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Oraciones vocacionales de todo el año con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

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Published by albayeljefe, 2017-05-08 11:06:20

Oraciones vocacionales

Oraciones vocacionales de todo el año con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto:
Oh noche que guiaste, oh noche amable más que la alborada. (Bis)
Oh noche que guiaste Amado con amada, amada en el Amado transformada.

Introducción: Nos ponemos hoy delante de Jesús con el deseo de buscarle, de hallarle,
de amarle y de dejarnos buscar, hallar y amar por Él.

Señor, ponemos hoy delante de ti la herida de amor que llevamos dentro cuando somos
capaces de sentir y de vivir que Tú eres el único capaz de entrar en lo profundo de nuestro
corazón.

Oramos con la Palabra de Dios: Cant 3, 1-3
“En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
Me levantaré y recorreré la ciudad;
por las calles y las plazas,
buscaré al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Han visto al amado de mi alma?"
Silencio
Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:
¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido; salí tras ti, clamando, y eras ido.

1. Adónde te escondiste. Señor, muéstranos el lugar donde estás escondido. Muéstrame
dónde estoy escondida yo.

2. Amado, y me dejaste con gemido. ¡Amado! Repite una y otra vez dentro de ti esta
palabra que te llene el corazón, por la que te dejes persuadir…no tengas tu corazón
asido a ninguna cosa fuera de Dios. Llámale Amado para más moverle e inclinarle a su
ruego, porque cuando Dios es amado con grande facilidad acude a las peticiones de su
amante... De donde entonces le puede el alma de verdad llamar Amado cuando ella está
entera con Él.

3. Como el ciervo huiste habiéndome herido. ¿Con qué presteza corro hacia ti como los
ciervos cuando me buscas? ¿Cómo me siento urgida para salir a tu encuentro en los
demás?

1

Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

4. Salí tras ti, clamando, y eras ido. Señor, tú me has herido, cúrame tú. Que sea capaz de
salir de mí. En aquel toque tuyo y herida de amor sacaste mi alma, no sólo de todas las
cosas, sino que la hiciste salir de sí.

Silencio y Canto
Escuchamos el canto de la Hna Glenda: No puedo vivir sin ti (Consolad a mi pueblo vol. 1. Pista
13)
Oración compartida
Oración final: Nuestra oración vocacional
Canto para la reserva

2

Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto:

Introducción: El alma enamorada no es ante todo la que se ha enamorado de Dios sino
aquella a quién Dios ha amado y enamorado. De esta forma, el deseo de Dios, suscitado por su
misericordia, estimula la determinación del alma y afirma su paso en la busca del Amado. La
aventura empieza a través "montes y riberas", es decir, las virtudes que hay que ejercitar y las

bajadas que hay que aceptar. El alma comprende que debe caminar sin miedo a las amenazas
del mundo, del demonio o de la carne y libre de las flores o gozos que se encuentra en el
camino. Pongámonos en presencia de Dios y dispongámonos a vivir este encuentro con él que
nos llenará de su gracia y nos alentará en la búsqueda que ya hemos emprendido.

Oramos con la Palabra de Dios.

Ant: Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

Como busca la cierva Cuando mi alma se acongoja,
corrientes de agua, te recuerdo
así mi alma te busca desde el Jordán y el Hermón
a ti, Dios mío; y el Monte Menor.

tiene sed de Dios, Una sima grita a otra sima
del Dios vivo: con voz de cascadas:
¿cuándo entraré a ver tus torrentes y tus olas
el rostro de Dios? me han arrollado.

Las lágrimas son mi pan De día el Señor
noche y día, me hará misericordia,
mientras todo el día me repiten: de noche cantaré la alabanza
«¿Dónde está tu Dios?» del Dios de mi vida.

Recuerdo otros tiempos, Diré a Dios: «Roca mía,
y desahogo mi alma conmigo: ¿por qué me olvidas?
cómo marchaba a la cabeza del grupo, ¿Por qué voy andando, sombrío,
hacia la casa de Dios, hostigado por mi enemigo?»
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
¿Por qué te acongojas, alma mía, todo el día me preguntan:
por qué te me turbas? «¿Dónde está tu Dios?»

Espera en Dios, que volverás a alabarlo: ¿Por qué te acongojas, alma mía,
«Salud de mi rostro, Dios mío». por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».

Silencio

3

Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:

Buscando mis amores,
Iré por esos montes y riberas,
Ni cogeré las flores,
Ni temeré las fieras,
Y pasaré los fuertes y fronteras.

