fiel nos da una señal clara cada vez que es necesario emprender la marcha, por decirlo así. Se vale de
La Atalaya y Nuestro Ministerio del Reino, así como de publicaciones nuevas y discursos en las asambleas. También nos hace llegar
instrucciones mediante los superintendentes viajantes, o mediante cartas y cursos de capacitación para los siervos nombrados.
¿Reconocemos el medio por el cual nos dirige Dios durante los últimos días? Él usa su organización para guiarnos a través de este
mundo, que es como un peligroso desierto. Gracias a ello disfrutamos de protección, amor y unidad.
Cuando los israelitas ya estaban asentados en la Tierra Prometida, Josué afirmó: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda
su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado
para ustedes” (Jos. 23:14). El pueblo de Dios de tiempos modernos también llegará sin falta al prometido nuevo mundo. Pero la
supervivencia de cada uno de nosotros dependerá en buena medida de que aceptemos humildemente la dirección de Jehová.
Esforcémonos, pues, por reconocer el medio que él usa para guiarnos.

* W13 15/4 Págs 23-25 parrs 5-8

LA PARTE CELESTIAL DE LA ORGANIZACIÓN DE JEHOVÁ EN ACCIÓN
5 Hay muchas cosas que Jehová decidió no incluir en la Biblia. Por ejemplo, aunque habría sido fascinante que él explicara cómo
funciona el cerebro o el universo, no lo hizo. Más bien, nos dio la información que necesitamos para entender sus propósitos y vivir en
armonía con ellos (2 Tim. 3:16, 17). ¡Y qué interesantes son los detalles que aporta la Biblia sobre la parte invisible de la organización
de Jehová! Es emocionante leer lo que Isaías, Ezequiel, Daniel y Juan escribieron sobre la forma en que Dios ha organizado los
asuntos en el cielo (Is. 6:1-4; Ezeq. 1:4-14, 22-24; Dan. 7:9-14; Rev. 4:1-11). Es como si Jehová abriera una cortina y los cielos
quedaran expuestos ante nuestros ojos. ¿Por qué quiso él que esa información estuviera en las Escrituras?
6 Porque él quiere que siempre recordemos que formamos parte de una organización universal. Para que los propósitos de Jehová se
cumplan, están sucediendo muchas más cosas que las que podemos ver. Por ejemplo, el profeta Ezequiel vio la parte invisible de la
organización de Dios representada por un enorme carruaje celestial. Este podía moverse a gran velocidad y cambiar de dirección en un
instante (Ezeq. 1:15-21). Con cada giro de sus ruedas se desplazaba a grandes distancias. Ezequiel también observó algunos detalles
del Conductor del carruaje: “Llegué a ver algo como el fulgor del electro, como la apariencia del fuego todo alrededor [...]. Era la
apariencia de la semejanza de la gloria de Jehová” (Ezeq. 1:25-28). El profeta debió quedar boquiabierto y admirado. Contempló a Dios
controlando perfectamente su organización, dirigiendo cada movimiento mediante su espíritu santo. ¡Qué impresionante visión de la
parte celestial de la organización de Jehová en acción!
7 Daniel también vio muchas cosas que nos llenan de confianza. Se le permitió contemplar en visión a Jehová representado por un
“Anciano de Días” sentado en un trono de llamas de fuego con ruedas (Dan. 7:9). Jehová quería que Daniel viera que su organización
está en movimiento, cumpliendo su propósito. Este profeta también observó a “alguien como un hijo del hombre”, Jesús, a quien se le
encargaba la supervisión de la parte terrestre de la organización de Jehová. El reinado perfecto de Jesús no dura unos pocos años,
pues “su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas” (Dan.
7:13, 14). ¿Verdad que esto nos anima a confiar en Jehová y a valorar lo que está logrando? Él dio “gobernación y dignidad y reino” a
su Hijo, quien fue probado y demostró su lealtad. Está claro que Jehová confía en su Hijo. Y nosotros también podemos confiar en
Jesús, que es nuestro líder.
8 ¿Cómo debe afectarnos conocer mejor a la parte invisible de la organización de Jehová? Al igual que Ezequiel, seguro que nos
sentimos impresionados y más humildes al entender lo que Jehová está haciendo (Ezeq. 1:28). Meditar en la organización de Jehová
nos anima a actuar, así como animó a Isaías. Cuando se le presentó la oportunidad de contar a la gente lo que Jehová estaba
haciendo, la aprovechó sin dudarlo (lea Isaías 6:5, 8). Estaba convencido de que con el apoyo de Jehová podría superar cualquier
obstáculo. ¡Cuánto nos alienta a nosotros también contemplar a la parte celestial de la organización de Jehová, que nunca se detiene y
que está totalmente entregada a cumplir los propósitos de él!

* W11 15/9 pág. 14 parrs 14,15
14 En ocasiones se nos aclaran algunas de “las cosas profundas de Dios” (1 Cor. 2:10-13). ¿Cómo respondemos a la iluminación con la
que Jehová nos ayuda a comprender cada vez mejor su Palabra? Deberíamos actuar como el apóstol Pedro. En cierta ocasión, Jesús
dijo a sus oyentes: “A menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes”. Hubo quienes
tomaron sus palabras al pie de la letra y dijeron: “Este discurso es ofensivo; ¿quién puede escucharlo?”. Como resultado, “se fueron a
las cosas de atrás”. En cambio, notemos lo que le dijo Pedro a Jesús: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna”
(Juan 6:53, 60, 66, 68).
15 A decir verdad, el apóstol no terminó de entender a qué se refería Jesús al hablar de comer su carne y beber su sangre. Pero eso
no lo inquietó, pues sabía que Dios le daría iluminación espiritual. ¿Qué hay de nosotros? ¿Cómo reaccionamos cuando se publican
aclaraciones doctrinales? ¿Procuramos entender las razones bíblicas que han motivado los cambios? (Pro. 4:18.) Deberíamos
parecernos a los habitantes de la ciudad de Berea del siglo primero, quienes “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y
examinaban con cuidado las Escrituras diariamente” (Hech. 17:11). Si los imitamos, apreciaremos aún más el privilegio de servir a Dios
y tenerle como nuestra herencia.

* W98 1/10 págs. 19-23
¿Son compatibles las culturas locales y los principios cristianos?
A STEPHEN, Testigo del norte de Europa, se le destinó de misionero a un país africano. Mientras paseaba por una ciudad con un
hermano nativo, se sobresaltó cuando este le agarró de la mano.
A Stephen le escandalizaba la idea de caminar por una calle concurrida agarrado de la mano de otro hombre, pues esa costumbre tiene
connotaciones homosexuales en su cultura (Romanos 1:27). Para el hermano africano, en cambio, ir de la mano era sencillamente un
gesto de amistad. Rechazar la mano significaría rechazar la amistad.
¿Por qué deben interesarnos los choques culturales? En primer lugar, porque el pueblo de Jehová desea cumplir la comisión divina de
“[hacer] discípulos de gente de todas las naciones” (Mateo 28:19). Con ese propósito, algunos cristianos han ido a servir de ministros a
lugares más necesitados. A fin de triunfar en su nuevo ambiente, deben comprender las distintas culturas que se encuentren y
adaptarse a ellas. Así trabajarán en armonía con sus hermanos y también serán más eficientes en el ministerio público.

Además, en este mundo tan turbulento, muchas personas han huido de sus atribulados países por razones políticas o económicas y se
han establecido en otras naciones. De modo que es muy probable que nos topemos con nuevas costumbres al predicar a estos nuevos
vecinos (Mateo 22:39). Nuestro primer contacto con modos de actuar distintos puede causarnos cierta confusión en cuanto a las
costumbres diferentes.
Campos bien definidos
La cultura está entrelazada en la estructura de la sociedad humana. Sería inútil, por tanto, hacerse “justo en demasía” y examinar hasta
las costumbres más insignificantes para determinar si son compatibles o no con los principios bíblicos (Eclesiastés 7:16).
Por otra parte, es necesario identificar las costumbres locales que vulneran claramente los principios divinos. No suele ser difícil, pues la
Palabra de Dios sirve “para rectificar las cosas” (2 Timoteo 3:16). Por ejemplo, en algunos países es común tener muchas esposas, pero
la norma bíblica para los cristianos verdaderos es que el hombre tenga una sola esposa viva (Génesis 2:24; 1 Timoteo 3:2).
Del mismo modo, ciertos usos funerarios concebidos para mantener alejados a los malos espíritus o basados en la creencia en el alma
inmortal, son inaceptables para los cristianos verdaderos. Algunas personas ofrecen incienso u oraciones a los difuntos a fin de
ahuyentar a los malos espíritus. Otras realizan velatorios e incluso un segundo entierro con objeto de ayudar a quien ha fallecido a
prepararse para la vida “en el otro mundo”. Pero la Biblia enseña que quien muere ‘no tiene conciencia de nada en absoluto’ y no puede
ni beneficiar ni perjudicar a nadie (Eclesiastés 9:5; Salmo 146:4).
Por supuesto, hay muchas costumbres compatibles con la Palabra de Dios. Es muy reconfortante entrar en contacto con culturas en las
que todavía florece el espíritu de la hospitalidad, en las que la costumbre exige que se dé una calurosa bienvenida incluso al extraño y
que, si es necesario, se le abran las puertas del hogar. Cuando somos objeto directo de ese trato, ¿no nos sentimos impulsados a
copiar tal ejemplo? Si lo hacemos, no hay duda de que mejorará nuestra personalidad cristiana (Hebreos 13:1, 2).
¿A quién le gusta que le hagan esperar? En algunos países ocurre raras veces, pues se da importancia a la puntualidad. La Biblia nos
dice que Jehová es un Dios de orden (1 Corintios 14:33), por lo que ha fijado ‘un día y una hora’ para acabar con la maldad y nos

asegura que ese acontecimiento “no llegará tarde” (Mateo 24:36; Habacuc 2:3). Las culturas que fomentan la puntualidad, dentro de lo
razonable, nos ayudan a ser ordenados y a mostrar el debido respeto a otras personas y a su tiempo, lo cual está, sin duda, en
conformidad con los principios cristianos (1 Corintios 14:40; Filipenses 2:4).
¿Y las costumbres inofensivas?
De modo que hay costumbres a todas luces compatibles con el modo de vida cristiano y otras que no lo son. Pero ¿y las que no pueden
definirse ni como buenas ni como malas? Muchas son inofensivas, y la actitud que tenemos respecto a ellas demuestra nuestro
equilibrio espiritual.
Por ejemplo, hay muchas formas de saludar: dar la mano, hacer una reverencia, dar un beso o hasta un abrazo. También hay una
enorme variedad de costumbres que regulan los modales a la mesa. En algunos países las personas comen de un mismo plato o una
misma fuente. Hay lugares donde eructar es una forma aceptable, e incluso deseable, de expresar agradecimiento, mientras que en
otros es inaceptable y se considera el colmo de la mala educación.
En lugar de determinar cuáles de estas costumbres inofensivas nos gustan o nos disgustan, concentrémonos en adoptar la actitud
adecuada con respecto a ellas. El consejo eterno de la Biblia es que no hagamos “nada movidos por espíritu de contradicción ni por
egotismo, sino [consideremos] con humildad mental que los demás son superiores a [nosotros]” (Filipenses 2:3). En la misma línea,
Eleanor Boykin dice en su libro This Way, Please—A Book of Manners (Hágalo así, por favor. Un manual de buenos modales): “Lo

primero que necesitamos es un buen corazón”.
Este enfoque humilde impedirá que menospreciemos las prácticas ajenas. Nos sentiremos motivados a tomar la iniciativa y aprender
cómo viven otros pueblos, seguir sus costumbres y probar sus comidas, en vez de refrenarnos o sospechar de todo lo que parezca
distinto. Teniendo una mente abierta y la disposición a probar nuevas maneras de actuar, mostramos cortesía a nuestro anfitrión o a los

vecinos extranjeros. También nos beneficiamos nosotros, pues ‘ensanchamos’ nuestro corazón y ampliamos nuestros horizontes
(2 Corintios 6:13).
Cuando las costumbres entorpecen el progreso espiritual
¿Qué debemos hacer en el caso de encontrarnos con costumbres que no son en sí antibíblicas, pero que tampoco favorecen el
progreso espiritual? Por ejemplo, es posible que en algunos países las personas tiendan a dejar las cosas para más tarde. Tomarse la
vida con calma puede reducir la tensión, pero probablemente dificulte el que efectuemos nuestro ministerio “plenamente” (2 Timoteo
4:5).
¿Cómo ayudaremos a otras personas a no posponer hasta “mañana” lo que es importante? Recordemos que “lo primero que
necesitamos es un buen corazón”. Motivados por el amor, podemos dar el ejemplo y luego explicar con bondad los beneficios de
no dejar para mañana lo que debe hacerse hoy (Eclesiastés 11:4). Al mismo tiempo, hemos de tener cuidado de no sacrificar la
confianza mutua por causa de la productividad. Si no se aceptan de inmediato nuestras sugerencias, no tratemos con prepotencia a los
demás ni descarguemos nuestra frustración sobre ellos. El amor siempre debe primar sobre la eficiencia (1 Pedro 4:8; 5:3).
Tengamos en cuenta las preferencias del lugar
Hemos de asegurarnos de que las sugerencias que hacemos son válidas, que no estamos tratando de imponer nuestras preferencias
personales. Por ejemplo, el modo de vestir varía enormemente. En muchas regiones es adecuado que un hombre lleve corbata cuando
predica las buenas nuevas, mientras que en algunos países tropicales posiblemente se considere demasiado formal. Una pauta útil
suele ser tener en cuenta qué manera de vestir se considera propia en el país para un profesional que trata con el público. El “buen
juicio” es fundamental cuando tratamos el delicado asunto de la ropa (1 Timoteo 2:9, 10).
¿Y si una costumbre no nos gusta? ¿Debemos rechazarla sin más? No necesariamente. La costumbre de que los hombres vayan de la
mano, mencionada al principio, es perfectamente aceptable en esa comunidad africana en particular. Cuando el misionero observó que
otros hombres paseaban de la mano, se sintió más cómodo.
Durante sus largos viajes misionales, el apóstol Pablo visitó congregaciones cuyos miembros tenían diversos antecedentes. Sin duda,
había frecuentes choques de culturas. Por ello, Pablo se adaptó a todas las costumbres que pudo sin dejar de observar los principios
bíblicos. “Me he hecho toda cosa a gente de toda clase —dijo—, para que de todos modos salve a algunos.” (1 Corintios 9:22, 23;
Hechos 16:3.)
Plantearnos algunas preguntas pertinentes puede ayudarnos a decidir cómo reaccionar ante costumbres nuevas. ¿Qué impresión
daremos a quienes nos observan si adoptamos o rechazamos cierta costumbre? ¿Se sentirán atraídos al mensaje del Reino al ver que
intentamos integrarnos en su cultura? Por otro lado, ¿‘se encontrará falta en nuestro ministerio’ si adoptamos una práctica del lugar?
(2 Corintios 6:3.)
Si deseamos hacernos “toda cosa a gente de toda clase”, tal vez debamos modificar algunos conceptos profundamente arraigados con
respecto a lo que es y no es apropiado. Muchas veces, la manera “correcta” e “incorrecta” de hacer algo solo depende de dónde
vivimos. Por ello, el que dos hombres se agarren de la mano es una manifestación de amistad en un país, mientras que en muchos
otros seguramente restaría valor al mensaje del Reino.

Por otro lado, hay costumbres que son aceptables en diversos lugares y quizá hasta sean apropiadas para los cristianos, pero con las
que hay que tener cuidado.
Cuidado con rebasar el límite
Jesucristo dijo que aunque no era posible sacar del mundo a sus discípulos, estos no debían ‘ser parte del mundo’ (Juan 17:15, 16).
No obstante, a veces no es fácil distinguir el límite entre lo que forma parte integral del mundo de Satanás y lo que es sencillamente
propio de la cultura. Por ejemplo, la música y el baile están presentes en casi todas las culturas, si bien en algunos países tienen mayor
importancia.
Pudiéramos fácilmente emitir un juicio basándonos más en nuestros antecedentes que en razones bíblicas sólidas. Un hermano alemán
de nombre Alex recibió una asignación en España. En su anterior entorno, el baile no era muy popular, mientras que en España forma
parte de la cultura. La primera vez que vio a un hermano y una hermana ejecutar un alegre baile español, se sintió confundido. ¿Era
incorrecto o mundano el baile? ¿Rebajaría sus normas si aceptaba esa costumbre? Alex aprendió que aunque la música y el baile eran
diferentes a los de su país, no había razón para suponer que sus hermanos españoles estaban rebajando las normas cristianas. Su
confusión se debía a la diferencia cultural.
Sin embargo, Emilio, un hermano al que le gusta el baile español tradicional, reconoce que existe un peligro. “Observo que en muchos
bailes la pareja ha de tener un contacto muy cercano —comenta—. Como estoy soltero, me doy cuenta de que eso puede tener efecto
en los sentimientos de al menos uno de los bailarines. A veces, el baile se utiliza como excusa para mostrar afecto a la persona a la que
te sientes atraído. Cerciorarse de que la música es sana y de que el contacto físico se reduce lo más posible puede servir de protección.
No obstante, debo admitir que cuando un grupo de solteros y solteras se van juntos a bailar, es muy difícil mantener un ambiente
teocrático.”
Desde luego, no deberíamos poner de excusa nuestra cultura para permitir la conducta mundana. El canto y el baile ocupaban un lugar
en la cultura de los israelitas, y cuando fueron librados de los egipcios en el mar Rojo, cantaron y bailaron como parte de la celebración
(Éxodo 15:1, 20). Sin embargo, su música y su baile eran distintos de los del mundo pagano que los rodeaba.
Lamentablemente, mientras esperaban que Moisés volviera del monte Sinaí, se impacientaron, hicieron un becerro de oro y, después
de comer y beber, “se levantaron para divertirse” (Éxodo 32:1-6). Cuando Moisés y Josué escucharon el sonido del canto,
inmediatamente se perturbaron (Éxodo 32:17, 18). Los israelitas habían rebasado el “límite”, y su forma de cantar y bailar reflejaba
entonces el mundo pagano que los rodeaba.
Del mismo modo, hoy día la música y el baile pueden ser aceptados en general en nuestro país y no ofender la conciencia de los
demás. Pero si el lugar está poco iluminado, se encienden luces intermitentes o se pone música con un ritmo distinto, lo que antes era
aceptable puede reflejar ahora el espíritu del mundo. “Forma parte de nuestra cultura”, pudiéramos decir. Aarón recurrió a una excusa
similar cuando consintió formas de recreación y adoración paganas, a las que denominó erróneamente “fiesta a Jehová”. Esta pobre
excusa no tenía validez. La conducta de los israelitas se vio incluso como una “ignominia entre sus opositores” (Éxodo 32:5, 25).
La cultura tiene su lugar
Es posible que las costumbres exóticas nos choquen al principio, pero no todas son necesariamente inaceptables. Con las “facultades
perceptivas entrenadas”, podemos determinar cuáles son compatibles con los principios cristianos y cuáles no (Hebreos 5:14). Al
mostrar un buen corazón lleno de amor al semejante, reaccionaremos apropiadamente cuando nos encontremos con costumbres
inofensivas.
Cuando predicamos las buenas nuevas del Reino a las personas de nuestros alrededores o de otras partes, tener el enfoque
equilibrado de la diversidad cultural nos permitirá hacernos “toda cosa a gente de toda clase”. Y muy probablemente veamos que el
acoger con gusto la diversidad cultural contribuye a que tengamos una vida rica, animada y fascinante.

* W08 15/5 pág. 4 párr. 12
12 Como hemos visto, debemos tratar bien a nuestros semejantes. Pero lo mejor que podemos hacer por ellos es ayudarles a recibir
iluminación espiritual de parte de Dios (Sal. 43:3). Jesús les dijo a sus discípulos que ellos eran “la luz del mundo” y les mandó que
hicieran brillar su luz para que así la gente pudiera ver “sus obras excelentes”, es decir, sus buenas acciones a favor del prójimo. Su luz
brillaría “delante de los hombres”, iluminando espiritualmente a la humanidad (léase Mateo 5:14-16). Hoy en día, nuestra luz
resplandece cuando ayudamos en lo que podemos a nuestros vecinos y cuando colaboramos en la labor de evangelización que se lleva
a cabo “en todas las naciones”, sí, “en todo el mundo” (Mar. 13:10; Mat. 26:13). ¡Qué gran honor tenemos!

* be pág. 38 párr. 2
Una vez cosechado el trigo, hay que quitarle la cáscara al grano. Lo mismo sucede con el fruto de nuestra investigación. Antes de
utilizarlo, debe separarse lo que es valioso de lo que resulta superfluo.

 LECCION 4 (a)

* it-2 1044,1045
SOBERANÍA
Dominio; dignidad del gobernante, rey, emperador u otra persona que ejerce o posee la autoridad suprema del poder público;
fundamento del poder de una persona o grupo en los que se halla depositada la máxima autoridad de un Estado.
En las Escrituras Hebreas aparece con frecuencia la palabra Adho·nái, y 285 veces la expresión Adho·nái Yehwíh. Adho·nái es una
forma plural de a·dhóhn: “señor; amo”. Otra forma plural, adho·ním, puede aplicarse a hombres simplemente como pluralidad:
“señores” o “amos”. Pero el término Adho·nái sin sufijo siempre se utiliza en las Escrituras con referencia a Dios, indicando el plural
excelencia o majestad. Los traductores lo suelen traducir por “Señor”. Cuando acompaña al nombre de Dios ( Adho·nái Yehwíh), como,
por ejemplo, en el Salmo 73:28, la expresión se traduce “DIOS el Señor” (BAS), “Señor Dios” (DK, PIB), “Jehová el Señor” (Mod, Val),
“Señor Jehovah” (Val, 1989), “ʼǍdonay Yahveh” (CI), “Señor Yavé” (NC), “Yahweh Dios” (BR), “Señor Soberano Jehová” (NM). Aunque
la Versión Valera de 1960 utiliza la palabra “soberano” en Job 31:28 y Ezequiel 38:2 y 39:1, no lo hace como traducción de Adho·nái.
La palabra griega de·spó·tēs designa a la persona que posee la autoridad suprema o tiene la posesión absoluta y el poder sin control
alguno. (Véase el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, de W. E. Vine, vol. 1, 1984, pág. 93; vol. 4, 1987, págs.
44, 73.) Se traduce “señor”, “amo” y “dueño”. Cuando se utiliza para dirigirse directamente a Dios, se traduce “Señor” (NC, CI y otras),
“Soberano” (Besson), “Soberano Señor” (ENP, VHA) y “Señor Soberano” (NM) en Lucas 2:29, Hechos 4:24 y Revelación 6:10. Otras
versiones la traducen en este último texto “Soberano” (Mod, NBE, SA, Sd, VP), “Soberano Señor” (HAR; NVI; Val, 1989), “Dominador”
(RH), “Dueño” (BJ, JT, NTI) y “(el) Amo” (AFEBE, CEBIHA, CJ).
Por tanto, aunque los textos hebreos y griegos no tienen una palabra específica para “soberano”, las palabras Adho·nái y de·spó·tēs
comunican esta idea cuando las Escrituras hacen referencia a Jehová Dios, indicando la excelencia de su señorío.

