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Artículos Publicados
- ¿Que había de masonería antes de la masonería que hoy conocemos?
- El Culto Primitivo en el Régimen Escocés Rectificado

DOCUMENTOS DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU
- Acta de la independencia de Huancayo, Jauja y Tarma de 1820
- Batallón los Leales del Perú y 100 días de la infantería
- Los wankas juran independencia y dan batalla por ella

- El rito de Menfis - Mizraim
- La pirámide de Saqqara

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Published by HERBERT ORE BELSUZARRI, 2021-01-30 10:56:22

DIALOGO ENTRE MASONES N° 86

Artículos Publicados
- ¿Que había de masonería antes de la masonería que hoy conocemos?
- El Culto Primitivo en el Régimen Escocés Rectificado

DOCUMENTOS DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU
- Acta de la independencia de Huancayo, Jauja y Tarma de 1820
- Batallón los Leales del Perú y 100 días de la infantería
- Los wankas juran independencia y dan batalla por ella

- El rito de Menfis - Mizraim
- La pirámide de Saqqara

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los valientes wankas que demostraron su valentía ante el po-
deroso ejército español en la batalla de Azapampa el 28 de di-
ciembre de 1820, El reconocimiento está fechado 19 de marzo
de 1822, por Torre Tagle, que le confiriera a Huancayo el título
de Ciudad Incontrastable (ciudad que no puede ser conquista-
da), ratificado por el gobierno provisorio de José La Mar el 5 de
febrero de 1828.

LAS HEROINAS TOLEDO DE CONCEPCION.

Las Heroínas Toledo de Concepción fueron tres damas, María
Ramos de Toledo (madre) y su dos hijas: Cleofé e Higinia Tole-

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do Ramos, hijas de Pedro Toledo. En esos días el sacerdote pa-
triota Aldao, que operaba en Cerro de Pasco, había dejado un
destacamento de caballería de 100 hombres en Concepción,
que sirvieran en los puestos de observación y sean núcleos de
concentración de los indígenas del valle después de la infausta
batalla de Azapampa y los asesinatos de Huancayo. El 2 de mar-
zo de 1821, a media noche, el realista Ricafort marcha a Concep-
ción con toda clase de precauciones para caer de sorpresa y
así no gastar municiones ni tener bajas. El 3 de marzo a las tres
de la madrugada los realistas entraron sigilosamente a Con-
cepción y atacaron por diversos puntos el cuartel patriota, los
primeros disparos despertó al pueblo y se movilizó la guerrilla
en defensa de la pequeña y única fuerza dejada en el valle; la
confusión y el desorden manifiestos por la oscuridad produjo

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sorpresa y numerosas bajas entre los patriotas del pueblo que
se defendió con escopetas y rejones.

Concepción no olvida lo ocurrido el 3 de marzo. Fue tan dolo-
rosa que dejó huellas profundas en el corazón de este pueblo.
Informados de la presencia de los españoles, los pobladores
destruyeron todos los puentes sobre el río Mantaro para impe-
dir la reunión de las dos fuerzas de los chapetones. Excepto el
“Puente Balsas” a la altura de Concepción; era amplio, hecho
de mimbre y con pisos de madera. De ello se enteró Valdés y
aceleró la marcha, se adelantó con un escuadrón de caballería
y pudo alcanzar al pueblo de Mito, situado frente a Concepción
(Vargas Ugarte, citado por León Gonzales). Las mujeres de Con-
cepción al mando de María Ramos de Toledo y sus dos hijas,
organizaron a la población y prepararon la defensa del puen-
te. Recibieron el apoyo de un sargento del batallón N.° 11, la
mayoría de los varones se alistaron en las filas de Aldao, y solo
quedaban unos cuantos ancianos.

Tomaron la iniciativa para la defensa de la población las her-
manas Toledo, y recibe la adhesión de los pobladores de Con-
cepción. Esta iniciativa, el general Álvarez de Arenales lo re-
conocerá en su segunda campaña cuando llega a Concepción
persiguiendo a Carratalá, y rinde patriótico homenaje a las
hermanas Toledo diciendo: “debo consignar aquí un heroico
acontecimiento que hace ilustre el nombre de este pueblo en
la historia de la independencia americana […] cuando la ca-
beza de la división Valdés comenzaba a desfilar por el puente
(9 de abril) fue repentinamente aturdida por una descarga de
la orilla opuesta, unos cuantos realistas fueron al agua y los de-
más volvieron atrás. Indignado Valdés con esta imprevista ocu-
rrencia, mandó romper vivo fuego de mosquetería ayudado por
las piezas de artillería ventajosamente situadas y cuyas balas
desde corta distancia disparadas hicieron graves destrozos. En
medio de esto Valdés mandó de nuevo que entrara una partida
de húsares por el puente; pero las comandantes Toledo corrie-

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ron inmediatamente a la cabeza del puente con algunos de los
suyos y se empeñaron en cortarlos. Esta operación ejecutada
con presteza y entre el fuego de la metralla enemiga concluyó
tan oportunamente que los que intentaron pasar fueron víctimas
de su imprudencia y cayeron al agua. No por ello cesó el fuego;
y en medio de él Valdés gritaba a los patriotas que se rindie-
ran y que les perdonaría; pero las heroínas le contestaban del
modo más heroico y firme. Así sostuvieron la acción paseando
filas con marcial altivez y sin cesar de proclamar a su gente es-
timulándola a la pelea con la más ardorosa elocuencia” (León
Gonzales).

La situación era difícil después de haber humillado a los es-
pañoles en Concepción y tras un balance de lo sucedido el 3
de marzo, las hermanas Toledo decidieron el retirarse hacia las
montañas de Comas, internándose por los bosques de Ocopa,
dejando sus hogares y llevándose lo que pudieron.

Una vez arreglados los puentes, las fuerzas de Ricafort y Val-
dés se juntan el 10 de abril y entraron a Concepción y el pueblo
sufrió un ignominioso pillaje por las tropas españolas. La solda-
desca realista antes de retirarse incendió la localidad. El pueblo
de Concepción sufrió su primer holocausto en su lucha por la
independencia. El realista Ricafort se retiró a Huancayo e Izcu-
chaca en donde lo esperaba Carratalá (narración de Germán
Leguía y Martínez, citado por León Gonzáles Jesús).

PROCLAMACIÓN Y JURA DE LA INDEPENDENCIA EN JAUJA.

Mientras jubilosamente Huancayo festejaba su Independen-
cia. El general Antonio Álvarez de Arenales, al enterarse de
la fuga precipitada de los españoles hacia Tarma por la ruta
de Jauja-Acolla, ordenó al mayor argentino Juan Lavalle una
persecución implacable al brigadier realista José Montenegro
“hasta alcanzarlo y aniquilarlo”. Objetivo que se cumplió, en
la Gloriosa Batalla de ACOLLA, Puchococha y Cruzpata. Lavalle,

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forzando su marcha causó serios estragos a la retaguardia
enemiga en San Lorenzo, Ataura y Maquinhuayo (Apolinario
Mayta Inga).

Los patriotas jaujinos presididos por el Gobernador de la
villa de Jauja, coronel Pedro Gonzáles y los principales y nota-
bles ciudadanos Hilario Lino, Gregorio Suárez, Rafael Zevallos
y el sacerdote Estanislao Márquez, que redactó el Acta de la
Independencia de Huancayo, designaron al capitán Alejo Mar-
tínez Lira para el Acto Histórico (Apolinario Mayta Inga).

22 noviembre de 1820, con la presencia de Arenales procla-
maron y juraron su independencia, con mucho entusiasmo los
descendientes de los indómitos Hatun Xauxas, juraron ser un
pueblo libre e independiente de los reyes de España y de toda
dominación extranjera, defender la religión católica y la liber-
tad aún a costa de sus vidas.

Alejo Martínez Lira, encargado de proclamar la independen-
cia de Jauja, fue capitán del Regimiento de los Granaderos Cí-
vicos. De él, Waldemar Espinoza dice: “He aquí un hombre que
permanece verdaderamente ignorado. He aquí a un patriota
que, desde un comienzo, dio las pruebas más inequívocas de
su adhesión al régimen instaurado por San Martín y Bolívar. Un
jaujino que permaneció invariable a la causa de la Independen-
cia y a los principios republicanos. Un jaujino que no tuvo otro
deseo que la libertad del Perú y América. Un peruano que ja-
más traicionó el compromiso que contrajo desde un comienzo
y cuya conducta, honor y decoro nunca desmerecieron la per-
sonalidad de un oficial honrado”. El general Antonio Álvarez
de Arenales nombró a Martínez Lira, Abastecedor General del
Ejército Libertador. En aquel servicio demostró gran activi-
dad, celo poco común, también enorme dinamismo y, sobre
todo emoción patriótica. Gracias a su dinamismo y a su patrio-
tismo, los soldados patriotas no carecieron de nada.

