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ARTICULOS PUBLICADOS
- Las enseñanzas Ocultas de los cuentos infantiles
- Caperucita roja, simbología esotérica
La versión real de ‘caperucita roja’ es demasiado oscura para los niños
- El cuento de pinocho y la masonería
- Blanca nieves y el simbolismo de la iniciación
- La verdadera historia de blanca nieves
- Simbología esotérica de blanca nieves y los 7 enanos
- Cenicienta... más allá del cuento
- Cristóbal Colón esclavizo indios para lucrar
- Sir Arthur Conan Doyle: aspectos masónicos en Sherlock Holmes

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Published by HERBERT ORE BELSUZARRI, 2020-09-30 11:51:33

DIALOGO ENTRE MASONES N° 82

ARTICULOS PUBLICADOS
- Las enseñanzas Ocultas de los cuentos infantiles
- Caperucita roja, simbología esotérica
La versión real de ‘caperucita roja’ es demasiado oscura para los niños
- El cuento de pinocho y la masonería
- Blanca nieves y el simbolismo de la iniciación
- La verdadera historia de blanca nieves
- Simbología esotérica de blanca nieves y los 7 enanos
- Cenicienta... más allá del cuento
- Cristóbal Colón esclavizo indios para lucrar
- Sir Arthur Conan Doyle: aspectos masónicos en Sherlock Holmes

Keywords: MASONERIA,HERBERT ORE

SIMBOLOGÍA ESOTÉRICA DE BLANCA NIEVES
Y LOS 7 ENANOS.

ROLANDO JESÚS GARCÍA

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BLANCANIEVES Y LOS 7 ENANOS es el cuento más popular
de los hermanos GRIMM, recordemos que estos hermanos de
origen alemán, ante el advenimiento de la revolución industrial
en la Europa del siglo XIX, se dedicaron a la tarea de recorrer
poblados en los bosques de la antigua Germania a los fines de
recopilar los antiguos mitos, cuentos y tradiciones heredadas
de las tribus Celtas y de los sacerdotes Druídas, los cuales eran
transmitidos de generación en generación. En la década de los
años 30 del siglo XX, dicho cuento fue mundialmente conocido
por la versión en dibujos animados que hiciera WALT DISNEY,
la cual omite muchos elementos esénciales del cuento original,
y decimos esenciales si es que queremos comprender realmen-
te su lenguaje oculto.

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En la mayoría de los casos a lo largo de la historia las ense-
ñanzas de gran contenido espiritual y esotérico adquieren un
lenguaje universal, y ese lenguaje es el simbolismo, y el simbo-
lismo a través del cuento nos proporciona una herramienta ex-
traordinaria, porque su enseñanza para los hombres es como el
agua en cualquier recipiente, que sin importar tamaño o forma,
se adapta al envase, así pues, el simbolismo a través del cuento
es una manera de que la enseñanza llegue a cualquier ser hu-
mano, sin importar su grado de evolución o edad, porque desde
los niños hasta los más ancianos logran ver en el cuento alguna
enseñanza de tipo moral.

Pero nosotros, amantes del saber, sin ánimos de creernos
superiores o mejores que los demás, en nuestra condición de
aprendices en la Sabiduría antigua, debemos aprender a ob-
servar más que a ver, a escuchar más que oír, y como verdade-
ros quijotes, aprendamos a ver gigantes donde los Sanchos del
mundo profano, que en sus vidas solo les bastan un pedazo de
pan y un queso manchego, ven simples molinos de vientos.

“Érase un vez una hermosa reina que cosía sentada junto a una
ventana cuyo marco estaba hecho de madera de ébano. Era un
frío día de invierno, y distraída por la belleza de los copos de
nieve que caían como plumas blancas, la reina se picó el dedo
con la aguja y tres gotas de sangre cayeron sobre la nieve. La
reina contempló el contraste de la sangre roja sobre la nieve
blanca y el marco negro de ébano y suspiró: “¡Cómo quisiera
tener una niña con la piel tan blanca como la nieve, los labios
rojos como la sangre y el cabello negro como la madera del
ébano!”…

Así comienza el cuento en la versión original de los hermanos
GRIMM, algunos detalles omitidos por Walt Disney y que nos
resulta importante conocer son entre otros: que la madrastra in-
tenta matarla tres (03) veces, la primera con una cinta para el
cabello la cual se la amarra en la garganta para asfixiarla, pero

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los enanos llegan a tiempo y la salvan, la segunda, con un peine
envenenado, pero también se salva con ayuda de los enanos; y
una tercera vez con la manzana envenenada, ahí es donde ella
cae víctima de un poderoso veneno que le provoca la llamada
“MUERTE DORMIDA”.

Básicamente el cuento de Blancanieves nos muestra el viaje
del alma, su descenso a la materia, su aprendizaje, sus pruebas
en la vida, hasta su evolución en un ser superior, puro y perfecto.

Su contenido esotérico de este relato hace referencia a una
realidad bastante seria; la iniciación, es decir aquel tránsito en
el sendero de la evolución humana que a través de algunos ar-
tificios provocan la muerte, muchos la llaman una muerte cata-
tónica, o un estado de catalepsia en el cual entra el candidato, y
una resurrección simbólica desde la ignorancia a la sabiduría, y
de la inmadurez a la adultez espiritual.

Blancanieves es una joven muchacha que habita en el palacio
de su padre, pero se encuentra bajo la tutela de su perversa ma-
drastra, la cual conoce las artes ocultas; la madrastra consulta y
conjura a un espejo mágico, el cual esotéricamente representa
al “ojo que todo lo ve”, y esta le pregunta que quien es la más
bella de todo el reino, a lo que el espejo le responde:“mi seño-
ra, tu eres tan bella como una estrella, pero existe un ser celes-
tial que es la más bella de toda la tierra, y mil veces más bella
que tu…”. El espejo es como la conciencia de la reina malvada
que le dice la verdad.

La reina es hermosa y bella, pero malvada, porque simboliza la
belleza material, y Blancanieves es mil veces más bella que ella
porque simboliza la belleza espiritual, la cual no tiene compara-
ción con nada en la tierra, recordemos que su piel es tan blanca
como la nieve que cae del cielo.

Blancanieves es la materia primordial, dicho en lenguaje Sans-

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crito es la “Mulaprakriti”; es la materia primordial antes de al-
canzar su propósito debe pasar por un proceso de alquimia, el
cual está representado por tres colores; el blanco, el rojo y el
negro; el blanco simboliza la pureza y belleza espiritual, el rojo
el amor y la pasión; y el negro la muerte; recordemos que el
deseo de la madre de Blancanieves, que representa el segundo
logos, la madre cósmica, elemento femenino quien gesta la vida
en los universos, fue el de tener una hija que fuese Blanca, Roja,
y Negra. En ese arte arcaico llamado “ALQUIMIA” también se
utilizan estos tres colores que son etapas en el proceso de la
transmutación; estas fases se llaman: Nigredo, que es el negro
o la muerte; Albedo, es el blanco, la pureza y la luz; y Rubedo;
que sería la manifestación perfecta que a través del amor tiene
la Gran Obra. Vale destacar que este conocimiento de las artes
ocultistas era bien conocido por algunos grupos esotéricos de
principios del siglo XX, uno de ellos fue la sociedad de THULE,
no en vano dos (02) de sus integrantes, Adolf Hitler y Rudolf
Hesse, conciben que el símbolo del movimiento Nacional Socia-
lista llevara esos tres colores, recordemos como era la bandera
nazi, esvástica negra, esfera blanca, y cuadrado rojo.

La madrastra mala visita tres (03) veces a Blancanieves con la
intención de “matarla”, con un poco de magia en las tres visitas
se disfraza para que Blancanieves no la reconozca, en las dos
primeras es salvada por los enanos, pero en la tercera no, ahí los
enanos no pueden hacer nada ante una fuerza superior, como lo
es, el veneno de la manzana roja.

Esta manzana guarda mucha relación con el fruto prohibido
del Jardín del Edén, el cual se encontraba en el árbol del cono-
cimiento, y ahí también estaba la serpiente quien le da el fruto a
Adán y Eva con la promesa de que si lo comían iban a ser como
Dios. Aquí la manzana representa el conocimiento y la serpiente
a un gran maestro o hierofante.

Una vez que muerde la manzana Blancanieves cae víctima

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de la Muerte Dormida, luego es colocada en un urna de cristal
como si estuviese muerta, hasta que llega el príncipe y con un
beso la despierta, aquí se reitera el tema de la “salvación por
el amor” amor divino que todo lo vence, luego se casan, aquí
alude al matrimonio celeste, unión divina que hay entre el alma
y el espíritu para una fusión eterna que nos proporciona el “ser
felices para siempre”.-

La triple muerte y resurrección a la vida cumple con el proce-
so iniciático de la vida, y nos recuerda también a las tres caídas
que tuvo El Cristo en el viacrucis, los tres días que demoró su
resurrección, y los tres pasos que debemos dar para alcanzar la
maestría en la masonería.

