The words you are searching are inside this book. To get more targeted content, please make full-text search by clicking here.
Discover the best professional documents and content resources in AnyFlip Document Base.
Search
Published by nacho_landa, 2019-11-26 17:02:10

Tale of two Pinks

Tale of two Pinks

Prólogo

“Gracias, Directora Celestia.”

Dije saliendo de su oficina. Pensaba en que la peor parte de cambiarse de escuela, hablo de los
trámites, ya había pasado, pero bien sabía que me esperaba algo mucho peor: conocer gente
nueva. O eso pensaba, considerando mi ineptitud y ansiedad social, pero apenas salí de esa oficina
me sorprendió el saludo de una niña.

“¡Hola, soy Pinkie Pie!” dijo la chica, estrechando su mano en saludo.

Al principio dude de si me hablaba a mí, pero al no ver a nadie más alrededor, finalmente hice lo
que una persona normal haría; le respondí.

“Hola, soy Pink Nacho.” Claramente entre increíbles cantidades de tartamudeos, pero a ella no
parecía molestarle mi incapacidad para hilar oraciones simples sin tropezarme con mi lengua.

“¿Pink Nacho? ¿Cómo la comida mexicana, pero en rosado? ¡Me encanta el rosado!” Dijo ella,
empezando así un palabrerío que pensé jamás terminaría. Pero con cada palabra que salía de su
boca, menos me concentraba en lo que decía y más me enamoraba de ella.

Era como si en una vida pasada hubiese salvado a un orfanato de cachorros de un incendio
provocado por ninjas, y la aparición de esta mujer fuese el karma pagándome por mis buenas
acciones. Todo en ella era encantador; su sonrisa, su cabello de algodón de azúcar, su capacidad
para hablar y hablar sin parar.

Al verla fijamente solo podía escuchar esa vieja canción “Fooled around and fell in love” en mi
cabeza, mientras luchaba desesperadamente por no verme como un neandertal frente a ella.

Finalmente, luego de quien sabe cuánto, dejé de alucinar con corazoncitos y canciones románticas
y, sin siquiera darme cuenta de si la interrumpí, le pregunté si acaso recibían así a todos los
alumnos nuevos en CHS, a lo que respondió:

“La verdad no, es solo que conozco a todos aquí y te vi ahí tan solo y pensé Hey, ese chico de ahí es
nuevo y necesita mi ayuda para no sentirse tan solo.” Boom, cada cosa que hacía y decía solo me
hacía amarla más y más. “Así que supongo que solo tienes suerte de que te encontrara aquí.”

Si no me sonroje cuando dijo eso es porque he estado sonrojado desde el momento en que me
estrecho la mano para saludarme.

“Si, supongo que soy muy afortunado.” Y supongo que dije eso de corrido; los nervios me estaban
matando.

Probablemente ignorando mi sudor y rubor, dijo:

“Tengo una idea súper increíble, voy a presentarte a mis amigas, estoy segura de que les caerás
muy bien, a pesar de que seas tan callado.” Se rio mucho mientras decía esa última parte.

Repentinamente y en un acto que casi me infarta de la emoción, me tomo del brazo y me arrastró
por el pasillo hacia una sala donde se encontraban las que serían mis mejores amigas de toda la
vida.

Capítulo 1, Las Chicas

Finalmente llegamos a la puerta de una sala que se veía mucho más grande que una sala de clases
normal. Es muy probable que Pinkie Pie haya intentado explicarme el porqué de su tamaño, pero
desde que me tomó del brazo hasta que llegamos ahí perdí la noción de literalmente todo lo que
no fuese su cara. No pude dejar de mirarla como, bueno, como alguien que está muy enamorado.

Sin decir una palabra, para variar un poco, abrió la puerta y dentro de lo que parecía una sala de
música se encontraban otras cinco chicas, de las cuales una inmediatamente le dirigió la palabra.

“¿Por qué tardaste tanto, Pinkie? Ya casi va a terminar el receso y no hemos podido ensayar ni una
canción.” Esas palabras me hicieron recordar que creo haber oído a Pinkie Pie decir que tocaba en
una banda en alguno de mis escasos momentos de lucidez de lo que va del día.

En un tono un poco más amable que el de la primera, otra de las chicas se dirigió a Pinkie Pie: “¿Y
quién es ese chico que viene contigo?”

“Oh, nada, yo solo…” Dije tratando una vez más de no tartamudear, pero Pinkie Pie me
interrumpió: “Es mi nuevo amigo, Pink Nacho. Es nuevo aquí en CHS y pensé que se sentiría muy
solo, así que lo traje aquí para que lo conocieran. A decir verdad, yo tampoco lo conozco muy bien,
no ha dicho mucho desde que lo conocí.” Y aun así me llamó su amigo, como si hubiese hecho algo
más que balbucear y mirarla fijamente desde que me saludó fuera de la oficina de la directora.

“¿Estás segura de que no es porque no le has dejado hablar?” Dijo la misma chica que fue la
primera en hablar cuando llegamos, y aunque no lo dije en voz alta, le encontré la razón hasta
cierto punto. Pinkie Pie solo se rio, como si también le hubiese encontrado razón a la chica de la
guitarra.

Mientras trataba de disimular, la chica del teclado se acercó a mí diciendo: “Bueno, lo que importa
es que cualquier amigo de Pinkie Pie es amigo nuestro, ¿no es cierto chicas?” Me saludó
besándome en la mejilla. “Soy Rarity, encantada de conocerte.” Ante tan educado y cordial saludo,
solo pude responder con un hola.

“Bueno, supongo que no puede hablar menos que Fluttershy” Dijo la chica de la guitarra. “Soy
Rainbow Dash, si quieres entrar en algún club deportivo solo habla conmigo, soy la capitana de
prácticamente cada equipo aquí. Claro, si es que puedes hablar.” Terminó su saludo dándome la
mano y, a pesar de sus reiteradas menciones a mi falta de habla, no me pareció una persona
desagradable. Quiero decir, tiene razones para creer que soy mudo o retrasado.

“No le hagas caso, estoy segura de que te sentirás lo suficientemente cómodo como para hablar
en cualquier momento, terroncito.” Dijo la chica rubia, mientras acomodaba su bajo para darme
un abrazo. “Soy Applejack, y debo decir que si hay algo que nos gusta hacer en CHS es hacer
nuevos amigos, así que te doy la bienvenida. Aunque creo que Pinkie Pie aquí ya se hizo cargo de
eso.” Ambos miramos a Pinkie Pie mientras asentía, pero creo que la chica del teclado me estaba
mirando a mí. Digo chica del teclado porque no soy muy bueno con los nombres. Ni con las
interacciones sociales. Desde un extremo de la sala, la chica pelirroja se acercó a saludarme,
también de la mano. “Hola, soy Sunset Shimmer. Yo tampoco tenía muchos amigos cuando llegue
aquí, pero créeme, si hay un grupo de chicas que puede hacerte sentir como en casa, son ellas.”

Yo estoy hecho prácticamente de tics nerviosos, así que no soy quien para juzgar, pero puedo
jurar que vi cómo se reía nerviosamente cuando menciono que no tenía muchos amigos. Será mi
imaginación.

Creí que finalmente me decidiría a decir algo, pero me detuve por un momento. Había saludado a
cuatro chicas, pero estoy seguro de que cuando entre había cinco. Me demore un poco en ver a la
última chica, pues estaba tan cabizbaja que parecía que se escondía de mí. Fue entonces cuando
me invadió una extraña sensación, como si me estuviese viendo a mí mismo en ella. Esa chica era
yo llegando a esta escuela, tratando de evitar el contacto visual con cualquiera. Sin darme cuenta
y sin decir nada me acerqué a ella y levantando la mano en su dirección hice lo que esa persona
tan especial había hecho conmigo esta misma mañana: “Hola, soy Pink Nacho.”

La chica levanto la cabeza de detrás de su pandero y estrechando devuelta mi mano, respondió a
mi saludo: “Hola, soy Fluttershy.” Aunque lo dijo en un tono bastante bajo, pude entenderla
perfectamente. Ambos sonreímos un poco y luego Pinkie Pie vino dando saltitos mientras decía:
“¡Mira Nacho, acabas de hacer cinco nuevas amigas! Digo cinco porque nosotros ya éramos
amigos. Puedo llamarte Nacho, ¿verdad? ¿O prefieres Pink?” Dándome vuelta para poder mirar
esos hermosos ojos celestes, le respondí: “Puedes llamarme como quieras, Pinkie Pie.” Viendo en
retrospectiva, mirarla a los ojos solo hizo que tartamudeara una vez más, pero valió totalmente la
pena. Escuché a un par de ellas murmurar algo, y como toda persona socialmente ansiosa, pensé
que hablaban de mí. “Aunque no recuerdo haberles preguntado si querían ser mis amigas.”

Las seis chicas rieron un poco, y luego Pinkie Pie dijo unas palabras que me hicieron pensar
bastante. “Por favor, ¿cuándo fue la última vez que le preguntaste a alguien si quería ser tu
amigo?” La verdad es que no lo recordaba, pero supongo que era una pregunta retórica. “Por
cierto Nacho, puedes llamarme Pinkie si quieres. Todas mis amigas lo hacen” Dijo dándome una de
las sonrisas más hermosas que me había dado hasta ahora, y la barra estaba bastante alta.

Luego de un rato de estar mirando fijamente esas blancas perlas de dientes, escuché como Rarity,
cuyo nombre al fin pude recordar, le pidió un favor a Pinkie.

“Pinkie Pie, querida, ¿Podrías ir buscarle una silla a nuestro nuevo amigo? Debe estar muy
cansado.”

“Claro.” respondió. “Iré a ver si hay alguna en el gimnasio.”

“Oh no, no, no, no Pinkie Pie, solo míralo.” Dijo apuntándome, como si no estuviese ahí. “Va a
necesitar una silla mucho más cómoda.”

En eso, Rainbow Dash dijo: “Creo que las de la cafetería son las más cómodas de toda la escuela.”

“¿La cafetería?” Dijo Pinkie Pie algo confundida. “Eso queda literalmente al otro lado de la
escuela.” Se detuvo un poco y luego dijo: “Está bien, una silla de cafetería a la orden.” La seguí con
la mirada mientras salía por la puerta, y fue cuando sentí el peso de las miradas de las otras cinco
chicas sobre mí.

“¿Estás segura, Rarity?” Dijo un poco preocupada la vaquerita. “Tengo un ojo para esto querida,
estoy 100% segura.” Respondió Rarity sin dejar de mirarme.

Comencé a sudar frío. Como veía las cosas, era el inicio de una película porno o iban a sacrificarme
al dios antiguo de un culto que ellas cinco formaban, una de dos. De cualquier manera, me
esperaba una montaña rusa de emociones fuertes.

“Voy a preguntártelo una sola vez, Nacho.” Dijo al fin Rarity, rompiendo el incómodo silencio. “¿Te
gusta Pinkie Pie?” Supongo que con Tengo un ojo para esto se refería a que se dio cuenta de que
en ni un momento retiré mi mirada de Pinkie, pero tampoco estaba dispuesto a dejar que lo
supieran. Primero, acababa de conocerlas, no tenía motivos para contarles y segundo, incluso si
quisiera, los nervios se encargarían de que no dijera nada. “No, acabo de conocerla, ¿cómo
podría?”

Rarity se mostraba escéptica, pero el resto no parecía estar de su lado en esto. “Te dije que
estabas exagerando Rarity.” Dijo Applejack, un poco enojada. “Siento que tengamos que hacerte
pasar por esto, pero ella de verdad cree que te gusta Pinkie Pie.” Rarity le respondió. “No lo creo,
estoy absolutamente segura de eso.”

“Chicas…”

“Déjalo en paz, ¿quieres? No creerá nunca que somos sus amigas si lo agobias así.” Applejack se
veía muy molesta con Rarity. “No lo estoy agobiando…” Pero antes de terminar, Rainbow Dash la
interrumpió. “Claro que no, solo le estas preguntando a alguien que acabas de conocer si le gusta
una chica que acaba de conocer.”

“Chicas…”

“No hay que ponerse tan pasiva-agresiva, Rainbow.” Sunset Shimmer intervino entre la discusión
de las chicas. “Creo que todas le debemos una disculpa a Nacho por ponerlo en esta situación tan
incómoda.” Un poco tarde para eso pelirroja, incómodo es mi segundo nombre. Pink Incómodo
Nacho. “Me disculparé cuando admita que le gusta Pinkie Pie.” Rarity de verdad estaba detrás de
mí, pero tampoco se necesitan más neuronas que dientes para sospechar que amo a Pinkie Pie.
“¿Acaso quieres que se vaya de aquí? No pienso ser yo la que le diga a Pinkie que espantamos a su
nuevo amigo en 10 segundos exactos.”

“¡Chicas!”

Todas se quedaron calladas. No tenía idea de que Fluttershy pudiese gritar, pero este día ha
estado lleno de sorpresas desde que salí de esa oficina. Se acercó a mi tal cual yo me acerqué a
ella para saludarla. “De verdad lamento todo esto y no quiero insistir, pero Pinkie se preocupa
mucho por hacernos muy felices a todas, y de verdad lo apreciamos mucho.” Suspiré, pues de
inmediato me di cuenta de a dónde iban los tiros.

“Quieren a alguien que la haga tan feliz a ella como ella las hace a ustedes, ¿verdad?” Fluttershy
asintió. “Y quieren que ese alguien sea yo, ¿verdad?” Volvió a asentir. Las otras chicas solo
observaban, como si confiasen totalmente en ella. Me miró fijamente y repitió la pregunta que
Rarity había hecho en un principio. “Está bien si no quieres responder pero, ¿te gusta Pinkie Pie?”

Luego de meditarlo un momento, me armé de valor y finalmente respondí. “No…” Las otras cuatro
se veían muy decepcionadas por mi respuesta. Menos Rarity, ella aún estaba escéptica. “Es más
que eso, yo… de verdad estoy enamorado de ella.”

No pude evitar sonar cursi, pero tampoco iba a desaprovechar esa oportunidad. Además, noté de
inmediato el cambio en sus expresiones, así que tenía que seguir ese camino.

“Todo en ella me parece maravilloso.” En este punto estaba conversando solo con Fluttershy; su
amabilidad me hacía sentir cómodo por primera vez en lo que llevo aquí. “Su simpatía, su
interminable alegría, su pelo, su sonrisa, sus ojos, su capacidad para hablar y hablar sin parar…”
Rainbow Dash no pudo evitar reírse con eso último. “¿En serio?” Applejack le dio un codazo luego
de que lo preguntara. Fluttershy, que aparentemente ya escuchó lo que quería y quería evitar que
siga desvariando, me abrazó. “Gracias, Nacho.”

Todas se acercaron a abrazarme, y no pude evitar lagrimear un poco, conmovido por la situación.
“Muy bien Rarity, sabes que quieres decirlo.” Dijo Applejack, con lo que todos reímos un poco.
“Por favor querida, somos todas lo suficientemente maduras como para- ¡Se los dije!” Entre los
abrazos y las risas empezaba a sentirme cada vez más aliviado y sentí que podía hablar un poco
más con todas ellas. “Bueno, tampoco te lo deje tan difícil.” Rarity se rio un poco. “Creo que me
merezco un poco de crédito de todas maneras.”

“Entonces…” Dije luego de que nuestro abrazo grupal se disipara, tratando de darle pies y cabezas
a todo esto. “Apenas nos conocemos y quieren ayudarme a que Pinkie y yo seamos… ¿Novios?”
“No te emociones, lo estamos haciendo por ella.” Dijo Rainbow Dash, para luego poner su brazo
sobre mis hombros. “Por supuesto que vamos a ayudarte, es lo que hacemos con nuestros amigos
aquí en CHS.” No pude evitar sonreír mucho. Lo que Sunset Shimmer dijo cuándo me saludó era
cierto, este grupo de chicas de verdad saben hacer sentir en casa a uno.

Justo en eso, Pinkie entró a la sala con una silla que, me imagino, salió de la cafetería y la verdad
es que no se veía particularmente cómoda. “Ni se imaginan por lo que tuve que pasar para
conseguir esta cosa, pero aquí está. La silla más cómoda de toda la escuela para mi buen amigo…”
Antes de terminar, Sunset Shimmer la interrumpió. “Pinkie, que bueno que llegaste. Nacho nos
estaba diciendo lo mucho que quería un tour por la escuela.” Pinkie Pie miró la silla, luego a las
chicas y finalmente dejo la silla al lado de la pared, luciendo un poco derrotada.

“¡Muy bien, vamos a darle un tour por la escuela, chicas!” Dijo muy entusiasmada, pero de
inmediato Rainbow Dash la detuvo. “Nos encantaría, pero tenemos que… jugar un partido de
voleibol ahora mismo. Tendrán que ir los dos solos.” Pinkie Pie, confundida, preguntó.

“¿Las cinco? Pero cinco no es un número par.” Parecía que Rainbow ya no sabía que decir, así que
Applejack intervino. “Si, Fluttershy va a ser la árbitra. Ha estado practicando mucho.” “Ah bueno,
igual podemos esperarlas, ¿verdad, Nacho? Un partido de voleibol no puede durar mucho.” Pinkie
Pie no perdía la esperanza. También amo eso de ella.

“¿Dije voleibol? Quise decir voleibol playa, y en CHS no tenemos una playa así que claramente no
podemos jugar aquí.” Rainbow Dash se sacaba escusas de debajo de la manga como una
verdadera profesional. “De hecho, vamos a cambiarnos de ropa justo aquí así que voy a pedirles
que se retiren, muchas gracias.” Dijo Rarity empujándonos a Pinkie y a mí fuera de la sala.

Justo antes de salir, me volteé un poco y les susurré a las chicas. “Gracias.”

Capítulo 2, El chico y la chica con un sueño

“¿Dijiste algo, Nacho?” Preguntó Pinkie luego de que nos echaran de la sala de música.
Suponiendo que debe haberme escuchado agradecerle por todo a las chicas, le respondí que no.
“Ah, qué raro. Digo que en verdad es raro porque juraría que escuché algo, no porque no hables
mucho.” Reí un poco y pensé en algo que decir para iniciar una conversación pero, como de
costumbre, ella se me adelantó.

“Entonces, ¿por dónde empezaremos nuestro mágico y misterioso tour? ¿Qué tal…?” Pero, y para
su total sorpresa, esta vez decidí ser yo quien la interrumpiera, esperando quitarme este estigma
de que hablo poco. “¿Qué tal si aprovechamos de devolver esa silla que me trajiste?” Dije
apuntando a la silla que alcanzó a recuperar antes de que Rarity nos corriera. “Oh, ya veo, quieres
que vayamos al otro lado de la escuela para aprovechar de dar un paseo por todo el lugar, bien
pensado.” Sí, bien pensado, porque no apunté a la silla por ser la primera cosa que vi. Totalmente.
Aunque eso significa pasar más tiempo con ella, así que lo más probable es que haya sido algo
inconsciente. “Muy bien, a mover esas piernas, Nacho, CHS no es una escuela famosa por ser
pequeña.” No sé qué se apoderó de mí, pero de repente podía hablar de corrido con ella, como si
no sintiese nervios, ansiedad ni ninguna de las cosas que suelo sentir al hablar con gente.

“Bueno, la escuela de dónde vengo tampoco era un lugar pequeño.” Dije casi sin darme cuenta,
porque, sin querer verme como el tipo cool con un pasado oscuro, tampoco quería responder a la
pregunta que se venía. “Nunca me contaste de que escuela te transferiste. Hay muchas otras cosas
que tampoco me has contado, pero podrías empezar por ahí.” Preguntó mientras empezamos a
caminar por los pasillos de Canterlot High.

“Bueno, nunca preguntaste. Tampoco es algo que pueda decir así como así aquí, si sabes a lo que
me refiero.” Pinkie me miró un poco confundida. “No, no tengo idea.” “Es que vengo de…” Antes
de que terminara, Pinkie Pie dio un tremendo grito de sorpresa. “¿¡Vienes de Cry-mph…!?” Le tapé
la boca de inmediato, pues con su grito todos en el pasillo nos estaban mirando. Susurrándole y
aun tapándole la boca, le dije. “Si, vengo de Crystal Prep. ¿Podrías no decirle a nadie?”
“¿Mmphmp…?” Me respondió mientras aún le tapaba la boca, así que le quité la mano, me
disculpé y me volvió a responder. “¿Por qué? No tiene nada de malo.” “Es solo que, ya sabes, con
los Juegos de la Amistad que se vienen este año y toda nuestra rivalidad…” Ella sonrió un poco y
trató de calmarme. “Oh, por favor, estoy segura de que a las chicas no les importará que vengas
de la escuela que siempre nos aplasta en los juegos.” Puso una mano sobre mi hombro, me
sonrojé de inmediato, y aun sonriendo me dijo: “Pero si no quieres que les diga, no lo haré. Es una
Pinkie Promesa.” Pase de súper sonrojado a súper confundido. “¿Pinkie Promesa?” Pero como si
ignorase mi pregunta, recito un pequeño juramento. “Con cerrojo y sin arrojo, pastelito en mi
ojo.” Y de súper confundido pasé a súper conmovido.

Seguimos caminando por el pasillo y, entre sus avisos turísticos, me hizo otra pregunta. “Dejando
de lado que vienes de tu-ya-sabes-donde, ¿qué más podrías contarme de ti?” Cambiarse de
escuela significa muchas cosas, como que nadie sabe quién eres. Puedes ser quien quieras, y aun
así no cabía en mí la idea de mentirle o inventarle nada. No a ella.

“Pues, no sé, no se me ocurre nada.” “Oh, vamos, cualquier cosa.” Se detuvo por un momento, y
con los ojos llenos de brillo, me preguntó. “¿Tienes algún sueño?”

