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2º CERTAMEN PACHAMAMA, SUEÑA Y EMPRENDE, MICRORRELATOS 2020

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Published by anamanzanares390, 2020-10-26 14:49:29

2º CERTAMEN PACHAMAMA, SUEÑA Y EMPRENDE

2º CERTAMEN PACHAMAMA, SUEÑA Y EMPRENDE, MICRORRELATOS 2020

UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Francisco Dagal Díaz

Cuando era un niño, vivía y soñaba como un joven, vivaracho y con grandes
ilusiones, con cómo ganarme la vida. Esto ocurrió en los años setenta, pero el lugar no
era el propicio para proyectar ni emprender ningún tipo de sueños. Hasta que decidí
marcharme a estudiar a Madrid a los dieciséis años. Mis sueños cambiarían de rumbo.

Quizás comience con una pequeña historia.
Cuando contaba tan solo catorce años, en la capital de Lugo empecé a ronronear
con mis pensamientos durante un tiempo, y eso sería lo que me motivaría a mirar al
futuro con demasiada prontitud, pero me gustaba asumir riesgos. Comentaba con mis
compañeros de estudios los proyectos que me interesaría emprender: ingresar en el
instituto, iniciar mis estudios de bachiller, tres años de arduo trabajo, y sacar buenas
notas para poder en un futuro próximo obtener plaza en la universidad y matricularme
en la carrera de Bellas Artes y hacerme un gran pintor, y de ahí, en un futuro próximo,
empezar un periodo de trabajos y encargos con la pintura y pensar en abrir una galería
de arte. Después, iniciar la vida de intercambios, trabajos sobre pintura, ventas y
promocionar a muchos artistas, a través de este gran sueño.
Me gustaba la idea, llamar la atención y dar información de cómo sería la
galería. Estos deseos de emprender tan geniales ideas, los comentaba día a día con mis
amigos. En aquellos años no existían las redes sociales, pero no importaba, así me
promocionaba en este bello trabajo.
Con la experiencia ya ganada, impartiría clases en la galería con la gente
interesada en aprender la bella rama de la pintura artística, y me crearía un estilo
propio.
Hoy en día, en situación de retirado, inicio una nueva fase en mi vida. Me decido
a emprender una nueva historia en mi vida. Esta ha sido un poco cambiante, pero muy
importante. Me interesé por la pintura, inicié cursos de pintura y dibujo desde el 2007.

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También, por la poesía, el mismo año. La pintura y la poesía han ido paralelas y por
suerte, he emprendido en algo muy romántico, dos artes muy queridas y creativas para
mí. Aunque el éxito me llegó tarde, no me importó, porque sé que se ha cumplido este
mi gran sueño, lo que de niño había tenido en mente, y se me cumplió parte de este
emprendimiento hasta casi los cincuenta y cuatro años. Ahora tengo la suerte de poder
participar en la vida artística y conocer este mundo y a los artistas. Participo en
eventos, tanto literarios, como de bellas artes, en galerías y exposiciones, en distintas
ciudades de España.

Mi interés en primer lugar es emprender y seguir llenando ese tiempo libre de
que dispongo en mis pasatiempos.

Participo en poesía, todos los meses, en locales de la capital, y en otros lugares
de España. Eso me ha abierto muchas puertas, y estoy esperanzado con los frutos
obtenidos.

Otro de mis sueños como emprendedor fue escribir mi propia autobiografía, su
publicación y sacar mi primer poemario a la luz.

Mi emprendimiento ha sido en un periodo corto, algo excelente a pesar de los
sinsabores que me he ido encontrando en la vida, pero por fin me encuentro satisfecho
y lleno de amor y de espíritu emprendedor, pese a no tener esa galería que tanto deseé
montar con mi querida vocación de emprendedor.

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UNA HISTORIA DE VOLUNTAD Y SUEÑOS
Rosario Romeral Biezma

Un día tras otro la vida de mis padres y la mía trascurrían sin pena ni gloria o
más bien con más penas que glorias, debido a la escasez de medios económicos que
teníamos para cubrir nuestras necesidades cotidianas y vitales, pero ese año, nuestra
resistencia llegó al límite, y decidimos ir a probar suerte a la ciudad, arrancándonos
de nuestro lindo y querido pueblito de Sacsamarca, donde solo teníamos un pequeño
huerto del cual apenas podíamos alimentarnos.