A los enanos por su parte podemos interpretarlos desde tres
puntos de vista: uno universal, otro humano, y uno numérico.

Desde el punto de vista universal, los enanos representan el
aspecto de la materia mineral en sus siete (07) prolongaciones,
es decir, los siete metales. Cada enano tiene, además, el carác-
ter del planeta que lo domina –Alegre es el Oro (Sol). Dormilón
es la Plata (Luna). Tontín es el Azogue (Mercurio). Cegato es el
Estaño (Júpiter). Tímido es el Cobre (Venus). Gruñón es el Hie-
rro (Marte). Estornudo es el Plomo (Saturno).

Desde el punto de vista humano, los enanos vendrían siendo
los siete (07) vehículos de la personalidad del ser humano, a
través de los cuales se manifiesta esa chispa divina que tiempo
atrás tubo su descenso en la materia.

Desde el punto de vista numérico aquí hace su presencia la
Kábala esotérica reflejada en ellos, vemos 7 enanitos, 7 cuchari-
tas, 7 camitas, 7 platitos. También vemos el numero tres (3) par-
ticipar bastante en el presente cuento, tres son las gotas de san-
gre que la madre de Blancanieves vio reflejada en la nieve, tres
son las muertes por las que ella pasa antes de su resurrección

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a una nueva vida; y en otros relatos fantásticos también vemos
reflejado el numero 3; tres son los deseos que se le piden al ge-
nio, tres son las hadas madrinas, tres son las pruebas o enigmas
por resolver, etc…

Y ya para finalizar, debemos prestarle mucho la atención a la
siguiente frase: “colorín colorado, este cuento se ha acabado” ,
porque colorado, porque es el rojo y no otro color, es la pasión
transmutada en amor puro a través del cual se manifiesta la gran
obra una vez superada la muerte, representada por el negro,
y alcanzada la luz (blanco), recordemos lo que decíamos del
proceso de transmutación o alquimia. Citemos una vez mas a la
bandera nacional socialista, el orden de los colores es el miso
que acabamos de mencionar, desde su centro hasta su expan-
sión; Negro, muerte (Sagrada Esvástica en sentido de las agujas
del reloj); Blanco, luz, que se expande en forma circular, y por
ultimo el Rojo.

Los cuentos de Hadas son muy ricos en enseñanzas esotéricas
milenarias, sin embargo nos muestran las grandes verdades de
una forma tan sencilla que casi ni nos damos cuenta, sin em-
bargo es poco útil que sepamos interpretar el lenguaje simbó-
lico, si en nuestra vida cotidiana seguimos siendo las mismas
personas comunes y corrientes; la verdadera piedra filosofal se
encuentra en nuestros corazones, y el proceso de transmutación
o alquimia lo debemos realizar día a día, siendo mejores per-
sonas, mejores hijos, mejores padres, mejores amigos y mejo-
res en todo; y esa Gran Obra, esa Alquimia mágica se logra a
través de un despertar de conciencia, de vernos en ese espejo
mágico que llevamos dentro y no temerle a la verdad ni huir
de ella. Seamos humildes y empecemos a conocernos, hagamos
ese gran viaje hacia lo mas profundo de nuestra conciencia y
contemplemos dichosos la verdadera luz.

Tomado de https://rolandojgr.webnode.com.ve/news/simbo-
logia-esoterica-de-blancanieves-y-los-7-enanitos/

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CENICIENTA... más allá del cuento
Daniel Peluas

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Cenicienta ¿Qué no vemos?

“Un grave problema con el que se encuentra el estudioso de
estos materiales tiene que ver con las malas o inexactas traduc-
ciones. Son adaptaciones pretendidamente “para niños”, donde
se ha intentado quitarle crueldades al texto con el lamentable
resultado de tergiversarlo. Por ejemplo: hay una traducción in-
glesa de La Cenicienta, en la cual se eliminó la parte final del
relato, aquella en la cual se describe el castigo sufrido por las
dos hermanastras en manos de las palomas amigas de Ceni-
cienta. Este fragmento, que es decisivo, tiene que ver ni más ni
menos con las leyes cósmicas de Retribución y Castigo, eso que
los hindúes llaman Karma.

Otro de los motivos que explican la tergiversación de estos
cuentos es su adaptación a la pantomima en el siglo XVIII. Si a
ello agregamos el toque Disney, tenemos ya un caso de adulte-
ración proyectada a públicos masivos. Si tomamos como ejem-
plo nuevamente La Cenicienta: en la versión original no apare-
cen ni zapatitos de cristal, ni calabaza, ni ratón (elementos que
se agregaron para darle más brillo). Otro detalle que se dejó
de lado fue la escena en que las hermanastras aparecen cor-
tándose los dedos de los pies para poderlos hacer entrar en los
zapatitos.

Hay elementos que se reiteran, como la presencia del príncipe
y la princesa; uno de ellos o ambos han sido encantados, y el
amor los libera. El casamiento final alude a la “boda química”
de los antiguos alquimistas, y a la unión del alma humana y el
espíritu presente en todas las antiguas enseñanzas. Los cuentos
comienzan en general con la expresión “Erase una vez...” lo que
hace referencia a que se trata de algo que puede volver a suce-
der una y otra vez, en diferentes casos, lo que está vinculado a la
ley de Recurrencia y también a la ley cósmica del Eterno Retor-
no. Y suelen culminar los relatos con una frase harto sugestiva:
“ y si no han muerto desde entonces, ellos están todavía vivos”.

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Podríamos seguir con la interpretación de elementos recu-
rrentes en muchos de los relatos. Por ejemplo, el viejo rey que
muchas veces aparece, es tal vez la Eterna Conciencia, el Ancia-
no de los Días de los cabalistas. El número siete lo vemos reite-
rado: los siete enanos de Blancanieves, los siete cabritos con el
lobo. Recordemos que entre los egipcios y los griegos, entre los
pitagóricos y todos los cultores del profundo simbolismo de los
números, el siete fue altamente significativo. No por casualidad
se habla de siete planetas astrológicos, de siete metales alquí-
micos, de siete cuerpos de la anatomía oculta del ser humano,
de siete cosmos en referencia al macrocosmos, y que sean siete
los días de la semana.

Las hermanastras de La Cenicienta no eran, contra todo lo
que se ha creído, feas -al menos no en el cuento de los Grimm-
pero sí “de corazón duro y negro”. A quienes se han acercado
valiéndose de la lógica común a este relato, les ha sorprendido
la frialdad del padre, favoreciendo siempre a las que en defi-
nitiva no eran sus hijas de sangre; aquí debemos recordar el
sentido alegórico, e interpretar que ese padre equivale al Ser
interior de cada uno, nuestra Conciencia más profunda en otros
términos. Desde la perspectiva religiosa: ese Dios que en mu-
chos casos resulta duro, pero que en definitiva actúa como el
perro pastor que muerde a las ovejas para que no se desvíen de
la buena ruta y se precipiten en un barranco.

Las palomas y otras aves ayudan a Cenicienta a separar el gra-
no para poder ir al baile. Esto nos habla de otra realidad oculta:
la relación que puede darse entre un alma pura y esas “ánimas”
que son la parte espiritual de los animales.

Por tres veces Cenicienta baila con el príncipe, y al llegar la
noche (no la medianoche, que es algo que agregaron versio-
nes posteriores) se escapa para no ser reconocida. El número
3, la acción realizada por tres veces, es un elemento también
constante en este tipo de historias tradicionales. Vale recordar

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el profundo sentido Cabalístico del 3.

Culminando con la peripecia de Cenicienta, la muchacha ape-
la a su madre difunta; acude a su tumba a la hora de la imposibi-
lidad, y es allí donde aparece la solución. Aquí percibimos dos
elementos de inusitada hondura: el aspecto maternal-espiritual,
simbolizado en el catolicismo por la Virgen María, que puede
prestar ayuda a quien transita un camino de búsqueda trascen-
dente; pero también está la tumba, o sea -herméticamente ha-
blando- la “muerte que nos da vida”.

La película animada de Disney del año 1950, en la que una
joven con zapatillas de cristal logra convertirse en princesa
tras conquistar al príncipe en un baile real, y también gracias
a la ayuda de los animales de su granja y de su hada madrina.
Sin embargo, la historia original del cuento no es tan romántica
como pensabas, pues no hay ni magia, ni ratones que hablan, y
en su lugar hay mucha sangre y una madrastra y hermanastras
realmente sádicas. El cuento original de La Cenicienta tiene un
origen un tanto incierto, pues se han encontrado paralelismos
con un cuento persa de Las mil y una noches, y la historia ha
pasado por manos de muchos escritores famosos como los her-
manos Grimm y Charles Perrault, quienes le agregan detalles
particulares a cada versión; pero también hay un relato de la
China antigua que bien podría ser el primero en su tipo, donde
las zapatillas no son de cristal sino de seda bordada y la román-
tica historia de magia y amor en realidad es oscura y terrorífica.

