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Artículos Publicados
- Carta de un hermano a los hermanos y hermanas de la logia.
- Secretos masónicos.
- La “forma sustituida” de la masonería fuera del templo.
- Banquetes y ágapes en masonería.
- Estructuras y simbolismo masónico bajo la Revolución.
- Apuntes sobre ritos y ordenes masónicos.

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Published by HERBERT ORE BELSUZARRI, 2020-12-31 10:53:15

DIALOGO ENTRE MASONES N° 85

Artículos Publicados
- Carta de un hermano a los hermanos y hermanas de la logia.
- Secretos masónicos.
- La “forma sustituida” de la masonería fuera del templo.
- Banquetes y ágapes en masonería.
- Estructuras y simbolismo masónico bajo la Revolución.
- Apuntes sobre ritos y ordenes masónicos.

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Dialogo Entre Masones

Artículos Masonicos Seleccionados
Año 8 - N° 85

ENERO 2021

L

Dialogo Entre Masones

Artículos Masonicos Seleccionados
Año 8 - N° 85

Director General

Herbert Oré Belsuzarri

Directores

Mario López Rico
Vicente Alcoseri
Julio Villarreal III

Artículos Publicados

-Cartadeunhermanoaloshermanosyhermanas
de la logia................................................3
- Secretosmasónicos....................................9
- La “forma sustituida” de la masonería fuera
del templo...............................................18
- Banquetes y ágapes en masonería..............20
-EstructurasysimbolismomasónicobajolaRevo-
lución.....................................................44
- Apuntes sobre ritos y ordenes masónicos......64
La revista agradece la difusión de los artículos
publicados, mencionando la fuente y la auto-
ría.

Valle de Lima Enero 2021

2

Carta de un hermano a
los hermanos y

hermanas de su logia.

3

Carta de un hermano a los hermanos y hermanas de su logia.

 
Mis muy queridos hermanos, mis muy queridas hermanas,
 
Deseándole lo mejor para usted y sus seres queridos en este
momento difícil, parece más que fundamental que estemos en
línea con nuestros valores y que demos prueba de benevolen-
cia entre nosotros cuando el mundo secular a veces revela, en
los últimos tiempos, las peores facetas de las que aún es capaz.
La piedra en bruto está apenas rugosa. Seguirán siendo ne-
cesarios largos y dolorosos esfuerzos antes de que se complete
nuestra tarea.

En un momento en el que cada uno de nosotros ha visto al
menos a un ser querido afectado por la enfermedad, y con un
desenlace más o menos trágico, tal vez sea conveniente recor-
darnos que no todo es blanco y no todo es negro, porque hay
multitud de certezas de todo tipo, desde la improvisación es-
pontánea de una plétora de expertos, científicos y médicos que
deberían saber mejor que todos qué hacer; las condenas a cie-

4

gas contra algunos de nuestros científicos o contra los organis-
mos internacionales de salud; el miedo de una multitud de per-
sonas que no saben que hacer para combatir la pandemia o sus
propios miedos, conscientes o no; el intento de instrumentalizar
políticas generalizadas, cuando todo esto nos ahoga en polé-
micas que sabemos en realidad muy inútiles durante las serias
horas que vivimos. Por si fuera poco, todo esto a una escala sin
precedentes.

Sin embargo es necesario tener claridad en nuestro pensa-
miento, para quienes trabajan con los enfermos y quienes bus-
can los remedios para esta pandemia, también para las buenas
voluntades llenas de abnegación que nos permiten seguir be-
neficiándonos de la electricidad, el gas y otras energías, el agua,
los medios de comunicación, las personas que trabajan en la
limpieza pública, el orden interno, los mercados y tantos otros
servicios, todas ellas a costa de grandes sacrificios sociales, en
condiciones de trabajo inaceptables en tiempos normales.

5

Es importante tener en cuenta que, además de todas estas
cosas, muchos de nosotros estamos confinados o aislados, con
niños y toda su energía, con personas que requieren cuidados
y atenciones regulares, con autistas, discapacitados o con mo-
vilidad reducida, sin olvidar a los más precarios económica o
socialmente, ya sean personas en busca de empleo, jubilados
o pensionistas, profesionales obligados a suspender sus activi-
dades y por ello sin ingresos, ni qué pensar de las personas sin
hogar, drogadictos, refugiados en campamentos y poblaciones
en albergues.

No debemos olvidar a los mayores de nosotros, a quienes sen-
timos que no les beneficia las medidas de desconfinamiento
como a la gran mayoría, que tendrán desconfinamiento “pro-
gresivo”, medidas que puede cambiar varias veces dependien-
do de la evolución de la pandemia.

Podría ser que este flagelo, que parece en estos días disminuir
en unas zonas, mientras se redobla en otras, nada impide a este

6

virus ofrecer todos los escenarios posibles, mientras los recur-
sos escasean.

No aspiramos al descanso, y tal vez dependa de nosotros, como
masones, no aullar con la manada y tratar de servir mejor con
nuestros valores a quienes nos rodean.

Llegará entonces el momento de las valoraciones y los análi-
sis y sin duda, tendremos que aportar nuestra parte de trabajo,
más allá de las pasiones personales, para el advenimiento de
una Humanidad mejor y más iluminada, ya que este episodio
reorganizará más o menos las cartas de este mundo actualmen-
te sacudido.

Sin embargo, la reanudación de nuestro trabajo en nuestras lo-
gias a corto plazo parece estar muy comprometida. Pero duran-
te este tiempo, nuestra Cadena de Unión virtual debe continuar
uniéndonos a toda la Hermandad, y debemos comprometernos
a mantener el más fraternal afecto a los demás, para trabajar
incansablemente por lograr la Hermandad Universal.

Deseándoles paciencia, valentía, prudencia, solidaridad y
buena salud, les expreso el deseo de que todos nos volvamos a
encontrar lo antes posible en las mejores condiciones.

Te abrazo fraternalmente.

7

 
8

SECRETOS MASONICOS

Alain Bauer

9

SECRETOS MASÓNICO

Alain Bauer

Los masones prestan juramento prometiendo observar estric-
tamente el “secreto masónico”. Para la mayoría de ellos, esta
obligación es inherente a la pertenencia a la Orden. Sin em-
bargo, las “Constituciones de Anderson  [1]” de 1723, un texto
fundacional universal, nunca usan el término. Solo recomiendan
precaución.

Para las antiguas cofradías profesionales (llamadas opera-
tivas), el único secreto residía en la “palabra del albañil” que
permitía al trabajador ser reconocido en las obras como apren-
diz, encontrar trabajo, cobrar en consecuencia. Una especie de
diploma oral que presagia los convenios colectivos. La inicia-
ción misma parecía reducida a su expresión más simple, a ve-
ces incluso concentrada por completo en la comunicación de la
palabra  [2]. Los secretos eran tantos conocimientos, técnicas,
métodos, métodos de cálculo. El manuscrito Regius de 1390,
como todos los textos de compañerismo, explica esta situación,
que es garantía de empleo e ingresos.

Para la masonería especulativa, que definitivamente no pare-
ce ser la continuadora de los operativos, al menos para Ingla-
terra, era por tanto necesario crear símbolos y rituales, menos
profesionales y más iniciáticos. El secreto del saber hacer se
convirtió entonces en el secreto de la iniciación. Todo el siglo
XVIII escrita esta, que defender para no denigrar la masonería,
hacen hincapié en la importancia del secreto en los “misterios”
proclamado por la Orden.

Sin embargo, a partir de 1738 (las primeras logias inglesas
datan de 1717, las primeras logias escocesas aparecen en Fran-
cia en 1649, la primera Gran Logia de Francia, antepasado del
Gran Oriente de Francia, se constituye en 1728), el ritual masó-

10

nico, incluyendo los diversos procedimientos de iniciación, es
revelado por el teniente de policía de París René Hérault, en Le
Secret d’un frey-maçon. En 1744, el padre Pérault, que publicó
un famoso Secreto de los masones, indica:“El secreto de los ma-
sones reside principalmente en la forma en que se reconocen
a sí mismos.” En 1745, apareció La Orden de los masones trai-
cionada y sus secretos revelados luego, en 1751, Le Maçon des-
enmascarado. Y la divulgación televisiva nunca se detendrá. Las
obediencias mismas, para asegurar la consistencia de su reclu-
tamiento al federar las logias, deben producir e imprimir los
rituales.

Durante la ocupación nazi, la aplicación de las leyes antima-
sónicas (que precedieron a las leyes antijudías) permitirá la pu-
blicación en el Diario Oficial de Vichy de todos los masones,
identificados por un servicio de la sociedad secreta que ocupa
la sede del Gran Oriente de Francia en París. El servicio se pu-
blicará durante cuatro años durante un boletín (Los documentos
masónicos) e incluso producirá una película ( Fuerzas ocultas ).

En resumen, todo lo que se podía saber sobre la Masonería,
sus modos de iniciación, sus procedimientos internos, se publi-
có menos de diez años después de la constitución de las obe-

11

diencias francesas. Así, en 1737, el Chevalier de Raucour estaba
asombrado: “¡Ahora nos siguen por todas las calles de París, y
no hay ningún niño en la tienda que no nos reciba alardeando
de nuestros carteles!” Su interlocutor en Épernay confirmará
que ocurre lo mismo en las provincias  [3] .