Declaración de s. Juan de la Cruz sobre la canción tercera.

Viendo el alma que para hallar al Amado no le bastaban gemidos ni oraciones, ni
tampoco ayudarse de buenos terceros, como ha hecho en la primera y segunda canción, no
quiere dejar de hacer alguna diligencia de las que de su parte puede; “Buscando mis amores”.
Esto es, mi Amado. Porque más suele estimar Dios una obra de la propia persona que muchas
que otros hacen por ella; y ella misma se determina a salir de la manera que habemos dicho a
buscarle por la obra, por no se quedar sin hallarle, como muchos, que no querrían que les
costase Dios más que hablar, y aun eso mal, y por él no quieren hacer cosa que les cueste algo,
y algunos aun no levantarse de un lugar de su gusto y contento por él, sino que así se les
viniese el sabor de Dios a la boca y al corazón, sin dar paso ni mortificarse en perder alguno de
sus gustos, consuelos y quereres inútiles; pero hasta que de ellos salgan a buscarle, aunque
más voces den a Dios, no le hallarán.

“Buscando mis amores, Iré por esos montes y riberas”. Por los montes, que son altos,
entiende aquí las virtudes. Lo uno por la alteza de ellas, lo otro por la dificultad y trabajo que
se pasa en subir a ellas, por las cuales dice que irá ejercitando la vida contemplativa. Por las
riberas, que son bajas, entiende las mortificaciones, penitencias y ejercicios espirituales, por
las cuales también dice que irá en ellas ejercitando la vida activa, junto con la contemplativa
que ha dicho; porque para buscar a lo cierto a Dios y adquirir las virtudes, la una y la otra son
menester. Es, pues, tanto como decir: Buscando a mi Amado, iré poniendo por obra las altas
virtudes, y humillándome en las bajas mortificaciones y ejercicios humildes.

“Ni cogeré las flores”. Por cuanto para buscar a Dios es menester un corazón desnudo y
fuerte, y libre de todos los males y bienes que puramente no son Dios, dice que no cogerá las
flores que encontrare en este camino los cuales son en tres maneras, temporales, sensuales y
espirituales; y porque los unos y los otros ocupan el corazón y le son impedimento para la
desnudez espiritual, y así, es como si dijera: Ni pondré mi corazón en las riquezas y bienes que
ofrece el mundo, ni admitiré los contentamientos y deleites de mi carne, ni repararé en los
gustos y consuelos de mi espíritu, de suerte que me detenga en buscar a mis amores por los
montes de las virtudes y trabajos.

“Ni temeré las fieras”. Llama fieras al mundo, porque al alma que comienza el camino
de Dios, parécele que se le representa en la imaginación el mundo como a manera de fieras,
haciéndole amenazas y fieros. Y es principalmente en tres maneras: la primera, que le ha de
faltar el favor del mundo, perder los amigos, el crédito, valor y aun la hacienda; la segunda,
que es otra fiera no menor, que cómo ha de poder sufrir no haber ya jamás de tener contentos
y deleites del mundo y carecer de todos los regalos de él; y la tercera es aún mayor, conviene a
saber, que se han de levantar contra ella las lenguas y han de hacer burla y ha de haber
muchos dichos y mofas y le han de tener en poco. Las cuales cosas de tal manera se les suelen
anteponer a algunas almas, que se les hace dificultosísimo no sólo el perseverar contra estas
fieras, más aun el poder comenzar el camino.Pero a algunas almas más generosas se les suelen
poner otras fieras más interiores y espirituales de dificultades y tentaciones, tribulaciones y
trabajos de muchas maneras, por que les conviene pasar, cuales los envía Dios a los que
quiere levantar a alta perfección, probándolos y esmerándolos como al oro en el fuego, según

4

Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

aquello de David (Sal. 33, 20) en que dice: Multae tribulationes iustorum, esto es: Las
tribulaciones de los justos sonmuchas, mas de todas ellas los librará el Señor. Pero el alma
bien enamorada, que estima a su Amado más que a todas las cosas, confiada en el amor y favor
de él, no tiene en mucho decir: Ni temeré las fieras,