Yeh Shen es un cuento chino escrito durante la dinastía china
Táng, que duró desde el siglo VIII hasta el X. En la historia se
habla de una hermosa joven con pies muy pequeños, que eran
símbolo de belleza en esa cultura por la tradición de los “pies
de loto”.

La bella joven de pies diminutos vivía con su madrastra y con
tres malvadas y envidiosas hermanastras, quienes la hacían la

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vida imposible a la pobre Yeh Shen. El baile Un día, se llevó a
cabo el baile de parejas, al que asisten todas las jóvenes solte-
ras del pueblo, y la malvada madrastra, cegada por la iniguala-
ble belleza de Yeh Shen, la deja encerrada para que no pueda
asistir al baile y no le robe a sus hijas la atención de los demás
jóvenes que buscan pareja. Antes de irse con sus hijas, la malva-
da madrastra se come a un pequeño pez de colores del que Yeh
está sumamente encariñada. Tras el malvado acto, la pequeña
guarda como recuerdo las espinas de su amigo. La joven se
queda muy triste en casa y saca las espinas de su pez, con las
que invoca a los espíritus para que la ayuden a escapar, y es así
como logra aparecer en el baile. Sin embaro, antes de volver a
casa la joven pierde uno de sus zapatos de seda bordados, que
era tan pequeño que no medía más de 10 centímetros.

Al descubrir el pequeño zapato, los rumores sobre una joven
con tan diinuto pie se esparcen por toda China llegando a los
oídos del emperador, quien decide tomar por esposa a la joven
a quien le quede el singular zapato y así comienza la búsqueda
hasta que el hombre llega a casa de Yeh Shen. Con tal de que el
emperador tome por esposa a una de sus hijas y no a Yeh Shen,
la malvada madrastra corta los dedos de una de sus hijas y le
venda el pie fuertemente para que quepa en la zapatilla de seda,
logrando convencer al emperador de que ella era la dueña del
zapato; sin embargo, camino al palacio real la joven empieza a
sangras abundantemente revelando la mentira. Cuando llevan a
la primera hermanastra de vuelta, la mujer corta ahora el talon
de su segunda hija y de nuevo engaña al hombre, pero no por
mucho tiempo, pues también empieza a sangrar. En un tercer
intento es Yeh Shen quien se pone el zapato que le queda a la
perfección. Volviendose así la esposa del emperador mientras
la madrastra y sus hijas son condenadas a morir apedreadas
en el fondo de un pozo. Otras versiones de la historia igual de
sangrientas dicen que la madrastra y las hermanastras fueron
atacadas por una bandada de palomas, dejándolas ciegas como
una forma de castigo “divino” a su maldad.

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CRISTÓBAL COLÓN ESCLAVIZ
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IZO INDIOS PARA LUCRAR
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CRISTÓBAL COLÓN ESCLAVIZO INDIOS PARA LUCRAR.

La figura de Colón y su controvertido legado regresan a la
actualidad empujados por los ataques y el debate sobre el sig-
nificado de sus estatuas, algunas fueron mutiladas y otras sim-
plemente retiradas.

Siguiendo la tradición comercial de su padre, Colón viajó por
diferentes países. Aprendió lenguas clásicas que le permitió
leer tratados antiguos en griego y latín, y estudió geografía. Co-
lón pensaba: si la Tierra era esférica, podría llegar hasta Asia
navegando hacia el Este. Lo que no esperaba, era que sus cál-
culos eran incorrectos, y que la Tierra era mucho más grande
de lo que él había previsto… y claro no sabía que había todo un
nuevo continente de por medio.

El viaje a las Indias por el Este, era una aventura cara y arries-
gada. El rey Juan II de Portugal rechazó el proyecto porque lo
consideraba poco viable; En un principio, los Reyes Católi-
cos también se negaron, pero finalmente la reina Isabel la Cató-
lica accedió a la propuesta. Después de años de guerras contra
los musulmanes, la corona española necesitaba una fuente de
ingresos: tener su propia ruta comercial a las Indias era su opor-
tunidad.

El 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón zarpó del puerto de
Huelva con tres navíos: la Niña, la Pinta y la Santa María. Dos me-
ses después, llegaría a la isla de Guanahaní (ahora isla Waitling
en las Bahamas), convencido de que había llegado a Asia.

A Cristóbal Colón pretendieron adjudicarle, tantas naciona-
lidades como países existen. Celso García Riega y Prudencio
Otero Sánchez sostienen que Colón era gallego. Luis Ulloa y
otros manifiestan que era catalán. En 1936 Francisco Meléndez
Polo, lanzó la tesis de Colón vizcaíno, y aseveró que el nombre

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del Gran Almirante era Cristóbal Maiztegui Larreategui Salo-
goen Lascuarin, nacido en la villa guipuzcoana de Plasencia. Al-
gunos insisten en creer que nació en Villa de Génova, cerca de
Palma de Mallorca. El profesor Piero Cánepa sostiene que era
oriundo de la villa de Cuccaro Monferrato. Un catedrático de la
Universidad de Yale señaló hace unos años, “La teoría según la
cual Cristóbal Colón habría sido un pirata vasco o gascón”. El
historiador Fernando del Valle arguye que Colón era el nieto de
Guillaume di Casenove Coullón, un capitán aventurero gascón
que alternaba la piratería con su cargo de vicealmirante de la
flota francesa bajo Luis XI.

Para el investigador Leridano Juan Querol y Calvis, el descu-
bridor de América no era genovés ni gallego, sino leridano, que
habría nacido en Lérida y su verdadero nombre sería Colom, no
Colón. En cambio, el historiador Millas Vilacrosa asegura que
Colón era un judío converso, nacido en la isla de Mallorca, Ba-
leares. Esta tesis alude a su tipo físico, su psicología, y sus escri-
tos (invocaciones al cielo, metáforas, nombres bíblicos).

Maurice David, señaló que en doce de las trece cartas que se
conservan de Colón a su hijo Diego, hay un monograma hebreo
(B:, H:) que significaría Berth y Hai (Besrath Hashem, es decir,
Con el favor de Dios). Además, la firma del Gran Almirante tenía
también un monograma:

.S.
.S.A.S.
.X M Y

Para Maurice David la cosa es muy simple. Esto era la mitad
del emblema de David, “cuyas letras serían las iniciales de la
oración judía llamada Kadish”.

El judaísmo del Descubridor es también alentado por Simón
Wiesenthal, el sostiene que el viaje al Nuevo Mundo, era en

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realidad la búsqueda de un país en el cual se refugiarían los
descendientes de las diez tribus de Israel. Treinta años antes
Salvador de Madariaga, sostuvo una idea parecida, Colón tuvo
origen hebreo.

El presbítero Andrés Sánchez Serrano, por su parte, afirma que
Colón era un fraile domínico, nacido en España, que pretendió
ser italiano para poder casarse una vez que abandone la sotana.
Colón, insiste Sánchez Serrano, nació en Oliva de la Frontera,
una aldea de Badajoz.

Los corsos pretendieron también que Colón fuera su compa-
triota, y decían que nació en Calvi. La idea tuvo tanta resonan-
cia que el gobierno francés aprobó inclusive la erección de un
monumento al Gran Almirante.Y por otra parte, fue reconocida
a contrario sensu por los españoles, al sostener que si Colón ha-
bía nacido en Córcega era español, porque en el siglo XV esta
isla pertenecía a Aragón. 

Aarón Goodrich, escritor norteamericano -explica sabrosa-
mente un estudio- habría hecho de Colón un griego, compa-
ñero del corsario Bissipat, llamado Colón el Joven. El verdade-
ro Cristóbal Colón habría sido un pirata y negrero que adoptó
el nombre de Colón, se casó con la portuguesa Felipa Moniz,
robó a un muerto -Alonso Sánchez de Huelva- los documentos
en que constaba su descubrimiento en el Océano, se hizo pa-
sar por descubridor y redujo a esclavitud a sus compañeros.
Spyros Cateras encontró que el nombre América se origina en
Homeric, que el Descubridor era un pirata griego llamado en
realidad Nicolás Yphilantis y que en Centroamérica se hablaba
griego, hasta el punto de que buena parte del maya no es maya,
sino griego.

Suiza no quiso ser menos. Portugal tampoco se quedó atrás.
Un inglés señaló seriamente que Colón había nacido en Albión,
y porque en realidad su apellido era una corrupción de Collins.

