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Published by elgatolector2021, 2023-08-29 20:08:39

Los chichas en la colonia

LOS CHICHAS EN LA COLONIA

LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 151 - procura alborotar los ánimos usurpando el nombre real, para ejecutar los fines de su depravada voluntad, y para que no alegue ignorancia hago público este auto” 203 La conmoción total en las calles de Chocaya repercutió de tal manera que incluso llegaron los comerciantes de bebidas alcohólicas, aunque no estaba autorizada la venta de esos productos a los indios con pena de castigo riguroso204, Rosa Cazón, que era vecina del valle de Pilaya, en la jurisdicción de Charcas se instaló para vender aguardiente y pudo evidenciar que las damas españolas, muchas de ellas viudas, incluida la esposa del fallecido corregidor, fueron con traje de indias a rendir obediencia al líder Pedro de la Cruz Condori.205 El conflicto se extendió hasta Chorolque, Tatasi, Portugalete, Esmoraca y San Pablo de Lípez; había un compromiso libertario de los líderes indígenas y sus familias que luego se generalizó entre todos los oprimidos, eso lo demuestran las cartas enviadas por el curaca de Esmoraca, Blas Mamani, su mujer Josefa Barrios y el hermano de ésta al Gobernador de San Pablo de Lípez, Lázaro Nina, donde indican que tienen que estar unidos para el servicio al “Rey Tupamaro”. Otra misiva, cuyo contenido era una convocatoria a movilización, fue llevada por el Segunda de Cerrillos, Martín Aica hasta Esmoraca, donde la hizo publicar después de la misa, con Isidro Taxachi, indio de Condo que hacía de escribano206. Entre tanto en Chocaya, Condori con mucha autoridad, pidió al cura Vásquez dictar las cartas insurrectas al escribiente Andrés Vargas, comerciante español, para luego enviarlas a Santiago de Cotagaita y Cinti. El religioso siempre se percataba de indicar que “no matasen a nadie ni que tuviese contiendas con los españoles, ni entre indios” e inmediatamente a tiempo de partir el mensajero le ponía el santo evangelio hincado de rodillas. Vásquez estaba enfrentado con los españoles en virtud a que era testigo de los atropellos de corregidores y oficiales contra los indios. En una ocasión el cura le llamó a la reflexión al oficial José Vilar207 y a la gente de su mando indicando que “solo a robar nomás venían”. 203 ABNB ALP SGI 1781. 12 204 Congreso de la República del Perú. Archivo de la Legislación del Perú. Recopilación de las leyes de Indias. Libro Sexto. Título primero. Ley xxxvi.1594, 1637 y 1640. 205 ABNB. SGI.1781.f.29 v. 206 Idem 207 Vilar fue un oficial con “bizarro espíritu, teniente de dragones y jefe de destacamento”, que logró desarticular el movimiento liderado por Pedro de la Cruz Condori y lo atrapó. De Ángelis. Relación histórica de los sucesos de la rebelión de José Gabriel Tupac Amaru. En las provincias del Perú el año 1780. 1836. Vol. 2. p.45


María Elena Chambi Cáceres - 152 - El liderazgo de Condori llegó a tal nivel que incluso muchos soldados cholos se incorporaron a su compañía lo que le motivaba enviar cartas a los capitanes españoles para advertirles que se sumen a su lucha o de lo contrario serían víctimas de los sublevados, como muchos corregidores que se negaron. Tanto Cipriano Canchi como Pedro de la Cruz Condori contaban con escribanos, entre los que estaban Manuel Alfaro, amanuense de Canchi, Honorato Man Alfaro, Ambrosio Panader, Ubaldo Dávila y el cura José Vásquez que era de Pedro de la Cruz.


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 153 - Tupiza En Tupiza la convulsión fue encabezada por el sargento de milicias de ese corregimiento, el audaz mestizo, Luis Laso de la Vega208, quien tenía entre sus anhelos comandar las fuerzas de las provincias de Chichas, Cinti, Lípez y Porco. Laso de la Vega fue designado en ese cargo por el corregidor, Francisco García del Prado, quien formó un regimiento de milicias compuesto por cholos y mestizos, pero no se percató que la constante dilación en el pago de sus sueldos, que provocaba que vivan de crédito, o peor aún la paga reemplazada en ropa y mercaderías, incitaría a una conmoción. Con ese panorama, conmover los ánimos de los soldados fue una tarea realizable para Laso de la Vega, ya que en el momento de la acostumbrada revista se reunió con ellos y planificó la rebelión, lo que se sumó al motín generalizado que se prendió como chispa con las acciones de Tupac Amaru en Perú y los hermanos Tomás, Dámaso y Nicolás Katari en Potosí y Oruro. El 6 de marzo de 1781, Laso de la Vega y su batallón se levantaron contra el corregidor de Tupiza, Francisco Xavier García de Prado, quien enterado del motín fue hasta su casa junto a los suyos. De inmediato los sublevados rodearon esos dominios con su caballería y el corregidor empezó a disparar aniquilando a varios indígenas, con las mismas armas respondieron ellos y por último quemaron la casa, que se encontraba abastecida de pólvora, que días antes llegó para contener la sublevación de los bravos chicheños. Tras los disparos y la muerte de la autoridad, los rebeldes ingresaron a la morada de García del Prado y el indígena Nicolás Martínez le degolló, bebió 208 Idem. “Luis Laso de la Vega, era de casta de los cholos, mas español que indio, y se hallaba sirviendo en calidad de sargento de aquellas milicias, à quien acompañaba un genio audaz y algunas particularidades que le hacían distinguir entre los suyos. Este inicuo, favorecido del corregidor, D. Francisco García de Prado, correspondió á su benefactor con la mayor ingratitud, fraguando aquella trama, para usurpar el mando de las provincias de Chichas, Lipes, Cinti y Porco, aprovechándose de la fermentación que habían causado los edictos y las diligencias de los comisionados del principal rebelde Tupac Amaru y los movimientos de las demás”. P 42.


