The words you are searching are inside this book. To get more targeted content, please make full-text search by clicking here.
Discover the best professional documents and content resources in AnyFlip Document Base.
Search
Published by Darko Svetozarevski, 2018-03-01 04:03:30

La vida En Una peguena Isla Del pacifico

asssssssssssssdddddddddddd

LA VIDA EN UNA PEQUEÑA ISLA
DEL PACIFICO

Sakiyama Katsuhiko

. Isla Cebu

. Isla Mactan
. Ciudad Lapu Lapu

. Isla Caohagan

. Isla Oleango

. Arrecife de coral

LA ISLA CAOHAGAN

Esta isla, lamentablemente, no contiene mucha cultura debido a la escasez de
habitantes, pero es extremadamente rica y abundante en cuanto a flora y fauna

se refiere.

.

Me gustaría crear una comunidad modelo dentro de ésta isla para poder
contribuir, aunque fuese en menor medida, a la paz mundial.

Tuve la gran oportunidad, durante más de veinte años, de trabajar para un editor
muy importante del país. No tardé mucho tiempo en comenzar a escribir y publicar
varias clases de libros, cuyo objetivo era sumergir al lector en la cultura japonesa,
aunque también publicaba sobre otras culturas del mundo.

Cuando cumplí cincuenta y dos años, decidí que era un buen momento para
retirarme y hacer del resto de mi vida una experiencia única e inolvidable. ¿Quieres
saber qué fue lo que hice? Comencé a buscar distintas islas que se encontrasen en
el perímetro de Asia. Siempre me había resultado fascinante aquel continente,
algo dentro de mí me decía que aún tenía mucho que aprender acerca de la cultura
oriental. Entonces encontré por accidente una pequeña, pero bellísima, isla en el
sur de Filipinas, y en ese momento supe que era el destino. Cuatro años más tarde,
en 1991, compré la isla Caohagan y desde entonces no he mirado atrás, ya que en
seguida la convertí en mi hogar permanente, nos mezclamos y adaptamos como
si fuésemos dos almas gemelas recién reunidas.

La Isla Caohagan aún mantiene su belleza natural, y su medio ambiente marino
sigue siendo virgen. En la isla hay trescientos habitantes, con un estilo de
vida sencillo, sin apenas influencias del mundo moderno. El mar los premia
constantemente con regalos de sus profundidades, como peces y mariscos. Los
isleños son personas muy consideradas y agradecidas, por lo que todo se comparte
sin cesar.

Mi plan inicial al trasladarme a la isla era relajarme y disfrutar de la jubilación,
pero mis amigos esperaban que hiciera más, mucho más. Así que actué, y poco
a poco comencé a organizar varios proyectos para mejorar la educación y los
servicios médicos de la isla.

Pasaron treinta años, pero la isla Caohagan sigue siendo uno de los lugares más
pobres de todo el planeta, aunque ahora tiene un pequeño centro de sanidad

pública y una escuela primaria. A pesar de ello la gente de la isla es feliz, realmente
feliz. Confían los unos en los otros y se ayudan sin importar lo que pueda ocurrir.

En los últimos cien años, el mundo moderno se ha centrado principalmente
en el crecimiento económico, y creo que tenemos mucho que aprender de la
sencillez de Caohagan. Hace unos años comencé a organizar excursiones que

guiaban a estudiantes extranjeros por toda la isla, aprendiendo y

experimentando de primera mano el estilo de vida local. Estas excursiones
hacen que los isleños se sientan orgullosos de su estilo de vida y del lugar en el

que viven.

Creo que podemos contribuir a la paz mundial si una pequeña comunidad que
vive en armonía con la naturaleza conecta con otras comunidades. Mi objetivo
es conseguir que Caohagan se convierta en uno de los lugares más felices de la
tierra, y tú puedes contribuir a ello.

Siempre he estado profundamente enamorado del mar desde que era
un niño, y como adulto he tratado de pasar mis vacaciones viajando a
tantas islas como me era posible. He visitado más de setenta países y
estuve viviendo en Estados Unidos por más de diez años.
Trabajaba en una editorial de la que era el responsable de las versiones
inglesas traducidas de libros sobre cultura japonesa. Tras haber estado
veinte años dedicándome a ese mundo, tomé la decisión de retirarme
al cumplir cincuenta y dos años.
Tras liberarme del trabajo me dediqué por un tiempo a bucear
por Cebu (Filipinas) hasta que un día, de forma completamente
accidental, encontré la isla más hermosa que había visto en mi vida.

