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Published by fionafotografia, 2018-10-22 15:37:28

CAMBIOS

Selección de cuentos
Sobre
LOS CAMBIOS
Seleccion realizada por Giorgina Iovino


BUSCAR DENTRO
Cuentan que un día estaba Mullah en la calle, en cuatro patas, buscando algo, cuando se le acercó un amigo y le preguntó:
- Mullah, ¿qué buscas?
Y él le respondió:
- Perdí mi llave.
- Oh, Mullah, qué terrible. Te ayudaré a encontrarla.
Se arrodilló y luego preguntó: - ¿Dónde la perdiste?
- En mi casa.
- Entonces, ¿por qué la buscas aquí afuera?
- Porque aquí hay más luz.
Aunque les parezca cómico, ¡eso es lo que hacemos con nuestra vida! Cre- emos que todo lo que hay que buscar está ahí afuera, a la luz, donde es fá- cil encontrarlo, cuando las únicas respuestas están en el propio interior. Salgan a buscarlas afuera, que jamás las hallarán...
Leo Buscaglia, libro: "Vivir, amar y aprender


CARTA DE GARCIA MARQUEZ
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de tra- po y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera”.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que ce- rramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que de- jan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse!
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.


He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero real- mente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quie- ro” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos que- da, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que es- tuviste muy ocupado para concederles un último deseo.


Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los ne- cesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles “lo sien- to”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.”
CRECIMIENTO
El Maestro siempre permitía que cada cual creciera a su propio ritmo y lo explicaba con esta parábola.
“Una vez, al observar un hombre cómo una mariposa luchaba por salir de su capullo, con demasiada lentitud para su gusto, tra- tó de ayudarla soplando delicadamente. Y en efecto, el calor de su aliento sirvió para acelerar el proceso. Pero lo que salió del capullo no fue una mariposa, sino una criatura con las alas des- trozadas.”
Cuando se trata de crecer – concluyó el Maestro -, “no se puede ace- lerar el proceso, porque lo único que puede conseguirse es abortarlo”.


DOS HOMBRES
Dos hombres, ambos seriamente enfermos, ocupaban la misma ha- bitación de un hospital.
A uno de ellos se le permitía sentarse en su cama por una hora cada tarde para ayudar a drenar los fluidos de sus pulmones.
Su cama estaba junto a la única ventana del cuarto. El otro hombre debía permanecer todo el tiempo en su cama tendido sobre su es- palda.
Los hombres hablaban por horas y horas. Hablaban de sus esposas y familia, de sus hogares, sus trabajos, su servio militar, de cuento ellos han estado de vacaciones.
Y cada tarde en la cama cercana a la ventana podía sentarse, se pa- saba el tiempo describiendo a su compañero de cuarto las cosas que él podía ver desde allí.
El hombre en la otra cama, comenzaba a vivir, en esos pequeños espacios de una hora, como si su mundo se agrandara y reviviera por toda la actividad y el color del mundo exterior.
Se divisaba desde la ventana un hermoso lago. Cisnes, personas na- dando y niños jugando con sus pequeños barcos de papel. Jóvenes enamorados caminaban abrazados entre flores de todos los colores del arco iris.
Grandes y viejos arboles adornaban el paisaje y una ligera vista de horizonte en la ciudad podía divisarse a la distancia.
Como el hombre de la ventana describía todo esto con exquisitez de detalle, el hombre de la otra cama podía cerrar sus ojos e imaginar tan pintorescas escenas.
Una cálida tarde de verano, el hombre de la ventana le describió un desfileque pasaba por ahí.


A pesar de que el otro hombre no podía escuchar a la banda, él podía ver todo en su mente, pues el caballero de la ventana le representaba todo con palabras tan descriptivas.
Días y semanas pasaron.
Un día, la enfermera de la mañana llego a la habitación llevando agua para el baño de cada uno de ellos, únicamente para descubrir el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, el mismo que había muerto tranquilamente en la noche mientras dormía.
Ella se entristeció mucho y llamo a los dependientes del hospital para- sacar el cuerpo.
Tan pronto como creyó conveniente, el otro hombre pregunto si po- día ser trasladado cerca de la ventana.
La enfermera estaba feliz de realizar el cambio, luego de estar segura de que estaba confortable, ella lo dejo solo. Lenta y dolorosamente se incorporo apoyando en uno de sus codos para tener su primera visión del mundo exterior.
Finamente, tener la dicha de verlo por sí mismo. Se estiro para lenta- mente girar su cabeza y mirar por la ventana que estaba junto a su cama.
Él vio una pared blanca. El hombre pregunto a la enfermara que pu- do haber obligado a su compañero de cuarto a describir tantas cosas maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le contesto que ese hombre era ciego y que por ningún motivo él podía ver esa pared.
Ella dijo: "Quizá el solamente quería darle animo."
Hay una tremenda felicidad al hacer a otros felices, a pesar de nues- tros propios problemas.
Compartir las penas es dividir el sufrimiento, pero compartir la felici- dad es duplicarla.
Si queres sentirte afortunado simplemente cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar.
Simplemente has llegar este mensaje a los amigos.


