Un frenazo
Julen Agraz Santos
(Un joven de unos 13 años va con su perro por la calle. El
perro sale corriendo hacia la carretera, obligando a un señor
de unos 45 años a frenar rápidamente por no atropellar al
perro. El señor sale exaltado del coche. El perro se llama
Toby, el chico Pol y el señor se llama Ibai).
POL: ¡No, Toby, no corras! (El perro entra de forma repentina
en la carretera).
(El hombre frena el coche lo más rápido que puede, para así
evitar atropellar al perro, pero sale del coche rápido para
abroncar al joven).
IBAI: ¡Chico, controla a tu perro, si no llego a frenar lo mato
y por frenar casi me mato yo!
POL: Señor, cálmese, ponernos a gritar no nos ayudará en
nada. Siento lo del perro, pero ni tengo culpa ni puedo
hacer nada.
IBAI: Chico, ya sé que no ayuda, pero por culpa de tu perro
me va el corazón a mil. Lo que deberías hacer es
atarlo bien en corto, o directamente no salir a la calle
con él, podría provocar un accidente. Suerte que me
has pillado a mí que he podido frenar, que si no…
POL: El perro tiene el mismo derecho a salir a la calle que
usted, y tal vez no tiene él toda la culpa, quizá usted
iba demasiado rápido y era un peligro.
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IBAI: ¡No, si encima resulta que ahora un mequetrefe me va
a dar a mi consejos! Dedícate a controlar a ese chucho
antes de que provoque una desgracia.
POL: Señor yo no le he faltado el respeto a usted, así que
hable con respeto, tanto a mí como al perro.
(La conversación ha subido de tono notablemente, y una
mujer de unos 60 años, que había estado escuchando y
observando la discusión entre Pol e Ibai, entra en escena a
favor del chico).
SEÑORA: Oiga, el joven no tiene culpa de lo que ha hecho
su perro y usted no debería abroncar ni exaltarse así
con el chico.
IBAI: ¡Bah!, no voy a perder mi tiempo en esta tontería.
(El chico se quedó a agradecerle a la señora lo que hizo y el
hombre se subió al coche y se fue).
50
Comida china en Inglaterra
Helena Almeida Gómez
(Dominic está en casa con sus padre, su hermana y su mejor
amiga que se quedará a pasar la noche).
DANIEL (padre): Meg, ¿comes aquí?
MEGAN (hermana): No, me voy con mis amigos a hacer un
trabajo para la clase de Literatura.
DANIEL: ¿Hasta qué hora estarás?
MEGAN: Pues... supongo que estaré aquí sobre las 19:00.
DANIEL: ¡Está bien! ¿Te vas ya?
MEGAN: Sí, voy tarde. ¡Chao, chicos!
(Megan se apresura para salir de la casa).
DOMINIC: Papá, ¿qué vamos a comer hoy?
DANIEL: Pues no lo sé... Se me había ocurrido que ya que
Helena está aquí podríamos pedir comida china, ¿qué
os parece? (Sonriente).
HELENA: ¡Sí! pero, ¿dónde está Paul?
DOMINIC: Ni idea la verdad.
DANIEL: Debería estar al caer...
(Se abre la puerta de la entrada).
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PAUL (padre): ¡Hola! ¿Cómo estáis? ¿Qué tal, Helena?
HELENA: Muy bien, gracias.
DOMINIC: ¡Pediremos comida china!
PAUL: Por mí bien, jajaja.
DANIELl: ¿Qué te apetece a ti, Helena?
HELENA: Ah, cualquier cosa estará bien, me gusta todo.
DOMINIC: Pues yo quiero lo que sea menos pescado...
PAUL: (Dirigiéndose a Dominic). ¿Es en serio? (dijo riendo).
DOMINIC: Pues claro, es asqueroso ¡las gambas parecen
grillos de mar!
(Todos ríen ante el comentario del chico).
DANIEL: Ya he hecho el pedido, dicen que en unos 15
minutos estarán aquí con la comida. Dom, he pedido
un arroz sin pescado para ti.
DOMINIC: ¡Gracias, gracias, gracias!
(30 minutos más tarde).
HELENA: Tengo hambre... ¿Dónde están?
DANIEL: Se habrán retrasado.
PAUL: Llevan quince minutos de retraso. ¿Se habrán
olvidado?
DOMINIC: Bueno pues, mientras tanto, Helena, ¿juegas
una partida al Rocket League?
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HELENA: ¡Vale! Pero no llores cuando te gane.
DOMINIC: ¡Ja! Eso ya lo veremos...
(10 minutos después).
DOMINIC: ¿Si?
HELENA: Me muero de hambre...
DOMINIC: ¿Papá y la comida?
(Suena el timbre de la puerta).
DANIEL: ¡Voy!
REPARTIDOR: ¡Hola! Aquí está su pedido.
DANIEL: ¿Cuánto es?
REPARTIDOR: 35'50 €
DANIEL: Está bien... ¡Aquí tiene!
REPARTIDOR: Gracias, adiós.
DOMINIC: ¡Papá dame la comida!
(Abre con ansia las bolsas y coge las cajas con la comida).
HELENA: ¿Qué pasa, Dom?
DOMINIC: ¿Dónde está mi arroz sin pescado?
PAUL: ¡No me digas que no lo han traído! (riendo).
DOMINIC: ¡No me hace gracia! ¿Qué voy a comer ahora?
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Padre e hija
Helen Johana Batzin Con
(La hija acaba de contarle a su padre cómo se ha sentido
durante estos últimos años. La hija quería quitarse la vida.
Están hablando sentados alrededor de la mesa del comedor).
MARÍA: Te quería contar algo muy importante. (Se pone a
llorar). Perdón, me salen las lágrimas solas.
PADRE: Ven aquí, dame un abrazo.
MARÍA: (Entre sollozos intenta hablar). Estos últimos años me
he sentido… mal, muy mal. He tenido pensamientos
que me hacían odiarme, cada vez más y más. Me
sentía como si esos pensamientos se estuvieran
haciendo una bola cada vez más grande, intensa y
agonizante. Hasta el punto de… (Se corta secamente y
como si tuviese un nudo en la garganta).
PADRE: (Con tono de tristeza). ¿Qué dices… Pero, ¿por
qué?
MARÍA: No sé, simplemente siento como si no sirviera para
nada, solo molesto a la gente. Como si simplemente
fuera un desecho humano.
PADRE: ¿Pero por qué piensas eso? Si eres una persona
extremadamente hermosa por dentro y por fuera.