Caohagan es el nombre del paraíso que descubrí aquel día. Recuerdo
ver la isla rodeada de un cristalino océano, abundantes arrecifes de
coral, una rica vida marina y playas de arena blanca dotadas de varios
cocoteros. “Este es mi próximo hogar”, pensé para mis adentros. Unos
años después, comencé a vivir permanentemente en la Isla Caohagan.

Caohagan es una pequeña isla de tan sólo unos 50.000 metros
cuadrados (12 acres), lo que es comparable al tamaño de un gran
estadio de béisbol. Solamente hay 300 habitantes en toda la Isla.
Antes de jubilarme, mi trabajo consistía en presentar los distintos
aspectos de la cultura Japonesa y mundial a las personas de
otros países. Siempre disfruté esa parte de mi trabajo
porque tenía interés en aprender de las diversas
culturas existentes en el mundo. Naturalmente,
quise conocer todo acerca de la cultura de
los isleños y su estilo de vida.



Me contaron que hay 250 cocoteros en la isla, que es una de las plantas tropicales
más famosas. Cada cocotero produce alrededor de ochenta cocos al año, y un
coco generalmente posee 20 cm de diámetro.
El cocotero es muy importante para los isleños; utilizan cada parte de este
magnífico árbol sin desperdiciar absolutamente nada. Las cáscaras de coco son
quemadas para generar combustible, su agua los provee de una bebida natural
y refrescante, y la pulpa blanca es usada en muchas recetas típicas. La savia
del árbol es utilizada para hacer vinagre y licor, las hojas de palma para hacer
escobas y sus ramas para construir hogares.
Otro elemento de la flora muy común en la isla es el árbol de neem, que
mayoritariamente se suele utilizar con objetivos medicinales. Las hojas y la
corteza del árbol de neem se hierven y son utilizadas como medicina para
curar dolencias. Las hojas también pueden ser un repelente muy eficaz contra
toda clase de insectos y mosquitos cuando son quemadas. Las hojas de neem
hervidas en agua resultan en un té con múltiples beneficios para la salud; tiene
un sabor un tanto amargo al principio, pero todo se trata de acostumbrarse.

Bebiendo agua de coco
Abre el coco y remueve la pulpa
blanca de adentro para comer.

Una de las primeras cosas que noté cuando me mudé a la isla fue que el océano
tiene marea alta y marea baja dos veces al día. Cuando la marea está baja, los
isleños sacan sus cubos y caminan alrededor de la playa con sus familiares
recolectando pequeños peces, almejas y erizos de mar.
En algunas ocasiones traen arroz directamente a la playa y lo acompañan con
erizos de mar frescos. Solamente recolectan lo necesario para cada día, nunca
más, nunca menos; son personas muy prácticas.

Después de pescar su comida, se dedican a recolectar plantas comestibles
que crecen en la playa. El marisco y las plantas son cocinadas en sopas y
otros platos. Algunas veces me invitan a cenar a sus hogares. Todo lo que
cocinan tiene un sabor delicioso, ya que los ingredientes son recolectados
ese mismo día, por lo tanto están realmente frescos.

Para remover las espinas de
los erizos marinos, los colocan
dentro de una bolsa de malla y la
agitan bajo el agua.
Bilan Bilan (Planta de la playa. Las
personas de Caohagan recolectan
esta planta y la comen como una
verdura).

Todos los viernes se lleva a cabo un mercado de intercambio en una isla llamada
Bohol, que se encuentra a sólo una hora de la Isla Caohagan. Los jueves, los
isleños llenan sus cubos con pescado fresco y almejas para intercambiarlas en el
mercado del viernes por cosas que no tienen como maíz, arroz y frutas. También
intercambian materiales de construcción como bambú y madera para reparar
casas.
En Bohol, también hay tiendas de ropa de segunda mano donde pueden adquirir
prendas de vestir.

2/5 de una cubeta de pescado puede ser 9 mangos, 10 mazorcas
cambiada por:

y 4 racimos de plátano.

