Mexicaltzingo y su jardín:
el paisaje y la cultura viva
Memorias para la defensa del barrio
Co-laboratorio Mexicaltzingo
Guadalajara, Jalisco
Verano de 2019
Contenido:
1. Presentación del caso: el barrio de Mexicaltzingo, historia y contexto
2. Propósito y metodología
3. El patrimonio edificado en el barrio de Mexicaltzingo y su relación afectiva con los
habitantes
4. Conclusiones
5. Bibliografía
Presentación del caso: el barrio de Mexicaltzingo, historia y contexto
El barrio de Mexicaltzingo
Pueblo fundado entre el 14 y 16 de febrero de 1542, por indígenas traídos del Valle de México
por el virrey Antonio Mendoza, los cuales venían en calidad de auxiliares de las tropas españolas
para combatir la rebelión cazcana del Mixtón, después de ganar la guerra, algunos de ellos
“quisieron quedarse...se casaron con indias de la Galicia y...se les permitió asentar su población al
Poniente...nueva población, a la que se le dio el título de San Juan de Mexicaltzingo”.
Las casitas de los mexicanos, o Mexicaltzingo, era muy pequeño, no se ha podido
establecer la cantidad de pobladores iniciales. Tal vez fue alta, pero en el curso de la segunda
mitad del siglo XVI, muchos abandonaron el pueblo, ya sea voluntaria o forzadamente,
retornando al Valle de México que era en sí su verdadero hogar. Alonso de la Mota y Escobar
decía que en 1605, mientras que Analco tenía más de tres mil vecinos, Mexicaltzingo no contaba
con más de 60 pobladores. Mientras que Guadalajara, Analco y San Juan de Dios allá por el siglo
XVII, tenían algunos edificios importantes como templos, conventos, hospitales y varias obras
en proceso; Mexicaltzingo solo tenía una pequeña ermita o capilla de adobe y zacate, con una
plazuela frontal para los “tianguis” donde principalmente se vendían cazuelas y objetos de barro.
(Guadalajara.net, 2004).
En 1821 Mexicaltzingo fue declarado barrio junto con Mezquitán y Analco, sujetos al
Ayuntamiento de Guadalajara. Estos antiguos pueblos pronto se incorporaron a la estructura
urbana como “barrios antiguos”, en este periodo “se caracterizó por ser una zona habitada por
trabajadores rurales-urbanos, de talleres de talabartería, curtiduría y numerosos servicios
demandados por la urbe en crecimiento. Hacia 1830 la jurisdicción de esta parroquia contaba
con el 15 por ciento de la población de la ciudad” (Arturo Camacho, 2018)
El Jardín de Mexicaltzingo
El siguiente relato se recabó en una reunión vecinal que tuvo lugar en julio de 2019, a la cual
atendimos vecinos, estudiantes, colectivos e interesados. Don Luis, antiguo vecino del barrio de
Mexicaltzingo nos compartió con gran alegría la historia del nacimiento del jardín y su gestión
de la mano con Ramón, gran amigo suyo:
Yo viví cerca de 20-25 años aquí en Mexicaltzingo y Epigmenio González [...] la finca fue del
abuelo de mi esposa. [...] Un poquito inquieto me empape de lo que estaba en el barrio para
saber en donde estaba yo viviendo y me enteré de cosas realmente importantes. [...] El caso es
que en el 2004 con Emilio González como gobernador [... ] Para eso ya habían tirado el
mercado y era un problema. [...] Ramon Barbosa tenía una vinatería y yo tenía una imprenta
en Epigmenio González. [...] Nos daba por componer el mundo, y a veces lo componíamos.
En una de esas veces con el aire, que ratas y conejos entraban y salían. [...] Habían tirado el
mercado y esto era la pura tierra. Metieron malla ciclónica y que porque no había presupuesto
ya lo iban a dejar así, el empolvadero, ratas cucarachas. [...] Ramón renegando y que esto y lo
otro y condenado gobierno. [...] Y al siguiente día le digo, ¿qué vas a hacer? —¿y yo por que?—
Porque tu eres el que se está quejando. —Pues, ¿qué puedo hacer?— Pues ir con el gobernador
y decirle. [...] Vamos invirtiéndole un poquito de tiempo.