María Elena Chambi Cáceres - 154 - parte de la sangre y se quedó con la cabeza209, aunque el cura de Tupiza, José Dávalos rogó a los sublevados devolverle esa parte del cuerpo para darle cristiana sepultura, los alzados sólo le permitieron que entierre el resto del cuerpo; la cabeza se la llevaron consigo hasta la ciudad de La Plata, pero el gobernador indio de Santiago de Cotagaita, la recogió y enterró en la iglesia de esa población con la solemnidad correspondiente, finalmente aprehendió a los portadores de ella. Similar situación sucedió en la hacienda de Salo, donde los indios que trabajaban en la misma, durante la noche del 6 de marzo, conspiraron contra el dueño, Salvador Paxsi y le cortaron la cabeza llevándosela hasta San Pedro de Moscarí, un valle en el norte de Potosí, donde la pusieron de compañera de la cabeza del corregidor de este asiento, “diciéndoles a ambas, que habiendo sido tan amigos era justo que se conversaran allí juntas”210. En Tupiza, Laso de la Vega se declaró Gobernador y Capitán General de la Provincia de Chichas por Tupac Amaru y envió a través de su secretario, el español Fermín Aguirre cartas, circulares y convocatorias para toda la jurisdicción indicando que su objetivo era “la defensa común para sacudir al mal gobierno y la opresión en que los habían puesto los corregidores, aduanas, alcabalas”. El pliego de demandas que contenía Tupac Amaru se unificó a tal nivel que llegó San Pedro de Atacama, cuyos pobladores también se sumaron a la cadena de sublevaciones y tomaron preso al ayudante del corregidor, posteriormente llegó el líder tupamarista, Tomás Panini quien sostenía relación con los caciques de Lípez, pero fueron capturados y ajusticiados. 209 Idem. p43 210 ABNB. 24/75.1780.


Catedral de Cotagaita. Debajo de éste templo fue enterrada la cabeza del corregidor de Tupiza Francisco García del Prado en el levantamiento de 1781. Foto: MECH


Edicto para la Provincia de Chichas. D. José Gabriel Tupac-Amaru, Indio de la sang.re real, y tronco principal:—Hago saber à los paisanos criollos, moradores de la provincia de Chichas y sus inmediaciones, que viendo el yugo fuerte que nos oprime con tanto fecho, y la tirania de los que corren con este cargo, sin tener consideración de nuestras desdichas, y exasperado de ellas y de su impiedad, he determinado sacudir este yugo insoportable, y contener el mal gobierno que experimentamos de los gefes que componen estos cuerpos: por cuyo motivo murió en público cadalso el corregidor de esta provincia de Tinta, à cuya defensa vinieron à ella de la ciudad del Cuzco, una porcion de chapetones, arrastrando a mis amados criollos, quienes pagaron con sus vidas su audacia y atrevimiento. Solo siento de los paisanos criollos, à quienes ha sido mi animo no se les siga algun perjuicio, sino que vivamos como hermanos, y congregados en un cuerpo, destruyendo los europeos. Todo lo cual, mirado con el mas maduro acuerdo, y que esta pretension no se opone en lo mas leve à nuestra sagrada religion católica, sino solo à suprimir tanto desórden, despues de haber tomado por acà aquellas medidas que han sido conducentes para el amparo, proteccion y conservacion de los españoles criollos, de los mestizos, zambos è indios, y su tranquilidad, por ser todos paisanos y compatriotas, como nacidos en nuestras tierras, y de un mismo origen de los naturales, y haber padecido todos igualmente dichas opresiones y tiranias de los europeos,—ha tenido por conveniente hacerles saber à dichos paisanos criollos, que si eligen este dictamen, no se les seguirà perjuicio ni en vidas ni en haciendas; pero si despreciando esta mi advertencia hirieren lo contrarío, experimentaràn su ruina, convirtiendo mi mansedumbre en saña y furia, reduciendo esta provincia en cenizas; y como sé decirlo, tengo fuerzas, pesos, y à mi disposicion todas estas provincias comarcanas, en union entre criollos y naturales, fuera de las demas provincias que igualmente estàn à mis órdenes, y así no estimen en poco esta mi advertencia, que es nacida de mi amor y clemencia, que propende al bien comun de nuestro reino, pues se termina sacar à todos los paisanos españoles y naturales de la injusta servidumbre que han padecido. Mirando al mismo tiempo como por principal objeto el que cesen las ofensas à Dios Nuestro Señor, cuyos ministros, los Señores sacerdotes, tendàn el debido aprecio y veneracion à sus estados, y del mismo modo las religiones y monasterios, por cuya piadosa y recta intencion con que procedo, espero de la divina clemencia, como destinado por ella, para el efecto me alumbrarà y gobernara para un negocio en que necesito toda su asistencia para su feliz éxito. “Y para que así tengan entendido, se fijaràn ejemplares de este edicto, en los lugares que se tengan por conveniente, en dicha provincia, en donde sabré quienes siguen este dictamen, premiando à los leales, y castigando à los rebeldes, que conocereis vuestro beneficio, y despees no alegareis ignorancia. Es cuanto puedo deciros. Lampa, y Diciembre 23 de 1780.” D. JOSE GABRIEL TUPAC-AMARU, Inca. Fuente: De Angelis 1836, Buenos Aires


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 157 - Calcha En el curato de nuestra señora de Asunción de Calcha, diferente fue el fenómeno pero con los mismos protagonistas, en este caso, era el cura Dr. Gregorio José de Merlos y el Teniente General Angles Domingo, quienes abusaban de los indios con cobros de gravámenes y castigos sin fundamento.211 Era tan excesivo el maltrato de ambas autoridades que muchas víctimas decidieron darse a la fuga desamparando a sus familias. Entre tanto los sermones del religioso contradecían sus actos y muchos nativos que creían en la palabra del sacerdote, hasta le apoyaban, rechazando a sus propios líderes y a la indignada comunidad. Asediados por esa situación, el cacique de Calcha, Justo Pastor Yelma y su segunda Francisco Chayra, además de los otros curacas e indios principales, José Tito, José Chilaca, Jacinto Cisneros, José Ojeda, Santos Choque, Diego y Manuel Flores, Gerónimo Aucachi, Joaquín Giza212 interpusieron un recurso ante la curia arzobispal de La Plata contra el sacerdote, basándose en la legislación que indicaba que los clérigos no pueden aprehender ni hacer condenaciones a los indios.213 Ese hecho ocasionó que el denunciado exprese con mayor intensidad su aguda ira contra éstos. Fue hasta la casa del cacique Yelma, acompañado del Tnte. Angles Domingo214 y un grupo de gente y lo arrestó sin explicación alguna, golpearon a todos los nativos que estaban con el cacique dejándolos casi moribundos en especial a los indios principales Pascual Merlos y Lope Chayra. A continuación fueron a la morada del segunda, Francisco Chayra, lo apalearon igual que a su conyugue, que era hermana de Pastor Yelma, desvalijaron su casa, exterminaron su ganado y se llevaron a la mujer amarrada con grilletes en los pies, le pusieron en una mula llegando hasta 211 BO-ABNB ALP SGI -2 212 Idem 213 Congreso de la República del Perú. Archivo de la Legislación del Perú. Recopilación de las leyes de Indias. Libro I. Título Quinze. De los religiosos y doctrineros. Ley vj, 1624. 214 Angles Domingo ya tenía antecedentes, con una “causa criminal pendiente en la Real Audiencia, por haber condenado a muerte violenta, en el pueblo de Calcha a una india preñada”. De Ángelis. 1836.p 212.


