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Published by Joemy Gp, 2024-04-29 21:27:10

Cuentos para soñar y pensar: Charles Perrault para niños

Autor: Charles Perrault
Cuentos Infantiles

NANCY PAULINA GORDILLO MOLINA, 6 AÑOS, CHIAPAS


PEDRO DANIEL MENDOZA SAUCEDO, 12 AÑOS, TAMAULIPAS


Cuentos para soñar y pensar: Charles Perrault para niños COLECCIÓN BIBLIOTECA INFANTIL DIRECCIÓN GENERAL DE BIBLIOTECAS JULISSIA JASMÍN GONZÁLEZ BARRIOS, 7 AÑOS, JALISCO


MARGARITA CANO GALLEGOS, 6 AÑOS, CAMPECHE


Cuentos para soñar y pensar: Charles Perrault para niños Edición conmemorativa por el 375 aniversario natal de Charles Perrault MARÍA FERNANDA GUZMÁN SALGUERO, 5 AÑOS, ESTADO DE MÉXICO


Cuentos para soñar y pensar: Charles Perrault para niños Primera edición, 2013 D.R. ©2013 Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Dirección General de Bibliotecas Tolsá núm. 6, Centro, C.P. 06040, México, D.F. ISBN: Impreso y hecho en México. Edición no lucrativa para su distribución en las bibliotecas públicas de la Red Nacional. KARLA SOFÍA ALCARAZ, 11 AÑOS, COLIMA


Índice EVELYN CLARISA RODRÍGUEZ SALAS, 7 AÑOS, ZACATECAS ANGÉLICA FIERRO LÓPEZ, 9 AÑOS, D.F., BIBLIOTECA VASCONCELOS Presentación 9 Riquete el del Copete 13 Los deseos ridículos 27 Cenicienta 35 Las hadas 49 El gato con botas 57 Piel de asno 71 La bella durmiente del bosque 87 Semblanza de Charles Perrault 109 Identificación de imágenes 110


ANDREA SOLANO OLIVERA, 11 AÑOS, COLIMA


9 El escritor francés Charles Perrault es sin duda uno de los más grandes escritores de cuentos clásicos, considerados hoy “para niños”, que originalmente no fueron escritos para ellos, sino, como menciona el poeta y ensayista Juan Domingo Argüelles, “para todo el lector atento, sensible e inteligente, dando por descontado que los niños pueden ser lectores muy atentos, muy sensibles y muy inteligentes”. A casi cuatro siglos del nacimiento del autor, los cuentos de Perrault siguen despertando la imaginación, sensibilidad y reflexión del lector, y su indudable calidad literaria ha permitido que sean una referencia y formen parte de la cultura de múltiples generaciones de niños, que después como padres y abuelos los compartieron con sus hijos y nietos. Recogidos de la tradición oral emanada del folclor de la Francia de su época, a los 55 años Perrault escribió el libro Cuentos de mamá ganso, que le dio gran fama y significó el inicio de un nuevo estilo de literatura: los cuentos de hadas. En él están incluidos relatos tan conocidos como “La bella durmiente del bosque”, “Caperucita roja”, “Riquete el del Copete”, “El gato con botas”, “Cenicienta” y “Pulgarcito”, de los que existe un sinnúPresentación PRISCILA BERENICE LÓPEZ, 11 AÑOS, SINALOA


10 JUAN DIEGO ROCHA VILLARRUEL, 10 AÑOS, NAYARIT PEDRO ADRIÁN VIRGEN DE LAO, 12 AÑOS, JALISCO


MARIANA PÉREZ GUTIÉRREZ, 11 AÑOS, D.F., IZTAPALAPA mero de ediciones, además de múltiples versiones cinematográficas y hasta coreográficas. A propósito del 375 aniversario natal de Charles Perrault, la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta invitó a niños de todo el país a hacer una relectura de los cuentos clásicos de este extraordinario autor en su versión original, y a participar en el concurso de dibujo infantil que convoca cada año desde hace más de una década, cuyo resultado es este libro, Cuentos para soñar y pensar: Charles Perrault para niños. En este volumen que se distribuye en todas las bibliotecas públicas de la Red Nacional, las historias fantásticas que han cautivado a miles de pequeños lectores, están acompañadas por 110 dibujos de igual número de niños de 5 a 12 años de edad, seleccionados entre los 966 trabajos recibidos en el concurso, provenientes de 28 entidades del país: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas, Chihuahua, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas y la ciudad de México. Es así como la Dirección General de Bibliotecas pone de nueva cuenta al alcance de las nuevas generaciones obras de gran calidad que enriquezcan su experiencia lectora, y los inviten al mismo tiempo a descubrir su potencial creativo y de reinterpretación por medio de la obra gráfica y plástica, como la que embellece cada página de este libro.