Pasó el tiempo, y después de idas y venidas, incertidumbres y presiones, Don Luis y Ramón
astutamente lograron que el Gobierno del Estado accediera a la conversión del recién creado
baldío a un jardín por medio de donación de materiales. Se planteó el proyecto por este medio ya
que el gobierno “no tenía presupuesto”, y habían muchos sobrantes a causa del proyecto urbano
que estaba llevándose a cabo en la ciudad para la Cumbre de las Américas del 2004. A raíz de
estas remodelaciones, se estaban quitando bancas, a las cuales se les encontró un nuevo hogar en
el jardín; se estaban interviniendo banquetas del centro histórico por lo que se pidió les
regalaran los sobrantes del concreto; y se habían plantado cientos de árboles en las avenidas
sobre las que circularían los asistentes a la Cumbre, árboles que dijo Don Luis, una vez que
terminara dicho evento se secarían; y pidió que mejor se trasladaran un par de docenas al jardín.
El diseño se manejó a través de estudiantes de arquitectura de la UdeG, a quienes se les
ofreció un premio de $1,500.00 de ganar el concurso evaluado por un “panel especializado”, en
palabras de Don Luis.
Nos mandan unas bancas [...] y fuimos con el herrero y encontramos quien nos reparara las
bancas, quien nos las pintara. Y así fue como pusimos bancas, banquetas y demás. [...] No
teníamos dinero. Cuando empezamos a hacer todo eso tratamos de hablamos de hablar con los
vecinos. Algunos respondieron, otros no. Algunos fueron a pintar las bancas, otros fueron a
acomodarlas, algunos nos dieron cosas para repararlas. [...] Pero sí hay participación, el barrio
responde. Cuando se le busca, cuando se le habla, el barrio responde.
La amenaza del jardín
No parking, no business, o “sin estacionamiento no hay negocio” es la frase con la cual Miguel
Ángel Navarro —anterior rector de la Universidad de Guadalajara— lamentó que los vecinos
detuvieran las obras para construir un estacionamiento debajo del Jardín de Mexicaltzingo. Y es
que el 3 de marzo del 2017 el Ayuntamiento de Guadalajara hizo una donación onerosa del
espacio subterráneo del jardín a la UdeG —sin previa socialización ni autorización de los vecinos
— para que construyeran un estacionamiento que albergará a los visitantes del Teatro Diana.
Hoy el proyecto se encuentra detenido, gracias a un juicio de amparo que consiguieron los
comerciantes y vecinos organizados, pero el proyecto sigue siendo una amenaza.
La construcción del estacionamiento se considera una amenaza porque afectaría al barrio
de diversas formas:
● Implica la desaparición del único espacio de encuentro que tiene el barrio, lo cual
dañaría las dinámicas sociales y afectaría la calidad de vida de los habitantes,
comerciantes y visitantes de la zona.
● La excavación y construcción subterránea perjudicaría gravemente la estructura de la
Parroquia de San Juan Bautista, lo cual pondría en peligro el Patrimonio Histórico de
uno de los barrios originarios de Guadalajara.
● Se dañarían los mantos freáticos que existen en el subsuelo, además de que estos, con el
tiempo, afectarían la construcción, haciendo poco viable el buen funcionamiento del
mismo estacionamiento.
● Con la sustitución de los árboles del jardín, gestionados y plantados por los propios
vecinos del barrio, no solo se pierde la vida vegetal, sino también la memoria de un logro
barrial. Los árboles no son un mobiliario sustituible y la memoria no es algo que solo
pertenece al pasado. El jardín nos moviliza, nos une y nos da vida biológica y social.
● La obra, al ser de gran complejidad por la presencia de mantos acuíferos tan cerca de la
superficie, y pretender ser construida con tal cercanía de una templo catalogado como
patrimonial, el cual tiene una estructura delicada, pondría en riesgo los negocios de la
zona al tener las obras andando durante varios años.
A pesar de que hay lotes baldíos y estacionamientos alrededor de la zona (algunos incluso más
cercanos al Teatro Diana), los actores políticos de la UdeG se han empeñado en despojar a los
vecinos de su único espacio de convivencia para poder hacer este proyecto. Actualmente se busca
proteger este espacio común en colectivo porque se tiene conciencia de que les pertenece a todos
y todas. Por lo tanto, este trabajo se desarrolló con el objetivo de asistir a la defensa del Jardín
Mexicaltzingo, y el espacio y relaciones que lo rodea, el paisaje, con el fin de visibilizar la relación
extensa que existe entre el patrimonio físico y la vida social y personal de las y los vecinos del
barrio de Mexicaltzingo así como las posibles consecuencias sobre los recursos simbólicos,
económicos, y ecológicos.