“Y pasaré los fuertes y fronteras”. A los demonios, que es el segundo enemigo, llama
fuertes, porque ellos, con grande fuerza, procuran tomar el paso de este camino; y también
porque sus tentaciones y astucias son más fuertes y duras de vencer y más dificultosas de
entender que las del mundo y carne, y porque también se fortalecen de estos otros dos
enemigos, mundo y carne, para hacer al alma fuerte guerra. Y así, solo el divino basta para
poderle vencer, y sola la luz divina para poderle entender sus ardides; por lo cual, el alma que
hubiere de vencer su fortaleza, no podrá sin su oración, ni sus engaños podrá entender sin
humildad y mortificación; Dice también el alma que pasará las fronteras, por las cuales se
entienden, como habemos dicho, las repugnancias y rebeliones que naturalmente la carne
tiene contra el espíritu; Éste, pues, es el estilo que dice el alma en la dicha canción que le
conviene tener para en este camino buscar a su Amado; el cual, en suma, es tener constancia y
valor para no bajarse a coger las flores, y ánimo para no temer las fieras, y fortaleza para los
fuertes y fronteras; sólo entendiendo en ir por los montes y riberas de virtudes, de la manera
que está declarado.
Silencio y canto
Oración compartida
Oramos nuestra oración vocacional
Canto de reserva

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto:
Introducción: En este rato admiramos desde nuestro interior todas las maravillas
creadas por Dios, especialmente por la Encarnación de Jesucristo y por quedarse entre
nosotros en la Eucaristía. Cantamos mientras exponemos.
Oramos con la Palabra de Dios: Juan 1:14
“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la
gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.
Silencio
Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:
Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.
1. Las criaturas responden al alma diciéndole que cada una de ellas manifiesta algo de lo que
es Dios quien, creándolas, no sólo les ha dotado de innumerables gracias y virtudes, sino que
les ha situado en el interior de un orden admirable y de una interdependencia "indeficiente":
“Mil gracias derramando”
2. Es con una multitud de bellas criaturas con lo que Dios ha llenado el mundo. Pero se puede
decir que son las menores de sus obras, si uno se vuelve hacia la cumbre de su creación: el
hombre en que su Hijo se ha encarnado. Por eso la estrofa dice: "Pasó por estos sotos con
presura y, yéndolos mirando,”
3. Dios ha mirado todas las cosas a través la cara de su Hijo, es decir que los ha creado por esta
mirada. Más, las ha divinizado cuando este Hijo "se hizo hombre, ensalzándole en hermosura de
Dios y, por consiguiente, a todas las criaturas en El, por haberse unido con la naturaleza de todas
ellas en el hombre... Y así, en este levantamiento de la encarnación de su Hijo y de la gloria de su
resurrección no solamente hermoseó el Padre las criaturas en parte, mas podemos decir que del
todo las dejó vestidas de hermosura."
4. Se debe sin embargo precisar que el alma percibe eso en un conocimiento
contemplativo: "En la viva contemplación y conocimiento de las criaturas... al alma le parece
estar todas vestidas de admirable hermosura natural, derivada y comunicada de aquella infinita
hermosura sobrenatural de la figura de Dios, cuyo mirar viste de hermosura y alegría el mundo y
todos los cielos."

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Para contemplar: Dios impregna con su bendición el cosmos entero, y la huella que deja en él
hiere el alma con amor y aumenta su deseo de ver su invisible hermosura. Pensamos en un
momento de silencio en todas las gracias que Dios ha derramado en cada una, de forma
personal y mirando a las hermanas y damos gracias a Dios por estos dones que ha derramado
con su mirada. Es motivo de alegría, agradecimiento y alabanza al Dios creador.
Silencio y Canto
Oración compartida
Oramos nuestra oración vocacional
Canto de reserva

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto:
Introducción: Aquel que nos llamó, que nos concedió el don de la vocación, y nos eligió ya
desde el vientre de nuestra madre, ha dejado huella en nosotras, nos habita con su Presencia,
amor de compañía. En este momento de oración necesitamos Señor descubrir que estás aquí,
que te haces presente en medio de nosotras. Anhelamos ver tu rostro y tu figura. Nos
sentimos heridas de amor, porque el que ama de verdad, siente el dolor por lo amado,
especialmente cuando no lo encuentra, cuando no lo ve, cuando se le ha escapado y…esto solo
puede ser curado con tu presencia amorosa. ¡Danos tu ser para que seamos uno en otro!
¡Muéstrate Señor!
Oramos con la Palabra de Dios: Mateo 14:23
“Después de despedir a la multitud, subió al monte a solas para orar; y al anochecer,
estaba allí solo”.
Silencio

