Otoño de 2009
MILAGROS DE VIDA O EL naves espaciales, sofisticados 1
LENGUAJE DE LA androides o la exótica parafernalia
de objetos ultatecnologizados)
DISECCION DE LOS sino el presente inmediato desde
VESTIGIOS lo que él denominó como el
‘espacio interior’, como quedaría
Por Marco Gutiérrez Durán plasmado en novelas como Crash,
La isla de cemento, Rascacielos y
“Sé, que te encontraré en esas ruinas…” en diversos libros de cuentos
Soda Stereo como Mitos del futuro próximo o
Aparato de vuelo rasante.
J.G. Ballard (1930-2009), escritor En junio de 2006, J.G. Ballard
inglés de culto incuestionable, recibe una siniestra y rotunda
pieza clave referencial de la noticia que, meses después, se
narrativa del siglo XX dada la convertiría en el tema central del
expotencial originalidad de su último capítulo de su
proyecto literario (aunque el autobiografía, aquella que titularía
canon occidental literario lo Milagros de vida y que comenzaría
excluya de sus filas), es a escribir a principios de 2007,
considerado uno de los autores movido por la urgencia de saberse
intelectuales de la llamada ‘nueva con el tiempo contado; esta
ola’ que revolucionó el género de premura le parecerá absurda no
la ciencia ficción que se conoció menos que tardía, por que desde
hasta la década de los sesenta, al muy joven fue consciente del
insertar una ácida y consistente carácter precario no sólo de las
crítica a los sistemas sociales, cosas, sino de las personas; pero
menos desde el campo de la ahora es diferente, la devastación
alegoría futurista, como desde la que tanta inquietud vital le había
creación de escenarios narrativos provocado a lo largo de su
paralelos que exploraban ya no el existencia, cobraba vida y se
futuro lejano desde el espacio expandía a un ritmo oculto pero
exterior (profusamente poblado de
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vertiginoso por cada centímetro individuales del sujeto que 2
dentro de su propia piel. escribe, la distancia que existe
¿Qué función cumple una entre él y lo que escribe desvía
autobiografía dentro del conjunto todos los rasgos de su
de la obra de un autor? ¿Será la individualidad particular; el sujeto
culminación natural de un escritor ocupa el papel del muerto
proyecto literario, o bien, el en el juego de la escritura.
exiguo intento por conjurar la Así, el gesto autobiográfico de los
consustancial finitud del escritor? autores parecería destinado a
De acuerdo con Michel Foucault, restituir esa doble muerte, la
nuestra cultura ha transfigurado el biológica y la discursiva, al
tema del relato o de la escritura perpetuar siquiera sobre el texto
como mecanismos para conjurar a el breve rumor del nombre, o al
la muerte, al establecer el hacer coincidir al sujeto que
parentesco de la escritura con el escribe con el sujeto-personaje
acto de la extinción, pues el autor que describe. La autobiografía
se diluye en el propio universo del dibuja un triángulo conformado
discurso. Si en la antigüedad por el sujeto que habla, su
griega, la vida del héroe, discurso y lo que cuenta. El que
magnificada por la muerte a la que habla y aquello de lo que se habla
se entregaba, transitaba a la coinciden y existe la referencia
inmortalidad por el relato que la extra literaria de lo narrado y el
perpetuaba; o en el relato árabe, escritor real, aunque de manera
donde el acto de narrar inevitable, por el acto de la
postergaba el momento de morir, escritura, se integran al universo
o alejaba a la muerte del ámbito intangible del lenguaje. El género
de la existencia, la escritura autobiográfico presenta al autor
contemporánea, en cambio, ha convertido en personaje, en la voz
recibido el derecho de matar, de narrativa que reconstruye su
ser la asesina de su autor, ya que propia vida para convertirla en
en el espacio del discurso trama, y que en retrospectiva
desaparecen los caracteres adquiere un sentido que nunca
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antes pudo tener. También la relegada al breve espacio
ordenado del relato,
autobiografía es una oda a la cuidadosamente estructurada en la
infinita esfera de signos de la
memoria sobre la vida personal, la escritura. El desorden de los
recuerdos, el caos almacenado de
tentación máxima casi nunca las impresiones sensibles,
convertido en la memoria que
vencida por hacer la construye al yo perdido en las
ruinas del pasado, por el efecto
reconstrucción de los días puro del lenguaje. La memoria
habla, dentro del yo, rescata
muertos, para recorrer la zona de aquello que ontológicamente
menguó, para levantar la
desastre y escombros que destrucción de la insalvable
distancia entre lo que fuimos y lo
abandona el fugitivo transcurso del que vamos dejando de ser. El
lenguaje construye a la memoria,
tiempo. la trivial historia individual, para
rescatar la trama hundida en el
En el título de su autobiografía, vórtice de datos sensibles que
fuimos en el mundo; el relato
Nabokov condensó de manera oculto en los efectos ínfimos de lo
cotidiano que van dibujando el
insuperable el impulso del rostro de aquello que después, en
un arrebato de simplismo
recuento de la saturada plétora de imperdonable, llamamos destino.