“¿Sueño?” Pregunté como si tuviese problemas auditivos. Los cuales tengo, en cierto grado, pero
no va al caso. “Claro, algo que siempre has querido hacer con toda tu alma.” Además de casarme
contigo, claro que tengo sueños. Es solo que jamás me lo había planteado de esa manera.
“Sueño… pues siempre quise ser un súper héroe. Como Billy.” Ese como Billy se me salió sin
querer, pero una vez más esta mujer me sorprendió. “¿El Billy de Hora de Aventura? ¿Quieres
luchar contra monstruos y rescatar princesas?” De verdad entendió mi referencia, pero la
descripción de Billy no era como el tipo de héroe que yo pensaba. “Más o menos. Quizás no como
Billy, pero quiero ayudar a la gente. Y tener súper poderes, eso también es genial. Pero
principalmente ayudar a la gente.” Los ojos se le llenaron de brillo, parecía que le gustaba mi
sueño. “¡Eso suena tan súper genial! Estoy segura de que podrás ser un súper héroe algún día.”
Ahora a mí se me llenaron los ojos de brillo. No solo no pensó que mi sueño era ridículo o infantil,
sino que también lo apoyó totalmente. Y si ella cree que puedo serlo, ¿qué más puedo pedir?
“¿Qué hay de ti Pinkie? ¿Cuál es tu sueño?” De verdad estaba conversando con ella. Nada de
tartamudeos o balbuceos de cavernícola; reales frases con sentido y todo.

“Mi sueño es poder hacer feliz a todo el mundo. Cuando puedo hacer sonreír a alguien siento que
toda mi vida vale la pena. Sobre todo si son mis amigas.” Debe ser la cosa más noble y hermosa
que he escuchado en mi vida, y es precisamente lo que dijo Fluttershy sobre ella. “Si, las chicas me
hablaron un poco sobre eso, que te esfuerzas mucho en hacerlas muy felices.” Le dije sonriendo y
muy sonrojado, y ella también estaba sonriendo mucho. “De verdad las adoro mucho. Y ellas
también me hacen muy feliz de vuelta así que, ¿qué más podría pedir? Ellas realmente lo son todo
para mí.” Yo seguía escuchándola; estaba demasiado conmovido por sus palabras. Lo único que le
interesa es que sus amigas sean felices.

“Ahora que lo pienso, nuestros sueños no son tan diferentes.” Dijo ella, quizás esperando que yo
vuelva a hablar. “Tu sueñas con ayudar a la gente y yo con hacerlos felices. Supongo que un súper
héroe debe hacer eso, hacer felices a las personas. Uh, podríamos ser súper héroes juntos algún
día, ¿no crees que sería súper divertido? ¡Podríamos salvar al mundo con una gran sonrisa!” Hace
apenas una hora y aproximadamente 7 páginas que conozco a esta chica y ya no me interesa nada
más que hacerla feliz. Siento que podría dar hasta mi vida por verla sonreír. Y sé que ella siente lo
mismo por cada una de sus amigas, yo incluido. Tanto pensar en lo mucho que la amo y admiro,
no me di cuenta de que me estaba mirando fijamente, esperando que respondiera a su pregunta.
“¡Si, me encantaría! Aunque no sé cómo, pero en verdad me encantaría.” “Ya se nos ocurrirá algo,
solo tenemos que seguir soñando. Oh mira, ya llegamos a la cafetería.” Aparentemente hablar de
nuestros sueños hizo el camino mucho más corto, pero aún no estaba listo para terminar este
tour. No sin hacer eso también. “Pinkie Pie.” Le dije en un tono mucho más severo de lo que
pretendí que sonara. “Guau, suenas súper serio, Nacho. ¿Estás bien?” “Lo siento, es solo que…”
Los nervios me mataban, pero si no lo hacía ahora me sentiría mal por el resto de mi vida. “Yo
también quiero hacer una Pinkie Promesa. Te prometo que algún día seremos súper héroes juntos
y salvaremos al mundo con una gran sonrisa.” De verdad lo sentía; no era por quedar bien o sonar
cursi, de verdad quería hacerle esa promesa. Después de toda la fe que puso en mí, tenía que
hacerlo. Me miró con una enorme sonrisa.

“Repite después de mi Nacho. Con cerrojo…” “Con cerrojo…” “Y sin arrojo…” “Y sin arrojo…”
Recordaba el final, así que lo dijimos juntos, “Pastelito en mi ojo. Prometo que algún día seremos
súper héroes y salvaremos al mundo juntos con una gran sonrisa.”

Nos miramos un momento, y luego ambos reímos mucho. “Por cierto, me enojo demasiado
cuando alguien que no cumple una Pinkie Promesa. Pero algo me dice que puedo confiar en ti.”
Solo quería llorar de la emoción, pero si lo hiciera tendría que explicarle muchas cosas. Como que
la amo. Mucho.

“Yo… también tengo otro sueño Pinkie. Algún otro día te lo contaré.”

Ella me miró muy alegre, sin saber que ese sueño también la involucraba a ella, y emprendimos el
retorno hacia la sala de música por otro camino, conociéndonos mejor y convenciéndome en cada
paso a su lado de que esta sensación de amor hacia ella no me la estoy inventando.

Aun así, tenía miedo de que nos volviéramos demasiado amigos como para poder pedirle que
seamos novios como las chicas, mis nuevas amigas, me habían pedido.

Capítulo 3, La fiesta de una chica

“Sabes que tienes que decírselo algún día, ¿verdad?” Ha pasado un mes aproximadamente desde
que las conocí y del primer día me dejaban sentarme con ellas al almuerzo. Es lo más cercano a
sentarme con las chicas populares que experimentaré en mi vida y definitivamente mucho más de
lo que puedo decir de mis tiempos en Crystal Prep. “Lo sé Rainbow, pero no es fácil. ¿Qué pasa
sí…?” “Ya empezó…” Escuché suspirar a Applejack antes de que comenzara a hablarles de mis
preocupaciones totalmente fundadas. “¿…solo quiere que seamos amigos? ¿O si piensa que soy
raro?” Rarity me interrumpió antes de que me volviera loco. “Pinkie no piensa eso de ti, querido.”
“No aún pero, ¿qué pasaría si…?” Todas miraron a otra parte, probablemente porque sabían que
no me detendría. Pero antes de que pudiera seguir, la escuché a ella.

“¿Pueden creer que Granny Smith no me quería dejar tomar dos postres?” Se veía bastante
indignada, a pesar de que si tenía los dichos dos postres en su bandeja. “Por supuesto que lo creo,
no se supone que tomes dos postres, Pinkie Pie.” Dijo Applejack, honesta como siempre. Rarity
también se veía extrañada por la osadía de Pinkie. “No entiendo cómo puedes comer tantos
postres sin engordar.” “Oh, el segundo no es para mí. Es para el cumpleañero.” Dijo dándome el
segundo pastelillo, un gorro de fiesta y arrojando cantidades preocupantes de confeti que cayeron
sobre la comida del resto de las chicas. “No nos dijiste que estabas de cumpleaños, Nacho.” Dijo
Sunset levantándose para darme un abrazo y las respectivas felicidades.

“No, de hecho, no le dije a nadie. ¿Cómo…?” Rainbow Dash iba a decir algo, pero creo que se
atoró con un poco de confeti de lo que cayó en su plato, así que Fluttershy habló en su lugar.
“Pinkie sabe qué día estamos de cumpleaños cada una de nosotras.” “Los cumpleaños son el día
más importante para cualquier persona, Nacho.” Decía Pinkie con los ojos llenos de orgullo, a
punto de pararse sobre la mesa como si fuese a dar un discurso. “Por eso me súper esfuerzo para
que todas tengan su propio día súper especial.” No llegó a pararse sobre la mesa, quien sabe por
qué, pero sí me dio un gran abrazo. El mejor abrazo que he recibido en mi vida, nada menos.
“Muchas gracias Pinkie.” “No me agradezcas todavía niño grande, tengo preparada una gran fiesta
para ti cuando acaben las clases.” Sé que es porque estoy de cumpleaños, pero que tenga cosas
preparadas para mí con tanto cariño me hacía demasiado feliz, casi hasta el punto de olvidarme de
mis miedos infundados hacia el rechazo. Casi.

Dicho y hecho, al acabar las clases me guio junto a las chicas a un local de Canterlot al que jamás
había ido, probablemente porque no vivo cerca de ahí. Se llamaba Sugarcube Corner, y Pinkie
parecía conocer muy bien a los dueños, por como los saludó con tanto afecto. Para ser justos, ella
hace todo con afecto, así que no es un buen argumento. En el curso del pasado mes, muchas veces
me dije a mi mismo como Pinkie nunca deja de sorprenderme, y esta vez no fue la excepción.

El lugar estaba decorado como uno esperaría de una fiesta de cumpleaños, pero ella lo había
reservado para nosotras siete, así que era todo para nosotros, incluida la atención de los dueños.
Yendo directo al grano, Pinkie Pie les hizo una seña a los dependientes del local y ellos apagaron
las luces y trajeron un pastel con la cantidad de velas exacta. Para mi sorpresa, una vez más, era mi
sabor de pastel favorito. Ni yo sé cuál es mi favorito y aun así ella consiguió ponerle fin a la eterna
lucha entre Selva Negra y Tres Leches.

“Esto es...” Dije luego de soplar las velas, tratando de aguantar las lágrimas de la emoción. Fallé,
por cierto. “Es el mejor cumpleaños que he tenido en mi vida. Es realmente maravilloso.” “No
sabes lo feliz que me hace escuchar eso.” Dijo abrazándome una vez más con los ojos un poco
menos llorosos que los míos.

Las copas de milkshakes iban y venían, así como las risas y mis canciones favoritas de Shakira, otro
detallito de mi amada aún no correspondida. No tengo idea de cómo Pinkie averiguó tanto sobre
mí como para hacerme la fiesta perfecta pero, ¿a quién le importa? Agradezco cada detalle que
incluyó porque sé que se esforzó un montón en que todo esto saliera bien. Y vaya que así fue.

Una tras una, las chicas se fueron a sus respectivas casas hasta que solo quedamos, tanto como
para mi fortuna como para mi sudorosa ansiedad, ella y yo. Si bien ya hemos construido una gran
amistad juntos, aún me es un poco raro y a la vez genial estar solo con ella; normalmente nos
acompañan al menos una de las chicas. Pero por primera vez desde ese tour que me dio cuando
llegué a CHS, estábamos los dos solos. “Aún no me creo que hayas hecho todo esto por mi Pinkie.
No sé qué hice para merecer una amiga como tú.” “Los amigos no se merecen ni se ganan,
Nacho.” Dijo en un tono un poco serio, como si la hubiese ofendido. “Pero si quieres ponerlo así,
tú también has sido un gran amigo.” “Yo no te he hecho una fiesta de cumpleaños así.” Dije
pensando en que yo soy un amigo regular, mientras que ella es una gran amiga. “No, pero eres un
gran amigo a tu manera. Además, mi cumpleaños es en un mes, así que tampoco has tenido la
oportunidad de hacerlo.” “¿Un mes exacto? Qué bonita coincidencia.”

En ese momento lo decidí. Le daría a ella una fiesta tan genial como la que ella me hizo, dentro de
lo que me es posible, claramente. Quiero ser yo el que la sorprenda, aunque sea una vez. “Aunque
la coincidencia más bonita fue encontrarte apenas llegué a CHS.” Fue como decirle que la amo sin
decírselo en verdad, así que se sintió muy bien. Lo que vino después, para nada. “Ay, gracias
Nacho. Por cierto, ¿por qué fue que te cambiaste de escuela? Creo que nunca… ¿Estás bien?” Me
preguntó porque notó de inmediato como mi sonrisa se dio vuelta. Aunque siempre pienso en eso,
sobre todo en un día como hoy, hablarlo con alguien es mucho más complicado. ¿Por qué me
cambié de escuela? Pero tampoco podía quedarme sin responderle; su sonrisa se fue tan rápido
como la mía. Así fue cómo, por primera vez, le conté a alguien cómo fue que murieron mis padres.

Por primera vez también, Pinkie estaba como una tumba. Jamás la había visto callada; en verdad
no dijo nada mientras le contaba sobre el accidente. Esa noche antes de navidad, la última que
pasamos en familia, se despidieron de mí antes de ir al aeropuerto. Mi padre viajaba mucho por su
trabajo y esta vez decidió llevar a mi madre con él. Pero jamás llegaron y jamás volvieron. “¿Estás
llorando?” No quería interrumpir mi propia narrativa, pero es la primera vez que la veo con alguna
emoción si quiera cercana a la tristeza. Me abrazó muy fuerte y entre llantos dijo. “Perdóname
Nacho. No quería que tuvieses que recordar todo eso.” “No, no te preocupes Pinkie.” Le dije
también llorando un poco.

Dicen que la tragedia es peor cuando no puedes hacer nada al respecto, pero este cumpleaños, las
chicas y ella diciendo que soy un gran amigo me hicieron ver las cosas de otra manera. Yo sí podía
hacer algo al respecto. Tomaría esta maldición y la convertiría en ventaja, empezando por ti, Pinkie
querida. “Si no fuese por eso, jamás te habría conocido.” Me miró callada, aun llorando, pero
comenzando a sonreír. “Además, los súper héroes suelen tener historias así.”

Aun rodaban lágrimas en sus mejillas, pero comenzó a reírse un poco. Se sonó los mocos con una
servilleta y volvió a ser la sonriente mujer de la que me enamoré. “Tú me enseñaste a reírme de
mis problemas, Pinkie. Muchas gracias. Por todo. En serio.” Le dije abrazándola y secándole las
lágrimas. Luego del abrazo, me ofreció una servilleta a mí también. “Parece que también te
enseñé a hablar un poco. Mírate, no me has dejado decir nada en todo este tiempo.” Ambos nos
reímos, mientras los señores Cake, los dueños del lugar, nos lanzaban miradas indirectas de por
favor váyanse, queremos cerrar el local.

Luego de miles de agradecimientos y de despedirnos del señor y la señora Cake, Pinkie y yo nos
encontrábamos fuera de Sugarcube Corner, listos para irnos. “Muchas gracias por todo de nuevo,
Pinkie.” Le dije, pero ella se veía preocupada. “¿Te vas a ir a tu casa ahora?” “Si, ya es bastante
tarde y…” Pero antes de que terminara, me interrumpió con otra pregunta que me puso tan
nervioso como sonrojado. “¿No quieres ir a dormir a mi casa?” Pinkie se detuvo un rato y se dio
cuenta de lo mal que sonaba eso, considerando que nos conocemos hace apenas un mes. “Es que
no quiero que pases solo esta noche tan especial para ti, es todo.” Se rio muy nerviosamente, casi
tanto como yo. Casi.

“Pinkie Pie, por favor, no puedo ni quiero seguir abusando de tu hospitalidad y amabilidad.” La
verdad es que me moría de ganas por decirle que sí, pero preferí no sonar como un pervertido.
Además, en verdad había sido demasiado amable durante todo el día, ir a dormir a su casa sería
un exceso. “No estas abusando, sabes que soy así. ¿De verdad estás seguro?” Por supuesto que no
estoy seguro, menos si me insistes con esos hermosos ojos capaces de ver mi alma.

“He pasado todas las noches solo desde principio de año Pinkie, una más no me hará daño.” Solo
ahí le tomé el peso a ese hecho. Pinkie era muy buena para hacer que me dé cuenta de cosas.
Todo tipo de cosas. En este caso, me di cuenta de que llevaba tanto tiempo solo en mi casa que
había olvidado lo bueno que es vivir con alguien, así que decidí aceptar la invitación de Pinkie.
“Pero te advierto que me demoro mucho en la ducha.” Probablemente no me escuchó, porque se
veía muy feliz cuando le dije que iría con ella.

Así caminamos unos minutos hasta llegar a su casa, hablando de mis razones para cambiarme a
CHS. Le dije que mis padres murieron, pero jamás le dije qué era lo que tenía que ver eso con que
me transfiriera. No me sentía mal hablando de ellos con ella. No me siento mal con ella del todo.
“Entonces no podías pagar tu estadía en Crystal Prep. y por eso viniste a CHS.” “Si, básicamente.
Aun no recibo la totalidad de la herencia.” Y Crystal no es precisamente la escuela más económica
de la ciudad. Ahora, ¿por qué fue que elegí CHS entre todas las opciones? Si tuviese que señalar
una razón en particular, quizás fue por que escuché sobre esta escuela por la obsesión que tenía
una amiga con algunos sucesos extraños que tenían lugar ahí. Ahora que lo pienso, podría
preguntarle a Pinkie si sabe algo sobre eso algún día de estos.

Pinkie abrió la puerta y me dejó entrar primero; de inmediato analice los sofás, pues supuse que
ahí es donde dormiría. Era un hogar bastante bonito y acogedor, muy diferente a lo que esperaba
de Pinkie. Cómo me extrañó que nadie respondiera cuando Pinkie anunció su llegada, le pregunté
con quienes vivía aquí. “Vivo con mi hermana mayor, Maud.” Pero claro, yo soy el que vive solo.
Justo al cabo de mencionarla, apareció. Creo que era ella; después de todo, era la mujer menos
parecida a Pinkie Pie que he visto. No es que yo sea un experto en Pinkie Pies, pero ella era…
bueno, no era Pinkie, en lo más mínimo.

“¡Hola Maud! Él es Nacho, está de cumpleaños y como vive solo pensé que se podría a quedar a
dormir aquí, ¿no es genial?” Pinkie se veía eufórica, como si estuviese compensando la falta de
ánimo que exudaba su hermana. “Sí. Hola.” Yo no hablo mucho, es cierto; pero la hermana de
Pinkie era como dos yos en ese aspecto. Negativo más negativo es más negativo. Supongo que en
la repartición de cualidades en la familia Pie, Pinkie se llevó todo el carisma, el habla y la
extraordinariamente hermosa sonrisa que Maud no consiguió. “¿Viste eso, Nacho? ¡A Maud le
encanta que estés aquí!” No, no lo vi Pinkie. Pero si tú lo dices supongo que te creeré.

“Voy a suponer que no tienes pijamas para hombre aquí.” “Correcto, nada de pijamas para
hombres aquí.” Me dijo sonriendo mucho, como todo lo que hace. “No importa. De todas
maneras, no uso un pijama hace años.” Ni idea de por qué le dije eso. “¿Duermes en…? Diu, mejor
no quiero saberlo.” Nos reímos los dos y si bien me hubiese encantado seguir hablando, tanto
festejo me tenía agotado. En lo que me dirigí al sofá, Pinkie una vez más me sorprendió. Debería
tener un contador de veces que hace eso. “No tendré pijamas para ti, pero si tengo una cama por
ahí.” Me ilusioné bastante, pero estaba jugando conmigo. Eso son dos sorpresas en una. Convirtió
el sofá en una cama y me trajo tantas sábanas, cojines y peluches de animales como pudo
encontrar. “Debería tener una cama extra para casos así.” “No te preocupes Pinkie, esto es
perfecto.” Le dije muy feliz. “Buenas noches y muchas gracias por todo, de nuevo.” Subiendo la
escalera y antes de apagar la luz del salón, se despidió. “Buenas noches, chico del cumpleaños.”

Capítulo 4, El chico y sus decisiones

“Me encantaría ayudarte, pero…” Dijo Fluttershy, viéndose tan nerviosa como siempre. “…no creo
ser la indicada para eso.” “Lo sé, por eso quería pedirte la distraigas durante todo el día.” Durante
los dos meses que llevo en CHS, Fluttershy y yo nos hicimos muy buenos amigos. Principalmente
por nuestra ineptitud social, aunque ella es mucho más tímida que yo. El punto es que, por tal
amistad que tenemos, le confié esa tarea mientras yo me encargaba de lo otro. “Supongo que eso
sí lo puedo hacer.” “Muchas gracias Fluttershy, eres un cielo.”

“Aquí están, ¡mis dos personas favoritas en todo CHS!” Era Pinkie, quien venía saliendo de algún
lugar, probablemente la cafetería. “¿De verdad somos tus favoritas?” Le preguntó Fluttershy,
porque yo no cabía dentro de tanta emoción con ese comentario. Pero claro, lo disimulé como un
profesional. Si, es exactamente lo que hice. “Por supuesto, junto al resto de las chicas. Saben que
las adoro a todas.” Mi corazón iba a explotar si seguía así, por lo que le hice una seña a Fluttershy
para que se pusiera en acción.

“Pinkie Pie, ¿te gustaría acompañarme al refugio hoy? Hay unos…” No pudo terminar su pregunta
cuando Pinkie le respondió, como siempre, llena de entusiasmo. “¡Me encantaría Fluttershy!
¡Quiero adoptar un cocodrilo! Uno sin dientes, para que no muerda mis peluches. ¿No quieres
acompañarnos Nacho?” Quiero acompañarte a donde sea por el resto de mi vida, Pinkie. Pero
justamente hoy no puedo. “Claro que quiero, pero tengo que… jugar un partido de voleibol ahora
mismo.” Fluttershy se rio un poco. “¿Y no tienes que ser la réferi, Fluttershy?” “No, consiguieron
un reemplazo con, ejem, una voz más fuerte.” Como podrán imaginar, son excusas. Aunque yo
jugué algo de voleibol en Crystal, pero nada muy profesional. “Entonces buena suerte Nacho.
¡Barre el piso con tus oponentes! A menos que sea voleibol playa, sería súper raro barrer una
playa.” “Lo tendré en mente, Pinkie.” Le respondí riendo, mientras las dos se retiraban al refugio
donde Fluttershy trabaja como voluntaria.

Se estarán preguntando de que va este plan tan complicado. La verdad es que no tendría ni una
gracia decirles ahora; eso arruinaría la sorpresa. En cualquier caso, una vez que Pinkie Pie se fue a
villa distracción, tenía el camino libre para prepararlo todo para mañana.

“¿Estás seguro de esto? Sabes que Pinkie Pie es…” Rainbow fue la primera en dudar de mi plan,
pero tenía un punto. Pinkie es bastante emotiva, lo que me podía jugar tanto a favor como en
contra; pero, ¿qué clase de tarado hace planes pensando en que fracasarán? “Lo sé Rainbow, pero
se los estoy pidiendo por favor.” Me hubiese puesto de rodillas, pero creo que entendieron el
mensaje. “Tenle un poco de fe, querida.” Gracias por tanto, Rarity. “Además, prometimos ayudarlo
cuando lo conocimos. No sería educado darle la espalda ahora.” Al final, todas ellas aceptaron,
pero esta apenas era la parte fácil de mi elaborado plan.

“¿Cómo crees que le esté yendo a Nacho?” Le pregunté a Fluttershy mientras caminábamos al
refugio de animales. De lo mucho que nos conocemos, no sé si se el voleibol playa sea uno de sus
dotes naturales.

“Espero que bien.” Esa es Fluttershy, habla solo lo que es justo, necesario y conveniente. ¡Como
yo! Solo que nuestras definiciones de justo y necesario son muy diferentes.

En fin, llegamos al refugio y no había señales de cocodrilos en adopción, lo que para mí fue una
total súper decepción.