 RETÍRATE A TRATAR A SOLAS CON DIOS
* Recógete para estar cerca del Señor. Ejercítate en ello. Nada se aprende sin un poco de
trabajo.
* Mira la vida, mira tu vida. Descúbrela bella, grande. Contémplala habitada por Dios,
embellecida por su presencia, tocada por su amor.
Con mi pequeño candil contemplo tu vida en mí, contemplo tu amor, Señor. Tú eres mi centro.
No quiero que mi vida gire en torno a ningún otro centro. Pongo en ti mis ojos. Yo sé que tú
nunca me faltas, que tu vida me mana por dentro. Sé tú, Dios mío, mi acompañador. Estoy ante
ti, estoy contigo. Deseo gustar el don de tu presencia. Acojo tu amor.

* Ayuda a otros a descubrir que, sin alejarse
de su vida, pueden hallar a Dios en su corazón. Hazlo
con tu vida. Quien mejor habla siempre es la vida. El
lenguaje que Dios oye y el lenguaje que mejor oyen
los que te rodean, es el callado amor, el servicio
gratuito, la alegría, la danza.

A los que estén duros y resecos, les daré tu
ternura. A los que hayan perdido la alegría del vivir, les
ofreceré tu música, Señor.

Con el mismo interés, con que acudía a tratar de
Dios con quienes le pedían ayuda, se acerca a
nosotros para acompañarnos al encuentro con Dios.
Podremos estar lejos de Dios, confesaremos nuestra
incapacidad para orar, andaremos enredados en mil
apegos sin poder ir adelante; no importa; para cada
uno tiene una palabra de aliento, un consejo, una
certeza.

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

 Canto. Me basta tu presencia
Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:

 Estrofa 11 y comentario
Descubre tu presencia
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura

La búsqueda de Dios comienza ahora. El hombre ha llegado a interiorizarse, y allí, en su
mundo interior, Dios se le manifiesta, se deja encontrar, aunque permanece aún en lo
escondido. Esta experiencia lleva al hombre mismo a adentrarse aún más en su interior,
buscando y pidiéndole a Dios que salga de su escondite.

“Descubre tu presencia”. Dios está en cada uno, descubrirlo es la tarea; ayudar a que
otros lo descubran es una hermosa misión para el mundo de hoy. “Si el alma busca a Dios,
mucho más la busca Dios a ella” (San Juan de la Cruz). Él es nuestra vida, nuestro suelo,
nuestra profundidad, nuestro todo. “Tú que manas dentro de mí como una fuente que no nace
de mí, pero que me moja y me riega. Tú que brillas dentro de mí como una luz que yo no
enciendo, pero que alumbra mi sala de estar. Tú que amas dentro de mí como una llama que
no es mi hoguera pero que pone en fuego todo mi ser” (Loidi).
En el duro caminar hacia el encuentro con Dios, el hombre se hace consciente de que no es él
quien puede descubrir a Dios. Dios mismo se le entrega. El hombre llega, a comprender que su
búsqueda se tiene que transformar ahora en actitud de humildad. Ya no busca más a Dios.
Ahora le pide que él mismo se revele y se “descubra”. Lo que ahora puede hacer el hombre es
simplemente darse por entero: por eso no teme morir, y está dispuesta a morir a sí misma. La
razón, la única razón, es porque su única salud es el “amor de Dios”.

Silencio y Canto
Oración compartida
Oramos nuestra oración vocacional
Canto de reserva