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A pesar de las caudalosas teorías, no puede negarse que es
genovés. Todas las peregrinas patrias chocan con la existencia
de las actas notariales de Génova, descubiertas en 1904, y que
son ilevantables en cuanto al hecho de que Colón nació en dicha
ciudad italiana en 1451. En ese sentido se pronunció la Novena
Convención Internacional sobre Historia Marítima, celebrada
en Sevilla 1967. Las actas notariales de Génova, también mues-
tran que los antecesores de Cristóbal Colón no eran cardadores
de lana, como se dijo siempre, sino tejedores de paños de lana,
queseros y taberneros. Los jóvenes se empleaban como apren-
dices de tejedores de paños de lana y de seda. Nunca como
cardadores.

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En 1887 el marqués Marcelo Staglieno demostró que la casa
en que vivió Colón estaba en Ponticello número 37, Génova. En
el mismo año la Municipalidad genovesa adquirió la propiedad,
por intermedio de terceros. La adquirió José Baldi en 31.500 li-
ras, pasándolo inmediatamente a la comuna de la ciudad.

LAS CRÍTICAS

Sostienen que Colón no descubrió el Nuevo Mundo, y que
antes de él lo hicieron otros navegantes. Si bien es aceptable la
existencia de viajeros antes del Gran Almirante, no se descubre
una tierra por la mera circunstancia de arribar una vez. La Glo-
ria de Colón se basa en un conjunto de hechos, de sueños, de
proyectos, y de realidades, más de un viaje y serios estudios de
colonización.

Mil años antes del genovés, los israelitas habrían estado por
estos lados. El hallazgo de una piedra, en 1885, en una tumba de
Tennessee, con curiosas inscripciones en estilo Canaán (idén-
ticas a los grabados en las monedas hebreas de la época ro-
mana), autorizó al profesor Cyrus Gordon en 1970 a emitir esa
tesis.

Los vikingos no podían faltar en esta saga. Desde siempre se
afirmó que esos audaces navegantes, habían llegado al Nuevo
Mundo antes que Colón. En 1966 el Congreso Internacional de
Americanistas de Mar del Plata aprobó la tesis (gracias a inves-
tigaciones del matrimonio noruego Ingstad, que halló restos de
casas pertenecientes a los vikingos y clavos de hierro que ex-
puestos al método del carbono 14, revelaron pertenecer al año
1.000) de que los vikingos llegaron a América unos 500 años
antes que Cristóbal Colón. La decisión del Congreso de Ameri-
canistas, aclaraban que se basan también en el famoso mapa de
Vinland, adquirido por la Universidad de Yale.

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Este mapa prueba incuestionablemente, que el explorador
vikingo Leif Erickson había llegado a América antes que Co-
lón. Desconfiados expertos sometieron al documento a minu-
ciosas pruebas a lo largo de dos años. Mientras se llevaban a
cabo estos análisis, con inexplicable imprudencia el gobierno
norteamericano, aceptaba oficialmente la tesis vikinga. Richard
Nixon instituía el 9 de octubre como Día de Leif Erickson, en
ceremonias presididas por el entonces secretario de Estado
Dean Rusk. Pero un buen día, se da a conocer el resultado de
los exámenes científicos del mapa de Vinland: los expertos
habían hallado que la tinta del dibujo contenía pigmentos de
óxido de titanio, un elemento recién descubierto en 1920. Este
intento para abatir la gloria de Cristóbal Colón, se vino estrepi-
tosamente abajo, por la hábil pesquisa científica que demostró
que solo era una formidable falsificación, cuyos autores jamás
fueron identificados.

ORGANIZAN LA EXPEDICION DE COLÓN

El duque de Medinaceli tomó sobre sí la tarea de armar la flota
en los astilleros de Santa María, y cuando las carabelas esta-
ban prácticamente listas, la reina Isabel agradeció los esfuerzos
del duque y de Colón, y dijo que prefería asumir ella misma la
responsabilidad de la expedición, para cuando lo considerara
oportuno. Isabel la Católica conocía bien los proyectos de Co-
lón -quien venía fatigando a los monarcas con sus planes desde
hacía tiempo-, y una vez armada la flota, advirtió la importancia
de la empresa y no quiso que su mérito recayera en un particu-
lar como el duque de Medinaceli. 

Abatido, Colón abandonó Santa María y se dirigió al convento
de la Rábida, encontrándose allí con viejos amigos: los sacer-
dotes Antonio de Marchena y Juan Pérez. Este último intercedió
ante la reina, y el resultado de la negociación fue que Colón
recibió veinte mil maravedíes, con la orden de volver a la Corte. 

71

Esto ocurría entre fines de 1491 y comienzos de 1492. Comen-
zaron entonces consultas con sabios, geógrafos, cosmógrafos,
sacerdotes, navegantes, asesores y filósofos. Se tejió una larga
red de intrigas y ambiciones, aparecieron personajes codicio-
sos y aventureros, idealistas y románticos. Colón fue examina-
do por varias juntas de notables, criticado, ensalzado, injuriado,
alentado. Lo que pedía era algo muy singular. 

Tan seguro estaba de encontrar otras tierras, que sus condicio-
nes eran firmes: “Exigía que se lo nombrase Almirante del mar
océano con todos los títulos, prerrogativas y preeminencias de
los almirantes de Castilla, y virrey y gobernador en todas las
tierras que descubriese con la misma autoridad y jurisdicción
que se concedían a los almirantes de Castilla y de León; que se
le diesen poderes amplísimos y, además de los sueldos de al-
mirante, virrey y gobernador, la décima parte de todo lo que se
comprase, hallase o rescatase”.

“Cristóbal Colon es un personaje perturbador. Al fin y al cabo,
condujo la gesta más notable de la historia de la humanidad,
pero aun así circulan en torno a él, múltiples misterios. El hispa-
nista Hugh Thomas, resume a la perfección la compleja figura
del almirante.

Cristóbal Colón, el marino que descubrió el Nuevo Mundo
lleva varios años sometido al escrutinio con los valores del siglo
XXI, y de su legado, especialmente desde los EEUU, destacán-
dose prácticas de esclavitud y extrema violencia. A partir de
ello, surge el movimiento popular para retirar sus estatuas, que
ha saltado ya el Atlántico y amenaza a uno de los monumen-
tos más icónicos de Barcelona. ¿Pero qué hay de cierto en estas
cuestiones?

En la madrugada del 11 al 12 de octubre de 1492, las carabe-
las de la expedición de Colón avistaron la orilla de una tierra
que era totalmente desconocida para los ojos europeos. Así lo

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dejó reflejado en su diario de abordo:“A las dos horas después
de medianoche pareció la tierra, de la cual estarían dos leguas.
Amainaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela
grande sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta
el día viernes, que llegaron a una islita de los Lucayos, que se
llamaba en lengua de indios Guanahaní”.

Al poco de desembarcar, se les acercaron varios grupos de in-
dígenas: gente desnuda y con tez oscura que se sorprendió de
la llegada de unos marineros de piel blanca, ropajes extraños y
un idioma desconocido. La primera vez que el navegante pisó
tierra firme en América describió a los habitantes de las islas
caribeñas como “gente mansa, tranquila y de gran sencillez”.
Los llamaban “taínos”. Pero allí no había ni oro, ni especias, ni
sedas. Luego saltaron a otras islas, como Cuba y Santo Domingo,
bautizadas como Juana y La Española.

Todo en un principio fluyó como un intercambio pacífico en-
tre nativos y españoles: los primeros agasajaron a sus visitantes
con pequeños objetos de oro, mientras que Colón y su tripu-
lación respondieron con baratijas -zapatos, gorros de tela, co-
llares cuentas- que causaron una tremenda fascinación en los
antillanos. Sin embargo, el almirante, guiado por la avaricia y el

73

ansia de lucrarse, no tardó en darse cuenta de que allí no había
los tesoros esperados. “Colón ve que las islas y los indígenas
son pobres y piensa que la única ganancia está en comerciar
con esclavos”, explica el historiador Juan Eslava Galán, autor de
La conquista de América contada para escépticos (Planeta).

En el regreso de ese primer viaje, Colón se llevó consigo a
diez nativos -según el almirante los que quisieron subir volun-
tariamente a las carabelas-, de los que tan solo llegarían seis
con vida a la Corte de Isabel y Fernando. Era uno de los pre-
sentes que el navegante brindó a los Reyes Católicos por haber
financiado la expedición. Aunque también, según indicó el cro-
nista Gonzalo Fernández de Oviedo, Colón pensó en aquellos
indios como herramienta para aprender su extraña lengua y uti-
lizarlos como intérpretes facilitando la colonización: “Para que
cuando aquestos acá tornasen, ellos y los cristianos que queda-
ban encomendados a Goacanagari, y en el castillo que es dicho
de Puerto Real, fuesen lenguas e intérpretes para la conquista y
pacificación y conversión de estas gentes”.