EL ARBOL DE LOS PROBLEMAS
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vie- ja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cor- tadora eléctrica se daño y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se niega a arrancar. Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invito a conocer a su fa- milia.
Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente
transformación.
Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazo a sus dos peque- ños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunte acerca de lo que lo había vis- to hacer un rato antes.
"Oh, ese es mi árbol de problemas", contesto. "Se que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los pro- blemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos.
Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa.
Luego en la mañana los recojo otra vez". "Lo divertido es que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".
AUTOR ANÓNIMO


EL CAMINO DEL LIDER
Cuentan que un hijo le comunicó a su padre que quería ser líder, y le preguntó cómo podía lograrlo.
El padre le respondió que lo primero que tenía que hacer era estar consciente de sus conductas. Que cada vez que sintiera que había he- cho daño a una persona, clavara un clavo en la cerca de su casa. El hijo aceptó el desafío y empezó a tomar mayor conciencia de sus ac- tos. Siguiendo el consejo de su padre, comenzó a poner clavos cada vez que hacía daño, maltrataba a una persona o no la respetaba. Luego de un tiempo el hijo dejó de poner clavos en la cerca, porque ya era consciente de sus actos y trataba bien a las personas.
Entonces le preguntó a su padre “¿Y ahora qué hago?
El padre le respondió que por cada acto de bien y servicio que reali- zase, sacase un clavo de la cerca. El hijo nuevamente aceptó el reto y empezó, poco a poco, a sacar los clavos.
Ya estaba despierto, era consciente y además se dedicaba a ayudar a las personas. En poco tiempo logró sacar todos los clavos.
Contento, se acercó donde su padre, quizá con un poco de soberbia y le dijo ¡He terminado¡ ¡Logré sacar todos los clavos¡ Finalmente he aprendido a ser una mejor persona.
Le preguntó nuevamente a su padre. ¿Ahora que haremos con todos los agujeros que quedaron en la cerca?
El padre le respondió: “No los toques. Están allí para recordarte siempre que en tu camino de aprendizaje dejaste una huella de dolor


en la gente y que gracias a su entrega, comprensión y colaboración ahora puedes ser la persona que eres.
EL CARPINTERO
Un viejo carpintero quería jubilarse. Le contó a su jefe su proyecto de dejar de trabajar en la construcción de casas y vivir una vida más calma con su familia.
El dueño de la empresa lamentó qu perdería a uno de sus mejores empleados y le pidió a él que construyera una última casa como un favor especial.
Al carpintero no le gustó pero aceptó. No era difícil, viéndolo traba- jar, que su corazón y sus pensamientos no estaban en su trabajo. No se esforzó en su trabajo y utilizó mano de obra y materias primas de cualidades inferiores a las utilizadas hasta ahora.
Fue una manera lamentable de terminar su carrera.
Cuando el carpintero terminó su trabajo, el constructor vino a ins- peccionar la casa y le entregó la llave de la puerta al carpintero di- ciéndole –
"Esta es su casa, es mi regalo para Ud."


Qué verguenza, si el supiese que estaba construyendo su propia casa no la hubiera hecho en forma tan descuidada. Ahora tenía que vivir en una casa hecha de cualquier forma.
Así ocurre con nosotros. Construimos nuestra vida de forma distraída, reaccionando más que actuando, restando en vez de sumar.
En nuestras tareas no nos desempeñamos como podríamos.
Las consecuencias es que habitamos en el espacio que creamos con las cualidades (material emocional) que pusimos y todo nos vuelve como armonía o lo contrario.
Si fuéramos conscientes de esto, construiríamos diferente.
Piensa que eres el carpintero que construyó su propia casa-cuerpo con todas las experiencias , pensamientos, emociones y creencias,
sin saber que es para habitarla mañana.
Hoy eres el carpintero que sabe que está construyendo su propia casa, cómo quieres hacerla?
De qué material quieres construirla?
A qué cualidades quieres invitar a pasar a tu casa?


