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Artículos Publicados
- El poderoso libro sufí llamado huriyya
- Sufismo y masonería: dos vías una meta
- La ignorada esencia bíblica de la Constitución de Anderson
- Análisis del mito de la caverna de Platón
- Egrégor

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Published by HERBERT ORE BELSUZARRI, 2020-11-29 10:36:11

DIALOGO ENTRE MASONES N° 84

Artículos Publicados
- El poderoso libro sufí llamado huriyya
- Sufismo y masonería: dos vías una meta
- La ignorada esencia bíblica de la Constitución de Anderson
- Análisis del mito de la caverna de Platón
- Egrégor

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Dialogo Entre Masones

Artículos Masonicos Seleccionados
Año 7 - N° 84

DICIEMBRE 2020

L

Dialogo Entre Masones

Artículos Masonicos Seleccionados
Año 7 - N° 84

Director General

Herbert Oré Belsuzarri

Directores

Mario López Rico
Vicente Alcoseri
Julio Villarreal III

Artículos Publicados

- El poderoso libro sufí llamado huriyya.........3
- Sufismo y masonería: dos vías una meta........7
- La ignorada esencia bíblica de la Constitución
de Anderson.............................................12
- Análisis del mito de la caverna de Platón…..26
- Egrégor................................................56
La revista agradece la difusión de los artículos
publicados, mencionando la fuente y la auto-
ría.

Valle de Lima Diciembre 2020

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EL PODEROSO LIBRO SUFI LLAMADO HURIYYA

Vicente Alcoseri
3

EL PODEROSO LIBRO SUFI LLAMADO HURIYYA

Vicente Alcoseri

Se cuenta que el Sufi Abdula Batein encontró cuando joven un
extraño libro justo al abordar un barco, barco que lo llevaría de
Etiopia a Arabia, el nombre del libro era Huriyya, lo tomó y pre-
guntó a la gente de alrededor de quién era ese libro, mas nadie
lo reclamaba.

Así ya embarcado comenzó a leerlo, en tanto más lo leía más
le atrapaba en la lectura, de cuando en cuando, miraba a su al-
rededor buscando quien lo reclamase, pero en su interior sentía
la necesidad de que nadie lo reclamase, y así enfrascado en su
lectura profundizó más y más en el tema descrito en el libro, al
llegar a mitad del libro le produjo un malestar enorme pues el
tema del libro abruptamente había cambiado en cuanto a su te-
mática lo que le parecía incluso grosero y mundano, insultante
incluso, lo dejo por un momento y desembarcando ya en Arabia
lo guardó en una bolsa, como pretendiendo ocultarlo temiendo
alguien lo fuera a reclamar.

Llegando a su casa fue que prosiguió su lectura unas páginas
más adelante la temática tomó otro curso, en esas páginas se
trataba sobre aspectos que a Batien le parecían abordaban su
propia problemática personal lo cual le impresionó muchísimo,
era como si sus problemas encontraran un tipo de solución in-
esperada. Así fue que el derviche Batien Al kasari se enfrascó
en la lectura de ese extraño libro por años y años; pues cada vez
que lo leía encontraba una fórmula nueva, una nueva perspecti-
va de todo y de cada cosa, era como si cada día comprendiese
algo más de sí mismo y de todo al leer ese Libro que le hacía
acrisolar su alma e inmortalizarla.

Unos años pasaron y sin mencionar la fuente ni enseñar el libro
en público, así es que daba enseñanzas a miles de discípulos,
que se impresionaban de las enseñanzas del ya para ese mo-

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mento denominado maestro sufí. Otros años más tarde al releer
el libro fue que pensó, que si visitara ese lugar descrito por el
libro y preguntase por ese ser que ahí se describía quizá daría
con él, si es que aún vivía. Así fue que se encaminó hacia ese lu-
gar y subió y subió por una alta montaña y dio con el lugar des-
crito un pequeño bello poblado, como que era el más agraciado
que los demás lugares del planeta porque allí brillaba más el
sol la luna y las estrellas, la gente era alegre cantaba y sonría, no
había pena ni dolor en ese maravilloso lugar. Inmediatamente
dio fácilmente con el lugar descrito por el libro, tocó a la puerta
y el pórtico fue abierto y apareció una mujer de edad madura.

Inmediatamente se presentó y comentó del libro a la mujer.
Inmediatamente la mujer reaccionó y le hizo pasar, ella mencio-
nó inmediatamente que su nombre era Obdulia y que ella había
dejado esos libros Huriyya en cientos de lugares e incluso le
había encargado a otros que viajaran dejaran esos libros dise-
minados por todo el mundo. Batien no se sorprendió de lo dicho
por la mujer pues comprendía la naturaleza del asunto, pero en
un momento no se contuvo y preguntó si otros habían llegado
antes que él; a lo que la mujer sólo señaló una gran estancia a
donde se dirigieron.

Mira Abdula al Batien tú debes saber que quienes llegan hasta este

punto, es porque han seguido toda la trama del libro: Cada libro de
sufismo Huriyya tiene su propia vida, algunos lo vieron y pasaron
de largo incluso lo patearon para quitarlo de lado pensaron era
un estorbo en su camino, otros lo tomaron lo regalaron o lo ven-
dieron, otros más se limpiaron con sus hojas al ir al retrete, otros
lo leyeron y no lo comprendieron, otros se desilusionaron a mi-
tad de libro y lo arrojaron a la basura, en fin otros más quedaron
empolvándose en un librero. Otros más, muy pocos como tú es
que llegan hasta aquí, otros más se contactan con el plano que
sigue adelante, y así cada uno forma escuelas, grupos, partidos
políticos, otros incluso al libro lo toman como negocio o además
el libro por su título es exponente de alto valor políticos, pues

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es el libro de Akba Huriyya; así revoluciones, revueltas incluso
lo peor de la vida se da por ese ideal descrito en el libro. Se
menciona que este libro dio lugar en Europa a la sociedad de
los masones y a otros movimientos relacionados, no se entende-
ría la primavera árabe sin las enseñanzas de ese libro.

Batin pregunta ¿y que con el ser luminoso que describe, exis-
te? Buena pregunta reacciona la mujer abriendo los ojos, este
libro se dice tiene más años que el mismo demonio, se dice fue
leído por el mismo Lucifer y este se reveló contra Dios, y Adán
y Eva en el paraíso le dieron alguna leída.

Pero, Batin pregunta ¿a tanto así es el poder del Libro Huriyya?

Si, contesta la Dama Obdulia el libro se ha leído en muchísimos
idiomas, pero poco es comprendido, se dice que justo al nacer
leemos ese libro pero al poco tiempo lo olvidamos, te digo Batin
lo leemos porque el contendió del libro es inherente al ser hu-
mano. Incluso el mundo del islam ortodoxo teme al libro, a este
libro sufí porque es poderosamente evocador y determinante,
las regiones todas saben de su existencia y lo evitan al máximo.

Seguro y tu darás por alguna fortuna o un infortunio con es ex-
traño libro llamado Huriyya (Hurriya quiere decir Libertad en
arabe) que será capaz de determinar tu vida para bien o para
mal.

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SUFISMO Y MASONERIA: DOS VIAS Y UNA META

“Mi corazón puede adoptar todas las formas,
yo sigo la religión del Amor:
Cualquiera que sea el camino que tome el camello del Amor,
ésa es mi religión y mi fe”
Ibn Arabi

A diferencia de la mayoría de los “Sistemas Espirituales Exo-
téricos” la Masonería carece de ambición totalitaria, esto es,
considera que si bien su Método es “justo y perfecto” no es el
único que permite llegar a los Fines perseguidos. Reconoce de
este modo que es una más de las Vías Tradicionales de Acceso
al Conocimiento, como pudieron ser en Occidente las diversas

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Escuelas Gnósticas, con las que, como no pude ser de otra for-
ma, comparte elementos básicos.

