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Published by Maestro Rolland, 2015-05-24 10:02:59

KABASH- SABIDURIA QUE DIO ORIGEN A LA KABALAH

dedicaron a salvar vidas humanas? Conocer su ciencia, sus
luchas y sus pesares... es interesante.

Neferish en esencia representa toda una sabiduría, un
conocimiento de cómo aprender a vivir...

No sólo a través de una forma de vida “natural”, sino
de prácticas energéticas que tienen como base los Dabraká.
Ellos actúan sobre nuestra mente y sobre nuestro espíritu
para que estemos bien, para que podamos curarnos, para
que en vez de tener fuerza negativa de destruirnos, tengamos
fuerza positiva, que en esencia es la nobleza del Hombre, la
parte sana de la vida. Usar nuestra mente, usar nuestro
espíritu para nuestro bien y para el bien de los demás.

La Dabraká es la palabra de nuestro Ka o mejor dicho,
el mensaje de nuestro Ka.

¿Cómo interpretamos el Ka? Dentro de la escuela
hermética es un “Doble”, pero un Doble de otra generación
anterior que nos enseña. Lo que da vida al árbol es la raíz
y lo que da vida al Hombre es el Ka. El tronco es actual,
pero la raíz es de antes. El Ka es el alma que viene de otras
vidas pero también es un acompañante. Un ser que fue
unido a nuestra elevación o que nosotros mismos hemos
buscado a través de nuestras inquietudes espirituales y
místicas.

Dabraká en sí es el lenguaje del alma, el lenguaje del
espíritu. Nos fortifica interiormente y nos da una gran energía
que podemos desarrollar en distintos planos.

Es también una forma de elevar nuestro espíritu, al
margen de toda religión.

A través de él entramos en un estado de gran
profundidad, que a veces se transforma en un éxtasis, casi
un trance.

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Si practicamos los Dabraká con pasión, con fe y con
una gran integración a ellos, obtendremos los resultados
que nos proponemos. Si sólo las mentalizamos, las palabras
no van a responder.

Esas “palabras” pertenecen a un lenguaje que no
podemos entender o traducir a través de la mente, sólo el
alma las “entiende”. Para lograr esa integración con el
Dabraká tenemos que liberarnos de todos los pensamientos
mundanos y tratar de llegar al alma.

El Neferish es, más allá de una enseñanza, un
compromiso de estar bien, de vivir unido a la Naturaleza y
no separarse en ningún momento de sus leyes. Pero no
solamente no separarse de ellas, sino amarlas. Tener una
mejor convivencia e integración con la naturaleza y cuidarla
para prolongar su vida.

No es sólo disfrutarla, sino dedicarse a ella. Plantar un
árbol, cuidar una flor. Descubrir una mañana hermosa,
contemplar las estrellas...

Neferish en esencia es encontrar un camino, encontrarse
a sí mismo primero, su “ish”(19), su “ane”(20). Luego encontrar
a Dios.

Si no encontramos la verdad, siempre llevaremos sobre
las espaldas un estado depresivo, de desconformidad, de
constante búsqueda y ansiedad.

El Neferish nos enseña cómo llegar a nuestro Yo, nuestro
“ane” y así encontrar el motivo y la razón de la vida.

Si no lo encontramos, no somos protagonistas. Nos
transformamos en neuróticos y críticos observadores
pesimistas.

Basándonos en la sabiduría Neferish podemos establecer
principios fundamentales para la vida de todo ser humano.

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El hombre debe conservar su cuerpo físico

Una de sus grandes misiones es conservar su salud y
juventud, su deseo de vivir. Para conseguirlo, el ser humano
debe estar en armonía con la Naturaleza en todos los aspectos
de su vida, en su forma de comer, de vestirse y de vivir.

En el Antiguo Egipto, los Maestros de Kabash enseñaban
que para fortalecer el organismo, era necesario someterlo a
diferentes prácticas de resistencia. El niño, en su ritual de
Iniciación a los trece años, pasaba por diferentes pruebas.
A través del ayuno aprendían a sobrevivir sin comida,
pasaba sed para saber caminar por el desierto y soportaba
el frío y las altas temperaturas. De esa manera, aumentaban
las defensas del organismo y tornaban su cuerpo más
resistente. No se trataba sólo de aprender a desarrollar la
potencia muscular, sino principalmente, aumentar la
resistencia para enfrentar las distintas dificultades que la vida
pudiera presentar en el futuro.

En la actualidad, vivimos de una manera diferente pero
debemos ejercitarnos de forma saludable, caminar no sólo
para mantener un estado físico, sino para provocar el sudor
que desintoxica el organismo. Y cuando nos sea posible,
una vez por semana o una vez por mes, debemos practicar
un ayuno. Estos hábitos levantan las defensas y obligan al
cuerpo a gastar sus reservas acumuladas, algo que es
necesario porque en caso contrario, se retienen toxinas y
aparece la enfermedad.

El Hombre debe luchar para vencer los obstáculos

La Tierra no es plana, tiene sus piedras. Así es la vida,
siempre hay obstáculos que deben ser superados.

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La Ley de la Naturaleza es la ley de los más fuertes, así
es en el mundo de los animales. La lucha por sobrevivir y
conservar la especie, vuelve a los individuos más resistentes
y entonces vence el más fuerte, mejorando la especie, que
en caso contrario, desaparecería.

Tal vez de una forma más simbólica, el Hombre está
igualmente sujeto a esa Ley. Luchar para vencer los
obstáculos nos hace más fuertes y más capaces para crear
una mejor generación futura. Y esa enseñanza la debemos
transmitir a nuestros hijos para mantener el proceso de
evolución.

El Hombre debe buscar el desarrollo de su
potencial humano y espiritual

A través de la espiritualidad, del humanismo y de la
comprensión, el Hombre podrá crear un ser más elevado,
que sepa compartir y esté cada vez más alejado de sus
tendencias animales.

El Hombre es Naturaleza y debe respetarse como tal,
aceptar sus necesidades, los instintos que mantienen la
vida, pero tiene que ser diferente de los animales: no
puede conservar su especie apenas a través de los instintos
como la agresividad, el sexo y el hambre. Tiene que
encontrar su alma y su espiritualidad. Buscar lo Divino,
lo Superior.

El ser humano debe conservar la especie también a través
del Amor, de un ‘instinto de Amor’. Por tanto, como
prioridad, debe desenvolver su capacidad de amar.

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El Hombre debe aprender a amar y enseñar a amar

Esa es otra de sus grandes misiones en la Tierra.
Conservar la especie significa construir una familia.
Debemos ayudar a formar una nueva generación
transmitiéndole experiencia y sabiduría.
La mayoría de las personas piensan que lo más
importante es dejar una herencia material para sus hijos o
una formación que les permita alcanzar una buena
condición económica. Pero tanto el padre como la madre,
deberían transmitir un sentimiento de amor a sus hijos y
enseñarles a amar para que, cuando sean adultos, ellos sepan
amar y puedan construir una familia con principios de amor
y no apenas económicos. De esta manera, los hijos no
sufrirán conflictos que debiliten su personalidad.