EL LOCO
Fue en el jardín de un manicomio que conocí a un joven de rostro pá- lido y hermoso y lleno de encanto.
Sentándome a su lado sobre el banco le pregunté:
-“¿Por qué estás aquí ?”
Me miró asombrado y respondió:
-“Es una pregunta inadecuada, sin embargo, contestaré:
Mi padre quiso hacer de mí una reproducción de sí mismo; también mi tío.
Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre.
Mi hermana mostraba a su esposo navegante como el ejemplo perfec- to a seguir.
Mi hermano pensaba que debía ser como él, un excelente atleta.
Mis profesores, como el doctor de filosofía, el de música y el de lógica, ellos también fueron terminantes, y cada uno quiso que fuera el refle- jo de sus propios rostros en un espejo.
Por eso vine a este lugar. Lo encontré más sano. Al menos puedo ser yo mismo”.
Enseguida se volvió hacia mí y dijo:
-“Pero dime, ¿ te condujeron a este lugar la educación y el buen con- sejo?”
Yo respondí:
- “No, soy un visitante”.
Y el añadió:
-“OH, tú eres uno de los que vive en el manicomio del otro lado de la pared”.
de Khalil Gibrán


"EMPUJA LA VAQUITA" (Anónimo)
Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípu- lo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comento al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pa- reja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasga- das, sin calzado. Entonces se aproximo al señor, aparentemente el pa- dre de familia y le pregunto: "En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su fami- lia para sobrevivir aquí?"
El señor calmadamente respondió: "amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto lo vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo."
El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momen- to, luego se despidió y se fue.
En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó: "busque la vaquita, llévela al precipicio de allí en frente y empújela al barranco."
El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Mas como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.
Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se apro-


ximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo ha- bitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños ju- gando en el jardín.
El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, acelero el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático. El joven pre- guntó
por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí.
Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmo que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): "¿Como hizo pa- ra mejorar este lugar y cambiar de vida?"
El señor entusiasmado le respondió: "nosotros teníamos una vaquita que se cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad
De hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos eléxito que sus ojos vislumbran ahora."
Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobrevivencia .
NOS HACE DEPENDIENTES, Y EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA VAQUITA NOS BRINDA.
Descubrí cual es tu vaquita y aprovecha para empujarla por el preci- picio.


Entre Vos Y Yo NO ESTÁS DEPRIMIDO,
ESTÁS DISTRAIDO
Por: FACUNDO CABRAL (Cantautor argentino)
No estás deprimido, estás distraído.
Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones
Además, no es tan malo vivir solo.
Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gra- cias a la soledad me conozco...... algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los 80 y Rubinstein in- terpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos co- nocidos.
No estás deprimido, estás distraído.
Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada.


Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie:
El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos.
Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
¿Quién podría decir que Jesús está muerto?
No hay muerte... hay mudanza.
Y del otro lado te espera gente maravillosa:
Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa,tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz.
El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y llegará na- turalmente.
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin es- fuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levan- tó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantu- vo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 o 4 meses de vida.


Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo.
A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida ver- dadera con los demás. Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo".
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, por- que la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los bo- leros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son bue- nas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto, fácilmen- te feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la


vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estas deprimido, estas desocupado.
Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas
Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturale- za y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medi- da.
Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.
Vale la pena, ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.
Si él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.
El te manda flores cada primavera.
El te manda un amanecer cada mañana.
Cada vez que tu quieres hablar, él te escucha. El puede vivir en cual- quier parte del universo, pero él escogió Tu corazón.
Enfréntalo, amigo ¡él está loco por ti!