Para aquel que sepa avanzar más allá de las apariencias, en
ocasiones discordantes e incluso contradictorias, y llegar al nú-
cleo central de los planteamientos, no debe ser difícil encontrar
paralelismos de fondo entre Tradiciones que manan de una mis-
ma Fuente. Así, no resulta difícil ver que la Masonería comparte
rasgos esenciales con referentes que en otros marcos culturales
e históricos han reunido y reúnen a hombres “libres y de bue-
nas costumbres” que trabajan en la “construcción de su Templo
interior”.

La constatación de este hecho no nos debe conducir al ex-
tremo de asumir que todo es idéntico, reduciendo para ello las
Tradiciones a su mínimo común denominador y perdiendo así
su riqueza intrínsecamente característica. El hecho de que “en
su núcleo” las Tradiciones aparezcan como análogas no hace
que sus manifestaciones lo sean a ojos del hombre común, ya
que para apreciarlo realmente es necesario un esfuerzo activo
y perseverante.

Una de las Tradiciones que, fuera del marco occidental, más
próximas se encuentran a la Masonería es el Sufismo, hasta el
extremo que en ocasiones se habla de la Masonería como el
Sufismo Occidental o del Sufismo como la Masonería del Islam.
Antes de avanzar más, apuntemos la que, desde un punto de
vista meramente formal, tal vez sea la principal diferencia entre
ambas Tradiciones: mientras que la Masonería acepta cualquier
marco “exotérico” el Sufismo sólo puede ser vivido con pleni-
tud dentro de la Religión Islámica.

No trataremos en esta ocasión las relaciones, más o menos rea-
les, entre ambas Instituciones y sus precursores, por más que
sea éste un tema apasionante, sino que nos centraremos, muy
sucintamente, en puntos comunes y centrales a ambas Tradicio-

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nes.

Dos son, básicamente, los orígenes que se otorgan común-
mente al Sufismo; según el primero sería una suerte de “Doc-
trina Interior” transmitida directamente por el Profeta a sus más
íntimos discípulos, un poco al modo de ciertas interpretaciones
gnósticas del primer Cristianismo, y transmitida hasta nuestros
días por un “hilo dorado” de Iniciados. Según la segunda, por
el contrario, sería el fruto de la influencia persa sobre el Islam
primigenio arábigo, al que aportaría un cierto fondo panteísta
y monista. Probablemente ambas tengan parte de cierto, pero
lo que es seguro es que desde los primeros siglos del Islam el
Sufismo está presente, corriendo, al igual que la Masonería, me-
jor o peor suerte en función de lo tolerante que fuese el marco
socio-político que le tocase vivir en cada momento.

Si bien el Sufismo no es un bloque monolítico, y en él han bas-
culado desde las posiciones más ortodoxas a las más heterodo-
xas, una definición adecuada puede ser la que nos da Omar Alí
Shah: “Doctrina que busca retirar el velo del Ojo del Corazón
(Ayd al-Qalb) para ver lo Real (al-Haq)”. Difícil condensar ma-
yor profundidad en tan pocas palabras e imposible explicarlas
a aquel que no las sienta. Por otro lado el aspecto moral, al igual
que en Masonería, no es ajeno al Sufismo. De ahí la definición
de Junayd de Bagdad (m. 910) “adopción de las cualidades su-
periores y abandono de las inferiores”

El Sufismo, a diferencia de las prácticas y Escuelas ascéticas
del subcontinente indio, de las que en ocasiones también se le
sitúa próximo, es vivido y practicado en comunidades, verte-
brándose éstas de forma progresiva desde los grupos a cargo
de un Maestro hasta las Grandes Ordenes, de las cuales la Na-
qsbandi sea probablemente la más conocida. Las prácticas ex-
teriores del Sufismo vienen determinadas en gran medida por
la pertenencia a una u otra Orden, y en especial por el toque del
Maestro fundador y por el entorno en el cual se articuló, pero en

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general incluyen rezos, plegarias, súplicas, invocaciones, dietas,
peregrinaciones,... tanto específicos como genéricos al Mundo
Musulmán.

Las prácticas internas son, por el contrario, mucho más es-
pecíficas al Sufismo y comunes a éste con independencia de
la Orden particular, y como suele pasar con cualquier doctrina
esotérica, de difícil comprensión para el no iniciado. Apunte-
mos simplemente entre ellas la práctica de la meditación sobre
la Realidad Interior (Haqiqah), del pensamiento integrador de
opuestos, del despliegue de la Naturaleza Innata a todo Ser hu-
mano (Fitra) y que revela en su interior el Sentido pleno de la
Creación, del recuerdo de Alá (Dhirku’llah) en un sentido aná-
logo, etc.

Todas estos ejercicios, realizados de forma individual pero
bajo la tutela de un Maestro en una Comunidad regular a la cual
no se ingresa sino tras duras pruebas, tienen por objeto provo-
car el Despertar del Sufí, quien rara vez se refiere a sí mismo
con este apelativo y prefiere usar el vocablo “Amigo”, próximo
al Masónico “Hermano”.

Basten estas pocas líneas para poner siquiera someramente
de relieve las coincidencias, no exentas de ciertas discrepan-
cias, entre Sufismo y Masonería, de forma que aquel interesado
en el estudio del esoterismo en general pueda aprovecharse
de los recursos ofrecidos por ambos Caminos, y que el Masón,
con o sin mandil, sepa de una Tradición Hermana en un Mundo
como el Musulmán, al que de forma perversa algunos, profanos
a cuanto es de verdad real, pretenden enfrentar al nuestro.

http://mason33.org/content/europa/spain/logia-genesis/in-
dex.php/articulos-y-planchas/trabajos-masonicos/item/107-
sufismo-y-masoneria-dos-vias-y-una-meta.html

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La ignorada Esencia Bíblica de

Fernando La

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de la Constitución de Anderson

aredo Cárter

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La ignorada Esencia Bíblica de la Constitución de
Anderson

Fernando Laredo Cárter.

Desde muy joven pude leer la parte reglamentaria de la Cons-
titución de James Anderson de 1723. En una versión prepara-
da por la Revista Masónica de Chile de la Gran Logia de Chi-
le, y por varios años ignoré que ese documento publicado en
aquella revista,-que me parecía seria y bien informada-, era una
versión incompleta de ese grandioso y fundamental documen-
to británico. Y como yo muchos lectores han permanecido por
años engañados consciente o inconscientemente de que esos
datos eran justamente una especie de recorte doctrinal para no
molestar a los enemigos ideológicos de la Biblia y de sus doctri-
nas, y poner a la Constitución en un cierto plano de Neutralidad
religiosa, que milita contra el núcleo rosacruz de la masonería
especulativa.

Y cuando se argumenta contra la Biblia se dice que las re-
glas de la Constitución Andersoniana no ordena su uso. Pero
se olvida decir que James Anderson era un teólogo y pastor de
iglesia, y que la primera parte de la Constitución es de esencia
religiosa, histórica, mítica y bíblica. De hecho, de las 53 páginas
de ese grandioso documento las 23 primeras son de contenido
religioso, y tienen una interpretación masónica de toda la Biblia,
y empieza hablando de Adán y de Eva en el paraíso. Solo de la
página 24 en adelante comienza a explicar los deberes de un
masón y la organización de las logias.Y se menciona claramen-
te a Jesucristo como el Divino Arquitecto de la Iglesia.

Esa mutilación es un crimen contra la verdad histórica y la
tradición masónica. Y un delito contra el espíritu de los funda-
dores, no solo de los maestros operativos de la edad media, sino
contra los que quisieron elevar al plano espiritual los trabajos
en el siglo XVII.

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Veamos trozos de esa antigua Constitución:

En su segundo párrafo ya hace mención de la tradición Bí-
blica diciendo: “Adán, nuestro primer padre, creado a imagen
de Dios, EL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO, debió tener
escritas en su corazón las Ciencias Liberales, pues aún después
de la Caída, hallamos los Principios de ella en el corazón de su
prole…..”- “Indudablemente Adán enseñó la Geometría a sus
hijos. Pues vemos que Caín edificó una ciudad”. (Génesis 4,17).
Y en una nota de pie de página agrega que esa descendencia
también desarrollo la metalurgia con Tubalcaín y la Música con
Jabal. (Génesis 4,21-22).