Propósito y metodología
Para poder identificar las relaciones que existen entre la forma que una persona se siente, se
piensa, ve, y vive la vida; y el espacio físico en el que habita y se mueve, uno puede observar la
apariencia y el uso del espacio, así como las maneras que las personas se relacionan. La
apariencia, la forma de un espacio, la configuración de un lugar, el paisaje, es similar al lenguaje
en el sentido de ser como un símbolo; significa algo, y además de comunicar, también actúa
sobre nosotros, actúa sobre nuestra percepción, y también sobre nuestra conducta. Ya sea
palabras y personas, edificios y personas, personas y personas; “influyen, interactúan, operan, se
afectan lo uno y lo otro…” (Fernández, 2009, p.42). Cuando uno entra al Templo de San Juan
Bautista se comporta diferente porque se reconoce la ideología asociada a esta forma
arquitectónica. Uno habla distinto, se mueve distinto, y al ver los techos altos y las decoraciones
se provoca un sentimiento.
En este sentido, lo que denominamos como paisaje no es simplemente una serie de
características físicas si no son también prácticas, relaciones, y modos de percibir y de actuar;
ideología y hasta política. En pocas palabras, representa la cultura de la comunidad. Por
naturaleza simbólica de la cultura, que principalmente se transmite en el lenguaje y la tradición
oral, es sujeta a modificaciones por individuos y grupos. De esta manera, este trabajo afirma que
los espacios no solamente son elementos físicos o simple materia, sino que son agentes
simbólicos que influyen sobre la forma de percibir y actuar de las personas, que estos se
envuelven en símbolos que reflejan las constantes interacciones de personas que constituyen el
paisaje en un diseño colectivo. Así, el paisaje que envuelve al Jardín Mexicaltzingo se entiende
como un constructo ecológico-psicológico-social (Echevarren, 2010) que proyecta la cultura y
sostiene ciertas interacciones de esta con el espacio, y actúa sobre la percepción individual y la
identidad del barrio.
Hacemos uso del concepto de la identidad como el conjunto de cualidades, creencias,
afectos, atributos, prácticas, y valores, construida a través de las continuas interacciones con el
contexto y la comunidad. Así, la identidad es un proceso que no es aislado, es decir, que no es
separado de la cultura y el contexto y además que no es algo preexistente o fijo, sino que surge en
el transcurso de éstas. (Gergen, 1991, 1994). Por ser envuelto en lenguaje, la vecina o el vecino
no es “solo un cuerpo, si no un lugar de ideas comunes” (Laborda, 2006); almacena y encarna la
cultura. Como se ve, sentimos con la cultura y, como un edificio, construimos la identidad con
los materiales que encontramos afuera: las quecas del mercado con Doña Mago, el aire fresco del
parque, la campana del templo, el barro de las fincas y las conversaciones con nuestros vecinos.
Con esto se sostiene que los edificios, las personas y básicamente cualquier cosa está
inmersa en un contexto afectivo y cultural. Al invertir en el espacio, construir un parque, ver un
edificio ser tumbado, sentir lo que significa un lugar, formamos lazos con ellos y consolidamos
nuestras formas de vida en ellas. Se forma el patrimonio. De esta forma, en las bellas y antiguas
fincas del barrio uno encuentra riquezas, algunas económicas y otras de memorias y afectos, y
por lo tanto la calidez del barro no solo lo encontramos en las paredes sino también en los
cuerpos de las y los vecinos del barrio.
Así se puede empezar a hablar de la cultura viva; que moldea el patrimonio edificado y
alimenta el intangible. El cuerpo y el lugar de su habitar es una relación simbiótica como la
avispa y la orquídea, por lo que mantenemos prácticas y tradiciones que sostienen lugares y sus
relaciones sociales particulares, así como los lugares y el paisaje coloca y mantiene prácticas. La
cultura viva consiste en las formas como la tradición oral, propias, con las que se preserva y
construye el paisaje y se evita que el pasado y el futuro se vuelvan en un barrio extraño.