LUCERO MIROSLAVA ROMO, 12 AÑOS, COLIMA


13 Riquete el del Copete Cierta reina tuvo un hijo tan feo que durante mucho tiempo se dudó si había algo de humano en su forma. Una hada que estaba presente cuando nació, aseguró que sería amable porque tendría mucho talento, añadiendo que en virtud del don que acababa de hacerle podría dotar de cuanto ingenio quisiera a la persona a quien más amara. Esto consoló un poco a la pobre reina, muy afligida por ser madre de un niño tan horroroso. En cuanto comenzó a hablar dijo cosas muy agradables, y tanta era su gracia en todo que no había quien no deseara oírle y verle. Olvidé mencionar que nació con un mechoncito en la cabeza, a lo que se debió que se le conociera por Riquete el del Copete, porque Riquete era el nombre de la familia. Al cabo de siete u ocho años, la reina de un país vecino tuvo dos hijas gemelas. La que nació primero era más hermosa que el lucero, y tanta fue la alegría de la reina que se temió que enfermara de gozo. La misma hada que había asistido al nacimiento de Riquete el del Copete asistió al de la princesa, y para moderar el júbilo a la madre le dijo que la princesa no tendría talento y sería tan tonta como bella. Esto mortificó mucho a la reina, pero poco después aumentó su pena porque la segunda hija que vino al mundo era por todo extremo fea. MIGUEL CARMONA CORTÉS, 8 AÑOS, D.F., TLALPAN


14 —No os aflijáis, le dijo la hada, pues vuestra hija tendrá otras cualidades, ya que le falta la belleza; y tanto será su talento que nadie advertirá que no sea hermosa. —Dios lo quiera, contestó la reina. Pero, decidme, ¿no habría medio de que tuviese algo de talento la mayor, que es tan bella? —Nada puedo hacer por ella, por lo que al talento se refiere, contestó la hada, pero todo me es posible respecto a la belleza; y como estoy dispuesta a todo por complacerte, le concedo el don de poder transformar en un ser hermoso a la persona a quien quiera hacer tal gracia. A medida que las dos princesas crecieron, sus perfecciones aumentaban y sólo se hablaba de la belleza de la mayor y del talento de la menor. Verdad es que sus defectos tomaron mayores proporciones con la edad, pues la una era cada vez más fea y más tonta la otra. O dejaba sin respuesta las preguntas que se le hacían o contestaba una necedad; y era tan torpe que no podía tocar un objeto sin romperlo ni beber un vaso de agua sin derramar la mitad sobre sus vestidos. Aunque la belleza sea una gran cualidad para una joven, preciso es confesar que la otra llevaba en todo la ventaja a su hermana. Primero iban los cortesanos al lado de la más hermosa por verla y admirarla, pero luego se acercaban a la que tenía más ingenio para oírle decir mil cosas agradables; de suerte que a los quince minutos la mayor estaba completamente sola y todo el mundo rodeaba a la menor. La primera, aunque muy tonta, no dejó de observar lo que pasaba, y sin sentimiento hubiera dado toda su belleza por tener la mitad del talento que su hermana. La reina, a pesar de ser muy prudente, la reprendió varias veces por sus necedades, reproches que mataban de pena a la pobre princesa. LUISA MARÍA AGUIRRE SOTO, 11 AÑOS, GUANAJUATO


15 Un día que se retiró a un bosque para llorar su desgracia, vio dirigirse a donde estaba a un hombre bajo de estatura, muy feo y de aspecto desagradable, pero vestido con mucha magnificencia. Era el joven príncipe Riquete el del Copete, que se había enamorado de ella a la vista de los retratos de la princesa, que se encontraban en todas partes, y había abandonado el reino de su padre para proporcionarse la dicha de verla y hablarle. Lleno de contento al hallarla sola, se aproximó a ella con todo el respeto y finura imaginables. Se dio cuenta, después de haberla saludado, que estaba dominada por la melancolía. Le dijo: —No comprendo, señora, cómo es posible que una persona tan bella como usted pueda estar tan triste como parece que lo está; pues si bien he visto muchas mujeres hermosas, su belleza ni siquiera logra compararse a la suya. Eso lo dices porque sí, contestó la princesa, sin añadir otra palabra. —La belleza —continuó Riquete el del Copete—, es un don tan precioso que debe suplir los demás; y no acierto a comprender que haya cosa que pueda afligir cuando se posee la hermosura. —Preferiría —dijo la princesa—, ser tan fea como usted y tener talento, a estar dotada de belleza y ser tan tonta como soy. —La señal más segura de que se tiene talento es creer que de él se carece, pues con él sucede que cuanto más extraordinario es, mayor es la convicción de que no lo tiene el que de él está dotado. —Ignoro si es exacto lo que dice —replicó la princesa—, pero lo que sé es que soy muy tonta, y esto explica la pena que me mata. SARA NAJABY IBARRA ROSALES, 12 AÑOS, BAJA CALIFORNIA