Sabes que estoy por ti en todo y nunca te voy a dejar
sola.
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MARÍA: Lo sé, lo sé, gracias…
(Se dan un fuerte y cálido abrazo).
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El desorden
Rita Carbó Capaz
Cuadro I
(La madre de Alejandro entra a su cuarto y tropieza con uno de
los muchos trastos que él ha dejado en el suelo. Justo después,
entra Juan en escena).
ALEJANDRO: (Observando a su madre extrañado). ¿Qué
haces en el suelo de mi habitación, mamá?
MADRE: (Se levanta y fulmina con la mirada a su hijo). ¡Me
acabo de tropezar con uno de esos trastos que has
dejado en el suelo!
ALEJANDRO: ¡Ah!
MADRE: Como que “¡ah!” pon un poco de orden que
parece esto un…
ALEJANDRO: Pero es que para mí así está bien y si pongo
orden luego no encuentro nada.
MADRE: ¡Qué tontería estás diciendo! ¡Ordénala ahora
mismo!
ALEJANDRO: Lo siento mamá, pero he quedado con unos
amigos en el parque y ya voy tarde.
MADRE: No te inventes excusas y empieza ya. Yo voy a
comprar, cuando vuelva quiero que esté impoluta.
ALEJANDRO: Está bien… Ahora me pongo.
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MADRE: ¡Así me gusta, hijo! Nos vemos luego.
Cuadro II
(La madre vuelve a casa y entra en la habitación de la
hermana de Alejandro muy enfadada).
MADRE: ¿Sabes dónde está tu hermano, Nerea?
NEREA: Ha salido justo después de que tú te fueras. ¿Ha
pasado algo?
MADRE: Le he pedido que ordenara su habitación y la ha
dejado igual.
NEREA: Bueno, mamá, tú ya sabes que Alejandro es así.
MADRE: Sí, pero eso no es una excusa para que no haga
un esfuerzo e intente mejorar.
TELÓN
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Abuelos y nietos
Adrià Evangelista Gómez
(Sábado por la mañana, en casa de la abuela).
ADRIÀ: ¡Hola abuela! ¿Cómo estás?
ABUELA: (Sorprendida con su llegada). ¡Hola!
ADRIÀ: ¡Qué feliz me hace ver esa cara tan bonita! Por
culpa de este confinamiento no he podido verte
aproximadamente desde hace seis meses. ¡Estaba
ansioso!
ABUELA: Lo mismo digo, nieto preferido, no sabes cuánto
te quiero.
ADRIÀ: (Con cara de felicidad). ¿Han llegado ya los primos?
ABUELA: Sí, están arriba esperándote. ¡Ve a saludarlos!
ADRIÀ: ¡Voy para arriba!
ABUELA: (Con cara de concentración). Espera, espera, que
no me he acordado de darte una cosa.
ADRIÀ: (Pensando en lo que le podría dar). ¿Qué cosa es,
yaya?
ABUELA: (A escondidas le habla al oído). Toma 20€ por ser mi
nieto favorito.
ADRIÀ: (Indignado por la situación). Yaya, que no me tienes
que dar nada.
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ABUELA: Toma, anda, cógelos, no seas tonto, que llegará
tu madre y no me dejara dártelos.
ADRIÀ: ¡Que no, yaya! No los necesito, ya tengo suficiente.
ABUELA: (Indignada por la situación). Tú te lo pierdes.
(Más tarde, a la salida de la casa de su abuela nota algo
extraño en el bolsillo derecho).
ADRIÀ: ¡Yayaaaa! ¿Qué es esto que tengo en el bolsillo
derecho?
ABUELA: (Con cara de felicidad). Tus 20€, por ser buen
nieto.
ADRIÀ: (Internamente agradecido). Te los acepto porque sé
que a los primos también se los has dado, pero que
sepas que se lo chivaré a mi madre.
ABUELA: (Con una sonrisa pícara). ¡Chivarte, chivarte! En un
futuro me lo agradecerás.
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7 a.m.
Jana Fíguls Pujol
(Una familia compuesta por dos hermanas gemelas, una
madre y un hermano mayor. Son las 7 a.m. y todos están muy
ajetreados para llegar a tiempo a los institutos y trabajos.
Claudia aún no se ha levantado y su hermana lo acaba de
hacer, Roger se está preparando, igual que la madre).
PAULA: ¡Vamos, Clau! Levántate ya (gritando y subiendo la
persiana de su habitación).
CLAUDIA: ¡Ah!
CARMEN: ¡Vamos, chicas, arriba ya! No quiero recibir
ningún “retard” del instituto esta mañana.
(Se cambia de escena a la cocina, Carmen prepara los
bocadillos).
ROGER: Mamá, ¿dónde están mis vaqueros negros?
CARMEN: ¡No lo sé, Roger! ¿No ves que estoy haciendo
los bocadillos que tendríais que estar haciendo
vosotros? Ya sois mayorcitos, ¿eh? (Haciendo que no
con la cabeza).
ROGER: Lo siento, mamá…¿De qué son los bocadillos?
CARMEN: De… ¡Tira a ducharte que llegas tarde, ya lo
verás!
60
(Pasa la escena a la habitación de Claudia y Paula: las dos
se están vistiendo).
PAULA: Clau, ¿has estudiado para el examen de latín? Es
que voy fatal, suspendo fijo…
CLAUDIA: ¡Sí! Cuando ayer te fuiste a entrenar me lo miré
por encima y es fácil, en plan que, si ahora te lo miras,
con eso pasas.
PAULA: ¡Buah! ¡Dios, me has salvado! Te quiero, hermana
(Haciendo un corazón con las manos).
CLAUDIA: ¿Hoy toca educación física? ¿Es martes o
miércoles? (Haciendo una pequeña risita por debajo la
nariz).
PAULA: (Ríe). Clau, tía, ¿en qué día vives? Hoy es martes
y no toca educación física.
CLAUDIA: Vale, perfecto (Le guiña el ojo).
(Entra Carmen con cara de cansancio y preocupación).
CARMEN: ¡Chicas! ¿Sabéis qué hora es? ¡Son y veinte ya!
PAULA: Clau, corre, que no nos da tiempo.
(Salen corriendo a desayunar a la cocina).
CLAUDIA: Mamá, ¿este es mi bocadillo?
CARMEN: Clau, el tuyo es el grande y el de Paula el
pequeño.
(Cogen los móviles mientras desayunan).
61
PAULA: (A Claudia). ¡Mira lo que dicen por el grupo de
clase!
CLAUDIA: ¡Dios, más confinamiento! ¿No?