María Elena Chambi Cáceres - 158 - la plaza pública de Calcha, donde le ataron a la cola de un animal y la ahogaron con un cabestro215, provocando padecimiento interminable y en consecuencia la muerte en presencia de la muchedumbre; para finalizar expusieron su cuerpo marchito en el único molle de la plaza, que estaba al mismo tiempo más cerca de la iglesia. Estos hechos fueron narrados en una misiva de los pobladores de Calcha, donde indican que la capacidad de persuasión del cura permitió que muchos pobladores se sumen a las arbitrariedades que ejercía éste: “Por el maltrato del cura andan muchos indios prófugos, desamparando las comodidades de sus casas y anda haciéndose el caudillo anda con bocas de fuego…” 216. Tras ese suceso, los otros curacas e indios principales molestos fueron hasta la cárcel abrieron las prisión y liberaron a los detenidos, el cacique Yelma y el segunda Chayra, lo que ocasionó que el cura, Gregorio José de Merlos y el Tnte. Angles Domingo atribuyan ese hecho como alzamiento, pese a que se trataba del año 1774, cuando aún no se expresaron otras insurrecciones en los Chichas. Fastidiados con las crueldades que aumentaban de manera gradual, enviaron una nueva carta al Arzobispado de la Plata, solicitando la remoción del cura De Merlos, y advirtiendo en ella, que de lo contrario se experimentará la total destrucción de los indios que se hallan apensionados con varias cargas penosas impuestas por el sacerdote, quien organizó, según cuenta la carta, un belicoso gentío para martirizarlos, principalmente al cacique Yelma, con lo que estorbaba el cumplimiento cabal de su trabajo. Finalmente y después de tanta insistencia, lograron el cambio del presbítero a la población de Macha, en cumplimiento de la ley que instauraba que “los virreyes gobernadores y justicias no deben permitir a los curas, doctrineros y religiosos, que tengan cárceles, prisiones grillos y cepos para prender y detener a los indios, ni les quiten el cabello, ni azoten, ni impongan condenaciones, sino en aquellos casos, que tuvieren comisión de los obispos, ni pongan fiscales porque esto toca a sus obispos y en bautismos, matrimonios se conformen con los aranceles”. 217 215 Cabestro. Ronzal que se ata a la cabeza de una caballería para manejarla. 216 BO-ABNB, ALP, SGI - 2. 217 Congreso de la República del Perú. Archivo de la Legislación del Perú. Recopilación de las leyes de Indias. “Libro I. Título Quinze. De los religiosos y doctrineros Libro I. Título Quinze. De los religiosos y doctrineros. Ley xiij. 1608”.


Imponente molle ubicado frente a la iglesia. Allí fue colgada la indígena María Yelma por abuso de un cura y un teniente españoles. Foto: MECH


Sandra Aucachi Mollo. Descendiente de Gerónimo Aucachi, líder de Calcha en la lucha de defensa de los derechos de los indios en la colonia. Lleva puesta el atuendo de calcheña. Foto: MECH


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 161 - Contexto revolucionario Las rebeliones indígenas en el Virreinato del Perú, tras ser planificadas por alrededor de una década, fueron exteriorizadas a partir de noviembre de 1780, por el católico cacique peruano, Tupac Amaru, quien ahorcó al corregidor de Tungasuca, Antonio de Arriaga, en la plaza pública de Tinta. Amaru estudió en el Colegio de Caciques del Cuzco, San Francisco de Borja, conocido como el colegio El Sol, fundado por los clérigos españoles y tras ello fue elegido autoridad. En el desempeño de estas funciones es cuando comprende el poder que detentaba para conducir la sublevación. Al ser respetuoso de los sacerdotes y de la religión católica recibió el apoyo de algunos jerarcas eclesiásticos y curas doctrineros que fueron testigos de la realidad de los indígenas. Estos sucesos se extendieron a Oruro donde sobresalieron Tomás Katari de Toledo y sus hermanos de Macha - Potosí, Nicolás y Dámaso, quienes también fueron eliminados218 junto con sus iguales en el levantamiento, el año 1781, luego de ser denunciados por el corregidor de Chayanta, el capitán de ejército, Joaquín Alos que tenía particular animadversión contra éstos porque pusieron en evidencia los incontables padecimientos que causó a los indios, sobre todo después de haber sido denunciado por Tomás Katari de tiranía en el repartimiento de efectos, usurpación de tributos y rentas. Alos en una ocasión fue llevado forzosamente por los indios a la estancia de Tirina, en San Pedro de Moscarí, norte de Potosí, donde le hicieron redactar una carta dirigida al gobernador, Florencio Lupa, para convocarle a ese lugar. Éste al ver la nota firmada por Alos acudió a la cita, pero se encontró con los indios a los que les cobraba ilegalmente impuestos y alcabalas por cualquier motivo. Ellos molestos, acorralaron a Lupa y luego de tormentosos ultrajes lo decapitaron, llevaron su 218 De Ángelis. Sentencia dictada el 17 de marzo de 1781 en La Plata 1987. A los jefes de rebelión les condenaron a la horca pública, con posterior degüelle para llevar sus cabezas a sus pueblos para que los indígenas escarmienten, sus bienes fueron arrebatados y quemados. A los inmediatos seguidores, se les quitó las dos orejas, la mitad de sus bienes y se les dio 200 azotes con trabajo personal forzado en las minas de Potosí. A quienes no quisieron pagar tributos, ni repartos se les quitó la tercera parte de sus bienes y la panadería por un año, les cortaron una oreja y azotes. P.46