Ante la adversidad y la inminencia
experiencias ocurridas: Habla, del naufragio de la finitud del yo,
la borrada experiencia de lo real
memoria: la densidad virtual de las transita a la vana ficción del relato
autobiográfico, como el acto
palabras como el remedio contra 3
la fastuosa perdida de los días, y
que calma (nunca lo cura del todo)
el punzante acoso de los
recuerdos. Habla, memoria: el
lenguaje que da forma, orden y
coherencia, a la disparatada
acumulación de recuerdos para
conformar el crisol de la memoria;
organiza la tempestad de
sensaciones que saturan la caótica
membrana del presente precario
(que siempre ocurre por primera y
última vez), la tumultuosa marea
de la existencia rescatada y
enmarcada, inevitablemente
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compensatorio por excelencia. elemento constitutivo de la 4
Con la autobiografía es factible creación literaria, asistió la
concebir lo vivido como los restos configuración de dos novelas de
que configuran los pliegues J.G. Ballard, con indeleble sello
secretos del carácter, la primera biográfico: El imperio del sol
persona del escritor da cuenta de (1984), celebre por la adaptación
su propia historia, es a él a quien al cine que hizo Spielberg en 1987,
le ocurrieron las cosas, narra la y La bondad de las mujeres (1991).
aventura de su vida que se estrelló Y no fue sino hasta 2007 que el
contra él. La subjetividad presa del autor decide escribir su obra
devenir, hace hablar a la memoria autobiográfica con todos los
como la piedra que sustenta la elementos que el género exige. No
identidad. El lenguaje en la sin olvidar la espléndida
escritura parece restituir esa compilación de ensayos y reseñas
precariedad consustancial de la Guía del usuario para el nuevo
propia identidad. milenio (1996), que ofrecían
Borges en “El poeta y la escritura” algunos destellos autobiográficos
ha referido que “la imaginación es que posteriormente incorporaría
una especie de arte combinatoria de manera formal en el texto que
de la memoria”, que está hecha de ahora nos ocupa.
ese juego “con los elementos de la La primera parte consiste en
memoria, usando la memoria capítulos que dan cuenta de la
personal o de la especie, la infancia y adolescencia del autor
memoria del subconsciente.” El de 1930 a 1945. Por un lado, un
escritor dispone de su memoria, la periodo caracterizado por siete
imaginación juega con ella y de años de apacible infancia en la
algún modo es la condición de extravagante ciudad de Shanghai,
posibilidad de su tenaz existencia. y por otro, siete años de guerra
“La imaginación presupone la que abarcan de la invasión de
memoria, y además, la memoria Japón a China en 1937, pasando
también es inventiva.” Este por su estancia en el campo de
cocktail de bioquímica cerebral, concentración para civiles de
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Lunghua de 1943 a 1945, año en transitorio que le es consustancial 5
que, con el final de la guerra, viaja a las cosas que conforman lo real,
por primera vez a Inglaterra donde y así explica el impulso creativo de
radicaría el resto de su vida. sus primeros escritos infantiles
La miseria circundante, la crueldad como una respuesta a la gran
contemplada y la devastación de tensión que se percibía en el
las cosas cercanas son elementos mundo adulto.