La isla Caohagan tiene una escuela primaria. Los niños empiezan el día
a las 7 de la mañana limpiando los patios y las clases de la escuela, y esto
lo realizan una hora antes de iniciar sus clases. Al terminar la limpieza,
hacen ejercicios y elevan la bandera Filipina en un asta.
Cuando me mudé a Caohagan, la escuela solamente tenía un programa
académico hasta segundo grado. Para poder completar el tercer grado,
los niños tenían que caminar una hora hasta una isla cercana cuando la
marea se encontraba baja. Supongo que, por ésta razón, muchos de los
isleños dejaban de asistir a la escuela tras haber terminado de cursar el
segundo grado.

Actualmente los niños de Caohagan pueden asistir a clases hasta el sexto
grado. El dialecto Filipino de Bisaya es su lenguaje nativo, sin embargo,
los niños empiezan a aprender inglés desde el primer grado. Todos los
niños de quinto y sexto grado son capaces de hablar inglés muy bien. En
el quinto grado, los estudiantes deben tomar una clase de economía casera
en la que aprenden a cocinar y coser, a construir y reparar casas. Todas
estas habilidades son necesarias para vivir en la isla.
A la hora del almuerzo los niños van a sus hogares a comer y regresan a
la escuela. Durante los exámenes, los estudiantes deben asistir a clase con
ropa elegante.

Los niños juegan por toda la isla hasta las 6 de la tarde, incluso los
fines de semana. Puedo escuchar sus risas todo el tiempo. Los niños
son creativos y constantemente crean nuevos juegos.



Los niños de Caohagan comienzan a ayudar a sus familias con las tareas de
casa desde que son muy pequeños. A pesar de su corta edad, construyen
fogatas, recogen agua y lavan la ropa. Los chicos que están en la escuela
primaria ayudan a cuidar de sus hermanos y hermanas menores.
No existe un sistema de agua en la isla. Para recoger agua fresca hacen uso
de unos canales en la azotea para recoger agua de lluvia y almacenarla en
envases.
El agua de lluvia es fundamental para beber y limpiar. Cuando lavan su
ropa, primero lo hacen con agua de mar y luego la enjuagan con agua
fresca.





Una vez que los chicos y chicas llegan al cuarto y quinto
grado, sus padres empiezan a enseñarles las diferentes
habilidades que necesitarán para vivir en la Isla Caohagan.
Los niños son enseñados por los padres a reparar casas
y barcos, también aprenden a navegar. Las niñas son
enseñadas por sus madres a cocinar y a coser.
Cuando cumplen quince o dieciséis años de edad son
considerados adultos y saben todo lo que necesitan para
sobrevivir en la isla. Son lo suficientemente mayores
para casarse a los diecisiete o dieciocho años de edad y
empiezan a formar sus propias familias.
En lugar de ir a la oficina cada día como nosotros,
ellos van a la playa a pescar y a recolectar tanta
comida como sea necesaria para el día. Su rutina es

recoger y pescar lo mínimo que requieren por
el resto de sus vidas. No desperdician nada y
nunca toman más de lo que necesitan.

Recuerdo que tras vivir varios años en la isla hubo un gran tifón. Los isleños
tomaron sus pertenencias más preciadas como ollas, sartenes, platos y
documentos. También llevaron consigo a sus animales y evacuaron con sus
familias a la Iglesia Católica de la isla a esperar que pasara la tormenta.
Los fuertes vientos del ciclón volaron los techos y paredes de sus hogares,
pero ellos no entraron en pánico. Caohagan es una isla protegida por
arrecifes de coral que actúan como barrera efectiva contra las grandes olas.



Al día siguiente, el tifón había terminado, pero había destruido la mayoría de
las casas. Las paredes y los techos volaron y quedó una sola columna como
esqueleto de una casa. Tablas y ramas de otras islas se dispersaban por toda
la playa y flotaban en el océano. Todas las familias trabajaron en equipo para
limpiar y recoger todos los escombros.
El segundo día, escuché los sonidos de la madera cortándose y martillazos
en todos lados, las familias habían comenzado a reparar sus casas.
Cuando pasaron diez días todas las casas se habían arreglado y todo
parecía igual que antes.