16 —Si sólo eso le apesadumbra —dijo Riquete el del Copete—, puedo poner término a su pena. —¿De qué manera? —preguntó la princesa. —Porque puedo conceder el don del talento a la persona que más ame, y como es usted, señora, esta persona, de usted depende el tener talento, a condición de casarse conmigo. La princesa se quedó en la mayor confusión sin saber qué contestar. —Observo —le dijo Riquete el del Copete—, que mi proposición le disgusta, y como no me sorprende, le concedo un año completo para resolver. Era tan tonta la princesa como grande su deseo de dejar de serlo, y temiendo que nunca llegase el término de aquel año que de plazo se le concedía, aceptó la proposición que se le hacía. En cuanto prometió a Riquete el del Copete casarse con él al cabo de un año, día por día, se sintió completamente transformada y con increíble facilidad para expresar sus ideas con delicadeza, naturalidad y finura. Comenzó por tener una conversación muy sostenida con Riquete el del Copete, que creyó haber concedido más talento que para él se había reservado. Cuando estuvo de regreso en palacio, grande fue la sorpresa de la corte entera, que no sabía cómo explicarse un cambio tan repentino y extraordinario, pues si antes decía necedades, ahora discurría con inteligencia y mucha gracia. La alegría fue grande, y el rey comenzó a guiarse por lo que IKER TIJERINA ANGUIANO, 7 AÑOS, ESTADO DE MÉXICO


MABEL BARRÓN MUÑOZ, 8 AÑOS, HIDALGO PEDRO JESÚS RODAS DE LA CRUZ, 11 AÑOS, CHIAPAS


le decía su hija, hasta tal punto que algunas veces el consejo se reunió en sus habitaciones. La noticia de la transformación circuló con rapidez y todos los jóvenes príncipes de los reinos vecinos intentaron enamorarla y casi todos la pidieron en matrimonio, pero no halló uno que tuviera bastante talento; y si bien los escuchaba a todos, con ninguno se comprometía. Pero, un día, se presentó uno tan poderoso, tan rico, tan inteligente y tan humano, que no pudo dominar cierta inclinación por él. Su padre lo notó y le dijo que podía elegir con libertad a un esposo, y que no tenía más que hacer sino decir el nombre del preferido; pero como las personas de talento son las que más vacilantes se muestran en esta cuestión, después de haber dado las gracias a su padre, le pidió tiempo para reflexionar. SARAHÍ GUADALUPE RESÉNDIZ OLVERA, 10 AÑOS, QUERÉTARO


19 Por casualidad fue cierto día a pasear por el mismo bosque donde había encontrado a Riquete el del Copete, y al dirigirse a aquel punto solitario tuvo el propósito de reflexionar cuidadosamente lo que debía hacer. Mientras estaba paseando completamente sumida en sus pensamientos, oyó debajo de sus pies un ruido sordo, como producido por varias personas que van, vienen y trabajan. Habiendo escuchado con más atención oyó que decían: —Trae esa marmita. —Dame aquella caldera. —Pon leña en el fuego. La tierra se abrió en aquel instante y vio a sus pies una especie de cocina muy grande poblada de cocineros, marmitones1 y toda la gente necesaria para preparar un magnífico festín. Apareció una banda compuesta de veinte o treinta cocineros, y todos ellos, la mechera en la mano, fueron a un claro del bosque, se situaron alrededor de una larguísima mesa y comenzaron a trabajar a compás y al son de un canto armonioso. Admirada de este espectáculo, la princesa les preguntó para quién trabajaban, y el que parecía ser jefe de los cocineros, le contestó: —Trabajamos para el príncipe Riquete el del Copete, cuyas bodas se celebran mañana. En aumento fue su sorpresa al oír la respuesta, pues recordó de pronto que hacía un año, día por día, que había prometido casarse con el príncipe Riquete el del Copete; y tal fue la impresión que le produjo la noticia, que poco faltó para que se quedara petrificada. 1 Hombre que hace los más humildes oficios en la cocina. SARAHÍ GUADALUPE RESÉNDIZ OLVERA, 10 AÑOS, QUERÉTARO PEDRO JESÚS RODAS DE LA CRUZ, 11 AÑOS, CHIAPAS


El no acordarse de lo prometido se debía a que cuando hizo la promesa era una tonta, y al sentirse dotada del ingenio que el príncipe le había concedido, había olvidado todas sus necedades. Apenas hubo dado treinta pasos continuando su paseo, cuando se le presentó Riquete el del Copete, bien compuesto y con magnificencia vestido, como conviene a un príncipe que va a casarse. —Cumplo mi palabra con exactitud —le dijo—, y tengo la seguridad de que ha venido aquí para cumplir su palabra y hacerme el más dichoso de los hombres al concederme su mano. BLANCA AZUCENA JIMÉNEZ CÓRDOVA, 11 AÑOS, TABASCO


—Le contestaré con franqueza —murmuró ella—, que aún no he tomado una resolución sobre el particular y que me parece que nunca podré tomarla como lo desea. —Sus palabras me sorprenden, señora —le dijo Riquete el del Copete. —No me extraña —repitió la princesa—, y si la persona con quien estoy hablando fuera un hombre brusco, un necio, me hallaría en situación muy embarazosa. Una princesa no puede faltar a su palabra, me diría, y usted debe casarse conmigo puesto que me lo ha prometido; pero como usted es el hombre de más ingenio del mundo, tengo la seguridad de que me hará justicia. Sabrá que cuando era una necia, a pesar de serlo no podía decidirme a ser su esposa; ¿cómo es posible que teniendo el ingenio que me ha dado, ingenio que ha hecho más delicado mi gusto por lo que a las personas se refiere, pueda hoy tomar una decisión que entonces no pude tomar? Si está del todo resuelto a casarse conmigo, le diré que no MIGUEL CARMONA CORTÉS, 8 AÑOS, D.F., TLALPAN