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JURA DE LA INDEPENDENCIA EN TARMA.

El último gobernador e intendente de Tarma, general Joseph
González, huyó hacia Lima ante la proximidad de la expedición
libertadora. Por orden de Álvarez de Arenales, el coronel Ma-
nuel Rojas ataca a los realistas y logra tomar varios prisioneros,
además de 6 piezas de artillería, 500 fusiles y 50000 cartuchos.
El pueblo tarmeño encabezado por el argentino residente en
Tarma Francisco de Paula Otero, ayuda a Rojas y la noche del
25 de noviembre reciben apoteósicamente al grueso del Ejér-
cito patriota comandado por Antonio Álvarez. Por designación
del Cabildo, Francisco de Paula Otero el 28 de noviembre de
1820 proclamó la Independencia de Tarma, al día siguiente se
abolieron las contribuciones de tributos, los estancos y se re-
conoció el libre tráfico del comercio. Su misión fue sostener a
los beligerantes, continuar la propaganda política e impedir o
retardar cualquier empresa de las tropas realistas sobre la reta-
guardia de la expedición libertadora.

ENFRENTAMIENTOS, Y JURA DE LA INDEPENDENCIA EN CERRO DE PASCO.

Las ideas y noticias libertarias circularon por los caminos co-
merciales desde Lima a Cerro de Pasco por los valles del Chi-
llón o del Rímac. La batalla que precedió la jura de independen-
cia de Cerro de Pasco, ocurrió el 6 de diciembre.

La expedición de Álvarez de Arenales en su marcha liber-
taria llegó el 5 de diciembre a Yanamate, a 7 km de Cerro, allí
planeó la estrategia para atacar al enemigo que acampaba en
Cerro de Pasco. Desde Villa de Paco, el 6 de diciembre muy de
madrugada el ejército patriota se dirigió al encuentro del ene-
migo, superó las lagunas de Yanamate y Chaquicocha, treparon
la montaña inaccesible de Uliachín, y a las 8 de la mañana ya
habían copada, el cerro Patarcocha, que estaba alfombrada de
nieve, que se derretía y se mezclaba con la sangre de los de-

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fensores de la patria, su toma y posesión se hizo conforme a lo
planificado.

Los montoneros indígenas estaban en la cima, en tanto que las
4 piezas de artillería estratégicamente colocadas operaron de
inmediato, los enemigos ante el primer disparo de la artillería
patriota salieron asustados y se posicionaron en la salida hacia
Lima. Cientos de montoneros cazadores pro realistas se ubica-
ron para defender el centro minero, pero también hubo cientos
de indios de montoneros patriotas. Álvarez de Arenales, con el
fuego de artillería que inició, obligó a los realistas a dar com-
bate. La lucha fue sin cuartel, las columnas de ambos bandos se
enfrentaban tenazmente y con mucho coraje, muchos de estos
enemigos eran familiares pero estaban en bandos opuestos. El
apoyo del aguerrido pueblo cerreño que ansiaba su libertad
fue decisivo para el triunfo. Con la fuerza, el pundonor y he-
roísmo que mostró el ejército patriota (menos de mil efectivos,
contra 1400 de los godos) pudo dar fuertísimo golpe al enemigo
que huyó en desbande cargando a cuestas su derrota. En esta
lucha los realistas tuvieron 58 muertos, 15 heridos y 315 prisio-
neros, entre ellos estuvieron el coronel Diego O’Reilly y Andrés
de Santa Cruz, más tarde presidente del Perú. Además cayeron
en manos de los patriotas 2 piezas de artillería y 360 fusiles.

Informados los indios que O’Reilly se retiraba con calma por
el Chaupihuaranga, decidieron perseguirlo y lo apresaron en el
pueblo de Baños, en la hacienda de Lauricocha, capturado fue
llevado a Huaura y meses después cuando fue enviado a Espa-
ña, prefirió suicidarse en alta mar.

Aquella mañana del 7 de diciembre de 1820 amaneció radian-
te. Los últimos vestigios de nieve que alfombrara de albura el
campo de batalla donde los patriotas se cubrieran de gloria,
había desaparecido. Un rutilante sol brillaba omnipotente, allá
arriba, bajo un sobrecogedor imponente fondo azul. Gentes de
toda condición, venidas de los pueblos aledaños, entremezcla-

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das con los lugareños, iban tomando sus ubicaciones dentro de
los linderos de la plaza Chaupimarca. El día anterior, el general
Arenales había hecho publicar una convocatoria a un Cabildo
Abierto para perpetuar en un acto simbólico el trascendental
triunfo que las fuerzas patriotas de América acababan de obte-
ner en un extremo de la minera ciudad. A un costado de la igle-
sia San Miguel, donde hasta el día anterior había permanecido
la horca en la que habían ajusticiado a muchos facinerosos, se
levantaba majestuoso un entarimado adornado con banderines,
quitasueños y cadenetas. En la parte central: el altar. A un cos-
tado la bandera nacional recientemente creada por el general
don José de San Martín, en Pisco el 21 de octubre del mismo año,
dividida por líneas diagonales en cuatro campos, blancos los
de los extremos superior e inferior, y rojos los laterales con una
corona de laurel ovalada al centro y, dentro de ella, un sol sa-
liendo por detrás de las sierras escarpadas que se elevan sobre
un mar tranquilo. A un lado, la bandera chilena. En la parte baja

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del estrado, se exhibían los trofeos de armas arrancados a los
realistas: tres banderas y dos estandartes; la espada del prófu-
go general O´Reilly; armamento completo de dos batallones de
infantería y un escuadrón de carabineros, dos cañones, la caja
militar y el parque de repuesto.

A las diez de la mañana hicieron su aparición por las calles
adyacentes los bravos soldados de la libertad: argentinos, chi-
lenos, paraguayos y peruanos. Cientos de hombres, mujeres y
niños, los aplaudían vitoreándolos. Inmediatamente después,
irrumpió un grupo de cerreños notables presididos por don Ra-
món de Arias, Primer Alcalde Republicano y Juez Mayor de la
Patria; don Francisco Quirós, notable político cerreño, nombra-
do Gobernador General; Don Miguel Francisco Maíz y Arcas,
Comandante General de Armas; don Anacleto Benavides, Sub
delegado Político Militar en el territorio de su Jurisdicción; el
doctor don Dionisio Vizcarra, Director General de Minas; Ma-
nuel de Arias, delegado minero que al año siguiente firmaría el
acta de independencia del Perú, el 28 de julio de 1821 en la ciu-
dad de Lima, en representación del Cerro de Pasco. A continua-
ción el Estado Mayor de los libertadores. El general Álvarez de
Arenales con uniforme de gala; detrás el Jefe del Estado Mayor,
Teniente Coronel Manuel Rojas, flanqueado por los comandan-
tes Ramón Antonio Deheza y Santiago Aldunate. Los capitanes
Federico Brandsen, José Vilela Castillo y Rufino Guido. A un cos-
tado, al mando del grupo de granaderos a caballo, el comandan-
te Juan Lavalle. Detrás de los heroicos soldados, venía un grupo
de hombres demacrados y escuálidos pero con la mirada alta y
orgullosa. Eran los bravos sobrevivientes huanuqueños de la va-
lerosa revolución de Crespo y Castillo que, cumpliendo senten-
cia del Tribunal de Lima, venían trabajando bajo rigor, a ración
de pan y agua, y sin sueldo, en las galerías mineras del Rey que
regentaban los españoles. Allí estaban los Alcaldes, Mariano
Silvestre, del pueblo de Panao; Honorato Callán, de Pillao; Patri-
cio Martínez, de Acomayo; José Calixto, de Santa María del Valle;
Gregorio Evaristo, de Huacar; Francisco Antonio, de Acobamba;

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Mariano Camacho de Cayna; Manuel Beraún, con alias “Saguac-
cay” de Huallayco; Juan de Dios Esteban, Alcalde de Campo de
Pachas; Lucas Ruiz, de Rondos; Marcos Sánchez, de Punchauca,
Pablo de la Cruz Vilca, de Chupán; Antonio Ambrosio, de Chavi-
nillo; del mismo pueblo los ediles, Julián Ortega, Manuel Con-
cha y Nicolás Charín. De Huánuco José Huanca, Pablo Usuriaga,
Antonio Mallqui, Julián Gaspar, Ascencio Briceño, Manuel Ro-
que, Santos Trujillo, Pedro Cabello, Francisco Cabello, Hipólito
Gómez, Santos Tello, Víctorio Soto. Por disposición especial del
general Álvarez de Arenales fueron puestos en libertad en me-
dio de conmovedores aplausos del pueblo cerreño.