En un arranque de ensoñación y desesperanza nos fuimos a vivir a la ciudad
mágica de Lima en busca de nuevas oportunidades. Nuestros medios económicos eran
tan escasos que por unos días tuvimos que dormir en la calle, hasta ver si
encontrábamos un módico techo.

Después de unos días de penuria, encontramos una especie de asentamiento
donde los soñadores con solo la protección del cielo se acomodan en las ciudades. Unos
nuevos vecinos se sumaban al poblado de Villa Salvador; al menos aquí tuvimos un
cobijo donde pasar menos frío. Nuestras vidas solo las salvaría la imaginación, la
fortaleza y la fe en Dios, ese Dios que nos habían enseñado y que se escondía en las
imágenes de las iglesias, aunque más tarde descubrí que ese Dios se encontraba en
nuestra fortaleza e imaginación y persistencia para cambiar nuestro destino. Las
ciudades tienen el atractivo de las nuevas oportunidades, pero estas también son
escasas y desgastadoras.

Esa mañana, como otras tantas, mamá se iba a hacer la limpieza de la casa de
unos señores que ya habían alcanzado un estatus más confortable, y papá iba
callejeando a ver qué chatarra encontraba para poder vender y sacar unos “soles“. Así,
un día tras otro, yo seguía soñando con volar al universo de la abundancia. Se me
ocurrió que la mejor fórmula era vender algo. Para muchos, en la fabricación y la venta
estaba el secreto. ¿Qué podría hacer yo?

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Recordé que mi abuelita me enseñó a hacer jabón de tocador de varios olores. Y me
puse manos a la obra. Un día, cuando llegó mamá del trabajo, me dijo que eso era una
estupidez, pero yo no la escuché, lo cual me hizo soñar aún más a lo grande: pensé
que donde mi producto podría tener éxito sería en París.

Mon Dieu... Como pude reuní dinero y me trasladé a París. Mis principios
fueron muy penosos, pues otra vez me tocó vivir en la calle, pero con el techo más
maravilloso: el puente de Vicente Aleixandre. Bajo él empecé a protegerme y a elaborar
mis jabones, que cada mañana iba a vender a los muchos mercadillos de París. Apenas
sin darme cuenta tenía ahorros y más ahorros, los perfumistas demandaban mi
producto y como por arte de magia me hallaba dirigiendo mi propia fábrica, con
personal a mi cargo y cotizando en bolsa.

¡Sueña, proyecta y emprende!
Los sueños no son sueños: SON LOS CIMIENTOS DE LAS REALIDADES
FUTURAS.

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A TI, MUJER 360
Antonia López González (Toñi López)

Ella fue la primera en mi vida. Me acunó en su regazo cuando yo ni siquiera
había abierto los ojos al universo. Ella cambió mi mundo. Mujer generosa y valiente.

Ocurrió hace muchos años, al final de una tarde de verano. En realidad, yo no
lo recuerdo, pero ella me lo ha contado cientos de veces. Otras tantas he deseado poder
revivir ese momento que cayó en un olvido profundo: el cambio drástico, respirar aire,
aquellos sonidos estridentes para mi oído y su ternura, que todo lo atenuaba. Mujer
que se expresa y emociona.

Quizá aquella experiencia fue el primer ensayo de las que serían las constantes
protagonistas en mi vida: el cambio, el movimiento, el fluir, el reto y la mujer. Mujer
que se revela y evoluciona.

Del colegio salía siempre con las orejas rojas como tomates, consecuencia de
los tirones que mi maestra me daba por deambular en clase sin parar, hacer trastadas
y entretener a todos los compañeros. Es que ¡no me podía estar quieta! Mujer que se
rebela y revoluciona.

Más tarde me las ingenié para viajar sola por el mundo. Mi hermana mayor era
mi consejera, mi hermana pequeña, mi confidente. Mujer que escucha y apoya.

Viajar y trabajar en diferentes países y entornos me dio la oportunidad de
conocer a muchas mujeres que marcaron mi existencia. Llevaba mi vida al límite a
través de experiencias vitales y emocionales. Era un despertar diario. Mujer libre y
fuerte.

Cuando me establecí en Madrid, trabajé exitosamente en diversos sectores
rodeada siempre de mujeres, sin dejar nunca de lado mis pasiones artísticas: la pintura,
el grabado, la cerámica… Finalmente, hace casi una década, inicié mi proyecto
personal y profesional de índole creativa. Me convertí en creadora de contenidos
artísticos, objetos y eventos. Mujer que se implica y soluciona.