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Así empezarían las idas y venidas de Colón a las Américas. En
noviembre de 1493, apenas un año después del primer e histó-
rico viaje, Cristóbal Colón regresó al Nuevo Mundo presumien-
do de los títulos de virrey y gobernador general de las Indias
Occidentales, con la primera partida de hombres destinada a
colonizar las tierras descubiertas. Más de un millar de personas
llegaron en este segundo viaje, el más espectacular y con más
presupuesto. Aparte de marineros, había funcionarios, agricul-
tores, mineros, artesanos, ganaderos con sus animales y cléri-
gos: había que evangelizar a aquellos seres salvajes.

COLÓN EL “TIRANO”

A tres meses de haber desembarcado en América, comenza-
ron los problemas. La tierra no era fértil como se pensaba y el
hambre se generalizó entre los colonos. Además, se había ex-
tendido la noticia de que aquellos indefensos indios habían ani-
quilado a los 39 españoles que el almirante había provisto con
munición para un año en el asentamiento de La Navidad. Nada
salió según lo previsto:“Había carpinteros que no sabían coger
un hacha, y mineros que eran incapaces de distinguir el oro de
una aleación”, así se quejaba Colón.

Comenzó una oleada de deserciones, reducciones de racio-
nes y pequeñas revueltas. “Los indígenas se percataban que la
estancia de los colonos, no sería pasajera, tras la edificación de
tantas fortalezas en sus tierras”. Falto de recursos, Colón decre-
to: todo indio de más de 14 años de edad, tenía que entregar
una cierta cantidad de oro cada tres meses. Quien no lo hiciera
se enfrentaba a una pena que consistía en cortarles la mano y
dejarlos morir desangrados.

El navegante se granjeó enemigos entre los indígenas ameri-
canos... y los españoles. A las repetidas rebeliones y alzamien-
tos contra su gobierno, el navegante siempre respondió “con la
misma barbarie que había mostrado con los indígenas”. Hasta

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sus más allegados le calificaban como “tirano”, tanto a Cristóbal
como a sus hermanos, que impidieron por todos los medios po-
sibles el bautismo de los indígenas, para que estos pudieran ser
vendidos como esclavos.

ISABEL I

La amistad entre los Reyes Católicos y Cristóbal Colón fue lle-
na de altibajos. Su trato inicial estuvo guiado por la cordialidad,
y mantuvieron una relación estrecha, con el paso de los años,
terminaría deteriorándose. Desde un primer momento, la reina
Isabel de Castilla, mantuvo que los indios debían ser tratados
correctamente, pese a que el culto explorador consideraba que
“con cincuenta hombres podría someter a todos ellos y obligar-
les a hacer todo lo que deseara”.

Los pensamientos esclavistas de Colón deben ser contextua-
lizados en su época. En Europa había comercio de esclavos: los
portugueses, se desplazaban hasta la costa africana para conse-
guir y vender mano de obra negra; por otra parte, esta práctica
era considerada legítima, si se hacía en medio de una guerra
justa -los cristianos capturaron musulmanes, por ejemplo-. Y el
descubridor, como buen hombre de su tiempo, atisbó en esas
comunidades indígenas una fuente de riqueza. “Pero la reina
Isabel se opone y hasta devuelve al Nuevo Mundo alguno de
los barcos con nativos que había enviado Colón”, detalla Eslava
Galán.

La monarca mostró así las dudas que terminarían en la re-
dacción de una legislación que buscaría proteger a los indios y
devolverles su libertad, con las Leyes Nuevas de 1542, ya con
Carlos V en el trono: “Nos querríamos informarnos de letrados,
teólogos e canonistas si con buena conciencia se pueden ven-
der estos.Y esto no se puede hacer hasta que veamos las cartas
que el Almirante nos escriba, para saber la causa porque los
envía acá por cautivos”, reflexionaba Isabel la Católica.

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Cristóbal Colón pide permiso al príor de La Rábida para ir a descubrir
América. Museo del Prado

La época del almirante genovés como gobernador de La Espa-
ñola es menos polémica. De hecho, Bartolomé de Las Casas ca-
lificó como “granjería” el comercio de esclavos de Colón. A este
le daban igual las palabras de la reina, ya que pese a ser obli-
gado a abandonar su proyecto de enviar hasta 4.000 esclavos a
Europa a 1.500 maravedís la pieza, seguía capturando a los in-
dígenas en el Nuevo Mundo: “Tenía determinado de cargar los
navíos que viniesen de Castilla de esclavos y enviarlos a vender
a las islas de Canarias y de las Azores y a las de Cabo Verde y
dondequiera que bien se vendiesen”, señalaba de Las Casas
sobre la conducta del almirante.

Eslava Galán manifiesta:“Lo que se dice de Colón en este caso
es absolutamente cierto”, llamando también la atención sobre
las exageraciones del fraile dominico que ayudaron a confor-
mar la leyenda negra.Y el historiador destaca un hecho impor-
tante en este debate: “A Colón ni siquiera en su época le die-
ron una gran importancia. Lo putearon porque había mentido a
Fernando, a quien no podía ni ver”, pero su figura se dispara a
finales del siglo XIX, con la conmemoración del cuarto centena-

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rio del descubrimiento. Ahí es cuando se erigieron muchas de
las estatuas que se vandalizan ahora. Fue la época de las gran-
des olas de inmigración desde Italia a Nueva York, y los italia-
nos, que se sentían ciudadanos de segunda, valoraron mucho la
figura de Colón, les dijeron a los estadounidenses:‘Todo esto lo
tenéis gracias a que uno de los nuestros lo descubrió”.

PROHIBIERON LA ENTRADA A LAS COLONIAS A LOS HERMANOS COLÓN

Ante las noticias de desórdenes y la pésima gobernanza de
los hermanos Colón, los Reyes Católicos decidieron enviar a
La Española a un administrador real en 1500 para obtener un
diagnóstico más profundo. “Nos habemos mandado al comen-
dador Francisco de Bobadilla, llevador desta, que vos hable de
nuestra parte algunas cosas quél dirá: rogamos vos que le deis
fee e creencia y aquello pongáis en obra”, le escribieron los re-
yes a Colón. El mensaje estaba claro: iba a ser destituido como
virrey.

La estatua de Cristóbal Colón en Barcelona

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El encuentro entre ambos se hizo de esperar. Colón no tenía
ninguna intención de reunirse con él y no sería hasta un mes
después de que Bobadilla llegara a La Española cuando el almi-
rante entró en razón. Mientras tanto, a Bobadilla le dio tiempo,
no sin encontrar resistencia, de conocer la administración de las
colonias y de cómo el virrey había ejercido su poder de manera
déspota e injusta, con presos sin siquiera haber tenido juicio
alguno.

El informe, de 46 páginas y que recogía testimonios de 23
testigos, fue demoledor: Cristóbal Colón era un tirano, y se de-
mostraba con hechos. Bajo su mandato se registraron subastas
de personas en la plaza y se ejecutaron crueles castigos. A un
chico que descubrieron robando trigo le cortaron las orejas y la
nariz, le colocaron unos grilletes y le convirtieron en esclavo. A
otra mujer que se atrevió a decir que el almirante era de clase
baja y que su padre había sido tejedor, su hermano Bartolomé
ordenó cortarle la lengua y pasearla desnuda por las calles a
lomos de un burro. Cristóbal se mostró orgulloso de su prójimo
por defender el honor familiar.

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Tanto el almirante como sus hermanos fueron detenidos y en-
cadenados, y los metieron en un navío cuyo destino era Castilla.
Apunta la investigadora Consuelo Varela que los enemigos de
Colón, acudieron al puerto y tocaron sus cuernos para que los
recién apresados pudieran escuchar desde la lejanía la tierra
que habían descubierto y que ahora abandonaban rumbo a la
Península Ibérica por la fuerza. Sería indultado y aún empren-
dería dos viajes más hacia el Nuevo Mundo, pero en el último
(1502- 1504), ya ni siquiera pudo pisar La Española: los Reyes
Católicos se lo habían prohibido.

Los historiadores españoles criticaban la actitud de Colón
para con sus compatriotas, pero no hacían ni siquiera un gesto
de indignación sobre el comportamiento, de los españoles y de
Colón, respecto a los naturales del Nuevo Mundo. Parece que
esa actitud ahora ha cambiado, y Cristóbal Colón antes consi-
derado un héroe, ahora pasa a ser un villano.

Dicen: Colón ha dado nombre a ciudades, regiones e incluso
un país (Colombia). Pero también se ha convertido en sinónimo
de conquista y colonialismo. Y colonizar, recuerda el origen de
los primeros viajes a América de Colón.