22 deberá privarme de mi necedad ni darme ingenio para ver las cosas con exquisito criterio. —Riquete contestó: si cree que un hombre sin talento tendría el derecho de reprocharle su falta de palabra, ¿cómo quiere que de él no me valga tratándose de la felicidad de mi vida entera? ¿Es razonable que las personas dotadas de ingenio sean de peor condición que las necias? ¿Puede sostener tal cosa, usted, dotada de tanto talento y que tanto ha deseado tenerlo? Pasemos al hecho, si no le desagrada. Prescindiendo de mi fealdad, ¿hay algo en mí que le disguste? ¿Está descontenta de mi cuna, de mi ingenio, de mi carácter o de mis maneras? —No, por cierto —dijo la princesa—, me gusta lo que acaba de decir. HEIDI ADRIANA CASTILLO FLORES, 12 AÑOS, MICHOACÁN


23 —Siendo así, seré dichoso, porque puede transformarme en el más hermoso de los hombres. —¿Cómo puedo hacerlo? —preguntó la princesa. —Será si me ama bastante para desear que sea. Para que no dude de lo que digo, sepa, señora, que la misma hada que el día de mi nacimiento me concedió el don de poder convertir en persona de talento a la que amara, también a usted le concedió el de poder dotar de hermosura al que ame y quiera conceder tal favor. —Si es así —exclamó la princesa—, deseo de todo mi corazón que se convierta en el hombre más bello y simpático. En todo lo que de mí dependa, le concedo el don. Apenas hubo pronunciado estas palabras, cuando Riquete el del Copete se transformó en el príncipe más hermoso y simpático del mundo. Hay quien dice que no fueron los encantos de la hada DIEGO SALTO SALGADO, 9 AÑOS, MICHOACÁN


los que operaron la metamorfosis, y afirma que al amor se debió; añadiendo que habiendo reflexionado la princesa sobre la perseverancia de su novio, su discreción y buenas cualidades de su alma, no vio la deformidad del cuerpo ni la fealdad del rostro; que su joroba le pareció efecto natural de la actitud que imprime al cuerpo el hombre que se da importancia, y que en su cojera sólo notó un encantador dejo en el andar. Dicen también que a pesar de ser bizco se convenció de que sus ojos eran hermosos, y que su defectuoso mirar era efecto de la fuerza con que expresaba su amor; y, por último, que en su nariz gruesa y roja vio algo marcial y heroico. Sea lo que fuere, la princesa le prometió allí mismo casarse con él mientras obtuviera el consentimiento del rey, su padre, que al saber que su hija quería mucho a Riquete el del Copete, de quien había oído hablar como de un príncipe de extraordinario talento y prudencia, accedió con mucha alegría a la petición que hizo. Al día siguiente se celebró la boda, como había previsto Riquete el del Copete, y con arreglo a las órdenes que había dado con mucha anticipación se verificaron los festejos. Moraleja Puedes decir con certeza que lo amado es siempre bello, pues del amor el destello a todo infunde belleza; añade que la hermosura vale mucho, mas no tanto como el ingenio; el encanto más precioso y que más dura. PEDRO JESÚS RODAS DE LA CRUZ, 11 AÑOS, CHIAPAS SARAHÍ GUADALUPE RESÉNDIZ OLVERA, 10 AÑOS, QUERÉTARO


LUISA MARÍA AGUIRRE SOTO, 11 AÑOS, GUANAJUATO


ELÍAS YAHIR CRUZ CECILIO, 10 AÑOS, OAXACA


27 Los deseos ridículos Había una vez un pobre leñador, tan cansado de su vida que, según se cuenta, ya no tenía mucho ánimo de vivir, porque no sentía compensada su existencia llena de esfuerzo y sacrificio. Cierto día fue al bosque, y como era costumbre en él, comenzó a quejarse de su suerte, cuando se le apareció Júpiter con el rayo en la mano. Grande fue el espanto del leñador, que se arrojó al suelo, y murmuró: —Nada quiero; nada deseo. —No temas —le dijo Júpiter—. Tantas son tus quejas que quiero convencerte de su falta de fundamento. No olvides mis palabras: ÉRICK SAÚL SANTIAGO RAMÍREZ, 9 AÑOS, D.F., IZTAPALAPA OLIVER GUILLERMO RUIZ URIBE, 11 AÑOS, GUANAJUATO


28 verás realizados tus tres primeros deseos, sea lo que sea que desees. Elige lo que pueda hacerte dichoso y dejarte completamente satisfecho, y como tu felicidad de ti depende, reflexiona bien antes de formular tus deseos. Pronunciadas estas palabras, Júpiter desapareció; y el leñador, loco de contento, cargó la hacina, que no le pareció pesada, y saltando de alegría, volvió a su casa, diciéndose mientras tanto: —He de reflexionar mucho antes de tener un deseo. El caso es importante y quiero tomar consejo de mi mujer. Saltando entró en su cabaña gritando: —Mujercita mía, enciende una buena lumbre y prepara abundante cena pues somos ricos, pero muy ricos; y tanta es nuestra dicha que todos nuestros deseos se verán realizados. ANA KAREN FLORES CASTRO, 11 AÑOS, SAN LUIS POTOSÍ