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto: Busca el silencio
Introducción: Los buscadores de Dios no se echan atrás ante la noche y descubren en
ella y en los detalles más pequeños, la presencia de un Dios que en el sosiego y el susurro
habla con fuerza al corazón.
Oramos con la Palabra de Dios: (1Re 19, 9.11-13) “Llegó la palabra del Señor
preguntando: ¿Qué haces aquí, Elías?». […] «Sal y permanece de pie en el monte ante el
Señor». Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y
quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del
huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del terremoto fuego,
pero en el fuego tampoco estaba el Señor. Después del fuego el susurro de una brisa suave. Al
oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva”.
Silencio
Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:
I. La búsqueda: En la noche sosegada, en par de los levantes de la aurora, la música
callada, la soledad sonora.
Es de noche, pero noche sosegada. El Santo después de describir, buscar… en la noche,
solo desea descansar en el pecho del Amado. Pero no es una noche oscura. Cuando El Amado
está por medio, ya no hay noche, todo es sosiego, quietud y luz divina. Ha llegado la aurora.
Y lo que oye al fondo es música callada, música escrita en medio de una oscura celda.
Música que no pierde el ritmo ni la clave del Sol. Una música que representa los dones de Dios,
escondidos en mí misma, y que se van desarrollando.
Música callada, soledad sonora, el Amado juega a esconderse y a mostrarse, a cantar y a
guardar silencio… La S que recuerda el silbo amoroso del Amado. Párate un momento, cierra
los ojos y escucha en sosiego, la música callada, esas frases que Dios te pone al oído, esa
soledad que nos da miedo, pero está habitada. Escucha, siente, percibe el silencio y la soledad.
Canto: Cristo Jesús oh fuego que abrasa
II. El encuentro: La cena que recrea y enamora
En este verso el santo hace referencia al texto del Apocalipsis: «Mira, estoy de pie a la
puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y
él conmigo»
La promesa es sorprendente y clara: si alguien - cualquiera de nosotros - escucha la voz
del Señor y le abre la puerta, el Señor nos brinda una relación afectiva - de tú a tú - y una
plenitud de riqueza insospechable por el hombre. Pero es más: el Señor nos brinda aquí una
cena. Una cena muy especial: «La cena que recrea y enamora», traducirá San Juan de la Cruz.
La cena que es el mismo Dios, porque es el Señor el que pone la cena, «la cual no es otra cosa
sino su mismo sabor y deleites de que Él mismo goza».

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Es decir: que quien escucha su voz y le abre la puerta, el Señor le brinda una relación
llena de intimidad, y una participación en su misma vida divina, simbolizada por esa «cena»
misteriosa, que no es otra que la Eucaristía con todo lo que la Eucaristía realiza. Estamos
tocando el misterio del Señor, presente entre nosotros, con nuestras propias manos. Y hacen
falta ojos de fe y experiencia de fe. Preguntémonos: ¿sabemos descubrir hoy a Cristo,
llamando a nuestra puerta? ¿Sabemos distinguir el timbre de su voz y le abrimos por entero
nuestro corazón? ¿Tendremos la gracia de poder gozar de la «cena que recrea y enamora»?
Silencio y Canto: Milagro de amor tan infinito
Oración compartida
Oramos nuestra oración vocacional
Canto de reserva

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición del Santísimo / Canto
Introducción: San Juan de la Cruz utiliza la metáfora del vino en esta estrofa. En el
evangelio es el símbolo de los tiempos mesiánicos. Jesús la utiliza durante la cena pascual,
poco tiempo antes de su muerte: "Os lo digo, no beberé ya más de este producto hasta el día
en que beba con vosotros el vino nuevo en el Reino de mi Padre" (Mt 26,29). Para Juan de la
Cruz también, el vino es el símbolo de una alianza feliz y eterna.
Esta bodega que aquí dice el alma es el último y más estrecho grado de amor en que el
alma puede situarse en esta vida...
Es de saber que muchas almas llegan y entran en las primeras bodegas, cada una según
la perfección de amor que tiene, más a esta última y más interior pocas llegan en esta vida,
porque en ella es ya hecha la unión perfecta con Dios que llaman matrimonio espiritual. El
mismo Dios es él que se le comunica con admirable gloria de transformación de ella en El,
estando ambos en uno.
Oramos con la Palabra de Dios: (Mt 26,29)."Os lo digo, no beberé ya más de este
producto hasta el día en que beba con vosotros el vino nuevo en el Reino de mi Padre".
Silencio
Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:
En la interior bodega
de mi Amado bebí,
y cuando salía por toda aquesta vega, ya cosa no sabía
y el ganado perdí que antes seguía.
Esta bebida transforma el entendimiento y juicio de la Amante, haciéndole olvidar lo
que sabía (en un nivel de ley), de manera que ella puede saber-saborear en un nivel más alto
de encuentro personal. Sólo ese olvido (que en algún sentido es muerte a todo lo anterior)
hace posible esta sabiduría que consiste en beber uno del otro, en embriaguez de amor.
1. En la interior bodega.
Parece que hay siete bodegas y que ésta es la más honda, el amor más profundo (cf. Ct
2, 4), que transforma al hombre en Dios:
Y lo que Dios comunica al alma en esta estrecha junta es totalmente indecible y no se
puede decir nada, así como del mismo Dios no se puede decir algo que sea como Él, porque el
mismo Dios es el que se le comunica con admirable gloria de transformación de ella en Él,
estando ambos en uno, como si dijéramos ahora: la vidriera con el rayo de sol, o el carbón con el
fuego (Coment 26, 4).
El amante queda así transfigurado en el calor y luz de Dios, renaciendo en el vino de
Cristo. Esta es la eucaristía teológica, la embriaguez del hombre que nace y crece en la bodega
del Amado, al interior del ser divino. En esa línea, los hombres y mujeres (re)nacen al amarse.

