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Las dos muertes - Jaime Alfonso Sandoval

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Published by enjambre35, 2020-06-19 02:52:27

Las dos muertes - Jaime Alfonso Sandoval

Las dos muertes - Jaime Alfonso Sandoval

Keywords: literatura

ANEXO

ALGUNAS NOTAS MENTALES DE LINA

MI FAMILIA VAMPÍRICA

Son mi familia por parte de padre. Viven en el nido de Ubus, en el castillo de
Cimeria, que tiene siete pisos. He decidido organizarlos desde el más viejo
pariente al más joven del clan, para irnos entendiendo.

PRIMER RANGO: LOS VENERABLES

Normalmente ancianos milenarios y seniles. También se los conoce
cariñosamente como los momios. Pasan sus miserables vidas llenas de
innumerables achaques en la planta seis del castillo de Cimeria. Su edad
promedio es de entre tres mil y cuatro mil años.

Mamá Uyü. No sale de la cama desde que se lastimó la espalda hace
unos cinco siglos en un baile. Está totalmente chiflada y tiene un larguísimo y
hermoso cabello. Ahora parece fruta reseca, pero en su mejor época fue una
belleza babilónica. Tuvo quince hijos, pero solo le sobreviven tres, que son:

Rania la Bien Torcida. Nadie sabe bien dónde está. Se perdió en la casa
hace cien años. Posiblemente esté dormida por ahí para curarse de la
depresión. Perdió a todos sus hijos, nietos y bisnietos durante una epidemia,
hace un siglo.

Augustus el Romano. Viste con una toga romana apolillada. Está
enemistado a muerte con su hermano Abasi desde la guerra de las Galias, que
fue hace unos cuantos miles de años, pero no se le olvida.

Abasi el Egipcio. Muy astuto en los negocios. También odia a su
hermano, e intenta degollarlo cuando puede (tuvieron un pleito por una
novia). Hace unos cuantos milenios se casó (con la novia que le quitó a su
hermano), y de todos sus hijos solo sobrevive uno, Basanio, también
conocido como Doctor Peste.

SEGUNDO RANGO: ANCESTROS ALTOS
MAYORES

Después de la epidemia de hace un siglo, el único umbrío que sobrevivió a su
generación es el temible, espantoso y cruel:

Basanio, Doctor Peste. Con una edad cercana a los dos mil años, tiene
muy mala fama: dicen que es malvado y duro. Vive recluido en sus
habitaciones de la sexta planta del castillo desde que sufrió un intento de
asesinato, en el que, literalmente, casi pierde la cabeza, o el cuerpo, según
desde qué punto de vista se considere. Su mujer falleció hace siglos, pero
antes tuvieron doce lindos chupasangre, de los cuales sobreviven solo seis,
que forman el siguiente nivel.

TERCER RANGO: ANCESTROS MAYORES

Hijos de Basanio, son los que realmente mandan en la casa; se los llama
ancestros mayores, tienen entre mil y mil quinientos años de edad.

Ariel. No estoy muy segura de si es una vampiresa a la que le gusta usar
ropa de chico o si es un chupasangre al que le fascina usar kimonos y
maquillaje. Todos en el clan lo adoran porque tiene la capacidad de leer el
futuro. Le encanta pronosticar terribles desgracias.

Imogene, la Comadreja. Es mi abuela, mejor conocida como abuela
Imo. Es la jefa del clan Pozafría. Sus numerosos hijos forman el quinto
rango. Es muy alta, elegante, y nunca pierde el control. Es justa y sus refranes
son indescifrables. Su marido, Polonio, murió durante la epidemia de peste
hace cien años. Le sobreviven seis hijos: Calibán, Moth, Puck, Crésida,
Duncan y Benvolio (ver sección cuarto rango, ancestros menores).

Lavinia, tía Sangre. Se parece vagamente a su hermana Imogene, solo
que con varios kilos menos, con ojos crueles y afilados colmillos limados en
sierra. Es básicamente malvada, maquiavélica, vengativa y cruel. Su mayor
deseo es ser la jefa del clan.

Titania Labios Sangrantes. Todavía no sé cómo es porque está de luna
de miel con su noveno marido. Parece que sus dos hijas y su anterior esposo
murieron en la pasada epidemia de marea fétida. Tiene fama de ser muy
hermosa (para gustos vampíricos), y dicen que es una excelente bailarina.

Lisandro, tío Panza. Es el tesorero del clan y administra los negocios. Es
increíblemente obeso y solo está pensando en comida.