PAULA: ¡Ojalá!
(Acaban de desayunar y viene Carmen de su habitación).
CARMEN: La tutora me acaba de mandar un correo, os
tendréis que confinar. Un compañero vuestro ha dado
positivo.
(Entra Roger a la cocina para picar algo de comer).
ROGER: ¿Que os qué?
CLAUDIA: Que nos confinan.
ROGER: ¡Madre mía, cómo está el COVID! ¿No?
CARMEN: Es lo que tiene vivir en medio de una pandemia
mundial, que incluso el que más cuida las medidas lo
puede coger.
ROGER: ¡Pues qué afortunados que somos!
CLAUDIA: Debe ser eso… Sí…
CARMEN: Venga, Roger, tira para el insti que llegas
tardísimo.
ROGER: ¡Adiós, niñas!
HERMANAS: “Adéu”.
62
Viaje a Ibiza
Laura Flores García
(Cuatro amigas planean su viaje a Ibiza en una terraza
de un bar un domingo por la mañana).
LAURA: ¡Venga chicas! ¿Cómo lo organizamos todo?
MARTA: Yo quiero playa cada día, que me quiero poner
morena.
CRISTINA: Pues yo quiero visitar la ciudad.
EMMA: Me parece bien, pero yo quiero salir de fiesta.
LAURA: ¡Bueno, vale, vamos a intentarlo!
LAURA: Primero, si el vuelo sale a las 7:30 de la mañana,
calculad que para las 8:15 ya estamos en Ibiza. Entre
que llegamos al hotel y todo, son las 8:45. Nos
instalamos y nos vamos directamente a la playa.
LAURA: ¿De momento os parece bien?
CRISTINA: ¡Sí! Por mí bien.
MARTA: ¡Perfecto!
LAURA: Vale, después nos vamos a comer, echamos la
siesta y pasamos la tarde de 16:00 a 18:00 en la
piscina y a las 19:00 todas listas para visitar la ciudad.
EMMA: ¡¡Ay!! ¡¡Sí!! Y después cenamos por allí y nos
vamos de fiesta.
63
MARTA: ¡Bua! Pues hay que llevar ropa chula.
CRISTINA: Sí sí, mañana por la tarde nos vamos de
compras sin falta.
LAURA: ¡Perfecto!
EMMA: Y después, para no agobiarnos, podemos hacer lo
mismo todos los días y, si surge algún plan de
imprevisto, ya veremos.
MARTA: Me parece perfecto, lo vamos a pasar genial.
CRISTINA: Me alegro de que al final cogiéramos los seis
días, ¡va a ser lo mejor!
EMMA: Acordaos de coger bikinis. Por cierto, la crema solar
la compramos allí, que en el aeropuerto nos la quitan.
CRISTINA: ¡Ay! ¡Es verdad!
MARTA: Vale todo planeado. ¿Nos vemos mañana donde
siempre para ir al centro comercial a por ropa nueva
para el viaje?
LAURA: ¡Yo sí! Necesito un bikini y unos pantalones
nuevos. Bueno, probablemente caiga algo más.
CRISTINA: Sí, mañana nos vemos entonces.
EMMA: ¡Hasta mañana, chicas!
FIN
64
Nueva ciudad, nuevo curso
Judith Font González
Cuadro I
(Una clase abarrotada y bulliciosa, llena de alumnos
quinceañeros. Se abre la puerta y entra el nuevo alumno;
suena el timbre y todos se sientan en su sitio).
FERRAN: ¡Buenos días! Espero que empecéis el curso con
ganas ¡eh!, que este es vuestro último año. (Saca una
tiza de su cartera y escribe “Historia del arte”). Como
podéis ver, yo seré vuestro profesor de Historia del
Arte. ¿Alguna pregunta?
MARCO: ¡Joder, profe! Esto tiene pinta de ser un
aburrimiento total. ¿Y si nos dejamos de rollos y
hacemos algo guay?
FERRAN: ¡Marco! ¿Cómo no? El primer día de clase y ya
tienes que estar dando la nota, si no te interesa mi
clase, coges la puerta y te vas.
MARCO: ¡No, no, perdón, ya me callo! (Cruza los brazos y
hace la intención de dormir).
FERRAN: Bueno… ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! No sé si os
habéis dado cuenta, pero tenemos a un nuevo
compañero. (Busca al nuevo con la vista). Álvaro,
levántate y preséntate, anda.
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ÁLVARO: Mmm... (Tiene una expresión nerviosa en la cara que
permanece durante toda su presentación). Soy Álvaro,
tengo 15 años y sí, soy el nuevo, aunque me gustaría
que ese no fuese mi mote. Mi pasión es actuar, llevo
haciéndolo desde los ocho años, aunque también me
gusta cantar y tocar la guitarra.
SARA: (Susurrando a su compañera). ¡Jolín, qué guapo es!
¿Por qué no hay más niños en clase como él? (Marco
lo escucha y rápidamente se levanta).
MARCO: ¿Pero qué dices Sara? ¿Qué va a ser guapo este
Pimpinela? Para guapo ya estoy yo, anda.
ÁLVARO: Ja, ja, no es por tener el ego subido chico, pero si
ella dice que soy guapo, ¿será por algo, no?
MARCO: Mira, mira no me vaciles que yo también toco la
guitarra, así que mejor que yo, no eres, listillo.
ÁLVARO: (Suelta una risa). Bueno, bueno, lo que tú digas.
FERRAN: Vale ya, chicos. Como veo que os lleváis bien
(pone los ojos en blanco). os voy a poner juntos para
hacer el primer trabajo del curso. ¿Qué os parece?
ÁLVARO y MARCO: ¡Ni de coña! (los dos se miran
desafiantes).
FERRAN: (En tono irónico). Perfecto, entonces. Tenéis hasta
el próximo lunes para entregármelo.
(Cada alumno se sienta en su sitio y permanece en silencio
durante unos segundos. El profesor procede a empezar la
primera lección del curso).
66
El taller de las fobias
Judith Frías Terradas
(Luis, Mario y Carla se encuentran sentados en círculo,
preparados para comenzar el taller).
LUIS: Hola, bienvenidos al taller de las fobias. Me llamo
Luis y le tengo miedo a la palabra que se escribe “¡A-
A-H-H-!”. (Simulando un grito sin llegar a hacer ningún
sonido). ¿Por qué no me contáis sobre vosotros?
¿Cuáles son vuestras fobias? Empezaremos por ti
(señalando a Mario).
MARIO: Hola, me llamo Mario y le tengo fobia a las
disculpas (en un tono bajo).