En oposición al secreto y juramentos masónicos, la Iglesia
Católica no tardará en incluir a la masonería en una lista ne-
gra y en luchar por todos los medios contra los masones. La
Bula In eminenti publicada en 1738 por Clément XII fue sólo
la primera de una larga serie (1751 de Benedicto XIV, 1865 de
Pío IX e incluso una encíclica  [4] en 1884 de León XIII). Varios
aplicados en países europeos, nunca será registrado por el
Parlamento de París. En 1801, la aplicación del Concordato hizo
posible (¡finalmente!) Excomulgar a los masones franceses. El
Código de Derecho Canónico de 1917, revisado en 1983, olvida
la masonería, lo que no impide que la Congregación para la
Doctrina de la Fe (ex-Santa Inquisición) considere la membresía
como un pecado grave  [5]

Cabe señalar que la masonería inglesa, a pesar de su estatus
cuasi oficial, no es inmune y que la Iglesia Anglicana la obligó a
rectificar sus rituales a finales de los ochenta.

Así que ha pasado más de un cuarto de milenio desde que
se publicaron los rituales masónicos, sin embargo, el supues-
to secreto todavía despierta tantas fantasías. Porque detrás del
secreto masónico, lo que uno busca o pretende descubrir, es la
“sociedad secreta”. Comprometidos desde la creación de los
talleres masónicos en prácticas insoportables para los funda-
mentos políticos y religiosos, abriendo el espacio de la logia a
debates tabú en el exterior, los masones aparecen como tantos
conspiradores potenciales.

Sin embargo, esta masonería original era más de tabernas
que de cuevas. En una Inglaterra desgarrada por guerras civi-

12

les, religiones, conquistas en el norte y el oeste, donde se prohi-
bía cualquier reunión de pocas personas y que estaba plagada
de espías, ¿cómo inventar una sociedad secreta? Los amigos de
Newton, de la Royal Society, se reúnen en lugares públicos. El
secreto de la creación de la Orden en Inglaterra fue este coraje
magistral para prohibir los debates religiosos en la logia, para
dar la bienvenida a cada masón allí siempre que no fuera un
“ateo estúpido ni un libertino irreligioso” sin requerir ninguna
creencia particular, pedirle al noble que comparta el puerto del
arnés o la espada, de uniforme, para evitar cualquier distinción
de clase o nivel. En Francia,

La masoneróa tradicional, muy comprometida, practicará un
secretismo muy relativo. A menudo, las logias desfilaban detrás
de sus estandartes durante los festivales en ciudades y pue-
blos. En 1848, los masones del gobierno revolucionario se reú-
nen con sus condecoraciones. Durante la Comuna, marchan so-
bre las barricadas. A menudo, los albergues se instalan, en las
provincias, en calles con nombres evocadores (rue de la Loge,
du Maçon, de la Maçonnerie, de l’Acacia…). Antes de la guerra,
muchos periódicos provinciales incluso publicaron el progra-
ma de actividades de las logias en sus columnas. En resumen, la
masonería nunca fue clandestina, con la notable excepción del
período de la ocupación nazi. Las propias “Constituciones de
Anderson” imponen al masón, el artículo 2.

Sin embargo, hay un secreto masónico, y el único identifica-
ble. Es el secreto íntimo de lo que se experimenta durante la
iniciación. Sin clero y sin ejercer ningún sacramento, la Maso-
nería, en sus prácticas iniciáticas, no se prepara para lo inevi-
table. Te permite renacer estando vivo. La Logia es ante todo
una esperanza. La masonería no es una iglesia. Ella no solo dice
amar a los hombres, sino que busca mejorarlos. Por tanto, debe
desvelar inmediatamente el contenido de sus promesas que no
pueden volver a esperar el paraíso, el purgatorio o el infier-
no. Debemos comenzar de inmediato a explicar y educar acer-

13

ca de los “secretos” que no se pueden conservar en nombre
de la preparación para el más allá. La propia masonería creó
las condiciones para la imposible preservación del secreto ma-
sónico, para el cambio sufrido por el lego en el momento de
su iniciación. A menudo descrito por nuevos iniciados, el sen-
timiento experimentado parece indescriptible y, a menudo, no
reproducible. En resumen, este secreto es tan poderoso que ni
siquiera quienes lo conocen y necesitan hablar de él pueden
expresarlo. Y que aquellos que han leído las experiencias ante-
riores garantizan que no encontrarán en su propia iniciación lo
que sus mayores les han revelado.

Otra parte del secreto masónico se relaciona con la discreción
sobre la membresía. El trauma de la Ocupación (29.000 maso-
nes en 1939, 5.500 en 1945), las humillaciones, persecuciones,
asesinatos y deportaciones hicieron que los masones fueran
particularmente cautos. Sin embargo, las tradiciones y los regla-
mentos no impiden la proclamación de la pertenencia personal
a la Orden. Simplemente está prohibido revelar a un hermano o
una hermana que no lo hubiera querido expresamente. Al igual
que los sindicatos u organizaciones políticas, las obediencias
masónicas no difunden la lista de sus miembros, sino que difun-
den los nombres de sus funcionarios electos. Asimismo, el Co-
legio de Abogados o los órganos ejecutivos rara vez se reúnen
a puerta cerrada. La mayoría de los masones pueden asistir a
las reuniones.

La tercera parte del secreto aparece cuando se plantea el pro-
blema de la desviación del principio de solidaridad que cons-
tituye parte esencial de la pertenencia a la Masonería. Así, por
estar expresado en términos muy generales, este principio fun-
dacional se ha utilizado en ocasiones para la creación de re-
des empresariales, para la protección de corruptos o corruptos,
para la defensa de personajes dudosos. Cuantitativamente, son
pocos (menos de treinta de 43.000 en el Gran Oriente de Fran-
cia). Todos son procesados, suspendidos o excluidos, y por mu-

14

cho tiempo. Pero con una discreción que podría parecer, al ex-
terior, una especie de complicidad pasiva. Durante varios años,
esta dimensión del secreto se ha suprimido de hecho, y las auto-
ridades judiciales de la albañilería asumen con mayor frecuen-
cia su misión de “delantales limpios”, marcando así la diferencia
entre la gran mayoría de albañiles rectos y honestos y aquellos
que, como en cualquier sociedad humana, se usan a sí mismos
en lugar de servir. Muy a menudo, las Fraternidades, que unen
directamente a los masones por afinidades ideológicas o pro-
fesionales, fuera del control de las obediencias masónicas. [6] ,
han permitido la formación de estas redes y son objeto de una
atención sospechosa por parte de todas las obediencias.[6] La
masonería también es plural e las Obediencias francesas...

Jean Mourgues [7] presenta otra dimensión más compleja del
secreto masónico  . Recuerda que:“nadie tiene derecho excepto
a la verdad que ha descubierto”. El secreto sería entonces sim-
plemente un modo de instrucción, una herramienta progresiva
para comprender el conocimiento. Así, un esquema de circuito
integrado o un programa informático, perfectamente público,
pueden aparecer como tantos misterios insondables para quien
no es ni técnico ni informático. “Entonces, ¿cuál es la diferencia
entre un secreto que nadie conoce y un secreto que no existe?” 

Por tanto, el secreto sería en primer lugar una disciplina des-
tinada a determinar las cualidades del solicitante. A diferencia
de las sectas, es difícil ingresar a la masonería, es fácil salir y el
costo es menor que la suscripción por cable o satélite. Se trata,
pues, de crear un condicionamiento, por una cierta teatralidad,
en el mismo momento de la petición, luego durante la inicia-
ción. Las investigaciones y el paso bajo la venda son elementos
que refuerzan la idea de la existencia de un secreto.

El secreto también sería un medio para validar el nivel del
candidato, incluida su capacidad para trabajar para compren-
der en última instancia lo que no puede percibir de inmedia-

15

to. Los símbolos aparecen entonces como tantas herramientas
y deben ser interiorizados en un enfoque que vaya más allá del
aprendiz y que lo oriente hacia su propia emancipación. La ini-
ciación es entonces una liberación que pasa por complejos cur-
sos que revelan las instrucciones de uso como y cuando. Este
secreto tiene que ver con la divulgación gradual.

Así, el secreto masónico es un concepto múltiple, en evolu-
ción y muchas veces incomprendido por quienes defienden su
principio. La historia de la masonería muestra cómo el respeto
de este compromiso es fuertemente aceptado por todos los ma-
sones, aunque no es fácil distinguir sus contornos. Pero siempre
debemos recordar, en la masonería, que el juramento sobre el
respeto del secreto es aceptado libremente por hombres y mu-
jeres que saben que su obligación es ante todo un contrato con
ellos mismos.

Sin embargo, cabe preguntarse por la superación actual de la
transparencia que se asemeja a un higienismo social aplicado
a los demás, ajeno a sus propios secretos íntimos, y necesaria-
mente portador de una posible deriva totalitaria donde la vida
privada sólo podía ser pública, negando de ahí la primera de
las libertades.

Es Oswald Wirth, uno de los grandes pensadores de la maso-
nería del siglo pasado, quien probablemente concluirá mejor
este ensayo, el que explicó a sus compañeros, sobre el secreto
masónico: “No tenemos nada que temer en revelar la verdad,
nadie le cree.”

Notas.