Lucinda, tía Tripa. Aunque parezca imposible, es más gorda que el tío
Panza, su esposo. Ya consiguió bajar un kilo después de varias décadas a
dieta. Dicen que en su juventud practicó el canibalismo.

Siward Lamprea. Hijo de Lisandro y Lucinda. Sufre de una penosa
adicción: le encanta alimentarse directamente de los cuellos de los seres
humanos, y es incapaz de controlarse. Gran parte de su vida ha estado en
clínicas umbrías especializadas en combatir este bochornoso
comportamiento.

CUARTO RANGO: ANCESTROS MENORES

Son todos hijos de la abuela Imogene. Viven en la cuarta planta del castillo

de Cimeria, y sus edades van desde los tiernos 168 años hasta los 966 años,
¡unos jovenzuelos! Ellos son:

Calibán la Piedra. Parece una especie de minero autista. Es muy
reservado y no habla, aunque se comunica mediante una vieja máquina de
escribir que trae colgada al cuello con una cadena.

Moth y Puck. Son siameses, comparten un mismo par de piernas, pero
son muy diferentes: Moth es melancólico, y Puck, festivo; uno viste como
monje, y el otro, casi como arlequín; uno adora los deportes, y otro odia
sudar. Ambos son aficionados a las películas y novelas de vampiros. Da un
poco de susto verlos al inicio, pero son estupendos.

Crésida. Cuando la ves te recuerda la cara de un caballo, por su enorme
boca y sus ojos diminutos. Siempre se está quejando de algo: de dolor de
cabeza, de sus horribles hijos, de que la gente es muy indecente. Su época
favorita es la victoriana, y se lamenta de no haber tenido una hija para
educarla como a una princesa nosferatu. Tiene tres hijos insoportables.

Gundo el Gris. Es marido de Crésida. Es gris, literalmente, desde su piel
hasta su ropa. Casi siempre está encerrado bebiendo cerveza de plasma.

Duncan el Bello. Para los seres humanos Duncan puede resultar una
criatura de lo más horripilante: nariz de garfio, cabello relamido con una
goma apestosa, piel algo verde, orejas puntiagudas y peludas. Pero todos
ellos son rasgos de excepcional belleza varonil para los umbríos. Duncan se
sabe hermoso y solo piensa en su precioso aspecto. Está casado con Gerta.

Gerta Pestañas. Sabe que tiene mucha suerte por tener como marido a un
vampiro tan bello como Duncan. Ella también se acicala mucho para no
desmerecer. Siempre lleva de peinado unos bucles endurecidos con cera.
Vive para su marido, y apenas presta atención a sus hijos, Alessa y Osric (ver
el quinto rango, la sanguaza).

Benvolio o Ben, también conocido en su juventud como Escrápula. Es el
hijo menor de la abuela Imogene. Lo desterraron del clan Pozafría hace
varios años y no tiene derecho a la herencia ni a las riquezas familiares. Hay
muchas versiones al respecto. Él asegura que fue porque se casó con una
humana. Enviudó recientemente. Su mujer se llamaba Marcia (mi madre) y
su única hija nació tibia, es decir, humana. Soy yo (pertenezco al siguiente
nivel, de la sanguaza).

QUINTO RANGO: LA SANGUAZA

Son los hijos de los ancestros menores y son los más pequeños del clan
Pozafría. Se los considera larvas o diminutas sanguijuelas. No tienen voz ni
voto en la familia. Lo tendrán hasta que sean mayores de edad, y eso será a
los cien años. Solo en la infancia los vampiros aparentan la edad exacta que
tienen, pero entre los trece y los dieciséis años su metabolismo se vuelve más
lento, por lo que tienen adolescencias larguísimas. Algunos llegan a ser
inestables y conflictivos por décadas.

Los hijos de la quejosa tía Crésida y de su gris marido Gundo son estos tres
adolescentes, adictos a la mugre y al bullying:

Teobaldo Guano. Tiene dieciséis años. Es el jefe de los primos.
Físicamente es enorme, lleva el cabello cortado a rape y se siente con el
derecho de dar órdenes a la demás sanguaza. Su actividad favorita es
martirizar a su primo menor, Osric. Está enamorado en secreto de Vania
Villaseca, hija de una familia rival.

Dromio Gusanos. De quince años. Tiene una voz chillona, propia de los
vampiros que estrenan adolescencia. Se cree listo, sobre todo para los
negocios. Está muy orgulloso de su bigote (una débil y ridícula pelusilla).
Sueña con ser actor dramático, pero su madre se infartaría si se entera.