Una vez que hubieron tomado sus emplazamientos en el es-
trado, el cura huanuqueño, párroco de Yanahuanca, reverendo
padre, Manuel Sáenz, celebró la misa de campaña escuchada
con emoción patriótica. En su corta elocución, se refirió al sig-
nificado que el acto encerraba para la historia de América y
pidió que se orase por los patriotas muertos el día anterior, es-
pecialmente por el valeroso joven teniente de granaderos, el
mendocino Juan Moreno, caído en la primera carga patriótica,
con el corazón atravesado por una bala. El padre Sáenz inicial-
mente había sido un piadoso y esforzado arriero que llegó a
hacerse muy conocido en Huánuco y gran parte de la quebrada
de Chaupihuaranga. Al entrar de cura, en sus viajes misiona-
les, observó de cerca la manera cómo los españoles trataban
a los nativos. Para ellos todo lo mejor, dejando lo peor para los
naturales. En sus conversaciones con el padre Villavicencio, lle-
gó a la conclusión de que era necesaria la insurrección. En sus
viajes ya se convirtió en agente propagandístico de la subleva-
ción, llevando consigo proclamas, pasquines décimas y demás
propaganda especialmente en los pueblos de Tápuc, Chacayán
y Yanahuanca en donde formó partidas de cívicos que estaban
dispuestos a luchar por la libertad y, cuando se efectuó la insu-
rrección de Huánuco y Panataguas, él estuvo con los insurrec-
tos alentándolos en condición de Capellán. Preso y herido fue
severamente castigado. Cumplida su condena se hizo cargo de

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la parroquia de San Pedro de Yanahuanca en cuya condición ha-
bía celebrado la santa misa de independencia. Para terminar
el acto litúrgico, el padre Sáenz bendijo el Estandarte de Gue-
rra del Batallón CONCORDIA DE PASCO, formado por patriotas
cerreños que en el futuro velarían por el mantenimiento de la
libertad conseguida. Luego el General Juan Antonio Álvarez de
Arenales, invitó a Don Ramón de Arias -elegido Alcalde Mayor y
Juez de la Patria- a que declarara la independencia del Cerro de
Pasco. El instante era solemne. Un silencio sobrecogedor se hizo
en todos los ámbitos de la vieja e histórica plaza Chaupimarca.
El primer alcalde republicano cerreño, tomo la mano derecha,
la primera bandera peruana y en la izquierda un crucifijo de
plata. Se acercó al borde mismo del estrado, miró a todos los
rincones de la plaza y con voz potente y emocionada, pronun-
cio estas históricas palabras:

“Cerreños: Juráis por Dios y la señal de la Santa Cruz, el ser
independientes de la corona y el gobierno del Rey de España y
ser fieles a la patria?”

Mil voces quebradas por la emoción, respondieron al unísono:
-¡¡¡Sí, Juramos!!!!!

En ese momento, los noveles soldados del Batallón Concordia
de Pasco, efectuaron disparos de fusilería en homenaje al histó-
rico momento.

Lo que ocurrió después, fue indescriptible. La emoción se
apodero de todos los hombres, mujeres y niños que enmarca-
ban la plaza. Se gritaban vivas a la patria, a San Martín, a Arena-
les. Muchos lloraban, otros cantaban, pero todos emocionados
se abrazaban. Los imbatibles soldados patriotas venidos de to-
dos los confines de América, rompieron filas y se confundieron
en emocionados abrazos con los cerreños que los vitoreaban.
Entre tanto, todos rubricaban el acta que había levantado del
momento supremo, el escribano del Cabildo de Huánuco, Don

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Asencio Talancha. El Cerro de Pasco era el primer pueblo del
Perú que juraba la independencia después de la triunfal Batalla
de Pasco, que constituyó la primera y más importante victoria
de las armas patriotas en una batalla franca y abierta por la li-
bertad.

PROCLAMA Y JURA DE LA INDEPENDENCIA EN HUÁNUCO.

La noble ciudad de los caballeros del Perú, fue escenario de
la revolución popular de indios, mestizos, criollos y miembros
del clero que acaudilló Juan José Crespo y Castillo. Las causas
de esta revolución, según refiere Macera, fueron “Sociales y po-
líticas. Los indígenas estaban descontentos no solo por los re-
partos de las mercaderías, sino también por el saqueo de sus
cosechas y contra los abusos que cometían las autoridades es-
pañolas…” (citado por Mayta y Canchari).

La revolución que mencionamos se inició el 22 de febrero de
1812, en la ciudad de Huánuco que fue tomada por un grupo
de indígenas liderados por el criollo Juan Crespo y el curaca
Norberto Haro.

Crespo y Castillo era un criollo natural de la misma ciudad,
y se trataba de un importante y solvente empresario agrícola
y minero, que ocupó cargos políticos como regidor y síndicio
procurador. ¿Qué era un síndico procurador?, pues se trataba
de lo que ahora sería el abogado de la municipalidad.

En el acto también participó Norberto Haro, un curaca huanu-
queño que también era denominado como Tupa Amaro por los
indígenas locales. Además, a él se sumó José Rodríguez, alcalde
de Huamalíes.

Juan José Crespo y Castillo representó el sentimiento de
descontento tanto de criollos como de indígenas frente a las
medidas tributarias y de control fiscal dictadas por el gobier-

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no virreinal. Con apoyo masivo de indígenas de Panatahuas,
Huamalíes, Huánuco y otras poblaciones, y con la adhesión de
sectores criollos, el movimiento de protesta tomó control de la
ciudad de Huánuco el 22 de febrero de 1812, siendo elegido
algunos días después Crespo y Castillo como jefe político y mi-
litar. Un mes después, el Virrey Abascal decidió contrarrestar el
movimiento insurgente y envió a José Gonzales de Prada, Inten-
dente de Tarma, con hombres que pudieran hacer frente a las
huestes de los rebeldes huanuqueños.

Tras perder la batalla de Puente de Ambo, en marzo de 1812,
frente a las tropas realistas, habiéndose causado la muerte de
cientos de indígenas rebeldes, Crespo y Castillo, juntamente
con el alcalde de Huamalíes José Rodríguez y el curaca Norber-
to Haro, fueron enjuiciados y ajusticiados en Huánuco con pena
de garrote, en setiembre de 1814.

Esta rebelión es la primera revuelta regional en el centro del
país, donde el sentimiento de autonomía se fue haciendo cada
vez más evidente., como reflejo de la consolidación de una iden-
tidad criolla y de la apropiación regional de las ideas liberales.

Ocho años despues, el 15 de diciembre de 1820 la ciudad de
Huánuco juró a favor de la independencia. Según consta en un
documento que fue enviado por el comisionado Nicolás Herrera
al coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales.

“En quince días de dicho mes y año, en cumplimiento de lo
mandado y obedecido se practicó por mí el comisionado el
Juramento de la Sagrada Independencia de la Libertad, en
la Plaza Mayor de esta ciudad, con los señores de este ilustre
Ayuntamiento, y demás vecinos que se hallaron presentes, para
cuyo efecto se publicó por bando la convocatoria el día de ayer.
Igualmente en virtud de la facultad que me es concedida por
el señor General que rubricó la anterior orden, y por lo que
aparece en ella he tenido a bien dejarlo reelecto de Juez al Sub

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delegado absuelto don Eduardo Lúcar, por conocerse en él las
aptitudes propias; de todo lo que con esta fecha doy cuenta al
origen de donde emana mi comisión, y para su constancia lo
firmó conmigo el escribano el dicho comisionado de que certi-
fico.-Nicolás Herrera. Por mandato del señor comisionado.- As-
cencio Talancha, escribano público”.

Los gestores de este pronunciamiento fueron el alcalde coro-
nel Eduardo Lúcar y Torres con el apoyo del comisionado Nico-
lás Herrera.