La soberanía de Jehová. Jehová Dios es el Soberano del universo (“Señor del universo”; Lu 2:29, Sd) debido a que es el Creador y a
su Divinidad y supremacía como el Omnipotente. (Gé 17:1; Éx 6:3; Rev 16:14.) Es el Dueño de todas las cosas y la Fuente de toda
autoridad y poder, el Gobernante Supremo de todos los gobiernos (Sl 24:1; Isa 40:21-23; Rev 4:11; 11:15); de Él dijo el salmista:
“Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la
dominación”. (Sl 103:19; 145:13.) Los discípulos de Jesús oraron dirigiéndose a Dios: “Señor Soberano, tú eres Aquel que hizo el cielo y
la tierra”. (Hch 4:24, NM; véanse también CEBIHA; HAR; NTI; NVI; Val.) Para la nación de Israel, Dios mismo constituía los tres poderes
del gobierno: el judicial, el legislativo y el ejecutivo. El profeta Isaías dijo: “Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Dador de
Estatutos, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará”. (Isa 33:22.) Moisés da una notable descripción de Dios como Soberano en
Deuteronomio 10:17.
Por ser Jehová el Soberano, tiene el derecho y la autoridad de delegar responsabilidades gubernativas. Hizo a David rey de Israel, y
aunque las Escrituras hablan del ‘reino de David’, este rey reconoció a Jehová como el Gran Gobernante Soberano al decir: “Tuya, oh
Jehová, es la grandeza y el poderío y la hermosura y la excelencia y la dignidad; porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es
tuyo. Tuyo es el reino, oh Jehová, Aquel que también te alzas como cabeza sobre todo”. (1Cr 29:11.)
Gobernantes terrestres. Los gobernantes de las naciones ejercen su limitada gobernación por tolerancia o permiso del Señor
Soberano Jehová. Los gobiernos políticos no reciben su autoridad de Dios, es decir, no desempeñan su cargo debido a que Dios les
haya concedido autoridad o poder, como se muestra en Revelación 13:1, 2, donde se dice que la bestia salvaje de siete cabezas y diez
cuernos consigue “su poder y su trono y gran autoridad” del dragón, Satanás el Diablo. (Rev 12:9; véase BESTIAS SIMBÓLICAS.)
De modo que aunque Dios ha permitido que se sucedan los gobiernos humanos, uno de sus reyes poderosos tuvo que reconocer por
experiencia propia: “Su gobernación es una gobernación hasta tiempo indefinido, y su reino es para generación tras generación. Y a
todos los habitantes de la tierra se está considerando como meramente nada, y él está haciendo conforme a su propia voluntad entre el
ejército de los cielos y los habitantes de la tierra. Y no existe nadie que pueda detener su mano o que pueda decirle: ‘¿Qué estás
haciendo?’”. (Da 4:34, 35.)
Por ello, mientras Dios permita la existencia de los gobiernos humanos, aplicará la admonición del apóstol Pablo a los cristianos: “Toda
alma esté en sujeción a las autoridades superiores, porque no hay autoridad a no ser por Dios; las autoridades que existen están
colocadas por Dios en sus posiciones relativas”. Luego el apóstol explica que cuando estos gobiernos actúan para castigar al que hace
el mal, la ‘autoridad superior’ o gobernante (aunque no sea un fiel adorador de Dios) actúa indirectamente como ministro de Dios en
esta misión particular, al expresar ira sobre los malhechores. (Ro 13:1-6.)
En cuanto a que estas autoridades están “colocadas por Dios en sus posiciones relativas”, las Escrituras indican que esto no significa
que Dios haya constituido estos gobiernos ni que los apoye. Más bien, los ha utilizado para realizar su buen propósito en relación con su
voluntad para sus siervos terrestres. Moisés dijo: “Cuando el Altísimo dio a las naciones una herencia, cuando separó a los hijos de
Adán unos de otros, procedió a fijar el límite de los pueblos con consideración para el número de los hijos de Israel”. (Dt 32:8.)
El hijo de Dios como Rey. Después de que se destronó al último rey que se sentó en el “trono de Jehová” en Jerusalén (1Cr 29:23), el
profeta Daniel recibió una visión en la que contempló el nombramiento futuro del propio Hijo de Dios para ser Rey. La posición de
Jehová sobresale claramente cuando Él, el Anciano de Días, concede la gobernación a su Hijo. El relato dice: “Seguí contemplando en
las visiones de la noche, y, ¡pues vea!, con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al Anciano de
Días obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquel. Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los
pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que
no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas”. (Da 7:13, 14.) Cuando se compara este texto con Mateo 26:63, 64, no queda
ninguna duda de que el “hijo del hombre” mencionado en la visión de Daniel es Jesucristo. Él obtiene acceso a la presencia de Jehová y
recibe autoridad para gobernar. (Compárese con Sl 2:8, 9; Mt 28:18.)
Se desafía la soberanía de Jehová. La iniquidad ha existido durante la práctica totalidad de la existencia de la raza humana en la
Tierra. La humanidad ha ido muriendo, y los pecados y las transgresiones contra Dios se han multiplicado. (Ro 5:12, 15, 16.) Como la
Biblia indica que Dios dio al hombre un comienzo perfecto, han surgido las siguientes preguntas: ¿cómo empezaron el pecado, la
imperfección y la iniquidad?, y ¿por qué ha permitido el Dios Todopoderoso que estas cosas continúen por siglos? Las respuestas
tienen que ver con un desafío a la soberanía de Dios que planteó una cuestión suprema relacionada con la humanidad

* it-2 pág. 1047 parrs 2,3
Se acusa a los siervos de Dios de egoísmo. Una expresión posterior de esta cuestión se halla en lo que Satanás dijo a Dios en
cuanto a su siervo fiel Job. Estas fueron sus palabras: “¿Ha temido Job a Dios por nada? ¿No has puesto tú mismo un seto protector
alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor? La obra de sus manos has bendecido, y su
ganado mismo se ha extendido en la tierra. Pero, para variar, sírvete alargar la mano, y toca todo lo que tiene, y ve si no te maldice en
tu misma cara”. Después, Satanás de nuevo presentó la siguiente acusación: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo
dará en el interés de su alma”. (Job 1:9-11; 2:4.) De ese modo acusaba a Job de no estar en armonía con Dios de corazón, que servía
obedientemente a Dios solo por motivos egoístas, por lucro. Satanás calumnió a Dios respecto al ejercicio de Su soberanía, y a los
siervos de Dios, en cuanto a su integridad a esa soberanía. Dijo a todos los efectos que no habría ningún hombre sobre la Tierra que
mantuviese integridad a la soberanía de Jehová si a él, Satanás, se le permitía ponerle a prueba.
Jehová aceptó el desafío. No lo hizo debido a que dudara de la justicia de su soberanía. Él no necesitaba que se le probase nada.
Permitió tiempo para que se analizara esta cuestión debido al amor que sentía por sus criaturas inteligentes. Dejó que Satanás pusiese
al hombre a prueba ante todo el universo. Dio a sus criaturas el privilegio de demostrar que el Diablo es un mentiroso y de quitar la
calumnia que manchaba, no solo el nombre de Dios, sino también el suyo propio. Satanás, con su actitud egotista, fue ‘entregado a un
estado mental desaprobado’. Su enfoque al abordar a Eva fue totalmente contradictorio. (Ro 1:28.) Por una parte acusó a Dios de
ejercer su soberanía de manera injusta y parcial, pero por otra debía contar con Su imparcialidad: al parecer pensó que Dios se
consideraría obligado a dejarle vivir si podía probar su acusación con respecto a la infidelidad de las criaturas de Dios.

* it-2 pág. 195 parrs 1,2
LEALTAD En las Escrituras Hebreas el adjetivo ja·sídh se utiliza con relación a alguien “leal” o “de bondad amorosa”. (Sl 18:25, nota.)
El sustantivo jé·sedh se refiere a la bondad, pero aunque comprende la tierna consideración o bondad que se deriva del amor, va más
allá. Es la bondad que se adhiere amorosamente a un objeto hasta que su propósito con relación a ese objeto se ha realizado. Esta es
la clase de bondad que Dios muestra a sus siervos y que ellos le muestran a Él. Por lo tanto, entra en el campo de la lealtad, una lealtad
justa, devota y santa, por lo que se traduce “bondad amorosa” y “amor leal”. (Gé 20:13; 21:23; véase BONDAD.)
En las Escrituras Griegas el sustantivo ho·si·ó·tēs y el adjetivo hó·si·os conllevan la idea de santidad, justicia, reverencia, devoción o
piedad, la observancia cuidadosa de todos los deberes para con Dios. Supone una buena relación con Dios.

* W13 15/6 págs. 17,18 parrs 4-6

4 ¿Cómo demuestra Jehová su lealtad? Pues bien, nunca abandona a sus siervos fieles. Uno de ellos, el rey David, así lo reconoció (lea
2 Samuel 22:26). Él comprobó que esa lealtad no se queda en simples palabras, pues Dios lo dirigió, lo protegió y lo libró en sus
pruebas (2 Sam. 22:1). ¿Por qué fue Jehová leal con él? Porque David mismo era “alguien leal”. Dios valora la lealtad de sus siervos y
los recompensa siendo leal con ellos (Prov. 2:6-8).
5 Reflexionar en los actos de lealtad de Jehová nos da fuerzas. Un fiel hermano de nombre Reed señala: “Me anima mucho leer cómo
Jehová ayudó a David en los momentos difíciles. Siempre lo sostuvo, hasta cuando era un fugitivo que tenía que refugiarse en cuevas.
¡Eso me fortalece tanto! Me recuerda que, sin importar lo sombría que parezca la situación, Jehová estará a mi lado mientras yo siga
fiel”. Sin duda, todos sentimos lo mismo (Rom. 8:38, 39).
6 ¿De qué otros modos demuestra Jehová que es leal? Uno es manteniéndose fiel a sus normas. Él nos asegura: “Aun hasta la vejez de
uno yo soy el Mismo” (Is. 46:4). Sus decisiones siempre se basan en sus invariables normas sobre lo bueno y lo malo (Mal. 3:6).
Además, permanece fiel a su palabra, es decir, cumple sus promesas (Is. 55:11). Su lealtad nos beneficia a todos sus siervos fieles,
pues cuando hacemos lo posible por obedecer sus normas, podemos estar seguros de que cumplirá su promesa de bendecirnos (Is.
48:17, 18).

* W93 15/10 págs. 12-16
Cómo hallar la clave del cariño fraternal
“Suministren a su [...] devoción piadosa, cariño fraternal.” (2 PEDRO 1:5-7.)
EN CIERTA ocasión, un médico que no era testigo de Jehová asistió a la graduación de su hija de la Escuela Bíblica de Galaad de la
Watch Tower, donde había recibido preparación misional. Le impresionó tanto la alegre multitud que pensó que debía haber muy pocos
enfermos entre ellos. ¿Por qué estaban tan contentas aquellas personas? A propósito, ¿qué hace que todas las reuniones del pueblo de
Jehová, tanto en las congregaciones como en las asambleas de circuito y de distrito, sean ocasiones felices? ¿No es el cariño fraternal
que se muestran unos a otros? No cabe duda de que el cariño fraternal es una de las razones de que se haya dicho que ningún otro
grupo religioso deriva más placer, felicidad y satisfacción de la religión que los testigos de Jehová.
2 Sería lógico que esperáramos encontrar este cariño fraternal en vista de lo que dice el apóstol Pedro en 1 Pedro 1:22: “Ahora que
ustedes han purificado sus almas por su obediencia a la verdad con el cariño fraternal sin hipocresía como resultado, ámense unos a
otros intensamente desde el corazón”. Uno de los elementos básicos de la palabra griega que se traduce “cariño fraternal” es fi·lí·a
(afecto). Su significado está relacionado estrechamente con a·gá·pe, que por lo general se traduce “amor”. (1 Juan 4:8.) Aunque el
cariño fraternal y el amor suelen utilizarse indistintamente, cada uno tiene aspectos característicos. No debemos confundirlos, como
hacen muchos traductores de la Biblia. (En este artículo y en el siguiente examinaremos cada uno de estos términos.)
3 Respecto a la diferencia entre estas dos palabras griegas, un helenista comentó que fi·lí·a “fundamentalmente denotaba calidez,
intimidad y afecto”. Por otra parte, a·gá·pe tiene que ver más con la mente. Por eso, aunque se nos dice que amemos (a·gá·pe) a
nuestros enemigos, no sentimos cariño por ellos. ¿Por qué no? Porque “las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”.
(1 Corintios 15:33.) Lo que Pedro pasa a decir también indica que hay una diferencia entre estas palabras: “Suministren a su [...] cariño
fraternal, amor”. (2 Pedro 1:5-7; compárese con Juan 21:15-17.)
Ejemplos de cariño fraternal muy especial
4 La Palabra de Dios da algunos buenos ejemplos de cariño fraternal muy especial. Este cariño especial no es el resultado de un
capricho, sino que se basa en el aprecio que uno siente por las cualidades sobresalientes de alguien. El ejemplo más notable es
ciertamente el cariño que Jesucristo tuvo al apóstol Juan. No cabe duda de que Jesús sintió cariño fraternal por todos sus apóstoles
fieles, y no le faltaban razones. (Lucas 22:28.) Una manera de demostrarlo fue lavándoles los pies, y así les dio una lección de
humildad. (Juan 13:3-16.) Pero Jesús sintió un cariño especial por Juan, como este mencionó en varias ocasiones. (Juan 13:23; 19:26;
20:2.) Si Jesús tenía razones para sentir cariño por sus discípulos y apóstoles, es muy probable que Juan le hubiera dado motivos para
que le tuviera cariño especial a él, pues Juan sintió un aprecio más profundo por Jesús. Así se desprende de sus escritos, tanto de su
Evangelio como de sus cartas inspiradas. ¡Cuántas veces menciona el amor! El mayor aprecio que Juan sentía por las cualidades
espirituales de Jesús se observa en lo que escribió en los capítulos 1 y 13 al 17 de Juan, así como en las referencias que hace en
varias ocasiones a la existencia prehumana de Jesús. (Juan 1:1-3; 3:13; 6:38, 42, 58; 17:5; 18:37.)
5 Tampoco queremos pasar por alto el cariño fraternal muy especial que existió entre el apóstol Pablo y su compañero cristiano Timoteo,
un cariño que ciertamente se basaba en la estima que cada uno tenía por las cualidades del otro. Los escritos de Pablo contienen
excelentes comentarios acerca de Timoteo, tales como: “No tengo a ningún otro de disposición como la de él, que genuinamente cuide
de las cosas que tienen que ver con ustedes. [...] Ustedes saben la prueba que él dio de sí mismo, que, cual hijo con su padre, sirvió
como esclavo conmigo en el adelanto de las buenas nuevas”. (Filipenses 2:20-22.) En sus cartas a Timoteo, Pablo le habla muchas
veces de una manera que revela el mucho cariño que le tenía. Por ejemplo, 1 Timoteo 6:20 dice: “Oh Timoteo, guarda lo que ha sido
depositado a tu cuidado”. (Véase también 1 Timoteo 4:12-16; 5:23; 2 Timoteo 1:5; 3:14, 15.) El cariño especial que Pablo sentía por el
joven Timoteo se destaca sobre todo cuando comparamos las cartas que le escribió a él con la que escribió a Tito. Timoteo debe haber
sentido lo mismo con respecto a su amistad con Pablo, como se ve por las palabras de Pablo en 2 Timoteo 1:3, 4: “Nunca ceso de
acordarme de ti en mis ruegos [...], anhelo verte —pues recuerdo tus lágrimas— para llenarme de gozo”.
6 En las Escrituras Hebreas también hallamos excelentes ejemplos, como el de David y Jonatán. Leemos que después que David mató
a Goliat, “la misma alma de Jonatán se ligó con el alma de David, y Jonatán empezó a amarlo como a su propia alma”. (1 Samuel 18:1.)
El aprecio por el celo que David mostró por el nombre de Jehová y su intrepidez al salir al encuentro del gigante Goliat, debió producir
en Jonatán un cariño especial por David.
7 Jonatán sentía tanto cariño por David que arriesgó su propia vida para defenderlo del rey Saúl. Nunca se resintió por el hecho de que
Jehová hubiera escogido a David para que fuera el siguiente rey de Israel. (1 Samuel 23:17.) David también sentía profundo cariño por
Jonatán, como lo muestra lo que dijo al lamentar su muerte: “Estoy angustiado por ti, hermano mío, Jonatán, muy agradable me fuiste.
Más maravilloso me fue tu amor que el amor procedente de mujeres”. Ciertamente un verdadero aprecio mutuo caracterizó su relación.
(2 Samuel 1:26.)
8 Otro buen ejemplo de cariño especial en las Escrituras Hebreas es el de dos mujeres: Noemí y su nuera Rut, que había enviudado.
Recuerde lo que Rut le dijo a Noemí: “No me instes con ruegos a que te abandone, a que me vuelva de acompañarte; porque a donde
tú vayas yo iré, y donde tú pases la noche yo pasaré la noche. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”. (Rut 1:16.) ¿No debemos
concluir que la conducta de Noemí y lo que decía de Jehová contribuyeron a que Rut manifestara tal aprecio? (Compárese con Lucas
6:40.)
El ejemplo del apóstol Pablo
9 Como hemos visto, el cariño fraternal que el apóstol Pablo sentía por Timoteo era muy especial. Pero Pablo también dio un ejemplo
maravilloso al mostrar mucho cariño fraternal a sus hermanos en general. Dijo a los ancianos de Éfeso que ‘por tres años, noche y día,
no había cesado de amonestar a cada uno con lágrimas’. ¿No era esto una muestra de cariño fraternal? Sin lugar a dudas. Y ellos
sentían lo mismo por Pablo. Al enterarse de que no lo verían más, “prorrumpió gran llanto entre todos ellos, y se echaron sobre el cuello

de Pablo y lo besaron tiernamente”. (Hechos 20:31, 37.) ¿Cariño fraternal basado en el aprecio? Claro que sí. Pablo también manifiesta
su cariño fraternal al decir en 2 Corintios 6:11-13: “Nuestra boca se ha abierto para ustedes, corintios, nuestro corazón se ha
ensanchado. Ustedes no se hallan apretados y escasos de lugar en nosotros, pero sí se hallan apretados y escasos de lugar en sus
propios tiernos cariños. Así es que, como recompensa, en cambio —hablo como a hijos—, ustedes, también, ensánchense”.
10 Es obvio que muchos de los corintios no tenían suficiente cariño fraternal y estima por el apóstol Pablo. Algunos se quejaron: “Sus
cartas son de peso y enérgicas, pero su presencia en persona es débil, y su habla desdeñable”. (2 Corintios 10:10.) Por tal razón, el
apóstol Pablo hizo referencia a sus “apóstoles superfinos” y se vio en la necesidad de relatar las pruebas que había aguantado, como
aparece en 2 Corintios 11:5, 22-33.
11 El cariño que Pablo sentía por aquellos a quienes ministraba queda muy claro por lo que dijo en 1 Tesalonicenses 2:8: “Teniéndoles
tierno cariño, nos fue de mucho agrado impartirles, no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque
ustedes llegaron a sernos amados”. De hecho, tanto cariño tenía a estos nuevos, que no pudo esperar más —tan deseoso estaba de
saber cómo les iba con la persecución— y les envió a Timoteo, quien luego dio un buen informe que alentó mucho a Pablo.
(1 Tesalonicenses 3:1, 2, 6, 7.) Bien lo dice la obra Perspicacia para comprender las Escrituras: “Se forjó una estrecha relación de
cariño fraternal entre Pablo y aquellos a quienes ministraba”.
El aprecio: la clave del cariño fraternal
12 Sin duda, el aprecio es la clave del cariño fraternal. ¿No tienen todos los siervos dedicados de Jehová cualidades que apreciamos,
que hacen que sintamos mucho cariño por ellos? Todos buscamos primero el Reino de Dios y su justicia. Todos luchamos con valor
contra nuestros tres enemigos comunes: Satanás y sus demonios, el mundo inicuo bajo el control de Satanás y las tendencias egoístas
de la carne pecaminosa que hemos heredado. ¿No deberíamos pensar siempre que nuestros hermanos lo hacen lo mejor que pueden
en vista de las circunstancias? Toda persona está o de parte de Jehová o de parte de Satanás. Nuestros hermanos dedicados están de
parte de Jehová, sí, son de los nuestros, y, por lo tanto, merecen nuestro cariño fraternal.
13 ¿Qué podemos decir del aprecio que tenemos a nuestros ancianos? ¿No deberían ocupar un lugar especial en nuestro corazón por
su ardua labor a favor de los intereses de la congregación? Ellos, como nosotros, han de mantenerse a sí mismos y a su familia.
También tienen las mismas obligaciones que nosotros: estudiar personalmente, asistir a las reuniones de congregación y participar en el
ministerio del campo. Además, es su obligación preparar partes en el programa de las reuniones, pronunciar discursos públicos y
atender problemas que surjan en la congregación, lo que a veces les supone pasar muchas horas en audiencias judiciales. Ciertamente
queremos “[seguir] teniendo aprecio a hombres de esa clase”. (Filipenses 2:29.)
Mostremos cariño fraternal
14 Para agradar a Jehová, tenemos que demostrar el afectuoso sentimiento de cariño fraternal a nuestros compañeros de creencia,
como lo hicieron Jesucristo y Pablo. Leemos: “En [cariño fraternal] ténganse tierno cariño unos a otros”. (Romanos 12:10, Kingdom
Interlinear.) “Respecto al [cariño fraternal], ustedes no tienen necesidad de que les escribamos, porque ustedes mismos son enseñados
por Dios a amarse unos a otros.” (1 Tesalonicenses 4:9, Int.) “Que su [cariño fraternal] continúe.” (Hebreos 13:1, Int.) No cabe duda de
que a nuestro Padre celestial le agrada cuando mostramos cariño fraternal a sus hijos terrestres.
15 En tiempos apostólicos, los cristianos acostumbraban saludarse con un “beso santo” o un “beso de amor”. (Romanos 16:16; 1 Pedro
5:14.) Esta era una verdadera muestra de cariño fraternal. Hoy día, en la mayoría de los lugares de la Tierra, una manera más
apropiada de hacerlo sería mediante una sonrisa amigable y un fuerte apretón de manos. En los países latinoamericanos, como México,
las personas suelen saludarse con un abrazo, que es una verdadera muestra de cariño. Es posible que el cariño intenso de estos
hermanos sea en parte la razón del gran aumento de publicadores que se produce en esos países.
16 Cuando entramos en el Salón del Reino, ¿hacemos un esfuerzo especial por demostrar cariño fraternal? Si así es, nos sentiremos
impulsados a decir algo animador a nuestros hermanos, sobre todo a los que parecen estar deprimidos. Se nos manda que “[hablemos]
confortadoramente a las almas abatidas”. (1 Tesalonicenses 5:14.) Esta es una buena manera de comunicar lo cálido del cariño
fraternal. Otra excelente manera de hacerlo es agradeciendo un buen discurso público, una asignación bien presentada en el programa
de la reunión, lo bien que se ha esforzado un estudiante en la Escuela del Ministerio Teocrático y así por el estilo.
17 ¿Pudiéramos invitar a algunos hermanos a nuestro hogar para disfrutar de una comida o tal vez de un refresco después de una
reunión, si no es muy tarde? ¿No deberíamos regirnos por el consejo de Jesús anotado en Lucas 14:12-14? Un ex misionero fue
nombrado superintendente presidente de una congregación en la que todos los demás hermanos eran de otra raza. Percibió la falta de
cariño fraternal, de modo que se propuso remediar la situación. ¿Cómo? Todos los domingos invitaba a una familia diferente a comer. Al
cabo de un año, toda la congregación le tenía mucho cariño fraternal.
18 Cuando un hermano está enfermo, sea en su casa o en el hospital, el cariño fraternal nos impulsará a dejarle saber que nos
interesamos por él. ¿Y qué se puede decir de los que viven en un asilo de ancianos? ¿Por qué no visitarlos, telefonearles o enviarles
una tarjeta que exprese nuestro afecto?
19 Al dar muestras de cariño fraternal, preguntémonos: ‘¿Soy parcial? ¿Me dejo influir por el color de la piel, la educación o las
posesiones materiales de las personas? ¿Necesito ensanchar mi cariño fraternal, como instó el apóstol Pablo a los cristianos de
Corinto?’. El cariño fraternal hará que veamos a nuestros hermanos de manera positiva y que los apreciemos por sus buenas
cualidades. También nos ayudará a alegrarnos por el progreso de nuestro hermano en vez de envidiarlo.
20 El cariño fraternal también nos impulsará a estar al tanto de ayudar a nuestros hermanos en el ministerio. Así obraremos en
conformidad con lo que dice el cántico 92:
“Al que está débil hay que ayudar;
darle denuedo para el hablar.
A los niñitos no hay que olvidar,
sino librarlos de su vacilar”.
21 Por lo tanto, no olvidemos que, al mostrar cariño fraternal, es aplicable el principio que Jesús enunció en su Sermón del Monte:
“Practiquen el dar, y se les dará. Derramarán en sus regazos una medida excelente, apretada, remecida y rebosante. Porque con la
medida con que ustedes miden, se les medirá en cambio”. (Lucas 6:38.) Nos beneficiamos personalmente cuando mostramos cariño
fraternal, estimando a aquellos que sirven a Jehová como nosotros. ¡En verdad, felices son los que se deleitan en manifestar cariño
fraternal!

