Triologia el poder de las hábitos

No le falles.

Te necesita.

No tiene a nadie más, salvo a ti.

Permíteme que te comparta una historia de perdón contactless (sin contacto,
en la distancia) que me permitió aplicar el perdón sin hacer o decir nada a
nadie. Es una historia real, una entre muchas, que ejemplifica una de estas
técnicas (el abrazo mental) y que siempre me ha dado muy buenos resultados.

En mi último empleo en la banca, pasé por una fase de insatisfacción con un
estilo de vida -aún siendo mi elección y responsabilidad- que me enfermaba.
Imagino que, de algún modo, yo transmitía ese desasosiego e insatisfacción a
mi alrededor, y sucedió que terminé enfrentándome a mi superior, mi jefe de
zona.

Su ego y el mío crearon un conflicto de desacuerdo que llegó a oídos de la
superioridad. Como la dirección del banco era consciente de su fuerte
carácter, enseguida fui apartado de su influencia y dirección. Se le prohibió
incluso hablarme, pero aún con esta “solución” acabé por dimitir a los pocos
meses porque el problema no era él, sino yo.

Meses después de abandonar el banco, me encontré casualmente con mi ex
jefe de zona en un vagón de metro. Él no me vio a mí, y como yo ya no tenía
nada que me uniera a él, salvo cierto poso de rencor, decidí en lugar de
saludarlo hacer algo más profundo y útil. Aproveche para hacer las paces con
él, en la distancia y en silencio.

Para ello, cerré los ojos y me visualicé abrazándolo afectuosamente, dándole
las gracias por haberme hecho consciente de mi incongruencia al seguir en mi
empleo por un sueldo. Le reconocí el favor de mostrarme mi necesidad de ser
coherente. Y agradecí su valioso “empujón” para decidir salir del banco.

En ese mismo momento, sentí su calidez, su amor incondicional y le vi como
un ángel que había acudido en mi ayuda. Fue muy emocionante sentir como

pasaba de ser un enemigo a un aliado, y sólo entonces pude hacer las paces
en mi interior con él. Esa sensación me atravesó el corazón y aún puedo
sentir la paz y amor incondicionales.

Cuando abrí los ojos, él ya no estaba allí, había bajado del vagón en su
parada. Aquel encuentro me permitió cerrar el círculo del perdón y liberarme
del lastre emocional del rencor. Gracias a ello, empecé una nueva etapa como
autónomo.

Este es un ejemplo de cómo el perdón es una elección interior para
contemplar con una nueva visión una vieja situación. Y cuan liberador resulta
para quién perdona sin que haya ninguna necesidad de hacer o decir nada a
nadie.

LAS TRES IDEAS EN DOS FRASES:

1. El perdón es un músculo espiritual que se entrena usándolo. Cuanto
más practicas, más sencillo y automático resulta hacerlo la siguiente
vez.

2. El perdón es la llave que te libera de la atadura de la culpa. Una vida
sin culpa exige la adopción del “perdón indiscriminado” como hábito
diario.

3. Hay muchas técnicas para experimentar el perdón, pero son variantes
de una misma elección: la felicidad. Cuando te habitúas a perdonar,
no entiendes cómo la gente se castiga con el resentimiento.





VEINTIOCHO

Adiós a la culpa para
siempre

A estas alturas, cuando pienses en perdonar, surgirá una sonrisa en tu rostro y
te darás cuenta de que en realidad nunca hay nada que perdonar.
Ahora entiendes que lo único a que debes perdonar son tus fantasías de
culpabilidad. La culpa se trataba de una ilusión que te impedía percibir la
realidad.
Hoy ya no proyectas tu culpa en los demás, pues eliges extender tu inocencia
y verla en ellos. Todos nos equivocamos, sí, pero los errores son fruto de la
ignorancia esencial que merece la compasión.
Hoy puedes ser maestro en perdón para otros porque ayer tú mismo fuiste
alumno.

Sé un maestro en perdonar.
Sé un maestro en perdonarte.
Sé un maestro en pedir perdón.

Entiendes que no estabas dispuesto a perdonar a otros porque no te
perdonabas a ti mismo. Como hoy haces las paces contigo, en este mismo
momento puedes extenderla al mundo.

En consecuencia, todas tus relaciones sanarán en cascada porque ahora ya no
ves culpables, sino seres tratando de ser felices y de recordar quienes son en
realidad. En el mundo no hay culpables sino personas que no saben cómo ser
felices. Son personas que sufren por su ignorancia. Necesitan aprender y el
perdón es la más perfecta de las enseñanzas.