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

2. De mi Amado bebí.

Los hombres “beben de su Amado” (Dios), ahora renacen de Aquel que les ama y en
ellos viven y así se transforma en Él.

Como la bebida se difunde y derrama por todos los miembros y venas del cuerpo, así se
difunde esta comunicación de Dios sustancialmente en toda el alma o, por mejor decir, el alma se
transforma en Dios, según la cual transformación bebe el alma de su Dios, según la sustancia de
ella y según sus potencias espirituales; porque según el entendimiento bebe sabiduría y ciencia, y
según la voluntad bebe amor suavísimo y según la memoria bebe recreación… (Coment 26, 5).

Este beber y transformarse en Dios es la eucaristía más honda, que no está hecha de
celebraciones aisladas (en momentos especiales), sino de la misma vida de Dios en amor. No
nacemos ni vivimos para “merecer el cielo” por las obras buenas, sino para recibir y asumir el
don de la vida, el mismo Dios, nuestro cielo.

3. Y cuando salía por toda aquesta vega ya cosa no sabía.

El conocimiento de Dios se vuelve olvido del mundo:
Aquella bebida de altísima sabiduría de Dios que allí bebió le hace olvidar todas las cosas
del mundo y le parece al alma que lo que antes sabía y aun lo que sabe todo el mundo, en
comparación de aquel saber, es pura ignorancia… (El alma queda así informada de ciencia
sobrenatural… ante la cual) todo el saber natural y político del mundo antes es no saber que
saber (Coment 26, 13).

4. Y el ganado perdí que antes seguía.

La amante era pastora acompañando y guardando su ganado. “Y de este ganado unos
tienen más y otros menos…, hasta que, entregándose a beber en esta interior bodega, lo pierden
todo, quedando (como habemos dicho) hechos todos en amor” (Coment 26, 19).

Por eso, cuando sale “por toda aquesta vega” de las leyes racionales, programadas de un
modo “racional”, el hombre enamorado siente y dice que ya no sabe nada. “La sabiduría de los
hombres y de todo el mundo es pura ignorancia”, porque “las mismas ciencias naturales y las
mismas obras que Dios hace, delante de lo que es saber a Dios es como no saber, porque donde no
se sabe a Dios no se sabe nada” (Coment 26, 13).

Aquel endiosamiento y levantamiento de mente en Dios en que queda el alma como
robada y embebida en amor, toda hecha en Dios, no la deja advertir a cosa alguna del mundo,
porque no sólo de todas las cosas, más aún de sí queda enajenada y aniquilada, como resumida y
resuelta en amor, que consiste en pasar de sí al Amado… Está el alma en este puesto en cierta
manera como Adán en la inocencia, que no sabía qué cosa era mal, porque está tan inocente que
no entiende el mal, ni cosa juzga a mal, oirá cosas muy malas y las verá con sus ojos y no podrá
entender que lo son, porque no tiene en sí hábito de mal por donde lo juzgar, habiéndole Dios
raído los hábitos imperfectos y la ignorancia (… del pecado) con el hábito perfecto de la
verdadera sabiduría (Coment 26, 14).

La hermosura y fuerza del amor pone a la Amante en contemplación directa del Amado,
sobre todo conocimiento particular, sobre todo interés, en amor puro y total, de manera que
podemos hablar de una experiencia de sublimidad. Por eso, la Amante se encuentra más allá
del bien y del mal, no en indiferencia, como si todo le diera lo mismo, sino en sobreabundancia
bondadosa, conforme a la palabra de Jesús: “no juzguéis, perdonad…” (Cf. Mt 7, 1).