Existen dos festivales Católicos celebrados en Caohagan
cada año y cada festival dura dos días. Durante los festivales la
familia y los amigos vienen de visita desde otras islas y la población
de Caohagan aumenta cuatro veces. La vida en la isla es normalmente
tranquila y lenta, pero durante este período es bastante ajetreada porque todos están
preparándose para el festival y nerviosos por las celebraciones.
Una de las maneras de celebrar es asando un cerdo entero (lechón). En esos días se
puede escuchar a cerdos chillando por toda la isla. Los isleños se preparan
desde por la mañana temprano cortando, limpiando y afeitando los pelos del
cerdo.
Luego es cocinado rotando lentamente por más de siete horas en
una brasa sobre carbón. El lechón es una comida especial para las
festividades, y la mayoría de los isleños sólo lo consumen durante esas
fechas. La carne del lechón es repartida entre todos durante esos dos
días.



Cuando cae la noche es momento de bailar en la disco. Tocan
música a un volumen muy alto y todos se divierten bailando hasta
el amanecer.
Uno de los niños de Caohagan me contó cómo sus padres se
habían conocido en el festival. Su padre se enamoró de su madre
cuando tuvieron su primer baile. Su madre vivía en Caohagan pero
su padre vivía en una isla cercana. Después del festival, él navegó
hasta Caohagan y le cantó una serenata con la guitarra frente a su
casa, con la esperanza de que ella le abriera la puerta. Su madre no
la abrió tan fácilmente, pero él no se rindió y siguió cantando. Después de
varias canciones ella finalmente abrió la puerta, y más adelante se casaron en
la iglesia católica de la isla.
Esa es la manera en la que los hombres conquistan a las mujeres en Isla
Caohagan. Los hombres de la isla tocan la guitarra hábilmente y son unos
cantantes increíbles. Si no son buenos cantantes, las mujeres les tirarán agua
desde la ventana en señal de que no les gusta su canto.



Tras vivir cinco años en la isla, publiqué un libro
acerca de la vida en Caohagan. Fue una buena
oportunidad de exponer la isla al mundo exterior.
Pronto, turistas japoneses comenzaron a visitar la
isla, así que construí un pequeño hotel llamado
“Casa Caohagan” para acoger al menos diez
huéspedes. Los empleados que contraté son todos
nativos de la isla.
Antes los isleños no tenían necesidad de tener
mucho dinero, pero esto empezó a cambiar
cuando el hotel abrió y los turistas visitaron
la isla. Lentamente, sus vidas se vieron
influenciadas por el mundo exterior.

① Casa Caohagan
② Cabinas para dormir
③ Casa artesanal
④ Escuela primaria
⑤ Biblioteca
⑥ Cancha de Básquet
⑦ Iglesia
⑧ Oficina del pueblo
⑨ Torre de agua
⑩ Área de desperdicios
⑪ Planta eléctrica
⑫ Tanque de agua
⑬ Generador
⑭ Área de descanso
⑮ Área de preservación del coral

Casas de los isleños
Embarcadero
Playa
Baño local

Una vuelta alrededor de la isla es de 1,5 km (0,93 millas)

En Japón mi esposa era una maestra textil de colchas. Cuando
nos mudamos a Caohagan ella empezó a enseñar a las
personas de la isla cómo tejer. Crearon bonitos diseños con
imágenes de su vida diaria en la isla, como peces en el océano,
flores de colores, cocoteros, perros y gatos.
Ahora las colchas o edredones de Caohagan se han vuelto muy
populares en Japón y en Estados Unidos.





En Caohagan cuando los isleños se enferman acuden a un curandero
natural llamado Mananambal. Un Mananambal es un curandero

tradicional que utiliza hierbas medicinales y plantas locales para sanar
a los isleños que están enfermos.
En la cercana isla de Cebu hay muchos hospitales, pero los isleños
no pueden pagar los caros tratamientos médicos.

Actualmente, además de los curanderos, hay un pequeño centro
público sanitario en la isla con enfermeras profesionales que proveen
la atención médica necesaria. Sin embargo, si alguien está severamente
enfermo pueden recibir tratamiento en el hospital de Cebu, donde se
cubren los gastos con un seguro para enfermedades serias.
Una vez un hombre mayor se desmayó y fue llevado al hospital en

Cebu, donde estuvo en coma por un largo tiempo. Los isleños
sintieron pena por él porque estaba solo en el hospital, y
decidieron trasladarlo de regreso a la isla para que estuviese
con sus familiares y amigos. Todos en la isla se turnaban para

cuidarlo, pero tristemente murió una semana después. Me
conmovió ver que falleció rodeado de la belleza natural
de la isla y de cariño.