ENVEJECER ES OBLIGATORIO, CRECER ES OPCIONAL
El primer día de clase en la Universidad, nuestro profesor se pre- sentó a los alumnos y nos desafió a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos todavía.
Me quedé de pie para mirar alrededor cuando una mano suave to- có mi hombro. Miré para atrás y vi una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser.
Dijo: "Eh, muchacho... Mi nombre es Rosa. Tengo ochenta y siete años de edad. ¿Puedo darte un abrazo?"
Me reí y respondí:
"¡Claro que puede!". Y ella me dio un gigantesco apretón.
"¿Por qué está Ud. en la facultad en tan tierna e inocente edad?", pregunté.
Respondió juguetona:
"Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener un mon- tón de hijos y entonces jubilarme y viajar".
"Está bromeando", le dije. Yo estaba curioso por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad; y ella dijo: "Siempre soñé con tener estudios universitarios, y ahora estoy teniendo uno".
Después de clase caminamos hasta el edificio de la unión de estu- diantes, y compartimos una malteada de chocolate. Nos hicimos amigos instantáneamente.
Todos los días en los siguientes tres meses teníamos clase juntos y hablábamos sin parar.


Yo quedaba siempre extasiado oyendo a aquella "máquina del tiempo" compartir su experiencia y sabiduría conmigo.
En el curso de un año, Rosa se volvió un icono en el campus uni- versitario y hacía amigos fácilmente dondequiera que iba. Adoraba vestirse bien, y se reflejaba en la atención que le daban los otros es- tudiantes.
Estaba disfrutando la vida. Al fin del semestre invitamos a Rosa a hablar en nuestro banquete del equipo de fútbol. Fue presentada y se aproximó al podium, cuando comenzó a leer su charla prepara- da, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo. Frustrada, tomó el mi- crófono y dijo simplemente: "Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa! .. Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden de nuevo, así que déjenme hablar a Uds. sobre aquello que sé". Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó:
"No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar".
Existen solamente tres secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito:
1. Se necesita reír y encontrar humor en cada día.
2. Se necesita tener un sueño, pues cuando éstos se pierden, uno muere. Hay tantas personas caminando por ahí que están muer- tas y ni siquiera lo sospechan!.
3. Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer...


"Si usted tiene diecinueve años de edad y se queda tirado en la cama por un año entero sin hacer nada productivo, terminará con veinte años...
Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año y no hago cosa alguna, quedaré con ochenta y ocho años... Cualquiera consigue quedar más viejo Eso no exige talento ni habilidad.
La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en la novedad.
Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hi- cieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer. Las úni- cas personas que tienen miedo de la muerte son aquellas que tienen remordimientos.
Al fin de ese año, Rosa terminó el último año de la facultad que comenzó tantos años atrás.
Una semana después de recibirse, Rosa murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos de la facultad fui- mos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que nos en- señó, a través del ejemplo que:"nunca es demasiado tarde para ser todo aquello que uno puede probablemente ser". Y dejó grabado en nuestro corazón que:
"ENVEJECER ES OBLIGATORIO, CRECER ES OPCIONAL"


LA FELICIDAD
En cierta ocasión se reunieron todos los dioses y decidieron crear al hombre y a la mujer. Planeaban hacerlos a su imagen y semejanza.
Uno de ellos advirtió:
-"Esperen. Si los vamos a hacer a nuestra imagen y semejanza van a te- ner un cuerpo igual al nuestro, fuerza e inteligencia iguales a las nuestras. Debemos pensar en algo que los diferencie de nosotros; de no ser así, es- taríamos creando nuevos dioses. Debemos quitarles algo, pero ¿qué les quitamos?"
Uno de ellos propuso:
-"Vamos a quitarles la felicidad."
Otro acotó:
-¿Dónde la escondemos para que no la encuentren jamás."
El primero respondió
-"Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo". Inmediatamente repuso otro:
-"No, recuerda que les dimos fuerza, alguna vez alguien subirá, y la en- contrará, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está."
Luego otro propuso:
-"Vamos a esconderla en el fondo del mar"
Pero otro contestó:
-"No, recuerda que les dimos inteligencia; alguna vez alguien encontrará la manera de llegar hasta allí y entonces dará con ella."
Otro más dijo


-"Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra".
Pero le respondieron:
-"No, recuerda que les dimos inteligencia; un día alguien construirá una nave con la que pueda viajar a otros planetas y la descubrirá. Entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros."
El último de ellos era un dios que había permanecido en silencio escu- chando atentamente cada una de las propuestas de los demás dioses. Analizó cada una de ellas y entonces interrumpió su silencio:
-"Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren." Todos preguntaron
-"¿Dónde?".
-"La esconderemos dentro de ellos mismos. Estarán tan ocupados bus- cándola afuera, que nunca la encontrarán." Todos estuvieron de acuer- do, y desde entonces ha sido así:
El hombre y la mujer se pasan la vida buscando la felicidad afuera sin saber que la traen consigo.
Reflexiona:
¿Qué te produce más felicidad? ¿Qué esperas para considerarte feliz?