29 SEBASTIÁN HOLGUÍN URIAS, 10 AÑOS, CHIHUAHUA MARIANA MUÑOZ VILLEGAS, 11 AÑOS, HIDALGO


30 DEBANHY GÓMEZ TREJO, 10 AÑOS, NUEVO LEÓN JONATHAN ALEJANDRO FRANCO AMADOR, 11 AÑOS, BAJA CALIFORNIA SUR


31 Al oír estas palabras, la leñadora comenzó a hacer castillos en el aire, pero luego dijo a su marido: —Cuidado con que nuestra impaciencia nos perjudique. Procedamos con calma y después de pensarlo bien, consultándolo antes con la almohada, que es buena consejera. —Lo mismo opino; pero no perdamos la cena y tráete vino. Cenaron, bebieron, y sentándose cómodamente junto al fuego, el leñador exclamó, apoyándose con fuerza en el respaldo de su silla: —¡Ajajá! Con este fuego nos hace falta una vara de salchicha. ¡Cuánto me gustaría tenerla al alcance de mi mano! Apenas hubo pronunciado estas palabras, su mujer vio con gran sorpresa una salchicha muy larga, que arrancando de uno de los ángulos de la chimenea se dirigió hacia ella serpenteando. Lanzó un grito de espanto, pero cayendo luego en la cuenta de que la aventura era debida al ridículo deseo formulado por su marido, con él la emprendió agotando los insultos. —Hubiéramos podido tener oro, perlas, diamantes, vestidos excelentes, y eres tan necio que te se ha ocurrido desear semejante cosa. —Cállate mujer; reconozco mi falta y procuraré enmendarla. —A buena hora calzas verdes; hay que ser muy tonto para hacer lo que has hecho. Tanta fue la insistencia de la mujer, que el buen hombre perdió la calma, y como a pesar de sus súplicas ella no dejaba de reprocharle, exclamó furioso: —¡Maldita salchicha que te ha desatado la lengua; así te colgara de la nariz para que callaras! ALEXA ROMINA JIMÉNEZ MARTINEZ, 5 AÑOS, D.F., IZTAPALAPA ALEXA ROMINA JIMÉNEZ MARTINEZ, 5 AÑOS, D.F., IZTAPALAPA


32 Dicho y hecho, la salchicha quedó colgada de la nariz de la esposa del leñador. Realizado el deseo, quedose ella muda de asombro y él con la boca abierta y rascándose el cogote. Se quedaron en silencio, hasta que por último la mujer, que había perdido los bríos y no apartaba la mirada de la salchicha, murmuró: —¿Y bien? —Sólo falta formular el tercer deseo. Puedo transformarme en rey, pero ¿qué reina vas a ser tú con tres palmos de nariz? Elige, mujer: o reina con esa nariz más larga que una semana sin pan, o leñadora con una nariz como la que tenías. Mucho discurrieron antes de resolver, pero como su mirada no podía apartarse de la salchicha y a cada gesto se movía como rama a impulsos del huracán, prefirió la leñadora quedarse sin trono y PRISCILA JUDITH MARTÍNEZ CANO, 10 AÑOS, NUEVO LEÓN


33 conservar las narices como antes; y formulado el deseo por el leñador, su mujer volvió a quedar como estaba, lo que no fue obstáculo para que se llevase la mano a la cara para convencerse de que la salchicha había desaparecido. El leñador no cambió de posición, no se convirtió en un gran potentado, no llenó de escudos su bolsa y se sintió muy dichoso empleando el último de los tres deseos en devolver a su esposa las narices que antes tenía. Moraleja ¡Cuántos son los que con voces llenan los cielos y tierra y sin cesar de sus labios se desprenden duras quejas! ¡Cuán dichoso yo sería, van diciendo, si pudiera hacer esto o bien aquello! —¡Hazlo!, la suerte contesta, y en vez de crecer su dicha, crecen a veces sus penas, que sólo es dichoso el hombre que con poco se contenta, a su suerte se acomoda y delirios no alimenta. VALERIA SORIANO ORTIZ, 8 AÑOS, ZACATECAS


JOHANA HANIEL RAMOS GARCÉS, 9 AÑOS, OAXACA


35 Cenicienta Había una vez un gentilhombre que se casó en segundas nupcias con una mujer, la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas que se le parecían en todo. El marido, por su lado, tenía una hija, pero de una dulzura y bondad sin par; lo había heredado de su madre que era la mejor persona del mundo. Justo al realizarse la boda, la madrasta dio libre curso a su mal carácter; no pudo soportar las cualidades de la joven, que hacían aparecer todavía más odiables a sus hijas. La obligó a las más viles tareas de la casa: ella era la que fregaba los pisos y la vajilla, la que limpiaba los cuartos de la señora y de las señoritas sus hijas; dormía en lo más alto de la casa, en una buhardilla, sobre una mísera pallaza,1 mientras sus hermanas ocupaban habitaciones con parquet, donde tenían camas a la última moda y espejos en que podían mirarse de cuerpo entero. La pobre muchacha aguantaba todo con paciencia, y no se atrevía a quejarse ante su padre, por miedo a que le reprendiera pues su mujer lo dominaba por completo. Cuando terminaba sus quehace1 Construcción en piedra con cubierta de paja, destinada en parte a vivienda y en parte al ganado. NATIVIDAD SÁNCHEZ MORENO, 10 AÑOS, CHIAPAS NATIVIDAD SÁNCHEZ MORENO, 10 AÑOS, CHIAPAS