* W06 15/8 pág. 21 párr. 9
9 ¿Cómo podemos hacer frente a estos problemas? Viéndolos como oportunidades para demostrar que amamos a Jehová y nos
sometemos a su soberanía pase lo que pase (Santiago 1:2-4). Si comprendemos bien la importancia de ser leales a Dios,
mantendremos el equilibrio espiritual sin importar cuál sea la causa de nuestra angustia. El apóstol Pedro escribió a los cristianos:
“Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les
sobreviniera” (1 Pedro 4:12). Y Pablo explicó por qué: “Todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús
también serán perseguidos” (2 Timoteo 3:12). Tal como hizo con Job, Satanás sigue poniendo a prueba la integridad de los testigos de

Jehová. Es más, la Biblia indica que el Diablo ha incrementado sus ataques contra el pueblo de Dios en estos últimos días (Revelación
[Apocalipsis] 12:9, 17).

* it-2 pág. 820 párr. 7
Sin embargo, después de esto se someterá a esos súbditos terrestres a una prueba final de integridad y devoción. Satanás será soltado
del abismo. Los que permitan que él los seduzca lo harán por la misma cuestión que surgió en Edén: la legitimidad de la soberanía de
Dios, pues se dice que atacan el “campamento de los santos y la ciudad amada”. Como el Tribunal del cielo habrá zanjado judicialmente
esa cuestión y habrá cerrado el caso ya no se permitirá otra rebelión prolongada. Los que no permanezcan leales al lado de Dios
no podrán apelar a Cristo Jesús como un ‘ayudante propiciatorio’, sino que Jehová Dios será “todas las cosas” para ellos. No habrá
ninguna apelación o mediación posible. Todos los rebeldes, espíritus y humanos, recibirán la sentencia divina de destrucción en la
“muerte segunda”. (Rev 20:7-15.)

 LECCION 4 (b)

* be pág. 189 párr. 3
La razón más importante para mostrar un interés sincero por el prójimo es que así imitamos el amor y la misericordia de nuestro Padre
celestial. De ese modo ayudamos a nuestros oyentes a acercarse a Jehová y al mensaje que él nos ha encomendado difundir. Por lo
tanto, al predicar las buenas nuevas, esfuércese por “no vigila[r] con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés
personal los de los demás” (Fili. 2:4).

* Km 9/00 pág. 4
Utilice los sucesos de actualidad para despertar el interés
1 ¿Le gustaría tener un caudal inagotable de buenas ideas que aportaran variedad a su ministerio y despertaran el interés de las
personas en el mensaje de la Biblia? Pues entonces, inicie conversaciones utilizando las noticias mundiales y de su comunidad. Podría
referirse a las cuestiones de actualidad locales o nacionales y a las noticias internacionales, las cuales están en constante cambio
(1 Cor. 7:31). Fíjese en los siguientes ejemplos.
2 Los problemas económicos y el costo de la vida son motivo de verdadera preocupación para la gente. Por tanto, podría decir:
▪ “¿Ha oído en las noticias que el precio de [mencione el artículo] va a volver a subir?” O si una gran empresa ha despedido a muchos
trabajadores, pudiera hablar del desempleo. Dependiendo de cómo desee proseguir la conversación, puede decir: “¿Se ha preguntado
alguna vez por qué resulta tan difícil ganarse la vida?”, o: “¿Cree que siempre será tan complicado conseguir lo suficiente para
mantenernos?”.
3 Las noticias de actos violentos, como las tragedias familiares o entre compañeros de escuela, proporcionan otro tema de
conversación. Podría preguntar:
▪ “¿Ha leído en el periódico que [refiérase a una tragedia ocurrida en la comunidad]?” Luego añada: “En su opinión, ¿a qué se debe que
haya tanta violencia en el mundo?”, o: “¿Cree que alguna vez llegará el día en que podamos sentirnos seguros?”.
4 Las noticias de catástrofes causadas por inundaciones, terremotos o agitaciones civiles en diversas partes del mundo
también constituyen un medio de estimular el interés. Por ejemplo, podría preguntar:
▪ “¿Tiene Dios la culpa de [mencione el desastre natural]?” O pudiera aludir al último estallido de agitación civil y preguntar: “Si todo el
mundo desea la paz, ¿por qué es tan difícil conseguirla?”.
5 Esté al tanto de los sucesos de actualidad que pueda emplear en su introducción. Hallará sugerencias útiles en las páginas 9 y 10 del
libro Razonamiento, bajo el apartado “Actualidades”. No obstante, evite tomar partido en cuestiones políticas o sociales. Más bien, dirija
la atención a las Escrituras y al Reino de Dios como la única solución permanente a los problemas de la humanidad.

* Km 5/ pág. 2
A quién podría interesarle este tema?
1 Las revistas La Atalaya y ¡Despertad! se redactan para un público mundial. Por eso, contienen una inmensa variedad de temas.
Al leerlas, sería bueno que tratáramos de determinar a quién podría interesarle cada artículo y nos pusiéramos la meta de
presentárselo.
2 ¿Se analiza en La Atalaya un asunto bíblico del que hayamos hablado con algún compañero de trabajo? ¿Hemos visto un artículo
sobre la familia que pudiera serle útil a algún pariente? ¿Sabemos de alguien que planee viajar a un lugar que se haya descrito en un
artículo de ¡Despertad!? ¿Hay alguna revista en particular que pudiéramos ofrecer en ciertos negocios u oficinas del gobierno dentro del
territorio? Por ejemplo, en un asilo podríamos ofrecer una revista que analice ciertos problemas de la edad avanzada. Y si una revista
trata sobre la delincuencia, no sería mala idea presentarla en lugares como los tribunales o las comisarías.
3 Resultados. Después de recibir la ¡Despertad! de octubre de 2011 titulada “Cómo criar hijos responsables”, un matrimonio de
Sudáfrica telefoneó a 25 escuelas del territorio de su congregación. Como resultado, 22 centros aceptaron las revistas y las
distribuyeron entre los estudiantes. A otra pareja de ese país se le ocurrió lo mismo y logró dejar ejemplares en las escuelas de su
territorio. En una de estas, algunos maestros los utilizaron en su programa semanal de orientación y lectura. Esta pareja le contó lo
ocurrido al superintendente de circuito, quien a su vez animó a las congregaciones a hacer lo mismo. Al final, en la sucursal se
recibieron tantas solicitudes de esa revista que tuvo que volverse a imprimir.
4 Nuestras revistas explican el verdadero significado de los acontecimientos mundiales y dirigen la atención de los lectores a la Biblia y
al Reino de Dios. Además, son las únicas revistas que “publica[n] salvación” (Is. 52:7). Por lo tanto, queremos que la mayor cantidad de
personas posible las lea. Y una buena manera de lograrlo es preguntándonos: “¿A quién podría interesarle este tema?”.

* Km 5/11 pág. 3
Cómo se usa el formulario Sírvase visitar (S-43)
Usamos este formulario siempre que encontremos a una persona interesada que no vive en el territorio o que habla otro idioma. Aunque
antes llenábamos un formulario cuando encontrábamos a alguien que hablaba otro idioma sin importar si tenía interés o no, ahora solo
lo usamos si la persona demuestra interés. La única excepción es si la persona es sorda. En este caso, debemos llenar un formulario S-
43 siempre.
¿Qué hacemos con el formulario una vez completado? Entregárselo al secretario de la congregación. Si él sabe a qué congregación
corresponde, sencillamente lo envía a los ancianos de esa congregación para que se atienda el interés. Cuando el secretario
no encuentra cuál es la congregación, lo envía a la sucursal.
Si la persona interesada habla otro idioma pero vive en nuestro territorio, podemos seguir cultivando su interés hasta que la visite un
publicador de la congregación de su idioma (véase Nuestro Ministerio del Reino de noviembre de 2009, página 4).

* be pág. 236-239
Uso eficaz de las preguntas
¿Qué implica?
Utilizar las preguntas para obtener un resultado en particular. Quizá se espere una contestación verbal o, más bien, que los oyentes
respondan mentalmente. La eficacia de las preguntas depende de su contenido y del modo como se formulan.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Ayuda a los oyentes a interesarse en el asunto que se está tratando. Por otra parte, el maestro puede obtener información valiosa sobre
sus estudiantes si les plantea preguntas bien pensadas.
COMO las preguntas exigen una respuesta —sea verbal o mental—, contribuyen a que los oyentes centren la atención en lo que usted
les dice. Puede valerse de ellas para entablar conversaciones y disfrutar de un estimulante intercambio de ideas. Tanto en su función de
orador como de maestro, empléelas para despertar el interés, ayudar a razonar sobre un tema o hacer hincapié en ciertos puntos. Si las
utiliza bien, animará a otras personas a reflexionar en vez de limitarse a escuchar. Póngase un objetivo y formule las preguntas de
forma tal que lo alcance.
Para entablar conversaciones. Cuando participe en el ministerio del campo, procure invitar a las personas a expresarse, si así lo
desean.
Muchos Testigos comienzan diálogos interesantes con solo decir: “¿Se ha preguntado alguna vez...?”. Si el asunto al que se refieren
preocupa a mucha gente, está casi garantizado que disfrutarán de su predicación. Aun en el caso de que la persona no haya pensado

nunca en la cuestión, tal vez se despierte su curiosidad. Con expresiones como “¿Qué piensa sobre...?”, “¿Qué le parece...?” y “¿Cree
usted que...?”, se puede plantear gran variedad de temas.
Cuando el evangelizador Felipe abordó a un funcionario etíope que leía en voz alta una profecía de Isaías, se limitó a preguntarle:
“¿Verdaderamente sabes [es decir, entiendes] lo que estás leyendo?” (Hech. 8:30). El interrogante preparó el terreno para que Felipe le
explicara las verdades acerca de Jesucristo. Con preguntas similares, algunos Testigos de la actualidad han encontrado personas
ansiosas de entender con claridad la verdad bíblica.
Mucha gente está más dispuesta a escuchar si antes se le da la oportunidad de expresar su parecer. Por tanto, cuando haga una
pregunta, escuche atentamente la contestación de su interlocutor. Responda a su comentario con amabilidad, y no con crítica. Siempre
que sea posible, encómielo de manera sincera. En cierta ocasión, un escriba “contest[ó] inteligentemente” a Jesús, y este lo elogió con
las palabras: “No estás lejos del reino de Dios” (Mar. 12:34). Aunque no esté de acuerdo con la persona, puede darle las gracias por
haber expresado su opinión. Quizá lo que le ha dicho revele una actitud que usted deba tener en cuenta al hablarle de la verdad bíblica.
Para dar paso a ideas importantes. Cuando hable en público o converse con alguien, procure servirse de las preguntas para dirigir la
atención a puntos importantes. Asegúrese de que estas aludan a asuntos de verdadero interés para sus oyentes. También puede
emplear preguntas que intriguen por no tener respuesta obvia. Si tras formularlas hace una pausa breve, su auditorio probablemente
escuchará lo que sigue con mayor interés.
En cierta ocasión, el profeta Miqueas planteó una serie de interrogantes. Para empezar, inquirió qué pide Dios de quienes lo adoran y, a
continuación, formuló cuatro preguntas más que sugieren posibles contestaciones. Todas esas preguntas preparan al lector para la
sabia respuesta con que concluye el razonamiento (Miq. 6:6-8). ¿Por qué no prueba usted a hacer algo parecido cuando enseñe?
Para razonar sobre un tema. También pueden emplearse preguntas para ayudar a los oyentes a seguir la lógica de una
argumentación. Jehová se valió de este recurso al dirigir una seria declaración formal contra los israelitas, como muestra Malaquías 1:2-
10. En primer lugar les dijo: “Los he amado”. Puesto que ellos no reconocieron su amor, les preguntó: “¿No fue Esaú el hermano de
Jacob?”. Entonces Jehová señaló a la desolación de Edom como prueba de que, a causa de la maldad de esta nación, él no la amó.
A continuación utilizó varias ilustraciones intercaladas con interrogantes que ponían de relieve que Israel no respondía debidamente a
Su amor. Algunas de tales preguntas se ponen en boca de los sacerdotes infieles, mientras que otras se las plantea Jehová a ellos.
El emocionante diálogo nos cautiva con su lógica irrefutable y su impactante mensaje.
Algunos oradores usan con eficacia las preguntas de un modo parecido. Aunque no esperen recibir una contestación verbal, logran que
los oyentes respondan mentalmente a lo que les dice, como si de un diálogo se tratara.
Cuando dirigimos estudios bíblicos, empleamos un método que requiere la participación oral del estudiante. Si este se limita a repetir la
respuesta impresa, es obvio que no se beneficiará plenamente. Así pues, con un tono afable, hágale preguntas auxiliares que le ayuden
a razonar. En las ideas clave anímelo a basar su respuesta en la Biblia. También pudiera preguntarle: “¿Qué relación hay entre este
punto y [otra cuestión que ya hayan estudiado]? ¿Por qué es importante? ¿Qué efecto debería tener en nuestra vida?”. Con este
método obtendrá mejores resultados que expresando sus propias convicciones o dando explicaciones detalladas, pues ayudará al

estudiante a utilizar su “facultad de raciocinio” para adorar a Dios (Rom. 12:1).
Si el estudiante no capta una idea, sea paciente. Quizás esté comparando lo que usted le dice con lo que él ha creído por muchos años.
Trate de enfocar el asunto desde un ángulo diferente. A veces, sin embargo, hay que recurrir a razonamientos muy elementales. Utilice
las Escrituras con frecuencia. Emplee ilustraciones acompañadas de preguntas sencillas que induzcan a razonar sobre la base de las
pruebas.
Para que la persona exprese lo que realmente opina. Las respuestas de la gente a las preguntas no siempre revelan su verdadera
opinión. Tal vez nuestro interlocutor dé la contestación que piensa que esperamos oír. Por tanto, debemos tener discernimiento (Pro.

20:5). Pudiéramos imitar a Jesús y preguntarle: “¿Crees tú esto?” (Juan 11:26).
Cuando muchos discípulos de Jesús se ofendieron por lo que les dijo y lo abandonaron, él invitó a sus apóstoles a expresar su parecer.
Les preguntó: “Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?”. Pedro reveló el sentir de todos ellos al responder: “Señor, ¿a quién nos
iremos? Tú tienes dichos de vida eterna; y nosotros hemos creído y llegado a conocer que tú eres el Santo de Dios” (Juan 6:67-69).
En otra ocasión, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?”. Entonces les formuló otra
pregunta para que expresaran su opinión sincera: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios vivo” (Mat. 16:13-16).
En los estudios bíblicos posiblemente obtenga buenos resultados empleando un enfoque parecido en ciertos temas. Pudiera preguntar:
“¿Qué piensan tus compañeros de clase (o de trabajo) de este asunto?”. Entonces añada: “¿Y qué piensas tú?”. Al saber lo que de
verdad cree su estudiante, estará en situación de ofrecerle la mejor ayuda.
Para dar énfasis. También puede utilizar preguntas para dar énfasis a ciertas ideas. Así lo hizo el apóstol Pablo, como muestra
Romanos 8:31, 32: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que ni aun a su propio Hijo perdonó, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿por qué no nos dará bondadosamente también con él todas las demás cosas?”. Note que las dos
preguntas de estos versículos amplían la idea expresada en la frase que las antecede.
Tras dejar constancia escrita de la sentencia divina contra el rey de Babilonia, el profeta Isaías añadió con total convicción: “Jehová de
los ejércitos mismo ha aconsejado, y ¿quién puede desbaratarlo? Y su mano es la que está extendida, y ¿quién puede volverla atrás?”
(Isa. 14:27). Tales preguntas llevan implícito que nadie puede hacerlo. No necesitan respuesta.

Para poner de manifiesto ideas incorrectas. Las preguntas bien pensadas son también muy útiles para sacar a la luz ideas
incorrectas. Antes de sanar a cierto hombre, Jesús preguntó a los fariseos y a algunos entendidos en la Ley: “¿Es lícito curar en
sábado, o no?”. Tras curar al enfermo, agregó: “¿Quién de ustedes, si su hijo o su toro cae en un pozo, no lo saca inmediatamente en
día de sábado?” (Luc. 14:1-6). No hubo respuesta, aunque tampoco Jesús la esperaba. Las preguntas pusieron de manifiesto la forma
de pensar errónea de aquellos hombres.
A veces, hasta los cristianos verdaderos tienen ideas equivocadas. Algunos corintios del siglo primero llevaron a sus hermanos a los
tribunales para resolver problemas que deberían haber zanjado entre ellos. ¿Cómo trató el apóstol Pablo la cuestión? Planteó una serie
de preguntas directas destinadas a corregir su manera de pensar (1 Cor. 6:1-8).
Con la práctica aprenderá a usar eficazmente las preguntas. No obstante, esfuércese por ser respetuoso, sobre todo al dirigirse a gente
mayor, a personas con las que no tenga confianza y a quienes ocupen puestos de autoridad. Utilice preguntas para exponer la verdad
bíblica de forma atractiva.
CÓMO LOGRARLO
Para entablar conversaciones, utilice preguntas que aludan a asuntos de verdadero interés para su interlocutor.
Antes de mencionar una idea importante, pruebe a plantear un interrogante que despierte expectación.
Emplee preguntas para mostrar la base de sus afirmaciones, la lógica de las verdades que expone y los buenos efectos que estas
pueden tener en la vida de sus oyentes.
Válgase de preguntas para que el estudiante, en vez de repetir datos, exprese su opinión sobre lo que ha aprendido.

* W05 1/6 pág. 32
¿Conversa usted con sus seres queridos?
“NUESTRA capacidad para comunicarnos con los seres queridos está menguando de manera alarmante”, informa el diario polaco
Polityka. En Estados Unidos se calcula que los cónyuges solo dedican seis minutos al día a conversar de forma constructiva. Algunos
entendidos creen que la mitad de las separaciones y los divorcios son el resultado de esta tendencia.
¿Y las conversaciones entre padres e hijos? En la mayoría de los casos “parecen más un interrogatorio que una conversación: ‘¿Cómo
te fue en la escuela? ¿Qué tal los amigos?’”, señala el informe arriba mencionado, y después pregunta: “¿Cómo van a aprender así los
hijos a establecer vínculos emocionales?”.
Puesto que las dotes comunicativas no surgen de la nada, ¿hay algún modo de mejorar nuestra habilidad para conversar? El discípulo
cristiano Santiago nos dio un valioso consejo: “Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en
cuanto a ira” (Santiago 1:19). En efecto, si queremos mantener una conversación constructiva, tenemos que prestar cuidadosa atención
y no interrumpir con impaciencia ni precipitarnos a sacar conclusiones. Tampoco debemos caer en la crítica, pues puede asfixiar
fácilmente la conversación. Es cierto que Jesús hizo preguntas, pero con mucho tacto y no con el objetivo de interrogar, sino para sacar
lo que había en el corazón de quienes lo escuchaban y fortalecer su relación con ellos (Proverbios 20:5; Mateo 16:13-17; 17:24-27).
Por tanto, tome la iniciativa de conversar y comunicarse con sus seres queridos y ponga en práctica los útiles principios que se hallan en
la Biblia. Es posible que esto derive en una relación estrecha y preciada que dure muchos años, tal vez toda la vida.

* be pág. 187
Escuche atentamente. Aunque Jehová es omnisapiente, escucha a los demás. El profeta Micaya recibió una visión en la que se veía a
Jehová invitando a los ángeles a expresar sus ideas sobre cómo efectuar cierta tarea. Luego, Dios permitió que uno de ellos llevara a
cabo lo que había sugerido (1 Rey. 22:19-22). Cuando Abrahán expresó su preocupación por la sentencia que iba a ejecutarse contra
Sodoma, Jehová tuvo la deferencia de escucharle (Gén. 18:23-33). ¿Cómo podemos imitar Su ejemplo en nuestro ministerio?
Anime a su interlocutor a expresarse; plantéele una pregunta oportuna y haga una pausa a fin de darle tiempo para responder. Escuche
atentamente. Su atención considerada lo animará a hablar sin trabas. Si la respuesta revela algo de lo que le interesa, formule otras
preguntas con tacto. Intente conocer mejor a la persona, sin convertir la conversación en un interrogatorio. Siempre que le sea posible,
encómiela con sinceridad por lo que piensa. Aunque no concuerde con su punto de vista, acepte con amabilidad sus comentarios (Col.
4:6).
Debemos tener cuidado para no cruzar la línea de lo que es propio en nuestro interés por los demás. Preocuparnos por ellos no nos da
licencia para inmiscuirnos en su vida privada (1 Ped. 4:15). Si hablamos con alguien del otro sexo, debemos proceder con cautela para
que no malinterprete nuestra amabilidad. Es preciso ser juiciosos, pues lo que se considera propio a este respecto varía de un país a
otro, e incluso de una persona a otra (Luc. 6:31).
La preparación contribuye a que seamos buenos oyentes, pues si tenemos una idea clara de lo que deseamos comunicar al amo de
casa, estaremos relajados y le prestaremos atención de manera natural. Así, él se sentirá cómodo y más inclinado a conversar con
nosotros.
Cuando escuchamos a los demás, les mostramos honra (Rom. 12:10). De ese modo evidenciamos que valoramos sus ideas y
sentimientos, y hasta puede motivarlos a prestar más atención a nuestro mensaje. Por ello, con buena razón, la Palabra de Dios nos
aconseja que seamos ‘prestos en cuanto a oír, lentos en cuanto a hablar’ (Sant. 1:19).