María Elena Chambi Cáceres - 162 - cabeza y corazón hasta la ciudad de La Plata donde le clavaron en una cruz denominada “quispichaca” el 10 de septiembre de 1780.219 Florencio Lupa fue gobernador de Macha, nombrado por los ministros de la Real Audiencia de Charcas, a quienes sobornaba otorgando regalos que había conseguido robando y atropellando los derechos de los indios. No corrió la misma suerte el corregidor Joaquín Alos, a quien lo salvó el sacerdote, D. José Gregorio de Merlos, que ejercía como presbítero de Macha, tras ser expulsado de Calcha. Si bien el líder de la rebelión indígena en Potosí, Tomás Katari junto con otros indios, detuvo al corregidor de Chayanta, para usar como anzuelo de Lupa, también estaba entre sus objetivos lograr que Alos ordene rebajar los tributos y el precio de los efectos de repartimiento, no lo logró, ya que el cura José de Merlos, con el poder de persuasión que le caracterizaba, consiguió que los revoltosos lo dejen en libertad. Es así que el propio Tomás Katari confiesa: “Yo, D. Tomás Catari fui conducido de Chuquisaca a costa y mención de mi actual párroco, Dr. Merlos, así que llegamos al pueblo de Macha y que oímos las cristianas exhortaciones del citado nuestro cura, toda la comunidad le ofreció la paz y le entregamos al corregidor, que después le despachó a Chuquisaca a la Real Audiencia” “…toda la comunidad, por consejo de nuestro párroco paso a pedirle perdón y besarle la mano al corregidor”. 220 Esta acción, como las cartas que envían posteriormente los pobladores de Macha, destacando la labor del cura, levanta sospechas en la jerarquía de la iglesia que lejos de creer en las versiones de los indios, mandan a detener al presbítero. En las misivas enviadas piden que el sacerdote los proteja y ampare desde una catedral, no sólo desde su parroquia: “… el santo párroco y el ayudante que tenemos han sido los únicos que nos han consolado”. “Piden que vuestra real clemencia coloquen en una catedral inmediata a esta provincia a nuestro cura”. Tras esta carta y otras que llegan de Macha, donde advertían audaces amenazas pidiendo las cabezas de algunos individuos e indicando que a las mujeres de los regentes y ministros se las emplearía en las tareas más humildes del servicio de la casa, el oidor D. Pedro Cernadas detiene al cura, Gregorio José de Merlos en su misma casa y lo recluye en la recoleta con un par de grillos, después le trasladan 219 De Ángelis. 1836. Vol. 2. p.220 220 Idem p.205


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 163 - a la cárcel pública, bajo la sospecha de haber contribuido a enviar cartas atrevidas de los indios a la Audiencia de Charcas. El argumento para su detención fueron los antecedentes como “eclesiástico de corrompida y escandalosa conducta de genio atrevido y desvergonzado”. 221 Tupac Amaru que tenía conocimiento de la asonada chicheña en el sur, envía el 23 de diciembre de 1780 una carta con título “Edicto para la provincia de Chichas”222 donde proclama de la igualdad de los pobladores sin importar que estos sean españoles, criollos, mestizos, zambos e indios y pide sacar de la servidumbre a los naturales. A quienes sean leales a su causa, les anuncia que serán premiados, mientras que a los rebeldes les advierte con castigos. A los clérigos les expresa que tendrán aprecio y veneración piadosa. Finalmente instruye la distribución de ejemplares de dicho edicto firmado por “D. José Gabriel – Tupac Amaru Inca” 221 Idem.p12 222 Esa carta fue enviada después del levantamiento en los chicheños. “D. José Gabriel Tupac Amaru, indio de la sangre real y tronco principal hago saber: a los paisanos criollos moradores de la provincia Chichas””…he determinado sacudir el yugo, la tiranía y las desdichas y contener el mal gobierno que experimentamos”. Colección de obras y documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las provincias del Río de la Plata. De Ángelis. Relación histórica de los sucesos de la rebelión de José Gabriel Tupac Amaru. En las provincias del Perú el año 1780. 1836. Vol. 2. p.48.


OCTAVA PARTE Consecuencias de la rebelión


María Elena Chambi Cáceres - 166 - Represión Anoticiados que tales hechos se extendían hasta Chucuito, con robos y muertes de españoles; y Mizque, donde hubo algunas turbaciones, el Virrey de La Plata, Juan José de Vértiz y Salcedo, envió de Buenos Aires223, dos grupos de milicias reales, uno de 200 veteranos encabezados por el capitán de infantería, Sebastián Sánchez y otro formado por los granaderos del batallón de infantería de Savoya, dirigidos por el Cnl. Cristóbal López. Asimismo, encargó a otros militares sueltos para que contribuyan en la planificación de las operaciones militares, y encargó a esta milicia al “moderno” Teniente Coronel de Dragones, D. José Reseguín, que salió desde Montevideo el 19 de febrero de 1781, para incorporarse al grupo de avanzada que iba desde hace dos meses de marcha. Logró hacerlo el 13 de marzo en el puesto de los colorados, a 460 leguas de la capital del virreinato, allí encontró al corregidor de Chayanta, Joaquín de Alos, quien disfrazado de religioso franciscano iba huyendo hacia Salta y posteriormente a Tucumán, para no ser atrapado, por segunda vez por los indios. Ya al atravesar Salta, Reseguín supo de la insurrección en varios lugares de la provincia de Chichas, como Suipacha, Cotagaita y Tupiza. De inmediato dio parte de los acontecimientos a su superior, Vertiz. El tránsito de las tropas de Reseguín se fue complicando, porque si bien el Virrey emitió una ordenanza para que los soldados eviten llevar en sus diligencias mercancías para la venta, igual lo hicieron, conociendo que esa ruta se caracterizaba por el comercio. Por Tucumán tuvo otra característica, ya que unos cincuenta hombres desertaron en el camino debido las persuasiones femeninas, que les vaticinaban malos tiempos y como antípoda proponían matrimonio y sosiego en sus vidas. Parte de la expedición, quedó seducida por los encantos de las mujeres y en consecuencia la tropa quedó reducida. Una vez en el camino a Chichas, Reseguín encontró, el 13 de marzo, al marqués de Tojo, Juan José Campero de Herrera, que con toda su familia fugaban de su casa 223 Op. Cit. p.37. La real Audiencia de Charcas que dependió de Perú, pasó a formar parte del virreinato de Río de la Plata en 1776 hasta 1810, año que nuevamente se reintegra al virreinato de Perú.


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 167 - y hacienda temerosos de los alborotos. A poca distancia halló a un emisario del cura de Cochinoca y Casabindo, que le hizo saber, que ambas poblaciones también estaban sublevadas. Al día siguiente tuvo un encuentro sorpresivo con el cura de Santa Catalina, que huía tras la insurgencia que se había desatado en su distrito. Éste le informó que en la revuelta se publicaban edictos a nombre de Tupac Amaru tanto en su jurisdicción como en Estarca y Talina; y que el gobernador de ésta última parcialidad no admitió, ni obedeció estos documentos, lo que de alguna manera contuvo al pueblo. Sabiendo que entre Jujuy, Potosí y La Plata las comunicaciones y el comercio eran fluidos y fundamentales para ambos virreinatos, los indios rebeldes interceptaron las cartas y comunicaciones, además de los víveres que pasaban por esa ruta y se centralizaban en Mojo (a 30 km de Villazón). Las cartas todavía eran transportadas por los chasquis a quienes los españoles les daban un pago cada cuatro meses, hecho que no siempre se cumplía, más bien la paga era dilatada e iba casada con vejámenes o defraudaciones por sus servicios.224 Del mismo modo estaban instituidos los correos mayores tomados con pliegos de recepción y que generalmente eran enviados por virreyes y ministros a España. Éstos solían estar empacados en cajones medianos clavados, precintados, engrasados y cubiertos con encerados dobles,225 para ser enviados por mar. Tras cruzar el arroyo de La Quiaca, Reseguín llegó a la hacienda de Mojo el 16 de marzo al medio día, donde se encontró con el cura de Talina, D. Antonio José de Iribarren quien le puso al tanto de la situación narrándole la muerte del corregidor de Tupiza, D. Francisco García de Prado la noche del 6 de marzo del año pasado y de los corregidores de Lípez, D. Francisco Revilla, de Cinti, D. Martín de Asco y de Porco, D. Martín Boneo y explicándole la gravedad de la situación en Estarca, donde los sublevados pusieron horcas para ajusticiar a los fieles vasallos y aquellos que no se adhirieran a la rebelión. Con esos antecedentes, el teniente coronel español solicita un segundo destacamento de Tucumán y Buenos Aires, que con complicaciones en el camino, por los exaltados Omaguacas y Casabindos, llegará después por rutas alternas. Entre tanto el cura Iribarren ordena que se adelanten a llevar 200 mulas hasta 224 Congreso de la República del Perú. Archivo de la Legislación del Perú. Recopilación de las leyes de Indias. Libro III. Título Diez y Seis. De las cartas, correos y indios chasquis. Ley xxj 1593. Ley xxij. 1618. 225 Idem. Ley xvj 1629.