El Hombre debe luchar para superar su egoísmo y
transformarse en un ser altruista

Debemos considerar que el egoísmo es natural en el
ser humano debido a su instinto de conservación. Es
necesario aceptarnos como somos, pero tenemos que
meditar constantemente para combatir estos defectos. El
ser humano tiene que superar su individualismo y su
vanidad y tomar conciencia que no puede trabajar sólo para
sí y su familia. Debe trabajar también en función de la
sociedad, para ayudar a mejorar nuestro mundo. El Hombre
debe preocuparse por el otro y por las futuras generaciones.
Tiene que colaborar para perfeccionar la Creación como si
fuese ‘socio’ de Dios, Aquel que nos creó con la capacidad
suficiente para dividir tareas y responsabilidades y no apenas
para pedir y pedir...

103

El Hombre debe realizarse, por lo tanto tiene que
encontrarse a sí mismo

El camino a la plena realización es el encuentro con su
verdad, así cada ser humano tendrá en todos los planos de
su vida, un rumbo cierto.

En la vida se puede transitar por muchos caminos pero
el del Destino es el único que conduce a la ‘Tierra Prometida’,
a la felicidad. Quien se aparta de él, se siente perdido en la
vida, anulado...

La mayoría de las personas sufren fracasos porque no
se conocen, no se encuentran y viven una vida sin sentido,
vacía... una vida que parece no ser suya. Esos fracasos traen
frustraciones que a su vez, generan agresividad. Esta puede
desarrollarse como auto agresividad o volcarse en contra
de otros. Por eso debemos encontrar nuestro Destino y
volver a recorrerlo.

Para hallar nuestro camino, es necesario aproximarnos
a nuestra alma y tratar de comprender su eternidad. Tenemos
que unirnos a ella, sentirla... porque ignorando nuestra
misión no podemos avanzar y cumplir con nuestra
evolución.

Las prácticas místicas nos llevan al encuentro con nuestra
alma, a un estado que los Hierofantes llamaban ‘la fusión
del Ka con el Ba’, o sea, la unión del alma con la mente y el
espíritu.

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Aura

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Energía de Vida

“En toda creación tiene que haber
oposición y dentro de nuestro
cuerpo si no hay polarización, no
hay vida”.

El aura representa nuestra alma, nuestra espiritualidad,
nuestra energía. Y donde hay energía hay vida, hay luz,
hay brillo.

Sin embargo no es fácil poder verla y fue necesario que
pasaran muchos siglos para que el Hombre reconociera su
existencia.

En la actualidad resulta común referirnos al aura o
campo bioenergético. Pero tuvo que llegar un hombre
llamado Kirlian, que inventó una cámara que fotografía el
aura, para que la ciencia aceptara por fin, lo que el místico
siempre había sentido.

Aquellos que hablaban del brillo, la luz y los colores que
rodeaban a las personas, eran considerados delirantes por
los escépticos. Ellos negaban, sin saberlo, una de las esencias
más importantes del ser humano.

Todo lo que vive tiene aura, hasta la más pequeña
piedra, aunque las auras son muy diferentes en las distintas
formas de vida.

La antigua civilización egipcia, fue una de las que dio
mayor importancia al tema energía. Conocían en aquella

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época “mapas” del cuerpo en los que se localizaban los
distintos “centros de energía”. Mediante esos mapas
aplicaban las “agujas sagradas” y también, a través de sus
manos, realizaban una especie de “pases” energéticos. Le
daban así, fuerza a la persona para superar una enfermedad,
ya fuera en el plano físico o espiritual.

No sólo en el Antiguo Egipto, sino en otras culturas, se
encuentran claras manifestaciones de la existencia del aura
a lo largo de los tiempos. Por ejemplo, en la parte cristiana
encontramos la representación del aura en el halo de los
santos. Un brillo dorado sobre la cabeza de las figuras más
elevadas espiritualmente dentro de la religión.

En el judaísmo, son conocidas las representaciones de
Moisés en las que se observan dos salientes sobre su frente,
que no son otra cosa que la proyección de dos haces de luz:
el brillo de su aura.

A través del tiempo, se ha transmitido una esencia
traducida en diferentes palabras y que llega a nuestros días
como aura.

Los antiguos egipcios hablaban del SHEJIN o SHEJIKA.
Si nos remontamos al origen de esta palabra, en el idioma
arameo-caldeo se refiere al planeta Mercurio. Este planeta
era considerado el de mayor importancia en todo lo referente
al aura. Por ser el más cercano al Sol, decían que era el más
favorecido.

Ellos interpretaban al Sol como el Dios Ra, centro de
vida, energía y espiritualidad para nuestro mundo. Creían
que la espiritualidad del Hombre nació cerca de él y por lo
tanto no podía existir sin el Sol. A la vez, Mercurio era
tomado como el astro que regía el equilibrio del aura.

Los hebreos en la parte kabalista hacen referencia a la
SHEJINA, como la belleza y la fuerza que emana del espíritu

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del Hombre. La energía interior que es parte de la vida
misma.

¿Cómo explicamos el aura?
El aura es fruto del desprendimiento de energía.
Así como la constante desintegración del Sol, produce
una emanación de luz y calor que posibilita nuestra vida,
cada célula que muere en nuestro cuerpo, genera una
energía vital.
El brillo del Sol resulta de su constante muerte, lo mismo
sucede con el brillo de nuestra aura. Un mismo concepto
que nos une una vez más a la ley de igualdad entre el macro
y el microcosmos.
Sin duda, los antiguos egipcios tuvieron un elevado
conocimiento sobre cómo crear y conservar la energía.
Encontramos que después de más de 3000 años, las momias
conservan aura en su piel y que semillas halladas en las
pirámides, germinaron luego de treinta siglos.
Consideraban que existían distintas auras
correspondientes a los conceptos de GUF (cuerpo, energía
vital), BA (mente, energía espiritual) y KA (alma, energía astral).
El aura astral era el resultado de la influencia de los
distintos astros sobre nosotros. Mediante ella el Hombre se
podía comunicar con otros mundos y con distintas formas
de vida. Entendían que el aura astral es lo que coincide en
todos los seres que pueden existir en los distintos planetas.
Pero esta aura no tiene alimentación terrestre, sino que
depende de los astros y cada color corresponde a la influencia
de uno diferente.
Sabemos, por las leyes de la Física, que la energía surge
del choque de polos opuestos (positivo y negativo). Si no
existiera la polarización, no habría energía.

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Entendemos entonces, que de la confrontación de los
contrarios, surge la vida.

En el Antiguo Egipto se tomó el ANK, Cruz de Osiris o
Cruz de la Vida, como símbolo de polarización.

En él se resepresentan el hombre y la mujer: polos
opuestos que al unirse crean vida.

La parte superior ovoide, representa el huevo, la mujer,
la hembra, el negativo de la Creación. En la parte inferior
está el símbolo masculino, el obelisco, el falo, el positivo.

El equilibrio entre los dos polos, lo vemos en los brazos
abiertos hacia oriente y occidente: el principio y el fin de la
vida. Es el neutro, la creación.