Pensaba en alguna mascota que acompañe a Maud y sé que un lagarto sin dientes le habría
gustado un montón.

No había muchos otros voluntarios, así que Fluttershy me preguntó si podía quedarme a ayudarla
todo el día. “¡Por supuesto que lo haré Fluttershy! Lo que sea por verte llena de alegría.”

No me di cuenta de que se había hecho tan tarde, rodeada de tantos lindos animales. Fluttershy y
yo nos despedimos y cada una se dirigió a su casa, que los caminos no eran iguales.

No me podía atrasar, tenía que llegar a dormir temprano, mañana me esperaba un día muy
especial. Al llegar a la escuela, todos me saludarán. ¡Es tu cumpleaños, Pinkie Pie!

“Muy bien Nacho, hoy es tu día. Más bien su día, pero tú me entiendes.” Pensaba para mí mismo,
nervioso como nunca lo había estado. “¡Buenos días, Nacho!” Ahí estaba, el motivo de mis nervios
y de un 90% de mis emociones. Me saludó con una enorme sonrisa que duró por mucho tiempo,
como si esperase algo. “Temprano como siempre, Pinkie. Buenos días.” Siguió sonriendo, algo
bastante normal en ella, así que no le di mayor importancia.

Caminamos los dos por los pasillos de la escuela, directo a la primera clase del día. Daba la
casualidad de que Pinkie y yo teníamos muchas clases juntas. Créanlo o no, es efectivamente una
casualidad; hice mi horario antes de conocerla. Cómo siempre, Pinkie saludaba a cada persona que
veía camino a clases y todos la saludaban de vuelta, nada fuera de lo común.

Sin embargo, Pinkie se veía diferente. Estoy seguro de que había algo diferente en ella, pero no
podía señalarlo con el dedo. Se hacía un poco más notorio con cada persona que saludaba, parecía
que algo le molestaba. Pinkie no es de las que se molestan fácil, así que si había algo que la tenía
así debía ser bastante serio. O podría ser mi imaginación. De cualquier manera, siguió así por todo
lo que duró la jornada escolar.

Debí notarlo antes, pero cuando ocurrió ya fue muy tarde. Al final de clases, nos juntamos cerca
de la salida con las chicas, intercambiamos un par de palabras y luego se despidieron. “Nos
veremos mañana.” Algo en esas palabras alteró a Pinkie Pie, quién se veía muy desanimada. Las
chicas salieron por las grandes puertas de la entrada y nos quedamos Pinkie y yo a solas. Muy a
solas de hecho, los pasillos y salones estaban vacíos. No se sentía ni un alma. “¿Nos vamos
también, Pinkie…?” Le pregunté, pero ella miró a otro lado, y sin una pizca de su característico
entusiasmo, me dijo “No, ve tú. Yo iré a la biblioteca un rato.”

¿En serio? ¿La biblioteca? ¿Tú? Pero no me dio tiempo de preguntarle, se fue muy rápido. Sólo ahí
me di cuenta de qué era lo que le afectaba; y de que era mi culpa. Fui corriendo a la biblioteca,
pero no vi a nadie. Solo pude escuchar leves sollozos, y me temía que fuesen de la chica sonrisas.
“Pinkie, ¿estás ahí?” Se sentía raro hablar fuerte en una biblioteca, la verdad sea dicha. “¿De
verdad te importa?” Al fin la encontré; estaba en el segundo piso, acostada en una cama hecha de
libros. Debe de ser bastante incómoda, pero no tenía tiempo para pensar en eso. Se veía
devastada, ni si quiera su pelo se veía normal; estaba desinflado como su ánimo.

“¿Por qué pensarías…?” Pero no pude terminar cuando se levantó y sin mirarme me dijo. “¿Sabes
qué día es hoy?” “Claro, 3 de mayo, un día…” Me interrumpió de nuevo, esta vez mirándome con
los ojos llenos de lágrimas.

“¡Es mi cumpleaños, Nacho! ¡Y nadie en la escuela lo recordó! Ni las chicas, ni… tú, mi mejor
amigo.” Ese tú vino cargado de llantos. Se me rompió el corazón al verla así, sobre todo sabiendo
que era mi culpa. Rainbow Dash me lo advirtió. Pero no era hora de lamentarse. Solo me quedaba
una opción; le arruinaría la sorpresa si eso significaba hacerla feliz. “Lo siento Pinkie…” No me
miró, como si no lo hubiese escuchado. Seguía llorando de cara a la pared. “Quería sorprenderte,
¿sí?” Eso si la hizo reaccionar un poco. “Tú siempre lo haces, quería hacerlo por ti, aunque sea una
vez. Le pedí a todos en la escuela que no te desearán feliz cumpleaños para darte una fiesta
sorpresa a la salida. Como la que tú me diste en mi cumpleaños.” Se dio vuelta, sus ojos aun
lagrimeando. “¿Tú hiciste eso por mí?” “Claro, una chica me dijo una vez que los cumpleaños…”
Una vez más me interrumpió. “¿Hablaste con todos en la escuela por mí?” No me había dado
cuenta, hasta ahora, de la tarea herculina que fue para mí hablar con cientos de desconocidos.
Supongo que, pensando en ella, no tuve miedo y pude dejar mi ineptitud social de lado. Pero ese
logro, para mí al menos, no se comparaba con lo que haría a continuación. “¿Por qué?”

“Porque puedo ver qué aquí a tu lado, todo es realidad, Pinkie.” Lo vi en sus ojos. Ella sabía las dos
palabras que seguían a esa canción. “Te amo. ¿Cómo no amar a alguien que se preocupa tanto de
hacerme tan feliz?” Me miró a los ojos, y tomándome las manos me dijo. “Podría decir lo mismo
de ti.” Nuestros ojos se fijaron en los del otro y al fin pude volver a verla sonreír. Quién sabe
cuántos minutos pasamos así, pero recordé que las chicas aún estaban esperando que llevase a
Pinkie a su fiesta, así que le seque las lágrimas y nos dirigimos a la entrada principal de CHS. “Por
cierto Pinkie, ¿Podrías actuar sorprendida cuando salgamos por esa puerta?” Se rio un poco y
tomando mi mano, me miró y dijo. “Haría lo que sea por amor, Nacho. Y eso es un hecho.”

“¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños!” Prácticamente toda la escuela estaba reunida en la fachada de
CHS, deseándole muchas felicidades a Pinkie en su gran día. Pero la sorpresa era para ellas, pues
las chicas estaban boquiabiertas al vernos a Pinkie y a mí tomados de la mano y vinieron corriendo
a abrazarnos. “Pinkie Pie y tú… están… ay, creo que me va a dar algo.” Dijo Rarity justó antes de
desmayarse un poco. “De hecho, aún no.” Dije mirando a Pinkie, listo para hacerle la pregunta con
la que siempre (desde hace dos meses) soñé preguntarle. “Pinkie Pie, tú haces que quiera ser una
mejor persona. ¿Te…?” Pero me interrumpió justo antes de que mis propios nervios me
interrumpieran. “No es justo, yo quiero preguntarte lo mismo. ¿Quieres que lo hagamos al mismo
tiempo?” “Me encantaría.” Pude sentir como las chicas trataban de aguantarse gritar de la
emoción, incluso Rarity, quién ya se había recuperado.

“Uno, dos, tres.”

“Pinkie Pie, ¿no es más fácil que cada uno diga qué sí y ya?”

“Nacho, ¿no crees qué sería mejor que los dos digamos sí y ya?”

Ambos nos quedamos mirando uno al otro y luego de un rato nos reímos mucho. Ambos dijimos
que sí, claramente, y llegamos a la parte más mágica de cada historia de amor: el primer beso.
Nunca lo olvidaré; fue como sí por unos segundos nada más importara. Ni el cumpleaños, ni la
gente que nos rodeaba. Solo Pinkie y yo existíamos.

Luego de que terminara, Pinkie y yo nos miramos a los ojos y ella, un poco molesta, dijo. “Estoy
segura de que puedo hacerlo mejor.” No alcancé a entender a qué se refería cuando me tomo de
la cara con ambas manos y me besó una vez más, por mucho más tiempo.

Quizás sea difícil para alguien que siempre estuvo enamorado de otro alguien sentir qué esa
persona especial te ama tanto a ti como tú a ella. Quiero decir, para mí lo es; desde el momento
en que la vi he cultivado este amor a cada cosa que hace y he descubierto que en realidad no hay
una sola cosa que no ame de ella. Pero después de verla tan feliz, qué me haya tomado de la
mano, lo que me dijo en la biblioteca y que tuviese que usar esa excusa para besarme de nuevo, sé
qué ella en verdad me ama. Mucho. Pero siendo sinceros, está claro que la amo más.

Las chicas, luego de nuestro minuto amoroso, vinieron a abrazarnos de nuevo y a felicitarnos,
porque Nacho y yo somos novios y por mi cumpleaños.

Me trajeron un delicioso pastel y luego de cantarme el feliz cumpleaños, por tanta emoción
comencé a llorar sin criterio. “Muchas gracias, Nacho. Por todo. En serio.”

“¿No fue eso lo que dije cuando…?” Claro que sí nene, no lo olvidaría jamás. Lo recuerdo porque,
siendo sinceros, está claro que te amo mucho más.

“¿Ya pediste tu deseo, Pinkie?” Fluttershy tenía razón, con tantas emociones casi se me olvida esa
tradición.

“Veamos, ya te tengo a ti, Nacho...” Lo sé, ser súper cursi es parte de mí. “…así que desearía revivir
a David Bowie.”

Las chicas se extrañaron un poco mientras soplaba las velas, pero vamos, no hagan como que no
les gusta la música sesentera.

Sunset se rio un poco. “Sabes que tu deseo no se cumplirá si lo dices en voz alta, ¿verdad?” “Ay,
qué mal.” Pero, la verdad, no importa, me hacía demasiado feliz estar con todas ellas, sintiendo su
hermosa amistad.

“Este es el mejor regalo que me hayan dado en toda mi vida.” Dijo Pinkie, abrazándonos a las
chicas y a mí. “De hecho, tu verdadero regalo está por ahí, nena.” Dije apuntando a la, modestia
aparte, enorme caja parada en la mitad del frontis de la escuela. “Por si lo otro no resultaba.”
Ambos nos reímos un poco y luego fuimos tomados de la mano a abrir su regalo. Creo que no le he
soltado la mano en todo este rato, desde que ella tomo las mías en la biblioteca.

“¿Qué será? ¿Qué será?” Repetía Pinkie súper emocionada mientras luchaba contra el envoltorio,
tratando de no romperlo porque ella es una tremenda ternurita. “Es… Nacho, ¿qué es?” La verdad
es que no esperaba que fuese un regalo muy intuitivo, así que le expliqué tanto a ella como al
resto de las chicas de qué se trataba. “Es un cañón de fiestas, Pinkie. Puedes decorar una
habitación completa en segundos con esta cosa.” Pinkie dio un leve grito de- que estoy diciendo,
no fue leve en absoluto; dio un enorme grito de sorpresa. “¡Ay, Nacho, ¡es increíble!” Me dio un
gran abrazo y un beso como agradecimiento, mientras las chicas miraban el regalo un poco menos
confundidas. “Sí que es increíble.” Dijo Rainbow Dash en un tono un tanto irónico y luego
Applejack preguntó. “¿De dónde conseguiste esta cosa?” “Oh, no lo conseguí, lo diseñé yo mismo.
No te dejan quedarte en Crystal Prep. solo por poder pagar la estadía, ¿saben?”

Sé que Pinkie prometió no contarles, pero las chicas ya sabían que yo venía de la escuela rival. Al
final, yo mismo se los dije. Son mis mejores amigas después de todo; les confiaría lo que sea y,
sobre todas las cosas, sé que me aceptarían tal cual soy. Más importante que eso, Pinkie Pie se
veía fascinada con su regalo, la fiesta y con que seamos novios; saber que le di al clavo me hizo
sentir mucho menos nervioso y muy feliz por nosotros dos.

Así fue como empezó una relación basada en referencias a cualquier cosa y muchas cursilerías. Ese
día marcó el primero del resto de mi vida, una compartida con una persona que me enseñaría a
preocuparme por mis amigas tanto como ella misma lo hace. Y aunque mi vida acababa de dar un
giro hacia una dicha indescriptible luego de una terrible tragedia, no sería el único giro. Nunca
imaginé que hacerme amigo de estas siete chicas significaría que en mi futuro los días relajados
serían escasos.

Digamos que tienen una facilidad para atraer problemas. Una facilidad contagiosa.

Capítulo 5, Las promesas que hicimos

“¿De verdad tienes que ir, amor?” Esa hermosa sonrisa podría convencerme de lo que sea, pero la
decisión no era mía. Quien sea que se encargue de la repartición de la herencia de mis padres
decidió reunirse conmigo justo para los Juegos de la Amistad y Pinkie estaba un poco
decepcionada de que no fuésemos a competir juntos. “Lo siento Pinkie, tengo que hacerlo. Sabes
cómo es la burocracia y todo eso.” “No, de hecho, no tengo idea.” Dijo sonriendo como siempre y
no insistió más en eso.

No tuve que recurrir a la vieja excusa del voleibol playa con las chicas; con mucha ayuda de Pinkie
Pie logré contarles sobre la muerte de mis padres. “Vamos a extrañarte, Nacho. Contigo de seguro
ganaríamos los Juegos este año.” “Por favor, ustedes seis son perfectamente capaces de ganarle a
los chicos de Crystal.” Aunque les hayamos dado una paliza en cada uno de los juegos anteriores,
de verdad confiaba en ellas. Más allá de los juegos, me dolía tener que estar unos cuantos días
lejos de Pinkie. Bueno, quizás no es dolor la palabra, pero entienden lo que quiero decir. Llevamos
solo unas semanas como novios, es el periodo más cursi. Las chicas se despidieron de mí con un
gran abrazo grupal y, luego de despedirme de manera más personal de mi queridísima novia,
emprendí mi viaje a una ciudad al sur de Canterlot; un lugar que vio nacer y crecer a mis padres.

En lo que dura el viaje, supongo que puedo hablarles más de ellos dos. Mi madre, Bright Oath, era
una artista callejera, bastante famosa en la ciudad. Le apodaban La Dama de la Asunción, porque
así se llamaba la plaza donde realizaba sus espectáculos. Pero lo que su apodo dejaba que desear
en cuanto a creatividad, lo compensaba con su talento para hacer sentir maravillado a su público
en cada acto; por lo que ella me contaba. Luego de tenerme, se retiró y se quedó con toda la
extroversión, heredándome mis ineptitudes sociales.

Brass Beard, mi padre, por otro lado, era dueño y fundador de una multimillonaria compañía y la
principal razón de que yo pudiese entrar a Crystal Prep. Como él trabajaba mucho, yo pasaba más
tiempo con mi madre y jamás me interesó mucho la compañía. Ahora que iba a heredarla, tenía
que enfrentar una difícil decisión.

Difícil porque, primero, no soy ni un hombre de negocios; segundo, que se suponía que haría un
joven como yo con una compañía de- “¿Tecnología militar?” “Sí, ¿algún problema, Señor Beard?”
Pues acabo de describir mi problema, señor abogado. Y ahora tenemos dos problemas, el Señor
Beard era mi padre, no yo. “No, es solo que no sé si sea capaz de mantener el negocio familiar.”
“No se preocupe, señor Beard.” Tengo nombre, muchas gracias. “Estoy seguro de que usted debe
haber heredado la gran habilidad para los negocios de su padre. Si no, siempre puede vender la
compañía. La decisión es suya.” Siendo sincero, la idea de vender la compañía sonaba muy
tentadora. Y no es que sea un maldito hippie, pero el armamento militar no es precisamente mi
taza de té. Tampoco trabajar, aun me queda pasar por la universidad antes.

“¿Puedo venderla así sin más?” Le pregunté al señor abogado, y me dio una respuesta muy
parecida a lo que me acababa de decir. “Yo le sugeriría hablarlo con los otros directivos, pero,
como ya le dije, la decisión es suya.” Siguió hablando de mi poder total sobre la empresa y
acciones y muchos que se yos por un buen rato, pero mi mente estaba fijada en otras tres cosas.
La primera era, claramente, lo mucho que extrañaba a Pinkie Pie. Las otras dos formaban el
debate entre vender la empresa o hacerme cargo del legado de mi padre.

Luego de meditarlo un minuto, accedí a consultarlo con los otros directivos, así que me reuní con
mi nueva secretaria porque, aparentemente, también la heredé a ella.

“Buenas tardes, Nach… digo, señor Pink, señor.” Tenía vagos recuerdos de ella, pero me acordaba
de su nombre y de su, pues, leve torpeza. Tampoco es que yo sea el mejor hablando con personas.
“Vivian, tanto tiempo. ¿Ahora soy tu jefe?” Las preguntas tontas son una de mis especialidades.
“Si, señor. Lamento mucho la muerte de su padre, señor.” “Muchas gracias, Vivs. A propósito,
¿podrías hacerme un favor?” Le pedí que reuniera a los otros directivos, lo que sea que signifique
ese cargo, y en cuestión de minutos figuraba en una sala con ella y otros cuatro señores ya
bastante adultos. No será la secretaria más avispada de todas, pero era bastante diligente.

Vivs me acompañaba porque yo apenas se hacer un nudo de corbata y menos podría dirigir una
reunión de este tipo. O de cualquier tipo, ya que estamos en eso. “Caballeros…” Quería sonar
importante, profesional y serio, pero estoy seguro de que no resultó ni de casualidad. “…los llamé
porque tengo la intención de cerrar la empresa.” Como cuando conocí a Pinkie, estaba
tartamudeando sin control y dije lo primero que cruzó mi mente. Los cuatro señores mostraron
diferentes grados de sorpresa y negatividad y se turnaban para decirme lo mucho que mi padre
había logrado con la empresa, como si yo no lo supiera.

Luego de tanta discusión, una idea cruzó mi cabeza. ¿Y si convertía la empresa en algo más? No
tenía que deshacerme de todo, solo de las partes que no me agradaban; casi todo, en otras
palabras. Pero, ¿qué podría ser? ¿Alguna vez soñé con algo que necesitase tantos recursos y
dinero? Entonces lo recordé. La promesa que Pinkie y yo hicimos y el sueño de toda mi vida. Una
vez más con los peros, ¿cómo podría usar la empresa de mi padre para hacernos súper héroes?

“Señor Beard, ¿todavía está con nosotros en esta reunión?” No me di cuenta de que estaba
desvariando con todos ahí mirándome, así que la voz de ese señor me hizo aterrizar un poco
avergonzado. Creo haberlo visto antes en algún almuerzo al que mi padre lo debe haber invitado.
“Disculpen, tengo que meditar esto mejor.” Dije retirándome de la sala. Pero antes de cerrar la
puerta, me di la vuelta y les dije a los directores. “Y dejen de llamarme señor Beard.”

“¿De verdad quiere cerrar la compañía, señor Pink?” Vivian se veía un tanto preocupada, aunque
trató de mostrar algo de apoyo con una sonrisa incómoda. “No lo sé, Vivs. No quiero dejarte sin
empleo, pero tampoco me imagino manejando una empresa como esta.” Vivs solía cuidarme
cuando, por las cosas del destino, mis dos padres estaban ocupados, así que le tenía bastante
afecto. “Señor, no se preocupe por mí, señor, estoy segura de que tomara la decisión correcta.
Pero sí necesita más tiempo, le puedo organizar otra reunión para mañana y dejar que lo consulte
con la almohada, señor.” No es que me importe, pero tanto señor me hacía sentir viejo. Lo que si
me importaba era no perder más tiempo en esto, pero tampoco quería tomar una decisión
apresurada, así que opté por lo sano y tomé el consejo de Vivs. “Muy bien, señor, entonces lo veré
mañana, señor.” Excepto que no nos veríamos a la hora que teníamos planeada.

Al salir del edificio, que se encontraba muy a las afueras de la ciudad, me esperaba un auto que
me llevaría a un hotel donde pasaría la noche, pues ya se había hecho demasiado tarde como para
volver a Canterlot en bus. Llamé a Pinkie para saber cómo le había ido hoy y esas cosas que hacen
los novios. Los Juegos no comenzarían hasta unos cuantos días, pero de todas formas no podría
llegar a tiempo ni para participar ni para apoyarla.

Minutos después de nuestra llamada, sentí un gran ruido. Luego un gran golpe. Luego un gran
dolor y por último, un gran silencio.

“Lo siento, Pinkie. No era mi intención…” Pero desperté antes de poder terminar esa oración en mi
cabeza. No sé cuánto tiempo había pasado ni en dónde estaba, todo estaba muy oscuro y el pecho
me dolía como la mierda. Sólo pude distinguir la tenue luz de una lámpara y la silueta de una
persona. “Al fin despertaste. ¿Te sientes bien?” Por supuesto que no me siento bien, pero no se lo
dije en voz alta; principalmente porque soy un tremendo tumor cuando acabo de despertar.

“¿Dónde…?” Dije, mientras traté de levantarme, pero inmediatamente noté que mi movimiento
estaba parcialmente incapacitado por un montón de cables que conectaban mi pecho con algo
más. La silueta se acercó a mí. “No te muevas mucho. No puedo decirte donde estamos, pero…”
Antes de terminar fue interrumpido por los inentendibles gritos de un grupo de hombres que
veían de detrás de una puerta de acero. La persona que me acompañaba les respondió algo en la
misma lengua inentendible y me explicó la situación en la que me encontraba.

En muy pocas palabras, soy rehén de unos terroristas que saben que soy hijo de Brass Beard, así
que quieren que fabrique armas para ellos. Por si fuera poco, estoy conectado a una batería de
auto que potencia un imán que impide que un trozo de metal me atraviese el corazón. Y yo
pensaba que no poder competir en los Juegos de la Amistad era malo.

Pero viendo el lado positivo, como me enseñó Pinkie, podría ser peor. Quiero decir, si no fuese por
Shamdan, mi nuevo amigo quien me conectó a esta batería, yo estaría muerto. Fuera de ese
pequeño rayo de optimismo, no me quedaba mucha esperanza, pero parecía que Shamdan no se
hubiese rendido del todo, así que decidí preguntarle qué hacía él aquí. Después de todo, me salvó
la vida y ya me estaba aburriendo de mirar el techo.