[1] Véase la traducción al francés de Daniel Ligou, EDIMAF.
[2] Vea varios números de la excelente revista tradicional Re-
naissance , incluidos 1-2, 3-4, 49 y 122.
[3] Citado en GH Luquet, la masonería y el Estado en Francia en

16

el XVIII ° siglo,Vitiano 1963.
[4] Género Humanum .
[5] 26 de noviembre de 1983.
[6] La masonería también es plural. Las obediencias francesas
son el Gran Oriente de Francia (GODF), masculino, nacido en
1728 y estructurado en 1773, ejerciendo y regulando todos los
ritos; la Grande Loge de France (GL), varón, nacido en 1821 y
estructurado en 1894; la Gran Logia Nacional Francesa (GLNF),
varón, nacido de una escisión del Gran Oriente en 1913; la Logia
Nacional Francesa (LNF), masculina, creada en 1968; la tradicio-
nal y simbólica Grand Lodge Opera (GLTSO), masculina, nacida
en 1958 de una escisión del GLNF; la Gran Logia femenina de
Francia (GLFF), creada en 1946; Derecho humano, mixto, nacido
en 1893. También notamos la existencia de obediencias de rito
egipcio como la Gran Logia femenina de Memphis-Misraïm, o
más recientes y mixtas como la GLMF o la GLMU.
[7] El Pensamiento Masónico, PUF, 5ª ed. 1999. Publicado en
Cairn.info el 01/01/2009 https://doi.org/10.3917/pouv.097.0091

Tomado de:

https://www.cairn.info/journal-pouvoirs-2001-2-page-91.htm
Bauer Alain, “Secretos masónicos”, Powers , 2001/2 (n ° 97),
p. 91-97. DOI: 10.3917 / potencia 097.0091. 
URL: https://www.cairn.info/revue-pouvoirs-2001-2-page-91.
htm

17

LA “FORMA SUSTITUIDA” DE LA MASONERIA FUERA DEL TEMPLO

Emerek Le Fol

 
Todo se está yendo al infierno: después de los grupos más o
menos reservados a los masones que se están difundiendo en
redes sociales como Facebook, fraternidades de tipo masónico,
la universidad masónica, la academia masónica y la Academia
del Conocimiento Masónico (1) ¡Cada vez más fuerte! Esta aca-
demia no dispensa conocimiento, ¡da acceso directo al “Cono-
cimiento”!

La masonería se difunde ahora fuera del templo, pero no ne-
cesariamente para difundir en el ágora las verdades adquiridas
en el templo; Entonces no fue suficiente que Hermanos y Her-
manas tuvieran conversaciones dignas del café du commerce
en Facebook, ¿que otros se comprometieran en una fraternidad
dedicada a apoyar a un Presidente de la República?

No apoyo igualmente, que “académicos” organicen conferen-
cias cuyos temas tendrían su lugar en las logias, o que “inven-
ten” la masonería virtual por correspondencia. ¡Definitivamente

18

no detendremos “el progreso”!

Inventar considero que no es la palabra exacta, porque esta
innovación se está importando de los EE. UU., donde puedes su-
bir todos los escalones de la escalera ritual en un fin de semana,
sentado como espectador en los escalones, mientras los actores
realizan sucesivas iniciaciones en el escenario. “Progreso”, si
el simulacro puede ser, en términos de iniciación, considerado
como tal...

¿Es usted un masón tradicional libre? Para tener derecho a una
joya y un diploma, solo necesitas leer algunos libros a nivel de
aprendiz, compañero o maestro, enviar un informe de tus lectu-
ras a un “comité académico” (sic) y eres “masón tradicional”.
Gratis, auténticamente sellado, etiquetado y certificado. Cono-
cemos quienes expiden la “patente falsa” desde hace mucho
tiempo. Los historiadores de la masonería en los siglos venide-
ros tendrán que mirar estos diplomas reales y falsos.

Para ellos cuando se es aprendiz, compañero, maestro, ya no
hay necesidad de acudir a una logia ni a las tenidas o capaci-
taciones dirigidas por los Vigilantes, para dedicarse a lecturas
personales, y luego confrontar su reflexión con la de sus Herma-
nos y Hermanas. Basta leer algunos libros… Sin embargo, unas
décadas de frecuentar las logias, me permitieron comprender
que la mayor parte del viaje masónico no se deposita en las
páginas de los libros, sino en lo que se transmite en la voz silen-
ciosa de un maestro al aprendiz y, que fluye de mente en mente,
de corazón palpitante a corazón palpitante. Lejos de mí esta la
idea de negar la imperiosa necesidad de leer obras masónicas,
pero “para superarse en medio de los demás, no hay necesidad
de libros, basta con dar, a través de la praxis, el sentido vivido a
las palabras iniciación, fraternidad, humanismo”.

¿Y qué libros, son necesarios para el caso? Todos los que sean
necesarios, en cada nivel o grado; una gran bibliografía, que

19

permita profundizar en el simbolismo ritual iniciático. No es
aceptable que la bibliografía se reduzca a pocos libros.

Me temo que algunos están confundiendo “Masonología” y
Francmasonería o masonería. Ciertamente, realizar discursos
con gran competencia sobre la masonería es importante, espe-
cialmente en términos de historia, pero eso no es lo esencial,
especialmente porque la ciencia histórica, incluso si es útil, está
lejos de ser posible, para ser la única clave para comprender
los arcanos del Arte Real. El Masonólogo no es Masón. “Si el
objeto del proceso de iniciación masónico es la transformación
de uno mismo o su perfeccionamiento”, la Masonología es un
camino sustituto muy pobre.

En cuanto a la pseudo-modernidad de esta experiencia, me
parece lo contrario de lo que, en mi opinión es el proceso ma-
sónico: esta búsqueda, tanto individual como colectiva humana,
que se esfuerza por traer físicamente eso que se encuentra dis-
perso, y que permite a cada ser compartir conocimientos para
intentar acceder a la sabiduría, que el conocimiento permite al
ser parte de esta corriente tradicional e ininterrumpida, y nos
da claridad para no confundir fraternalismo con fraternidad hu-
mana.

En suma estas vías sustitutas para nada pueden ser conside-
radas masónicos y en el mejor de los casos no pasarían de ser
buenas intenciones fallidas. 

(1)Una academia es un conjunto de hombres de letras, eruditos
o artistas reconocidos por sus pares. La misión de dichas asam-
bleas es monitorear las normas, códigos y costumbres en sus
disciplinas.

Tomado de:

https://www.hiram.be/voie-substituee-de-franc-maconne-
rie-temple/

20

BANQUETES Y ÁGAPES EN MASONERÍA

Víctor Guerra

21

BANQUETES Y ÁGAPES EN MASONERÍA

Recupero para el público lector el trabajo introductorio al Ri-
tual de Banquetes del Regulateur que el Círculo de Estudios de
Rito Francés Roettiers de Montaleau editó en Masónica.es

Este post viene de la mano de una lectura que hacía en un
blog de un Ex Venerable, que en él viene a expresar su gran
alegría por haber podido montar, al fin, un Banquete de Orden,
¡¡Aleluya¡¡ lo cual no tiene nada de extraño, sí a continuación
no quisiera como los Moa y Vidal reescribir la historia, dejando
caer para la construcción de la nueva memoria histórica que se
quiere trasmitir, que ello parece ser no fue posible, por la plura-
lidad y tensión y falta de concordia en el taller, etc.

No deja de ser curioso cuando el Hermano en cuestión ha ejer-
cido durante casi 9 años los cargos de Presidente y Venerable
de la logia en cuestión, Cargo que se sobra tiene poder y man-
do en plaza, como para montar un Banquete de Orden.

Aun en el recuerdo de algunos Hermanos están las suplencias
a sus continuadas ausencias ante los ágapes… por ocupacio-
nes…? y ya para cerrar el remate ya es increíble que se cierre
como colofón esto “se pierde de vista que la Logia no es un pro-
yecto individual de quienes la fundan”, y no deja de ser paradó-
jico, porque si uno se fija en esa foto que adorna el citado post
que motiva este otro artículo, y otras que hay sobre el propio
taller, puedo decir, y ustedes lo pueden ver que no hay un de-
talle , un color, un cuadro, etc. que no haya salido de la acción
personal de quien esa frase escribe, de proyectos personales, y
más cuando lleva siendo casi 11 años el Gran Timonel del Taller.
Pero bueno las cosas se cuentan de ese modo, para la limpieza
de sangre y esas otras cuestiones Aparte de esto les dejó con
esta otra reflexión sobre los trabajos de masticación.

22

El comer y la Fiesta

Los banquetes o ágapes han tenido siempre una fuerte pre-
sencia en toda nuestra historia como raza humana. En ocasio-
nes va a ser la religión quien va a acentuar, aún más si cabe,
el sentido ritual de esos encuentros gastronómicos que estarán
que por otro lado estarán presentes en los más diversos pasa-
jes de nuestros periplos existenciales, y como no, incardinados
en todos los continentes y nacionalidades; con actos que van
desde la alegre celebración como pueden ser los bautizo o las
bodas; ritos iniciáticos de todo tipo, llegando al triste momento
de tener que despedir a nuestros difuntos en su pase al Oriente
Eterno; tal y como podemos leer en Virgilio, cuando versa sobre

23

los ágapes de los rituales fúnebres.