presentes en la experiencia del La segunda parte del libro,
autor de los efectos colaterales de abarcará el periodo que va de
la guerra. Los recuerdos de la 1946, año en que arriba a
niñez están marcados por los Inglaterra por primera vez, al año
sobresaltos de la guerra y por la de 1991 en que regresa a Shanghai
atroz evidencia de la devastación para realizar un documental de su
(ese impasible paisaje de vida y obra por la BBC. Ballard se
irreversibles escombros) que deja desmantela y traza el mapa que
tras de sí; varios hallazgos ilustran nos guía a la gran ciudad que
esta panorama: la inquietante conforma su propia subjetividad
presencia abandonada de una creadora en toda su complejidad;
piscina sin agua, o un campo de describe el tortuoso proceso de
aviación chino desolado donde formación de un escritor; desvela
encontró el esqueleto de un avión ciertas claves para entender la
caza destrozado, o los edificios intrincada configuración de su
deshabitados como un casino en obra; señala el punto de
ruinas que le enseñaron “que la emergencia de sus inclinaciones
realidad era un decorado que se axiológicas, estéticas, políticas,
podía desmontar en cualquier existenciales. Además de rastrear
momento, y de que, por muy las dudas y vacilaciones del
espléndido que algo pareciera, escritor en ciernes, sus afinidades
podía ser barrido con los restos intelectuales, como el cine
del pasado.” Ballard aprehendió el europeo de posguerra, las
carácter temporal y efímero de las películas estadounidenses serie B,
cosas, para entender el carácter el cine negro, el talante intelectual
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de Freud, la actitud contestataria se cristalizaría en su peculiar 6
de los surrealistas hacia el universo literario, sobre todo en su
racionalismo y su confianza en el manera de diseccionar los restos
poder de la imaginación que que las catástrofes dejan a su paso
resonaban en sus tentativas como y su concepción del ser humano
aspirante a escritor, y el como un ente sustancialmente
fundamental encuentro con la psicopatológico. De aquí surgiría
mortuaria y oscura iconografía de alguna parte del arsenal poético
F. Bacon. Ballard rescata la de las metáforas anatómicas que
búsqueda de los principios poblarían su obra de ficción, y esa
estéticos e intelectuales que darían contemplación obstinada de la
rumbo a su impasible debilidad materia muerta, del nivel siguiente
por la literatura: Hemingway, Doss de la existencia, del minucioso
Passos, Camus, Joyce y afán por escudriñar los restos de la
Dostoievski; recolecta aquellos muerte desde la vida: ¿qué tipo de
sucesos triviales o importantes que vida pudo albergar ese cúmulo de
se convirtieron en emblema, que ruinas, de vida devastada?
integraron el andamiaje de la Sería crucial su encuentro con el
construcción de su individualidad gran auge de la ciencia ficción de
particular como escritor y el la época, durante su estancia en
diseño de su cosmovisión literaria. Canadá como piloto en
Con su relato asistimos a la entrenamiento de la Fuerza Aérea
contemplación de las partículas Británica, que marca la irrupción
que forjan una obra, a la manera de su afición por el género,
en que cobran vida los elementos aunque terminaría por dejarlo
celulares de la atmósfera de sus insatisfecho. Sería el discurso
novelas y relatos, por ejemplo, su estético-ideológico de las revistas
vertiginoso paso por la facultad de literarias de ciencia ficción como
medicina, donde estudiaría Galaxy y Fantasy Sciencie Fiction,
anatomía, fisiología y patología, las que le ofrecieron lo que Ballard
que contribuiría en gran medida a parecía buscar para direccionar su
urdir parte de su imaginación que propia voz autoral: relatos que
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exploraban el presente o un futuro artistas británicos precursores del 7
próximo, y reconocían la pop art (Richard Hamilton y
existencia de un mundo dominado Eduardo Paolozzi), cuyo discurso
por la publicidad de consumo, plástico vanguardista y de
donde el sistema democrático era turbulenta creatividad, desafiaba
devorado por la maquinaria del al sistema de ideas tradicional del
slogan vacío y las relaciones presente al mostrar su lado más
públicas; un mundo de coches, ridículo y absurdo, y que jugaba
oficinas, autopistas, líneas aéreas y con los escandalosos rasgos de la
supermercados en el que se sociedad de consumo: la cultura
habitaba realmente, un hábitat visual de la calle, la publicidad, las
estridente que Ballard encontró señales de tráfico, el cine, las
ausente en toda la literatura de revistas populares. Para Ballard,
ficción de la tradición, dominada esta actitud estaba más cerca de lo
por la omnipresencia del yo y que que para él debía ser la ciencia
había soslayado ese mundo ficción, a diferencia de aquella que
cotidiano de consumismo imaginaba naves interestelares y
efervescente, ese microcosmos paisajes planetarios.
“que podría desembocar en otro No obstante que el arte pop y el
Auschwitz u otra Hiroshima, era el surrealismo fueron parte del
que estaba explorando la ciencia estímulo para su trabajo literario,
ficción.” Este género le ofrecía un su experiencia como redactor de
vasto espectro de posibilidades una revista de corte científico lo
ficcionales inexploradas: la clave sumergió en los descubrimientos
para desentrañar la patología científicos de la época, en
subyacente en la sociedad de informes sobre las nuevas drogas
consumo, en el panorama psicotrópicas, la investigación de
televisivo y en la carrera de armas nucleares, las aplicaciones
armamento nuclear. de ordenadores de última
Otro elemento fundamental que generación, que le sirvieron de
configuraría su estética literaria combustible para su imparable
fue la adopción de la visión de los imaginación.