36 res, se instalaba en el rincón de la chimenea, sentándose sobre las cenizas, lo que le había merecido un desagradable apodo. La menor, que no era tan mala como la mayor, la llamaba Cenicienta; sin embargo Cenicienta, con sus míseras ropas, no dejaba de ser cien veces más hermosa que sus hermanas que andaban tan ricamente vestidas. Sucedió que el hijo del rey dio un baile al que invitó a todas las personas distinguidas; nuestras dos señoritas también fueron invitadas, pues tenían mucho nombre en la comarca. Helas aquí muy satisfechas y preocupadas de elegir los trajes y peinados que mejor les sentaran; nuevo trabajo para Cenicienta pues era ella quien planchaba la ropa de sus hermanas y plisaba los adornos de sus vestidos. No se hablaba más que de la forma en que irían trajeadas. —Yo —dijo la mayor—, me pondré mi vestido de terciopelo rojo y mis adornos de Inglaterra. DAPHNE MAGALY VILLA CARRERA, 9 AÑOS, D.F., IZTAPALAPA


—Yo —dijo la menor—, iré con mi falda sencilla; pero en cambio, me pondré mi abrigo con flores de oro y mi prendedor de brillantes, que no pasarán desapercibidos. Manos expertas se encargaron de armar los peinados de dos pisos y se compraron lunares postizos. Llamaron a Cenicienta para pedirle su opinión, pues tenía buen gusto. Cenicienta las aconsejó lo mejor posible, y se ofreció incluso para arreglarles el peinado, lo que aceptaron. Mientras las peinaba, ellas le decían: —Cenicienta, ¿te gustaría ir al baile? —Ay, señoritas, se están burlando, eso no es cosa para mí. —Tienes razón, se reirían bastante si te vieran llena de ceniza entrar al baile. LUZ DE LOS ÁNGELES CÓRDOVA REYES, 6 AÑOS, TABASCO


38 Otra, les habría arreglado mal los cabellos, pero Cenicienta era buena y las peinó con toda perfección. Tan contentas estaban que pasaron cerca de dos días sin comer. Más de doce cordones rompieron a fuerza de apretarlos para que el talle se les viera más fino, y se la pasaban delante del espejo. Finalmente, llegó el día feliz; partieron y Cenicienta las siguió con los ojos y cuando las perdió de vista se puso a llorar. Su madrina, que la vio anegada en lágrimas, le preguntó qué le pasaba. —Me gustaría... me gustaría... Lloraba tanto que no pudo terminar. Su madrina, que era un hada, le dijo: —¿Te gustaría ir al baile, no es cierto? —¡Ay, sí! —dijo Cenicienta suspirando. —¡Bueno, te portarás bien! —dijo su madrina—, yo te haré ir. La llevó a su cuarto y le dijo: —Ve al jardín y tráeme una calabaza. Cenicienta fue en el acto a coger la mejor que encontró y la llevó a su madrina, sin poder adivinar cómo esta calabaza podría hacerla ir al baile. Su madrina la vació y dejándole solamente la cáscara, la tocó con su varita mágica e instantáneamente la calabaza se convirtió en un bello carruaje todo dorado. En seguida miró dentro de la ratonera donde encontró seis ratas vivas. Le dijo a Cenicienta que levantara un poco la puerta de la trampa, y a cada rata que salía le daba un golpe con la varita, y la rata quedaba automáticamente transformada en un brioso ca- JOSÉ GUADALUPE MORALES OROZCO, 10 AÑOS, GUERRERO


39 ballo; lo que hizo un tiro de seis caballos de un hermoso color gris ratón. Como no encontraba con qué hacer a un cochero, Cenicienta dijo: —Voy a ver si hay algún ratón en la trampa, para hacer un cochero. —Tienes razón —dijo su madrina—, anda a ver. Cenicienta le llevó la trampa donde había tres ratones gordos. El hada eligió uno por su imponente barba, y habiéndolo tocado quedó convertido en un cochero gordo con un precioso bigote. En seguida, le dijo a Cenicienta: —Baja al jardín, encontrarás seis lagartos detrás de la regadera; tráemelos. JULISSIA JASMÍN GONZÁLEZ BARRIOS, 7 AÑOS, JALISCO