Por tanto podemos decir que toda nuestra historia está rela-
cionada con la acción de una actividad como los alimentos o la
propia acción del comer que como vemos están en íntima rela-
ción con la celebración como acto lúdico festivo.

Los Ágapes y la masonería y su sentido

Ainsi Mes Fréres, jouissons sans trouble d´une société vive
et enjouée, qu´une gaîte douce une plaisenterie fine vienment
embellir nos banquets, que le fleurs les plus belles réjouissent
nos sens, craignons seulement que leurs parfums trop savourés
ne produisent l´Ivresse. Hennzezel. Orador de la Logia Henri IV,
al Orient del Regimiento de Toul-Artillerie 1.777.

Es una cita algo moderna, con respecto a una masonería que
casi podríamos decir que nació en torno a los ágapes y los ban-
quetes, que primeramente tenían una expresión más cotidiana
como nos indica Juan José Iglesias del Castillo[1], que en la anti-
güedad “Las palabras compañero, compañerismo, (compagnon
o compagnonnage), son formas primitivas medioevales como se
conocía la masonería y que tiene su etimología en “cum panis”,
los que comparten el pan, y que reflejaba de forma popular una
ceremonia que consistía en reunirse en la logia y compartir allí
fraternalmente los alimentos que se dispusieran ese día”.

Pues bien, esos momentos de comidas compartidas eran apro-
vechados, como hasta hace no mucho se hacía en los gremios de
albañilería, que utilizaban las pausa para la comidas para tratar
los problemas y hechos de la corporación, que como nos indica
el autor antes mencionado en ellos “se celebraba una especie
de tenida informal en la que se dirimían los asuntos de familia”.
La misma fundación de la Gran Logia de Londres llevada ade-
lante por cuatro logias londinenses. se hace precisamente en
torno a los locales en los cuales se reunían una serie de herma-

24

nos masones, se trataba de las tabernas denominadas:The Goo-
se & Gridiron (La Oca y la Parrilla), The Grown (La Corona), The
Apple Tree(El Manzano), o The Rummer & Grappes (La jarra y
las Uvas). Cuya existencia va a permitir que en la discreción de
la noche, como dice Yves-Pierre Beaurepaire[2], en su trabajo
de entrada sobre los Ágapes, que la sociabilidad masónica pue-
da desarrollarse libremente, aunque ello no parece que con-
cuerde muy bien con la imagen de una discreta sociedad que
reivindica su reconocimiento como élites sociales y culturales.

Tal vez esa noción que expresa Beaurepaire, haya que poner-
la en relación a las necesidades del momento, y a las propias
costumbres locales de los ingleses y sus inclinaciones en cuan-
to a los espacios de encuentro y desarrollo como sociedad en
los cuales vemos por ejemplo que el “Pub” la taberna juega un
papel preponderante. Además de contrastar que pronto todos
estos encuentros en tabernas que dan lugar a una sensación de
que se estar de francachela, pasarán a celebrarse en lugares
más íntimos, y más con las estructuraciones obedienciales de
finales de finales de siglo, en las cuales vamos observando que
el panorama de los trabajos varió bastante, tanto en su estructu-
ración y desarrollo.

En todo caso, ello nos adelanta una idea capital que no puede
ser obviada, el papel que podían jugar, no ya las comidas fra-
ternales que se nos describía anteriormente, sino la sucesión
de ágapes y banquetes que se daban en aquellas primarias y
primigenias reuniones masónicas, que no eran comilonas sin
cuartel, sino la trabazón de lazos fraternales, durante un acto
social como el comer, a modo de una permanente exaltación
de los sentimientos que ennoblecen y adornan el carácter del
ser humano como el amor y amistad, y donde se da cabida a un
concepto capital en la masonería como la Fraternidad.

Los ágapes y los banquetes dentro de la concepción masónica
juegan un papel social y cultural importante, no porque consti-

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tuyan una actividad relacional más de la logia, o del Capítulo,
sino porque están concebidos a partir de toda una corografía
de gestos que se han venido denominando como “trabajos de
mesa o “trabajos de masticación” los cuales a través de ellos
fijar una serie de enseñanzas, de reglas que marcan y moldean
de forman muy determinante los rituales masónicos dedicado a
los ágapes y banquetes.

La actividad festiva del banquete, pasa de este modo del jol-
gorio de la taberna al sincretismo de la logia sumergida en el
silencio que envuelve a los ágapes y banquetes, que además a
lo largo del siglo va modificando su estructura, pasando de esa
archiconocida idea de la francachela que exponen las divulga-
ciones antimasónicas a un simbolismo seudo-místico, en todo
caso, y en muchas ocasiones, sin más repercusión social que un
simple encuentro convivencial entre fraternos miembros de una
sociabilidad un tanto peculiar.

Al respecto debemos precisar que en los encuentros rituales
de la primera mitad del XVIII, los ágapes son manifiestamen-
te la parte más importante de la ceremonia, los cuales podían
durar entre tres y cuatro horas, duración que contrasta con la
brevedad con la que se llevaban a cabo la apertura y el cierre
de la Logia, y la recepción de Aprendiz-Compañero, todo com-
prendido y tomando como ejemplo el procedimiento expuesto
en la divulgación de René Hérault, la “Recepción de un Franc-
masón” de 1737, vemos que la ceremonia tiene una duración de
alrededor de veinte minutos, a lo sumo. Es un ejemplo claro de
la potencia e importancia que este elemento de confraterniza-
ción tenía en las agrupaciones convivenciales.

Sin embargo será a partir del siglo XIX, cuando se da una
apertura que intenta exteriorizar parte de ese cerrado mundo
masónico al mundo profano, y viceversa, no tanto como un esca-
parate de vanidades, sino enriqueciendo el ritual del encuentro
festivo ante una mesa con los elementos participantes de los

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ágapes y banquetes. Así tenemos una expresión más viva y si
acaso más profana, tal y como encontramos en el periódico La
Verdad de Oviedo, en 1890.

Así fue como los ágapes y banquetes se fueron complemen-
tando de forma intensa con toda una cohorte de conceptos, te-
mas y temáticas que van desde los adornos a las viandas, pa-
sando por los diseños de la propia cubertería, a las decoradas
vajillas con claras alusiones masónicas con grabados de grado,
o simbólicos. Todo un juego de ricas cristalerías que se adorna-
ron con lemas, e inscripciones de todo tipo, una rica iconografía
que se irá amoldando a la exigencias sociopolíticas y masóni-
cas tanto rituales como con respecto a los posicionamientos de
las Obediencias.

Un desarrollo iconográfico que vendrá parejo al desarrollo
industrial y que junto con la literatura y cancioneros al uso re-
flejarán perfectamente el espíritu de trasmisión que imperaba
en el seno de la esta sociabilidad denominada la masonería, y
que va a plasmar en unas nuevas fórmulas como son los rituales
de mesa o masticación, en los que además va a jugar un pa-
pel importante Vicent La Chapelle, inventor del arte culinario
moderno, miembro católico y orangista y Venerable de la logia
L´Arc-en –ciel situada al Oriente de Londres, aunque su papel
haya quedado un tanto desdibujado por otros desarrollos histo-
riográficos. Hay que tener en cuenta que está sin abordar la his-
toriografía de la masonería y su relación con todo lo que tiene
que ver con el arte culinario y sus temas trasversales.

Como vengo exponiendo son todos estos elementos los que
jugaron un papel importante en dichas reuniones convivencia-
les, de los cuales nos han quedado interesantes muestras como
es el diseño de los elementos instrumentos que permiten el
ágape o el banquetes donde nos encontramos con materiales y
soportes de todo tipo los cuales fueron adoptados para trasmitir
desde los conceptos simbólicos a los conceptuales o filosóficos,

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así vemos ricamente adornadas soperas, cubiertos, platos y co-
pas, lo cual no se quedó en ese marco sino que incluyó mantele-
rías, muebles, y otros utensilios como encendedores, pitilleras,
etc. Los cuales jugaban un papel preponderante, y que bien por
encargo o bajo demanda cubrían las necesidades de las logias,
o de los propios masones, sin olvidar los interesantes rituales
de masticación. Algunos ejemplares de esa gran producción
se encuentran actualmente en los más variados museos de las
Obediencias masónicas.

Por eso que cuando uno observa, por ejemplo, el fondo del
Gran Oriente de Francia, dedicado a todos elementos relacio-
nados con la gastronomía, iconografía y literatura, se queda
pensando en el valor que desempeñó el acto del ágape dada
la grandeza y la riqueza simbólica de los motivos decorativos
e iconográficos de cada elemento a utilizar que venía a presti-
giar a la propia logia, en cuyo seno por ejemplo se encontraban
esas lujosas cristalerías de las que hablaba, que tenía un papel
preponderante a la hora de libar los brebajes espirituosos, o los
vinos con que se agasajaban los Hermanos momentos antes de
entrar a los trabajos, o después cuando estos ya se encontraban
sentados la propia mesa del banquete.

Es en el momento de esa contemplación de todo ese rico uni-
verso tan diverso como plural, que se va a contraponer con el
reducido contenido simbólico del templo a la desbordante ic-
nografía sita en los ágapes; que jugaba una función de refuerzo
ideológica y simbólica, e incluso identitaria, que se veían a su
vez reforzados en esa dimensión que antes describíamos, por
otra expresión más viva como son las canciones al uso, que no
dejaban de tener una dimensión pedagógica a la hora de ejem-
plarizar las virtudes tanto del masón como de la Orden, aunque
no por ello dejaban de existir canciones con un aire más festivo
y crítico que simbólico.

