Parte 1 de 3: Saber lo que te favorece
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Concéntrate en cómo te queda. Si tu ropa no te queda bien, no importará cuán
atractiva o a la moda sea, no se verá bien. Las prendas muy pequeñas se verán
corrientes y harán que parezcas más pesada; mientras las que son muy grandes
te darán una apariencia descuidada.
Puede ser difícil lograr que un vestido te quede bien pues las mujeres se ponen
diferentes tallas de prendas superiores e inferiores. En general, te darás cuenta de
que un vestido te queda bien si el cuello no se arruga al sentarte o pararte; si
todas las costuras están derechas y planas; si la tela no se estira o frunce en tu
pecho o tus caderas; y si la prenda queda a la medida pero no ajustada.[1]
Si has subido o bajado de peso recientemente, es particularmente importante
descartar o modificar cualquier prenda que ya no te quede apropiadamente.
Tómate el tiempo de examinar tu guardarropa y darte cuenta de qué funciona y
qué no.
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Las mujeres con figura de manzana suelen acumular peso en la parte del medio.
Ellas se ven mejor en los vestidos en A y en prendas que resalten el busto y las
piernas mientras que restan atención a la cintura.
Las mujeres con figura de pera son más pequeñas en la parte superior pero tienen
las caderas y los muslos más grandes. Generalmente ellas se ven bien en
vestidos en A, camisetas en capas y prendas inferiores simples y de color oscuro.
Las mujeres con figura de plátano son uniformemente delgadas. Normalmente
ellas se ven bien con la mayoría de prendas, pero pueden aprovechar mejor su
figura si utilizan ropa que cree curvas. Los pantalones acampanados, las cinturas
ajustadas y las chaquetas estrechas contribuyen a lograrlo.
Las mujeres con figura de reloj de arena tienen la cintura delgada y las caderas y
senos más llenos. Ellas se ven muy bien en prendas a la medida y vestidos
cruzados.
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Determina qué colores te quedan mejor. Trata de mirar las venas dentro de tu
muñeca. ¿Se ven más verdes o azules?[3]
Si se ven verdes, tienes un tono de piel en base al amarillo. Los colores cálidos te
quedarán mejor así que prueba el blanco, el rojo, el amarillo, el naranja y el
marrón, así como los azules y verdes con tinte amarillo. Evita los colores pasteles.
Si se ven azules, tienes un tono de piel en base al rosa. Te quedarán mejor los
colores más fríos, así que prueba los tonos blancos, pasteles y de joyas.
Cuando tengas dudas, no tiene nada de malo limitarte a los colores principalmente
neutros. El color negro, gris y marrón se ven geniales en casi cualquier persona.
Añade algunos puntos de un color más brillante en diferentes lugares, como un
collar de color azul vivo o una correa de un rojo intenso, para que tus atuendos no
dejen de verse interesantes.
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Evalúa las áreas de tu cuerpo que te incomoda mostrar. Por ejemplo, si no te
sientes bien mostrando mucho tus piernas o te sientes avergonzada de tu parte
central, ten esto en mente cuando busques ropa y no compres minifaldas o blusas
que sean ajustadas en el área del estómago.
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Concéntrate en los estilos clásicos en vez de los de moda. Es más importante
vestirte con ropa atractiva y favorecedora que vaya bien con tu figura en vez de
seguir todas las modas conforme vayan saliendo. No te obligues a ponerte ciertos
colores, cortes o estilos solo porque aparecen en las revistas de moda; no se te
verá mejor vestida. Siempre usa lo que te quede bien.
Igualmente, no definas lo que va contigo con tanta rigidez que pierdas la
oportunidad de diversificarte y probar novedades. ¡No te rehúses a experimentar!
Puedes quedarte sorprendida de cuán favorecedor puede ser un estilo nuevo.
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Ten en cuenta la comodidad. Tus esfuerzos por verte bien se verán perjudicados
si tus zapatos son tan incómodos que te tambalees de dolor de un lado a otro o si
tu ropa te restrinja tanto que tengas que moverla y ajustarla constantemente.
Ponte ropa que te haga sentir bien y será más probable que también te veas bien.
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Cuida bien tu ropa. Siempre lee las etiquetas y sigue las instrucciones para
lavarla adecuadamente, de modo que se vea bien por más tiempo.
Además, toma un tiempo para planchar tu ropa cuando sea necesario. A nadie se
le ve bien en prendas arrugadas
Parte 2 de 3: Crear un estilo propio
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Exprésate. En cada estilo individual, hay elecciones que se ven excelentes. Si
eres una chica muy femenina, siéntate libre de ponerte vestidos todos los día; si
no lo eres, elige unos pantalones que te favorezcan. Si piensas que eres preppy,
vístete de esa manera; si te consideras más bohemia, no salgas de ese estilo. La
autenticidad suele ser atractiva.
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Añade elementos de interés con los accesorios. Una vez que tengas una idea
general de lo que te queda bien, puede concentrarte en mejorar tu apariencia con
elecciones divertidas que expresen tu individualidad.
¡Si te gustan los colores brillantes, utilízalos! Usa una falda de color carbón con
una prenda superior de color crema, un atuendo que se ve fabuloso y es
adecuado para ir a trabajar, pero añádele unos zapatos rojos con taco aguja bajo
o una pulsera de varios colores.