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Silencio Y Canto
Oración compartida
Oramos nuestra oración vocacional
Canto de reserva

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto:
Introducción: En el corazón de esta Cuaresma, nos acercamos a Juan de la Cruz para
escuchar una palabra de esperanza y amor. Desde sus escritos nos invita a mirar a Jesucristo,
a recordar las misericordias que ha tenido con cada una, y a gozarnos “con deleite de
agradecimiento y amor” por todo lo que ha hecho en nuestras vidas. No quieras despreciarme,
que si color moreno en mi hallaste, ya bien puedes mirarme después que me miraste, que
gracia y hermosura en mí dejaste. (CB, 33)
Oramos con la Palabra de Dios: “Voy a seducirla, voy a llevarla al desierto y le
hablaré al corazón… Te haré mi Esposa para siempre, te desposaré en justicia y en derecho, en
amor y compasión y conocerás al Señor. (Os. 2, 16.21-22).
Silencio
Invocación al Espíritu Santo de Edith Stein:
¿Quién eres tú luz que me inunda, y la oscuridad de mi alma alumbra?
- Me conduces con mano materna, y si me dejaras no sabría andar
¿Quién eres tú luz que me inunda, y la oscuridad de mi alma alumbra?
- Más cercano a mí que yo misma, y más íntimo que mi intimidad
¿Quién eres tú luz que me inunda, y la oscuridad de mi alma alumbra?
- Me has despertado a nueva vida, y nueva vida me das día tras día.
¿Quién eres tú luz que me inunda, y la oscuridad de mi alma alumbra?
- Armonía donde uno encuentra el sentido secreto de su Ser

Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:
No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme,
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dejaste.

A la luz de Juan de la Cruz, hoy queremos cantar las misericordias del Señor que nos
miró, nos rescató y llenó nuestras vidas con sus dones. Contemplamos nuestra historia de
amor con Él, con una mirada agradecida y gozosa.
♫ Las misericordias del Señor cada día cantaré ♫ (Taizé)
“… si antes que me miraras graciosamente hallaste en mí fealdad y negrura de culpas… ya bien
puedes mirarme después que me miraste, que gracia y hermosura en mi dejaste…”

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

“No temas que yo te he rescatado, te llamé por tu nombre y eres mía. Eres preciosa a mis ojos,
eres estimada y yo te amo” (Is. 43,1.4)
♫ Las misericordias del Señor cada día cantaré ♫
“…después que me miraste quitando de mi ese color moreno y desgraciado me hiciste digna
de ser vista, pues con tu vista de amor, gracia y hermosura en mi dejaste… Estando
hermoseada con ésta gracia de Dios, es amada de él inefablemente…”
“Pasé junto a ti y te vi, era tu tiempo, el tiempo de los amores, extendí sobre ti el borde de mi
manto, y cubrí tu desnudez, hice alianza contigo y tú fuiste mía… Te hiciste cada día más
hermosa y llegaste al esplendor de una reina” (Ez. 16, 8.13)
♫ Las misericordias del Señor cada día cantaré ♫
“… le va Él comunicando más amor y gracias y como la va honrando y engrandeciendo más,
siempre se va mas prendando y enamorando de ella… Puso en mi él tanto sus ojos después de
haberme mirado la primera vez, que no se contentó hasta desposarme consigo y llevarme al
interior lecho de su amor...”
“Voy a seducirla, voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón… Te haré mi Esposa para
siempre, te desposaré en justicia y en derecho, en amor y compasión y conocerás al Señor.
(Os. 2, 16.21-22).
Silencio y Canto
Oración compartida y canto ♫ Las misericordias del Señor cada día cantaré ♫
Oramos nuestra oración vocacional
Canto de reserva

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto:
Introducción: Una peculiar característica de los enamorados es que, si están solos,
están más a gusto. No quieren testigos aunque no tengan que contarse secretos y aunque,
quien los acompañe, guarde silencio.
Así el alma, llegada ya a esta cumbre de perfección y libertad de espíritu en Dios, después
de vencidas todas sus torcidas inclinaciones, nada tiene ya que hacer, sino gozar íntimamente
en el amor de su Esposo.
Oramos con la Palabra de Dios: Cant 8, 6-7
“Grábame como sello en tu corazón,
grábame como sello en tu brazo,
porque es fuerte el amor como la muerte,
es cruel la pasión como el abismo;
sus dardos son dardos de fuego, llamaradas divinas.
Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor,
ni anegarlo los ríos.
Quien quisiera comprar el amor
con todas las riquezas de su casa,
sería sumamente despreciable”.
Silencio
CANTO: Escuchar Jésed, Cántico Espiritual
Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:
Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.
En esta estrofa, es el alma quien pide al Esposo tres cosas propias de amor:
1. Recibir el gozo y sabor del amor: Gocémonos en el amor, gocémonos amando…Gocémonos
en la dulzura que resulta de vivir unidos… Gocémonos en actos de amor, de voluntad, y
externos, inventando obras que sirvan a la gloria del Amado.
2. Desear hacerse semejante al Amado: Él en ella y ella en Él… Actuemos el amor hasta que
lleguemos a vernos en tu hermosura en la vida eterna. Que yo esté transformada en tu
hermosura; que siendo semejante a ti en tu hermosura, nos veamos los dos en tu hermosura…
Cuando yo te mire a ti, vea mi hermosura. Cuando tú me mires a mí puedas ver tu hermosura.