40 Tan pronto los trajo, la madrina los trocó2 en seis lacayos que se subieron en seguida a la parte posterior del carruaje, con sus trajes galoneados, sujetándose a él como si en su vida no hubieran hecho otra cosa. El hada dijo entonces a Cenicienta: —Bueno, aquí tienes para ir al baile, ¿no estás bien provista? —Es cierto, pero, ¿podré ir así, con estos vestidos tan feos? Su madrina no hizo más que tocarla con su varita, y al momento sus ropas se cambiaron en magníficos vestidos de paño de oro y plata, todos recamados con pedrerías; luego le dio un par de zapatillas de cristal, las más preciosas del mundo. Una vez ataviada de este modo, Cenicienta subió al carruaje; pero su madrina le recomendó sobre todo que regresara antes de la medianoche, advirtiéndole que si se quedaba en el baile un minuto 2Convertir. CÉSAR EDUARDO HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, 6 AÑOS, D.F., BIBLIOTECA VASCONCELOS


41 más, su carroza volvería a convertirse en calabaza, sus caballos en ratas, sus lacayos en lagartos, y que sus viejos vestidos recuperarían su forma primitiva. Ella prometió a su madrina que saldría del baile antes de la medianoche. Partió, loca de felicidad. El hijo del rey, a quien le avisaron que acababa de llegar una gran princesa que nadie conocía, corrió a recibirla; le dio la mano al bajar del carruaje y la llevó al salón donde estaban los comensales. Entonces se hizo un gran silencio: el baile cesó y los violines dejaron de tocar, tan absortos estaban todos contemplando la gran belleza de esta desconocida. Sólo se oía un confuso rumor: —¡Ah, qué hermosa es! El mismo rey, siendo viejo, no dejaba de mirarla y de decir por lo bajo a la reina que desde hacía mucho tiempo no veía una persona tan bella y graciosa. Todas las damas observaban con atención su peinado y sus vestidos, para tener al día siguiente otros semejantes, siempre que existieran telas igualmente bellas y manos tan diestras para confeccionarlos. El hijo del rey la colocó en el sitio de MARIANA PÉREZ GUTIÉRREZ, 11 AÑOS, D.F., IZTAPALAPA MARLON HERNÁN DURÁN GONZÁLEZ, 12 AÑOS, JALISCO


42 honor y en seguida la condujo al salón para bailar con ella. Bailó con tanta gracia que fue un motivo más de admiración. Trajeron exquisitos manjares que el príncipe no probó, ocupado como estaba en observarla. Ella fue a sentarse al lado de sus hermanas y les hizo mil atenciones; compartió con ellas los limones y naranjas que el príncipe le había obsequiado, lo que las sorprendió mucho, pues no la conocían. Charlando así estaban, cuando Cenicienta oyó dar las once tres cuartos; hizo al momento una gran reverenda a los asistentes y se fue a toda prisa. Apenas hubo llegado, fue a buscar a su madrina y después de darle las gracias, le dijo que desearía mucho ir al baile al día siguiente porque el príncipe se lo había pedido. Cuando le estaba contando a su madrina todo lo que había sucedido en el baile, las dos hermanas golpearon a su puerta; Cenicienta fue a abrir. —¡Cómo se han tardado en volver! —les dijo bostezando, frotándose los ojos y estirándose como si acabara de despertar; sin embargo no había tenido ganas de dormir desde que se separaron. —Si hubieras ido al baile —le dijo una de las hermanas—, no te habrías aburrido; asistió la más bella princesa, la más bella que jamás se ha visto; nos hizo mil atenciones, nos dio naranjas y limones. Cenicienta estaba radiante de alegría. Les preguntó el nombre de esta princesa; pero contestaron que nadie la conocía, que el hijo del rey no se conformaba y que daría todo en el mundo por saber quién era. Cenicienta sonrió y les dijo: —¿Era entonces muy hermosa? Dios mío, felices ustedes, ¿no podría verla yo? Ay, señorita Javotte, présteme el vestido amarillo que usa todos los días. SERVANDO RAÚL RODRÍGUEZ QUINTANILLA, 8 AÑOS, NUEVO LEÓN


—Verdaderamente —dijo la señorita Javotte—, ¡no faltaba más! Prestarle mi vestido a alguien tan fea, tendría que estar loca. Cenicienta esperaba esta negativa, y se alegró, pues se habría sentido bastante confundida si su hermana hubiese querido prestarle el vestido. Al día siguiente, las dos hermanas fueron al baile, y Cenicienta también, pero aún más ricamente ataviada que la primera vez. El hijo del rey estuvo constantemente a su lado y diciéndole cosas agradables; nada aburrida estaba la joven damisela y olvidó la recomendación de su madrina; de modo que oyó tocar la primera campanada de medianoche cuando creía que no eran ni las once. Se levantó y salió corriendo, ligera como una gacela. El príncipe la siguió, pero no pudo alcanzarla; ella había dejado caer una de sus zapatillas de cristal que el príncipe recogió con todo cuidado. MARÍA GUADALUPE ARJONA REYNA, 12 AÑOS, NUEVO LEÓN


Cenicienta llegó a casa sofocada, sin carroza, sin lacayos, con sus viejos vestidos, pues no le había quedado de toda su magnificencia sino una de sus zapatillas, igual a la que se le había caído. Preguntaron a los porteros del palacio si habían visto salir a una princesa; dijeron que no habían visto salir a nadie, salvo una muchacha muy mal vestida que tenía más aspecto de aldeana que de señorita. Cuando sus dos hermanas regresaron del baile, Cenicienta les preguntó si esta vez también se habían divertido y si había ido la KEYLA PAOLA BERNAL GARCÍA, 10 AÑOS, D.F., IZTAPALAPA