* be pág. 124,125
Contacto visual
¿Qué implica?
Mirar por unos instantes a los ojos de quienes le están escuchando, si lo permiten las costumbres de la comunidad. Ver personas,
no simplemente un grupo.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
En muchas culturas se considera el contacto visual una señal de interés en el interlocutor, así como una prueba de que se
está convencido de lo que se dice.
LOS ojos comunican actitudes y sentimientos. Pueden indicar sorpresa o temor, transmitir compasión o amor y, a veces, revelar
incertidumbre o dolor. Un señor mayor dijo respecto a la gente de su nacionalidad, que había sufrido mucho: “Hablamos con los ojos”.
Los demás pueden sacar conclusiones sobre nosotros y lo que decimos basándose en dónde fijamos la vista. En muchas culturas se
tiende a confiar en quienes miran a los ojos con expresión amistosa, pero se duda de la sinceridad o competencia de quienes miran al
suelo o algún objeto en vez de a su interlocutor. En otras culturas, la mirada fija y sostenida revela una actitud descarada, agresiva o
desafiante, sobre todo ante alguien del otro sexo, un jefe u otra persona de rango superior. Y en algunas zonas se considera una falta
de respeto que un joven mire directamente a los ojos de un adulto al dirigirle la palabra.
No obstante, en los lugares donde no es ofensivo, el que se mire a los ojos cuando se hace una afirmación importante subraya lo que
se dice y se interpreta como señal de convicción. Note la respuesta de Jesús cuando sus discípulos, muy sorprendidos, le preguntaron:
“¿Quién, realmente, puede ser salvo?”. La Biblia indica: “Mirándolos al rostro, Jesús les dijo: ‘Para los hombres esto es imposible, pero

para Dios todas las cosas son posibles’” (Mat. 19:25, 26). Las Escrituras también muestran que el apóstol Pablo observaba con atención
las reacciones de la gente. En una ocasión se encontraba entre su auditorio un hombre cojo de nacimiento. Hechos 14:9, 10 relata:
“Este estaba escuchando hablar a Pablo, el cual, mirándolo fijamente, y viendo que tenía fe para recibir la salud, dijo con voz fuerte:
‘Levántate erguido sobre tus pies’”.
Sugerencias para el ministerio del campo. Cuando se dirija a la gente en el servicio del campo, sea amigable y afectuoso. Si es
oportuno, haga preguntas que inviten a la reflexión para iniciar un diálogo sobre un tema que pueda ser de interés mutuo. Procure
establecer contacto visual desde el principio, o al menos mire a su interlocutor a la cara de forma respetuosa y cordial. Una sonrisa
cálida, acompañada de una mirada que irradia gozo, resulta muy atractiva. Tal expresión facial le dice mucho al amo de casa sobre el
tipo de persona que es usted y contribuye a que se relaje mientras le escucha.
Donde sea apropiado, observe la expresión de los ojos de la persona, pues pudiera indicarle cómo tratar la situación. Posiblemente
capte si el amo de casa está enojado, no tiene interés o no le comprende. También notará si se está impacientando o, por el contrario,
si sigue sus palabras con vivo interés. De la expresión de sus ojos puede deducir que debe hablar más despacio o más deprisa, tratar
de que intervenga en la conversación, concluir esta o proseguir con una demostración de cómo estudiar la Biblia.
Sea que esté dando testimonio público o dirigiendo un estudio bíblico, esfuércese por mantener contacto visual con su interlocutor de
manera respetuosa. No clave la vista en él, pues hará que se sienta incómodo (2 Rey. 8:11). Más bien, mírele a menudo a la cara con
naturalidad y simpatía, lo cual en muchos países denota interés sincero. Por supuesto, si está leyendo la Biblia u otra publicación,
tendrá la vista fija en la página impresa, pero cuando desee hacer hincapié en una idea, puede mirar a la persona, aunque brevemente.
Al levantar la vista alguna que otra vez, también le será posible observar su reacción a lo que le está leyendo.
Si al principio por su timidez le resulta difícil mirar a los ojos, no se rinda. Con la práctica logrará hacerlo de forma natural, lo cual le
ayudará a comunicarse con mayor eficacia.

* Km 6/13 pág. 1 párr. 3
3 Nuestras presentaciones. ¿Qué le preocupa ahora a la gente del territorio? ¿La economía? ¿La familia? ¿Las guerras? Estar al tanto
de lo que sucede y de las circunstancias más comunes de la gente nos ayudará a preparar presentaciones más eficaces (1 Cor. 9:20-
23). Cuando las personas se expresen, en vez de dar una respuesta automática y seguir con nuestra presentación, es mucho mejor
adaptarnos a lo que les preocupa y hablar de eso.

* Km 9/09 pág. 1 párr. 4
4 ¿Contestar a toda costa? Si no sabe la respuesta a alguna pregunta, diga sinceramente: “No sé, pero puedo investigar el asunto y
volver para contestarle”. Por su modestia e interés, quizás logre que la persona acepte una nueva visita. Pero si está claro que la
persona es un opositor y solo busca provocar una discusión, haga lo que hizo Jesús: no prolongue la conversación (Luc. 20:1-8).
Asimismo, si alguien no tiene verdadero interés en la verdad y lo que quiere es crear debate, abandone amablemente la conversación y
aproveche su tiempo para buscar a la gente sincera (Mat. 7:6).

* Km 2/14 pág. 1
Mejore sus habilidades en el ministerio: lleve un registro de las personas interesadas
“Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza.” (1 Tim. 4:16.) Este consejo inspirado que el apóstol Pablo dio a Timoteo
muestra que, seamos nuevos o experimentados, debemos esforzarnos por mejorar. Con este fin, Nuestro Ministerio del Reino contendrá
una nueva serie titulada “Mejore sus habilidades en el ministerio”. Cada artículo analizará una habilidad importante y ofrecerá
sugerencias para desarrollarla. Se nos anima a todos a prestar especial atención a dicha habilidad durante el mes. Al cabo del mes,
tendremos la oportunidad de explicar en una sección de la Reunión de Servicio los beneficios que hemos obtenido. En esta ocasión, se
nos invita a concentrarnos en llevar un registro de las personas interesadas.
Por qué es importante. Nuestra comisión implica más que solo predicar: supone visitar de nuevo a quienes muestren interés y
enseñarles la verdad, regando así las semillas que hemos plantado (Mat. 28:19, 20; 1 Cor. 3:6-9). Para ello, tenemos que volver a
encontrar a las personas, hablarles de lo que les importa y agregar algo nuevo apoyándonos en la conversación anterior. De ahí la
necesidad de hacer un registro cuando encontremos a alguien interesado.
Cómo hacerlo:
• Lleve en el bolso o maletín los útiles necesarios. Mantenga los registros impecables, ordenados y al día. Anote los datos justo al
terminar la visita.
• Apunte información sobre la persona, como su nombre y datos de contacto (dirección, número de teléfono, correo electrónico). ¿Qué
cosas observó acerca de ella o su familia que sean relevantes?
• Escriba los detalles de la conversación. ¿Qué textos leyó? ¿Qué dijo la persona sobre sus creencias? ¿Le dejó alguna publicación?
Anote la hora, el día y la fecha de la visita.
• Escriba lo que piensa hacer la próxima vez. ¿De qué tema prometió hablar? ¿Cuándo se comprometió a volver?
• Actualice el registro cada vez que vuelva. No pasa nada si toma notas de más.
Intente esto durante el mes:
• Cuando esté haciendo un registro, dígale a su compañero qué cosas está apuntando

 LECCION 5 (a)

* bt pág. 41 párr. 16
16 Sin perder tiempo, los apóstoles pusieron manos a la obra. Lejos de amilanarse, se dejaban ver “todos los días en el templo, y de
casa en casa [...] declarando las buenas nuevas acerca del Cristo” (Hech. 5:42). Estos celosos evangelizadores estaban decididos a dar
testimonio cabal, sí, un testimonio completo y exhaustivo. Observemos que, tal como les había enseñado Jesús, llevaban el mensaje a
un hogar tras otro (Mat. 10:7, 11-14). Seguramente fue así como llenaron Jerusalén con su enseñanza. Hoy, los testigos de Jehová
somos famosos por seguir este método apostólico. Al visitar todas las viviendas del territorio, dejamos muy claro que queremos dar un
testimonio concienzudo y ofrecer a cada vecino la oportunidad de escuchar las alegres noticias del Reino. ¿Ha bendecido Jehová esta
faceta del ministerio? Sin duda. En este tiempo del fin, millones de personas han abrazado el mensaje, y muchas de ellas lo oyeron por
primera vez cuando un Testigo llamó a su puerta.

* cf pág. 76-81 y *cf pág. 84-86

“Para esto fui enviado”
JESÚS y los apóstoles llevan horas caminando. Van de Judea a Galilea, en dirección norte. El camino más corto —que se puede
recorrer en unos tres días— atraviesa Samaria. Cerca del mediodía llegan a un pueblo llamado Sicar, donde hacen un alto para reponer
fuerzas.
2 Mientras los apóstoles van a comprar alimentos, Jesús se queda descansando junto a un pozo en las afueras del pueblo. En eso ve
que se acerca una mujer a sacar agua. Puesto que está “cansado del viaje”, podría decidir no prestarle atención (Juan 4:6). Sería
comprensible que sencillamente cerrara los ojos, sin fijarse en lo que ella hace. Según lo que vimos en el capítulo 4, es muy probable
que la samaritana crea que Jesús, como cualquier otro judío, la va a tratar de manera desdeñosa. Sin embargo, Jesús entabla
conversación con ella.
3 Inicia el diálogo valiéndose de una comparación extraída de las tareas diarias de la mujer, o mejor dicho, de la tarea que está a punto
de realizar. Ella ha venido a buscar agua, y Jesús le habla de un agua que da vida y que apagará su sed espiritual. A lo largo de la
conversación, la mujer hace varias declaraciones polémicas. Sin embargo, Jesús evita con delicadeza entrar en discusiones y, sin
desviarse del tema, se centra en los asuntos espirituales, a saber, la adoración pura y Jehová Dios. Sus palabras tienen gran
repercusión, pues cuando la samaritana les cuenta a los hombres del pueblo lo que él le ha dicho, ellos también quieren oír a Jesús
(Juan 4:3-42).
4 ¿Cómo reaccionan los apóstoles cuando llegan y ven el asombroso testimonio que Jesús está dando? No muestran el menor
entusiasmo. Les sorprende encontrar a Jesús hablando con aquella mujer, y al parecer no cruzan ni una palabra con ella. Una vez que
esta se marcha, le ruegan a Jesús que coma de lo que han traído. “Yo tengo alimento para comer del cual ustedes no saben”, responde
él. Extrañados, al principio toman sus palabras al pie de la letra, pero él les explica: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y
terminar su obra” (Juan 4:32, 34). De este modo, Jesús les enseña que la obra que debe realizar en su vida es mucho más importante
que el alimento físico, y quiere contagiarles ese sentimiento. Ahora bien, ¿cuál es esta obra?
5 En cierta ocasión, Jesús dijo: “Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado” (Lucas 4:43).
Así es, Jesús fue enviado a predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino de Dios. Hoy sus discípulos hemos recibido el mismo
encargo. Por eso es tan importante que examinemos las razones por las que él predicó, el mensaje que declaró y la actitud con que
cumplió su comisión.
¿Por qué predicó Jesús?
6 Empezaremos por examinar lo que Jesús sentía por las verdades que enseñaba, para pasar luego a la actitud que mostraba hacia la
gente a quien instruía. Mediante un gráfico ejemplo, Jesús reveló cuánto valoraba la oportunidad de dar a conocer las verdades que
había aprendido de su Padre. Dijo: “Todo instructor público, cuando ha sido enseñado respecto al reino de los cielos, es semejante a un
hombre, un amo de casa, que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas” (Mateo 13:52). ¿Por qué saca cosas de su tesoro este dueño
de casa?
7 No es simplemente para presumir de sus posesiones, como hizo el antiguo rey Ezequías, una acción que a la larga le salió muy cara
(2 Reyes 20:13-20). Entonces, ¿cuál es el motivo? Pues bien, pongamos un ejemplo. Suponga que usted va a visitar a un profesor suyo
a quien aprecia mucho, y este le muestra dos cartas que guarda en su escritorio. Una está amarillenta por el paso de los años, y la otra
es más reciente. Son cartas de su padre. La primera la recibió hace décadas, cuando no era más que un niño, mientras que la segunda
le llegó hace poco. Los ojos le brillan de felicidad al hablar del gran cariño que les tiene, de cómo sus consejos le han cambiado la vida
y de cómo pueden serle útiles a usted también. Está claro que estas cartas significan mucho para su profesor y ocupan un lugar
especial en su corazón (Lucas 6:45). Si se las ha mostrado, no es por vanidad ni para obtener algún provecho económico, sino para que
usted se beneficie de ellas y pueda comprender el valor que tienen.
8 El Gran Maestro, Jesús, enseñaba a la gente las verdades de Dios por motivos semejantes. Estas eran para él un tesoro inestimable:
las amaba, ansiaba mostrarlas a otros y quería que todo discípulo suyo —“todo instructor público”— sintiera lo mismo que él. ¿Es eso lo
que usted siente? Hay buenas razones para amar todas y cada una de las verdades que aprendemos de la Palabra de Dios. Para
nosotros, las gemas de la verdad son inmensamente valiosas, ya sean enseñanzas que aprendimos hace mucho tiempo o algunas
explicaciones más recientes. Como Jesús, transmitiremos ese amor si hablamos con entusiasmo de las cosas que Jehová nos ha
enseñado y si no perdemos el aprecio que sentimos por ellas.
9 Jesús también amaba a aquellos a quienes instruía, como veremos con más detalle en la sección 3. Las Escrituras habían predicho

que el Mesías “le [tendría] lástima al de condición humilde y al pobre” (Salmo 72:13). Jesús se interesaba de verdad por la gente.
Se preocupó por conocer las ideas y las actitudes que los movían a actuar, y por entender las cargas que los oprimían y los obstáculos
que les impedían captar la verdad (Mateo 11:28; 16:13; 23:13, 15). Recordemos el caso de la samaritana. Sin duda, a ella debió de
causarle una impresión muy honda el interés que él le mostró. Al ver la capacidad que Jesús tenía para comprender aspectos de su
vida personal, no pudo menos que reconocerlo como profeta, y se puso a hablar a otros acerca de él (Juan 4:16-19, 39). Nosotros, por
supuesto, somos incapaces de leer el corazón de aquellos a quienes predicamos; pero, como Jesús, sí podemos interesarnos por ellos,
demostrarles que nos importan y adaptar lo que decimos a sus intereses, problemas y necesidades.
¿Qué mensaje declaró?
10 ¿Qué mensaje predicó Jesús? Si buscamos la respuesta en las doctrinas de muchas iglesias que afirman representarlo,
probablemente lleguemos a la conclusión de que predicó un evangelio social, que impulsó reformas políticas o que centró su mensaje
en la salvación personal. No obstante, como ya vimos, Jesús dijo claramente: “Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de

Dios”. ¿Qué implicaba esa labor?
11 Recordemos que el Hijo de Dios estaba en el cielo cuando Satanás puso en duda por primera vez que la soberanía de Jehová fuera
justa. ¡Cuánto debió de apenarle ver que se difamara a su Padre y se le acusara de ser un Gobernante injusto que priva a sus criaturas
de cosas buenas! ¡Cuánto debió de dolerle que Adán y Eva, los futuros padres de la familia humana, creyeran las mentiras de Satanás!
Él fue testigo de cómo aquella rebelión contaminó con el pecado y la muerte a la humanidad (Romanos 5:12). Por otro lado, ¡qué feliz
debió de sentirse al saber que un día su Padre corregiría los asuntos por medio de su Reino!
12 ¿Qué debía corregirse antes que nada? Era preciso que el santo nombre de Jehová fuera santificado, es decir, limpiado
completamente de todo el oprobio que sobre él han amontonado Satanás y sus secuaces. Asimismo, debía quedar demostrada la
justicia de la soberanía —o manera de gobernar— de Jehová. Jesús entendía estas cuestiones vitales mejor que ningún otro hombre.
Por esa razón, en la oración modelo enseñó a sus discípulos a pedir, primero, que el nombre de su Padre fuera santificado; segundo,
que viniera el Reino de su Padre, y tercero, que se hiciera la voluntad de Dios en la Tierra (Mateo 6:9, 10). Dentro de poco, el Reino de
Dios, con Cristo en el trono, eliminará del planeta al corrupto mundo de Satanás y confirmará para siempre el gobierno justo de Jehová
(Daniel 2:44).
13 Este Reino fue el tema central del ministerio de Jesús. Todas sus palabras y todas sus acciones contribuyeron a explicarlo y a
mostrar cómo cumpliría el propósito de Jehová. Jesús no permitió que nada lo desviara de su misión de predicar las buenas nuevas del
Reino de Dios. A pesar de que en aquellos días existían problemas sociales apremiantes y se cometían innumerables injusticias, él se

centró en su mensaje y en su obra. ¿Quiere decir eso que Jesús era un hombre estrecho de miras y que su forma de enseñar era
aburrida y repetitiva? ¡Nada más lejos de la realidad!
14 Como comprobaremos a lo largo de esta sección, Jesús enseñaba de una manera atractiva y llena de vida; conseguía llegar al
corazón de sus oyentes. Esto nos recuerda al sabio rey Salomón, quien procuró hallar palabras verdaderas, deleitables y correctas para
escribir las ideas que recibió por inspiración divina (Eclesiastés 12:10). Gracias a la “anchura de corazón” que Jehová le otorgó a este
hombre imperfecto, él podía disertar sobre una gran diversidad de temas, desde los árboles y los arbustos hasta los peces y las bestias.
La gente acudía desde muy lejos para oírlo (1 Reyes 4:29-34). Con todo, no olvidemos que Jesús era “algo más que Salomón” (Mateo
12:42). Esto quiere decir que él era mucho más sabio, que tenía más “anchura de corazón”. Cuando enseñaba, recurría al conocimiento
superior que poseía sobre la Palabra de Dios, así como sobre las distintas clases de animales, el clima, la agricultura, la historia, los
sucesos importantes de su día y las condiciones sociales. Sin embargo, nunca presumió de sus conocimientos ni buscó impresionar a
los demás. Por el contrario, su mensaje fue siempre sencillo y claro. No sorprende, pues, que las multitudes lo escucharan con tanto
gusto (Marcos 12:37; Lucas 19:48).
15 Hoy, los cristianos tratamos de seguir el ejemplo de Cristo. Aunque no tenemos su inmensa sabiduría y conocimiento, sí poseemos
ciertos conocimientos y experiencia que podemos utilizar al enseñar las verdades de la Palabra de Dios. Los padres, por ejemplo,
pueden valerse de la experiencia que han adquirido en la crianza de su familia para ilustrar el amor que Jehová siente por Sus hijos.
También podemos extraer ejemplos o ilustraciones del trabajo, la escuela, el comportamiento de la gente o los sucesos de actualidad.
Al mismo tiempo, debemos evitar cualquier cosa que desvíe la atención del mensaje que llevamos: las buenas nuevas del Reino de
Dios (1 Timoteo 4:16).
¿Qué actitud tuvo hacia su ministerio?
16 Jesús consideraba su ministerio un preciado tesoro. Le daba un inmenso placer enseñar a la gente a ver a su Padre celestial tal como
es en realidad, sin el velo de confusas doctrinas y tradiciones humanas. Se complacía en ayudarles a tener una buena relación con
Jehová y a aferrarse a la esperanza de la vida eterna. Disfrutaba llevándoles el consuelo y el gozo de las buenas nuevas. ¿Cómo
manifestó él esos sentimientos? Veamos tres maneras.
17 En primer lugar, Jesús hizo del ministerio el centro de su vida. Hablar del Reino era su verdadera vocación, la obra de su vida, su
mayor interés. Por eso, como se explicó en el capítulo 5, decidió con sabiduría llevar una vida sencilla. Aplicando él mismo lo que
enseñaba, mantuvo la vista fija en lo más importante y no se distrajo acumulando bienes que tendría que pagar y luego mantener,
reparar o reemplazar. Vivió con sencillez para que nada lo apartara innecesariamente de su ministerio (Mateo 6:22; 8:20).
18 En segundo lugar, Jesús dio lo mejor de sí en su ministerio. Dedicó a él todas sus energías y recorrió a pie literalmente centenares de
kilómetros por toda Palestina buscando a todo el que escuchara las buenas nuevas. Les hablaba a las personas en sus hogares, en las
plazas públicas, en los mercados y al aire libre. Les hablaba aunque estuviera cansado, con hambre o con sed, o aunque necesitara un
momento de tranquilidad en compañía de sus amigos íntimos. Ni siquiera en los últimos instantes de su vida dejó de hablar de las
buenas nuevas del Reino de Dios (Lucas 23:39-43).
19 En tercer lugar, Jesús estaba siempre consciente de la urgencia de efectuar su ministerio. Recordemos la conversación que sostuvo
con la samaritana en el pozo cerca de Sicar. Es obvio que los apóstoles no vieron que en aquella situación fuera urgente predicar las
buenas nuevas. “¿No dicen ustedes que todavía hay cuatro meses antes que venga la siega? —les preguntó Jesús—. ¡Miren! Les digo:
Alcen los ojos y miren los campos, que están blancos para la siega.” (Juan 4:35.)
20 Jesús tomó esta imagen de la época del año en que estaban. Era, por lo visto, el mes de kislev (noviembre-diciembre), y todavía
faltaban cuatro meses para la siega de la cebada, que tiene lugar alrededor de la Pascua (celebrada el 14 de nisán). No había razón
para que los agricultores se apresuraran, pues aún quedaba mucho tiempo. Pero ¿podía decirse lo mismo de la “siega” de discípulos?
¡Claro que no! Había muchas personas que estaban listas para escuchar, para aprender, para seguir a Cristo y obtener la maravillosa
esperanza que Jehová les ofrecía. Era como si Jesús pudiera alzar la mirada sobre aquellos campos simbólicos y ver que estaban
blancos de mies madura que se mecía suavemente con la brisa, lo que señalaba que estaba lista para ser cosechada. Había llegado la
hora, y era urgente realizar el trabajo. Por eso, cuando los habitantes de una ciudad trataron de retenerlo, él les contestó: “También a
otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado” (Lucas 4:43).
21 Es posible imitar a Jesús de las tres formas antes mencionadas. Primero, haciendo del ministerio cristiano el centro de nuestra vida.
Aun si tenemos familia, un trabajo y otras obligaciones, podemos demostrar que damos prioridad al ministerio participando en él con
entusiasmo y regularidad, como lo hizo Jesús (Mateo 6:33; 1 Timoteo 5:8). Segundo, dando lo mejor de nosotros en el ministerio y
empleando generosamente nuestro tiempo, energías y recursos para apoyarlo (Lucas 13:24). Y tercero, recordando siempre la urgencia
de nuestra obra (2 Timoteo 4:2). Aprovechemos, pues, toda oportunidad que se nos presente para predicar.
22 Jesús también mostró que entendía la importancia de la obra al asegurarse de que esta continuara tras su muerte; por eso mandó a
sus discípulos que siguieran predicando y enseñando. De esta comisión tratará el capítulo siguiente.
[Notas]
Por ejemplo, cuando la mujer pregunta cómo es que un judío se dirige a una samaritana, saca a relucir la enemistad que existía entre
los dos pueblos desde hacía siglos (Juan 4:9). Asimismo, asegura que su pueblo desciende de Jacob, afirmación que los judíos
negaban rotundamente (Juan 4:12). Estos llamaban cuteos a los samaritanos para subrayar su origen extranjero.
Predicar significa declarar o dar a conocer un mensaje. Enseñar tiene un significado parecido, pero implica algo más: conlleva la idea de
transmitir el mensaje de forma más profunda y detallada. Para enseñar bien hay que buscar maneras de llegar al corazón de la persona
a fin de infundir en ella el deseo de vivir de acuerdo con lo que aprende.
En su comentario de este versículo, cierta obra de consulta dice: “Cuando las mieses maduran, cambian de verde a dorado o adquieren
un color claro, lo que constituye una señal indiscutible de que ha llegado el momento de la recolección”.

* W13 15/5 pág. 9 párr. 4
4 Piense también en Jesús y en su ejemplo perfecto de celo y perseverancia en el ministerio. Pese a la cruel oposición, su celo se
mantuvo intacto hasta el doloroso final de su vida en la Tierra (Juan 18:36, 37). De hecho, al acercarse ese momento, redobló sus
esfuerzos por ayudar a la gente a conocer a Jehová.

* cf pág. 94-96

Una misión en la que todos debemos participar
14 Con las palabras “Vayan [...] y hagan discípulos”, el resucitado Jesucristo dejó en manos de sus seguidores una gran responsabilidad.
Él no estaba pensando solamente en los discípulos que se habían congregado en la montaña de Galilea aquel día primaveral. Su
encargo fue predicar a “gente de todas las naciones”, y esta obra seguiría efectuándose “hasta la conclusión del sistema de cosas”, por
lo que evidentemente todos sus seguidores, incluidos nosotros, debemos participar en ella. Analicemos con más detalle el mandato que
Cristo dio en Mateo 28:18-20.