Con mi media naranja, mi mago de las palabras, inicié una aventura que, con el

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tiempo, se fue consolidando y más tarde le dimos la bienvenida a la familia a nuestra
hada y a nuestro elfo. Mujer que educa y valora.

En mi particular periplo, la mujer siempre ha estado presente en mi vida, todas
y cada una de ellas han dejado una cálida huella en mi corazón. Todas distintas, pero
iguales, de diferentes nacionalidades y culturas, mujeres divertidas, tristes,
interesantes, tímidas, ricas, pobres, brillantes, maltratadas, importantes, infelices,
optimistas, generosas, valientes… ¡Son mis mujeres! Mujer sensible y omnipresente.
Ella fue la primera en mi vida, la mujer que conocí cuando nací de sus entrañas
llorando y que me enseñó a reír sobre un mar de llanto silencioso. Risas flotando sobre
un océano de lágrimas. Mujer que sufre y supera.

Yo cambio el mundo, mi mundo, tu mundo. Lo celebro con A ti, mujer 360, mi
homenaje a la mujer libre e independiente que afronta con valentía las distintas facetas
de la vida actual. Una colección de arte unida a una compilación de voces de mujeres,
con un mismo sentir, un legado para la eternidad. Brindo por vosotras, mi fuente de
inspiración, mis mujeres.

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ÁVILA
Paz Arés Osset

Años atrás estas calles estaban plagadas de historias. Caballeros castellanos
defendiéndose de los moros. El esfuerzo de levantar una muralla y hacer la ciudad
inexpugnable. El esfuerzo de levantar una catedral y crear un ejército para defenderla.
Historias de amor, historias de trabajo, la historia de España. De unos años a esta
parte no se ve a nadie por las calles, solo queda la sombra de lo que fue. Toda la gente
se marcha a la gran ciudad en búsqueda de aventuras. Yo voy a cambiar esto, no
necesitamos Sodoma y Gomorra y todo el frenesí de la gran ciudad, que ha perdido el
norte y ya no sabe adónde va. En Ávila, remanso de paz y de elegancia, se puede
empezar de nuevo la Reconquista. En el pasado fue contra los moros, hoy en día es
contra la falta de valores. Desde hoy voy a empezar a clamar a los cuatro vientos el
nombre de los Cuatro Postes, que en el Extranjero conozcan el nombre de Ávila, su
historia, su arte. Así, en el futuro la gente querrá crear historias de amor y de trabajo
otra vez. Sería un sueño que los místicos Santa Teresa y San Juan De la Cruz, su
poesía y toda su obra y vida fueran disfrutadas de nuevo. Podríamos emprender
haciendo intercambios entre poetas y pintores y los artistas de esta zona con el apoyo
de los centros culturales para hacer fructificar su espíritu. Sidi Ifni Sidi Ifni, donde yo
nací, la Gran Olvidada de España, antes nuestro protectorado, ahora ciudad sin
protección. Allá en el Sáhara están los Nómadas, con una estructura familiar, ni
siquiera tribal. El fusil en la tienda de campaña es su más preciada posesión, pues es
el sinónimo de Paz y Libertad. En el Occidente hemos olvidado ya este concepto, el
Estado, la Ley, sustituyeron al fusil. Sueño con que no caiga en el olvido. Pues España
tiene un vínculo con esta tierra olvidada. Me gustaría poder transmitir a las nuevas
generaciones la belleza del océano Atlántico, que bañaba con las distintas mareas que
surgían bajo la luna. Sueño con emprender un movimiento de viajes poéticos y
artísticos y musicales para intercambiar con esa maravillosa cultura y espectacular

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lugar de plena naturaleza. Sueño con hacer una caravana de arte Total para disfrutar
de un lugar de sol a orilla del océano Atlántico, compartir y entusiasmar a artistas de
la zona, enseñar arte a sus niños y respirar la vida. Para ello conectaría las asociaciones
Amigos de Sidi Ifni, la de Arte Total y la Nueva Ítaca a fin de organizar un viaje
artístico-cultural. Tengo muy buen recuerdo del viaje organizado por “Amigos de Sidi
Ifni “, donde por primera vez y treinta años después, regresamos ochenta personas
que vivimos allí, y nos recibieron fraternalmente agasajándonos con turismo, buena
comida, sus tés y, por las noches, fiestas con música y danzas de la zona… Fue
inolvidable, tanto que estuve tentada de no volver... Hoy muchos amigos viven allí su
jubilación.