Y cuando Anderson habla del Patriarca Noé, el noveno des-
cendiente de Set, tercer hijo de Adán, afirma: “Cuando Noé,…,
recibió la orden de construir la ingente Arca, que, aunque de
madera, fue fabricada según los principios de la Geometría y
las reglas de la masonería”. (Génesis 6,14 -16).

“Noé y sus tres hijos JAFET, SEM y CAM fueron verdaderos
masones que después del diluvio conservaron las tradiciones
y artes de los antediluvianos y las transmitieron ampliamente
a sus hijos, pues un siglo después del diluvio, en el año 1810
del mundo y 2194 a. de C. vemos a gran número de ellos, sino a
toda la raza de Noé, congregada en el valle de Sinar, ocupados
en edificar una ciudad y una alta Torre que perpetuase su nom-
bre y evitara su dispersión. Pero querían levantar la Torre a tan
monstruosa altura, que por su vanidad desbarató Dios su pro-
yecto, confundiendo sus lenguas, de modo que se dispersaron.
Sin embargo, no por ello es menos encomiada su habilidad en
Masonería, pues emplearon más de 53 años en aquella prodi-
giosa obra, y al dispersarse difundieron el potente conocimien-
to por los lejanos países en donde fundaron reinos, repúblicas y
dinastías. Y lo que después se perdió del conocimiento en mu-
chos puntos de la tierra, se conservó especialmente en Sinar y
Asiría, donde NEMROD, el fundador de aquella monarquía, des-

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pués de la dispersión, edificó grandes ciudades, como Erech,
Acad, y Calneh en Sinar, de donde pasó a Asiria y fundó Nínive,
Ribokoth y Retiñi”.

“En las comarcas entre el Tigris y el Eufrates florecieron des-
pués muchos eruditos sacerdotes y matemáticos, llamados
CALDEOS y MAGOS que preservaron la noble Geometría, y los
reyes y magnates estimularon el Arte Real. Pero no es prudente
hablar con más claridad de este asunto a no ser en una Logia
regularmente constituida”.

“Por lo tanto, la Ciencia y el Arte se transmitieron de edad en
edad a distantes climas a pesar de la confusión de lenguas, que
si bien engendró en los masones la facultad y antigua universal
práctica de conversar sin hablar y de conocerse unos a otros
a distancia, no fue obstáculo para el progreso de la Masonería

16

en cada país y la comunicación de los masones en su diferente
idioma nacional. No cabe duda de que el Arte Real fué intro-
ducido en Egipto por Mitzraim, el segundo hijo de Cam, seis
años después de la confusión babilónica y 160 después del di-
luvio”…. .-

Obsérvese que el escritor va siguiendo paso a paso la histo-
ria narrada por el Génesis, y vinculando toda la narración con
el desarrollo la geometría y el arte real y el arte de construir.Y
que esos temas referidos al Arte Real sólo se pueden comentar
dentro de “Logias debidamente constituidas”-

“También la posteridad de SEM tuvo las mismas oportunida-
des de cultivar el útil Arte, tanto los que establecieron colonias
en el sur y este de Asia, como aún mucho más los que en el
gran imperio asirio vivieron en Estado aparte o se entrefundie-
ron con otras familias. Además, la sagrada estirpe de SEM (de
la que descendió CRISTO según la carne) no podía ser inhábil
en las eruditas Artes de Asiría, porque el año 2078 del mundo
y 1916 a. de C, unos 268 años después de la confusión de Ba-
bel, salió ABRAM de Ur de los Caldeos, donde había aprendido
Geometría y las Artes que de ella se derivan, las cuales transmi-
tiría cuidadosamente a Ismael, a Isaac y a sus hijos por Keturah
y por Isaac a Esaú, Jacob y los doce Patriarcas”. (Siguiendo paso
a paso el Génesis).

“Además, los judíos creen que Abraham instruyó a los egip-
cios en la Ciencia Asiria”.

“En efecto, la selecta Familia usó durante largo tiempo la Ar-
quitectura Militar exclusivamente, pues moraban entre extran-
jeros; pero antes de terminar los 430 años de su peregrinación,
86 años antes de su éxodo, los reyes de Egipto obligaron a mu-
chos de ellos a dejar sus instrumentos pastoriles y sus equipos
bélicos, y les enseñaron otra clase de Arquitectura de piedra
y ladrillo, como la Escritura y otras historias nos dicen, la

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cual permitió Dios que prevaleciese, a fin de que fueran buenos
masones antes de que poseyeran la tierra prometida, entonces
famosa por su elegante Masonería”.

“Y mientras marchaban a Canaán a través de Arabia, le plugo
a Dios inspirar Sabiduría de corazón a BEZALEEL, de la tribu de
Judá, y a AHOLIAB, de la tribu de Dan, para que construyesen, el
año del Mundo 2514 y 1490 a. de C, aquella gloriosísima Tien-
da o Tabernáculo donde residía la Sekina, y aunque no era de
piedra y ladrillo, fué trazado según la Geometría como una her-
mosísima pieza arquitectónica (y sirvió después de modelo al
templo de Salomón) de conformidad con las plantillas mostra-
das por Dios a Moisés en el Sinaí; y así fue Moisés el MAESTRO
MASÓN GENERAL y rey de Jesurun, pues estaba instruido en
toda la sabiduría de los egipcios y DIVINAMENTE INSPIRADO
CON SUBLIME CONOCIMIENTO DE LA MASONERIA”.

En este precioso párrafo de la Constitución de Ánderson se
observan varios principios esotéricos, tomados del Nuevo Tes-
tamento, y del Antiguo Testamento del Éxodo para adelante: A
saber; de Hechos de los apóstoles 7,22, del discurso del Diáco-
no Esteban, el primer mártir de la iglesia primitiva después de
Jesucristo. Quien afirma en aquel discurso que Moisés estaba
“instruido”, y en algunas traducciones dice: “Iniciado”, en toda
la sabiduría de los egipcios.

El concepto kabalístico de “Shejinah” o “Sekina”, que usan los
judíos para hablar de la nube luminosa de la Divina Presencia
sobre el tabernáculo, en el monte Sinaí, en el Templo de Salo-
món y según el Nuevo Testamento en la Montaña de la Transfi-
guración, el Monte Tabor.

Y finalmente se nos informa que esos hermanos de Londres de
1717 y de 1723 aceptan y reconocen la inspiración divina del
profeta Moisés y que esa misma divina y profética inspiración
es propia de un gran maestro masón, en perfecta relación con

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lo dicho en anteriores capítulos sobre la condición de vidente o
de profeta o de Iluminado por Dios, que espiritualmente debe-
rían poseer los maestros masones y los rosacruces.Y POR AÑA-
DIDURA SE ACEPTA Y RECONOCE LA INSPIRACIÓN DIVINA
DEL LIBRO DE LA LEY, TAL COMO EL SEGUNDO MANIFIESTO
ROSACRUZ (LA CONFESSIO) LO ESTABLECE.

Por eso se comprende que los adversarios del clon rosacruz
de la masonería liberal no quieran mencionar la primera par-
te de este documento fundamental de la masonería moderna.
Y solo estudian la parte formal o reglamentaria pues espiritual-
mente no aceptan el mensaje doctrinal original de los maestros
fundadores de la, masonería moderna, nacido en el siglo XVII
y XVIII.

Y hay más, como la Constitución no menciona en su parte re-
glamentaria el uso de la Biblia en las logias afirman que existe
libertad para no usarlo, y poner la constitución política de Fran-
cia o de México sobre el Ara. PERO OLVIDAN ESO HERMANOS

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QUE AL COMENZAR LA EXPLICACIÓN DE LA PARTE REGLA-
MENTARIA, ANDERSON DICE QUE EL SE GUIÓ POR LOS PRE-
CEPTOS DE ESCOCIA, DE INGLATERA, DE IRLANDA, Y DEL
CONTINENTE EUROPEO, Y DE ACUERDO A LOS DOCUMEN-
TOS RECOGIDOS POR LOS HISTORIADORES EN ESCOCIA YA
SE USABA LA BIBLIA EN EL ARA DESDE 1690 Y DE ANTES.Y EN
LA MASONERIA ITALIANA MEDIEVAL TAMBIEN.Y Jacobo I y VI

20

de Inglaterra y Escocia se preocupó en 1611 de hacer que los
ingleses conocieran a fondo la Biblia en lengua inglesa publi-
cando el mismo una traducción con su patrocinio.