LUIS: ¿Perdón?
MARIO: ¡Aahh!
LUIS: ¡Aahh!
CARLA: ¡Aahh!
(Sobresaltados, se miran unos a otros).
LUIS: ¡Oh! ¿A las disculpas? Perdona.
MARIO: ¡Aahh!
LUIS: ¡Aahh!
CARLA: ¡Aahh!
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(Agitados vuelven a mirarse entre ellos).
LUIS: Bien, intentaremos evitarlas (resoplando). ¿Y tú,
Carla? ¿A qué le tienes miedo?
CARLA: Yo le tengo fobia a las repeticiones.
LUIS: ¡Oh! ¿A las repeticiones?
CARLA: ¡Aahh!
LUIS: ¡Aahh!
CARLA: ¡Aahh!
LUIS: ¡Perdón!
MARIO: ¡Aahh!
LUIS: ¡Aahh!
CARLA: ¡Aahh!
(Asustados, saltan todos de sus sillas).
TELÓN
68
Vacaciones
Lucía Gómez Rodríguez
(Una familia se va de vacaciones en caravana. Seis personas
a 40º y un largo viaje de nueve horas por delante).
MADRE: (Abanicándose). ¿Seguro que no hay otro camino
más corto?
LLUC: (Es el hijo mediano). Te he dicho que no, mamá.
(Entran a escena peleándose Nil y Gerard, los gemelos).
BERTA: (La hija mayor, agobiada). ¡Podéis dejar de pelearos
ya, idiotas!
NIL y GERARD: ¡No! (Gritan a la vez).
NIL: Devuélveme mi camisa, me la iba a poner hoy para
salir.
GERARD: Ponte otra. ¡Tienes mil!
PADRE: Dejad de gritar, entre el calor y vuestros gritos, me
estoy volviendo loco.
LLUC: (Estresado, mira un mapa). Déjasela, Nil, te dejo yo
una y se acabó el problema.
NIL: ¡Pero no es justo! ¿Verdad, Berta?
69
BERTA: ¡Me da igual! Dejadme en paz, solo quiero silencio
para escuchar mi música (apoyando la cabeza en su
mano).
NIL: Venga, por favor, ayúdame. (Con cara de pena).
BERTA: Vale (suspirando). A ver, siendo justos, la camisa es
de Nil y si él no quiere dejártela, está en su derecho,
Gerard.
GERARD: Pero a mí se me ha olvidado traerme algo para
arreglarme. ¿Qué me pongo?
NIL: Puedes mirar en mi maleta y escoger otra que te
guste.
GERARD: ¡Gracias! (dándole la camisa a su hermano).
BERTA: ¿Veis? ¡Problema resuelto! Ahora... “shhhh”.
(Poniéndose los auriculares).
PADRE: ¿Cuánto queda?
MADRE: Cariño, solo hace 2 horas que hemos salido.
PADRE: ¿Y por qué hace tanto calor?
MADRE: ¡Y yo que sé! (Alzando la voz).
BERTA: ¿Ahora que han parado ellos, vais a empezar a
pelearos vosotros?
PADRE: ¡Es que tengo calor!
LLUC: ¡Todos tenemos calor! ¡Estamos a 40º! (Gritando).
(Todos se callan durante unos segundos).
PADRE: ¿Y pararemos en algún sitio?
70
MADRE: ¿Y por qué estás siendo tan pesado?
PADRE: ¡Porque hace calor!
LLUC: Papá ¿Por qué no te tumbas en la cama e intentas
dormir?
PADRE: ¿Veis? Una persona que aporta soluciones ¡Muy
bien hijo! (Dándole golpecitos en la cabeza).
LLUC: Lo he dicho para que te calles, papá. Nos estás
poniendo nerviosos.
(El padre se va a intentar dormir y por fin se hace el silencio.
El viaje continúa).
71
La llamada
Pol Jiménez Ginés
(El director del colegio llama al padre de una niño al cual
han expulsado del centro por haber empezado una pelea).
HORACIO: Hola, disculpa que le llame mientras está
trabajando. ¿Puede hablar?
GUSTAVO: Sí, sí. Puedo hablar, dígame señor director
¿Qué quiere?
HORACIO: Mire, le llamo porque su hijo ha originado un
problema en el patio
GUSTAVO: Este chico… Dígame ¿Qué ha hecho esta vez?
HORACIO: Él y su grupito ha empezado una pelea contra
otro grupo, por motivos que desconocemos.
GUSTAVO: ¿Y qué quiere que haga al respeto?
HORACIO: Nada, simplemente era para avisarle de que el
chico estará sancionado tres semanas, empezando
hoy mismo.
GUSTAVO: ¿No cree usted que es demasiado tiempo?
HORACIO: No, no, el chico se irá a la hora de siempre, es
decir a las 14:45.
GUSTAVO: Comprendo, pues nada, ya hablaremos.
72
HORACIO: De acuerdo, muchas gracias por su atención,
siento mucho haberle molestado. ¡Adiós!
GUSTAVO: ¡Adiós, señor director!
73
En la vida no todo es perfecto
Leah López Acosta
(Esta obra trata de una adolescente a la cual no le quedan
ganas para nada, entonces no hace nada más que llorar,
encerrada en su habitación sin salir de ahí en ninguna
ocasión. De repente, entra su madre y se queda alucinando
con la situación y circunstancias en la que se encuentra la
niña).
(La niña está en su cuarto, cuando llaman a la puerta).
MADRE: Laura, ¿qué…? (toda sorprendida se queda sin
palabras). ¿Qué haces aquí, en la oscuridad, encerrada
durante tanto tiempo? ¿Por qué no sales ni para
comer, hija mía?
HIJA: Mamá, no quiero hablar, y menos contigo. (Silencio
incomodo). Por favor, vete.
MADRE: Hija, aunque no te lo creas, me duele verte así y
saber que no se te ve bien ni psicológicamente ni
físicamente. ¡Pero haz el favor de salir de una vez!
Seguro que es por alguna tontería de las tuyas,
siempre estás en las mismas. ¿No te das cuenta de
que te estás perdiendo tu adolescencia?
HIJA: No pienso salir, y menos si me lo mandas con estas
formas. ¿Acaso te estoy hablando yo mal para que
ahora cojas tú y no hagas otra cosa que molestar? ¿No
lo comprendes, joder?
74
(La madre alucinando con su contestación, decide relajarse y
hablar civilizadamente).
MADRE: Relájate y empiezas desde cero a explicarme el
motivo de esta extraña etapa tuya, porque, hija mía,
llevas una racha… (diciéndolo en tono de vacile).