15 Antes de encomendar la misión de hacer discípulos, Jesús dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra”
(versículo 18). ¿Tiene Jesús realmente tanta autoridad? ¡Claro que sí! Él es el arcángel, y capitanea miríadas y miríadas de ángeles
(1 Tesalonicenses 4:16; Revelación 12:7). Como “cabeza de la congregación”, tiene autoridad sobre sus discípulos en la Tierra (Efesios
5:23). Además, gobierna desde 1914 como Rey Mesiánico en el cielo (Revelación 11:15). Incluso posee autoridad sobre la sepultura,
pues tiene el poder de resucitar a los muertos (Juan 5:26-28). Al referirse primero a su gran autoridad, Jesús indica que lo que va a decir
a continuación no es una sugerencia, sino un mandato; y puesto que la fuente de tal autoridad no es él, sino Dios mismo, lo más sabio
es obedecerle (1 Corintios 15:27).
16 Ahora Jesús pasa a explicar la misión en sí, la cual comienza con una sola palabra: “Vayan” (versículo 19). Como vemos, él quiere
que seamos nosotros quienes vayamos y llevemos a otros el mensaje del Reino. Para cumplir con esta encomienda podemos usar
diversos métodos. Por ejemplo, predicamos de casa en casa, lo cual es una de las formas más eficaces de tener contacto personal con
la gente (Hechos 20:20). También creamos oportunidades para dar testimonio informalmente, pues estamos deseosos de entablar
conversaciones sobre las buenas nuevas en cualquier momento oportuno del día. Y aunque los métodos en sí varían según las
necesidades y circunstancias locales, hay una cosa que no cambia: todos ‘vamos’ y buscamos hasta descubrir quién es merecedor
(Mateo 10:11).
17 Entonces, Jesús pasa a explicar cuál es el objetivo de nuestra misión: “[Hacer] discípulos de gente de todas las naciones” (versículo
19). ¿Cómo lo logramos? Pues bien, un discípulo es un aprendiz, alguien a quien se enseña. Pero hay algo más implicado en hacer
discípulos. Cuando ayudamos a alguien a estudiar la Biblia, no queremos que simplemente llene su mente de conocimiento. Queremos
que se convierta en un seguidor de Cristo. Por eso, siempre que podemos, resaltamos el ejemplo de Jesús, para que el estudiante
aprenda a verlo como su Maestro y Modelo, imite su modo de vida y haga la misma obra que él hizo (Juan 13:15).
18 Un elemento fundamental de la misión se expresa con la frase: “Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo”
(versículo 19). El bautismo es el paso más importante que da un discípulo en su vida, pues es una demostración clara de que se ha
dedicado a Dios sin reservas; de ahí que sea un paso esencial para la salvación (1 Pedro 3:21). Al discípulo bautizado que sigue
haciendo todo cuanto puede en el servicio a Jehová le esperan infinitas bendiciones en el venidero nuevo mundo. ¿Ha ayudado usted a
alguien a hacerse discípulo bautizado de Cristo? Si así es, habrá comprobado que no hay otra cosa que cause más gozo en el
ministerio cristiano (3 Juan 4).
19 Jesús explica la siguiente parte de la misión al decir: “Enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (versículo
20). Los cristianos enseñamos a los nuevos a obedecer los mandatos de Jesús, entre ellos amar a Dios y al prójimo y hacer discípulos
(Mateo 22:37-39). Les enseñamos gradualmente a explicar las verdades bíblicas y a defender su fe, que va aumentando de día en día.
Cuando reúnen los requisitos para participar en la predicación pública, los acompañamos y les mostramos con nuestras palabras y
ejemplo cómo hacerlo de manera efectiva. Ahora bien, la instrucción que damos a los nuevos discípulos quizá continúe después de su
bautismo, pues es probable que necesiten ayuda para hacer frente a las dificultades que se presentan al seguir a Cristo (Lucas
9:23, 24).

* W07 15/11 págs. 15-17
¿Somos una fuente de alivio?
EN EL extremo sur de la cordillera del Antilíbano se alza el monte Hermón. Su majestuosa cumbre, que alcanza los 2.814 metros
(9.232 pies) sobre el nivel del mar, está nevada durante la mayor parte del año. Cuando los vapores nocturnos pasan sobre ella, se
condensan formando rocío, que desciende por las laderas, humedeciendo abetos y frutales, hasta llegar a las viñas. En el antiguo
Israel, era un alivio contar con este rocío, la principal fuente de humedad para las plantas durante la larga temporada seca.
Un canto inspirado dice que la unidad entre los siervos de Jehová es tan reconfortante como “el rocío de Hermón que viene
descendiendo sobre las montañas de Sión” (Salmo 133:1, 3). Al igual que el Hermón es fuente de rocío para las plantas, nosotros
podemos ser fuente de alivio para los demás. ¿En qué sentido?
El ejemplo de Jesús
Jesucristo era un hombre que dejaba huella. Hasta un breve encuentro con él era una experiencia tan agradable como el frescor del
rocío. Por ejemplo, el Evangelio de Marcos indica que Jesús “tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las
manos sobre ellos” (Marcos 10:16). ¡Qué bien tienen que haberse sentido aquellos pequeños!
La última noche que vivió como hombre en la Tierra, Jesús lavó los pies a sus apóstoles, demostrando así una humildad que tuvo que
llegarles al corazón. Acto seguido, Jesús les dijo: “Yo les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también
deben hacerlo” (Juan 13:1-17). En efecto, ellos también debían ser humildes. Aunque no captaron de inmediato la idea y esa misma
noche discutieron sobre quién tenía más importancia, Jesús no se enojó, sino que razonó pacientemente con ellos (Lucas 22:24-27).
Hasta “cuando [sus enemigos] lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio”. De hecho, “cuando estaba sufriendo, no se puso
a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia”. Sin duda, la actitud de Jesús es reconfortante, y hacemos bien
en imitarla (1 Pedro 2:21, 23).
Jesús dijo a sus oyentes: “Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán
refrigerio para sus almas” (Mateo 11:29). ¡Qué maravilla poder aprender directamente de Jesús! Enseñaba tan bien que, cuando tomó la
palabra en la sinagoga de su pueblo, la gente se quedó atónita y dijo: “¿Dónde consiguió este hombre esta sabiduría y estas obras
poderosas?” (Mateo 13:54). Hoy en día, cuando leemos los relatos sobre la vida y ministerio de Jesús, también aprendemos muchas
cosas de él, entre ellas a ser una fuente de refrigerio, o alivio. Fijémonos, por lo tanto, en el extraordinario ejemplo que dio al hacer
comentarios constructivos y ayudar al prójimo.
Seamos constructivos al hablar
Con las relaciones humanas ocurre lo mismo que con las casas: es mucho más fácil destruir que construir. Es muy fácil atacar las faltas
ajenas, pues todo el mundo es imperfecto y comete errores. Como bien dijo el rey Salomón, “no hay en la tierra hombre justo que siga
haciendo el bien y no peque” (Eclesiastés 7:20). Así que no es nada difícil descubrir los defectos del prójimo y derrumbarlo haciendo
comentarios hirientes (Salmo 64:2-4). Pero ser constructivos cuando hablamos es todo un arte.
Con sus palabras edificantes, Jesús animaba a las personas. Les brindaba alivio espiritual anunciándoles las buenas nuevas del Reino
(Lucas 8:1). También animaba a sus discípulos al ayudarles a conocer íntimamente a su Padre celestial (Mateo 11:25-27). No es
extraño que la gente se sintiera atraída a Jesús.
Pero los escribas y fariseos no eran como él. No tenían en cuenta las necesidades ajenas. De ellos dijo Jesús: “Les gusta el lugar más
prominente en las cenas y los asientos delanteros en las sinagogas” (Mateo 23:6). Lo cierto es que menospreciaban a la gente común,
llegando a decir: “Esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos” (Juan 7:49). ¡Qué actitud tan poco edificante!
Nuestras palabras suelen revelar tanto lo que somos por dentro como lo que pensamos de los demás. Así lo reconoció Jesús cuando
señaló: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón produce lo bueno; pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro
inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca” (Lucas 6:45). Entonces, si queremos que nuestras palabras sean una
fuente de alivio, ¿qué podemos hacer?

En primer lugar, antes de hablar hay que pensar. Como indica Proverbios 15:28, “el corazón del justo medita para responder”. Y eso
no tiene por qué tomarnos mucho tiempo. Basta con reflexionar un poco para ver cuál será la reacción más probable a nuestros
comentarios. Deberíamos preguntarnos: “¿Es una muestra de amor lo que voy a decir? ¿Se basa en hechos comprobados, o en
habladurías? ¿Es ‘una palabra a su tiempo’? ¿Va a animar y fortalecer a quienes me escuchen?” (Proverbios 15:23). Si determinamos
que es un comentario negativo o inoportuno, lo mejor es olvidarnos de él. O, mejor aún, sustituirlo por otro más positivo y pertinente. Las
palabras que se dicen sin pensar son como “las estocadas de una espada”, mientras que los comentarios positivos son una auténtica
“curación” (Proverbios 12:18).
Otra cosa que nos ayudará a edificar a los hermanos es tener presente por qué son tan valiosos a los ojos de Dios. Jesús dijo: “Nadie
puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga” (Juan 6:44). Es obvio que Jehová ve las buenas cualidades de todos
sus siervos, incluidos los que, en nuestra opinión, tienen una personalidad difícil. Si nos esforzamos, nosotros también lograremos ver
sus virtudes, lo que nos permitirá decir algo bueno de cada uno de ellos.
Ayudemos al prójimo
Jesús conocía muy bien las terribles condiciones en que vivían los oprimidos. Así, leemos que “al ver las muchedumbres, se
compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor” (Mateo 9:36). Pero él no se limitó a observar
la situación en que se hallaban, sino que hizo algo para aliviarla. Les dirigió esta invitación: “Vengan a mí, todos los que se afanan y
están cargados, y yo los refrescaré”. Y agregó estas tranquilizadoras palabras: “Mi yugo es suave y mi carga es ligera” (Mateo
11:28, 30).
Hoy atravesamos “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1). Muchas personas viven abrumadas por “la inquietud de este
sistema de cosas” (Mateo 13:22). Y otras están agobiadas por sus circunstancias personales (1 Tesalonicenses 5:14). ¿Cómo podemos
ser una fuente de alivio para ellas? Aligerándoles la carga, tal como hizo Cristo.
Hay quienes se quitan un peso de encima hablando de sus problemas. Si alguien quiere desahogarse con nosotros, ¿escuchamos con
atención? Para ser oyentes compasivos tenemos que ser disciplinados. No debemos perder la concentración en lo que dice la persona,
tal vez pensando en la respuesta que vamos a darle o en la solución que podemos ofrecerle. Al escuchar con atención, mirar a los ojos
y sonreír cuando es oportuno, demostramos verdadero interés.
En la congregación cristiana tenemos muchas oportunidades de animar a los hermanos. Por ejemplo, en el Salón del Reino podemos
hablar con quienes tienen problemas de salud. A veces, no hace falta más que dedicarles unos minutos antes o después de las
reuniones y decirles algo que los fortalezca. También podemos fijarnos en quiénes han faltado al estudio de libro, y luego telefonearles
para ver si están bien y brindarles nuestra ayuda (Filipenses 2:4).
Los superintendentes de la congregación llevan sobre sus hombros una gran responsabilidad. Les haremos mucho más llevadera la
carga cooperando con ellos y realizando humildemente las asignaciones que nos den. La Palabra de Dios dirige esta exhortación a los
cristianos: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de
ustedes como los que han de rendir cuenta; para que ellos lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente
dañoso a ustedes” (Hebreos 13:17). Si estamos dispuestos a colaborar, seremos una fuente de alivio para quienes “presiden
excelentemente” (1 Timoteo 5:17).
No escatimemos comentarios constructivos ni buenas obras
El rocío que alivia la sequía es el conjunto de miles de gotitas que descienden con suavidad, sin que uno sepa de dónde salen. De igual
manera, el alivio que ofrecemos a los demás no consiste en una sola acción noble, sino en el conjunto de obras cristianas que
realizamos a favor del prójimo día a día.
El apóstol Pablo escribió: “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la
delantera” (Romanos 12:10). Si ponemos en práctica este consejo, lograremos ser, de palabra y obra, una auténtica fuente de alivio.

* bt pág. 32-35 parrs 13-17

“Levantaron la voz de común acuerdo a Dios” (Hechos 4:23-31)
13 Tan pronto como fueron liberados, Pedro y Juan se reunieron con el resto de la congregación y, todos juntos, “levantaron la voz de
común acuerdo a Dios” pidiéndole que les diera entereza para seguir predicando (Hech. 4:24). Pedro sabía por experiencia lo absurdo
que es tratar de hacer la voluntad de Jehová apoyándose únicamente en las propias fuerzas. Semanas antes había pecado de confiado
al decirle a Jesús: “Aunque a todos los demás se les haga tropezar respecto a ti, ¡a mí nunca se me hará tropezar!”. Pero tal como el
propio Cristo profetizó, el apóstol no tardó en dejarse dominar por el temor y negar a su amigo y maestro. No obstante, aprendió la
lección (Mat. 26:33, 34, 69-75).
14 Así que no basta con adoptar la firme decisión de ser fieles testigos de Cristo. Si el enemigo intenta minar nuestra fe o impedir que
prediquemos, imitemos a Pedro y a Juan. Ciertamente, debemos pedirle a Jehová que nos dé fortaleza, apoyarnos en la congregación y
contarles a los ancianos y a otros hermanos maduros las dificultades que afrontamos. No olvidemos que sus oraciones a favor nuestro
pueden ser muy eficaces (Efe. 6:18; Sant. 5:16).
15 En el caso de que alguna vez hayamos cedido a las presiones y descontinuado temporalmente la predicación, no nos
desmoralicemos. Hasta los apóstoles cesaron de predicar tras la muerte de Jesús, pero enseguida volvieron a la carga (Mat. 26:56;
28:10, 16-20). En vez de permitir que los errores del pasado nos agobien, ¿no sería mejor extraer lecciones de ellos? De hecho,
podríamos utilizarlas para fortalecer a los demás.
16 ¿Qué debemos pedirle a Dios si las autoridades nos oprimen? Bueno, los apóstoles no le suplicaron que los librara de las pruebas.
Aquellos fieles discípulos sabían muy bien que Jesús había dicho: “Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán”
(Juan 15:20). Por eso, se limitaron a rogar a Jehová que prestara “atención a [las] amenazas” de sus enemigos (Hech. 4:29). Tenían
muy claro el cuadro general, y entendían que el acoso que estaban sufriendo cumplía profecías bíblicas. Eran conscientes de que,
como indicaba la oración de Jesús, la voluntad de Dios tendría que hacerse en la Tierra, dijeran lo que dijeran los políticos (Mat.
6:9, 10).
17 Como querían obrar en armonía con la voluntad divina, los discípulos imploraron al Altísimo: “Concede a tus esclavos que sigan
hablando tu palabra con todo denuedo”. Aquella petición de valor recibió una respuesta inmediata: “El lugar donde estaban reunidos fue
sacudido; y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo, y hablaban la palabra de Dios con denuedo” (Hech. 4:29-31). Como
vemos, nada puede impedir que se cumpla la voluntad de Jehová (Isa. 55:11). Da igual que el obstáculo o el enemigo parezcan
insuperables: si elevamos nuestras plegarias al Creador, él nos dará las energías necesarias para continuar anunciando su mensaje
con audacia.

* W08 15/7 pág. 8 parrs 4,5
Cobremos valor
4 De seguro todos reconocemos que el éxito de la obra mundial de predicación no se debe a la sabiduría o al poder de los hombres,
sino al espíritu de Dios (Zac. 4:6). Pues bien, lo mismo se puede decir del ministerio de cada uno de nosotros (2 Cor. 4:7). Pensemos en
el caso del apóstol Pablo. Él escribió lo siguiente sobre una ocasión en la que él y otro misionero fueron maltratados por opositores:
“Después de primero haber sufrido y de haber sido tratados insolentemente [...] en Filipos, cobramos denuedo por medio de nuestro
Dios para hablarles las buenas nuevas de Dios con mucho luchar” (1 Tes. 2:2; Hech. 16:22-24). Parece increíble que hubiera ocasiones
en que a un evangelizador tan celoso como Pablo le costara trabajo hablar de las buenas nuevas, pero es cierto. Al igual que nosotros,
Pablo necesitaba el apoyo de Jehová para predicar con valor (léase Efesios 6:18-20). ¿Cómo podemos imitar su ejemplo?
5 Algo que nos ayudará a cobrar valor es la oración. Una precursora dijo al respecto: “Oro para poder hablar con confianza, oro para
poder llegar al corazón de la gente, oro para poder disfrutar de mi servicio. Después de todo, esta es la obra de Jehová, no la nuestra.
De modo que no podemos hacer nada sin su apoyo” (1 Tes. 5:17). Todos necesitamos pedirle continuamente a Dios que su espíritu nos
ayude a predicar con valor (Luc. 11:9-13).

* Km 9/06 pág. 8
La predicación de casa en casa
1 “Quien tenga experiencia en los distintos métodos de difundir la Verdad concordará en que la predicación de casa en casa con La
Aurora del Milenio es, por mucho, la forma más eficaz de predicar la Verdad ahora.” Así resaltó la revista Zion’s Watch Tower (hoy
La Atalaya) del 1 de julio de 1893 el valor del ministerio de casa en casa. Hoy, por todo el mundo, la gente ve este método de
predicación como la marca distintiva de los testigos de Jehová. Pero puesto que en varios países resulta cada vez más difícil hallar a la
gente en su hogar, ¿seguirá siendo práctico?
2 Es bíblico y es importante. La predicación de casa en casa tiene base bíblica. Jesús mandó a sus 70 discípulos de dos en dos a las
casas de la gente (Luc. 10:5-7). La Biblia dice que “todos los días en el templo, y de casa en casa, [los discípulos] continuaban sin cesar
enseñando y declarando las buenas nuevas” poco después de la muerte de su Maestro (Hech. 5:42). También el apóstol Pablo enseñó
con fervor de casa en casa (Hech. 20:20).
3 La predicación de casa en casa sigue siendo un importante medio para difundir las buenas nuevas hoy. Nos permite ‘buscar’ a los
merecedores de forma sistemática y ordenada (Mat. 10:11). La gente por lo común está más tranquila en casa. Cuando hablamos con
una persona cara a cara —oyendo su voz, viendo sus expresiones faciales y observando sus alrededores—, podemos percibir su
interés y sus preocupaciones. Además, suele ser la mejor forma de entablar una conversación prolongada.
4 Haga cambios personales. El apóstol Pablo estuvo dispuesto a hacer cambios personales “por causa de las buenas nuevas” (1 Cor.
9:23). Nosotros podríamos tal vez acomodar nuestro horario para predicar cuando sea más posible encontrar a la gente en su hogar,
por ejemplo en las tardes, los fines de semana o los días festivos. Anote siempre los no en casa y procure volver en otro día de la
semana o a una hora distinta.
5 Incluso quienes tengan salud limitada pueden ir de casa en casa. ¿Por qué no hacemos planes para ir con alguien que tenga
limitaciones a casas accesibles y dejamos que vaya a un paso cómodo? El problema respiratorio de una hermana solo le permitía
hablar en una casa cada media hora, pero ¡qué contenta y satisfecha se sintió de que la incluyeran en el grupo!
6 Seguimos encontrando a muchas personas mansas en la obra de puerta en puerta. A un publicador le dijeron en un hogar: “Pase, ya
sé quién es. Le estaba pidiendo a Dios que me mandara a alguien para que me ayudara, y entonces tocaron a la puerta. Él me oyó y lo
mandó a usted”. Los resultados demuestran que Jehová está bendiciendo este método de predicación (Mat. 11:19). Por tanto,
determínese a hacer de la predicación de casa en casa un rasgo permanente de su ministerio.

* Km 7/94 pág. 1
Hallemos a personas interesadas al predicar en las calles de manera eficaz
1 Jesús enseñó a sus discípulos a buscar a los que merecían oír las buenas nuevas del Reino. (Mat. 10:11.) En muchos lugares es cada
vez más difícil hoy hablar con las personas en sus hogares. Entonces, ¿qué podemos hacer para encontrar a los merecedores que aún
quedan?
2 Una manera eficaz de hablar con las personas que no encontramos de casa en casa puede ser la predicación en las calles. Podemos
predicar de este modo en las paradas de autobuses, cerca de los edificios de apartamentos vigilados, en los parques públicos y en otros
lugares que las personas frecuentan.
3 Algunos sienten aprensión cuando se habla de predicar en las calles. Quizá temen participar en esta obra porque son tímidos o se
imaginan que las personas que no desean oír el mensaje del Reino les harán algún desaire. Por lo común, tales temores son
infundados. Los que tienen experiencia en esta actividad aseguran que no es más difícil que predicar de casa en casa. En realidad, se
han percatado de que, por diversas razones, la mayoría de las personas están acostumbradas a que se les hable en la calle, y que
incluso algunas están más prestas a conversar o a escuchar allí que en la puerta de su hogar. Así que, si ‘nos armamos de valor’ es
posible que nos llevemos una grata sorpresa. (1 Tes. 2:2.)
4 ¿Cómo se puede predicar en las calles con eficacia? Es importante prepararse bien. Lea las revistas con antelación y seleccione uno o
dos puntos que le parezcan de interés para la gente. Una presentación de unos treinta segundos es apropiada. Puesto que la meta es
ponernos en contacto con la gente, escoja un sitio donde haya un número considerable de transeúntes. Aunque pudiera ser
recomendable estar cerca de otro publicador, por lo general es mejor trabajar individualmente. Los publicadores que se sitúan muy
juntos tienden a conversar entre sí y no se percatan de las personas que pudieran estar dispuestas a escuchar el mensaje del Reino.
5 El solo estar de pie mostrando las revistas no es tan efectivo como abordar a las personas. Procure establecer contacto visual. Sea
afectuoso, amigable y directo al intentar entablar una conversación. En algunos casos tendrá que caminar un poco junto a la persona
mientras habla con ella. Si le presta atención, ofrézcale las revistas. Si no las acepta, preséntele un tratado.
6 Usualmente, es preferible preparar una presentación breve que destaque una pregunta o un tema que despierte el interés. Si la
respuesta es favorable, trate de conseguir el nombre de la persona, su domicilio y quizás hasta su número telefónico para que pueda
seguir cultivando su interés. Pudiera decirle: “Si desea aprender más, me agradaría visitarle en su hogar o invitar a otro Testigo a que le
visite”.
7 Un anciano que predicaba en las calles habló con una señora y se enteró de que ella nunca había tenido la oportunidad de hablar con
los Testigos en su casa. La señora se quedó con un libro y aceptó que una hermana la visitara en su hogar a una hora conveniente.
Podemos encontrar y ayudar a muchos merecedores más si desarrollamos la habilidad de predicar en las calles. (Hech. 17:17.)

 LECCION 5 (b)

* Km 2/09 pág. 2
Hagamos “todas las cosas por causa de las buenas nuevas”
1 Por el interés en el bien eterno de su semejante, Pablo consideraba una obligación moral declararle las buenas nuevas (1 Cor. 9:16,
19, 23). Ese mismo interés es lo que nos impulsa a siempre hacer mayores esfuerzos por llevarle las buenas nuevas a la gente.
2 El mejor horario y el mejor lugar. Un buen pescador no arroja el hilo o la red en el sitio que le resulta más cómodo, sino donde
piensa que hay más posibilidades de encontrar peces. Así nosotros, como “pescadores de hombres” que somos, tal vez tengamos que
hacer cambios personales para encontrar a las personas del territorio y aumentar nuestras oportunidades de recoger “peces de todo
género” (Mat. 4:19; 13:47). Por ejemplo, ¿podríamos aprovechar las últimas horas de la tarde o las primeras horas de la mañana para
predicar en las calles? Pablo nos puso el ejemplo de aprovechar toda oportunidad apropiada, pues su objetivo era “dar testimonio cabal
de las buenas nuevas” (Hech. 17:17; 20:20, 24).
3 Adaptar la presentación a las necesidades de la gente. Los pescadores a menudo adaptan sus métodos de pesca dependiendo del
tipo de peces que busquen. Y nosotros, ¿cómo pudiéramos hacer atractiva nuestra presentación a la gente del territorio a quien
tenemos el privilegio de predicar? Primero, introduciendo con prudencia un tema de interés general, y luego, escuchando con atención
los comentarios que hagan (Sant. 1:19). Para lograr que la persona se exprese, se le puede hacer una pregunta de punto de vista (Pro.
20:5). Entonces podremos adaptar nuestra presentación a algo que le interese específicamente a la persona. Pablo se hizo “toda cosa a
gente de toda clase” (1 Cor. 9:22). Es decir, fue adaptable, una cualidad esencial para llegar al corazón de la gente.
4 ¡Qué alegría da proclamar “buenas nuevas de algo mejor”! (Isa. 52:7.) Y puesto que queremos llegar a la mayor cantidad de personas
posible, hagamos “todas las cosas por causa de las buenas nuevas” (1 Cor. 9:23).