En toda creación tiene que haber oposición y dentro de
nuestro cuerpo si no hay polarización, no hay vida. Hasta
la más pequeña célula tiene polos que se atraen,
generando una corriente entre ellos, que es el movimiento
de la vida.

Nuestro planeta, que por supuesto tiene sus polos, Norte
y Sur, es influenciado por dos astros considerados a la vez
como sus polos cósmicos: el Sol y la Luna.

La Luna, el “alma del universo”, influye sobre nuestra
psiquis. El Sol sobre el plano físico, orgánico. Al ocaso se
produce el equilibrio de fuerzas de los dos astros sobre la
Tierra.

La Luna incide sobre la parte líquida de la Tierra, regula
las mareas, los líquidos de nuestro cuerpo y muchas veces
hasta nuestros cambios anímicos.

Los antiguos egipcios consideraban que eran siete los
astros que tenían mayor influencia sobre el Hombre: Sol,
Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Ellos

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mantenían el orden y el equilibrio que debe existir entre el
Hombre y la Naturaleza.

Cuando el ser humano rompe con su propio orden y con
el de su mundo, genera consecuencias negativas en él y en su
entorno.

Si volviera a integrarse a la Naturaleza, podría mejorar
mucho su vida.

Debería comer cuando tiene hambre, tener relaciones
cuando siente deseos y no proyectarlas una semana antes.
Todo lo que se hace sin necesidad es antinatural. El Hombre
tiene que ser como la Naturaleza y tener, al igual que ella,
sus volcanes, sus tormentas, sus momentos apacibles, sus
brisas de verano. Tiene que estar lleno de vientos, lleno de
energía, porque así es el mundo.

Los antiguos consideraban que todo lo que está afuera
está dentro del ser humano. Nuestro cuerpo está formado
por los mismos elementos que componen el planeta. Los
fundamentales son: agua, aire, fuego y tierra.

Tomar contacto con la tierra era una práctica que muy
frecuentemente realizaban. Se quitaban las sandalias y
caminaban sobre ella o enterraban sus pies. Esto servía para
descargar la energía negativa ya sea del cuerpo o de la
mente.

Decían que el Hombre poseía dentro suyo una partícula
de cada animal, de cada elemento de la Naturaleza.
Buscaban la elevación del águila o la fortaleza de la roca.
Los grandes Hierofantes realizaban sus prácticas de
integración, como fuente de energía. Pasaban días enteros
tratando de “ser” árbol o sentados a las orillas del Nilo
buscando sentirse agua. La esencia de la integración es
encontrar esa parte del todo que hay en cada ser, sabiendo
a la vez que somos parte de ese gran todo.

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Cada elemento que forma nuestro cuerpo aporta una
energía diferente.

El agua fue considerado un elemento de purificación.
Los egipcios acostumbraban traer agua del Nilo, el “Río de
los Dioses” para bendecir los niños cuando nacían y también
sus hogares. Los sacerdotes de aquella época, sacaban las
fuerzas negativas salpicando con agua las paredes de las
casas y bendiciendo en el nombre de Isis, Osiris y Horus.

¿Por qué el Nilo era considerado un río sagrado?
Sin duda del desborde de sus aguas dependía la cosecha
y por lo tanto el alimento de todo Egipto. Pero ellos tenían
la creencia de que bajo el Nilo existía otro río subterráneo,
donde moraban los dioses en sus palacios y por el cual
navegaban en sus barcas.
Quienes buscaban un camino espiritual, debían
purificarse realizando siete baños diarios en sus aguas,
durante una semana. Así eliminaban los pensamientos
impuros y limpiaban su conciencia.
Muchas veces nuestras deficiencias energéticas se
manifiestan en una gran sed. La inteligencia de nuestro
organismo nos pide agua para, a través de ella, generar
aura y dar vida y energía a nuestro cuerpo.
El agua se considera un elemento negativo y femenino.
Su opuesto es el fuego, positivo y masculino.
El fuego siempre fue tomado como un elemento
comunicador, como un puente entre el Hombre y sus
semejantes y a la vez entre el Hombre y lo elevado, el
Más Allá.
Actualmente conservamos una herencia de nuestros
ancestros que necesitaban el calor del fuego. Nos fascina
simplemente contemplarlo. ¿Será que revivimos un pasado

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que está dentro de lo que Jung llama nuestros arquetipos?
El fuego, al igual que el agua se alimenta del aire. Los

antiguos sacerdotes hablaban del “soplo divino”, el soplo
creador que en el momento del nacimiento da vida al ser
humano, más allá de lo físico.

La Naturaleza da vida al Hombre. Cuanto más se
acerque a sus elementos y busque en ellos su magia, más
cerca estará de vencer las enfermedades que lo castigan.

Si pudiésemos comparar el aura de esos sacerdotes
de hace 3000 años, con la de un hombre de la actualidad,
seguramente veríamos cómo se ha hecho más débil, más
pequeña. No es sólo una cuestión de desarrollo personal,
sino que hay también muchísimos factores externos y
ambientales que contribuyen para que esto sea así.

Vestimos ropas de materiales sintéticos y usamos
calzados con suelas aislantes, que no nos permiten hacer
“contacto” con la tierra que estamos pisando. Consumimos
alimentos que tienen conservantes, colorantes, fertilizantes.
Todo lleva en sí una química nociva para nuestro cuerpo,
que destruye nuestra energía. Aquello que nos aleja de la
Naturaleza, rompe el equilibrio de nuestra aura.

Los antiguos hierofantes enseñaban que el equilibrio es
salud, ya sea en un plano físico o espiritual.

Cuando hay un órgano que no está funcionando bien
es porque se alteró su equilibrio. Esto se manifiesta en el
aura del órgano, que aumenta su intensidad de luz, por la
mayor desintegración de las células que mueren más
rápidamente.

El aura física es muy difícil de visualizar actualmente,
por el tipo de tejidos no naturales de nuestra vestimenta.
Antiguamente los sacerdotes observaban que el lugar donde

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se localizaba mayormente la energía, el aura de la mujer,
era en el “Bend”(senos). Decían que en esa zona registraba
su plano emocional, su equilibrio hormonal y hasta su
fertilidad. También los problemas en los pulmones o vías
respiratorias se evidenciaban allí.

Una de las cosas más hermosas de la mística es ver a
través del tercer ojo, el ojo invisible que está en la frente. Él
busca constantemente una verdad que no se conoce, una
enfermedad que la persona no sabe que tiene, un dolor
que todavía no está sufriendo. Antes de presentar síntomas,
la enfermedad ya aparece reflejada en el Bend de la mujer y
en el aura de la zona de los omóplatos en el hombre.

Para ver el aura a través del tercer ojo, tiene que ser de
noche, porque el brillo del Sol lo apaga. No solamente no
se ven las estrellas, sino que tampoco se ve el aura, la luz
que al igual que una estrella cada uno tiene.

Lo ideal es en la oscuridad, encendiendo una vela de
cera de abejas, que es la que mejor permite visualizar los
colores, ya que con velad de otros materiales hay algunos
que no se ven.

El aura de la enfermedad es intermitente, el aura normal
es fija. Dentro de la luz fija buscamos los puntos intermitentes
y enseguida encontramos los colores de la enfermedad,
colores que para el kabalista son números.