Y al final, en el Himno del Maestro, compuesto por el mismo
Anderson, dice, además, que Noé, FUE UN MASÓN DIVINAMEN-
TE INSTRUIDO.Y al mencionar la creación de Adán dice: ADÁN
EL PRIMER HOMBRE, CREADO CON LA GEOMETRÍA IMPRESA
EN SU MENTE SUPERIOR. Instruyó a sus hijos Caín y Seth, la
noble ciencia y el arte de la arquitectura. Y en la parte tercera
del Himno, además de rendir tributo a la Maestría masónica de
Salomón, AFIRMA QUE EL ARTE REAL ERA ENTONCES DIVINO
Y LOS OBREROS RECIBÍAN CELESTE INSPIRACIÓN.

Para no entrar en más detalles de los textos de la Constitución
e ir directamente al fondo rosacruz debo decir que es muy gra-
vitante la mención que el documento hace sobre Jesucristo. En
la página 12 dice: “…cuando nació el Mesías de Dios, el Gran
Arquitecto de la Iglesia”. Mucha gente ignorante pasa por en-
cima de esa frase, y sigue adelante formulando posturas masó-
nicas anticristianas y ateas. Sin embargo ahí está el corazón y
esencia del asunto que tratamos en este libro.

Anderson, a escribir esa frase determina la esencia cristiana
de la masonería moderna, y no solo la operativa medieval. Las
palabras usadas se tomaron con toda inteligencia e intención de
dos textos precisos de los evangelios: De Mateo 16,18 y Lucas
9,20. En ambos textos se citan las palabras de Simón Pedro, la
primera piedra humana del edificio universal, moral y espiri-
tual que quiere construir Jesucristo. En la escena, Jesús pregunta
a los apóstoles que dicen los hombres acerca de él, en Cesa-
rea de Filipos, región muy al norte de Galilea, y tras oír varias
respuestas, Simón, hijo de Jonás, le dice: TU ERES EL UNGIDO,
EL HIJO DEL DIOS VIVO. En hebreo o en arameo dijo tu eres el
Mesiaj, ben Elohim Jaim.Y en griego dice Tu eres el Cristo, etc.
Lucas menciona la forma: Tú eres el Mesías de Dios.

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Si estos textos no bastaran se puede señalar que las palabras
de Simón Pedro y de Jesus tienen una resonancia kabalística
enorme y definitoria, que deshace cualquier argumento. Me-
siaj en hebreo es 358. Y Ben Elohim Jaim, o Hijo del Dios Vivo,
es 206. Si sumo las dos cifras resulta 564. CIFRA IDENTICA A
“EBEN HA-ROSHAH”, es decir, Piedra de Cabeza o Piedra Prin-
cipal. Así estamos ante un triple juego conceptual: Pedro dice
en su primera Epístola que Jesús es la Piedra Principal a la cual
deben unirse las otras piedras, y al mismo tiempo Jesús en san
Mateo nombra a Simón como piedra fundamental de su edificio
espiritual y fraternal, su iglesia.Y al mismo tiempo las palabras
de Pedro afirman la verdad o la Fe fundamental de la Iglesia,
que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios Viviente. (Alef=1, Bet=2,
Nun=50, He=5, Resh=200, Alef=1, Shin=300, He=5. Total 564).

22

Pero la respuesta de Jesús a esas palabras de Simón son las
que marcan el sentido masónico espiritual que quiere dar a en-
tender James Anderson. ” … TU ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA
PIEDRA EDIFICARE MI IGLESIA…”. Como toda persona culta
sabe la iglesia no es un edificio material, es una estructura so-
cial, fraternal, espiritual, un edificio o santuario visible e invisi-
ble, formado por personas que comparten una misma cosmovi-
sión y una misma disciplina de vida. En suma, una comunidad
fraterna que se construye obedeciendo un llamado interior y
exterior a la vez, a un ideal de luz, de verdad, y de un servicio
de amor que es vertical y horizontal a la vez.

Si Cristo QUIERE EDIFICAR SU IGLESIA CON PIEDRAS HUMA-
NAS, CON ALMAS UNIDAS POR CEMENTO DE AMOR, ES EVI-
DENTE QUE ES EL MISMO PROPÓSITO QUE SIGUE LA MASO-
NERÍA MODERNA, QUE YA NO QUIERE CONSTRUIR EDIFICIOS
DE MATERIA, SINO DE ESPÍRITU Y DE CONVIVENCIA COHE-
RENTE CON ESE MENSAJE. Por lo tanto es legítimo que Ander-
son le llame como el GRAN ARQUITECTO DE LA IGLESIA, tal
como el mismo documento Andersoniano denomina A MOISES
como EL GRAN MAESTRO CONSTRUCTOR DEL TABERNÁCU-
LO, LEGISLADOR Y ORGANIZADOR DE LA NACION HEBREA.

Y por si hubiera dudas al respecto de esos fines expuestos
por Jesús, existe un documento que señala que Simón Pedro en-
tendió perfectamente el mensaje espiritual y alegórico de su
Maestro.

Es la Primera Epístola de Pedro, cap, 2,4-9, donde usando un
lenguaje perfectamente masónico dice el apóstol:

“Al cual allegándoos a él, piedra viva, reprobada por cierto de
los hombres, empero elegida de Dios, preciosa, Vosotros tam-
bién, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y
un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agra-
dables a Dios por Jesucristo. Por lo cual también contiene la Es-

23

critura: He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo,
escogida, preciosa;Y el que creyere en ella, no será confundido.
Ella es pues honor a vosotros que creéis: más para los desobe-
dientes, es la piedra que los edificadores reprobaron, Esta fue
hecha la cabeza del ángulo; Y Piedra de tropiezo, y roca de es-
cándalo a aquellos que tropiezan en la palabra, siendo desobe-
dientes; para lo cual fueron también ordenados. Mas vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adqui-
rido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado
de las tinieblas a su luz admirable”.

Es claro que los Grandes Orientes liberales han equivocado
la ruta y se han oscurecido, han tropezado con la Palabra y no la
han comprendido.Y el juicio no es mío, es la Constitución de An-
derson la que juzga en su letra y en su espíritu. “El Masón está
obligado por su carácter a obedecer la Ley Moral, y SI COM-
PRENDE DEBIDAMENTE EL ARTE, NO SERÁ JAMÁS UN ATEO
ESTÚPIDO, NI UN LIBERTINO IRRELIGIOSO…”. Por esa razón en
este libro se habla de personas y de Grandes Orientes que por
superficiales y por poca instrucción filosófica y religiosa se han
puesto a sí mismos y a los que los siguen, en el límite externo de
la comunión espiritual masónica, es decir, fuera de la Cámara
del Medio, en la penumbra del lado norte del templo.

En el texto de la carta de Pedro se usa claramente, no solo
el concepto de Piedra Viva Crística, sino que los discípulos de
Cristo también son piedras vivas, tal como lo es cada aprendiz
en todas las logias del mundo. El aprendiz como miembro de la
masonería pasar a formar parte del edificio universal, al expli-
carle que debe devastar la piedra bruta y llegar a ser una pie-
dra cúbica. Y con el cemento del amor ha de unirse a las otras
piedras vivas de la fraternidad. De acuerdo con las palabras de
Simón Pedro no hay diferencia alguna entre los objetivos últi-
mos de la iglesia construida por Jesucristo, y la hermandad ma-
sónica.