HIJA: Escúchame, ahora vas de madre molona,
preguntándome por mi estado de ánimo, cuando
nunca te has interesado ni siquiera por mí. Tú no
sabes absolutamente nada de mi vida, así que déjame,
por favor.
MADRE: ¡No, madre molona no! Pero si realmente estás
mal podrías contármelo.
HIJA: ¿Acaso sabes lo que es sentirse sola sin ayuda
constante o simplemente no tener a nadie que se
interese por ti y te apoye? Ya te digo yo que es una
mierda de sentimiento, duele mucho no sentirte
valorada o tan solo saber que para alguien existes. No
puedes confiar ni en ti mismo, todo siempre acaba
siendo igual: tú no existes, tú no vales, tú no importas,
tú no te mereces nada, etc... No lo hago por dar
lástima, porque sé que igual que yo, hay mucha más
gente. Pero tío, un poco de empatía ¿No crees? Con
tan solo 15 años que tengo y ya me siento así, no
quiero imaginarme como estaré más adelante.
Prefiero no salir y no juntarme con gente tan hipócrita
que nada más te quiere por interés, pienso que es
mejor quedarme en casa, sin necesidad de estar con
absolutamente nadie. Y, sí, estoy cansada de irme a
75
dormir cada día con los ojos hinchados de tanto
llorar…
MADRE: (Alucinando). Sinceramente, nunca hubiera
imaginado que estabas así. ¿Por qué no me lo has
dicho a mí o a tu padre?
HIJA: ¿En serio me lo preguntas? ¿En serio me lo estás
diciendo? Tendría que darte vergüenza venir a decirme
todo esto después de tantas veces que he intentado
estar más cerca de ti o de él. En fin, yo solo puedo
decirte que lo más grande que tenía, se me fue; ya dije
que cuando se me fuera él, se me caería el mundo
entero encima. ¡Era lo único que me quedaba!
MADRE: Sabes que tu abuelo te seguirá cuidando, pero
esta vez de una manera diferente. Sé lo mucho que le
querías, y su pérdida fue difícil y dura para todos, pero
tienes que tirar hacia adelante y no estancarte porque
si no te hundirás.
HIJA: Ahora, después de meterte en todo y hacer que te lo
explique, ¿te sientes mejor? Porque yo no, así que
como te he dicho las otras tres veces: ¡Vete!
(La madre, sin ningún impedimento, se levanta de la cama de
Laura, su hija, abre la puerta y se va).
TELÓN
76
A través de las dimensiones
Almudena Mata Carmona
(Ana y Leo entran a la casa de la montaña. A Ana no le hace
gracia comprar esa casa porque en 1932 hubo un asesinato y
desde entonces está supuestamente maldita. El casero les
recibe en la entrada. Son las ocho de la tarde de un viernes
lluvioso).
FRAN: Buenas tardes. Pasen. (El casero se aleja y entra por
su cuenta. Ana y Leo hablan entre ellos).
ANA: ¡No sé ni para qué nos hemos molestado en venir!
Esto parece una casa del siglo XVII.
LEO: Y lo es, pero está bien. Deberías dejar de mirar el
programa ese de la tía loca que cuenta sucesos
paranormales, te trae loca. (Ana se molesta y así se lo
hace saber a él).
ANA: Claro, porque es muy normal comprar una casa
donde hubo un asesinato, ¿no?
LEO: En la que vivimos ahora también hubo uno y no te he
dicho nada hasta ahora.
ANA: ¿Qué? (Ana se gira y sale corriendo hacia el coche, Leo
la sigue, él no podía entender que estuviera tan asustada, el
casero se queda boquiabierto).
LEO: ¡Ana! (La alcanza). Era una broma, ¡por dios!
77
ANA: ¡Ah, o sea, que encima te crees gracioso!
LEO: No, pero…
ANA: Pero te hace gracia. ¿Es eso?
LEO: Vamos a volver ahí dentro y le vas a decir al hombre
ese que no ha pasado nada.
ANA: No.
LEO: ¿No qué?
ANA: Me voy a casa, a mi casa. Si tú quieres comprar esta
casa entonces no pasa nada, matrimonio en casas
separadas. Nadie se ha muerto todavía por eso, ¿eh?
(El casero se acerca preocupado).
FRAN: ¿Todo bien, señores? (Ana hace gestos de confusión y
mira a los ojos del casero).
ANA: ¡Es este tío! (Luego mira a Leo). ¿Te acuerdas del
programa ese de asesinatos en serie? ¿El que emitían
hace cinco años?
LEO: Estás perdiendo la cabeza.
ANA: Leo… ¡Éste tío es asesino en serie! Ahora dime la
verdad, Fran, si es así como verdaderamente te
llamas… ¿Es cierto que traes a tus víctimas hasta aquí
para, supuestamente, venderles la casa falsa
encantada… y digo falsa porque la de verdad está en
Estados Unidos… y luego matarlas? He visto el
programa dedicado a ti, eres un criminal. (Leo la aparta
para hablar con ella a solas).
78
LEO: Me acuerdo perfectamente de ese programa, es tu
favorito, pero no le puedes decir que es un criminal en
su cara.
ANA: ¡Nos quiere matar!
FRAN: Perdonen, creo que se confunden de persona.
ANA: No creo. (Una señora mayor entra a escena).
MERCEDES: ¿Es esta la casa que está en venta?
ANA: ¿Y usted quién es?
MERCEDES: Su madre. (Dice ella señalando a Francisco).
ANA: ¡Claro! ¡La madre del asesino!
MERCEDES: Pero, ¿Qué dice? ¿Y usted quién es?
ANA: Soy súper fan suya, señora. Me he visto todas las
temporadas de su serie: Keeping up with la Mercedes.
(La señora la mira extrañada).
LEO: Perdónela. Está mal de la cabeza, últimamente,
confunde a la gente y eso. (Ana mira al cielo).
ANA: ¿Por qué hay focos en el cielo? (Todos miran al cielo,
de repente se apagan los focos). ¿Qué ha pasado? (Se
vuelven a encender y cae confeti del cielo, empieza a sonar
una música que Ana reconoce enseguida). ¿Por qué hay
confeti? ¿Y por qué está sonando la sintonía de mi
programa favorito: Asesinatos en serie?
LEO: ¡Porque estás dentro de tu programa favorito!
ANA: ¿¡Qué!?
79
(Se cierra el telón y se vuelve a abrir. Interior casa Ana y Leo.