María Elena Chambi Cáceres - 168 - Moraya, para apoyar a la compañía de Reseguín y tener descansados a los animales. De inmediato el mismo 16 de marzo de 1781, Reseguín su tropa y el cura José de Iribarren partieron al tambo de Moraya, llegaron en la tarde y acamparon, instalando sus tiendas y fogatas, dando a entender a los avispados indios de la zona, que pasarán la noche en el campamento. Ni bien anocheció, Reseguín partió con su milicia y las 200 mulas del cura Iribarren. Dejó en Moraya a 20 hombres veteranos a cargo de un oficial, a quien instruyó que al amanecer continúen la marcha a Tupiza. Reseguín no quiso tomar la ruta que regularmente usada por los comerciantes, que era por Suipacha y se fue por el lado izquierdo que lo describe como un camino fragoso, con cuestas, barrancos y quebradas con una longitud de 10 leguas (28 km) y con un caudaloso río. Aparentemente fue por el camino actual entre Moraya y Tupiza, ya que relata detalladamente las características del actual río San Juan del oro y el angosto indicando: “… por donde desciende un río que se vadea varias veces y como a dos leguas de aquella villa (Tupiza), es inevitable una angostura de medio cuarto de legua y en que no pueden ir más de dos hombres de frente y a los dos lados tiene unos peñascos escapados de altura extraordinaria que forman un callejón tortuoso”. 226 Llegaron a las cuatro de la madrugada del día siguiente y Reseguín ordenó hacer un cerco a Tupiza con sus hombres. Aprovechando la obscuridad y con un mayúsculo sigilo que logró esquivar la vigilancia indígena, fue hasta la casa del líder de los rebeldes de Tupiza, Luis Laso de la Vega y le llamó por su nombre y aunque contestó de manera áspera, Reseguín le advirtió que estaba cercado, Laso salió medio vestido con un trabuco (arma de fuego más corta y de calibre) en la mano, pero no pudo apretar el gatillo porque quedó inmóvil tras ver la tropa grande que lo esperaba. Entre tanto, su secretario Fermín Aguirre, sujeto español, que fue nombrado por Laso Virrey de Chichas y que apoyaba la causa con la intención de cogobernar con otros cabecillas las cuatro poblaciones: Chichas, Cinti, Lípez y Porco, también fue detenido en ropas de dormir. Hicieron lo mismo con sus seguidores, a quienes previamente tenían identificados, sumaron entre todos 169 hombres. De inmediato los condujeron a la cárcel, cuya seguridad fue redoblada con guardias y milicias que llegaron desde Suipacha y Tarija. Posteriormente, ordenó la muerte de 23 de ellos, tras ser declarados como los dirigentes indígenas más sediciosos. Sin embargo, estos rebeldes no eran los únicos, los indígenas alzados y liderados 226 De Ángelis. 1836. p.40.


Iglesia de Mojo.Se halla frente a la estancia que fue usada como fortín del capitán, José de Reseguín en 1781. Mojo. Su importancia desde la colonia, como hacienda productiva, provocó para el siglo XX la construcción de la línea férrea por ese sector. Foto: MECH Foto: MECH


Plaza de Humahuaca-Argentina, tierras que fueron otorgadas a Gutierre Velásquez de Ovando por llevar indios chichas a poblar Tarija. Foto: MECH


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 171 - por Pedro de la Cruz Condori llegaron a imponerse en Tomave, Ubina, Tatasi, Portugalete y la Gran Chocaya, atacando las minas y amenazando a sacerdotes que estaban contra ellos. Fugitivo de Oro Ingenio, el español Juan Domingo de Reguera, vestido de clérigo se reunió con Reseguín para relatar, que De la Cruz Condori estaba organizando junto a 4000 indios la sublevación, autodenominándose General de Tupac Amaru. Prontamente enviaron tres destacamentos compuestos de una tropa veterana y milicias, para que por distintos lugares lleguen hasta el lugar. Entre tanto los dueños de minas y haciendas de Tupiza que quedaron con vida, Antolín de Achabarri, Manuel de Montellano, Pedro Pizarro Santander, José León de los Ríos, José Dávalos (cura de Tupiza), Pedro Julián Calvete, Ramón Ignacio Dávalos, José de Burgos, Alberto Puch, José Martínez y Felipe Aranivar, denunciaron ante Reseguín, en una carta fechada el 17 de marzo227, que los indios dieron muerte a jueces y vecinos europeos de Ubina, Chocaya, Tatasi, Esmoraca, Santa Catalina, La Rinconada, Lípez y Atacama y que ante ese panorama estaban dispuestos a incorporarse a una cuadrilla bajo su mando, ya que lo contrario representaría abandonar el ejercicio de azogueros, el trabajo en las minas y a sus propiedades, lo cual resultaba perjudicial para la Corona española considerando que aportaban más de un millón de pesos. Señalan que en el ramo de tributos generan al año 20.000 pesos. Por la explotación de oro y plata arriba de 50.000 pesos y por alcabalas, renta de correos y tabaco otra considerable cantidad. Indican asimismo, que es de vital importancia despejar las rutas reales de los Chichas hasta Buenos Aires y de Lípez hacia Chile, cuyo tránsito es imprescindible para el comercio y el correo, interrumpidos por las sublevaciones. Reseguín, atento a las exhortas de éstos y para dejar en sosiego la zona, aunque se hallaba corto en número de tropas, dejo 25 veteranos salteños al mando de D. Joaquín de Soria, teniente del regimiento, quienes debían ingresar luego a Lípez, para apresar a los que capitanearon los levantamientos y rescatar a la viuda del corregidor, Francisco Revilla, a quien los indios tenían prisionera, le habían puesto ropa nativa y estaba al servicio de una india principal.228 Otro grupo que dejó organizando fue el de los azogueros y mineros de Chichas, encargando como comandante a Antolín de Achabarri, para que se dirijan a sofocar los alborotos en Tomabe, Yura y Porco, de donde emergieron otros rebeldes que provocaban diariamente desvelos a los españoles de la Villa Imperial. 227 Idem. p.45 228 Idem.p.269