¡Si te gusta la apariencia que dan las joyas atrevidas, ponte algo maravilloso todos
los días! Los aretes en argolla grandes pueden hacer que unos jeans y una
camiseta se vuelvan más interesantes. Un collar que sea una manifestación de la
moda puede hacer que un atuendo básico para trabajar se vea fabuloso
rápidamente.
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Pasa tiempo mirando revistas de moda o páginas web de ropa. El propósito
no es elegir una imagen e imitarla; es ver la variedad tremenda que hay y
encontrar algo de inspiración. Si te das cuenta que constantemente te gustan
ciertos estilos y colores, sabrás qué buscar; solo tienes que estar dispuesta a
adaptar cualquier elemento que te guste para que vaya con tu figura y tono de piel.
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Desarrolla conjuntos estándares para diferentes aspectos de tu vida. Tener
un repertorio de atuendos que te queden bien y vayan con tu estilo te servirá
mucho. Tómate el tiempo de crear una serie de looks para el trabajo, el fin de
semana, algún evento elegante o para cualquier otra situación usual. De este
modo, podrás abordar todas estas situaciones con confianza.
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Vístete de acuerdo a tu edad. A la mayoría de personas les parece que las
mujeres que se visten muy mayores o muy jóvenes para su edad se ven mal
vestidas. ¡Acepta cualquiera que fuera tu edad! En lugar de tratar de verte mayor o
más joven, busca ser la versión más fabulosa de alguien de tu edad.
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Toma riesgos calculados. Es mejor no mezclar todo tipo de diseños o colores
locos en un solo atuendo, pero no está mal probar algo nuevo y diferente. La clave
es usarlo con confianza.
Por ejemplo, prueba combinar colores neutros con una prenda de animal print;
podría ser una blusa de leopardo brillante con un cárdigan negro encima.
Otra opción es que pruebes con una prenda vanguardista que parezca riesgosa y
que al mismo tiempo el resto de tu atuendo se mantenga discreto en comparación
a dicha prenda. Si te encantan las hombreras enormes que viste destacadas en la
semana de la moda, ¡pruébalas! Combínalas con algo estrecho y neutro en la
parte inferior y no utilices accesorios atrevidos.[4]
Parte 3 de 3: Actualizar tu guardarropa
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Limpia tu clóset. Deshazte de cualquier prenda que no te quede, que no hayas
usado en dos años o que esté en malas condiciones. Hacerlo dejará espacio libre
para prendas nuevas y más prácticas.
No botes estas prendas a la basura. Dónalas a alguna organización de caridad,
dáselas a amigos o parientes o, si están en buenas condiciones, trata de
venderlas.
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Descubre qué necesitas. Una vez que te hayas librado de todo lo que sobra,
podrás evaluar tu guardarropa claramente e identificar qué falta. Tus necesidades
dependerán de tu estilo de vida personal, pero en general, asegúrate de tener lo
siguiente:
Blusas y camisas casuales
Camisas con botones adelante
Suéteres
Pantalones, al menos un par de jeans y al menos un par de pantalones de otra
tela
Vestidos casuales
Faldas casuales
Una chaqueta para el clima frío (y una para climas aún más fríos, si vives en un
lugar que alcanza temperaturas bajas)
Al menos uno o dos vestidos formales o semiformales
Zapatos, al menos un par para hacer ejercicios y uno o dos pares para los
atuendos casuales, de trabajo y elegantes
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Elabora un plan de compra. ¡Una vez que sepas lo que necesitas, es hora de ir
de compras! Sin embargo, no vayas directamente al centro comercial, ahorrarás
tiempo y te evitarás dolores de cabeza si investigas algunas tiendas en línea. Mira
las páginas web de unas cuantas tiendas populares y observa qué está en oferta.
Si no ves muchas prendas que te interesen, pasa a la siguiente, ahorra tiempo
para las que vayan con tu estilo.
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Pruébate la ropa todas las veces que sea posible. Es una tentación
simplemente comprar ropa en línea, pero tendrás mejor suerte si vas a las tiendas
que parecen prometedoras y te pruebas las prendas. Las tallas varían bastante de
tienda en tienda y es difícil saber qué te favorecerá sin tener la prenda puesta
sobre tu cuerpo.
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Gasta tu dinero con sabiduría. Si tu presupuesto es pequeño, empieza a buscar
en tiendas por departamento de precios bajos. No hay razón por la que tengas que
gastar demasiado; siempre y cuando una prenda esté bien hecha y te quede bien,
te verás fantástica. Dicho esto, tampoco tienes que comprarte la ropa más barata
que hay. Si esta se gasta luego de dos semanas o se cae a pedazos en la
lavadora, no es una buena oferta.[5]
Investiga un poco más en Internet y trata de visitar tiendas que tengan
liquidaciones. Esto te podría permitir elegir artículos de una gama más alta a
precio de ganga.
Piensa en invertir en unas cuantas piezas claves que podrás aprovechar muy bien,
como una falda tubo formidable para el trabajo o un vestido negro clásico. Gasta
menos en prendas más a la moda que no te pondrás por mucho tiempo.
No tengas miedo de comprar comparando. Antes de hacer alguna compra, verifica
si alguna tienda por departamento tiene el mismo artículo en Internet a un precio
menor.