EL DESCONTENTO CONTRA COLÓN

En los EEUU las estatuas de Colón son retirados, destruidos o
mutilados, así tenemos la estatua de bronce de Cristóbal Colón
que fue decapitada en el parque de Yonkers, al norte de Nueva
York, y horas más tarde, rayaron otro monumento dedicado al
genovés en Queens, un barrio muy cercano al del primer inci-
dente. No son casos aislados. Días antes había pasado lo mismo
en Baltimore, Houston y Búfalo. Por esa fecha ya rodaba un vi-
deo en YouTube en el que un hombre encapuchado golpeaba
uno de los monumentos con un martillo, mientras una voz de
fondo decía: “Cristóbal Colón simboliza la invasión inicial del
capitalismo europeo en el hemisferio occidental”. La historia se

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repitió en pleno Central Park, uno de los sitios más reconocidos
de Nueva York, donde una estatua de Colón apareció manchada
de rojo.

“Abajo el genocida”, “terrorista cristiano”, “el origen de una
ola centenaria de asesinatos, violaciones y esclavitud” y hasta
“culpable de la degradación ecológica y de la explotación la-
boral en América”. Los calificativos contra Cristóbal Colón se
han multiplicado en Estados Unidos. Algo que no solo se ve en
los actos de vandalismo de grupos radicales de izquierda, sino
en decisiones políticas y movimientos ciudadanos. Los Ángeles
decidió cambiar el nombre de la festividad del 12 de octubre
de Día de Colón a Día de los Pueblos Indígenas. Una estatua
de Colón acabó en un estanque en Richmond, la capital de Vir-
ginia. En la ciudad de Saint Paul, vecina a Minneapolis, ataron
una soga a una estatua de Colón de bronce y la tiraron al suelo.
Vandalizaron una estatua del navegante localizada en el centro

81

de la ciudad a las afueras del Bayside Marketplace, un recinto
al aire libre con tiendas y restaurantes situado frente a la bahía
de Miami y al puerto de cruceros. En Boston (Massachussetts),
el ayuntamiento retiro la estatua de piedra de Colón del par-
que que lleva el nombre del descubridor, después que durante
la noche fuera decapitada. En la población de Camden, Nueva
Jersey, arrancaron la cabeza de una estatua de Cristóbal Colón
en el Farham Park poco antes de que los funcionarios se dispu-
sieran a retirarla, y en un comunicado, el ayuntamiento justificó
su decisión, porque había “herido durante tiempo a los residen-
tes de la comunidad”. Una petición firmada por más de 10 mil
personas exige que sea retirada la estatua de Cristóbal Colón
ubicada en Minnesota, porque asesinó, violó y esclavizó gente
indígena y negra en América.

82

El tema escaló la atención en Estados Unidos, debido al au-
mento de las tensiones raciales y al debate sobre la convenien-
cia o no, de honrar a figuras históricas con un pasado contro-
vertido –como los generales confederados que pelearon en la
guerra civil y defendieron la esclavitud–, pero las polémicas so-
bre el genovés no son nuevas. En Venezuela, el 2004, ciudada-
nos chavistas tumbaron a un Colón que estaba en la plaza Vene-
zuela de Caracas luego de hacerle un juicio simbólico. Cristina
Fernández de Kirchner ordenó cambiar en 2013 una legendaria
estatua del navegante, que estaba en frente a la Casa Rosada en
Buenos Aires, por una de la líder indígena Juana Azurduy.

La figura de Colón siempre ha generado controversias. Sin em-
bargo, Colón es considerado el descubridor de América y en
varias ciudades del mundo se levantan monumentos y estatuas
en su honor. “En la década sesenta y setenta, surgió una mira-
da revisionista, que va al otro extremo, lo acusan de genocida y
asesino”.

La llegada de los españoles a América –gracias a Colón– fue, a
la larga, una mala noticia para los pueblos indígenas. Las enfer-
medades traídas del Viejo Continente, la violencia para ocupar
territorios, saquear tesoros escondidos, el abuso de la fuerza la-
boral (prácticamente esclavos) diezmaron a estas poblaciones.
Las ciudades españolas reemplazaron los centros indígenas más
grandes a los ubicados en lo que hoy es Cuzco - Perú y Ciudad
de México - México, y quienes no se entregaron voluntariamen-
te al nuevo poder, murieron asesinados o desaparecidos. Algu-
nos españoles de la época, como fray Bartolomé de las Casas
o Francisco de Vitoria, denunciaron esos hechos y provocaron
debates ante la Corona española, que tomó medidas para pro-
teger a los nativos.“Si uno quisiera ver una serie de crímenes a
la luz de hoy, es obvio que los hay”. Las cifras son escandalosas
y la colonización no es una historia bonita. “Los historiadores
de América sin proponerse son jueces morales de otras épocas;
los del viejo mundo, a regañadientes ya empiezan a aceptarla,

83

pero puede ser un problema”. Hacer un juicio a un personaje
del pasado sobre si es racista o no es complicado, porque esta-
mos fuera de contexto, dicen. “Colón, por ejemplo, vivió en un
mundo donde la esclavitud existía y era natural, y tuvo el afán
de ir más allá de lo conocido, dejando un gran aporte al mundo.
Movió la frontera del conocimiento y eso, en cualquier campo,
es lo que hace avanzar a la humanidad”.

Pero Colón respondía más a su interés pecuniario que a un
asunto moral, incluso en su Diario de a bordo, donde contó la
travesía que lo llevó a pisar un nuevo continente, habla de los
indígenas como una población bella, generosa y salvaje, sobre
todo por el hecho de estar desnudos y no ser cristianos. “Aun-
que lo cierto es que hizo ese relato para los reyes católicos (Isa-
bel de Castilla y Fernando de Aragón), que le financiaron el via-
je y a quienes quería contentarlos”. También hay versiones que
cuentan que Colón sí pensó en los indígenas en términos de
conquista, ordenó matar a algunos que se opusieron e incluso
les propuso a los reyes, usarlos para venderlos como esclavos.

En el fondo, hay un debate sobre la memoria histórica. Las
estatuas y monumentos que se erigen en las ciudades o los
nombres de las calles y las plazas, son en muchos casos, una
referencia del pasado histórico de una sociedad que elige hon-
rar. “Son lugares de memoria”, pero a la vez son espacios cuya
ocupación genera combate o lucha, por nuevos personajes de
la historia “más limpios moralmente”.

No es raro que los países retiren monumentos o cambien de
nombre las calles o plazas en ciertas coyunturas históricas. Así
ocurrió, cuando terminó las dictaduras de Stalin, en la Unión So-
viética; Franco, en España; Trujillo, en República Dominicana, y
muchos otros en diferentes lugares, los nuevos gobiernos quita-
ron las estatuas que los enaltecían. Lo mismo ocurrió en Méxi-
co, con Hernán Cortés, o en Perú, con Francisco Pizarro. Incluso
en Colombia, durante el periodo conocido como la hegemonía

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conservadora (entre 1886 y 1930), el gobierno trasladó las esta-
tuas de presidentes liberales como Aquileo Parra (1876-1878) o
Santiago Pérez (1874-1876) al Cementerio Central.

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El caso de Colón en lo EEUU, está enmarcado dentro de las
luchas raciales. Los grupos de izquierda, los movimientos indi-
genistas y los defensores de los derechos de los afro descen-
dientes critican que las ciudades –sobre todo en el sur del país–
tengan estatuas de personas que defendieron la esclavitud,
como el general Robert E. Lee.

Aunque los debates sobre la historia que se cuenta y los per-
sonajes que una sociedad elige como sus estandartes son per-
tinentes, los expertos coinciden en que no es posible hacer jui-
cios absolutos. Sobre todo con parámetros morales y éticos de
una época muy diferente. Cristóbal Colón seguramente no fue
monedita de oro, pero no es el único culpable de todo lo que
vino con la colonización.“Lo importante, más allá del debate, es
que la sociedad conozca y entienda los hechos históricos den-
tro de su contexto”, para corregirlo. “Los monumentos deben
honrar a quienes sufrieron la segregación racial y la perdida de
sus vidas, y no a sus esclavizadores y verdugos”. Los masones
del Nuevo Mundo, lucharon por liberar a sus países en el Norte,
Centro y Sur de América bajo el lema: Libertad, Igualdad y Fra-
ternidad, siglos después, otras fuerzas, toman el ejemplo.