Está claro que no se puede obviar el elemento ideológico que

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jugaron estos encuentros gastronómicos en el seno de la socia-
bilidad masónica, los cuales pasan por el abanico de situarse en
distintos planos desde un desarrollo neutro con el “stablisment”
político-religioso y por tanto el ser asépticos en esas manifesta-
ciones en el cual a veces se había atrincherado la logia, con in-
dependencia de la adscripción de sus miembros, como vemos
se desarrolla la masonería inglesa, al papel activo, casi de club
político que juegan algunas logias en la Francia revolucionaria.
En este sentido no hay nada más que leer los diferentes ritua-
les para observar esa evolución o necesidad, de situarse en el
campo neutro, o situarse en el campo más activo y rupturista,
bien en unos casos saludando a la monarquía con brindis al Rey
o al Emperador , o enrocarse con el espíritu republicano que
invadió las logias en un contexto de liberalismo político en el
cual ambos, masonería y movimientos políticos, compartían un
especial gusto por los banquetes y ágapes, con independencia
de estar en consonancia con el país, o con el régimen donde se
desarrollaban los trabajos.

En ocasiones ese espíritu que hubo en las logias ubicadas en
el espacio temporal del liberalismo hizo que las simples cancio-
nes masónicas del siglo XVIII, fueran sustituidas por símbolos
más fuertes como las banderas, o canciones de corte más poli-
tizado. Es este tipo de encuentros de tipo gastronómico donde
la sociabilidad masónica mejor se ha manejado dentro de los
ámbitos políticos, como se comprueba en los momentos de las
fuertes luchas laicistas libradas por los librepensadores maso-
nes, o la participación activa en los distintos procesos revolucio-
narios o simplemente políticos.

Los Ágapes en la historia masónica

Cuando buscaba materiales bibliográficos para abordar este
pequeño trabajo quedé asombrado de la poca bibliografía
existente al respecto de estas reuniones, en claro contraste con
la riqueza simbólica en los elementos que formaban parte de

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este tipo de encuentros gastronómicos que adornan y comple-
mentan los trabajos masónicos de la Tenida de Logia.

En las enciclopedias y diccionarios masónicos al uso, el tema
se ventila en apenas unos párrafos y en ellos las entradas o re-
ferencias se hacen, en muchos casos, con aportaciones muy ge-
neralistas, y por tanto alejadas de la profundidad de tales cere-
monias rituales que se desarrollan a lo largo de todo el universo
y continente en el que está implantada la masonería masónico.
Ante esa aquiescencia por parte de los historiadores y monólo-
gos de no prestar mucho interés a las cuestiones gastronómicas
- logiales, que por cierto tiene, un fuerte reflejo en la literatura
masónica y antimasónica en los siglos XVIII y XIX, donde encon-
tramos abundantes descripciones sobre este tipo de trabajos de
masticación, como las que presenta el libro de abad Pérau Les
Secret des francsmaçons (1744) o Le Repas des Maçons, o Les
Liaisons dangereuses de Chordelos de Laclos. Muchas de es-
tas obras nacen al calor del afán vouyerista del populacho, bien
alimentado por diversas esferas antimasónicas, que produjeron
gran cantidad de libros de esta naturaleza; pero no pudiendo
recurrir a ellas, además que ello amenaza con sobrepasar los
límites de este trabajo, no queda más remedio que utilizar otro
tipo de documentaciones que nos puedan dar alguna pauta.

Lo que se puede observar nada más aterrizar en los rituales
relacionados con los ágapes y banquetes masónicos, es que en
general éstos guardan, casi todos los que conocemos que tam-
poco son muchos, una cuasi idéntico desarrollo ritualístico; eso
sí cada uno siendo coherente con el rito en que trabaja la logia,
que será demás el que determine la ubicación de unos elemen-
tos u otros, o se tengan que hacer tales o cuales maniobras, o
saludos o brindis, etc., así encontramos las aclamaciones en un
ritual o en otro bien se trate del Rito Francés (RF ) con los Vivas,
por el contrario en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado se excla-
marán los típicos Houzé.

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Otra impresión que se entresaca al leer los rituales es que el
desarrollo de todo este tipo de actividades gastronómico-con-
vivenciales se aleja bastante del imaginario popular, como ex-
pone además una de las obras citadas, dando un puntual reflejo
de su desarrollo: “Los masones no conocen dentro de sus festi-
nes ni la intemperancia, ni los excesos, su conversación ordina-
ria suelen versar sobre las ventajas de la fraternidad, o sobre
cuestiones absolutamente indiferentes. Ellos observan sobre
todo un silencio respetuoso en torno a la materias de religión
de religión y del Estado”.

Sin embargo nos puede extrañar otra cuestión como es la mili-
tarización de los elementos que van a jugar un papel simbólico
en el ágape o banquete masónico. Si bien en logia los elemen-
tos generalmente no son belicosos, teniendo especial cuidado
en clarificar ante algunos de ellos que no son elementos dañi-
nos como las espadas, sino que juegan un rol bien de identidad
ciudadana que portan en algunas ocasiones los Hermanos, o en
todo caso de defensa como sucede con la espada del Guarda
templo, en contraposición tenemos que los elementos básicos
del encuentro grastronomico-convivencial masónico amparado
en una base ritual se va desarrollar en parte por medio de toda
una terminología guerrera: la pólvora fuerte (vino), los cañones
(copas) los cuchillos (espadas), beber (cañonazo) etc.. Lo cual
a veces resulta un tanto ridículo o chocante en gentes tan pací-
ficas y en una actitud tan tranquilizante como puede ser una co-
mida logial, y que vuelve a colocarnos en esa rara ambivalencia
que a veces se coloca la masonería.

Dicen y escriben por esos largos mundos, que esa militari-
zación obedece a la instrumentalización de la masonería por
los ejércitos napoleónicos y que de aquellos gustos y maneras
pues quedó impregnado en los ágapes y banquetes masónicos.

No se sí será una leyenda urbana, ya que no siempre las lo-
gias fueron militares, y por poner un ejemplo la expansión in-

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glesa hacia Francia y Centro Europa se hizo en base a logias de
funcionarios, embajadores, y gentes de alta alcurnia alejada en
gran parte de los militares. Aunque entrando en un terreno más
irónico podemos decir que brindis tan armados de cañones y
pólvora es como si fuera, en todo caso la representación de un
acto “revolucionario” que las logias al emplear tales substan-
tivos y calificativos guerreros estuvieran dispuestos a realizar
“por las bravas”, pero dentro de una conformación pacífica.

Ironías aparte, apuntar que el tema de los Ágapes y Banquetes
ya están recogidos en las compilaciones realizadas por George
Payne en Reglamentos Generales, entre las que se encuentra la
regla XXII, que nos habla de una gran fiesta en el día de San Juan
Bautista con motivo de la elección del Gran Maestro de la Gran
Logia, en las siguientes reglas se van dando pautas de organi-
zación y realización de estos famosos encuentros que general-
mente solían estar muy reglados y ritualizados.

Así fuerte formalidad la podemos comprobar en la carta que
escribe la logia Triple Unión (1762) a la Gran Logia comentan-
do punto por punto que los “ Status Généraux de 1755: Artícu-
lo XXXII prescriben que “Está expresamente recomendado al
Maestro hacer observar un profundo silencio durante la Logia
de Mesa, y de castigar a los contravinientes, por una vez con un
ejercicio sin honor, por una segunda con la demanda pecuniaria
de tres libras, y por la tercera vez el Maestro cerrará la logia, se
retirará del Banquete, así como todos sus oficiales. Nada mejor
imita una Torre de Babel que una logia mal gobernada donde
los Hermanos nunca obedecen.

Ante tal cuestión la logia, que debía ser un taller rural, ale-
jado de las tumultuosas grandes urbes, pregunta atendiendo a
la idiosincrasia de su paisanaje: ¿Qué sí en las logias de pro-
vincias poco numerosas, el Silencio riguroso en la mesa debe
ser demandado? , ya en el caso afirmativo cuando el Venerable
interroga sobre el catecismo en forma de conversación disten-

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dida, u otras acciones que se describen en la misiva, tal cuestión
contribuiría en alegrar los banquetes, ya que de lo contrario
“los hermanos en continuo silencio enmudecerían y desde lue-
go y se disgustarían”, y es de suponer que si tal norma se debía
cumplir pues los Hermanos terminarían abandonando la logia.
Pero el mundo logial y fraternal de los ágapes y banquetes, no
queda circunscrito a la masculinidad de las logias, sino que la
llegada y propagación de las Logias de Adopción, compuestas
por mujeres van a generar todo un marco nuevo de relación y
de ordenamiento social, de clase y de género, que alcanzará
también a los encuentros que venimos comentando, aunque
tengamos autores como Chordelos de Laclos, ponga pegas y
hable de ciertos desordenes, o coacciones a la hora del expla-
yamiento del mundo masculino.

En todo caso es un tema atractivo aún sin tocar, y que merece
un trabajo profundo para ver como esta llegada reformaba todo
un arquetípico encuentro.