“Yo solía ser un inventor como tu padre, pero ya estoy muy viejo para eso. Solo quiero volver a ver
a mi esposa y mi hija.” Sus ojos dejaron escapar una lágrima mientras se levantó para ir a buscar
algo mucho más sorprendente que todo lo que estaba pasando. “Vamos a salir de aquí, Pink.” Me
dijo enseñándome los planos de lo que parecía un traje mecánico. “¿Qué es….? Espera, ¿quieres
que construyamos esto?” Puede que haya diseñado el cañón de fiestas que le regalé a Pinkie Pie,
pero eso ni se acercaba a lo que Shamdan me estaba mostrando. Estaba mucho más allá de lo que
alguna vez siquiera soñé, pero tampoco tenía una mejor idea.

Con mi nueva batería a mi lado, mi amigo, montones de chatarra y los gritos de los terroristas,
pasamos aparentemente un día completo de trabajo duro, entre el traje mecánico y las armas que
los captores nos pedían. Finalmente, la armadura estaba lista; solo había un problema. La verdad
es que había miles de problemas, pero me referiré a los más importantes. No teníamos cómo ni
dónde probarla antes de saltar a la acción. Como Shamdan ya estaba viejo, tenía que pilotarla yo.
La batería que estaba conectada a mi corazón también potenciaba el traje. Pensando únicamente
en Pinkie Pie para darme valor, entré al traje mecánico y me preparé para lo peor.

Sin reparar en muchas más cosas, golpeé la puerta de nuestra celda y la mandé a volar junto a los
guardias que la resguardaban. Me sentía imparable, excepto porque aún estaba conectado a una
batería. No es fácil ignorar el hecho de que estoy tan cerca de la muerte. Los guardias dieron la
alarma y comenzaron a disparar, pero el traje resistía como un verdadero campeón al tiempo que
los golpeaba para seguir avanzando.

Detrás de mí venía Shamdan, cubriéndose de las balas en mí nuevo cuerpo de acero. Nos abrimos
paso los dos a través de varios laberintosos pasillos y montones de terroristas, mientras sudaba
del esfuerzo y comenzaba a sentirme cada vez peor.

Al cabo de un rato, derrumbé una última puerta y me vi a mí mismo fuera de una cueva a la mitad
de un desierto, el cual reconocí, a través de los pequeños agujeros del casco por los que podía ver,
que estaba a unas horas de la oficina central de la empresa de mí padre. No puedes probar
tecnología militar en zonas urbanas, después de todo. Miré atrás para decirle a mi amigo que ya
estábamos casi a salvo, pero elegí el peor momento. Todo ocurrió en cámara lenta. Vi como lo
apuñalaban por detrás mientras yo no podía hacer nada desde mi posición. Lo vi desplomarse
frente a mí y en un arranque de ira e impotencia, tomé la cabeza de su asesino y la estampé contra
el muro más cercano. En el momento no me importó si lo maté o no, solo me preocupaba mi
amigo. Hice un enorme esfuerzo para agacharme y tratar de levantarlo del suelo, pero el traje
tenía demasiadas limitantes; ni si quiera pude cerrarle los ojos. Sin embargo, el me miró una
última vez y dijo. “Gracias. Al fin podré ver a mi esposa y mi hija.”

Entendiendo que ya había pasado a mejor vida, seguí con su plan y activé los propulsores del traje,
los cuales, como ya saben, nunca tuvimos la oportunidad de probar. Como era de esperar, el traje
se elevó por el aire sin control y tuve un aterrizaje forzoso en la mitad de la nada. Estaba a salvo al
fin, pero el precio que pagué fue demasiado alto. Sin embargo, ver la muerte a la cara tantas veces
en tan poco tiempo me dio una perspectiva diferente de las cosas. Al fin sabía qué hacer con la
empresa de papá.

“Señor Pink, señor, ¿qué pasó? Me informaron que jamás llegó al hotel, señor. ¿Se encuentra
bien?” Vivian se veía tan preocupada que tuve que contarle qué había ocurrido, pero no se veía
muy convencida. Solo cuando le mostré el imán que tengo clavado en mi pecho le cayó la teja y se
puso tan pálida como le era posible. “De hecho, creo que necesito otra batería Vivs. ¿No sabes sí
hay una por ahí?” Pensándolo mejor, pasar toda la vida conectado a una batería sonaba un tanto
demasiado incómodo y a Vivs también le parecía, así que empezó a darme ideas. “¿No creé que es
más fácil usar pilas, señor? ¿O algo más portátil que esa cosa, señor?” “Una pila no va a potenciar
algo como esto Vivs. Necesito algo más… limpio y renovable.” Traté de sonar como un comercial
de responsabilidad social, pero parece que eso le dio una idea. Me llevó por el edificio hasta una
sala donde se encontraba un gran reactor. “Este es uno de los más grandes inventos de su padre,
señor. Literalmente, señor. Él encontró una manera de generar energía de manera limpia y
renovable, tal como usted mencionó antes, señor.” “Gracias Vivs, pero no veo como…” Pero antes
de terminar de decirle que eso en verdad era muy grande, mis células grises comenzaron a
funcionar. “Vivs, cancela todas mis reuniones; tengo trabajo que hacer.” Le pedí para
inmediatamente concentrarme en lo que tenía en mente. “No tiene reuniones hoy, señor.”

Pasé largas horas pensando y trabajando, pero al final di con la manera de llevar toda la capacidad
del reactor a un espacio súper compacto, casi del tamaño del imán en mi pecho. De hecho, este
nuevo reactor pasó a reemplazar la batería y al imán, ocupando ese espacio entre mis pectorales
no tan marcados. Como había vagado unas horas en el desierto, aún era bastante temprano, así
que me decidí a, por una vez, ser una persona productiva y comencé a diseñar una nueva versión
del traje de Shamdan. Una menos torpe, por sobre todas las cosas.

A esto me refería cuando dije que sabía qué hacer con la empresa. Usaría el dinero y los recursos
para ser un súper héroe, como Batman o el Tío Rico McPato.

Viendo hacia atrás, me di cuenta de que heredé de mi padre la capacidad innovativa que siempre
caracterizó a la empresa, solo que yo no estaba listo para poner mi mente al servicio del
armamento. Pero siendo sinceros, tampoco iba a hacer que el traje lanzara flores; eso no sería
nada genial y como ya dije, no soy un maldito hippie. Además, alguien tiene que vengar a
Shamdan y de paso acabar con el contrabando de armas que hay a solo unos kilómetros de aquí.

Dicho y hecho, pasé el resto del día trabajando, pensando, ensayando y errando hasta que
finalmente logré llegar a la versión 2.0 del traje original. Sólo quedaba el más importante de los
detalles. “¿Tu qué crees Vivs? Yo digo que el gris es muy poco llamativo.” “Señor, si me permite
preguntar, señor, ¿por qué tiene que ser llamativo, señor?” “Pues porque es el traje de un súper
héroe, Vivs. No puede verse feo o sobrio.” Se me escapó un poco de Rarity en esa oración; por
poco la traté de querida. Y ya que estaba pensando en mis amigas, se me ocurrió darle los colores
del cabello de Sunset Shimmer, porque a ni un villano lo va a intimidar un traje rosado o arco iris y
creo que rojo con amarillo se ve bastante bien.

Tal cual la versión número uno del traje, la saqué a pasear sin probarla antes, pero aparentemente
no fue necesario. Llegué volando al campamento de los terroristas en unos minutos y luego de
saludarlos, comenzó mi acción súper heroica. No tardé mucho en derribarlos y destruir todos sus
vehículos, armas pesadas y puestos de vigilancia con un poco de mi propio armamento, láseres y
todo tipo de cosas geniales. Si la compañía de mi padre me iba a dar limones, mejor usarlos para
hacer limonada de terrorista. Unos minutos después, llegaron los policías que yo mismo había
llamado a arrestarlos y, como aun soy un súper héroe amateur, no reparé en que me verían como
un sospechoso también, así que salí volando de ahí en un instante. Tampoco había reparado en la
parte más importante de cualquier súper héroe, pero cuando desperté al día siguiente ya había
sido demasiado tarde para mí.

“Entonces, señor, ¿ya decidió que hará con la empresa, señor Pink, señor? ¿O debería llamarlo
señor Iron Man, señor?” “¿Iron Man? ¿De qué estás…?” Pero antes de preguntarle, me entregó un
periódico en el cual aparecía mi traje en la portada. El titular ponía ¿Quién está detrás de Iron
Man?, y eso me causaba sentimientos encontrados. Era genial saber que no he sido un súper
héroe ni un día completo y ya aparezco en las portadas, pero, por otro lado, era terrible pensar
que no pude elegir mi propio nombre. Nombre el cual, por cierto, estaba totalmente equivocado;
el traje no es de acero, es una aleación de oro y titanio, por el amor de dios.

Ya hecho todo un súper héroe, tenía que preocuparme de dos cosas fundamentales. La primera,
comunicarles a los otros directivos que no venderé la compañía, pero que sí iba a cambiar el
negocio a tecnología innovadora, cómo el cañón de fiestas de Pinkie, el cual sería producido en
masa como el primero de muchos productos similares. La segunda, mi identidad secreta, pero la
verdad es que me moría de ganas por contarle a mis amigas. Luego de agradecerle a Vivs por todo
y despedirme, usé el traje para llegar volando a CHS, esperando darle una sorpresa a Pinkie y a las
chicas. Pero vaya que la sorpresa vino del otro lado.

“¿Twili?”

Capítulo 6, Podemos ser héroes

“¿Qué opinas, Rarity? ¿Chimireza o Cerezanga?” Le pregunté mientras salíamos de clases, pero
ella miró a otro lado, como si no me escuchase.

Quería distraerme con algo; ahora que se acabaron los Juegos de la Amistad recordé lo mucho que
extraño a Nacho.

No me mal interpreten, de verdad pensé mucho en él, pero la emoción de los juegos en verdad me
erizaba la piel.

Me reuní a la salida de la escuela con el resto de las chicas, pero todas parecían concentradas en
algo que saltaba a la vista.

Era algo que venía del cielo y cayó justo frente a nosotras. Se quedó mirando a una sola entre las
todas las otras. “Twili?” O eso creo que dijo, no escuche muy bien porque llevaba un casco. Pero
cuando se lo quitó vi que era mi querido Nacho. No quiero sonar celosa y tampoco pienso mal de
ti pero, ¿porque saludas a Twilight antes que a mí?

“¿Ustedes se conocen?” Dijo Sunset mientras me salía del traje, que en este contexto parecía
menos impactante que saber quién era Twilight Sparkle, pero no pude responder antes que ella.
“Si, éramos amigos en Crystal. Hasta que se fue.” Dijo terminando la oración un poco molesta.
“Sabes bien por qué me fui, Twili.” “No, nunca me dijiste. De hecho, te fuiste sin decirle a nadie.”
Las chicas se sintieron peor que yo, ya que ellas sabían por qué me fui de Crystal. Pinkie Pie se me
adelantó y, pensando en que no me acomoda mucho hablar de eso, le contó todo a Twili.

“Yo... lo siento, Nacho. No quise sonar molesta contigo.” “No, es mi culpa, Twili. Debí haberte
dicho que me iba a cambiar de escuela.” Luego de enmendar las cosas con ella, me di cuenta de
algo. “Por cierto, ¿qué haces aquí?” Me contó cómo fue que nuestras escuelas empataron en los
Juegos de la Amistad y que las chicas la ayudaron a apreciar la magia de la amistad, haciéndola
transferirse a CHS como yo. Al principio pensé que era una manera súper cursi de decir que le
cayeron bien, pero después me contaron con mucho detalle todo lo que pasó mientras no estaba,
además de algunas cosas que pasaron antes de los Juegos.

“¿Sunset viene de otra dimensión?” Todas respondieron que sí, pero solo Pinkie sonrió al decirlo,
como es típico de ella y como si fuese algo de todos los días. “¿Y una Twili, también de otra
dimensión, les dio poderes mágicos de caballo a todas ustedes?” “Es una forma un poco tosca de
decirlo, querido, pero sí.” Rarity tenía razón, pero la verdad es que sonaba casi tan increíble como
que llevo un imán pegado al pecho. Hablando de eso. “¡Esto es genial! Ahora todos podemos ser
súper héroes.” Dije lleno de entusiasmo, sin darme cuenta de que aún no les explicaba cómo fue
que llegué volando. A Pinkie casi le da un infarto al saber que casi muero, pero al final me abrazó,
alegrándose de verme con vida. Y de verme en general; ambos nos extrañábamos mucho.

“Me encantaría ser una súper heroína contigo, pero no controlamos muy bien esto de la magia
todavía.” Dijo Rainbow en una mezcla de ánimo y decepción y en seguida Fluttershy se mostró
contraria a mi idea. “No sé si pueda usar la magia de la amistad para golpear a alguien.”

Fuera de Rainbow, solo Pinkie parecía estar de mi lado en esto, pero también era consciente de
que su magia no bastaba para ser súper héroes.

Al final, Pinkie y yo nos fuimos a mi casa. Desde antes de los Juegos empezamos a vivir juntos,
porque a ella no le agradaba la idea de que yo siga viviendo solo. A veces yo también me quedaba
en su casa para que Maud no se sintiera tan sola.

En el camino hablamos del trozo de metal que amenaza atravesarme el corazón y de lo feliz que
ella estaba de que hubiese cumplido mi sueño de ser un súper héroe. “No sabes cuánto me alegra
que hayas cumplido tu sueño de ser un súper héroe, nene. Pero me preocupa que tengas un imán
en la mitad de ti, Mr. Roboto.” Dijo tocando el imán con un dedo. Puede que esta cosa potencie el
traje, pero supongo que no puedo culparla por preocuparse. “Siento preocuparte, Pinkie. Te
prometo que me operaré para sacarme esa cosa de metal algún día.” Nos dimos un besito y
seguimos caminando hasta llegar a mi casa, un gran edificio al centro de Canterlot. Estaba a
nombre de mi padre, así que fue lo primero que heredé y he vivido ahí desde entonces. Mientras
más lo veía, más pensaba en que podría ser un gran cuartel general para nuestro equipo de súper
héroes, incluso si solo dos de las chicas querían sumarse.

Pasaron los días pero no tuve ni una oportunidad de súper actuar, así que aproveché el tiempo
libre para entrenar físicamente; mitad para ser más fuerte, mitad para verme más musculoso para
Pinkie. Aunque un héroe se mide por el tamaño de su corazón y no el de sus músculos, tampoco
me sobraba poder soportar mejor el peso de mi armadura.

Un día cualquiera, Pinkie me preparaba un milkshake mientras yo trabajaba en mejorar el traje,
porque es la mujer más maravillosa que existe. Antes de terminar de prepararlo, me mostró muy
emocionada algo que había encontrado mientras buscaba galletas. “Mira, Nacho, ¡encontré un
Frisby enorme! ¿Crees que pueda lanzarlo desde el techo hasta nuestra escuela?” Pero antes de
que lo lanzara, reconocí de donde había salido. “No es un Frisby, pastelito, es un escudo.” Lo vi
mejor por dentro, y leí en voz alta una inscripción que tenía grabada. “De Brass Beard para Bright
Mac, el Capitán América” “¿Por qué tu papá le regalaría algo al papá de Applejack? Uh, uh, ya lo
sé, ¿acaso eran amigos? Qué pequeño que es nuestro mundo. Y yo pensaba que el hecho de que
conocieras a Twilight ya era una gran coincidencia.” Me quedé mirando el escudo y le expliqué a
Pinkie que Bright Mac era un amigo de mi padre y, aparentemente, también el Capitán América,
un súper héroe de la época, quién había desaparecido en circunstancias desconocidas. Nunca lo
conocí, pero mi padre no paraba de alardear sobre que conocía al Capitán América y de cómo le
diseñó su escudo usando el metal más resistente, y a veces era casi desagradable. Sin embargo,
puede que de ahí naciera mí sueño de ser un súper héroe.

“Pues sí, Applejack jamás conoció a su padre. Tiene sentido que no sepamos que es hija de un
súper héroe.” No tenía idea de que Applejack había pasado por algo parecido a lo que yo. Creo
que no conocer a tu padre debe ser peor que perderlo, así que le pedí que venga a mi casa para
darle el escudo del capitán. “¿Mi viejo era el Capitán América?”

Jackie se veía muy confundida, mientras veía el escudo con cierta nostalgia. Creo que soy el único
que le dice Jackie, por cierto. “Nacho dice que este Frisby era de Bright Mac, y no conozco a nadie
más con ese nombre.” Me dirigí a Applejack, tratando de consolarla. “Creo que él habría querido
que te lo quedaras, Applejack.” Ella siguió mirando el escudo y respondió algo molesta. “Si de
verdad lo hubiese querido, no nos habría abandonado a mí ni a mis hermanos.”

Supongo que tiene un punto y, en cualquier caso, tampoco sabemos si se lo hubiese dejado a ella
en vez de a Big Mac o a Applebloom. Siendo un poco más justos, tampoco sabemos por qué
desapareció y, por lo que Applejack le ha contado a las chicas, nadie en su familia lo sabe. A pesar
de todo, Jackie tomó el escudo, lo amarró a su espalda y luego de agradecerme se lo llevó a casa.

“¿Crees que hicimos lo correcto, Pinkie Pie?” “Totalmente. Estoy segura de que la familia de
Applejack estará muy contenta de ver un recuerdo de su papá. Quizás Applejack hasta quiera usar
ese Frisby para volverse súper heroína como él.” Hablando de eso, de todos nosotros nadie tenía
poderes reales, ni si quiera yo. Considerando eso, pensé que, para empezar a rellenar el equipo,
podría hacer un traje como el mío para Pinkie, pero ella dijo que no era de su estilo. “Iron Man es
lo tuyo, Nacho, no sería divertido copiarte. Aunque sí me gustaría tener un súper traje. Uno que
sea lindo.” Entonces, luego de darle muchas vueltas, recurrí a pedirle ayuda a quien fue mi mejor
amiga en Crystal y la segunda mejor alumna de esa escuela. Está bien, la primera. Pero solo
porque y cuando yo me fui.

“¿Un súper traje para Pinkie Pie?” “¡Sí! Uno que sea lindo.” Pinkie le dio la mirada más adorable
que pudo poner, pero Twilight se veía escéptica. “No es que no quiera ayudar, pero no sé si pueda
crear algo como lo que llevabas puesto ese día, Nacho.” Sabía que solo había una forma de
convencerla de, uno, que si era capaz y dos, de que lo hiciera.

“Oh, no te preocupes Twili. Sé que debe ser mucho para la segunda mejor alumna de Crystal
Prep.” Twilight se detuvo un momento y me encaró, mientras Pinkie se echaba un poco hacia
atrás. “No empieces, Nacho. Sabes que siempre fui la mejor alumna de la preparatoria. Incluso la
directora Cinch lo sabía. ¿O acaso tengo que recordarte cada primer lugar en las ferias de
ciencias?” “Oye, tranquila, Twilight. Solo digo que... ¿Twili? ¿Hola?” Se había quedado callada,
como si estuviese tratando de recordar algo.

“La feria de ciencias, ¡eso es!” Se dio vuelta mientras buscaba algo por todas partes; entre los
cajones, debajo de la cama y en el plato de comida de Spike, su perro. “Muy bien, lo admito, eras
la mejor. No tienes que restregarme tus premios en la cara.” “No, no es eso, Nacho. ¿Recuerdas la
última feria?” Me preguntó mientras seguía revolviendo su habitación. “Como olvidarla. Tus
partículas S.O.P. no tenían oportunidad contra Genial-o y aun así Cinch te dio el primer lugar.”
Pinkie Pie, que ya había pasado un rato sin hablar, me preguntó qué o quién era Genial-o. “Era un
prototipo de robot para contrarrestar el bullying en Crystal, pero jamás di con la inteligencia
artificial perfecta.” Twilight me miró con una cara burlona. “Y por eso mis partículas ganaron,
Nacho.” “Qué bueno que no querías restregármelo en la cara.” Le dije bastante molesto. “¿Para
qué quieres esas particulitas tuyas, entonces?” Twilight, que al fin había encontrado lo que
buscaba, me mostró unos planos y dijo. “Es muy arriesgado, pero si trabajamos juntos estoy
segura de que podemos hacer un súper traje con ellas.”

Pinkie, aun sonriendo mucho, se veía confundida. Supongo que es verdad lo que dicen, la
ignorancia es felicidad. “No estoy entendiendo nada de su charla de ñoños.” Dijo bastante alegre.
“Mis partículas S.O.P. pueden reducir la distancia entre las moléculas, manteniendo la densidad.”
Pinkie seguía igual de alegre y confundida, pero Twili no parecía notar lo segundo. “Son para
encoger cosas.” Le dije, a lo que respondió con un gran ooooh. “¿Van a hacer que mi súper poder
sea encogerme? Suena tan súper genial.” Dijo Pinkie abrazándome muy fuerte, y luego Twilight
dijo. “Pero no puedo garantizar que el traje sea lindo.” “Ah, no puedo ganar siempre.”

Twilight y yo nos miramos, ambos asentimos con la cabeza y nos pusimos manos a la obra. Pinkie
se fue de la habitación para no distraerme con su radiante alegría, llevándose a Spike para
entretenerse. “¿Desde cuándo tu perro habla?” Aprovechamos de ponernos al día con las cosas
que pasaron desde que me fui de Crystal. “¿Desde cuando tienes novia?” Me preguntó riendo un
poco mientras me golpeaba con el codo. “Desde hace un mes y algo. ¿No crees que es la mujer
más maravillosa que existe?” Le dije con los ojos llenos de brillo y suspirando bastante. “No es más
maravillosa que mi perro mágico que habla.” Por si no lo habían notado, Twili y yo competíamos
bastante, pero era una sana competencia que nos hizo buenos amigos. La verdad es que ni uno de
los dos tenía muchos otros amigos en Crystal, así que me sentía muy bien por ella ahora que se
transfirió a CHS. “Y tampoco es más maravillosa que lo que estamos por hacer aquí.”

Pasamos horas combinando mi ingeniería con su química, tratando de volver una realidad lo que
teníamos en mente. “Muchas gracias por ayudarme Twili. Significa mucho para mí.” “Lo sé Nacho.
Pinkie Pie me dijo que prometieron que serían súper héroes juntos.” ¿Y no te dijo que somos
novios? A veces no sé… Perdón; nunca sé qué pasa por la mente de Pinkie.