BIBLIOGRAFIA

-ABC.es, El castigo de una furiosa Isabel La Católica a Cristóbal Colón
por esclavizar a 1600 indios: https://www.abc.es/historia/abci-humi-
llacion-furiosa-isabel-catolica-cristobal-colon-esclavizar-1600-in-
dios-201811300326_noticia.html
-El Español, El oscuro plan de Cristobal Colon: quiso esclavizar indios
para lucrarse, pero la reina Isabel le frenó: https://www.elespanol.
com/cultura/historia/20200618/oscuro-cristobal-colon-esclavizar-in-
dios-lucrarse-isabel/498450617_0.html
-La Vanguardia, El navegante que cambio la historia: https://www.la-
vanguardia.com/vida/junior-report/20181009/452240543252/cristo-
bal-colon-descubridor-america-1492.html
-Semana, Cristóbal Colón, ¿héroe o genocida?: https://www.semana.
com/cristobal-colon-es-un-heroe-o-un-genocida/590560/

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Sir Arthur Conan Doyle: aspectos masónicos en Sherlock Holmes

Tupac

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Uno de los escritores británicos más populares del s.XIX
y cuya fama no ha disminuido a casi cien años de su pase al
Oriente Eterno, es sin duda Arthur Conan Doyle, quien logró
inmortalizar al racional y excéntrico Sherlock Holmes, en una
obra encantadora y de narración amable, llena de acción, in-
trigas, misterios y acertijos, capaces de absorber a cualquier
lector medianamente curioso. Pero entre las numerosas aven-
turas del detective y su ayudante Watson, se encuentran rasgos
que podrían pasar desapercibidos para el lector profano, pero
que aluden a símbolos, valores y costumbres masónicas, que el
autor, iniciado en los misterios de la Orden, quiso deslizar entre
sus páginas.

Arthur Conan Doyle nació el 22 de mayo de 1859 en Edim-
burgo. Fue educado por los jesuitas y posteriormente estudió

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medicina, carrera de la que egresó en 1881. Desde su ingreso a
la universidad, Conan Doyle experimentó tensiones espiritua-
les y religiosas, que lo llevaron a tener duros conflictos familia-
res. Como resultado, el futuro autor buscaría respuestas en el
espiritismo, cuyos principios investigó hasta sus últimos días,
llegando a publicar History of spiritualism en 1926. Participó
activamente en la campaña de Sudán (1898) y en la guerra de
los Boers (1899-1902) junto al ejército británico, actos por los
que recibió la distinción de Sir.

Aunque existieron algunas dudas sobre las fechas exactas, hoy
sabemos que se inició en masonería el 26 de enero de 1887 en la
Logia Phoenix Nº 257, a los 27 años. Menos de un mes después,
el 23 de febrero, fue elevado a Compañero, y un mes después,
es exaltado a Maestro Masón. Pasa a sueños en dos ocasiones,
aunque sigue asistiendo a tenidas como visitante hasta 1911. Su
logia lo honró con numerosas distinciones y reconocimientos,
incluyendo una placa conmemorativa dedicada al hermano más
famoso de la Logia Phoenix 257.

Comenzó a escribir hacia 1890, momento en el que crea a su
más afamado personaje, Sherlock Holmes, y al que se dedicará,
salvo por algunas temporadas de descanso, hasta su muerte, el
7 de julio de 1930. En sus personajes, que van adquiriendo cuer-
po y carácter en la medida de que la pluma de su autor madura,
Doyle pretende recrear la vida y sociedad del Londres de fines
del s.XIX, poniendo de manifiesto toda la tecnología y adelan-
tos que su época habría de entregar al mundo. Del mismo modo,
Sir Arthur vio en el enorme éxito de Sherlock, la posibilidad de
introducir aquellos valores que había adquirido o desarrolla-
do en la masonería, dejando así huella de la simbología, usos
y costumbres propios de la Orden. A continuación revisaremos
algunos de esos momentos con tintes propiamente masónicos,
que Doyle no pudo evitar incluir entre las aventuras de su genial
investigador privado.

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Aspectos masónicos en Sherlock Holmes.

Ante todo, se debe indicar que la obra holmesiana de Doyle
ofrece dos mecanismos de referencia masónica. Una, de carác-
ter explícito y literal, que es accesible tanto para el lector profa-
no como para el iniciado. La otra, latente y alegórica, compren-
sible solo para el iniciado en los misterios. Ambas se presentan
conjuntamente en gran parte de las aventuras que, entre 1881 y
1907, protagonizan Sherlock y Watson.

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Sobre el primer mecanismo, diremos que no son pocas las ve-
ces en que usos y costumbres masónicas o algún personaje ma-
són (cuatro exactamente) son mencionados en la obra de Doyle,
identificándolos con anillos, medallas u otros emblemas conoci-
dos popularmente que, siempre visibles para el perspicaz Sher-
lock (y para el lector), facilitan su inmediato reconocimiento.
Los especialistas han mencionado algunas aventuras canónicas
como las más influenciadas por el pensamiento masónico, a sa-
ber, Estudio en escarlata (SCL), La liga de los pelirrojos (REDH),
la Aventura del constructor de Norwood (NORW), y la Aventura
del fabricante de colores retirado (RETI),fundamentalmente por
la aparición de personajes masónicos. Pero es en El Valle del
Terror donde la referencia a lo masónico se hace más evidente,
pasando a ser cita obligada cuando se intentan abordar asuntos
masónico-literarios en Doyle.  Revisemos algunos fragmentos
de esta novela holmesiana.

El tercer capítulo de la segunda parte de esta pieza se titula Lo-
gia 341,Vermissa, y en él se describe el interior de un taller que,
si bien no es estrictamente masónico, demuestra el conocimien-
to que Doyle poseía de aspectos ritualísticos y organizativos de
una logia[1]. Uno de los pasajes más decidores es el siguiente:

“Un sábado por la noche, McMurdo fue presentado en la logia.
Había creído que, por ser un iniciado de Chicago, le admitirían
sin ceremonias, pero en Vermissa tenían ritos especiales de los
que se sentían orgullosos, y todos los solicitantes tenían que so-
meterse a ellos. La congregación se reunía en una amplia sala
reservada para este fin en la sede del sindicato. En Vermissa se
reunían unos sesenta miembros, pero esto no representaba, ni
mucho menos, toda la fuerza de la organización, ya que existían
varias logias más en el valle, y también al otro lado de las mon-
tañas que lo flanqueaban. Entre ellas se intercambiaban miem-
bros cuando había en marcha algún asunto serio, de modo que
se pudieran cometer crímenes y los autores fueran desconoci-
dos en la localidad.”

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Se observan acá detalles sobre los grados, y un lenguaje que
no puede ser sino referencia a la masonería. Junto a esto, se pue-
den encontrar en este mismo texto un sinnúmero de frases y ex-
presiones donde se manifiestan principios y valores masónicos,
como por ejemplo “Donde haya una logia encontraré amigos”,
“tiene que decidir la logia”, “la disciplina de la logia”, “vamos
a hacer el brindis de la paz de la logia”,“enseñar las marcas de
logia”, “esta logia, cuya dirección no conocéis”, “seremos una
logia unida en palabra y obra”, “las contraseñas de la logia”,
etc., etc., etc.

Añadiremos en este punto que es en El Valle del Terror donde
aparece por primera vez el archienemigo de Sherlock, el pro-
fesor James Moriarty. Este personaje, que acechará al detective
a lo largo de muchos años, es la otra cara de la misma moneda
de la inteligencia: Sherlock al servicio de la justicia y Moriarty
en contra de ella. Es muy importante destacar que estos perso-
najes se respetan y admiran mutuamente, pues reconocen en
el otro la mitad que los completa. La dualidad que mantiene el
equilibrio en el mundo creado por Doyle no es sino el mismo
que, simbólicamente, está en cada uno de nosotros.
En el segundo tipo de recursos, los latentes y alegóricos, las re-
ferencias son sutiles, más numerosas y ricas en carga simbólica.
Será sobre este segundo recurso de referencia a la masonería
la que deseamos analizar en nuestra exposición, aunque solo se
puedan mencionar aquellos aspectos más interesantes.