 LECCION 6 (a)

* W03 1/11 págs. 8-13
Mujeres que regocijaron el corazón de Jehová
“Que Jehová recompense tu manera de obrar, y que llegue a haber para ti un salario perfecto procedente de Jehová.” (RUT
2:12.)
EL TEMOR a Dios impulsó a dos mujeres a desobedecer a un faraón. La fe hizo que una prostituta arriesgara su vida para proteger a
dos espías israelitas. La sensatez y la humildad de una mujer en una situación crítica salvaron muchas vidas e impidieron que el ungido
de Jehová incurriera en culpa de sangre. La fe en Jehová Dios, aunada a la hospitalidad, motivó a una madre viuda a dar al profeta de
Dios la última comida que le quedaba. Estos son solo algunos de los numerosos ejemplos bíblicos de mujeres que regocijaron el
corazón de Jehová.
2 La forma en que Jehová consideró a estas mujeres y las bendiciones que les otorgó demuestran que lo que más le agrada de una
persona, sin importar si es hombre o mujer, son sus cualidades espirituales. En el mundo de hoy, obsesionado con lo material, dar
prioridad a la espiritualidad no es nada fácil. Pero tampoco es algo imposible, como demuestran millones de mujeres temerosas de Dios
que constituyen gran parte del pueblo de Dios en la actualidad. Dichas cristianas imitan la fe, discreción, hospitalidad y demás virtudes
que caracterizaron a las mujeres temerosas de Dios mencionadas en la Biblia. Por supuesto, los varones cristianos también deben
imitar las cualidades de aquellas mujeres ejemplares de tiempos antiguos. Para ver cómo hacerlo más plenamente, examinemos con
detalle los relatos bíblicos de las mujeres a las que se aludió al comienzo (Romanos 15:4; Santiago 4:8).
Desobedecieron al Faraón
3 En los juicios de Nuremberg que tuvieron lugar en Alemania al término de la segunda guerra mundial, muchos acusados de genocidio
trataron de excusar sus crímenes aduciendo que simplemente habían obedecido órdenes. Pues bien, comparemos a estas personas
con dos parteras israelitas, Sifrá y Puá, que vivieron en el antiguo Egipto durante el reinado de un faraón tiránico a quien no se
identifica. Temiendo que la población hebrea creciera, el Faraón ordenó a las parteras que dieran muerte a todo varón hebreo recién
nacido. ¿Qué hicieron ellas ante una orden tan horrible? “No hacían como les había hablado el rey de Egipto, sino que conservaban
vivos a los varoncitos.” ¿Por qué no sucumbieron estas mujeres al temor al hombre? Porque “temían al Dios verdadero” (Éxodo
1:15, 17; Génesis 9:6).
4 Así es, aquellas parteras se refugiaron en Jehová, y él fue un “escudo” para ellas, protegiéndolas de la ira del Faraón (2 Samuel
22:31; Éxodo 1:18-20). Pero Jehová no solo las bendijo de esta forma. También recompensó a Sifrá y Puá concediéndoles tener su
propia familia, e incluso las honró haciendo que sus nombres y hechos quedaran recogidos en su Palabra inspirada para generaciones
futuras, mientras que el nombre de aquel Faraón se ha perdido en las arenas del tiempo (Éxodo 1:21; 1 Samuel 2:30b; Proverbios 10:7).
5 ¿Hay en la actualidad mujeres como Sifrá y Puá? Desde luego que sí. Año tras año, miles de mujeres predican sin temor el mensaje
bíblico de salvación en países donde lo prohíbe “la orden del rey”, arriesgando así su libertad e incluso su misma vida (Hebreos 11:23;
Hechos 5:28, 29). Motivadas por el amor a Dios y al prójimo, estas valientes mujeres no permiten que nadie les impida llevar las buenas
nuevas del Reino de Dios, por lo que muchas de ellas afrontan oposición y persecución (Marcos 12:30, 31; 13:9-13). Al igual que en el
caso de Sifrá y Puá, Jehová está muy al tanto de los hechos de estas intrépidas y excelentes mujeres, y les demostrará su amor
conservando sus nombres en “el libro de la vida” si aguantan fielmente hasta el fin (Filipenses 4:3; Mateo 24:13).
Una ex prostituta alegra el corazón de Jehová
6 En el año 1473 a.E.C. vivía en la ciudad cananea de Jericó una prostituta llamada Rahab. Por lo visto, era una mujer bien informada.
Cuando dos espías israelitas fueron a ocultarse en su casa, ella les relató detalles específicos del éxodo milagroso de Israel de Egipto,
aunque había tenido lugar cuarenta años antes. También estaba al tanto de las recientes victorias de Israel sobre los reyes amorreos
Sehón y Og. Llama la atención el efecto que tuvo en ella conocer aquellos sucesos. Dijo a los espías: “Yo de veras sé que Jehová
ciertamente les dará el país, [...] porque Jehová su Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo” (Josué 2:1, 9-11). Así es, lo que
Rahab aprendió de Jehová y de sus hechos por Israel hizo que su corazón respondiera favorablemente y que pusiera fe en él
(Romanos 10:10).
7 La fe de Rahab la impulsó a actuar. Recibió “de manera pacífica” a los espías israelitas y obedeció sus instrucciones para salvarse
cuando Israel atacó Jericó (Hebreos 11:31; Josué 2:18-21). No hay duda de que las obras de fe de Rahab alegraron el corazón de
Jehová, pues Él inspiró al discípulo cristiano Santiago a poner su nombre junto al de Abrahán, el amigo de Dios, como ejemplo para los
cristianos. Santiago escribió: “De la misma manera, también, Rahab la ramera, ¿no fue declarada justa por obras, después que hubo
recibido hospitalariamente a los mensajeros y los hubo enviado por otro camino?” (Santiago 2:25).
8 Jehová recompensó a Rahab de varias maneras. Por un lado, les salvó milagrosamente la vida tanto a ella como a los que se
refugiaron en su casa, a saber, “la casa de su padre y [...] todos los que le pertenecían”. Después permitió que moraran “en medio de
Israel”, donde se les trató como naturales del país (Josué 2:13; 6:22-25; Levítico 19:33, 34). Pero eso no es todo. Jehová también

concedió a Rahab el honor de ser antepasada de Jesucristo. ¡Qué impresionante demostración de bondad amorosa a una mujer de
origen cananeo que había dado culto a ídolos! (Salmo 130:3, 4.)
9 Desde el siglo primero hasta nuestros días ha habido cristianas que, al igual que Rahab, han dejado una vida inmoral a fin de agradar
a Dios (1 Corintios 6:9-11). Algunas se han criado en ambientes comparables al de la antigua tierra de Canaán, donde predominaba la
inmoralidad y hasta se consideraba normal. Sin embargo, cambiaron de vida impulsadas por una fe basada en el conocimiento exacto
de las Escrituras (Romanos 10:17). Por lo tanto, de tales mujeres pudiera decirse también que “Dios no se avergüenza de ell[a]s, de ser
invocado como su Dios” (Hebreos 11:16). ¡Qué gran honor!
Bendecida por su sensatez
10 Muchas mujeres fieles de la antigüedad fueron ejemplos excepcionales de sensatez, lo que les confirió un gran valor ante el pueblo
de Jehová. Un caso es el de Abigail, la esposa de un acaudalado terrateniente israelita llamado Nabal. La sensatez de esta mujer salvó
muchas vidas y evitó que David, el futuro rey de Israel, se hiciera culpable de derramamiento de sangre. Podemos leer acerca de Abigail
en el capítulo 25 de 1 Samuel.
11 El relato comienza con David y sus hombres acampados cerca de los rebaños de Nabal, a los que protegen día y noche en un acto
de bondad para con su hermano israelita, sin cobrarle nada. Pero las provisiones comienzan a escasear, de modo que David envía a
diez jóvenes para que pidan alimento a Nabal, lo que le ofrece a este la oportunidad de demostrar su agradecimiento a David y de
honrarlo como el ungido de Jehová. Pero Nabal hace lo contrario. En un arrebato de furia, insulta a David y despide a los jóvenes con
las manos vacías. Cuando este suceso llega a oídos de David, reúne a 400 hombres armados y sale a buscar venganza. Abigail se
entera de la áspera reacción de su esposo y actúa con rapidez y prudencia para apaciguar a David enviándole un generoso cargamento
de provisiones. Luego sale personalmente a su encuentro (versículos 2-20).
12 Cuando Abigail se encuentra con David, su humilde súplica por misericordia revela el profundo respeto que siente por el ungido de

Jehová. Dice: “Jehová sin falta le hará a mi señor una casa duradera, porque las guerras de Jehová son lo que mi señor está peleando”,
y expresa su convicción de que Jehová comisionará a David para que sea caudillo de Israel (versículos 28-30). Al mismo tiempo, Abigail
hace acopio de mucho valor al decirle a David que si no controla su sed de venganza, terminará haciéndose culpable de sangre
(versículos 26, 31). La humildad, el profundo respeto y la lucidez de Abigail hacen que David recobre el juicio y responda: “¡Bendito sea
Jehová el Dios de Israel, que te ha enviado este día a mi encuentro! Y bendita sea tu sensatez, y bendita seas tú que me has restringido
este día de entrar en culpa de sangre” (versículos 32, 33).
13 Al regresar a casa, Abigail decide con valentía notificar a su esposo del regalo que le ha hecho a David. No obstante, lo encuentra

“borracho a más no poder”, así que espera a que esté sobrio para contárselo. ¿Cómo reacciona Nabal? Se queda completamente
anonadado y le sobreviene lo que pudiera ser una forma de parálisis. Diez días después Dios le da muerte. Cuando David se entera, le
propone matrimonio a Abigail, a quien sin duda admira y respeta profundamente, y ella acepta (versículos 34-42).
¿Podemos ser como Abigail?
14 ¿Observamos virtudes en Abigail que, seamos hombres o mujeres, desearíamos cultivar a mayor grado? Tal vez queramos actuar
con más prudencia y sensatez ante los problemas, o hablar de manera calmada y razonable cuando se exaltan las emociones de
quienes nos rodean. Si así es, expongámoslo a Jehová en oración. Él promete dar sabiduría, discernimiento y capacidad de pensar a
todos los que siguen “pidiendo con fe” (Santiago 1:5, 6; Proverbios 2:1-6, 10, 11).
15 Estas magníficas cualidades son especialmente importantes en el caso de las mujeres cuyos esposos no creyentes prestan poca o
ninguna atención a los principios bíblicos. Quizás algunos beban demasiado. Pero puede ser que cambien, como ha sucedido en
muchos casos, al ver la apacibilidad, el profundo respeto y la conducta casta de sus esposas (1 Pedro 3:1, 2, 4).
16 Sin importar los problemas que una cristiana tenga que soportar en su hogar, conviene recordar que Jehová siempre está dispuesto a
prestarle ayuda (1 Pedro 3:12). Por esa razón, es imperioso fortalecerse espiritualmente, orar pidiendo sabiduría y un corazón calmado.
Es necesario acercarse a Jehová mediante el estudio regular de la Biblia, la oración, la meditación y la compañía de los hermanos en la
fe. El amor de Abigail a Dios y el modo de ver a su siervo ungido no se vieron afectados por la óptica carnal de su esposo; ella se guió
por los principios justos. Aun en un hogar donde el esposo es un siervo de Dios ejemplar, la cristiana debe esforzarse por fortalecer y
conservar su propia espiritualidad. Es cierto que las Escrituras imponen al esposo la obligación de cuidar de su esposa espiritual y
físicamente, pero en definitiva es ella quien debe obrar “su propia salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12; 1 Timoteo 5:8).
Recibió “galardón de profeta”
17 La forma en que Jehová cuidó de una viuda pobre en tiempos del profeta Elías evidencia que él aprecia profundamente a quienes dan
de sí mismos y de sus recursos para apoyar la adoración verdadera. A consecuencia de una larga sequía en tiempos de Elías, el
hambre comenzó a afectar a muchas personas, entre las que se contaban una viuda y su joven hijo que vivían en Sarepta. Justo
cuando solo les quedaba alimento para una comida más, les llegó un visitante: el profeta Elías. Este hizo una petición algo extraña.
Aunque era consciente de la situación de la mujer, le pidió “una pequeña torta redonda”, para lo cual ella tendría que usar todo el aceite
y la harina que le quedaban. Pero el profeta añadió: “Porque esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘El jarro grande de harina
mismo no se agotará, y el jarro pequeño de aceite mismo no fallará hasta el día en que Jehová dé un aguacero sobre la superficie del
suelo’” (1 Reyes 17:8-14).
18 ¿Cómo habríamos respondido a aquella extraordinaria petición? La viuda de Sarepta, reconociendo por lo visto que Elías era el
profeta de Jehová, “hizo conforme a la palabra de Elías”. ¿De qué manera respondió Jehová a su hospitalaria acción? Proporcionando
milagrosamente alimento para ella, su hijo y Elías durante la sequía (1 Reyes 17:15, 16). Así es, Jehová otorgó a aquella mujer un
“galardón de profeta”, aunque no era israelita (Mateo 10:41). El Hijo de Dios también honró a esta viuda cuando la puso como ejemplo
para la gente sin fe de Nazaret, la ciudad donde él se crió (Lucas 4:24-26).
19 Hoy día, infinidad de cristianas manifiestan el mismo espíritu que la viuda de Sarepta. Por ejemplo, todas las semanas, mujeres
altruistas, muchas de las cuales son pobres y tienen familias que atender, reciben con hospitalidad a los superintendentes viajantes y a
sus esposas. Otras invitan a comer a los ministros de tiempo completo de su localidad, ayudan a los necesitados o dan de sí mismas o
de lo que tienen en otros ámbitos a fin de apoyar la obra del Reino (Lucas 21:4). ¿Se fija Jehová en tales sacrificios? Por supuesto que
sí. “Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, por el hecho de que han servido a
los santos y continúan sirviendo.” (Hebreos 6:10.)
20 En el siglo primero, un buen número de mujeres temerosas de Dios tuvieron el privilegio de servir a Jesús y a los apóstoles.
El próximo artículo explica cómo regocijaron el corazón de Jehová y analiza el ejemplo de mujeres del presente que sirven a Jehová de
todo corazón, incluso en circunstancias difíciles.
[Nota]
La genealogía de Jesús que presenta Mateo menciona por nombre a cuatro mujeres: Tamar, Rahab, Rut y María.
A todas ellas se les tiene en alta estima en la Palabra de Dios (Mateo 1:3, 5, 16).

* W95 15/7 págs. 10,11parrs 4-6
“Una ayudante” y un “complemento”
4 Después de haber vivido Adán sin compañía en el jardín de Edén durante algún tiempo, Jehová observó: “No es bueno que el hombre
continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”. (Génesis 2:18.) Aunque Adán era un hombre perfecto, faltaba
algo para que se cumpliera el propósito del Creador. A fin de satisfacer esa necesidad, Jehová creó a la mujer y unió al primer
matrimonio. (Génesis 2:21-24.)
5 ¿Acaso indican las palabras “ayudante” y “complemento” que el papel que Dios asignó a la mujer era degradante? Todo lo contrario.
Los escritores de la Biblia muchas veces aplican a Dios el sustantivo hebreo é·zer, que se traduce “ayudante”. Por ejemplo, Jehová es
“nuestro ayudador y nuestro escudo”. (Salmo 33:20; Éxodo 18:4; Deuteronomio 33:7.) En Oseas 13:9, Jehová incluso se refiere a sí
mismo como el “ayudante” de Israel. En cuanto a la palabra hebrea né·ghedh, que se traduce “complemento”, un especialista en textos
bíblicos explica: “La ayuda referida no se limita a secundar al hombre en su trabajo diario o en la procreación de hijos [...], sino que es el
apoyo mutuo que proporciona el compañerismo”.
6 De modo que Jehová no degrada en absoluto a la mujer al llamarla “una ayudante” y un “complemento”. La mujer tenía su propia
constitución mental, emocional y física. Era un complemento correspondiente y satisfactorio para el hombre. Cada uno era diferente; sin
embargo, ambos eran necesarios para ‘llenar la Tierra’ en armonía con el propósito del Creador. Debió ser después de la creación del
hombre y la mujer cuando “vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno”. (Génesis 1:28, 31.)

* It-2 pág. 432 párr. 3
Privilegios en la congregación cristiana. En sentido espiritual, no hay distinción entre hombre y mujer para aquellos a quienes Dios
llama a la herencia celestial (Heb 3:1) a fin de ser coherederos con Jesucristo. El apóstol escribe: “Todos ustedes, de hecho, son hijos
de Dios mediante su fe en Cristo Jesús [...], no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo
Jesús”. (Gál 3:26-28.) Todos ellos tienen que recibir un cambio de naturaleza en su resurrección al ser hechos copartícipes de la
“naturaleza divina”, y en esta condición nadie será mujer, pues entre las criaturas celestiales no existe el sexo femenino, porque el sexo
es el medio otorgado por Dios para la reproducción de las criaturas terrestres. (2Pe 1:4.)

* W12 1/9 págs. 8-11 y recuadro
Dios respeta y valora a la mujer
MIENTRAS Jesús estuvo en la Tierra, reflejó a la perfección la personalidad y la forma de actuar de su Padre celestial. “No hago nada
por mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado”, explicó. Y añadió: “Yo siempre hago las cosas
que le agradan” (Juan 8:28, 29; Colosenses 1:15). Así pues, si queremos hacernos una idea de lo que Dios piensa de las mujeres y de
cómo desea que las traten, nada mejor que analizar el ejemplo de Jesús.
Diversos estudiosos de los Evangelios han concluido que la actitud de Jesús hacia la mujer es, como mínimo, innovadora. ¿En qué
sentido? Y más importante aún, ¿es posible que sus enseñanzas tengan algún efecto liberador en las mujeres de la actualidad?
Cómo trató Jesús a las mujeres
▪ Jesús no las consideraba objetos sexuales. Para muchos líderes religiosos judíos, las mujeres eran una peligrosa fuente de
tentaciones y cualquier contacto con ellas podía llevar a la lujuria. De ahí que les prohibieran hablar con hombres en público o salir sin
cubrirse la cabeza. Sin embargo, Jesús nunca insinuó que había que excluirlas de la vida social. Más bien, enseñó que los hombres
tenían que controlar sus deseos carnales y tratarlas con respeto (Mateo 5:28).
En otra ocasión dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa y se case con otra comete adulterio contra ella” (Marcos 10:11, 12).
Obviamente, Jesús no concordaba con la idea rabínica tan común entonces de que los hombres podían divorciarse “por toda suerte de
motivo” (Mateo 19:3, 9). La mayoría de los judíos tenían un concepto equivocado del adulterio. No creían que un hombre fuera adúltero
por acostarse con una mujer que no fuera su esposa. Según los rabinos, solo las mujeres eran infieles, nunca los hombres. Como
explica cierto comentario bíblico, “Jesús, al poner al esposo bajo las mismas obligaciones morales que su esposa, elevó el nivel y la
dignidad de la mujer”.
Beneficio para las mujeres actuales: En las congregaciones de los testigos de Jehová, las mujeres se relacionan con los varones
seguras de que no las mirarán de forma inapropiada ni las tratarán con excesiva familiaridad. Los hombres cristianos se esmeran por
tratar “a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas, con toda castidad” (1 Timoteo 5:2).
▪ Jesús dedicó tiempo a instruirlas. Los rabinos de aquel entonces abogaban por mantener a las mujeres en la ignorancia.
En contraste, Jesús dedicó tiempo a enseñarles la verdad y las animó a expresar lo que pensaban. Además, no creía que hubiera que
relegarlas a trabajar en la cocina. Lo demostró cuando en cierta ocasión no le negó a María la oportunidad de aprender (Lucas 10:38-
42). Y las respuestas bien pensadas que Marta —la hermana de María— dio a Jesús tras la muerte de Lázaro revelan que ella también
sacó provecho de las enseñanzas cristianas (Juan 11:21-27).
Jesús se preocupaba de educar a las mujeres. La mayoría de las judías de su tiempo daban mucho valor a tener un hijo que se
convirtiera en alguien importante, sobre todo un profeta. Por eso, cuando una mujer le dijo “feliz es la matriz que te llevó”, él aprovechó
para enseñarle que es más valioso ser obedientes a Dios (Lucas 11:27, 28). Así demostró que las mujeres tenían tareas más
importantes que las que les imponía la tradición (Juan 8:32).
Beneficio para las mujeres actuales: En la congregación cristiana, los comentarios de las mujeres durante las reuniones son muy bien
recibidos. Los maestros respetan a las mujeres con madurez cristiana que, en público y en privado, son ejemplares, “maestras de lo que
es bueno” (Tito 2:3). También cuentan con ellas para anunciar las buenas noticias sobre el Reino de Dios (Salmo 68:11; véase el
recuadro “¿Prohibió el apóstol Pablo que hablaran las mujeres?”, en la página 9).
▪ Jesús valoraba a las mujeres. En tiempos bíblicos se valoraba más a los hijos varones. El propio Talmud decía: “Dichoso del que
tiene hijos varones, y desdichado del que tiene mujeres”. Una hija era una pesada carga para algunos padres: tenían que encontrarle
cónyuge y pagar la dote, y no podían contar con que los cuidara en su vejez.
En cambio, Jesús valoraba tanto la vida de una niña como la de un niño. Tal como resucitó al hijo de la viuda de Naín, resucitó a la hija
de Jairo (Marcos 5:35, 41, 42; Lucas 7:11-15). En otra ocasión curó a una mujer que sufría debido a “un espíritu de debilidad desde
hacía dieciocho años”. Hasta la llamó “hija de Abrahán”, una expresión casi desconocida en los escritos judaicos (Lucas 13:10-16). Con
este apelativo digno y cariñoso demostró que, además de reconocer a las mujeres como miembros plenos de la sociedad, respetaba su
profunda fe (Lucas 19:9; Gálatas 3:7).
Beneficio para las mujeres actuales: Según cierto dicho asiático, criar una hija es como regar el jardín del vecino. Sin embargo, el
padre cristiano amoroso no se deja llevar por esa forma de pensar. Al contrario, cuida bien de todos sus hijos, sean niños o niñas, y se
asegura de que reciban la educación y la atención médica debida.
▪ Jesús confiaba en las mujeres. En los tribunales judíos, el testimonio de una mujer valía tan poco como el de un esclavo. De hecho,
el historiador del siglo I Josefo decía: “No valdrá el testimonio de mujeres por la frivolidad y temeridad propias de su sexo”.