24

Por eso, también San Pablo en cap. 3 de la Primera Carta a
los Corintios usa un claro lenguaje arquitectónico, dice: “Con-
forme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito
( o maestro) arquitecto puse el fundamento, y otro edifica en-
cima: empero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie
puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual
es Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este fundamento oro,
plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; La obra de
cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque
por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea,
el fuego hará la prueba. Si permaneciere la obra de alguno que
sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno fuere
quemada, será perdida: Él empero será salvo, mas así como por
fuego. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de
Dios mora en vosotros?”.

Se ve claramente que los masones de la Gran Logia de Lon-
dres, cuando redactaron y revisaron el texto de la Constitución
de Anderson no querían poner otro fundamento, que el que ya
estaba puesto y declarado en los documentos rosacruces, en el
manuscrito de Edimburgo y en el manuscrito Sloane, del siglo
17. Y carece de rigor intelectual y filosófico, como también de
seriedad teológica, cualquier otra interpretación de las doctri-
nas masónicas, exceptuando desde luego las derivadas de los
datos surgidos de las investigaciones relativas a los Misterios
egipcios y Mediterráneos, que hoy son más completos que en
aquella época.

25

ANALISIS DEL MITO DE L

26

LA CAVERNA DE PLATÓN

27

CENTRO DE ALTOS ESTUDIOS MASONICOS DE LA GRAN LOGIA CONSTITUCIONAL

DEL PERU

ANALISIS DEL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN


El mito de la caverna es una alegoría sobre la realidad de

nuestro conocimiento. Platón crea el mito para mostrar en senti-
do figurativo que nos encontramos encadenados dentro de una
caverna, desde que nacemos, y cómo las sombras que vemos
reflejadas en la pared componen lo que consideramos real.

Platón usa esta alegoría para explicar que para el filósofo y
maestro, guiar a las personas al conocimiento (educación), in-
tentando liberarlas de las ataduras de la realidad distorsionada
de la caverna. La gente llega a sentirse cómoda en su ignoran-
cia y puede oponerse, incluso violentamente, a quienes intentan
ayudarles a descubrir la realidad.

Escrita en el año 380 a. de C. El mito de la caverna se encuen-
tra en el libro VII de la obra República de Platón, donde expone
conceptos y teorías que nos llevan a los cuestionamientos sobre
el origen del conocimiento, el problema de la representación
de las cosas y la naturaleza de la propia realidad.

I. El dialogo del mito de la caverna de Platón

En el diálogo escrito por Platón, Sócrates y su hermano Glau-
cón hablan sobre cómo afecta el conocimiento y la educación
filosófica a la sociedad y los individuos.

Sócrates: Imagínate, pues, a unos hombres en un antro subte-
rráneo como una caverna -con la entrada que se abre hacia la
luz-, donde se encuentran desde la infancia y atados de piernas

28

y cuello, de manera que deben mirar siempre hacia delante, sin
poder girar la cabeza a causa de las cadenas. Supón que, detrás
de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, hay un fuego que
les da claridad y un camino entre este fuego y los cautivos. Ad-
mite que un muro rodea el camino, como los parapetos que los
charlatanes de feria ponen entre ellos y los espectadores para
esconder las trampas y mantener en secreto las maravillas que
muestran.

—Me lo imagino -dijo.

—Figúrate ahora, a lo largo de esta tapia, unos hombres que
llevan toda clase de objetos que son mucho más altos que el
muro, unos con forma humana, otros con forma de animales,
hechos de piedra, de madera y de toda clase de materiales; y,
como es natural, los que transportan los objetos, unos se paran

29

a conversar y otros pasan sin decir nada.

—Es extraña –dijo- la escena que describes, y son extraños los
prisioneros.

—Se parecen a nosotros -dije yo-; en efecto, éstos, después de
sí mismos y de los otros, ¿crees que habrán visto algo más que
las sombras proyectadas por el fuego hacia el lugar de la cueva
que tienen delante?

—No puede ser de otra manera si están obligados a mantener
sus cabezas inmóviles toda la vida.

—¿Y qué hay de los objetos transportados? ¿No crees que su-
cede esto mismo?

—Sin duda.

—¿No crees que si los objetos tuvieran la capacidad de hablar
entre ellos, los prisioneros creerían que las sombras que ven
son objetos reales?

—Claro.

—¿ Y qué pasaría si la prisión tuviera un eco en la pared de delante de
los prisioneros? Cada vez que uno de los caminantes hablara, ¿no crees
que ellos pensarían que son las sombras las que hablan?

—Por Zeus, yo así lo creo -dijo.

—Ciertamente -seguí yo-, estos hombres no pueden conside-
rar otra cosa como verdadera que las sombras de los objetos.

—Así debe ser.

—Examina ahora -seguí yo-, qué les pasaría a estos hombres
30

si se les librara de las cadenas y se les curara de su error. Si
alguno fuera liberado y en seguida fuera obligado a levantarse
y a girar el cuello, y a caminar y a mirar hacia la luz, al hacer
todos estos movimientos experimentaría dolor, y a causa de la
luz sería incapaz de mirar los objetos, las sombras de los cuales
había visto. ¿Qué crees que respondería el prisionero si alguien
le dijera que lo que veía antes no tenía ningún valor, pero que
ahora, que está más próximo a la realidad que está girado hacia
cosas más reales, ve más correctamente? ¿Y si, finalmente, ha-
ciéndole mirar cada una de las cosas que le pasan por delante,
se le obligara a responder qué ve? ¿No crees que permanecería
atónito y que le parecería que lo que había visto antes era más
verdadero que las cosas mostradas ahora?

—Así es -dijo.

—Así pues, si, a éste mismo, le obligaran a mirar el fuego
¿los ojos le dolerían y desobedecería, girándose otra vez ha-
cia aquellas cosas que le era posible mirar, y seguiría creyendo
que, en realidad, éstas son más claras que las que le muestran?

—Sin duda sería así -dijo.

—Y –proseguí-, si entonces alguien, a la fuerza, lo arrastrara
por la pendiente abrupta y escarpada, y no lo soltara antes de
haber llegado a la luz del Sol, ¿no es cierto que sufriría y que
se rebelaría al ser tratado así, y que, una vez llegado a la luz del
Sol, se deslumbraría y no podría mirar ninguna de las cosas que
nosotros decimos que son verdaderas?

—No podría –dijo-, al menos no de golpe.

—Necesitaría acostumbrarse; si quisiera contemplar las cosas
de arriba. Primero, observaría con más facilidad las sombras;
después, las imágenes de los hombres y de las cosas reflejadas
en el agua; y, finalmente, los objetos mismos. Después, levan-
tando la vista hacia la luz de los astros y de la Luna, contempla-

31

ría, de noche, las constelaciones y el firmamento mismo, mucho
más fácilmente que no, durante el día, el Sol y la luz del Sol.

—Claro que sí.

—Finalmente, pienso que podría mirar el Sol, no sólo su ima-
gen reflejada en las aguas ni en ningún otro sitio, sino que sería
capaz de mirarlo tal como es en sí mismo y de contemplarlo allá
donde verdaderamente está.

—Necesariamente -dijo.

—Y después de esto ya podría comenzar a razonar que el Sol
es quien hace posibles las estaciones y los años, y es quien go-
bierna todo lo que hay en el espacio visible, y que es, en cierta
manera, la causa de todo lo que sus compañeros contemplaban
en la caverna.

—Es evidente –dijo- que llegaría a estas cosas después de
aquellas otras.

—Y entonces, ¿qué? Él, al acordarse de su estado anterior y
de la sabiduría de allá y de los que entonces estaban encadena-
dos, ¿no crees que se sentiría feliz del cambio y compadecería
a los otros?

—Ciertamente.

—¿Y crees que envidiaría los honores, las alabanzas y las re-
compensas que allá abajo daban a quien mejor observaba el
paso de las sombras, a quien con más seguridad recordaba las
que acostumbraban a desfilar por delante, por detrás o al lado
de otras, y que, por este motivo, era capaz de adivinar de una
manera más exacta lo que vendría? ¿Tú crees que desearía todo
esto y que tendría envidia de los antiguos compañeros que go-
zan de poder o son más honrados, o bien preferiría, como el

32

Aquiles de Homero, “pasar la vida al servicio de un campesino
y trabajar para un hombre sin bienes” y soportar cualquier mal
antes de volver al antiguo estado?