Otros historiadores manifiestan que la jura de la independen-
cia en Huánuco es la consecuencia de algunos enfrentamientos
previos ocurridos en esa zona, asi dicen que el clérigo Juan Du-

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rand fue uno de los más activos independentistas. En su celda al-
macenó armas y pólvora, mientras preparaba las composiciones
literarias y artísticas en favor del movimiento libertario. Luego
de las batallas de Uliachín y Patarcocha, en Cerro de Pasco que
consolidaba la victoria patriota, los habitantes de Huánuco se
aprestaron a derrotar por completo al ejército de Diego O’Rei-
lly que había sido capturado, y asi deciden en cabildo adherirse
a la causa libertaria, y el alcalde Eduardo Lúcar y Torre, el día 15
de diciembre de 1820, preside el acto en el cual el comisionado
Nicolás Herrera con toda solemnidad dice: “Huanuqueños, ju-
ráis por Dios y una señal de la cruz el ser independientes de la
corona y gobierno del Rey de España y ser fieles a la patria”, a
lo que la multitud respondió emocionada:“¡Sí, juramos!”.

DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ EN LIMA.

La independencia se proclamó en un ambiente rodeado por
el temor social de los criollos ricos de Lima, pues la situación
del ejército realista era insostenible debido a la presencia del
ejército de San Martín, las guerrillas y montoneras en el cerca-
do de Lima, el bloqueo del Callao por Cochrane, la acciones de
Álvarez en el centro del Perú, la falta de alimentos y otros hizo
que el virrey La Serna abandonara Lima dejando a su gente el
control del Castillo del Real Felipe.

Los criollos ricos de Lima vivieron horas de angustia durante
el lapso intermedio entre la salida de los españoles y el ingreso
de San Martín. Su reacción fue de terror. Unos especulaban la
posibilidad de un alzamiento interno de los esclavos que vivían
en la ciudad. Otros temían el saqueo de las montoneras com-
puestas principalmente por indios y mestizos.

Los criollos ricos de Lima temían que la guerra entre españo-
les y criollos terminara convirtiéndose en una guerra social de
pobres contra ricos y de diversos grupos étnicos (indios, mesti-
zos, negros) contra los blancos… Estos factores fueron decisivos

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para que el Cabildo de Lima votase en favor de la Independen-
cia del Perú. No todos los que firmaron el acta de ese cabildo
fueron patriotas. Muchos habían sido simpatizantes y colabora-
dores del régimen español y continuarían siéndolo. A todos los
cabilderos los unía el deseo de mantener el orden y el sistema,
que en ese momento representaba San Martín.

Lo que a esos criollos y españoles ricos les importaba era que
hubiese gobierno, que hubiese orden. Quince días después de
su ingreso a Lima, San Martín hizo declarar la Independencia
del Perú el 28 de Julio de 1821, con un juramento que para él,
eran las tres fuentes principales de todo poder político: el pue-
blo, la justicia natural y Dios, por ello en la proclama dirá: “El
Perú es desde este momento libre e independiente por la vo-
luntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que
Dios defiende”

En el Perú, en Lima, el 15 de julio de 1821 se aprobó y firmó el
Acta de Independencia por el Cabildo de Lima. En ella se en-
cuentran las firmas de los nobles y aristócratas criollos y espa-
ñoles, el alto clero y grandes comerciantes, pero no del pueblo.
Firmaron esta acta: el Conde San Isidro, el Conde de la Vega del
Ren, el Conde de Las lagunas, el Marqués de Villafuerte, el Mar-
qués de Monte Alegre, el Conde de Torreblanca, el Conde de
Vista Florida, el Conde de San Juan de Lurigancho, el Marqués
de Corpa, el Marqués de Casa Dávila y otros miembros de la
aristocracia y terratenientes como: Xavier de Luna Pizarro, José
de la Riva Agüero, Manuel Agustín de la Torre, Tomás e Ignacio
Ortiz de Cevallos, Antonio Boza, Hipólito Unanue, José y Miguel
de la Puente, Manuel A. Colmenares, Luis A. Naranjo, Mateo de
Pro, Lorenzo Zárate, Francisco Moreyra y Matute, Manuel y José
Ferreyros, Francisco Xavier Mariátegui, Antonio de Bedoya, José
Pezet, Pedro Olaechea, Manuel Tudela, Agustín de Vivanco, To-
ribio de Alarco y otros cuyos apellidos aún hoy los escuchamos,
porque siempre tuvieron el poder y el gobierno del país. La po-
blación nativa y su representación, verdaderos dueños del te-

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rritorio fueron omitidas totalmente, no obstante que su sangre
y su vida fueron ofrendadas por la independencia antes de su
proclama como después de ella.

Es difícil de entender, ¿Por qué San Martín ingresó a Lima, sin
la compañía de los batallones de indígenas, negros y cholos?
¿Porque estos no participaron ni vieron los ceremoniales de la
proclamación de la Independencia el 28 de julio de 1821?, salvo
los que vivían dentro de las murallas de la ciudad.

Declarada la independencia, San Martín consideró que lo me-
jor para los peruanos era una monarquía constitucional. Es por
eso que se reconocieron todos los títulos y derechos de la no-
bleza colonial, cambiando los “Títulos nobiliarios de España”
por “Títulos nobiliarios del Perú”; asimismo creó la Orden del
Sol, una condecoración militar de corte monárquico y heredita-
ria, fundó la Sociedad Patriótica de Lima, que tenía el objetivo

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de difundir el sentimiento monárquico a la población peruana a
través del diario El Sol del Perú, y envió una comisión diplomá-
tica a Europa con el fin de contactar con las principales casas
reales, y encontrar al futuro Rey del Perú.

San Martín, envió a fines de 1821 una misión diplomática en-
cabezada por su ministro Juan García del Río para convencer
a Leopoldo de Sajonia-Coburgo de que inaugurase la monar-
quía en Perú. Sin embargo, cuando se iniciaban las gestiones
en Europa, San Martín renuncia al gobierno en Lima y el Primer
Congreso Constituyente instauró un régimen republicano, por
lo que Juan García fue desautorizado inmediatamente y el an-
helo de un Perú monárquico con el que soñaba la aristocracia
limeña pasó en definitiva al olvido.

Las prerrogativas que brindaba San Martín a la Orden del Sol,
eran personales, vitalicias y heredables hasta la tercera genera-
ción. Según el general,“sin herir la igualdad ante la ley”, servi-
rían “de estímulo a los que se interesen en ella”.

Los fundadores de la Orden del Sol gozaban de los mayores
privilegios: el derecho de preferencia a las grandes dignidades
del Estado y al tratamiento de Señoría con el dictado de hono-
rable y una pensión vitalicia, extensiva a sus hijos y nietos. Las
dignidades de beneméritos y asociados eran, en cambio, exclu-
sivamente personales.

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no-el-titulo-de-ciudad-incontrastable/

69

70

El rito dE MEnfis-MiZrAÏM

rito dE MEnfis

Jean Etiénne Marconis de Négre, hijo del fundador del Rito, en
su libro “Le Sanctuaire de Memphis” (París, 1849), afirma que el
Rito proviene directamente de Palestina, y que tiene su origen
en los Caballeros Templarios. Esta es la tesis oficial y goza del
suficiente rigor histórico. Sin embargo, es cierto que los propios

71

Caballeros Templarios contaban su propia leyenda acerca del
origen del Rito, manteniendo que éste era mucho más antiguo, y
se remontaba a muchos siglos antes.

Cuenta la leyenda que San Marcos, el evangelista, viajó a Ale-
jandría, con el fin de visitar las iglesias cristianas a lo largo del
valle del Nilo. Este hecho es verídico ya que existen numero-
sos testimonios de este viaje, también es verdad que de dudosa
procedencia. Sería más correcto decir, sin temor a dudas, que
su viaje fue a Ormuz (Siria), lugar donde el propio San Marcos
se convirtió al cristianismo al egipcio ORMESSIUS (también lla-
mado ORMUS), que era, hasta ese momento uno de los sacerdo-
tes del culto de Serapis. Al volver a Egipto, éste convirtió  a otros
seis hombres (puede que sacerdotes) y de esta forma que una
vez se reunieron siete iniciados, fundó la  Hermandad Iniciática
de “Los Sabios de la Luz”, primera Logia conocida que practi-
caba el llamado (posteriormente) Rito de Menfis.