El placer de ver el aura, es como ver un arco iris y hasta
a través de una foto se puede observar, pero siempre es
mejor personalmente.

Por ejemplo, cuando me piden que mire a una persona
para ver que combinación de letras necesita, veo los colores,
las letras de su aura que a su vez representan números.
Localizo el problema y busco la combinación de fuerzas,

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que pueda asimilar, que no las rechace y que la ayuden a
estar bien. Esas combinaciones, esos Dabraká, pueden lograr
grandes cambios.

Cuánto se puede ayudar sabiendo interpretar los colores
del aura, a través de la sabiduría milenaria del Kabash.

El aura manifiesta los diferentes estados anímicos y a su
vez, los cambios energéticos también pueden provocar
estados de depresión o de angustia, sin que haya un motivo
aparente. La energía baja y la persona se siente mal, sin
saber a que se debe en realidad ese malestar.

El aura puede perder su fuerza cuando ha vivido unida
a otra a través del amor y pierde su “compañía”. No sólo se
sufre la pérdida del ser querido, sino que el aura registra
una caída en su plano energético. Cuando las auras se unen
a través del amor, generan más energía.

115



Parte III

Dabraká

Fuerza Mística
para la Vida

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Investigaciones científicas demuestran los
beneficios de la meditación

La meditación se emplea desde hace más de tres mil
años.

La lista de adeptos ha ido creciendo en los países
occidentales en los últimos años, hasta alcanzar una cifra
que ronda en los diez millones, en EEUU.

Estas personas, lejos de tratarse de fieles religiosos, son
profesionales de todo tipo, agobiados por el estrés, pacientes
a los que sus médicos recetan sesiones de exploración
interior para mejorar o prevenir el dolor o individuos
interesados en profundizar en sí mismos y aprender a
manejar sus emociones. Los estadounidenses pueden
acceder a cursos o sesiones de meditación en los colegios,
los hospitales, en instituciones oficiales y prisiones. En
España existen centros donde se pueden aprender diferentes
técnicas, pero está todavía lejos de ser considerada una
herramienta terapéutica.

El interés de los científicos por la meditación comenzó
hace ya algunos años. En las décadas de los sesenta y los
setenta, se había demostrado que el uso de estas técnicas
proporcionaba una extraordinaria concentración. Un
profesor de medicina de la Universidad de Harvard, Herbert
Benson, a través de sus investigaciones llegó a la conclusión
de que la práctica milenaria contrarresta los mecanismos
cerebrales asociados al estrés.

Uno de los más activos investigadores en los últimos
años ha sido Richard Davidson de la Universidad de
Wisconsin, en EEUU. Sus trabajos aportan resultados

119

sorprendentes sobre la práctica milenaria. “Nuestros
resultados indican que la meditación tiene efectos biológicos.
Produce cambios en el cerebro, asociados a emociones más
positivas y mejoras en la función inmune” dijo a “SALUD”,
el investigador Daniel Goleman, autor de numerosos libros
sobre inteligencia emocional. Explicó a este suplemento que
‘Lo importante es que la meditación cambia la base de las
emociones’.

Los estudios neuronales demuestran un incremento de
actividad en el lóbulo frontal izquierdo, que es la residencia
de las emociones positivas. Al mismo tiempo se reduce el
funcionamiento de la región derecha. Probablemente se
preguntará en qué cambia esta realidad cerebral, la vida
diaria, pues bien, los neurocientíficos han observado que
las personas que emplean más la zona izquierda, tardan
menos tiempo en eliminar las emociones negativas y la
tensión que pueden provocar por ejemplo, un atasco o una
discusión con el jefe. Este desequilibrio entre los hemisferios
conlleva también una reducción del miedo y la cólera.

Davidson y su equipo decidieron investigar con personas
de la calle, sin experiencia alguna en las técnicas de
meditación. Los resultados confirmaron que no es necesario
ser un consumado meditador para disfrutar sus beneficios.
Los científicos comprobaron también en este grupo de
voluntarios, que el sistema inmune de aquellos que se habían
entregado a la exploración interior, era más potente que el
de sus compañeros.

Las posibilidades de la meditación están todavía por
explorar. Davidson y su equipo tienen en marcha un trabajo
con pacientes depresivos, “del que aún no tenemos
resultados”. Sin embargo, John Teasdale de la Unidad de
Ciencias Cognitivas y del Cerebro en Cambridge (Reino
Unido) ya dispone de datos. Este investigador ha

120

encontrado que la combinación de la meditación
introspectiva con terapia cognitiva reduce a la mitad las
recaídas de los pacientes depresivos crónicos.

En el Centro Clínico Essen-Mitte, en Alemania, los
médicos han empleado durante cinco años un programa
de meditación introspectiva antiestrés diseñado por Jon
Kabat-Zinn, un investigador de la Universidad de
Massachussetts y autor de numerosos libros sobre este tema,
en casi tres mil pacientes con todo tipo de patologías entre
las que se incluye el cáncer. La experiencia no se planteó
como un ensayo clínico, de modo que no existen datos
objetivos de los resultados, pero los facultativos observaron
que la mayoría de los individuos experimentaba mejorías
significativas en su enfermedad.

Hasta aquí algunos de los potenciales usos terapéuticos
o preventivos de la meditación. Sin embargo, tanto el
planteamiento budista como el de otras tendencias
orientales en las que se emplea regularmente esta práctica,
va más allá. Su uso está asociado a un cambio de
percepción de la realidad y a estimular los procesos de
conciencia, algo que también interesa extraordinariamente
a los científicos y que Goleman define como ‘conocimiento’
de la existencia.

Lo que parece evidente es que este tipo de investigaciones
se encuadran de lleno en la tendencia actual de lo que se
denomina medicina integral o en un contexto más amplio,
el estudio de la interacción mente- cuerpo. Después de siglos
de divorcio entre estos dos aspectos que describen al ser
humano, “los nuevos datos que proporcionan las
neurociencias están matando el dualismo cartesiano”, afirma
Goleman. “El cerebro junta las emociones y los
pensamientos. Los mismos circuitos que nos permiten pensar,
nos permiten sentir”, añade.

121

Los cambios cerebrales que produce la práctica habitual
de la meditación tienen algunos puntos en común con los
que se observan en el estado de iluminación o éxtasis místico.
Lo cual no es extraño puesto que una de las vías para
alcanzar el más alto nivel de abstracción es la meditación.

Existen numerosos métodos para meditar, algunos de
ellos procedentes directamente de las antiguas tradiciones y
otros de creación más reciente surgidos de los anteriores.
En general, se establecen dos grandes grupos de técnicas.

Por un lado las que emplean un objeto en el que fijar la
concentración. Éste puede ser una palabra, un texto, la
propia respiración o incluso, algo externo, como una vela.
De este modo, se detiene el bullicio mental que normalmente
nos acompaña y se logra un estado de calma y relajación.

Por otro lado se emplea la meditación introspectiva. En
este caso, el objetivo no es detener la mente sino que se
dejan discurrir libremente los pensamientos, pero sin
detenerse en ellos y sin juzgar su contenido. De este modo,
la atención se centra en el momento presente y desaparecen
las preocupaciones por el futuro.