No cambies"
Durante años fui un neurótico. Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que yo era.
Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo por mucho que lo inten- tara.
Lo pero era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba . Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara.
Y también con él estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendi- do con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado. Pero un día me dijo "No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar.
Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte. Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: "No cam- bies. No cambies . Te quiero....
Entonces me tranquilicé . Y me sentí vivo. Y ¡ Oh maravilla! , cambié.
Ahora sé que en realidad no podía cambiar hasta encontrar al- guien que me quisiera, prescindiendo de que cambiara o dejara de cambiar.
Ese es el gran regalo de la amistad.
SUPERCIALIDAD
Cierto Día, le pidió un periodista al Maestro que mencionara una cosa que, según él, caracterizara al mundo moderno.
Sin dudarlo, el Maestro respondió: - “Los hombres saben cada día más acerca del cosmos y cada día menos acerca de sí mismos”.


El Maestro:” - le dijo a un astrónomo que le tenía embelesado hablándole de los portentos de la moderna astronomía
- De todos los millones de objetos desconocidos que hay en el
universo –agujeros negros, quasars, pulsars, etc.-, el más desco- nocido, sin duda alguna, es el YO.”
AUTOMOTIVACIÓN
Un hombre golpeaba fuertemente una roca, con rostro duro, transpirado. Alguien le preguntó:
¿Cuál es su trabajo?
¿No lo ve? Picapedrero, y agregó con pesadumbre, mi abue- lo rompía piedras, mi padre lo mismo, yo no puedo defrau- dar a mi familia. ¿Le parece que puedo estar contento?
Un segundo hombre golpeaba fuertemente una roca, con ros- tro duro, transpirado. Alguien le preguntó
-¿Cuál es su trabajo?
tar contento?
Un tercer hombre golpeaba fuertemente una roca, transpira- do, con rostro alegre, distendido. Alguien le preguntó:
- ¿Cuál es su trabajo?
Constructor. ¡Estoy construyendo una catedral¡
- -
¿No lo ve? Picapedrero, y agregó con pesadumbre, estoy en
-
prisión y me obligan a hacer esto ¿Le parece que puedo es-
-
- -


ROMPECABEZA
Un científico vivía preocupado con los problemas del mundo y estaba decidido a encontrar la forma de mejo- rarlo.
Se pasaba los días en su laboratorio buscando respuestas para sus dudas
Cierto día, su hijo de siete año invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar.
El científico, nervioso por la interrupción, intentó que su hijo fue- ra a jugar a otro lugar.
Viendo que sería imposible hacerlo ir, el padre pensó en algo que pudiera entretener al hijo. De repente vió un mapa del mundo en una revista. ¡Justo lo que precisaba¡
Con auxilio de una tijera, recortó el mapa en varios pedazos y junto con celo lo entregó al hijo diciendo:
-¿Te gustan los rompecabezas? Entonces te voy a dar un mundo para armar. Aquí está el mundo todo desarmado. Trata de unirlo bien. Y haz todo solo.
Calculó que el niño tardaría días en armar el mapa.
Algunas horas despues, oyó la voz del niño que lo llamaba entusi- asmado:
- Papá, papá, ya hice todo. Conseguí terminar todo¡
Al principio el padre no creía las palabras del hijo.


Era imposible que a su edad recompusiera un mapa que jamás había visto.
Intrigado, levantó los ojos de sus anotaciones, convencido de que vería un trabajo digno de una criatura. Para su sorpresa, el mapa estaba completo.
Todos los pedazos estaban en sus lugares correctos. -Cómo era posible? Cómo había sido capaz?
- Tú no sabías como era el mundo, hijo, cómo hiciste para conseguirlo?
- Papá, yo no sabía como era el mundo, pero cuando tu re- cortaste la figura yo vi que del otro lado había un hombre
- Cuando me diste el mundo para armar, lo intenté , pero no lo conseguí. Entonces me acordé del hombre, di vuelta los recortes y comencé a armar al hombre que yo sabía como era. Cuando terminé de armar al hombre, dí vuelta la hoja y vi que había armado al mundo.


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