De esta circunstancia proviene la expresión:

  “Toda Luz viene de oriente y toda iniciación de Egipto” 

Este sabio egipcio, Ormus, fue el depositario único de la mi-
lenaria tradición egipcia, la cual purificó de acuerdo con los
principios cristianos. Por esa misma época, los Esenios, junto
con otros grupos de judíos, fundaron una escuela de ciencia sa-
lomónica, a la cual se dice que concurría el propio Ormus. Este
último a su vez inició en sus misterios a algunos peregrinos ese-
nios, cuyos descendientes, siglos después a su vez, iniciaron a
algunos caballeros cruzados en Palestina.

Desde el Siglo I hasta el Siglo XII, los discípulos descendientes
de Ormuz fueron los depositarios de las antiguas tradiciones de
Egipto, adaptadas al cristianismo. Después de múltiples y di-
ferentes transformaciones a través de los siglos, ya en la Edad
Media, durante las Cruzadas, algunos Caballeros

72

pertenecientes a la Orden del Templo (Templarios) fueron
iniciados en Palestina, en un centro iniciático heredero de las
antiguas tradiciones esenias.  Los esenios conocidos como “los
piadosos” y también los “nazarenos” (el término «nazareno»
significa «consagrado a Dios», o también «el que conoce las
cosas ocultas»), se denominaban a sí mismos,  “los Hijos de la
Luz”, obviamente no había motivos para denominarse «Hijos
de la Viuda» si bien, hay que apreciar que la viuda es Isis en los
Misterios Egipcios.

Son precisamente a estos «Caballeros del Temple» a los que
el Rito de Menfis reconoce como a sus fundadores inmediatos.Y
fueron ellos los que llevaron dicha Tradición Iniciática a Europa,
dentro de la Orden de caballería a la que pertenecían. Hacia el
año 1150, los Templarios se diseminaron por toda Europa, y mu-
chos Caballeros Templarios se refugiaron entre otros en lo que
hoy llamaríamos Escocia o Suecia, llegando a fundar debido al
auge que tomó en este siglo el cristianismo en la ciudad de Up-
sala (Suecia), una logia operativa. Tiempo después, también en
Escocia, establecieron otra logia de la Masonería Oriental.

Tras la muerte de Jacques de Molay, Gran Maestro de los Ca-
balleros Templarios de Francia, y luego de la abolición de la
Orden del Temple en el siglo XIV, los Caballeros Templarios es-

73

coceses se reunieron en una nueva Orden fundada por el Rey
Robert Bruce I. Es en esta nueva Orden donde debe buscarse el
origen de la Masonería Escocesa.

Fue en este mismo siglo aunque más tarde, en 1332, que se
separaron los Masones de Edimburgo, de los Masones fieles
a la tradición de Ormus o Masones de Menfis, que decidieron
permanecer fieles a la Tradición Egipcia. Los masones de Edim-
burgo amparados por el poder político del propio rey fundan
un nuevo Rito bajo el nombre de Heredom de Kilwinning, pre-
decesores del llamado Rito de Escocia.  En torno a estos ritos
se creará posteriormente la Gran Logia Real de Kilwinning, la
Orden de San Andrés del Cardo, la de los Maestros Escoceses
de San Andrés, el Rito de Perfección o de Heredom y las Logias
de la Masonería Jacobita o Masonería Estuardista*.

*No se debe confundir los ritos escoceses con el Rito Escocés
Antiguo y Aceptado, que se estructura el 31 de mayo de 1801, al
constituirse en Charleston, Carolina del Sur, el Primer Supremo
Consejo de los Soberanos Grandes Inspectores Generales del
XXXIII y Último Grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Una vez minorizada la tradición egipcia de Menfis en Escocia,
reaparece a fines del siglo XVIII en Francia, como consecuencia
de la invasión de Egipto por Napoleón Bonaparte, y la “extraña”
decisión de llevar consigo 167 sabios para la invasión. Obvia-
mente se pretendía, desde el primer momento, ser una invasión
no sólo militar sino científica. Hay que señalar el hecho contras-
tado de que muchos de los oficiales militares que acompaña-
ban a Napoleón eran masones de antiguos ritos iniciáticos, tales
como los Philaletes, los Hermanos Africanos, el Rito Hermético,
los Philadelfos, el Rito Primitivo, e incluso miembros del Gran
Oriente de Francia. Por cierto, entre ese grupo de oficiales esta-
ba Jean François Champollion, quien logró descifrar el lenguaje
jeroglífico mediante el estudio de la famosa Piedra de Rosetta.

74

En El Cairo, estos hermanos masones establecieron contac-
to con representantes de las escuelas hermético-gnósticas de
Egipto. Llegaron hasta el Líbano, y recibieron iniciaciones en la
Masonería Drusa, todo ello está reflejado y demostrado por el
libro “Le Voyage en Orient (Viaje a Oriente)” de Gérard de
Nerval, que no se publicó hasta 1850. Este libro es el culpable
de la introducción dentro de la masonería de la disonante figura
y leyenda de Hiram Abí. Tales conocimientos llegan a nosotros
gracias a el maravilloso libro “La Franc-Maçonnerie oubliée”
de Robert Ambelain.

Fue unos 50 años antes, en 1798 que los Generales Bonapar-
te y Jean Baptiste Kléber, Joachin Murat (según ha constatado
Gérard Galtier por escritos del Gran Maestro Zola) fueron ini-
ciaciados en los misterios y en la Tradición, por sabios masones
egipcios en la Cámara del Rey de la Gran pirámide de Keops,
donde recibieron como única investidura un anillo. Éstos fun-
daron la Logia Isis en El Cairo, para profundizar en los conoci-
mientos y la sabiduría que el rito les transmitía.

A su vuelta a Francia, el 23 de mayo de 1815 en la localidad
de Montauban, Francia. Se fundó la primera logia de Menfis, sus
fundadores fueron GABRIEL MATHIEU MARCONIS DE NÉ-
GRE, oficial de la armada napoleónica de Egipto, y el general
francés SAMUEL HONIS. Esta primera Logia Madre que funda-
ron recibió el nombre de “Los Discípulos de Menfis” sobre la
base de la Logia «Isis» de Egipto.

Y así los hermanos masones de la misión a Egipto y aquéllos
por ellos iniciados, decidieron unánimemente renunciar a la fi-
liación masónica proveniente de la Gran Logia de Inglaterra, a
la sazón enemigo número uno de Francia, al sentirse recipen-
diarios de una iniciación masónica mucho más pura y antigua,
que nada debía a la Obediencia de Londres.

El  Rito de Menfis avanzaba imparable y se extendió rápida-

75

mente por Francia e Italia,  gozando de gran predicamento se
abrieron Logias en Marsella y Bruselas, pero la persecución
que propicia la ignorancia, el odio, el fanatismo y la envidia no
cesan nunca, y 35 años después todas las Logias de Menfis fue-
ron cerradas por autoridades civiles francesas en 1852, debido
a la nefasta influencia del Gran Oriente de Francia, que se con-
sideraba y aún lo hace, árbitro y fuente inspiradora de la “re-
gularidad”, tensión que mantenía con la Gran Logia Unida de
Inglaterra que bajo el mismo paraguas protector de dar creden-
ciales y patentes, se extendía por todo el orbe masónico. Esta
absurda lucha por liderar la masonería y distinguir los buenos
de los malos, produjo como consecuencia que el Rito de Menfis
entrara en una etapa de “sueño”.

La mayoría de miembros del Gobierno Provisorio eran maso-
nes o bien se convertirían posteriormente en masones del GOF,
sin duda ello pudo tener una influencia positiva en algunos as-
pectos como el desarrollo de las ideas y determinadas medi-
das tomadas, comenzando por la abolición de la esclavitud, por
Víctor Schoelcher, o la instauración del sufragio universal. Sólo
señalar que el mismo Lamartine mantiene que el lema republi-
cano Libertad-Igualdad-Fraternidad es de origen masónico.