Acerca de la meditación

Cada vez más médicos recomiendan la meditación como
fórmula para mejorar la salud. Esta técnica milenaria ayuda
a reducir el estrés y, con tiempo y paciencia, puede lograr
una disminución de la presión sanguínea. Además, la
meditación produce más anticuerpos (los agentes defensivos
de nuestro organismo) que los que se consiguen con la
vacuna de la gripe.

La reducción del estrés se logra al quemar adrenalina,
que es la sustancia que éste produce. Dicho componente

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químico puede incrementar la presión de la sangre y
aumentar las posibilidades de que la sangre se coagule, lo
que supone un mayor riesgo de cardiopatía.. Además de
reducir el estrés y la ansiedad, la meditación es una buena
técnica que permite lidiar con el dolor crónico.

Desde enfermedades consideradas puramente
biológicas como el SIDA o el reumatismo, hasta otras con
un claro componente psicológico como las adicciones o
las tendencias suicidas, están bajo el influjo del bienestar
espiritual del individuo. En muchos caso, el medio para
alcanzar un estado de paz interior es a través de las
meditaciones.

Algunos científicos opinan que la meditación podría
aumentar los niveles de un neurotransmisor, la serotonina,
cuya deficiencia está asociada a la aparición de depresión.
Quizá con el tiempo y unas cuantas investigaciones más se
pueda demostrar que es más eficaz y placentero estar en
paz con uno mismo que tomar Prozac.

Según estudios científicos realizados en la Universidad
de Maharishi de medicina en Fairfield, Iowa, son múltiples
los beneficios que la práctica de la meditación ofrece. La
disminución del riesgo de infarto agudo al miocardio y de
accidente cerebro vascular fue comprobada por un equipo
liderado por la Dra. Castillo-Richmond. Un amplio listado
de efectos favorables fue presentado luego de alrededor de
trescientos cincuenta estudios llevados a cabo. Entre ellos se
señalan como beneficios físicos: disminuye la tensión; calma
las dolencias psicosomáticas causadas por la tensión; hace
descender la presión sanguínea; fortalece el sistema
inmunológico; retrasa el proceso de envejecimiento; recarga
las baterías. Como beneficios psicológicos: calma; sosiega;
energetiza; aparta las preocupaciones; integra; aporta

123

claridad; realza la sensación de individualidad; fomenta el
desarrollo personal.

Además de éstos, se incluyen muchos otros beneficios
relacionados al aumento de la concentración, la
optimización del funcionamiento cerebral, mejoras de
memoria y aprendizaje, desarrollo de la creatividad y
aumento de la confianza en sí mismo.

Fuente: El Mundo. Redacción: ACPress.net

124

Meditación Egipcia

A través de la investigación científica y sus resultados
podemos comprobar hoy, aunque sea en parte, los
conocimientos que fueron desarrollados y practicados en
antiguas culturas. El Hombre ‘redescubre’ así el poder de la
meditación y cómo aplicarla a su vida.

Kabash, es una sabiduría que como investigador y
amante del Antiguo Egipto pude rescatar, descifrando su
esencia. En ella está el motor de la vida: la energía.

En la Creación toda existen innumerables fuerzas,
positivas y negativas. Kabash, a través de su meditación,
nos enseña cómo desarrollar las positivas y controlar las
negativas. Pero esto no se trata de una teoría, sino de una
práctica que nos ayuda a diario a construir una vida más
sana y feliz en todo sentido.

La meditación egipcia tiene como base la ‘Dabraká’.
Así se denomina la palabra o combinación de letras en que
se fija la concentración.
Tres pasos para meditar con Dabraká

1. Tienes que buscar un lugar apropiado para meditar,
donde puedas permanecer tranquilo, sin interrupciones
durante algunos minutos. Es conveniente que ese lugar sea
siempre el mismo, así podrás contar allí con los elementos
necesarios (vela, incienso, cobres...) Si es posible ese sitio
debe tener un piso de materiales naturales como madera,
cerámica o piedra. Debes quitarte el reloj y los metales que

125

estén en contacto con tu piel (anillos, pulseras, caravanas...)
excepto el oro, que no afecta la práctica.

2. Antes de disponerte a meditar, colocas tus manos bajo
el agua de la canilla durante un par de minutos, mientras
repites mentalmente las sílabas tash lej que te ayudarán a
alejarte por un momento de tus preocupaciones y asuntos
pendientes, dejando tu mente mejor dispuesta para meditar.

3. Enciende una vela blanca y siéntate durante unos
minutos frente a ella, tratando de que tu mente fije su atención
en la llama. Ese ejercicio te ayudará a apartar los
pensamientos que te invaden y así podrás lograr una mayor
concentración en tus Dabraká. Luego de esta preparación,
procede según lo indicado en la Dabraká que has elegido
para practicar.

Importante:
Estos son los pasos a seguir en la mayoría de las prácticas

de meditación, pero existen algunas que requieren ser
realizadas en momentos o condiciones especiales (al aire
libre, en el momento de una discusión, frente a determinada
persona, etc.) En ellas se siguen exclusivamente las
indicaciones específicas de la Dabraká correspondiente.

Cómo concentrarnos en la Dabraká
La meditación con Dabraká, en su etapa de

concentración en las sílabas o las combinaciones de letras
que vayamos a realizar, se practica con los ojos cerrados y
repitiendo mentalmente esas sílabas, sin vocalizarlas (salvo
raras excepciones, señaladas en la explicación de cómo debe
ser realizada la práctica)

126

Una técnica sencilla y efectiva para concentrarnos, es
visualizar las letras escritas como si estuviéramos viendo un
cartel. La imagen nos ayuda a mantener las palabras en la
mente sin que nos invadan los pensamientos.

También puede ayudarnos vocalizar algunas veces las
sílabas, antes de iniciar la concentración.

Luego la concentración se hace más fácil ya que la
vibración del sonido propio de la Dabraká queda grabado
en nuestra mente y en el silencio se multiplica su poder.
Baño de purificación

En algunas prácticas se recomienda realizar un baño de
purificación, que consiste en lo siguiente: luego de hacer el
baño de higiene, permaneces por unos minutos más bajo
la ducha. Mientras el agua va cayendo sobre tu cuerpo te
concentras en la Dabraká hamaet. Te ayudará a ‘depurar’
tus energías, ‘limpiando’ la negatividad. También lo sentirás
como una depuración interior que te prepara para la
meditación.

127

128

SALUD
JOLEB AMITÁ
Este Dabraká es para ayudar a una persona que está
pasando un momento difícil en el plano de salud. Cuando
está mal o existe una amenaza sobre ella.
La concentración es joleb amita y si podemos hacerla
directamente a la persona enferma es mayor el efecto. Pero
en caso de no ser posible, utilizamos una vela y a través de
nuestro Ka, de nuestra alma y nuestro espíritu, igual
logramos llegar al enfermo.
Si no estamos junto a la persona que queremos ayudar,
nos sentamos en el piso, frente a la luz de la vela y apoyamos
las manos sobre las rodillas. Mentalizamos el nombre de la
persona y su rostro y entramos en la alta mística de la
Dabraká. En ese hermoso trance donde nos transportamos
y sentimos que somos verdaderamente, instrumentos de
ayuda.
Si estamos frente al enfermo, tomamos su mano derecha
con la nuestra y nos concentramos tres veces
en joleb amitá. Luego le tomamos las dos manos, derecha
con derecha e izquierda con izquierda. Así volvemos a
repetir tres veces el Dabraká: joleb amitá... joleb amitá...
joleb amitá...