Sábado de madrugada. Ana se despierta de golpe chillando,
despierta a Leo).
ANA: Acabo de tener un sueño increíble, el mejor de mi
vida.
LEO: Son las tres de la mañana. ¡Quiero dormir!
ANA: ¿Te acuerdas del programa ese que emitían hace
cinco años, el de Asesinatos en serie?
LEO: Sí…
ANA: He soñado con el asesino ese que negaba su
identidad y con su madre, ¿te acuerdas? El mejor
episodio de todos. (Tocan al timbre, Ana se levanta
rápidamente a abrir). A lo mejor es mi hermano.
LEO: ¿Por qué iba a ser tu hermano?
ANA: No lo sé, es lo primero que me ha venido a la cabeza.
(Ana abre la puerta y se encuentra con un hombre muy
parecido a Fran el asesino). No… ¡Leo! (Él acude). Dame
un golpe.
LEO: ¿Qué?
ANA: Hazlo, ahora. (Leo le da un golpe en la cabeza, Ana
quería asegurarse de que no estaba soñando otra vez).
(Se cierra el telón para abrirse de nuevo, esta vez están en
casa del hermano de Ana, Juan).
ANA: (Mirando a Juan). Era un sueño.
JUAN: ¿Qué?
80
ANA: Era todo un sueño. (Ana mira al cielo pensativa, con los
brazos cruzados).
TELÓN
81
Las aventuras de la familia Jonson
Isabel Montpart Cerdán
(Aquí os cuento una pequeña historia de la familia Jonson,
que tenía problemas económicos, y de su hija mayor, Julia,
que tiene la esperanza de poder sacar a sus padres y
hermanos adelante).
JULIA: (Regresa de su colegio muy emocionada). ¡Mamá!
¡Papá! Me han dado una beca para ir a Amsterdam y
tener la oportunidad de trabajar mientras estudio…
Pero hay un inconveniente.
MAMÁ: (Sorprendida). ¿Cuál hija?
JULIA: Solo me pagan a mi el vuelo y la estancia.
MAMÁ: (Muy preocupada). ¿Julia y nosotros qué hacemos?
PAPÁ: (Enfadado). ¡Julia, no! Tú no vas, nosotros no
podemos ir y no irás sola, te quedas aquí.
JULIA: Pero, papá, necesitamos el dinero.
PAPÁ: No hay más que hablar.
MAMÁ: Otra vez será, hija…
(A la semana llegó una carta).
PAPÁ: (A su mujer). Cariño, nos van a embargar la casa,
estamos en números rojos, en quince días, si no
pagamos, nos echarán…
82
MAMÁ: (Temblando). ¿Qué hacemos? ¡Los niños, el
colegio…!
PAPÁ: Ahora no te preocupes, miraré qué podemos hacer.
(Julia llegó del colegio).
MAMÁ: Siéntate hija, tenemos que hablar.
JULIA: ¿Qué pasa, mamá, todo bien?
MAMÁ: Julia estamos en números rojos, tenemos quince
días para pagar o nos tendremos que ir.
JULIA: (Pensativa). Mamá tengo la solución.
MAMÁ: (Sorprendida). ¿Cómo?
JULIA: La beca, trabajaré y lo pagaremos.
MAMÁ: Voy a llamar a papá.
(Llamando...).
PAPÁ: ¡Hola, cielo!
MAMÁ: Julia dice que, si fuera a trabajar, ganaría dinero
suficiente para poder pagar la casa.
PAPÁ: No va a ir sola.
MAMÁ: ¿Y si vamos en coche con ella? Que haga la
prueba.
PAPÁ: No sabe si la cogerán.
JULIA: (Interviene). Papá, por favor, lo conseguiré.
PAPÁ: ¿Cuándo es la prueba?
83
JULIA: Mañana, a las 10 a.m.
PAPÁ: ¿Qué? ¡Si son las 7 p.m.! Tenemos que irnos ya.
JULIA: Ya está todo preparado.
PAPÁ: Ya voy a casa.
(10 minutos después).
PAPÁ: ¡Vamos al coche!
TODOS: ¡Sííí!
(13 horas más tarde).
PAPÁ: Hay caravana.
JULIA: ¡Papá, queda una hora!
TODOS: (Ansiosos). ¡Qué tarde! ¿Lo conseguiremos?
(¿Tú qué crees?¿Crees que conseguirán llegar a tiempo?)
TELÓN
84
La queja
Clàudia Morales Roig
(Dos estudiantes en un instituto hablando sobre una
profesora).
CLÀUDIA: Estoy harta de todos sus comentarios racistas.
(Dice Clàudia muy furiosa dirigiéndose a María).
MARÍA: Estoy totalmente de acuerdo. ¡Deberías ir a
quejarte al director!
CLÀUDIA: Tienes razón, no podemos permitir que un
profesor se comporte de esa manera. (Dice Clàudia
apurada dirigiéndose a la sala del director).
(Sale Clàudia del pasillo y entra en la sala del director).
FERMÍN: ¡Clàudia! ¿Qué son estás maneras de entrar?
(Dice enfadado).
CLÀUDIA: Lo siento Fermín, pero tengo algo muy
importante que decirte. (Dice Clàudia con cara de
preocupación). Desde hace semanas, nuestra profesora
de inglés, Clara, no ha parado de atacar a los alumnos
con comentarios racistas.
FERMÍN: Esto que me estás contando… (De repente, Fermín
se cae de la silla y se queda inconsciente).
CLÀUDIA: ¡Madre mía! Le ha sorprendido tanto lo que le he
dicho que se ha desmayado. (Dice Clàudia
sobresaltada).
85
(Clàudia sale de la sala y se dispone a encontrar rápidamente
a alguien que le pueda ayudar).
MARÍA: ¡Clàudia! ¿Qué ha pasado? ¿Van a hacer algo con
Clara? (Con curiosidad).
CLÀUDIA: ¡María, tienes que venir y rápido!
(María y Clàudia entran en la sala del director).
MARÍA: ¡Por dios! ¿Se puede saber qué le has hecho?
CLÀUDIA: ¿Cómo que qué he hecho? (Estresada). A veces
se me va la olla pero tampoco voy a dejar lisiado a un
profesor.
MARÍA: Entonces, ¿qué hacemos? (Casi gritando).
(De repente entra Clara en la sala).
CLARA: ¿Pero qué habéis hecho? (Dice Clara con cara de
espanto).
CLÀUDIA: Nada, de hecho, ¡tú eres la culpable!
CLARA: ¿Cómo te atreves a decir algo así? (Dice Clara
indignada).