¡Qué diferente fue Jesús! Él eligió a mujeres para que anunciaran su resurrección (Mateo 28:1, 8-10). Es interesante que, aunque estas
fieles mujeres habían presenciado la ejecución y el entierro de su Señor, hasta a los apóstoles les costaba creer lo que ellas decían
(Mateo 27:55, 56, 61; Lucas 24:10, 11). Sin embargo, al escoger como primeros testigos de su resurrección a unas mujeres, Jesús
probó que las consideraba tan dignas de ser sus testigos como a cualquier otro discípulo (Hechos 1:8, 14).
Beneficio para las mujeres actuales: Los varones que tienen responsabilidades en la congregación cristiana muestran su
consideración a las mujeres tomando en cuenta lo que tengan que decir. Los esposos, por su parte, honran a sus esposas
escuchándolas con atención (1 Pedro 3:7; Génesis 21:12).
Los principios bíblicos hacen más feliz a la mujer
Quienes imitan a Cristo dan a la mujer la libertad y el respeto que Dios se había propuesto para ella cuando la creó (Génesis 1:27, 28).
Los esposos cristianos no promueven actitudes machistas. Más bien, se guían por principios bíblicos que hacen más felices a sus
esposas (Efesios 5:28, 29).
Cuando Yelena empezó a estudiar la Biblia, sufría en silencio el trato duro e insensible de su esposo. Él se había criado en un entorno
violento, donde eran comunes el rapto de la novia y el maltrato físico de la mujer. “La Biblia me dio fuerzas —explica ella—. Aprendí que
había un Dios que me amaba de verdad, me valoraba y se preocupaba por mí. Me di cuenta de que mi esposo podía cambiar si él
también estudiaba la Biblia.” Este sueño suyo por fin se hizo realidad cuando, con el tiempo, su esposo se bautizó y se convirtió en
testigo de Jehová. “Pasó a ser un ejemplo de autodominio —dice Yelena—. Y ambos aprendimos a perdonar.” Ella reconoce lo
siguiente: “Los principios bíblicos han contribuido a que me sienta más querida y protegida en mi matrimonio” (Colosenses 3:13, 18, 19).
El caso de Yelena no es una excepción. Hay millones de cristianas como ella que son felices porque, junto con sus esposos, se
esfuerzan por aplicar los principios bíblicos en su relación de pareja. Además, reciben consuelo y se sienten respetadas y libres entre
sus hermanos en la fe (Juan 13:34, 35).
Todos los cristianos —tanto hombres como mujeres— reconocen que son imperfectos y pecadores y que son parte de la creación
“sometida al fracaso”. Sin embargo, están convencidos de que, acercándose a su amoroso Dios y Padre, Jehová, serán liberados “de la
esclavitud de la corrupción” y disfrutarán de “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. ¡Qué maravillosa perspectiva para los hombres y
mujeres que están bajo el cariñoso cuidado de Dios! (Romanos 8:20, 21, La Biblia de Nuestro Pueblo.)
[Recuadro de la página 9]
¿Prohibió el apóstol Pablo que hablaran las mujeres?
El apóstol Pablo recomendó que “las mujeres guard[aran] silencio en las congregaciones” (1 Corintios 14:34). ¿Qué quiso decir?
¿Consideraba él que no tenían la inteligencia necesaria para enseñar? No pudo ser eso, pues a menudo alabó su labor de
evangelización (2 Timoteo 1:5; Tito 2:3-5). En una de sus cartas a los corintios, Pablo aconsejó —no solo a las mujeres, sino también a
quienes tenían el don de lenguas y de profetizar— que guardaran silencio cuando otro cristiano estuviera hablando (1 Corintios 14:26-
30, 33). Puede que algunas cristianas, entusiasmadas con lo que estaban aprendiendo, interrumpieran al orador para hacer preguntas,
como se acostumbraba hacer en esa parte del mundo. Por eso, a fin de mantener el orden, Pablo las animó a “interrog[ar] a sus propios
esposos en casa” (1 Corintios 14:35).
[Nota]
Hallará más información sobre el papel de la mujer en la congregación en el artículo “¿Tienen ministras religiosas los testigos de
Jehová?”, en la página 23.

* g 94 8/10 pág. 29 parrs. 19-21
El punto de vista bíblico
¿Es un insulto para la mujer llamarla el “vaso más débil”?
“¿POR QUÉ SE JUZGA A LAS MUJERES POR SU SEXO Y NO POR SU EXPERIENCIA, CAPACIDAD E INTELIGENCIA?”—
BETTY A.
“SE EDUCA A LAS MUJERES PARA QUE PIENSEN QUE SON SERES INFERIORES.”—LYNN H.
¿DENIGRA a la mujer la expresión bíblica “vaso más débil”? Estas palabras aparecen en 1 Pedro 3:7, que dice: “Ustedes, esposos,
continúen morando con ellas de igual manera, de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el
femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean
estorbadas”.
Cuando Pedro escribió a sus compañeros cristianos, las mujeres tenían muy pocos derechos tanto en el mundo pagano como en la
comunidad judía apóstata. ¿Suscribían Pedro y los cristianos primitivos la opinión de la mayoría con respecto a la mujer?
¿Vasos inferiores?
¿Cómo entenderían los lectores del siglo primero la expresión “vaso más débil”? El vocablo griego traducido vaso (skéu·os) se utiliza
varias veces en las Escrituras Griegas para designar diversos recipientes, herramientas y utensilios. Al llamar a la mujer un “vaso más
débil”, Pedro no la estaba rebajando, pues sus palabras implican que el esposo también es un vaso débil o frágil. Otros pasajes bíblicos
aluden a ambos sexos con metáforas parecidas, como “vasos de barro” (2 Corintios 4:7) y “vasos de misericordia” (Romanos 9:23). Es
cierto que el apóstol se refiere al sexo femenino como el “más débil”, pero Romanos 5:6 aplica el término ‘débil’ a todos los seres
humanos, hombres y mujeres por igual. Así pues, los primeros cristianos no considerarían peyorativa la expresión “vaso más débil”.
Entenderían, más bien, que dichas palabras elevaban la condición social de la mujer. En los días de Pedro apenas se respetaba a las
mujeres. Tal como había predicho Dios mucho tiempo antes, los esposos por lo general dominaban a sus esposas y abusaban de ellas
física, sexual y emocionalmente. (Génesis 3:16.) De manera que el consejo de Pedro a los maridos cristianos en realidad daba a
entender que no abusaran del poder que la sociedad mundana había otorgado a los hombres.
Examinemos con más detalle la expresión “más débil”. Pedro no se refería en este versículo en particular a las características
emocionales, sino a la constitución física. Los hombres son vasos débiles, y las mujeres son, en comparación, vasos más débiles. ¿En
qué sentido? Por su estructura ósea y muscular, el hombre normalmente está dotado de más fuerza física que la mujer. Sin embargo,
no hay ninguna indicación de que Pedro estuviera comparando la fuerza moral, espiritual o mental de ambos. En lo tocante a las
reacciones emocionales, lo más acertado es decir que la mujer es diferente del hombre, no necesariamente más débil ni más fuerte. La
Biblia habla de la fortaleza de carácter, el aguante y la perspicacia de mujeres que siguieron los caminos de Dios, como Sara, Débora,
Rut y Ester, entre otras. A los hombres humildes no les supone ninguna dificultad reconocer que las mujeres pueden ser más
inteligentes que ellos.
Pese a todo, algunos creen que el comparativo “más débil” implica que las mujeres son seres de rango inferior. Pero imagínese, por
ejemplo, que una persona tiene dos recipientes útiles, uno de los cuales es más fuerte que el otro. ¿Valorará menos el segundo por
no ser tan resistente como el primero? La realidad es que normalmente se trata con más cuidado y delicadeza el más frágil. Por lo tanto,
¿es menos valiosa la mujer por no poseer la misma fuerza física que el hombre? Es obvio que no. Con la expresión “vaso más débil”,
Pedro no pretende que se menosprecie a la mujer, sino que se la respete.

“De igual manera [...] de acuerdo con conocimiento”
El apóstol exhortó a los esposos a ‘continuar morando con sus esposas de igual manera, de acuerdo con conocimiento’. ¿“De igual
manera” que quién? En versículos anteriores habla del cariño con que Cristo cuida de sus discípulos, y manda a los esposos tratar a
sus esposas “de igual manera”. (1 Pedro 2:21-25; 3:7.) Cristo siempre antepuso los intereses de sus discípulos a sus deseos
personales. Se preocupó por su bienestar espiritual y físico, y tuvo en cuenta sus limitaciones. Los esposos deben imitar el ejemplo de
amor de Cristo comportándose con sus esposas “de igual manera”.
Un matrimonio no funciona bien por simple casualidad. Ambos cónyuges han de saber cómo contribuir al éxito de su unión. Por eso
Pedro aconseja a los esposos que continúen morando con sus esposas “de acuerdo con conocimiento”. Deben aprender cómo trataron
a las mujeres Jehová y su Hijo, Jesucristo. Tienen que saber cómo quiere Dios que ellos se porten con sus esposas.
Los esposos también han de conocer bien los sentimientos, las fuerzas, las limitaciones y los gustos de sus esposas. Necesitan saber
cómo respetar su inteligencia, experiencia y dignidad. La Biblia dice: “Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo
también amó a la congregación y se entregó por ella. [...] De esta manera los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus
propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta
y la acaricia”. (Efesios 5:25, 28, 29.)
Asignarles honra
Cuando Pedro llamó a las mujeres el “vaso más débil”, también indicó que los esposos deben ‘asignarles honra’. Este último término
traduce el sustantivo griego ti·mé, que transmite la idea de honra, estima, valía, preciosidad. Dicho de otro modo, al asignarles honra,
no se les está haciendo un favor, sino que se les otorga el reconocimiento que merecen. Pablo dio a todos los cristianos, hombres y
mujeres, las siguientes instrucciones: “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros,
lleven la delantera”. (Romanos 12:10.)
Jehová Dios no considera a las mujeres meros objetos de valor. La legislación que Dios dio a Israel se aplicaba por igual a los hombres
y a las mujeres culpables de adulterio, incesto, bestialidad y otros delitos. (Levítico 18:6-17, 23, 29; 20:10-12.) Las mujeres podían
beneficiarse de los sábados, las normas que regían el nazareato, las fiestas y muchas otras provisiones de la Ley. (Éxodo 20:10;
Números 6:2; Deuteronomio 12:18; 16:11, 14.) Los hijos tenían el deber de honrar y de obedecer a la madre lo mismo que al padre.
(Levítico 19:3; 20:9; Deuteronomio 5:16; 27:16; Proverbios 1:8.)
Los versículos 10 a 31 del capítulo 31 de Proverbios honran a la “esposa capaz” por atender sus numerosas obligaciones con fidelidad,
laboriosidad y buen juicio. Se le da el debido reconocimiento por su administración de los bienes familiares y su participación en otros
asuntos económicos. ¡Qué diferente de la actitud de algunos hombres, que ven a las mujeres como simples objetos decorativos!
Posteriormente, en la congregación cristiana primitiva, se facultó a las mujeres mediante espíritu santo para ser testigos de Cristo.
(Hechos 1:14, 15; 2:3, 4; compárese con Joel 2:28, 29.) En consecuencia, algunas mujeres están llamadas a ser jueces celestiales de
hombres, mujeres e incluso ángeles. (1 Corintios 6:2, 3.) Si bien es verdad que las cristianas no podían enseñar en las reuniones de
congregación, había situaciones en las que podían orar o profetizar. Se las designaba maestras de las jóvenes, los niños y las personas
ajenas a la congregación. (Mateo 24:14; 1 Corintios 11:3-6; Tito 2:3-5; compárese con Salmo 68:11.)
Otro buen indicativo de lo que Pedro quiso decir al ordenar que se asignara honra a la mujer se encuentra en 2 Pedro 1:17. Allí leemos
que Jehová honró a Jesús al aprobarlo ante otros en estos términos: “Este es mi hijo, mi amado”. De igual modo, el esposo debe
mostrar que asigna honra a su esposa mediante sus hechos, tanto en público como en privado.
Herederas de la vida
A lo largo de la historia, los hombres generalmente han tributado poca honra y respeto a la mujer; la han considerado una esclava o un
instrumento para su gratificación personal. El concepto cristiano de asignar honra a la mujer la sitúa en un nivel más elevado de
respetabilidad. El libro Barnes’ Notes on the New Testament señala que el consejo de Pedro “contiene una verdad fundamental
referente al sexo femenino. En todo sistema religioso, exceptuando el cristiano, se ha juzgado a la mujer inferior al hombre en todos los
sentidos. El cristianismo enseña que [...] ella tiene derecho a la totalidad de las esperanzas y promesas que ofrece la religión. [...] Esta
verdad por sí sola sacaría al sexo femenino de la condición denigrada en que se halla a nivel mundial y acabaría de inmediato con la
mitad de los males sociales de la humanidad”.
En vista de que Cristo es el dueño tanto de los hombres como de las mujeres, los esposos deben cuidar a sus esposas recordando que
ellas son propiedad de Cristo. Inmediatamente después de referirse a la mujer como el “vaso más débil”, Pedro añadió: “Puesto que
ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas”. (1 Pedro
3:7b.) El apóstol indicó que el hombre que maltratara a su esposa dañaría su relación con Dios, pues dejaría sin efecto sus oraciones.
La expresión “vaso más débil” no pretende en modo alguno insultar a las mujeres. Aunque Jehová determinó que el esposo sería el
cabeza de la casa, no autoriza a este a maltratar a la mujer. Por el contrario, le manda que, conociéndola, la cuide y le dé honra.
La Biblia exige a los hombres, casados o solteros, que asignen honra a las mujeres y no las traten como a seres inferiores. Los hombres
y las mujeres que adoran a Dios con sinceridad y se tratan con dignidad recibirán abundantes bendiciones de la mano de Dios.
(Compárese con 1 Corintios 7:16.)

* g 7/10 pág. 28 (referencia de más abajo) y (29 parrs. 2-4
El punto de vista bíblico
¿Está bien que haya ministras religiosas?
“ME INDIGNA que en la Iglesia nada haya cambiado para nosotras; es increíble que una mujer todavía no pueda ser sacerdote”,
escribió una católica al diario USA Today. Como ella, muchas personas piensan que no hay nada malo en ordenar ministras. De hecho,
en algunas religiones ya hay mujeres sacerdotes, así como obispas, pastoras y rabinas.
Las religiones que están a ambos lados de la controversia —las que no creen que las mujeres deban ser ministras y las que les
permiten predicar desde el púlpito— afirman basarse en las Escrituras. Sin embargo, la Biblia no apoya ninguna de estas posturas.
Entonces, ¿qué es lo que enseña? Para saber la respuesta, primero hay que entender el uso bíblico de la palabra ministro.
Ministras del primer siglo
¿En qué piensa cuando escucha la palabra ministro? A muchos les viene a la mente la imagen de un líder religioso —hombre o mujer—
que encabeza el culto en una iglesia. Pero la Biblia utiliza dicho término (en griego diákonos) en un sentido más amplio. Veamos el caso
de Febe, a quien el apóstol Pablo describió como “nuestra hermana, que es ministra [o diaconisa] de la congregación que está en
Cencreas” (Romanos 16:1).
¿Dirigiría Febe los servicios religiosos de la congregación de Cencreas? ¿En qué consistía realmente su ministerio? En la carta a los
Filipenses, Pablo dice lo siguiente de ciertas cristianas: “Trabajaron mucho a mi lado para dar a conocer a otros la Buena Noticia”, es
decir, el mensaje del Reino (cursivas nuestras; Filipenses 4:2, 3, Nueva Traducción Viviente).
La principal manera en que los primeros cristianos daban a conocer las buenas nuevas era predicando “públicamente y de casa en
casa” (Hechos 20:20). Cualquiera que participara en esta obra era, en efecto, un ministro, incluso si se trataba de una mujer. Pongamos
por caso a Priscila. La Biblia dice que ella y su esposo “expusieron con mayor exactitud el camino de Dios” a un hombre devoto que aún

no se había bautizado como cristiano (Hechos 18:25, 26). Sin duda, Febe y Priscila, así como muchas otras mujeres, eran ministras
eficaces de las buenas nuevas.
Una tarea digna
¿Era el ministerio público y de casa en casa algo de poca importancia? ¿Sería una tarea secundaria que se les dejaba a las mujeres,
mientras que a los hombres se les concedía el privilegio de dirigir la congregación? Para nada. En primer lugar, la Biblia señala que
todos los cristianos predicaban las buenas nuevas, incluso los hombres con responsabilidades de peso (Lucas 9:1, 2). Y en segundo
lugar, el ministerio público era —al igual que hoy— el principal medio por el que hombres y mujeres cumplían el siguiente mandato de
Jesús: “Hagan discípulos de gente de todas las naciones, [...] enseñándoles” (Mateo 28:19, 20).
Además, hay cristianas a quienes se les ha encomendado otra importante labor. Pablo escribió: “Que las mujeres de edad sean [...]
maestras de lo que es bueno; para que hagan recobrar el juicio a las mujeres jóvenes para que estas amen a sus esposos, amen a sus
hijos” (Tito 2:3, 4). Así que las mujeres con mayor experiencia en la congregación tienen el privilegio de ayudar a las más jóvenes a
adquirir madurez. Esta también es una tarea digna y muy valiosa.
La enseñanza en la congregación
No obstante, en la Biblia no hallaremos ninguna indicación de que las mujeres puedan enseñar frente a la congregación. Es más, el
apóstol Pablo dio la siguiente instrucción: “No se debe permitir que las mujeres hablen en las reuniones”. ¿Por qué razón? Entre otras
cosas, para que todo se hiciera “de manera correcta y ordenada” (1 Corintios 14:34, 40, Nuevo Testamento en Lenguaje Sencillo, 2000).
A fin de que los asuntos de la congregación fluyan sin complicaciones, Dios ha encargado a un grupo compuesto por varones la tarea
de enseñar. Ahora bien, para formar parte de ese grupo no basta con ser hombre, hay que estar capacitado para presidir y llenar ciertos
requisitos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9).
Está claro que el papel que Dios ha dado a la mujer no es degradante. Como hemos visto, Jehová les ha confiado una encomienda muy
especial: dar testimonio acerca de él (Salmo 68:11). Los testigos de Jehová, hombres y mujeres, son ministros que han ayudado a
millones de personas a alcanzar el arrepentimiento y tener la oportunidad de ser salvos (Hechos 2:21; 2 Pedro 3:9). ¿No le parece esto
un logro extraordinario?
El orden que Dios ha establecido en la congregación confiere honra tanto al hombre como a la mujer y promueve la paz. Así pues, tal
como los ojos y los oídos se complementan en sus funciones para que un peatón cruce una calle transitada, los hombres y las mujeres
cristianos cumplen con la voluntad divina según las funciones que les corresponden. Dios, en consecuencia, bendice con paz a la
congregación (1 Corintios 14:33; Filipenses 4:9).
[Notas]
Cabe señalar que la autoridad en la congregación tiene límites. Quienes ocupan puestos de responsabilidad deben mantenerse sujetos
a Cristo y obrar en conformidad con los principios bíblicos (1 Corintios 11:3). Además, es imprescindible que “estén en sujeción los unos
a los otros”, sean humildes y estén dispuestos a cooperar (Efesios 5:21).
Además, cuando las cristianas respetan el papel que Dios ha otorgado a los hombres en la congregación, les dan un buen ejemplo a los
ángeles (1 Corintios 11:10).

* W02 15/7 págs. 26,27
Preguntas de los lectores
¿En qué situaciones es apropiado que la cristiana se cubra la cabeza por razones espirituales?
“Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza”, escribió el apóstol Pablo. ¿Por qué razón? Por el
principio divino de la jefatura: “La cabeza de la mujer es el varón”. Dado que las funciones de orar y predicar dentro de la congregación
las desempeñan normalmente hombres, la cristiana debe cubrirse cada vez que se encargue de asuntos relativos a la adoración que
por lo general sean competencia del esposo o de un varón bautizado (1 Corintios 11:3-10).
Quizás haya situaciones en la vida del matrimonio que requieran que la cristiana se cubra. Por ejemplo, cuando la familia se junta para
estudiar la Biblia o para comer, es el esposo quien habitualmente dirige la enseñanza y representa a todos al orar a Dios. Ahora bien, si
el marido no fuera creyente, esta responsabilidad podría recaer en la esposa. Por consiguiente, cuando ore en voz alta en nombre de
ella y de otras personas, o cuando dirija un curso bíblico con sus hijos en presencia de su cónyuge, la hermana ha de cubrirse. Sin
embargo, no es necesario que lo haga si este no está presente, pues Dios la autoriza a enseñar a sus hijos (Proverbios 1:8; 6:20).
Pero ¿qué sucede si un hijo joven de la familia es siervo dedicado y bautizado de Jehová Dios? Ya que se trata de un miembro de la
congregación cristiana, debería recibir instrucción de los varones que la integran (1 Timoteo 2:12). Tendría que enseñarle su padre si
este es creyente. No obstante, si el cabeza de familia se encuentra ausente, la madre deberá cubrirse siempre que dirija un curso
bíblico con el hijo bautizado y los demás hijos. Queda a discreción de ella pedirle al joven bautizado que ore durante tal estudio o en las
comidas. Quizás opine que él aún no tiene la capacidad necesaria y opte por ofrecer la oración ella misma. Si decidiera hacerlo en tal
ocasión, debería cubrirse.
Puede que las cristianas tengan que cubrirse cuando realizan algunas actividades en la congregación. Por ejemplo, a mediados de
semana tal vez se celebre una reunión para el servicio del campo donde no haya varones bautizados, sino solo hermanas. Es posible
que también surjan otras situaciones en las que no esté presente ningún varón bautizado en alguna reunión de la congregación. Las
hermanas deberán cubrirse siempre que tengan que encargarse de funciones que normalmente desempeñaría un hermano, tanto en
una reunión de la congregación como en una reunión para el servicio del campo.
¿Deben cubrirse las cristianas que interpretan discursos bíblicos a otro idioma, como el lenguaje de señas, o que leen en voz alta
alguna publicación bíblica durante una reunión de la congregación? No. Las hermanas que realizan tales labores no presiden
ni enseñan. De igual modo, no es preciso que se cubran al realizar demostraciones, relatar experiencias o participar en asignaciones
estudiantiles de la Escuela del Ministerio Teocrático.
Aunque la enseñanza dentro de la congregación deben realizarla exclusivamente varones bautizados, hombres y mujeres tienen el
deber de predicar y enseñar fuera de la congregación (Mateo 24:14; 28:19, 20). Así pues, cuando la cristiana hable con no creyentes en
presencia de un testigo de Jehová varón, no tiene por qué cubrirse.
No obstante, la situación cambia cuando se dirige un curso bíblico en un hogar y está presente un varón dedicado y bautizado. En este
caso, como se trata de una sesión programada de enseñanza, la persona que imparte el curso de hecho lo preside, de modo que, en
tales circunstancias, este se convierte en una extensión de la congregación. Si una Testigo bautizada dirigiera un estudio en presencia
de un Testigo varón bautizado, debería cubrirse. No obstante, el hermano dedicado tendría que ofrecer la oración. Una hermana
no oraría delante de un varón dedicado a menos que hubiera algún motivo excepcional, como que él hubiera perdido la facultad del
habla.
Es posible que en alguna ocasión la cristiana vaya a dar un curso bíblico acompañada de un publicador no bautizado. Si lo desea,
puede pedirle a él que lo dirija. Pero como él no puede representar debidamente en oración a la hermana bautizada, será preciso que
ella ore en dicho estudio. En tales circunstancias, tanto si la hermana dirige el curso como si hace la oración, deberá cubrirse la cabeza.

Aunque el publicador varón aún no está bautizado, los que no pertenecen a la congregación lo identifican con esta porque participa en
la obra de predicar.
“La mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza, debido a los ángeles”, escribió el apóstol Pablo. En efecto, las cristianas
tienen el privilegio de dar el ejemplo a millones de ángeles que son leales y permanecen sujetos a Jehová. Es muy apropiado que las
mujeres piadosas den la debida consideración a llevar cubierta la cabeza siempre que la ocasión lo requiera.