No cabe duda de que el protagonista de las aventuras – esas
que nos transmite Watson a través de sus cuadernos y anota-
ciones -, es la caracterización por antonomasia de la mente
lógica-racional, a veces con un desapego tan absoluto de las
emociones que es criticado por el propio autor. Sherlock es un
hombre pragmático, empírico y experimental, que desea hacer
de la deducción una ciencia exacta (cf. Estudio en Escarlata,
Cap. II), y que desecha todo aquello que presenta tintes emo-
cionales, juicios subjetivos o valoraciones espirituales. Aunque

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no podemos obviar del todo los aspectos emotivos del detec-
tive (cuya faceta metódica, solitaria e imparcial en el trabajo,
esconde a un músico apasionado, a un sutil conversador, a un in-
genioso actor, un lector sensacionalista y a un íntegro amigo), lo
cierto es que Sherlock representa la exaltación de la razón y el
“desprecio” por la emoción[1]. En este sentido, es muy clara la
representación preeminente que del «librepensador» decimo-
nónico elabora Doyle, consciente y partidario de los paradig-
mas científicos que dominaron su tiempo. Y así como Sherlock
ha sido para algunos la encarnación de los principios kantianos
de razón y experiencia como fuentes de conocimiento, Doyle in-
cluyó en la arquitectura textual el contraste, la antítesis a la “ra-
zón pura”:Watson. Doyle evidencia, a través de Watson (su alter
ego), que la razón pura sin sentimiento (fundamento metafísi-
co) no genera siempre los mejores resultados, o al menos no
los únicos. Watson es, en este sentido, la figuración de la “razón
práctica”, en la que la ética que Sherlock no posee adquiere
forma y sentido.Watson, el eterno enamorado, investigador vis-
ceral y aventurero desmedido, es acusado numerosas veces por
su compañero de estar mancillando la validez de las activida-
des investigativas (pretendidamente empíricas) al incluir datos
demasiado espurios y sentimentales.  Así, la dualidad que confi-
guran los dos amigos, se trasforman en la tesis y la antítesis que
el autor se encargará de sintetizar en cada uno de los complejos
casos en que sus personajes se ven involucrados.

Por otra parte, los principios de «libertad, igualdad y frater-
nidad», confluyen en muchas de las conversaciones que el de-
tective y su ayudante entretejen durante sus momentos de ocio,
aunque no de manera patente. Los conceptos propiamente di-
chos aparecen en escasas ocasiones: la palabra “igualdad” se
menciona solo dos veces[2], “fraternidad” aparece una vez[3].
En cambio “libertad” la podemos encontrar hasta en sesenta
oportunidades a lo largo de toda la obra. Pese a esta aparente
variabilidad formal, será el desarrollo conceptual de estos valo-
res a los que podemos hacer seguimiento tanto en los diálogos

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entre los personajes, las etopeyas de héroes y villanos, como en
los valores que encarnan los protagonistas. No se debe perder
de vista que la pareja Holmes/Watson viven y se desviven para
hacer justicia (no necesariamente para hacer cumplir la ley),
para ayudar al prójimo y para evitar el desorden social. Wat-
son nos relata que en un par de trabajos, Sherlock llegó a evitar
guerras internacionales, utilizando medios “no convencionales”
o haciendo uso de sus poco ortodoxas redes (como los «Irregu-
lares de Baker Street»[4]). Con esto, queda de manifiesto que
el objetivo último de ambos investigadores no otro que el de
hacer el bien, incluso sin recibir remuneración alguna por sus
esfuerzos.[5]

Filantropía, razón, justicia, solidaridad, amor fraternal, bien
armónico, paz duradera, buena voluntad… Sin duda parecen
conceptos afines a los principios y valores que defiende y prac-
tica la masonería, y que podemos observar (y admirar) en cada
acción de los entrañables investigadores de Baker Street 221 B.

Para finalizar, comentaremos que algunos autores holmesia-
nos, masones o no, han intentado establecer la pertenencia de
Sherlock Holmes y John Watson a la masonería. Cecil A. Ryder
Jr., por ejemplo, en su breve trabajo titulado “Un estudio en ma-
sonería”[6] afirma que no existen dudas sobre la condición de
masón de Holmes. Describe lo que sería la invitación que Sher-
lock hace a Watson para ingresar a la orden y el encuentro que
se produciría entre médico y su propio creador. Sin embargo,
afirmar o negar tal cuestión resulta improductivo, pues no hay
datos que permitan llegar a una conclusión certera. Que Sher-
lock fuese capaz de reconocer la pertenencia a la masonería de
algunos de sus clientes por los signos que portaban (compás
y escuadra), no deben sorprender al lector, dada la capacidad
de observación y los conocimientos que el detective manejaba.
Por el contrario, de ser Holmes y Watson hermanos masones,
resulta curioso que no trataran a esos clientes como hermanos.
Salvo que Watson hubiese tenido la cautela de no mencionarlo

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en sus anotaciones. De lo que no cabe duda es que la relación
que estos amigos forjaron, es un ejemplo de fraternidad digno
de ser imitado dentro de nuestra orden.

Bibliografía

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Sherlock Holmes – Roastbrief. XY Asociados. Disponible en http://
www.roastbrief.com.mx/2013/07/construyendo-nuestro-mode-
lo-sociologico-con-sherlock-holmes/

• Cerza, Alphonse (1981): Sir Arthur Conan Doyle: freemason. The
Royal Arch Mason Magazine (13, nº12, pp. 379-380, ilus.)

• Couvert, R. J. (2012): Sir Arthur Conan Doyle. En Gaceta infor-
mativa. Disponible en http://gacetainformativa.blogspot.com.
es/2012/01/sir-arthur-conan-doyle.html

• Doyle, Arthur Conan (2003): Todo Sherlock Holmes. (Ed. Jesús Ur-
celoy). Mezki.

• López,Mario (2014): Sherlock Holmes del hermetismo (exoterismo
y esoterismo). Disponible en http://iluminando.org/2014/01/06/
sherlock-holmes-del-hermetismo-exoterismo-y-esoterismo/

• Mannaz (Simb.°.) (2012): Historia Masónica: Sir Arthur Conan
Doyle. Disponible en http://historiamasonica.blogspot.com.
es/2012/01/sir-arthur-conan-doyle.html

• Museo virtual de historia de la masonería: Artículo sobre Ar-
thur Conan Doyle. Disponible en http://www.uned.es/dpto-hdi/
museovirtualhistoriamasoneria/14literatura_y_masoneria/
conan%20doyle.htm

Notas.

[1] Cabe recordar que en el cap. II de Estudio en escarlata, Watson
realiza por primera vez un listado con los conocimientos que Sher-
lock posee en diversas áreas. El listado es el siguiente: “Literatura,
cero; filosofía, cero; astronomía, cero, política, ligeros; botánica, des-
iguales. Al corriente sobre la belladona, opio y venenos en general.
Ignora todo lo referente al cultivo práctico; geología, conocimientos
prácticos, pero limitados […], química, exactos, pero no sistemáticos;
anatomía, profundos; literatura sensacionalista, inmensos. Parece co-
nocer con todo detalle todos los crímenes perpetrados en un siglo.

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Toca violín. Experto boxeador y esgrimidor de palo y espada. Posee
conocimientos prácticos de la leyes de Inglaterra.”
[2] Cf. “…absoluta libertad…” (El misterio de Boscombe Valley); “…
igualdad de condiciones…” (La aventura de Abbey Grange).
[3] Cf.“…algunos miembros de la fraternidad…” (El Valle del Terror)
[4] La cursiva es nuestra.
[5] No existe consenso entre los especialistas respecto a la fuente
de ingresos de Holmes. Aunque se conoce que recibió altas sumas
de dinero por trabajos realizados a políticos importantes, no llega a
explicar los largos periodos de inactividad por los que pasaba. Se ha
mencionado la ayuda de su hermano Mycroft, quien se desempeña-
ba en un importante puesto gubernamental, o de una importante he-
rencia familiar de la que posiblemente disponía. Es el mismo Watson
quien menciona repetidas veces su curiosidad por saber cómo hacía
su amigo para sobrevivir, conjeturando que su extrema austeridad o
su inapetencia en situaciones de trabajo, podrían permitirle susten-
tarse con muy escasos recursos.
[6] Ryder Jr., Cecil A. (1973): A Study in Masonry. Sherlock Holmes
Journal, nº 11, pp. 86-88.
 
[1] Es curioso que Doyle representara aspectos de la estructura in-
terna de un taller masónico encarnada por una banda de asesinos.
Es tal vez sea una ironía respecto a todas las leyendas oscuras que,
hasta hoy, rodean a la Orden. El autor nos refiere lo siguiente sobre
la estructura interna de la logia: “McGinty se sentaba a la cabecera
de la mesa, con un gorro plano de terciopelo negro sobre su enmara-
ñada cabellera negra y una estola morada alrededor del cuello, que
le hacían parecer un sacerdote presidiendo algún ritual diabólico. A
su derecha y a su izquierda se sentaban los altos cargos de la logia,
entre los que destacaba el rostro cruel pero atractivo de Ted Baldwin.
Todos ellos llevaban alguna banda o medallón como emblema de su
cargo. En su mayor parte eran hombres de edad madura, pero el resto
de la congregación estaba formado por jóvenes de dieciocho a vein-
te años, agentes diligentes y eficaces que ejecutaban las órdenes de
sus mayores”, demostrando un conocimiento de joyas y arreos típica-
mente masónicos.

Tomado de: GRAN LOGIA MIXTA DE CHILE.
https://granlogiamixta.cl/2017/12/18/sir-arthur-conan-doyle-aspec-
tos-masonicos-en-sherlock-holmes/

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