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ESCRITORES INVITADOS
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SUEÑA Y EMPRENDE
Antonio Ruiz Pascual

Sueña y emprende, cambia el mundo con una
mirada, con una palabra amable. Uno puede ser feliz a
través de su trabajo, en el que deja gran parte de su vida;
a través de su propia empresa, a la que da forma, vida y
sentimientos, pues nace de su esfuerzo; a través de su
creatividad, de su capacidad de entrega y sacrificio.

Cuando por primera vez abres un local vacío
envuelto en soledad y silencio y tocas su textura, acaricias
con tus manos su fría piel, estás tú entre el eco y la duda,
carente de formas y sentimientos. De pronto eliges un color cálido, unas luces
luminosas, un suelo de madera, unos muebles y algunos cuadros. Entonces empiezas
a sentir el calor del local, la energía que has puesto, la ternura en cada detalle, la ilusión
de vida que quieres darle. Sientes una empatía con él, seréis un equipo, notarás el
poder del mostrador donde tú eres tu propio jefe, dueño de todo lo que se pueda
generar. Cuando llegan los primeros clientes y ves que te los llevas a tu terreno, la
calidad de los artículos que les ofreces, los primeros beneficios, la felicidad del éxito la
compartes con tú familia y amigos y uno piensa que puede haber magia cuando
después de una jornada de trabajo se apagan las luces y el local se queda solo, pero te
despide con un hasta mañana. Cuando giras la llave sientes como un guiño, una
palmada en la espalda, una palabra de aliento. Nadie se atreve a decir que hay amor,
cariño, complicidad. Todo es energía y se genera cuando eres capaz de poner pasión
en lo que haces. No es un entorno inanimado, las paredes sienten, lo observan todo, a
veces puedes percibir cómo se acercan a ti en forma de protección, el calor que
respiran, el susurro apenas imprevisible, la fidelidad y los lazos que habéis creado.
Tenéis una historia en común, con capítulos y desenlaces todos los días. Habéis logrado
una estabilidad, envejecéis juntos compartiendo el amor por todo lo que os rodea.

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Algún día cuidará de tus hijos, será un bien que podrás dejarles. Algunos que se han
atrevido a cerrar los ojos han sentido el latido entre el cemento y el ladrillo y una voz
que se escapa entre el silencio.

EL DESPERTAR DE MI CONCIENCIA, SOY LO QUE DECIDO SER
Leticia Quemada Arriaga

Desde la marea baja de mis sábanas, donde mi piel
se funde con las olas y la espuma salada del líquido
amniótico, donde anidó el primer latido y escuché durante
nueve meses la coral polifónica de sístoles y diástoles, del
corazón de mi madre y la nueva vida: la mía. Recuerdo
nítido, atrapado en el cristal del subconsciente. Poco a
poco voy despertando y al entreabrir mis ojos a la
consciencia, me doy cuenta de que soy un granito de arena
en el reloj del tiempo. Este tiempo que me fue concedido como un regalo: el presente.
ES este instante el momento fecundo del que nos habló Violeta, en el que cada flor sin
pétalos de las uvas queda preñada del polen de Adán. Pronto la existencia parecerá
reventar en racimo de frutos de una sensualidad turgente. La vid de la Parra será
cortada y macerada bajo los pies desnudos, al compás del ritual de la vendimia. Mojaré
mis labios en el líquido granate que fermenta en la barrica de la evolución personal,
dejar de ser para llegar a ser. Con la copa y la voz en alto, brindo por los amigos y el
cariño de mi gente.
Sigo andando sobre la primera línea de la creación con pasos nuevos, en el
camino que horadaron muchos otros antes que yo. Deseando desde la gratitud y
dejándome sorprender con los manjares del amor que colman el hambre de mi
oscuridad. Soy una mujer de contrastes y pinto mi lienzo con trazos delicados y a veces
con pincelada firme. Dibujo girasoles luminosos y también lirios heridos. Asumo la
responsabilidad de los colores que pongo en mi paleta: lo que decido sentir, decir y
hacer. Entre la ilusión por el futuro y la nostalgia por el pasado hay un resquicio por
donde penetra la alegría de vivir el aquí y el ahora. Soy la semilla que aguarda el
misterio de la vida o de la muerte, enigma que esconde en su seno nuestra Pachamama:

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¿Seré sembrada para ser trigal o triturada para ser pan?
Soy también la dualidad entre la niña que disfruta y la mujer que confía y
emprende. Le he pedido al Universo ser tan pequeña como un colibrí y tan grande
como un cóndor. Mi amor me da alas y mi ego me pone jaulas. Me doy cuenta de que
para despertar la música que llevo dentro es necesario abrir las contraventanas de mi
pasado, descorrer los velos de lo que creo ser, es preciso quitar los filtros: mis propias
manos delante de mis ojos. Para que pueda entrar la luz de mi verdad.
Hay una melodía que florece en mi pecho, como margaritas blancas de paz y
amapolas rojas de dicha. Con cada latido me expando y sé que, en mi manantial, que
también es el tuyo, no hay sed.