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CREAR ENERGÍA Y DIRIGIRLA
SHLISHIN ATOR

El alma es el centro de la vida, el motor.
Al hablarle a través de un Dabraká en el “idioma” que
puede comprender, desarrolla energía para lograr lo que
buscamos.
Por ejemplo, si lo que queremos conseguir es mayor fuerza
para nuestra aura, encontramos que se puede obtener uniendo
la potencia del Dabraká a distintos elementos.
Si colocamos la mano derecha en un recipiente de cobre
y la izquierda en otro recipiente, también de cobre pero
conteniendo agua, estamos creando una polarización en el
organismo, sin ningún tipo de Dabraká.
Si a esto agregamos un recipiente grande conteniendo
sal, en el cual apoyamos nuestros pies descalzos, formamos
el “triángulo egipcio de los elementos”, obteniendo así una
mayor fuerza energética.
¿En qué tipo de recipiente se coloca la sal?
Puede ser de madera, hierro, loza, cerámica.
En esa posición: pies sobre sal, mano derecha en cobre
e izquierda en cobre con agua, nos concentramos en el
Dabraká shlishin ator.
Para lograr un mejor efecto, nuestra vestimenta tiene que
ser de fibras naturales: hilo, lana, algodón. Tenemos que evitar
los sintéticos y las anilinas que, lamentablemente, es lo más
común encontrar hoy en día ya que la ropa, el calzado y
hasta la comida, las contienen. Estamos viviendo dentro de
un laboratorio y por más que queramos nos cuesta salir de él
y vivir naturalmente.

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Realizamos la concentración en shlishin ator durante
algunos minutos. Luego, si es que tenemos un dolor que
puede ser reumático, una neuralgia u otro que no obedezca
a un problema de salud crónico, podemos llevar energía al
lugar afectado.

Después del shlishin ator, aplicamos los dedos índice y
mayor de la mano derecha en el lugar del dolor.

Si encendemos una vela para hacer esta experiencia es
mucho mejor porque le damos un carácter místico y nuestra
alma se armoniza.

Van a experimentar el alivio del dolor. En esencia esta
práctica es para que ustedes puedan generar energía para
fortalecer su aura y a la vez llevarla a los lugares donde la
necesitan.

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RENDIMIENTO, CONCRETAR METAS
JOSH BE

¿Cuántas veces nos sucede que dentro del ritmo de vida
que llevamos, proyectamos cosas y por “falta de tiempo” no
las concretamos?

¡Tanto queda en el camino porque el tiempo no nos
alcanza! Escuchamos o usamos expresiones como: “el día
debería tener más horas”, “el tiempo no da para nada”...

El tiempo se ha transformado en nuestro gran patrón y
nosotros en esclavos de la hora y de una agenda, en la que
casi nunca figura el momento de encontrarnos con nosotros
mismos.

Cúantas veces deshechamos actividades porque no
podemos acomodarlas dentro de la rutina.

En algunos casos, nosotros mismos no nos damos el
tiempo para realizar lo que queremos. Esto es producto de
un desorden de nuestra vida, que generalmente responde a
un factor emocional.

Muchas veces no es que no tengamos tiempo, sino que
nos cuesta ordenarlo, porque seguramente nos cuesta
ordenar otros aspectos de nuestra vida.

También nos ocurre que por ciertas actividades que nos
son impuestas, compromisos sociales, etc., nos privamos
de hacer lo que realmente quisiéramos.

Dentro de esa “carrera” en que se transforma nuestra
vida, la mística, nuestro plano sensible, elevado, espiritual,
resulta dejado de lado o colocado en el último lugar.

Por eso es que a través de este Dabraká, buscamos un
orden de vida que nos permita realizar lo que deseamos y a

133

la vez, encontrar el momento para la mística. Para
comunicarnos con nuestro Yo superior, con nuestra alma y
llegar a nuestro sentir profundo y verdadero.

Josh be se practica en horas de la mañana. De pie,
posición a Oriente, frente a la luz de una ventana o una
puerta, los pies juntos y las manos a la altura del ombligo.

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FUERZA DE VIDA Y JUVENTUD
MABESH

Los Antiguos Hierofantes de la Escuela de Ptah Otep,
interpretaron que dentro del Hombre existen dos fuerzas: la
fuerza que lleva a vivir y la fuerza que lleva a morir.

Cuando estas dos corrientes opuestas se unen, crean una
energía de contraste. Como el día y la noche, como el frío y el
calor, lo bueno y lo malo, lo feo y lo hermoso. Lo que es la
armonía y la paz frente a la violencia y la discusión.

Así como un terremoto o una tormenta, con truenos y
relámpagos, es a una brisa de verano, así debe ser la vida.
Los contrastes que existen dentro del macrocosmos, en el gran
mundo, existen en el microcosmos que cada uno somos.

Si no existiera en nuestro interior la corriente negativa o
Alesh, el hombre no avejentaría, no moriría.

Entre estas dos corrientes, Vida y Muerte, tenemos que
buscar a través de la mística, la armonía y el equilibrio. Pero
que siempre la fuerza de la Vida sea superior, más grande y
más importante que la fuerza de la Muerte.

El Alesh se presenta en nosotros como depresiones,
angustias, falta de voluntad, un gran negativismo y muchas
veces llega al límite del deseo de morir, de no aceptar más la
vida.

La corriente contraria es cuando el hombre tiene deseos
de hacer cosas, deseos de vivir y de amar.

La primera, es la que nos lleva a dudar y hasta a destruir
lo que más amamos. La otra parte, es la fe que nos construye
y nos revitaliza.

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Estas fuerzas opuestas, están presentes tanto en el
Hombre como en los animales. Así como una persona sufre
los cambios de ambiente, a través de distintas experiencias
en laboratorio, he comprobado que un animal (un hamster)
sacado de su habitat natural, padece el desarraigo de la
misma forma que el ser humano. Sufre depresiones y llega
a morir de tristeza.

Todo es una misma cosa. Hemos salido de la misma
esencia de vida. El mismo Creador nos ha creado a todos y
sin embargo cada uno tenemos algo del otro porque el
Creador tiene también, algo de cada uno de nosotros.

Yo creo que Dios puso una esencia en una colmena
o en un hormiguero así como lo hizo en una manada de
lobos. Dentro nuestro está el lobo pero también está la
flor, está el romanticismo, está el cordero. Todo lo
tenemos.

Los Hierofantes hablaban de cómo combatir la corriente
del Alesh, la que nos lleva a la destrucción y a la muerte.