Era una práctica habitual entre pescadores de otras islas tirar
dinamita en las aguas de Caohagan para atrapar peces. Este tipo de
pesca destruyó una buena parte de la franja coralina que rodea la
isla.
Para proteger los hermosos corales y la abundante vida marina
de la isla, declaramos la playa del sur de la isla como un santuario
oceánico, por lo que ya nadie está autorizado a pescar dentro de los
límites de esta área.
Desde que creamos el santuario, el coral empezó a crecer
nuevamente y los peces volvieron a vivir en el arrecife. Ahora, el
arrecife está repleto de bancos de peces de la zona del santuario para
que las personas puedan pescar.



Los habitantes de Caohagan viven en un ambiente rico en recursos
naturales y la isla en sí misma parece mantenerse sola en su propio
universo. Sientes cada día en la isla que perteneces al cielo, al océano,
al sol, a la luna, a las estrellas, a la arena blanca y a los árboles verdes.
Una brisa suave y refrescante sopla en tu rostro dondequiera que estés
en la isla.

Un enorme sol rojizo amanece todos los días alrededor de las
cinco y media de la mañana. Las aguas profundas del océano son
de un vívido color azul, mientras que en las orillas el agua se torna
de un azul cristalino.
Los atardeceres en la isla son maravillosos. El cielo se torna rojo
durante treinta minutos hasta que el sol se pone por el oeste del
océano.



De acuerdo a mis investigaciones, el ingreso promedio
en los hogares de la isla es de cien dólares mensuales,
de trabajar en la Casa Caohagan y de hacer edredones.
Las familias suelen estar formadas por siete miembros
por casa. Aunque su ingreso ha ido aumentando
progresivamente, es aún la mitad del nivel de ingreso en
países con los niveles de pobreza más altos. Sí, Caohagan
es aún pobre.

Sin embargo, los isleños se enriquecen de las bendiciones
de la naturaleza y de las personas que les rodean. Son
capaces de satisfacer sus necesidades con lo que la isla les
provee y se ayudan mutuamente.
Son autosuficientes y felices. Creo que están muy orgullosos
de su estilo de vida.

El Rascón Filipino es un ave rara no voladora que sólo se
encuentra en Isla Caohagan.
El Alción Acollarado es otra ave de la isla que nunca podrás
olvidar una vez que la veas. Es de color azul brillante y los
isleños se refieren a ella como “el ave que trae felicidad”.
El Gecko Tokay también pertenece a la fauna salvaje propia
de Caohagan. Cuando el Gecko grita emite un sonido que
parece decir “tokay, tokay”. Los isleños creen que si escuchas
el sonido del Gecko Tokay más de siete veces seguidas, la
felicidad vendrá a ti.

EL EDREDÓN DE CAOHAGAN CREADO POR UN ISLEÑO
La pequeña comunidad de Caohagan utiliza todos los recursos naturales de la isla
para hacer aceite de coco, té de neem, sal, alfombras de hojas pandanifolia, platos
y tazas de madera de la isla, etc. También lo venden en el mercado o a las personas
que visitan la isla.
El edredón de Caohagan es el artículo más popular de toda la isla. Cada isleño crea
su propio diseño inspirado en la naturaleza que les rodea. La gente cuenta que el
edredón de Caohagan está lleno de amor, buena energía y dedicación, por lo que traerá
mucha felicidad a su familia y hogar. Estos edredones se están vendiendo alrededor
de todo el mundo, y han desarrollado una excelente reputación.

En 2015, el edredón Caohagan tuvo su propia exposición especial de tres meses en
el Museo Nacional del Edredón en Kentucky, EE. UU.
Puedes ver y comprar estos edredones en la tienda online de Caohagan o ver más
fotos y vídeos de esta curiosa isla en sus redes sociales:
Tienda: http://www.caohagan.com/store/
Facebook: https://www.facebook.com/NgoCaohagan/
Instagram:https://www.instagram.com/caohagan_island/

FOTOGRAFÍAS DE ISLA CAOHAGAN Y SUS COLORIDOS EDREDONES








Click to View FlipBook Version