María Elena Chambi Cáceres - 172 - Antolín Achabarri junto con el teniente de Talina, José Senteno se proveyeron de bastante material bélico, pólvora y plomo que le fue dotado por la española Rosa Pizarro. De igual forma la madre del fallecido Lorenzo Antezana, María de Sotomayor y Antezana, aportó con una cantidad enorme de dinero para la compra de carne, coca, charque, maíz y chuño en la población de Estarca, que sería usada para ración de los soldados y pertrechos para la misión en Porco y Lípez. Ambicioso en su abastecimiento, Manuel Montellano229 tomó de la estancia de Antezana chuño, coca, algodón, harina, novillos y torillos. Una vez equipados ingresaron primero a Chocaya, el 7 de abril a Lípez y lograron capturar a los hermanos Calavi, al curaca de Chocaya, Cipriano Canchi, a su segunda, Juan Vargas, a los alcaldes, Antonio Mamani y Esteban Arana. A los indios principales Diego Quespi, Pedro Pablo Cala y a los amanuenses Ubaldo Ávila y Andrés Vargas. Sin mayor contratiempo y tras hallar varios testigos que incriminaban a los hermanos Calavi y a Pedro Pablo Cala, el ejército de españoles, ahorcaron a estos líderes en la plaza de Chocaya, donde dejaron colgados sus cuerpos. Envalentonada la milicia aprehendió en Tatasi a Bartolomé Jorge, un indio principal, que era próspero comerciante de venta de ropa que importaba de Cuzco, denominada ropa de la tierra. Fue despojado de sus bienes, entre lo que poseía dinero, plata sellada, carneros hembras y machos, mulas, alforjas para los animales, cueros de vicuñas, ponchos de colores, bayetas de colores, costales de productos agrícolas, sogas, escopetas, cuchillos, cucharas y ropa de mujer, como llicllas, prendas de colores y topos. 230 Entre tanto, Reseguín se dirigió a Cotagaita, a 18 leguas de Tupiza y aunque más de la tercera parte de sus soldados estaban enfermos con una fuerte terciana231, llegaron en dos días. En el lugar se reunió con sus milicianos donde les persuadió a mantenerse leales y en seguida se fue rumbo a Potosí. El 18 de marzo el ejército español, divido en tres destacamentos, tenía la orden de capturar a Pedro de la Cruz Condori, quien junto a sus huestes se dirigía hacia Tupiza para rescatar a los 169 chicheños detenidos y estaba acampando en Oro Ingenio. Una vez que arribó la vanguardia europea a ese lugar, se acercó el gobernador de los indios y al ver la debilidad de esa tropa, desafió al Comandante 229 BO.ABNB.ALP-SGI. 296. fs.2v. 230 BO.ABNB.ALP-SGI.321.fs.4v,5,9. 231 Terciana. Calentura intermitente que repite cada tercer día.


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 173 - D. José de Vila, teniente de dragones de la expedición, a que se sume a la lucha de los rebeldes chicheños o que retorne al lugar de donde vino. Pero el ambiente de tensión que se respiraba en ese momento, provocó que uno de los indígenas agarre su honda y le precipite con la piedra al comandante, José Vilar. De inmediato, el cabo, Alonso Mesías disparó y eliminó al agresor, lo que provocó la huida despavorida de los amotinados, dejando en desprotección e indefensión a su líder, por lo que se produjo su captura. Con él se fueron hasta Chocaya.232 Apresaron también al presbítero, José Vásquez de Velazco y a su colega el capellán, Agustín Garcés. Después de seis días retornaron a Tupiza, henchidos de orgullo, con los cabecillas de la rebelión. Rápidamente, Reseguín difundió un comunicado en Tupiza aclarando que quien no se someta al rey será ajusticiado y fue ahí que empezó a doblegarse parte de la dirigencia indígena. Los vecinos adinerados de este valle chicheño, convencidos con el dominio que demostró haber impuesto el teniente coronel español, le enviaron una carta en la que le pedían que antes de irse de esta provincia, deje resguardo militar para gozar de seguridad constante. Las viudas y huérfanas de los potentados económicos de Tomave, Ubina, Tatasi, Portugalete y la Gran Chocaya, que tenían haciendas llegaron hasta Tupiza para quejarse ante Reseguín, señalando que los sublevados ultrajaron a los sacerdotes, profanaron los templos y cometieron las “más sacrílegas muertes”, además de robos y destrucción de los ingenios, obligándolos a ser fugitivos disfrazados de curas. En sus habituales informes, Reseguín confirma al virrey Vertiz, el 18 de marzo de 1781 desde Tupiza, que los pobladores de Estarca, Santa Catalina, Cochinoca y Casabindo también se rebelaron y que los pueblos contenidos fueron Talina, Mojo, Tarija y Santiago de Cotagaita. Asimismo hace notar que en caso de que los indígenas intenten liberar a los detenidos en Tupiza, él les mandará a eliminar.233 Hasta el 5 de abril 1781, el comandante de las milicias españolas logró contener a los rebeldes de Chichas más no a los de Lípez. Los mitayos volvieron a las minas, los arrieros a las haciendas y ordenó que se despache la valija de la correspondencia que había sido intervenida en Mojo.234 El pueblo de Santiago de Cotagaita estaba 232 Idem. p.46 233 De Ángelis. 1836. p.272. “Los indios de los Altos quieren venir a liberar a los reos…” “…en caso que lo intenten y viese podrían hacer fuga, por algún accidente, mandaré que les quiten la vida antes que puedan recobrar libertad”. 234 Op.Cit.p. 271. “Siendo toda la provincia paso preciso para los correos y demás viajeros de Jujui, Potosi y La Plata se interceptaba la comunicación y paso de víveres”


María Elena Chambi Cáceres - 174 - pacificado con la tropa veterana al mando de Joaquín Soria a la que se sumaron las milicias de Tarija, Suipacha y Mojo para, junto con Antolín Acahavarri ingresen a Lípez. Para el 15 de abril del mismo año, se logró contener a los rebeldes de Lípez. Reseguín informa al virrey Vértiz que ajustició con horca a nueve cabezas de motín que habían publicado los edictos que soliviantaban los ánimos en Cotagaita. A los inmediatos seguidores de los cabecillas les mandó a dar 200 azotes; mientras que a los once líderes de la conspiración en Lípez les dio pena capital y finalmente a otros 80 levantados los los detuvieron en la cárcel. Las cárceles fueron construidas en todas las villas y ciudades acompañadas de una capilla donde residía el cura capellán. Estaban administradas por los carceleros, quienes tenían un registro con los nombres de los presos, la causa de su detención y la persona que acusó y prohibidos de proporcionar las llaves de estos recintos a los indios y a los negros.235 Aquel indio que amenazó con degollar al cura de Tatasi y que mató a dos españoles, fue encontrado con el brazo y mano descarnados de su hueso y Reseguín ordenó que su cuerpo fuera colgado en la horca de la plaza, para que los pobladores lo vean y pidió al cura que explique a la muchedumbre concentrada, “el origen y las causas de aquel portento”236. 235 Congreso de la República del Perú. Archivo de la Legislación del Perú. Recopilación de las leyes de Indias. Libro VII. Título Seis de las Cárceles y Carceleros. Ley vj. 1587. 236 De Ángelis. 1836. p.52.