A partir de la elección del príncipe Luis-Napoleón Bonaparte
en 1849 (que se convertiría en Napoleón III tras el golpe de esta-
do del 2 de diciembre de 1851), la francmasonería se encuentra
nuevamente amenazada y vigilada,bajo la tutela del Príncipe Lu-
cien Murat, impuesto como Gran Maestro del Gran Oriente de
Francia, está confabulación entre masones y políticos, condujo
al control férreo de la masonería, convirtiéndola en una única
organización controlada políticamente, que para mantener un
pensamiento único, no deseaba células de otras masonerías
campando libres por la Francia del Segundo Imperio. Si bien es
verdad que la masonería francesa totalmente radicalizada viaja
en pos de la tercera República, y abjuraba del emperador.
Unos años más tarde cercano a 1862, Marconis agobiado ante

76

la desaparición arbitraria y política del Rito, no ve más salida
que rendirse al Gran Oriente de Francia «GOF», y agobiado
por la muerte en vida del rito, solicitó su incorporación al GOF,
con la esperanza de así poder revivir el Rito. El Gran Oriente
de Francia consultó al Gran Colegio de Ritos de Francia y fue
oficialmente admitido en la masonería “regular francesa»,
marchamo preciso para poder subsistir en noviembre de 1862.
Marconis, es nombrado sin oposición alguna Gran Hierofante
Mundial del Rito de Menfis, para ello tuvo que rendir su autori-
dad ante el Gran Oriente de Francia.

Con lo que se consiguieron los fines que motivaron la perse-
cución de los «aparentes Hermanos», es decir a partir de aquí
únicamente el Gran Oriente de Francia podría otorgar Cartas
Constitutivas para la creación de nuevas Logias del Rito de Men-
fis. Marconis recibió a cambio el “resucitamiento” del Rito, y el
permiso para reabrir las Logias cerradas por la policía.

Pero una condición más grave fue impuesta en esta venta al
poder político-masónico que suponía el Gran Oriente de Fran-
cia…. la caída a la decadencia y profanación del Rito. Así
se le impuso: Que estas logias de Menfis sólo podrían trabajar
en los rituales de los tres primeros grados de la Masonería Uni-
versal, prohibiendo su trabajo en todos los demás, no contentos
con ello, se adecuando estos primeros grados a las máximas del
Rito Escoces Antiguo y Aceptado y al Rito Francés, creando un
sucedáneo y una mixtura, que era bien visto y del agrado del
GOF, modificando la historia y adjudicándoselo como propio.
Una vez que no entraba en conflicto con sus propios ritos, y so-
bre todo no producía el efecto adverso de abrir los ojos a sus
adeptos. Este sucedáneo es aún practicado en el Gran Oriente
de Francia, manteniéndose los mismos tres grados que permi-
tieron coexistir, aunque, como es de su agrado vacío de toda la
simbología y contenido esotérico, y convirtiéndose en un ins-
trumento más de los fines políticos de la masonería del Gran
Oriente de Francia.

77

RITO DE MIZRAIM

El Rito de Mizraim, según Marc Bédarride, remonta su remoto
y verdadero origen, al primer hombre: Adán. Simbólicamente,
indica su origen primordial y tradicional. Según la leyenda, el
patriarca Balaám, iniciado en el rito de Mizraim, se estableció
en Etruria, precisamente en el lugar que se conoce actualmente
como la ciudad de Florencia. Con el paso de los siglos, los ini-
ciados mizraimitas que vivieron en dicha región esparcieron su
influencia sobre el mundo civilizado. Fundaron Logias en toda la
Península Itálica. Sus iniciados participaron en la Primera Cru-
zada, y durante su estancia en la ciudad de Jerusalem, realizaron
una visita a la gruta del profeta Elías, en las cercanías del Mon-
te Carmelo, incluso cabe la posibilidad de haber sido iniciado
del propio sultán Saladino. Al regreso de la Cruzada, estos ini-
ciados se asentaron en la Liguria itálica. Destacan como inicia-
dos del momento en el Rito, el alquimista Nicolás Flamel y el
pintor Giotto.

Fue GAD BÉDARRIDE, padre de los hermanos Bédarride fun-
dadores del Rito de Misraim en Francia, quien recibió en Ca-
vallion en 1782, la visita de un misterioso «Iniciador Egipcio»
del cual sólo se conoce su nombre místico de ANANIAH «El
Sabio». Este Adepto fue quien inició a Gad Bédarride en la Ma-
sonería Egipcia.

Aun así la primera noticia que tenemos de este Rito proviene
de Venecia. En 1788 se constituyó el “Rito de Mizraim seu Ae-
gypti”. Su filiación proviene del propio Conde Cagliostro.

Realmente, no comenzó en Milán como creen algunos historia-
dores, sino que allí se estableció conjuntamente con Nápoles,
y emergieron las más importantes logias, para pasar de allí a
Francia.

THORY, escritor de masonería de la época nos narra en sus
78

dos obras «Acta Latomorum» y «Nomenclatura de los Ritos
Principales», lo siguiente: «el Rito de Misphraim que es muy jo-
ven en Francia, era muy popular en Venecia y en las Islas Jóni-
cas. Allí existían muchos Capítulos de Misphraim en los Abru-
zos y en la Pouille (Italia)…Todos los grados, excepto el 88,89 y
90 tienen nombres diferentes. Los nombres de los últimos tres
grados no son conocidos, ellos están indicados, en el manuscri-
to que nos fue transmitido a nosotros, como estando velados”

La tradición del Rito de Misraim nos indica que sus últimos
grados eran practicados en tres diferentes formas o Regímenes.
1º:  RÉGIMEN COPTO-EGIPCIO: RÉGIMEN DE VENE-
CIA: Dónde se practicaban los Arcanum Arcanorum o Myste-
rium Magnum

2º: RÉGIMEN EGIPCIO-GRIEGO: RÉGIMEN DE NÁPOLES:
Dónde se mantenían los Arcana Arcanorum o Secreto de los Se-
cretos.

3º:  RÉGIMEN FILOSÓFICO-CABALÍSTICO: RÉGIMEN DE
BÉDARRIDE.

En 1823 es disuelta la de la Orden de Misraïm en Francia,
por orden del Tribunal Correccional debido a las simpatías na-
poleónicas de los hermanos Bédarride, quienes eran militares
inactivos del Ejército Imperial Napoleónico, aunque hasta 1831
los Hermanos Bédarride consiguen abrir nuevas logias de Mi-
zraim en Francia a pesar del Decreto de Disolución. En 1856
comienza la persecución política del Gran Oriente de Francia
para abolir el rito con la ayuda del Tribunal Correccional y la
policía.

El Rito de Mizraim estuvo activo también en Inglaterra. Hay un
documento emitido en 1824, por el “Supremo Poder para Esco-
cia de la Orden Masónica de Mizraim”, que proporciona intere-
sante información sobre quiénes eran los Miembros de los Altos

79

Grados alrededor del mundo. Este documento está firmado en
el “Valle de Edimburgo”.

Estos Miembros perfectamente documentados eran:

– Soberano Gran Maestro Absoluto de la Orden,grado 90º. Prín-
cipe Augusto Federico D’Este, 9º hijo de Jorge III Rey, y Duque
DE SUSSEX-Londres, Gran Maestro de la Gran Logia Unida de
Inglaterra, iniciado en el grado 90º en 1817.
– 90º Duque DE CAZES-Londres Embajador del Rey de Francia
en la Corte de Gran Bretaña.
– 90º Conde MURAIRE-París Gran Conservador de la Orden.
Gran Presidente del Supremo Poder en Francia. Gran Oficial de
la Legión de Honor.
– 90º MARC BEDARRIDE-París Gran Conservador de la Orden
Teniente Coronel.
– 90º JOSEPH BEDARRIDE-París Gran Conservador de la Or-
den Capitán de Caballería.
– 90 º Duque de Leinster, y Gran Maestre de la Gran Logia de
Irlanda.

Y continúa enumerando a los Grandes Maestros de la Orden
de  Holanda, Rusia, Venecia, Nápoles, Berlín  Palmira, Fran-
cia y el Gran Ministro de la Orden en Madrid, Gran Maestro An-
dorrah 87º.

Hasta 1870 que se produce la separación de la Gran Logia Uni-
da de Inglaterra, de nuevo invocando causas políticas, pasando
a ser el conde Earl de Beactive, grado 90º, el Soberano Gran
Maestre del Rito de Misraïm. Se mantiene la orden gracias a la
actividad de Robert Wentworth Little (fundador de la Socie-
tas Rosicruciana In Anglia), el Conde de Limerick, Sigismund
Rosenthal y E. H. Finney, que crean, en Londres, el Supremo
Consejo General 90º del Rito de Misraïm, invocando una consa-
gración de Adolphe Cremieux.

80

RITO DE MENFIS-MIZRAIM

En 1881 GIUSEPPE GARIBALDI unificó ambos ritos y vino a
ser el PRIMER GRAN MAESTRO MUNDIAL de los Ritos de Menfis
y Misraim, como tal unificados. Lamentablemente falleció en Ju-
nio de 1882, no pudiendo hacer nada por el nuevo Rito. Tras la
muerte de Garibaldi, es John YARKER quién se convirtió en el
Gran Hierofante de Menfis y Misraim para todos los países de
Europa hasta su muerte en 1913.