Cambios o pérdidas en elementos significativos de diverso carácter, por ejemplo social,
cultural, económico o religioso, que componen cierto paisaje, pueden ocasionar malestar en la
comunidad. Miedo, angustia e impotencia, son algunos de los efectos que se generan como
consecuencia de intervenciones forasteras en el propio territorio que interrumpen los procesos
particulares e históricos.
El parque. Quitar el parque sería la peor tragedia del barrio.
(Locataria del Mercado Municipal No. 5)
Los motivos principales que empujan a vecinas y vecinos tranquilos a ocuparse de algo que
queda fuera de su ámbito doméstico más inmediato tiene que ver con el deseo de recuperar la
identidad local como algo necesario a la calidad de vida de la comunidad. Sea por su territorio o
por la defensa y respeto de su participación ciudadana, el barrio de Mexicaltzingo mantiene su
propia lógica, su muy particular manera de concebir el espacio-tiempo y por esto se reclama, se
protege y se pone en valor la memoria social, el patrimonio y las formas de vida. Las y los vecinos
constituyen el paisaje.
Lo que está contenido en este estudio se realizó de manera colaborativa y participativa:
desde las miradas de las y los vecinos del barrio de Mexicaltzingo, vecinas y vecinos del Centro
Histórico de Guadalajara y la zona metropolitana en general, compañeras y compañeros de las
agrupaciones Caracol Urbano, la Colectiva Autónoma de Derecho, Abarrotera Mexicana,
CulturAula y las y los estudiantes del PAP (Proyecto de Aplicación Profesional) Co-laboratorio
de la vida urbana del ITESO. Denominamos a la experiencia de encontrar y conjuntar miradas y
esfuerzos Co-laboratorio Mexicaltzingo. El documento se basa en la interpretación en conjunto
de la información recopilada por medio de dos actividades tipo piloto; las cuales son técnicas
utilizadas dentro del ámbito de la arquitectura y la psicología con la intención de investigar los
lazos afectivos que existen entre las personas y el paisaje. Trabajarlas en equipo fue muy
enriquecedor porque de esa manera se ha logrado explorar el vínculo entre patrimonio,
emociones y recuerdos; lo cual sustenta que si se altera el patrimonio edificado, también se
alteran los recursos simbólicos de los vecinos, su tejido y sus prácticas.
Al establecer un panorama más claro sobre el estudio decidimos utilizar elementos de la
metodología cualitativa porque sostenemos que hay una relación profunda entre la identidad y
el paisaje, que los sentimientos de las personas se materializa en los lugares, y surgen de la
historia de su sociedad. Por lo que necesariamente se deben estudiar desde las y los habitantes,
desde sus vivencias, desde sus afectos, desde sus palabras y desde sus memorias. Para
aproximarnos a la relación de la identidad y el paisaje del barrio de Mexicaltzingo se adaptaron
técnicas de la arquitectura y la psicología que permiten plasmar los afectos y las memorias que se
encuentran almacenadas y constituidas en el paisaje como las derivas, recorridos guiados, las
entrevistas semi-estructuradas, la observación participativa, y sesiones de interacción y reflexión
mediante largueros. A continuación, se dará un recorrido de las técnicas utilizadas y además sus
procedimientos:
En la primera parte del trabajo se conformaron equipos de trabajo para el levantamiento
fotográfico del patrimonio edificado del barrio. Durante el proceso, se estuvieron realizando una
serie de preguntas a manera de sondeo que fueran guiando el curso de la investigación. El
sondeo constó de cuatro preguntas: ¿Qué sabes del proyecto del estacionamiento? ¿Qué cosas han
cambiado recientemente en el barrio? ¿Qué es lo que más te gusta del barrio de Mexicaltzingo?
¿Podrías decirme tres cosas que no le puedes quitar al barrio? Posteriormente, con los resultados
y experiencias del sondeo, se desarrolló una entrevista semiestructurada que daría pie al análisis
psicosocial de la relación de los vecinos con el barrio, el cual abordaremos más adelante.