Sé qué hice mi propio súper traje en unas cuantas horas, pero pasaron varios días antes de poder
terminar con este. La tecnología de Twilight era mucho más inestable y peligrosa y no podíamos
darle el visto bueno hasta estar un quinientos porciento seguros de que Pinkie no quedaría
encogida para siempre. “Una pregunta, Twilight. ¿Por qué se llaman partículas S.O.P.?” “Sparkle
Over Pink. Para que todos recuerden quién era la mejor alumna de Crystal. Incluso cuando te
fuiste.” Iba a recordarle lo odiosa que era, pero sonó tan triste al terminar esa oración que lo dejé
pasar y seguí trabajando.

Lastimosamente, en un momento nuestro trabajo se vio interrumpido, pues teníamos que
prepararnos para el Campamento Everfree, una salida especial para los alumnos de CHS. Ellas
tenían que prepararse, al menos. La vida tenía otros planes para mí.

Capítulo 7, Un corazón de acero

“Se lo que vas a decir, Pinkie Pie.” “Yo también sé lo que vas a decir. ¿Quieres que lo digamos al
mismo tiempo?” La verdad es que no tenía mucho sentido decirlo al mismo tiempo, pero no hay
muchas cosas que hagan sentido cuando se trata de Pinkie. He aprendido a quererla y no
entenderla y, sin embargo, mi admiración por ella me hace tratar de saber que pasa por esa
cabecita suya. Volviendo al punto, Pinkie tenía clarísimo que no podría acompañarlas al
campamento Everfree, pero tenía que explicarle por qué.

“¿De verdad tienes que ir?” Dije, tratando de adivinar lo que Pinkie Pie me quería decir.

“Tengo que hacer cosas de niño grande, pastelito, no podré ir al campamento con ustedes. Lo cual
es algo bueno porque probablemente sea alérgico a muchas cosas allí, pero tampoco veré a mi
novia en pantalones cortos.” Dijo Pinkie al mismo tiempo, yendo un poco lejos en tratar de
adivinar qué es lo que yo iba a decir. Además, hizo una terrible imitación de mi voz pero aun así las
chicas se rieron. Yo no hablo así.

Resulta que, una vez más, tengo que atender asuntos empresariales súper aburridos cuando
debería estar pasándola bien con mis amigas. Aunque tenía razón con lo de las alergias, prefería
estar con ellas que haciendo para lo que sea que me llamaron. “Trataré de volver pronto, Pinkie.
Siempre puedo llegar volando a Everfree con mi traje. Es casi el único uso que le doy
últimamente.” No es fácil ser un súper héroe cuando no hay nada que salvar; Canterlot es una
ciudad tranquila cuando no hay magia de la dimensión pony saliendo de la estatua de CHS.

De cualquier manera, nos despedimos, las chicas se subieron al bus y yo una vez más salí a ver
para qué demonios me estaban llamando de la compañía. Sé que soy el dueño y sé que es
sumamente normal que me llamen, pero vamos, ¿tenía que ser justo hoy?

“¿Cómo va todo, Nacho?” Pinkie Pie me estaba llamando para saber cómo iba todo, pero la verdad
es que recién estaba saliendo para allá. Al menos me dio la oportunidad de probar el sistema de
comunicación del traje. Hablamos unos minutos, pero tuvo que cortar en un momento.
Aparentemente Twili estaba teniendo una pesadilla en el bus y eso la preocupó un poco.

Al cabo de una hora, llegué a la compañía y sin reparar en que alguien pudiese ver a Iron Man
llegando como si nada, aterricé justo frente a la entrada principal. Para mi suerte, parecía vacío,
como si fuese domingo por la tarde. Entre para ver si Vivian estaba por ahí pero el vestíbulo
también estaba vacío. Me quité el traje y lo dejé en mi oficina, donde iba a llamar a mi secretaria
por teléfono para preguntarle por qué demonios me hace perderme el campamento Everfree si no
va a estar aquí, pero alguien tocó mi puerta. ¿Recuerdan al señor que recordaba porque fue a un
almuerzo al que mi padre lo invitó? Era él, quien aparentemente era la única persona que se
encontraba aquí. Escondí el traje detrás de la planta de mi oficina y le abrí.

“Señor Beard, un gusto tenerlo aquí.” Jesucristo, si pudiese despedirlo lo haría. Brass Beard era mi
padre, maldición. Ni si quiera nos parecemos tanto. Solo en el color de pelo y eso que él se estaba
quedando calvo. Por mi parte, yo me estaba dejando crecer el pelo por varias razones; en Crystal
tenían reglas contra el pelo largo, sé que me quedaré calvo eventualmente así que quiero
aprovechar el pelo que me queda y, por último, creo que el pelo de Pinkie es adorable y quiero
que el mío se parezca al de ella.

De vuelta en la tierra, si él me llama señor Beard, creo que también puedo evitar llamarlo por su
propio nombre. “Buenas… tardes. ¿Has visto a Vivs por ahí? Me citó para hoy pero no la vi en la
recepción.” “Oh, fui yo quién lo llamó, señor Beard.” Strike dos, me sigues llamando como a mi
padre y además me alejas de pasar un fin de semana al aire libre con mi pastelito.

Antes de que pudiese preguntarle, me explicó por qué fue que me llamó cuando no había nadie
más en el edificio. “¿No cree que es curioso? Un día usted decide cerrar la empresa, luego
desaparece por un día completo, vuelve diciendo que prefiere no hacerlo, detiene la producción
de armamento de Industrias Brass y finalmente aparece Iron Man en las noticias.” “Siendo sincero,
no veo por qué sería algo curioso.” A menos que esté tratando de conectar todos esos puntos para
acusarme de ser Iron Man. Si ese fuese el caso, vaya que se demoró. Todo esto pasó hace unas
cuantas semanas y no he usado el traje para mucho más que moverme de un lugar a otro. La peor
parte es que aún no doy con un nombre mejor que ese. No es que Iron Man sea bueno, es solo
que no he tenido ni otra idea.

“Pues verá, creo que el traje de quien sea que sea Iron Man usa una tecnología muy parecida a la
del reactor que diseñó su padre. Y también se parece a esa cosa que brilla debajo de su polera.”
Muy bien, eso sí es una buena conclusión. Sé que no me he esforzado mucho por disimular que
soy Iron Man, pero entre las personas que no quiero que sepan que lo soy, está este tipo. “¿Qué?
¿Esto? Es una linterna en la que estoy trabajando. Como esas lámparas que se pegan a las
paredes, pero esta se pega a ti.” No sé qué tan mala idea sería una linterna así, pero no parecía
creérselo del todo. Aproveché de usarlo como una excusa para que me deje en paz. “Si eso fue
todo, te agradecería que te vayas. Esta linternita aún necesita unos arreglos.” Se vio molesto, pero
finalmente se fue a regañadientes, cerrando la puerta con fuerza.

Cómo le dije que trabajaría, no podía irme de inmediato, así que busque formas de matar el
tiempo, como crucigramas o realmente trabajar en el traje; hacerlo más portátil, por ejemplo.
Debería tener un Switch aquí. Le diré a Vivian que me consiga un televisor para ponerlo frente a mi
escritorio. De hecho, a esta oficina le falta mucho de mí, como una foto de Pinkie y yo o cosas así.

Me puse a pensar en lo de recién. ¿Por qué tanto interés en saber si soy Iron Man? Quiero decir,
¿a quién no le gustaría conocer a un súper héroe? Pero él se veía un poco tenso, y sobre todo
rencoroso cuando mencionó que cambié el negocio principal de la empresa. No me dio mucho
tiempo para pensar, pues escuché un ruido muy fuerte y molesto no tan lejos de mi oficina.
Considerando que solo había una sola persona además de mí en el edificio, me preocupé un poco,
así que salí al pasillo para ver si todo estaba bien. Strike tres para mí.

Sentí como una pared se derrumbaba a mi lado, mientras un gran objeto de metal me golpeaba
hasta el otro lado del edificio. Más específicamente, hacia el lado donde mi oficina y, más
importante, mi traje, no estaban. Luego de atravesar muchas paredes y quedar consciente quién
sabe cómo, escuché a alguien que me hablaba a lo lejos. “Se lo advertimos, señor Beard. Solo tenía
que dejar la compañía ser lo que siempre ha sido. Pero no, tuviste que destruir años de trabajo
duro. Cuando acabe contigo, Brass volverá a fabricar armas, Pink Nacho. ¿O debería decir Iron
Man?” Se que todo se veía negro, pero me alegraba de dos cosas. Al fin me llamó por mi nombre y
ahora tengo mi propio archi enemigo. Uno que me mataría si no encontraba la forma de llegar a
mi traje. Nota para mí mismo, inventar la manera de que el traje venga a mí para momentos así.

Me levanté para ver qué tan lejos de mi traje estaba y fue cuando lo vi. Era el señor cuyo nombre
aún no recuerdo; o supongo que era él, pues estaba dentro de un traje muy parecido al primero
que diseñé cuando me secuestraron, pero un poco más pulido. Y grande. Y funcional. Podría
seguir, pero probablemente me mate si no hago algo.

Siendo sinceros, ¿no era más fácil dispararme y ya? Se está tomando muy en serio el papel de
super villano si está tramitando tanto matarme. Parece que me escuchó, pues empezó a correr en
mi dirección. Así que ahí me encontraba, pensando en una forma de escapar a un robot gigante a
punto de atropellarme, tal cual Jimmy Neutron, analizando cada posible salida como si el tiempo
fuese más lento. Pero no iba para nada lento, tenía que tomar una decisión rápido. ¿Cómo podía
pasar a través de él para llegar hasta mi oficina? Al no tener tiempo para darle más vueltas a la
pregunta, hice lo más obvio; pasé a través de él para llegar a mi oficina. Como su traje era muy
grande, había espacio para deslizarme entre sus piernas, por arriesgado que fuese. Dicho y hecho,
fui corriendo full-Rambo y me deslicé cual estrella de rock por el pasillo, debajo de mi némesis.

“¿Crees que tu pequeño traje te salvará?” Dijo dándose la vuelta muy incómodamente; su traje
era muy grande como para operarlo bien en lugares reducidos. En ese sentido se parecía al
primero que hice con Shamdan. De hecho, se parecía bastante como para ser una coincidencia.
Estaba a punto de unir dos y dos pero, como todo buen villano, me reveló la verdad sin que si
quiera se lo preguntara y eso me hacía sentir como un real súper héroe. “Tu amigo hizo un buen
trabajo diseñando este traje, pero yo lo hice mejor. Es más grande, más resistente y…” Bla, bla,
bla, ya pasé por ese proceso comparativo en mi mente así que no los aburriré con eso. Llegué a mi
oficina, entré al traje y pateando la puerta para verme genial, lo miré y le dije. “El tamaño no es
todo.” Debo trabajar en mis frases de súper héroe. Y no es que tenga un problema de tamaño,
solo creo que venía al caso. De ni un tamaño, para que estemos claros.

Cuando comencé a soñar con volverme un súper héroe, había muchas cosas en las que nunca
pensé, como en tener que soportar el dolor de que te lancen volando de un golpe o de tener un
trozo de fierro atorado en el corazón. Pero algo que ni en años habría pensado es que mi primera
pelea sería una pelea de robots al estilo de un anime antiguo. Era casi poético, excepto porque me
estaban dando una paliza. Como hemos dicho ambos, su traje era bastante más grande que el
mío, pero si estaba usando los planos del primer modelo, había dos cosas en las que yo tenía
ventaja. La primera era el consumo de energía del traje; algo que yo resolví de inmediato pues mi
vida literalmente dependía de eso. Lo segundo era el material; podrán llamarme Iron Man todo lo
que quieran, pero el traje no es de acero y, si el de este sujeto estaba hecho de cualquier cosa
menor a oro y titanio, tenía un plan para vencerlo.

Se me daba mejor improvisar que planear y definitivamente mejor que pelear, pero estaba seguro
de que esto funcionaría. Salí del edificio por una ventana y comencé a volar hacia lo alto. No pasó
mucho hasta que él me siguió, llamándome cobarde para provocarme. Lo que no sabe es que yo lo
provoqué a él para seguirme. Seguimos subiendo hasta llegar a un punto donde incluso dentro del
traje podía sentir el frío, mucho más alto que donde viajaría un avión y con un claro motivo. Verán,
a esta altura sucede lo que le sucedió al Titanic en su momento; el frío hace un verdadero desastre
con el metal y lo hace tan susceptible como un trozo de papel, por ponerlo en términos fáciles.

Justo como pensaba, mi enemigo no reparó en eso al seguirme tan alto y su traje comenzó a pagar
el precio. No solo eso, tanto tiempo ascendiendo consumió la totalidad de su reserva energética,
dejándolo caer como un saco de papas hacia el suelo. Eso me hizo pensar que, a esta altura, el
impacto en el suelo probablemente termine con su vida. ¿Es ese el súper héroe que quiero ser?

Puse toda la potencia del traje en los propulsores para llegar a tierra más rápido que él. Puede que
haya intentado matarme, pero no podía hacerle lo mismo y menos de una forma tan terrible. Pero
sí le iba a dar una paliza de vuelta. Llegué al suelo y, esperando el momento indicado, volví a
elevarme y, con el puño en alto, no pude evitar gritarlo.

“¡SHORYUKEN!”

El impacto de mi golpe, sumado a que él estaba congelado, destruyó por completo el traje,
dejándolo a él completamente al descubierto, pero deteniendo su caída. Al menos la caída que
podía matarlo; lo dejé caer unos cuantos metros de todas maneras. Me acerqué a él luego de
quitarme el casco, le apunté con láser tipo Buzz Lightyear de mi mano y… no se me ocurrió ni una
frase genial. Me quedé un rato pensando en que decir, esperando que aún sea oportuno, pero
antes de decidir algo llegó la policía. Aparentemente Vivs había escuchado ruido en el edificio y
decidió llamarlos. Me volví a poner el casco y les expliqué la situación empezando por la parte en
la que lo hice por defensa personal 200% justificada. Insistí en no quitarme el traje frente a los
oficiales y aunque los cabos parecían de acuerdo, la teniente me estaba fulminando con la mirada.
Todo el asunto me hizo meditar en algo. Algo además de que debo mejorar mis frases heroicas.

Esa meditación me llevó a donde estoy ahora, a punto de dar una conferencia de prensa como
nuevo director, presidente o lo que sea de Industrias Brass. Pero no hablaría de mi rol como nuevo
gerente, jefe o como me llamen. Sabía que pronto llegaría otro villano con amenazas de violencia
si no me quitaba la máscara, por así decirlo. Mi discurso fue corto, pero preciso; no tenía mucho
que decir y estaba muy nervioso. “Yo soy Iron… Heart.” Pensé que era un nombre mucho mejor
que Iron Man, y más corto que Aleación de Titanio y Oro Heart. Me bajé del podio, ignorando a los
periodistas y las peticiones de fotos y me fui a casa, donde esperaría a Pinkie para que me cuente
cómo les fue en el campamento Everfree.

Capítulo 8, Aunque sea por un día

“¿Todas ustedes? ¿Las siete?” Yo jamás he creído en el destino o que las cosas están prescritas.
Prefiero creer que las cosas ocurren por las decisiones que tomamos y nuestro esfuerzo. Eso me
da un poco más de crédito cuando logro algo. Pero que siempre haya soñado ser un súper héroe
para que luego las chicas de las que me hice amigo al transferirme de escuela consiguieran súper
poderes no podía ser una casualidad.

A modo de resumen ejecutivo, les diré los poderes de cada una. Pinkie Pie puede cargar de energía
explosiva las cosas dulces que toca. Es un poco especifico, caótico, impráctico y peligroso, pero
creo que va perfecto con su personalidad.

Rainbow Dash puede correr a una gran velocidad, ideal para aprovechar sus ya altos dotes
deportivos y atléticos.

Rarity es capaz de crear objetos con forma de diamante con una infinidad de propósitos. Escudos,
jaulas, escaleras; el límite es su imaginación.

Applejack ya contaba con una fuerza superior al promedio, pero ahora no me sorprendería que
fuese capaz de levantar un autobús sin sudar un poco.

Fluttershy parecía no tener poderes. Siempre ha sido buena hablando con los animales, así que no
es raro que ahora ellos le entiendan perfectamente.

Sunset Shimmer tiene el poder de ver los recuerdos de la gente que toca, lo cual no es muy súper
heroico, pero aún puede servir para interrogatorios.

Por último, Twilight Sparkle puede hacer levitar objetos con la mente. Como Mewtwo, el Pokémon
más poderoso.

Teníamos todo lo necesario para formar nuestro súper equipo, pero aún faltaban dos cosas
sumamente importantes. Un nombre y que todas se pongan de acuerdo por una vez. Ya tenemos
poderes, ¿qué otra motivación podrían necesitar?

“No lo sé, Nacho. No me sentiría bien obligando a animalitos indefensos a pelear por mí.” Dijo
Fluttershy, excusándose una vez más. Puedo entender que no compartan mi sueño, pero si el
campamento les dio súper poderes a ustedes y específicamente a ustedes es por algo. “Y yo no
creo que ver los recuerdos de la gente me ayude a patear traseros como ustedes.” Dijo luego
Sunset, dando la primera excusa que sí puedo entender.

Parecía que todas aun dudaban de ser súper heroínas, con la excepción de Pinkie y Rainbow. Hasta
Rarity se veía más o menos convencida, pero Twilight y Applejack no habían dicho una sola palabra
en todo este tiempo. “Hay algo que debo hacer antes de aceptar tu invitación, Nacho.” Dijo
finalmente Jackie, levantándose de la mesa y retirándose. Rainbow la siguió y luego fue el turno de
Twilight para decir algo. “No se ustedes, pero yo aún no confío en mis poderes del todo.” Al igual
que Applejack, se retiró lentamente. “Pues yo si confío en los míos. De hecho, iré a ver un refugio
de cuyos en Nueva Mexicolt mañana, por si alguien quiere acompañarme.” Todos miramos a otro
lado, disimulando. Rarity fue la única con la valentía para decirle que sí, así que ambas se fueron.

Quedábamos Sunset, Pinkie y yo, preguntándonos que sería de nuestro equipo. “En verdad me
encantaría hacer esto, Nacho. Si tan solo pudiese… ¡Eso es!” Dijo mirándome muy entusiasmada.
“¿Qué tal si encuentro la forma de conseguir algún súper poder que sí me ayude a combatir el
crimen?” Pensé que me miraba esperando que le diseñe un traje como el mío, pero no era el caso.
Y como el que diseñábamos con Twili era para Pinkie y aun no estaba terminado, me explicó que
pensaba ir a Equestria para ver si podía dar con una explicación para su magia e idealmente otro
súper poder. “Sé que la última vez que traje magia a este lugar me volví un poco loca...” “Si con un
poco loca te refieres a volverte un demonio que casi destruye la escuela, pues sí, te volviste muy
un poco loca.” Dijo Pinkie con un tono que me hizo pensar que ya le habían hecho esa broma más
veces de las que pueden contar.

“Pero estoy segura de que puedo controlarme esta vez. ¿Quieres acompañarme, Nacho?”
Preguntó Sunset, ignorando el comentario de Pinkie Pie. “¿Por qué solo él? Yo también quiero ir.”
Dijo mi pastelito muy decepcionada. “No sé si debería, la Princesa Twilight…” Me reí un poco
cuando la llamó princesa. “…insistió mucho en que no debería haber dos personas iguales en la
misma dimensión. Y no recuerdo haberte visto allá, Nacho.” “Un momento, Sunset. ¿Significa que
en Equestria hay otra Pinkie Pie? Espera, tengo una mejor pregunta. Si te acompaño, ¿Voy a ser un
caballo?” No me fascinaba la idea de ser un pony, la verdad sea dicha. Pero por sacar adelante mi
sueño y al equipo, debo hacer sacrificios. “Partiremos mañana, para que tengas tiempo de estar
con Pinkie Pie después del campamento.” “¡Gracias, Sunset!” Le dijo Pinkie mientras ella se
despedía. “Y porfa, traeme algún recuerdo.”

Pinkie me habló por horas de como la pasaron en el campamento, incluyendo una vez más la parte
en la que consiguieron sus poderes. Yo, en unos cinco minutos, le conté cómo fue que revelé ser
Iron Man. Heart. Iron Heart. Le conté que conseguí mi propio nombre de súper héroe también, y
ella se vio muy motivada pensando en el suyo. “¿Cómo debería llamarme? ¿Qué tal Sorpresa? O
tal vez Piñata Humana. Oh, ya se, ¡Chisparrosa, la magnífica!” “Creo que tendrás tiempo para
pensarlo, linda. Pero me gusta el último.” Luego de un rato, nos fuimos a dormir, pues ambos
estábamos agotados y mañana me esperaba un gran día. Y no solo a mí, por lo que me contaron.

Capítulo 8a, La bella y la digna

“Ya casi llegamos, querida.” Creo que me quedé dormida en el bus por unas cuantas horas. Espero
no haber roncado, odiaría molestar a alguien así. Rarity dijo que no ronqué, pero aun así estaba
preocupada y nerviosa. Como siempre. Pero por ahora, debería preocuparme por nuestra
excursión aquí en Nueva Mexicolt. Si todo sale bien, vamos a ver muchos lindos cuyos con Rarity.
Me habría encantado que el resto de las chicas me hubiesen acompañado, pero sé que tienen
cosas mejores que hacer.

Nos bajamos en la estación y ahí estaba esperándonos Tree Hugger, una chica que conocí en una
convención de voluntarios de refugios de animales. Ella nos guiaría al refugio de cuyos y, si no es
mucho problema, quizás pueda ayudarme a adoptar uno yo misma; estoy segura de que a Angel le
encantaría un poco de compañía. El refugio estaba unos kilómetros a las afueras de la ciudad,
cerca del desierto, así que otro de los voluntarios nos llevó hasta allá en auto. Sin embargo, en el
camino nos dijo algo muy inquietante.

“Tree Hugger no les contó, ¿Verdad?” Nos preguntó el chofer, a lo que Tree respondió. “No lo sé,
he estado desconectada desde que llegaron, ¿Sabes?” Rarity me miró muy desconcertada, pero yo
le tenía más miedo a lo que sea que no nos contaron. “Pues verán, hay mucha seguridad cerca del
refugio porque hace unos días cayo un meteorito a unos metros de ahí.” “¿Un meteorito? ¿Están
bien los cuyos? ¿No estarán asustados por el ruido?” Me preocupaban mucho los animalitos, hasta
el punto de ignorar lo grave que es un meteorito. “No entiendo que tiene que ver el meteorito con
que haya seguridad en el refugio. ¿Qué tan importante puede ser una roca?” Aunque a ella la
vuelven loca las piedras preciosas, Rarity tenía razón; no veo por qué necesitarían cuidar de un
meteorito. “Es más que eso. Por lo que he oído, ni si quiera es una roca. La razón por la que lo
están cuidando tanto es que nadie ha podido sacarlo del cráter que dejó.”