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 175 - Aborígenes de Jujuy Los motines de indígenas que trascendieron hasta lo que ahora es el norte argentino, fueron apagados con la ayuda del Gobernador y Capitán General de la Provincia de Tucumán, Andrés Mestre, quien notifica desde Jujuy, el 24 de abril de 1781, en una misiva al virrey Vértiz, que el cura de esa zona, D. José Torino, le informó que vio una carta de Dámaso Catari, incitándoles a la rebelión a los pueblos de Rinconada, Cochinoca, Santa Catalina y Casabindo y que para ello envió cien hombres al mando del sargento mayor D. Apolinario Arias, para que los corriese y luego vuelva hasta Jujuy que era la boca de Chichas. Los indios de la puna de Jujuy padecían los mismos males que sus iguales en Porco, Chichas y Lípez, pues tenían la obligación de pagar con la mita en las minas de oro de Cochinoca, donde había disminuido la cantidad de indios de Santa Catalina, por esa causa, aunque el rey luego dispuso que esta población no cumpla con esta obligación.237 El aumento de gravámenes también llegó a esa zona, pero lo que les afectó de sobremanera a las jurisdicciones de Jujuy y Salta era el cese de exportaciones por ruta comercial del Alto Perú, afectada a causa de la guerra con Gran Bretaña y la reducción del comercio de mulas que se hallaba en crisis debido a la sublevación de Tupac Amaru. Los insurrectos fueron capitaneados por José Quiroga, de unos 40 años, era intérprete en la reducción de San Ignacio de Tobas y organizó junto con Gregorio Suárez y Basilio Eraso, en febrero de 1781 un alzamiento tupamarista, quienes argüían tener su “rey inga que favorecía a la gente baja”.238 El plan de los aborígenes era juntar desde el 28 de marzo a los pobladores de Perico, Isla y Carril en Sapla para atacar, pero se supo de sus intenciones, por la alerta que dio un indio al cura Albarracín. Anoticiado Mestre, se apresuró a salir de Salta y en el camino halló a un grupo de 65 matacos, entre ellos estaban una docena de pequeños, la misma cantidad de 237 La rebelión de Tupac Amaru y los orígenes de la independencia de Hispanoamérica. Boleslao Lewin. 1967. P 581. 238 Idem.p583.


María Elena Chambi Cáceres - 176 - mujeres y una anciana adivina, que pretendía unírseles a los tobas para reforzar sus fuerzas. De inmediato los mandó “pasar por las armas, y dejarlos pendientes de los árboles en caminos, para que sirva de terror y escarmiento á los demás” 239, según esta autoridad los indios se arrepintieron tras esa acción, pues mucho tobas volvieron a su reducción. Finalmente, Andrés Mestre solicitó refuerzos para poner en marcha su plan, que consistía en atrapar a los aborígenes alzados y amedrentar a los chicheños, aunque ya había sido aprisionado Catari y los ánimos de los indios continuaban exaltados. Para el 21 de abril de 1781, los sublevados fueron atrapados y Mestre dictó la sentencia contra los “reos de la población de Jujuy”, aunque no logró atrapar a su líder José Quiroga. Los sentenciados con degüelle: fueron Lorenzo Serrano, Juan de Dios Maldonado, Francisco Rangel, Melchor Ardiles, Diego Avalos, Mariano Galaza, Francisco Ríos, Juan José Alemán, Andrés López, Juan Asencio Mendoza. Las cabezas de Francisco Rangel, Melchor Ardiles fueron llevadas al fuerte de Río Negro y se las puso en cubos para que sirva de escarmiento. La de Juan de Dios Maldonado y Andrés López se las puso en dos picotas, para estén visibles en la reducción de indios Tobas. La de José Alemán, al fuerte de Ledezma. Otras cabezas se dejó una en la picota y repartidas por todo el rededor de la plaza, en los arboles más grandes. El último tanto, fue destinado a Sapla. A los 16 restantes detenidos que quedaron con vida, se les puso la letra R con fuego, en uno de sus pómulos, para que se sepa que era rebelde, estos tenían como condena servir por cinco años en las obras públicas de Jujuy y luego serían conducidos al presidio del Río Negro. 239 De Ángelis.1836. p.281


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 177 - Derivaciones En Tatasi, hasta 1784 persistieron las demandas de los vecinos afectados por los atropellos de la milicia española encabezada por Antolín Achavarri, como la del indio principal, Bartolomé Jorge, quien demandó a este español, por haber sido detenido injustamente, pedía su liberación, que le repongan sus bienes secuestrados o que reintegren el valor de los mismos. El proceso judicial duró tres años y finalmente logró su objetivo. María de Sotomayor y Antezana, madre del fallecido Dr. Lorenzo Antezana y su hermano Tomás, que era el cura de Caracollo – Oruro, presentaron varios autos contra Achavarri pidiendo que se reintegre la cantidad de dinero y bienes del jurisconsulto que habían proveído para las expediciones de Chichas. Tras sofocar la rebelión, muchos curas, especialmente los que quedaron el área rural fueron acusados por los corregidores de ser colaboradores del alzamiento indígena, precisamente porque los religiosos, antes de 1780 estuvieron denunciando las monstruosidades que aquellos cometían. Aunque muchas veces los clérigos, tras la sanguinaria insurrección se vieron tentados a huir de sus iglesias, fueron obligados por sus superiores a quedarse en sus puestos de trabajo, como ordenó el Obispo de Cuzco, José Manuel de Moscoso que instruyó “residir en sus beneficios y llevar diarios de los sucesos de sus jurisdicciones”. Naturalmente para mantener informada a la jerarquía clerical. Un pequeño ejemplo es el informe de un cura anónimo que una hace relación de los sucesos de la sublevación en la parte sud de Potosí y en algunas regiones del norte argentino, presuntamente se trata del cura de Talina, Antonio José de Iribarren, quien en su lealtad con la Corona, tenía detenido a su colega de Chocaya, José Vásquez de Velasco y amenazaba con llevarlo preso en caso de desobediencia, bajo la custodia de soldados auxiliares.240 Entre tanto para evitar vacancia en la iglesia de Chocaya, nombraron al sacerdote Gregorio Antequera para que ocupe ese lugar. 240 ABNB. SGI 201. 1781. fs.3v