Tras la muerte de John Yarker, le sucedió como Gran Maestro
Mundial, el alemán Teodoro REUSS-WILSON, quien falleció en
1924, sin que la dirección mundial de Menfis-Misraim pudiera
asegurar un sucesor.

La lista de GRANDES MAESTROS del Rito, está ocupada no
sólo por aquellos que han ocupado esta función administrativa
dentro de la Orden Masónica, sino porque difundieron el Rito
allí donde fueron, entre ellos destacan:

– CAGLIOSTRO: fundador de los Ritos Egipcios
– MARC BEDARRIDE: fundador del Rito de Misraim
– JEAN MARIE RAGON: autor masónico
– MARCONIS DE NEGRE: fundador del Rito de Memphis
– GARIBALDI: unificador de los Ritos de Misraim y de Menfis
– JOHN YARKER: Gran Maestro
– TEODORO REUSS: fundador de la Ordo Templi Orientis
– GERARD ENCAUSSE: fundador de la Orden Martinista
– JOHAN BRICAUD: Gran Maestro
– ARTURO REGHINI: fundador del Rito Filosofico Italiano
– CONSTANT CHEVILLON: Gran Maestro
– JEAN MALLINGER: Gran Maestro
– RUDOLF STEINER: fundador de la Sociedad Antroposofica
– GEORGE LAGREZE: Gran Maestro
– ROBERT AMBELAIN: Gran Maestro
– GERARD KLOPPEL: Gran Maestro

81

suPrEMo ConsEJo dEl grAdo 33º

El Supremo Consejo de España de Menfis-Mizraim integrado
dentro de la Gran Orden Soberana de los Ritos Egipcios «GOS-
RE-España» presidida por el Muy Poderoso Soberano Gran Co-
mendador, Presidente del Soberano Santuario, y Gran Maestro
de España de la Gran Logia de España del Rito Español «GLE-
RE», posibilita el acceso a la auténtica masonería, librepensa-
dora y no dogmática, entre todos aquellos masones y profanos,
de buena voluntad, que hagan del proyecto masónico su camino
de mejoramiento personal y progreso ético, dentro de la frater-
nidad más pura.

En sus logias Hermanos/as de todos los grados del 4º al 33º,
practican la masonería ritualística, y los rituales antiguos y pri-

82

mitivos del Soberano Santuario del Consejo del Grado 33º del
rito de Menfis-Mizraim, con la pureza de saberse no contamina-
dos ni por la masonería dogmática, ni politizada, unidos ante el
reto común de ser mejores como hombres/mujeres y masones.
es

Fuente:

Gran Logia de España del Rito Español - Menfis&Mizraïm
https://www.glere-mm.com/

83

LA PIRÁMIDE

Herbert Oré Be

84

E DE SAQQARA

Belsuzarri 33°

85

LA PIRÁMIDE DE SAQQARA

Herbert Oré Belsuzarri 33°

La pirámide escalonada de Zoser o Djoser en Saqqara es el
primer monumento construido en piedra en la historia de la
humanidad, y marcara el camino para el desarrollo de futuras
pirámides durante las diferentes dinastías egipcias. La obra se
atribuye al genial arquitecto, filósofo y médico Imhotep. Sin em-
bargo el diseño de mastabas superpuestas corresponde a los
sumerios de Mesopotamia, quienes lo aplicaron a sus zigurats
de ladrillos de arcilla.

Saqqara permitió un gigantesco salto en el desarrollo de la
arquitectura egipcia, experimentó un elemento que tendría un
impacto enorme en la arquitectura egipcia y greco romana: “la
columna portante”.

¿DÓNDE ESTA UBICADA?

Está emplazada, al Oeste de Menfis, la capital faraónica y a
unos 7 kms del río Nilo. Saqara, no era un asentamiento habi-
tado, era una ciudad para los muertos. Su ubicación al Oeste
esta relacionado con el ocaso, una representación de la muerte
y del punto donde el sol toca la tierra al atardecer. La meseta de
Saqqara está emplazada en altura, que lo protege de las inunda-
ciones del Nilo.

LAS MASTABAS.

Los reyes egipcios desarrollaron una ostentación y un lujo in-
usitados. En parte era necesario: cuanto más lujosa era la mo-
narquía más convencida quedaba el pueblo de su naturaleza
divina y más fervorosa era su devoción. Esto se plasmó en su
preocupación por la vida de ultratumba: Tras la muerte, el alma

86

realizaba un viaje hasta la gran Sala del Juicio. Si llegaba sana
y salva (lo cual podía lograrse con los rezos y ritos adecuados),
su vida era juzgada y si resultaba absuelta de todo mal ganaba
la gloria eterna junto a Osiris. Al parecer, para lograr la vida
eterna era necesaria la conservación del cadáver, por lo que
los egipcios desarrollaron una sofisticada técnica de momifica-
ción para conservar los cadáveres incorruptos durante un largo
periodo de tiempo. Los ataúdes, o sarcófagos, se depositaban
en unas construcciones oblongas de ladrillo llamadas masta-
bas. Se incluían estatuas del difunto y las paredes se decoraban
con escenas de su vida (quizá para abogar por sus virtudes). La
idea de la vida después de la muerte se entendía en un sentido
muy literal, pues también se depositaban alimentos y bebidas,
así como las riquezas del difunto. Los entierros reales debieron
de ser ceremonias fastuosas. Muchas tumbas de reyes de las
dos primeras dinastías se encuentran en Menfis, pese a que la
capital oficial era Tinis. Esto puede significar que algunos mo-
narcas gobernaron en la práctica desde Menfis, o tal vez que
era más conveniente celebrar el espectáculo en un lugar al que
podían acudir fácilmente los habitantes del Alto y el Bajo Egip-
to. Pronto los cortesanos influyentes consideraron que también
ellos debían “disfrutar” de esta clase de rituales, y exigieron ser
momificados. Debió de establecerse una cierta competencia en
quién tenía la tumba más fastuosa y con más tesoros. Esto hizo
surgir la figura del ladrón de tumbas, que conseguía fácilmente
grandes tesoros de oro y plata expoliando tumbas, pese a que
con ello horrorizaba a sus devotos paisanos. Se promulgaron le-
yes contra ellos, se les amenazó con la venganza divina, se trató

87

de esconder bien las tumbas y de sellar sus entradas, pero po-
cas de ellas han llegado intactas a nuestros días.

Por aquel entonces, la ciudad sumeria más poderosa
era Kish, que había sido fundada a finales del cuarto milenio.
Su preeminencia no debió de durar más que unas décadas y
pronto fue reemplazada por Uruk, pero su efímera grandeza
dejó una gran huella, pues los reyes sumerios posteriores se lla-
maban a sí mismos “reyes de Kish”, pese a que no reinaban en
esa ciudad. De entre los reyes de Uruk, el más famoso fue Gil-
gamesh, quinto rey de la I dinastía de Uruk, que reinó hacia el
año 2700. Mientras tanto, la ciudad de Kish fue absorbida por los
semitas. La cercana Nippur, en cambio, siguió siendo sumeria,
pues, aunque había perdido su importancia política, continuó
siendo un centro religioso que aunaba a los sumerios en el culto
al dios Enlil. Como se sabe los sumerios hacía mucho tiempo
edificaban zigurat con mastabas superpuestas.