Llegamos finalmente al refugio y junto a él había metros de cercos de alambre que rodeaban al
cráter, el cual estuvo muy cerca de afectar al edificio y a los cuyos. Por suerte, ni uno de los dos
parecía haber recibido daño alguno. Antes de entrar, nos hicieron firmar con nuestros nombres y
nos dieron credenciales para poder movernos en el refugio; como nos dijo el amigo de Tree
Hugger, había mucha seguridad rodeando al meteorito y todo tenía que ser muy riguroso. A pesar
de eso, no hubo problemas para ver a los lindos cuyos que tenían ahí y ni uno de ellos se veía
asustado por el meteorito.

“Ayuda.”

“¿Dijiste algo, Rarity?” “No, nada. Estarás imaginando cosas, querida. Con este calor no puedo
culparte.” Le pregunté a los cuyos si alguno de ellos había dicho algo, pero tampoco fueron ellos.
Quizás el viaje me agotó tanto que ahora escucho cosas, incluso si dormí casi todo el tiempo que
estuve en el bus. De cualquier manera, Tree nos mostró a mí y a Rarity el lugar donde pasaríamos
la noche y luego de agradecerle, dejamos nuestro equipaje y nos preparamos para dormir. Se
había hecho muy tarde y mañana nos esperaba otro día de animalitos lindos.

“Ayuda.”

Me desperté porque juraría que escuche algo de nuevo, pero Rarity estaba durmiendo y ella no
suele roncar. Traté de ignorarlo e irme a dormir de nuevo, pero lo volví a escuchar.

Me levanté y traté de seguir el rastro de la voz y se hacía más fuerte mientras más me acercaba al
cráter del meteorito. No parecía que había nadie ahí, pero tampoco quería acercarme sin permiso.
Entonces pensé en que la voz podría ser de algún animalito en peligro; eso explicaría por qué solo
yo puedo escucharla. Me armé de valor, un gran esfuerzo para mí como sabrán, y decidí
acercarme al centro del cráter, donde estaba el meteorito. Tenía forma de martillo y
efectivamente pude escuchar los gritos de ayuda con mucha claridad ahí. Como no vi a ni un
animalito decidí usar mis poderes para preguntarle donde estaba.

“¿Debajo del meteorito? ¿El meteorito tapó la entrada de su madriguera?” ¿Pero cómo podía
ayudarlo? El otro guía dijo que no habían podido mover esta cosa con nada. Pero soy la única que
sabe que están ahí y quién sabe cuándo tiempo llevan así. Me necesitaban, así que por segunda
vez en el día me armé de valor y tomé el martillo. Me sorprendí mucho cuando lo levanté casi sin
esforzarme, pero luego escuché un trueno y me asusté nuevamente.

“Al fin, alguien digno. No sabes cuánto tiempo llevo esperando este momento.” Abrí los ojos con
mucho miedo. Ya no estaba en el refugio, ni en el cráter. De hecho, no tenía idea de donde estaba
ni de quién me estaba hablando. Parecía que estaba en un castillo y sentado en un trono había un
hombre muy bajo con una gran barba. Antes de que pudiera preguntar, respondió mis dos
preguntas. Tenía muchas más, pero respondió esas dos primero. “Soy Bor Johansen jovencita, y
estás en Mewni. O algo así; estás en lo que debería ser Mewni, pero es solo una ilusión. O un
recuerdo, llámalo como quieras. El punto es que estas aquí porque has demostrado ser digna de
poseer el Mjolnir.” Mi confusión era más que visible, pero tenía mucho miedo de preguntar
cualquier cosa y tampoco estaba segura de sí estaba soñando o no. “No te veo muy contenta de
recibir este gran honor, jovencita.” “Lo siento señor, es que yo… no estoy entendiendo nada.”

Se veía tan decepcionado como yo me veía confundida. Movía sus manos como si estuviese
buscando como explicarme algo, pero al cabo de un rato se sentó y dio un gran suspiro. “Vaya,
esto es inesperado. ¿Por dónde empiezo? Ese martillo que tienes es una reliquia que se le hereda
a las chicas Johansen cuando cumplen cierta edad. Como mi tátara-algo nieto River se casó con
una Butterfly, su hija heredó la barita mágica de los Butterfly que, tal cual el Mjolnir, también se le
hereda a las hijas de la familia, pero unos años antes. Como no estaría bien darle la
responsabilidad de usar la barita y el martillo a la misma persona, decidí heredarle el martillo a
alguien más que mostrara ser digna. ¿Vas entendiendo hasta ahora?” Le negué con la cabeza
mientras me pellizcaba el brazo para tratar de despertar. “¿No sabes quienes son los Johansen?
¿Ni los Butterfly?” Una vez más negué con la cabeza. “Por el amor de… ¿De dónde dijiste que
eras?” “Nunca lo dije, pero soy de Canterlot.” Se quedó pensando un poco. “Canterlot…
Canterlot… ¿Eso no es en Equestria? No pareces de Equestria.” Me miró fijamente como si
estuviese buscando algún parentesco con un pony. Me gustaría ser un pony. “Oh no, tengo una
amiga de Equestria, pero yo soy de la Tierra.”

Parecía que cada respuesta que le daba lo hacía sentirse más decepcionado y me hacía
convencerme más de que esto no era un sueño. “¿Me estás diciendo que envíe la reliquia familiar
de los Johansen a la Tierra?” Se llevó las manos a la cara, así que me acerque para tratar de
consolarlo un poco. “Lo siento señor Bor, si quiere puedo devolvérselo.”

“De hecho, no puedes, jovencita. Levantaste el Mjolnir y ahora es tuyo.” “Pero yo ni si quiera sé
qué haría con el Miolnir.” Ni si quiera podía pronunciarlo bien, pero no parecía importarle.

“Es muy simple, solo levántalo hacia el cielo y tendrás el poder del trueno y la fuerza de mil
Mewmanos. No sé cuántos Tierranos sea eso, pero tal vez muchos. Y si lo giras muy fuerte quizás
logres volar un poco.” Me quedé mirando el martillo pensando si realmente podía hacer las cosas
que él decía que podía hacer. No es que no confíe en el señor Bor; de hecho, es en mí misma en
quien no confío. “Ha sido un gusto, jovencita; ojalá le des un buen uso al Mjonlir. Si quieres volver
a hablar solo levanta el martillo y concéntrate mucho.” “Espere, no tenía que…” Pero antes de
preguntarle por sus confusas instrucciones, el ruido de otro relámpago me asustó y cuando volví a
abrir los ojos estaba devuelta en el refugio y por suerte, los animalitos ya no estaban atrapados.
Para mi mala suerte, yo todavía estaba levantando el martillo.

No es que no me guste ser responsable, pero tampoco me gusta la idea de tener una antigua
reliquia familiar. Tampoco me gustaba estar sola en la mitad de un cráter y no podía tapar de
nuevo la madriguera de los animalitos, así que volví a mi habitación y me di cuenta de que desde
que salí solo habían pasado unos minutos. Rarity seguía durmiendo así que decidí hacer lo mismo,
esperando poder olvidarme de todo esto.

Al día siguiente nos despertaron muy temprano y yo no pude dormir demasiado. No dejaba de
pensar si en verdad pasó todo eso, pero es precisamente por lo que nos vinieron a despertar;
querían saber por qué el meteorito ya no estaba en el cráter. No quise mentirles, pero tampoco
me creerían si les contaba que aluciné con un rey de, aparentemente, otra dimensión, así que solo
les dije que quería ayudar a los animalitos atrapados y sin darme cuenta me llevé el martillo
conmigo. Se lo ofrecí a uno de los guardias para que se lo llevara, pero apenas lo tomó el peso del
martillo lo arrastró al suelo. Trataron de levantarlo entre todos pero nada funcionó, por lo que
tuve que levantarlo yo misma. “Niña, si estas jugando con nosotros te meterás en graves
problemas.” Me dijo uno de ellos. “Oh no, señor. No lo haría; no podría.” Me miró fijamente y me
dijo muy severamente que lo devolviera al cráter.

En el camino le conté a Rarity todo lo que había pasado y considerando todo lo que nos ha pasado
desde que conocimos a la princesa Twilight, no le pareció difícil de creer. “Fluttershy, querida, si el
señor rey dijo que te ganaste ese martillo, yo creo que deberías quedártelo. Nos quedamos con la
magia de Equestria, después de todo.” Dijo creando un diamante con sus poderes para usarlo
como espejo. No quería discutir con ella, pero siento que al menos puedo usar la magia de
Equestria en mi día a día. Un martillo no era para nada mi estilo. ¿Por qué me tuvo que elegir a mí
y no a alguien más, como a Applejack? Pensé en lo que dijo el rey Bor cuando se despidió, así que
levanté el martillo y me concentré para tratar de hablar con él de nuevo. Cerré los ojos muy
profundamente por un buen rato, pero no pasaba nada. “¿Fluttershy? ¿Qué estás haciendo?” No
quería sonar grosera diciéndole que trataba de concentrarme y tampoco tuve la oportunidad.

Escuchamos un extraño ruido, como si alguien estuviese cortando un gran papel con unas grandes
tijeras. Pensé que eran los frutos de lo que sea que estaba haciendo Fluttershy, pero luego
apareció un monstruo muy feo con pico de pájaro y una calavera en su cabeza. Fluttershy se
escondió inmediatamente detrás de mí y apenas el monstruo dijo “¡Ahí estás!” salió corriendo sin
si quiera llevarse el martillo. “Vaya, eso fue fácil.” Dijo el monstruo pájaro mientras se acercaba.
Como era muy feo y se notaba que no se bañaba regularmente, mantuve mi distancia.

Trató de levantar el martillo sin éxito y acto seguido dijo en alto el nombre de alguien, llamándolo
para que lo ayude. El otro monstruo, uno mucho más grande y gordo, tampoco pudo mover el
martillo de Fluttershy. No pude evitar reírme un poco.

“¿Viste eso? Me estás haciendo quedar en ridículo. Ahora levanta ese martillo antes de que te
despida.” Pensé en llamar a Fluttershy para que se riera junto a mí, pero dudo que hubiese venido;
la pobre le tiene miedo hasta a su propia sombra. “Señor Ludo, no puedo levantarlo.” Era una
situación tan extraña como divertida y mientras más se esforzaban, más me reía y más se enojaba
el monstruo más pequeño. “¡Eres un inútil! Ni si quiera puedes mover un martillo.” La risa me
superaba y comencé a carcajear muy fuerte. Los dos me miraron y el más grande se acercó a mí,
viéndose muy amenazante. Solo con su aliento se me pasó la risa, incluso si el pequeño seguía
intentando mover el martillo.

Asomé la cabeza para ver si era seguro salir de mi escondite y vi a un monstruo muy grande cerca
de Rarity. Justo cuando iba a ocultarme de nuevo, vi como ese abusivo levantaba su mano como si
fuese a golpearla. Quise gritarle que se detuviera, pero fue más rápido de lo que pude reaccionar.
El monstruo movió su brazo rápidamente pero se detuvo justo antes de pegarle a Rarity, chocando
con algo. Rarity había usado sus poderes para crear un diamante y bloquear el golpe, pero yo no
estaba dispuesta a permitir que trataran de herir a mi amiga. Solo por instinto, moví mi propio
brazo en dirección hacia el martillo y este se levantó del suelo para volar hasta mi mano. El señor
rey Bor no me dijo que podía hacer eso pero, recordando lo que sí me dijo, lo alcé al cielo y sentí el
poder. Creo. Nunca he sido poderosa así que no sabría decir si lo que sentí fue poder o alguna otra
cosa. Lo que sí sabía es que iba a darle una lección al tipo que se metió con mi amiga.

Fui corriendo hacia Rarity, quien seguía bloqueando los golpes del tipo grande. Ahora que lo
pienso, se suponía que era un lugar super seguro, pero aun así somos nosotras las que estamos
peleando. De cualquier manera, llegué hasta donde estaban los dos y usando ambas manos le di
un golpe al monstruo grande, mandándolo a volar hasta el portal por el que había venido. Rarity
no perdió el tiempo e hizo un diamante para empujar al monstruo pajarito devuelta al portal
también, mientras él decía cosas como me vengaré. Era muy pequeñito como para tomarlo en
serio, así que Rarity y yo nos miramos y nos reímos. “¿De dónde sacaste ese atuendo, Fluttershy?
Creo que te sienta divino.” Al principio no entendí a qué se refería, pero cuando creó un diamante
para ver mi reflejo, supe que era otra cosa que el señor rey Bor no me había explicado. Llevaba
puesta una armadura, una capa y un casco. Aunque definitivamente no es lo que yo habría
elegido, si Rarity dice que me sienta bien entonces no me quejaré. Excepto del casco. Es feo.

Aparentemente, nadie se enteró de lo que hicimos ahí y aún tenía que devolver el martillo.
Aunque me costase admitirlo, fue divertido usarlo y era mi responsabilidad tenerlo, así que le pedí
a Tree Hugger si podía hacer uno falso de cartón para dejarlo en el cráter. Me hizo ese favor y
pasamos el resto del día haciendo lo que vinimos a hacer, ver lindos animalitos en el refugio. Al
terminar el día, volvimos a la estación de bus junto a Tree y al mismo chofer que nos llevó al
refugio; nos despedimos y emprendimos el viaje de vuelta a casa con Rarity. Hablando con ella,
empecé a convencerme de que lo que pasó aquí, ese martillo y que las chicas tuviésemos súper
poderes no podía ser una gran casualidad. Algo quería que se cumpliera el sueño de Nacho de
tener un equipo de súper héroes y ahora yo sí podía formar parte de él.

Capítulo 8b, La capitana y la corredora

“Applejack, ¿a dónde vas?” Escuché preguntar a Rainbow mientras salía del edificio donde vivía
Nacho. Me había seguido luego de que me fui y como es mi mejor amiga le expliqué lo que tenía
en mente. “Es sobre mi viejo, Rainbow. De un día a otro me enteré de que fue un súper héroe, que
conocía al viejo de Nacho y de tantas otras cosas que mi cabeza sigue dando vueltas. Yo… quiero
saber si él está por ahí.” Rainbow Dash me miró y sonriendo un poco me dijo. “Entiendo que es
algo delicado para ti, pero ni creas que te dejaré hacerlo sola.” Desde que la conocí, siempre he
sabido que Rainbow es una de las personas más confiables y leales que existe y aunque no quería
que las chicas me ayudaran, tampoco iba a decirle que no en su cara. “A propósito, ¿qué es eso
que no te dejaré hacer sola? ¿Tienes alguna idea de donde puede estar tu viejo?” Siendo honesta,
no tenía idea por dónde empezar y el único lugar que se me ocurría era tan poco interesante como
ver dos globos chocando.

“De verdad me alegra ver a dos estudiantes que aprovechan su tiempo de vacaciones para venir al
carnaval de la sabiduría que es la biblioteca.” Cheerlie se veía tan emocionada como
desilusionadas estábamos nosotras dos. Por algún lugar teníamos que empezar y supuse que
podría haber algún libro sobre mi viejo aquí. Ojalá esté equivocada y podamos irnos de este lugar
de inmediato.

“¿Encontraste algo, Rainbow Dash?” Le pregunté con la esperanza de que me sacara de este lugar.
“No, nada. Podría revisar este lugar mucho más rápido si Cheerlie me dejara correr aquí.” Dijo,
mientras la bibliotecaria se lo negaba con el dedo. Cuando estaba a punto de rendirme y
quedarme dormida del aburrimiento, escuche a alguien que nos preguntaba “¿Qué hacen ustedes
dos aquí?” Levanté la cabeza y vi a Trixie con un montón de papeles bajo el brazo. “Yo podría
preguntarte lo mismo.” Se quedó en silencio un momento. “Si, es cierto. La gran y poderosa Trixie
no suele venir a la biblioteca cuando está de vacaciones, pero quería pegar estos pósteres de… Un
momento, ¡la gran y poderosa Trixie preguntó primero!” No sé cómo, pero Cheerlie no le pidió
que bajara el volumen. Quizás está acostumbrada a que Trixie sea tan ruidosa.

Cómo estaba más cansada que un caballo de feria ni me di cuenta de que le dije a Trixie que
estábamos buscando información sobre el Capitán América. Tampoco es como si quisiera
mantenerlo en secreto, solo no me di cuenta cuando lo hice.

“Yo no les recomendaría buscar sobre él aquí.” Que diga eso me lleno de alivio, pensando que ya
podía irme de la biblioteca, pero tampoco me servía de mucho. Rainbow Dash le preguntó a qué
se refería y Trixie le contestó. “Si fuese ustedes, y por suerte no lo soy, buscaría en la colección de
comics de mis padres.” Si hubiese tenido la más mínima idea de que mi viejo tenía su propia saga
de comics, ¿Creen que estaría en una biblioteca? “Mis padres coleccionan muchas cosas, pero
definitivamente no comics.” Dijo Rainbow con una gran pausa entre lo que estaba diciendo, como
si hubiese recordado algo a la mitad. “Oh, no. Me refería a los padres de la gran y poderosa Trixie.”
La miré un poco sorprendida, en lo que Dash le comentaba. “No sabía que tus padres eran unos
tremendos ñoños.” “Hay mucho que no saben de mí.” Me levante de mi silla, porque sabía que la
ayuda de Trixie no podía ser gratuita. “¿Qué ganas tu con esto, Trixie?” “¿Yo? Por favor Applejack,
como podría- quiero que le digan a Sunset Shimmer que ponga mi nombre en el anuario como la
más grande y más poderosa de toda la escuela.”

Pensé que bromeaba por solo medio segundo, luego recordé que se trataba de Trixie. Le di la
mano y luego de un fallido intento de desaparición con bombas de humo, nos llevó a mí y a
Rainbow a su casa.

Al cabo de un rato, llegamos a su casa. Nunca había estado ahí, porque la verdad no nos llevamos
muy bien con Trixie. Ella puede ser bastante arrogante cuando quiere, pero no es una mala
persona; solo es que quiere ser arrogante muy a menudo.

Pasamos horas metidas entre cientos de comics sobre las aventuras de mi viejo, y aunque varias
sonaban como inventadas, me sentí muy nostálgica por al fin conocer algo sobre mi padre. Ni
Granny Smith debe conocer estas historias. Luego de un gran bostezo, Rainbow Dash dijo. “¿Sabías
que el Capitán América intentó comerse su escudo una vez? Porque yo ahora lo sé.” Trixie se rio
un poco. “Me encanta esa parte, sobre todo cuando dice Tengo que comérmelo Rara, o moriré.”
Fuera de que se supiera el dialogo de memoria, hubo algo más que me llamó la atención en lo que
dijo. “¿Dijiste Rara?” “Si, Rara era la mano derecha del Capitán. Cómo el Chico Percebe de
Sirenoman.” Rainbow la miró un poco asombrada y Trixie dijo de inmediato. “Por lo que le han
contado a la gran y poderosa Trixie.” Le quité el comic a Rainbow, porque tenía que verlo por mí
misma. Había algo ahí mucho más sorprendente que mi viejo tratando de comerse un escudo de
metal. “Rainbow, ¿fuiste alguna vez al Campamento de la Amistad cuando niña?” “No, Fluttershy y
yo fuimos a otro campamento. ¿Por qué lo preguntas?” Seguí mirando ese comic un momento;
parecía increíble, pero tenía que ser ella. “Applejack, ¿estás bien? La gran y poderosa Trixie está
preocupada.” “Esta chica Rara era mi monitora en el campamento. Quizás ella sepa que le pasó a
mi viejo.” Y con eso hice que la gran y poderosa Trixie fuese la grandiosamente confundida Trixie,
así que le tuve que explicar que el Capitán América es mi viejo, que heredé su escudo y todas esas
cosas que ustedes ya saben. Sin perder ni un segundo, nos despedimos de Trixie, luego de
agradecerle por su ayuda y nos dirigimos con Rainbow a seguir la única pista que teníamos. “¡No
se olviden de hablar con Sunset Shimmer!”

Para seguir esa pista y encontrar a quién fue mí monitora y una gran amiga, teníamos que viajar en
tren y como ya se hacía tarde, podíamos aprovechar de dormir luego de todo el sueño que nos dio
estar en la biblioteca de la escuela.

“Llegaremos mañana en la mañana Rainbow, así que, ¿por qué no te vas a dormir de una vez?” No
pretendía sonar molesta, pero me estresaba un poco que estuviese corriendo de un lado del tren
al otro. Tal como si no me hubiese escuchado, me preguntó. “¿Crees que podría correr más rápido
que este tren? Eso sería tan asombroso.” “¿Por qué no saltas afuera y lo averiguas?” Dejó de dar
vueltas por el tren cuando me escucho, y entró a nuestra habitación. “¿Estás bien, A.J.?” De
nuevo, no pretendía sonar molesta, pero no me estaba funcionando. “Lo siento Dash, es solo
que…” Me interrumpió tal cual Pinkie Pie interrumpe a Nacho. O a cualquiera de nosotras, la
verdad. “No tienes que decirlo, se lo importante que es esto para ti. Pero pensé que estarías más
emocionada ahora que tenemos una idea de lo que estamos haciendo.” “Siendo honesta Rainbow,
estoy un poco asustada. De verdad quiero encontrar a mi viejo, pero no sé si lo odio por
abandonarnos y tampoco sé que haría si lo viera. Ni si quiera sé si lo veremos.” “Bueno, si tú no
sabes que decirle, quizás mis pies hablen un par de cosas con su trasero por abandonar a mi amiga
y sus hermanos.” Tengo claro que es la manera de Rainbow de animarme y junto a que me esté
acompañando en todo esto, le agradecí bastante y de nuevo le insistí en que fuéramos a dormir.

Al día siguiente llegamos a la estación y comenzamos a caminar hacia el campamento. Había ido
cuando pequeña, pero podía recordar perfectamente el camino y a Granny Smith llevándome de
la mano por él. He sentido más nostalgia en los últimos días que en toda mi vida y casi le doy la
mano a Rainbow pensando que era Granny Smith llevándome una vez más por ese camino.
Caminamos cerca de media hora y llegamos a un lugar abandonado, dónde solía estar el
Campamento de la Amistad. Pero yo no lo veía abandonado.