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Estos son los derechos de los hijos adoptivos de Dios: que pueden decirle al Padre con su hijo:
“Todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío” (Jn 17,10)

Diciendo el alma “vámonos a ver en tu hermosura al monte” le pide que la transforme y
la haga semejante a la hermosura de la sabiduría divina, que es el Verbo. Y al decir “al collado”,
le pide la introduzca en la hermosura de la sabiduría que hay en sus criaturas y obras
misteriosas. Siendo ésta también hermosura del Hijo de Dios, desea también el alma ser
ilustrada en ella.
3. Escudriñar y saber las cosas y secretos del mismo Amado: Querer entender clara y puramente
las verdades divinas. Es la espesura de la ciencia y sabiduría de Dios, que son inmensas e
incomprensibles. A ellas se llega, entrando en la espesura del padecer de muchas maneras,
poniendo en eso el alma su consolación y deseo. Por eso, desea primero el padecer, para
entrar en esa sabiduría, que es la espesura de la Cruz. Y esta es la puerta para encontrarnos
con el Señor. ¡Quiera Dios que pongamos en esto, nuestro consuelo y deseo…!

Silencio y Canto: “Alianza de Amor entre Tú y yo”, de Glenda
EN LA POBREZA O EN LA RIQUEZA, TE AMARÉ
EN LA SALUD O EN LA ENFERMEDAD, YO TE AMARÉ
EN LA TRISTEZA O EN LA ALEGRIA, EN LA TORMENTA O EN LA PAZ,
ANTE TODO Y SOBRE TODO, TE AMARÉ.
TÚ ME AMARÁS, YO TE AMARÉ
ALIANZA ETERNA ENTRE TU Y YO.
TÚ ME AMARÁS, YO TE AMARÉ
HASTA QUE LA MUERTE NOS UNA MÁS.
EN LAS BUENAS O EN LAS MALAS, TE AMARÉ
EN EL PECADO O EN LA GRACIA, TE AMARÉ.
EN LA NOCHE O EN EL DIA, EN LA FUERZA O LA DEBILIDAD
ANTE TODO Y SOBRE TODO TE AMARÉ
TU ME AMARÁS......
HASTA QUE LA MUERTE NOS UNA MÁS.

Oración compartida
Oramos nuestra oración vocacional
Canto de reserva

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

Exposición / canto: Ven, Espíritu ven, y lléname Señor con tu preciosa unción.
Introducción: En Cristo moran todos los tesoros y sabiduría de Dios escondidos. En los
cuales el alma no puede entrar ni puede llegar a ellos, si no pasa primero y entra en la
espesura del padecer exterior et interiormente.
El conocimiento de los misterios de Cristo, es la más alta sabiduría que en esta vida se
puede alcanzar. Llegar a penetrar en los sentimientos de Jesús, vivir de ellos, dar y repartirlos
en nuestra evangelización a todos…es sabernos en las cavernas que están bien escondidas.
Encontrándonos con el Amado es como degustamos el mosto de las granadas. Buscar a Dios es
acoger y aceptar nuestra cruz y el sufrimiento que para purificar nuestra alma necesitamos.
Le pedimos al Señor esta mañana que nos ayude a tener un corazón ancho, capaz de decirle
con libertad que nos lleve a las profundas cavernas de nosotras mismas para encontrarnos
con Él.
Oramos con la Palabra de Dios : (1 Cor 10,3-4)
“Todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida
espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo.”
Silencio
Recordamos el poema de San Juan de la Cruz:
Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos iremos,
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos,
y el mosto de granadas gustaremos. CB 36
Silencio y canto: Me basta tu presencia
Canto para la oración compartida: Dame de beber
Como signo para la oración en común, se puede poner como centro un árbol que simule
un granado y cada vez que comparta una hermana la oración, se pueden ir poniendo unas
granadas como símbolo de querer gustar en común ese mosto para enamorarnos más del
Señor.
Oración final: Nuestra oración vocacional
Canto para la reserva: Siento tu llamada.

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Oraciones vocacionales con el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz

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