88

Hacia el 2680 se produjo un segundo cambio dinástico en Egip-
to (del primer cambio que dio origen a la II dinastia sabemos
poco más que el hecho de que se produjo). El primer rey de
la III dinastía fue Zoser, quien estableció definitivamente la ca-
pital en Menfis, confirmando una tendencia ya marcada por las
dinastías anteriores. Con Zoser termina un primer periodo de
la historia egipcia conocido como periodo arcaico y comienza
el llamado Imperio Antiguo. La nueva dinastía llevó el lujo de la
casa real hasta extremos nunca vistos. Tal vez los nuevos reyes
temían que el pueblo recelara del cambio de dinastía, por lo
que se vieron en la necesidad de confirmar su naturaleza divina
mediante una ostentación inusitada. Entre los consejeros de Zo-
ser se encontraba Imhotep, considerado como el primer cien-
tífico conocido en la historia. Con el tiempo se crearon muchas
leyendas en torno a él. Se dijo que era un médico casi milagroso,
se dijo que fue capaz de predecir un gran periodo de sequía, lo
que permitió almacenar reservas de trigo que salvaron al pue-
blo del hambre. Al margen de lo que estas leyendas puedan
tener de verdad, Imhotep fue el primer arquitecto egipcio del
que tenemos constancia. Construyó la tumba de Zoser, que era
de piedra y no de ladrillo. En un principio tenía 63 metros de
lado y 8 de altura, pero a Zoser no le debió de parecer suficien-
temente grandiosa, por lo que Imhotep la amplió hasta que la
base midió 121 x 109 metros, luego construyó otra menor sobre
la primera, y luego otra, hasta llegar a seis pisos con una altura
total de unos 60 metros. El monumento tenía otras estructuras
auxiliares a su alrededor, y el conjunto estaba rodeado por un
muro de unos 550 por 275 metros. Aunque bastante deteriorada,
la mastaba de Zoser subsiste en nuestros días. Se terminó sobre
el 2650, por lo que tiene casi 5.000 años.

  Anteriormente a Zoser, que fue el segundo faraón de la tercera
dinastía del Imperio Antiguo de Egipto (gobernó del 2665 a. C
al 2645 a. C), las tumbas de nobles y dignatarios eran masta-
bas (en árabe significan “bancas”, dada su forma trapezoidal),
equivalentes en piedra de las casas de adobe de las ciudades.

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Eran estructuras de planta rectangular y de paredes ligeramente
inclinadas,con techo plano y una única entrada.Una vez colocado
el sarcófago y los tesoros del difunto en una habitación interior
llamada serdab la puerta era sellada y cubierta de rocas y arena.

LA PIRÁMIDE ESCALONADA.

  La forma de la pirámide no fue planificada desde un princi-
pio. Inicialmente sólo se desarrolló una mastaba, como era la
tradición. Pero se dice que Zoser se encontró muy decepciona-
do al ver la baja estatura de su tumba y demandó que se haga
más alta. Al genial arquitecto Imhotep se le ocurrió solucionar
el problema, aplicando la misma técnica que los sumerios uti-
lizaban en sus zigurates: construir una plataforma encima de la

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primera, y luego otra, y otra, hasta un total de 6. Para ello iba
ampliando las mastabas inferiores, hasta cubrir una base de
125 x 109 m. Estas adiciones se hacen evidentes al haber co-
lapsado una parte de la pared, revelando su estructura interior.

Para esconder el artilugio Imhotep cubrió la piedra caliza que
conformaban las plataformas con granito, otorgándole unidad y
homogeneidad estilística al monumento Por supuesto, Zoser ni
nadie habrían notado este artilugio.

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Grande fue la alegría de Zoser al ver su tumba terminada al-
rededor de 2650 a. C. Con sus 62 metros no solamente era mu-
chísimo más alta que cualquier otra tumba anterior, sino que su
forma escalonada estimulaba la idea de la ascensión a los cielos
y la conexión con el más allá. Además, la pirámide escalonada
significaba la concreción de dos estilos funerarios paradigmá-
ticos del Reino Antiguo: el tipo casa y el tipo montículo funera-
rio, que eran típicos de los asentamientos del Alto y Bajo Egipto
respectivamente.

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Combinados los dos estilos funerarios en la pirámide, la ar-
quitectura de la tumba real se convirtió en símbolo de los dos
componentes del Estado egipcio. Además de su impresionante
porte, la pirámide contenía un laberinto de pasajes y un innova-
dor sistema para que la tumba pudiera sostener el enorme peso
de semejante estructura.

EL COMPLEJO DE ZOSER

 El complejo funerario real está rodeado por una pared con
nichos, enmarcando un enorme recinto de 277 x 544 metros, el
cual es una imitación de la pared de adobe que circundaba la
residencia del faraón en Menfis, siendo el objetivo el proveer
al rey de un uso continuo de su palacio en el más allá. Por esta
razón muchos de los edificios son estructuras sólidas, macizas,
sin ningún espacio o habitación interior y careciendo de alguna
función particular más allá de la escenográfica.

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1. Pirámide. 2. Tumba del sur. 3. Capillas de la fiesta Sed. 4. Templo “T”. 5.
Patio sur. 6. Pabellón del sur. 7. Pabellón del norte. 8. Templo funerario. 10.
Columnata. 11. Corte del norte. 12 almacenes del norte. 13. Galerías del nor-
te. 14. Serdab. 15. Altar del norte.

La gran plaza frente la pirámide es una tipología espacial que
busca resaltar la escala y monumentalidad de la estructura. Es

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un recurso utilizado en las pirámides de otras culturas muy dis-
tantes a la egipcia como la maya y la mochica de Perú.

Sólo una de las 13 puertas falsas de esta muralla conduce al
interior de la plaza, a través de un pasaje techado, cuya cober-
tura estaba sostenida por vigas apoyadas en columnas. Estas
son las primeras columnas portantes en la historia, y al parecer
Imhotep no estaba muy seguro de que funcionarían, ya que las
agrupó en pares y rellenó el espacio entre ellas. Esta experien-

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cia sería la base para futuras columnas individuales en Luxor,
Karnak, etc. En Saqqara las columnas fueron redondeadas a fin
de parecer palmeras.

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Fueron construidas superponiendo bloques individuales y
tienen una base más ancha que su tope a fin de distribuir las
cargas del techo. Luego de recorrer este pasaje en la semipe-
numbra, el visitante se deslumbraba al acceder a una gran pla-
za donde se llevaba a cabo el Heb Sed, una ceremonia efec-
tuada en el vigésimo o trigésimo año del reinado del faraón,
una especie de jubileo real en el que el monarca era “bende-
cido” por los dioses tras haber participado en ceremonias re-
ligiosas y realizado una serie de demostraciones físicas. Para
ello, unas capillas (cuya forma asemejaba las tiendas del de-
sierto), acogían una procesión y una serie de ceremonias oficia-
das por el Sumo Sacerdote. Luego de la ceremonia el faraón era
coronado nuevamente con los símbolos del alto y bajo Egipto.

LA RESTAURACIÓN.

Un equipo combinado de expertos egipcios y británicos llevó
a cabo un proceso de restauración y de reforzamiento estructu-

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ral de la pirámide, especialmente la cámara funeraria que es-
taba en peligro de colapsar. El proyecto se realizó a pesar de
condiciones muy difíciles, tanto logísticas como políticas.

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Egipto reabrió el jueves 5 de marzo de 2020 la pirámide esca-
lonada de Saqqara construida para Zoser (o Djoser), la primera
de la historia, después de una restauración de 14 años que costó
casi 6,6 millones de dólares. La pirámide, patrimonio mundial
de la Unesco, después de décadas de abandono y riesgo de
colapso, en 2006 el Gobierno egipcio comenzó un ambicioso
proyecto para restaurarla y devolverle su esplendor.

La estructura fue diseñada por Imhotep, y “llena de admira-
ción cómo pudo crear esta estructura, que ha permanecido en
pie durante 4700 años”.

El trabajo de restauración se detuvo en 2011 después del le-
vantamiento popular de Egipto que derrocó al presidente Hos-
ni Mubarak. Las obras se reanudaron a fines de 2013.

El proyecto incluyó esfuerzos para evitar que la pirámide co-
lapsara, además de obras de restauración interna y externa,
como los caminos que conducen a la pirámide y los corredores
internos que llevan a la cámara funeraria. Los expertos también
restauraron el sarcófago del rey Zoser dentro de la pirámide y
las paredes del hueco funerario de la tumba.

Los trabajos se volvieron perentorios luego de que un terre-
moto dañara de manera considerable el interior de la pirámide,
en 1992. En 2014, estalló una polémica cuando medios de comu-
nicación egipcios informaran que la pirámide de Zoser había
sido dañada por las obras de restauración. Algunas ONG egip-
cias criticaron entonces los trabajos, considerando que altera-
rían el aspecto original del monumento. Después que la Unesco
cuestionara también los trabajos en 2015, fueron continuados
siguiendo sus normas, hasta que en 2018 la organización ma-
nifestó su beneplácito y Egipto reabrió el jueves 5 de marzo
de 2020 para la visita de los turistas. Lamentablemente con la
pandemia que azota al mundo, muchos turistas aún no lo han
visitado y estamos seguro que lo haran cuando pase.

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A:.L:.G:.D:.G:A:.D:.U:.

Febrer1o00 2021


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