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EL MUNDO EN LA PUNTA DE UN LÁPIZ
Elena Muñoz Echeverría

Sus manos, siempre recuerda sus manos. Eran unas
manos de largos dedos, fuertes y morenas, que cogían el lápiz
con firmeza y al mismo tiempo con una suavidad como si
temiese que se pudiera partir.

Encaraba el papel y en el aire sesgaba uno o dos trazos.
Entonces, con decisión, rompía la virginidad de la blancura
con el primer rasgo. A su lado, una niña con largas trenzas
morenas contemplaba emocionada el enésimo milagro de ver
surgir formas, sombras y volúmenes, ansiando conseguir
algún día esa destreza que convertía la nada en un mundo.
El dibujo crecía y se transformaba en un paisaje, en un rostro, en una figura que podía
ser hada o bruja o simplemente un árbol en el que se posaba un pájaro, pero que
siempre cumplía con esa magia de la creación. Luego, la niña intentaba repetir, copiar
lo aprendido, aunque a veces se dejara llevar por la frustración por no conseguir el
éxito y el papel acabara emborronado.
—Persiste —decía sonriendo paciente—, el secreto es dibujar y dibujar... Y no
rendirse. Todo está dentro de ti, hija mía, solo tienes que sacarlo a la luz.
Un día, él partió hacia el último viaje. Ella ya no puede contemplar esas manos,
las manos que también la acariciaban y la sostuvieron tantas veces a lo largo de su
vida; sin embargo le quedan sus dibujos, agrupados en carpetas, que contempla con
emoción y nostalgia. También guarda en su corazón ese consejo de persistir que tanto
la ayudado en momentos en que el abatimiento amenazaba sus días.
Hoy es ella la que coge el lápiz, sesga dos o tres trazos en el aire y rompe la
blancura del papel. Es ella la que es capaz de hacer que la magia transforme la nada
en figura, en rostro o en paisaje. A su lado hoy tiene otra niña que contempla igual de

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extasiada el proceso y que, quizá el día de mañana, sea quien encuentre el secreto y el
misterio que existe en la punta de un lápiz para cambiar el mundo.

—Es difícil, abuela…
—Persiste, cariño, persiste… El secreto es no rendirse.
Son los gestos sencillos, piensa, los que transforman a las personas. Como ese
primer trazo del lápiz, simple, pero lleno de voluntad, y que, como una varita mágica,
es capaz de cambiarlo todo.

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EL RELOJ
Leonor Merino García

Apuntaba el alba. Cerró la puerta, no como se debe
cerrar un libro sino con brusquedad. Había tomado la
decisión esa noche, después de buscar el encuentro, entre el
calor de las sábanas. Mientras bajaba las escaleras del metro,
se hizo este propósito: “Y además hoy no me subo al cubículo
encaramado como un palomar”.
Media hora después, se sentaba en un banco del florido
parque, a espaldas del enorme edificio. Los pasos apresurados
de la masa de trabajadores desaparecían de las húmedas
baldosas. En ese silencio, musitó con melancolía: “Tenía razón
mi madre: cuando en el horizonte otees el tiempo que te falte, comparte la vida con
quien te ame y te haga crecer por dentro”. “Sí —con firmeza, ahora para sus
adentros—, basta de simulación, silencio tácito, cobijado en los meandros de la
ocultación: eco al canto del amor muerto…”.
Y, de repente, un fortísimo trueno resonó en el cielo azul, casi otoñal. Una gran
llamarada de fuego desplazó su cuerpo. Se asfixiaba bajo una espesa niebla. Con
esfuerzo sobrehumano, alzó los ojos —convertidos casi en mármol— y vio cuerpos
que saltaban hacia la muerte y que, como muñecos desarticulados en su vuelo, se
estrellaban en la calle.
Zombi, por el parque brumoso, tropezaba: ¿Sobre sacos puestos en pie o sobre
peldaños, también, blancos? Los pies se pegaban al suelo. Pesaban las doloridas
piernas. Ardía la cabeza —¿o la espalda?—. Las entrañas: un tornado. Los oídos:
remolino de aullidos y sirenas estridentes. Luego, cayó entre cenizas calientes.
Alguien levantó su cuerpo plomizo: creyó ver a una estatua viviente…

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Más allá, en la claridad del día, la silueta amada. Fue hacia ella.
Desvaneciéndose en el abrazo, escuchó: “Salí tras de ti, me extrañó ver tu reloj en la
mesilla. Son ya las nueve y media”.