(En medio de la discusión el director empieza a despertar).
FERMÍN: No quiero escuchar ninguna palabra de vosotras
tres. ¡Fuera de mi despacho!
(Se cierra el telón y todas se retiran de la sala).
86
El ascensor
Marta Moreno Aznar
(Nora y Lucía bajan en el ascensor).
NORA: ¿Qué te parece si vamos con Luís y Marco y les
hacemos una visita?
LUCÍA: Perfecto, después podemos coger unas pizzas y
cenar con ellos.
(De repente el ascensor se detiene con brusquedad).
Lucía: (Con un tono asustado). ¿Qué pasa? ¿Por qué se ha
parado?
NORA: (Con miedo). No creo que haya pasado nada
importante, seguro que en un momento volverá a
funcionar.
(20 minutos más tarde).
LUCÍA: ¡Ya veo! Algo sin importancia, ¿eh…?
NORA: (Muy nerviosa). Vamos a hacer ruido y a ver qué
pasa.
LUCÍA: ¡Nora, vamos a llamar a la policía!
(Nora llama a la policía).
POLICÍA: Buenas noches, comisaría de Badalona, dígame.
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NORA: Hola, nuestro ascensor se ha quedado parado y
llevamos más de media hora aquí.
POLICÍA: De acuerdo, enseguida enviaremos a los
bomberos e iremos para allí. ¿Podrías decirme dónde
te encuentras?
NORA: Estamos en la calle Martí Pujol, número…
(La línea se corta, las luces se apagan, y el ascensor
desciende bruscamente hacia abajo).
LUCÍA: ¡Mierda!
NORA: No me ha dado tiempo a decirle exactamente dónde
estamos. ¿Ahora qué?
LUCÍA: Tendremos que esperar, no podemos hacer más.
(Una hora más tarde, se escuchan ruidos desde afuera).
NORA y LUCÍA: ¡Estamos aquí! ¡Ayuda!
BOMBEROS: Tranquilas, ahora os sacaremos, pero tenéis
que estar tranquilas porque hay un problema con el
mecanismo del ascensor.
(Lucía da un gran salto en el ascensor por el miedo y el
ascensor cae abajo).
FIN
88
Una comida inolvidable
Adrián Olid Romero
(En un salón están una abuela y su nieto; la abuela acaba de
hacer la comida y, como de costumbre, sobra. El nieto viene
del colegio y viene con poca hambre).
ABUELA: Mira hijo, aquí está tu comida ¡Come lo que
quieras, hombre!
NIETO: Muchas gracias, abuela, la verdad es que vengo
con poca hambre.
ABUELA: ¡Anda!¿Y cómo es eso ?
NIETO: Mi madre hizo el bocadillo demasiado grande…
ABUELA: No pasa nada, tú come lo que quieras.
NIETO: ¡Uhm, qué buena está la sopa, yaya!
ABUELA: Claro que sí, ‘’illo’’, ¿te pongo otro plato?
NIETO: Pero, abuela, no tengo mucha ham….
ABUELA: (Aparece la abuela con la cazuela y el cucharón). A
ver, hijo, tráeme el plato “pa’ acá” que te pongo más.
NIETO: (Pone cara de molestia y se ve obligado a no rechazar a
la abuela). ¡Ufff!
ABUELA: Bueno, hijo, tú toma lo que quieras, yo ahora
vengo.
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NIETO: De acuerdo, abuela. (Hace que sí con la cabeza).
ABUELA: (Aparece con un plato abundante de patatas fritas y
carne rebozada). Mira, hijo, tu plato preferido, me he
“tirao” toda la mañana preparándolo, y tú no te
escaquees, que cuando acabes, tienes de postre una
“tajá” de melón o un flan con nata. Y que no me entere
yo de que no comes ¿eh?. Si tú hubieses vivido “to” lo
que yo viví, ¡Hambre haría falta aquí!
NIETO: (Pone cara avergonzada y, a la vez, terrorífica. Se oye la
cerradura de la puerta).
ABUELA: (Sorprendida). ¡Anda, hijo, aquí está mi “Manué”.
PADRE: ¡Hombre, mamá! (Le da dos besos. Abre la puerta del
salón y ve al hijo con dos platos de sopa, la cazuela y el
cucharón; dos platos, uno de patatas fritas y otro de carne;
en otro plato, un tajo de melón; y en otro, un flan con nata,
puesta por encima, y una cucharita clavada). ¡Pero bueno!
¿Esto “pa” quién es?
ABUELA: “Pal” niño (Totalmente convencida).
PADRE: Ya estás quitando todo eso, ¿no ves que con un
plato de sopa ya es suficiente?
ABUELA: ¡Que noo! ¡Que el niño tiene que crecer!
PADRE: (Nervioso y enfadado). ¿Cuántas veces te digo que
cuando el crío no tiene hambre no le pongás más?
ABUELA: ¡Y dale! ¡Que el niño tiene que crecer!
NIETO: ¡No pasa “na”, me lo como y dejad de discutir ya!
(Entre miedoso y convencido).
90
PADRE: (Se sienta en el sillón y enciende la televisión).
ABUELA: ¿“Veh” como el chiquillo quería comer? (Se dirige
a la cocina a hacer la comida del padre).
PADRE: Y tú no me pongas tanto, ¿eh?
ABUELA: ¡Que no, no, tranquilo! (Sonríe porque sabe que lo
que acaba de decir era mentira).
TELÓN
91
En el museo
Cristina Rodríguez Garrido
(Estábamos en el lavabo del museo cuando, de repente,
empezamos a oír muchos ruidos y pasos).
JUAN: ¡Dios mío! ¿Por qué se oyen tantos pasos?
CRISTINA: ¡Vamos a ver qué pasa!
(Nos acercamos a la puerta para ir a ver lo que pasa).
SARA: ¡Ayuda! No puedo abrir la puerta, creo que nos han
encerrado.
JUAN: No puede ser. ¡Déjame ver!
CRISTINA: ¿Y ahora qué hacemos? He mirado y no tengo
cobertura, no podemos llamar a nadie.
(Se empiezan a oír disparos y gritos).
SARA: (Completamente asustada). ¿Qué está pasando? ¡Nos
van a matar! Y toda la clase está abajo.
JUAN: ¡A ver, vamos a calmarnos! Podemos ver si hay
alguna ventana en el lavabo y saltar.
CRISTINA: Ten, toma este hierro, te puede servir para
poder abrirla, si no, la abro yo, que ya sabes que soy
mucho más fuerte que tú... jejeje.