“Rara, ¿podrías cantarme una canción antes de ir a dormir?” “¿De nuevo? Juraría que ya te canté
una hace un rato. Pero supongo que por mi campista favorita podría tocar una vez más.” Dijo
levantando su guitarra y arropándome en mi saco de dormir. “¿Cuál te gustaría escuchar,
Applejack? ¿La magia que llevo dentro? ¿O que tal Y aun sin voz quería expresar con gestos y
aleteos algo?” “¡Esa! ¡Quiero esa!” “Muy bien, pero ¿Cómo decimos aquí en el Campamento de la
Amistad?” “¿Podrías tocar esa canción por favor?” “Esa es mi Applejack. Ejem… Soy un pájaro
raro…”

“Hola, ¿Applejack? Llevas como dos minutos mirando este vertedero sin decir nada.” “¿Ah? Oh,
perdón. Es que tengo muchos buenos recuerdos de este lugar.” Le dije aguantando las lágrimas,
algo que se me da bastante bien, incluso con lo duro que era ver este lugar tan desolado. “Esta
chica Rara…” Preguntó Rainbow, buscando romper el incómodo silencio. “… ¿Crees que sabía que
eres hija del Capitán América?” “Pues, ahora que lo mencionas, eso explicaría porque me trataba
tan bien. No es que haya sido una mala monitora con el resto, pero ella y yo nos llevábamos
especialmente bien.” Dash puso una mano sobre mi hombro. “¿Sabes que explicaría muchas cosas
también? No quedarnos aquí mirando el paisaje.” Pensé que me daría un mensaje alentador, pero
tenía razón, aún tenemos que buscar alguna pista de Rara o de mi viejo, así que entramos a lo que
quedaba del campamento. La asta de la bandera, las piedras de la fogata, los agujeros donde se
clavaban las carpas. A donde mirase había algo que me traía recuerdos.

“¿Pasa algo, Applejack?” “Intento mucho, pero no puedo tocar guitarra tan bien como tú.” “Oh, no
te pongas triste por eso. Si querías aprender, solo tenías que pedírmelo. Estoy segura de que
alguien como tú aprenderá muy rápido.” “¿Tú crees?” “¡Claro! Solo pon tus dedos aquí y tu otra
mano aquí. Yo pondré mi mano aquí para secar tus lágrimas, amiga.”

“No es que quiera reventar tu burbuja, Applejack, pero podría apostar a que Rara no está aquí.
Quiero decir, mira este lugar. No parece que nadie haya pasado por aquí en años.” No estaba lista
para rendirme, así que seguí recorriendo el lugar como si no la hubiese escuchado. Sabía que
había muy pocas probabilidades de encontrar algo o a alguien que nos guíe a Rara o a mi viejo,
pero el sentimiento de nostalgia y mi testarudez evitaban que pensara con claridad. “Si Rara sabía
que yo era hija del Capitán América… No, si Rara era la mano derecha de mi viejo, quizás haya
tenido alguna forma de comunicarse con él.” Al principio tuve esa idea porque estoy pensando en
lo que sea con tal de no irme con las manos vacías, pero luego recordé algo que podría tener
mucho sentido. “¿Algo como una de esas radios antiguas? No creo que…” “El viejo de Nacho le
diseño este escudo a mi viejo. Quizás también haya diseñado algún tipo de línea directa para que
él y Rara tuvieran como hablar entre ellos.” “Pues vamos a buscarla, Applejack.” Si mis ideas no
eran tan locas, esa línea directa debería estar en la oficina de Rara en el campamento, el mismo
lugar donde la conocí, así que ahí fue a donde nos dirigimos Dash y yo.

“¡Bienvenidas al Campamento de la Amistad, niñas! Soy Coloratura, y seré su confiable monitora,
guía y amiga mientras estén aquí. Dime, ¿cómo te llamas?” “Soy Applejack, vine desde Canterlot
junto a mi abuela Granny Smith.” “¿Applejack? Es un lindo nombre.” “Gracias, señorita Rara.”
Podía oír las risas de las otras chicas, aunque trataran de disimularlas. “¿Rara? Oh, ya veo, es un
diminutivo de Coloratura. Pues ese también es un lindo nombre, me gusta mucho. Tengo el
presentimiento de que tú y yo nos llevaremos muy bien, Applejack.”

“Y si necesitas algo aquí en el campamento, solo busca a tu amiga Rara.” “¿Dijiste algo, A.J.?” No
me había dado cuenta de que dije esa parte en voz alta. “Se que debe ser duro para ti estar aquí,
pero cuando empiezas a hablar sola me preocupas un poco.” “Lo agradezco, pero no te preocupes.
Estaré bien cuando hayamos encontrado… bueno, cuando encontremos cualquier cosa.”
Comenzamos a revisar cada rincón de la cabaña, entre cajones, detrás de estantes y hasta debajo
de la alfombra. Al cabo de unos minutos dejamos el lugar más limpio que mi colección de trofeos
de la feria del condado, pero no encontramos nada, excepto una foto de Rara y yo que casi me
hace llorar de la emoción. Mientras yo me sentaba en el escritorio de Rara, Dash puso su mano
sobre mi hombro, tratando de animarme luego de nuestra fallida búsqueda. “¿Sabes una cosa,
Rainbow Dash? Que me hayas acompañado y tantos bonitos recuerdos de este lugar hacen que
este viaje haya valido la pena, incluso si no encontramos nada.” “Me alegra que pienses así
Applejack, pero yo sí encontré algo.” Me levante más rápido que un gato de campo y Rainbow me
señaló los tablones que estaban debajo de la alfombra. “Hay algo aquí abajo.”

Levanté mi puño y golpeé la madera de la cabaña, rompiéndola sin una gota de sudor. Tal como
dijo Rainbow, había un túnel con una serie de escaleras que bajaban unos cuantos pisos. Dash y yo
nos miramos y sin decir nada comenzamos a bajar, yo primero. Estaba bastante oscuro, pero al
tocar el fondo encontré un interruptor de luz que iluminó lo que parecía una guarida secreta.
Había varios computadores antiguos, escritorios y cajas llenas de papeles y al fondo de la sala
había un raro dibujo que parecía un pulpo de color rojo. “Antes de que preguntes, Rainbow, no
tenía idea de que esto estaba aquí.” “Eso me lo imaginaba. Me preocupa más saber desde cuando
esta esto aquí. Se ve menos abandonado que el campamento, por algún motivo.” Ella tenía razón,
parecía que alguien hubiese estado aquí pero no sabría decir hace cuánto. Por lo mismo, seguimos
husmeando a ver si encontrábamos algo de utilidad, aunque, siendo sinceras, encontrar esto
debajo del campamento ya era bastante sorprendente. ¿Rara sabía sobre esto?

En una de las cajas que había por ahí encontré muchos documentos, los cuales no me habría dado
la molestia de leer si no fuese por algo que me llamó la atención en uno de ellos. “Reporte de
misión, 22 de diciembre. El año se ve gastado.” Me leía a mí misma. “¿Por qué hay fotos de los…?”
“¡Applejack! Tienes que venir a ver esto.” Dejé esos papeles ahí y enseguida fui a ver lo que
Rainbow quería mostrarme. Eran más documentos, para mi desgracia. “¿Ves esto? Aquí dice que
el Capitán América fue eliminado en una misión especial.” Considerando que después de todos
estos años simplemente asumí que él estaría muerto, no me afectó tanto saber que efectivamente
había estirado la pata. Aunque si era fuerte saber que probablemente lo asesinaron. “Pero no te
quites el sombrero todavía, ahora mira esto. En este otro dice que el Capitán se perdió en la acción
y que jamás lo encontraron.” Si bien nunca lo conocí, al menos es reconfortante saber que si nos
abandono fue porque probablemente quería protegernos de lo que sea que está pasando aquí.
“Pues bueno, lo encontraron y lo mataron. Supongo que…” “Pero mira las fechas Applejack, el
papel que dice que lo mataron es de un año antes de que tu viejo desapareciera.”

Le quité los papeles a Rainbow y al revisarlos un momento me di cuenta de que efectivamente las
fechas no coincidían. ¿Qué establos estaba pasando aquí?

Quería seguir leyendo, por raro que suene, pero Rainbow se lanzó sobre mí, tirándome al suelo.
Antes de poder preguntarle que estaba haciendo, vi un cuchillo clavado en la pared y a la distancia
una persona. Tenía una máscara, un brazo de metal y, por cómo se acercó a nosotras, muchas
ganas de matarnos. Dash se levantó inmediatamente y fue corriendo a darle un golpe, pero el
sujeto la interceptó y de un derechazo con su brazo de metal la envió al otro lado de la sala, a
través de muchos escritorios. Claramente preocupada por mi amiga, decidí irme a los golpes con la
persona que tenía al frente. Sacó otro cuchillo y se abalanzó hacía mí, pero por suerte pude
reaccionar a tiempo para frenarla con el escudo de mi viejo, el cual hizo trizas su cuchillo.
Sorprendida, siguió intentando atacarme con sus manos, pero el escudo, sumado a mi fuerza,
lograban detener cualquier intento de golpe. En vez de seguir bloqueando, rechacé uno de sus
golpes con el escudo, haciéndole perder el equilibrio y la golpeé en la cara, quitándole la máscara.
Hasta el día de hoy me pregunto si debí hacerlo. “¿Rara?”

Me miró como si dudara, pero luego levantó su brazo y antes de que pudiera reaccionar, Dash
llegó a toda velocidad a darle una patada voladora que la hizo atravesar hasta las paredes de
cemento de la guarida donde estábamos. “¡Rainbow!” “¿Qué? Ese sujeto iba a matarnos.” “Ese
sujeto… era Rara.” Fui a ver hacia donde Rainbow Dash la había mandado volando, pero no había
nadie.

Al final del día, volvimos con Dash a Canterlot, pero lo que fue una aventura por buscar respuestas
solo me dejó más preguntas. Lo único que aprendí hoy es qué, si el Capitán América había
desaparecido, alguien tenía que tomar su lugar.

Capítulo 8c, La risueña y la ñoña

“Mi súper traje… ¡Ya sé! ¿Qué tal si uso mi disfraz de gallina del Halloween pasado?” “¿Te
disfrazaste de…? Pinkie, ni un villano que te vea así se va a sentir intimidado.” Puede que Nacho
tenga un punto. Pero pensar en un traje yo solita me costaría un mundo y Rarity no está aquí para
ayudarme a pensar en un lindo conjunto.

“Bueno, tengo que irme ya. Sunset me debe estar esperando y sabes que no me gusta ser
impuntual.” Lo tome de las manos antes de que se fuera por ese portal. “No olvides pasarlo bien,
amor. Si es que puedes pasarla bien sin mí.” Le dije sin titubear. No porque me moleste que se
vaya con Sunset a otra dimensión, pero me gusta molestarlo de vez en cuando. Es la única manera
de que su ineptitud social vaya mejorando.

Nos besamos mucho y se fue volando con su super traje puesto, porque todos sabemos que él es
Iron… Heart y que volar es el único uso que le da últimamente a eso. Me pregunto si con mis
poderes podría volar. Podría dejar unas chispitas en el suelo y salir volando por los… no, la caída
probablemente me mandaría al hospital. Mis pensamientos fueron interrumpidos por una canción
que no tenía idea de donde podía venir. Antes de volverme loca, recordé que existen los teléfonos
celulares y que el mío debía andar perdido por ahí. Cuando lo encontré, vi que tenía un mensaje
de Twilight diciendo que necesitaba mi ayuda. No te preocupes Twilight, ¡Pinkie Pie va por ti!

“¡Twilight! Recibí tu mensaje y vine lo más rápido que pude. ¿Está todo bien? ¿Tuviste otra de esas
pesadillas? ¿Necesitas a alguien que te acompañe ahora que todas las chicas están fuera de la
ciudad? Estoy segura de que Spike puede ayudarte con eso, a menos que esté persiguiendo
ardillas.” Tenía suerte de que Nacho viviera cerca de mí o probablemente Pinkie se habría tardado
mucho más en llegar aquí. “Esas son muchas preguntas, Pinkie. No, no está todo bien, no tuve una
pesadilla y no creo que Spike pueda ayudarme con esto.” “Ah, como quieras.” Dijo Spike desde su
cama; no tenía idea que había despertado y aun no me acostumbro a que entienda lo que digo.
“¿Qué pasó, Twilight?” Preguntó Pinkie preocupada. “¿Recuerdas el traje en el que Nacho y yo
trabajábamos?” “¿Ese que me haría encogerme? Claro, pero pensé que ahora que tengo poderes
de verdad no lo necesito.” Le expliqué a Pinkie Pie que, mientras estábamos en el campamento,
alguien robó la fórmula de mis partículas S.O.P. y que ese alguien probablemente quiera venderla
o usarla para algo terrible.

“Entiendo que es triste que te hayan robado, pero ¿No puedes hacer más y ya? Eres muy lista
Twilight, estoy segura de que recuerdas la fórmula perfectamente.” “No se trata de eso, Pinkie. No
puedo dejar que nadie tenga esa fórmula.” “Eso es bastante egoísta de tu parte.” La miré con una
cara muy seria, pero no parecía entender la gravedad del asunto. Por lo mismo, tuve que seguir
explicándole. “¡Pinkie Pie! Es tecnología muy peligrosa. La persona que la robó podría ponerse a sí
mismo o a otros en peligro si intentara replicarlas. Sí accedí a hacer el traje con esas partículas fue
porque confío en ti. Por eso te llamé, de hecho. Necesito que uses el traje y robes la fórmula de
vuelta.” Esta vez Pinkie parecía entender la gravedad del asunto, pero una vez más me bombardeo
en preguntas. “Veamos si entendí. ¿Quieres que use el traje que me acabas de decir que es
peligroso y que aún no está terminado para robar una fórmula que te robaron para que nadie más
pueda usar esta misma tecnología que me acabas de decir que es muy peligrosa? Y pensar que yo
pensaba que me haría vieja esperando una oportunidad de ser una super heroína como Nacho.”

La miré sorprendida. Quiero decir, rara vez entiendo las intenciones de Pinkie, así que le pregunte
para asegurarme. “¿Eso es un sí?” “¡Claro! Haría lo que sea por mis amigas. Aunque robar no
suena muy heroico.”

Ahí me encontraba, tal como si Twilight fuese Don Cangrejo, tenía que ayudarla a recuperar la
fórmula secreta de sus cangreburgers encogedoras. “Antes de eso, Pinkie, tengo que enseñarte a
usar el traje, sin demora.” “Pensé que no lo habías terminado todavía. A propósito, no es que no
quiera ayudarte, pero ¿Por qué tengo que usar yo tu tecnología?” Le pregunté a Twilight porque,
después de todo, era su traje y creo que es ella la que debería. “Buena observación Pinkie.
Mientras tú haces de súper héroe, yo estaré aquí vigilando cada movimiento. Ahora, ponte el
traje, no podemos perder ni un momento.”

Pase todo el día junto a Pinkie enseñándole a cómo usar el traje y, aunque no fue para nada fácil,
para la noche ya estaba hecha una profesional y, para mi suerte, el traje funcionaba de maravilla.
Odiaría tener que explicarle a Nacho que encogí a su novia de forma permanente. “¡Prepárense
chicos malos, aquí viene Chisparrosa la Magnífica!” Dijo Pinkie Pie muy entusiasmada, a pesar de
que estábamos a solas en mi habitación. “¿Podrías no hacer eso cuando estés en tu misión?” Le
brillaron los ojos cuando dije misión. “Se supone que debes ser sigilosa.” Apenas terminé esa frase
me di cuenta de que elegí a la peor de las chicas para una misión silenciosa, pero tampoco tenía
más opciones. “Lo siento Twilight. Es que es tan emocionante ser una súper heroína. Ahora sé
porque Nacho soñaba tanto con ser uno, se siente genial.” Le pedí que se quedara a dormir para
poder empezar nuestra misión al día siguiente y se quedó dormida en un instante. Tanto
entrenamiento con el traje la debe haber dejado agotada y decidí hacer lo mismo para estar llena
de energía en la mañana.

“¡Buenos días, Twilight!” Pinkie Pie me despertó muy temprano. Le dije que se quedará para
poder descansar, pero me refería a mucho más que solo 8 horas exactas de sueño. De cualquier
modo, ya estábamos de pie las dos, así que preferí aprovechar el día en vez de echarnos a dormir
de nuevo. Pinkie me llevó a la cocina para desayunar, donde me di cuenta de algo. “¿Dormiste con
el traje puesto?” “Claro, tengo que estar súper preparada para cualquier cosa. Y antes de que
preguntes, no. Nacho no duerme con su traje puesto. Apenas duerme con algo puesto.” No
necesitaba saber eso, pero gracias por la imagen mental. Al menos es bueno saber que está
comprometida con esto de ayudarme. Terminamos de comer y pasamos a la segunda parte de
nuestra, no intento hacer ni un chiste aquí, pequeña operación; iba a mostrarle a Pinkie el lugar en
el que debía infiltrarse. Yo soy la que la guiará, pero no le haría mal saber dónde se está metiendo,
solo por si acaso. Hablando de por si acasos. “Dos cosas antes de que te vayas, Pinkie. Nada de
números musicales cuando estés trabajando.” Dio un suspiro de decepción. “Y por favor, trata de
no usar tus otros poderes dentro del traje. Quién sabe lo que podría pasar si lo haces explotar.”
“Eso si lo puedo hacer, Twilight. Pero ¿Pedirme que no cante? Es casi más difícil que controlar mis
poderes.” La miré tratando de hacer de que se dé cuenta de que de lo importante que era esto,
pero parece que ya lo había entendido. Probablemente soy yo la que no la está entendiendo a
ella, nada fuera de lo común.

Pasaron las horas y aquí me encontraba a solas. Era de noche y estaba con mi nuevo traje frente a
un gran edificio e infiltrarme en él para recuperar lo que le robaron a Twilight era mi oficio. Tomé
un respiro, me puse el casco del traje y fui corriendo a la aventura.

Me detuve de golpe en un momento y recordé algo muy importante. “Pinkie, deberías encogerte
antes de entrar, ¿no crees?” Sí, hablar conmigo es algo que hago de manera constante. Oprimí el
botón de mi mano derecha y enseguida me volví del tamaño de una hormiga, lista para ir al
rescate.

“Probando, probando. ¿Me escuchas, Pinkie?” Podía escuchar a Twilight a través de un
comunicador que llevaba puesto en mi oreja. “¡Hola Twilight!” Le dije, mientras me acercaba al
edificio, pasando por una reja. “Escucha bien, Pinkie. Tienes que llegar a… Spike, ahora no. Tienes
que llegar al laboratorio del subterráneo. Es el lugar más lógico donde podría estar mi fórmula, así
que empieza a buscar por ahí.” “¿Sabes, Twilight? Cuando dices el lugar más lógico pienso que no
sabes exactamente dónde está lo que sea que estoy buscando aquí.”

Pasé por debajo de la puerta principal y, evitando tararear o hacer un número musical como me
pidieron, me dediqué a buscar el laboratorio que Twilight había mencionado. Como era pequeña,
tenía que caminar un montón para ir de un lado a otro y no podía leer bien los letreros desde tan
abajo. “Pinkie, el laboratorio esta al fondo a la izquierda.” “Oh, gracias Twilight. Había olvidado
que estabas guiándome.” “Lo siento, es que Spike estaba aburrido y se sentó sobre mis piernas.”

Caminé por quien sabe cuánto hasta que llegué a la puerta que menciono mi amiga, que tenía un
cartel que decía solo personal autorizado. Sobra decir que no le hice caso, pero estaba bien sellada
y no había forma de pasar por debajo. “Houston, tenemos un problema.” Le dije a Twilight,
contándole sobre la puerta cerrada. “Qué curioso que menciones ese cliché. Debe haber un ducto
de ventilación cerca por el que podrías entrar, si no estoy equivocada.” Miré a todas partes hasta
que encontré una rejilla, pero estaba todo el camino arriba, hasta el techo. ¿Cómo llegaría hasta
ahí arriba? Debiste ponerle alas a este traje Twilight, eso es un hecho. Me aseguré de que no
hubiese nadie alrededor y tomé una decisión arriesgada. Volví a hacerme grande, empuje una
mesa debajo de mi objetivo y parándome sobre ella logre saltar hasta colgarme de la entrada.
“Eres buena, Pinkie Pie.” Me dije a mi misma, cuando escuche un ruido que me dejo alarmada.

Aparentemente no me había dado cuenta de que había cámaras por ahí, así que cuando me hice
grande alguien debe haber hecho sonar una alarma de intrusos. “¡Twilight! No me dijiste que
había cámaras aquí.” “Sí te lo dije, Pinkie Pie. Te lo dije hace dos minutos.” Qué curioso, debo
haber estado pensando en otra cosa. Antes de que Twilight terminase de decir mi nombre para
recordarme que debería ponerme en acción, me impulse con ambas manos y me encogí una vez
más para entrar a los canales de ventilación. “Bien hecho, ahora todo el edifico sabe que estas
aquí.” “Si, pero no saben que es lo que estoy haciendo aquí.” Le dije a Twilight, tratando de
quitarle su preocupación. “No importa si saben o no, van a proteger mejor el lugar completo si
saben que hay un intruso ahí. Eso incluye mi fórmula, para tu información.” “Solo dime a donde
tengo que ir y verás que todo saldrá bien.” Si hay alguien que sabe quitarle la diversión a las cosas,
Twilight es una entre cien.

Estando en los ductos de ventilación, podía escuchar muchos guardias moviéndose para
encontrarme. “¡Ja! Jamás me encontrarán mientras esté aquí arriba.” “¿Oyeron eso? Creo que
vino de los tubos de ventilación.” Pinkie, ¿qué estás haciendo con tu vida? “Pinkie Pie, solo ve al
laboratorio de una vez.” Me dijo Twilight, recordándome que debería mover mis pies. Todo esto
se parecía mucho a esa escena de Toy Story 2, yo corriendo tan rápido como mis pequeñas piernas
me permitían.

Como estaba concentrada en esa película, no me di cuenta de que frente a mí había otra rejilla
mientras por ahí mismo me caía. Pinkie Pie mala. Twilight me confirmo que había caído en el
laboratorio donde se suponía que estaba la fórmula; que suerte la mía. Pinkie Pie buena.