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En general, Ballard traza el la de Kennedy, la de las personas
que murieron en la 2ª Guerra
panorama de inquietudes Mundial. Esa vivencia de la muerte
y sus secuelas vacías en la
intelectuales que rodearon a dos existencia, se cristalizarían en su
libro Exhibición de atrocidades, y
de las creaciones literarias más que coincide con la irrupción del
espíritu provocador del escritor;
destacadas de su obra: Exhibición para Ballard el asesinato de
Kennedy sería el catalizador que
de atrocidades (1970) y Crash enardecería dicha década, con su
revolución social materializada en
(1973), ambos profundos y la música pop, la era espacial, las
drogas y Vietnam, la moda y el
fascinantes alegatos en torno a la consumismo. Esta década sería en
la que Ballard comenzaría a montar
hiperviolencia, la sexualidad, el sus experimentos mediático-
teatrales que convulsionaban los
culto a la celebridad, la esquemas tradicionales de la
cultura, y que plasmaban su
sobresaturación de información de cosmovisión del futuro, portando
la bandera del denominado
los medios, la cultura del ocio, el ‘espacio interior’, espacio
psicológico de los cuadros
voyerismo, la necrofilia, y unida, surrealistas, los relatos de Kafka, el
cine negro norteamericano y el
de manera inextricable, a toda esa extraño mundo de los laboratorios
científicos de los institutos de
desaforada materia, la investigación, todo esto formaría
parte del escenario de Exhibición
omnipresencia de la tecnología, la de atrocidades. Este libro fue el
procesamiento de la mitad de la
cual impone una peculiar 8
configuración a la psicología de la
gente (a su espacio interior).
La intempestiva muerte de su
esposa vino a agregarle a su visión
estético-literaria un elemento más
que distinguiría a su obra. La
respuesta ante ese crimen que la
naturaleza había cometido contra
su esposa, fue una especie de
lógica extrema. Esa muerte
cambió su rumbo como escritor, si
bien no más oscuro, sí más radical,
y se empeñó en intentar construir
una lógica imaginativa que diera
sentido a la muerte de su esposa,
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década de los sesenta, su ácida acto de disección de la ruina que
será, del cadáver en que se
revisión crítica del presente convertirá, y en sus entrañas
diseccionadas (en ese paisaje de
inmediato. devastación y escombro)
encuentra el prodigio de la
En Crash exploraría la relación existencia fugaz; la piscina antes
de quedar vacía que irradia
entre la sexualidad y los destellos deslumbrantes en la
quietud de su membrana de agua.
accidentes automovilísticos, La autopsia autobiográfica se
pregunta: ¿qué existía antes de las
estimulada por el culto a la fama ruinas en las que el escritor se
habrá de convertir? Si la vuelta al
mediática. Novela que atacaría, pasado es caminar por un vasto
paraje de despojos, de edificios
entro otras cosas, la hipocresía con vacíos con los cristales rotos, de
piscinas sin vida, de pistas de
la que los seres humanos muestran aterrizaje relegadas al abandono,
Ballard regresa y nos muestra el
su aversión a la crueldad y a la brillo de su hallazgo: de los restos
de la finitud emergen milagros de
violencia en la arena social y vida. Con su muerte, la piscina ha
quedado vacía, es una creciente
política, y la supuesta racionalidad ruina irreversible.
Milagros de vida es la clausura
con la que se le rechaza, mientras definitiva del espacio interior del
que brotaría su obra entera; texto
que en la secrecía de la intimidad que encierra una voz sencilla e
intimista, un puntual gesto de
nos regodeamos con formas de gratitud del autor para su familia y
amigos y, sin duda, para la
entretenimiento que explotan la 9
hiperviolencia. Sobresale el relato
que da cuenta del experimento de
Ballard para probar su hipótesis
sobre los vínculos inconscientes
entre el sexo y los accidentes de
coches, en la exposición de
vehículos estrellados en una
galería de arte londinense, previa
a la redacción de la novela.
La gesta autobiográfica de Ballard
(ante la perspectiva de su
inminente disolución) cobra un
sentido de absoluta y profunda
congruencia con sus obsesiones
temáticas: la autobiografía es el
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cofradía de fanáticos que aprecian
su obra; es el último libro (ahora
sí, literal, aunque podría venir el
rescate de los textos dispersos
inéditos, los fragmentos
rescatados de cuadernos perdidos
o las anotaciones en papeles
sueltos), cuyo lenguaje abre el
horizonte del ruido blanco que
vendrá, una estridente
premonición cierta de silencio, y
nos confirma una de las certezas
más atroces y bellas del universo
literario: muerto el autor en la
opacidad de su física, ya no habrá
más libros nuevos, y sólo queda el
consuelo, en el frenesí de la
relectura, de su centellante
metafísica.
Milagros de vida, J.G. Ballard, Ed.
Mondadori, México, 2008.
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