* Lv págs. 209,210
¿Cuándo hay que cubrirse la cabeza, y por qué?
Por inspiración, Pablo explicó que a veces las cristianas deben cubrirse la cabeza para realizar su servicio a Jehová. ¿En qué
situaciones tienen que hacerlo, y por qué? Examinemos las palabras del apóstol en 1 Corintios 11:3-16 para ver algunas pautas que les
permitirán actuar en cada caso de una forma que honre a Dios. Pablo apunta a tres factores a tomar en cuenta: 1) las actividades que
exigen que lleven cubierta la cabeza; 2) los ámbitos, o contextos, en que realizan dichas actividades, y 3) los motivos que tienen para
aplicar esta norma.
Las actividades. Pablo menciona dos: orar y profetizar (versículos 4, 5). Orar es, como sabemos, una forma de dar culto a Jehová; por
otro lado, profetizar se refiere hoy a la labor de enseñanza bíblica de los ministros y ministras cristianos. Entonces, ¿quiere decir Pablo
que las hermanas han de cubrirse siempre que estén orando o enseñando la Biblia? No. En realidad, todo depende del segundo factor:
el ámbito donde realicen estas actividades.
Los ámbitos. El apóstol alude a dos ámbitos: la familia y la congregación. Él escribe: “La cabeza de la mujer es el varón; [...] toda mujer
que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza” (versículos 3, 5). En la familia, Jehová ha nombrado al esposo
cabeza de la mujer. Por eso, ¿qué sucede si ella asume funciones que Jehová reserva para el cabeza? Que, a menos que demuestre el
debido reconocimiento a la autoridad de su esposo, lo avergonzará. Veamos varios ejemplos. Una cristiana está con su esposo
presente y tiene que dar lecciones bíblicas a alguien. Por respeto a la autoridad del marido, debe cubrirse. Y da igual que él esté o
no bautizado, pues es cabeza de la familia. ¿Y si una cristiana tiene que orar o enseñar en presencia de un hijo menor bautizado?
Aunque él no es cabeza de la familia, la madre también se cubrirá. ¿Por qué? Porque respeta la autoridad que han recibido los varones
bautizados de la congregación.
Pablo se refiere al segundo ámbito, la congregación, al escribir: “Si algún hombre parece disputar en pro de otra costumbre, nosotros
no tenemos otra, ni tampoco las congregaciones de Dios” (versículo 16). Al frente de la congregación, Jehová ha puesto a hombres
bautizados (1 Timoteo 2:11-14; Hebreos 13:17). Así, solo permite que se nombre a varones para que cuiden Su rebaño como ancianos
y siervos ministeriales (Hechos 20:28). Pero a veces es preciso que una cristiana atienda tareas que normalmente corresponden a un
varón bautizado y competente. Por ejemplo, quizás tenga que dirigir una reunión para el servicio del campo porque no haya ningún
hermano capaz. Esta reunión es en realidad una extensión del programa de enseñanza de la congregación, y debería dirigirla un
hermano. Y lo mismo sucede si una cristiana tiene que dirigir, en presencia de un varón bautizado, un estudio bíblico establecido. Por
eso, ella deberá cubrirse en reconocimiento de que realiza una función propia de un hombre.
No obstante, la cristiana no tiene que llevar cubierta la cabeza para otras muchas facetas de la adoración. Por ejemplo, para comentar
en las reuniones, predicar de casa en casa (aunque vaya con su esposo u otro varón bautizado) y orar o estudiar con sus hijos
no bautizados. Ahora bien, ¿qué puede hacer si le surgen dudas en un caso específico? En primer lugar, analizar el asunto con más
detenimiento. Pero si la duda persiste, y se lo dicta la conciencia, no hay nada de malo en que se cubra.
Los motivos. En el versículo 10 encontramos dos motivos que impulsarán a la cristiana a cumplir con este requisito: “La mujer debe
tener una señal de autoridad sobre la cabeza [...] debido a los ángeles”. La primera razón se desprende de la expresión “una señal de
autoridad”. En efecto, la prenda que cubre la cabeza de la hermana es una señal de reconocimiento a la autoridad que Jehová otorga
dentro de la congregación a los varones bautizados. Es, por tanto, un medio por el que ella demuestra amor y lealtad a Dios. ¿Y cuál es
la segunda razón? Según el citado versículo, “debido a los ángeles”. Pero ¿qué efecto puede tener en estos poderosos espíritus el que
la mujer se cubra?
Los ángeles se fijan en todos los miembros de la organización de Jehová, tanto del cielo como de la Tierra, y están muy pendientes de
sus demostraciones de respeto a la autoridad divina. De hecho, se benefician del ejemplo de obediencia de los humanos imperfectos.
Al fin y al cabo, estos espíritus también deben dar prueba de sumisión al orden divino, algo que no todos ellos hicieron en su día (Judas
6). En la actualidad reciben un magnífico ejemplo cada vez que una cristiana se somete por voluntad propia a la autoridad de un
hermano bautizado, incluso si ella lo supera en experiencia, conocimiento o inteligencia. Y el ejemplo les resulta aún más impactante si
se trata de una cristiana ungida. ¿Por qué? Porque en el futuro dicha hermana será parte del grupo de coherederos que reinará con
Cristo en los cielos, en una posición superior a la de los propios ángeles. Como vemos, las cristianas tienen ante sí un verdadero
privilegio. Con su conducta leal y sumisa dan ante millones de ángeles una auténtica lección de humildad y obediencia.
[Notas]
La esposa cristiana no ora en voz alta en presencia de su cónyuge creyente a no ser por motivos excepcionales, como que él haya
perdido el habla por alguna enfermedad.

* W09 15/11 págs. 12,13
Preguntas de los lectores
Es necesario que se cubran la cabeza las hermanas que interpretan en lenguaje de señas discursos bíblicos durante las
reuniones o asambleas cristianas?
En general, toda cristiana debe cubrirse la cabeza cuando atiende responsabilidades que normalmente le corresponderían a su esposo
o a algún hermano de la congregación. Dicha norma está en armonía con el siguiente principio expuesto por el apóstol Pablo: “Toda
mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza”. ¿Por qué? Porque “la cabeza de la mujer es el varón”
(1 Cor. 11:3-10). En efecto, la mujer que lleva una prenda modesta y adecuada sobre la cabeza en esas situaciones muestra que se
somete a la autoridad teocrática establecida en la congregación cristiana (1 Tim. 2:11, 12).
¿Es aplicable este principio a los casos en los que una hermana interpreta un discurso que está pronunciando un hermano en otro
idioma? Pues bien, como la hermana solo transmite lo que dice el orador, no es ella la que está enseñando. Esto resulta obvio en el
caso de los idiomas hablados, pues el auditorio puede concentrarse en el orador y a la vez escuchar a la intérprete. Por ello, las
hermanas que interpretan no se convierten en el centro de atención. De hecho, a veces tienen la opción de situarse mirando al
conferenciante en vez de al auditorio o incluso de permanecer sentadas. En vista de todo lo anterior, no sería necesario que se
cubrieran la cabeza. Ahora bien, la interpretación en lenguaje de señas es muy distinta.
En el caso del lenguaje de señas, los avances tecnológicos han hecho que el intérprete se convierta a menudo en el centro de atención,
pues su imagen suele aparecer en una pantalla grande, mientras que al orador tal vez ni siquiera se le vea. Por lo tanto, parece
necesario que las hermanas que interpretan en lenguaje de señas se cubran la cabeza, indicando así que reconocen el papel
secundario que desempeñan.

¿Qué efecto debe tener este ajuste en la interpretación en lenguaje de señas de asignaciones de la Escuela del Ministerio Teocrático,
de demostraciones y de comentarios ofrecidos durante el Estudio Bíblico de la Congregación, la Reunión de Servicio o el Estudio de
La Atalaya? ¿También debería cubrirse una cristiana que sirve de intérprete en tales ocasiones? Hay algunas circunstancias en las que
no sería necesario, pues todos los presentes podrán darse cuenta de que ella no está dirigiendo la reunión. Ese sería el caso, por
ejemplo, cuando interpretara comentarios del auditorio, asignaciones de hermanas o demostraciones. No obstante, sí deberá cubrirse
cuando sirva de intérprete a hermanos que pronuncien discursos en esas reuniones o dirijan el Estudio de La Atalaya o el Estudio
Bíblico de la Congregación, o cuando interprete cánticos. Es posible que en el transcurso de la reunión tenga que servir de intérprete a
hermanos, hermanas, niños y superintendentes. En vista de este hecho, tal vez le resulte práctico llevar la cabeza cubierta durante toda
la reunión.
[Nota]
Para un examen detallado de este tema, véanse las páginas 209 a 212 del libro “Manténganse en el amor de Dios”.

* W77 15/7 pág. 446
¿POR QUÉ CUBIERTA O DESCUBIERTA?
Tocante a comprender lo que el apóstol Pablo escribió acerca de cubrirse la cabeza y orar, considere el versículo anterior: “Quiero que
sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez la cabeza de la mujer es el varón; a su vez la cabeza del Cristo es Dios.”
(1 Cor. 11:3) Sí, Pablo estaba considerando el principio divino de jefatura o dirección por un cabeza, y en particular su aplicación en la
adoración pública.
Como explicó el apóstol, el Creador le asignó al hombre, a quien creó primero, posición de cabeza y autoridad sobre su esposa, quien
fue hecha de la costilla del hombre. Tocante a la posición de cabeza, el hombre era “imagen y gloria de Dios” pues a él no se le asignó
otra cabeza en la Tierra. Sin embargo, su esposa e hijos sí tienen un cabeza terrestre a quien están en sujeción relativa.—1 Cor. 11:7-
10; Efe. 5:22-24; 6:1.
El principio de la jefatura también aplica en las actividades de congregación. Pablo escribió que las mujeres deben respetar y esforzarse
por cooperar con los hombres que tienen que efectuar la enseñanza y el orar. (1 Cor. 14:33-35; compare con 1 Timoteo 2:11, 12.) Por lo
tanto, en la mayoría de los casos, una mujer allá en el primer siglo E.C. no predicaba ni oraba en la congregación.
¿Por qué, entonces, consideró Pablo el cubrirse la cabeza? ¿Cuándo era apropiado y cuándo inapropiado eso? ¿Y cómo aplica eso hoy
día?
Pablo escribió que la mujer al orar debería cubrirse la cabeza —fuera con un sombrero, bufanda o velo para la cabeza— como “señal
de autoridad.” (1 Cor. 11:10) Aquello sería evidencia de que ella reconocía el principio de jefatura. Pero ¿cuándo tendría que cubrirse la
cabeza? Considere estas tres situaciones:
En el día de Pablo el espíritu santo de Jehová dio dones milagrosos a algunos cristianos, como la aptitud para profetizar o hablar en
lenguas. Por ejemplo, en una reunión del primer siglo pudiera ser que el espíritu impeliera a una cristiana a profetizar. (1 Cor. 12:4-11;
Hech. 21:8, 9) O, pudiera haberse dado el caso de que solo mujeres asistieran a una reunión de congregación. Puesto que no habría
ningún varón bautizado que llevara la delantera en orar o en enseñar, una cristiana tendría que hacerlo. Por otra parte, pudiera haber la
posibilidad de que una esposa cristiana tuviese un esposo incrédulo y en ciertas ocasiones se esperara que orara o enseñara la Biblia
en presencia de él. En cualquiera de estas situaciones la mujer tendría cubierta la cabeza, como “señal de autoridad,” manifestando así
que reconocía el principio de jefatura.

* ia pág. 80 párr. 16
16 ¿Indica esto que Abigail no respetaba la autoridad de su esposo como cabeza de familia? De ninguna manera. Recordemos que la
vida de muchos hombres inocentes está en juego porque Nabal trató con falta de respeto al hombre que Dios había elegido para ser
rey. Si ella se quedara de brazos cruzados, ¿no estaría compartiendo hasta cierto grado la culpa de Nabal? Abigail reconoce que, ahora
más que nunca, le debe obediencia y lealtad a Dios antes que a su esposo.

* Km 9/01 pág. 3
Sección de preguntas
▪ ¿Qué información debe tratarse en las reuniones para el servicio del campo?
El propósito de tales reuniones es ayudarnos a centrarnos en la actividad que realizaremos a continuación: el ministerio. Por lo tanto, el
conductor tiene que prepararse bien e impartir información animadora, específica y práctica. Se puede leer y analizar de manera breve
el texto del día si trata directamente de la predicación. Sin embargo, debería hacerse más hincapié en la obra que se está por llevar a
cabo y así ayudar a los hermanos a ir mejor preparados al ministerio (2 Tim. 4:5).
También es adecuado examinar algunos puntos pertinentes de Nuestro Ministerio del Reino a fin de que todos sepan cuál es la
publicación que se ofrecerá y cómo hacerlo. Si es un día de revistas, se puede demostrar una presentación tomada de “Cómo presentar
las revistas”. Si se está ofreciendo otra publicación, se pueden señalar una o dos introducciones del libro Razonamiento que sean
apropiadas para el territorio local. Se podría analizar o demostrar algún aspecto del ministerio; por ejemplo, cómo utilizar la Biblia en la
predicación, contestar una objeción, ofrecer un estudio bíblico o cultivar el interés.
La reunión ha de durar de diez a quince minutos como máximo, lo que incluye la organización de los grupos, la asignación del territorio
y la oración. Antes de irse, todos tienen que saber adónde van y con quién predicarán, y luego se dirigirán al territorio sin demora. Como
la reunión es breve, hay que llegar a tiempo. Debe ser más breve aún si tiene lugar después de una reunión de congregación, como el
Estudio de La Atalaya, en cuyo caso no hay necesidad de leer y comentar el texto diario, puesto que ya se ha analizado un tema bíblico.
Se designará con antelación a los hermanos bautizados cualificados que dirigirán cada reunión para el servicio del campo. Si hay un día
específico en que a ninguno le es posible hacerlo, los ancianos nombrarán a las hermanas bautizadas que se encargarán de ello
cuando surja la necesidad. Sentada y con la cabeza cubierta, la hermana analizará con comentarios breves el texto diario u otros puntos
relativos a la predicación.
Las reuniones para el servicio del campo son excelentes ocasiones de animarnos y equiparnos para el ministerio. Cuanto mejor se
prepare el conductor, más se beneficiarán todos.

 LECCION 7 (a)

* W99 1/6 págs. 9-14
“Dádivas en hombres” que cuidan de las ovejas de Jehová
“Cuando ascendió a lo alto se llevó cautivos; dio dádivas en hombres.” (EFESIOS 4:8.)
“GRACIAS por preocuparse tanto por nosotros. Sus sonrisas, su afecto y su interés son auténticos. Siempre están allí para escucharnos
con atención y compartir con nosotros palabras de la Biblia que nos elevan el ánimo. Pido a Dios que yo nunca dé por sentada su

ayuda.” Estas fueron las palabras que escribió una hermana cristiana a los ancianos de su congregación. Es evidente que el amor de
estos pastores cristianos la había conmovido (1 Pedro 5:2, 3).
2 Los ancianos son una provisión de Jehová para cuidar de Sus ovejas (Lucas 12:32; Juan 10:16). Jehová ama a sus ovejas, las ama
tanto que las compró con la sangre preciosa de Jesús. No es de extrañar, entonces, que a Jehová le complazca que los ancianos traten
con ternura a Su rebaño (Hechos 20:28, 29). Veamos cómo se describe proféticamente a estos ancianos o “príncipes”: “Cada uno tiene
que resultar ser como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como
la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada” (Isaías 32:1, 2). Sí, tienen que proteger, refrescar y consolar a Sus ovejas. Los
ancianos que pastorean el rebaño con compasión procuran hacer lo que Dios espera de ellos.
3 La Biblia se refiere a estos ancianos como “dádivas en hombres” (Efesios 4:8). Cuando pensamos en una dádiva, pensamos en algo
que se da para satisfacer una necesidad o para hacer feliz a quien la recibe. Se puede considerar que el anciano es una dádiva cuando
emplea sus aptitudes para ayudar al rebaño y contribuir a su felicidad. ¿Cómo puede lograrlo? La respuesta, recogida en las palabras
de Pablo de Efesios 4:7-16, magnifica el interés amoroso de Jehová por sus ovejas.

¿De dónde proceden las “dádivas en hombres”?
4 Cuando Pablo utilizó la expresión “dádivas en hombres”, citaba del rey David, que había dicho de Jehová: “Has ascendido a lo alto; te
has llevado cautivos; has tomado dones en la forma de hombres” (Salmo 68:18). Cuando los israelitas llevaban ya años en la Tierra
Prometida, Jehová ‘ascendió’ de manera figurativa al monte Sión e hizo de Jerusalén la capital del reino de Israel, y de David, su rey.
Pero ¿quiénes eran los “dones en la forma de hombres”? Fueron los hombres tomados cautivos durante la conquista de la tierra.
Algunos de estos se pusieron más tarde a disposición de los levitas para ayudarles en los trabajos del tabernáculo (Esdras 8:20).
5 En su carta a los Efesios, Pablo indica que las palabras del salmista tienen un cumplimiento mayor en la congregación cristiana. Pablo
parafrasea Salmo 68:18 y escribe: “A cada uno de nosotros se le dio bondad inmerecida según la manera como el Cristo dio por medida
la dádiva gratuita. Por lo cual él dice: ‘Cuando ascendió a lo alto se llevó cautivos; dio dádivas en hombres’” (Efesios 4:7, 8). En este
pasaje Pablo aplica el salmo a Jesús como representante de Dios. Jesús ‘venció al mundo’ con su fiel proceder (Juan 16:33). También
triunfó sobre la muerte y sobre Satanás cuando fue resucitado por Dios de entre los muertos (Hechos 2:24; Hebreos 2:14). En el año 33,
Jesús resucitó y luego ascendió “muy por encima de todos los cielos”, es decir, por encima de toda otra criatura celestial (Efesios
4:9, 10; Filipenses 2:9-11). Como vencedor, Jesús tomó “cautivos” de las fuerzas enemigas. ¿De qué manera?
6 Cuando estuvo en la Tierra, Jesús demostró su poder sobre Satanás al liberar a los que estaban esclavizados a los demonios. Fue
como si invadiera la casa de este, lo atara y le arrebatara sus bienes (Mateo 12:22-29). ¡Imagínese cuánto podía saquear Jesús ahora
que había sido resucitado y había recibido ‘toda autoridad en el cielo y en la Tierra’! (Mateo 28:18.) A partir del Pentecostés del año 33,
Jesús ya ascendido al cielo, estuvo en condición de despojar la casa de Satanás como representante de Dios, ‘llevándose cautivos’ a
hombres que habían estado por mucho tiempo esclavizados al pecado y a la muerte, y bajo el control de Satanás. Estos “cautivos” se
convirtieron por voluntad propia en “esclavos de Cristo, haciendo de toda alma la voluntad de Dios” (Efesios 6:6). Es como si Jesús los
hubiera liberado del control de Satanás y, en nombre de Jehová, los hubiese entregado a la congregación como “dádivas en hombres”.
Es fácil imaginar la ira y el sentimiento de impotencia de Satanás al ver cómo le eran arrebatados en sus propias narices.
7 ¿Encontramos en la congregación actual tales “dádivas en hombres”? Por supuesto. Los hallamos sirviendo de ancianos, laborando
arduamente como ‘evangelizadores, pastores y maestros’ en las más de ochenta y siete mil congregaciones del pueblo de Dios por toda
la Tierra (Efesios 4:11). A Satanás le encantaría que estos maltrataran al rebaño. Pero Dios no los ha dado mediante Cristo con este
propósito, sino para el bienestar de la congregación, y tienen que rendirle cuentas por las ovejas que les ha confiado (Hebreos 13:17).
Si somos ancianos, Jehová nos ha dado la maravillosa oportunidad de demostrar que somos dádivas o bendiciones para nuestros
hermanos. Lo seremos si cumplimos cuatro importantes responsabilidades.

Cuando hay necesidad de ‘reajustar’
8 En primer lugar, a las “dádivas en hombres” se las ha provisto “con miras al reajuste de los santos”, dice Pablo (Efesios 4:12). El
sustantivo griego que se traduce por “reajuste” se refiere a la acción de “poner en debida alineación”. Como seres humanos imperfectos,
todos necesitamos que se nos reajuste de vez en cuando, es decir, que se ponga nuestro modo de pensar, nuestras actitudes o nuestra

conducta “en debida alineación” con el modo de pensar y la voluntad de Dios. Jehová ha provisto amorosamente las “dádivas en
hombres” para ayudarnos a efectuar los cambios necesarios. ¿Cómo lo hacen?
9 A veces se pide a un anciano que ayude a una oveja que se ha desviado, que quizá ha ‘dado un paso en falso antes de darse cuenta
de ello’. ¿Cómo puede ayudar el anciano? “[Tratando] de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad”, dice Gálatas 6:1. Por lo
tanto, el anciano no regaña ni utiliza palabras severas cuando aconseja al que ha errado. El consejo debe animar, no ‘aterrorizar’, al que
lo recibe (2 Corintios 10:9; compárese con Job 33:7). Es posible que la persona ya se sienta avergonzada, de modo que el pastor
amoroso procura no aplastar su espíritu. Cuando es evidente que el consejo, e incluso la censura firme, están motivados por el amor y
se dan con amor, probablemente reajusten el modo de pensar o la conducta del que ha errado, y logren restaurarlo (2 Timoteo 4:2).
10 Jehová ha provisto las “dádivas en hombres” que nos reajustan con el propósito de que sean refrescantes espiritualmente y dignas de
que Su pueblo las imite (1 Corintios 16:17, 18; Filipenses 3:17). Reajustar a los hermanos no solo implica corregir a los que adoptan un
mal proceder, sino también ayudar a los fieles a seguir en el buen camino. Con tantos problemas que causan desánimo, muchos
necesitan estímulo para seguir adelante. Es posible que algunos requieran ayuda tierna para alinear su modo de pensar con el de Dios.
Por ejemplo, algunos cristianos fieles luchan con sentimientos de ineptitud o inutilidad. Estas “almas abatidas” quizá piensen que
Jehová nunca podrá amarlas, ni siquiera aceptar sus mejores esfuerzos por servirle (1 Tesalonicenses 5:14). Pero este modo de pensar
no está de acuerdo con lo que Dios verdaderamente siente por sus adoradores.
11 Ancianos, ¿qué pueden hacer para ayudar a estos hermanos? Compartan bondadosamente con ellos textos bíblicos que prueban
que Jehová se interesa por cada uno de sus siervos, y recuérdenles que estos textos les son aplicables personalmente (Lucas 12:6, 7,
24). Ayúdenles a ver que Jehová los ‘ha atraído’ para que le sirvan, de modo que tiene que considerarlos de valor (Juan 6:44). Háganles
ver que no son los únicos que se sienten así, que muchos siervos fieles de Jehová tuvieron sentimientos similares. En una ocasión el
profeta Elías se sintió tan profundamente deprimido que quería morir (1 Reyes 19:1-4). Algunos cristianos ungidos del siglo primero
pensaban que su corazón ‘los condenaba’ (1 Juan 3:20). Consuela saber que los siervos fieles de Dios de tiempos bíblicos tuvieron
“sentimientos semejantes a los nuestros” (Santiago 5:17). También pueden repasar artículos animadores de La Atalaya y ¡Despertad!
con los que están descorazonados. Su ayuda amorosa para que estos hermanos recuperen la confianza no pasará inadvertida al Dios

que los ha dado como “dádivas en hombres” (Hebreos 6:10).
La “edificación” del rebaño
12 En segundo lugar, se ha suministrado a las “dádivas en hombres” con miras a “la edificación del cuerpo del Cristo” (Efesios 4:12).
Pablo utiliza en este pasaje una figura retórica. El término “edificación” nos recuerda una construcción, y el ‘cuerpo de Cristo’ se refiere a
personas, a los miembros de la congregación cristiana ungida (1 Corintios 12:27; Efesios 5:23, 29, 30). Los ancianos tienen que ayudar
a sus hermanos a hacerse fuertes en sentido espiritual. Su objetivo es ‘edificar’ al rebaño, no ‘demolerlo’ (2 Corintios 10:8). La clave
para edificar al rebaño es el amor, dado que “el amor edifica” (1 Corintios 8:1).


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