El texto ritual de los Trabajos de Banquete de Rito Francés, en
parte se debe a una primera redacción presentado por el Her-
mano Salivet el 12 de agosto de 1783, durante la 31º Asamblea
de la Cámara de Grados, del Gran Oriente de Francia, la cual
tomó el testigo en este ingente trabajo de normalización de la
masonería continental francesa para los grados simbólicos –co-
metido que a priori no era el suyo- y delegada a tal efecto por
el conjunto de las tres Cámaras Reunidas – Cámara de Adminis-
tración, Cámara de París, Cámara de Provincias-, de las que ya
hemos hablado en el libro del Ritual de Rito Francés. Grado de
Aprendiz, donde exponíamos la gran división existentes entre
estas cámaras debido en parte al peso que tenía la Cámara de
Paris, con respecto de la otras.

Intensos debieron ser los debates, pero menos que en los ri-
tuales de logia, ya que los comisionados debían estar bastante
agotados con los debates en el Orden de Aprendiz, y llegados

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Esquema de la organización de un Banquete de Rito Francés

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ante el Ritual de Banquetes, este parece que no tuvo tantas re-
formas y fue rápidamente aceptado, siendo editado en 1801, a
continuación del Ritual correspondiente al Grado de Aprendiz
de Rito Francés.

Tales hechos aunque encerraban en sí un trabajoso de celo y
cansancio dejan traslucir, dada la prontitud con la que se aprue-
ban y se incorporan al ritual, la trascendental importancia que
tanto para los masones del siglo XVIII como para los del siglo
XIX , tenían estos Trabajos de Banquete y Masticación.

Tras los justos y perfectos trabajos de la Tenida de Logia, ve-
nían a continuación estas asambleas ritualizadas de carácter
gastronómico, constituyendo en los primeros tiempos, la parte
más extensa en duración de todo el conjunto de los Trabajos
llevados a cabo en el día. Podemos a tal efecto comprobar la
génesis de la práctica, hoy tan popular en todos nuestros Traba-
jos, la de formar la Cadena de Unión, que en aquellos tiempos
aparecía también integrada como parte fundamental de estos
banquetes con su mensaje de universalidad y unión, tras el sép-
timo y último brindis de la Tenida de Mesa.

Estamos por tanto ante un ritual sobrio, cargado de emotividad
que tiende a la unión fraternal y que se culmina en muchos caso
con los Cánticos de Clausura, cuyas letras e incluso partituras
están siendo recientemente recuperadas siguiendo la estela de
los populares y diversos cancioneros muy prodigados en el Si-
glo XVIII, como el de Naudot o los de La Lire Maçonne (con su-
cesivas publicaciones desde 1768 a 1787), canciones y cánticos
muy popularizados que aparecían a veces con el nombre del
título cambiado.

Este ritual que presentamos de los Trabajos de Banquete de
Rito Francés, fue copiado textualmente en la edición de la Gui-
de des Maçons Écossais o Cahiers des trois Grades Symboli-
ques du Rite Ancien et Accepté(circa 1820), en su “Loge de ta-

35

ble” ou de Banquet, con mínimas variaciones expresados en los
saludos a la espada, y la utilización de las exclamaciones que en
el (REAA) son Houzzé en lugar de los Vivat de las aclamaciones
del Rito Francés.

En cuanto a la periodicidad de estos encuentros vemos que
después del siglo XVIII estos consistían básicamente en orga-
nizar dos banquetes solsticiales, que es lo que estipula, por
ejemplo, desde 1885 el Gran Oriente de Francia (GODF). En
general esta costumbre fue declinando a lo largo del siglo XIX,
hasta quedar, al menos en el ámbito francés, a un solo Banque-
te de Orden, debido por un lado a las ocupaciones propias de
las logias que cada vez requerían más atención y organización,
motivo por el cual debido al mucho trabajo y logística que ge-
neraban debida a la mucha infraestructura y presencia de Her-
manos, se fueron espaciando cada vez más.

A esa renuencia por celebrar dichos encuentros conviven-
ciales hay que buscarla también en el papel que jugaron en
determinadas épocas, lo cual les granjeó cierto descrédito ya
que eran precisamente el cenáculo ideal para el desarrollo de
actividades sediciosas o de ámbito política, en las cuales podía
resultar perjudicada a causa de ello las logias.

Volviendo al ritual propiamente de mesa la disposición de los
comensales y el resto de la organización del evento apenas si
su sufrieron cambios de significación a lo largo del tiempo, muy
al contrario de los brindis que sí son modificados, en función
de varias motivaciones tan diversas como las corrientes de las
modas, las influencias rituales al uso como el decaimiento de
un ritual y el alza de otro, y por supuesto de la época; por poner
un ejemplo, con relación al estadio político territorial en el cual
desarrolla sus trabajos, la logias brindan por sus gobernantes
y ya el propio Régulateur advierte por si a alguien se le olvida
en una nota fina, lo siguiente:“que el primer brindis se haga en
nombre de la República Francesa”, téngase en cuenta que entre

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los trabajos previos del ritual y su impresión final en 180, tuvo
lugar la Revolución Francesa.

Organización del Ritual de Ágapes y Banquetes

Una vez que comienza el ritual de banquetes estando los abier-
tos trabajos de forma ritual, el Orador pronuncia una breve alo-
cución, tras la cual los Hermanos se dedican a la masticación, no
sin antes entregar la llave el 1º Vigilante al Guarda Templo que
abre la puerta para dejar pasar a la servidumbre, que quedaba
fuera de los trabajos rituales. Tras la culminación de la mastica-
ción vendrán los siete brindis con la bandera, o sea con la ser-
villeta en el hombro izquierdo o en el antebrazo, y con la espada
en la mano izquierda, y al Orden; y el cañón (copa) en la mano
derecha.

Los brindis los propone el Venerable, que en el caso francés se
planteaban con una exacta ejecución, al igual que el resto de la
tenida de mesa o masticación hasta su conclusión final y cierre
de trabajos.

En líneas generales podemos decir que no es fácil encontrar
rituales dedicados a las “Tenidas de Mesa”, o “Trabajos de mas-
ticación”, habiendo además bastante confusión al respecto ya
que existen varios tipos de encuentros convivenciales en tor-
no a la mesa gastronómica, quiero exponer una serie de pautas
dentro del Rito Francés en cuanto a la Obligación del Banquete
Anual o también llamado Banquete de Orden y luego están los
Ágapes, aunque reduzco el papel a estas tipologías y termino-
logías están suelen ser más amplias y diversas dependiendo de
los ritos y las Obediencias.

Banquete de Orden

Las logias deben tener un banquete anual, que bien puede
coincidir con los dos solsticios del 21 de junio o del 21 de di-

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ciembre, se deja un poco a gusto de la logia, habiendo logias
que cumplen a rajatabla con dicha tradición, celebrando ade-
más de ese modo las dos grandes separaciones que se produ-
cen entre los Hermanos, la primera fecha, solsticio de verano,
porque tras esa fecha se declara el tempo estival o vacacional
hasta el mes de septiembre en que los cuales los trabajos co-
bran vigor, y luego en el solsticio de invierno que sirve un poco
como despedida para ese repliegue que se hace hacia el ento-
no más familiar o íntimo de las navidades o fin de año.

Por poner un ejemplo en Asturias diversas logias de varias
Obediencias, se reúnen en los solsticios sin ritual alguno en tor-
no a la mesa ubicada en la llamada sala húmeda, ante la cual los
hermanos se sientan de forma indiscriminada ante las viandas,
sin ritual alguno y sin decoraciones masónicas, dado que en ese
momento convivencial estamos presentes hermanos de muy di-
versas tendencias, dogmáticas y adogmáticas, y por respecto y
como acto de consenso se festeja el solsticio en tipo de encuen-
tro amigable y de charla.

En cuanto a los Banquetes de Orden, hay que decir que solo los
Hermanos pueden formar parte de ellos, y por tanto éstos de-
ben celebrarse en los locales masónicos, en el caso del GODF,
en caso de celebrarse fuera de la sede de la logia debe mediar
una autorización del Consejo de la Orden. En todo caso en la
sala en la que se concita el Banquete de Orden debe estar “a
cubierto” al menos durante el tiempo en que los trabajos estén
abiertos.

Se entiende que en dicho banquete de Orden los Hermanos
van revestidos de sus decoraciones como son los mandiles, los
guantes,Y los collares del oficio, y las bandas de Maestro aque-
llos que ostenten tal grado, aunque se trabaja siempre en este
tipo de encuentros se realizan en grado de Aprendiz.

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La organización de los Trabajos de Mesa.

En casi todos los rituales de mesa que han sido consultados se
habla de una mesa con forma de herradura, que sin bien en el
Rito Francés tiene su explicación en tanto que también tiende a
estar el Oriente cerrado de forma semicircular, en el caso del
REAA, pues nos encontramos con un templo construido todo él
de forma rectangular; aunque en algunos rituales hemos obser-
vado que se dibujan la dos representaciones de mesa, eso sí
con alguna indicación al respecto de sí la mesa debiera ser una
u otra forma: rectangular o de herradura.

La cabeza de la mesa, o sea la parte curva se sitúa, estando
las dos extremidades al Occidente, siendo aconsejable que la
mesa esté adornada de flores, en algunas logias se conserva la
costumbre de que el servicio de mesa se haga por parte de los
Aprendices recién iniciados.