“Pinkie, hagas lo que hagas, no te hagas grande de nuevo.” Me dijo Twilight, como si no supiera lo
que estoy haciendo. “Twilight, tenemos que trabajar en esto de la confianza. Yo confío en ti un
cien por ciento.” No parecía que había nadie en el laboratorio, así que hice literalmente lo que
Twilight me dijo que no hiciera; volví a mi tamaño normal para buscar mejor. Como no tenía idea
como se veía una fórmula, comencé a mover cajas y papeles por montón. “¿Cómo se ve eso que
estoy buscando?” “¿Te refieres a esto?” Escuche a alguien preguntarme eso mientras me
mostraba un frasquito muy modesto. “Supongo, en verdad no sé…” Traté de decirle, pero no pude
terminar antes de que, quién sea que fuese el qué me hablaba, desapareciera frente a mí de un
momento a otro. “¿Señor? ¿Puedo llevarme ese frasquito?” Pregunté tratando de ser amable,
pero luego sentí un gran golpe en mi rostro. “Sabía que vendrías por tu fórmula, Twilight Sparkle.”
Dijo el mismo sujeto, apareciendo una vez más frente a mí. “Lamento decepcionarlo, pero no soy
Twilight.” Le dije quitándome el casco, con lo que lo confundí. “Oh, que lástima. Bueno, parece
que tendré que deshacerme de ti.” Desapareció de nuevo, pero esta vez reaccioné más rápido y
me encogí. Fue entonces cuando lo vi, el sujeto también se había encogido para golpearme en
primer lugar. Puede que yo sea extremadamente adorable, pero también se pelear.

Excepto que no se me da tan bien como planear pijamadas. El tipo sabía pelear bastante mejor
que yo y su traje, a diferencia del mío, sí tenía alas. “Twilight cuando salga de aquí, prométeme
que vas a hacerle alas a este traje, por favor.” “Pinkie, ¿que está pasando ahí? Acabo de arreglar el
sistema de comunicación.” “No mucho, solo me está dando una paliza un tipo que tiene un traje
muy parecido, pero mejor.” Salí de mi escondite y cuando vi que me iba a golpear de nuevo, me
hice grande y le di un manotazo que lo envío al otro lado de la sala. “Olvida eso, ya le di su
merecido. Aunque hablo en serio con lo de las alas.” Ahora, por ese frasquito. Me dije antes de
sentir la picadura de un mosquito. ¿Es que su traje es mejor que el mío en todo sentido? Me
encogí de nuevo, esperando emparejar la pelea de nuevo. Seguimos peleando o, mejor dicho,
seguí escapando, corriendo tan rápido como puedo. Comencé a lanzarle cada cosa que se cruzaba
en mi camino, haciendo del laboratorio un verdadero desastre. En un momento, se hizo grande
para poder atrapar una todas las cosas que alcancé a arrojarle. “Ooooh, así que no te gusta que
lance cosas, ¿verdad?” No pudo ver mi cara porque yo aún era pequeña, pero se lo dije llena de
maldad. Me volví a hacer grande y como si fuese Jerry tratando de hacer que echen a Tom de la
casa, comencé a lanzar hasta la cosa más pequeña que pudiese encontrar en la sala.

Una de todas las cosas que tomé comenzó a brillar en mi mano, probablemente por mis otros
poderes. Me asuste bastante y en vez de lanzárselo al otro tipo, la cosa explotó en mi mano. “No
juegues con eso, ¿quieres?” Justo cuando terminó de decir eso, lo que sea que tomé comenzó a
llenar la sala de humo. Como el sujeto estaba ocupado sujetando todas las cosas que le lancé, eso
había sido muy oportuno. Fui corriendo a atacarlo, lanzándolo al suelo, aprovechando que no me
vio venir. “Vas a devolverle su fórmula a Twilight o…” “¿O qué?” La verdad, no tengo idea que
decir. No sabía qué hacer, probablemente este tipo pueda ganarme haga lo que haga. Su traje es
mejor que el mío, pelea mejor que yo y ya no se me ocurre nada. Pero le hice una promesa a
Twilight y si quiero ser una súper heroína como Nacho, no puedo rendirme ahora. Justo en ese
momento, me di cuenta de algo terrible, algo que cambiaba las cosas.

Cuando la cosa que explotó en mi mano explotó en mi mano, destruyó el botón que uso para
volver a mi tamaño normal. “Lo siento mucho, Nacho.” Dije mientras me encogí por última vez,
sabiendo lo que debía sacrificar.

Saqué una dona de mi pelo, un lugar donde normalmente guardo donas, y la usé para hacer
explotar el botón de encogido de su traje. “Maldita niña, ¿qué crees que haces?” Dijo, dándose
cuenta de que su traje se quedaría grande. Busqué por todas partes una forma de entrar a su
traje, esperando poder desarmarlo desde adentro. “¿Piensas que eso funcionará? Este traje está
sellado por todas partes. Tendrías que ser más pequeña que un átomo para llegar al centro.”

“Pinkie Pie, sé lo que planeas. Ni se te ocurra hacerlo.” Le dije a Pinkie desde mi casa. Había
escuchado lo que el otro tipo le dijo y, si estaba en lo correcto, ella trataría de hacer literalmente
eso. “Es la única manera de recuperar tu fórmula, Twilight.” “No me importa mi fórmula Pinkie Pie.
Tú me importas más que eso. ¿Como le voy a decir a Nacho…? No, ¿cómo le voy a decir a las
chicas que deje que te encogieras infinitamente?” Hubo un silencio antes de que me respondiera
de nuevo. “Me encantaría tener una frase heroica para ahora, pero no tengo nada.” Grité el
nombre de Pinkie Pie y sin darme cuenta, aparecí en el laboratorio donde estaba ella y el tipo que
se robó mi fórmula. No perdí tiempo pensando en que fue lo que pasó y usé mi magia para hacer
levitar al ladrón en el lugar. “Pinkie Pie, por favor.” Dije dejando caer unas lágrimas. Pero mis
plegarias no fueron respondidas; el traje del ladrón comenzó a dar señales de funcionar mal y de
un segundo a otro, se encogió hasta desaparecer. Solo quedábamos yo y mi fórmula, la cual Pinkie
logró asegurar. Pero ¿A qué precio?

“No era mi intención, Nacho.” Dije en voz alta una vez que parecía que ya no podía encogerme
menos. Pero por más alto que hablase, no había nadie para escucharme, solo un interminable
vacío negro. ¿Ahora qué, Pinkie? Este lugar se ve muy aburrido y, además de eso, estoy segura de
que Twilight se debe sentir terrible por encargarme recuperar su fórmula. No alcancé a decirle que
esto no es culpa suya; que yo sacrificaría lo que sea por una amiga, sin excepción alguna. Pero
viendo en retrospectiva, lo que más lamento es que no podré cumplir la Pinkie Promesa que
hicimos Nacho y yo. Empecé a llorar un poco, pensando en todo lo que habíamos pasado desde
que somos amigos. ¿Qué estoy diciendo? Prometí que jamás me rendiría y sobre todas las cosas,
prometí que salvaríamos al mundo juntos. Si me quedo aquí sin hacer nada, ¿de qué sirve hacer
una Pinkie Promesa? Me dije sin darme cuenta de que estaba haciendo mi clásico ritual y, cuando
hice la parte del pastelito en el ojo, mis poderes se activaron de nuevo, para mi sorpresa.

Había recuperado mi fórmula, pero perdí a una amiga que estaba dispuesta a hacer lo que sea por
mí. “Abuse de su confianza. ¿Debí hacerlo yo mismo? ¿Por qué fui tan egoísta?” “No puedes
ponerte a pensar en eso. Sí fuese posible, no habría futuro, Twili. Solo gente tratando de cambiar
el pasado. Oh, mira, dije algo heroico.” Levanté la vista y la vi a ella, parada frente a mí, sin el traje.
Antes de que pudiese decir algo, estiró sus brazos y me trajo hacía ella para abrazarme. “¿Debería
preocuparme por lo mucho que estiré los brazos?” Me preguntó. “Luego. Ahora solo me alegra
que estés aquí, Pinkie.” Nos seguimos abrazando, a pesar de que teníamos muchas preguntas.

“Entonces, Pinkie, ¿no recuerdas nada de lo que pasó?” Le pregunté una vez más, esperando que
se le ocurra algo. “¿Y qué hay de ti? Si podías teletransportarte, ¿por qué me enviaste a mí en
primer lugar?” “Porque no sabía que podía. Aún hay mucho que no se de mi magia. Solo sé que lo
hice cuando me preocupé por ti.” “Pues, dah. Es la magia de la amistad después de todo.”

Me dijo riendo un poco. “Pero mis nuevos poderes no son magia, ¿o sí?” Estiraba sus brazos
mientras pe lo preguntaba. “De hecho, creo que tienen que ver con mis partículas S.O.P.. Parece
que se mezclaron contigo cuando volviste a hacerte grande y ahora puedes estirarte mucho.”

Me puse a pensar un poco. “¿No habrás usado tus otros poderes como te dije que no hicieras?”
Me negó con la cabeza, aunque admitió que lo hizo sin querer una vez. Como no recuerda nada de
cuando se encogió, no pudo decirme con certeza si los usó nuevamente. “Se que estás
preocupada, Twilight, pero ¿A quién le importa? ¡Estos nuevos poderes son geniales!” Dijo
estirando su brazo para acariciar a Spike, quién dormía al otro lado de la habitación. “Aunque
lamento que tu traje haya desaparecido. Sé que Nacho y tu trabajaron duro en él.” “Prefiero que
desaparezca eso a perderte a ti.” Le dije abrazándola de nuevo.

El sacrificio de Pinkie Pie me inspiró y finalmente decidí que cuando vuelva de Equestria, le diré a
Nacho que quiero formar parte de su equipo.

Capítulo 8d, El chico y la pony

“¿Y Pinkie Pie? Pensé que vendría a despedirse de ti.” Me preguntó Sunset cuando llegué al patio
principal de CHS. No le importó que mis terribles hábitos de sueño me hayan hecho llegar unos
minutos tarde. Es que no soy muy fanático de las alarmas. “Sabes cómo es ella. Si no nos
despedíamos en casa nos habría seguido todo lo que dure nuestra aventura en Equestria. Lo cual
no es un problema para mí, pero dijiste que era mejor que no viniera.” Sunset se rio un poco y
aprovechó de explicarme por qué solo nosotros dos podíamos ir a Equestria. Cuento corto, hay
otra Pinkie Pie en esa dimensión y sinceramente si una ya es capaz de acelerar mi corazón, ver a
dos al mismo tiempo podría ser peligroso para mi salud. También podría ser peligroso para el
balance de la otra dimensión, claro.

“¿Listo, Nacho?” Dijo Sunset mirando a la estatua del patio. O lo que quedaba de ella después de
que la destruyeran durante los Juegos de la Amistad. “Por supuesto que no.” Le dije tiritando de
nervios. “Oh, que alivio. Pensé que era la única.” Dijo, valga la redundancia, muy aliviada. “Hace
mucho que no vuelvo a Equestria.” Puse mi mano sobre su hombro para darnos coraje a ambos.
Se necesitaba más que coraje para ir a otra dimensión, pero quería que sintiera que estaba con
ella. Literal y figurativamente. Entendiendo mi acto de amistad, respiró hondo y comenzó a
caminar hacia la estatua, donde estaba el portal. Se detuvo justo al frente, como si me estuviese
esperando. Cómo de verdad me estaba esperando, fui hacia donde ella estaba y luego de mirarnos
con decisión, entramos al mismo tiempo a donde fuese que me estaba llevando.

Durante aproximadamente cinco segundos, sentí como si mi cabeza fuese a reventar en cualquier
minuto. Era como si estuviese en uno de esos sueños terribles donde todo es demasiado real pero
no te puedes mover. Pasados esos cinco segundos, me sentí como si estuviese despertando o,
mejor dicho, como si alguien me estuviese despertando. La diferencia es que la segunda suele ser
más desagradable y así se sentía en ese momento. Pero no tan desagradable como darme cuenta
de lo que me había pasado. “Bienvenido a Equestria, Nacho.” Escuché decir a Sunset Shimmer, a
quién empecé a buscar en el lugar donde estábamos. Cuando finalmente la vi, empecé a unir los
puntos y me preocupé en cantidades inimaginables. Ella era un pony y eso solo podía significar
que yo también tenía que serlo. “Ah, genial. Ahora sé cómo se sentía Kuzco.” Dije mirando mis
pier… patas, tratando de mantener el equilibrio parado solo en las dos de atrás. Parecía que
Sunset estaba haciendo lo mismo, pero ambos nos dimos cuenta de que era inútil.

“¿Y ahora qué, Sunset Shimmer?” Le pregunté esperando no tener que quedarme más tiempo del
necesario de esta forma. Antes de que respondiera, escuchamos a alguien repetir el nombre de
Sunset. No se parecía a ni una de mis amigas de la tierra, lo cual suena bastante obvio
considerando que aquí son ponys, pero creo que entienden a lo que me refiero. “Sí, esa soy yo.
¿Te conozco?” Le preguntó Sunset a la otra pony que había entrado a la sala. “No, pero he oído a
Twilight hablar de ti. Soy Starlight Glimmer.” La saludamos y luego de un silencio más o menos
incómodo nos hizo una pregunta. “Entonces… ¿Ustedes vienen del portal? ¿Cómo es allá?” Yo aun
no me sentía cómodo siendo un pony, así que Sunset fue la que habló por los dos. “Es parecido,
pero no. Creo que tendrías que verlo para entenderlo.” Los ojos de Starlight brillaron un
momento, como si hubiese tenido una idea. “¿Podemos dejar eso para otro día?” Dijo Sunset,
quien parece haber adivinado cual era la idea de la otra pony. “¿Por qué? No saben lo aburrido
que es este lugar cuando Twilight y las chicas no están.”

Starlight quería venir con nosotros a la Tierra y la verdad no me parecía una mala idea. Sunset ya
lo ha hecho, la otra Twilight también y Starlight no parecía una mala perso… pony. No me
acostumbro. Además, era muy linda. ¿Está bien que piense eso? Quiero decir, ella es una pony,
pero ahora también lo soy. Este viaje entre dimensiones me está volviendo loco.

Movido por el interés de ver a la otra Pinkie, le pregunté a Starlight. “¿Y dónde están Twilight y las
chicas?” Ella se quedó mirándome unos segundos, probablemente porque era lo primero que dije
desde que llegamos y porque no debía tener idea de quien era yo. Finalmente reaccionó y, aunque
sin responder mi pregunta, dijo. “Tú debes ser el novio de Pinkie Pie. De la otra Pinkie Pie,
claramente. Con razón estás tan interesado en Twilight y las demás.” No pude evitar reírme un
poco. “Me atrapaste, Starlight.” Ella y Sunset también rieron un poco. “Ellas están ocupadas con
cosas de la magia de la amistad, no tengo idea cuando volverán.” Dijo cosas de la magia de la
amistad como si fuese pan de cada día. Quién sabe, quizás aquí sea algo de todos los días. “Por
cierto, ¿qué los trae por aquí? No creo que hayan venido solo a ver a Pinkie.” La verdad es que es
un buen motivo para ir a otra dimensión, o eso creo yo al menos, pero claramente Sunset no vino
por eso. Le explicamos a resumidas cuentas que buscábamos la manera de que ella consiguiera un
súper poder que sí funcione para combatir el crimen. También le explicamos que no teníamos idea
de cómo conseguirlo.

“Oh. Pues yo tampoco sabría cómo hacer algo así.” De vuelta a donde empezamos. No teníamos
nada y ya comenzaba a pesarme la idea de ser un pony por más tiempo del necesario. Además, me
di cuenta de que estaba desnudo junto a mi amiga y una muj… pony que acabo de conocer. De
pronto, escuchamos la voz de otro ser, porque no pienso arriesgarme y decir persona, que venía
del pasillo. “Starlight, ¿con quién estás hablando?” Ella se dio vuelta y vimos que era un pequeño
dragón quién le hablaba. “¡Spike! Pensé que habías ido con Twilight y las demás.” “No, sabes que
no me invitan a esas cosas.” Dijo sonando bastante decepcionado, para luego mirarnos a nosotros
dos. “Ah, hola Sunset Shimmer. Y hola…” “Nacho. Pink Nacho.” Me tardé un poco en darme cuenta
de que era la versión de Equestria del perro de Twilight. “Ah, el novio de Pinkie.” Me sorprendía
que todos me reconocieran como el novio de Pinkie, como si fuese lo único que he logrado en mi
vida. Por otra parte, era mejor que ser un don nadie y la verdad es que recordar que somos novios
me hacía muy feliz. “¿Están aquí para ver a Pinkie Pie? Ella fue…” Lo detuve ahí para explicar, de
nuevo, porque es que estamos aquí, pero en un momento tuve que detenerme.

“Sunset, perdóname, pero no pude evitar fijarme en que el tatuaje de tu trasero está brillando
mucho.” Sunset se sonrojó un poco mientras Starlight se reía. “Nacho, ¿por qué estás…? Espera,
tienes razón. Starlight, tu cutie mark también está brillando.” Cutie mark, eh. Suena mejor que
tatuaje en el trasero, pero también suena como algo sacado de una caricatura para niños. “Oh, ni
me había fijado. Spike, ¿que hace Twilight cuando le pasa esto?” ¿Por qué a Spike le toca ser un
dragón en vez de un pony? “Normalmente significa que el mapa las está llamando.” Por fortuna,
parecía que Sunset tampoco tenía muy claro lo que estaba pasando, pero Spike y Starlight
Glimmer nos llevaron a una gran sala con sillas de diamantes y una mesa redonda al centro, donde
se podía ver un mapa bastante interactivo de Equestria. Las cutie marks de Sunset y Starlight
estaban sobre un punto en específico del mapa. “¿Alguien me podría explicar que está pasando?
Aun soy nuevo en esto de cambiar de dimensión.” Pregunté a quién sea, sin pensar en que quizás
tampoco entienda lo que me fuesen a responder.

“El mapa llama a alguna de las amigas de Twilight cuando hay algún problema de amistad que
necesite ser resuelto.” Problema de amistad. Tiene su gracia cuando lo dices así sin contexto.
“Pero es la primera vez que te llama a ti, Starlight. Ni hablar de Sunset, que lleva años sin estar en
Equestria.” Dijo Spike, mostrando niveles de confusión que se acercaban a los míos. “Pues tienes
suerte Nacho, el mapa nos dice que el problema está en el bosque Everfree, a las afueras de
Ponyville.” Vivir en Ponyville debe ser el equivalente a vivir en un lugar llamado Humansville, pero
no diré nada, por respeto. “¿Por qué dices eso, Starli?” Si ella podía llamarme Nacho, supongo que
yo puedo llamarla Starli. Y aunque parece que le gustó el apodo, a mí no me gustó en absoluto su
respuesta. “Porque esto es algo que debemos hacer las dos solas. Así funciona el mapa, tendrás
que quedarte en el castillo esperando un rato.” “Ooooh no. Están locas si creen que me quedaré
solo caminando en cuatro patas.” Sunset y Starlight comenzaron a caminar hacia afuera del
castillo, mientras la primera decía. “No estás solo. Tienes a Spike para acompañarte.” Las oí reírse
mientras se cerraban las puertas del castillo. “Sé cómo se siente.” Dijo Spike tratando de
consolarme para luego preguntarme. “¿Has jugado Ogros y Mazmorras alguna vez?”

“Espero que Nacho no se aburra mucho mientras hacemos… ¿Qué se supone que tenemos que
hacer?” Le pregunté a Starlight Glimmer mientras nos dirigíamos a Ponyville, ya que el castillo de
la princesa Twilight está un poco alejado del pueblo. “Ah, lo típico. Buscamos dos amigos con un
problema y lo resolvemos. Aprendemos una lección, nuestras cutie marks brillan, y todas felices.
Eso me ha dicho Twilight, al menos.” Claro, si eso te resulta típico, pensé mientras ella seguía
hablando. “Pero no creo ser la indicada para esto, considerando que soy nueva en esto de la
amistad.” Sus palabras me recordaron a mí misma antes de conocer a Twilight, cuando me fui de
Equestria. “No eres la única, Starlight.” Le dije, tratando de consolarla. “Yo tampoco he sido una
buena pony toda mi vida. Pero ambas hemos aprendido de la mejor, ¿no?” Ella me sonrió y
seguimos caminando hacia Ponyville y luego al bosque Everfree. Nunca había estado en Ponyville
antes y se veía como un buen lugar para vivir. Curiosamente, muchos de sus habitantes se parecen
a las personas que asisten a CHS.

“¿No se supone que el bosque Everfree está maldito y que las ponys que entran jamás salen?” Le
pregunté a Starlight ahora que ya estábamos bastante cerca de este. “¿Hace cuánto no pasas por
Equestria? Ya nadie le teme a este lugar; la hermana menor de Applejack viene casi a diario.”
Siendo honesta, ya perdí la cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que me fui. Pero jamás
olvidaré lo que le dije a la princesa Celestia cuando lo hice. ¿Cómo podría? Fui terrible con ella,
pero pensar en eso me hace darme cuenta lo mucho que he cambiado.

Volviendo a lo que estábamos haciendo, me pregunté dónde en este bosque encontraremos a dos
ponys con un problema de amistad. No parece que haya nadie por aquí. “¿Estás segura de que es
aquí?” Le pregunté finalmente a Starlight. “La verdad, no. Pero el mapa nos envió aquí, ¿no? No
puedes discutir con un mapa mágico.” Seguimos caminando y el bosque se hacía más oscuro
mientras más nos adentrábamos a él. Claramente no tenía miedo, pero he oído tantas cosas del
bosque Everfree; alguna de ellas tiene que ser real. “Entonces…” Dijo Starlight, mientras iluminaba
un poco el lugar con su cuerno. “… ¿Súper poderes? ¿No tienes magia allá?” “Bueno, sí y no. No
deberíamos, pero hay algo de magia de Equestria allá, principalmente por mi culpa. Pasó cuando
robé el elemento de la harmonía de la princesa Twilight…” Ya lo había superado y sé que ella ya
me había perdonado, pero eso no cambia que sea mi culpa que haya magia en mi nuevo hogar.
Aunque quizás sea para bien, a las chicas les encantan sus poderes.


Click to View FlipBook Version