—Yo lo creo así –dijo-, que más preferiría cualquier sufrimien-
to antes que volver a vivir de aquella manera.

—Y piensa también esto que te diré. Si este hombre volviera
otra vez a la cueva y se sentara en su antiguo sitio, ¿no se en-
contraría como ciego, al llegar de repente de la luz del Sol a la
oscuridad?

—Sí, ciertamente -dijo.

—Y si hubiera de volver a dar su opinión sobre las sombras
para competir con aquellos hombres encadenados, mientras to-
davía ve confusamente antes de que los ojos e le habitúen a la
oscuridad -y el tiempo para habituarse sería largo-, ¿no es cier-
to que haría reír y que dirían de él que, por haber querido subir,
volvía ahora con los ojos dañados, y que no valía la pena ni tan
sólo intentar la ascensión? ¿Y que a quien intentara desatarlos y
hacerlos subir, si lo pudieran coger con sus propias manos y lo
pudieran matar, no lo matarían?

—Sí, ciertamente -dijo.

—Esta imagen, pues, querido Glaucón, es aplicable exacta-
mente a la condición humana, equiparando, por un lado, el mun-
do visible con el habitáculo de la prisión y, por el otro, la luz de
aquel fuego con el poder del Sol.Y si estableces que la subida y
la visión de las cosas de arriba son la ascensión del alma hacia
la región inteligible, no quedarás privado de conocer cuál es mi
esperanza, ya que deseas que hable. Dios sabe si me encuentro
en lo cierto, pero a mí las cosas me parecen de esta manera:
en la región del conocimiento, la idea del bien es la última y la
más difícil de ver; pero, una vez es vista, se comprende que es

33

la causa de todas las cosas rectas y bellas: en la región de lo
visible engendra la luz y el astro que la posee, y, en la región de
lo inteligible, es la soberana única que produce la verdad y el
entendimiento; y es necesario que la contemple aquel que se
disponga a actuar sensatamente tanto en la vida privada como
en la pública.

II. Una aproximación al mito desde la mirada de Guenón en la masonería.

La caverna en un símbolo del Mundo y el Sol, icono del Bien,
fundamento metafísico del ser del Mundo. Para Platón es equi-
parable al Ser-Principio. Así representadas las cosas, vemos las
analogías que la Caverna presenta con el Templo.

En la Caverna, el fuego central ocupa el lugar del altar en el
Templo y el óculo superior de ambos tiene exactamente la mis-
ma significación y que todo podría perfectamente puntualizar-
se que la distinción entre el Uno (Principio) y la mónada (que
Platón hereda de los pitagóricos) está igualmente representada
en la Caverna pues el Sol (el Uno) está “fuera” de la Caverna
mientras la mónada está representada por su óculo superior. En
cualquier caso, este óculo es aquel punto de donde pende la
Plomada del Gran Arquitecto del Universo, que señala la direc-
ción misma del Eje del Mundo.

Igualmente, podría pensarse que la planta de la Caverna, cir-
cular, y la del Templo, cuadrada, implican distintas acepciones
simbólicas, sin embargo no es así. Un cuadrado con sus cuatro
cuarteles y un círculo dividido igualmente en cuatro por dos
diámetros perpendiculares tienen la misma significación sim-
bólica en el contexto en que nos movemos.

La planta de la Caverna de Platón, está compuesta por un cen-
tro y tres circunferencias concéntricas, que es la representación
simbólica de los cuatro ámbitos del Mundo, y por extensión de
la Existencia universal.

34

Tuileur de Vuillaume. 1830 -Cuadro de Logia-

35

El centro (lugar del fuego) es la representación simbólica, en el
ámbito de la manifestación, del Principio (Unidad), su “huella”,
en la misma vertical (Eje de la Existencia universal) del Sol; la
primera circunferencia concéntrica (el muro) representa el pa-
radigma cosmológico del topós noetós, en cierta medida podría
decirse que ahí está el ámbito inteligible de las Ideas, lo Real
(los hombres llevando los objetos); la segunda circunferencia,
lugar de los hombres prisioneros, es aquel espacio intermedia-
rio que salva el abismo entre el topós noetós y el topós horatós,
representado por el intradós de la Caverna, la tercera circunfe-
rencia. En el centro de la Caverna está el “ojo que proyecta luz”,
quien dice que dentro del ojo hay fuego, una antorcha, y que
al abrirlo ilumina la “noche invernal”. Los cuatro términos del
Cuaternario primordial están así plenamente representados en
la planta de la Caverna; en este sentido y no en otro, la Caverna
es un símbolo del Mundo, o del ser del Mundo.

De hecho, si las tres circunferencias concéntricas pueden ser
rigurosamente asimiladas a los tres ámbitos del Mundo (Celes-
te, Atmosférico y Terrestre) y el centro al Principio, bien podría
decirse que, efectivamente, el Hombre ocupa un papel “central”
(ya literal -el hombre de la caverna está sentado en el segundo
círculo- como simbólicamente), considerándose como la sín-
tesis prístina del ámbito, Existencia universal o Mundo, al cual
hace referencia; luego: el Hombre está situado entre el ámbito
Celeste y Terrestre o, en otras palabras “entre Cielo y Tierra”,
siendo síntesis de su dynamis.

Si consideramos al Cuaternario primordial como la Emana-
ción total del logos, cada hipóstasis siguiente debe conside-
rarse como igualmente signada por el Cuaternario; pero en la
medida que la siguiente hipóstasis se individualiza, no ya con
respecto al Cuaternario primordial sino con respecto al Ser, ad-
quiere “entidad” propia, es decir, se distingue de la Unidad o
Principio. Es entonces que puede hablarse del Quinario o de
la “presencia” de la Unidad en el seno del pleroma: 4 + 1 = 5.Y

36

esto es lo que propiamente significa microcosmos. El Hombre
como segunda hipóstasis en la lógica “procesión” cosmogónica.

El Hombre se sitúa en el Centro del Mundo, que es el centro de
la Caverna y el centro del Templo, así como el Ser se sitúa en el
centro de la Existencia universal.Y es justamente la centralidad
asignada al Hombre en el seno del Mundo, lo que nos lleva a
considerar plenamente el último de los aspectos importantes:
la delicada explicación del significado de la “iniciación en los
misterios”.

2.1 La caverna y la iniciación.

El Mito de la Caverna describe el camino iniciático hacia la
contemplación de las Ideas o trascendentales a través de la Vía
del Conocimiento.

El Hombre primordial o Andrógino ocupa un papel “central”:
se identifica con el Centro del Mundo, de hecho es su “lugar”
natural, de tal forma que bien puede decirse que siendo el cen-
tro del Mundo él es el Mundo, o él representa la posibilidad
virtual de que el Mundo sea, posibilidad, por otra parte, que
se hace posible por su discernimiento y por su voluntad, Adán
tiene la posibilidad de nombrar todas las cosas “Jehová Dios
formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de
los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de
llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es
su nombre”.  Génesis 2:19).

“Efectivamente, él mismo está vacío de todo cuanto no intelige
una cosa. Pero él mismo es de tal condición, que es capaz de ser
todas las cosas, entonces, cuando se intelige a sí mismo, intelige
juntamente todas las cosas. Así que un hombre de tal condición,
en el acto de intuirse a sí mismo y de verse a sí mismo en acto,
ve incluidas todas las cosas, y, en la intuición dirigida a todas las
cosas, se ve incluido a sí mismo”.

37

38

Tanto el Hombre universal como el Hombre primordial ocupan
un papel central. El primero representa la “presencia” del Prin-
cipio en el seno de la Existencia universal y el segundo la “pre-
sencia” del Hombre universal, luego del Principio, en el seno
del Mundo. Esta es la razón por la cual al Hombre primordial se
le asigna simbólicamente el Quinario, porque representa la pre-
sencia del Principio (Unidad -1-) en el seno del Mundo (Cuater-
nario -4-): 1+4=5.