A partir de las fotografías recabadas, se formaron los largueros1 con los que más adelante
trabajaríamos para aprehender y hacer emerger la memoria colectiva de los vecinos. Los
largueros se armaron de manera manual y se colocaron sobre un pliego de papel de gran formato
para dar pie a la documentación in situ de las memorias que se iban compartiendo a lo largo de
la sesión. Se colocaron sobre un muro para hacer visible el proceso en el que se escribían las
palabras clave de las narrativas que ayudarán a entender la relación de los cuerpos con el
territorio. Además, se grabó el audio de la sesión para poder acceder a las ideas completas de lo
que se iba documentando sobre el papel. A través del diálogo surgido entre los vecinos,
estudiantes y colectivos, se vivió una narrativa nostálgica y orgullosa de lo que representa
Mexicaltzingo tanto para ellos como para la ciudad: la memoria colectiva que contiene el
territorio . Algunas de las descripciones más notorias fueron “espacio de encuentro” refiriéndose
al jardín, “referente gastronómico de la ciudad” reconociendo la riqueza cultural que aportan los
negocios de comida emplazados en el mercado, en el jardín, y en las calles del barrio: se menciona
“el barrio está activo económicamente” como comentario acerca de los planes estatales para
supuestamente reactivar la economía, “la memoria colectiva es frágil” y “el jardín es vida” como
objeción a la destrucción del mismo para la creación del estacionamiento. Mencionan que la
defensa del territorio es cuestión de tener “conciencia de barrio’”.
Las derivas consistieron en el caminar por el barrio, con y sin acompañamientos de las y
los vecinos que habitan el espacio, con la intención de conocer los lugares y significados que
permean el barrio. Haciendo observación de cosas como los cambios de uso de los espacios en el
barrio como en el desarrollo de los departamentos de lujo BitLoft donde una finca antigua se
destruyó; los flujos de las personas que viven y transitan la zona; y los espacios de concentración
económica y comercial. También estuvimos dialogando con personas que encontrábamos en
distintas partes del barrio para registrar la diversidad contenida en el mismo. Así emergen
vecinas y vecinos, comerciantes, empleados, y transeúntes, o en otras palabras: identificamos las
relaciones y los usos particulares que las personas tienen con los espacios.
1 Un larguero, es una imagen de formato tipo panorámico que documentan las fachadas de los inmuebles en una
determinada cuadra.
Con base a los sondeos y las derivas se desarrolló la entrevista semiestructurada que se
utilizó en las posteriores derivas y encuentros con los vecinos. Esta consistió en las siguientes
preguntas:
1. ¿Cuántos años tiene?
2. ¿A que se dedica usted?
3. ¿Usted vive en Mexicaltzingo?
4. ¿Cuánto tiempo ha vivido/transitado aquí?
5. ¿Que sabes/opinas sobre el proyecto del estacionamiento que se quiere construir debajo del
jardín?
6. ¿Qué cambios has notado en el barrio en los últimos 10/15/20/30/40 años?
a. Edificios
b. Gente
c. Negocios
d. Calles
e. Espacios
7. ¿Cómo te sientes respecto a esos cambios?
8. ¿Qué es lo que más te gusta del barrio?
9. Dime 3 cosas que no se le podría quitar a Mexicaltzingo
10. ¿Que cosas tienen en común las personas de Mexicaltzingo?
11. ¿Hay fechas importantes para el barrio?
12. ¿Qué sueles hacer en el barrio?
13. ¿A quienes afectaría más el proyecto del estacionamiento?
a. ¿A quiénes beneficia más el proyecto?
14. ¿Hay algo que extrañas del barrio?
15. ¿Podrias compartirme el recuerdo más valioso que tengas del barrio?
Las 16 preguntas que elaboran la entrevista semiestructurada exploran el pasado, el
presente, y el futuro del barrio como se identifica desde las distintas miradas envueltas en el
paisaje. Con esto en mente desarrollamos las siguientes categorías para la sistematización de la
información:
● Identidad
● Paisaje
● Dinámicas de cuidado
● Hábitos
● Tradiciones
● Sustento económico/comercial
● Memoria
● Emociones
Se seleccionaron éstas porque consideramos que reflejan algunas de las interacciones que existen
entre el paisaje y las personas, conformando la identidad; y entre las construcciones y las
emociones, y más concretamente, entre el Jardín Mexicaltzingo y las formas de vida que existen
en el barrio. Además consideramos que la información que recuperamos gira en torno a estos
enfoques conceptuales. Al ser sistematizados, las entrevistas, conversaciones, testimonios, y
síntesis que fueron realizadas por el equipo de trabajo se analizaron en relación al resto de la
información recopilada y la amenaza de la destrucción del jardín y sus consecuencias. A
continuación se presentan las observaciones hechas.