Antífolo Gargajo. Tiene catorce años. Tiene demasiado cabello, tan
enmarañado que le cubre los ojos. No es muy listo, de modo que siempre
obedece y sigue a su hermano mayor, Guano. Odia bañarse.

Los hijos de Duncan el Bello y Gerta Pestañas son:

Alessa. Tiene quince años. Es pálida, de aspecto deslavado, odia su
cabello rubio y usa un peine de plomo húmedo para oscurecerlo. Es adicta a
la ropa, pues tiene miles de vestidos y zapatos. Solo piensa en sí misma y
odia a los tibios (humanos), en particular a mí. A veces parece una versión
diminuta de la temible tía Sangre.

Osric Sinfilo. De once años. Es el menor de los primos, así que recibe

maltratos de todos. Tiene los dientes torcidos, en especial los colmillos, pero
va cada semana con un odontólogo de vampiros (¿se dirá así?). Según él, es
experto en biología y costumbres humanas (lee revistas sensacionalistas al
respecto), aunque está bastante perdido en el tema. Después de tantos años de
abusos de sus primos mayores, su autoestima es bastante baja. Urge darle un
empujón.

La hija desconocida del desterrado Benvolio es la recién aparecida:

Lina. Trece años. Humana hasta la médula. Hasta hace poco creía que
los vampiros eran unos trillados personajes de películas domingueras.
Estudiosa, con memoria fotográfica y cero talento para las relaciones
sociales. Sin ningún atractivo físico en el mundo de los humanos, resulta
increíblemente bella en el mundo de los chupasangre (aún no me lo creo).
Está enamorada de Gismundus, un misterioso chico que conoció en sueños.
Su familia espera que se haga la conversión a los quince años, es decir, que se
vuelva una linda nosferatu y sea normal.

SEXTO RANGO: LA SERVIDUMBRE

Se supone que en el castillo de Cimeria hay varios sirvientes vampiros que
llevan trabajando en casa muchos siglos: una cocinera, un chofer y otros más.
Por ahora solo conozco a:

Darvulia. Nana del castillo de Cimeria. Desde hace siglos cuida y
controla a los pequeños chupasangre (o lo intenta). También manda sobre los
redivivos de la casa. Es algo estricta, pero eso es porque trabajó para la
Inquisición, y extraña sus métodos de tortura. Según ella, los nuevos
vampiros están echados a perder, porque no se los azota ni se los quema en
leña verde adecuadamente.

Hace mucho tiempo los umbríos usaban mecas o mecánicos, unos complejos
autómatas que cumplían funciones como compañía, mascotas y sirvientes.
Dejaron de hacerse cuando se perfeccionó la ciencia de los redivivos o redis,

que son cadáveres reanimados y reforzados, cuya fabricación es más barata e
infinitamente más rápida que la de los mecas. Los redivivos no hablan, no
piensan, y solo hay que desinfectarlos de vez en cuando con sales de
mercurio.

Redivivos o redis caseros. Es lo que los humanos llamaríamos zombis.
Cuando nace un umbrío se le regala un redi personal para que lo asista en las
tareas domésticas mientras sea menor de edad. Los umbríos mayores pueden
comprar más redis. Hay tres calidades de redivivos: los simples
(desechables), los reforzados y los especializados. La mayoría son cadáveres
rescatados de zonas de accidentes.

Domovoi o Alma cautiva. Es un espíritu del primer reino. Muy longevo,
aunque apenas lleva unos mil años trabajando en el castillo de Cimeria. No se
ve a simple vista. Se encarga de las calderas del sótano que hacen funcionar
las escaleras a vapor, las tuberías con agua caliente y fría, las lámparas de
gas, algunas puertas y puentes levadizos. Además es un protector de la
familia. No tiene cuerpo, pero eso no es impedimento para atacar. Llega a ser
feroz.

JAIME ALFONSO SANDOVAL (San Luis Potosí, México, 1972), Es un
escritor mexicano que se ha especializado en literatura infantil y juvenil.
Comenzó la carrera de Letras Hispánicas en la facultad de filosofía y letras de
la UNAM, misma que cambió para estudiar tiempo completo la carrera de
realización cinematográfica en el Centro Universitario de Estudios
Cinematográficos (CUEC) de la UNAM. Estudió el diplomado en creación
literaria en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de
México (SOGEM), siendo parte de la novena generación; fue parte del taller
de dramaturgia de Hugo Argüelles. Dos de sus libros más conocidos son El
club de la salamandra y La ciudad de las esfinges.


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