Grabado de Agrippa de Nettesheim, De occulta philosophia.

De hecho, el Quinario es un símbolo de la presencia de la Vida
en el seno del Mundo.

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Puede decirse también, que el Hombre universal es el Hombre
primordial con respecto a la Existencia universal o, en otras pa-
labras, que mientras el Hombre primordial se identifica con un
punto del Eje universal (que es el Centro del Mundo) el Hombre
universal se identifica con el Eje mismo. De ahí que en términos
tradicionales se diga que nada hay en la manifestación que no
tenga su estricta correspondencia y representación con el hom-
bre.

En ambos casos la “centralidad” implica dos cualidades implí-
citas a su realidad ontológica, o una doble función si se quiere:
la de “resultante” hipostática y la de “mediador” pontificial. En
efecto, en cuanto al Hombre universal éste aparece como sín-
tesis prístina de la Existencia universal, de todos los grados o
niveles hipostáticos de manifestación del Ser-Unidad, a la vez
que esta función implica otra de “mediador” entre Cielo y Tie-
rra o, completando la terminología, entre principio de identidad
y principio de diversidad. Iguales consideraciones pueden ha-
cerse con respecto al Hombre primordial sólo que en este caso
en relación al ámbito Celeste y Terrestre: es en el ámbito inter-
mediario o Atmosférico en donde reside el contenido del Hom-
bre primordial quien, real y efectivamente, ha “espiritualizado
la materia” y “materializado el espíritu” o, en otras palabras, ha
resuelto la dualidad aparente del mundo manifestado.

2.2 La caverna.

Con respecto al simbolismo, el óculo de la Caverna es tanto
una “entrada” como una “salida”, o un descenso (cosmogonía) y
un ascenso (iniciación en los misterios), la Caverna siempre es,
en el ámbito en que ahora nos movemos una imagen simbólica
del cosmos (un Templo) y un lugar de iniciación. 

Puesto que, nos movemos sobre el plano horizontal -sobre el
plano “terrestre”-, no es extraño que la entrada y la salida de la
Caverna se hayan descrito como “puertas”.

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“Dos son sus puertas, una del lado del Bóreas, descenso ac-
cesible a los hombres, otra del lado del Noto es, en cambio, sólo
para los dioses; jamás por ella entran los hombres, sino que es
el camino de los inmortales”

La Caverna debe considerarse ahora como simbolizando el
lugar de manifestación del Ser-Principio: aquel fuego central a
partir del cual se expande la manifestación en las seis direc-
ciones del espacio, del centro a la periferia. No es que la Ca-
verna haya perdido su fundamento como imagen simbólica del
cosmos pues, en todo caso, lo sigue siendo en la medida que
este cosmos lo es en virtud misma de la manifestación plena
del Ser, lo que corresponde, desde un punto de vista micro cós-
mico, al nacimiento del Avatar, sino simplemente que el punto
de vista adoptado es ahora cosmológico y no cosmogónico. Así
consideradas las cosas puede verse que, en realidad, las “puer-
tas” no deben referirse a una “entrada” y a una “salida” sino a
dos “salidas” distintas en la medida que la manifestación del
Ser “se produce en su interior” desde su centro, aunque esto
sea inexacto habida cuenta de la anterioridad lógica del Ser
con respecto a la manifestación; en otras palabras, “antes” de

41

la manifestación del Ser, no hay Caverna (o Templo) alguna. En
cualquier caso, si tomamos la Caverna como “lugar de la inicia-
ción”, lo que concuerda perfectamente con la opinión de los
antiguos, estas dos “salidas” pueden verse como representando
las dos fases de la iniciación: los Misterios menores y los Miste-
rios mayores, y, concretamente, a una se la hace corresponder
con la “Puerta de los Hombres” y a la otra con la “Puerta de los
Dioses”, respectivamente.

Se designa la “situación” de las dos puertas con respecto al
Norte (Bóreas -dios del viento del Norte-) y al Sur (Noto -dios
del viento del Sur): por la puerta del lado de Bóreas se efectúa
el “descenso” de “las almas que descienden a la generación”,
mientras que la puerta del Sur está sólo reservada a los inmor-
tales, aquellos que, “ascienden a los dioses”. No debe verse
contradicción alguna en ello ya que, simbólicamente, el Norte
es el punto más alto, en la medida que es análogo al Zenit del
eje vertical al cual hacíamos referencia más arriba con respec-
to al simbolismo polar así como el Sur es, igualmente, el punto
más bajo en la medida que es análogo al Nadir. El sol, pues, en
términos simbólicos, desciende hacia el Sur (en el solsticio de
verano alcanza su punto más bajo) y asciende hacia el Norte (en
el solsticio de Invierno alcanza su punto más alto). Esta aparen-
te contradicción se comprende, igualmente, teniendo en cuenta
que, dentro del simbolismo solar, se resuelven dos puntos de
vista complementarios, a saber: el de los solsticios, vinculado
al orden celeste, y el de las estaciones, vinculado al orden te-
rrestre, y en virtud de la ley de la analogía inversa en ambos
órdenes las cosas aparecen como invertidas. 

Bien podría decirse, para clarificar más la cuestión, que la
Puerta de los Hombres está al final del camino horizontal que
emprende el hombre de la caverna de Platón, es decir, al cum-
plimiento de los Misterios menores y la Puerta de los Dioses al
final del camino vertical –“camino de los inmortales”, es decir,
al cumplimiento de los Misterios mayores. “En la Caverna, en-

42

tonces, se cumple plenamente la iniciación en los misterios”.
El simbolismo de las puertas solsticiales, como hemos visto

está presente en la tradición griega, especialmente en la ho-
mérica y pitagórica, tiene su correlato en otras tradiciones (hin-
duismo, taoísmo) y está igualmente presente, lo que interesa
aquí especialmente, en la tradición latina bajo el simbolismo de
Jano, el dios bifronte, uno de los dioses más antiguos del pan-
teón romano, cuyas leyendas están siempre relacionadas con la
fundación de las ciudades y cuyo reinado tiene siempre las ca-
racterísticas de la Edad de Oro.

Jano.

Esta asimilación latina no es casual, aunque Jano no tiene un
equivalente griego, y se corresponde exactamente con simbo-
lismo que estamos considerando: Jano es ianitor -portero- que
abre y cierra las puertas -ianuae- del ciclo anual con las llaves
(símbolo axial), que son sus atributos, y estas puertas anuales
no son otras que las puertas solsticiales a las cuales se refiere
anteriormente: Janua coeli -solsticio de invierno- y Janua inferni

43

-solstico de verano-. Y estas llaves, que son dos, una de oro y
otra de plata, se corresponden precisamente con los Misterios
mayores y los Misterios menores, respectivamente.

En el cristianismo, se identificó a Jano con los dos san Juan:
el Evangelísta y el Bautista, relacionándolos igualmente con los
dos solsticios, el de invierno y verano, respectivamente. Esta
asimilación se ha conservado vía tradición johanita, considera-
da, propiamente, la tradición esotérica cristiana y tuvo, espe-
cialmente en la época medieval, en los gremios masónicos, es-
pecial importancia; de ahí proviene la expresión “Logia de San
Juan” que se conserva, actualmente, en la Masonería.