45 hermosa dama. Dijeron que sí, pero que había salido escapada al dar las doce, y tan rápidamente que había dejado caer una de sus zapatillas de cristal, la más bonita del mundo; que el hijo del rey la había recogido dedicándose a contemplarla durante todo el resto del baile, y que sin duda estaba muy enamorado de la bella persona dueña de la zapatilla. Y era verdad, pues a los pocos días el hijo del rey hizo proclamar al son de trompetas que se casaría con la persona cuyo pie se ajustara a la zapatilla. Empezaron probándola a las princesas, en seguida a las duquesas, y a toda la corte, pero inútilmente. La llevaron donde las dos hermanas, las que hicieron todo lo posible para que su pie cupiera en la zapatilla, pero no pudieron. Cenicienta, que las estaba mirando, y que reconoció su zapatilla, dijo riendo: —¿Puedo probar si a mí me calza? Sus hermanas se pusieron a reír y a burlarse de ella. El gentilhombre que probaba la zapatilla, habiendo mirado atentamenARIADNA YAMILÉ PINEDA SOTO, 6 AÑOS, D.F., ÁLVARO OBREGÓN ELISA ALDAPE HERNÁNDEZ, 10 AÑOS, D.F., BIBLIOTECA VASCONCELOS


46 te a Cenicienta y encontrándola muy linda, dijo que era lo justo, y que él tenía orden de probarla a todas las jóvenes. Hizo sentarse a Cenicienta y acercando la zapatilla a su piececito, vio que encajaba sin esfuerzo y que era hecha a su medida. Grande fue el asombro de las dos hermanas, pero más grande aun cuando Cenicienta sacó de su bolsillo la otra zapatilla y se la puso. En esto llegó la madrina que, habiendo tocado con su varita los vestidos de Cenicienta, los volvió más deslumbrantes aún que los anteriores. Entonces las dos hermanas la reconocieron como la persona que habían visto en el baile. Se arrojaron a sus pies para pedirle perdón por todos los malos tratos que le habían infligido. Cenicienta las hizo levantarse y les dijo, abrazándolas, que las perdonaba de todo corazón y les rogó que siempre la quisieran. NATIVIDAD SÁNCHEZ MORENO, 10 AÑOS, CHIAPAS


47 Fue conducida ante el joven príncipe, vestida como estaba. Él la encontró más bella que nunca, y pocos días después se casaron. Cenicienta, que era tan buena como hermosa, hizo llevar a sus hermanas a morar en el palacio y las casó en seguida con dos grandes señores de la corte. Moraleja En la mujer rico tesoro es la belleza, el placer de admirarla no se acaba jamás; pero la bondad, la gentileza la superan y valen mucho más. Es lo que a Cenicienta el hada concedió a través de enseñanzas y lecciones tanto que al final a ser reina llegó. Bellas, ya lo sabéis: más que andar bien peinadas os vale, en el afán de ganar corazones que como virtudes os concedan las hadas bondad y gentileza, los más preciados dones. Otra moraleja Sin duda es de gran conveniencia nacer con mucha inteligencia, coraje, alcurnia, buen sentido y otros talentos parecidos, que el cielo da con indulgencia; pero con ellos nada ha de sacar en su avance por las rutas del destino quien, para hacerlos destacar, no tenga una madrina o un padrino. CRISTHIAN YAEL LÓPEZ ENRÍQUEZ, 10 AÑOS, VERACRUZ


MARISOL MANUEL RUIZ, 11 AÑOS, OAXACA


49 Las hadas Cierta viuda tenía dos hijas; la mayor tanto se le parecía en el carácter y el rostro, que quien la veía, a su madre miraba; y una y otra eran tan poco amables y tan orgullosas, que no había manera de vivir con ellas. La menor era el exacto retrato de su padre por su dulzura y honestidad, y cuantos la conocían afirmaban que era una joven hermosísima de alma y de cuerpo. Como cada cual ama a su semejante, con delirio quería la madre a la mayor y era grande su aversión por la otra hija, a quien obligaba a comer en la cocina, condenándola a un trabajo incesante… La pobre criatura tenía que ir dos veces al día en busca de agua a un lugar muy retirado de la casa, regresando con una enorme jarra llena. Pero un día que la joven estaba en la fuente, se le acercó una pobre mujer rogándole que le diera de beber. —Con mucho gusto, mi buena madre —le contestó la hermosa joven; levantando la jarra la llenó de agua en el sitio de la fuente donde más cristalina era, y luego la sostuvo para que la vieja bebiera con toda comodidad. Una vez que la anciana apagó su sed, le dijo: —Eres tan bella, tan hermosa y tan honesta que quiero hacerte un don: a cada palabra que digas saldrá de tu boca una flor o una piedra preciosa. ANDREA GONZÁLEZ COSÍO TERÁN, 9 AÑOS, TAMAULIPAS KASSANDRA LÓPEZ CAMPOS, 11 AÑOS, GUANAJUATO


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