“Todo lo que nos cura el jardín”
Mexicaltzingo es un almacén de memorias, de tradiciones y sentimientos. Con la construcción
del estacionamiento éstas se ven amenazadas. Las memorias del barrio se remontan no sólo a la
construcción del templo —cuya primera piedra data del año 1803— sino a la fundación de la
misma Guadalajara, del barrio de Mexicaltzingo, y con esto, la comunidad que vemos en el
barrio.
Los relatos de sucesos ocurridos hace cientos de años se comparten con nostalgia y orgullo
por parte de los vecinos; tradición oral que da cuenta de que la identidad no se forma solo con el
espacio construido, sino también con la memoria que alberga el territorio común. Un
ex-comerciante del barrio comenta sobre el templo: “Sí ha sido un espacio de encuentro (el
jardín), aunque no estuviera un jardín ahí, estaba un mercado antes, ha sido espacio de la gente”.
Después de que el anterior mercado municipal —que se encontraba donde ahora está el jardín—
fuera trasladado en el 2003 a contraesquina del templo, los vecinos se apropiaron del espacio
baldío abandonado por las autoridades para así crear el actual jardín. Ellos mismos gestaron la
idea de convertir el predio abandonado en un espacio común; y gestionaron y plantaron los
árboles y consiguieron la donación de los materiales necesarios para la creación del parque. Es
por esta razón que el cuidado y la autogestión es algo que ha venido marcando la relación que se
tiene con el jardín.
La respuesta vecinal a la actual amenaza de la construcción del estacionamiento ha
respondido a estas lógicas de apropiación del territorio. Un actual vecino dedicado a la academia
comentó que “Es un atentado que la Universidad (de Guadalajara) haga estos actos. Es
importante la unión del barrio”. Esto deja entrever la percepción del individuo como parte de
un todo en la lucha por la resistencia. La comunidad es la que cuida este espacio común y no el
gobierno—quien además ha venido demostrando un interés meramente económico en el espacio
público—. “Esta gente tan torpe que nomás por el dinero [refiriéndose a la construcción del
estacionamiento]. Una gente como el cacique de la universidad que se supone que es
historiador”. Por otro lado nos habló sobre el conocimiento de que los proyectos estatales de
renovación y restauración no son las reales intenciones mostradas de “mejorar la ciudad” sino
planes de negocios muy bien estructurados: “¿Qué gobierno no está ligado a movimientos
inmobiliarios, verdad? Sería ingenuo de mi parte no pensarlo”.
La famosa y contundente frase del anterior rector de la UdeG Miguel Ángel Navarro
“No parking, no business” nos habla sobre la concepción del supuesto desarrollo económico en la
ciudad. En un barrio donde los mismos vecinos dicen tener una economía activa, estas palabras
evidencían el teje y maneje de dicha institución. Los vecinos, en respuesta a la donación ilegal del
jardín, publicaron un video en conjunto que decía lo siguiente “Estamos en contra de los
intereses privados que quitan el espacio público, que es el espacio de encuentro, convivencia e
identidad”.
Al paisaje se le otorgan características políticas ya que con él se produce, se crea y se
modela según los intereses e ideologías. (Checa-Artasú, 2018). La Universidad, de la mano con el
Estado, concibe el espacio común como medio de producción. Al llevar a cabo la construcción
del estacionamiento, están apostando a la creación de un negocio que deja de lado las
problemáticas socioambientales y económicas que esto podría generar, y además, las formas de
vida que se verían afectadas. Entonces el paisaje de Mexicaltzingo, que ha sido moldeado desde
los que habitan el barrio, se vería completamente alterado y quebrantado por externos a partir
de un interés económico particular. Estas lógicas del estado y de la universidad llevaría a “la
destrucción de propiedades y relaciones comunales para su expansión mediante el despojo”
(Checa- Artasú, 2018). Una actual comerciante del barrio comparte:
Han remodelado varias fincas pero con fines de negocio. Y pues las calles que "arreglaron"
supuestamente que nomás no. Taparon la calle Colón que no deberían haberla tapado, este, se
acabó el flujo vehicular y por ende también terminó la afluencia de más visitantes al barrio. [...]