María Elena Chambi Cáceres - 178 - Con un clima menos convulsionado, la primera autoridad de la Villa de San Bernardo, Don Juan del Pino Marique decide en 1785 separar a Tarija de la jurisdicción de Chichas, arguyendo que el Justicia Mayor de Chichas, cuya residencia estaba en Tupiza no podía atender con oportunidad a las frecuentes irrupciones de los chiriguanos en el valle andaluz. Es así que nombra un subdelgado para la Villa de San Bernardo, sobre las cuatro causas: Justicia, Policía, Hacienda y Guerra; y delimita el territorio con 60 leguas de longitud de este a oeste, indicando que el límite señalado será desde las pampas de Taxara hasta la cordillera de los Chiriguanos. Mientras que de norte a sur poco más de 50 leguas, desde el punto de confluencia de los ríos Pilcomayo y San Juan, que hacen la división del partido Cinti, hasta el cerro Bayo, donde termina la jurisdicción de Jujuy. Tras las sublevaciones de Chichas, empieza a funcionar con mayor vigor, el Colegio de Propaganda FIDE en Tarija, que era un Colegio de la orden de curas franciscanos, de donde se despachaba a los misioneros a propagar la fe. A partir de los exaltados ánimos de los indios, demostrados en las insurrecciones, los curas implementan como nuevo método, llegar a los indios cantando en procesión para tranquilizarlos. Las disertaciones se dieron en todas las iglesias de este valle, luego en Potosí, Chuquisaca y Cochabamba.


Simultáneamente a los levantamientos de indios en Alto Perú, en Francia 1789, país que aquietó a España, fue tomada la Bastilla, símbolo del absolutismo. Se impuso la libertad y en América se debilitó el poderío de los colonizadores. Fuente: Historia de Europa y del genio europeo. Colección Panoramas de Historia. 1959. Bs As. Pg.169


Vista de proa de un barco mercante de mediados del siglo XVIII. Es más calado para acelerar la marcha. Fuente: Historia de Europa y del genio europeo. Colección Panoramas de Historia.1959. Bs As. Pg. 163


LOS CHICHAS EN LA COLONIA - 181 - Bibliografía Actas del cabildo eclesiástico, obispado del Tucumán con sede en Santiago del Estero 1592. 1667. Córdoba. Ferreira. Editor 2005. Archivo Histórico de Jujuy, Archivo del Marqués del Valle de Tojo. Carpeta 261. Año 1676. Archivo Histórico de la Casa de la Moneda. Libros reales. Archivo Histórico de la Casa de la Moneda. Libro real. Donde se registra autorizaciones a comerciantes que llegan a la Villa de Potosí trayendo sus mercaderías de Buenos Aires. Archivo Histórico de la Casa de la Moneda. Libro real. Donde se toma la razón del número, ley y peso de las barras de plata que entran y salen en esta real caja de la Villa Imperial de Potosí. Archivo Histórico de la Casa de la Moneda. Escrituras notariales de compra venta de un terreno de Calcha por Dn. Miguel de Mora a nombre de Bárbara Cabrera. Archivo Nacional de Bolivia, Nº4, Año 1605. Reclamación de un yanacona hecha por Gutierre Velásquez de Obando Archivo Nacional de Bolivia, 1781. Testimonio expediente seguido contra el presbítero José Vásquez de Velasco por cómplice en la provincia Chichas. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Expediente seguido por el subdelegado de Chichas. Antolín Chavarría. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Expediente que contiene la sumaria recibida por el Justicia Mayor de la provincia de chichas contra Lorenzo Antezana. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Carta del Dr. Don Francisco López de Dávalos cura del pueblo de Tupiza. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Sumaria informativa recibida de varios indios de Chocaya como a sindicados en la sublevación. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Expediente de méritos del Lic. Don Gregorio Antequera, teniente de cura de Chocaya.


María Elena Chambi Cáceres - 182 - Archivo Nacional de Bolivia 1780 – 1781. Documentación sobre rebeliones indígenas Archivo Nacional de Bolivia 1781. Informe del corregidor de provincia Chichas, Francisco Xavier García del Prado a la Audiencia de La Plata dando cuenta de las inquietudes y movimientos causados por los indios. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Carta de Antolín Chavarri sobre la captura de indios. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Causa contra indios cabezas de Chocaya. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Causa seguida contra varios indios que fueron cabezas y motores principales de muertes robos y demás excesos en Chocaya. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Correspondencia relativa a la remisión del presbítero José Vásquez de Velasco ante el presidente Ignacio Flores por complicidad con Pedro Condori. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Autos seguidos por Bartolomé Jorge, indio principal del pueblo de Tatasi con Don Antolín Chavarri sobre la reposición de sus bienes secuestrados. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Expediente formado en virtud de la orden del Virrey del Río de la Plata al Presidente de la Audiencia de la Plata para que se informe a la brevedad sobre la naturaleza y causa del indio Bartolomé Jorge. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Autos seguidos a nombre de Dña. María de Sotomayor y Antezana para que se le reintegre la cantidad de pesos que se suplieron para las expediciones de Chichas. Archivo Nacional de Bolivia 1781. Carta de los soldados de Antolín Chavarri donde le informan que detuvieron al curaca Cipriano Canchi en el motín de Chocaya y Chorolque. Archivo Nacional de Bolivia 1774. Autos seguidos sobre las sublevaciones y tumultos acaecidos en el pueblo de Kalcha, provincia Chichas. Archivo de la legislación en el Perú. Congreso de la República del Perú. Recopilación de leyes de indias. Audiencia de Charcas. Correspondencia de Presidentes y Oidores, Documentos de Archivo de Indias, T.II, Roberto Levillier, 1922. Antonio López de Quiroga: industrial minero de Potosí colonial. Peter Bakewel Universidad Tomás Frías. Potosí, 1973


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María Elena Chambi Cáceres - 186 - Entrevistas y testimonios Padre Henry Tapia –Rector del templo de Santo Domingo de Potosí Cristina Rodrigo - Historiadora potosina. La autora hace público su agradecimiento a los entrevistados y a quienes contribuyeron con parte de las fotografías, como la Lic. María Eugenia Velásquez e Ing. Hugo Chavarría de la Dirección de Turismo y relaciones públicas de la Alcaldía de Cotagaita y al responsable de Turismo de Yavi.


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