En el caso que nos ocupa el Venerable Maestro de la logia se
coloca en la cabeza de la mesa, en la parte central de la curva
del exterior, y a su derecha e izquierda se sientan los visitantes,
comenzando por los representantes de la Obediencia. La ubi-
cación puede variar en función de la variante ritual utilizada.
Por ejemplo a nivel del Rito Francés de Referencia, que utiliza
el GODF, los dos Vigilantes se sientan en los extremos de los
brazos de la mesa, y de igual forma que en logia, tal cual como
se hace en el Rito Francés; el Primer Vigilante al Mediodía y a
su derecha el 3º Experto; y el Segundo Vigilante al Norte y a su
izquierda el Guarda Templo.

El Orador se coloca a la cabeza de la columna del Mediodía
por la parte exterior y a su izquierda se situarían por este orden
el Tesorero, el Gran Experto y el 2º Experto. El Secretario se co-
loca a la cabeza de la columna del Norte, por la parte exterior,
teniendo a la derecha al Hermano Hospitalario.

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Por la parte interior de la mesa frente del Venerable Maestro,
se colocan el Maestro de Banquetes y el Maestro de Ceremo-
nias. Aunque en el “Régulateur de RF” traducido se indica que
se “coloca a estos dos oficiales en una pequeña mesa entre los
dos vigilantes y de cara al Venerable Maestro”. El resto de los
Hermanos se sientan de forma indiscriminada, salvo en el inte-
rior que debería quedar desocupado, salvo que no haya sitiales
suficientes.

El banquete se desarrolla siempre bajo la presidencia del Ve-
nerable Maestro, y este junto con los dos Vigilantes portan sus
respectivos malletes. Pese a esa exacta representación ritualis-
tica en el banquete de Orden no existe un trazado de los traba-
jos anteriores (acta de los trabajos) aunque el Secretario tomará
notas de la reunión.

Los Ágapes

El Ágape, es como si dijéramos una entidad menor, es el día
a día de la logia, es el pequeño refectorio que se celebra tras
cada Tenida. Si los Hermanos asistiesen a él revestidos de sus
insignias, se colocaran en la mesa como si se tratara de un Ban-
quete de Orden. En caso contrario sola la mesa en el Oriente es-
tará organizada como tal Banquete de Orden, sentándose luego
y de forma indiscriminada el resto de los Hermanos. Teniendo
en cuenta que si hay profanos disfrutando del Ágape, deben ser
colocados de forma preferente entre los Hermanos.

En los ágapes a diferencia con respecto al Banquete de Or-
den no debe emplearse ningún ritual, por tanto los brindis re-
glamentarios pueden ser celebrados, pero con un ceremonial
simplificado, pudiendo intervenir los oradores y los oficiales de
la logia y tomar la palabra tal y como dispone del Banquete de
Orden; lo cual nos obsta para realizar la Cadena de Unión al cie-
rre de los trabajos, aún cuando haya profanos en el ágape, por
lo cual se aconseja hacerles participar de dicho lazo de unión

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fraternal.

Trabajos en el Banquete

El Banquete siempre, como ya hemos dicho, se celebra bajo
la presidencia del Venerable Maestro que preside la Logia, y
siempre se abrirá en el Grado de Aprendiz (1º) y los Hermanos
que participen de este magno convite irán revestidos de sus in-
signias (Mandil, banda de Maestro Masón, collar de Oficial y los
guantes) con la diferencia de que tanto el Venerable como los
Vigilantes portaran sus respectivos malletes.

Los Hermanos que durante el banquete tengan la necesidad
de expresarse demandarán la palabra al Venerable o a los Vigi-
lantes de su columna. En el caso de un Ágape donde los Herma-
nos no están revestidos de sus insignias la palabra será deman-
dada al Venerable Maestro.

Los trabajos de arquitectura siempre se deben presentarse
por escrito y previamente deben ser comunicados al Venerable
Maestro de la logia, que será quien juzgue si son convenientes
para tal ocasión. En todo caso tanto en el Banquete como en
el ágape el Hermano Secretario tomara notas para trazar una
plancha de la reunión a modo de notas que serán anexionados
al resto de los trabajos de arquitectura leídos en el Banquete,
siendo luego leídos en la próxima Tenida Magna. Lo que no ha-
brá durante la celebración tanto del Banquete como del Ágape
es la lectura de los trabajos anteriores.

En otro orden de cosas y aunque ha quedado en desuso, tras el
cierre de los trabajos rituales de mesa, se procede al menos en
el Rito Francés a la circulación del Tronco de la Viuda, invitando
a los Hermanos a colocarse al Orden de Mesa, en ese momento
el 1º Vigilante interviene: Cuál es para los francmasones el sala-
rio de sus trabajos de mesa – Un doble beneficio.

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El 2º Vigilante:“Qué beneficio hemos obtenido nosotros hoy?-
La satisfacción y la esperanza. Puesto que es así, anunciar a los
Hermanos de vuestras columnas que los trabajos van se cerra-
dos…. Hermanos Los trabajos están cerrados. Esperemos y Per-
severemos.

Confiando en que tal trabajo sirva y tenga utilidad, dar las gra-
cias a todos cuantos han permitido, ayudado y auxiliado a este
Maestro Masón para llevar a cabo estos trabajos de reflexión y
recuperación de nuestra propia memoria y quehacer masónico.

Víctor Guerra. Vº Orden, y 9º Grado del Rito Moderno. Miem-
bro del Circulo de Estudios de Rito Francés Roettiers de Monta-
leau Academia Internacional del Vº del Rito Moderno /UMURM

LOS BRINDIS DE ORDENANZA

PRIMER BRINDIS: POR LA PATRIA Y SU PRIMER MANDATARIO
En la antiguedad se ofrendaba el primer Brindis al SOL Rey

del Universo, al cual debe la naturaleza su exuberante fecundi-
dad. En nuestros días se hace en honor de la Patria y su Primer
Mandatario o Jefe de Estado. Este brindis se hace de pie, a re-
querimiento del Hermano encargado del brindis.

SEGUNDO BRINDIS: POR LA GRAN LOGIA Y SU MUY RESPETA-
BLE GRAN MAESTRO

Este segundo brindis se hacía en honor a la LUNA, astro melan-
cólico que según nuestros antepasados iluminaba con sus pla-
teados rayos los más recónditos misterios. En nuestros días se
hace por la GRAN LOGIA Y SU MUY RESPETABLE GRAN MAES-
TRO, quien ilumina a todas las logias de la obediencia, con sus
atinadas y sabias instrucciones. Este brindis se hace de pie, a
requerimiento del encargado del brindis.

TERCER BRINDIS: POR LA LOGIA OFERENTE
Este brindis se hacía en honor a MARTE, divinidad que pre-
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sidia los Consejos y los Combates. Hoy de hace por la Logia
oferente y su Venerable Maestro.

CUARTO BRINDIS: POR LAS LOGIAS DE LA JURISDICCIÓN Y LA
OBEDIENCIA

Antiguamente estaba dedicado a MERCURIO, por ser el dios
de la vigilancia del Olimpo y encargado de la iniciación y cesa-
ción de la labores. Lo que ahora en la jurisdicción son los Vigi-
lantes de las Logias.

QUINTO BRINDIS: POR LAS LOGIAS DE LA AMISTAD Y LA CO-
RRESPONDENCIA

Se hacía en honor a JÚPITER, dios de la prosperidad y de la
hospitalidad. Hoy se hace en honor de las Logias con las cuales
mantenemos correspondencia solidificando así más los lazos
que unen a la fraternidad masónica.

SEXTO BRINDIS: TEMA LIBRE
Se ofrecía, a VENUS, diosa y símbolo perpetuo de la madre na-

turaleza, diosa de la generación y encanto de los hombres y de
los propios dioses. Hoy este brindis es amplio y variado el Her-
mano puede manifestar sus sentimientos acomodando el tema
a las circunstancias. Al tratar el tema libre debe recordarse que
no debe tratarse temas de orden político o religioso.

SÉPTIMO BRINDIS: POR LOS HERMANOS EN DESGRACIA
Según los antiguos misterios se hacía en holocausto al pa-

dre SATURNO, cuyos múltiples satélites lo circundan en apre-
tado y cariñoso abrazo. Hoy lo hacemos con la más profunda
meditación concentrando nuestros sentimientos de fraternidad
pensando en los Hermanos, que por uno u otro motivo son víc-
timas de la desgracia y que se encuentran al amparo del Gran
Arquitecto Del Universo. Este brindis corresponde al Venerable
Maestro.

Dialogo Entre Masones.

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Estructuras y simbolismo m

Daniel

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masónico bajo la Revolución

l Ligou

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Estructuras y simbolismo masónico bajo la
Revolución

Daniel Ligou

Evidentemente, es difícil, en el marco de un simple esbozo,
vislumbrar y menos aún dilucidar todos los problemas a los que
podría apuntar esta intervención. Además, sabemos demasia-
do bien, tanto por nuestro trabajo histórico como por nuestra
formación filosófica, que muchas veces analogía no significa
influencia o contaminación, y que, en este campo, las hipótesis
son más numerosas que las certezas. Además, en lo que se refie-
re a la masonería y su influencia en la Revolución de 1789, todos
somos más o menos víctimas -a menudo más que menos- de la
leyenda barruelliana...