Supuestamente son modificaciones para ver un cambio nuevo de plusvalía y que venga más
turismo al parque pero fue contraproducente, no surgió tal efecto.
Este nuevo paisaje impuesto idealizado bajo el concepto de metrópoli 2 dañaría en primer lugar al
subsuelo por donde corren los mantos freáticos y a la vegetación engendrada por los habitantes
del barrio. Un vecino comparte su opinión acerca de la problemática ecológica de la excavación
sobre un terreno con tantos ríos subterráneos: “Se pretende construir sobre mantos acuíferos, al
final el agua va a volver a encontrar su cauce [...] si ahí hay agua, si hay problemas de agua, si
tienes un jardín, en fin no es posible que esa agua limpia se tire y que además les cuesta un billete
la bomba.”
En 1989, cuando el antiguo cine Diana se convirtió en el actual Teatro Diana, se negó el
permiso para construir un estacionamiento bajo dicho establecimiento por las corrientes de agua
que yacían en el subsuelo. Es ilógico pensar que a tan pocas cuadras del teatro con estética
Televisa se quiera invadir este patrimonio natural, cuya destrucción no solo afectaría al barrio
sino a toda la ciudad. Además de los posibles daños al entorno natural el templo barroco
neoclásico —construido por Pedro Ciprés, propio vecino del barrio— que es un inmueble de
valor histórico tendría severos daños en su estructura, afectando una buena parte de la memoria
colectiva de Mexicaltzingo. Un ex vecino que continúa involucrado en las dinámicas barriales
comenta: “Si se va el templo, se va la posibilidad del encuentro. La gente mayor da cuenta de que
van al templo, van a misa, y se quedan a convivir en el templo. Se ven diario pero igual se juntan.
Ese encuentro se perdería y eso sería muy malo”.
En el barrio, por otro lado, se llevan a cabo prácticas de apoyo común, en donde incluso
las empresas de mayor alcance, como la antigua fábrica de medias Periquita, que vendía
productos con defectos a bajos precios y creando así una red de apoyo con el entorno en el que se
emplazaba. Una antigua comerciante del Mercado de Mexicaltzingo relata.
Periquita calzó a todas las niñas de la nación y era orgullosamente tapatía. (...) La gente del barrio
trabajaba ahí. Tenían un espacio donde vendían la media y el calcetín. Yo ahí es donde compraba
las medias a mis hijos y para mi uso personal. Las vendían ahí cuando tenían un detallito y no
pasaban las normas de inspección. Las ponían a la venta y era manera de recuperar lo invertido
por parte de la empresa que los vendía. Esos son recuerdos que están a la mano.
2 La metrópoli es lo que se obtiene cuando se ha concluido el proceso de modernización y la naturaleza, por su parte,
ha desaparecido (Consejo Nocturno, 2018)
No hay que olvidar que el barrio, además de ser hogar de recuerdos albergados en sus edificios,
es un cúmulo de tradiciones que se han transmitido desde la concepción de Mexicaltzingo hasta
la fecha. El día de San Juan Bautista, el día del señor de la penitencia y la visita de la virgen de
Zapopan son ejemplos de las fiestas religiosas que se llevan a cabo en el barrio. Una vecina
involucrada en la defensa del barrio comenta: “Yo tengo 26 años en el mercado y desde entonces
la virgen ya tenia tiempo visitando el mercado de Mexicaltzingo”. Todos estos ritos y
costumbres, junto con el medio físico han conformado y transformado el propio paisaje del
barrio a través del tiempo. “Es un vínculo social . Los tres lugares son el templo, el mercado, el
jardín. Esos tres lugares son básicos son el significado de Mexicaltzingo. Aparte de que es un
espacio histórico, es un espacio de convivencia de los vecinos”.