92
SARA: No estamos para tus chistes de mierda, ahí fuera
están disparando y están todos los de clase, así que ya
puedes abrir la puerta como sea.
(Consiguen abrir la puerta haciendo palanca).
CRISTINA: ¡Vale! Perfecto, vámonos corriendo antes de
que nos vean.
(Salimos todos corriendo hasta que, de repente, Juan se
para).
JUAN: ¡Mierda!
SARA: ¿Qué pasa? Te he dicho que no estamos para
tonterías.
(Juan no dice nada y nos giramos para ver lo que pasa).
SARA: ¡Hostia!
CRISTINA: ¡Soltadlo!
(Tienen a Juan cogido del cuello y con una pistola apretando
su sien).
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Las lágrimas del renacer
David Rodríguez Gómez
(Se abre el telón. Están en la sala de un hospital el abuelo
Juan, en coma, y su joven nieto, David, sentado al lado de él).
DAVID: (Con los ojos llorosos y la voz temblorosa y
entrecortada). Hola… Abuelo… Ha pasado mucho
tiempo desde la última vez que te vi, y mucho más
desde la última vez en la que hablamos.
JUAN: (Inconsciente)…
DAVID: (En el mismo estado que antes). He venido a visitarte
porque me han dicho… que esta es la última vez que
podré verte. (Pausa). Y quería darte las gracias por todo
lo que has hecho por mí… por todos los buenos
momentos que hemos vivido… por todo lo que me has
enseñado… por todas esas Navidades en las que
hemos compartido felicidad… por todas las
excursiones en las que nos hemos caído y reído… por
todas las vivencias en nuestra casa del pueblo…
JUAN: (Inconsciente).
DAVID: (Cada vez con más lágrimas en los ojos). Y, sobre todo,
por todo lo que nos has ayudado a mí y a mi
hermana… ¡Te quiero mucho, abuelo!
94
(David llora desconsoladamente y un chorro de lágrimas
caen sobre la cara de Juan, y este recupera el estado de
consciencia, de manera muy leve).
JUAN: (Con voz muy débil y casi inaudible). Nieto…
DAVID: (Aún con lágrimas en la cara pero con un tono de
sorpresa). ¿A-abuelo?
JUAN: (Igual que antes). Nieto… qué feliz que estoy de que
estés aquí… Solo quiero decirte una última cosa: cuida
a tu familia y sé feliz. (Pausa). ¡SIEMPRE!
(Tras esto, Juan muere).
DAVID: (Ya con menos lágrimas y con un tono de voz alegre).
Abuelo... (Pausa). ¡Lo haré! Ahora, descansa, te lo
mereces.
TELÓN
95
Duelo
Mary Carmen Rubio Nicolás
(Se abre el telón. Una conversación telefónica entre dos
adolescentes. Nadia se encuentra en su coche mientras que
Nacho se encuentra en su habitación).
NADIA: (Llora desconsoladamente). ¿Y ahora qué? Mi mundo
se derrumba. Acaba de morir mi padre.
NACHO: (Se sobresalta). ¿Qué dices? Nadia, tranquila.
Respira. Te va a dar algo.
NADIA: (Con tono enfadado y sin parar de llorar). ¿Cómo no
me va a dar algo? ¡Mi padre está muerto, Nacho! ¿Lo
entiendes? Mi madre está destrozada, todo ha sido tan
rápido. No entiendo nada. Tenía 52 años, se
encontraba perfecto, no tenía ningún problema de
salud. Y de repente, un día va a una consulta rutinaria
y, ¡PUM!, cáncer.
NACHO: Te entiendo. Todo es muy reciente, no te puedo
pedir tranquilidad. Esto es una mierda. El año pasado
me pasó algo parecido con mi abuelo, pero ni me lo
podría imaginar con mi padre. Todo esto es surrealista.
NADIA: Lo sé. Ahora estoy de camino al tanatorio pero no
creo que sea capaz de estar relativamente bien con
toda esa gente llorando y dándome el pésame. ¡Ya sé
que mi padre se ha muerto, no hace falta que me lo
repitas, joder!
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NACHO: Bueno, piensa que yo estaré contigo en todo
momento. Cuando necesites un respiro, nada más mira
el móvil, que tendrás un mensaje mío.
NADIA: Jo, Nacho, muchas gracias, de verdad, por todo el
apoyo que me estás dando. Pero, aún así, sigo sin
estar bien.
NACHO: Normal. Será complicado estar bien
completamente. Cuando se murió mi abuelo, me
dijeron una frase que se me ha quedado: “esto nunca
lo olvidarás, pero aprenderás a vivir con el dolor y los
recuerdos, que ahora tanto te duelen, te acabarás
alegrando de no haberlos olvidado”
NADIA: Eso espero. Esto es muy duro.
NACHO: Ya. Mira, para poder sobrellevarlo todo un poco
mejor, cambiemos de tema, si quieres claro. Hay veces
que lo mejor es desconectar de todo.
NADIA: Sí, por favor, me vendrá bien. Pero, ¿de qué
quieres hablar?
NACHO: Te voy a contar un chiste para animarte un poco.
NADIA: Venga.
NACHO: ¿Te sabes el chiste del camello?
NADIA: No.
NACHO: Te jorobas.
NADIA: (Con una risa tímida). ¡Nacho, es horrible el chiste!
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NACHO: Soy consciente. Pero no estamos valorando la
calidad del chiste. Te has reído, ¿verdad? Es lo
importante.
NADIA: (Suelta una carcajada). Eres idiota.
NACHO: Si quieres te cuento otro y todo. Soy colaborador
del “Club de la comedia”, por si no lo sabías…
NADIA: Pues no, no lo sabía. Perdón, Nacho Rovira. A ver
cuando me haces un monólogo de los tuyos.
NACHO: Cuando quieras. Nacho Rovira siempre está
preparado en todo momento.
NADIA: (Se ríe enérgicamente). Bueno, ya estoy llegando. Te
dejo, pero seguramente te volveré a llamar más tarde.
No creo que aguante mucho en este sitio.
NACHO: Vale, tranquila. Todo saldrá bien. Por una vez en
mi vida haré caso a mi madre y tendré el móvil
operativo.
NADIA: (Con una sonrisa en la cara). ¡Qué inútil eres! Bueno,
muchas gracias por todo, en serio.
NACHO: De nada, mujer. Para eso estamos.
NADIA: Adiós. Un beso.
NACHO: Hasta luego.
(Ambos cuelgan. Nadia comienza a llorar y entra al
tanatorio).
TELÓN
98