Entonces no tenemos demasiadas ambiciones. Simplemente,
nos gustaría intentar plantear dos problemas. ¿Cuál pudo ha-
ber sido la influencia de la masonería en las nuevas estructuras
que la Revolución dio a Francia? ¿Cuáles podrían haber sido
los efectos del simbolismo masónico sobre el simbolismo revo-
lucionario, sobre el carácter religioso del cual, hace cincuenta
años, A. Mathiez llamó la atención de los investigadores? (1).

En Francia, en mayo-junio de 1789, la “organización de pode-
res” y el sistema constitucional partieron de la nada. No había
tradición ni regulación previa que pudiera arreglarse. Ni la me-
moria arcaica de los Estados Generales de 1614, ni las pesadas
costumbres de debate de los Parlamentos y los Estados Provin-
ciales, se adaptaban realmente a una nueva situación. A pesar
de Voltaire, se sabía poco sobre los métodos ingleses; a pesar
de La Fayette, la de los congresos estadounidenses. Por el con-
trario, desde 1773, la masonería se había dado el inicio de una
organización central, una especie de régimen representativo
con el “Gran Oriente”; Por tanto, es legítimo, como primera lí-
nea de investigación, preguntarnos hasta qué punto las técnicas

1 A. Mathiez, Los orígenes de los cultos revolucionarios, París, 1904.
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adquiridas en la logia por los diputados, muchos de los cuales
habían sido o eran todavía albañiles, tuvieron en la Asamblea
Constituyente en sus inicios cierta influencia (2).

Algunos contemporáneos lo creyeron. De hecho, un texto muy
curioso parece mostrar la influencia de la masonería en la vida
parlamentaria. Proviene de la R.°. L.°. V Aurore de la Liberté,
O.°. de Béthune, y parece datar de 1790: “Los augustos repre-
sentantes de la Nación han adoptado incluso nuestras costum-
bres. ¡Ah! cuando veo las funciones de nuestros dignatarios,
el pedido de hablar, el llamado al orden, la forma de votar, la
plataforma, los pañuelos de nuestros funcionarios municipales
y sobre todo los derechos humanos confirmados, tengo que de-
cir: nuestros representantes son masones”. Evidentemente, te-
nemos todas las reservas sobre el valor de este texto, a la espe-
2 G. Martin, Manuel d’histoire de la Franc-Maçonnerie française, París,
1929 y especialmente La Franc-Maçonnerie française y la preparación
de la Revolución, París, 1926. Más reciente, J. Palou, La Franc-Maçon-
nerie , París, 1964. Sobre toda la cuestión, podemos remitirnos a nues-
tra reseña,“La Franc-Maçonnerie française au xviii® siècle”, Informa-
tion Historique, 1964, págs. 98 y sq.

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ra de una explicación de cómo una asamblea puede funcionar
sin un presidente, sin una solicitud para hablar, sin llamadas al
orden, sin “forma de votar” e incluso sin plataforma.

Además, existen diferencias entre el funcionamiento de las
asambleas masónicas y las asambleas parlamentarias. El Por-
tavoz, guardián de la Ley, esta gran originalidad de delibera-
ción entre los hijos de Hiram, no existía en las asambleas revo-
lucionarias, y no hay duda de que la jerarquía de “fiscales” de
los órganos administrativos es derecho heredado del Antiguo
Régimen. Por razones políticas, los constituyentes limitaron el
mandato de los presidentes de la Asamblea -sólo un mes- mien-
tras que los “maestros de la logia” del Ancien Régime a menudo
tenían mandatos muy largos. No hay “oficiales”, y mucho menos
“oficiales honorarios” permanentes. Por lo tanto, creemos que
solo hay analogías inevitables, pero no muchas más. Por el con-
trario, es posible que la experiencia Masonica sirvió a los par-
lamentarios que eran miembros de la Orden en un sentido “re-
pulsivo”, y que les permitió evitar ciertos abusos inherentes a la
Orden y que Luxemburgo no había podido, o quería, combatir.

Por lo tanto, no creemos que los métodos y técnicas masónicos
hayan tenido una gran influencia en los métodos de funciona-
miento de las Asambleas Revolucionarias que, además, por di-
versas razones que no necesitan ser desarrolladas aquí, fueron
generalmente muy malas, pero podemos preguntarnos qué está
pasando en las provincias. Más que órganos administrativos,
examinaremos sociedades populares, mejores testigos de la
espontaneidad revolucionaria que los departamentos, distritos
e incluso comunas. El texto de la Logia de Béthune ya ha plan-
teado el problema de los pañuelos municipales - directamente
del “cordón” de la Orden de Saint-Louis, al igual que, además,
la condecoración en el grado de Maestro-, pero intentemos ‘ir
más lejos.

Primero nos encontramos con una afirmación del padre Ba-

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rruel. Para él, en 1789, las logias, dejando sus máscaras, se ha-
brían transformado en clubes y estarían en el origen de las
sociedades populares. Habrían pasado así de la “guerra encu-
bierta” a la “guerra abierta” en la monarquía. Queda por probar
esta afirmación estudiando -algo obviamente muy difícil- las
4.000 sociedades populares que existen en Francia. En un redu-
cido número de casos, el proceso señalado por Barruel no está
en duda: este es el caso, ya conocido, de Bergerac, Annonay,
Tulle, más tarde, de Chambéry. Ciertamente hay otros que los
historiadores locales pueden identificar. El historiador de Ber-
gerac Labroue destaca que la contratación del club es la misma
que la de la Société mesmérienne y la R.°. L.°. Lealtad: 42 de los
58 Mesmériens y dos tercios del taller dependiente del Gran
Oriente se incorporaron a la empresa desde el principio, sien-
do el primero masónico. Hecho excepcional: porque la mayoría
de las veces los clubes, encabezados por los jacobinos de París,
toman préstamos de conventos en desuso. “Los Amigos de la
Constitución”, escribe Labroue,“son, por tanto, una logia abier-
ta en muchos sentidos. Los miembros llevaban algo del espíritu
que los animaba, sus tradiciones y su disciplina”. L. Rostaing
hace la misma observación con respecto a Annonay. Quizás,
en estos dos casos, sea necesario traer la presencia de la bur-
guesía protestante, tanto en porque la mayoría de las veces los
clubes, los jacobinos de París a la cabeza, toman prestados los
conventos descontentos. “Los Amigos de la Constitución”, es-
cribe Labroue,“son, por tanto, una logia abierta en muchos sen-
tidos. Los miembros llevaban algo del espíritu que los animaba,
sus tradiciones y su disciplina”. L. Rostaing hace la misma ob-
servación con respecto a Annonay. Quizás, en estos dos casos,
sea necesario traer la presencia de la burguesía protestante,
tanto en porque la mayoría de las veces los clubes, los jacobi-
nos de París a la cabeza, toman prestados los conventos descon-
tentos. “Los Amigos de la Constitución”, escribe Labroue, “son,
por tanto, una logia abierta en muchos sentidos. Los miembros
llevaban algo del espíritu que los animaba, sus tradiciones y su
disciplina”. L. Rostaing hace la misma observación con respec-

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to a Annonay. Quizás, en estos dos casos, sea necesario traer la
presencia de la burguesía protestante, tanto en las logias -que
es bien conocido- y los orígenes de los clubs (3).

Pero esta afirmación solo podría ser una regla si todas las ciu-
dades en las que la burguesía protestante más o menos liderado
la Revolución en sus inicios, vio la misma asimilación. Pero este
no es el caso: ni en Montauban que sabemos particularmente
bien, ni en Montpellier donde la masonería en su conjunto era
mística, ni en Nimes, ni en Sedan (4). Las empresas aparecen
aquí, como en la mismísima Bretaña católica, o como en Dijon,
nacen ya sea de forma espontánea durante los días de la Re-
volución de Municipios, o por “externalización” de uno o más
“Sociedades de lectura”. La imagen estereotipada del “vestidor
descubierto” es, por tanto, sólo una invención de la mente. Me-
jor de nuevo, en Semur-en-Auxois, la sociedad se creó contra la
logia, compuesto principalmente por ciudadanos muy apegado
a privilegios parlamentarios. Pero este también es un caso ex-
cepcional (5).

Sin embargo, en estas sociedades, quizás más que en las asam-
bleas parlamentarias, se pueden encontrar analogías -lo que no
significa necesariamente influencias o contaminaciones- tanto

3 L. Rostaing,“Las antiguas Logias masónicas d´Annonay y los clubs”,
L. Revue Rostaing, del histórico club de los antiguos jacobinos de Vi-

varais, Bergerac de loges 1902; Bergerac, “Masonic L’Acacia, H. La-

broue”, Revolución 1913; de Annonay “Id., Les” francés, orígenes de

la Revolución.
4 D. Ligou, París, Montauban 1958; F. en Rouvière, el fin del Ancien La
Révolution Régime en y en el Gard, comienzos t. de yo, Nimes, Mon-

tpellier, 1889; 1954; J.P.G. G. Delpuech, Hubrecht, Montpellier “El F.M.

en Sedan vela por la revolución del siglo XVIII®”, Presence Bihar,

Francia, Loges Paris, Ardennaise y 1967. Capítulos 1954. La Gran Lo-

gia se puede encontrar en otras y Grandes referencias en Orient A.

The de 1789
5 “Revue R. Robin, d’Histoire” Fanc-Maçonnerie Economique et Socia-
le, Lumières 1965.
50


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