Por su parte, un vecino que además de ser un importante colaborador de un periódico de
Guadalajara, es historiador, nos compartió el importante rol de los lugares como generadores de
cohesión social, el dice que “Un Barrio se define como la parte de un pueblo o ciudad
determinado por valores humanos o comerciales espontáneos, gira en torno a un polo de
atracción, que puede ser una plaza, parroquia o mercado”. Es en los huecos donde se constituye
el contenido del espacio y donde las relaciones residen (Fernández, 2004). La calle es en donde se
habita, donde uno se relaciona con el territorio. Los habitantes del barrio de Mexicaltzingo se
han apropiado de sus lugares, han creado tejidos de relaciones autónomas que los mantienen en
resistencia. Son personas que luchan juntas para proteger y atesorar el paisaje en disputa que les
pertenece. Desde el gobierno autónomo en la fundación de Mexicaltzingo, la huelga de los
reboceros en 1849 —primera huelga en todo el país— hasta la defensa del jardín, los habitantes
resisten ante la pérdida de su memoria, porque como un vecino una vez dijo “la memoria es
frágil” y “hago lo que me corresponde”.
Conclusiones:
Habitar es inherentemente paisajístico. El paisaje reside en el cuerpo del sujeto que lo
percibe, y cuando los símbolos más importantes del barrio se encuentran bajo amenaza, las y los
vecinos responden para cuidar y reforzar. Como dice el académico Joan Nogue: “el problema es
la progresiva reducción de los referentes paisajísticos con los que la gente se siente identificada.”
(2004, p. 161) Si el paisaje representa la comunidad, se trata de reconocer y asegurar quienes la
están construyendo.
La resistencia vecinal a favor de la conservación del parque es vital, porque “hay lugares
simbólicos, y de ellos nos alimentamos” (Laborda, 2006, p. 72). El jardín junto con el mercado y
la iglesia, son los tres lugares que hacen al barrio, este es el sentir de una vecina respecto a la
importancia del jardín en su territorio: “Es un vínculo social. Los tres lugares son el templo, el
mercado, el jardín. Esos tres lugares son básicos, son el significado de Mexicaltzingo. Aparte de
que es un espacio histórico, es un espacio de convivencia de los vecinos.” Este territorio como
posibilidad de encuentro tiene tal aprehensión en la conformación de identidad de las personas
de Mexicaltzingo que se refieren a él como “el corazón”. Si la ciudad es un cuerpo, donde todas
las partes están conectadas y son necesarias entre ellas, también son sensibles a la pérdida de
órganos vitales en ella. Si el Jardín de Mexicaltzingo desaparece, no solo le afecta al barrio,
también afecta a la memoria de Guadalajara. Esta lucha no es solo de los vecinos sino de todo
aquel que habita en la ciudad. La articulación es aquello que nos puede ayudar a hacer frente a
las invasiones paisajísticas por medio de las escenografías en voz del “progreso” que proponen las
instituciones gubernamentales.
Un agradecimiento especial a Toño, por prestarnos el espacio para estas reflexiones, sin un techo bajo el
cual cubrirnos en estas lluvias, hubiera sido impensable sentarnos a platicar sobre las anécdotas de todas
las vivencias que Mexicaltzingo alberga en sus calles, construcciones, habitantes y costumbres. Pero sobre
todo a Doña Mago, quien ha llevado esta lucha con tanta valentía y vitalidad. Esperemos pronto
Mexicaltzingo cuente con un espacio para actividades culturales, donde los cuerpos se encuentren y se
acompañen.
Bibliografía
Camacho, A. (2018). Mexicaltzingo: de pueblo de Indios a Barrio histórico. Recuperado de
https://www.milenio.com/cultura/mexicaltzingo-de-pueblo-de-indios-a-barrio-historico
Checa-Artasu, M. M. (2018) Deconstruyendo el paisaje: un bien común y un derecho de todos.
Sostenibilidad: ¿Un extraño a la modernidad? México: Universidad de Guadalajara.
Consejo Nocturno (2018) Un habitar más fuerte que la metrópoli. España: Pepitas de Calabaza.
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Anexos
Imagen 1. Larguero de patrimonio construído en la cuadra Mexicaltzingo entre N. Regules y Colón
Imagen 2. Larguero de patrimonio construído en la cuadra de N. Regules entre Mexicaltzingo y Epigmenio
González
Imagen 3, Imagen 4. Anotaciones hechas in situ sobre largueros. Dinámica de exploración de patrimonio y las
relaciones afectivas de los vecinos.