Y dentro de unos años, echarás la vista atrás y descubrirás que no tienes
ningún conflicto vigente, ningún frente abierto, ni un ápice de rencor, y te
reconocerás en paz.

El perdón será un hábito automático para ti.

Así, encontrar resentimiento en los acontecimientos de tu pasado será un
trabajo imposible. Todo estará perdonado de ante mano. Nada de culpables ni
nada de víctimas. La paz habrá estallado.

Te recomiendo crear tu momento de paz absoluta. Tu momento perfecto del
día. En mi caso, es por la mañana cuando el sol atisba por el horizonte y me
ilumina el rostro con sus primeros rayos. Es un momento de perfecta paz.

Tengo la fortuna de vivir frente al mar, y en mi despacho, con amplios
ventanales acristalados, he instalado un sofá de lectura donde por las
mañanas recibo los primeros rayos del sol mientras sostengo un libro de
filosofía zen en mi mano izquierda y una taza de café en la derecha.

Cuando el sol me acaricia el rostro, en ese momento me siento “iluminado”.
Y estoy en perfecta paz.

Lector, crea tu momento de perfecta paz. Si mañana deseas experimentarla,
hoy deberás hacer las paces con todos, de otro modo tu momento perfecto
será imposible.

Me reservé la siguiente historia personal para cerrar este libro.

El día que murió mi madre fue el más triste de mi vida. Me dejó, a cambio
una certeza que me ha bendecido después. Y es: la culpa no existe en todo el

universo. No lo pensé, lo supe, que es muy diferente. Es una clase de certeza
que sólo consigues cuando te conectas con tu divinidad. Muchos sabéis por
experiencia de qué estoy hablando.

En la noche en que mi familia la acompañábamos en sus últimas horas,
pasaron toda clase de pensamientos y emociones por mí. Traté de culparme a
mí mismo por no haber pasado más tiempo con ella, y también especulé
sobre qué desenlace se habría producido si el tratamiento hubiese sido
diferente… ¿qué habíamos hecho mal?

La mente es capaz de contarse cualquier cosa con tal de tratar de entender por
qué pasa lo que pasa. Y no necesitamos entender sino aceptar. Pero en medio
de ese torbellino de confusión mental, subió desde el corazón un mensaje
poderoso, certero, veraz, incontestable… “La culpa no existe”. Y ese
momento de insight revelador cerró para siempre mi juzgado de guardia.

Ahora sé, no es una opinión sino una certeza absoluta, que la culpa es un
invento humano, que no existe semejante concepto en todo el universo. No
hay culpa en ningún rincón del Cosmos (salvo en la mente fantasiosa de los
humanos gobernados por un ego). Ese es el mensaje que me llegó del cielo y
que me consoló entonces y aún lo hace. Me basta recordarlo cuando alguien
trata de hacerme sentir culpable o cuando yo mismo me confundo con la auto
culpabilidad.

Esa noche perdí a mi madre, pero gané la libertad incondicional del presidio
de la culpa.

Lector, ojalá algún día sientas esa verdad del mismo modo en que yo la sentí.
Vivirás libre de duda, libre de culpa. Y regresarás a la inocencia esencial con
la que naciste.

Por mi parte, nada más.

No creo que deba darle más vueltas, pues el mensaje de este libro está
suficientemente claro. Insistir en lo obvio sería contraproducente.

Recuerda en todo momento los tres pilares del perdón verdadero:

Perdonar es siempre para ti.
Perdonar no exige decir nada a nadie.
Perdonar es un cambio de percepción.

Y cuando tomes una decisión insensata, pide ver, y vuelve a elegir. Todo
ocurre en tu mente.

Ahora estás listo para decir adiós a la culpa. Para siempre. Porque la culpa no
existe.

En consecuencia, declaras tu presente libre de miedo. Y eliges pasar cada uno
de tus días en la perfecta paz del perdón incondicional.

Todo ha sido un malentendido. Ahora entiendes el error.

Es hora de decir “bye bye” a la culpa.



VEINTINUEVE

Los 10 Principios del
Perdón

1. La paz interior es el resultado de perdonar.
2. Perdonar, ser perdonado y perdonarse son lo mismo.
3. Aprendemos a amar perdonando.
4. El objetivo de todas las relaciones es aprender a perdonar.
5. Sanar es liberarse del error de juzgar y castigar.
6. Siempre puedes ver una falta como una oportunidad de

perdón.
7. Perdonar es deshacerse del miedo al pasado.
8. El único momento en el que podemos perdonar es en el

presente.
9. Perdonar significa dejar de buscar culpas y juzgarlas.
10. El perdón nos devuelve a la eternidad.



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