Ellos tenían el concepto de que las guerras eran creadas
por el hombre, que siempre las justifica diciendo que es
por su Dios, que es por su Patria. Pero en realidad va a
luchar porque lo que quiere es pelear, lo que necesita es
matar.

Esa es la fuerza destructiva, la fuerza de la muerte.

Encontramos en Freud (1856-1939), médico creador del
psicoanálisis, dentro de un concepto más actual, que él llamó
a eso “instinto de vida e instinto de muerte”. Freud sólo
agregó a la antigua idea la palabra “instinto”. Ein jadash
tajat hashemesh: no hay nada nuevo bajo el sol. Todo lo que
hoy se dice ya fue dicho antes.

136

No quiero sacar mérito al Gran Maestro del psicoanálisis,
lo que quiero es dar el mérito que se merecen los Maestros
de la Antigüedad. En ocasiones, los actuales investigadores,
parecen olvidar que la sabiduría del pasado es muy valiosa
y es muy importante llevarla al conocimiento del hombre
de hoy.

Cuando nosotros sentimos impulsos de destruir a una
persona, de hablar mal de ella, ¿cómo se entiende ese deseo?

Muchas veces hacemos cosas que nos pueden perjudicar
hasta en lo más importante: nuestra felicidad.

¿Cómo lograr que eso no suceda?
Con mucha mística lo conseguimos. Con mística
podemos parar nuestros impulsos y nuestras depresiones,
nuestras angustias y dudas que nos provocan grandes
conflictos.
Salimos de un estado que nos hace envejecer y buscamos
la fe que nos rejuvenece, que nos da esperanza e ilusión,
que nos hace soñar y vivir.
Hasta un momento difícil de la vida, lo podemos ver
con un color más hermoso si nosotros luchamos para que
así sea.
Morimos antes por el Alesh. Morimos mucho antes si
nosotros dejamos que esa fuerza nos invada y nos corte la
vida.
Cuando se está afectado por el Alesh, esto se refleja en
el aura con una gran alteración de sus colores.
La persona se encuentra en un gran conflicto, destruye
todo dentro de sí y se enfrenta constantemente con sus
ejércitos a la parte buena y positiva que hay en su vida,
aniquilándola.

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Destroza hasta la esencia generadora de la vida, donde
el hombre se siente hombre y se siente con alegría de
vivir y de crear, de imitar verdaderamente a Dios en su
Creación.

El hombre pierde su fe. No cree en Dios ni en nadie, no
cree ni en sí mismo, no puede amar, no encuentra cómo ni
a quién dar.

Los antiguos decían que el mismo Dios tiene esa corriente
que va contra Él, impidiéndole arreglar su mundo, su
Universo.

Dentro de las religiones se le llamó el Diablo, los
Demonios, puede ser que sea eso. Para mí, mi Dios es un
Dios Cósmico, es ese Dios que tan bien interpreta Spinoza.
Es una esencia más allá de una personificación.

Es tan grande, tan importante, que no lo podemos limitar
con un nombre ni con una palabra o un concepto.

El hombre comienza a dudar cuando llega a cierta edad
y empiezan sus inseguridades. Tiene miedo porque se está
acercando su fin, porque se siente débil.

Físicamente ya no rinde y eso trae como consecuencia
la inseguridad en muchos planos de su vida. Cuando
podemos hacer todo, nos sentimos jóvenes. Cuando
empezamos a dejar de lado cosas porque no las podemos
realizar, ya empieza la idea o el sentimiento de que algo
hemos perdido en el camino.

Hemos perdido juventud, hemos perdido años, hemos
perdido parte de nuestra vitalidad.

Lógicamente, los miedos los tenemos a toda edad.
Pero llega el momento en que ellos crecen y los
justificamos diciendo que surgen porque no podemos
cumplir con lo que nos hemos propuesto. El miedo de

138

no poder proyectar cosas o el miedo a la muerte siempre
están en nosotros.

Tenemos que crear esa potencia que es la de la vida
contra la muerte.

La desilusión, la decepción, son partes negativas de
nosotros mismos, así como las dudas. A través del Dabraká
nos hacemos más fuertes frente a ellas.

Muchos de los Dabraká se realizan de pie. Como kabalista
pienso que tengo que vivir y morir de pie. Aunque sea debo
estar sentado en mi sillón en el momento de mi muerte.
Quiero morir luchando, tratando de evitarla.

En cambio, este Dabraká se realiza acostados. Se llama
“La Balanza” y en él buscamos equilibrarnos, crear una
armonía interior.

En esta potencia vamos a unir un verbo de cinco letras.

Nuestro sentir durante la práctica debe ser de combatir
el Alesh y pensar en que no queremos dudar. “Dentro de
mi espíritu, dentro de mi fuerza, tengo que anular la parte
negativa”.

Son cinco letras que unimos para formar una armonía.
Cada letra es una potencia, cada letra es una fuerza. Cada
una representa una corriente diferente: una positiva, una
negativa, una femenina, una masculina y una neutra que
une las otras cuatro.

El antagonismo, la oposición crea la energía. Ni dos
hombres, ni dos mujeres, pueden crear una vida.

Es como si fueran cuatro direcciones, si las unimos
conseguimos una energía de vida para luchar contra la
duda.

139

Al acostarnos, cerramos el puño derecho y dejamos
abierta la mano izquierda. Buscamos la polarización(25)
dentro de nuestro cuerpo y luego comenzamos la
concentración.

La primera letra del Dabraká es el mem (M). La tomamos
como una posición de agua, negativa y a la vez formamos
con ella un todo, un polo que es positivo.

El mem, al pertenecer al elemento agua, es el más
negativo. Pero, dentro de las posiciones del Alesh, los más
grandes negativos son los que tenemos que transformar en
positivos.

¿Cuáles serían entonces los polos negativos? Los
opuestos, los que hemos descartado como grandes positivos.

Los negativos, no los podemos usar como tales, porque
hacen mucha fuerza y nos desequilibran.

La forma de unir nuestra mente a las letras es formar el
Verbo, el Dabraká. Estos Verbos están dentro de los misterios,
dentro de los secretos de la Creación.

Al concentrarnos en el mem, debemos sentir frío en la
mano izquierda.

Luego se une el alef (A), el mem unido al alef (MA). Así
conseguimos el fuego. Abrimos y cerramos la mano
izquierda.

Nos preparamos para entrar en el beth (B).
El beth es un elemento que trata de unir los distintos
minerales de nuestro organismo para formar una fuerza.
Después del beth llegamos al ein (E) como la parte de
vegetación, la gran fuerza de la Naturaleza.
Por último entramos en el shin (SH) de Dios unido a la
vida.

140

Entonces, para luchar contra el Alesh que nos lleva a la
destrucción y a la muerte. Para que la duda sea derrotada,
para que podamos creer, tener fe y vencer nuestra corriente
negativa, mabesh es el Dabraká, la fuerza de la vida.

141

INTEGRACIÓN CON EL SOL
LU BEH HARAH

En el Antiguo Egipto se consideraba que el Sol era la
fuente y la esencia de nuestra energía, el punto más
importante de nuestro sistema. La esencia del Hombre es
solar. Nuestro Sol tiene un movimiento interno cada once
años y cuando cumple dos etapas de once, entra en gran
magnetismo y fuerza. Cada veintidós ciclos de once años,
emite cargas que influyen sobre la Humanidad y que hasta
pueden resultar negativas.