“Los Collegia fabrorum” rendían un culto especial a Janus, en
cuyo honor celebraban las dos fiestas solsticiales correspon-
dientes a la apertura de las dos mitades ascendente y descen-
dente del ciclo zodiacal, es decir, a los puntos del año que, en el
simbolismo astronómico al que ya hemos aludido, representan
las puertas de las vías celestial e infernal (Janua Coeli y Janua
Inferni). En consecuencia, esta costumbre de las fiestas solsti-
ciales se ha mantenido siempre en las corporaciones de cons-
tructores; pero, con el Cristianismo, estas fiestas se identificaron
con los dos san Juan de invierno y de verano (de donde la ex-
presión “Logia de san Juan”, que se ha conservado hasta en la
Masonería moderna), y éste es un nuevo ejemplo de esa adap-
tación de los símbolos precristianos que hemos señalado en nu-
merosas ocasiones. De lo que acabamos de referir podemos ex-
traer dos consecuencias que nos parecen dignas de interés. En
primer lugar, entre los romanos, Janus era, como hemos dicho,
el dios de la iniciación a los misterios; al mismo tiempo era el
dios de las corporaciones de artesanos; y esto no puede ser el
efecto de una simple coincidencia más o menos fortuita. Nece-
sariamente debía existir una relación entre estas dos funciones
referidas a la misma entidad simbólica: en otras palabras, era
preciso que las corporaciones en cuestión estuviesen entonces,
tal como lo estuvieron más tarde, en posesión de una tradición

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de carácter realmente “iniciático”. Pensamos por otra parte que
no se trata de un caso especial y aislado, y que podrían hacerse
en otros pueblos constataciones del mismo género; quizá esto
incluso condujera, sobre el verdadero origen de las artes y de
los oficios, a puntos de vista completamente insospechados por
los modernos, para quienes tales tradiciones se han convertido
en letra muerta. La otra consecuencia es ésta: la conservación,
entre los constructores de la Edad Media, de la tradición que
antiguamente se relacionaba con el simbolismo de Janus, expli-
ca, entre otras cosas, la importancia que para ellos tenía la figu-
ración del Zodíaco, que tan frecuentemente se ve reproducido
en el portal de las iglesias, y generalmente dispuesto de forma
que fuera más aparente el carácter ascendente y descendente
de sus dos mitades. Hay aquí, a nuestro entender, algo absolu-
tamente fundamental en la concepción de los constructores de
catedrales, que se proponían realizar sus obras como una espe-
cie de resumen sintético del Universo.

III. Algo más sobre el análisis del mito.

El mito como alegoría abarca varios elementos que comporta
la teoría de las ideas de Platón y un análisis dividido en 3 di-
mensiones:

-La dimensión antropológica (naturaleza humana),
-La dimensión ontológica (del ser) y epistemológica (del cono-
cimiento) y,
-La dimensión moral (valorización de la sociedad) y políti-
ca (forma de gobernar).

La teoría de las ideas de Platón se basa en dos conceptos con-
trapuestos:

El mundo sensible, cuya experiencia se vive mediante los senti-
dos. Son múltiples, corruptibles y mutables.

45

El mundo inteligible o el mundo de las ideas, cuya experiencia
es cosechada mediante el conocimiento, la realidad y el sentido
de la vida. Siendo únicas, eternas e inmutables.

3.1 Dimensión antropológica

Para Platón, el cuerpo y alma corresponden a dos dimensio-
nes diferentes. Por un lado, el cuerpo está inmerso en el mundo
sensible, que es corruptible y cambiante, mientras que, por otro
lado, el alma está unida al mundo de las ideas, que es perfecto
e inmutable.

La dimensión antropológica se refiere a la condición del ser
humano, y su forma de conocer. Esta dimensión está represen-
tada en la naturaleza del prisionero y su cuerpo, su relación con
la caverna (mundo sensible), así como en el mundo exterior y la
liberación de su alma (mundo de las ideas).

Los prisioneros son una metáfora de las personas que están
atadas a sus percepciones y las imágenes que se les presentan.
Las sombras son el mundo físico que perciben y que creen es
el conocimiento verdadero. Sin embargo, aquello que observan
dentro no es más que un conocimiento subjetivo.

Cuando uno de los prisioneros se libera de sus cadenas y sale
de la caverna, este viaje representa su ascensión al mundo inte-
ligible, en donde adquiere el verdadero conocimiento.

46

Lo anterior implica una liberación moral e intelectual del alma
de las ataduras y limitaciones ofrecidas por el mundo sensible.
Su ascenso desde el interior de la caverna es una metáfora de
su paso de la ignorancia al mundo de las ideas. Este paso, según
Platón, se puede realizar con la práctica del método dialéctico.

Además, esta ascensión al mundo de las ideas es una bús-
queda del conocimiento de sí en el mundo exterior (como se
expresa en la frase “conócete a ti mismo”).

3.2 Dimensión ontológica y epistemológica

La dimensión ontológica se refiere a la naturaleza del ser y la
dimensión epistemológica se refiere a la naturaleza, origen y
validez del conocimiento.

Cada elemento del mito de la caverna simboliza un nivel del
ser y del conocimiento, dentro del dualismo ontológico y epis-
temológico de Platón. Precisamente, la alegoría de los hombres
apresados dentro de una caverna (nivel inferior) y del hombre
liberado en el exterior (nivel superior), funciona para explicar
su concepción dualista del mundo.

Aquí, el mito de la caverna de Platón nos muestra los niveles
para la ascensión al mundo inteligible o la ascensión del Ser.

3.3 Dimensión moral y política

Para Platón, el mundo de las ideas es donde el alma del hom-
bre encuentra el conocimiento. Ya que el prisionero liberado
presencia el mundo ideal, al ascender y experimentar el exte-
rior de la caverna, este siente el deber de compartir lo vivido.
Aquí el sol es una metáfora de la idea del Bien, la cual es la idea
más pura de todas.

47

La caverna es la prisión de la apariencia, de lo puramente
sensible, de reflejos e imágenes, mientras que el mundo ideal
y la idea del Bien son el verdadero conocimiento. El preso li-
berado, que ahora es como el filósofo, no puede continuar con
un conocimiento basado en la opinión (doxa) derivada de las
percepciones.

El retorno del preso liberado es un ejemplo del filósofo que
ayuda a los otros a alcanzar el conocimiento real. Este ha visto
directamente al sol (el Bien) y es como un político preparado
para ser quien gobierne con justicia. La democracia del pueblo,
en Platón, es similar a lo que acontece dentro de la caverna, ya
que las personas habitan en un mundo sensible y deben ser
guiadas por el filósofo-político o filósofo-rey.

El cumplimiento del destino de liberar necesita de la dialéc-
tica o de la filosofía, pero crea un conflicto en relación con la
moralidad sobre esta situación. El riesgo que corre el preso li-
berado es como el trágico fin de Sócrates, al ser sentenciado a
muerte por el tribunal ateniense, por insurgir a la juventud ate-
niense y no respetar los dioses tradicionales. ¿Es viable morir
por el deber?

IV Interpretación Antropológica en nuestra realidad con el mito de la caverna.

En la caverna, los encadenados mirando las sombras se pre-
guntan ¿No es nuestra vida una existencia encadenada? Nace-
mos en una sociedad no elegida, con una estructura social bien
trabada, con unas ideologías, un lenguaje, unas costumbres. Y
nosotros, encadenados a nuestra sociedad, vemos como van
desfilando a nuestros ojos unas sombras.

¿No es un desfile de apariencias la televisión? Y el cine, ¿no es un seguido
de imágenes y no de realidades? Estas sombras seducen a los prisioneros,
creen que es la realidad. Y, con su engaño, son muy felices. ¡Qué
bien se está mirando la televisión!

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Es posible, en nuestra sociedad, que un prisionero se sienta
insatisfecho, que dude, que cuestione sus cadenas. Es posible
llegar a descubrir el montaje, descubrir que en nuestra socie-
dad hay mucha mentira y simulación.

Hay hombres y unos artilugios que producen engaño: publi-
cidad, información filtrada,... ¿Qué es lo que podía motivar la
insatisfacción o la duda del prisionero? Los engañadores siguen

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incesantemente su camino trazado y engañador. ¿Se hallan tam-
bién ellos encadenados?

El camino es abrupto y laborioso la ascensión. El fuego -ahora
es la electricidad y la técnica- es lo que permite este enorme
montaje.

Siglos atrás, con el descubrimiento del fuego, el hombre co-
menzó su camino de superación. Pero ahora con el fuego -la
electricidad y la técnica- se ha montado la mentira. ¿Quién ha
organizado este gran montaje de complicada mentira? ¿Cuál es la
intención del engaño múltiple? ¿Existe un engañador y un en-
gañado? ¿Cuándo el prisionero se liberara de sus cadenas?, ¿se
puede comenzar el largo y laborioso camino de emancipación y
liberación de la mentira?

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