LAS ZAPATILLAS ATREVIDAS. DESDE MIS ZAPATILLAS VIEJAS,
QUISE CAMBIAR EL MUNDO. Y LO CAMBIÉ.
María Paloma Moset Moscardó

Son las cuatro de la madrugada, acaba de sonar la
alarma del teléfono. Es mi cumpleaños y lo voy a festejar
en el asiento de un avión donde permaneceré encerrada
más de doce horas. Después, en el aeropuerto, una
limusina me conducirá hasta un pabellón donde esperan
mi llegada más de tres mil personas para que yo les diga
cuál es la fórmula de la emprendeduría, una palabra que
yo descubrí el día que cumplí los siete años de edad. Lo
recuerdo muy bien porque mi abuela me había despertado temprano para que la
ayudara a preparar mi tarta favorita. Pasamos un día genial, entre cajas de regalos y
chocolate. Cuando llegó la noche mi abuela me llevó a la cama, me besó y me dio su
regalo: unas zapatillas. Yo lloré porque quería una bicicleta, pero mi abuela insistió en
su regalo y me animó a que me las pusiera cada noche y me acostara con ellas, no sin
antes pedir un deseo. Cuando me quedé sola en mi habitación, puse las zapatillas
debajo de mi cama y les di una patada para quitármelas de en medio.
—¡No hagas eso! ¿Por qué nos tratas así? Estamos aquí para ayudarte a
conseguir todos tus deseos.
—Pero ¿vosotras habláis?
—Nosotras hacemos mucho más que hablar —dijeron las dos zapatillas—.
Somos la voz de tu conciencia, sácanos de aquí.
Yo no podía entender si estaba soñando o me había muerto y resucitado en el
cielo con tan poca edad. No daba crédito a lo que estaba ocurriendo a mi alrededor.
¡Las zapatillas hablaban! Me agaché a recogerlas y rápidamente las coloqué encima
de mi almohada.
—¿Cómo os llamáis?

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—“Atrevidas” —dijo una de ellas apuntando con el dedo gordo de su pie a mi
cabeza—. Todo lo que tú quieras tener lo tendrás, pero solo habrá una condición,
tendrás que mirar siempre arriba y creer que tú siempre estarás ahí en lo alto.

—Y yo —dijo la otra zapatilla, mirando al suelo— estaré aquí para darte un
zapatillazo cada vez que no confíes en ti. Así podremos ayudarte siempre a conseguir
tus objetivos y hacer que se cumplan todas tus metas.

—Pero yo quiero que siempre estéis conmigo.
—¡Eso está hecho! —dijo la zapatilla que siempre miraba al cielo—. Podemos
hacernos invisibles y meternos dentro de tus zapatos. Así te ayudaremos a conseguir
todo lo que te propongas en la vida. Lo único que tienes que hacer es mirar al techo.
—¿Por qué? ¿Es que tengo que rezar mucho?
—No tienes que rezar, tienes que creer en ti y saber que puedes conseguir todo
lo que te propongas. La fórmula consiste en visualizar con tu pensamiento la acción
que quieres realizar y tener la certeza de que va a suceder así.
Desde aquella noche, de mi cumpleaños, vivo pegada a mis zapatillas invisibles
y atrevidas. Nunca las he abandonado ni ellas me han abandonado a mí.
El camino del éxito vive en tu imaginación, y la imaginación es real, solo tienes
que creértelo.

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Fotografías del I Certamen AMEIB PACHAMAMA SOBRE
EMPRENDIMIENTO

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NUESTRO MÁS SINCERO AGRADECIMIENTO
A NUESTROS PATROCINADORES



SUEÑA Y EMPRENDE. Yo sí cambio el mundo, es el resultado de un conjunto de
pensamientos, reflexiones e ilusiones vertidas en los microrrelatos que
componen este libro. Veintitrés de ellos forman parte de la selección realizada a
través del II Certamen de microrrelatos Ameib-Pachamama. Los restantes son
colaboraciones altruistas de escritores sumados a este proyecto.
A todos ellos, muchas gracias.

CON LA COLABORACIÓN DE:


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