El egipcio observó a su Dios, a Ra, al Gran Creador de
su sistema. No se debe dejar de lado el sistema en el que
vivimos, tenemos que ser naturistas, sentir la naturaleza
dentro nuestro, no ser artificiales.

El ser humano está regido por ciclos lunares, que en la
mujer se manifiestan en su maternidad, en sus períodos fértiles.

Todo lo que tiene vida está directamente conectado con
los astros del sistema.

Antiguamente cada veintidós años, los templos de Ra
cumplían una función especial. Cuando llegaba el día de
Ra, los sacerdotes esperaban el año con grandes
meditaciones para que su Dios comprendiera a este mundo
y a los hombres que esperaban sus mensajes.

Se interpretó que el Sol era vida, amor, la parte más
importante del Todo.

El hombre asoció sus desgracias y sus éxitos al Sol.
El lu beh harah es para llegar a comunicarnos con esa
fuerza maravillosa que es la esencia de nuestro sistema.
Muchas veces nos sentimos desfallecer, estamos cansados
de nuestra lucha. Si buscamos la fuerza de esta Dabraká

142

nos ayudará a salir adelante. Incluso cuando empezamos a
dudar, a desubicarnos...

Cuántas veces sin saber porqué, entramos en estados
depresivos que buscamos justificar en nuestro plano
psicológico. Pero no es ese el motivo, sino que nos hemos
desconectado de la corriente que necesitamos, de nuestra
propia energía.

¿Cómo puede vivir una planta sin el Sol?
Hay muchas formas de sentir esa energía maravillosa.
No se manifiesta solamente en un plano físico. Al igual que
la Luna, tiene una influencia invisible.
El Hombre actualmente, al menos en su gran mayoría,
no “siente” el Sol. Es indiferente a todas las esencias de la
Creación. Ha perdido y sigue perdiendo cada vez más, el
contacto con el Universo.
En las tierras de Kem, los sacerdotes les decían a los
fieles que iban al templo:
“Queremos que cada uno que ha llegado, aprenda el
Dabraká de apartarse de la Naturaleza. El día en que ustedes
mueran, les sacarán el corazón para que puedan volar y
desprenderse de la vida, de lo que han querido, para servir
a quien deben servir.
Les pondrán en el lugar del corazón, un escarabajo.
Símbolo de la inteligencia, de la gran fuerza que construye,
que eleva, que va bajo el mar y camina sobre la tierra. Que
muere y resucita.
Así, poder servir como el alma, como el viento, como la
luz. Integrarse a esa fuerza que no tiene nombre ni forma. El
corazón nos ha dado una forma porque nos ha dado un
hogar, nos identifica con quienes somos y con lo que hemos
querido.

143

Dejamos eso porque vamos al servicio de Dios.
Queremos un escarabajo en ese lugar para poder construir,
ser útiles a esa energía y no sentirnos atados a nada.

Para hacer el Dabraká de no perderse del camino de la
Naturaleza, hay que acercarse al río y buscar el reflejo del
Sol. Tratar de ser nosotros un espejo, para que en nuestra
alma se refleje su brillo como en el río”.

Los egipcios se descubrían frente al Sol y decían: “Ashi
Aba Ará”, como diciendo, quiero estar en contacto contigo.

La Dabraká que enseñaban aquellos sacerdotes
para integrarse a esa fuerza maravillosa del Sol es
lu beh harah.

Se practica con los brazos extendidos a la altura de los
hombros, los pulgares hacia adentro. Los brazos se cruzan,
siempre extendidos, luego se vuelve a la posición inicial.

Se realiza por la mañana, al mediodía y en la noche.
Se puede hacer como máximo una vez por semana y se
recomienda que sea el día domingo.

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REJUVENECER
TU HE MID ANK

Nuestro rostro es un espejo de nuestros estados
emocionales. También, sentirnos jóvenes o viejos es un reflejo
de cómo estamos por dentro. Así como nos sentimos
interiormente, nos vemos exteriormente.

En la época de Ramses II, existió un escriba llamado
Tutú. El mismo nombre se conoce en distintas dinastías.

Este escriba tenía grandes conocimientos de medicina y
aconsejó a su faraón practicar un Dabraká por las mañanas
para rejuvenecer.

El faraón lo había tomado como costumbre y todos los
días a la salida del Sol, de frente a Oriente, se paraba
descalzo sobre las piedras de sus aposentos, mirando hacia
la luz del nuevo día.

Con los brazos cruzados sobre el pecho, se concentraba
en tu he mid ank, el gran Dabraká para rejuvenecer, para
sentirse bien anímicamente y tener deseos de vivir y de amar.

Sabemos que Ramses II tuvo una larga vida con gran
juventud.

Los distintos investigadores que estudiaron su momia,
encontraron los signos de esa vitalidad. Esta era en gran
parte creada a través de la práctica que se conoció como el
“Dabraká del Gran Escriba Tutú”.

El hombre y la mujer la realizan en la misma posición,
sólo que el hombre tiene las piernas separadas y la mujer
juntas.

La concentración es de tres a siete minutos.

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ÉXITO EN EL PLANO MATERIAL
KALAF MEM ARETZ

Para poder tener éxito y sentirnos realizados en el plano
material. Para que nuestras siembras resulten en buenas
cosechas. Para sentirnos motivados y esperanzados en lo
que estamos construyendo.

A lo largo de todas las épocas, la “cosecha”, que hoy se
podría traducir como empresa o trabajo, ha sido una de las
grandes preocupaciones del hombre.

Antiguamente, existía la tradición de colocar un puñado
de trigo en un paño rojo sobre el piso y concentrarse en el
Dabraká kalaf mem aretz durante unos tres minutos. Luego
cerraban el paño con el trigo y lo dejaban en la puerta de
sus casas, de sus campos, como señal de vida a la siembra y
a la cosecha.

Tres veces en la semana energetizaban el trigo, pasando
las manos sobre él, mientras se concentraban en kalaf mem
aretz para darle vitalidad.

Esta práctica tenía influencia sobre el plano psicológico,
daba ánimo y autoconvencimiento de lucha. Representaba
un motor de la fe, tan necesaria para el Hombre en todo lo
que hace.

¿Cómo funcionaba ese paño con trigo? No lo sé. Pero
durante muchas dinastías en el Antiguo Egipto se practicó
esa costumbre y cuando se conserva una tradición, es porque
sirve.

En la actualidad nos cuesta aceptar esos rituales. Sin
embargo conservamos tradiciones y creencias de épocas
muy lejanas, a las que las distintas filosofías o religiones
han dado especial valor.

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Ni yo mismo sé el porqué de muchas cosas, pero siempre
he tenido el mayor respeto por esos “Maestros del Tiempo”.
Aunque me han dado enseñanzas que no he comprendido,
las he tomado, porque no soy yo el juez que puede decidir
sobre lo que es o no correcto. Principalmente sobre lo que
pertenece al Más Allá.

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